ALKARRENBARRI249MAIATZA2018 PASTORAL DE LA SALUD
ACOMPAÑANDO A LA FAMILIA EN LA ENFERMEDAD La Iglesia celebra el próximo día 6 de mayo LA PASCUA DEL ENFERMO, que este año tiene como lema “Acompañar a la familia en la enfermedad”. La Jornada se inspira en las palabras que Jesús, desde la cruz, dirige a su madre María y a Juan: «Ahí tienes a tu hijo... Ahí tienes a tu madre. Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa» (Jn 19,26-27), y recoge la invitación del reciente Sínodo de la Familia. El lema de la campaña del enfermo 2018 es el Acompañamiento a la familia en la enfermedad, porque cuando una persona enferma, es toda la familia la que se ve afectada profundamente. Ante la enfermedad también la familia necesita atención y apoyo. Desde la Delegación de Caridad y Justicia de la Diócesis recuerdan que “esta campaña quiere ayudarnos a tomar conciencia de esta realidad y a poner en valor el papel insustituible que la familia tiene en la atención integral al enfermo, porque la familia cristiana es y ha de ser, también en esta situación, la Iglesia doméstica que acoge, consuela y alivia al enfermo en el nombre del Señor”. El pasado 18 y 19 de abril, Pastoral de la Salud, celebró su Cursillo anual en torno a la Jornada mencionada. Marije Goikoetxea, Doctora en Derechos Humanos y licenciada en Psicología y Teología por la Universidad de Deusto, impartió la sesión inaugural ante un público fiel y conocido ya que la ponente ha estado muchos años vinculada a la Pastoral en nuestra Diócesis. Al inicio de la conferencia señaló que aquí “me siento como en casa” e incluso saludó a algunas personas del público por su nombre. Goikoetxea atendió a la revista unos minutos antes de su intervención. ¿Cómo se acompaña bien a la persona enferma? Creo que lo importante para acompañar es escuchar atentamente qué es lo que me está diciendo la persona e intentar acompañar a cada persona de manera diferente, de tal manera que
se sienta ella misma. Puedo tener muchas habilidades como acompañante, pero si no soy capaz de darme cuenta de qué es lo que le está pasando a esa persona con la enfermedad, pues igual estoy acompañando presuponiendo que está triste y resulta que no. Puede estar viviendo la gran suerte de sentirse cuidada o al revés, igual creo que tendría que estar contenta porque el diagnóstico no ha sido tan malo y puede que eso sea algo tan importante para esa persona como dejar de trabajar. Por lo tanto, lo importante es escuchar cómo vive cada persona su proceso de enfermedad. Luego no hay que presuponer que siempre es malo. Suelo decir que las personas cuando estamos enfermas, a veces, vivimos cosas buenas como que la gente nos quiere más de lo que pensamos, que nos cuidan, vivimos la fragilidad y la sensación de protección… Entonces no estás siempre pensando que va a estar mal porque igual está bien y es ella la que me aporta a mí algo. ¿No tenemos la tentación de decir demasiado? A veces, vamos con el discurso preparado para ir con más seguridad y entonces estoy centrada en mí en lugar de estarlo en la persona y puede que la persona enferma no tenga ganas de hablar o de que le hablen, simplemente le apetece que alguien esté al lado, o que le cambien la almohada de sitio o que le den la mano. Es verdad
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que, a veces, nosotros estamos más centrados en nuestro programa que en lo que la persona necesita. Las personas cuando estamos enfermas no sabemos ni cómo estamos, sobre todo cuando es la primera vez que nos toca cambiar de situación. ¿Hasta qué punto nos ayuda la tecnología y qué trabas nos pone? Creo que la tecnología nos ayuda cuando sabemos para qué utilizarla. Si yo sé que esta persona tiene un problema en la espalda me va a ayudar tener una cama articulada, pero tam-