Miguel Ángel Fuertes: “No quiero ver Star Wars. Prefiero vivir en paz”

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T6 Benjamín Reyes l nombre de Miguel Ángel Fuertes (Madrid, 1957) está vinculado a muchas series de animación universales como Los Picapiedra, Los Pitufos o Lucky Luke así como a películas que forman parte de la cultura popular como E.T., La guerra de las galaxias o Crepúsculo, pero nada de esto le ha resarcido de cumplir su gran sueño: conocer a Walt Disney y trabajar en el estudio que creó, que le llamó cuatro veces, pero no se dieron las circunstancias adecuadas. Ahora vive en Tenerife, alejado del mundanal ruido del show business. Lo que el lector podrá leer a continuación es el extracto de una conversación de tres horas que he reconvertido en entrevista y que necesariamente no siguió el orden cronológico en el que se presenta. -¿¿Por qué Miguel Ángel Fuertes se ha dedicado al mundo de la animación? “Me dediqué al mundo de la animación porque quería conocer a Walt Disney ya que él era capaz de crear mundos que yo no era capaz de crear. Cuando murió yo tenía nueve años. Mi madre me contó que estuve una semana sin comer. Si a un niño, de repente, le quitan el sueño de su vida, ¿qué le queda? Aun así, me dediqué al mundo de la animación. Walt Disney fue el padre de la animación. Fue el pionero en hacer la primera película de animación sonora, el primer filme de animación en technicolor o en emplear el cinemascope. Me pregunto qué haría hoy con el acceso a los ordenadores”. -Hizo sus primeros trabajos en el Madrid de los 80. “Los estudios más importantes de aquel momento eran los estudios Moro, que se dedicaban principalmente a la publicidad. Llegué a participar con ellos en el largometraje La oruga Katy, en el que animé un par de planos. Era un filme de aventuras en la ciudad. José Luis Moro era muy duro con los animadores y solía tirar los planos a la basura y luego los animaba él. Estuve 10 años trabajando con el estudio Hanna-Barbera en España en series populares como Los Picapiedra o Los Pitufos, pero también en series que no se han visto aquí como Los Trollkins, El Conde Pátula o DirtyDog. En aquel momento España era la Corea del Sur de ahora. Aquí no había sindicatos y se ahorraban dinero. Entonces no sabía animar, después entendí que hay que animar solo aquello a donde quieres que se dirija la atención. La animación es energía

E

SUPLEMENTO DE OCIO, CULTURA Y ESPECTÁCULOS

que se mueve en la pantalla”. -¿Cuál fue su escuela? “Mi verdadera escuela de animación fue Amblimation, el estudio de Spielberg en Londres, en el que estuve cuatro años y aprendí de gente que venía de Disney”. -¿En estas series tenía libertad creativa o tenía que cumplir patrones preestablecidos? “En animación siempre tienes una cierta libertad creativa. En Hanna-Barbera teníamos predefinido lo que el personaje hacía o decía, pero éramos libres de crear en los pequeños detalles como los tiempos o la velocidad. Una vez que te metes en largometrajes, la libertad es mayor. Ahí estamos hablando de saber disparar para matar al enemigo de un solo disparo y ahorrar balas. Hay que saber encajar críticas brutales. Los equipos de las películas de animación están formados por mucha gente y hay muy poco tiempo. En Estados Unidos se critica con frases sutiles que pueden hacer mucho daño. Hay que aprender a tener piel de rinoceronte”. -¿Todo se puede animar? “Esta es una cuestión que necesitaría de varias horas para desarrollarla. En animación existe el concepto de uncanny valley [que se podría traducir como valle desconocido], que es la zona en la que los personajes digitales, cuanto más realistas intentan ser, más repelentes nos parecen”. -En 1984 dirigió el cortometraje Spirit of Olympus. “Fue un trabajo para un festival de animación en California basado en las Olimpiadas de Los Ángeles, en el que el protagonista quería ser un atleta sin incurrir en dopaje”. -En los equipos de anima ción existe una jerarquía. “Si formas parte del departamento de animación 2D lo primero que haces es ser intercalador (que es el que hace los dibujos entremedias de los animadores claves), luego pasas a ser asistente de animación (aquí ya limpias los dibujos de los animadores). Después vienen animador júnior (escenas de personajes secundarios), animador medio (personajes secundarios y

alguno primario pero en escenas cortas), animador, lead animator (guía a un grupo de animadores en un personaje determinado) y, por último, llegas a animador senior (director de departamento). En Amblimation tardé tres o cuatro años en llegar de intercalador a animador júnior. Actualmente se puede ascender más rápido”. -Su nombre aparece vinculado a Casper (1995). “Aquí supervisé los tres fantasmas, tíos de Casper. Cuando llegué a ILM (Industrial Light and Magic) era el mejor animador, sin embargo no sabía utilizar ordenadores. Mientras les enseñé a animar, ellos me enseñaron a emplear un ordenador. En ILM, Rob Coleman me llegó a decir que bajara la calidad de mi animación porque existían demasiados altibajos comparándola con la de los demás, a lo que me negué”. - En la primera escena de Un mundo perdido (1997) aparecen sus criaturas animadas. “Fui feliz porque los compys, los pequeños dinosaurios que animé, protagonizaban la primera secuencia que aparece en la película. Hubo peleas entre los animadores por animar al T-Rex. Aprendí en Amblimation a dejarlos pelearse por los personajes principales, mientras yo me quedaba con los secundarios para hacerlos brillantes. Preferí animar a los compys, porque en el fondo eran un TRex cortado a trozos”. -En 1999 se estrena la Amenaza fantasma, donde animó

al personaje de Sebulba, que le supuso ocho meses de su vida. “Estoy orgulloso del trabajo con Sebulba, pero estoy harto de oír hablar de Star Wars. Una experiencia que nunca olvidaré fue el estreno de La amenaza fantasma en San Francisco. En el palco estaban Lucas, Spielberg, Scorsese y Coppola. El público llevó trompetas. Lucas se levantó de su asiento y dijo: ¡Qué empiece la película! Me recordó al circo romano. El follón que se montó en ese pase fue épico, inenarrable. Entiendo que se trata de mitología cinematográfica, pero parece que no existe otra cosa. Estuve 13 años en ILM, donde formé parte de dos videojuegos de la saga. Teníamos un sistema de intercomunicadores en el que repetidamente se hacían bromas con el jadeo de DarthVader o las espadas láser de los jedi. Todos lo escuchábamos. Al cabo del tiempo llegó a ser aburrido. Al margen de la saga intervine en el filme Val Hensing (2004), que fue un proyecto interno de ILM, lo cual era poco habitual, ya que Georges Lucas quería que solo fuera un estudio de servicios para mantenerlo vivo, de tal manera que pudiera seguir con la saga. No me interesa ver la nueva secuela de Star Wars,

DiariodeAvisos Viernes, 18 de diciembre de 2015

pero sí una que se llamara Stop Wars. No quiero ver Star Wars, prefiero vivir en paz”. -Georges Lucas antes de crear la franquicia de Star Wars dirigió dos excelentes filmes como THX 1138 (1971) y American Grafitti (1973). ¿Por qué cree que no siguió esa senda fílmica? “Star Wars le hizo conocido y millonario de la noche a la

Miguel Ángel Fuertes / Animador

“NO QUIERO VER PREFIERO VIV

(c) Del documento, los autores. Digitalización realizada por la ULPGC. Biblioteca Universitaria.


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