2 El perseguidor
Domingo, 23 de febrero de 2014
RAÚL JIMÉNEZ PASTOR /DIRECTOR DE MUCHACHOS BENJAMÍN REYES -Sus inicios en el mundo audiovisual se sitúan en Londres, 1996. “Sí, en esa época era operador de cámara en la TV universitaria Generation Two Thousand. Todos los días teníamos que hacer noticias sobre la comunidad estudiantil. En 1999 regresé a España y comencé mi andadura profesional alternando trabajos para la televisión y documentales para diversas productoras, encargándome de la fotografía, sonido o como operador de cámara”. -Ya había incursionado en el cine a través del cortometraje. “Considero que Muchachos es mi ópera prima. He dirigido cortometrajes en fase de aprendizaje. Cuando tenía 21 años rodé Revenge is Sweet (1996), una historia muy tarantiana, de la que ahora no me siento muy orgulloso. Solo se aprende a base de tropezones”. -El guión de Muchachos es del 2006. ¿Es una historia que venía rumiando tiempo atrás? “Tengo varios guiones en reserva. Opté por Muchachos porque era más factible de rodar. Tengo un guión que se titula En busca de Bolaños sobre los primeros habitantes de Tenerife. Puede que en un futuro me plantee rodarlo en plan guerrillero. Respecto a Muchachos, los tres chicos sobre los que se vertebran el resto de subtramas en realidad cubren un anecdotario de historias que me han contado y algunas que he vivido. Los protagonistas no son quinquis ni tienen vidas marginales. Viven dificultades. He buscado que sean personajes carismáticos que cuando el espectador los vea les coja cariño”. -¿Fue intencionado que los tres adolescentes sobre los que gravitan el resto de historias no fueran profesionales? “Los tres actores que aparecen en el cartel debutan en esta película. Pasamos una circular a 90 alumnos de un instituto de La Cuesta y solo se presentó un chico y encajaba con lo que estaba buscando: un adolescente de barrio obrero. Me pareció que Iván Abdul Prieto tenía espíritu de liderazgo. Es el típico chico que no estudia, pero cuando le gusta algo se implica. Antes de encontrar al segundo muchacho, Airam Hernández, me encontré con algunos chicos pretenciosos. Ambos son de Finca España. El tercer muchacho es de La Punta del Hidalgo. Me hablaron de un chaval que hacía surf: Héctor Castro”. -Narra una historia coral que contó con la colaboración de 100 actores. “Es complicado explicar un filme coral. El 90% de los actores que intervienen en el filme no había tenido experiencia previa. Por ejemplo, Edgar García y Alba Pérez ya habían trabajado conmigo en el corto El inconveniente. Busqué en los centros de mayores a una persona que encajara con el personaje anciano, pero no lo encontré. Antonio Cifo, de Fisco Teatro, quería ese papel y se metamorfoseó. Hizo suyo el guion. Una película es un proceso abierto y los actores le dieron vida con sus propias palabras. Juan Puelles, del colectivo Yaiza Borges, interpreta un personaje muy divertido. Manolo Guerra, que se gana la vida como portero de discoteca, a veces venía al rodaje, prácticamente sin dormir. También he contado con actores profesionales de compañías teatrales como Reymala, Teatrofia, Morfema y Difusión Escénica”. -¿Cómo es rodar sin presupuesto ni ayudas públicas?
“EL CINE DEBE SER EL ESPEJO DEL MUNDO”
Tras su paso en noviembre del 2013 por el Festival Internacional de Cine Iberoamericano de Huelva, la película Muchachos se ha estrenado este fin de semana en Canarias. Hoy, a las 19 y 21.30 horas, se podrá ver en TEA Tenerife Espacio de las Artes la ópera prima del tinerfeño Raúl Jiménez Pastor, con quien hablamos hace unos días en una amena conversación que se extendió durante tres horas y a la que se sumaron el actor Miguel Ángel Batista Rey y la encargada de producción Guacimara Rodríguez. Muchachos es un largometraje con los pies en la tierra, rodado sin ningún tipo de soporte financiero, con la colaboración de cien actores que trabajaron de forma altruista y que cuenta una historia de corte social que recuerda a títulos recientes como Tapas, Solas o Barrio. “Antes de rodar inicié un peregrinaje infructuoso por empresas e instituciones. Todo el mundo te recibe de forma amable, pero la gente no se arriesga. Es muy fácil rodar con mucho presupuesto porque puedes seleccionar al mejor equipo. Puedes tener unos horarios establecidos, el transporte está organizado, si hay que cortar una calle se corta... Sin embargo, cuando no tienes dinero tienes que hacer uso de trueques. No voy a decir que se rodara con presupuesto cero porque el tiempo de la gente cuesta dinero. Si todo el mundo hubiera cobrado estaríamos hablando de 200.000 euros. El rodaje empezó en 2011 y se fue grabando en función de la disponibilidad de los actores. No ha sido un rodaje clásico. Hemos grabado secuencias de forma aislada hasta completar la película. En total hemos rodado 30 días de forma discontinua”. -Muchachos plasma una historia de corte
Diario de Avisos (Santa Cruz de Tenerife) 23/02/2014. Página 54
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social. ¿De quién estaría más cerca: del neorrealismo italiano, del Ken Loach de Felices 16 o del Fernando León de Aranoa de Barrio? “He visto todas esas películas y me encantan las filmografías de sus cineastas. En Muchachos hay una escena que se inspira en Los olvidados, de Buñuel. Cuando un cineasta me gusta intento hacer algo parecido. La clave está en beber de diferentes fuentes. Si luego consigues tu propio sello de identidad, pues estupendo. Muchachos es una película pequeñita. Mi intención es reflejar la realidad de la clase media que ha perdido su estatus social. El guión se escribió antes de la actual situación económica, pero en ciertos barrios siempre ha existido crisis”. -Su intención con Muchachos es reflejar la realidad de parte de la población de Tenerife? “No me plantee la película como algo territorial. Simplemente mi intención era contar una historia que pudiera suceder en cual-
quier parte. Cuando escribí el guión me plantee situaciones verosímiles y cosas que crees que tienen un poco de magia. Intento insertar las vivencias de los personajes en un todo”. -¿Cree que el público prefiere ver violencia cinematográfica a situaciones cotidianas? “Es algo que nos han inculcado culturalmente. Por ejemplo, en Colombia hay un género que llaman ‘porno miseria’. Luis Ospina y Carlos Mayolo son dos de sus representantes Hay alemanes que van a los barrios marginales colombianos a grabar la miseria de las calles para emitirlo luego en Alemania. El cine colombiano que nos suele llegar se centra en la violencia como Sumas y restas, Rosario Tijeras o Perro come perro. La violencia vende porque en toda estructura narrativa tiene que existir conflicto. La violencia audiovisual se ha convertido en algo cotidiano”.
Biblioteca de la Universidad de La Laguna.