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Las mujeres benefactoras

La primera calle que fue dedicada a una mujer en Bilbao fue la de María Muñoz (según un acuerdo municipal de 1877). Tal y como podemos ver en la partida de bautismo María Josefa Patricia Muñoz y Xaraveitia fue bautizada el 18 de marzo de 1777 en la parroquia del Señor Santiago, de Bilbao, al día siguiente de su nacimiento. Se casó con Pedro de Etienne, de origen francés, con el que vivió en París, donde enviudó, dejando todos sus bienes para la Santa Casa de Misericordia y el Santo Hospital Civil de Bilbao. La calle que la recuerda, lo hace por sus obras caritativas, que sentaron pauta para muchas otras damas de la alta burguesía local.

Anselma Luisa Theresa de Salces Salas nació en Bilbao el 21 de abril de 1815. Se casó con Rafael Minio y se trasladó a Murcia donde falleció en 1840. Incluso viviendo fuera, realizó varias donaciones con fnes caritativos en Bilbao y fundó por legado la institución “Bolsas de Estudios” que consistían en tres pensiones anuales otorgadas a jóvenes naturales de Bilbao con vocación para las Bellas Artes. A su fallecimiento en 1885 legó importantes sumas para becas y dotaciones para la fundación de doncellas pobres que “supieran vascuence”. Ansel- ma fue bautizada en San Nicolás de Bari, de Bilbao y la calle que le dedicaron en Bilbao es donde está la parroquia de la Sagrada Familia, más conocida como “La Aneja”, que inicialmente fue aneja o ayuda de San Nicolás.

Casilda Margarita de Yturrizar Urquijo nació en Bilbao el 20 de julio de 1818 y falleció en Bilbao el 22 de febrero de 1900. Tal como vemos en la partida de matrimonio, se casó en 1859 con el banquero Tomás José de Epalza, uno de los comerciantes y banqueros más importantes de la villa de Bilbao. En 1873, Casilda enviudó sin hijos y heredó una fortuna considerable, con un capital estimado de doce millones de reales. Además de continuar con los negocios de su marido, se dedicó a la benefcencia e hizo numerosas donaciones a instituciones como la Casa de Misericordia, el Hospital Civil o el Ayuntamiento, para construir escuelas en Tíboli, entre muchas otras aportaciones. Participó como máxima accionista en la edifcación del Teatro Arriaga (1885), facilitó ayuda económica a las Siervas de Jesús de la Naja, y fundó con otras señoras la Asociación de la Sagrada Familia, de la que Casilda fue presidenta y Rafaela Ybarra, secretaria. Contribuyó a la construcción del Sanatorio Marítimo de Gorliz en 1897. Ayudó a la Sociedad Coral de Bilbao, instituyó becas de gran prestigio y mantuvo su apoyo económico para estudiantes de las escuelas municipales. Posibilitó la compra de varios órganos, uno para la parroquia de Santiago y otro para San Nicolás de Bari, en 1885.

Falleció en Bilbao el 22 de febrero de 1900, en su casa de la Calle la Estufa, actualmente denominada Viuda de Epalza. Doña Casilda da nombre el parque donde está un monumento en su honor y también una calle en Portugalete. En su testamento dejó cuantiosos legados a varias personas e instituciones: Ayuntamiento de Bilbao, Casa de Misericordia, Hospital Civil (donde un pabellón también lleva su nombre), Patronato de Obreros de San Vicente Paúl, Casa de Expósitos, Misiones de San Fernando Poo, Junta para la beatifcación Fray Valentín de Berrio-Ochoa y Colegio de Agustinos de Portugalete, entre otros •