Cabe destacar que a razón de esto aparecieron las plaquetas recuperables, un diseño exclusivo de la escalada catalana inventado por Jaume Cerdà, que más tarde condujo a fabricar las chapas fijas que todos conocemos actualmente, pero mucho más delgadas. Con Anglada ocupado organizando expediciones al extranjero, Montserrat tomó un breve respiro salvo una elocuente excepción protagonizada a finales del 60 por Jaume Mas y Josep Brullet, descubriendo una de las líneas más solicitadas del Serrat del Moro: la vía Mas-Brullet. En el 65, Anglada y Cerdà vuelven al ataque sobre el imponente perfil norte del Frare Gros, y unos meses después en la Boleta Foradada, realizando dos de las vías más bellas y cautivadoras de Frares Encantats. Otro personaje muy vinculado al conglomerado montserratino durante estos años fue Albert Iglesias. Sus primeras denotan un particular interés por lo aéreo y espectacular, tirando de artificial en la mayoría de los casos, como en sus vías más representativas abiertas habitualmente junto con su mujer Carmen Torres y su cuñado Jaume Casanovas, en el Cap del Gat, l’Asiàtica, el Lloro y en la Boleta del Portell Estret, entre otras. Para finalizar la década, el Espolón NE del Serrat del Moro escalado en el 69 por J.Gracia y Josep Sànchez, servirá de preludio para la carrera de éste último, que conseguirá más tarde varias primeras muy destacables en Montserrat, Pedraforca y Roca Narieda.
La bota rígida de los 70 Con los años 70 aparece una nueva generación de aperturistas claramente influenciados por los anteriores, que continuaran achuchando con fuerza las paredes norte donde queda muchísimo por hacer. Miquel Lusilla, Jordi Mur y Joan Martí exploran a sus anchas la pared norte de Agulles, enfilándose por la línea más seductora de la Miranda dels Ossos (70) mientras que en la pared de Diables tres proyectos en marcha evidencian el creciente interés del personal por adjudicarse un itinerario en el escenario más peliagudo del perímetro norte. La CADE a cargo de Xavi Pérez Gil, Emili Gil y Ramon Galí, la famosa vía GAM un proyecto de Daniel Vergés, Manel Cervera y Raül Martínez terminado por Salvador Ubach, Remi Brescó, Lluís Costa y R.Galí, y la popular vía abierta por Josep Sànchez y César Martínez, será la trilogía que romperá el hielo a 15 años vista de la vía Lluís Creus (TIM) abierta en el 1955 y aún sin repetición. Destaca también el gran entusiasmo de los activos miembros del GESAM de Terrassa: Francesc Martínez Troya y Alfred Martínez (apodados los Manyos), que motivados por Àngel Casanovas consiguen nada más y nada menos que el Espolón Central de Patriarcas y la GESAM de la pared del Aéreo este mismo año (70). Al uso corriente del buril, se le añade la nueva costumbre de calzar botas rígidas, habitualmente utilizadas en las ascensiones de alta montaña. Una clara tendencia importada de los Alpes a partir de los años 50, dada la aparición de las llamadas suelas Vibram qué revolucionaron el panorama vertical, al mismo tiempo qué sirvieron para pasar horas y horas cómodamente colgados de estribos. No obstante, cabe destacar que el arnés tal como lo concebimos hoy en día no existía, y las cuerdas se ataban directamente a un arnés de pecho, que los más afortunados combinaban con una cinta en forma de ocho pasada entre las piernas. Con ello, el artificial se trabajaba exclusivamente con los brazos y los estribos, y su buen manejo era primordial a la hora de abrir o repetir cualquier ruta larga de pared. Otro calzado
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