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La banca digital busca afianzar su desarrollo

BANCOS

En busca del crecimiento

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El anuncio de la unión de la billetera virtual Ualá con Wilobank, el primer banco digital de la Argentina, es apenas el comienzo de una tendencia que busca optimizar las virtudes de accesibilidad de las fintechs con el estatus jurídico y los alcances de los bancos digitales.

Opinan:

Ignacio Carballo - Milagros del Priore - Mauro Avendaño

Amediados de 2019 se fundó en la Argentina Wilobank, impulsado por el presidente de Corporación América, Eduardo Eurnekian. Fue el primer banco 100% digital del país, un nuevo segmento que ofrece los mismos servicios que un banco tradicional, pero sin sucursales de atención personal al público ni oficinas ni horarios.

En el camino, al mismo tiempo que los bancos tradicionales desarrollaron (aunque tibia y acotadamente) sus recursos digitales, se fundaron tres nuevos bancos digitales, Brubank, Rebanking (ahora Reba) y Banco del Sur. En paralelo, y con el liderazgo de Mercado Libre a través de Mercado Pago se verificó un impulso sin precedentes de las fintechs, en general, y de las proveedoras de servicios de pago (PSP), en particular, que ofrecieron productos y servicios ágiles como las billeteras virtuales.

La pandemia hizo el resto del trabajo. Por un lado, aceleró el proceso de digitalización de la ciudadanía que se volcó al uso masivo de aplicaciones de pago y, por el otro, bancarizó, a partir de los planes de asistencia estatales (como el IFE) a millones de personas que se encontraban fuera del circuito.

De ese proceso se benefició en particular Brubank, que logró captar una gran cantidad de clientes a partir de una campaña ofensiva y de la simpleza de sus aplicaciones.

Wilobank, sin embargo, no fue capaz de aprovechar la oportunidad que planteó la pandemia y quedó estancada en sus 240.000 clientes. Sin embargo, el mes pasado anunció su venta a una de las fintechs más importantes, Ualá, que cuenta con 2,7 millones de usuarios activos en el país. La venta es presentada como una unión y podría catapultar al flamante conglomerado a puestos de liderazgo en el sector.

Ignacio Carballo, director de Ecosistema Fintech y Digital Banking de la UCA explicó a Nuevos Bancos y Seguros: “Todavía no tenemos información sobre la forma que va a tomar esta adquisición, que aún no fue aprobada por el Banco Central”.

Consultado sobre los motivos que considera que llevaron a Wilobank y a Ualá a tomar la decisión de avanzar en la operación señaló: “Lo que gane cada uno va a depender de cómo se materializa el acuerdo. Si una firma subyace sobre la otra o si la banca de servicios avanza como marca blanca. Hay distintos escenarios. Por ahora lo único que podemos decir es que la operación permitirá a Ualá hacer lo que no podía hacer antes y que se resume en ofrecer un abanico de productos financieros que sólo la banca puede ofrecer”.

Por su parte, Milagros del Priore, analista de Marketing de Wilobank, confirmó que “la operación está en espera, el Banco Central tiene que aprobar la unión, pero es una cuestión de tiempo”.

¿Un atajo… win-win?

Es cierto que Ualá hubiera podido incursionar en el mercado de los bancos digitales sin necesidad de promover la unión con Wilobank y tomar el camino de solicitar una licencia bancaria. Sobre el punto Ignacio Carballo señaló: “Es un camino más sencillo, más rápido y, a la larga, más económico. Es mucho más rápido volverse accionista mayoritario o, como en este caso, comprar la totalidad de un banco que atravesar el proceso de pedir una licencia bancaria”.

Mauro Avendaño, director de Digital Experience en Everis Argentina, aseguró: “Tiene que ver con la personalización y la propuesta de ampliar el acceso a productos y servicios. El portfolio de servicios que ofrece es un gran diferencial y por eso ha pegado el primer impacto. Wilobank arrancó hace casi cinco años como una banca digital si mayores aspiraciones. Tenías tu cuenta, tu tarjeta, pero no ofrecía muchos más servicios. Si se la compara con las apps del Santander o el Galicia no había mucha diferencia. Ahí estuvo el quiebre en la oferta y la profesionalización del servicio”.

Regulaciones que inducen

En enero de 2020, el flamante directorio del Banco Central de la República Argentina, en su primera reunión emitió la Comunicación A 6859 que avanzó en una regulación del ecosistema fintech. Allí se estableció que “el 100% de los fondos de los clientes deberá encontrarse depositado –en todo momento– en cuentas a la vista en pesos en entidades financieras del país”, limitando parte de la operatoria de las fintech y ratificando el status superior de quien pudiera contar con una licencia bancaria. A partir de esa comunicación todo proveedor de servicios de pago debe contar con un CBU bancario que dé soporte a sus transacciones a través de sus CVU.

Consultado sobre la posibilidad de que esa nueva normativa sea una herramienta de inducción para este tipo de operaciones, Ignacio Carballo opinó: “Con el registro de los PSP se les puso límites a algunas operatorias. Antes de enero del año pasado decían que no hacían intermediación financiera, es decir, que no daban préstamos con depósitos de las personas. Pero era declarativo, la única manera era mostrar que tenían balances por igual o más que la cantidad de préstamos. Con la normativa, aparte de que tienen que mandar información de manera mensual, deben participar de este registro. Lo más importante es que el dinero depositado en el CVU tiene que estar en cuentas a la vista en un banco. No pueden tener esa plata en cuentas de inversión y no pueden hacer un fondo común t+0. No pueden hacer nada”.

