Cánepa, Luis. (1953). Historia de los símbolos nacionales argentinos. Buenos Aires: Albatros.

,_ Historia de los· \

LUIS CANEPAi

J

HISTORIA Je. fo�

SIMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS

EDITORIAL MAIPU 391

-

AL.BATROS BUENOS AIRES

HISTORIA DE' LOS SIMBOLOS NACIONALE S ARGENTINOS

. LUIS CÁNEPA

HISTORIA

DE LOS

SIMBOLOS

NACIONALES ARGENTINOS

. :-, ' <

í

, . L/O. Dil--�

1

- - ·-h·-· . . ·---- ............ ·····-----·-- I

.. -··---..............Q.___ ._,.................,............

-·

EDITORIAL ALBATROS BUENOS AIRES

: •�>i ·J.·/'

e

MCMLIII

__.. ........... j,,1- ·--·-·-- •• .,......._

_J

Oueda hecho el depósito que previene la ley N º 11723.

Prohibida su reproducción total o adaptación.

LIBRO DIDACTICO DE AUTOR, EOICION E IMPRESION ARGENTINOS

Copyright by Editorial Albatros, B. Carballelra & Cia. Malp6 391, Buenos Aires

\

PROE:M;IO En dos opúsculos anteriores, historiábamos por separndo los símbolos de ,nuestra nacionalidad. Tendían esos trabajos, en uno de sus fines, a desvanecer viejos errores y equivocadas inter,pre­ taciones, tarea que emprendimos al amparo1 de la documentación que logramos reunir, y de traqiciones dignas de crédito.

Encontrándose agotadas dichas publicaciones, y contando ahora con un mayor número de antecedentes que confirman nuestras conclusiones de entonces, decidimos dru:- a la imprenta este nuevo libro, reuniendo así en un volumen,, y en forma inte­ gral, la historia de todos los símbolos patrios, que tan caros son al sentir nacional. .A!lgunos autores, aceptando y prohijando una determinada teoria, y utilizando sólo los antecedentes que bien o mal apoyan su opinión personal, han dado por solucionados ciertos impor­ tantes puntos; ·nosotros, fieles a la norma que nos hemos trazado, evitaremos considerar despejadas las incógnitas que por falta de pruebas fehacientes, aun permanecen sin resolver.

En historia, los problemas no se aclaran corriendo al albur de acertar a fa suerte, y por ello, creemos necesario no hacer afirmaciones concluyentes cuando no existe, - o no se conoce­ el documento que dé plena fe, o no hay constancia tradicional seria. Esto, sin desconocer que algunas veces, la verdad no está en viejos papeles oficiales o privados, cosa que obliga en ciertos casos, a profundizar el estudio, para que lo exacto surja límpido de entre el cúmulo de informaciones :Contradictorias, o de testimonios encontrados.

Frente :a: 1as dudas que se presentan en trabajos de esta naturaleza, resulta más fácil adoptar una opinión, defenderla con ardor, y dar por esclarecidas cuestiones que aun están en debate. Guiándonos a nosotros el .propósito de llegar a la verdad

5-

LUIS CÁNEPA

mediante la comprobación de lo afirmado, no arriesgaremos soluciones definitivas cuando la falta de documentación no lo permita.

En historia no debe entrar la inventiva del autor, y- sólo ante la carencia de antecedentes puede él suplir la falta: de éstos con su concepto, formado en el estudio de la materia, pero dejando constancia de que se trata de un punto de vista personal, para conocimiento y juicio del lector.

Este trabajo, obedece a un distinto plan orgánico que los anteriores; contiene un aporte apreciable de nuevos anteceden­ tes, y su estructura consulta mejor el desarroHo de los acaeci­ mientos, cronológicamente considerados y agrupados.

Estas razones, impiden dar a este libro el carácter de una reedición, a pesar de utilizarse buena parte del material de los anteriores, y de tratarse iguales temas.

Creemos con esto, presentar un estudio definitivo y com­ pleto, acerca del historial de nuestros emblemas nacionales, salvo en lo que atañe a escasos puntos en los que aun no se han llegado a encoñtrar las prueb?S que se requieren para confirmar -muy probablemente - aquellas conclusiones a las que sólo puede arribarse por vias de conjetura. . 20 de junio de 1952.

-6-

/

El Origen de los Colores Argentinos

GÉNESIS DE LOS COLORES NACIONALES Definir el origen de los colores que nos distinguen como .

Nación, es tarea en la que aun hoy se tropieza con serias dificul­ tades, desgraciadamente, pues carecemos de los antecedentes que son indispensables para establecerlo con precisión, y en forma que no¡ ,admita la duda o la controversia.

Sabemos que Belgrano dió a la bandera fos colores de la escarapela, pero ignoramos por qué la cucarda se hizo así. Puecie afirmarse, que los .Patricios usaron en 1807, un pompón de esos colores, los que fueron divisa patria en 1810.

No existiendo una prueba fehaciente que permita llegar con certeza a ese origen, sólo mencionaremos los símbolos o divisas que con tales colores se vieron en Buenos Aires desde los tiempos coloniales, hasta la histórica distribución por los patrio­ tas Domingo French y Antonio Luis Beruti.

El blanco y azul celeste, - según como se encare su estudio, y la parcialidad que en ello ponga el autor - podría tener su principio más de un siglo y medio antes del pronunciamiento de Mayo.

En efecto: el Cabildo de Buenos Aires, ignorando que en 1580 él mismo ya había dado escudo a la ciudad, el 5 de noviem­ bre de 1649 dispuso que serían sus armas las que en el libro de acuerdos quedaban pintadas; debe hacerse notar aquí, que sólo fueron toscamente dibujadas a tinta obscura, sin ningún color.

En el escudo que así se adoptó, en la sección inferior figu­ raba un mar o río encrespado, en cuya superficie parecía füotar parte de un ancla; en el cuartel superior, se diseñó una paloma ·al parecer en vuelo, representación del Espíritu Santo.

Se ha interpretado ese escudo, - y en ello estamos de acuerdo - como simbolización del nombre de la ciudad, y de su puerto, por ,cuanto la paloma, emblemáticamente, es parte de la Santísima Trinidad, en su representación del Espíritu Santo,

- 9

LUIS

CÁNEPA

y el agua, con un ancla :filotando, sería el puerto de Buenos Aires.

Estando el puerto sobre el río de la "Plata", tendríamos que al cuartel inferior del escudo, [e correspondería el color de la plata que en heráldica está imaginado también con el blanco, y al �uperior, el azul del cielo, desde el momento que si la paloma vuela libre, forzosamente ha de hacerlo en el espacio.

Este es el antecedente más antiguo que se ha hallado, Y que interpretado así, podría ser el origen de nuestros colores: el del cielo, y el de la plata. Carlos Roberts, opina en ese sentido, pero nosoti·os juzgamos aventurado afirmarlo catégóricamente, pues puede haber en ello una simple coincidencia. El dato es suma­ mente interesante, y una muy buena contribución de Roberts . �l estudio de tan obscuro punto.

Digamos de paso, que el escudo de 1649, con agregados y modificaciones, es el que adoptó la ciudad de Buenos Aires en 1856, y que, confirmado en 1923, se continúa usando.

La real cédula de 1794 que creó el Consulado de Buenos Aires, es);)ecie de tribunal de comercio, establecía al final q�e seria "su blasón las armas de la ciudad, orladas con figuras alu­ sivas a su instituto". Significa esto; que tendría el mismo escudo que Bue.nos Aires, o: sea el adoptado en 1649; con el adit�mento, en su contorno, de figuras simbólicas del comercio, la industria, la agricultura, la navegación, etc., como así se hizo.

El 22. de noviembre de 1794, el Consulado se dirigió al virrey, solicitándole una lámina de cobre de las existentes en los depósitos fisca:les, pues teniendo ya el dibujo de la orla que debía rodear a las armas de la ciudad, le era necesaria para mandar pintar en ella el escudo ordenado por Su Majestad. El virrey, previa estipulación del precio, resolvió el pedido favorablemente.

El dibujo lo trazó Juan de Dios Rivera, y como se trataba de 'pintar'' el escudo en esa lámina, es de suponer que al colo­ rarlo le haya dado, a la parte de las armas de la ciudad, los colores correspondientes, según ya se explicó, o sea, cielo en la sección superior, y río de la "Plata" en la inferior.

Tenemos así, que tanto el escudo de 1649 como el de 1794, llevaban los mismos colores que se dieron al nacional actual, sancionado en 1813, época en que ya estaban consagrados por -10-

/

HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES AR<:;ENTJ!N0S

· 1os argentinos, como -característicos de la nueva nacionailidaa que surgía.

Desde el punto de vista religioso, deben mencionarse los colores del manto de la Virgen de Luján, azul celeste, que al caer abierto por delante de la imagen, deja: ver la túnica blanca sobre la cual está colocado, formando un conjunto semejante al de nuestra bandéra, en sus franjas y coloración.

La Virgen de Luján, tuvo siempre, ---' como ahora --1 muchos devotos, tanto entre los próceres de entonces, como en l@ común del pueblo; el propio Belgrano fué uno de ellos, y se sabe de algunas veces que concurrió al santuario para orar ante la imagen allí venerada. Sabemos también, que a ella 1e fueron obsequiados trofeos de guerra tomados en la lucha por tla inde­ pendencia, pero no fué la única que recibió tales ofrendas de fe religiosa.

Según algún autor, de su devoción a la Virgen de Luján,. tomó Belgrano los colores de la bandera, pero sapido es, que él se limitó a repetir los de la escarapela, como lo ha dejado escrito y firmado, según se verá. De no haber sido así, dado su espí­ ritu religioso y la iníiluencia que hubiera tenido sobre sus solda­ dos, nó habría dejado de manifestarlo en alguna de sus proclamas a las tropas, en las que _i nvocaba a menudo la protección divina. · El Consulado de Buenos Aires, del cual Belgrano fué secre­ tario al ser creado, se puso bajo el amparo de "Nuestra Señora la Virgen María en su Purísima e Inmaculada Concepción". Se dijo que el Consulado, en tiempos del virreinato, hacía tremolar en su fachada una bandera: blanca y azul celeste, color mari�, por ser el que correspondía a la Virgen bajo cuya advocación se había colocado, pero recorriendo las actas de dicho tribunal, nada: hemos hallado que confirme el uso de tal enseña.

La orden establecida por Carlos m de España ·(1716-1788), fué también puesta bajo la protección de María Santísima.; _ la condecoración que para esa orden se creó, pendía de una cinta azul celeste y blanca, tal como se ven en nuestra bandera dis­ puestos los colores. Con esa orden fué dístinguido Juan Martín de Pueyrredón, cuando fué a España, después de las invasiones inglesas.

Dicha cinta, a manera de banda, los agraciados debían lle-:- 11 -

LUIS C:::ÁNEPA

la faltriquera izquierda", var1,a "desde el hombro derecho a: . predileccio .. n por esa teniendo el mismo Carlos Illq especia!!· insignia.

• . . . ar d tal � No ha faltado tampoco, quien qws1era ?acer denv otas los que patri se creer e pued no pero era, band banda nuestra ­ tomaran como divisa, los colores de un poder que les repug ra. guer la endo haci naba aiI cual le estaban tros autores, vieron la génesis de los colores nacionales, en uniformes o distintivos usados por los defensores de la ciudad en 1806 y 1807. Nos referiremos a esas divisas, a fin de ver lo. que puede ha:ber de cierto en ello.

Comencemos por manifestar, que se ha hecho referencia y espa­ a un distintivo bl�co y azul celeste, usado por los criollos s ñoles que reconquistaron la ciudad en 1806. Tal aeveración carece en absoluto de. pruebas, pues memorias y apuntes dejados por ·personas que fueron actores en esos sucesos , dicen algo muy distinto, siendo otros los colores empleados.

Al prepararse la reconquista de la ciudad en 1806, los com­ prometidos se dieron un distintivo para reconocerse. Dice Mitre ah respecto: La divisa que adoJ)taron � blanoa y roja, en señal de fidelidad, dicen erf,0s mismos. Por la forma en que esto está redactado, se ve qu_e el ilustre historiador, no hizo más que referir informes de testigos que interrogó.

Más adelante agrega el benemérito general, que el mismo año, cuando Beresford marchó con tropas para contrarrestar los preparativos de los libertadores el). Perdriel, éstos, al ver a los ingleses enarbouiron ui divisa blanca y encarnada de los conju­ rad.es de Buenos Aires. iPoco después, siempre refiriéndonos a la lucha por la recon­ quista en 1806, el ejército reconquistador contaba con cerca de cuatro mil hombres, a los que, según Mitre, se le habf,an incor­ porado los catalanes de Sentenach y Luic, y muohos voluntarios arnuiilos, en número ·como de seiscientos hombres, enarbolando 'la divisa blanca y eooa:rnaoo de 'los primitivos conjurados levan­ tad.es en Perdriel.

Durante 1a segunda invasión inglesa, tr� divisiones de .tropas locales fueron a enfrentar al enemigo que se acercaba a la ciudad; cuenta: Saguí, que fué testigo de esos hechos, que la -12-

O

HISTORIA DE LOS SfMBoLOS NACIONALES ARGENTINOS

primera de esas divisiones, al mando de Balbiani, llevaba-enseña roja; la que comandaba Ello, -blanca, y la que iba a las órdenes de Velazco, azul. La insignia de la reserva, era de [os tres colores mencionados.

Como se ve, tampoco alli puede estar el origen de nuestros colores, pues la -bandera argentina no tiene el rojo, y el común­ mente llamado azul, difiere bastante del azul celeste.

Confundiendo algunas veces los matices del azul, $e quieren hacer originar los colores nacionales, en el pantalón blanco y la casaca azul del cueI,pO de patricios de Buenos Aires,. y otros regimientos, que se uniformaren después de la primera invasión inglesa. Estas tropas, se vistieron en gran parte, con paños que se tomaron a Jos, ingleses, en p_resas que se les hicieron de algu­ nos barcos mercantes, cargados con géneros y otras merca­ derías.

No debe olvidarse que tales colores eran de uso común en los uniformes mundiales, y que el azul de tales trajes, está muy lejos de ser el azul celeste de la bandera.

Hechas las referencias que anteceden, vamos ahora a ocu­ parnos de una prenda especial del uniforme de los Patricios, en la que se ven claramente los colores que tres años después se iban a pasear por las calles de �a ciudad, como emblema de un ideal de patria.

Durante los preparativos para repeler la segunda invasión inglesa, el regimiento de Patricios de Buenos Aires, era el que contaba con mayores simpatías populares, por estar constituido con hijos de la capital del virreinato; estas preferencias aumen­ taron cuando en los combatés de 1807, probaron su denodado valor. Este cuerpo, usaba un penacho blanco, con el extremo azul celeste, color este último, que ningún otro utilizó en su uniforme. ¿Por qué le fueron dados esos colores al_penacho de los Patricios? La pregunta queda sin respuesta, pues nada hay que permita autorizadamente contestarla.

Hemos dicho que al escudo de Buenos Aires, adoptado en 1649 dadas las alegorías que -contenía, le correspondian los colo­ res blanco y azul celeste a su campo, igual que al del Consulado,

-13--

LUIS CÁNEPA

, con una orla de símbolos refe­ que era el mismo de la ciudad rentes a sus activi dades.

Llamándose este cuerpo, Patricios "de Buenos Aire s", ¿tomaron intencionalmente para su penacho, los colores de las armas de la ciudad del mismo nombre? ¿influyeron en ello, las :razones de carácter religioso que quedan explicadas? ¿fué una elección· hecha por simple gusto de quien la hizo? .§. tales interrogantes, solamente podría respon derse si existiera la prueba escrita, o fa tradición digna de fe, transmi­ tida oralmente, como en -otros casos ha ocurrido; faltan do los elementos de juicio indispensables, Iio sería correcto arriesgar una repuesta definitiva.

Lo que casi podría afirmarse con seguridad, es que en el penacho de esa distinguida unidad, se inspiraron los criollos para darse la insignia que representaba sus aspiraciones. Ese cuerpo era muy preferido por la población nativa, especialmente d�pués de la valiente defensa que de la ciudad hicieron :en 1807; siendo el único que había adoptado esos colores, y estando cons­ tituído por argentinos, se explica que de la misma simpatia que por él sentían los criollos, naciera la idea de tomar como divisa, los colores de la prenda que lo distinguía de las demás fuerzas militares de su tiempo.

Por .otra parte, en ese regimiento estaban puestas las espe­ ranzas· mayores, al contarlo como firme apoyo de la Revolució:p que se gestaba.

-14-

. , Historia de la Escarapela

/

LA ESCARAPELA Antes de tratar el punto referente a la adopción de la esca­ rapela nacional, debemos remontarnos a días anteriores al 25 de Mayo de 1810, pues está acabadamente probado que .cuando French, su amigo Antonio Luis Beruti y los "chisperos" que acaudillaban, iniciaron la distribución de las cintas blancas y azul celeste en la hoy plaza de Mayo, ya hacía por lo menos una semana que los patriotas habían tomado tales colores por divisa.

Juan Manuel Beruti, hermano del compañero de French, en sus "Memorias Curiosas" o "Diario", al referirse al movimiento de Mayo, dice: esto �e estaba coordinand.o algunos meses hacía; y 1)0,ra conocerse los partidarioo se habían puesto una señal que era una cinta blanca que pe;ndúi, de un ojal, de la casa.ca, señal de la unión que reinaba, y en el sombrero una escaratpela encar­ nada, y un ranw de olivo por pe.naclw, que lo uno era '[XlZ, y el otro sangre contra alguna oposición que hubiera, a favor del . .

virrey.

Considerando los colores usados, y que ello ocurrió varios meses antes de la Revolución, interpretamos que se trató de un distintivo de circunstancias, que luego cayó en desuso, para rea­ parecer durante los días de Mayo, pero abandonado en seguida por los criollos, cuando comenzó a extenderse entre eHos la utilización del blanco y azw. celeste como expresión de sus aspi­ raciones, según tendremos oportunidad de comprobarlo.

Entre los manuscritos de la colección Carranza, conserva­ dos hoy en la Biblioteca Nacional y publicados por ésta, hay uno de autor anónimo, que relata en forma escueta y superficial, los sucesos de la Semana de Mayo. En lo relacionado con las divi­ sas empleadas. esos días, se expresa de esta manera, el autor del "Diario de Varios Sucesos", título que lleva dicho manuscrito: En el dúi, ·22 (de mayo) se vieron parción de Patricios, y otros con cintas blancas y el ·retrato de Fernand.o VII; y es�os

-17-

LUIS

CÁNEPA

mismos al siguiente día aparecieron también con un ramo de oliva en el sombrero. Más adelante, agrega: En dicho día (el 25 de Mayo) se vió que en luga1· de las <;intas blconcas del primer día, (el 22) Y, ?·amo de olivo del segundo (23).que se pusieron· los de 1.a turba en el sombrero, gastaron cint<J;S ·enoa:rnadas..

Como se ve, lo que termina de leerse en parte concuerda con lo manifestado por Ber.uti, pero el autor anónimo, sin duda alguna, exagera· algo sobre la utilización de tales distintivos, que sólo pueden haberse usado hasta las primeras horas del 25, según se verá, resultando chocante, por otro lado, que aos Patri­ cios exhibieran el retrato de Fernando VTI9, cuando lo. que bus­ caban era precisamente, subrogar su autoridad.

Hipotéticamente considerado esto, cabría interpreúµ' que la ostentación de la figura del rey, formaría parte del fingido acatamiento a la corona, simulación que corno se sabe, formaba parte del plan de los patriotas para llegar a la independencia.

Si el retrato hubiera sido conducido por civiles o por soldados de cuerpos españoles, podria suponerse que se trataba de parti­ darios de la monarquía, pero los Patricios bien sabernos que estaban decididamente por la Revolución, con su jefe a la cabeza.

La p�irnera fecha que tenemos , más o menos cierta� deI uso de los actuales colores patrios, es la del 19, de Mayo de 1810, y de acuerdo a ella, es a la mujer porteña a quien le corresponde tal honor.

Antes de relatar como fué, debemos decir algunas palabras sobre un folleto titulado "La Gran Semana de 1810", al cual tendremos que referirnos.

Esta publicación, está constituida por una serie de cartas que hablan de los sucesos a que alude el título, y que según quien las dió a luz, fueron halladas en el baúl de da parda Mar­ celina Orma, todas escritas por la misma mano, de lo que se desprende que fueron copias de otras, cambiadas entre distintos personajes de la época. Teniendo en cuenta que contienen algu­ nos anacronismos, no pueden tomarse corno redactadas en las fechas que llevan, lo cual hace creer que su autor fué el ilustre Vicente Fidel López, a cuyas iniciales responden las que lleva el folleto, y que él 1� escribió a la vista de antecédentes que pudo haber conocido por testigos.

-18-

HISTORIA DE LOS SfMBOL(l)S NACIONAI:,ES ARGENTINOS

Aun consideradas así, las cartas contienen relatos suma­ mente interesantes, y puede confiárse en su veracidad; desde el momento en que concuerdan con los acontecimientos, sal<Vo algún pequeño error sin importancia.

El 19 de mayo, un grupo de' patriotas se entrevistó con Saa­ vedra en el cuartel de los Patricios, del que erai jefe, .pues había prometido decidirse por el movimiento ernancipa,dor en cuanto Sevilla fuese tomada por los fr81Ilceses, y corno habían llegado noticias de que esa ciudad ya había caído, fueron a hacérselo saber, y mientras reflexionaba sobre la actitud que asumiría, se presentó un conjunto de damas pertenecientes a distinguidas familias; la presencia de las damas patriotas, y sus instancias, fueron el mejor argumento para decidir a Saavedra.

En una de las cartas a que nos hemos referido, el hec}:lo está relatado así: En esto se entraron de sopetón, abriéndose lugar, las maJiama Casilda, Angelita y las dos hermanas Isabel y Joonita P. ccml las de Lasala y Riglos. Venían de reba'µ) celeste ribeteado de cintas blancas; rodearon a Saavedra, y la mxi,dama de .Peña le dijo: Coronel, no hay que vacilar¡ 7;a patria lo nece­ sita para que la salve; ya usted ve lo que quirre el puebloj y usted no puede volvernos la espalda ni deja,· perdidos a nuestros mari­

dos, a nuestros hermanos y a nuestros amigos. Señoras mías, dijo Saavedra, yo est<YJJ pronto y 'Siempre ihe sido patriota. En esto se levantó una griterí.a de vivas y de aplausos a las matro­ nas argentinas.

Si el 19 de mayo las damas se presentaron· así ataviadas, lógico es suponer que el uso de esos colores había comenzado algunos días antes. Los colores del penacho de los Patricios, prolongados en el rebozo de las porteñas, se fueron populari­ zando, y lejos tal vez estarían ellas de pensar, que lucían la que s·ería eterna insignia de la argentinidad; con ese distin­ tivo se paseaban por delante de los cuarteles de cuerpos criollos, y usaban también· con el mismo fin, ramitos de "violetas azu­ les y junquillos blancos".

Veamos lo que dice a este respecto otra de las ·cartas, al finalizar; está fechada el 21 de mayo: Con este motivo te diré que la.s damas y las muchachas se han puesto todn.s del lado de sus hermanos y de Z08 criollos. Como los europeos andan -19-

LUIS

CÁNEPA

con miedo no oprimen ya a ws muchao'hos, quitándoles los �'J}(J,­ too o el oombrero, y· escondiendo Zas l'lllves de la '[YU,e'rl;a de calle para que no salgan de noche; y ya sea de miedo, ya por impo­ tencia, callan ·y su,fren. Ha entrado la furia de los rebozos de frisa celeste 1i,betea.dos· de cintas bláncas. No hay una muoha­ dw o tt,1ia dama. que no pase la noche cosiendo su rebozo para �alir a la calle y pasear por delante de eut1,Tteles. 'EXC'l."80 deci.rte que ws ramitos de violetas azules ·y de junquillos blan­ cos, ernblema de la causa, van y vienen de unos grit,pos a otros.

Empiezo a ve,· también muchos gorros colara.dos con cintas blancas y celestes.

ws

Vemos que en fos días previos a la Revolución, los coiores · de los rebozos y de los ramitos, se usaban como "emblema de la causa", y no por ser simple moda del momento.

En cuanto a los gorros colorados, nada tenían que ver con el rojo de la monarquía, pues han quedado constancias de que· se le consideraba el gorro de la libertad. Como no han quedado diseños de tal prenda, y se usaba como expresión del ansia de independencia, corresponde suponer que. se trataba de un gorro frigio, el que pasaría más tarde a constituir uno de los atributos de nuestro escudo. Abona esta afirmación, el hecho de que al celebrarse el tercer aniversario de Mayo, tanto el pueblo como las autoridades, asistieron a las ceremonias patrióticas del día con ese gorro en lugar de sombrero.

Llegamos así a dejar sentado algo que nos halaga: fué la mujer argentina quien divulgó los que serian colores naciona1es. Fueron ellas, que tanta y decisiva intervención tuvieron en los sucesos de Mayo y en la epopeya que los siguió, las que sintieron el ,ardor patriótico de adornarse con un retazo de cielo, que más tarde, atado a un asta, los valientes soldados argentinos iban a defender y sostener en las batallas.

No aparece la decisión de usar esos colores, como iniciativa de una determinada persona, sino como el producto de una actitud espontánea, adoptada sin previo acuerdo ni deliberacio­ nes, pero sí j.mpuesto su uso para extei:iorizar el sentir de la mujer argentina, que tanto influyó para decidir a Jos irreso­ lutos por el movimiento emancipador. Es mejor así, para que llegue el homenaje en conjunto a todo ese grupo de matronas, -20-

'

HISTORIAi DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENr.l'INOS

.

'

. que al igual que los hombres, sintieron la patriótiea necesidad de ser libres, sin reparar en sacrificios ni consecuencias.

El 20 de mayo, también se vieron las escarapelas en la plaza histórica. En "Noticias Biográficas de D. Cornelio Saave­ dra", que el hijo de Ignacio Núñez, Julio, redactó siguiendo aos apuntes que su padre escribió, dice: El 20 se veri'ficó la reunión: 'las ·t'l'0'[)0.8 se mantenf.an · en 'los cuarteles, y las gentes c� rrían a la plaza en número considerable con cintas blancas y celestes en el sombrero. Recordemos aquí, que Ignacio Núñez fué contemporáneo de esos sucesos, y que su hijo publicó ese trabajo en 1857.

Vicente Fidel López, en "Historia de la República Argen­ tina", respecto al 25 de Mayo de 1810, dice: La plaza (<le Máyo) se llenó en un momento <le damas y señoritas, con los. colores celestes que 'distinguían el penacho tan.popular de los Patricios.

José María Ramos Mejía, hace una afirmación importante en su libro "Las multitudes argentinas", en el que estudia los acontecimientos históricos, sus ca,usas, efectos y consecuen­ cias. Est� clase de disciplinas, requiere un profundo y cabal conocimiento de la historia y de los hombres que en ella par­ ticiparon en los distintos planos, y por lo tanto, es la de él, una opinión autorizada. Dice, refiriéndose a los hechos del 25 de Mayo: Cuando French advierte que par inspira.ción anónima, todo el mundo usa ·un distintivo "celeste y blancd', él y sus com:pa­ ñeros, que no lo tenf.an, entran en una tienda <le oci·Recova y Zos adnptq,n con entusiasmo. Esa es la verdml.era versión. Obsér­ vese que tal ,afirmación parecerla encaminada a rectificar a al­ guna otra, y que no puede ser más rotunda; téngase también presente la elevada categoría intelectual de quien la hace, y que su libro se publicó por primera vez en 1899.

Otra de las cartas contenidas en "La Gran Semana de 1810", fechada el 25 de Mayo, y refiriéndose a lo acontecido el mismo dia, dice: ... rnientras los repiques y las salvas, y la cohete:ría, y 'los tiros y los gritos de alegrU'. atruenan el aire, Y mientras todas Zas muchachas andan par las calles mojando sus rebozos y sus cabellos de azabache en 'Za lluvia que selva desatado desde Za tarde ...

-. 21-

LUIS

CÁNEPA

Más adelante, agrega: La tarde lva estaiJ,o llwviosa, y a la noche ha continuado lo mismo, pero la calle del Cabildo, la de las Torres, la del Colegio y la plnza llenas de gent� y 'hasta de señoras con paraguas y con ;pieoos 'de cintas blancas y celestes, cuyos pedmros andan •repartiendo a los jóvenes y a la mazada de los regimientos de hijos del paf,S, Ha sido imposible iluminar la ciudad par causa de la lluvia y de la gaoo: las candilejas se apagan: 1uJi :sido imposible encontrOIT' fa1·oles.

Una de las tradiciones aceptada generalmente, es lai refe­ rente a que French fué el creador de la cucarda argentina, y por eonsiguiente, el inspirador de los colores de nuestra ban­ dera. Así se enseña, y así se va transmitiendo de una genera­ ción a otra, hasta en publicaciones que se leen a menudo. Con lo dicho, se llega a establecer sin lugar a dudas, que tal cosa no se ajusta a la verdad histórica.

Justo es consignar, que French nunca manifestó que fuera suya la idea primera de la escarapela, lo cual, de ser cierto, lo hubiera hecho constar cuando llegó el momento, como lo hizo con otros servicios prestados al país; al consagrarse esos -colo­ res, mucho antes de su muerte, hubiese sido un legítimo motivo de orgullo dejar para la posteridad esa eonstancia.

French tiene eonquistados en buena ley, _e l recuerdo y la gratitud de la posteridad, porque desarrolló una obra activa y fecunda en beneficio de la patria. Su fogosidad, sus arrebatos impetuosos, fueron altamente meritorios, tanto antes, como después de la Semana de Mayo, y a pesar de restal'le a su foja de servicios el honor de ser el inspirador de los colores que dis­ tinguen a nuestra nacionalidad, continúa siendo el prócer de siempre, y siempre �erá para nosotros, el entusiasta patriota que el 25 de Mayo de 1810, hizo distribuir las escarapelas entre el pueblo reunido frente al Cabildo. No debemos olvidar, que French y Beruti fueron los agentes populares en 1a preparación del movimiento revolucionario, y que fueron el nexo entre las personas de distinción que dirigian la revolución, y el pueblo que la secundaba desde la calle. Los "chisperos" que acaudilla­ ban ambos patriotas, o sea la juventud de los barrios no cen­ trales de entonces, han sido fos que llevaron a los lugares

.- 22 -

HISTORIA\ . DE. L0S SÍMBOLOS NA€10NAl!.ES ARGENTINOS

" públicos la realidad del momento, haciendo intensa y popular la agitación de esos días.

De algunas constancias que han quedad.o, se desprende que en horas de la mañana del 25 de 1Mayq;, en la casa de don Migue] de Azcuénaga, situada a pocos.pasos de la plaza, estaban reuni­ dos varios de los promotores del movimiento, espeFando el momento de obrar, si llegaba el caso; entre éstos, estaban French y Beruti, y cuando se supo que el Cabildo no accedía a las aspiraciones de los patriotas, los que se encontraban e:ri lo de Azcuénaga se dirigieron a la plaza; French al llegar a ella 'y ponerse al frente de los patriotas que dirigia, tuvo que ver que parte de la multitud am reunida ya llevaba la divisa blanca y azul celeste, y entonces ·fué cuando entrando �n una tienda de l a ·Recova, adquirió cintas de esos colores y las distribuyó entre los suyos, siendo Beruti el primero de ese grupo que. se colocó el distintivo.

Ya se ha visto, que durante ese memorable dia, bajo ·la lluvia, damas y caballeros, cubriéndose con paraguas, estuvie­ ron distribuyendo cintas de los colores nombrados, entre aa juventud y soldados de los cuerpos criollos.

El error de atribuir a French la creación de la escarapela, posiblemente haya nacido de la tradición oral, recogida por Mitre mientras preparaba sus monumentales obras de histo­ ria. Una ·comisión oficial nombrada en 1933, explica satisfac­ toriamente como pudo haber ocurrido; uno de los "chisperos" de ]french, que para los sucesos de Mayo contaba diez y seis años, refirió a Mitre el acto del reparto de cintas el 25 de Mayo, sin hacer mención de que esos colores ya eran divisa de damas y caballeros revolucionarios, desde algunos dias antes, pero este último antecedente debe haberlo recogido Mitre en otra fuente, porque lo menciona, como se verá.

El informante de Mitre, que había ya llegado a coronel, recordaba que su jefe de 1810, había distribuido cintas·entre ·el grupo a que pertenecía, pero nó advirtió, o lo olvidó al caóo de tantos años, que antes de ese hecho tales colores ya eran usados como exteriorización de una tendencia.

Cuando el insigne Mitre escribió la "Historia de Belgrano", no existía ningun,a traáición sobre el origen de los colores nacio· -23-

LUIS

CÁNEPA

nales, y al aceptar la versión que de buena fe le refería uno de los restigos del suceso, sacó de la penumbra un importante antecedente, que a no ser por el benemérito general, podía haber caído en el más completo olvido.

Transcribamos como narra Mitre la aparición de la esca­ rapela, y se verá la constancia de que el distintivo ya había sido "adoptado por el pueblo como divisa de partido en los días anteriores". Dice así:

ws

Al mismo tiempo que en galerías altas · de la Casa Capitular se celebraba la sesión del Cabildo, wna escena más animada se desarrollaba en 7xJ; Plaza. Como la 1·euni6n se engro­ sara por rnomentos y fuese necesm"io oorle una organización, imaginó French la adopción de wn distintivo ,para los ·patriotas.

Entró en una de las tiendas de la Recova y tomó varias piezas de cintas blancas y celestes, colares p<Yf!Ulariza,dos por los Pa­ tricios en sus uniformes desde las invasiones inglesas, y que había adoptado el pueblo como divisa de pa1·tido en 'los df,as anteriores. Apostando en seguioo piquetes en la.s avenioos de la plaza, los ar?nó de tijeras y cintas bla.ncas y celestes, con orden de no dejar penetrar sino a los pafriotas, y de hacerles poner el distintivo. Beruti fué el primero que ena.rboló en su sombrero los colares patrios que rnuy luego iban a recorrer triunfantes toda la América del· Sur. Instantáneamente se vió toda la reunión; popular con cintas celestes y blancas pendientes del pecho o del sombrero. Tal fué el origen de los colores de la bandera argentina, cuya memoria se l,n, saJ,vado por la tradi­ ción oral.

Como se ha visto, la muy autorizada palabra de Mitre, con­ firma que la divisa no se improvisó como una inspiración del momento, el 25 de Mayo, sino que ya era conocida en la ciudad como expresión de un sentimiento nacional.

Estp quedará acabadamente certificado, con ilo que dice Saavedra en sus Memorias, al referirse a los sucesos del 22:

La plaza de la Victoria estaba toda llena de gente y se adorna­ ban ya oon la divisa en el sombrero de una cinta azul y otra blanca.

Si el 20 de mayo la escarapela ya se conocía, y el 22 la vió -24-

HISTORIA DE LO� SÍMBOI!.OS NACI0NAl!..ES ARGENTIN0S

.

Saavedra, no puede haber sido usada por primera vez el 25, y se trata en este caso, de un actor de primera fila en los acaeci­ mientos de esos días.

Mejado el virrey del mando, e instalada la Primera Junta, se dispuso el envío al interior, de expediciones que facilitaran el pronunciamiento de los pueblos en apoyo de Buenos· Aires.

El 7 de junio de. 1810, partió de la capital el ejército-auxi­ ,liar del Perú, al mando de Ortiz de Ocampo. I)os días después, esas tropas, reunidas ya en las afueras de la ciudad, reanuda­ ban la marcha hacia su destino, y a e�te respecto dice Ignacio Núñez, testigo del acontecimiento: El, ejército marchó del Monte Ca:stro (h,01J barrio situado entre V él.ez Sársfield, Vill'a JJuro y Villa del Parque) cantando 'Victoria entre Zas aclama. ciones de un conou1·so extraordinario; y la escena de este día no se ha reproducido, ni se reproducirá en Buenos Aires: Zos soldados llevaban en sus sombreros Za oucarda española ama­ rilla y encarnada, y en Zas boca:s de Zos IJusiles cintas blancas y celestes.

En 1811, vemos reaparecer la escarapela, pero como distin­ tivo partidario, y la usaron, precisamente, los contrarios a la mayoría de la Junta. Veamos cómo. En marzo de ese ·año, los opositores a la política de Saavedra, con el' propósito de "Rea­ nimar el espíritu amortiguado de la Revolución", según anota Núñez, Se anunció de palabra en el 'jlUeblo q11.e iba a /armarse una Sociedad Patriótica, designándose el día, el lugar, y el uso de una escarapela de cinta blainca y celeste.

A raíz de este movimiento, para el que se citaba a una reunión en el café de Marcos, el gobierno ordenó la detención de varios denunciados, y sin distinción a],guna a los que se en­ contrasen con divisa blanca y celeste, y a los que pareciesen sospechosos.

El propio Núñez, que nos da este dato, fué de los que lucie­ ron la cucarda en tal. ocasión, y por ello se le detuvo; este ciu­ dadano, que fué ya actor, ya testigo de los hechos que relata, contaba entonces 19 años.

Al mes siguiente, y siempre respecto a la agitación popu­ lar contra Saavedra, manifiesta Núñez que el Deán Funes, par­ tidario de aquél, ewplicaba que Zos sediciosos h.abí.an adqptado -25-

HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINÓS ¿

de un año después, tuvo transitoriamente el carácter de distin­ tivo partidario.

Después de la Revolución, algunos cuerpos, del ejército usaron como escarapela estos colores, al tiempo que otros con­ tinuaban llevando como tal, el rojo de la monarquía, a ,pesar de obedecer a las nuevas autoridades y hacerle la guerra a aquélla; Hasta aquí, la cucarda había tenido el carácter de divisa popular; debemos: ahora ocuparnos de la :parte documentada, y de su uso oficial, que fué consagrado por el Triunvirato el 18 de febrero de 1812, al dar un decreto en es� sentido.

Dicha disposición se tomó al considerar los triunviros la siguiente nota, que el entonces coronel Belgrano le enviara desde Rosario, donde había llegado el 10 de febrero al frente de los Patricios; al arribar allí, ya estaban en ese lugar los Dra­ gones de la Patria, un destacamento de artillería y algunos mili­ cianos. La nota de Belgrano, fechada con cinco días de ante­ rioridad a la resolución del Triunvirato, dice así: EXCELENTÍSIMO SEÑOR:

Parece que es llegado el caso de que V. E. se sirva decla­ rar la escarapela nacional que debemos usar para que no se equivoque con la de nuestros enemigos y no haya ocasiones que puedan sernos de perjuicio; y como por otra parte observo que hay cuerpos del Ejército que la llevan diferente, de modo que casi sea una señal de di'!Jisión, cuyos nombres, si es posible, deben alejarse, como V. E. sabe, me tomo la libertad de exigir de V. E. la declaración que antes ex'{lu.se.

Dios guard,<J a V. E. mu.clws años, Rosario 13 de feurero de 1812.

Excelentísimo Señor MANUEL BELGRANO EXCELENTÍSIMO GoBIERNO DE LAS PROVINCIAS UNIDAS DEL RÍO DE LA PLATA.

El Triunvirato, consideró la propos1c1on de Belgrano, Y en fa reunión que realizó el 18 de febrero, resolvió lo siguiente:

-27-

LUIS CÁNEPA

En acuerdo de hoy se 1w resuelto que desde esta fecha en adelante, se haya, reconozca y use, la Esca1·o:pela Nacional; de las Provincias Unidas del Río de 'la Plata, declarándose por tal,. la de dos coZares blanco y azul celeste, y quedaindo abolida Ta roja con que antiguamente se distinguían.

Se comunica a V, S. 'J)O,ra los efectos consiguientes a esta resolución.

Dios guarde a V. S. muchos años. Bu,enos Aires, Febrero ·18 de 181'2.

FELICIANO ANToNIO · CHICLANA MANUEL DE SARRATEA JUAN JOSÉ PASO BERNARDINO RIBADAVIA (Secretario) AL JEFE DEL EsTADO MAYOR

Nótese que la firma de Rivadavia, en la resolución trans­ cripta figura tru como ha sido escrita; así también escribía su . apellido, el padre del prócer.

Conforme al borrador existente en el Archivo General de la Nación, esta medida se comunicó a los gobiernos de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Corrientes, Salta, Mendoza, San Juan, San Luis, Jujuy, Catamarca y La Rioja, como también al Jefe del Estado Mayor, y a los generales Bélgrano, Pueyrredón y Artigas, con el tenor de la siguiente nota:

El Gobierno en acuerdo de hey ha resuelto se haya, reco­ nozca y use por las tr(Yf)as de las Provincias Umidas del Río de la Plata la Escarapela Naciona.l que deberá componerse de los dos colares blanco y azul, ce7este, que<lando abolida desde esta fecha la roja con que antiguam.8nte se distinguf.an: Se comu­ nica a V. S. 'J)O,ra su cumplimiento en la parte que le toca.

Dios guarde a V. S. muchos años. Febrero 18 de 1812.

Con esta resolución, se puso término a lo peligroso que era en las bataiJlas, el encuentro cuerpo a cuerpo de soldados porta­ dores de iguales divisas, lo que podía ocasionar confusiones lamentables.

- 28 _:_

HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENRNOS

Belgrano, notificado de la re1>olución sobre uso de la cu­ carda nacional, prontamente la hizo colocar a sus soldados, y el mismo día lo hizo saber al Triunvirato por medio de ila nota que va a continuación: ExCELENTÍSIMO SEÑOR: Se ha 'JlU,eSto en ejecución la orden de V. E. fe,cha 18 'del conwnte para el uso de la escarapela '111.Wional que se ha ser­ mdo señalar, <JUya determinación ha sido del mayor regocijo, y excitado los d-eseos de los verdaderos hijos de la Patria de otras declaraciones de V. E. que acaben de confirmar a nuewos ene­ migos en la firme resolución en que estamos de sostener la independencia de la América.

Dios guarde a V. E. muchos años. Rosario 2� · de febrero de 181'2.

'-, Excelentísimo Señor l\iANUEL BELGRANO EXCELENTÍSIMO GoBIERNO DE LAS .PROVINCIAS UNIDAS DEL Río DE LA PLATA.

Don Miguel de Azcuénaga, gobernador intendente de la pro­ vincia de Buenos Aires, contestó al gobierno central con la siguiente comunicación: ExCELENTÍSIMO SEÑOR: He mandado comunicar a los <JUerPQS de esta guarnición por medio de la orden general, . el oficio de V. E. de 18 del con·iente, que acabo de recibir, para que se use_ por las trapas de la Patria, la escarapela que V. E.. ha tenido a bien declarar '111.Wional de las Pro'Vim.cias Unidas del Río de la Plata, com­ puesta de los dos colores blanco y azul celeste, quedando aboli­ da "In, roja can que antiguamente se distingufan, y lo aviso a V. E. en contestación.

Dios guarde a V. E. muchos años. Buenos Aires, febrero 20 de 1812.

Excelentísimo Señor MIGUEL DE AzCUÉNAGA ExCELENTÍSIMA JUNTA DE GoBIERNO.

-29-

LUIS

CÁN EP A

Pueyrredón, se encontraba en esos momentos al mando del Ejército del Norte; se pasaba entonces por graves circuns­ tancias, que ponían en peligro a la patria por ese lejano confin, y ello quizás le haya llevado a opinar con cierto pesimismo res­ pecto a la nueva cucarda, pues acusó recibo de la resolución respectiva, así: ExCELENTÍSIMO SEÑOR:.

Se Ji;ará i,wtoria en el ejército de mi ·mando la Superiar orden de V. E. 18 del anterior para que en 'adelante se �e por la tr<Yf)(J.S de Za rpatria la escarapela nacianal ' de dos colores blanco ,y azul celeste, qued;ando abolida la roja. Si le 'fuera per­ mitido a mi experiencia representaría can ella Za impresión que producen tales nimias innO'IJaciones en unos pueblos que awn no se hallan en estallo de gustar de los �ntomas de indepenr dencia y se resienten de cu;alquier inoportuna alteración que conciben en Za jurada representación de Fermando 'Vll9, mucho más en circunstancias tan críticas de retrogado y debilidad.

Pero V. E. está más al alcance de lo que conviene desplegar, variar y promulgar sin reducir pérr olwra rtos -acuerdos y refre­ nar los discursos públwos al sumo eminente objeto de la segu­ ridad de Za patria y sin desmentir los principios de nuestra ins­ talación con perjuicio de Za opinió.n y crédito que in\fluyen en los progresos del sistema.

Dios guarde a V. E. muchos ·años. Campamento General de Yatasto 19 .de mano de 181'2.

Excelentísimo Señor JUAN MARTÍN DE P'lJEYRREDÓN ExCELENTÍSIMO GoBIERNO SUPERIOR PROVISIONAL DE LAS PRO­ VINCIAS UNIDAS DEL Rfo DE LA PLATA.

Por noticias que nos da Antonio Zinny, sabemos que en San Juan, la creación de la escarapela se conoció el 4 de marzo de 1812, y que el gobernador intendente mandó cumplir esa resolución, el 20 de abril del mismo año.

Juan Manuel Beruti, en sus "Memorias Curiosas" o "Diario", nos da dos noticias, la segunda hasta hace poco, igno-30-

HISTORIA· DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS

rada. La primera, se refiere a que en el ejército de Buenos Aires, la escarapela se hizo conocer ef 21 de febrero de 1812, o sea a los tres días de implantada, y que los militares debían llevarla en el sombrero, que así se nombraba la prenda que les cubría la cabeza. La otra hace constar, que en 1815 el Director Supremo autorizó a las tropas .Y particulares, para detener a: quienes no llevasen •la cucarda nacional, y que ante algún abuso cometido, tal autorización fué derogada.· El Día de la Escarapela, fué instituido por el Consejo Na­ cional de Educación, en el año 1935¡ la celebración se efectúa el 18 de mayo.

-31-

'

Historia de la Bandera Nacional '

CRíEACióN DE LA BANDERA

De los varones de Mayo, Belgrano fué de los primeros que pensó en emancipar totalmente a las Provincias Unidas de la tutela hispana.

Al recibirse del mando de las fuerzas que guarnecerían [as baterías que se estaban emplazando en Rosario, para impedir el paso a flotillas enemigas, debe haber considerado lo grato que sería a los soldados d e la libertad, sostener en las lides un pabellón propio, lo que estimularía su heroismo en ailto grado.

Analizando las actitudes de Belgrano respecto a la cucarda primero, y a la bandera breves días después, podría inferirse que, con el propósito de dar a los colores nacionales en uso, una sanción oficial, se dirigió al Triunvirato, - gobierno cen­ tral de entonces - proponiendo la adopción de una escarapela nacional, como se ha visto, y que auego, con los colores ya aprobados, dando libre curso a su idea y a su patriotismo, lanzó a los vientos la enseña¡ que había soñado, creyendo tal vez, que como hecho consumado, recibiría la consagración oficial y popular, sin inconvenientes, dando así un paso más hacia la independencia completa, que él propiciaba.

Si bien los soldados, después de la gestión de Belgrano, ya tenian su escarapela para reconocerse en la lucha, continuaban batiéndose bajo fa misma insignia que los adversarios. Esta incongruencia· debe haber trabajado en la mente del prócer, Y, quizás acariciando ya la luminosa idea de dar a la patria una bandera, fué que se inspiró al dirigirse al Triunvirato con una nota, fechada el 26 de febrero de 1812, en la que, entre otras cosas, decía lo siguiente: Las banderas de nuestros enemigos son las que hasta aJwra hemos usado; pero ya que V. E. ha determinado la escarapela nacional con que nos distinguiremos de ellos y de todas las -35-

LUIS CÁNE.PA naciones, me atrevo a decir a V. E. que también se distinguie­ ran aqueU,as, y que en estas bater� no se viese tremolar sin o la que V. E. designe. ¡Abajo, Excelentísimo Señor, ·esas señ a­ les exteriores que para nada nos han servido, ·y con que parece i ·., aún no hemos roto las cadenas de la esclavitud!.

Del contenido de ese oficio, se desprende fácilmente que propiciaba la adopción de una bandera, para completar la medida ya tomada respecto a la escarapela. Pero Belgrano sabía bien, que la forma en que se desarrollaba fa guerra, si bien era por la independencia, se hacía bajo un fingido acata-· miento al rey de España, en cuyo nombre. la Junta, primero, y el Triunvirato, después, gobernaban al país; estas razones, impedían tomar resoluciones extremas, que delataran el verda­ dero sentir del p'Ueblo y sus dirigentes, que era romper todo vínculo con la metrópoli.

Razones de orden político, que facilitaban la ayuda extran­ jera en la ,peligrosa e incierta Jucha empeñada, impedían decla­ rar abiertamente el propósito de los patriotas, pero Belgrano, con clara percepción de los acontecimientos, bien se percataba de que ese disimulo oficial, poco o nada convenía, por lo·cual se inclinaba a .una actitud franca y directa, por los móviles entonces sustentados en reserva.

Tal vez convencido de ello, fué que, alentado por la adop­ ción de la escarapela y por su impaciencia patriótica, se aven­ turó a dar el paso magno de crear la bandera, sin aguardar dis­ posición gubernativa, creyendo, como queda dicho, que dado el carácter de hecho producido, el emblema quedaría consagrado sin dificultades ulteriores, según suponemos nosotros, a la vista de los antecedentes reunidos.

El �7 de febrero de 1812, la batería de la Independencia se terminó de emplazar, mientras continuaba la construcción de la denominada Libertad, nombres 8:l11bos dados por Belgrano, y que traducían el sentimiento que dejamos expresado, sobre la forma en que él encaraba la guerra.

Ese día, sobre las pintorescas barrancas del Paraná, hizo formar en batalla a la tropa de su mando; caía ya la tarde estival, cuando la arengó de este modo, según el informe que elevó al Triunv.i.rato: -36-

HISTORIA DE LOS SfMBOLOS NACI6NALES ARGENll'INOS SoLDADOS DE LA PATRIA:

En este punto hemos tenido la gloria de vestir la escarapela nacional q,ue ha d.esignado nuestro Excelentísimo Gobierno: en aq:uél, la batería: de ki !independencia, nuestras armas aumen­ tarán las suyas; juremos vencer a nuestros enemigos interiores y exteriores y la .América del Sud será el templo de la Ind,epen­ dencia, a.e la unión y de la libertad.

En fe de que así lo juráis decid conmigo: ¡Viva la Patria!

Señor Oapitán y tropa destinada p<Yl' la '[JT'imera vez a la batería de la Independencia: id, posesionáos ·de ella, y currvplid ! . el juramento que acabáis de hacer.

Terminada la histórica ceremonia, Belgrano lo hizo saber al Triunvirato por medio del oficio que va a continuación: ExCELENTÍSIMO SÉÑOR:

En este momento que son las seis y media· de la tarde se ha hecho la salva en la batería de la Independencia, y queda con la dotación competente para los tres cañones que se han colocad,o, la.8 municiones y .la guarnició.n.

He dispuesto para entusiasmar lo.s tropas 'y estos Juµ:,itan­ tes, que se formasen todas aquéllas, y les h.ablé en los términos de ,la nota que acompaño.

