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Salud en casa , por Marcos Huidobro Diego

«Salud en casa»,

por Marcos Huidobro Diego

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Felipe es un universitario, está estudiando Derecho, y vive con sus dos compañeros de piso, Jorge y Daniel.

Estudia Derecho todos los días, durante 14 horas al día.

Y el resto del tiempo lo usa para ver la televisión, comer y dormir.

Su horario es el siguiente: se levanta, se ducha, desayuna y se sienta a estudiar hasta la hora de comer, come, y vuelve a estudiar hasta la cena, cena, ve la televisión durante un rato y se va a la cama a dormir.

Eso quiere decir que solo sale a la calle para ir a la universidad, para recoger el correo y para hacer la compra.

Jorge y Daniel siempre le preguntaban que si quería ir con ellos a dar un paseo, al gimnasio, o a jugar al baloncesto, pero como la respuesta de Felipe era siempre negativa, dejaron de hacerlo.

Pasaron las semanas, y Felipe engordó 10 kilos y sus compañeros se empezaron a preocupar.

Le preguntaron si quería salir a la calle con ellos, pero él puso una excusa mal hecha y siguió trabajando.

Felipe también comenzó a alargar el tiempo entre ducha y ducha, y comenzó a dejar de comer verdura y fruta.

Cada vez se preocupaba menos por sí mismo, y como su peso y problemas aumentaban, la preocupación de sus amigos también, porque Felipe estaba dejando de preocuparse de hacer sus cosas y cada vez estaba más deprimido.

Jorge y Daniel hablaron con él seriamente sobre esto, pero Felipe se enfadó y les dijo que no se metieran en su vida.

Los días pasaban y la salud de Felipe decaía rápidamente.

Así que un buen día sus padres aparecieron en su casa para hablar con él, y aunque intentó negar que se encontraba mal, rápidamente se desmoronó.

Pidió perdón a sus amigos por ser tan borde con ellos, y también se disculpó a sus padres por preocuparles tanto.

Felipe comenzó a ir al gimnasio a hacer deporte con sus compañeros, comenzó a cuidarse otra vez, y volvió a comer sano.

No solo mejoro su salud física, sino que también se sintió mucho mejor mentalmente.

Perdió peso de nuevo, sus estudios mejoraron, y sus relaciones sociales florecieron en ese momento.

Gracias a sus compañeros de piso y a su familia su vida mejoró de nuevo.

Hoy en día, Felipe es médico en un hospital de Madrid, y trata con personas que han dejado de cuidarse a sí mismas.

Él les repite una frase que deban recordar:

«Mens sana in corpore sano».