tercera maxima

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Tercera máxima En este párrafo cuarto de la tercera parte del Discurso del método, que trata sobre la moral, Descartes defiende la idea de que solo podemos llegar a ser dueños de nuestros pensamientos y a partir de aquí controlar nuestros juicios y por tanto alcanzar la felicidad. Plantea que debemos convencernos de que de lo único que llegamos a ser dueños es de nuestros pensamientos y así si no intentamos desear y por tanto poseer cualquier cosa de lo perteneciente al mundo de las cosa exteriores. Y como consiguiente, consideramos que todos los bienes que nos rodean están fuera de nuestro alcance no nos sentiremos culpables por no poseerlos y de esta manera conseguiremos obtener la felicidad. Esta idea es de fuerte influencia estoica que defiende que se puede alcanzar la libertad y felicidad siendo ajenos a las comodidades materiales y dedicándonos a una vida guiada por nuestra razón. De acuerdo con los estoicos, defiende que se puede alcanzar la felicidad y tranquilidad tan sólo siendo ajeno a las comodidades materiales. Ya que aquel que desee todas aquellas cosas materiales no podrá alcanzar la felicidad porque deseara todo aquello que no está a su alcance y por tanto se mantendrá irresoluto. Debemos dedicarnos a una vida ajena a la fortuna externa y guiada por los principios de la razón y la virtud. Alcanzar esta tercera máxima no es fácil. Requiere ejercicio y meditación. Pues nuestra moral distingue entre aquellas cosas que dependen de nosotros (nuestros juicios, deseos, opiniones…) y aquellas cosa que no dependen de nosotros y que se encuentran al margen de nuestra voluntad (el mundo, la sociedad en la que vivimos, nuestras necesidades materiales…) Estas cosa que no dependen de nosotros y que por tanto no podemos controlar son las que nos hacen desear aquellas cosas materiales que no nos permiten alcanzar la felicidad. Pero si conseguimos hacernos dueños de nuestro pensamiento y somos capaces de controlar nuestros juicios y opiniones podremos por tanto alcanzarla. Aplicando esta tercera máxima y siendo ajenos a todos los deseos materiales que fluyen en nuestro alrededor consiguiendo controlar muestro pensamiento podremos ser capaces de controlar nuestros deseos y de esta manera alcanzar la felicidad. Al contrario, que aquellos que guiándose por los placeres materiales y por mucha suerte y fortuna de la que puedan disponer no dispondrán jamás de todo lo que desean y por tanto se mantendrán irresolutos sin poder alcanzar la felicidad.


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