Biend,o preciso enarbolar Baria.era, y no teniéndola Za mandé hiacer blanca ,y celeste confarme � los colares de la esca­ rapela nacional: espero que se� de la aprobación de V. E. Dios (JU!L1'de a V. E. muchos años. Rosario, '21 de febrero ·de 1812.

Excelentísimo Señ<Yl' MANUEL BELGRANO ExCELENTÍSIMO GoBIERNO SUPERIOR DE LAS PROVINCIAS UNIDAS DEL Río DE LA PLATA. En la comunicación que termina de leerse, no menciona la bendición del �mblema, ceremonia religiosa que era de prác­ tica cumplir en el .ejército español, cuyas costumbres Y orga­ nización siguieron, en líneas generales, las tropas patriotas.

-37-

LUIS

CÁNEPA

Insinuamos en otro trabajo, que pudo haber ocurrido que el sacerdote del lugar fuera realista, y i:¡e negara a sancionar con un oficio divino lo que él consideraba una rebelión contra su rey. Tal conjetura debe descartarse, por cuanto era entonces párroco de Rosario el benemérito padre Julián Navarro, que mucho ayudó a los ejércitos de la patria, y hasta tuvo desta­ cada actuación en el combate de San Lorenzo.

Dado el carácter _de mural que tendria la insignia inaugu­ rada, desde que estaba destinada a tremolar sobre una fortifi­ cación, es posible, asimismo, que Belgrano no considerara del caso hacerla bendecir.

El grueso de las tropas, iba a quedar de guarnición en tierra, mientras que la pequeña bateria, situada en una isla, a escasa distancia de Qa orilla, sería atendida por un corto número de soldados. Por esta razón, también es lógico pensar que Bel­ grano tuviera el .propósito de dar ·al núcleo mayor de tropas, que estaba bajo su mando directo, su bandera de fuerza com­ batiente, y que dejara para esa ocasión el acto religioso. . Si tal propósito tuvo, no lo pudo cumplir, pues el mismo dí-a que él inauguraba la bandera., el Triunvirato, ignorando el hecho, lo designaba General en Jefe del Ejército del Norte, ordenándole partir inmediatamente a su nuevo destino.

Si bien tal es nuestra opinión, debemos hacer constar que en la Sala Belgrano, del Museo Histórico Provincial de Rosario, Santa Fe, se exhibe un hisopo •acompañado de la siguiente ins­ cripción: Hiso-po que utilizó el cura Dr. Julián Navarro en et a.ct;q de¡ la bendición de la bandera argentina que enarboló po1· '[lrimera vez en 'las barrancas del río Paratná en Rosario el Ge­ �al Manuel Bel,grarw.

A nuestro requerimiento, las autoridades de dicho Museo han tenido la gentileza de facilitarnos una copia de la carta con que se acompañó ese hisopo cuando fué donado. Ella consti­ tuye la única constancia que respecto ·a la autenticidad de esa pieza existe en el citado Museo, y dice así: Rosario, 20 de agosto de 1943. DR. Juuo MARc. Director del Museo Histórico Provincial. Oi1u:l.ad.. De mi con$ideración: -38-

HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS Con estas líneas, tengo el agrado i1e enviarle el histórico hwopo que utilizó el Cura Dr. Julián Navarro, en el acto i1e la bend:Ír ción de la bandera argentina que, e.narbol,ó por primera vez en nuestras barrancas, el glorioso General Belgrano. Lo dejó en mi. poder poco tiempo antes 'de su falleeimiento, el Cura párroco de la Iglesia Matriz de Nuestra Señora ilel Rosario, 'hoy Iglesia Catedral, Monse1ior Nicolás Grenón. Se lo habút prometido a Vd. para el Museo Histórico Provinoilll de Rosario, y fué su propósito de que yo se lo hiciera llegar a su poiler, junto con una nota de su pufw y letra que autenticara el origen del mis­ mo. Su inesperado fallecimiento, impidió la redacción de esa nota, y en tal virtud, recojo yo su.s palabras y cumpliendo su deseo, 1,o entrego a su custodia como Director de nu,estro Museo, para que sea colocado en el mismo, como danado por Mons�or Nicolás Grenán. Sin 'más lo saluda con toda coniideracián.

ANGEL ÜRTIZ GROGNET.

Como se desprende de lo leído, falta la constancia escrita. del propio monseñor Grenón, respecto a la forma en que el hisopo llegó a su poder, y cómo obtuvo el convencimiento de la autenticidad de la pieza donada. Su inesperada muerte, nos impide conocer antecedentes que quizás mucho iluminarían res­ pecto al punto que ha preocupado a varios historiadores.

Suele afirmarse que ese día 27 de febrero, se pusieron en servicio las dos baterias, pero no fué así; la Libertad, estaba aun en construcción, en la parte baja de la barranca, donde el tiro directo de la artillería resultaba más eficaz. La que se inauguro ese día, como se ha visto por el oficio de Belgrano, fué la Independencia, emplazada en una isla del Paraná, a un kilómetro, aproximadamente, de la orilla.

En las comunicaciones oficiales, no se menciona en que lugar preciso Belgrano enarboló la bandera por primera vez, pero interpretando el contenido de su informe al gobierno, se· desprende que la ceremonia se realizó en tierra firme, en lo alto de la barranca, desde el momento que estaba reunida toda la tropa y el pueblo, que aunque escaso, habrá concurrido en masa para presenciar ese gran acto.

No creemos posible que Belgrano haya hecho izar directa-39-

1 LUIS CÁNEPA

mente fa. enseña en la batería de la isla, pues el motivo que le impulsó, según él lo manifiesta, fué entusiasmar a las tropas y habitantes del lugar, y para eso, tuvo que haber hecho tremolar el pabellón cerca de ellos, o sea en el mismo sitio -que tomó el juramento a sus soldados. Luego de la ceremonia, la guarni­ ción de la batería,: habrá partido con la: enseña, y al izarla en la isla, se hizo la salva que Belgrano menciona.

Por otra parte, debe forzosamente suponerse que el crea­ dor de la bandera, tuviera a ésta junto a sí, en el momento de pronunciar su arenga y recibir el juramento del ejército.

Al no haber quedado constancia detallada de los actos ejecutado$ ese día, sólo cabe conjeturar sobre la base de lo escrito por el propio Belgrano, y de esto último se deduce tam­ bién, que fué una sola la bandera -que se estrenó, y no una para cada batería, pues de éstas, la situada al pie de la barran­ ca, como las pmebas lo certifican, aun no estaba terminada.

Haciendo un paréntesis a la parte documentada oficial­ mente, vamos ahora a referir una tradición rosarina, según la­ cual doña María Catalina Echevarría de Vida!, rué la dama que confeccionó la bandera que Belgrano enarboló por primera vez en Rosario. Félix A. Chaparro, en su libro "Del Pasado Santa­ fesino y Americano", así lo sostiene. Si bien esto no pasa de ser un recuerdo transmitido oralmente de una generación a otra, estudiando las razones aducidas, se llega a la conclusión de que es pa-fectamente posible que así haya sido.

Siendo Belgrano amigo del Dr. Vicente Anastasia Eche­ varría, hermano de la nombrada dama, es muy probable que el creador de la bandera, al establecerse en Rosario como jefe de las fuerzas allí destacadast haya habitado la casa de tal familia, de viejo arraigo allí, o fuera de ella un asiduo contertulio.

No puede caber duda respecto a que cuando Belgrano ideó la enseña, se dirigiera a una dama de su amistad para que se la confeccionara, pues: tal cosa representaba un alto honor.

Tanto Belgrano como Echevarría, actuaron mucho en Buenos Aires antes de la Revolución de Mayo, y en la pequeña ciudad de entonces, tienen que haber trabado amistad, la que se habrá estrechado al partir ambos en 1811, en misión diplomática al Paraguay, cumplida después de la expedición militar al mismo -40-

HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS

país. La familia de Vida!, moraba a poca distancia del lugar donde acampaban, las tropas, y nadie más indicada que la her­ mana de su amigo, para distinguirla con tan honrosa tarea.

Otra tradición también refiere, que Cosine Maciel, ayu­ dante del capitán Celedonio Escalada, fué el abanderado du­ rante la ceremonia realizada al inaugurar la bandera el 27 de febrero.

Belgrano, al hacer conocer al Triunvirato la creación del emblema patrio, °lejos estaría, seguramente, de imaginar la resolución que su actitud iba a merecer de aquél. Los triun­ viros consideraron lo acontecido, y con fecha 3 de marzo le enviaron el sigulente oficio, cuyo borrador se· conserva:

Se ha impuesto esta superioridad, par .el oficio de V. S. del 27 del pasado, de hal:Jer quedado ewpedita la batería que nom­ bra de la Independencia, y de lo dem.á8 que ha practicado con el objeto de entusiasmar a la tropa de su mande. Así 'la situa­ ción presente, como el orden y consecuencias 'de principios a que estamos -ligados exige por nuestra pa1'te, en materias de las de esta primera entidad del Estado, que nos conduzcamos con la mayor circunspección y medida, por eso es que las demostra­ ciones con que V. S. inflamó a la tropa de su mando, esto es, enarbolando la bf!,ndera blanca; y celeste, como indicante de que debe ser nuestra divisa sucesiva, ros cree este Gobierno de una infl·uencia capaz de destruir 'los fundamentos con que se jitsti­ fican nuestras operaciones y protestas que hemos sancionado , con tanta repetición, y que en nuestras comunicaciones exte­ riores constituyen las p1incipales 'máximas polít-icas que hemos adoptado. Con presenciá de esto y de todo lo demás que se 'tie­ ne p?·esente en ·este grave asunto, ·1ia dispuesto este Gobierno que sujetando V. S. sus conceptos a las miras qite reglan las determinaciones con que e'l se conduce, haga pasar por u,n ras­ go de entusiasmo el suceso de la bandera blanca y celeste enar­ bolada, ocultándola disimuladamente y subrogándola con la que se le envía, que es la que hasta ahora se usa en esta Fortaleza, y que hace el centro del E�tado, p?·ocurando en adelante no '!ffe­ venir las deliberaciones del Gobie11no en mate?'ia de tanta im­ portancia y en cualquier otra que una vez ejecutada, no deja -41-

LUIS

CÁNEP·A

libertad para su aprobación, y ciw:ndo menos, produce males inevitables difíci"les de repararse con buen suceso.

Marzo 3 de 1812.

AL CORONEL DoN MANUEL BELGRANO.

Esta desautorización, como se verá más adelante, no lle­ gó nunca a manos de Be]grano, pues éste ya había partido pa­ ra el norte, cuando aquélla fué recibida en Rosario.

El lugar preciso donde Belgrano presentó por primera vez la bandera a sus tropas y al pueblo de Rosario, es difícil de indicar.

En 1898, la Municipalidad rosarina nombró una comisión popular, encargada de conmemorar aquel episodio, los días 23, 24 y 25 de mayo de ese año.

Días después, el mismo municipio, acordó erigir un monu­ mento al pabellón nacional, en el sitio donde se enarboló en su primer dia, y esto, creyó Ua comisión citada que había ocu­ rrido en la batería Libertad; .para establecer el lugar que había ocupado esta fortificación, la comisión designó a dos de sus miembros, y éstos, después de interrogar a antiguos y caracte­ rizados vecinos, dictamdnaron que tal batería, estuvo emplaza­ da en el terreno hoy ocupado por la plaza General Belgrano, de esa ciudad, aceptando ese informe las autoridades comunales.

A ·falta de documentos fehacientes y de planos de la épo­ ca, debe tenerse por cierta la ubicación aprobada por da Muni­ cipalidad rosarina, sin hacer cuestión, como es lógico, de los pocos nietros de diferencia que pudiera haber.

En lo que respecta al sitio en que Belgrano levantó su primera bandera, queda dicho que no puede ser el que ocupó la batería Libertad, por cuanto ya se vió en el oficio del ge­ neral, que sólo inauguró ei 27 de febrero, la Independencia, úni­ ca que estaba terminada, y que ese mismo dia fué guarnecida con sus correspondientes tropas, y provista del necesario ma­ terial de guerra.

-42-

r

HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS

Pero la ubicación fijada por la municipalidad rosarina, es­ tá bien; ya se dijo que antes de que la bandera se izara en la batería Independencia, tuvo que ser presentada al grueso de las fuerzas y al pueblo, en tierra fiI111e, posiblemente en lugar inmediato al de. la batería Libertad, que sería, muy aproxima­ damente, si no el mismo, donde está trazada la plaza General Belgrano;

-43-

EL ESTANDARTE REAL A fin de enlazar los acontecimientos por su orden crono­ lógico, debemos ocuparnos ahora de lo ocurrido con el estan­ darte real, para que el lector lo tenga presente en el desarrollo de los sucesos que se narrarán después.

El paseo del estandarte era una ceremonia que se reali­ zaba, tanto en Buenos Aires como en las demás ciudades im­ portantes de las colonias españolas en América.

Tal simbolo, sólo era sacado a la calle con motivo de gran­ des celebraciones, y un funcionario especial, de elevada cate­ goría dentro de la ciudad -el alférez real- estaba encargado de llevarlo en esos casos, que eran, por ejemplo, }a jura de un nuevo rey, los festejos de San Martín, patrón de Buenos Aires, y en contadas circunstancias más. La ceremonia se rodeaba de una pompa extraordinaria, y con el mayor respeto de parte de las autoridades y el pueblo, pues se trataba de conducir la insignia que representaba al rey.

La celebración del primer aniversario de Mayo, se hizo uti­ lizando el estandarte real, mas, tal muestra de sumisión a la corona debe haber chocado a los patriotas, pues al año siguien­ te, 1812, el Cabildo porteño, con fecha 30 de abril, se dirigió a1· Triunvirato con una nota en la que manifestaba su deseo de solemnizar el recuerdo del próximo 25 de Mayo, pero que en vista del luto y miseria que envolvían a muchos habitantes como consecuencia de la guerra, expresaba el deseo de que en las demostraciones fueran consideradas las ventajas reales, Y que no todo se disipara con el último son de las fiestas.

Decía también el Cabildo: Sería ciertamente mi¿y ú.til al men general, si pudiem engrosarse aquel fondo ( el de aos fes­ tejos del 25 de Mayo) con la cantidad que se destina anualmen­ te a la pompa del paseo del estandarte real.

A pedido del gobierno, hicieron los cabiidantes el cálculo

-45-

LUIS

CÁNEPA

de gastos de la celebración, que ascendían, a pesar de la econo­ mía que se impuso, a $ 1.400, de ilos cuales, $ 500 eran para las erogaciones motivadas por el paseo del estandarte real.

El Triunvirato tomó conocimiento de estos detalles, y con fecha 11 de mayo del mismo año 1812, a instancias, posible-, mente, de Rivadavia, suprimió el paseo del estandarte, dando el siguiente decreto:

Considerando este Go"bierno ·que el paseo 'del Estandarte, en los 'f)Ueblos d.!3 .Za América Española, es una ceremonia hlur milZante introducida por la tirania e incompatible con las 'JYl'e­ rrogativas de libertad que ha proclamado y defiende, ha deter­ mmado en acuerdo del 11 del corriente que se SUS'J)enda P<Yr ahora y ha.sta tanto que con las consultas de V. E. y demás autoridades se substituya al paseo d.el Estandarte con una d.e­ mostración más digna y análoga a nuestra regeneración civil.

Esta resolución, firmada por Rivadavia, Chiclana, Sarra­ tea y Nicolás Herrera, este último como secretado, fué comu­ nicada al Cabildo. Este cuerpo, trató el asunto el 13 del mismo mes, y en el acta de ese dia, al final consta que:

Se recibió un oficio del Superi01· Go"bierrw fecha de hoy en que avisa halJer 1·esuelto en acuerdo del anee del cm-riente, que se SUS'J)enda p01· ahora el paseo d.el Estanda1·te, y kasta tanto qúe con las consultas de este Ayuntamiento, y demás au­ toridades se substituya a dicho paseo con una demostración más digna, y <IJnáloga a nuestra regeneración, porque aquella es una ceremonia humillante, introducida po,- Za tiranía, e incompati­ ble con las prerrogativas de la libertad que se ha proclamado, Y defiende: Y los Señores acordaron se conteste 1wber sido muy satisfactm-ia a este Cabildo la indicada determinación, y mandaron se copie el oficio y archive el original.

El Cabildo, con tal motivo, envió al Triunvirato un oficio, en el que decía:

Ha sido mi¿y satisfactoria a este Ayuntamiento Za superior determinación de V. E. que en oficio del 13 del corriente ·se sirve comunicarle, de la sup-resión del paseo del Estandarte, qire

-46-

"

HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES· ARGENTINOS

siendo una ceremonia hija del ·espíritu, de conquista� es. indigna de este 'JlU,eblo e incapaz de-recordar decorosamente la época de nuestra regeneración civil.

Como la disposición del Triunvirato mandaba lisamente su­ primir el paseo del Estandarte, sin indicar con qué se lo reem­ plazaría, al año sigwente se presentaron dudas en algunos pue­ blos del norte. · Los habitantes, habituados, a ver una insignia especial al frente de aquellas solerrmes ceremonias, necesitaban algo con que substituirlo, y lo que al respecto ocurrió, para no adelan­ tarnos a los acontecimientos, se verá en otro capítulo, pues está relacionado con lo acaecido sobre la bandera en aquellas regiones norteñas.

-47-

LA BANDERA EN JUJUY La prudente disposición de los triunviros, no hizo que fos colores argentinos cayeran en el olvido; al contrario, el blanco y azul celeste quedó desde entonces consagrado para todos los siglos venideros como insignia de la argentinidad, y con la ac­ titud de Belgrano en Rosario, quedaba demostrado más pal­ pablemente que lo que el pueblo quería, era el advenimiento de una nueva nación soberana, y de allí que quisiera presen­ tarse con todos los atributos de tal.

La nota del 3 de marzo de 1812, que él lector ya conoce, no llegó a manos del general Belgrano, pues uno o dos días antes de tomar el Truunvirato esa determinación, en cumpli­ miento de órdenes recibidas, partió para hacerse cargo del Ejér­ cito del Norte, en reemplazo de Pueyrredón. La partida tuvo que ser rápida, pues la orden le mandaba "ponerse en marcha sin pérdida de momentos". En su viaje, sólo le acompañó un reducidisimo número de subalternos.

Habiéndosele mandado partir en breve término, no pudo haber estado Belgrano en Rosario, cuando allí llegó la desau­ torización del" Triunvirato, pues la comunicación del 3 de mar­ zo, debe haber arribado a aquella localidad el 4 ó el 5, y el destinatario había iniciado su marcha ·al norte, tres o cuatro días antes.

Digamos aquí que la bandera tiene que haber quedado en Rosario, por las razones que analizaremos más adelante.

Belgrano se hallaba en la ciudad de Jujuy, el 25. de mayo de 1812; ignoraba la resolución tomada por el Triunvirato res­ pecto a la bandera, y con seguridad que tampoco conocía la supresión del paseo del estandarte real, que se había dispuesto en Buenos Aires dos semanas exactas antes, como ya se ha visto.

Ese segundo aniversario de Mayo, Belgrano quiso celebrar­ lo con la dignidad que el importante acaecimiento merecía, y

-48-

HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS

de lo realizado con ese motivo, informó al gobierno central. A sus soldados, reunidos frente al pabellón nacional, los proclamó ese día según el contenido del documento "número pl'imero", que con otros acompañaba su oficio al Triunvirato, para cono­ cimiento de �as autoridades nacionales. La proclama que dirigió a las tropas, fué esta: "Sol,dad,os, hijos dignos de la Patria, camaradas míos: Dos años ha que por primera vez resonó en estas regiones el eco de la libertad, y él continúa propagándose ha.sta por las cavernas más recónditas de los Andes; JJU,eS que no es obra de los hombres, sino del Dios Omnipotente, que permitió a los Americanws que se nos presentase 7,a ocasión para entra1· al goce de nuestros derechos; el 25 de Mayo será para siempre memorable en los anales de nuestra historia, y vosotros ten­ dréis 1¿n motivo más de recordarlo, cuando en él por primera vez, véis la Bandera Nacional en mis m.amos, que ya os d-istingue de las demás Naciones del Globo, sin embargo de los esfuerzos que han hecho los enemigos de la sagrada causa que defende­ mos, para echarnos cadenas awn más pesadas que las que car­ gábais.

Pero esta gloria debemos sostenerla, de un modo digno, con la unión, la constancia, y el exacto cumplimiento de 11iues­ tras obligaciones hacia Dios, hacia nuestros hermanos, y hacia nosotros mismos; a fin de que la patria se goce de abrigar en su seno hijos tan beneméritos, y pueda presentarlos a la poste­ ridad como modelos que haya de ter,m· a 7,a vista para conser­ varl,a libre de enemigos� y en el lleno de s1¿ felicidad. Mi cora­ zón reboza de alegria al observar en ooestros semblantes que estáis adorrtados de tan generosos y nobles sentimientos, Y que yo no soy más que un jefe a quien vosotros impulsáis con vuestros hechos, con vuestro ardor, con vuestro pat1-iotismo.

Sí, os seguiré, imitando vuestras acciones y todo el entusias­ mo de que s6lo son capaces los hornhres libres para sacar a sus hermanos de la opresión. Ea, pues, soldados de la Patria; no olvidéis jamás que nuestra obra es de Dios; que él nos ha con­ cedido esta Baindera; que nos manda que 7,a sostengamos, Y que no hay wna sol,a cosa que no nos empe1ie a mantene1·7,a con el

-49-

LUIS

CÁNEPA

honor '!.J. decoro que le corresponde.· Nuestroo padres, nuestroo hermanos, nuestros hijos, nuestros conciudadanos; todos, todos f,ijan en vosotros la vista y deciden que es a voootros a quienes corresponderá todo su reconocimiento si continuáis en el ca­ mino de la gloria que os habéis abierto. Jurad cmimigo, ejecu­ ta:rlo rasí, y en p?-uebai repetid: ¡Viva la Patria! Jujwy, �5 de mayo de 1812".

MANUEL BELGRANO

Cuatro días después, el 29 de mayo, informaba del acto realizado, al gobierno, con la siguiente nota, agregando la arenga anterior y otros documentos.

ExCELENTÍSIMO SEÑOR:

He tenido_ la mayor satisfacción en ver la alegria, contento y entusiasmo con que se ha celebrado en esta ciudad el Aniver­ sario de la libertad de la Patria, con todó el decoro y esplendor de que ha sido capaz, así con los actos Religiooos de víspera y Misa solemtne con Tedéum, como en la fiesta del Alférez ma­ yor don Pablo Mena, cooperando con sus iluminaciones todos los vecinoo de ella, y manifestando con demootraciones propias su regocijo.

La tropa de mi mando no menos ha demostrado el patrio­ tismo que la .caracteriza: asistió al rayar el df,a a conducir la Bandera Napi,onal, desde mi Posada, que llevaba el Barón de Holmberg para enarbolarla en los balcones del Ayuntamiento, y se anunció al, Pueblo con quince cañonazos.

Concluida la Misa la mandé llevar a la Iglesia, y tomada por mí la presenté al doctor don Juan Ignacio de Gorriti, que salió revestido a bendecirla, permaneciendo el Preste, el Oa­ b�ldo, y todo el Pueblo en la mayor devoción a este santo acto.

Verificado _que fué, la volví a manoo del Barón para que se colocase otra vez donde estaba y al salir de la Iglesia, se repitió otra salva de igual inúmem de ti1·os, con grandes vivas y aclamaciones.

Por la tarde se formó la tropa en la Plaza, y fuí eñ per­ sona a las casas del Ayuntamiento, donde éste me esperaba

-50-

HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS

con su Teniente Gobernador: saqué por mí mismo la Bandera y la conduje acompañado del expresado cuerpo, y habiendo man­ dado hacer el cuadro doble, hablé a las tropas, �egíqn, manifies­ ta el niimero primero, las cuales jurm·on con todo entusiasmo, al son de la .música y última salva de artillería, sostenerla has­ ta morir.

En seguida, formados en columna, me acompañaron a de­ positar la Bandera en mi casa, que yo mismo llevaba en medio de aclamaciones y vivas del Pueblo, que se complacia de la se­ ñal que ya. nos distingue de las derruís Naciones, no confundiéndonos igualmente con ros que a pretexto de Fernando VIIP tra­ tan de privar a la América de sus derechos, y usan, las mismas señales que los españoles subyu gados 'J}(YI' Napoleón.

A la puerta de mi Posada hizo alto la columna, Jormó en batalla, y pasando yo por sobre las filas la Bandera, puedo ase­ gurar a V.E. que ví, observé el fuego patriótico en las trapas, y también oí en medio de u,n acto tan serio murmurar entre dientes: "nuestra sangre derramaremos por esta Bandera".

No es ddble a mi pluma pintar el decoro y respeto de estos actos, el gozo del Pueblo, la alegría del soldado, ni los efectos que palpablemente he notado en todas las clases del Estado, testigos de ello: Sólo puedo decir que la Patria tiene hijos que sin duda sostendrán por todos medios y modo su causa, y que primero perecerán que ver usurpados sus derechos.

Las trapas de la vanguardia, que se hallan en Humahuaca al, mando del Mayor General interino D. Juan Ramón BaJ,carce, hn,n hecho sus demostraciones públicas de regocijo, y oído a su Jefe, según la copia N9 2, festejando el día de inuestra libertad con evoluciones militares, toros, sombras chinescas, en que han tenido parte todos aquellos naturales, que bendicen al Todapo­ deroso po1· el goce de sus w·eohos.

En Salta, igualmente, según me avisa el Gobernador con fechn, del 26, se hn, celebrado el Ainiversario con todo esplendor y magnific6Mia correspondiente a un pueblo entusiasmado Y amante de su libertad, y me dice, que las corporaciones civil y eclesiástica, hn,n desempeñado sus deberes, haciendo ostenta­ ción de su pat1'iotismo; po1· CWIJa razón he mandado les dé las g racias de un modo público.

- 51 __,

L U I S CÁNEPA

Bien 7JU,ede, Smíor Excelentísimo, tener nuestra libertad to­ dos los enemigos que quiera; bien 'JYU,ede experimentar todos los contrastes, que, en verdml, nos so.n necesarios -para formar nues­ tro carácter nacional; ella se cimentará sobre fundamentos só­ lidos, que la justicia administrada por V.E. sabrá colocar para el bien, y felicida.d de los 'JYU,eblos de estas Provincias.

Dios guarde a V.E. muchos años. Jujuy, 29 de mayo de 1812.

Ea;celentf.simo señor

MANUEL BELGRANO ExCELENTÍSIMO SUPER,IOR GoBIERNO DE LAS PR OVINCIAS UNIDASDEL Río DE LA PLA TA.

Acompañaba también a este oficio, la que llama "copia N9 2", o sea, la proclama del general Balcarce a sus tropas, que decía así:

El Mayor General Interinio del Ejército del Perú a la tro-pa que compone la vanguardia de su mando.

Soldados defensores de la Patria: si la situación nuestra fuese hoy delante de las líneas del enemigo, satisfecho estoy de que con vuestra notoria energía ratificaréis el juramento y so­ lemne promesa que lwn corrido tres años hicisteis ante el Dios de las Batallas de salvar la Patria y ser libres: Soldados yo os recum·do aquel día de gloria, y pido sea inseparable de vuestm memoria, principalmente cuando vuestro digno General en Jefe os diga "aquellos -son los que atentan a vuestra libertad; los Asesimos de nuestros hermanos en Hu,aqui, Yuraicoragua y s,u,i­ pacha; Arrojáos sobre ellos a vengar los agravios recibidos, a restaurar el honor ofendido y salvar la Patria". Ella desde aho­ ra se prepara a salfros al encuentro con demostraciones de la más pura gratitud; y elevar monumentos que transmitan a la edad más remota vuestra laudable constancia, fidelidad, mérito y gloria.

Humahuaca y mayo 25 de 1812. JUAN RAMóN BALCARCE. Donde dice "han corrido tres años", debe referirse al mo­ V'imiento de Chuquisaca, de los criollos contra la dominación - 52 _.

HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS

española, estallado el 25 de mayo de 1809, que fué ahogado en sangre; de aludir a la Revolución de Mayo, en Buenos Aires, correspondía decir dos años.

El teniente gobernador de Jujuy, don Francisco Pico, por su parte también informó al Triunvirato, de la celebración en esa provincia, como ya lo había hecho Belgrano, en su carácter de generatJ. en jefe, por medio de la nota que se ha leído antes de la proclama de Balcarce. El informe de Pico, es el siguiente: ExCELENTÍSIMO SEÑOR:

El 25 del pasad,o mayo se ha celeln'ado en esta ciudad la feliz recordación de tan memorable día, siendo el 24 por la tar­ de el paseo del Estandarte; la pompa y magnificencia con que este Pueblo ha querido respectivamente distinguirse ha sido sin­ gular; el extraordinario aparato del nustre Cabildo, respetable Clero, asistencia de comunidades, y vecindario, tod,o ha contri­ buído a solemnizarlo, advirtiénd,ose en ell,o premisas imequívo­ cas de una sincera adhesión a nuestra sagrada causa.

El mismo día <il amanecer se colocó en la galería del Ilustre Cabildo la bandera nacional, y a ésta precedió formación de todas las tropas, y salva de artillería; concluída la función· en la Iglesi.a Matriz se condujo a ella para su bendición la que efec­ tuó el R. P. Juan Ignacio Gorriti, volviéndola luego <il mismo puesto; por la tarde se formaron las tropas en la P"laza, a quie­ nes arengó con ella en las manos, del Señor General en Jefe: este acto ha entusiasmad,o mucho a todos, y en mi concepto a los más de aquellos cuya discordanci.a e indiferencia nos es tan perjudicial: comunico a V.E. estas notici.as por lo que deben Zisa.njear su Superior ánimo.

Dios guarde a V.E. muchos años. Jujuy y junio 19 de 1812.

FRANCISCO PICO ExCELENTÍSIMO SUPERIOR GoBIERNO DE LAS PROVINCIAS UNIDAS DEL Rfo DE LA PATA.

En la nota que antecede, se habrá notado que no dice cuál fué el estandarte que se paseó, de lo que debe sobreentenderse que era el real; no habría aun llegado a esas lejanas regiones, -53 _.

LUIS

CÁNEPA

la noticia de su supresión, dispuesta con dos semanas de ante-, rioridad.

De acuerdo al -borrador que se conserva, all teniente gober­ nador Pico, el Triunvirato le acusó recibo de su informe, en los siguientes términos: El Gobierno ha recibido el oficio de fecha: 19 del corriente en· que se detalla el entusiasmo de ese noble rm,eblo en el glorio­ so aniversario de nuestra feliz revoluci6n, y en su consecuencia me crdena S.E. co.nteste a V. como lo ejecuto que se com,place sumamente con demostraciones que se dirigen al objeto más grand/3 de la América.

Dios guard,e a. V. muchos años, junio 26 de 1812.

(Hay uria rúbrica) SEÑOR TENIENTE GoBERNADOR DE JUJUY.

La nota de Belgrano, de fecha 29 de ml:!,yo, fué considerada especialmente por el Triunvirato; éste, ignorando que aquél no había recibido la desautorización del 3 de marzo , entendió que el general había incurrido en desobediencia, por !o que le envió el siguiente oficio, que mucho afectó al creador de la bandera: Cuando en 3 d,e marzo se hallaba V.S. en la Batería del Rosario se le dijo lo que sigue. (A continuación va reproducido el texto de aquella fecha, que ya el lector conoce). Comparando pues este Go'bierno el contenido d,e este oficio con el de V.S. de 29 de mayo próximo pasado y la copia número 1 adjunta le ha herido una sensación, que sólo pudo suspender el 'Prece­ dente concepto de sus ta�ntos y probidad. ;,Los impulsos grand,es que d,e cuclquier punto de una es­ fera se a1-rojen hacia su centro, qué más rm,ed,en hacer, qu.e ·os­ cila1·la y excentrificarla; Tales, pues, son los efectos de los pro­ cedimientos de V.S. en esta parte. Los que constituyen esta su­ perioridad,.que hace el centro o punto en que graV'itan los gran­ des negocios que el sistema de las relacio.nes que han de formar o aproximar a la dignidad de un Estado a unos rm,eblos in/ar­ mes y derramados a distancias inhordinadas pero que con so-

-54-

HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS

brada ju,Sticia y apo1tunidad se han avanzado y esfuerzam a cons- · tituirlo; no '[YUeden contene1·se sino en el '[JWnto de un celo enér­ gico, pero prudente. A V.S. le sobra penetración para llegar con ella al· cabo de la trascendencia de tal proceder: el gobierno, pues, consecuente a la confianza que ha depositado en V.S., no '[YUede hace,· más que deja,· a la prud,encia de V.S. mismo, la reparaciárn de tamaño desorden; pero debe igualmente p,·eve­ ni1·le que esta será la última vez que sacrificará hasta tan alto punto los respetos de su autoridad, y los intereses de la Nación que preside y forma, los que jamás pod1·án estar en aposición a la unif01-midad y orden .

V.S. a vuelta de correo dará cuenta exaeta de lo que haya hecho, en cumplimiento de esta superior resolución.

Dios guarde a V.S. muchos años, Buenos Aires, 27 de .junio de 1812.

AL GENERAL EN JEFE DoN MANUEL BELGRANO.

___

.__

Conociendo los sentimientos de Belgrano, fácil es supon�r como habrá afectado su ánimo tan severa reprimenda, y con toda la nobleza y sinceridad de su alma grande, aclaró sus actos, y explicó que no había habido en su conducta, ni el más mínimo intento de desobediencia.

Dado lo delicado del asunto, y tal vez para que nadie se enterara de lo ocurrido, de su puño y letra escribió al Triun­ virato la siguiente nqta de descargo: ExCELENTÍSIMO SEÑOR:

Debo hablar a V. E. con la ingenuidad propia de mi ca,·ác­ ter, y decirle con todo respeto que me ha sido sensible la rep,·en­ sión que me dá en su oficio de 27 del pasado, y el asomo que ha.ce de poner e;n, ejecución su autoridad contra rrií, si no cumplo con lo que se rn.e manda relativo a Barulera Nacional, acusán­ dome de habe,· faltado a la p,·evención de 3 de marzo por otro­ tanto que hice en el Rosario.

Para hacer ve,· mi inocencia nada tengo que trae,· más a -55-

LUIS

CÁNEPA

la consideración de V. E. que en 3 de marzo referido no me hallaba en el Rosm'io; pues, co.nforme a .las órdenes del 27 de febrero, me p'uiSe en marcha el 1 ó '2 del insinuado marzo, y nunca llegó a mis manos la contestación de V. E. que ahora recibo inserta; pues a luiberla tenido, no habría sido yo el que hubiese vuelto a enarbolar tal Bandera, como interesado siempre en dar ejemplo de respeto y obediencia a V. E. conociendo que de otro 1nodo no existiría el orden y toda nuestra causa iría por tierra.

V. E. mismo sabe de que sin embargo de que había en el Ejército de la Patria cuerpos que lZevaban la escarapela ce1este y blanca, jamás la permití en el que se me puso a mandar, hasta que viendo las consecuencias de una diversidad tan grande, exigí de V. E. la declaraci6.n respectiva.

En seguida que circuló la orden, llegó a mis manos; la batería se iba a, gu;amecer, no había bwnilera, y juzgué que sería la blanca y ce7este la que nos distinguiese como la escara­ pela, y esto, con mis deseos de que estas provincias se cuenten como una de las Naciones del Globo, me estimuló a ponerla.

Vengo a estos puntos: ignoro, como he dicho, aquella deter­ mimación, los encuentro /ríos, indiferentes, y, tal vez, enemigos; tengo la ocasión del 25 de Mayo, y dispongo la bandera para acalorarlos y entusiasmarlos, ¿y habré, por esto, cometido un delito? Lo sería, Seño1· Excelentísimo, si a pesar de aquella orden, hubiese yo querido hacer frente a las disposiciones de V. E.; no así estando enteramente ignorante de ella; la que se remitiría al Oomandante del Rosario y la obedecería como yo lo hubiera hecho si la hubiese recibido.

La Bandera la he 1·ecogido, y la desharé vara que no haya ni memoria de ella; y se harán las banderas del regimiento nú­ mero 6, sin necesidad de que aquella se note por persona alguna; pues s·i acaso me p?"eguntasen por ella, responderé que se reserva para el día de una gran victoria por el ejército, y como ésta está lejos, todos la habrán olvidado y se contentarán con lo que se les presente.

En esta parte, V. E. tendrá su sistema al que nie sujeto, pero diré también, con ve1·dad, que como hasta l.os indios sufren por el Rey Fernando V/[9 y les hacen rpadeoer con los mismos apa- 56 -

HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS ratos que nosotros proclamamos la libertad; ni gu.8tan oi?· nom.­ bre de Rey, ni se cornplacen con kls mismas insignias que los tiranizan.

Puede V. E. hacer de mí lo que quiera, en el firme supuesto de que luill,ándose mi conciencia tranquila, y no conduciéndome a esas ni otras demostraciones de mis deseos p<Yr la felicidad y glorias de la Patria, otro interés que el de ésta misma, recibiré con resignación cualquier padecimiento; pues no será el primero que he tenido por proceder con hanradez y entusiasmo patriótico.

Mi corazón está lleno de sensibilidad, y quiera -V. E. no ex­ trafiar mis expresiones, cuando veo mi inocencia y mi patrio­ tismo apercibido en el swpuesto de haber querido-afrontar sus superiores órdenes, ·cuando no se hallará' una sola de que se me '[fU8de acusar, ni en el antiguo sistema de gobierno, y rnucho menos en el que estamos, y que a V. E. ino se le oculta cuanta especie de sacrificios he hecho por él.

Excelentísimo Señor MANUEL BELGRANO ExCELENTÍSIMO GoBIERNO DE LAS PROVINCIAS DEL Río DE LA PLATA.

En la parte superior izquierda de la primera foja de esta nota, con letra de Belgrano, dice: "Reservado", y debajo de esta palabra, se lee: "Archívese", al parecer de letra de Rivadavia, sin firma ni rúbrica, con lo que se dió por terminado el asunto. "¿Deshizo" Belgrano la bandera jurada en Jujuy el 25 de Mayo de 1812, como lo prometió al gobierno? Creemos que no pudo hacer eso, pues él, además de gran patriota, era fervoroso creyente, y esa enseña había sido bendecida solemnemente por un sacerdote ' con todos 1los rituales de rigor, y jurada por los bravos que componían su ejército, de general a soldados.

Esas razones nos obligan a ,creer, mientras pruebas en con­ trario no digan otra cosa, que tal bandera la "recogió" celosa­ mente, para después de la "gran victoria" que soñaba, Y que le llegó a los cuatro meses en Tucumán.

De ser como suponemos:, que la bandera la conservó en su -57-

LUIS

CÁNEPA

equipaje, serí.a ella la misma que recibió �u bau! ismo de fuego en Salta, la que vió las tristes horas de Vlllcapugio Y Ayohuma, la que estuvo en la campaña del · Alto Perú, Y la que tenía el Ejército del Norte cuando de él se hizo cargo San Martín, por breve tiempo, a principios de 1814.

En otras páginas, debemos volver a considerar este asunto.­ por estar relacionado con el tema de un distinto capítulo.

El acto celebrado por Belgrano en Jujuy, el 25 de Mayo· de 1812, fué en realidad el primer juramento de la bandera nacio­ nal por los soldados argentínos. En Rosario, como se vió por la proclama del general, no se juró ni mencionó la enseña, sino el sostenimiento de la independencia; a la bandera se refirió Bel­ grano, sólo al informar al gobierno sobre su enarbolamiento. . Debe hacerse presente, que la resolución dél Triunvirato, prohibiendo a Belgrano usar en su ejército la ·bandera que había creado,' no obedecía a razónes contrarias a la libertad e inde­ pendencia del país, sino que seguía la misma línea de conducta iniciada en mayo de 1810, que terminó en 1816 con la declara­ ción del Congreso de Tucumán, pues por razones políticas y diplomáticas, se quería evitar que en Europa se conociesen ofi­ cialmente, cuales eran los verdaderos propósitos· de la Revolu- · ción de.Mayo, y el hecho de enarbolar bandera propia, significaba dar a conocer planes que convenía mantener ocultos, bajo la máscara de acatamiento a la autoridad de Fernando VII9. Por ello, consideraba el gobierno conveniente que se continuara utili­ zando 1la bandera española.

Recuérdese, que después de la batalla de Suipacha, librada el 7 de noviembre de 1810, junto con los jefes españoles Sanz y Córdoba, fué fusilado el mariscal Vicente Nieto; este último, estando frente al piquete que le daría muerte, pidió que no se le vendasen los ojos , como se había hecho, y al retirársele la venda, ianzó una exclamación de contento al divisar el pabellón español, porque con él al frente moriría.

Como en el acto del fusilamiento formó el ejército argentino al mando de Díaz Vélez, y ese ejército, a las órdenes del general González Balcarce •había triunfado en Suipacha, tiene que haber sido de esas tropas la bandera que Nieto vió. Mencionamos este -58-

HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS

"

suceso, como prueba de que en las primeras luchas,_ambos-adver­ sarios peleaban bajo un mismo pabellón.

Al comunicar Díaz Vélez el cumplimiento de la sentencia al gobierno, decía: u . .• pu estos los reos de rodiU,as delante de /,as banderCI,S, y leídose por mí la sentencia en alta voz, se pasaron p01· las arm.as a los dichos Sanz, Nieto ·y Córdoba". Este dato;· que nos da Ignacio Núñez, aclara la exclamación de Nieto, res­ pecto a la bandera española, a cuya vista moriría.

Cuando French partió de Buenos Aires, con fuerzas desti­ nadas a engrosar el Ejército del Norte, al llegar a Luján, les hizo jurar fidelidad a la patria, sirviéndose de la bandera española.

Juan Pedro de Aguirre, patriota activo de Mayo, el 27 de abril de 1811 le escribió desde Buenos Aires a Chiclana, en­ tonces gobernador intendente de SaJlta; después de narrarle los momentos difíciles por que pasaba el país, agregaba: que por último no tie.ne armas, y las que tiene están en un miserable estado, necesita guardar consecuencia con el disfraz político que Vuestras Mercedes entabla:ron (se refiere al movimiento de 1810), dejando a mejor tiempo correr del todo el velo de nuestra in­ dependencia absoluta.

Las razones que daba esa carta, son terminantes, acerca de la no conveniencia de enarbolar aún bandera propia.

-59-

CONSAGRACióN POPULAR Y OFICIOSA DE LOS COLORES NACIONALES Los símbolos patrios nacen generalmente de las grandes conmociones populares, y :llegan a la consagración oficial, cuan­ do ya el pueblo, en uso de la suprema soberanía que le corres­ ponde, los ha adoptado como emblema del sentir nacional, que palpita en ia muchedumbre, vive con ella, y lo impone sin ex­ presamente proponérselo.

Una circunstancia cualquiera, aun baladí, puede hacer sur­ gir un color o un atribµto, como distintivo de una aspiración popular, sea ésta de carácter nacionail, o simplemente parti­ daria, y su uso en el movimiento respectivo, por la masa ciu­ dadana, puede elevarlo a la magna categoría de insignia nacio­ nal, si los anhelos de esa masa obtienen satisfacción.

Cuando el símbolo es impuesto por una minoría triunfante, que no es el exponente del sentimiento cordial de la población, jamás consigue contar con hondos afectos en ésta; podrá ser aceptado tácita o indiferentemente, pero un momento llegará en que el pueblo adoptará el primer emblema que lo represente de verdad, si antes ,ño lo poseía, sea mediante la acción arma­ da o la transición pacífica.

Mas, si ese símbolo ha sido fervorosamente consagrado por el conglomerado ciudadano, puede asegurarse que tendrá vida eterna, y que por siempre será el estandarte amado de la nacionalidad, que lo ungió por su propia determinación; en­ tonces sí, que tanto el civil como el soldado, se inmolarán es­ toicamente en su defensa.

Puede un emblema eclipsarse en apariencia, cuando un grupo fuerte y prepotente se apodera del mando en un país, y arrasa mediante la sangre y el luto con sus tradiciones y sentimientos, pero, como a la tormenta sucede la bonanza, de -60-

HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS

nuevo las cosas vuelven a su quicio. Como en otras, así lo vi­ mas en nuestra patria, en esos lustros de aquella larga noche de duelo, en que los colores de Belgrano fueron proscriptos, y que el solo hecho de lucirlos, significaba la sentencia de degüe­ llo, por el primer mazorquero que los viese.

Los colores de nuestra patria, simbolizan el sentir evangé­ lico de ella, como lo ha afirmado en sus campañas guerreras, en sus glorias y en sus postulados. Algo tenemos que agrade­ cerle a Rosas, sin embargo, y ello es que durante su autocracia jamás enarboló 1la bandera que, siendo símbolo del pueblo libre que en Mayo trazó sus principios, mal quedaba en sus manos.

Por eso prohibió sus colores, y los reemplazó con el azul, que de tan cargado se acercaba al negro, y para acentuar más la diferencia, le agregó unos gorros rojos. ¡Cómo iba a conocer los colores de la patria, si mientras los patriotas sucumbían en las batallas de la independéncia, él en sus campos se dedicaba a acumular fortuna!

Pero, no por aquella prohibición los colores nacionales se olvidaron; en la intimidad de los hogares, y más que nada, en el inviolable altar de ijos corazones, donde la mazorca no era capaz de llegar, el culto continuaba siempre ferviente, y d�s­ pués del amanecer glorioso de Caseros, como al conjuro de un mandato, todos los vientos de la patria, en hosanna de júbilo, volvieron a agitar en las astas los colores que resurgían de entre las ruinas que dejaba en su fuga el vencido.

Cuenta Beruti en sus "Memorias", que después de asumir Rosas el mando por segunda vez -1835- ordenó que los ve­ cinos en las celebraciones patrias, debían poner en las puertas y ventanas banderas de color blanco la franja del centro, Y punzó las de los costados.

Más adelante agrega que durante el gobierno de aquél, las banderas de los regimientos de línea "eran blancas Y punzó sus paños, con 1letrerosi de Mueran los Salvajes Unitarios, etc.", Y que después de Caseros volvieron a usar el pabellón nacional blanco y azul celeste.

Refiere el mismo cronista, que el 4 de febrero de 1852 las autoridades mandaron quitar las banderas blancas Y punzó, Y

,._ 61 -

LVIS

CÁNEPA

que la ciudad fué embanderada con paños blancos, lo que pru� ba la inexistencia de tela azul celeste, color prohibido por Rosas.

Agrega que en la noche del 6 de febrero del mismo año, gran cantidad de ciudadanos se reunieron en la hoy plaza de Mayo y enarbolaron en la Pirámide una bandera argentina, en medio de vítores, aclamaciones y música, cantándose el Him­ no Nacional.

El estadounidense Samuel Greene Arnold, se encontraba en Mendoza en 1848 el día que Rosas cumplía años, y al res­ pecto escribió: ccwi toda.8 las casas colgaron estandartes blanco y punzó, pero en ninguna parte los colores macionales que son celeste y blanco, aunque sob1·e la Policía flameaba la bandera . nacional de dos franjas azules y una blanca _intermedia con un gran sol en el centro. El color nacional ha sido cambiado del .celeste al azul porque los unitarios han adaptad-o el p,-imero para la divisa de -su partido.

Bandera, Himno y Escudo, son esencia y carne a la vez, del pueblo argentino, y por eso éste jamás tolerará ni el mí­ nimo cambio que los altere, y gratamente podemos ver, que en torno a la bandera, o entre los acordes de la canción patria, todas las disidencias y enconos se apaciguan. El aristócrata y -el plebeyo, el artesano y el intelectu�l, ante los símbolos na­ cionales se sienten unidos en fuerte abrazo, al que los lleva resa madre común, que es la Patria.

Habíamos dejado nuestra relación, en la reprimenda que -el Triunvirato hizo a Belgrano, por el segundo enarbolamiento de la enseña, y la justificación de este filtimo.

No habían transcurrido dos meses, de aquella actitud de 1os triunviros, cuando el blanco y azul celeste tremoló bajo el -cielo de Buenos Aires; fué la primera vez que los porteños vie­ ron a la que por siempre sería su -bandera. El hecho lo narra .Juan Manuel Beruti, en sus "Memorias Curiosas", o "Diario".

El 23 de agosto de 1812, en el templo de San Nicolás ( que exis­ tía en la esquina de las calles Corrientes y Carlos Pellegrini, eon frentes al este y al sur), como una de las celebraciones :por el fracaso de la llamada conjuración de Martín Alzaga, se ....... 62 -

HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS

celebró un oficio religioso en acción de gracias. Dice Beruti, respecto a la bandera enarbolada ese día: Toda la tO'rre en sus cuatro perillas estaba puesta una bandera celeste y blanca de seda, y culJierta por los cuatro frentes de una iluminación es­ pléndida, como también los demás del frontis de la iglesia, de cuya ventana del coro salía otra igual bandera.

Agrega que el mismo día, frente a la iglesia (probablemen­ te en 1la plazoleta que entonces había frente al templo, y donde más tarde se levantó la tienda "A la Ciudad de Londres") se instaló un tablado bien adornado, en el que una orquesta "acom­ pañaba a cuatro niños, que vestidos de indios con su bandera en la mano uno de ellos, y otra en el tablado, cantaron varias

canciones patrióticas.

El lugar donde se izó la enseña por primera vez en Bue­ nos Aires, o sea la torre de San Nicolás, está a pocos pasos del ObeJisco de la plaza de la República, y una inscripción graba­ da en éste, lo recuerda.

No sabemos de que el Triunvirato haya considerado este nuevo acto. de enarbolar la bandera nacional; podría ser que lo , interpretara como un simple hecho, ejecutado por ciudadanos sin representación oficial alguna.

Casi un mes y medio después de ondear la bandera nacio­ nal en la torre de San Nicolás, se recibió en Buenos Aires la buena nueva del triunfo de Tucumán; cuenta Beruti en su "Dia­ rio", que el 5 de octubre de ese año de 1812, en el Fuerte tre­ molaba .como siempre la bandera española, pero que ese día, en celebración de la victoria de Belgrano, se le puso una cor­ bata celeste y blanca a aquella enseña. Dice Beruti, que tuvo

el pueblo el gusto de ver, que en la misma asta de bandera se puso por el gobierno en la parte swperior un gartardete de color celeste y blanco, divisa de la Pat?'ia, que dominando la bandera espmiola de amarillo y encarnado que estaba debajo de la nues­ tra, preludio de que pronto declararemos nuestra independencia.

más

de dos años de la Revolución, el rojo y gualda de Vemos que a España, continuaba presidiendo el asiento del gobierno patrio, que era la Fortaleza, como fórmula de disimulo que ya hemos comentado.

La bandera se 'izó en la torre de San Nicolás, como ya di- 63 -

LUIS

CÁNEPA

junos, sin que haya quedado constancia de que el gobierno lo autorizó; la colpcación de la corbata en' el pa:bellón del Fuerte, se halla en el mismo caso, si bien Beruti dice que fué "por el gobierno", .. pero el dia que eso ocurrió, el Primer Triunvirato pasaba por momentos de crisis aguda, estando por caer, ya que pocas horas más de vida tuvo.

