Dossier Paz 2011-2020

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El jesuita colombiano Javier Castillo abordó, en la última sesión del Consejo Pastoral Diocesano celebrada en septiembre, el tema de la Paz y la Reconciliación desde el ámbito de las ciencias políticas. El religioso compartió algunos puntos de vista con la asamblea destacando dos aspectos fundamentales que ha recogido para los lectores de la revista diocesana.

“Una sociedad reconciliada no surge del olvido, sino de la memoria” Desde la experiencia del conflicto colombiano. Vengo de un país que ha sido y sigue azotado por una guerra interna desde hace más de 50 años. Una guerra que hunde sus raíces en una profunda fractura social que excluía de los bienes y servicios sociales a inmensos sectores de la población, y que deja en la marginación de la vida política a aquellos que, fuera de los partidos tradicionales, buscaban hacerse un hueco en el escenario público. Estas dinámicas de exclusión llevaron a las montañas a no pocos hombres y mujeres para, desde allí, reivindicar sus causas y trabajar por un modelo alternativo de sociedad. Hoy las razones son distintas, la presencia del narcotráfico y la tendencia de dar soluciones legales a problemas reales hacen que siga abierta la brecha entre la ciudadanía. En medio de ese conflicto tuve ocasión de trabajar con el colectivo de desplazados por la violencia a través del Servicio Jesuita a Refugiados. De los años vividos en esta misión puedo compartir algunos aprendizajes: 1) Para trabajar por la reconciliación y la paz hace falta paciencia, es decir, poner el acento en los procesos, en el horizonte más que en los resulta-

dos inmediatos. Tener un horizonte claro, el de una sociedad reconciliada y pacificada, es clave para dinamizar los procesos necesarios para conseguir tal fin. Las estrategias a corto plazo o impuestas desde fuera suelen ser frágiles y, algunas de ellas, insostenibles. 2) Fomentar en los actores del conflicto actitudes que ayuden a establecer un clima favorable para el diálogo y la negociación: destacaría la empatía, la tolerancia, la generosidad y la grandeza de espíritu. No se trata de la dinámica de vencedores y vencidos sino de que ambos sectores puedan ganar para lo que se hace indispensable el saber ceder

y valorar las justas aspiraciones de los otros. 3) Transparencia. La primera víctima de la guerra, se dice popularmente, es la verdad. Para caminar hacia la reconciliación es importante crear un clima de confianza entre las partes enfrentadas. El poner las cartas sobre la mesa y no tener estrategias o agendas ocultas será una tarea a verificar por parte de los mediadores –si los hubiese- o los actores involucrados. El conflicto en Euskadi tiene puntos de encuentro con el colombiano por la dureza del terror y el sufrimiento causado a las víctimas, sin embargo,

“Bake prozesuetan luzera begira jokatu behar da. Ezin daitekez berehala konpondu urteetako arazoak” “Istiluaren arrazoiak identifikatu eta gero, pronostikoak eta terapiak bilatu behar dira. Adiskidetzea egia, justizia eta bakean oinarritzen da.” “Baketutako gizarte bat ezin daiteke ahaztutakotik eraiki. Memoria eta eragindako zauriak onartzea ezinbestekoa da adiskidetzerako”. 6


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