El ermitaño del rock actúa en Tenerife por segunda vez

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DiariodeAvisos Viernes, 27 de noviembre de 2015

SUPLEMENTO DE OCIO, CULTURA Y ESPECTÁCULOS

Concierto

EL ‘ERMITAÑO DEL ROCK’ ACTÚA EN TENERIFE POR SEGUNDA VEZ ÁNGEL STANICH DESPLEGARÁ HOY, A PARTIR DE LAS 21.00 HORAS, SU INCLASIFICABLE MÚSICA EN EL BÚHO CLUB DE LA LAGUNA Benjamín Reyes ngel Stanich es un músico al margen. El cantante y guitarrista santanderino ha conseguido que una multinacional como Sony respete su decisión de no conceder entrevistas. Pasa del rollo mediático. No hace promoción de su trabajo o de sus conciertos, al menos de modo convencional. Ha costado lo suyo que montara su Facebook oficial o su propia web, http://www.angelstanich.com/. Para redactar este artículo he tenido que recurrir a personas de su círculo musical, que han preferido no revelar su identidad. Algunos creerán que me lo he inventado. Allá ellos. Esta noche, a partir de las 21.00 horas, los que asistan a su concierto en el Búho Club de La Laguna (calle Catedral, 3), con entradas a 10 euros anticipadas y 13 euros en taquilla, serán tan afortunados como los asistentes a conciertos minoritarios, pero tan importantes musicalmente hablando como los de Dayna Kurtz o Maika Makovski en el Teatro Leal en 2013 y 2011, respectivamente, Arizona Baby en el Honky Tonk de la capital tinerfeña en 2010 o The Quireboys en el Cine Víctor en 2011. Será la segunda vez que Stanich actúe en Tenerife y esta vez lo hará acompañado por el guitarrista Víctor Pescador. En 2014, Ángel Stanich irrumpió en el panorama musical español con su primer elepé, el deslumbrante Camino ácido, repleto de un puñado de canciones descarnadas que encierran temas tan redondos como Metralleta Joe, Mezcalito o Amanecer caníbal. Enseguida, su peculiar voz aguda y nasal creó una dicotomía entre seguidores y detractores. Camino ácido impacta a la primera porque es un bofetón al conformismo imperante. En

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Diario de Avisos (Santa Cruz de Tenerife) 27/11/2015. Página 61

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su música se amalgaman desde la pintura onírica de William Blake al cine de Ed Wood, pasando por la poesía lisérgica de Bukowski, la melancolía de Tom Waits y ecos resonantes de Bob Dylan. Un conocido crítico musical de RNE me ha comentado recientemente que cuando escuchó por primera vez la voz de Stanich, le horripiló, pero que inmediatamente se dio cuenta de que era el mismo efecto que le había producido Bob Dylan la primera vez que lo oyó allá por los años 60. Y que, a partir de ahí, comenzó a darse cuenta de que estábamos ante un genio singular como no ha habido en este país. Al margen de la industria La razón por la que no concede entrevistas radica en que la intención es “que prime la música, las canciones, que es, al fin y al cabo, de lo que va este oficio. Lo demás es satélite, complementario... Y hay grandes entrevistadores, pero quiere responder solo con la música”, argumenta una fuente que no puedo revelar. En una industria musical donde todo está prefabricado se agradece que surja un tipo como Ángel Stanich. Con tan solo un álbum (Camino ácido), un EP (Cuatro truenos cayeron) y un single digital (Jesús levitante), el ermitaño del rock ha conseguido abarrotar salas y festivales de música como ocurrió en el Sonorama. Poco se sabe de este simpar intérprete, y poco más podrás saber (en internet solo existe una balbuciente entrevista que concedió con 18 años para su primer concierto, así como sus videoclips). Nació en Santander, estudió en Valladolid, donde Javier Vielba (Arizona Baby) produjo su álbum de debut, y reside en Madrid. Tiene 28 años, cabellera y barba hirsuta y un talento descomunal para escribir sugestivas canciones que devienen en surrealismo perverso.

De hecho Arizona Baby le ha apadrinado musicalmente ya que les une la americana music y la amistad, “tienen tantos lugares comunes como paisajes en los que no se encontrarán”. Vielba ha producido todos los temas de Stanich y han trabajado juntos en la búsqueda de sonidos, lo que permite a Vielba explorar el campo de la producción, que tenía como espina clavada. El primer concierto oficial de Stanich se celebró en marzo del 2007 en el Café Teatro de Valladolid. Casi una década después “ha tenido una evolución progresiva hasta alcanzar la psicodelia de su mundo”, me indica alguien de su círculo musical. Su peculiar música se singulariza por crescendos sonoros (Amanecer caníbal, Mojo) y unas letras abigarradas que harán las delicias de los melómanos que buscan lo diferente. Alguien que le conoce me comenta que sus letras descarnadas (“el tipo en quien confía el carnicero cuando quiere género fresco”, “a cambio te enseño a hacer el misionero”) surgen de la propia vida: “La vida es a veces cruelmente divertida. El humor y el dolor son enemigos íntimos. Las letras salen de ahí”. Fargo o True Blood son dos series, así como películas de serie B en blanco y negro como las del videoclip Mezcalito, que se me vienen a la cabeza cuando escucho su música. Me apuntan que su fantasía sonora se ha alimentado de la literatura beat (Burroughs, Bukowski, Kerouac, Fante...), de Herman Hesse (Lobo estepario), Albert Camus (El extranjero) o Antonio Machado. Por eso la música de Ángel Stanich no deja indiferente a nadie. Su música es absolutamente directa y está dirigida a todo tipo de personas con un mínimo de sensibilidad artística, atento a la imaginería visual de un tiempo confuso y trepidante como el que vivimos. ¿Te atreves a descubrirlo?

Biblioteca de la Universidad de La Laguna.


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