Frente a ila falta de constancias escritas de la época, y de tradición oral fehaciente, resulta difícil establecer con claridad qué razones impulsaron a Belgrano para obrar como lo hizo más tarde, en lo referente, siempre, a la bandera.

Sabemos que el 13 de febrero de 1813} tres dias después de acampar a orillas del río Pasaje, luego por él denominado Juramento, hizo jurar a sus: tropas fidelidad a la Asamblea Genera1l Constituyente -no a la bandera, como suele afirmar­ se-, y usó para ello la bandera 'blanca y azul celeste. Esta jura fué ordenada por la autoridad central, para lo que se en­ viaron instrucciones especiales.

A este respecto, la memoria no le fué fiel al general Paz, pues el glorioso manco de Venta y Media, dice sobre el particular: Allí (a orillas del río Pasaje) tuvo lugar 7,a solemnidad del juramento que se recibió al ejército, de defender el nuevo pa­ bellón celeste y blanco, que ado'ptaba nuestro país. Más adelan­ te, agrega: ... hubo juramento, pero no juramento de la inde­ pendencia, sihw de la bandera que se nos presentaba.

F.s un error explicable, si se tiene en cuenta que escribió eso, después de treinta y seis años de ocurrido tal acontecimien­ to, al tiempo del cual, su grado militar era de los inferiores del escalafón militar.

Posiblemente, entre los oficiales de baja jerarq�ía enton­ ces, como en el grueso de la tropa, debió haber un mal enten­ dido, pues también incurre en error el coronel Lorenzo Lugo­ nes -a la sazón contaba diez y seis años, y pertenecía al mis-. mo ejército en la categoría de alférez- que medio siglo des­ pués redactó sus memorias. Siguiendo una transcripción de Ja­ cinto R. Yaben, Lugonesi se expresó así, al. escribir sus recuer­ dos de aquel acto: Llegamos al río del Pasaje, in¿nto de reunión general para

-64-

HISTORIA DE

LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS

el ejército, y aquí se recuerda un acto solerrune, digno de la his­ toria. Habiendo el ejército formado en 1X1,rada contarme a Za orden general, se presentó en el cuadro, Belgrano con una ban­ dera blanca Y celeste en Za mano que la colocó con mucha cir­ cu,nspección Y reverencia en el altar si:tuadio en medio del cu.a. dro, 1Jl'OC7.amó en;ér,gica y alusivamente y concluyó diciendo: "Este será el color de 7.a nueva divisa con que marcharán a Za lid los nuevos campeones de 7.a Patria". Esta es, 'J)'Ues, Za

bandera que por 'l!l'imera vez flameando en el suelo patrio, a

las rnárgenes de un río memorable, im'l!l'ovisada por · el genio

y enarbolada por Za libertad, como dice e� cootor insigne, en e� Nuevo Mundo renovó de la Patria el antiguo esplendor. Más adelante, agrega:

El ejército, ratificó m¿ juramento besando una cruz que formaba la e8'[Xida de Belgrano, tendida horizontalmente sobre el asta de .la bandera: con este ceremonial concluyó el acto ...

Se advierte que el coronel Lugones, ignoraba que la insig­ nia argentina ya había ondeado en Rosario y en Jujuy, .pues nos dice que la bandera tremolaba por primera vez en el suelo patrio.

Frente a las constancias dejadas por Paz y Lugones, cabe pensar que existió errónea interpretación, y que el hecho de prestarse el juramento de obediencia a ,J.a Asamblea utilizando la bandera nacional, motivó la equivocación, pues tanto la or­ den del gobierno respecto al acto a realizarse, como el oficio de Belgrano al informar sobre ello, son terminantes.

Por otra parte, obsérvese que según lo mandado por el gobierno --como ya se verá-, el reconocimiento y jura del So­ berano Cuerpo, debía sujetarse "a la fórmula del juramento de banderas que se acostumbra tomar ,a los reclutas", lo que pudo haber facilitado el error, cuando ambos patriotas evocaron sus recuerdos al cabo de tantos .años.

Podría pensarse que Belgr\no, .aprovechando la oportuni­ dad de esa ceremonia, hiciera t�biéri� jurar la bandera, pero con lo que le había ac?,<ecido en lo referente al primer y segun­ do enarbolamiento , ,io pudo porl si:i' cuenta y riesgo, hacerlo.

Téngase presente, q;ue las reprizren�as por haber enarbolado (

.

\

-65- \ j

�

LUIS

CÁNEPA

la· enseña en Rosario y en Jujuy, 110 afectaron hondamente, y que lejos de su ánimo estaría dar un nuevo motivo de reprensión.

En apoyo de esto último, vamos a copiar un párrafo de la carta que Belgrano, a un mes. y medio de aquel acto, le envió a Chiclana, entonces gobernado!' intendente de Salta. De su contenido, se desprende que Chiclana debe haberlo consultado acerca de un sello para uso del gobierno provincial, tal vez por la adopción que de tal instrumento había hecho para sí ija Asam­ blea, siendo de hacer notar que aun en Salta no podía saberse que el Soberano Cuerpo había hecho extensivo su uso al Poder Ejecutivo Nacional.

Decía Belgrano al final de su cartá:

Me guardaré muy bien de '[JT'oveer acerca de sello: ¡que! ¿no se acuerda V. de la r�primenda que ·V. firmó por la Ban­ dera Nacional? No quiero sufrir otra: lo recardaré, sí; pero lo demás dispongan 'los sabios griegos que tenemos en la Asam­ blea, que cuando debían tratar de despertar, o inspirar las 'Vir­ tudes, intentan fomentar la codicia, como pienso decírse'los; por­ que, mi amigo, con nadie me caso, y ino me importa que me den una patada.

Es de V. siem'[JT'e.

Jujuy, 21 de marzo de

1813.

MANUEL BELGRANO

Con lo que se ha leído, queda descartada la posibilidad de que Belgrano, por propia iniciativa, agregara la jura de la ban-' dera al de reconocimiento y obediencia de la Asamblea.

Para evitar que se continúe creyendo, como es tan común, que á orillas del río Pasaje se juró la enseña nacional, y no obediencia a 1la Asamblea., o qP.e se hicieron ambas cosas a la vez, vamos a reproducir el contenido del borrador de los ofi. / ..

Cios que se enviaron a Belgl"ano y � Sarratea, con instrucciones para aquel acto; dice así: ,·

Previene a V.E. éste" 'Gobierno no 'o'lJ-stante que sé la ha comunicado por separado lo' '·conveniente c,fuerca del reconoci-66.

,'

HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS

miento Y jura de la Asamblea General Oonstituyente, para que lo ve,·ffiquen los oficiales y tropa que companen el Ejército de su rnando, se sujete V.E. a la fórmula del juramento de ban­ deras qu.e se acostumbra tomar a los reclutas. Dios gua?'de a V.E. muchos años. Febrero 19 de 1813.

AL GENERAL D. MANuEL BELGRANO . .AL GENERAL D. MANUEL DE SARRATEA.

Debemos recordar aquí, que ya no gobernaba el Triunvi­ rato que había amonestado a Belgrano; desde el 8 de octubre del año anterior, 1812, ejercía sus funciones el segundo gobier­ no de ese mismo nombre, y el 31 de enero de 1813, había co­ menzado sus deliberaciones la memorable Asamblea General Constituyente, que en nuestro concepto, y de acuerdo a sus resoluciones, proclamó de hecho la independencia del país.

Si bien en el leído oficio no se indicaba el pabellón a usar­ se, él fué el nacional, como ya se ha visto en los recuerdos de Paz y de Lugones.

Prestado el juramento conforme a lo prescrípto, Belgrano informó al gobierno con la nota siguiente: ExCELENTÍSIMO SEÑOR:

Oumpliendo con lo que V.E. me ordena con fecha 19 del corriente,· procedí en este día al reconocimiento y competente juramento de obediencia a la soberana Representación de la Asamblea Nacional, bajo la solemnidad respetuosa de las ar­ mas de mi mando, y según la fórmula que V.E. me '[Yrescribe.

El acto creo haber sido uno de los más solemnes que se han celebrado en toda la época de nuestra feliz revolución. La ban­ dera del ejército fué conducida por el Mayor General D. Eus­ taquio Díaz Vélez, a quien llevábamos en medio el C(Y}"onel D. Martín Rod1·íguez y yo, escoltados de una compañía de grana­ deros que marchaba a son de música.

Formad.o el ejército en cuadro, se situó en medio dicho mayor general co.n la bandera, proclamé al ejército anuncián­ dole la nueva que motivaba aquel acto, e hice leer en voz alta el oficio circular de V.E. e impreso adju,nto. Inmediatamente presté, por mi parte, el juramento a presencia de las tropas,. Y -67-

'

lilSTORIA DE LOS SÍMBOLOS ·NACIONALES �GE NTINOS

do, también por segunda vez, el pabellón 'nacional, en lugar del españ�l, que según el Triunvirato debió usar. Empero, a dos meses escasos de aquella fecha, el 23 de agosto, tremoló en la torre de San Nicolás, la bandera patria, y nada se sabe de que el gobierno haya desaprobado tal hecho, que ocurrió a 1a· vista de toda· la población porteña; lo mismo podríamos decir, de la corbata que se colocó en el asta que tenia la ·bandera es­ pañola en el Fuerte, el 5 de octubre de igual año, salvo que en este caso, según Beruti, fué puesta por orden gubernativa, si bien de ello no ha quedado constancia oficial.

Belgrano, no era hombre de desobedecer en punto tan im­ portante, disciplinado como era, dejando a salvo, para gloria de la patria, la sublime desobediencia gue nos dió el laurel de Tucumán. Perq, como cabría una -duda, desde que el uso de la nueva bandera, quedó consagrado oficialmente en julio de 1816, corresponde tratar de aclarar su actitud en lo posible, ya que no se ha encontrado hasta ahora un documento oficial que dé fe al respecto.

Según Mitre, después de reunida la Asamblea General Constituyente, que inició sus sesiones el 31 de enero de 1813, la bandera argentina reemplazó a la hispana, pero "sin decla­ ración expresa".

"El Redactor de la Asamblea", que reflejaba las delibera­ ciones de ésta, nada dice de alguna resolución en ese sentido, pero, interpretando memorias de algunos patricios de aquella época, y hechos acontecidos, podemos llegar a la conclusión casi cierta, de que la Asamblea acordó el uso de la bandera nacional, sin dejar constancia escrita, tal vez por las razones que se tenían, y que ya hemos mencionado, para disimular ante España y otras naciones, lo que en el fondo era el rom­ pimiento absoluto, de todo vínculo con la madre patria; aunque ésta y aquéllas lo sabían, no había que declararlo públicamente.

Mientras la escarapela no pasaba de ser un distintivo en las personas la creación de bandera significaba el surgimiento de una nue;a nación, y con ella oficialmente consagrada, el disi­ mulo "oficial" no era posible.

Pedro José Agrelo, que fué diputado a la Asamblea de 1813, dice refiriéndose a ésta: -69-

LUIS

CÁNEPA

Se mandó quita1· de todas partes la bandera española, y· se substituyó de heoho con el nuevo escudo Y la bandera �­ celeste y blanca, que se sancionara después de derecho 'J]ara la República cuando se declaró su independencia.

Si se ,lee con atención lo que antecede, escrito por uno de los componentes más distinguidos del soberano cuerpo, se verá que éste reemplazó "de hecho" a la bandera, y que tal medida se tomó "de derecho", después: de la independencia.

Hay a este respecto, circunstancias singulares; las actas de la Asamblea, 11.º existen, ignorándose cómo se han extravia­ do, y "El Redactor", que publicaba sus resoluciones, así como nada hace constar sobre la bandera, tampoco hace referencia al Himno Nacional, existiendo de éste solamente, el oficio que comunica haberlo sancionado. Se confirma con esto el deseo de ocultar oficialmente, lo que en el fondo era el surgimiento de una nueva nación, que contaba con todos los atributos de tal.

Volvamos a la jura en el río Pasaje, el 13 de febrero de 1813. Alguna orden tiene que haber mediado, sea ésta verbal o escrita, para que Belgrano desde entonces, no dejara de con­ ducir al frente de su ejército la bandera que habí,a creado. A los siete dias de ese juramento, es decir, el 20 de febrero, dió la batalla de Salta, llevando el emblema en sus propias manos.

Esa batalla, fué la primera en que estuvo la bandera ar­ gentina, y después del triunfo, fué presentada al pueblo de Salta, mientras desde los balcones del Cabildo, Martín Rodri­ guez la agitaba.

No podemos dudar, de que esa misma enseña, es la que participó en el juramento de una semana antes, la que Bel­ grano prestó al Cabildo de Jujuy para 1los festejos populares y oficiales del 24 y 25 de mayo del mi!¡lmo año, como se verá más adelante, y la que estuvo en algunos hechos de armas posteriores, como Vilcapugio y Ayohuma.

Veamos ahora, como los colores argentinos continuaron di­ fundiéndose, ya con el auspicio gubernativo, a pesar de no exis­ tir decreto ni ley escrita que los estableciera.

El 28 de mayo 'de 1813, se reailizó una función teatral noc­ turna, en celebración de la fecha patria. Al hacer la crónica

-70-

. '

HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NAC,IONALES ARGENTINOS·

del acto, el suplemento de la "Gazeta de Buenos Ayres", dice; ... en todos los palcos se fijaron banderas patrióticas con di­

versos emblemas, aunque todos simbólicos de la libertad.

Esas banderas "patrióticas", a pesar de sus distintos em­ blemas, no podian ,ser otras que las argentinas; téngase pre­ sente, que a esa función ,asistieron las autoridades, y que su solo acto de presencia autorizaba el uso de los colores nacio�ales.

El 25 de Mayo de ese mismo año 1813, o sea tres dias antes de la función a que nos hemos referido, no se enarboló, como era costumbre hacerlo, la bandera española en la For­ taleza. Al decir esto Juan Manuel Beruti en su "Diario", hace· constar su convicción de que tal enseña no se volverá a izar, pero, como se verá, no fué así, pues el pabellón hispano se continuó usando en actos y edificios gubernativos. En la cele­ bración de ese aniversario, agrega Beruti que se colocaron muchas banderas· en •la Recova y en el Cabildo, pero al no de­ cir Beruti que eran argentinas, es de creer q_ue se trataba de españolas, pues de lo contrario, lo hubiera hecho constar, co­ mo lo hacía al tratarse de los colores nacionales; leyendo todo lo que ha escrito, es fácil inferir que los dos edificios nombra­ dos, se embanderaron con el rojo y amarillo de España.

Transcurría el tiempo, y en forma que hoy nos resulta curiosa, se alternaba el uso de los colores argentinos con los españoles. Beruti, nos da en su "Diario", dos noticias intere­ santes sobre el particular, que las haremos conocer a continua­ ción.

En enero de 1814, se recibieron en Buenos Aires varias banderas españolas, tomadas en Montevideo; para ir a recibir­ las al puerto, se efectuó, como el acto lo merecía, una gran ceremonia, con formación de tropas, asistencia del gobierno Y pueblo, etc. Dichos trofeos de guerra, mientras eran conduci-· dos al Fuerte, iban delante las banderas nuestras trerrwtando, y las enemigas por detrás inclinadas, en señal de prisioneras.

Véase ahora, lo ocurrido a los seis meses; el lQ de agosto· del mismo año, se efectuó en Buenos Aires la recepción del ge­ neral Alvear, después de la toma por éste de Montevide�, Y sobre esto nos dice Beruti: lo recibieron con salva de quince· cañonazos y bandera puesta en la Fortaleza, formación de

-71-

LUIS

CÁNEPA

tropas, etc. Esta bandera, no era la argentina, sino aa española,

como veremos en seguida, pues el mismo Beruti nos dirá que la nuestra en aquella fortificación se enarboJó ,por primera vez varios meses más tarde. En efecto: dejó constancia en su "Dia­ rio", que el 17 de abril de 1815, amaneció 'JlU,eSta en el asta de la fortaleza, la bandera de la patria, celeste y blanca, primera vez que en ella se puso, pues lw.sta entonces no se ponía otra, sino la española, lo que se hizo, según Beruti, por orden del

comandante de la Fortaleza, que lo era su hermano Antonio Luis. Lógico es suponer, que el comandante al enarbolar la in­ signia argentina, lo habrá hecho en cumplimiento de órdenes superiores.

Agrega el autor del "Diario", que con tal motivo, se en­ tu.siasmó sobre manera el pueblo en su defensa, y desde este . día, ya no se pone otra sino ],a de la Patria.

Ahora nos referiremos a un documento muy importante para nuestro estudio, y al cuail debemos volver a considerar en otro capítulo. Se trata de las instrucciones reservadas que se impartieron a Hipólito Bouchard, con fecha 21 de septiembre de 1815, para el corso "por el Mar del Sud contra la bandera española", en cuyo artículo 39 dice: Si se trabare algún combate se tremol,ará al tiempo de él el Pabellón de 7,as Provincias Unidas, a saber, bl,anco en su cen­ tro, y celeste en sus extremos al largo.

Este documento fué descubierto por Dardo Corvalán Men­ dilaharsu, habiendo luego nosotros obtenido una copia, en el Archivo General de la Nación.

Se trata en este caso, de un papel oficial, pero, como habrá advertido el lector, era un documento secreto, cuya existencia conocían sólo 1los firmantes; esto confirma que la Asamblea adoptó el uso del emblema patrio, sin dar publicidad ·al asunto, por las razones conocidas.

En 1815, la provincia de Santa Fe era gobernada por el general Estaquio Díaz Vélez, nombrado por el Director Po­ sadas. Ese ·año, un ejército que obedecía a Artigas, derrocó a Díaz Vélez, y como consecuencia de esto, Santa Fe se indepen-

- 72 -

HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NÁCIONALE S ARGENTINOS

dizó de Buenos Aires, poniéndose bajo la protección del citado jefe uruguay�. Santa Fé adoptó entonces su propio pabellón, . al que denominaron de fa libertad, o de la Federación·' era esta . bandera, igual a la argentina actual, sin sol, pero con una franja diagonal punzó, superpuesta.

A los cinco meses de este hecho, se hizo ,cargo del gobier­ no provincial don Juan Francisco Tarragona, quien mandó arriar esa bandera, y enarbolar de nuevo la nacional.

El coronel Francisco Javier Pizarro y algunos compañe­ ros, en abril de 1815, donaron al Cabildo de Buenos Aires una bandera naciona�, según se verá. Relacionado con esto Juan Manuel Beruti hace en su "Diario" una afirmactón ·respecto al sol en la bandera, que no puede pasarse de largo, máxime si se tiene en cuenta, que hace esa referencia tres años antes de ser el sol adoptado oficialmente.

Beruti describía los sucesos a medida que éstos acontecían, pero en lo atinente a este asunto, olvidó hacerlo en su opprtu­ nidad, y lo intercaló en su "Diario" recién en 1829, es decir, catorce años después. Hacemos esta salvedad, por necesaria, pues catorce años es un lapso largo para conservar con pre­ cisión recuerdos detallados, sobre todo en quien está habitua­ do a asentados en el día, sin fiarse en la memoria.

Manifiesta el paciente cronista, que el coronel Pizarra y algunos subalternos, entre los que se contaba él, donaron al Cabildo "una bandera de mucho valor de raso de seis varas de largo y tres de ancho".

El obsequio figura en el acta del Cabildo del 19 y 20 de abril de 1815, en la que consta: Se Zeyó un oficio de esta fe­ cha del Señar Coronel de Artillería Don Francisco Ja'IJier Pi­ za:;o con que por sí y a nombre de los oficiales, comisario y demás ilndividuos que componen el ramo político de aquella remiten una balrulera para que como símbolo de nuestra liber­ tad se digne admitirla este Ayuntamiento y disponga -su colo­ cación en el lugar que fuere de su agrado. Y los Señores acor­ daron se le conteste por oficio dándole ?,as gracias a nombre de la Patria y con especialidad de este Ayuntamiento, Y que se coloque inmediatamente en la torre del CabiZdo.

- 73 _.

LUIS

CÁNEPA

El oficio que se remitió a los donantes, decía así, según Beruti:

Q'U,(3(UJ, en poder del Excelentf.simo Ayuntamiento la ban­ dera que presenta V.S. costeada por el comisario y demás in­ dividuos del ramo militar y político de artillería que está a su cargo. Si ésta es el símbolo de nuestra libertad, no lo es me­ nos de la noble generosidad y entusiasmo con que estos bene­ méritos ciudadainos aspiran a conseguirla. Este es un paso que le cubre de lwnor y exige los respetos de la Patr-ia. Por ella da este Cabildo las más encarecidas gracias, ofrece colocar 'la bandera en lugar correspondiente, y proporcionado a Za calidad del presente, y espera que ella misma, servira de un nuevo es­ tímulo para avivar el entusiasmo que descubren estos inuevos ciudadanos, a quienes se servirá V.S. comunicar los sentimien­ tos de este cuerpo, como asimismo remitir a este Ayuntamien­ to Za lista de los donantes para Za publicación en Za Gazeta. Bue­ nos Aires abril 21 de 1815.

Ahora bien: en hoja suelta y con letra distinta a la otra -según lo publicado en la Revista de la Biblioteca Nacional­ figura el siguiente agregado referente a la misma bandera:

Esta bandera de azul y blanco con el sol en su centro Za regaló al Excelentf.simo Cabildo el cuerpo militar, y político del ramo de artillería, como se ve en Za antecedente contesta­ ción del Excelentísimo Ayuntamiento.

Más adelante agrega: cuya bandera se colocó el 25 de Ma­ yo de 1815 por primera vez en Za torre del Cabildo y despi¿és en las demás funciones de tablas.

Según se ha visto, de ,acuerdo al acta del Cabildo, 1la ban­ dera debía colocarse inmediatamente en su torre, medida que se tomó el 20 de abril, mientras que Beruti manifiesta que se enarboló por primera vez el 25 de mayo del mismo año, pero esta es una divergencia sin importancia en este caso.

La referencia que hace del sol, nos presenta un problema que no puede ser aclarado satisfactoriamente.

-74-

\

HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS

Según Beruti, la bandera donada el 20 de abril de 1815 tenía el sol; este distintivo de la bandera de guerra fué adop: tado por el Congreso en febrero de 1818, es decir, casi tres años más tarde. De antes de esta última fecha, no existe cons­ tancia oficial ni parti-cular del sol en la enseña. Hasta abril de 1815, el único símbolo agregado a la divisa patria, sería el sello de la Asamblea de 1813, pintado en la bandera o estan­ darte blanco, que Belgrano d�nó a Jujuy, pues la de Qos Andes, que también lo lleva, se hizo en 1817.

Aquí puede estar en juego la fidelidad de la memoria de Beruti, pues· escribió eso en 1829, como agregado a su "Diario" de 1815, año en el que había omitido hacer constar aquel he­ cho. Pudo haber ocurrido, que la bandera donada al Cabildo, que según vimos era de gran valor y tamaño, y sólo se tremo­ laba en memorables ocasiones, no tuviese en su origen el soi, y que cuando .éste fué adoptado por el Congreso en 1818 como distintivo del pabellón de guerra, el Cabildo lo haya hecho agregar al emblema en cuestión, para colocarlo dentro de lo establecido, y que Beruti, después de catorce años, al advertir que había olvidado hacer constar el obsequip, del cual era uno de los sufragantes, olvidara ·que el sol fué un aditamento pos­ terior, y lo hicier.a figurar como existente en 1815.

Todo esto, dicho, claro está, como simple hipótesis. Recor­ demos, además, que el mismo Beruti, al mencionar la bandera argentina enarbolada por primera vez en el Fuerte, lo que acon­ teció cinco días antes de aquella donación, no �dica que tu­ viera sol.

La enseña blanca y azul celeste se usa:ba también en Men­ tloza antes de ser adoptada por el Congreso de Tucumán, pues en los primeros días de 1816, San Martín dispuso que para dar a conocer a la población las noticias favorables acerca de la g uerra de la independencia; se izaría la bandera nacional en torre de San Francisco. Lo contrario se indicaría con una roJa en el mismo lugar.

!ª

-75-

LOS COLORES ARGENTINOS EN EL NORTE SUSTITUYEN AL PENDóN REAL Por el 1813, en varias provincias se sintieron escrúpulos por el paseo del estandarte real. Debemos destacar aquí, la in­ filuencia ejercida por Belgrano en · lo referente a los símbolos � nacionales; las provincias- que se preocuparon oficialmente aparte de Buenos Aires- de repudiar el pendón real, fueron las inmediatas a su radio de a'Cción de entonces, o sean: Salta, Jujuy, Catamarca y Santa Cruz de la Sierra, esta última, en Bolivia.

De provincias alejadas de aquellas, no hemos hallado de ese tiempo, tales pruebas.

Catamarca, consultó a Chiclana, gobernador intendente de la región, sobre si debía pasearse ailgún pendón el 25 de Mayo, consulta que hizo con la debida anticipación. Al recibir órde­ nes del gobierno central, Chiclana las comunicó a los tenientes gobernadores y Cabildos de su jurisdicción; el 18 de mayo de 1813, Chiclana hizo saber lo dispuesto por el gobierno al te­ niente gobernador de Jujuy, Francisco Pico, quíen a su vez lo puso en 'Conocimiento del Cabildo jujeño.

Los dos oficios que van a continuación, los tomamos de "La Argentinidad", de Ricardo Rojas; ese distinguído escritor, da aa versión textual de esos: documentos, pero nosotros en la transcripción, salvar�mos las abreviaturas y errores ortográ­ ficos que contienen. los originales utilizados por· Rojas.

Decía el teniente gobernador Pico, al Cabildo de Jujuy:

Acabo de recibir un oficio del Señor Goberw.ador Intenden­ te de la Provincia, fecha 18 del presente en que me transcribe una orden del Supremo Poder Ejecutivo datada en 21 de abr-il próximo pasado cuyo tenor es el siguiente: -76/

HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS

Vista. por el gobierno � comunicación que ·V.E. le dirige de 3 del presente de resultas de 1uiberle con8Ultado el Cabildo de Catamarca, si para solemnizar el 25 de Mayo debera enar­ bolarse algún pendón, o el modo como haya de celebrarse aquel primer día de inuestra regeneración contesta a V.S. que debien­ do cesa1· todo recuerdo político que esté en cacntradicción con nuestros principios ni enarbolarse otro Pendón que el de la li­ bertad: Za Soberana Asamblea ha decretado una fiesta nacional que se consagre en todos los Pueblos a tan precioso instante: mas entretainto no se designa bajo qué forma se ha de elevar, puede V.S., en Za comprensión de su mando adoptar aquella demostraci,ón que sea más análoga, a inspirar Zas altas ideas · de nuestra Santa Revolución.

Y quedando para ella a discreción del Señor Gobernador Intendente adoptar en Za comprensión· de su maindo Za demos­ tración más confOT1nf3 a nuestra revolución, sitn designarme por ahora Za que deba seguirse; puede V.B. determinar para el día de hoy cuanto su decidido patriotismo le dicte en obseqi1,io de tan digna memoria.

Dios gua,rde a V.S. muchos aiíos. Jujuy, Mayo 24 de 1813.

FRANCISCO PICO AL ILUSTRE CABILDO JUSTICIA Y REGIMIENTO DE ESTA CIUDAD.

Obsérvese que el gobierno central disponía que no debía "enarbolarse otro Pendón que el de la libertad", y éste no podía ser otro que el blanco y azul celeste; esto nos indica que para esa fecha, los colores nacionales estaban ya adoptados tá­ citamente por las autoridades, pero, "sin declaración expresa", como se ha dicho.

Al día siguiente, 25 de mayo, el Cabildo jujeño contestó a Chiclana en �os siguientes términos:

Cua,ndo en el día de ayer, y con Za misma feoha recibió e.�te Cabildo el oficio que V. en que le transcribe Za respetable orilen del Supremo Ejecutivo, comunicada a V. por el Gober· nador de la Provincia, ya se había .dispuesto por esta Corpo­ ración de acuerdo con el Señor General en Jefe, que Za ena.r-77-

LUIS

CÁNEPA'

bole, y pasee 'la bandera de este Ejército Auxiliar del Perú,, así por no haber otra, como porque hasta el dia no tenemos wna providencia que prescriba la forma o signos que ella debe tener.

Con lo que se contesta al oficio de V. del día de ayer.

Respecto a esta conmemoración del tercer aniversario de Mayo en Jujuy, y sobre la substitución del estandarte real en la misma provincia, vamos· a transcribir dos oficios dirigidos al go­ bierno central, uno firmado por Belgrano, y el otro por Pico; ambos nos certifican el origen y carácter de la insignia que se conserva en aquella ciudad, que· muchos han creído era la 9ue enarboló Belgrano en Rosario por primera vez.

La nota de Belgr-ano, que como la que le sigue, fué copiada -de una repro�ucción fotográfica, está redactada en los siguientes términos: ExCELENTÍSIMO SENOR:

Acostumbrados estos Pueblos a Estandarte, deseó este Ca­ bildo sacar una Bandera, y le franquoo 'la del Ejército para la vís­ pera y fiesta, y habiendo '[)'reparado una blanca en que mandé pintar las Armas de la Soberana Asamblea General Constituyente que usa en su sello, después de haber'la heclw bendecir, concluído el Tedéum, se le entregué al expresado cuerpo para que la co.nser-.. vara con el honor y valor que habian manifestado los dignos hijos de esta ciudad, y su jurisdicción que habío;n, servido en mi com­ pañia en las acciones de 24 de septiembre, y 20 de febrero último; espero que sea de la a'[frobación _de V. E. Dios guarde a V. E. muchos años. Jujuy, 2.6 de mayo de 1813.

Excelentísimo Señor MANUEL

BELGRANO

ExCELENTÍSIMO SUPREMO PODER EJECUTIVO.

La nota, que también al Triunvirato elevó el teniente go­ b ernador de Jujuy, sobre el mismo particular, dice así: ,

-78-

HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ·ARGENTINOS EXCELENTÍSIMO SENOR:

Para recorda1· 1a memoria del día de nuestra feliz regene-. ración acordó este Ilust1·e Ayuntamiento sacar en el. paseo de 1a tarde del 24 de mayo, olvidando 1a antigua usanza de Pen,. dón, wna Bandera azul' y blanco, corno trofeo más análogo a los principios de nuestra libertad; y el 25 después de la solemne función que se hizo al Todopoderoso en la Iglesia Matriz, se bendijo a presencia del Pueblo, una bandera blanca que el Señor General en Jefe ha donado a esta ciudad, � cuyo centro se hallan estampadas las Armas de la Soberana Asamblea Cons­ tituyente; enarbolada ésta, estuvo a la espectación 'flÚblica todo el día en la galería del Cabildo: Vítores y aclamaciones sólo ha.n resonado en este Pueblo, en vista de tan majestuoso respe­ table acto, la alegría y contento se veía renacer en los sembla'llr tes de �tos beneméritos vecinos recordando en unión el memo­ rable día de nuestra libertad política: tan sencillas dernosti;-a­ ciones han llenado de júbilo mi corazón, y contemplo al de V. E. en mayor grado, corno tan iínteresado .en desarraigar vnveterados males, y elevar al colmo las glorias de este suelo.

Dios guarde a V. E. muclws años. Jujuy y mayo 31 de 1813.

Excelentísimo Señor FRANCISCO Pico ExCELENTÍSIMO SUPREMO PODER EJECUTIVO.

Según el borrador que se conserva archivado, el Triunvirato coñtestó a Belgrano con una nota del siguiente tenor:

Quedamos impuestos por la comunicación de V. E. del 26 de mayo último de que el Cabildo de Jujuy deseando sacar una bandera en el día del aniversario de la libertad de estas Prwin­ cias, obtuvo de V. E. , la del Ejército, para. la función,· Y que llXJbiendo dispuesto V. E. otra bandera con las armas pintadas de la Soberana Asamblea, se la ha entregado después de haberla heclw bendecir para que se conserve con valor: Mas corno la inno-79-

LUIS. C.ÁN EPA

vación del Estandarte es wna irnstitución constitucional, hemos consultado esta ocurrencia a la Sobbrana Asamblea.

Jwnio 26 de 1813.

AL CAPITÁN GENERAL D. MANUEU BELGRANO.

Respecto al -mismo asunto, el Triunvirato contestó de la siguiente manera al teniente gobernadór de Jujuy:

Quedamos impuestos por el oficio de V. de 31 de maye último, de haberse, en lugar 'del Pendón, paseádos� en esa ciu­ dad, en celebridad del día grande de muestra libertad wna ban­ dera blanca y azul, Y· bendecídose otra que con el escudo de armas de la Soberana Asamblea General donó el General Don Manuel Belgrano.

Buenos Aires, 10 de julio de 181!3.

AL TENIENTE GoBERNADOR DE JUJUY.

Las notas y respuestas que acaban de leerse, son la partida bautismal, auténtica e indubitable, de la bandera que con tanto fervor y patriotismo, se conserva y venera en el salón de honor­ de la Casa de Gobierno jujeña.

Si bien elila no estuvo jamás en ninguna batalla, ni ondeó a la cabeza de ningún ejército de la patria, tiene en cambio, el inmenso mérito de ser el obsequio que Belgrano hizo a_ la heróica Jujuy, por el concurso que sus hijos prestaron para alcanzar las glorias de Salta y Tucumán. El solo hecho de haber estado ese estandarte en las pulcras manos del creador de nuestra ·bandera, lo eleva a la categoría de reliquia venerable.

En "La Prensa", del 25 de Mayo de 1912, se publicaren los documentos referentes al pago de la tela, y del trabajo de pintar en ella las armas pe la Asamblea; son las órdenes de pago -y reci­ bos correspondientes, que van a continnuación, y pertenecen a· un artículo firmado por Juan Manuel Eizaguirre.

-80-

HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS

NP 1. - El Comisario del Ejército pagará el importe de seis varas de 1·aso blanco que se han tomado para la bandera que se manda hacer, a· razón de cinco pesos seis reales.

Juji¿y, 24 de mayo 1k 1813.

MANUEL 'BELGRANO

Recibí del Sr. Comisario del Ejército, treinta y cuatro pesos reales, importe de las seis varas de raso expresadas cuatro y arriba, por el Sr. Genera? en Jefe.

Jujuy, mayo 24 de 1813.

Son 34 pesos 4 reales.

FRANCISCO GABP..IEL DEL PORTAL.

Número 2. - El Comisario del Ejército entregará veinti­ cinco pesos al pintor Juan Balsera, por el trabajo emprendido en pintar las armas de la Soberana Asamblea, en la bandera dada por mí al Ayuntamiento de esta ciudad.

Jujuy, 28 de mayo de 1813.

MANUEL BELGRANO

Recibí del Sr. Comisario la orden que expresa y para su constancia la firmé e.n Jujuy a 29 de mayo de 1813.

JUAN BALZERA

Los documentos relativos a estos pagos, no fueron hallados en Jujuy, sino en Tucumán. Posiblemente, después del éxodo jUJeño de 1814, al devolverse a Jujuy la documentación y efectos que se llevaron a Tucumán para salvavlos de los españoles, jun­ tos con otros quedaron inadvertidamente en la última ciudad nombrada, donde fueron encontrados. ·El Cabildo de Jujuy, reconocido al préstamo que Belgrano le hiciera de la bandera nacional, para la celebración de los días 24 y 25 de Ma.vo de 1813, el 29 del mismo mes, "hallándose r.on-81-

LUIS

.

CÁN EPA

gregado a toque de campana•f, resolvió agradecerle especialmente tal atención.

En '1a provincia de Salta, tenemos otro antecedente respecto a la substitución del estandarte real, en aquel mismo año; es inte­ resante por su contenido, y dice así, de acuerdo al original ar<;:hi­ vado: SEÑOR GoBERNADOR INTENDENTE.

Habiéndose acordmlo por este Cabildo can anuencia de V. 8. que para solemnizar la funciór1: del 25 de Mayo, se forme una Bandera con las armas del Supremo Gobierno que sirva de objeto en el paseo que se ha de hacm· la víspera y día: ,se ha de servir librar la cantidad de cien pesos, a favor del P<Yrtero de este Cuerpo (a quien se tiene encargada su hechura, llevando exacta cuenta de su costo) al Erario, con cargo de re-integro.

Dios guarde a v: 8. muchos años. Sala capitular de Salta y mayo 14 de 1813.

MARIANO BoEDO

.¡ i

1

1

GUILLERMO ÜRMAECHEA

TEODORO LóPEZ SEVERO .ALVARADO .AL CORONEL DoN ANTONIO FELICIANo CHICLANA.

Chiclana, tal vez no habrá encontrado conveniente entregar la expresada suma de cien pesos al portero del Cabildo, porque unas notas marginales escritas en la solicitud que acaba de leerse, dicen:

Salta y mayo 18 de 1813. , Entréguese por la Tesorm'ia con la posible preferencia con cargo de reintegro del ramo de Propios, al, Regidor Don Guillermo Ormaechea los cien pesos que solicita el llustre Cabildo a los fines que indica y avísese en contestación.

Pagados: Partida 122 del Manual.

(Sigue una rúbrica)

-82 _.

CHICLANA.

·-1

1

HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS

Conviene destacar, que dicha bandera llevó las armas nacio­ nales, que no otras podían ser fas "del Supremo Gobierno", que la Asamblea ya tenia ·adoptadas para su sello oficial, desde febrero de ese año, como se verá en el capitulo correspondiente.

El 24 Y 25 de Mayo de 1813, se festejaron en Salta con el mayor entusiasmo Y patriotismo; el gobernador intendente, Feli­ ciano Antonió Chiclana, al hacer para el gobierno central la cró­ nica de los actos reailizados, le decía que habían enarbolado el pendón de la libertad, que fué paseado a caballo.

Es el nuevo estanda1te - decía - de color celeste y blanco un costado se ven· 1,as armas del Estado, que son el árbol (pwa) y gorra (sic) de la libertad sostenidos de dos brazos uni­ dos, y rodeado de dos guirnaldas; y p<Yr la parte siiperior un sol naciente. . . . por

Dicho estandarte, del otro ilado llevaba las armas de la � ciudad de Salta, de acuerdo al mis�o informe de Chiclana. A esta comunicación, de fecha 6 de junio de 1813, el Triunvirato contestó br_evemente el 26, diciendo simplemente que se ha,bia

"enterado de las denwstraciones públicas con que fué celebrado el día 25 de Mayo".

El 25 de Mayo, siempre de 1813, en Santa Cruz de la Sierra,

(Bolivia, entonces dependiente del virreinato del Río de la Plata), se juró obediencia a la Asamblea, conforme a lo que ésta ordenó, y celebró al mismo tiempo el aniversario patrio. El go­ :bernador intendente de esa región, al informar al general Bel­ grano sobre los actos cumplidos con tales motivos, expresaba con fecha 27 de mayo de ese año, que "trepidando yo al acto de enar­

bolar el Estandarte, hice acuerdo que en éste sólo están graba­ das "las armas y trofeos de los Reyes de España, y que sería una vista escandalosa para el público hacer ostentación de este Pen­ dón, tuve a bien el siispenderlo hasta que V. E. me ordene lo que deberé hacer en lo sucesivo llegado este caso, o remita a esta ciudad otro que simbolice las armas y trofeos de nuestra Sobe. rana Asamblea, sólo me contraje a celebrar la solemne jura man­ dada en el Dem·eto sancionado el día 1P del próximo pasado Feb'rero".

Como se ve, ignoraban allí que un año antes se había supri­ mido el paseo del estandarte real, pero conocían, en cambio, que

- 83 _,

LUIS

CÁN EPA

la Asamblea había ya fijado sus propias armas, las que en sus res­ pectivos sellos usaban dicho Cuerpo y el Poder Ejecutivo.

El informe del gobernador intendente de Santa Cruz de la Sierra, IBelgrano lo elevó a la autoridad central del país; ésta, o sea el Triunvirato, le contestó sin resolver el punto referente al estandarte, como se comprobará por la nota que transcribimos a continuación, copiada del borrador que se conserva archivado, según reproducción fotográfica del mismo:

Se han recibido las com1inicaciones que V. E. dirige con su aficio del 14 del próximo pasado junio, del Gobernador y Cabildo de Santa Cruz de la Sierra, la una- dirigida a la Soberana Asam­ blea dándole cuenta de su reconocimiento y jura, y la otra indi­ cando ino haber enarbolado el estandarte el 25 de Mayo,. y con­ sultando igualmente lo que deberá practicar en lo sucesivo en iguales casos: a su (ilegible) contestamos a V. IJI. que debiendo cesar todo recuerdo poco incompatible (sic) con nuestros princi­ pios, y no enarbolarse otro pendón que el de la libertad, se ha dignado la Soberana Asamblea decretar una Fiesta Nacional en todos los pueblos de las Provimcias Unidas consagrada a un día tan memorable, pero en el entretanto se designa bajo qué f arma \Se ha de elevar, hemos ordenado a todos los Gobernadores y Tenientes adopten en la comprensión de si¿ mando aquella de­ mostración que consideren más análoga a inspirar las ideas que deben penetrar a los verdaderos amantes de la libertad; y en su (ilegible) hemos dirigido a aquella augusta Corporación ambas comunicaciones para que en vista de ellas se digne resolver lo que fuese de su Soberano agrado.

Julio 9 de 1813.

AL GENERAL BELGRANO.

Ignoramos si la Asamblea trató el asunto, pero sí, podemos afirmar, que no tomó resolución que haya quedado escrita, ni consta ningún debate sobre el particular, ·como tampoco la entrada de la consulta. La tradición oral , no nos ha transmitido

-84-

HISTORIA DE LOS SÍ �LQS NACIONALES. ARGENTINOS '

nada que permita arribar a una conclusión cierta, sobre 1,a inclusión del escudo nacional en las banderas.

En notas trasladadas en páginas anteriores, se menciona el obsequio de Belgrano a Jujuy, de una bandera "blanca" con el seiilo de la Asamblea pintado en el centro. .Ya sabemos, que ese emblema es de raso, y que se trata de la que actualmente se con­ serva en Jujuy; no es, como se creyó durante muchísimos años, la que Belgrano enarboló en Rosario, ni la que estuvo en los memorables juramentos y batallas del norte. Tiene el valor, grande por cierto, de haJ:>er sido mandada hacer por el creador _..... de nuestra bandera, como testimonio de su reconocimiento por el valor de los jujeños en Tucumán y Sailta, y hace más de un siglo y cuarto que el pueblo argentino la venera.

'Las banderas usadas por Belgrano en sus campañas, eran blancas y azul celeste, y la donada, es de un sólo color: blanco, como consta en los oficios que el lector conoce, circunstancia que conviene recalcar, pues pudiera creerse que el tiempo le hubiese hecho perder sus colores primitivos.

Debe rechazarse por infundada, la creencia de que Belgrano, a falta de tela azul eeleste, le haya hecho teñir dos franjas de ese color, pues las referencias de los oficios ·leídos no admiten en ninguna forma tal afirmación. ¿ Por qué Be]gr,ano mandó hacer ·blanca esa bandera? En la respuesta sólo cabe conjeturar, y lo más aceptable quizás sea suponer que :ae1grano consideraba ail azul celeste y blanco, pabe­ llón de guerra, exclusivamente, y como tal, privativo su uso por el ejército, y que al obsequiar esa bandera blanca, sólo quiso proporcionar a Jujuy un esta�darte con las armas de la Asam­ blea, para subrogar con él al pendón real, que como es sabido, era sacado en ceremonias de mucha importancia. . Analizando el ya transcripto oficio de Santa Cruz de la Sierra, de fecha 27 de mayo de 1813, se robustece esa creencia, hasta darle, si se quiere, una completa confirmación, pues de allí comunicaron a Belgrano, quien estaba entonces en Jujuy, que . el 25 de dicho mes no enarbolaron el pendón real, por cuanto '"en éste sólo están .grabadas las armas y trofeos de los Reyes de España,. y que sería una vista escandalosa para el 'J)Úblico hacer ostentación de este Pendón". Pedían para el futuro, reso- 85 -

LUIS

CÁNEPA

lución á.I respecto, o que se les enviase otro "que simbolice Zas arm.as y trofeos" de la Asamblea. ¿En qué se inspiró Belgrano para hacer en esa forma la que donó a Jujuy? ¿Fué la Asamblea la: que dispuso que sus armas se estampasen en las banderas? Escrito sobre eso, no ha quedado nada; pero es sugerente que en varias partes- del país, se hiciera así, lo que hace pensar en que alguna orden pudo haber existido.

La Asamblea dispuso reemplazar en ciertos casos, el escudo real por el nacional, pero no precisamente en las banderas argen­ tinas, que nunca llevaron el emblema monárquico.

El 13 de marzo de 1813, la Asamblea decretó que el Poder Ejecutivo usara el mismo sello que ella, con el solo cambio de la leyenda que lo rodeaba; y sobre este particular, algo debe haber comunicado el Triunvirato a Belgrano, pru;a enterarlo, como correspondía. &a noticia, por más _atrasos que sufriera el correo de esos tiempos, en que la correspondencia se enviaba a caballo o en diligencia, probablemente no haya demorado mucho más de dos semanas en llegarle.

Al conocer Belgrano la adopción del sello, o sea lo que se llama "armas de la Asamblea", habrá tenido la inspiración de · obsequiar a Jujuy el estandarte que reemplazara al pendón real, cuyo paseo ya había suprimido el Triunvirato con fecha 11 de mayo del año anterior, es decir, 1812.

Nótese que cuando Belgrano informó al gobierno que había prestado la bandera del ejército, para dos festejos patrios del aniversario de la Revolución, ilos días 24 y 25 de Mayo de 1813, en Jujuy, le decía para explicar tal préstamo: "Acostumbrados

estos Pueblos a Estandarte, deseó este Cabildo saca,· i¿na ban­ dera, y le franqueé la del Ejército, y habiendo preparado i¿na .bl.anca en que ??'UMtdé pintar las Armas de la Soberana Asamblea General Co.nstituyente... se 7.a entregué al expresad,o ciu3rpo".

Con lo leído, se puede asegurar que el móvil de Belgrano fué dar al pueblo de Jujuy, una insignia que substituyera al estandarte real, en las ceremonias de rigor.

Individualizar a quien tuvo la inspiración de aplicar a las banderas las armas de la Asamblea, hasta ahora no es posible.

Se ha visto por documentos ya copiados, que con fecha 3 de

-86-

HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS

mayo de 1813, el gobernador intendente de Salta remitía la consulta de Catamarca, sobre. si debían enarbolar algún pendón al celebrar el aniverS'ario patrio de ese mes, y qué el 14 del mismo mes Y año, el Cabildo de Salta solicitaba fondos para mandar hacer un estandarte que lilevara el escudo, o sello de la Asamblea, y el obsequio de la bandera a Jujuy, por Belgrano, es posterior en once días a esta última fecha. En el mismo mes, para el aniversario de Mayo, en Santa Cruz de l,a Sierra repu­ diaron el uso del estandarte real, y pedian uno con las armas de la Asamblea, en lugar de aquél. Se ve en todo esto, manifes­ taciones casi simultáneas en todos esos pueblos norteños, y nuestra opinión personal, es que hubo en ello · sugestiones del propio Belgrano, lo que como hipótesis, es aceptable.

La bandera o estandarte donado por Belgrano a Jujuy, ante el avance de los realistas en 1814, tuvo que ser retirado por los patriotas, junto con los archivos oficiales y otras cosas de valor, siendo llevados a Tucumán para que no cayeran en manos del enemigo; vuelta Jujuy a poder de los argentinos, la bandera fué de nuevo conducida allí, y se la exhibió en los· festejos del 25 de Mayo de 1815. Al ser disuelto �l Cabildo jujeño, el em­ blema fué depositado en la iglesia Matriz de la misma ciudad, y, deteriorada por la acción del tiempo, en una época que no se puede precisar, se le agregó· una tela semejante a nuestra ban­ dera actual.

Es esta la bandera más antigua que se conserva, pero de las fogueadas en las bataillas, ese mérito corresponde a la de los Andes, que está en Mendoza: San Martín, al dar bandera a su ejército en los primeros días de 1817, le hizo bordar el escudo nacional, sin haber, como sabemos, disposición expresa que así lo dispusiera. El Liber­ tador, desde principio de 1814, estuvo por pocos meses al mando del Ejército del Norte; a mediados de enero de ese año, los españoles ocuparon a Jujuy; la bandera donada por Belgrano, como hemos dicho, fué transladada a Tucumán, y esto ocurrió, precisamente, cuando en esta última ciudad se ha!llaba San Martín, que como jefe del ejército allí acampado, tuvo que haberla visto, y no sería aventurado afirmar, que el mismo Bel-

-87-

LUIS

CÁNEPA

grano se la haya mostrado, mientras se custodiaba en la· casa de gobierno tucumana.

Ignorando nosotros, porque no hemos obtenido ningún testimonio que lo certifique, la razón por la cual San Martin hizo bordar el escudo en la bandera de los Andes, nos inclina­ mos a creer que lo habrá hecho inspirándose en la bandera de Jujuy; a no ser que a fa bandera del Ejército del Norte, que le dejó Belgrano, éste ya ,le hubiera hecho agregar las -armas de la Asamblea. Como esta enseña se ha perdido, ni existen refe­ rencias detalladas sobre ella, nada puede asegurarse al respecto. :La Asamblea fijó el sello para el Poder Ejecutivo, el 13 de marzo de 1813, y por consiguiente, las banderas de Belgrano anteriores a esa fecha no pueden haber tenido aque}las armas, pero, poco más de dos meses después de dicha sanción, su uso se generalizó por el norte, como hemos ya visto, en los estan­ dartes que se levantaban en substitución del pendón real; tal _ razón, pudo también haber influído en San Martin, al preparar la bandera que hizo jurar en Mendoza.

La bandera que Belgrano prestó al Cabildo de Jujuy para las celebraciones de mayo de 1813, podemos asegurar que no tenía el escudo nacio'nal, pues en uno de los oficios ya ijeídos, dice que el general había prestado "una bandera azul y blanco", mientras que a continuación, refiriéndose al obsequío de la misma fecha, indicaba que tenía las arma� pintadas.

Un poco de luz, no mucha, puede hacerse considerando algunos rastros que han llegado a nosotros. El gobierno, al contestar a Belgrano su oficio del 26 de mayo, le dijo con fecha 26 de junio de 1813: Mas como la innovación del estandarte es una institución constitucional, hemos consultado esta ocurrencia a la Soberana Asamblea", y el 9 de julio del mismo año, el Triunvirato le decía: "que debiendo cesar todo recuerdo poco compat·ible con nuestros principios y no enarbo'larse otro pendón qU,e el de ki libertad, -se ha dignado ki Soberana Asamblea decretar una fiesta nacional en todos los pU,eblos", o sea el 25 de Mayo, decla­

rada poco antes.

Como se ve, habla del pendón de la libertad pero ni en esa . '

-88-

HISTORIA DE LOS

SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS

ocasión, ni antes, se dijo cual era; debe sobreentendel'S'e, claro está, que se trataba de la bandera nacional, pero no puede pre­ cisarse si ésta debía llevar el escudo en su centro, o no.

