Poesías...

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Alejandra Pizarnik

Quien alumbra

Cuando me miras mis ojos son llaves, el muro tiene secretos, mi temor palabras, poemas. Sólo tú haces de mi memoria una viajera fascinada, un fuego incesante.

Revelaciones

En la noche a tu lado las palabras son claves, son llaves. El deseo de morir es rey. Que tu cuerpo sea siempre un amado espacio de revelaciones.

Alfonsina Storni

Dos palabras

Soy un alma desnuda en estos versos,

Alma desnuda que angustiada y sola

Va dejando sus pétalos dispersos.

Alma que puede ser una amapola,

Que puede ser un lirio, una violeta,

Un peñasco, una selva y una ola.

Alma que como el viento vaga inquieta

Y ruge cuando está sobre los mares,

Y duerme dulcemente en una grieta.

Paul Eluard –

Tú la única

Tú la única y escucho las hierbas de tu risa

A ti te arrebata tu cabeza

Y desde lo alto de los peligros de muerte

Bajo los globos enmarañados por la lluvia de los valles

Bajo la pesada luz bajo el cielo de tierra

Tú engendras la caída.

Los pájaros ya no son refugio suficiente

Ni la pereza ni la fatiga

El recuerdo de los bosques y de los arroyos

frágiles

En la mañana de los caprichos

En la mañana de las caricias visibles

En la clara mañana de la ausencia la caída.

Las barcas de tus ojos se extravían

En el encaje de las desapariciones

El abismo es revelado que los otros lo extingan

Las sombras que tú creas no tienen derecho a la noche.

Regresaba —¿Era yo el que regresaba?— en la angustia vaga de sentirme solo entre las cosas últimas y secretas.

De pronto sentí el río en mí, corría en mí con sus orillas trémulas de señas, con sus hondos reflejos apenas estrellados.

Corría el río en mí con sus ramajes.

Era yo un río en el anochecer, y suspiraban en mí los árboles, y el sendero y las hierbas se apagaban en mí.

Me atravesaba un río, me atravesaba un río!

Fredy Galllardo - 3

Una pincelada azul

cruza la llanura deshelando los inviernos

Colgados del último glaciar destilaron su dolor

Bajo otro cielo el chamán no divisa el río

El pozo de la memoria se desborda

Los colores se entrelazan tras la ventisca

El plomo estalla en la carne

La historia sigue su curso

por qué ni cómo nunca ni si era de verdad lo que dijiste que era ni quién fuiste ni qué fui para ti ni cómo hubiera sido vivir juntos querernos esperarnos estar.

Ya no soy más que yo para siempre y tú ya no serás para mí más que tú. Ya no estás en un día futuro no sabré dónde vives

con quién ni si te acuerdas.

No me abrazarás nunca como esa noche nunca.

No volveré a tocarte.

No te veré morir

encendido.

Soy sagrado.

Y no torturo mi espíritu ni para defenderme ni para que me comprendan.

Las leyes elementales no piden perdón.

(Y, después de todo, no soy más orgulloso que los cimientos sobre los cuales se levanta mi casa).

Así como soy existo. ¡Miradme!

Esto es bastante.

Si nadie me ve, no me importa, y si todos me ven, no me importa tampoco.

Un mundo me ve, el más grande de todos los mundos: Yo.

Si llego a mi destino ahora mismo, lo aceptaré con alegría, y si no llego hasta que transcurran diez millones de siglos, esperaré…… esperaré alegremente también.

Mi pie está empotrado y enraizado sobre granito

y me río de lo que tú llamas disolución porque conozco la amplitud del tiempo.

espejos de este mundo, puertas del más allá, pulsación tranquila del mar a mediodía, absoluto que parpadea, páramo.

Pablo Neruda

EL VIENTO EN LA ISLA

EL viento es un caballo: óyelo cómo corre por el mar, por el cielo.

Quiere llevarme: escucha cómo recorre el mundo para llevarme lejos.

Escóndeme en tus brazos por esta noche sola, mientras la lluvia rompe contra el mar y la tierra su boca innumerable.

Escucha cómo el viento me llama galopando para llevarme lejos.

Con tu frente en mi frente, con tu boca en mi boca,

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