Mitre dice al respecto.: "Sin que po1· entonces se pronun­

ciase explícitamente la Asamblea sobre ·este punto, la bandera azul y blanca, con su escudo en el centro, empezó a generali­ zarse, y los pueblos la saludaron con entusiasmo como un sím­ bolo de independencia".

La aseveración del ilustre historiador, en cierto modo la confirman varias viejas banderás que se conservan; a ellas nos referiremos· más adelante.

La Asamblea, al disponer la supresión de las armas reales, no estableció que el nuevo escudo debía figurar en las banderas naciona1les, como se verá por el decreto que va a continuación, copiado der original existente en el Museo Histórico Nacional:

La Asamblea General Constituyente de las Provincias Unidas del Río de la Plata en sesión de este· día. ha expedido el decreto siguiente: Debe,·án -substituirse a las armas del Rey que se hallan fijadas en lugares pu'blicos, y a las que traigan en escudqs, o de otro modo algunas Corporaciones, las armas de la Asam­ blea y sólo permanecerán de aquel modo en las Bandems y Estandartes que las tengan.

Lo tendrá así entendido el Superior Poder Ejecutivo para su debida observamci-a y cumplimiento. Bi¿enos Aires 21 de abril de 1813.

PEDRO JOSÉ AGRELO

Presidente HIPÓLITO VIEYTES

Secretario AL SUPREMO PODER EJECUTIVO DE ESTAS PROVINCIAS.

Como puede ·verse, el decre�o establecía la substi:uc� ón de las armas del rey, "qi¿e se hallan fijadas en lugares publicas, Y

a las que traigan en esc'lµWs, o de otro modo algunas Corpora-89-

LUIS

CÁNEPA

ciones'', pero exceptuaba a las "Bwn<leras y Estandartes que las tengan".

Si bien no las fija para las banderas que se hicieran en lo sucesivo, cabría la interpretación de que las nuevas podían llevarla, pero nótese que la Asamblea manda "substituir", a las armas del rey, y las banderas argentinas nunca tuvieron tales atributos, para . que pudieran ser "substituidos" por el nuevo símbolo. Pudo haber, también, una errónea concepción de lo resuelto.

Si fuera a interpretarse al pie de la letra el decreto, hasta resultaría ilegal lo que se hizo en el norte, respecto a los nuevos estandartes que allí se ,1ev·antaron en reemplazo del real, pues el el decreto establecía que no debían modificarse, las armas rea­ les, "en las Banuieras y Estandartes que las tengan".

Como se ve, el decreto poca luz aporta al es'Clarecimiento de este asunto, y llegamos así a establecer, que no hubo dispo­ sición oficial, - pública, cuando menos - que mandara aplicar el escudo nacional. a las banderas, y que sobre la base de lo que se sabe, no es posible hacer una afirmación categórica sobre el particular.

En cuanto a las "Corporaciones", que menciona el decreto, se refería a los Cabildos, Consulado, y otras importantes insti­ tuciones públicas.

Un antecedente interesante, lo tenemos en Jujuy, donde con motivo del paseo de la bandera donada.por Belgrano, el 25 de Mayo de 1815, el Cabildo jujeño la nombra "estandarte nacional".

Para mayor ilustración en lo relativo a la ·aplicación del escudo en las banderas, vamos a ocuparnos de las enseñas que se guardan hoy en distintas partes del país; las dos primeras que mencionaremos se encontraron, una en Bolivia, y la otra en el norte de nuestro país, siendo discutible la autenticidad de ambas; Uas demás, son de la guerra de la independencia, estando acabadamente probado su origen y uso.

En el Museo Histórico Nacional, se exhibe una bandera, con grandes deterioros, en su tela más que en el color, que fué hallada en Maclia, Bolivia, eil año 1885, en una pequeña Iglesia, detrás de un viejo cuadro y asegurada a Iét pared. En la infor-, 90 -

HISTORIA DE LOS S�LOS NACIONALES ARGENTINOS

11

1

1

mación que se llevó a cabo, relataron unos ancianos indios de servicio en esa capilla, que tal bandera databa de los tiempos de la independencia, y relacionando esas referencias con los . acaecimientos históricos de las inmediaciones, se supuso· fuera la bandera que tremoló en Ayohuma, y como tal se la -incor­ poró a las reliquias nacionales.

Como lo dejamos establecido en otro libro, esa versión carece de.fundamento; se trata, sin duda alguna, de una insignia muy antigua, pero establecer que ella ·estuvo en determinadas batallas, o por lo menos a la cabeza de a�gunas fuerzas argen­ tinas en una época fija, es sumamente aventurado, pues nada hay que lo certifique de modo irrefragable.

En sus colores y franjas, es exactamente igual a nuestra bandera menor de hoy: carece de escudo, de sol, y no presenta tampoco, ningún atributo, emblema o distintivo en su paño.

Si la · fecha de origen que se quiso dar a esa enseña, fuera la verdadera, terminarian muchas investigaciones que se hacen sobre la forma de -la bandera o;riginal. Una cosa sugestiva, es que aquella fué hallada junto con ,otra de colores rojo y azul, que se conserva en Bolivia. En el libro aludido, hacemos 1� historia detallada de este hallazgo, y debemos hacer constar, porque está dentro de lo posible, que esa bandera argentina de Macha, pudo pertenecer. también, - si no a un particular de la región - alguna tropa argentina que haya emigrado a Boli­ via, durante ,la dictadura de Rosas, después de algún descalabro sufrido.

Por su tamaño, bastante grande, seric11 poco indicada para bandera de ejército, pero, en los cuerpos españoles de esos tiempos, las hubo de dimensiones aproximadas ,a ella.

La otra, es la llamada de la Puna, porque fué hallada en ese lugar del norte de nuestro país, en 1912, y de ella dá alguna noticia Ricardo Rojas, en "Archivo Capitular de Jujuy", tomo segundo.

También esta es igual a la bandera menor actual, en sus colores y la distribución de éstos.

Según se afirmó, estuvo muchos años en p_oder de una familia de la Puna, haciéndose pública su existencia en, 1912.

Sus poseedores, manifestaron que se trataba también, de la - 91-'

LUIS

CÁNEPA

bandera de Ayohuma, y que desde esa época había permanecido custodiada por la familia, al ser salvada_ del desastre.

Tanto esta de la Puna, como la otra de Macha, tienen un origen incierto, y es peligroso darles el carácter de reliquias históricas. Podrán tener un historial glorioso, cosa que tfilllT poco puede negarse, al ser tan antiguas, pero de allí a afirmar que son enseñas fogueadas ent la campaña del Alto Perú o Boli­ via, hay mucha distancia .. Entendemos que los trofeos y reli­ quias del pasado, antes de ser entregados a la veneradón · pública , deben tener su origen y peripecias clara y precisamente establecidos, por la misma majestad que el sólo acto de con­ templación, ha de infundir en los corazones patriotas.

Entrando a considerar las banderas de la Independencia que han llegado a nuestra época, comenzaremos por la de los Andes.

También de ésta detallamos su historia en otro trabajo nuestro.

Consta de sólo dos franjas, dispuestas verticalmente, con la blanca junto al asta. El escudo que se puede ver en su cen­ tro, fué bordado en posición contraria a la que correspondia, posiblemente parai que el color de los cuarteles, no se confun­ dieran en parte con los de las franjas.

Fué jurada en Mendoza, donde se conserva, el 5 de eneró de 1817, días antes de abrir la campaña de los Andes; estuvo al frente del ejército que cruzó el macizo andino, y recogió las glo­ rias de Chacabuco y Maipú, terminando allí s:u recorrido triun­ fal, pues quedó en Chile cuando el ejército argentino-chileno partió al Perú, siendo recuperada después por el gobierno argentino.

En el Museo Histórico Nacional, se encuentra la llamada bandera de la división....Cabot, pequeña fuerza que al mando inme­ diato de ese jefe, pertenecía al ejército de San Martín, y que por San Juan escaló los Andes y penetró en Chile,luego de algu­ nos triunfos. Una hija del comandante Cabot, en cuyo poder se encontraba la enseña, la obsequió al general Bartolomé Mitre, y éste, a su vez, con el claro sentido patriótico que lo caracteri­ zaba, la donó en 1890 al Museo en que está.

Los deterioros que en ella causó el tiempo, impiden saber con certeza como fueron: sus franjas y colores, pero conserva aun el escudo nacional en su centro. Debemos suponer que era -92-

,.

'

HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGE;NTINOS

igual a la de los Andes, pues a una parte de ese ejército perte­ neció, siendo, por consiguiente, de la misma época.

En Córdoba, se custodia la denominada bandera de Pizarro, que hace cerca de un siglo fué ofrendada a la Virgen del Rosario, del templo de Santo Domingo, de aquella ciudad. Estuvo en poder del coronel Manuel Antonio Pizarro, del ejército de San Martín, y a!l. recibirla en herencia el hijo de dicho coronel coro­ nel también, hizo la ofrenda mencionada. Una leyenda q�e con­ ti�me la cinta que la rodea, según la referencia de Ismael Bucich Escobar, dice que tal enseña perteneció al Regimiento de Caballería Nacional de l:M:endoza, y que cruzó los Andes, libertando a tres repúblicas.

Su tela, de seda, se encuentra descolorida, y al parecer, fué celeste, pero se nota bien en su centro, el escudo nacional.

En el Museo Histórico Nacional, existe otra reliquia, cuyqs colores primitivos tampoco pueden establecers�, y que también lleva en el medio las armas nadonales. Fué hecha en 1823, para el regimiento Río de la Plata, en el Perú. Al llegar ·a poder. del gobierno argentino, en 1826, y durante muchos años, hasta poco antes de 1880, se creyó que era fa de los Andes, aclarándose finalmente su historia.

Resumiendo, tenemos: que las dos.primeras banderas cita­ das, a las que se atribuye la fecha 1813, sin que nada lo con­ firme, son como nuestra enseña menor actual, vale decir, sin atributo alguno especial en su tela.

Las otras cuatro, son reliquias del Ejército de los Andes, y todas ellas tienen el escudo nacional. No siendo la de Jujuy, anteriormente historiada, que no fué insignia de tropas, no existe ninguna otra en esas condiciones.

Es de suponer, que las :llamadas banderas de Cábot, de Pizarra, y del regimiento Río de la Plata, ostentan el escudo por haber tomado como modelo a la que hizo jurar San Martín en el Plumerilla, de manera que lo que resta saber, es lo más importante, es decir, por qué razón el Libertador hizo aplicar las armas nacionales a su enseña.

De los antecedentes estudiados, desprendemos que pudo h¡iberse .inspirado en el estandarte donado por Belgrano. a Jujuy, que habrá visto en la Casa de Gobierno de Tucumán, -93-

LUIS

CÁNEPA

donde se guardaba entonces, 1814, por la ocupación realista de Jujuy.

Al tiempo de dar San Martín bandera a sus bravos, hacia algo más de cinco meses que el Congreso de Tucumán había fijadq oficialmente los colores nacionales, y la resolución expre­ saba que ellos serian el celeste y blanco; debemos recalcar, que se dejaba expresa constancia, que el distintivo para la bandera de guerra se difería para otra oportunidad. Consta por escrito, que en agosto de 1816, San Martín acusó recibo de la notifica­ ción referente a la creación del emblema patrio.

De acuerdo a ese .decreto, San Martín debió dar a sus tro­ pas, un pabellón blanco y azul celeste, para estar conforme a lo dispuesto, sin el aditamento de símbolo alguno, lo que conviene destacar, porque podría creerse que al agregarle el escudo, lo hubiera hecho para darle a fa bandera, el carácter -de mayor o de guerra.

También debe hacerse notar., que a excepción de las ense­ ñas que izaron los soldados del Libertador, no existe referencia alguna de que tropas al mando de otros jefes, en otras regiones del país, hayan utilizado el escudo nacional en sus banderas.

Como vemos, el interrogante subsiste. De ser la de los Andes, única con el escudo, podría creerse que le hubiera dado a ella el carácter de insignia de general en jefe, mas, habiendo otras de sus fuerzas en las mismas condiciones, tal conjetura debemos rechazarla.

El historiador Rómulo Zabala, en "La Nación" del 24 de septiembre de 1944, ha hecho públicas unas constancias conte­ nidas en el "Libro de Ordenes del día del Ejército Auxiliar del Perú" (1813-1816), que mucho nos alumbra acerca del des­ tino corrido por la bandera argentina, que tremoló en Jujuy el 25 de Mayo de 1812, en el juramento del río Pasaje, en la batalla ·de Salta y otros hechos de armas acaecidos después, según conjeturas nuestras.

En efecto; el distinguido historiador citado, transcribe una proclama que Belgrano dirigió a sus tropas, en la ciudad de Tucumán, el 24 de septiembre de 1816, cuarto aniversario de la acción del mismo nombre, y la orden del dia a cumplirse en esa misma fecha, en la que debía substituirse ,la "bandera vieja",

-94-

1iISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS

por una nueva, como se verá. Esto ocurría dos meses y medio después de declarada la Independencia.

La. orden del día, firmada por Be]grano, y que informa de los actos cumplidos, dice así:

"Las be6nderas del regimiento ,número nueve vendrán al frente de la trQ'Pa, torJW.rá éstq la ma1·cha hasta mi casa, para que salga la bandera vieja y la nueva del ejército que va a b� decirse. Entrarán las cuatro a la iglesia y allí me esperarán.

Bendita que sea la nueva, Ze he de entregar para que se, depo� site, al padre comendad01·; la vieja; entregando al mayor del detal,l la nueva para que la lleve en medio de Zas dos, como cuatro ·pasos a vanguardia de ellas. Concluída la procesión vendrá la tropa por mi casa, se depositará en ella la batndera y seguirá la trQ'Pa a sus cuarteles.

Esa orden del día, que ignorábamos antes de la ,publica­ ción de Zabala, nos da a conocer interesantes detalles. Por ella sabemos que el regimiento N° 9 contaba con dos banderas, tal vez de un significado algo menor que la "vieja", por cuanto a ésta, Belgrano la custodiaba celosamente en su propia resi­ dencia.

Debía tratarse, sin duda alguna, de la vieja bandera que se vió ondear en Jujuy el 25 de Mayo de 1812, y que después de guardada por Belgrano a raíz de la amonestación del Triun­ virato, fué utilizáda en los acaecimientos históricos ya aludidos.

Pero lo más interesante de todo, es saber que Belgrano, después de bendecida· la enseña nueva, a la "vieja" la entregó "para que se deposite, al padre comendador", del mismo tem­ plo, donde habrá quedado hasta perderse quien sabe cómo.

El destino dado a la antigua bandera, consta en la arenga que el mismo día, y con igual motivo, dirigió a sus tropas; estaba concebida en ,los siguientes términos: ¡SoLDADOS!

Una nueva bmndera del ejército os presento, para que reco­ nociéndola sepáis que ella ha de ser vuestra gwía Y 'J)Wrtto de reunión. La que acabo de depositar a los pies de nuestra gene- 95 -

•

LUIS

CÁNEPA

rala,, María Santísima de Mercedes, 8i1'Vió aZ mismo efecto mientm.s tuve eZ honor de mandaros.

No la, perdáis de vista en ningún caso, sea p,·óspero 0 adverso, pues donde eZZa estuviere allí me tendréis. Jurad no abandonarla, jurad sostenerla para arroZZa1· a nuestros enemi­ gos Y entra,· triunfantes, rompiendo Zas cadenas que cargan sobre nuestros pueblos hermanos. La América y Za Eur<Ypa os miran; que sea eZ orden, Za subordinación y disciplina que obsm·­ váis y aZ fi,n admiren vuestros trabajos, vuestra constancia y vuestro heroísmo, como lo desea vuestro general. - Tucumán, 24 de septiembre de 1816.

Como se ha visto, según las palabras de Belgrano, la ban­ dera "vieja" es la "que sirvió al mismo efecto mientras tuve el honor de mandaros", lo cual, si bien no precisa fechas, permite suponer que es la que asistió a los históricos acontecimientos del norte, de 1812 a 1816. En la guerra, una insignia cqn cua­ tro años de campañas activas, ha conquistado el derecho a ser designada como la "vieja".

Al decir que la bandera antigua fué ofrendada "a los pies de nuesti�a generala, María Santísima de Mercedes", está claro que es la misma imagen a la que dedicó su bastón de mando, después del triunfo de Tucumán.

Esta ofrenda, según se ha visto, se hizo en 1816, y en el citado artículo periodístico, Zabala dá a conocer la existencia de dos antiguas banderas argentinas en la ciudad de Tucumán; son de seda, de los colores y forma actuales, muy deterioradas por el tiempo. Según la tradición popular, pertenecieron a Bel­ grano, pero, por la inscripción que lleva una de ellas, se ve que tal versión carece de fundamento, y en cuanto a .la otra, faltan antecedentes probatorios de tal aseveración.

En un informe presentado a la Comisión Nacional de Museos 'y Monumentos Históricos, publicado en el Boletín N9 5 (1943) de dicha institución, el mismo historiador Zabala dice que una de esas banderas lleva la inscripción: "A la Escuela de San Francisco. Tucumán 1814, donó Bernabé Aráoz, Gober­ nador".

-96-

HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS

Aráoz fué nombrado gobernador de Tucumán por el Direc­ tor Posadas, de acuerdo a datos de Antonio Zinny, el 14 de no­ viembre de 1814, lÓ cual, teniendo en cuenta lo que demoraban los correos en aquellos tiempos, hace pensar que se habrá hecho cargo de su nuevo �destino, a principios de diciembre, de lo que se desprende que el obsequio tiene que haberlo hecho - con­ siderando la fecha 1814 - dentro de los pocos días que media­ ban hasta la terminación del año.

-97-

LA BANDERA NACIONAL SANCIONADA OFICIALMENTE Hemos visto, que_ el primer Triunvirato, el 18 de febrero de 1812, aprobando la iniciativa de Belgrano, adoptó la escara,,_ pela nacional. Vimos también, que el 27 de igual mes y año, la bandera argentina tremoló por primera vez en una asta de la patria, y que a pesar de ia reiterada desaprobación de los triunvirqs por este acto, aquélla se impuso por propia determi­ nación de los pueblos, que veían en e1la el símbolo de su re­ dención, al par que odiaban la insignia que les recordaba al poder que los oprimía.

Se ha comprobado asimismo, por lo que queda expuesto en las páginas que anteceden, que el uso de los colores nacionales se fué propagando rápidamente, como al conjuro de un llamado patriótico, aunque no contaban con el auspicio oficial pública­ mente acordado, y que hasta 1815, las banderas del rey ondea­ ban en Buenos Aires, en medio de la indiferencia popular, mien­ tras intermitentemente hacía su aparición el .blanco y azul celeste, cuando se trataba de determinados festejos o celebra­ ciones.

El 26 de enerq de 1814, la Asamblea dispuso que el Direc­ tor Supremo, nombrado en reemplazo del Triunvirato, usase como divisa de su alta jerarquía, una banda blanca y azul; esta sanción, y la de la escarapela, eran las únicas atingentes a los colores nacionales, que se habían tomado hasta mediado el año 1816, púes como sabemos, a esta última fecha, nada había legis­ lado sobre la bandera, y si algo hubo, se guardó estricta reserva; tanta fué ésta, que no se ha encontrado un solo papel que dé la más leve razón.

Tocóle al Congreso de Tucumán, la gloria de sancionar el decret?, -. que no fué ley - de 1legalizar la enseña en uso. A -98-

HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS

los nueve días de declarada la Independencia, se sintió la nece­ sidad de aprobar ofidalmente la bandera, en cuya defensa ya habían muerto muchos cientos de argentinos.

Nacida la nueva nación a aa vida independiente, por la solemne, voluntad de los pueblos que la componían, esa medida no podía postergarse por más tiempo.

Fué Juan José Paso, quien planteó el asunto en el seno del Congreso, al que integraba como diputado. Este patriota, había formado parte del Triunvirato que adoptó la escarapela, y que pocos días después, ·amonestó· a Belgrano por haber. enarbolado la bandera nacional, en Rosario, primero, y más tarde en Jujuy.

Al ser Paso, miembro del primer Triunvirato, quién en el Congreso llevó la iniciativa que dejamos expuesta, se comprueb a que las razones de negar aprobación -gubernativa a la bandera levantada por Belgrano, no eran atentatorias a la Independencia integral del país, sino del orden que conocemos.

El 18 de julio de 1816, en el acta de la sesión de ese día, consta, según "El Redactar del Congreso Nacional", que el dipu­ tado por Buenos Aires, Juan José Paso, "Pidió también que se fijase y jurase la bandera tnacional; y añadió el señor Gascón por vía de moción, que se diese orden para que no se usase otra en los regimientos, buques, etc. Se apoyó suficientemente''.

Dos días después, se trató la importante ponencia. En el mismo periódico, que era el oficial del Congreso y publicaba sus resoluciones, se lee que el 20 de julio, el también diputado por Buenos Aíres, Esteban Agustin Gascón, "Pidió asimismo· se autorizase por un decreto la bamdera meno,· del país, azul y blanca, que actualmente se usa; sin perjuicio de acordarse des­ pués la bandera grande nacional, según la forma de gobierno que se adoptase, cuyo decreto pidió también se circulase. Quedó resuelto por itniJorme acuerdo".

Habiéndose resuelto así, "por uniforme acuerdo", quedó de hecho adoptada la bandera nacional, pero como habia sido comisionado el diputado por Charcas, José Mariano Serrano, de dar forma y redacción al decreto, éste se trató en la sesión del 25 de julio, pues consta que en la sesión de ese día, "Después de leídos muchos pliegos y contestaciones a otros antes reci­ bidos, se trajo a la 'Vista el proyecto de decreto sobre la ban-

•

- 99-

LUIS

CÁNEPA

dera menor presentado por el secreta'rio Serrano, encargado de su formación, que fué aprobado, y su, tenor es como siguen.

DECRETO Elevadas las Proviincias Uinid.as en Sud América al rango de una nación después de la declaratoria solemne de su inde­ pendencia, será su peculiar distintivo la bandera celeste y blanca que se ha usado hasta el presente, y se usará en lo �esivo exclusivamente en los ejércitos, buques y fortálezas, en clase de baindera meno1·, ínterin, decretad.a al término de presentes discusiones la forma de gobierno � conveniente al territorio, se fijen conf 01·me a ella los jeroglíficos de la bandera nacional mayor. Oomuníquese a quienes correspond.a para su ' publ-i:­ cación.

:zas

FRANCISCO NARCISO

DE LAPRIDA

Diputado President e JUAN JOSÉ PASO

Diputado Secretario

No, existe dificultad alguna, para determinar la fecha exacta de la ,adopción de la bandera por el Congreso, pues coor­ dinando disposiciones y oficios, puede llegarse a establecer que fué el 20 de julio, y no el 25, como suele comúnmente afirmarse.

Veamos las razones.

Se resolvió el 20, "por uniforme acuerdo", que la bandera sería azul y blanca, conforme a la moción del diputado. Gascón, pero como a la resolución respectiva había que darle forma ,de decreto, esto se hizo el 25, de la manera ya expresada, y en lug.ar de "azul", como lo proponía el diputado Gascón, se escribió "azul celeste", lo que estaba de acuerdo con las palabras del mismo representante, al manifestar que era el color "que actual­ mente se usa", y éste no era el azul, sino el azul celeste, como quedó fijado en el decreto aprobado el 25.

El Congreso, consideró que la fecha de sanción era el 20, Y no el 25, pues al comunicar al Director Supremo lo resuelt o, _, 100 -

HISTORIA DE LOS SiMBoLOS NACIONALES ARGENTINOS

' · hizo constar, como se verá , que había sido el 20; pero la comu­ nicación está fechada el 24, según veremos, y al decreto se le dió forma de tal, al aprobarse su redacción, el 25, o sea un día después.

Debe tenerse en cuenta, que puede tratarse de un error del amanuense que dató el oficio remitido al gobierno central, y su fecha real sea 25 ó 26, en vez de 24; equivocaciones de esta clase, ocurren a menudo. Además, está probado por ''El Redac­ tor", y por la nota que firmaron las autoridades del Congreso, que la sanción tuvo Jugar el 20.

El oficio original, por el cual el Congreso comunica al Director Supremo lo resuelto, creemos que se ha perdido, pero, felizmente, en la "Gazeta de Buenos Ayres" del 17 de agosto del mismo año 1816, se publicó , lo que permite saber la fecha cierta de la sanción, y los términos en . que el escrito estaba redactado.

Dice así :la "Gazeta": "EXCMO. SEÑOR.

En sesión de ·20 de julio presente ha _expedido el Soberano Congreso el decreto que sigue.

"Elevadas las Provincias Unidas en Sud América al rango de una nación después de la declaratoria solemne de su inde­ pendencia, será su peculiar distintivo la bandera celeste y blan­ ca, de que se ha usado hasta el presente y se usará en lo su­ cesivo exclitsivamente en los ejércitos, buques y fortalezas en clase de bandera menor, ínterin decretada al término de las pre­ sentes discusiones Za forma de Gobierno más conveniente al territorio, se fijen conforme a ella los jeroglíficos de la bande­ ra 1nacional mayor. Comuníquese a quien corresponda para su publicación".

Be tmnscribe a V.E. de orden soberana para su inteligencia y publicación. Sala q,el Congreso en Tucumán, julio ·24 de 1816.

FRANCISCO NARCISO DE LAPRIDA

Presidente

JOSÉ MARIANO SERRANO

Diputado Secreta1'io

AL EXCELENTÍSIMO SUPREMO DIRECTOR DEL EsTADO,

-101-

LUIS

CÁNEPA

Se habrá notado, que este oficio está firmado por uno de los secretarios, mientras que el decreto aparecido en "El Re­ dactor", lo está por otro.

El gobierno directoria!, al enterarse de la sanción, la co­ municó a las autoridades civiles y militares del territorio, con fecha 16 de agosto del mismo. año, y al dia siguiente, 17, se publicó en la "Gazeta", periódico oficial, como ya se ha visto.

En las comunicaciones enviadas por el gobierno, se di�e que el C�ngreso informó el 24 de julio sobre lo resuelto, pero no indica el día en que el decreto fué sancionado. A continua­ ción damos copia de la circular que se envió a San Martín que se encontraba en Mendoza, respecto a la adopción de la bandera por el Congreso. Este documento es similar a los que se remitieron con el mismo fin, a otras autoridades del .país.

El Director Supremo, le informa a San Martín: Con fecha '24 de julio anterio1· se ha servido el Soberano Canrp·eso Nacional dirigirme la resolución cuyo tenor es como sigue.

"Elevadas las Provincias Unidas en Sud :América al rq,ngo d,e una Nación después d,e la declaratoria solemne de su inde­ pendencia, será su peculiar distintivo la bandera celeste y b"lam­ ca que se ha u.sado hasta el presente y se usará en lo sucesivo exclusivamente en los ejércitos, buques y fortalezas en clase de bandera menor, finteri??,, decretada al término de las pre­ sentes discusiones la forma de gobierno m.ás conveniente a su territorio, se fijen conforme a ella los jeroglíficos de la ban­ dera nacional mayor.

Comuníquese a quienes corresponda para su publicación".

Lo comunico a V.S. para su inteligencia y que la circule en el territorio de su mando.

Dios guarde a V.S. muclws años, Buenos Aires, agosto 16 de 1816.

JU AN MARTÍN DE PuEYRREDÓN MANUEL OBLIGADO

Secretario

' AL GoBERNA DOR INTENDENTE DE LA PROVINCIA DE CUYO.

-102 -

HISTORIA DE LOS ,SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS

La respuesta de San Martín al gobierno central fué la si­ guiente:

Tengo a la vista la circular del 16 de agosto último en que transcribe V.E. la sobenana resolución relativa a �lara'r la bandera menor del Estado la celeste y blanca de <J!!,f3 ya se ka.­ ce uso. Con lo que tengo el honor de contestar a V.E. Oiw.rtel General en M�za, 3 de octubre de 1816.

JOSÉ DE SAN MARTÍN

.,.

Digamos aquí, que el inmortal Congreso de Tucumán, al no sancionar más que bandera menor, la que debía hacer las veces, también, de mayor, obedecía a que en esos momentos estaba planteado en su seno el serio asunto de establecer la forma de gobierno que regiría al país, y con fines justificados por la dura necesidad -que no son tema de este trabajo-­ muchos de los ilustres próceres de esa hora, propiciaban la mo­ narquía, recurso extremo, ail cual se quería recurrir para evi­ tar males mayores.

Ante la oposición decidida de fray Justo Santa Maria de Oro, gloria del clero argentino, y de los voceros populares, el proyecto quedó encarpetado, y ante los acontecimientos que se fueron produciendo, el Congreso no pudo dar esa forma de go­ bierno, ni otra tampoco; el país, convulsioná:pdose paulatina­ mente, iba en marcha hacia la anarquía, para caer después, en descenso incontenible, en brazos dé la dictadura.

El Congreso, que funcionaba en Tucumán al amparo de ese gran gaucho que se Mamó Güemes, se vió en la necesidad de trasladar su asiento a Buenos Aires, y durante sus delibe­ raciones en esta ciudad, volvió a ocuparse de la bandera, san­ cionando la mayor o de guerra, como se verá.

Volviendo a la sanción sobre la bandera, por el Congreso en 1816, corresponde hacer constar que ella confirma que la Asamblea de 1813 no dejó escrita ninguna resolución sobre el mismo asunto, por cuanto en aquél, participaron hombres de Buenos Aires, que ejercieron cargos públicos de importancia, durante el ilapso que estuvo en funciones la Asamblea, Y que -103-

LUIS

CÁNEPA

por eso mismo no podían ignorar, o haber olvidado, que se hubiese tomado una resolución tan importante.

El mismo doctor Paso, que propuso dar legalmente ban­ dera al país, ocupó cargos en el Triunvirato, y en la propia Asamblea fué diputado; considerandg su gran ilustración, y el elevado interés que se tomaba por las cosas de la patria, mal podía, tan luego él, pedir al Congreso de Tucumán, que dictase una disposición que ya había tomado Qa Asamblea.

Si por cualquier causa que escapara a nuestra penetración, hubiera habido razones para hacerlo sancionar de nuevo, lo habría hecho constar.

Entendemos que Paso, con el proyecto que se aprobó, qui­ so dejar escrito lo que la Asamblea debe haber resuelto verbal­ mente, o, mejor dicho, por acuerdo tácito de sus miembros, pa­ ra que lo sancionado no tuviera trascendencia oficial. En esa forma, ejércitos y pueblo tenían su bandera, pero el gobierno aparentaba ignorarlo, o cuando menos no aparecía aprobándola.

La bandera de guerra, o mayor, se adoptó a raíz de un pedido del Director Pueyrredón, dirigido al Congreso c,:on fecha 9 de enero de 1818. Se conserva el oficio respectivo, que dice así: . S OBERANO SEÑOR.

Como mis desvelos se contraen al mejor desempeño posi­ ble de la alta co.nfianza con que se ha dignado honrarme la Na­ ción, creo de mi deber suplicar a Vuestra Soberanía, se digne 'resolver la distinción que estime opo1·tuna en el uso de las Ban­ deras de este Estado, ordenándome cuales sean las que deban tremolarse en las Plazas, Fuertes y Buques de guerra del Es­ tado, y cuales en los mercantes de la misma Nación, pues en el día es sóla wna la que se usa en unos y otros, causC11ndo equi­ vocaciones perjudiciales.

Dios guarde a Vuestra Soberanía muchos años. Buenos Ai­ res Enero 9 de 1818.

Soberano Señ01·

JU AN MARTÍN DE PUEYRREDÓN SoBERANO CONGRESO NACIONAL.

En la ·sesión del 16 de febrero de 1818, figura que Se di.ó

-104-

HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS prbi.cipio con los (oficios) q.el Si¿premo Directo,· (Pueyrredón) dos de ellos del 9 de enero, uno del 19 y dos del '20 del rnismo; pidiendo en los p1•imeros se declarase la divisa que deberfan itsar los Generales en campaña a ccmsecuencia. de lo acordado sobre el uso de las bandas en cuanto a los grandes oficiales de la Legión de Mérito de Chile; y asimismo l.as bandems qtw de­ ban itsarse así en las plazas, fue rtes, y buques de gi�erra de la l:{ación cmno en los mercantes de la ·misma por reque1·ir ya las circunstanci.as que se diferencien, como es de práct-ica en todas las naciones.

Las proposiciones del Director Pueyrredón, se trataron el 25 de febrero. En la sesión que el Cuerpo celebró ese día, El

señor Ghorrom'ín comisionado para abrir dictamen sobre Zas no­ tas del P.E. en m·den a la diferencia de las bande ras nacionales, y a la divisa_ de los generales en· campaña, expuso sobre lo pri­ mero, que era del parecer que sirviendo para toda bandera na­ cimuu los oos colm·es bl,et,nco y azul en el nwdo y forma hasta ahora acostumbrada fuese distiintivo peculiar de la bandera de .guerra un Sol pintado en medio de ella: cuyo prayecto, adop­ tado por la sala después de algunas reflexiones, quedó aprobado.

De la constancia que antecede, se desprende ·que el dipu­ tado Luis José Chorroarín, ilustre sacerdote, "comisionad9 pa­ ra abrir dictamen", como acaba de 1leerse, es el autor de la iniciativa de distinguir con un sol a la bandera de guerra.

Las razones por las cuales eligió ese emblema, se ignoran, pero, como el escudo nacional a esa fecha ya estaba en uso, puede con fundamento conjeturarse, que se habrá inspirado en el astro que lo timbra.

Aprobado el atributo correspondiente a la bandera de gue­ rra, el Congreso lo hizo saber al gobierno por medio de la si­ guiente nota, que se conserva archivada: EXCELENTÍSIMO SEÑOR:

En sesión de aye,· '25, ha sido sancionado: "Que si1'Viendo para toda bande1·a nacional los dos colores blanco Y azul en el modo y forma hasta ahora acostumbrados, sea distintivo pe-

- 105 -

LUIS

CÁN EPA

culiar de "fa baindera de guerra un sol pintado en medio d'e elux".

Con lo que queda contestad.a "fa consulta de V.E. de 9 de enero último, y le comunico de orden soberana para su inteligencia. .Sa"/a del Congreao, febrero 26 de 1818.

DR. PEDRO CARRASCO

Presidente

JOSÉ EUGENIO DE ELÍA

Secretario

EXCELENTÍSIMO SEÑOR SUPREMO DIRECTOR DEL EsTADO.

Lo dispuesto por el Congreso, se hizo saber a 1las autoro.­ dades correspondientes, por medio de una circular; hecho esto, el Director informó al soberano cuerpo lo siguiente: SoBERANO SEÑOR.

He circulado a quienes corresponde, recomendando su pUn­ tual cumplimiento, "fa Soberana resolución acordad.a en sesión del '25 de febrero último, comunicad.a en nota '26 del mismo.

Nr> 131, sobre que sirviendo para toda Bandera Nacional ·los dos colores blanco y azul en él modo y forma hasta alwra acostumbrados, sea distintivo peculiar de la de guerra un sol pintado en medio de ella.

Dios guarde a Vuestra Soberanía muchos años, Buw.os Ai­ res, Marzo 14 de 1818.

Soberano Señor JUAN MARTÍN DE PuEYRREDÓN SoBERANO CONGRESO NACIONAL DE LAS PRÓV. UNIDAS. DE SUD AMÉRECA. f¡ ,y

Habrá notado el lector, que la disposición del Congreso acerca de la bandera de guerra, fija el color azul, y no el azul celeste, pero como lo atinente a cuál de esos matices es el que corresponde a nuestra bandera, es materia de otro capítulo; en él lo trataremos.

Juan Manuel Beruti, dejó constancia en su "Diario", que el 7 de marzo de ese mismo año 1818, o sea diez días después

-106-

,, HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS

de la sanción por el Congreso, Se mandó por superi01· 01·aen que las banderas de los buques de guerra del Esta<lo, se pu­ sieran en la forma siguiente: dos fajas atravesadas azules, y

una blanca en medio, llevando ésta por divisa un sol dorado, orlado de estrellas de oro, y en las fajas azul.es iguales estre­ llas de oro.

Era este un antecedente ignorado por nosotros, hasta que conocimos lo escrito por Beruti en aquella época;. no cabe du­ dar de lo cierto de la afirmación, pues estamos convencidos de que el autor de tales "Memorias Curiosas", escribía de buena fe sobrP. cuanto acontecimiento interesante llegaba a su cono­ cimiento, y que lo hacía tal como se enteraba de lo ocurrido, por ser testigo, unas veces, y por informes que obtenía, en otras; fué veraz en sus relaciones.

Cabe suponer, que haya sido esa una medida de efímera vigencia, sin otro fin que el de distinguir a las banderas de Ja armada, de las del ejército. De ese tiempo; no existe ningu­ no de los pabellones usados por· la flota de guerra.Llama la atención, el término "atravesadas", que parecería significar que las franjas iban en sentido vertical, más es difícil establecer en qué sentido empleó tal palabra, algo ambigua P?-1'ª ser exac­ tamente interpretada.

A pesar de lo dispuesto por el Congreso en 1816 y 1818, el uso de •la bandera nacional no fué uniforme en todo el te­ rritorio, hasta muchísimos años después.

Durante la anarquía y acaecimientos posteriores, algunas provincias se inclinaron hacia la disgregación, hasta con sín­ tomas de independencia absoluta, y así se vió en ellas enarbo­ lar su propio pabellón. Acerca de esto, Zinny, en "Historia de los Gobernadores", nos da las tres referencias siguientes.

En Córdoba, la bandera provincial fué substituida por la nacional, el 25 de mayo de 1830. La provincia de Entre Ríos, se fijó una enseña en 1833; dice Zinny: Con el fin de evitar las tropelías que en el puerto de Buenos Aires se habían co­ metido con varios buques de la provincia de Entre Ríos, cu­ biertos con el pabellón �zul y blanco, que era el de la Naci6n, el gobernadm· Echagüe sometió a la Legislatura Y obtuvo la sanción de una ley 1·eformando el Estatiito Prwisorio cmisti-

� 107-

LUIS

CÁNEPA .

tucional de 1'2 de marzo de 1-822, sob1·e que, habiendo cada provirncia adoptado un pabellón particular, la bandera azul y blanca que hasta entonces (diciembre de 1833), ha cubierto la p-rovincia, no se usaría en lo sucesivo en las fortaleza,s, puer­ tos, ni buques de .su dependencia, ni menos en .su ejército; que sólo se había de usar de un pabellón tri· color co;n, tres fajas horizontales, debiendo -ser blanca la del centro, azul y colorada la de los lados, poniéndose en la parte superi01· la azul hasta la mitad de la bandera y el mismo escudo en el centro. Todos saben que, a pesa,· de que cada provincia tenía un pabellón dis­ tinto� la de Buenos Aires adoptó el naciornal, que es el azul y blanco.

En 1852, a mediados de ese año, la provincia de Mendo­ za, por resolución de su Legislatura, resolvió que la provincia

no reconocía otros colores que el azul y blanco, como signos de patriotismo y de nacionalidad, con lo que se suprimieron

los colores que _usaban los partidos.

Si bien, como se ha dicho, Buenos Aires usó siempre el pabellón nacional, en los primeros días de 1855, entre el gobier­ no de la Co�federación, con asiento en Paraná y presidido por Urquiza, y el $Obierno de la provincia de Buenos Aires, ento!}­ ces separada de la Confederación, se firmó un acuerdo por el que se establecía que Buenos Aires no utilizaría otra bandera que la argentina, y que en caso de peligro exterior las fuerzas provinciales se unirían a las nacionales, con lo que demostra­ ron ambas partes el patriotismo que las animaba.

Una ley moderna, se refiere también a la bandera, pero ella es para glorificarla como corresponde; fué sancionada por el Congreso, el 8 de junio de 1938. Esa ley, fija como Día de la Bandera, y lo declara feriado, el 20 de junio, aniversario de la muerte de Belgrano.

En ese día, consagrado al símbolo patrio y a conmemorar el fa};lecimiento de su creador, en todos los ámbitos del país tremolan las enseñas, que en su aleteo de gloria recuerdan al mundo, que a su amparo vive, trabaja y progresa, un pueblo noble, que en ruta ascendente hacia elevados destinos, marcha siempre adelante, alta la frente, y con la mirad8: puesta en el porvenir.

-108-

HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS

Después de consolidada la unión y la organización nacio­ nal, Y por una 1ley que impuso la costumbre --que ésta también hace leyes-', las provincias, como antes, empleaban en sus edi­ ficios, etc., la bandera nacional menor. Tal práctica se varió desde el 19 de junio de 1943, en que el presidente Pedro Pa­ blo Ramírez, por decreto de ese día, estableció que los go­ biernos de las provdncias tenían el derecho de usar la ·bandera nacional de guerra.

Por otro decreto del mismo presidente, dado el 13 de agos­ to de igual año, se fijó el modelo del sol de la bandera de gue­ rra y de la banda presidencial, que se estableció sería el de las monedas acuñadas en 1813.

Es conveniente hacer notar, que tanto en la bandera co­ mo en la banda presidencial, corresponden rayos rectos a las partes superior e inferior del disco solar, y al centro horizontal de los dos costados, de manera que si se trazara una línea ver­ tical y otra horizontal que pasaran por el punto medio, en sus prolongaciones fuera del sol, pasarian por el eje de rayos rec­ tos; los demás, van alternadamente colocados, como se ha di­ cho, uno ondulante y otro recto, hasta formar el número de treinta y dos.

·- 109 _,

LAS FRANJAS EN LAS PRIMERAS BANDERA$ Un problema que obligó a múltiples investigaciones, es el relativo a la disposición que las franjas tenían en las primeras enseñas que se enarbolaron en el país, de las cuales no resta sino el recuerdo venerado. Las que se conservan, son de años después, sa:lvo las llamadas de Macha y de la Puna, cuyo his­ torial no es posible hacer de ma11er� indubitable, por lo cual es aventurado considerarlas elementos fehacientes de juicio, has­ ta tanto se descubra algo que les dé el carácter de auténticas reliquias, lo que así seria de desear fuera.

De la que existe en Jujuy, donada por Belgrano, ya queda · dicho que es un estandarte originalmente blanco, cori el escu­ do nacional en el centro, y que no fué insignia de tropas, sino un símbolo para reemplazar al pendón real.

No sabemos como estaban colocados los colores, en la ban­ dera que 'Belgrano inauguró en Rosario, el 27 de febrero de 1812, la que allí debe haber quedado cuando su creador, a los pocos días, partió para el norte, pues no puede pensarse, que Belgrano, ignorando la desautor.ización del Triunvirato, se mar­ chara llevándola consigo, dejando a las baterías sin bandera, después de habérsela dado en tan memorable ceremonia, y en presencia, no sólo de las tropas, · sino que también de los ha­ bitantes del lugar. Si al dirigirse al norte lo hubiera hecho con las huestes que mandaba en Rosario, entonces sí, la bandera lo habría seguido, pero las fuerzas quedaron de guarnición en .las batería�, y con ellas tiene que haber quedado el pabeMón; no puede suponerse que Belgrano partiese con la bandera en su equipaje, cual si fuera un simple efecto personal.

De esta enseña, sólo conocemos sus colores, por lo que es­ cribió su creador en el informe al gobierno, donde decía ser "celeste y blanca, conforme a los colores de 1la escarapela".

Si bien no hay prueba que lo confirme, tenemos que de-

-110 �

HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS

ducir que al tomar el mando del Ejército del Norte, inmedia­ tamente le dió bandera, pues ya se ha visto que para los fes­ tejos del 24 y 25 de mayo de 1812, la prestó al Cabildo de Jujuy; esta bandera, es la que suponemos usó para la jura de obediencia a la Asamblea, e} 13 de febrero de 1813, y que on­ deó en las batallas de Salta, Vilcapugio, Ayohuma, etc. Como se ha perdido, ignoramos la forma que tenia.

Se puede asegurar, que cuando a principios de 1814, San Martín se hizo cargo de fos restos del Ejército del Norte, el que acababa de sufrir los serios contrastes de Vilcapugio y Ayohuma, se hizo cargo también de la bandera, pues en carta escrita desde Santiago del Estero, con fecha 6 de abril de 1814, Belgrano le decía: Añadiré únicamente que conserve la ban­ dera que le dejé y que la enarbole CWl!ndo todo el ejército se forme.

Un distinguido historiador supone, que esta bandera era la que Belgrano obsequió a Jujuy, y que en el segundo éxodo ju­ jeño tuvo que ser conducida a Tucumán, precisamente en 1814, mientras allí se encontraba el Libertador. El estandarte de Ju­ juy, que San Martín tiene que haber conocido, se dejó en cus­ todia al gobierno tucumano, y una vez desaparecido el peligro,. de nuevo fué llevado a Jujuy, donde hoy ·está; estas razones, y considerando que no fué insignia de ejército aqueMa de Jujuy, la que recibió San Martín, y que Belgrano le recomendaba con­ servar, tiene forzosamente que haber sido la propia bandera de las tropas, ignorándose el fin que tuvo. Breve lapso después, el Libertador dejó el mando de esas fuerzas, y con éstas tiene que haber quedado la enseña.

Las dudas que motivan este capítulo, son importantes y fundamentales, pues razones existen que hacen preguntar, cuán­ tas franjas dió Belgrano a sus banderas, y cómo estaban ellas dispuestas, si vertical u horizontalmente.

Tanto en los oficios de Belgrano, como en las resoluciones oficiales, no ha quedado constancia del sentido en que las fran­ jas estaban dispuestas, ni de cuántas eran éstas.

Al proponerse Belgrano crear el pabellón nacional, es pro­ bable que haya tenido presente la bandera española, que desde -111-

'

'

LUIS

CÁNEPA

nmo vió ondear en todas partes, y mantuviese la disposicion , de ella, cambiando sólo los colores.

Por otra parte, fos patricios que algunas memorias deja­ ron escritas, algo hubieran hecho constar, si las franjas eran verticales, o sea, paralelas al asta, pues al referirse en sus re­ cuerdos a los colores nacionales, les habría llamado la atención, ver la bandera con sus fajas en sentido contrario al que vieron siempre en la española, y ese mismo contraste, no les permiti­ ría olvidar el importante detalle.

El 26 de enero de 1814, a los dos años escasos de haber sido enarbolada por primera vez la bandera argentina, la Asam­ blea dispuso que la banda del Director Supremo sería "blanca al centro y azul a los costados". Esta es la primera disposición oficial que menciona tres franjas; si bien no se refiere precisa­ mente a la bandera, es 'correcto suponer que se quiso dar a la banda, la misma disposición que tenía aquélla, pero aun así, no quedaría ac.larado si en el bandera, los colores estaban dispues­ tos entonces paralela o perpendicularmente al asta.

Utilizaremos ahora un documento que ya hemos citado: son las instrucciones reservadas que se dieron a Hipólit_o Bou­ chard, con fecha 21 de septiembre de 1815, para el corso "por el Mar del Sud". En su artículo tercero, dice: Si se trabare algún combate se tremolará al tiempo de él el Pabelwn de las Provincias Unidas, a saber, blanco en su centro, y celest� en sus extremos al largo.

Los demás artículos, se relacionan con la forma en que el corso debía practicarse. Este documento lo firman el Director Alvarez Jonte, y Marcos Balcarce, por el gobierno, y Bouchard, que como comandante de la corbeta "Alcón", quedaba autori­ zado para dicho corso.

En lo referente a la bandera, es la constancia oficial más antigua que se tiene, respecto al orden y número de las fran� jas, y su fecha es tres años y siete meses, posterior a1l primer enarbolamiento.

En un estudio de esta clase, no puede dejarse de recordar una importante observación hecha por Mario Belgrano, quien reparó en la especial circunstancia, de que en un retrato de Belgrano, pintado del natural, como fondo se ve una batalla,

-112-

HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS

en la cual un jinete es portador de una bandera de dos franjas horizontales, siendo blanca la supedor, y azul celeste la otra.

Como bien razona dicho historiador, siendo el retrato to­ mado del natural, cabe suponer que la enseña fué dibujada así por disposición del mismo prócer, que estuvo posando ante el artista. Agregamos nosotros, que de haberse pintado así por error del pintor, difícilmente se hubiera avenido Belgrano a aceptarla, siendo él el creador de la insignia.

Pero, aun cabe una salvedad, pues si ese retrato, es el eje­ cutado en Londres el año 1815,· cuando el general se encontra­ ba desempeñando una misión diplomática, no debe descartarse la posibilidad de que posara el tiempo indispensable para el re­ trato, y que luego partiera a otro punto de Europa, en cum­ plimiento de su cargo, mientras el pintor terminaba su obra, y que al llegar ésta a manos de Belgrano, no estuviera el ar­ tista en el mismo punto, para hacerla corregir, si la bandera original no era como la que allí figura.

Una tradición rosarina, de la que se ocupa Félix A. Cha­ parro, así como refiere que la bandera de 1812, inaugurada en Rosario, la hizo doña María Catalina Echevarría de Vidal, dice también que aquélla constaba de sólo dos franjas, en orden vertical, con la blanca junto al asta. Como se ve, difiere de la del retrato, en la disposición de los colores, y difícil será establecer, si esa tradición, no está sobre eso infiluenciada por la existencia de la bandera de los Andes, que así es.

A fines de 1816, el Ejército de los Andes estaba ya casi preparado para emprender la inmortal cruzada, y el Libertador creyó llegado el momento darle su insignia, la que juró e hizo jurar, el 5 de enero de 1817, o sea, cinco meses y medio des­ pués de que el Congreso de Tucumán sancionó la bandera na­ cional menor, que haría también las veces de mayor.

Sabemos que la reliquia de ,}os Andes, sólo cuenta con dos franja�, una azul celeste, y la otra blanca, siendo esta última la que iba del lado del asta. Ahora bien: ¿por qué se hizo en esa forma? ¿Fué, como hay quien lo sostiene, que era poca la tela azul celeste con que se contaba? ¿Se limitó San Martín, a reproducir la bandera que recibió con el Ejército del Norte en 1814, cuando éste acampaba en Tucumán? .-113 -

..

LUIS

CÁNEPA

La disposición del Congreso en 1816, sólo establecía que la bandera sería celeste y ólanca, sin indicar cómo debían ir dispuestos esos colores, y cabe preguntar, si San Martín no entendió cumplir así, lo mandado por el decreto. La forma en que se ordenaron las franjas en esa enseña, obligó a que el escudo no se bordara con su eje mayor paralelo al asta, pues de situarlo en esa forma, :la mitad del cuartel blanco, y la mi­ tad }el azul celeste, se hubieran confundido con las franjas del mismo color.

El general Espejo, en "El Paso de los Andes", libro que escribió muchísimos años después de haber participado en la campaña, manifiesta ignorar por qué aquella enseña no se hizo de tres fajas, en lugar de dos, atribuyéndolo a la carencia de mayor cantidad de tela; respecto a esto último, se sabe, por una carta escrita a su esposo por una de las damas mendoci­ nas que cosieron y bordaron la bandera, que les dió gran tra­ bajo encontrar en Mendoza tela azul celeste, y que después de mucho visitar tiendas, hallaron sarga de ese color, pero en can­ tidad reducida, y con ella la confeccionaron.

El argumentó de la falta de género, no lo creemos sufi­ ciente para que se hiciera así, pues considerando las medidas que. tiene, bien pudo hacerse de tres franjas, porque era prefe­ rible que resultara algo más pequeña, antes que alterar funda­ mentalmente el símbolo, por unos muy pocos centímetros; este · razonamiento, lleva al c·onvencimiento de que la causa fué otra.

Las demás banderas que hemos mencionado, de fuerzas per­ tenecientes al Ejército de los Andes, se hallan en un estado que no permite saber cómo estaban en ellas dispuestos los co­ lores, pero hay que suponerlos en la misma forma que en la de fos Andes; desde el momento que pertenecieron a divisiones del mismo ejército,. debe pensarse que la tomaron como patrón.

Hemos visto, que el 26 de enero de 1814, la Asamblea, al fijar la banda para el Director Supremo, estableció que seria de dos franjas azules, separadas por una blanca. En las ins­ trucciones para el corso, dadas a Bouchard el 21 de septiembre de 1815, consta que al combatir debía izar un pabellón "blanco en su centro, y celeste en sus extremos al largo"; esto signi-

-114-

HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS

fica, que se trataba de una enseña análoga a la actual, pero· sin sol, el que aun no se había adoptado.

El 12 de marzo de 1822, en el Estatuto Provisional san­ cionado por la provincia de Entre Ríos, al adoptar por él la enseña patria, hace referencia a "el pabellón nacional compues­ to de dos franjas azules lwrizontales a los cantos, y una bTanca al medio en la misma forma. También se agregaba, que así es­ taba dispuesto por la Asamblea de 1813, y debe hacerse cons­ tar . que en la redacción del Estatuto, tuvo parte importante Pedro José Agrelo, miembro de la citada Asamblea.

Sabemos que al hacerse general en los ejércitos, el empleo de la bandera nacional, ésta fué como son las que se enarbolan en el día, y no habiendo mediado ninguna disposición guberna­ tiva que dispusiera ese orden en las franjas, debemos deducir que así fué la bandera primigenia, que Belgrano, egregio aban­ derado de la patria, hizo tremolar en las barrancas: del Paraná.

Si bien esa es nuestra opinión, después del estudio sobre el particular efectuado, no debemos dejar de reconocer que la existencia de la bandera de los Andes, con sus dos franjas ver­ ticales, abre un interrogante, que no nos es dado contestar, por falta de pruebas fehacientes. Téngase en cuenta, que de ,los es­ tan9artes de guerra, es el más antiguo que poseemos, y que su historia, está documentada en forma que no admite ni un atis­ bo de duda, acerca de su autenticidad.

Además, el ya mencionado retrato de Belgrano, ,pintado en 1815, de no haber sido restaurado, podría ser otro interro­ gante abierto.

Como consideración final sobre este punto, digamos que podría inclinar la opinión definitivamente en el sentido de haber sido de tres franjas la bandera primigenia, el siguiente e impor­ tantísimo antecedente .que nos da Juan Cánter en el volumen 69, primera sección, de la Historia de la Nación Argentina. Se trata de un documento firmado por Gaspar Vigodet, enviado al ministro de estado español, desde Montevideo con fecha 16 de octubre de 1813, en cuyo principio dice así:

Los rebeldes de Buenos !Aires han enarbolado un pabell6n con dos listas azul celeste a 7,a.s orilws y una blanca en medio, - 115 --

LUIS

CÁNEPA

y han acuñado moneda can el lema de "Provincias del Río de la Plata en unión, y libertad". Así se han quitado de una vez la máscara con que cubrieron su bastardía desde el prirncipiO de la insurrección. / Esta carta, escrita a un año y ·medio del primer enarbola:­ miento por Belgrano, es un argumento poderoso respecto a las franjas de n�estra primera bandera.

El siguiente antecedente, si bien es posterior al uso docu­ mentado del pabellón de tres fajas horizontales,. tiene también su importancia. Él es la acuarela que por el 1817 pintó Emeric Essex Vidal, representando a la Fortaleza de Buenos Aires, en la que se ve tremolar la bandera argentina, en su forma y colo­ res actuales, notándose la única diferencia de que la franja del centro, es de doble ancho que las de los lados.

r

-116-

BLANCA Y AZUL CELESTE Entre las investigaciones y controversias acerca de nues­ tra enseña nacional, se contó la de cuales eran sus verdaderos colores, o mejor dicho, qué matj.z del azul le correspondía, por · cuanto al blanco jamás existieron divergencias.

Se cuenta con una ;larga serie de constancias y anteceden­ tes, · para que el punto pueda determinarse con seguridad, y de ellos vamos a ocuparnos.

19 - El escudo de Buenos Aires, adoptado en 1649, que de acuerao a su diseño, le correspondía el azul celeste a la parte superior, y el blanco o plata a la inferior.

29 - El escudo del Consulado, que era igual al anterior, más una orla. Lo relacionado con el manto de la virgen de Luján, y con la banda d� la orden creada por Carlos ffi9, son siIPplemente puntos de vista personales.

39 - Para repeler las invasiones inglesas, únicamente se empleó como divisa, el blanco y el rojo; el azul apareció una sola vez, con el carácter de distintivo de una de las columnas del ejército defensor.

49 - El regimiento de Patricios, organizado ante la ame­ naza de una segunda invasión, tuvo en su uniforme un penacho blanco con el extremo azul celeste, color este último, que fué único e.11 utilizar.

59 - El 19 de mayo de 1810, mientras los patriotas entre­ vistaban a Saavedra, se presentó un grupo de damas porteñas, luciendo rebozos celest-es con ribete blanco; en dias posterio­ res, las damas paseaban delante de los cuarteles de tropas crio­ llas, ostentando los mismos colores.

69 - El 20 de mayo, según Núñez, concurrieron muchas personas a la plaza, con cintas blancas y celestes en el sombrero.

79 -· El 22 de mayo, consta en las Memorias de Saavedra,

-117-

LUIS

CÁNEPA

la gente fué a la plaza con una cinta azul y otr� blanca, en el sombrero.

89-El 25 de Mayo, French adquiere cintas blancas y celestes, para que a todos cuantos entren a la plaza, se les haga poner el distintivo.

99 - En junio, la expedición patriota que parte hacia el Alto Perú, así como enarbola la bandera española, las bocas de los fusiles están adornadas con cintas blancas y celestes.

109-En marzo de 1811, los opositores a la mayoría de la Junta, se distinguen con la divisa blanca y celeste.

119-El 25 de Mayo de 1811, para el tedéum oficiado ese día, la Catedral se engalanó con los colores blanco y azul celeste.

121>-El 18 de febrero de 1812, el primer Triunvirato adopta la escarapela nacional, blanca y azul celeste.

139-El 27 de febrero de 1812, Belgrano crea la bandera, blanca y celeste.

149 - El 23 de agosto, de ese mismo año, en la iglesia de San Nicolás se izó una bandera blanca y celeste.

15Q-5 de octubre siguiente, a la bandera española de la Forta•leza, se le coloca una corbata celeste y blanca, por el triunfo de Tucumán.

169-El 24 y 25 de Mayo de 1812, al festejarse en Jujuy el aniversario patrio con la bandera nacional, desde el momento que ésta también fué mandada hacer por Belgrano, tiene que haber sido celeste y blanca como la que tres meses antes enar­ boló en Rosario; los partes, no mencionan el color.

179-El 13 de febréro de 1813, al jurarse obediencia a la Asamblea, se hizo con la enseña blanca y celeste; Belgrano no indica en su oficio los colores de "la bandera del ejército", pero lo anotó Paz en sus Memorias, ,10 mismo que Lugones.

189 - El 5 de mayo de 1813, la Asamblea dispuso que los brigadieres llevasen una banda blanco y celeste.

199 _. El 25 de Mayo de 1813, en la conmemoración patria, Belgrano prestó la bandera del ejército, otra vez; el gobernador Pico, en su informe dice tratarse de una blanca y azul, pero éste debe considerarse como celeste; así tiene que haber sido la enseña de Belgrano, pues ya conocemos los recuerdos de Paz y de Lugones.

-118-

HISTORIA DE

LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS

201'- La misma fecha se celebró en Salta, con el estan­ darte celeste y blanco.

219 - Según Agrelo, la asamblea adoptó Ja bandera azul celeste y blanca.

22 9 _. El 26 de enero de 1814, la Asamblea fija para el Director, una banda blanca y azul.

23Q -:-- El 17 de abril de 1815, dice Beruti en su "Diario'\ se izó por primera vez en el Fuerte la bandera celeste y blanca.

249 -1 El 21 de septiembre de 1815, en las normas que reci­ bió Bouchard para el corso, estaba la obligación de enarbolar pabellón blanco y celeste, al entrar en combate.

259 - El 20 de julio de 1816, el Congreso de Tucumán adopta la enseña azul y blanca, pero el 25, al aprobar la redac­ ción del decreto, dice celeste, en lugar de azul.

269 - 5 ge enero de 1817. -Se jura la bandera de ,los Andes, blanca, y "color -de cielo", como queríá San Martín, lo que consta en una carta de la señora de Olazábal, una de las damas que hizo esa insignia. En sus recuerdos, el g(;!neral Espejo dice que era azul turquí, pero como aquellos los escribió después de muchísimos años,, debe ser un error de la memoria, pues en colores -y la razón huelga -debemos aceptar Ja opi­ nión de las damas; quizás el benemérito general, al cabo de algunas décadas, haya confundido el color por el obscuro azul turquí, que se usó dµrante la época de Rosas.

279 -El 25 de febrero de 1818, el Congreso fija el sol, para la bandera nacional de ",los dos: colores blanco y azul en el modo y forma hasta ahora acostumbrada".

289 -El 7 de marzo de 1818, según Beruti 'hizo constar en su "Diario", se estableció para la armada, un pabellón con dos fajas azules y una blanca, el que debía llevar el sol y varias estrellas.

299 -El 12 de marzo de 1822, por medio de su Estatuto Provisorio, la provincia de Entre Ríos adopta el pabellón nacio­ nal, de los colores azul y blanco.

3()9 -Durante su gobierno, Rosas empleó el blanco Y azul turquí, que es el más obscuro de los azules, por creer él que ése era el que estaba aprobado; el azul celeste, para él símbolo -119-

/

LUIS

CÁNEPA

de unitarismo, no podia ser usado en el p�s. El rojo se difundió como emblema de su Federación.

31., - En 1840, Paz fugó- de Buenos Aires a Montevideo' y al llegar, dice que le "causó una impresión indescriptible el ver

muchas señoras que parecía se habían convenido en traer ves­ tidos celestes. Como en Buenos Aires era un color proscripto� que podía llevar al insulto, al ultraje y hasta la muerte al que se hubiese atrevido a vestirlo, nuestra vista, acostumbrada sólo al pwnzó, no pudo precaverse de una sorpresa".

Esa diversidad de denominaciones del azul, ocasionó que en épocas posteriores' se entablaran algunas polémicas, como ocurrió, por ejemplo, en 1878. En ellas participaban distingui­ dos historiadores, aportando cada uno sus puntos de vista, luego de las respectivas disquisiciones.

Contribuyeron a hacer mayor la confusión, decretos guber­ nativos que de nuevo actualizaban el tema, y fa discusión con­ siguiente. El 5 de marzo de 1885, el ministerio de ·Relaciones Exteriores, por circular hizo saber al cuerpo consular argen­ tino en el extranjero, que nuestra bandera era "de dos franjas azules horizontales en los bordes, y una blanca al medio"; diez años después, por decreto del Poder Ejecutivo, de fecha 9 de agosto de 1895, se dispuso que las banderns militares debían ser de los "colores azu,l celeste y blanco", y el 24 de mayo de 1907, por otro decreto, se estableció que la "bandera nacional, será usada con fos colores celeste y blanco".

Se ha visto, que en el lapso de veintidós años, por tres veces se cambió oficialmente la gama del azul: en 1885, azul; en 1895, azul celeste, y en 1907, celeste.

Hemos recordado, clasificadas por fechas, una treintena de constancias dignas de fe, gubernativas, unas, y personales, otras. Se habrá podida comprobar, sin lugar a dudas, que el azul celeste es el que predomina en casi todas. Sólo difieren: el recuerdo de Saavedra; la disposición que fijó la banda para el Director Supremo; el decreto del Congreso en 1818, que adoptó el sol; la bandera para la flota de guerra, que mencionó Beruti; la bandera nacional reconocida por Entre Ríos, que era azul Y blanca, según el Estatuto que la aceptó en 1822, y, por último, el azul turquí, empleado en tie!}lpos de Rosas sin que ningún

-120- .

HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS

instrumento legal lo fijara, y que es, posiblemente, lo que confundió al general Espejo, y a otros muchos estudiosos.

En todos los demás antecedentes, consta el celeste o el azul celeste. Son fundamentales y terminantes, dos resolucio­ nes: una del Triunvirato, y otra del' Congreso. El Triunvirato adoptó la escarapela bl,anca y azul celeste, y coincidente con ésta, Belgrano creó la bandera; en ese sólo, ya estaría clara la fe bautismal de los colores ,nacionales, que los confirma el Con­ greso en 1816, al declarar pabellón nacional al celeste y blanco.

Existe la resolución de la Asamblea, en 1814, sobre aa banda, y la de 1818, del Congreso, acerca del sol para _la ban­ dera y banda, pero con leer la redacción que presentan, y cote­ jarlas con las anteriores, se deduce que ni se pensó en substi­ tuir los colores en uso, sino que se trató de simple discordancia en la denominación, pues de haberse dispuesto cambiar los colo­ res, correspondia hacerlo constar en las leyes o decretos respec­ tivos, estableciendo que para lo sucesivo, se produciría el cam­ bio; tanto en los fundamentos como en la discusión, no asoma tal propósito.

Que en lo referente a lá banda de 1814, el color JlO se varió, lo dice el Congreso de Tucumán en 1816, al decretar "la ban­ dera celeste y blanca que se ha usado hasta el presente", lo que indica que de esos colores fué siempre. Que la disposición del mismo Congreso, en 1818, no modificó lo referente al mismo pun­ to, se ve claro cuando dice: "Que sirviendo para toda bandera nacional los dos colores blanco y azul en el modo y forma hasta ahora acostumbrada", será "peculiar de aa de guerra un Sol pintado en ella"; se nota en la redacción, que la única finali­ dad de la medida, era distinguir a la bandera menor en uso, de la de guerra, que es lo que Pueyrredón había solicitado. El mismo gerundio "sirviendo", empleado como está, confirma esa interpretación.

Todo Jo que queda detallado, nos lleva a la convicción de que desde que el Triunvirato aprobó la escarapela, utilizando los colores del distintivo que los patriotas lucieron a partir de días anteriores al 25 de Mayo de 1810, y con los cuales. Bel­ grano formó la bandera, jamás se pensó en variar el matiz �el azul, que fué siempre el celeste, salvo casos circunstanciales en - 121 __.

LUIS

CÁNEPA

que , unas veces por falta de tela do ese color, explicable en e.,;os tiempos, y otras, tal vez, por no dar mayor importancia a dife­ rencias de gamas, se usaron colores que se alejaban más o me­ nos, del que correspondía.

Es indispensable ahora, ver las definiciones que el diccio­ nario de nuestra lengua hace, acerca del azul; dice así, el de la Academia españoJa: "Azul": Del colo1· del cielo sin nubes.

"Azul celeste": "El más claro.

"Azul turquí": El más obscuro.

Hay otros matices, los que nada tienen que ver con nues­ tr0s emblemas. El término "celeste", significa "Perteneciente al cielo", pero usado solo, no tiene expresión de color, por lo cual debe ir pospuesto al adjetivo "azul", para que lo tenga. De esto se desprende, que cuando se dijo "azul celeste", o "celeste", se entendió el mismo color.

Acerca de este color, hay una consideración muy impor­ tante que hacer, por cuanto en el vocabulario popular, se inter­ preta distintamente a lo fijado en el diccionario. En efecto, por "azul", se entiende al más cargado que el del cielo en dia sin nubes, y por "celeste, o azul celeste", precisamente al del cielo en esas condiciones.

Esta afirmación, no es antojadiza, ni producto de un error personal, pues hemos realizado una especie de encuesta, entre un elevado número de personas de distintos grados de instruc­ ción y cultura, y todas han coincidido en esa apreciación; no se crea que ésta es nueva, y la prueba que ofreceremos, es im­ portantísima y data de más de un siglo y cuarto.

A San Martín, se le comunicó que el Congreso de Tucumán había sancionado el celeste y blanco, que interpretado castiza­ mente, debía ser mucho más tenue que el del cielo, empero, cuando mandó hacer la enseña de los Andes, fué "color de cielo", como consta en la ya citada carta de la señora de Ola­ zábail; ése era el color que él quería, y por consiguiente, así inter­ pretó el "celeste" del oficio que recibió. Esta prueba, que de tanto tiempo atrás viene, confirma nuestra aseveración.

La tradición, es para los pueblos, más fuerte que la ley;

-122-

HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS para nosotros, azul celeste es el color del cielo, a pesar de la explicación que figura en nuestro léxico oficial.

Recuérdese, - y esto reafirma lo expuesto - que en antaño y en ogaño, ha sido general siempre relacionar los colores del cielo, con los de nuestra bandera, que aunque es, si se quiere, un lugar común, en su belleza y elocuencia es magnífico, por las figuras de retórica a que se presta.

Llegamos así, a la conclusión final, que repetimos, del discutido color: él es el del cielo en día claro, sin nubes, al que nosotros, por viejísima costumbre, llamamos celeste o azu l celeste, y que el diccionario de la lengua castellana, define como azul.

Por lo tanto, es el que corresponde al cuartel superior del escudo, y a dos de las franjas de la escarapela y de la banda presidencial

. � ,:

-123-

NUESTRA BANDERA Hoy, como ayer, como mañana, la vemos tremolar con­ aleteos de gloria, al impulso de todos los vientos de la patria.

Se agita triunfal al soplo del Pampero, que la hace vibrar con su ruda caricia de viento gaucho. Se estremece de gloria cuando la hace ondear el Zonda que meció la cuna de Sarmiento.

Tremola con firmeza de cabal soberanía, al sentir en su paño el embate de los potentes huracanes o la ventisca de la Antártida, �ejana prolongación del suelo argentino.

Se agita, saludando en la inmortalidad al vencedor de las cumbres, cuando la mueven los impetuosos vendavales andinos.

Si en los mares ruge la tempestad, con apariencia de furiosas batallas entre grandes flotas invisibles, se conmueve recordando glorias del pasado, que se cumplieron a su mágico conjuro, a su imperativo mandato: "Hundir la nave antes que rendir el pabellón".

Está como un retazo de cielo al tope de su asta, y para que más celestial sea en su significado y en su aspecto, lleva al sol engarzado en su albo campo. Ese sol, que nos viene del pasado histórico, en ella está alumbrando el porvenir venturoso de la patria.

Nunca cruzó sus fronteras acaudillando huestes conquista­ doras. Cuando salió del solar patrio, fué oriflama redentor de pueblos oprimidos, fué estandarte liberador, seguido por hom­ bres empeñados en la santa misión de tronchar cadenas. Por eso no lle�a en su sacro paño símbolos de terror o de muerte, cual espectros de espanto o amenazas.

El lábaro de los argentinos, sólo ostenta un radiante sol que aleja las tinieblas, que brinda a todos su luz de li�rtad Y los dones de •la tierra que él fecunda, sin exigir a cambio de ello más que respeto.

-124-

HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS

Las banderas de las naciones opresoras, van dejando en su derrotero sembrados odio.s, rencores, ansias de desquite, senti­ mientos de venganza.

La enseña argentina, a s.u paso triunfal por ajenas tierras o por remotos mares, sólo recibió bendiciones, sólo dejó espar­ . cida gratitud.

Donde ella fué enarbolada, el gentilicio argentino es recor­ dada gratamente, porque nunca fa acompañó el despojo, ni detrás de ella quedaron las libertades aherrojadas. Jamás regresó cargada con productos de rapiña; su único botín de guerra fueron siempre laureles, nada más, ni nada menos.

Tenemos los argentinos un caro privilegio, porque llegada la hora de morir, donde quiera que muramos, nada ni nadie puede quitarnos el postrer consuelo, de tener en el cielo a nues­ tra bandera por mortaja. ¡Blanco y azul celeste, colores que sólo hablan de santidad! ¡Luz meridiana desde su centro irradia el astro rey! ¡Cielo y sol en la bandera! ¡Sólo el más elevado pico de los Andes, no sería corto para servirle de asta!

Desde los días en que la bandera argentina fué echada a los vientos, un innato amor hacia ella impulsó a los centauros criollos, quienes, al oir la vibrante clarinada que mandaba car­ gar, clavando las lloronas a sus redomones, arremetían al adver­ sario, y a fuerza de coraje y tacuara, volvían con el triunfo pren­ dido en la punta de sus moharras. Cuántas veces esos sublimes varones, defendiendo a su bandera, silenciaron un cañón ene­ migo echando un certero pial al artillero que lo servía. Eran tiempos en que el soldado no tenía más abrigo ni fortuna que su poncho, y casi siempre no contaba con más techo o carpa que el lindo cielo de la patria.

Al mandato de estos santos colores, en galopes inmortales la tierra se estremeció bajo los cascos de la caballería criolla. Ésta ignoraba la ciencia militar, pero sabía ofrendar a la patria_ nuevos laureles cuantas veces se le pidiera, aun cuando para ello tuviera que ir a frenar sus baguales en el palenque de la eternidad.

-125-

LUIS

CÁNEPA

Por todas sus glorias, por todos sus triunfos alcanzados en la guerra y en la paz , por los que se inmolaron en su defensa, tremole por mHenios nuestra. divisa. En pos de ella marcha un pueblo noble y vigoroso, que llevándola por señera sabrá siem­ pre cumplir las proezas más sublimes y estupendas de la historia.

o

- 126 _.

-

'

Historia del Escudo Nacional

LA A.DOPCióN DEL ESCUDO NACIONAL

Hasta que la Asamblea de 18i3 ordenó el sello que debía usar ella y el P�er Ejecutivo, todos los actos gubernativos se !egalizaban con las mismas armas reales, utilizadas durante el virreinato. Existen testimonios de que en 1811 y 1812, cuando fué necesario se·mandaron hacer nuevos sellos reales, o se hicie­ ron componer los deteriorados por el uso.

El empleo de las armas reales para tales casos, puede verse en todos los documentos oficiales, desde que se instaló la Pri­ mera Junta en 1810, hasta 1813, en que fueron substituidas por las de la Asamblea.

Desde antes de la Revolución de Mayo, y por varios años despúés, era siempre Juan de Dios Rivera quien ejecutaba ios nuevos sellos, o reparaba los que el uso dejaba en malas con­ diciones.

La Asamblea General Constituyente, se instaló el 31 de enero de 1813, y si bien no se conoce ninguna ley ni decreto que lo establezca, desde pocos dias más tarde de su instalación, comenzó a usar en sus documentos, el seHo que hoy es nuestro escudo nacional. Puede afirmarse esto, porque se conservan dos cartas de ciudadanía expedidas por aquélla, de fecha 22 de febrero de dicho año, en las que ese sello está estampado en lacre. Una de ellas se guarda en el Museo Histórico Nacional, extendida a favor de don Antonio Olavarría, y está firmada por el presidente del Cuerpo, general Alvear, y por el secretario Vieytes. Si a veintidós dias de iniciar sus sesiones el Cuerpo, ya tenía en uso el instrumento grabado en metal, que requiera gran trabajo para su confección, forzoso es suponer que lo mandó ejecutar én una de sus primeras reuniones.

No existe de esa época, ninguna ley o decreto que expresa­ mente establezca, que el mismo diseño de ese sello sea el escudo nacional, pero, merced a disposiciones gubernativas concordan� _. 129 -

LUIS

CÁNEPA

tes, de hecho pasó a ser el blasón _de la argentinidad; gobiernos y pueblos lo adoptaron, sin que ninguna sanción oficial lo im­ pusiera, pues el uso por sí sólo fo consagró.

En lo que respecta al dibujo, su origen está rodeado de la más completa obscuridad, pues se ignora completamente Quien lo ejecutó, y a quien pertenece la idea magnífica de formarlo con tan bellos emblemas, que en hermoso conjunto, represen­ tan gloria, unión, y libertad, alumbrados por los rayos del sol naciente.

En aquellos tiempos, la heráldica tenia muchos cultores; era de gran importancia, y las familias de alcurnia tenían sus armas, acreditadas en vetustos pergaminos, celosamente custo­ diados, que se transmitian de una generación a otra.

Eso dice, por qué en la Asamblea, muchos de sus compo­ . nentes eran entendidos en el arte heráldico.

Corno anfe la carencia de testimonios, sólo cabe conjeturar, diremos que si el diseño del sello se hubiese encomendado a un dibujante, debió quedar constancia de su pago, como ocurrió con la· música del Himno Nacional, y con la confección del pro­ pio sello. Pudo ocurrir que uno de los diputados lo dibujara, o que alguno de ellos encargara de tal tarea a un pariente o amigo, y que una vez en sus manos, lo presentase a la Asamblea, siendo aprobado y enviado al grabador. Algo así tuvo que haber ocu­ rrido, si se considera que no existe asiento alguno respecto al pago del diseño.

Por un trabajo del historiador Juan Cánter, conocimos una carta enviada desde Chile, por J. A. Castro a Rivadavia, el 3 de agosto de 1812, o sea seis meses antes de que la Asam.blea co­ menzara a utilizar su sello, y mientras don Bernardino perte­ necía al Triunvirato. Dice así, dicha carta:

. Remito dos diseños del sello que debe adopta,· Buenos Aires.

Cualquiera ,de ellos llena pe1·fectamente el mérito de ese Pueblo virtuoso y encantador. El empeño de mandárselos a V. a vuelta de correo, no ha dado lugar para pone1·Zos en limpio mejorando algunas cosas, esto es, las dimensiones q1ie fácilmente corregirá el. grabadm· si entiende de dibujo. Por la misma razón tampoco incluyo Za descripción que cada 'Ulno tiene; pero son tan repu-:- 130 -

HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS

blicartas sus alegorias que el más tontv comprehende Zas ideas · al primer golpe de vista. También decía: Cuando V. me con­ sidere útil para Zas atenciones de la Patria, jamás me suplique Za sirva.

Observando los blasones de nuestro escudo, y relacionán­ dolos con el contenido de la carta que se ha leído, especial'­ mente donde dice: "son tan republicanas sus alegorias", hace pensar que tal dibujo no sería ajeno al del sello de �a Asamblea.

Mas, faltando la prueba, o s�an los diseños: enviados a .Riva­ davia, nada puede afirmarse categóricamente.

Considerándose perdidas las actas del Soberano Cuerpo de 1813, y no habiéndose publicado en "Ei Redactor de la Asam­ blea", órgano oficial de aquél, la adopción de su propio sello, ni el carácter que éste tenía de escudo nacional, es de presumir que haya ocurrido lo mismo que con la bandera y el Himno, es decir, que lo aprobó sin hacer constar públicamente la san­ ción, dándole simplemente el carácter de sello que autorizase sus procedimientos escritos, extendiendo su uso, pocos dias des­ pués, al Poder Ejecutivo, como se verá. . Que. el sello se lo dió la Asamblea a poco de instalada, no puede caber duda, por cuanto en el documento por el cual Juan de Dios Rivera reclama el pago de su trabajo, dice: "que la Soberana Asamblea inmediatamente después de si¿ instalación,

se sirvió mandarme trabajar los sellos de sus Armas, lo que verifiqué con Za brevedad posible", y sabemos que ya el 22 de

febrero estaba en uso.

El 13 de marzo de 1813, aparece la primera mención oficial acerca del sello; dice "EJ Redactor de la Asamblea", que en la sesión de ese día: "Hecha una moción en este día por uno de los

ciudadanos representantes, para que se designase al Supremo Poder Ejecutivo el sello que debía usar en sus diplomas y con­ testaciones oficiales, se acordó por unanimidad de votos lo sig·uiente: DE C R E T O

La Asamblea General Constituyente ordena que el Su­ premo Poder Ejecutivo use el mismo sello de este Cuerpo Sobe- 131-·

LUIS CÁNEPA

rano, con ui soui diferencia de que la inscripción del Círculo sea la de "Supremo Poder Ejecutivo de 1,as Provincias_ unidas del Río de la Plata".

TOMÁS VALLE

Presidente HlPóLITO VIEYTES

Diputado Secretario Al sello de la Asamblea, lo circundaba la siguiente leyenda, con algunas palabras abreviadas: "Asamblea General Constitu­ yente de las Provincias Unidas del Río de la Plata - 1813--."

La resolución transcripta, se comunicó al Poder Ejecutivo por medio del oficio que va a continuación:

La Asamblea General Constituyente de 1,as Provincias Unid.as del Río de la Plata, en sesión de este día ha expedido los decretos siguientes: Deberá estar franca la Biblioteca Piiblica del Estado para todos los señores Diputadós de esta. Asamblea General por las tardes, o las noches indistintamente en todo el año sin reserva alguna de cuantos libros se hallen en ella.

Usará el Poder Ejecutivo del mismo sel"to de la !Asamblea General Constituyente con sóla la ·diferencia de qu,e la inscrip­ ción del círculo sea la de "Supremo Poder Ejecutivo de 1,as Pro­ vincias Utnidas del Río de la Puita".

Lo tendrá así entendido el Supremo Poder Ejecutivo para su debida observancia y cumplimiento.

Buenos Aires 1'2 de marzo de 1813.

TOMÁS VALLE

Presidente

VALENTÍN GóMEZ

Diputado Secretario AL

SUPREMO PODER EJECUTIVO DE ESTAS PROVINCIAS.

El decreto, según lo publicado en "El Redactor", figura san­ cionado el 13, y en el oficio que se acaba de leer, el 12. Faltando

-132\

HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS

las actas, único testimonio fehaciente, no es posible establecerlo con seguridad , pues puede tratarse de un error de imprenta, (?Omo de una equivocación del amanuense que escribió el origi­ nal para "El Redactor"; también pudo estar antedatado en un día, el oficio que recibió el Poder Ejecutivo.

En ese tiempo, las resoluciones y contestaciones se despa­ chaban con mucha premura, lo que nos lleva a creer que fué aprobado el 13, pues la respuesta del gobierno, que va a continuación, está fechada el 15.

ExCELENTÍSIMO SEÑOR

Ha d,ad,o este Gobierno la orden conveniente para que esté franca la Biblioteca Pública para toiros los Señores Diputad.os de esa Soberana Asamblea General del'modo que Vuestra Sobe­ ranía lo previene en su decreto del 1'2 del corriente; y matndará abrir eZ sello de que debe usar del mismo mod,o que Vuestra Soberanía lo ordena por su Soberano Decreto de la misma fecha.

Buenos Aires, 15 de marzo de 1813.

SOBERANA AsAMBLEA GENERAL CONSTITUYENTE.

Esta contestación del Triunvirato, está tomada del borra­ dor que se conserva archivado; por ello no lleva las firmas correspondientes.

Un mes más tarde, el 13 de abril, •la Asamblea resuelve que las Provincias Unidas acµñen moneda propia, y que ésta sea dis­ tinguida con su sello. Las partes principales de esa ley, que publicó "El Redactor de la Asamblea", son éstas: MONEDA DE PLATA

La moneda de plata que de aquí en adelante debe acuñarse en la Casa de Moneda de Potosí, tendrá por una parte el sello de la Asamblea General, quitado el Sol que lo encabeza, Y uni letrero alrededor, que diga, "Provincias del Río de Za Plata": por el reverso un Sol que ocupe todo el centro, y alrededor Za inscripción siguiente:-"En Unión y l.Abertad"; debiend.o además -133-

LUIS

CÁN EPA

llevar todos los otros signos que ewpresan el nombre de los,ensa­ yad(Y}'es, lugar de su amonedación, año y val(Y}' de la moneda y demás que han contenido las ewpresadas mone�.

MONEDA DE ORO

Lo mismo que ia de plata con sólo la diferencia, que al pie de la pica, y bajo de las manos que la afianzan se esculpan tro­ feos militares consistentes en dos banderas de cada lado, dos caño.nes cruzados y un tamb(Y}' al pie. De· una y otra deberá sacarse dibujos en pergamino, que autorizados debidamente, acompañen la orden de la nueva amonedación.

PEDRO JOSÉ

AGRELO

Presidente

H!PóLITO VIEYTES

Secretario

Las "expresadas monedas" que se aluden, son las acuñadas en los reinados de Carlos IV9 y Fernando VTI9, a cuyo peso y ley debí,an sujetarse. las nuevas.

No sabemos si se aprobaron los diseños en pergamino, pero el caso es que, tal vez por error de quien hizo el dibujo, las leyen­ das aparecieron traspuestas, y por eso el reverso llevó la del anverso, y viceversa, como puede verse en esas monedas.

A las dos semanas de esta importante sanción, Ja Asam­ blea amplió el uso de sus armas, viéndose ya más claro, que su sello iba a ser el escudo de la patria, si bien esto no lo expresa categóricamente. La comunicación pertinente dirigida al Triun­ virato, que se guarda en el Museo Histórico Nacional, está con­ cebida en los siguientes términos:

La Asamblea General Constiti¿yente de las Prwincias Unidas del Río de Za Plata en sesión de este día -ha e[t"[Jedido el q,ecreto siguiente: Deberán substitilirse a las armas del Rey que se hallan fijadas en lugares 'fYÚblicos, y a las que traigan en escudos, o -134-

HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS

de otro modo algunas Oarporaciones, la.s armas de la ,4samblea y sólo permanecerán de aquel mod,o en Za.s Banderas y Estan­ dartes que la.s tengan.

Lo tend1·á así entendido el Superior Poder Ejecutivo para su debida observancia y cumplimierito. Buenos Aires ·21 de abril de 1813.

PEDRO JOSÉ AGRELO

Presidente H!PÓLITO VIEYTES Secretario

AL SUPREMO PODER EJECUTIVO DE ESTAS PRoVINCIAS.

Se ve. que en este decreto, la Asamblea no consideró con­ veniente declarar abiertamente, que sancionaba el nuevo escudo nacional, porque si bien mandaba reemplazar con él a las armas del rey que se hallaban fijadas en lugares públicos, y en los escudos de las instituciones gubernativas, ordenaba que no se hiciera tal substitución, en ilas banderas y estandartes reales que las tenían.

Las causas habrá que buscarlas, seguramente, en esas ra­ zones que ya hemos aludido, las que indicaban seguir una polí­ tica de apariencia. distinta a la real, para que el rompimiento con España no se mostrara a la vista.

Un detalle interesante, que debe tenerse presente, es que en el papel sellado continuaban, como antes, estampadas las armas del rey.

A pesar de la forma en que se redactó el decreto, él es el que de hecho inició y generaµzó el empleo de las armas naciona­ les, y ya vimos como a menos de un mes de su fepha, en las provincias del norte se levantaban estandartes que las llevaban pintadas en el centro, al conmemorar el tercer aniversario de -Mayo. El alcance de este decreto, no pudo tenerlo el del 13 de marzo, pues en éste sólo ordenaba la Asamblea, que el Poder Ejecutivo utilizase un sello igual al de ella, limitando su uso, a los "diplomas y contestaciones oficiales".

Podría ser que a,l mes siguiente de lanzar aquel important�. decreto, o sea en mayo de 1813, el Soberano Cuerpo haya -135 -

LUIS

CÁNEPA

su sello el alto carác- . tomado alguna determinación, para dar a ud amplit la necesaria, y decimos ter de escudo nacional, en toda Beruti, porque en sus "Memorias , ción insinua de esto a manera mes se ese en que retiraron de los dice "Diario", Curlosas" 0 para reales, reemplazarl armas_ as por "el las edificios públicos as Uni Prooinci "las de das deZ füo de gran Escudo de Za Nación la Plata".

Al considerarlo Beruti "gran Escudo de la Nación", debe sobreentenderse que por lo menos entre el pueblo, esa tiene que haber sido la interpretación que se le dió.

Juan de Dios Rivera, que grabó los sellos para la Asamblea en febrero de 1813, no sabemos por qué razones no pudo pre­ sentarse para cobrar inmediatamente su cuenta; el 7 de diciem­ bre de 1814, se presenta solicitando se le pague su trabajo, por· cuanto sus ocupaciones no le permitieron hacerlo antes. El mismo día, se piden informes a Vieytes, quien manifiesta que con fondos de ila secretaría de la Asamblea, ese trabajo no fué abonado, y que la misión de mandar hacer el sello, se �nco­ mendó al diputado por San Luis, Agustín José Donado.

El 3 de junio de 1815, aun no se había resuelto el pedido­ de Rivera, por lo cual, a solicitud de éste, se recabaron infor­ mes a Donado, entonces confinado por razones políticas, en Luján. De Luján vuelve el expediente con aquella diligencia cumplida, habiendo manifestado Donado, que efectivamente Juan de Dios Rivera fué encargado de hacer un sello de plata y otro de bronce, para la Asamblea, y que el trabajo se hizo a satisfacción, ignorando si había sido pagado.

El expediente continuó su trámite, y después de larga espera por parte de Rivera, el 24 de octubre de 1815, se resuelve pagarle, pero que en vista de la escasez de fondos que sufre el erario, el trabajo le sea abonado en tres cuotas mensuales, cobrando la primera, de $ 108, el 4 de noviembre. La suma total ascendía a $ 162. Rudos temporales estaba capeando la patria.

El trámite del citado expediente, puede verse en el trabajo titulado "El Escudo Nacional", de César Pillado Ford.

En cuanto a los ·sellos que Juan de Dios Rivera ·trabajó para el Poder Ejecutivo, en cumplimiento de lo dispuesto el 13 de marzo, presentó su factura el 11 de mayo del mismo añ o

-136-

'

HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS 1813 , la que ascendía a $ 150, y comprendía un sello labrado en plata para cartas, y otro en cobre para Jos despachos.

El 17 de igual mes se ordenó el pago, y después de tomar razón el Tribunal de Cuentas el 19, Rivera cobraba sus emolu­ mentos el 24, víspera del aniversario patrio.

Acerca de la adopción dei sello de la Asamblea como escudo de la Nación, es curiosa la expresión de una cuenta que pre­ ·sentó Rivera, el 15 de abri� de 1814. En ella, luego de detallar los trabajos e importes correspondientes, dice: "Agrego a esta cuenta el trabajo de haber abierto de inuevo la lámina de cobre de las Armas de la Patria por dos ocasiones''.

Era costumbre en esa época, llamar Armas de la Asam­ blea, a ese símbolo, y esta denominación que le da Rivera, con­ firma que el propósito del Soberano Cuerpo, ,aunque éste no lo manifestó nunca rotundamente, fué darle el carácter de escudo nacional. De casi un año antes, hay otro testimonio interesante: el 24 y 25 de Mayo de 1813, al conmemorarse en Salta la fecha Mayo, Chiclana informó pQr escrito al gobierno sobre los actos cumplidos, entre los que se contaba el paseo a caballo, de un estandarte, que en una de sus caras llevaba ''Zas -armas del Estado, que son el árbol y gorra de la libertad sostenidos de dos brazos wnidos, y rodeado de dos guirnaldas; y por la parte ruperior un sol naciente''.

El Congreso General Constituyente, el 28 de enero de 1825, acordó: "Se declara que el sello que debe usar el Congreso General llevará las armas que tiene adoptadas la nación, y en su orla la inscripción: "Congreso General Constituyente de las Provincias Unidas del Río de la Plata".

Si bien no hubo ley que lo dispusiera, al acordar ese Con­ greso que su sello contendría "las armas que tiene adoptadas, la nación", se ve claramente que el uso lo había consagrado, como ley hecha por la costumbre.

Según testimonio dejado por Juan Manuel Beruti en su "Diario", en 1814 se comenzó a utilizar el sello de la Asam­ blea para valorizar el papel sellado nacional, pero, como se­ guramente se continuó empleando el existente con las armas reales, será que Pueyrredón, ya declarada la Independencia, dispuso el 10 de septiembre de 1816, de acuerdo con lo que -137-

LUIS CÁNEPA

anotó Nicanor Larrain, que se suprimieran los papeles sella­ dos con las armas reales, y substituirlas por las nacionailes.

En 1814 el general San Martín en Mendoza ya usaba en sus oficios el sello con el escudo nacional, pues en nota que ese año envió al jefe español en Chile, general Osorio, proponién­ dole evitar la efusión de sangre y restablecer las relaciones comerciales interrumpidas, ardid de San Martin para ganar tiem­ po ante la amenaza de una probable invasión realista a Men­ doza, el jefe hispano le contestó "que el árbol Y la gorra de la libertad" que llevaba su oficio, le hacían dudar de los sen­ timientos pacifistas que manifestaba.

Junto con el Ejército de los Andes, se llevó a Chile el escudo argentino. En la riesta que se celebró en ese país des­ pués de Chacabuco, las damas chilenas asistieron vestidas con los colores argentinos y el gorro frigio en la cabeza.

La "Gazeta de Buenos Ayres", periódico oficial, en su nú­ mero extraordinario del 20 de noviembre de 1815, comenzó a estampar en su primera plana y en la parte superior, el sello de la Asamblea. Llevaba la inscripción abreviada, de "Supre­ mo Poder Ejecutivo de Jas Provincias Unidas del Río de la Plata-1813". El sol de este escudo, difería mucho en su for­ ma y ubicación, del original, pues estaba algo más arriba del óvalo, del que lo separaba un pequeño espacio.

Al año siguiente, el clisé fué substituido; la orla de laurel de este nuevo grabado, era completamente distinta a la de fos primeros tiempos, con las hojas muy espaciadas, por lo cual quedaba el tallo muy a la vista.

Por razones que el lector ya conoce, entre las varias ges­ tiones p!ll'a establecer una monarquia en la Argentina, se en­ cuentran las que se hicieron en España por el 1815. Tanto habían adelantado estos trámites, que hasta se llegó a proyec­ tar la Constitución correspondiente, cuyo artículo primero decía: Art. 19 - La ni¿eva Monarq¡¿ía de la América. del 81,d ten­ drá por denominación el Reino Unido del Rfo de la Plata Perú, Y Chile. Sus armas serán un escudo, que estará dividido e1�. cam­ po azul y plata: en el azul, que ocup . ará la parte superior, se colocará la imagen del sol, y en el de plata dos brazos con sus -138-

HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS

manos que sostendrán las tres fl,ores de los distintivos de mi Real Familia, llevará la Corona Real, y se apoyará sobre un tigre y una vicufia: su pabell.ón será blanco y azul celeste.

Es fácil notar que al proyectar dicho escudo, se tuvo pre­ sente el sello de la Asamblea de 1813, por los atributos em­ pleados. El pabellón, venía a ser el mismo que ya tenía adop­ tado nuestro país.

-· 139 -

EL ESCUDO, SU FORMA Y ATRIBUTOS La única ley o decreto que hace alguna alusión a los em­ blemas que contiene el escudo, es la del 13 de abril de 1813, que al orde!)ar la moneda que debe troquelarse, indica que la de plata debe llevar en el anverso, "el sello de la Asamblea General, quitado el Sol que lo encabeza", y en el reverso, el sol.

Al referirse a•l anverso de la moneda de oro, hace una va­ ga mención de la pica y las manos, y al agregado -para esa moneda solamente-- de cuatro banderas, dos cañones y un tambor.

No conocemos otro instrumento legal, que sea más expli­ cito en la rel_ación de las partes que constituyen el escudo. As� como no se legisló sobre los atributos, tampoco se hizo acerca de los colores.

Existe un testimonio importante -parte del cual recor­ damos en el capítulo anterior- en el "Diario" de Juan Manuel Beruti, testigo de lo que relata, pues además de estar radicado en la ciudad, era empleado gubernativo. Anotaba con especial 'dedicación y constancia, cuanto hecho creía de interés, y al hacerlo respecto a lo acaecido en mayo de 1813, dice: En este propio mes se han quitado de orden superior to­ dos 'los escudos de 7.as armas de Oastilla, que ·estaban puestos en los frentes de las Oasas Oonsistoriales, Fuerte, Oaj_as Reales, Oansulado, Tribunal de Cuentas, Oolegios, etc. y mandado re­ emplazarlos en lugar de aquéll.as, con el gran Escudo de l.a Na­ ción de 7.as Provincias Unidas del Rfo de l.a Plata, cuyo jero­ glífico es en campo blanco dos brazos cuyas dos manos están agarradas, del medio de ellas sale un bastón, cuya punta re­ mata en un ·campo celeste, sobre la cu,al está metido un gorro con su borla de color encarnado el· ct«Zl escudo está orl.ado de

-140 ......

'

lllSTORIA DE LOS SfMBoLOS NACIONALES ARGENTINOS

un tejido de hojas de olivo, y par morrión el sol, que simboliza que ha amanecido nuestra felicidad.

Las manos juntas significa Za unión de Zas provincias y ei r gor o sobre el 'J)alo, Za libertad, Za orZa de olivas Zos tri�nfos y victorias adquiridos, y los campos celeste y blanco nuestra bandera nacional.

La orden de substituir a las armas reales no se habrá cum­ plido de inmediato, pues en otro lugar del "Diario", manifies­ ta que en el Cabildo -Casas Consistoriales- el nuevo simbo­ lo se colocó el 10 de noviembre del mismo año, es decir, seis meses después.

Estas anotaciones, tienen para nosotros , toda la fuerza de un d':)cumento; data de los mismos días en que el cambio se l?rodujo, y debemós decir que jamás encontramos en lo que Beruti manifiesta en su "Diario", la intención de ocultar o al­ terar la verdad. Ya queda dicho que fué un cronista veraz, que pudo errar en algunos detalles sin trascendencia, pero no en el fondo de lo que trata.

En este caso, sólo cabe hacer en su oportunidad, una salvedad acerca del olivo que orla al óvalo.

Eri el pasado, ocurrieron errores de importancia al expli­ carse las partes que componen J.as armas nacionales, y eso obe­ deció a las reproducciones que de ellas se hicieron sin con­ sultar la verdad, que estaba en el modelo primigenio de 1813.

Tal anomalía hizo incurrir en yerro, hasta a distinguidos bis- toriadores y escritores. Las malas copias que en todo lugar se veían, tanto al frente de los edificios públicos, como en pape­ les oficiales, medallas, publicaciones particulares, etc., facilita­ ron el error.

El escudo nacionru debe describirse, tomando como única base, el sello de la Asamblea, del que existen impresiones cla­ ras de los dias en que se comenzó a emplear.

El óvalo del que utilizó la Asamblea por primera vez, es algo menos alargado que los usados por el Poder Ejecutivo en los mismos tiempos. Comparando ambos sellos, se notan pe­ queñas diferencias, propias de errores al copiar el dibujo o grab�r los sellos, y así es como difieren en detalles los brazos,

-141-

LUIS

CÁNEPA

la colocación de las manos, que en unos se ven tres dedos en la de la dereéha, y en otros dos. Hay también ailgunas varia­ ciones en la orla de laureles, las que · en unos se cruzan en la parte superior, y en otros sólo se unen.

Discrepan �ambién, en la forma del gorro, como. en la ubi­ cación y representación del sol y número de sus rayos. Todas estas diferencias, como se observa luego de un cotejo detenido, no son fw1damentales, ni alteran apreciablemente al símbolo.

El óvalo que constituye el campo central del escudo, si- . gue la vertical en su eje más extenso; ocasiones hubo, en que se lo imprimió en papeles públicos, con el eje mayor en po ­ sición horizontal, mas estas fueron modificaciones circunstan­ ciales, que no se divulgaron mucho.

La proporción de la elipse, es aproximadamente, de un ancho igual a las dos terceras partes de su altura. El óvalo se divide horizontalmente por la mitad, en dos cuarteles, por una línea recta; como la superior siempre apareció con rayado horizontal, que es la simbolización heráldica del esmalte azur, o sea el color azul, que ya se vió es "el del cielo sin nubes", al que entre nosotros se denomina azul celeste, como queda dicho.

El cuartel inferior, -al estar en blanco, representación de la plata heráldica, es el color que completa nuestra bandera.

En el cuartel inferior, están dos antebrazos diestros y des­ nudos, de los que se ven; aproximadamente, las tres cuartas partes, con sus correspondientes manos que se estrechan en efusivo apretón.

Sostenida por esas manos , está la pica, especie de lanza que antiguamente usaba la infantería. Esta pica, no alcanza a tocar la parte inferior de la elipse, y en su extremo alto, sos­ tiene un gorro frigio, con una borla en su punta, doblada hacia la izquierda; tampoco el gorro llega a la parte superior del óvalo.

Este gorro, no es en sus 1íneas propiamente frigio, mas, como no distinta cosa pudo haber querido diseñar el dibujante, no hay por qué busc· ar1e similitudes con otros.

Los laureles, produjeron constantes equivocaciones y con­ troversias, pues durante muchos años, la creencia casi general, era que de un lado el óvalo tenía una rama de laurel, y del -142-

HIST0RIA DE L0S SÍMBOLOS NACIONAIES ARGENTINOS

otro lllla de oliva, y así se expidieron en libros y discursos, des­ tacados historiadores y literat0s.

F>espués de estudiados ambos gajos, se comprueba que no p11esentan diferencia alguna entre ellos, de :lo que se eomienza por estableeer, que corresponden a una misma planta.

Ahora bien; para determinar qué clase de hojas son las de las ramas en cuestión, no podemos atenernos al dibujo del sello estrictamente, pues, Si: con detención se observan, no son de · laurel ni olivo.

Los patriotas, a:l adoptar el escudo, se encontraban en ple­ n� guerra por la independencia, y poner en aquél la oliva, sím­ bolo de paz, resultaría casi fuera de lugar, porque si bien la paz sería deseada acompañada del triunfo, el primer pensamiento tiene que haber sido el de la victoria, con la gloria que ésta traería aparejada, y por consiguiente, el laurel era el que tal simbolización contenía, y el único en el que pudieron pensar, a:I dar a la patria sus armas; para justificarlo, estaban ya ce­ ñidos en la sien de la patria, los lauros de Suipacha, Tucumán y San Lorenzo.

En septiembre de 1943, a pedido del Ministerio del Inte­ rior, el director del Museo Argentino de Ciencias Naturales "Bernardino Rivadavia", don Martín Doello-Jurado, informó sobre la clase de plantá que rodea al sello de la Asamblea, ha� biéndose publicado sus conclusiones en el "Boletín de la Co­ misión Nacional de Museos y Monumentos Históricos", N9 6.

Una ,parte de ese informe, dice así: Por la rep·resentación examinada, sería imposible decir con seguridad y con criterio estrictamente científico , de qué especie particular de planta se trata. Las hojas figuradas no exhiben, en efecto, suficientes detalles como para una determi­ nación específica, la cual, por lo demás, es siempre difícil basán­ dose sólo en las hojas.

Por otra parte, el dibujo muestra deficiencias o errores del artista, muy explicables. Así, por ejemplo, las hojas en la parte inferior de ambos lados aparecen como "crpu,estas", mien­ tras que an la parte media, sobre todo del lado derecho, !iefu,r�n ccrmo '-'altervnas", lo que es contrario a las regw.s de 1a filotaans, -143 -

LUIS

CÁNEPA

siendo en el verdadero laurel siempre ualterna.s''. Además las, hojas del di'bujo aparecen como sésiles, esto es, carent� de pecíolo, mientras que las del "laurel son brevemente pecioladas.

Las ramas representadas no ostentan los pequeños frutos o bayas que generalmente acompaña� a los dibujos del laurel, y a las cuales los antiguos atribuían sin duda wn 8ignificado especial.

En cuanto a la forma de las lwjas, cabe observar que si bien se asemejan más o menos a las del laurel, tampoco coinci­ den exactamente con las de dicha especie.

Sin_ embargo, procediendo por exclusión, puede aceptarse como conclusión lógica, que la planta que se ha querido repre­ sentar es el verdadero laurel, que simboliza la gloria, y era lla­ mado ''laurel de Apolo'' o ''laurel de los poetas'' por los anti­ guos: es la especie llamada botánicamente "Laurus nobilis Lin­ neo'', originaria de la región del mediterráneo, pero que se cul­ tiva frecuentemente y se desarrolla muy bien en nuestro país (usándose también como condimento).

El mismo Beruti ya citado, si bien en su "Diario" anotó que era olivo, al explic!3-r el significado, le da el de "Jos triunfos y victorias adquiridos", y éstos no pueden estar representados sino por el laurel, pues el olivo, empiema de paz, no puede corres­ ponder a glorias guerreras.

Estas ramas sufrieron las más variadas alteraciones, pues si se observan escudos de distintas épocas, se notará cómo se dibu­ jaban en las más caprichosas formas. El 1834, por ejemplo, en las �etras de Tesorería, la derecha era de laurel, y la de la izquierda, algo así como de hoja de roble; cuatro años después, en el escudo que usaba el gobierno, las hojas eran las mismas, pero con el laurel a la izquierda.

Los errores se han originado, seguramente, porque en el sello de 1813, no estaban las ramas diseñadas de acuerdo al laurel más conocido; téngase presente que de esa planta, hay muchas variedades clasificadas por los naturalistas.

Quizás no sea ajeno a la creencia de que al escudo lo cir­ cundaban dos gajos distintos, el hecho de que el Congreso, el 26 de abril de 1819, fijó como insignia de sus miembros, un escudo

-144-

HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS

en cuyo centro debía estar cincelada la palabra "Ley", y de un [ado llevar una ramita de laurel, y del otro, una de olivo. En este caso, se trataba simplemente de un distintivo personal, pero pudo influir en la creencia de que al escudo naciónal lo rodeaban dos ramas distintas. En la misma circunstancia se encuentra el sello del Congreso de Tucuni�, como se verá poco más adelante, y algunos premios militares de la guerra de la Independencia, que contenían la�les y palmas.

Los dos gajos de laurel, están cruzados en las parte infe­ rior, y unidos por un moño, que forzosamente ha de considé­ rarse de los colores nacionales.

El sol que corona al óvalo en su cabeza, desde el momento que asoma sólo una parte de él, debe entenderse que es naciente; de ser meridiano, se mostraría entero, con todos sus r.a:yos.

Que es naciente, como la nación que lo adoptaba, está claro en el "Diario de Beruti, donde manifiesta "que simboliza que ha amanecido nuestra felicidad". Chiclana, al informar como se ha visto, acerca del estandarte paseado en Salta el mes de mayo de 1813, al describir las armas nacionales que aquél lle­ vaba, decía que en "la parte superior, un sol naciente", se veía. · Son estos dos testimonios de patriotas de aquella época, que hacen plena fe sobre el particular.

El número de rayos que se observan nítidamente, son ·diecinueve, en el modelo adoptado oficialmente; hay reproduc­ ciones antiguas con mayor número. Estos rayos, son alterna­ damente uno recto y otro flamígero, correspondiendo uno de los primeros, al centro de la parte superior.

La imagen que representa al sol, con sus características faciales correspondientes de ojos, nariz y boca, se aj usta a las reglas de la heráldica, que bien se ve mucho conocía el autor anónimo del diseño de nuestro escudo.

En cuanto a las inscripciones que rodeaban a los escudos de 1813 y de años posteriores, obedecían al sólo propósito de determinar a que cuerpo u oficina gubernativa pertenecía, y no forma, por lo mismo, parte integrante del símbolo.

Dardo Corvalán Mendila:harsu, que se ha dedicado espe­ cialmente y con mucho .amor a estudiar nuestros símbolos, en el volumen 69, primera sección, de la Historia de la Nación .Ar- 145 -

LUIS

CÁNEPA

gentina recuerda dos intéresantes antecedentes sobre el sello que adoptó el Congreso de Tucumán, a los cuales nos vamos a referir a continuación.

En "El Redactor del Congreso", de fecha 3 de octubre de 1816, se ·lee que en la sesión del 12 de julio de ese año: Vista Y aprobada el Acta especial de la dec'laración de 7.a Independencia, 'J)'ropuso el señor diputado presidente se abriese el sello propio y peculiar del Soberano Congreso.

A propuesta del diputado Bustamante se acordó aguardar a que se estableciera la forma de gobierno definitiva "a que debían -ser alusivas las arma.s y timbres que adnr­ inarían el sello. Pareció fundado el reparo".

A raiz de este acuerdo, el diputado Acevedo hizo moción para que en cuanto fuese posible se comenzase a discutir la forma de gobierno, declarándose partidario de "7.a monarquía temperada con 7.a dinastía de los Incas, y sus legítimos sucesores".

Aprobada esa moción, el asunto quedó para tratarse opor­ tunamente, pero sabemos que finalizó sus sesiones sin haberlo podido hacer.

Pos1.blemente las mismas razones que impidieron al Con­ greso tratar ese punto, hayan influido para que al adoptar su sello no incluyera en él símbolos que lo- denunciaran embande­ rado en una u otra tendencia: la monarquía o la república.

En el acta de la sesión secreta celebrada el 29 de agosto de 1816 por la mañana, páginas 36 y 37 de la reimpresión de 1926, consta: úuego quedó resuelto a unanimidad, se refrendarán los Diplomas de los Enviados (ante la corte del Brasil) con el sello provisional, marcado con los signos de un 1·ío, algunas nwnta­ �s, y un sol naciente, el que, se mandase lo más pronto posible fabrica1·.

Las reproducciones existentes de ese seHo, denotan que el sol no se hizo n�ciente, sino meridiano, son diecisiete rayos alter-146-

HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS

nadamente rectos y ondulantes, dentro de una corona casi redonda, forma�a por dos gajos: a la derecha uno de laurel, y a la izquierda uno de hojas alargadas, con las puntas dobla­ das, que puede ser considerado de olivo.

A pesar de que en la resolución no figura, al sello se le agregaron dos manos entrelazadas, con sus brazos en posición casi horizontal. Las manos sostienen por la parte inferior a los citados gajos.

Como se ve, quedaron en ese sello suprimidos la pica y el gorro frigio que figuraban en las armas de la Asamblea de

1813.

- 147 --

LO QUE SIMBOLIZA EL ESCUDO Las naciones hijas de la guerra, - dijo Sarmiento al inau­ gurar la estatua de Belgrano en la plaza de Mayo - levantaron

por insignias, para anunciarse a los otros pueblos, lobos y águi­ las carniceras, leones:, grifos y leopardos. Pero en las de nues­ tro escudo, tni hipogrifos fabulosos, ni unicornios, ni aves de dos oabezas, ni leones alados pretenden amedrentar al extran­ jero.

En efecto; no hay en las armas de la patria, un sólo emble­ ma que esté opuesto a sus tradiciones de amistad internacional honrosamente conservada, y simboliza a la perfección los idea­ les del liberalismo de Mayo, ya que sintetiza en sus figuras, el deseo de vivir luminosamente, en eterno amanecer, custodiando con gloria sus sentimientos más caros: la unión fraternal del pueblo argentino, sosteniendo su credo de libertad, y todo ello, entre los colores de la nacionalidad.

Con lo dicho en otras páginas, queda claramente fijado lo que significa la corona de laureles: la gloria, blasón de los triun­ fadores. En remota antigüedad, ·con lauros ceñidos en Ja frente, se premiaba a los ve1?-cedores en lides guerreras , o en justas del intelecto o del deporte.

Los dos cuarteles del campo oval, engalanados con el blanco y el azul celeste, dan al escudo la divisa de la patria, con el trasunto de su bandera.

Las dos manos, unidas en fraterna:! apretón están exal­ tando la unidad del país; son las provincias y territorios, que manifiestan asi su ideal de hermandad, sin enconos ni reticen­ cias. Son las manos leales, que en cordial estrechamiento, rubri­ can para siempre eterna amistad y unión..

La pica, arma guerrera de los infantes de la antigüedad, antepasado bélico de las lanzas de la caba.1lería, asida por las fraternales manos que la empuñan, está diciendo que el país,

-148-

HISTORIA DE LOS SfMBoLOS NACIONALES ARGENTINOS

en sublime concordancia, se hallará sieµipre dispuesto a man­ tener incólume su libertad y sús instituciones republicanas, representadas por el gorro frigio que levanta en alto.

'Si bien no hay acuerdo perfecto, en que dicho gorro sea a la vez imagen, de aa república, el sólo hecho de serlo de la libertad, incluye a lo otro, pues sin gobierno propio y democFá­ tico, cuyo exponente más alto es el republicanismo no existe libertad, desde que solamente podria reemplazarlo la monar­ quia o la dictadura, casos en los cuales, la libertad desciende a la triste calidad de mito.

El gorro frigio, como decimos, es de un simbolismo en pwte discutido, · pero, dentro de las disensiones que ha provo­ cado, hay algo en lo que siempre hubo acuerdo: en que carac­ teriza a la libertad. Dentro de ésta, cabe, por extensión, agre­ garle el de república y su complemento indispensable, la demo­ cracia, que de acuerdo a su concepción más noble y elevada, es el gobierno de los más, ejercido por los mejores.

Al ser representación de la libertad, no hay por qué cir­ cunscribir ésta a sólo la independencia política del país, sino que debe alcanzar también a la individual dentro del Estado, pues el gorro fué levantado por los pueblos, precisamente, como simbolo de aspiración a mayores derechos y garantías para el hombre, y la libertad se pierde o se amengua, si el gobierno no tiene un auténtico origen popular, y donde no todos por igual, estén sujetos a las mismas leyes, sin prerrogativas de sangre o de jerarquías.

El nombre de este gorro, data de la antigüedad, pues fué prenda usada por Jos oriundos de Frigia, región del Asia Menor.

Un escritor clásico, citado por Zeballos, dice: "Era aquel bonete (pileus) insignia de libertad. Los esclavos llevaban el cabello largo y la cabeza descubierta y en adquiriendo la liber­ tad, se cortaban el cabello y usaban el bonete".

A esto, Zeballos agrega: "Los agitadores y las asonadas lo

alzaron en Roma misma, como serial irresistible, convocando a los esclavos a la sublevación redentora. La historia romana describe varios sucesos en que el gorro fué paseado en las calles de Za ciudad· imperfo, sostenido por una pica, cual lo dibuja nuestro escudo, como insignia libertadora.

-149-

-·

LUIS

CÁNEPA

El gorro sostenido por una pica fué por eso usado en los Estados Unidos, en Francia, en los Países Bajos, y en las Pro­ vinúias Utnidas del Río de la Plata Clffll emblema de redención política, y como juramento solemne de conquistar y mantener la Libertad con 7n.s armas w. la mano".

1

I

César Pillado Ford, en un profundo estudio sobre el escudo nacional, se expresa así: "El gorro, símbolo de la libertad, que

se encuentra sujeto en el extremo superior de la pica, preooni­ zailo por los franceses y simi'la1· al ·de los frigios, tiene su reborde iinferior vuelto sobre sí mismo y termina en forma cónica con su punta volcada sobre el· costado izquierdo. No debe ser con­ fundido con el catalán que tiene hechura de manga cerrada y su b01·de superior también dobla la extremidad. En su termi­ nación estranguladn, Juillamos "fa existencia ·de una borla al estilo de los g01-ros característicos de los pescadores, siendo intere­ sante observar que, mientras ·e n todos ·los gra1Jados de Za época se encuentra ésta perfectament-e marcada, se va perdiendo a medida que transcur1·e el tiempo ·para desaparecer ·'después de­ finitivamente''.

:Mitre, maestro d� los historiadores argentinos, le llama "el· gorro de la libertad".

Ya se vió que el 21 de mayo de 1810, en una de �as cartas contenidas en 'La Gran Semana de 1810", mientras se desarro-· llaban los sucesos previos al 25, se vieron "muchos gorros coloJ rados con cintas blancas y celestes", usados por los partidarios de la independencia.

En lo que a nuestra historia respecta, nos interesa por sobre todo, conocer el significado que se le dió, cuando el escudo fué adoptado.

En el suplemento de la "Gazeta de Buenos Ayres", al hacel'" la crónica de fos festejos de mayo de 1813, dice que el 25 dé;.

Mayo por la mañana, "El momento de asomar el sol al lwri-i

zonte, fué anunciado con el eco del cañón que saludó Za venida del ast1·0; Y al pwnto de la salva de la fortaleza, colocándose todQs el gorro de la libertad, g1·ita1·on innwm.embles vivas''.

Esto, como lo que se pasará a relatar, ocurría a los tres meses de adoptar la Asamblea el histórico sello.

Acerca de la celebración del mismo tercer aniversario de

-150-

Ll!JIS

CÁNEPA

tar una monarquía en el Río de la Plata, se propuso que el monarca fuera un descendiente de los incas, para conquistar el apoyo de los indígenas de las regiones donde aquéllos domina­ ron tres siglos antes, se ha dicho también, que el mismo pro­ pósito guió al incluirse el sol en •nuestro blasón.

Desde ese punto de vista, podría ser así, por cuanto los aborígenes se sentirían identificados con la causa patriota, al estar el magno astro en el escudo, dado el fervoroso culto que le rendían; como se sabe, hasta tuvieron templos dedicados al sol. En el Himno Nacional, se recuerdan a las tumbas de los incas, conmovidas por la Revolución Emancipadora.

Precisamente en las tierras habitadas por dos quichuas, era donde los realistas poseían su baluarte en Sud América, y el apoyo de los naturales era de gran importancia, no solamente por la contribución bélica que podían aportar a la Revolución, sino también por la hostilidad ·solapada, que estaban en condi­ ciones de ejercer en perjuicio de los españoles.

San Martín, para atraerse a los .indígenas de la cordillera, les decía que él también era indio como ellos; Belgrano, asi­ mismo, por otros medios no menos eficaces, trató siempre de ponerlos de su lado.

En la relación que Chiclana elevó ail Triunvirato sobre la celebración de las fiestas mayas de 1813 en Salta, comunica que en el escudo de esa ciudad, que se paseó junto con el nacio­ nal, figuraba un español rendido ante un indio que lo atacaba, variación que se hizo en esas circunstancias, pues hasta enton­ ces el español aparecía respondiendo al ataque del indígena.

Esta variante es sugestiva, porque nos demuestra cómo 1os patriotas trataban de congraciarse con los naturales, para obte­ ner su colaboración en la lucha contra España.

Es también digna de tenerse en cuenta la presunción de que siendo el sol emblema de la Logia Lautaro, a la que perte­ neció San Martín, y de la que surgió el segundo Triunvirato que convocó a la Asamblea de 1813, por esa razón se haya adoptado. Al respecto dice Ricardo Rojas en "El Santo de la Espada": Pero el Sol /ué el verdadero símbolo de Za Logia Lautaro,

-152-

HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS

.adoptado por la Asamblea en las monedas· qu,e acuñó y en eí ;escudo de la nueva nación. No existe documentación legisla­ tiva sobre su adopción, ni se sabe quien pudo sugerirlo a las .autoridades. Es significativo, sin embargo, que San Martín lo adop_tara en su bandera de los Andes cuatro años después; y en la bamdera nacional que dió al Perú, así como en las armas .de este país y en la insignia de la Orden que creó en Lima durante su Protectorado, y que se llamó Orden dei Sol, preci­ .samente''.

La creación de la Orden del Sol en el Perú por San Martín, en su simbolización quizás no sea extraña a las razones que hicieron incluir al astro magno en nuestro escudo. De lo que se leerá a continuación, se desprenden los móviles que tuvo e1' Libertador para elegirlo, según nuestras presunciones.

El 16 de diciembre de 1821, al quedar establecida la citada Orden peruana, entre otras cosas dijo Monteagudo en su dis­ cursó, según transcripción del doctor José Pacífico Otero: si hubo un tiempo en que el astro que preside al día fué adorado por los padres de nuestros antepasados como el Dios visible de la naturaleza y si su imagen sola conmovía la piedad, animaba a la vi1-tud y mantenía en la monarquía peruana la moral sencilla que recibió de sus primeros legisladores, lW'lJ ha vuelto la época en que ese mismo astro recordando a los perua­ nos lo que fueron, su imagen sea el estandarte que los una y restituya a sus pechos, ,naturalmente ardientes y esforzados, la energía que siempre pierden los que viven por largo tiempo en la sombra de la esclavidtud.

Como se ha visto, la alusión al culto de •los incas por el sol al quedar establecida fa Orden, no admite dudas sobre las razones por las cuales fué tomado como emblema de ella.

Julio Marc, en "El Escudo Argentino en la Moneda", dice:

El sol ha sido el emblerna tradicional de los grandes impe­ rios; y en América, incas, mayas, azteca.s y agrupaciones indias menores lo usaron, pues la apariciá?i y mocimientos del astro - l53-

LUIS

CÁNEPA

fueron su preocupación constante y el objeto en sus solemnes invocaciones en 7,a ado1·ació1i triautada a esta· fuer7.a.

El sello que utilizó el Congreso de Tucumán era distinto al de· la Asamblea de 1813, del cual sólo conservó los brazos uni­ dos por las manos, y el sol, pero éste se mostraba íntegro, radiante, y en medio de una corona formada por laureles a aa derecha, y por un gajo de hojas acintadas, - posiblemente de olivo - a la izquierda. Esta corona estaba ubicada dentro del campo del �seudo.

En resumen, y considerando las razones expresadas, las presunci?nes de que se completó el escudo con el sol para con­ quistar las simpatías de los quichuas, no puede ser desechada de plano, por da posibilidad de que haya mucho de cierto en ello. Lo mismo puede decirse respecto al hecho de haber sido el astro rey símbolo de la Logia Lautaro, que tanta influencia tuvo en nuestra emancipación.

Mas, hacer afirmaciones categóricas, es correr mucho riesgo. No debe olvidarse que ningún testimonio de la época existe para confirmarlo, y que en esos tiempos sólo se mencionó al sol, naciente como la patria que se estaba forjando.

-154-

'

Historia del Himno Nacional

LOS POE'TAS Y LA REVOLUCióN DE MAYO Los pueblos, necesitan cantar sus glorias, y por eso vemos que en _todos los tiempos, apenas producidas las grandes con­ mociones públicas, aparecen los poetas, que en momentos de inspiración templan su lira, para traducir en verso el sentir popular, y exaltar los triunfos y conquistas alcanzados.

De especial modo, - excepción hecha del amor - las gestas libertadoras son ias que más sirven de acicate al numen de los versificadores, qµe, embriagados por las victoriosas con­ secuciones, sienten surgir de su inspiración los cantos que entregan al pueblo; éste, juez supremo, dicta su fallo, y cuando la canción ha tenido la virtud de hacerlo vibrar, y se siente por lo tanto identificado con lo que dice el poeta, la canción se arraiga en el alma popular, y ya no muere, sobreviviendo en muchos años, si no para siempre, a quien la concibió.

Las invasiones inglesas de 1806 y 1807, sacudieron las fibras poéticas de Vicente López, y de su estro surgió "Triunfo Argentino", poema extenso en el que glorificó las acciones de esos dos años.

Es de hacer notar, que flotando ya en el ambiente las ansias de autonomia integral que comenzaba a vivir latente­ mente en los pechos criollos, Vicente López no hizo sentir la exaltación del triunfo de las fuerzas del rey sobre el invasor, sino que su canto era para la heroicidad del pueblo porteño, y con clar� concepto argentinista, no fué para él un éxito loca­ lista de sólo la estóica Buenos Aires, . sino que también para el país entero; por eso tituló a su poema "Triunfo Argentino".

En ese verso, tenemos el origen de nuestra canción patria, pues prodi..;cida la Revolución Emancipadora, el poeta, que la vivió y �a sintió palpitar en su corazón, al unísono de los acon­ tecimientos y de las aspiraciones públicas, vió elevada más su inspiración, y si antes cantó la victoria de las valerosas huestes -157-

LUIS

CÁNEPA

col�ticias, que de nuevo volvían la vída colonial a su cauce y ritmo anterior, el movimiento de Mayo, que tendría como con­ secuencia la total libertad- política del país, por lógica razón de patriotismo, debía hacer rendir a su lira el má.x4no de cuanto era capaz su alma de artista, de argentino y de patriota.

Cuando la aparente calma colonial se sintió conmovida por la efervescencia del pueblo, que se hacía presente para cambiar el curso de la historia de estas regiones, e imponer su voluntad a las autoridades virreinales en el Cabildo Abierto, ya se comen­ zaron a mostrar las inquietudes de los poetas.

La "Gazeta de Buenos Ayres", publicación periódica ofi-· cial, registra en sus pequeñas páginas las producciones inspira­ das en la epopeya que se estaba vivíendo; muchos de esos ver­ sos, y otros que se sumaron después, se recogieron en dos libros que vieron la luz años más tarde: 'La Lira Argentina", cie 1824, y "Colección de Poesías Patrióticas", editado probablemente en 1825.

Con versos de toda naturaleza, los acaecimientos y las aspi­ raciones fueron cantadas; en su mayoría, se trata de trabajos de escaso valor literario, pero reflejan el sentir de esa magna hora de nuestra gesta inmortal.

En general, esos cantos tuvíeron la efímera vida del mo­ mento, nada más, porque no lograban penetrar hondamente en el corazón del pueblo. De estas elucubraciones, merece desta­ carse la siguiente "Marcha Patriótica", de Esteban de Luca, que se cantó con entusiasmo durante muchos años; tuvo música del maestro Blas Farera, entonándose hoy con una diferente, pues la de éste se ha perdido.

CORO

Sudamericanos Mirad ya lucir De la t1·iste patria La aurora feliz La América toda Se conmueve al fin

Y a sus caros hijos Convoca a la 1id.

-158-

HISTORIA DE LOS SfMBoLOS NACIONALES ARGENTINOS

A la lid tremenda Que va a destruir A cuantos tiranos La osan oprimir.

De la gloria el genio Ardor varonil Infunda en los pechos Su fuerza sentid.

Si el déspota impío Atentare vil Vuestra_ libertad, Al punto acudid.

España fué presa Del galo sutil Porque a los tiranos Rindió la cerviz.

Si allá la perfidia Perdió pueplos mil

Libertad sagrada Y Unión reine aqui.

La patria en cadenas No vuelva a gemir: En su auxilio todos La espada ceñid.

El padre a sus hijos Pueda ya decir: Gozad de derechos, Que no conocí.

De la patria al seno Volando venid El sol os presida De su alto cenit.

Bellas argentinas Con afán sin fin Os tejen coronas De rosa y jazmin.

Esta canción se publicó en la "Gazeta", del 15 de noviem­ bre de 1810, y en los dos volúmenes de poesías ya citados.

Poco después, de Luca escribió "Canción Patriótica", y otra "Marcha Patriótica", pero no llegaron al sentimiento patrio del pueblo, como la que hemos trascripto.

A algunos poetas de esa época, cuesta individualizarlos, por cuanto era común publicar las producciones sin firma, o con un simple seudónimo, y por otro lado, los títulos de Can­ ción Patriótica y Marcha Patriótica, se usaban mucho, lo que también contribuye a dificultar la distinción de un verso de otro, en ciertos casos.

Si bien no estámos en condiciones de afirmarlo categórica­ mente, porque carecemos de las pruebas indispensables, en nuestra opinión, a la "Marcha Patriótica" de Esteban de Luca, - que hemos copiado - se le dió en los dos primeros años de -159-

LUIS CÁNEPA

la Revolución, el carácter de canción nacional, sin estar oficlai y expresamente así acordado. Sabemos que tuvo música, y que en 1816 hasta se cantó en una obra teatral; esto, unido a la falta de referencias concretas acerca de otro canto semejante en esos tiempos, nos lleva a creer que cuando se mencionaba alguna canción o marcha patriótica que se había entonado o ejecutado, se aludía a esa. . .

En apoyo de tal conjetura, debemos destacar que al publi­ carse en la "Gazeta", iba precedida de las siguientes palabras: "Marcha patriótica compuesta por un ciudadano de Buenos Aires, para cantar con la música que otro ciudadano está arre­ glando".

Según el "Diario", de Beruti, el 13 de enero de 1812, durante los festejos de la inauguración de la sociedad patrió­ tica, en el local del Consulado, la concurrencia, después de escu­ char una arenga de Monteagudo, al compás de música cantó "·la marcha patriótica", lo que después se repitió por las calles, al saUr los concurrentes al acto.

Al nombrar "la" marcha patriótica en esa forma, se des­ prende que se refería a una especial, que el pueblo ya conocía y entonaba, por lo que no creyó necesario dar detalles sobre ella.

De esa fecha, 13 de enero de 1812, no hemos hallado ante­ cedentes acerca de otra canción que pudo haberse cantado, si no se trataba de la de Luca. Ya se verá otra constancia seme­ jante, en el "Diario" de Beruti, en que si bien con otro nombre, la canción parece ser '1a misma.

Recién tenemos noticias de un nuevo verso con música, en las actas del Cabildo, donde consta que el 26 de mayo de 1812 por la noche, tres niños entonaron la "canción patriótica", con letra del maestro Saturnino de la Rosa, y música del com­ positor Blas Farera.

Los cabildantes, acordaron premiar a los niños cantores, y publicar esa canción y los versos que fueron recitados en el acto de la misma noche. No se ha hallado hasta ahora tal publi­ cación, ignorándose si se hizo, como también la suerte corrida por la música.

El solo !lecho de no haber perdurado, demuestra que no gozó de los favores del pueblo, pues si bien la música pudo no

-160-

HISTORIA DE I..OS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS

haber resistido el desgaste del uso, - imprentas para música entonces no existían - la poesía se hubiera publicado en algún periódico o libro, y llegar así a nuestros días.

Poco después, encontramos una nueva alusión a un 'canto patriótico, en el "Diario" o "Memorias Curiosas", de Beruti, pues clice que· el 6 de julio del mismo año 1812, día en que fué fusilado don Martin de Alzaga, por ser considerado jefe de la conspiración que pasó a. la historia con su nombre, después de la ejecución el pueblo prorrumpió en vivas a la patria y mueras al tirano, "rompiendo en seguida las músicas militares el toque de la Canción Patriótica".

Debe tratarse, seguramente, de la misma canción a que aludió el 13 de enero de ese mismo año, y vuelve a nombrarla como si se tratara de un canto ya popular y conocido, lo que confirma la suposición de que se tenia en esos tiempos, una composición especial para cantar en actos patrióticos, que nos­ otros creemos era la "Marcha Patriótica", de Esteban de Luca, por las razones expuestas.

'

- 161 --·

ADOPCióN DE UN HilVINO PATRióTICO Posiblemente, el Triunvirato habrá entendido que debía darse al pueblo un canto nacional de mayor importancia que el que entonces se entonaba, porque en un oficio del 22 de julio . de 1812, dirigido al cabildo, sugería a éste que mandase com­ poner "la marcha de la patria", para ser ejecutada al princi­ piar las funciones teatrales, debiendo el público escucharla de pie y descubierto. En las escuelas, diariamente, al finalizar las clases debía cantarse la misma marcha, y semanalmente, junto a la Pirámide, para lo que los alumnos concurrirían acompa­ ñados de sus maestros.

Esta disposición del Triunvirato,· fué tom�da a �as tres semanas de haberse descubierto la ya referida conspiración de Alzaga, que había mantenido en zozobra al pueblo, debido a los planes atribuidos a los conspiradores.

Dado el respeto con que esa canción debía ser escuchada, se habrá advertido que el propósito tenido en cuenta, era el de darle el carácter de un verdadero himno nacional.

En el acuerdo del 4 de agosto del mismo año, el Cabildo aprobó el "himno a la Patria", escrito por fray Cayetano Rodrí­ guez, y encargó al cabildante Manuel José García, para que hiciera componer la música necesaria.

El 6 de noviembre, siempre de 1812, por medio de una nota, informó García que el maestro Blas Parera ya había com­ puesto la música, presentando las cuentas respectivas.

Días antes, el 1<J de noviembre, unos niños habían cantado el nuevo himno, acompañados por una orquesta, en presencia de los miembros del gobierno.

El mismo 6 de noviembre, el Cabildo aprobó las cuentas por la música compuesta, pagos a los músicos y gratificación a los dos niños que lo cantaron ante el gobierno, todo lo que sumó -162 -

lllSTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS ciento noventa y nueve pesos, cantidad que percibió Parera, según recibo existente. . Ese Himno debe haber caído en desuso, tal vez por carecer de inspiración, cosa que permite suponer, la falta de vuelo lírico en fas composiciones poéticas del benemérito fray Cayetano Rodríguez.

El 20 de. marzo de 1813, unos cuatro meses y medio des­ pués de aprobado el himno de Rodríguez y Parera, ya estaba en funciones la Asamblea General Constituyente; en el acta del Cabildo de ese día, figura entrado un oficío del gobernador inten­ dente, en el que traslada una disposición del soberano cuerpo, por la cual recordaba al Poder Ejecutivo, - el Triunvirato que debía cumplirse lo resuelto acerca de la canción que se había mandado ejecutar al iniciarse las representaciones tea­ trales, y limitando la concurrencia de los niños a cantarlo ante la Pirámide, a una vez por mes, en día feriado, en lugar de hacerlo semanalmente, como estaba dispuesto con anterioridad.

El Cabildo, como es de suponer ·mandó que así se hiciera.

Dada fa forma en que la Asamblea mandó que tal canción se continuara interpretando, no cabe duda de que se trataba de la misma aceptada por los capitulares el 6 de noviembre de 1812.

A pesar de disponer la Asamblea que ese himno se conti­ nuara cantando y ejecutando, no le debe haber satisfecho sufi:. cientemente, pues dos semanas antes de ese 20 de marzo, o sea el 6, ya había encargado la composición de una marcha nacio­ nal, como se verá en el capítulo siguiente.

Ha llegado a nuestros días, un "Himno a la Patria", de fray Cayetano, que en fa "Colección de Poesías Patrióticas", de 1825, está fechado: 1813, lo que hace pensar no sea el que el Cabildo aprobó en 1812, habiéndonos ya extendido sobre este particular en otro trabajo nuestro; este himno podría ser el que presentó, o iba a presentar, a la Asamblea que aprobó el de Vicente López, sobre lo cual tendremos ocasión de ocuparnos más adelante.

-163-

LA ASAMBLEA APRUEBA EL IIlMNO NACIONAL Respecto a la adopción de la Canción Patria, existen cier­ tas circunstancias que no han podido ser aclaradas, por care­ c�rse del principal instrumento: las actas originales de la Asamblea General Constituyente de 1813.

Esas actas, se han perdido quizás definitivamente, pues hasta ahora no se han hallado a pesar de las pacientes y empe­ ñosas búsquedas efectuadas. De los importantisimos asuntos que trató, sólo nos queda lo publicado en "El Redactor de la Asamblea", órgano oficial de ésta, y algunos oficios, debida­ mente firmados y seHados, por medio de los cuales comunicaba sus resoluciones.

En "El Redactor", no se publicaba todo lo que el soberano cuerpo consideraba o resolvía, y cuando lo hacía, raras veces daba detalles de la dis'Cusión. Acerca del Himno Nacional , nada se encuentra en él, pero existe una nota autenticada, que trans­ cribe lo que la Asamblea comunicó al Triunvirato, sobre la reso­ lución que lo adoptaba.

Se conoce también, la orden de pago por la música com­ puesta, con el recibo al pie firmado por Parera, y el pertinente asiento de caja.

Esos· dos comprobantes: el oficio y la orden de pago con su recibo, son la base prjncipal documentada que tenemos res­ pecto a la aprobación de nuestro Himno, y constituyen, por así decirlo, su fe bautismal.

El mismo día que aprobó el Himno, la Asamblea lo hizo saber al Poder Ejecutivo, que lo era el Triunvirato, acompa­ ñándole copia de los versos de aquél, para que el gobierno lo llevara a conocimiento de las autoridades correspondientes.

La nota que el Triunvirato dirigió al gobernador intendente de la provincia de Buenos Aires, que habrá sido igual a las que se enviaron al interior· del país, decía así: -· 164 -

HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS

Hemos recibido C??t fecha de ayer la Soberana dec7,ara­ ción que sigue: La Asamblea General Constituyente de las Provincias Unidas del Río de la Plata ha expedido el decreto siguiente.

Aprobada por esta Asamblea General la canción que por comi­ sión de este Soberamo Cuerpo en 6 de marzo último ha traba­ jado el Diputado López, téngase por la única marcha nacional, debiendo por Zo mismo .ser la que se cante en todos los actos públicos, y acompáñese en copia certificada al Superior Poder Ejecutivo al efecto de lo prevenido en el presente decreto; Lo tendrá así ent�ndido el Superior Poder Ejecutivo para su debida observancia y cumplimiénto. · Buenos Aires, 11 de mayo de 1813. JUAN LARREA. Presidente - HIPóLITO VIEYTES. Secre­ tario.

Dirigimos a ·V. 8. copia de la expresada canción para que transmitida a quienes corresponda en el territorio de su mando, sirva a los fines que dispone la Soberana Asamblea, a inspirar el inestimable carácter nacional, y a aquel heroísmo y ambi­ . ción de gloria que ha inmortalizado a los hombres libres.

Dios guarde a V. 8. muchos años, Buenos Aires, mayo 1� de 1813.

ANTONIO ÁLVAREZ JONTE

NICOLÁS RODRÍGUEZ PEÑA JOSÉ JULIÁN PÉREZ JUAN MANUEL DE LUCA

AL

Secretario de Gobierno (interino)

GoBERNADOR INTENDENTE DE LA PRO\lrn'CIA.

Si bien no existe el testimonio de las actas, ni el de la publicación en "El Redactor", en el oficio trasladado vemos que el 6 de marzo, la Asamblea mandó componer una canción nacio­ nal. Interpretando la letra de •la nota, parecería que el encargo se le -hubiera hecho sólo a López, pero por constancias tradi­ cionales concordantes, es posible que la misma tarea se la hay� encomendado también a fray Cayetano, de lo que se tratara

-165-

LUIS

t:ÁNEP A

oportunamente, al ,considerar la parte tradicional de nuestra canción patria.

Como lo testimonia el oficio , la Asamblea aprobó el Himno presentado por Vicente López, el 11 de mayo de 1813, y por una constancia del propio autor del poema, sabemos que lo fué por aclamación.

Gracias al documento copiado, conocemos cuando el Himno fué sancionado, pero ignoramos en qué sesión se trató la música; que a ésta la consideró y aceptó la Asamblea, no existe duda, pues ·tenemO$ el testimonio del mismo Cuerpo, por el que manda abonarla:, lo 1cual supone forzosamente, que la trató y sanc;ionó La documentación respectiva del trámite y pago de la música, es la que va a continuación.

12,i!:-

La Asamblea General Cornstitityente de las Provincias Uni<las del Río de la Plata en sesión de este día ha expedido el deereto siguiente: El Supremo P9der Ejecutivo mandará entregar del tesoro del Estado, doscientos pesos a D. Blas Parera importantes la música y ensayo de los niños que han puesto en ejercicio en las fiestas Mayas la Canción Patriótica Nacional, manda.da formar por esta Asamblea General.

Lo tendrá así entendido el Supremo Poder Ejecutivo para su debida observancia y cumplimiento. Buenos Aires, 1P -de junio de 1813.

'

VICE NTE

LóPEZ

HlPÓLITO VIEYTES

Secretm'io

Presidente

AL SUPREMO EJECUTIVO DE ESTAS PROVINCIAS.

En "El Redactor", no figura tratado el asunto a que se refiere el oficio que acaba de leerse.

En "La Razón" del 28 de junio de 1927, Manuel María Oli­ ver �ublicó el interesante documento que sigue, por el que se confirma el cumplimiento de lo mandado el 1Q de junio por �a .Asamblea: -166-

HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS

Con la posible preferencias entregarán Uds. a Don Blas Parera la cantidad de doscientos pesos que importó la música y ensayo d.e los niños que han puesto en ejercicio en las , fiestas Mayas la Canción Patriótica Nacional mandada formar por la Soberana Asamblea General Constituyenté; lo ]u¡, resuelto ésta y comunicado así a est� Superior Poder Ejecutivo tomándose razón en el Tribunal d.e Cuentas. Dios guarde a V. muclws años. Buenos Aires, junio 3 d.e 1813.

NICOLÁS RODRÍGUEZ PEÑA JOSÉ JULIÁN PÉREZ ANToNIO ÁLVAREZ JONTE MANUEL JOSÉ GARCÍA

Secretario A

LOS MlNisTROS GENERALES DE HACIENDA.

Tornóse razón en el Tribunal de Cuentas.' Buenos Aires, junio 4 d.e 1813.

JUSTO P. LINCH.

He recibido d.e los sefW?·es Ministros Generales de &cto. Y' Hacienda del Estado los doscientos pesos que se expresan en esta relación.

Buenos Aires, 5 de mayo d.e 1813.

Son$ 200.

BLAS FARERA. Nótese que por error de data, Farera escribió "mayo", en lugar de "junio", que es lo que correspondia, por cuanto el cobro no pudo hacerlo efectivo antes de aprobado el pago, lo que ocurrió el 1Q de junio. Además, para confirmar este aserto, tenemos el asiento del "Manual de Contaduría - 1813", que dice así:

Son data doscúmtos pesos entregados en virtud de fü¿pe­ rior orden de 3 del presente a D. Blas Pare-ra por el costo de la música y ensayo de la Canción Patriótica Nacional según dicha orden que original acompaña.

Data 200.

-167-

LUIS CÁNEPA

Una nota marginal dice: "5 de junio -NP 521 - Hacienda del Estado - d. Blas Parrera. (sic).

Resumiendo, tenemos que el 6 de marzo de 1813, la Asamblea encomienda a Vicente López, y tal vez a algún otro poeta, la composición de un Himno, aprobándose el de López el 11 de mayo, en lo que a la letra se refiere: Al no quedar constancia alguna, puede casi afirmarse que en la misma sesión del 11 de mayo, mandó preparar la música, siendo Parera el elegido para esa tarea. Dado el breve lapso de que dispuso el compositor, es de suponer que siendo éste 1 amigo· de López, haya estado trabajando en la música, mientras el poeta iba haciendo sus correcciones finales al poema, de manera que al ser aprobado, la· música estaría ya por termi­ narse dé componer.

Aprobada la partitura por la Asamblea en fecha ignorada, pero anterior al 25 de Mayo, el 19 de junio aquélla dispone su pag9, y previo el trámite de rigor, cuatro días después Parera percibía el importe de su composición, más el de enseñarla a los niños que la cantaron en fas fiestas Mayas de ese año. Aun­ que no -consta, es de creer que previamente a la aceptación, el Himno habrá sido entonado ante los miembros de la Asam­ blea, en el Consulado, donde ella tenía su asiento.

No hemos hallado testimonio alguno, que certifiquP. haberse cantado públicamente el Himno, antes del 28 de mayo del mismo año 1813. En el suplemento del 8 de junio de la "Gazeta Minis­ terial del Gobierno de Buenos Ayres", - nuevo nombre de la "Gazeta" citada anteriormente - se relatan los festejos reali­ zados del 24 al 28 de mayo, y sólo menciona la canción patria al hacer la crónica de la función teatral del 28 por la noche, en la siguiente forma:

Si dió P?'incipio con una loa patética, ingeniosa y movente; e;n, seguida una comparsa d,e niños ricamente vestidos al traje indiano entonó con suavi.simas, y acompasadas voces la canción patriótica, que qyó el concurso de pie: se terminó con grandes vivas y alegres aclamaciones.

-168-

HISTORIA DE LoS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS

En los actos efectuados del 24 al 27, según dicho suple­ ment-o, se entonaron canciones patrióticas ,ante la Pirámide, pero al no destacarse especialmente la audición del nuevo Himno oficial, asunto importante para. ser olvidado por el cronista, cabe conjeturar que se cantaron las canciones de costumbre, dejando el Himno recientemente adoptado, para estrenarlo en la gran representación teatral del 28, que se celebraría con la asistencia de las más altas autoridades del paísi dándose así a la nueva canción patria, la debida solemnidad en su primera audi­ ción pública.

Esto no niega que en algunos salones porteños, de los que era habitual contertuliÓ el maestro Farera, antes de ese dia damas y caballeros lo cantaran, llevados por su entusiasmo nacionalista, lo que serviría al propio compositor para mejorar su obra, antes de que fuera públicamente ejecutada.

No existiendo imprenta para música, la del Himno no pudo llegar inmediatamente a las provincias, donde habrá sido conocida, como opina un historiador, por medio de las bandas militares de ejércitos que partían de Buenos Aires hacia el interior. Él Himno Nacional, como lo aseguran testimonios existen­ tes, tuvo la virtud de ser cantado con entusiasmo en casi toda Sud América, como himno redentor, como expresión de las unánimes ansias de independencia que sentían los pueblos. Un historiador chileno, citado por Mitre, dice refiriéndose a las ter­ tulias celebradas en la residencia de San Martín, en Chile:

Estas tertulias, tenían un carácter culto, patriótico Y sig­ nificativo. Era la fraternid.ad de dos 'J)'U;eblos en los afectos del corazón, en la adoración de la belleza, en los tiernos homenajes al heroísmo. Invariablemente antes de romper el primer baile, todos los asistentes se agrupaban en itn gran círculo, cogidos de las m.anws los caballeros y las damas, y al son de la mús-ica de los cuerpos militares, ,se cantaba en coro la canción argen ­ tina como un homenaje a la patria y a la baindera bajo la cual Chile había sido redimido. En seguida, casi siempre presidido por San Martín, se rompía el primer minué de honor, y la ter-169-

LUIS

CÁNEPA

tulia se prolotngaba, grata y festiva, hasta alta� horas de la noche.

Por otras referencias, sabemos que en ocasiones semejan­ tes, San Martín, con la voz de bajo que· 10 caracterizaba, for­ maba parte de los coros que entonaban la canción patria.

Como complemento de este capítulo, y a fin de fijar nues­ tra posición, debemos hacer constar que hace algunos años un caracterizado historiador,· como resultado de un estudio por él efectuado, dió una versión sobre el Himno Nacional, que en algo difiere de fa que en estas páginas damos.

La nuestr� está, en general, de acuerdo a lo tradicional­ mente ya conocido, y a ella hemos llegado previa la disquisi­ ción que sin prejuicios de ninguna clase emprendimos.

En "Historia del Himno Nacional Argentino", (1944) hemos dado algunas de las razones que para ello teníamos, sin . haber agotado los argumentos en que se apoyaban nuestras conclusiones.

Creemos a nuestro modesto trabajo de simple divulgación, respaldado por la documentación que se ha visto, y por las ver­ siones tradicionales que vienen de hace muchísimos años, y recogidas, podría decirse, por los historiadores argentinos de la primera hora. En esos instrumentos, - el documento y la tradición - se afirman y amparan nuestras aseveraciones.

Reconocemos que el apoyo prestado por eruditos historia­ dores a esa nueva versión, es de suma importancia y merece todo nuestro respeto, pero debemos manifestar lealmente y sin presunción, que la consideramos equivocada.

-170 -

LA LETRA DEL HIMNO El título de nuestra máxima canción, sufrió algunas a-Ite­ raciones y cambios. Las primeras copias de la letra que el Triunvirato hizo tirar por la imprenta de los Niños Expósitos, -14 de mayo de 1813 - estaban tituladas "Marcha Patrió­ tica", como debió estar, seguramente, en la "copia certificada", que no se conserva, recibida por aquel Poder Ejecutivo, de la Asamblea. Así también debe haberla llamado Vicente López, cuyo original de 1813 se ha perdido.

La Asamblea, como se ha visto en el oficio enviado al Triunvirato, aprobó la "canción", que seria la única "marcha nadonal". El mismo soberano cuerpo, al ordenar el pago de la música, la llama "Canción Patriótica Nacional", igualmente que el Triunvirato al dar curso a esa orden, y así figura en el asiento de contaduría que hem9s transcripto.

En esa época, popularmente también se Mamaba al Himno de López, "Oid mortales", sus dos palabras iniciales. En 1824, al publicarse en el libro "La Lira Argentina", aparece con el título primitivo de "Marcha Patriótica", pero en el mismo volu­ men, que también publica la música, ésta figura como "Can­ ción Patriótica".

El nombre de Himno Nacional, se le dió más tarde. Se conservan dos copias de !la letra, autógrafas de López; una es de 1843, que no· lleva título, y la otra es de 1847, a la que inicia con la denominación de "Himno Nacional Argentino".

No existe constancia oficial respecto al nombre que debe Ucvar nuestra canción patria, refiriéndonos a su primera época, pero posiblemente a los pocos años de adoptada, se lo habrá comenzado a designar con la denominación que la conocemos: Himno Nacional Argentino.

- 171-

LUIS

CÁNEPA

El poema, original de puño y letz:a de Vicente López, escrito para presentar a la Asamblea de 1813, no existe; sólo han llegado hasta nosotros, las dos copias mencionadas, escritas por la mano del autor, en 1843 y 1847. Ambas carecen de firma, pero la segunda está certificada por su hijo, el hístoriador Vicente Fidel; a una de es.tas copias, al ,ser reproducida, se le agregó la firma auténtica de Vicente· López, aclaración que debe hacerse para evitar confusiones.

La letra histórica que se conserva en el Archivo General de la Nación, es la que el Triunvirato dirigió al Gobernador Intendente de la provincia de Buenos Aires, con fecha 12 de niayo de 1813, que tiene que haber sido tomada de la que recibió certificada de la Asamblea, y ésta, a su vez, no debe dudarse que fué copiada del original de López, aprobado por el soberano cuerpo.

Durante un siglo, o sea hasta 1913, la letra del Himno se reprodujo cori ciertas variantes, debido a que cada autor que . la trataba o copiaba, fa reproducía según estaba escrita la que había tomado de modelo. En ese año, se hizo pública la exis­ tencia del documento conservado en. el Archivo General de la Nación, o sea, el que hemos indicado como dirigido por el Triun­ virato �l gobernador intendente de la provincia, firmado por el secretario Bernardo Vélez, que se publica en otro lugar de este volumen.

Ese traslado, único certificado con fa firma de un funcio­ nario de la época, es el que se ha declarado texto oficial del Himno, al cual deben sujetarse todas las reproducciones.

Los dos autógrafos de Vicente López ya recordados, así como difieren entre sí, tienen pequeñas diferencias con la copia que se conserva de 1813; a efectos de comprobar fácilmente esas discordancias, va a continuación un cuadro demostrativo.

-- 172 -

HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS

N9 de la estrofa

N9 del verso

2"

30 19 29

3<:l 5<:l 5<:l 6<:l

70

7"

59 39

9;.,.

50

Copla del Triunvirato

Autógrafos de Vicente López

1813

1843

se anida sienten del vil estos opone La Colonia y .las mismas murallas abrieron

reside sienten de un vil esos opone La Colonia, el Cerrito, y murallas alzaron

l

1847

reside siente de un vil esos pone La Colonia y las mismas murallas abrieron

Respecto a la substitución del término "estos", es posi­ ble que haya un error del copista de 1813, porque considera­ mos muy probable que el autor escribiera "esos", como en sus autógrafos, pues la idea está así mejor expresada, pero, ya manifestamos que el Himno jamás deberá ser modificado en su letra.

Las diferencias que quedan demostradas, son las que se refieren sólo a la letra; en la puntuación, incluyendo los signos de admiración e interrogantes, las disidencias son numerosas.

Hemos insinuado en otra ocasión, la conveniencia de dar al texto oficial, la puntuación y demás signos que correspon­ den, pues la copia histórica contiene errores que no deben sub­ sistir. Téngase en cuenta, que el escribiente de la Asamblea, hizo el traslado que se envió al Triunvirato, tomándolo, sin duda alguna, del original de Vicente López, y que de esa copia reci­ bida por los triunviros, otro amanuense se sirvió para hacer la comunicación a las demás autoridades del país, y para la publicación por la imprenta.

Esa sola sucesión de copias, pudo ocasionar errores en la puntuación, cosa a la que no se acostumbraba entonces dar la importancia debida. Si se considera que en el texto de 1813 que se conserva, existen alrededor de diez errores ortográficos, hay derecho a suponer que lo mismo ocurrió con la puntuación Y demás signos que completan el poema.

Modificar la letra, sería profanar el monumento de gloria - 173 _,

LUIS

CÁNEPA

que representa para nosotros el Himno, pero así como no se po;, dría sostener que se continuara: reproduciendo con los errores de ,ortografía que presenta, igual razón hace necesario dar a la ver­ .sión oficial y definitiva, los signos que gramaticalmente corres­ _ponde; para esto, debiera encomendarse el estudio pertinente a la Academia Argentina de Letras, en colaboración con la de la .Historia.

En 1922, la Junta de Historia y Numismática, hoy Acade­ mia Nacional de ila Historia, encargó al doctor Martiniano Le­ _guizamón un estudio sobre 1a letra del Himno Nacional , a fin de restituirla al original, y evitar los errores con que se reproducía, no sólo en publicaciones particulares, sino que también. en las oficiales y libros de texto para la� escuelas.

Ese estudio, fué llevado a conocimiento del gobierno nacio­ nal, y sirvió de base para que el 22 de enero de 1923, se dictara el decreto, cuyo artículo primero, decía:

Declár(J,Se que la letra del Himno Nacio.nal Argmitino, es la que se conserva en. el Archivo General de la Nación, corno copia del original que, por decreto de la Soberana Asamblea Constituyente de fecha 11 de mayo de 1813, se dispuso fuera la �nica canción en las Provincias Unidas del Rio de la Plata.

En el Apéndice, reproducimos el decreto del 24 de abril de .

1944, por el que se fijan las características propias de los sím­ bolos nacionales, en el que está incluida Ja disposición que se acaba de leer.

-174-

LA MUSICA DEL HIMNO La partitura original escrita! por manos de Farera, como ha ocurrido con la letra, también se ha perdido.

La versión que conocemos, es la que en1860 escribió el maestro Juan P. Esnaola, nacido cinco años antes de adoptarse el Himno. Desde pequeño, este compositor y ejecutante, cultivó con amor el arte musical; a los catorce años ya daba conciertos, lo que mucho habla de su dedicación y precodidad.

En 1860, a·l hacer el arreglo que lo inmortalizó, contaba cincuenta y dos años de edad, y estaba en �a plenitud de sus condiciones artisticas; esto, unido a la feliz circunstancia de haberlo cantado en su niñez, hacían de Esnaola un verdadero documento viviente de la música original, tal como se ejecutaba en los primeros años de adoptado.

Habiendo estudiado música desde muy pequeño, no cabe dudar de que el Himno Nacional fuera una de las primeras com­ posiciones que comenzara a ejecutar. Hay noticias de que cuando Esnaola tenía siete u ocho años, Farera aun estaba en Buenos Aires, lo que permite suponer que en algunas ocasiones, el niño artista cantara el Himno bajo ,la dirección del propio autor de la música.

Por ello, encontramos mucho acierto en los siguientes, párrafos de Dellepiane: Don Juan Pedro Esnaola es,fuera de duda, la fuente más importante y genuina del Himno patrio, por su proximidad a la fuente orig·inal, al maestro Blas Parera.

Dellépiane supone también, que la música publicada por "La Lira Argentina" en 1824, Esnaola debe haberla tenido pre­ sente al hacer su arreglo de 1860. La música publicada por "La Lira", es la más antigua que se conoce, de fecha irrefragable.

La que existe en el Museo Histórico Nacional, con la data: 1814 ' atribuida a manos de Farera, es de fecha muy discutible,

-175 -

LUIS CÁNEPA

y los estudios efectuados por Dellepiane, demuestran que carece _ de autenticidad, por más que la firma de una de Jas hoJas, sea autógrafa de iParera, como hemos tenido oportunidad de obser­ varlo, al cotejarla con la de otros documentos firmados por el autor del Himno.

La versión de Esnaola, fué la que se utilizó a partir de 1860. Pero de vez en cu�ndo aparecía un nuevo arreglo, heGho por algún maestro, que modificaba en parte la música conocida.

Esto, como es fácil advertirlo, ocasionaba que las ejecuciones difirieran entre sí, según fuera el arreglo utHizado para la inter­ pretación.

Para poner término a estos ingratos espectáculos, el Poder Ejecutivo en 1927 designó una comisión encargada de efectuar un estudio al respecto , y como fruto de ello, el 25 de septiembre de 1928, se dictó la esperada disposición, destinada a uniformar las interpretaciones.

El articulado de ese decreto, fué íntegramente incluído en el del 24 de abril de 1944, que se encontrará en el Apéndice, lo que hace innecesario repetir'1o aquí.

Así quedó aprobada como única oficial, la versión del maestro Esnaola, con pequeñas y obligadas modificaciones.

Con el decreto de 1944, que hace única la versión a ejecu­ tarse con carácter obligatorio, se cumple un alto designio patrió­ tico.

Considerando las autoridades necesario dedicar un día del año para honrar de especial modo a la máxima canción de la patria, el Consejo Nacional de Educación en 1934, estableció como "Día del Himno", el 11 de mayo, aniversario de su adóp­ ción por la Asamblea.

En agosto de 1945, el Poder Ejecutivo aceptó la grabación en disco, del Himno Nacional, interpretado por el coro de alum­ nos del Conservatorio Municipal de Buenos Aires y la orquesta del teatro Colón, con instrumentación y dirección del maestro Héctor Panizza. El decreto establece que en las reproduccio­ nes se colocará ,la leyenda: "Grabación oficial, decreto número 10.302, del 24 de abril de 1944"; al dorso deben llevar los versos del canto, y será la /Única versión que se utilizará para la eje­ cución por el sistema fonoeléctrico.

-176-

LO TRADICIONAL EN LA HISTORIA DEL HIMNO La historia del Himno no resultaría completa, si nos cir­ cunscribiéramos exclusivamente a considerar la parte docu­ mentada, por cuanto �os papeles oficiales sólo refieren en forma escueta, y si se quiere, frígida, el trámite legal seguido para su aprobación.

Nuestros ilustres antecesores en la nacionalidad, no pre­ vieron la trascendencia inmortal de muchos de sus actos, ni tuvieron presente la gloria con que la posteridad iba a nimbar sus figuras preclaras. Por eso, gran parte de la obra que deja­ ron, es necesario estudiarla con penetración y constancia, para poder historiarla o comprenderla; de am también, que ellos no dieran a ciertos hechos la ingente importancia que tenqrían, y dejaran en la penumbra antecedentes que hoy nos serían pre­ ciosos, si hubieran constado en memorias, autobiografías, etc.

Las tradiciones, si están respaldadas por nombres que son una garantía en cuanto a la fidelidad de sus asertos, entran a formar parte del historial patrio, cuando falta el testimonio escrito y fehaciente de la época.

Los acaecimientos históricos, antes de llegar a producirse, han tenido su período de gestación fuera de la órbita oficial, Uegando a ésta una vez madurados y en vías de ejecutarse; por esa misma razón, tales actividades iniciales, no quedan fijadas en los instrumentos públicos, sino que es menester buscarlas en la memoria de quienes en esos acontecimientos actuaron, o en las r�ferencias de aquellos que oyeron a los actores o testigos. · Sólo así, podemos obtener una historia completa del Himno, pues hay que introducirse con la imaginación en las mansiones de entonces, especialmente en las memorables tertulias a que asistían nuestros próceres, para seguir el desarrollo de Ios hechos hasta su culminación: la aprobación por la Asamblea.

Existen varias narraciones tradicionales, las que presentan

-177-

LUIS

CÁNEPA

��:�. �i algunas discordancias, más de forma que de fondo. . _iandolas detenidamente , podemos en resumen dar una version que muy poco se aleje, - en el caso de ser así - de la verdad histórica. . Creemos indispensable hacer esa aclaración, pues lo que sigue de este capítulo, no es más que nuestra opinión personal, formada después de dedicarnos a esta importante disciplina, y de considerar una serie de antecedentes sobre el particular, con­ frontados con la constancia documental.

El 6 de marzo de 1813, la Asamblea dispuso adoptar un Himno Nacional, para lo cual encomendó la letra necesaria a uno de sus componentes, el doctor Vicente López y Planes, y a fray Cayetano Rodrígue:t;, poeta también, que ya había escrito algunas poesías patrióticas.

Vicente López,' durante los dos primeros meses de recibir tan honrosa misión, no lograba que de su estro surgieran las estrofas que sentía palpitar en su corazón y bullir en su mente, siendo vanos sus esfuerzos en busca de inspiración. En este lapso, es probable que iniciara algunas estrofas que no acabaran de satisfacerlo, y las mantuviera así, en espera del ansiado ins­ tante en que su numen aflorara potente y creador.

El 8 de mayo, a hora temprana de la noche, como era cos­ tumbre, iba a comenzar una representación teatral, a la que decidió asistir; se trataba de la función a realizarse en el coli­ seo que existía en la calle Reconquista, frente al templo dé la · Merced, y a él se dirigió a pie desde su casa, situada en la hoy calle Perú NQ 535/41.

Presenció .Jos dos· primeros actos de la obra que se repre­ sentaba, y, conmovido por el drama interpretado, que tenía su aplicación a los acontecimientos históricos del momento, sintió súbita inspiración, al extremo de abandonar la sala, contra­ riando la insistencia de sus amigos para que no los dejara antes de la terminación del espectáculo.

Mientras marchaba hacia su domicilio por las obscuras Y solitarias calles de entonces, sentía brotar de su numen los versos que en vano había buscado durante dos meses. Una vez en su casa, se sentó a escribir, y Jas octavas fueron surgiendo -178-

'

HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACI ONALES ARGENTINOS

una tras otra, sorprendiéndolo el alba en fa tarea final de su poema.

El Himno ya estaba escrito, y el poeta ignoraba, segura ­ men:e, que acaba?a de nacer para la inmortalidad, y que por _ los siglos de los siglos, sus versos estarían en los labios argentinos con la más solemne unción y recogimiento.

Entrado el nuevo día, domingo, fué presuroso a ver a sus amigos para 1eerles su composición, recibiendo de ellos las pri­ meras felicitaciones por su obra, que hacía vibrar de patrio­ tismo a cuantos la escuchaban.

El mismo domingo, o tal vez el lunes 10, debe haberse efec­ tuado una reunión en la casa de doña Mariquita Sánchez de Thompson, quizás convocada especialmente, para hacer oir los versos de Vicente López, leyéndolos ante los contertulios, Miguel de Luca, hermano del poeta Esteban.

Fray Cayetano estaba presente, y, conmovido por el mag­ nífico canto de López, y de su ritmo acorde con el de la Revo­ lución, abrazó al autor y rompió los versos que tenía escritos para presentar a la Asamblea, a fin de que el Himno de su amigo López, fuera el aprobado.

El día 11, en que iba a reunirse el Soberano cuerpo, posi­ blemente a la llegada de los diP.utados, unos entusiastas patrio­ tas recitaban algunas de las estrofas de López, quizás con el ánimo de influir ante los representantes para su adopción. Ter­ minada la sesión, a la salida se· repitieron por las calles esas recitaciones.

A aquella reunión en lo de doña Mariquita, concurrió tam­ bién Farera, que estaba al cabo de las inquietudes del poeta, algunas de cuyas octavas conocería, y para las cuales habría estado componiendo música. Sabido esto por los contertulios, habrán instado al maestro para que ejecutara en el clavicordio Jo que tenía compuesto, y al hacerlo, el auditorio le tributó sus aplausos y felicitaciones, después de escuchar las majestuosas notas que Farera daba a manera de anticipo de la que sería canción nacional.

Damas y caballeros, frente a los inspirados compases de Y terminara.

Farera, insistieron ante éste para que continuara . , que ve asi artista al la estimu aplauso su composición, y -como el -179-

LUIS

CÁNEPA

apreciada su obra, se habrá contraído a· su tarea hasta darle fin en breve término.

Antes de ser presentada la música a la Asamblea, y consi­ derando fas tradiciones existentes y costumbres de la época, es muy probable que en noches sucesivas, el autor la ejec�tara en otras tertulias, como ser las de la familia de Luca, Lasala, .

Larrea, etc., lo que serviría el maestro para mejorar su com­ posición, al someterla al juicio de personas entendidas.

Se afirmó también, que Farera compuso su Himno en el piano, - instrumento al que entonces se llamaba clavicordio de 1a familia de Luca, a la que le unía estrecha amistad. Esto es difícil de comprobar, como asimismo si el maestro poseía piano propio, o no, en su domicilio.

Teniendo en cuenta sus lazos amistosos con la familia de Luca, a la que parece visitaba a menudo, estaría dentro de lo posible que así haya ocurrido, si no en todo, por lo menos en gran parte. Téngase presente que los pianos existentes enton­ ces en la ciudad, eran muy pocos, lo que hace más probable que el maestro tuviera que recurrir al instrumento de algunas de sus relaciones, y entre éstas, una de las más indicadas, era la que hemos nombrado.

Una vez terminado el Himno, se habrá cantado, a manera de ensayo y con Farera al piano, en •la casa de doña Mariquita, hecho lo cual el maestro preparó la audición que se realizó en los salones del Consulado, donde tenía su asiento la Asamblea, acto al que asistieron los principales personajes de la época, inclusos los diputados al Soberano Cuerpo, quienes habrán tenido así conocimiento directo, de la composición de Farera, quedando en condiciones de aprobarlo cuando se tratara en reunión oficial, lo que debe haber ocurrido antes del 25 de Mayo, pues sabemos que el 28 se cantó en el teatro, durante la gran función patriótica efectuada por la noche, y que el l<1 de junio se mandó abonar la música.

Es probable también que algunos de los concurrentes a esta interpretación vocal e instrumental, a1 salir del Consulado hayan ido por la calle recitando los primeros versos de la canción, que tan bien sonaban a los oídos patriotas.

-180-

SIGNIFICADO DE LAS ESTROFAS DEL HIMNO La exégesis del Himno, exige ser considerada por estrofas, para establécer lo que ·en cada una de ellas se quiso significar.

Hemos copiado las octavas, como corresponde, del manuscrito de 1813, salvándose únicamente los errores de orotografia.

Reproducimos en este capítulo, gran parte de lo que escri­ biéramos en otra oportunidad, al tratar el mismo punto en un libro anterior.

Oid, mortales el grito sagrado Libertad, Libertad, Libertad, oid el ruído de rotas cadenas ved en trono a la noble igualdad.

Se levanta en la faz de la tierra una nueva gloriosa Nación coronada su sien de laureles,,. y a sus plantas rendido un León.

El Himno comienza llamando la atención del mundo, para que oiga el ruído de las cadenas destrozadas, que representan el vínculo violento que hasta entonces nos babia unido a España.

Sostuvo un distinguido historiador, _, y otros lo dijeron después --. que esas palabras debían interpretarse como pro­ nunciadas desde los balcones del CabHdo, y dirigidas al pueblo argentino; nosotros llegamos a establecer una cosa distinta. A los criollos, no había porque pedirles que oyeran tales gritos Y -181-

LUIS CÁNEPA

ruidos, desde el momento que· ellos mismos eran quienes los lanzaban y rompían esas cadenas.

Los nativos, estaban laborando su libertad con sangre' y padecimientos, y ellos lo sabían bien, de manera pues, que esas palabras, como queda dicho, son lanzadas al mundo, a los "mor­ tales" en general, que es la humanidad toda del orbe. Si el poeta hubiera querido dirigirlas sólo al pueblo argentino o americano, en otra forma habría expresado su idea.

La citada opinión, queda completamente refutada, si se lee la última estrofa, que dice: "Desde un polo hasta el otro resuena - de la fama el sonoro cJarín - y de América el nombre ense­ ñando - les repite, mortales oíd".

Si el clarín suena desde un polo al otro, es decir, por todo el mundo, para que lo oigan los habitantes del planeta, sin dis­ tinción de naciones, y les repite: "mortales oíd", ¿ qué es lo que "repite", si no el "Oid, mortales" de la primera octa'9'a?.

Vemos que el mismo autor aclara perfectamente, que el grito sagrado de Libertad, no va dirigido a los argentinos, o al pueblo colonial, sino a1l mundo, pues si a éste le repite algo, es porque antes ya se lo ha dicho; no pueden repetirse términos que con antelación no fueron pronunciados, de donde se extrae en con­ secuencia, que tenemos en la última estrofa, la completa expli­ cación de la parte inicial de la primera.

Ahora, asociando lo ocurrido el 25 de Mayo, a lo que dice el Himno, es muy posible, eso sí, que el poeta haya imaginado hablar desde el Cabildo, histórica institución, en la que se ini­ ciaron públicamente los que en el andar del tiempo, serían gran­ des fastos de nuestra gesta.

En cuanto al origen de la expresión "Oid", del primer verso, ya lo explican. otros autores, y en ello estamos de acuerdo.

Cuando se proclamaba en las colonias españolas un nuevo mo­ narca, el funcionario encargado de ese acto solemne, una vez reunidas las autoridades y el pueblo en un lugar público, para imponer silencio a fin de que se le escuchara, decía: "Oíd, oid, oid", y a continuación, con el ritual prescripto, daba el nombre del nuevo soberano, el que entre vivas y aclamaciones, quedaba reconocido y proclamado. Pudiera muy bien ser, que López y PJanes, recordando ese fastuoso ceremonial, que tanta impor-

-182-

HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS

tancia adquiría en las colonias, haya comenzado así su verso, para darle un principio solemne.

Al reclamar atención para que se vea "en trono a fa noble igualdad", no puede sostenerse, como se ha hecho, que fué escrito para ser aplicable en el caso de que la forma de gobierno a establecerse luego fuera la monárquica; el solo hecho de mencionar a "la noble igualdad", - concepto democrátJco excluye toda interpretación en ese sentido: donde hay monarca, con su inevitable séquito de nobleza y prerrogativas ele sangre, no puede haber igua'1dad. Ya volveremos sobre esto, al consi­ derar la octava final.

Después de anunciar al mundo el surgimiento de una nueva Nación soberana, engalanada con los atributos de la victoria, termina con el verso: "y a sus plantas rendido un León", que ha sido el que provocó una serie de incidentes durante el último tercio del siglo pasado, pues los españoles que convivían con nosotros, al amparo de la Bandera y de •la Constitución argen­ tinas, sentianse con razón ofendidos, cada vez que las circuns­ tancias hacían que debieran escucharlo al ser cantado, dada la interpretación que a ese verso se daba, al sostenerse que repre­ sentaba a España rendida a los pies del triunfador , cosa que no podía menos que resultar humillante a los hijos de la madre patria.

Tanto fue así, que el ministro español acreditado ante el gobierno argentino, no concurría a los actos oficia•les donde sabía que el Himno Nacional iba a ser cantado. Fueron tantas las protestas que la colectividad española hizo sentir, que el presidente Roca, en acuerdo de ministros, dictó el decreto de fecha 30 de marzo de 1900, que dispone cantar, además del coro, la primera y la última cuarteta del poema, con lo que los hijos de España tuvieron amplia satisfacción, la que demostraron en cáUdos homenajes que con tal motivo tributaron a nuestro país, reconocidos a la nunca desmentida hidalguía argentina.

Fueron numerosos los incidente� que se habían producido por la interpretación dada a ese verso. En los teatros, por ejem­ plo, en la celebración de los aniversarios patrios, un artista de la compañía actuante cantaba la canción patria, y cuando se trataba de conjuntos españoles, quit::n debía entonarlo, se negaba _, 183 -

LUIS CÁNEPA a cantar la parte resistida del "León"; el púóUco argentino exigia que se cantase, y ante la explicable negativa, el inci­ dente se producía.

En 1882, organiza9-a por el Club Industrial, y patrocinada por el gobierno de .la Nación, se realizó en la plaza Once de Sep­ tiembre, de Buenos Aire�, una exposición universal. En ella se exhibió la maqueta de un futuro monumento a la independen­ cia argentina, que contenía la alegoria de un león, sumiso a los pies de una mujer coronada de aaureles, interpretando plástica­ mente el consabido verso del Himno.

Esto, como se comprenderá, disgustó -a los españoles· resi­ dentes en el país, y sus asociaciones y órganos representativos, hicieron oír respetuosamente su queja, motivando esto, que dicho bosquejo fuera cubierto con un velo. Gran parte de la . opinión argentina, apoyó, por encontrarlas fundadas, las razo­ nes expuestas por los españoles; el proyecto· de monumento no pasó de tal.

El . 9 de Julio de 1893, en los teatros, del Himno Nacional se cantó solamente la última estrofa y el coro, suprimiéndose totalmente la primera octava, que también se cantaba desde el año 1813.

Tal supresión, como se comprenderá, obedecía al propósito dé evitar el canto del verso "y a sus plantas rendido un León", por las razones ya expresadas. Agreguemos, porque es· muy necesario, que era a la sazón ministro del Interior, el doctor Lucio Vicente López, nieto del prócer.

Se dijo, y eso se confirmó, que el gobierno confidencial­ mente había pedido a las empresas teatrales, que en esa forma se cantase. Sin desvirtuar esto, el ministro del Interior, inter­ pelado por el Congreso, declaró que el Himno no había sido modificado, lo que era verdad, pues la medida resistida se refe­ ría sólo a la parte que debía ca'nt�rse.

Ese 9 de Julio, por la mañana, "La Prensa" y "La Nación", ya habían anticipado la notic.ia de lo que se interpretó como decreto gubernativo.

La queja por esa disposición, fué general, y tuvo honda repercusión en la prensa, en el pueblo y en el Pru.,lamento, donde se interpeló al Poder Ejecutivo, siendo alma de esa oposición,

-184-

HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS ,

el diputado Osvaldo Magnasco, quien muchas adhesiones recibió por sus discursos en la Cámara, defendiendo la intangibilidad del Himno, y su canto en la forma tradicional.

Mucho se habló, escribió y discutió, durante ese mes de julio, quedando al finaol las cosas como antes.

Pasados algunos años, y calmados ya los ánimos, el presi­ dente Roca, sin oposición, sin que se levantaran resistencias, dictó el decreto a que nos hemos referido, cuyas disposiciónes fueron incorporadas al decreto sancionado sobre los símbolos patrios, del 24 de abril de 1944, que se verá en el Apéndice.

Zanjada la cuestión del canto en esa forma, el verso per­ maneció subsistente, ya que es parte del Himno, y �o será siem­ pre, desde el momento que 'él es intangible, y no habrá nunca autoridad que lo modifique o cercene; se trata de uno de los más grandes y augustos monumentos de nuestra Revolución, y ha de ser tan eterno como la nacionalidad que representa.

Himno, Bandera y Escudo, han de seguir siendo como fueron, y, respetando las tradiciones que les dieron vida, hacien­ do un culto de sus formas y simbolismo, será siempre un hon­ roso galardón ser argentino.

Ahora bien: ¿Qué signifa ese "León"? ¿ Corresponde escri­ birlo con mayúscula o con minúscula? Porque no cabe duda, que la idea varía notablemente, según se escriba en una u otra forma. Con mayúscula, alúdiría a España como nación, mien­ tras que con minúscula, ya tomaría otro sentido, más restrin­ gido, que podría referirse a una persona determinada, a un ejér­ cito vencido, o al propio estandarte real, que tal figura osten­ taba.

En la copia que el Triunvirato dirigió a las provincias, tomada del traslado que recibió de la Asamblea, está con ma­ yúscula, y lo mismo en la reproducción que hizo a los tres días de aprobado, Ja imprenta de Niños Expósitos, por encargo del gobierno. Pero, ¿López y Planes la escribió así?

El verdadero arquetipo, o sea el manuscrito del autor, hecho en 1813, que no existe, sería la verdadera fuente donde ir a averiguarlo, mas, en el autógrafo que escribió en 1843, el más antiguo que de él se conserva, las dos veces que ese tér­ mino emplea, lo hace con minúscula. Esto resolvería acabada- 185 -

LUIS

CÁNEPA

mente la cuestión, si no fuera que cuatro años más tarde, 'en 1847, en otra copia también hecha de su puño y letrá, lo hace con mayúscula.

Analizando ambas copias de López y. Planes, - las de 1843 y 1847 - nos persuadimos de que su intención fué darle el significado que tendría con minúscula, o sea, como está en su autógrafo de 1843; veamos las razones.

En el traslado de 1843, las dos veces escribe "león" con minúscula, y en todo el poema no utiliza la mayúscula más que para escribir, - aparte de la inicial de cada verso - los nom­ bres propios, y "Libertad", "Fama" y ·�Unión", palabras estas dos últimas, que en la copia firmada por Vélez en 1813, figuran con minúscula, como en la edición de Niños Expósitos ya citada.

Es cierto, que López escribe "León" con mayúscula, en su autógrafo de 184'!, pero, si se lee detenidamente todo el poema, se comprobará que en esa ocasión empleó con profusión la mayúscula en vocablos donde no las había usado antes, y que tampoco se ven en las copias, - impresa y manuscrita - de 1813, salvo los términos de la sexta estrofa, "Sud" y "Pueblos", que en la de 1843 están con mayúscula, y en 1847 con minúscula.

En el autógrafo de 1847, - además de los dos "León" usa las siguientes mayúsculas· que en el de 1843 no están: en la primera octava, "Igualdad"; en la segunda, "Grandeza"; en la tercera, "Envidi�"; en �a sexta, "Inclita", y "Argentino"; en la novena, "Mortales" , y "Gran Pueblo Argentino Salud".

Quiere esto decir, que teniendo en cuenta que en 1843� empleó la grafía "león", y en 1847, así como escribió "León", lo hizo también con otros diez términos que no tenían antes mayúsculas, debemos inclinarnos a creer que su propósito fué darle el significado de la minúscula de 1843. Esta interpretación se robustece a:l observarse que no escribió "rendido el León", sino, "rendido un León", lo que da al verso una expresión menos precisa, o si se quiere, más vaga.

Otra razón que hace presumir que López y Planes pudo haber escrito "león", en 1813, es la siguiente: en la copia que se conserva de dicho año, pueden verse con mayúscula los tér­ minos que anotaremos, y que en los manuscritos del autor, están con minúscula.

-186-

HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS

En la tercera estrofa, "País" y "Estandarte"; en la sép­ tima, "Argentino", y en la octava, "Argentino" y "Majestad".

El antecedente, es importante, en favor de nuestra opinión.

Siendo así, "león", ya no representaría a la nación espa­ ñola, con su trono, ejército y pueblo , lo que quitaría a los hijor, de España, sentir molestia por el sentido de la frase. Nótese además, que en 1813, cuando se escribió el Himno, estaba España muy lejos de rendirse, tan °lejos, que jamás se rindió a nosotros, y que si algunos de sus ejércitos habían experimen­ tado contrastes, el "león", si por tal se entendía a España, iba todavía a luchar bravamente once años más, con alternativas de triunfos y derrotas; si "León" debiera interpretarse así, seri a un error histórico en el que no pudo incurrir López y Planes, quien estaba al tanto de los acaecimientos de la época, desde que era actor en ellos.

Otro antecedente importante sobre "león", escrito así, lo tenemos en la "Colección de Poesías Patrióticas'', de 1825, libro en el que el "león" de la primera octava, está con minús­ cula, siendo esta la noticia más antigua que hemos hallado de tal palabra .escrita en esa forma; en la misma obra, el "León" de la sexta estrofa, figura con mayúscula. "La Lira Argentina", de 1824, en ambos casos usa la mayúscula.

Además, no se olvide que en sentido figurado, "león" signi­ fica también, "hombre audaz, imperioso y arrojado", según la Academia de nuestra lengua.

Ahora bien: ¿ Qué representa "león" con minúscula? La respuesta, a pesar de todo Jo argumentado, no es simple, ni se puede dar en forma categórica, pero, es posible su interpreta­ ción, teniendo en cuenta las razones aducidas.

El sentimiento de los patriotas argentinos de aquella hora, no era de odio propiamente dicho hacia España, ni podía ser así, por cuanto casi todos ellos eran hijos o nietos de españoles, y de éstos, muchos eran los que habían abrazado con entusiasmo la causa de los criollos, por comprender que reclamaban el legítimo derecho de ser libres.

La represión ejecutada por algunos jefes militares ibéricos en América, fué sanguinaria, cruel, cuando �ograban someter -187 -

LUIS CÁNEPA

a los pueblos que se rebelaban contra la dominación española, pero no todos procedieron así.

López y Planes, cuya bondad de carácter fué proverbial, no podia estar poseído de sentimientos de hispanofobia, pero, como los demás argentinos, se sentiría indignado, herido, por las enormidades cometidas por ciertos jefes, al ahogar en sangre el movimiento emancipador, y en ellos tiene que haber pensado, cuando fué lanzando increpaciones en su Himno. Ni España ni el rey, ordenaban tales masacres, en las que participaron no sólo españoles, sino que, desgraciamente, hasta algunos ameri­ canos desnaturalizados.

Quiere significar todo lo dicho, que únicamente puede con­ jeturarse acerca del significado real de aquella discutida frase.

Nuestra opinión será algo ambigua, ya que, fieles a propósitos enunciados, nos abstendremos de hacer afirmaciones rotundas, cuando las pruebas existen�es no autoricen a ser categóricos en el juicio.

Creemos que "león", en ese caso, tanto puede aludir a Tristán, jefe realista rendido en Salta, o a su ejército, como en general a otras fuerzas también vencidas en otras acciones. Y quizás la explicación sería más completa, si dijeramos que en la rendición de Salta, el jefe del ejército español entregó armas, banderas y estandartes, y sabemos que en estos últimos , y en algunas de las banderas tomadas, figuraba el león rampante, y sería ese el león rendido, el del estandante que jamás se levan­ taría en América, pero no el trono o la nación española.

Una de las razones que influyó mucho, para que los espa­ ñoles hicieron sentir sus quejas, fué que a veces, esa parte del Himno se interpretaba gráficamente con �a figura de la Repú­ blica, o de una mujer que representaba a la Nación Argentina, teniendo un león rendido a sus pies; esto hizo creer más, que el rey de la selva estaba allí simbolizando a España, lo que nunca pudo estar en el pensamiento del alma generosa de López y Planes, incapaz de odios o enconos.

En los himnos de cinco países americanos, por lo menos, de habla española, figuraba, y en ailgunos está aún, el discu­ tido 'león", ya con minúscula, ya cori mayúscula. Salvo el de la República Dominicana, que dice: "I>e Castilla el soberbio león", -188-

HISTOIUA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS

aludiendo claramente a España, en los demás se ve que el término se emplea en sentido metafórico, pero sin representar a la nación española en generail, sino a jefes y ejército vencidos, circuns­ tancias que refuerzan la opinión de que en nuestra canción nacional, no quiso López y Planes aludir con ese sinécdoque a la madre patria.

Al finalizar el comentario de esta octava, queremos llamar la atención sobre el muy común error en que se incurre, al escri­ bir los versos 5Q y 69; no es: Se levanta "a" la faz de la tierra - Una nueva "y" gloriosa Nación, sino que, de acuerdo con la copia de 1813 y los dos manuscritos del autor, debe escribirse: Se levanta en la faz de la tierra Una nueva gloriosa ración

De los nuevos campeones ios rostros Marte mismo parece animar: la grandeza se amida en sus pechos a su marcha todo hacen temblar.

Se conmueven del Inca Zas tumbas y en sus hu.esos revive el ardor lo que ve renovando a sus· hijos de la Patria el antiguo esplendor.

Los cuatro primeros versos, los dedica a ena;ltecer al sol­ dado argentino, que tantas pruebas de valor ya había dado, y que al decir del poeta, parecía animado por propio' Marte, dios de .la guerra en la mitología pagana, muy invocada por los ver­ sificadores de la época.

Ante la marcha victoriosa de los criollos, -especialmente por Tucumán, San Lorenzo y Salta- el enemigo teme, a causa del poderío que aquellos adquieren.

Llevada la campaña guerrera con el propósito de llegar al -189-

LUIS

CÁNEPA

!Perú,, el gran centro de [a resistencia española, se acercaron las tropas argentinas a las tierras de los antiguos Incas, empera­ dores arteramente exterminad0s e11 tiempos de la conquista españo'.l:a, y a las ruinas que recordaban al otrora floreciente imperio, lo que inspiré a López y Planes la bella metáfora 'tan bien lograda, con lo que se tentaba asimismo, poner a la pobla­ ción indigena de esos lugares, del lado de la Rev0lución, ·a°a évocar a sus muertos y hacerla partícipe de nuestras aspira­ ciones.

La rhención de las tumbas del Inca, que no existían, es una ficción imaginada por el poeta, que embellece notablemente el verso; esto no obsta para que el autor haya tenido presentes las ·huacas que por esos lares había, en las que los quichuas se­ pultaban a sus muertos.

El hecho de que el Inca vea a sus hijos -los criollos re­ volucionarios-, no significa que seamos descendientes .de ellos; esa es una figura poética, en la que el autor considera a esos naturales, algo así como a nuestros antecesores americanos, y victimas de un mismo y repudiado poder opresor. Jamás pudo López y PJanes dar a la frase el sentido real que emana al leer-· la, pues la Revolución fué hecha, salvando excepciones, ppr descendientes de europeos, y eso él lo sabía muy bien, por lo que hay que buscar en el verso el sentido figurado. No se nos escapa en estas consideraciones, que en los ejércitos de la li­ bertad, así como formaron negros y mulatos, hubo también mestizos de español e india, pero la ·alusión a ellos no asoma en los versos que tratamos.

El antiguo esplendor que el Inca ve retornar, no es el re­ nacimiento de la cultura alcánzada por ellos, anteriormente a la conquista -;pues eso hubiera significado un retroceso, sin desconocer que tuvo su importancia-, sino que se refiere sim­ bólicamente al esplendor radiante, que de nuevo iba a brillar en América: la libertad, cuyos beneficios alcanzaban también a los indigenas, como lo habían demostrado ya las leyes san­ cionadas, y las que se dictarían en adelante.

-190-

HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS

Pero sierras y muros se sienten retumbar con horrible fragor, todo el País se conturba por.. gritos de venganza, de guerra y furor.

En los fieros tiranos 1a envidia escupió su pestífera hiel, su Estandarte sangriento levantan provocando la lid más cruel.

Esta estrofa evoca el estrépito causado por la gu�rra que envuelve al pais, y que con ardor emprendieron los patriotas.

Los gritos "de venganza, de guerra y furor", son ocasionados. por las crueles represalias, tomadas por los españoles sobre los criollos; esas crueldades son las que arrancan al poeta el após­ trofe de fieros tiranos.

Dijo el unigénito del autor, que esos versos recuérdan el desastre de Huaqui, por lo cual surgían esos gritos de vengan­ za, etc. Podría ese hecho estar incluído, si se tiene en cuenta que esa batalla se perdió porque el enemigo violó el armisticio -concertado, pero, considerando el contenido de la octava siguien­ te, se ve que la idea de López y Rlanes tiene que haber sido la de abarcar un panorama más amplio, en lo que a la indig­ nación del pueblo se refiere.

¿No los veis sobre México y Quito arrojarse con saña tenazY ¿y cual lloran bañados en sangre P9tosí, Oochabamba y La PazY ¿No los veis sobre el triste Caracas luto, y llantos, y muerte esparcirY ¿No los veis devarando cual fieras todo pueblo que logrmn rendirY - 191

-4

HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS

una muralla con sus pechos, y bien que la supieron oponer, aparte de otros, los inmortales gauchos que mandó Güemes.

El hijo de López y Planes, dijo que el tercero y cuarto versos , se relaciona al avance que habia hecho ·Pío Tristán primo de Goyeneche-- hasta Tucumán, y que el calificativo de vil también a él le alcanza, por ser oriundo del Perú y haber luchado para sostener la dominación española en América.

6\l

El valiente A1·gentino a las armas co1-re ardiendo con brío y valor, el clm'Ín de la guerra cual trueno en los campos del Sud resonó.

Buenos Aires se opone a la frente de los Pueblos de la ínclita unión, y con brazos robustos desga1·ran al Ibérico altivo León.

Comienza haciendo mención del soldado de la patria, que · desde la primera hora acudió con decisión a defender la causa de '1a libertad, cuando el grito de guerra lanzado por los hom­ bres de Mayo, extendió la lucha por los campos de la América hispana.

Al decir que Buenos Aires se coloca al frente de los pue­ blos que forman la insigne unión fraternal, alude a que inicia­ do el movimiento en la capital del virreinato del Río de la P·la­ ta, la primera preocupación de los patriotas fué llevar el verbo de la Revolución a cuantas 1,egiones de América estaban sojuz­ gadas por España, y así partieron sin pérdida de tiempo, ex­ pediciones o emisarios al Paraguay, al norte, al Uruguay, a Chile, con lo que Buenos Aires quedó de hecho constituida en centro y eje de la Revolución en el sur.

En esta estrofa también tenemos a un "León", que es des­ trozado por el soldado argentino; debe referirse a los ejércitos - 193 _,

LUIS

CÁNÉPA

derrotados en las acciones que indica la octava siguiente, y cr.eemos que corresponde escribirlo con minúscula, como en el manuscrito de López, de 1843, por las mismas razones que ya quedaron explicadas al tratarse la parte inicial del poema.

San José, San Lorenzo, Suipacha, ambas Piedras, Salta, y Tucumán, "la Colonia y las misrnas murallas, del tirano en la Banda Oriental, son letreros eternos que dicen aquí el brazo Argentino triunfó,' aquí el fiero opresor de la Patria su cerviz orgullosa dobló.

Esta octava explica --como está claro-, los hechos de armas que aludió en fa anterior, donde el vencido, al quedar en condición de tal, tuvo que doblegarse ante los vencedores.

Al calificar de orgullosos a los españoles de entonces, no debe olvidarse que esa adjetivación, debe ·haberse originado en el me­ nosprecio de que ellos hacían gala, al dirigirse a los crioNos, no sólo después de estallada la Revolución de Mayo, sino que databa de mucho antes, desde cuando vieron que los hijos de América, nada tenían que envidiarles en cultura, ilustración y capacidad, y que el espíritu de autonomía se iba abriendo paso resueltamente.

Es explicable, que los ·españoles, dueños de los destinos de estas regiones por el derecho de conquista, considerasen como subalternos a los oriundos de ellas, y que se sintieran algo así como amos de los nativos, concepto que éstos repudiaban con razón.

El poeta cantó con delirio patriótico las victorias de esa época -a las que pudo agregar la del Cerrito-, que eran muy importantes para el prestigio de la Revolución, sobre todo las

-194-

HISTORIA DE LOS SfMBoLOS NACIONALES ARGENTINOS

¡

1

l

¡_

1

[

de Tucumán y Sruta. Nada estaria más lejos de la mente de López, que los desastres que pocos meses después se produci­ rían -Vllcapugio y Ayohuma-, que iban a eclipsar momen­ táneamente los triunfos que cantaba con tanto fervor y en­ tusiasmo.

En cuanto a la Colonia, fué ocupada sin lucha, pues el comandante Venancio Benavídez la tomó al frente de 984 mi­ licianos, después de ser evacuada por los realistas, una sema­ na más tarde del combate de las Piedras, trabado cerca de aque­ lla ciu'dad.

El tirano de ola Banda Oriental, es Francisco Javier de Elío, que con decisión defendía la causa de su rey, pretendiendo so­ meter a Buenos Aires.

Lo de las murallas, se refiere a la guerra que los patrio­ tas llevaban al Uruguay, y que había llegado ya a los aledaños de Montevideo, centro del poder de Elío.

Los triunfos que recuerdan estos versos, se obtuvieron en los siguientes lugares y fechas: Suipacha: 7 de noviembre de 1810, en Bolivia o Alto Perú.

San José: 23 de abril de 1811, en el departamento del mis­ mo nombre, en la Banda Oriental del Uruguay.

Piedras (la primera) : 18 de mayo de 1811, también en el Uruguay, cerca de la Colonia.

Piedras (la segunda) : 3 de septiembre de 1812, en Salta.

Tucumán: 24 de septiembre de 1812, en las inmediaciones de la ciudad del mismo nombre.

San Lorenzo: 3 de febrero de 1813, cerca de Rosario, San­ ta Fe. Salta: 20 de febrero de 1813, en el campo de Castañares, inmediato a .Ja ciudad de Salta.

La batalla del Cérrito, que pudo también haberse incluido en el Himno, pues ya había sido ganada, se trabó el 31 de diciembre de 1812, en el Uruguay.

-195-

LUIS

CÁNEPA

s� La victoria al guerrero Argentino con sus alas brillaintes cubrió, y azorado a su vista el_ tirano con infamia a la fuga se dió; sus banderas, sus armas se rinden po,· trofeos a la libertad, y sobre alas de gloria alza el Pueblo trono digno a su gran Majestad.

Si bien en esta estrofa el poeta pareciera más bien gene­ ralizar, sobre los triunfos hasta entonces obtenidos por los pa­ tr.iotas, no debe dudarse de que tuvo muy presentes los resul­ tados de la batalla de Salta, por lo que en ella dice.

En ese encuentro, todo el ejército español se rindió, desde el general hasta el último trompa, y en manos de los vence­ dores entregaron armas, bagajes y banderas, y debido a la mag­ nanimidad del gran corazón que tuvo Belgrano, el enemigo, previo juramento de no tomar nunca más las armas contra los soldados de la libertad, quedó libre, y se retiró sin ser mo­ lestado, hacia las tierras donde ellos aun dominaban.

El soldado español, fué siempre valiente, y jamás se dió a ·la fuga en forma vergonzosa. Experimentó la necesidad, en muchos casos, de tener que abandonar el terreno de la lid, ven­ cido por otro que no era inferior a él, pero nunca en forma que mereciera calificación infamante, y esto prueba, a nuestro juicio, que la batalla de Salta fué la que más tuvo presente López y Planes en esta octava, por las razones que daremos.

Al ejército español, como queda dicho, despqés de su ren­ dición en Salta, se le permitió retirarse bajo el juramento de que ninguno de sus· componentes empuñaría de nuevo las ar­ mas contra ,}os defensores de América; sin embargo, esa pro­ mesa sagrada, en la que queda en prenda el honor del militar que la hace, fué violada, pues mediante el subterfugio de que un sacerdote los relevó del cumplimiento del compromiso con­ traído, álgunos de los juramentados volvieron a enfrentar a los

-196-

HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS

patriotas en combates posteriores. Los perjuros que de nuevo cayeron prisioneros, sufrieron los rigores que la �ey militar establece para esos casos.

Podría pensarse que en esa violación de la fe jurada es­ taría la infamia a que alude el autor, pero no debe interpre­ tarse así. En lo de la fuga infamante, aludió a Goyeneche, que temiendo ser fusilado por los patriotas, debido a su condición de americano y realista que había ordenado crueles represalias contra los ,crioHos revolucionarios, resolvió abandonar la gue­ rra y dirigirse a España, donde .acabaron sus ignominiosos días.

Asustado por el resultado de las batallas de Tucumán y Salta, Goyeneche habrá pensado en que si caía prisionero, su­ friría el justo castigo que tuvieron Sanz, Nieto y Córdoba, to­ mados después de Suipacha; sintiéndose culpable como los tres reos nombrados, trató de poner el océano entre los patriotas y él.

Dada su situación e influencia, pudo Goyeneche cumplir· con su deber de americano, y luchar junto a sus compatriotas, pero prefirió ir contra ellos, y el que sería h.oy un prócer de América, como tambíén lo hubiera sido su primo Pío Tristán, murió vituperado. Para mayor escarnio ante la posteridad, lu­ ció Goyeneche el título de conde de Huaqui, por haber vencido a sus hermanos en el combate de ese nombre, mediante el que­ brantamiento del armisticio concertado.

De acuerdo a lo expresado, la primera cuarteta estaría ins­ pirada en la infamante fuga de Goyeneche a España, y la se­ gunda, a la rendición de Salta, por cuanto Goyeneche no se encontró nunca en el caso de tener que entregar a los argen­ tinos, ninguno de los trofeos que se indican en eHa. Finaliza la octava, diciendo que sobre la base de las glorias conquistadas, el pueblo argentino ha erigido el trono de su pro­ pia soberanía, es decir, el alto sitial que correspondía a su so­ lemne majestad de pueblo libre, dueño de sus destinos y de fi­ jarse el rumbo a seguir.

En esos tiempos, que las monarquías reinaban en éasi to­ do el mundo, no es raro que por influencia del ambiente, em­ pleara López tres veces la palabra "trono", para destacar lo elevado de la categoría en que la nueva Nación se había colo­ cado, por obra del heroísmo de· sus hijos.

- 197...,...

LUIS CANEPA

La "Majestad" para quien se levanta ese trono, es el pue­ donde los ciublo' único soberano que se reconoce en los paises .

Je. vasaMa dadanos repudian la esclavitud '? el

9\\

Desde un polo hasta el otro resuena de la fama el sonoro clarín, y di América el nombre enseñatndo les repite mortales cid: 1 Ya su trono dignísimo abrieron las PrO'IJincias unidas del Sud, y los libres del mundo responden al gran Pueblo Argentino Salud.

Los versos finales del poema, con entusiasmo patriótico denotan el alborozo que produce en ,los argentinos, la epopeya hasta entonces realizada, y ello hace que la clásica clarinada de la victoria, se quiera hacer llegar a todos los ámbitos del mundo, para que se conozca y reconozca, la autonomía de la -Nación · recientemente surgida, pues llama la atención de los hombres, para decides que las Provincias Unidas, "ya su trono dignísimo abrieron". Este verso, también en algún caso ha sido objeto de interpretación equivocada, al sosteners-e que así fué escrito, para ádaptarlo a la posible monarquía que se tramitaba para el Río de la Plata.

Se ha dicho también, que entre los diputados de 1813, com­ ponentes de la Asamblea de ese año, predominaba el número de los que propiciaban un trono para nuestra tierra, que fué republicana desde que quiso ser libre.

Nhda más lejos de la verdad que tales afirmaciones; que es-as ideas tuvieron muchos partidarios, aun entre aígunos de los grandes próceres de nuestra independencia, no cabe duda, pues están documentadas sus palabras en ese sentido, o las tra­ mitaciones para lograrlo, y esas gestiones se htcieron tanto en

-198-

HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS

el Brasil como en Europa, mediante comisionados oficiales, y hasta oficiosos.

En ese expediente, se veía ei único medio de obtener la unión de las provincias, y evitar los funestos males que se pre­ veían por obra del caudillaje, que surgía prepotente y amenaza­ dor. Era el trago amargo que se debía apurar en benefieio de la salud del pueblo. No menos poderosas razones de orden inter­ nacional , también obligaban a ello.

Pero de allí, a creer que en la magna Asamblea predomi­ naban sentimientos monárquicos, - excepción hecha de algu­ nos diputados - hay mucha distancia, pues un Cuerpo que sanciona un escudo nacional con el gorro frigio, símbolo de la libertad republicana; que dias después proclama la extinción de fos títulos de condes, marqueses y barones, y que pocos meses · más tarde prohibe exhibir en las fachadas· escudos de armas, jeroglíficos o cualquier otra distinción de nobleza, no puede ser de sentimientos monárquicos. Y mucho menos, cuando en el propio Himno, coloca en alto S'olio a la igualdad, concepto democrático que hubiera provocado la primera mueca, en el rostro del futuro monarca, al disponerse a escalar ese trono.

Las ideas de algunos de ·nuestros próceres de la primera hora, para implantar un reino en la Argentina, no eran desca­ belladas, ni producto de mentes retrógradas, pues como cono­ cían el panorama nacional, no encontraban en el momento un recurso más exp·editivo y eficaz, el que a 'su vez facilitaba la ayuda extranjera en momentos difíciles para la Revolución.

Los tristes presagios se cumplieron; la patria dolorida, vió derramarse a torrentes la sangre de sus hijos, en luchas fratri­ cidas donde la ley arbitraria del vencedor, se aplicaba sin pie­ dad, sin limite ni medida.

Pero, se requirirían dotes de adivino, - S'i esta facultad sobrenatural fuera posible -• para poder afirmar hoy con exac­ titud, si hubiera sido mejor en aquel tiempo coronar alguna testa extranjera, o haber pasado por las que conocemos, para llegar a la organización nacional definitiva, basada en preceptos sabios.

Podemos historiar lo ocurrido, más no establecer con cer­ teza cuanto habría sido m.enes:ter hacer luego, a fin de abatir -199-

LUIS

€ÁNEPA

la dinastía; mediante una pacífica transición, se pudo pasar de la monarquia a la república, -1 tal cual ocurrió en el Brasiol, por ejemplo - como también, para lograrlo, pudo costar una serie de horrores, tan grandes o más, que los que constituyen algunas páginas tristes de nuestro historial patrio.

En ese trono recientemente abierto, López y Planes aludió a la apertura solemne de la Asamblea, que, al "abrir" sus sesio­ nes, se declaró depositaria de la soberanía nacional, por poder emanado del pueblo. Explicado con otras palabras, quiso dar a ese verso el significado de: "ya su Soberana Asamblea abrió el pueblo argentino".

Es muy comprensible, que el autor del poema viera en la Asamblea algo magno en grado sumo, y que elevar� su catego­ ría, en elocuente figura metafórica, hasta la dignidad del trono, pues abierta el 31 de enero de 1813, comenzó a dar Jeyes y decre­ tos qué anunciaban la felicidad del pueblo, y la futura Consti­ tución del país, todo lo que hubiera ocurrido, si la política mez­ quina y lugareña de algunos caudillos, no lo hubiese impedido.

Transcurridos algunos de los primeros años de este siglo, durante un breve lapso se substituyó el término "abrieron", por "alzaron". Tal hecho se debió, a·que un compositor, al hacer un arreglo del Himno, incluyó en la letra correspondiente esa alte­ ración, basado en el ,autógrafo de López y Planes, escrito en 1843; advertido el error con la existencia de la copia de 1813, fué inmediatamente corregido.

COR O'

Sean eternos los laureles que supimos conseguir coronados de gloria vivamos, o juremos con gloria morir.

El coro, magnífico hasta lo sublime, es un mandato impe­ rativo para la argentinidad de todos los tiempos. Proclama la

-200-

HISTPRIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS

eternidad de las glorias alcanzadas por el pueblo, y reclama el juramento de morir antes que dejar de ser dignos de ellas. En otras palabras: manda sucumbir de pie, alta la frente y armado el brazo, en defensa de.la patria y de sus laureles, - si ello fuera necesario - para no vivir prosternados en el yituperio.

Sólo los hombres merecedores de ser libres, saben morir con honra antes que pagar con jirones de su propia dignidad, el mezquino derecho de vegetar; vale más una muerte heroica, que la vida arrastrada, mansa y vergonzante, por dádiva des-­ dorosa del triunfador.

-201-

TEXTO DEL HIMNO, SEGúN LA COPIA EXISTENTE DE 1813

Texto del Himno Nacional Argentino, aprobado par , la Asa1nblea General Constituyente el 11 de mayo d,e 1813, to­ mado de la copia 'fotográfica del documerito de dicho año, que se conserva firmado par el doctor Bernardo Vélez, y dirigido 'al Go'bernador Intendente de la Provincia de I Buenos Aires.

Se han salvad.o únicamente· los errores ortográficos, respetán­ dose la puntuación, como también los demás signos, mayúsculas y minúsculas, y el título con que se conoció en 1813.

MARCHA PATRIOTICA

1"' Oíd, mortales el grito sagrado Libertad, Libertad, Libertad, oíd el rlñdo de rotas cadenas ved en trono a la noble igualdad.

Se ,levanta eri la faz de la tierra una ni.leva gloriosa Nación coronada su sien de laureles, y a sus plantas rendido un León.

CORO

Sean eternos los laureles que supimos conseguir coronados de gloria vivamos, · o juremos con gloria morir.

-202 -

HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS

De los nuevos campeones los rostros Marte mismo parece animar: la grandeza se anida en sus pechos a su niarcha todo hacen temblar.

Se conmueven del Inca las tumbas y en sus huesos revive el ardor, lo que ve renovando a sus hijos de la Patria el a,ntiguo esplendor.

3(1,

Pero sierras y muros se sienten retumbar con horrible fragor, todo el País se conturba por gritos de venganza, de guerra, y furor.

En los fieros tiranos la envidia escupió su pestífera hiel, su Estandarte sangriento levantan provocando a la lid más cruel.

¿No los veis sobre México y Quito arrojarse con saña tenaz? ¿ y cual lloran bañados en sangre Potosí, Cochabamba, y La Paz? ¿No los veis sobre el triste Caracas luto, y llantos, y muerte esparcir? ¿No los veis devorando cual fieras todo pueblo que �ogran rendir?

5�

A vosotros se atreve Argentinos el orgullo del vil invasor: vuestros campos ya pisa contando _, 203 -

'

LUIS

CÁNE.PA

tantas glorias hollar vencedor.

Mas los bravos que unidos juraron su feliz libertad sostener a estos tigres sedientos de sangre fuertes pechos sabrán oponer.

El valiente Argentino a las armas corre ardiendo con brío y valor, el clarín de la guerra cual trueno en los campos del Sud resonó.

Buenos Aires se opone a la frente de los Pueblos de la inclita unión, y con brazos robustos desgarran al Ibérico altivo León.

San José, San Lorenzo, Suipacha, ambas Piedras, Salta, y Tucumán, la Colonia y las mismas murallas, del tirano en ,Ja Banda Oriental, son letreros eternos que dicen aqui el brazo Argentino triunfó, a.qui el fiero opresor de la Patria su cerviz orgullosa dobló. .'

8"' La victoria al guerrero Argentino con sus alas brillantes cubrió, y azorado a su vista el tirano con infamia a la fuga se dió; sus banderas, sus armas se rinden por trofeos a •l a libertad, y sobre alas de gloria ,alza el Pueblo crono digno a su gran Majestad.

-204-

HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS

Desde un polo hasta el otro resuena de la fama el sonoro clarín, y de América el nombre enseñando les repite mortales oíd: Ya su trono dignísimo abrieron las Provincias unidas del Sud, y los libres del mundo responden al gran Pueblo Argentino Salud.

- 205-

Historia· de la Banda Presidencial

LA BANPA PRESIDENCIAL El 5 de mayo de 1813, la Asamblea General Constituyente, dispuso que los brigadieres gene�ales usaran una "faja blanca y celeste, con fleco de oro en las puntas", sin especificar cuan­ tas franjas la formarian.

Algo menos de un año después, ya creado el Directorio en substitución del Triunvirato, la Asamblea aprobó el Estatuto Provisorio del Superior Gobierno. Se establecía en él, que el encargado del Poder Ejecutivo nevaría el título de Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata.

Ese Estatuto, aprobado el 26 de enero de 1814, en su artículo tercero fijaba la insignia que distinguiría al Director Supremo, de este modo:

Llevará una banda bicolor, blanca al centro, y azul a los costados, terminada en una borla de oro como distintivo de su elevada representación.

Si bien no se trataba de la bandera, es oportuno hacer constar que fué esta ,Ia primera · vez que oficialmente figuran las tres franjas.

La razón que se verá, hace suponer que la faja de 1813 para los brigadieres generales,. fuera también de tres franjas.

El Director Pueyrredón se dirigió en 1818 al Congreso, solici­ tando una determinación sobre la banda, por interpretar él, posiblernente, que al ser propia del Director Supremo, quedaba suprimido su uso para los brigadieres generales, y el Cuerpo acordó solamente agregar el sol a la de aquél, de lo que se des­ prende que eran iguales, pues de otro modo, no añadiría un atributo con el único propósito de diferenciarla, como lo mani­ festó en su decreto. De ser distinto el número de franjas, esto sólo hubiera establecido la diferencia . . _ 209 -

LUIS

CÁNEP.A

La resolución de distinguir la banda del primer mandatario con uh sol, se originó en el siguiente oficio elevado al Congreso por el Director Pueyrredón: \

SOBERANO SEÑOR.

Tengo a _la 'Vista la nota f del pesente N" 127 por la que se sirve Vuestra Soberanfa instruirme de s'u resolución sobre el uso de la di'Visa de la banda concedida a los Grandes Oficiales de la. Legión de Mérito de Chile, al arbitrio de los agraciados · fuera de aquél Estado; y como en dicha nota se me pre'Viene que en punto al modo de ·u.sarla se esté a lo sancionado en 10 del mismo para evitar cualesquiera distincia.nes que de algún modo pueden confundir al prime1· magistrado de la Nación, me ocurre la duda de si los Generales de los Ejércitos en Campaña, a quienes pQr decreto soberano de 31 de enero de 1814, fué acordada la di'Visa de la banda celeste con borlas de oro, debe­ rá,n continuar en el uso de ella, o en caso contrario cual será la que deba distinguirles en el ejercicio de las funciones de su.s encargos., espero que Vuestra Soberanía en este concepto se dignará comunicarme su augusta resolución para disponer su. cumplimiento.

Dios guarde a Vuestra Soberanfa muchos años, Buenos Aires, 9 de enero de 1818.

Soberano Señor JUAN MARTÍN DE PuEYRR.EDÓN SOBERANO CONGRESO NACIONAL DE LAS PRóVINCIAS UNIDAS DE

SUD AMÉRICA.

Con fecha 31 de enero de 1814, no hemos hallado ninguna resolución acerca de lo manifestado en el oficio transcripto, d� lo cual puede inferirse que se refiere a la medida sobre la banda del Director Supremo, tomada el 26 del mismo mes, y que ya se ha leído. También es posible que se haya querido hacer refe­ rencia a la banda establecida para los brigadieres, con fecha 5 de mayo de 1813.

El Congreso, - que fo era el de Tucumán, ya con asiento -210-

HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS

en Buenos Aires - trató el asunto el 16 de febrero de 1818; consta que ese día: Se dió p1·incipio con los del Supremo Di1·ector (Pueyrre­ dón ) dos de ellos del 9 de enero, uno del 19 y dos del 20 del mismo; pidiendo en los p1·imeros se declarase Za divisa que deberían usar los Generales en campaña a consecuencia de lo acordado sobre el uso de las bandas en cuanto a los grandes oficia.les de la Legión de lllb'ito de Chile. A continuación men­

ciona que también se pedía diferenciar la bandera mayor de la menor.

El Congr�o encargó informar al diputado Chorroarín, quien lo hizo en la sesión del 25 del mismo febrero, pues figura ese día, "El señor Chorroarín comisionado para abrir dictamen

sobre las notas del P. E. en orden a la diferencia de w.s bamderas nacionales, y a la divisa de los Generales en campaña, expuso sobre lo primero, que era del parecer que siroiendo para toda ba11idera nacional los dos colores blanco y azul en el modo y form,a hasta ahora acostumbrada fues€¡ distintivo peculiar de la bandera de guerra un Sol pintado en medio de ella: cuyo proyecto, adoptado por la sala después de algunas reflexiones, quedó aprobado.

El 2P proyecto fu,é: que todos los que par ordena.nza, decreto o estatuto deban o puedan traer bandas, incluso a los Grandes Oficiales de la Legión de Mérito de Chile, la usasen del modo ordinm·io, y acostumbrado, y porque la banda que sirve de divisa al Supremo Director del Estado debe dif eren­ ciarse de las otras de suerte que jamás se confitnda .con elw.s, y que sea bastante notable la diferencia, serán peculiares y pri­ vativos de elzá los dos colores blanco y azul, que la distinguen en la forma que hasta ahora se han usado, y en elw. se pondrá un sol bordado de oro en la parte qire cruza desde ,el hombro hasta el costado de modo que caiga sobre el pecho, y se haga bien visible.

Este proyecto, después de discutido suficientemente, quedó aprobado.

Lástima grande, que no consten las "reflexiones" que se -211-

LUIS

CÁNEPA

hicieron al distinguir a la bandera de guerra, ni qué se dijo al ser "discutido suficientemente" el punto sobre la inclusión del sol en la banda, pues eso haría luz meridiana acerca de la razón que se tuvo en cuenta, al tomar como símbolo al astro rey.

El ilustre sacerdote y ·diputado Luis José Chorroarin, como se ha visto, es el autor de la iniciativa de tomar al sol, como divisa del pabellón nacional de guerra, y de la hoy banda pre-, sidencial.

Se conserva el oficio, por el cual el Congreso comunicó a� Director Supremo esta sanción, el que se redactó en la siguiente forma: ExCELENTÍSIMO SEÑOR.

Vista en sesión de ayer 25, Za consulta de V. E. de 9 de enero sobre Za banda que deberán usar los Generales. de los Ejércitos en campaña acordada por decreto soberano de 31 de enero de 1814 se ha sancionado: "Que todos los que por <Yrd.e1ianza, decreto o estatuto deban o puedan traer banda inclusos los Grandes 0/ici.ales de Za Legión d.e Honor d.e Chile, Za usen d.el modo ordinario y acostumbrado, y porque la banda que sirve de divisa al Supremo Director del Estado debe diferenciarse de las otras, de suerte que jamás se c.onfunda con elZas, y que sea bastante notable za· di/erencia, serátn peculiares y privativos de ella los dos colores bZanco y azul que Za distinguen en la forma que MSta ahora se han usado, y en ella se pondrá un sol bor­ dado de oro en Za parte que cruza desde el hombro hacia el costado, de modo que caiga sobre el peclw y se haga bien visible.

Lo comunico a V. E. de orde:n soberana para su inteligencia.

Sala del .Congreso, fe1;rero 26 d.e 1818.

DR. PEDRO CARRASCO

Presidente

JOSÉ EUGENIO DE ELÍA

Secretario

EXCELENTÍSIMO SEÑOR SUPREMO DIRECTOR DEL ESTADO.

La existencia de alguna de Jas bandas usadas inicialmente por los Directores Supremos, sería una fuente documental im- 212-

HISTORIA DE LOS SÍl\lIBOLOS NACIONALES ARGENTINOS

portante en lo que respecta a los símbolos patrios, pero no se conserva ninguna de ellas, como tampoco la de Rivadavia, pri­ mer presidente argentino, si es que usó tal insignia.

La más antigua de las que se tiene conocimiento, es la de Urquiza; es de dos franjas, una blanca y otra azul celeste. Tam­ poco está la de Derqui, pero en un retrato al óleo existente en el Museo Histórico Nacional, lleva una banda como la de Urquiza, siendo igual la de Mitre. Estas tres bandas , tienen más bien el carácter de las que usaron los brigadieres generales.

Empero, en un retrato de Mitre, que se exhibe en el citado Museo, figura aa banda con el escudo. De Sarmiento, hay en el Museo Histórico, una de tres franjas con el escudo bor­ dado en sentido perpendicular al largo de la banda, pero debe haber usado otra, además, porque en una fotografía directa que de él se conserva, el escudo está bordado en el mismo orden que en Jas que le siguieron; en esta fotografía, el escudo no apa­ rece rodeado por laureles, sino por tres banderas de cada lado, y termina en flecos de oro, en lugar de borla, como estaba dis­ puesto.

La de Avellaneda, que como la de todos los presidentes que sucedieron a Sarmiento es de tres franjas, tiene el escudo rodeado por banderas, y alrededor fueron bordadas catorce estrellas , representando a las provincias.

Dicha insignia, es la que se guarda en el Museo Histórico Nacional, pero en el ·Museo Histórico Sarmiento, encuéntrase una que lleva el sol, en lugar del escudo, y sin estrellas. De las que se conservan, es la primera que aparece con su verdadero atributo legal, o sea el sol.

Todas las demás bandas antiguas que se conservan, son de tres franjas, con el escudo nacional bordado.

Ninguna disposición conocida. hubo, que fijase al escudo como distintivo de la banda presidencial, originada en la de los Directores Supremos, pero a partir de Sarmiento, y hasta hace pocos años, con la excepción, en parte , de Avellaneda, todas llevaron ese atributo, y en las borlas de oro se acostumbró también bordar el escudo.

En nuestra generación, el primer presidente que usó el sol en la banda, fué Hipólito Yrigoyen. El general José F. Uriburu,

- 213 _..

-LUIS

CÁNEPA

que le sucedió después de la revolución del 6 de septiembre de

1930, se distinguió con una banda angosta y el escudo. El gene­ ral Agustín P. Justo y sus sucesores, sin excepción cumplieron

con lo dispuesto respecto al sol, o sea, con la resolución del Congreso, de fecha 25 de febrero de 1818. °' A fin de d'ar a ese símbolo sus característ�cas legales, por decreto del presidente Pedro Pablo Ramírez,. se dispuso que tanto da bandera de guerra como la banda presidencial, debían llevar el mismo sol que l�s monedas acuñadas en 1813. Esta medida se tomó el 13 de agosto de 1943.

En septiembre de ese año, el mismo presidente resolvió, que la banda presidencial debía confeccionarse -conforme a lo dispuesto el 26 de enero de 1814, 25 de febrero de 1818, y 13 de agosto de �943, agremando que el vocablo azul corresponde al matiz celeste, y que el escudo no debe figurar en ninguna parte de eHa. Con estos decretos de 1943 la banda se ajustará en lo sucesivo, a sus caraéterísticas legales.-

-214-

I

•

SiNTESIS CRONOLóGICA DE LOS SíMBOLOS

HECHOS MAS SALIENTES

25 mayo 1810. - Entre los patriotas se difuinde el uso de la escarapela nacional, que algunos usaban desde días antes.

23 marzo 1811. - La escarapela es usada como distintivo de los opositores a la mayoría de la Junta.

25 mayo 1811. - Celebrando el primer aniversario de Mayo la Catedral fué engalanada con moños de los colores na­ cionales.

13 febrero 1812. - Belgrano por nota solicita al Triunvirato que se fije la escarapela nacional.

18 febrero 1812. - El Triunvirato establece la escarapela que usarám las tropas ·argentinas.

26 febrero 1812. - Belgrano, en un oficio al Triunvirato, insinúa la conveniencia de dar una bandera al país.

'2:7 febrero 1812. - Belgrano enarbola la primera bandera ar­ gentina.

3 marzo 1812. - El Triunvirato desaprueba esa actitud de Bel­ grano; éste no recibe noticias de ello.

11 mayo 1812. - El Triunvirato suprime el paseo del Estarndar­ te Real.

- 215

LUIS

CÁNEPA

24 mayo 1812. - Belgrano enar.bola la bandera nacional en Ju­ juy; es este el segundo enarbolam.iento que se -0onoce.

27 junio 1812. - El Triunvirato amonesta a Belgrano por ese nuevo izamiento.

18 juHo 1812. '- Belgran.o expresa al gobierno las razones que tuvo para enarbolar la bandera por 'isegunda vez.

23 agosto 1812. - En la torre d�l templo de San Nicolás, por primera vez en' Buenos Aires se hace tremolar la bandera de la patria.

5 octubr-e 1812. - A la bandera española que continuaba on­ deando en el Fuerte, se le coloca una corbata blanca y azul celeste, en celebración del triunfo de Tucumán.

13 febrero 1813. - En el Río Pasaje, Belgra,no hace jurar a sus tropas obediencia a la Asamblea, sirviéndose de la ban­ dera nacional.

20 febrero 1813. - En la batalla de Salta, el pabellón argentino recibe su bautismo de fuego y de gloria.

6 marzo 1813. - La Asamblea manda componer la letra del Himno Nacional.

13 marzo 1813. - La Asamblea ordena que su sello (hoy nues­ tro escudo) será usado también por el Poder Ejecutivo; aquélla lo usaba desde el mes anterior.

13 abril 1813. - La Asamblea manda acuñar m onedas con las armas nacionales.

27 abril 1813. - La Asamblea dispone que eru ciertos casos se substituyan las armas del rey por las nacionales.

5 mayo 1813. - Es fijada por la Asamblea una banda blanca y celeste como insignia de los brigadieres.

11 mayo 1813. - La Asamblea aprueba la letra del Himno Na­ cional.

'·

-216-

' HISTORIA DE LOS . SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS

25 mayo 1813. - Belgrano dona a Jujuy la bandera que aun se conserva, blanca con el escudo pintado en el centro.

26 enero 1814. - La Asamblea fija la banda que debe ,usar el Director Supremo como distintivo de su jerarquía de Jefe del Estado.

17 abril 1815. - Por primera vez se enarbola en el Fuerte el pabellón argentino, no volviéndose a izar desde entonces el español.

20 julio 1816 - El Congreso adopta oficialmente la enseña pa­ tria, sin distinguir la mayor de ·la menor.

5 enero 1817 - San Martin jura y hace jurar la bandera al Ejército d e los Andes.

25 febrero 1818. - El Congreso resuelve que el sol sea atributo de la bandera de guerra y de la banda del primer man­ datario.

8 junio 1938. - Por ley se declara feriado en todo el país, como Día de la Bandera, el 20 de junio, aniversario de la muerte de su creador.

24 abril 1944. - El gobierno nacional dicta un decreto que fija fas características a que deben sujetarse cada uno de los símbolos argentinos, para alcanzar así la imprescindible uniformidad.

-217-

Apéndice

/

DECRETO DEL GOBIERNO NACIONAL, SOBRE LOS SIMBOLOS ARGENTINOS Buenos Aires, 24 de abril de 1944.

CONSIDERANDO: Que el Escudo, la Bandera y el Himno son símbolos de la soberanía de la Nación y de la majesta.d de su historia; Que tienen caracteres establecidos por las primeras Asam­ bleas Constituyentes y fueron consagrados por los próceres de la emancipación; Que tales emblemas: Escudo, Bandera e Himno, sufren <l'.esde lejanos tiempos modificaciones caprichosas en los atributos y colores los primeros, así como ,los versos, ritmos y armonía del · ! : ··¡ 1"·r último; Que las cuestiones fundamentales ·relacionadas con la ver­ sión auténtica del Himno, en su letra y en su música, y las ca­ racterísticas del Escudo y de la Bandera, están dilucidadas a la luz de los más serios testimoníos que remontan la investigación a sus mismos orígenes; Que corporaciones académicas, comisiones especiales, histo­ riadores y la prensa del país, han hecho estimables sugestiones que el Poder Ejecutivo toma en cuenta al fijar los arquetipos de los emblemas y reglamentar su uso, para. que queden res­ guardados de hechos y alteraciones que pudieran profanarlos o desnaturalizarlos; Que el Poder Ejecutivo resolvió .por decretos Nros. 1027, 5256 y 6628 de junio 19, 13 y 26 -die agosto de 1943, sobre la Bandera Oficial de la Nación, el tipo de Sol y la Bainda que dis­ tingue al Jefe del Estado; Que el Escudo de Armas de la Nación tiene origen en el Sello usado por la Soberana Asamblea General Constituyente de 1813, la que por decreto de 12 de marzo del mismo· año, ordenó al Supremo Poder Ejecutivo lo usase "con sólo la diferencia d'e la inscripción del círculo"; Que existen ejemplares auténticos usados por la Asamblea de 1813;

-221-

LUIS

CÁNEPA

•

Que al adoptarlo ahora como se encuentra diseñado en. la documentación de la Asamblea, cree prudente el Poder Ejecutivo no entrar a considerar objeciones de carácter estético o de otras clases opuestas al Sello, y en especial a algunos de sus atributos, pues su reforma escapa a las facultades del Poder Ejecutivo, y a qu e son instituciones de carácter constitucional; Q.ue la Ban<liera Nacional, creada por el general Belgrano el 27 de febrero de 1812, fué consagrada con los mismos colores, "celeste y blanco", por el Congreso de Tucumán:, el 20 de julio de 1816 y ratificada por el mismo cuerpo en Buenos Aires, el 25 de febrero de 1818; Que la sanción de 1818, consigna "azul" y agrega: "en el modo y forma hasta ahora acostumbrado", lo que para el general Mitre, autorizado intérprete en esta cuestión fundamental, signi­ fica que quedaba en todo su vigor lo anterior sobre el color, "que siendo la regla le sirve de comentario"; Que corresponde, entonces, tomar la expresión: "en el modo y for.ma hasta ahora acostumbradlo", no sólo en cuanto atañe a la forma del .paño, sino al color que tuvo presente el soberano cuerpo de Tucumán, al expresar. en 1816, inmediatamente de las palabras "celeste y blanca": "de que se ha usad'o hasta el pre· sente"; Que no debe mudarse por otro el matiz impuesto por el be· nemérito creador de la enseña patria, al in·augurar la bandera en 1812, formada de "blanco y celeste", "conforme a los colores de la escarapela nacional", que nos habría de distinguir de las demás naciones; Que este matiz del azul (el celeste), que quiere decir azul claro como el del cielo, fué adoptado también por el general San Martín en 1817, al formar la enseña capitana que recogió la gloria del Ejército de los Andes; Que felizmente concurre a esclarecer todas las dudas sobre :el particular, un documento histórico de valor decisivo anterior a las leyes de 1816 y 1818, que traduce sin equívoco ias expre­ siones obscuras: "de que se ha usado hasta el presente", y "en el modo y forma hasta ahora acostumbrado"; Que en fas Instrucciones reservadas que el Director Supremo de las Provincias Unidas otorgó desde la Fortaleza de Buenos Aires, el 21 de septiembre de 1815, a los patriotas Brown y Bouchard, concediéndoles facultades para el Corso en el Pacüico, con el mandato "de e:icaltar la idea de Independencia", se describe

-222-

HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIQNALES ARGENTINOS la forma y el color del Pabellón Nacional, en el artículo 39 de las mismas, que textualmente dice: "si se trabare algún combate se tremolará al tiempo die él el Pabellón, de las Provincias Uni­ das, a saber, blanco en su centro, y celeste en sus extremos al largo"; Que este documento, suscrito por el Director Alvarez Thomas, y el Ministro de Guerra Marcos Balcarce, clausura la polémica sobre los colores del pabellón argentino y la forma en que se encontraban distribuidos en la tela, Que conviene recordar, para �ayor satisfacción, que estos son los colores con que se lee el parte de la batalla de Maipú, en la Gaceta de Buenos Aires, del 22 de abril de 1818; "timta celeste sobre papel blanco"; lo.s. mismos que recuerda el ilustre general Paz en sus Memorias haber visto en el cuadro militar del Río Pasaje, en 1813, levantados po r las pulcras manos de Belgrano.

Que estos colores están vinculados a la mejor tradición de España que nos dió su religión, su genio y su l�gua; colores que se cubrieron de gloria en las batallas fundadoras de la naciona­ lidad y prestaron su sombra propicia a la Orga-nización civil de la República.

Que la letra y música del Himno nacional fueron motivo de patrióticos debates y veredictos que fijaron y resolvieron con claridad las cuestiones suscitadas; Que se ha demandado con acierto la estabilidad de una versión única del Himno y que se determime el carácter inalte· rable de los símbolos patrios, a fin de poner término a la ver­ dadera anarquía que existe para la ejecución del Himno Nacio• nal y por la necesidad de que. la enseña patria y el escudo, for­ mados a menudo de acuerdo a normas diferentes para el Ejér­ cito, para la Marina, para las escuelas o para las reparticiones nacionales, se ajuste definitivamente a Ulll patrón único.

Que la letra d'e la canción patria está comunicada ofi"cial­ mente por la Soberana Asamblea que la sancionó, en pliego que custodia el Archivo General de la Nación y a cuyo texto corres· ponde atenerse; Que con respecto al pleito de la música , existen pronuncia· mientos doctos que coinciden con el sentimiento popular, respec­ to de la versión musical más auténtica del Himno; Que en razón de ellos, se acepta por el presente decreto, las conclusiones de la Comisión presidida por el Rector de la

-223-

LUIS

CÁNEPA

Universidad de Buenos Aires, en 1927, y que hizo suyas el Go­ bierno de- la Nación, por acuerdo de 25 die septiembre de +928, adoptando la �ersión musical del maestro argenti.!llo Juan P ..

Esnaola, editada en 1860, como arreglo de la música del maestro Bias Parera y en el concepto compartido por la Nación, de que en el trabajo de Esnaola, nuestro Himno volvía a ser lo que fué; Que por los motivos respetables invocados en el decreto de 30 de marzo de 1900, sobre omisión en el canto, de algunas fra· ses del texto de López, se confirma dicha decisión; Que en cuanto a la Banda que distingue al Jefe del Estado sancionada por la Soberana Asamblea en enero de 1814 y refor­ mada por la ley de la Bandera Mayor, corresponde confeccionarla fielmente con los colores, forma y distintivo establecidos en 1814 y 1818¡ Que este Gobierno, al dar vida y afirmar las tradiciones que encierran los símbolos de nuestra nacionalidad, asegurán­ doles la pureza de sus mismos orígenes y el tratamiento reverente condigno, cumple con antiguos amhelos patrióticos e íntimas con­ vicciones y satisface así una verdadera aspiración nacional; Que estos emblemas, que son sagrados, irradian no sólo la sugestión religiosa del culto patriótico, cuya llama debe mante· nerse viva, sobre todo en los páíses de inmigración como el nuestro, sino también evoca:n los memorables acontecimientos de nuestra historia y las glorias que la tradición recuerda a través de los tiempos, para hacer "ete1'Il.os los laureles que su­ pimos conseguir".

Que al suscribir este decreto el Superior Gobierno confirma los conceptos de soberanía, que nos dicta la historia y que ins­ éribió el Sable corvo de Chacabuco, Maipú y Lima y a que el Pueblo Argentino, invocado en la Canción Patria, le presta la más pura emoción de su vida de generación en generación; Por todo ello El Presidente de la Nación Argentina, en acuerdo general de Mi­ nistros DECRETA: Artículo 19 - Téngase por patrones de los símbolos nacio­ nales, los ejemplares y textos mencionados en los cop.siderandos de este decreto, y cuyas reproducciones auténticas corren agre­ gadas al expediente número 19.974-F-1943.

Art. 29 - La Bandera Oficial de fa Nación, es la bandera con sol, aprobada por el "Congreso de Tucumán", reunido en Bue-

-224-

H1STORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS

nos Aires, el 25 de febrero de 1818. Se formará según lo resuelto por el mismo Congreso el 20 de julio de 1816, con los colores "celeste y blanco" con que el general Belgrano, creó el 27 de febrero de 1812, la primera enseña patria. Los colores estarán distribuídos en tres fajas horizontales, de igual tamaño, dos de ellas celeste y una blamca en el medio. Se reproducirá en el centro de la faja blanca, de la bandera oficial, el Sol figurado de la moneda de oro de ocho escudos 'y de la de plata de ocho reales que se encuentra grabado en la primera moneda argentina, por Ley d'e la Soberana Asamblea General Constituyente de 13 de abril de 1813, con los treinta y dos rayos flamígeros y rectos colocados alternativamente y en la misma posición que se ob­ serva en esas monedas. El color del Sol será el amarillo del oro.

Art. 3Q - Tienen derecho a usar la Bandera Oficial, el Go­ bierno Federal, fos Gobier.nos de Provincias y Gobernaciones. Los particulares usarán solamente los colores nacionales en forma de bandera, sin sol, de escarapela o de estandarte, debiéndoseles rendir siempre el condi gno respeto.

Art. 49 - La banda que <liistiingue al Jefe del Estado a,utori­ zada por la Asamblea Constituyente en la Reforma del Estatuto Provisorio del Gobierno, de 26 de enero de 1814 y alcanzada por la distinción de 25 de febrero de 1818, ostentará los mismos colores, en igual posición y el sol bordado de oro de la Bandera Oficial. Esta insign ia terminará en una borla de oro sin ningún otro emblema.

Art. 59 - En adelante se adoptará como representación del Escudo Argentino, la reproducción fiel del sello que usó la Sobe­ rana Asamblea General Constituyente de las Provincias Unidas del Río de la Plata, el mismo que ésta ordenó en sesión de 12 de marzo de 1813, usase el Poder Ejecutivo. . Se reservará y usará como Gran Sello de la Nación, el diseño del Sello de la Asamblea de 1813, es decir, conservand:o la región coronaria comprendida entre las dos .elipses de la figura.

Art. 69 - Adóptase como letra oficial del Himno Argentino, el texto de la canción compuesta por el diputado Vicente López, sancionado por la Asamblea General Constituyente, el 11 de mayo de 1813, y comunicado con fecha de 12 de mayo del mismo año, por el Triunvirato al Gobernador Intendente de la Provincia.

Para el canto se observará lo dispuesto por el Acuerdo de 30 de marzo de 1900.

Art. 79 - Adóptase, como forma �uténtica de la música - 225-

LUIS

CÁNEPA

del Himno Argentino, la versión editada por Juan P. Esnaola en 1860, con el título: "Himno Nacional Argentino - Música del maestro Blas Parera". Se observarán las siguientes indicaciones: 19) en cuanto ·a la tonalidad, adoptar la de Si bemol, que deter· mina para la parte del canto el registro adecuado a la generalidad de las voces; 29) reducir a una sola voz la parte del canto; 39) dar forma rítmica al grupo correspondiente a la palabra "vivamos"; 49) conservar los compases que interrumpen la estrofa, pero sin ejecutarlos. Será ésta en adelante, la única versión musical auto­ rizada para ejecutarse en los actos oficiales, ceremonias públicas y privadas, por las bandas militares, policiales y municipales y en los establecimientos de enseñanza del país.

El Poder Ejecutivo hará imprimir el texto de Esnaola y to­ mará las medidas necesarias para su, difusión gratuita o en forma que impida la explotación comercial del Himno.

Art. 89 - Por el Ministerio del Interior se reglamentará el tratamiento y uso de estos símbolos; se reproducirán los tipos y modelos que se adoptan: y depositarán en el mismo Departamento.

Por el mismo Ministerio se dispom.drá la impresión de un volumen con transcripción del presente Acuerdo, el decreto re­ glamentario que se ordena, los modelos y textos respectivos, con antecedentes y referencias históricas y legislativas que contri­ buyan a ilustrarlo.

Art. 99 - Quedan derogadas todas las disposidones que se opongan a este decreto.

Art. 10. - Comuníquese , publíquese en el Boletín Oficial, dese al R�gistro Nacioaial y archívese.

Decreto N9

10.302/44

FARRELL LUIS C. PERLINGER - CÉSAR AMEGHINO - JUAN PERÓN • ALBERTO TErSAIRE • DIEGO l. MASON - JUAN PISTARINI

-226-

Bibliografía

ARCHIVO GRAL. DÉ LA NACIÓN. - La Bandera Nacional.

- Himno Nacional Argentino.

- Instrucciones reservadas que confiere el Gobierno de las Prov.

Unidas a D. Hip6lito Bouchard.

BucICH ESCOBAR, IsMAEL. - Banderas Argentinas de la Independencia.

Boscu, MARIANO G. - El Himno Nacional.

BERUTI, JUAN MANm:L. - Memorias Curiosas, o Diario.

CHAPARRO, FÉLIX A. - Del Pasado Santafesino y Americano.

DELLEPIANE, ANTONIO. - El Himno Nacional Argentino.

ESPEJO, ..GERÓNIMO., - El Paso de los Andes.

EIZAGUIRRE, JósÉ MANUEL. .,- La Bandera Argentina.

GóNZALEZ GARAÑo, ALEJO B. MEDINA, FRANcISco. GALiNDEz, ISMAEL F. Lugar del Primer Enarbolamiento de la Bandera Argentina.

LEVENE, RICARDO. (DmECTOR). - Historia de la Nación Argentina.· - Documentos del Congreso de Tucumán.

LÓPEZ, VICENTE FIDEL. - Manual de la Historia Argentina.

- Historia de la República Argentina.

-La Gran Semana de 1810.

LASSAGA, CALIXTO. - La Bandera Argentina.

MITRE, BARTOLOMÉ. - Historia de Belgrano y de la Independ. Argentina.

-Historia de San Martín y de Emane. Sudamericana.

MARc, JULIO. - El escudo argentino en la moneda.

MEDINA, FRANCISCO. GALÍNDEZ, ISMAEL, F.,SANTA COLOMA BR6NDSEÑ, F. - French y la Divisa de Mayo.

MoNSERRAT, GABRIEL. - El Poema del Himno Nacional Argentino.

-Artículos en la Revista Militar.

NúÑEZ, IGNACIO. - Nóticias Históricas de la República Argentina.

PAZ, JosÉ MARÍA. - Memorias. (Campañas de la Independencia) PILLADO Foao, CÉSAR. - El Escudo Nacional. . Q'uESADA, HÉCTOR c. - El Escudo Nacional.

-Papeles del Archivo.

ROJAS, RICARDO. - La Ar,gentinidad.

- El Santo de la Espada.

-Archivo Capitular de Jujuy.

RoBERTS, CARLOS. - Los Emblemas de la Patria y su Origen.

RAVIGNANI, EMILIO. - Asambleas Constituyentes Argentinas.

RAMOS MEJÍA, JOSÉ MARÍA. - Las Multitudes Argentinas.

SAAVEDRA, CORNELIO DE. - Memorias.

SAGuf, FRANCISCO. - Los Ultimas Cuatro Años de la Domin. Española.

UN SACERDOTE DE LA MISIÓN. - La Virgen de Luján y la Bandera ·de Belgrano.

- 229 -

LUIS

CÁNEPA

AcusTfN DE. - La Bandera y el Escudo.

YABEN, JACINTO R. - El Origen de .los Colores y la Creación de la Bandera Nacional.

ZEBALLOS, EsTANISLAO S. - El Escudo y los Colores Nacionales.

ZINNY, ANTONIO, - Historia de los Gobernadores de las Pr. Argentinas.

V.EDIA,

Acuerdos del Extinguido Cabildo de Bu-enos Aires. (1812-1813).

Actas Secretas del Congreso de Tucumán. (Reimpresión, 1926).

Colección de Poesías Patrióticas. (1825).

El Redactor, de la Asamblea. (1813-1814).

El Redactor del Congreso (1816).

La Lira Argentina. (1824).

La Gaz-eta de Bu-enos Ayres. ( 1810-1813).

La Prensa. (25 de �ayo de 1912) .

La Razón. (28 de junio de 1927).

Revista de la Biblioteca Nacional. (1944-1945).

CÁNEPA, LUIS. - Antecedentes Histó'ficos y Tradicionales de los Sím­ bolos Argentinos.

- Historia del Himno Nacional Argentino.

- 230-

Indice

PROEMIO

5

EL ORIGEN DE LOS COLORES ARGENTINOS Gén,esis de los colores nacionales.

La primera vez que figuran en la historia los colores ¡patrios. - El escudo de 1649. - Colores que le corresponden. El blasón del Consulado en 1794. - El manto y la túnica de la Virgen de Luján.- La Virgen protectora del Consulado, y la. ban­ dera de éste. - La banda de la orden de Carlos 111. - Las divisas de los defensores de la ciudad, en 1806 y 1807. - El unüorme de los Patricios, y su penacho . . • . . . . . . . . . . . . . • . • . . . . . • • • • . 7 HISTORIA DE LA ESCARAPELA La escarapela.

Los colores de Mayo, antes de la Revolución. - Distintivo en los meses anteriores. - El blanco y azul celeste, en el rebozo de las damas porteñas. - "La. Gran Semana de 1810". Entrevista de las damas y los patriotas con Saavedra. - Una carta del 21 de mayo. - La escar.a.pela el 20 de mayo. - Los colores del penacho de los Patricios y la cucarda, según V. F. López. - Afirmación de J. M. Ramos Mejía. - Distribución de cintas por las damas, el 25. - French, no es el creador original de la. divisa de Mayo. .,. La aparición de los colores patrios, según Mitre. - Lo que dice Saavedra, del 22 de mayo. - Distintivo de los soldados de la expedición al Alto Perú. - La esca­ rapela en 1811, divisa partidaria. - Los colores, en el primer aniversario de la Revolución. - Resumen . - Belgrano pide la adopción de la escarapela nacional. - Resolución del Triunvi­ rato. - Comunicación a las provincias y jefes militares. - Res­ puestas de Belgrano, Azcuénaga y Pueyrredón. - La cucarda en San Juan y en Córdoba. - El uso de la divisa en 1815, en Buenos Aires. - El Dia de la Escarapela . . . . . • • • . . . . . . • . . • • 15 HISTORIA DE LA BANDERA Creación de la Bandera.

Belgr.a.no, sus ideas de independencia, y la inspiración de la Bandera. - Nota del mismo, sobre adopción de una bandera nacional. - Razones de orden poUtico. - Belgrano crea la enseña argentina. - Por qué esa. bandera pudo no ser bendecid'll. - Pro­ pósitos posibles de su creador. - El hisopo que se conserYa en el Mluseo de Rosario. - La primera batería inaugurada en Rosario. - Donde se habrá enarbolado por primer.a. vez la enseña. - Quien hizo la •bandera, según la tradición. - El

- 233-

L U 1,S

C Á NE P A

abanderado en la inauguración. - Desautorización por el Triun� virato. - El lug.a.r donde se erigirá el monumento a la bandera, en Rosario ............. , , , .•.., , , , · · , , , · · · · · · · · · , · , ,

33

El estandarte real.

Actos en que era paseado. - Se usa en el primer aniver­ sario de Mayo. - El Cabildo lo repudia. - Gastos que ocasio­ naba el paseo del es.tandarte. - Decreto suprimié�dolo. - Satis­ facción del Cabildo por esa medida. - Nota. en que asi lo dice. Dudas sobre el reemplazo del estandar te ....... , , .., , ......, 45 La bandera en Jujuy.

A pesar de la desaprobación, los colores se consagra-n. Belgrano parte de Rosario. - No recibe la nota que manda ocultar la bandera. - Enarbolamiento en Jujuy, de los nuevos colores. - Proclama a las tropas. - Informe al gobierno. Otras celebraciones en el norte, del 25 de Mia.yo de 1812. El Triunvirato reprende a Belgrano. - Justificación de éste. ¿ Deshizo Belgrano la segunda bandera? - El primer juramento de la enseña patria. - Razones del Triunvirato par.a. prohibir la nueva bandera. - El simulado acatamiento a Fernando VII. El pabellón español en Suip·a.cha. - El fusilamiento de Nieto. French y la bandera española. ..... .... .. .. ...... .......• . . .

48

Consagración popular y oficiosa de los colores nacionales.

Cómo nacen y se consagran los símbolos. - Los colores argentinos durante la época de Rosas. - Los emblemas nacio­ nales, y el pueblo. - La bandera se enarbola por primera vez en Buenos Aires. - Donde se izó, - Corbata argentina en la bandera española del Fuerte. - Belgrano y el uso de la enseña, Recuerdos de Paz y de Lugones. - El juramento de fidelidad a la Asamblea, en el río Pasaje. En esa ceremonia, Belgrano no hizo jurar la bandeva.. - Informe de Belgrano sobre el acto.

- La bandera utilizada para el juramento. - Consideración sobre el uso de los colores nacionales en Buenos Aires. - La Asamblea y la bandera. - Afirmación de Agrelo. - La bandera recibe su bautismo de fuego en Salta. - El azul celeste y blanco en el teatro, en 1813. - El símbolo español, sigue en el asta del Fuerte. - Banderas argentinas y españolas, alternadamente en 1814. - La bandera, por primera vez -en la Fortaleza, o Fuerte. - El pabellón, en un documento de 1815. - La bandera de la Federación, en 1815. - Los colores nacionales en el Ca­ bildo. - La bandera en Mendoza ........•............., ..• .. 60 Los colores argentinos en el norte, sustituyen al pcdón reaJ. Repudio del estandarte real. - Consultas y oficios al 1·es­ pecto. - El 25 Mayo de 1813, en Jujuy. - Belgrano dona un estandarte patrio a esa ciudad. - Informes sobre el particular, de Belgrano y Pico. - Respuestas del gobiemo. - Documentos sobre el pago de la bandera obsequiada a Jujuy. - Los colores·

-- 234 -

HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS nacionales, el 25 de Mayo de 1813, en Salta y Santa Cruz de la Sierra. - Las autoridades centrales, no resuelven sobre el nuevo estandarte nacional. - La inclusión del escudo en las banderas. - Se ignora quién tuvo esa idea. - El escudo en la bandera de los Andes. - ¿ Cuál era el pendón de la libertad? Juicio de Mitre. - La Asamblea decreta la sustitución de las armas reales. - Interpretación del decreto. - El 25 de Mayo de 1815, en Jujuy y el estandarte nacional. - Banderos anti­ guas que se conservan: la de Macha; la de la Puna; la de los Andes; la de Cabot; la de Pizarro; la del regimient-0 Río de la Plata. - Consideraciones sobre el escudo que tiener. esas enseñas. - Un dato interesante, sobre el destino que dió Belgrano a la bandera del Ejército del Norte. - Dos banderas antiguas en Tucumán ...................: .....•..........: • ......... 76 La· bandera nacional, sancionada oficialmente.

Propagación del uso de los colores nacionales. - El Con­ greso de Tucumán los sanciona. - Orden de la consideración. El decreto. - La fecha de aprobación. - Comunic;ación a San Martín, y respuesta de éste. - Por qué se adoptó sólo bandera menor. - El Congreso da sanción legal, a lo resuelto por la Asamblea. - Adopción de la bandera de guerra. - Desarrollo del trámite en el Congreso. - El decreto. ·- La iniciativa de usar el sol. - La comunicación al Directorio. - U'n pabellón para la marina, en 1818. - La bandera en las provincias. - El Dí-a de la Bandera. - Las provincias, y el uso de la bandera mayor. - El sol de la enseña .. ...• . . ..... • ......• .......• . 98 Las franjas en las primeras banderas.

Investigaciones al respecto. - Banderas usadas por Bel­ grano. - Las franj,as en las primeras enseñas. - Cómo las hab· rá dispuesto Belgrano. - Las franjas en la banda de los directpres supremos. - El pabellón nacional, según un docu­ mento de 1815. - Un retrato de Belgrano, del mismo año. Una tradición rosarina sobre las fajas en la insignia primi­ genia. - La forma de In bandera de los Andes. - El pabellón de Entre Ríos, en 1822. - Conclusiones. - Un documento de 1813. - Una acuarela de Vida! ............... .............• . 110 Blanca y azul celeste.

Divergencias en el matiz del azul. - Testimonios de los colores usados. - Polémicas al respecto. - Decretos modernos . divergentes. - Constancias que difieren en los colores. - Inter­ pretación de las disposiciones de 1814 y 1818. - No hubo pro­ pósito de variar el azul. - Definición de este color y sus matices. - Concepción popular de ellos. - Cómo lo entendió el Libertador. - Tradición popular y literaria acerca del color del ch¡lo. - Conclusión final ..... ...... . .... .. . ... . ... ..... . 117 124

N'uestra bandera

-· 235 -

LUIS

CÁNEPA

HISTORIA DEL ESCUDO La adopción del escudo nacional.

Uso de l'lls armas reales hasta. 1813. - El sello que se dió la Asamblea. - Se ignora quién fué el autor del diseño. Conjeturas al respecto. - Dos dibujos de escudo, enviados a Rivadavia. - Posible resolución de la Asamblea. - Se decreta el sello para el Poder Ejecutivo. - Comunicación :al gobierno y respuesta de éste. - Discordancia en la fecha del decreto. La primera acuñación de monedas. - Error en la colocación de las leyendas. - Decreto de substitución de las arm:as- reales.

- Alcances de esta medida. - Lo que dice Beruti. - Cobro por el grabador, de los sellos para la Asamblea y el Poder Eje­ eutivo. - Aparece la expresión: Armas de la Patria.. - El sello del Congreso Constituyente en 1825. - El escudo nacional en el papel sellado, en el Ejército de los Andes, .y en Chile. Cuando aparece en la "Gaceta". - Un escudo monárquico en 1815

127

El escudo, su forma y atributos.

La única referencia legal a los atributos. - Importante testimonio de Beruti. - El escudo en ,el Cabildo. - Errores al describir el escudo. - Los l¡1Ureles. - Las alteraciones hechas a esos gajos. - La insignia de los congresales de 1819. - El sello del Congreso de Tucumán. - El sol y sus rayos. - Adopción de · sello por el Congreso de 1816 . . . . . . . . . . . . . . . • . . . . . . . . . .

140

Lo que simboliza el escudo.

Concepto de Sarmiento, sobre el escudo. - El Íaurel, em­ blema de gloria. - Los cuarteles. - Las manos, símbolo de unión. - La pica. - El gorro frigio: imagen de libertad, repu­ blica,nismo y democracia. - Opiniones sobre el signüicado del gorro. - Testimonios de cómo se interpretó en 1813. - El sol, considerado en la misma época . - La inclusión del sol, y el culto de los Incas. - Opinión de Ricardo Rojas. - Palabras de Monteagudo. - Conclusión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . • . . . 148 HISTORIA DEL HIMNO NACIONAL '

Los poetas y la Revolución de Mayo.

Los pueblos cantan sus glorias. - Las invasiones inglesas, Y el "Triunfo Argentino". - Inquietudes de los poetas de Mayo. - La "Marcha �triótiea" de Luca. - Su uso como canto nacional. - Una canción patriótica en 1812 • . . . . . . . . . . . • . • . . . 155 Adopción de un himno patriótico.

El Triunvirato hace componer una canción. - El Cabildo aprueba el "Hlimno a la P,a.tria", de fray Oayetano, con mú­ sica de Parera. - La Asamblea dispone que ese himno se continúe cantando, mientras encarga la composición de otro • • . • . 162

-- 236 -

HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS NACIONALES ARGENTINOS La Asamblea aprueba el Himno Nacional.

Desaparición de las actas de la Asamblea. - Oficio por el que ésta comunica la adopción del Himno. - Documentos acerca del pago de la música.. - Cuando se habrá ordenado componerla. - El Himno en las Fiestas Mayas de 1813, y &n las tertulias de la época .. , ....•., •....•.•.•••..••.••....••,

164

La letra del Himno, Los nombres que tuvo la canción patria. - Inexistencia del original de López, de 1813. - Los dos autógrafos del autor.

- La letra histórica que se conserva•. - Düerencias entre la copia de 1813, y los autógrafos de López. - Necesidad de corregir la puntuación de la copia de 1813. - Los signos de admiración e interrogantes. - El decreto de 1923 ... ... ..... . 171 La música del Himno.

La partitura original, no existe. - El arreglo de Esnaola. Su importancia. - Un manuscrito antiguo. - Decreto de 1928. El Día del Himno. - Grabación oficial en disco . ... ... .•• . ...

175

Lo tradicional en la historia del Himno.

Importancia de las constancias tradicionales. - Cuándo López escribió .Ja letra, y cómo se inspiró. - El poema, en los salones de doña Mariquita. - La música en las tertulias. - El piano en que Parera compuso el mmno. - Su canto en lo de doña Mariquita y en el Consulado ••. . ...• ... .. .... .. . ...•. . 177 Significado de las estrofas.

Lo que el autor cantó en cada una de las octavas y en el coro •. ... ... ... .. .• • . .• • .•. • ... ••. .•.. ... .. . • .. ....• .. . . 181 Texto oficial del Himno, según la copia existente de 1813

202

HISTORIA DE LA BANDA PRESIDENCIAL La banda presidencial.

La faja de los brigadieres generales. - Creación de la banda pa.ra los Directores Supremos. - El agregado del sol. Oficio en que se comunica la resolución. - Bandas antiguas que se conservan. - El escudo en esas insignias. - Restable­ cimiento del uso del sol .. .. •. ... ... . .. .. .. ... . ... ...•. .. .. 207 Síntesis cronológica de los símbolos. - Hechos más salientes .. . 215 Apéndice.

Decreto del 24 de abril de 1944, sobre la forma, caracte­ rísticas y atributos de los símbolos nacionales .. .. .....••. . . .. 219 BIBLIOGRAFIA •• . ... . .•.. .. .... .... ...• . ....... .•.. .... . .... 227

-- 237 -

ACABOSE DE IMPRIMIR EL DIA VEINTLCUATRO DE MARZO DEL ARO MIL NOVECIENTOS CINCUENTA Y TRES, EN LAS PRENSAS DE LOS "ESTABLECIMIENTOS

GRAFICOS

ESMERALDA''

-

BUENOS

AIRES

LJ/ Yri-;· •

_ /(ji

/'j'' t.., """

EDICIONES ALBATROS López, V. F. - Manual de Historia Ar­ gentina.

Lubbock. - Los orlgenes de la civili­ zación y la condición primitiva del hombre.

Méndez, J. - Bosquejo evolutivo.

Mitre, Bartolomé. - Ensayos históri­ cos.

Mitre, Bartolomé. - Historia de B.el­ grano y la Independencia Argenti­ na.

Mitre, Bartolomé. - Historia de San Martln y de la emancipación sud­ americana (dos tomos).

Monteagudo, B. - Escritos pollticos.

Moreno, Manuel. - Vida y memoria de Mariano Moreno.

Müller, Max. - Historia de las reli­ giones.

Müller, Max. - La Ciencia de la Religión.

Müller, Max. - Mitologla comparada.

Muñiz. - Escritos cientllicos.

Palacio, E. - Historia de Oriente.

Palacio, E. - Historia de Roma.

Pavón Pereyra. - Perón (1895-1942).

Preparación de una vida para el mando.

Pillado, J. A. - Buenos Aires colonial.

Plutarco. - Vida de Varones ilustres. (cinco tomos).

Quesada. V. G. - La polltica del Bra­ sil con las Repúblicas del Rio de La Plata.

Quesaaa, V. G. - La polltica impe­ rialista del Brasil y las cuestiones de limites de las Repúblicas sud­ americanas.

Rosas, Juan Manuel de. - Gramática y Diccionano de la lengua pampa (Pampa-Ranquel-Araucano).

Sagastume. - Sarmiento.

Sarmiento. - Argirópolis.

Sarmiento. - Comentarios de la Cons­ titución Argentina de la Confede­ ración Argentina.

Sarmiento. - Las ciento y una.

Sastre. - El tempe argentino.

Skogman, C. - Viaje de la Fragata ' ,UrJ..tcn.iay. ArgentiEugc.,. na. Chile. Perú''118Si-18S3J': · Suetonio, - Los doce Césares.

Tácito, - Las historias. Costumbres de los Germanos.

Tácito. - Los Anales. (dos tomos).

Udaondo. - Arboles históricos de la República Argentina.

Vélez Sársfield. - Polltico y jurista.

EDITORIAL ALBATROS

B. Cm·ba.lleira y Ofo. S.R.L . . MAIPU 391

T. E. 32 - 0102

Dirocclón CablogrArtca: Albatros Baires

BUENOS AIRES

•

ARGENTINA

1

-r

Ell:l'.ll�I©NES Al1B.A1'R@S Archivo americano y esp!ritu de la prensa del mundo. (dos tomos).

Ayarragaray, ll.ucas. - Cuestiones y problemas argentinos contemporá­ neos. (dos tomos).

Bilbao, M. - Historia de Rosas.

Boissier, G. - Cicerón y sus amigos.

Brackenridge, E, M, - La Independencia Argentina. (dos tomos).

Bustamante, J. L, - Los cinco erro­ res capitales de la intervención anglo-francesa en el Plata.

Cané, M. - Discursos y conferencias.

Chambrun, René de. - Yo vi el de­ rrumbe de Francia. ¿Resurgirá de Nuevo?

Chateubriand, F. A, - Guerra de Es­ paña. Congreso de Verona. Colo­ nias Españolas. Negociaciones. Po­ lémica.

Darwin, C. - El origen del hombre y la selección en relación al sexo.

D'Orbigny, A. - El hombre americano (con atlas).

Elflein, A. M. - Por campos históricos.

Funes, L. - Al margen de la historia.

Furlong, G. - Glorias san:alesinas.

Gandia, Enrique de. - La Argentina.

García Merou. - Estudios americanos.

Garcia Merou. - Juan Bautista Alberdi.

Gisllespie. - Buenos Aires y el in­ terior, González, Joaquln V. - El Censo Na­ cional y la Constitución.

Groussac, P. - Santiago de Liniers, Conde de Buenos Aires.

Guiñazú. - Rivadavia en la democra­ cia, en el gobierno y en la libertad.

Gutiérrez. - Juan Cruz Varela.

Haig, - Bosquejos de Buenos Aires, Chile y Perú.

Head. - La Pampa y Los Andes. lrazusta. - Vida politica de Juan Ma­ nuel de Rosas a través de su co­ rrespondencia. (Tomo I en prensa).

Tomo 11, 111 y IV. Isabelle, A, - Viaje a Argentina, Uruguay y Brasil en 1830.

Jijena Sánchez, - Antologla sanmarti­ niana. Cancionero del libertador.

Josefo, Flavio. - Historia de los Ju­ dios. (dos tomos).

Kurth. - Vislumbres de nuestro pasado.

Lagorgette. - El porqué de la guerra.

Lamas, R. - Rivadavia.

Larreta, E. - Discursos.

Liberal, Prof. J. R. - Eva Perón. Estu­ dio literario y volorac16n socioló­ gica de "La Razón de mi vida" con 50 fotogral!as.

EDITORIAL ALBATROS B. Carbctllefra y Cia. S . R . L.

MAIPU 391

•

T. E. 32 - 0102

OablogrArlea: Albatros Balres BUENOS AIRES · ARGENTINA

Dlreec16n