Para Mauro Avendaño, sin embargo, lo que ha pedido el Banco Central es completamente razonable: “Da cuenta de un pedido de los bancos tradicionales que se veían amenazados por las fintech, pero también resulta de una cuestión de seguridad del usuario. Quien deposita necesita un respaldo de tipo intermedio del Banco Central que garantice que su depósito está cuidado”.

El openbanking, un nuevo paradigma

En el mercado mundial se abre camino el concepto de openbanking mediante el cual, a fin de cuentas, las entidades abren sus bases de datos a sus competidoras y reciben el mismo trato a cambio. En rigor, explicó Ignacio Carballo que “es una postura de administración de gastos en una economía que puede ser impuesta con fuerza de ley (atrás de una normativa) o, en algunos casos, puede ser llevada adelante por el propio sector privado”.

El especialista explicó: “Básicamente facilita la transmisión y apertura de los datos de los clientes en el ecosistema. En el mundo, principalmente después del éxito rotundo en el Reino Unido y en los casos regionales de México y Brasil, avanzó sobre la base de que, ante los entes reguladores y el Estado, el titular de los datos financieros no es la institución sino el cliente de esa institución. Eso posibilita un montón de cosas. Es una profunda transformación del sistema financiero porque básicamente hace que las fintechs puedan conocer a los clientes bancarios siempre que el usuario le dé acceso a su cuenta. Hoy no hay ninguna billetera virtual, sacando Modo, que me permita ver todos mis saldos de cuenta bancaria. Eso porque ningún banco habilita los datos de las personas. En un contexto de openbanking, la misma billetera simplemente tiene que pedirle al cliente si acepta los términos y condiciones para acceder”.

Para Milagros del Priore, el openbanking es una oportunidad para la banca digital: “También es una oportunidad para los bancos tradicionales de transformarse. No quiere decir

que dejen de tener todas las cosas que tienen los bancos tradicionales, como las sucursales, pero sí los obliga a acelerar ciertos avances que yo creo que en la Argentina estaban atrasados”.

Carballo manifestó una postura similar: “Hay algunos que tienen mucho para ofrecer y otros que tienen mucho para ganar a partir, principalmente, de la liberación de datos personales y la intraescritura. Pero no es simple, por eso los proyectos de México y Brasil duraron casi dos años en llegar a la apertura total de datos”.

También Mauro Avendaño consideró que el nuevo paradigma “aporta muchísimo”. Y explicó: “Hay una primera parte de regulación que va a costar. Así como costó que el Banco Central se abriera a las fintechs y ahora logró regularlas, para abrirse al openbanking se va a necesitar mucha regulación”. Con todo, adelantó sus beneficios: “Genera que el banco termine siendo un ‘disponibilizador’ de mejores servicios con una oferta de hiperpersonalizada.

Los bancos van a tener mucha información que se va a ‘disponibilizar’ y va a permitir ver sobre qué bancos accionar determinado tipo de servicios”.

Carballo, por su parte, consideró: “En la Argentina ya hay proyectos en las mesas de innovación del Banco Central. Es algo que se viene pidiendo hace rato pero, a pesar de los proyectos que existen, la banca prefirió un modelo más cerrado. Por eso algunos medios, chicaneando, le dicen closed openbanking.

Porque los bancos comparten datos entre sí, pero no para los que no forman parte de su consorcio. Lo mismo pasó en Perú y otros casos de consorcios en Europa. Hasta que no haya alguna normativa con fuerza de ley, los cañones están puestos en las transferencias 3.0”.

¿Quién gana?

El openbanking plantea un desafío para las fintechs deseosas de acceder a las frondosas carteras de los bancos y, a la vez, para los bancos resulta una oportunidad para innovar.

En la visión de Ignacio Carballo principalmente depende del corto o el largo plazo: “En el corto siempre hay una parte del ecosistema que tiene más para ofrecer que para recibir. Pero en el largo plazo todos ganan porque, si efectivamente la torta se agranda, gana todo el ecosistema”. Más específicamente, explicó, “En el corto plazo el sector fintech tiene mucho más para ganar al acceder a los datos bancarios. Pero, en cambio, con las transferencias 3.0 y la interoperabilidad del código QR las fintech tienen mucho más para ofrecer que los bancos. Mercado Pago tiene 1,3 millones de códigos QR y los bancos no tiene ninguno. Sin embargo, el 80% de los pagos todavía se realizan en efectivo”.

Para Avendaño, al final la banca tradicional va a seguir siendo la misma: “Hay bancos que ya se han transformado, como el Santander y el Galicia, no hay que estigmatizarlos. Pero el que termina beneficiándose es el usuario por la rivalidad sana que se genera con el openbanking. Cuando alguien tenga los servicios disponibles de cualquier otra empresa y pueda construir sobre esos servicios, va a hacer que la oferta del mercado sea más valiosa y que la creatividad esté más ligada a lo que los clientes quieren, porque va a ser en forma automatizada personalizada y con mejores servicios”. En resumen, explicó: “Los grandes beneficiarios van a ser los usuarios, pero la potencia va a estar en la banca tradicional, porque van a acercar el bochín al lugar donde tienen que estar. Si hacen buen uso de toda la potencia que ya tienen a partir de sus grandes carteras y el uso de esos datos para ‘disponibilizar’ servicios, entonces va a ser muy relevante y un punto diferencial”.

¿Hay lugar?

El mercado está creciendo rápidamente a partir de la pandemia pero, sin embargo, ya existen al menos cuatro entidades digitales en el país y el Santander ya anunció el lanzamiento de Open Bank, su formato digital. La experiencia de Wilobank demuestra que no hay lugar para el vacío y que, con reflejos, es posible acaparar el mercado tal como hicieron Brubank (que ya tiene 3 millones de clientes) y Reba en el último período. La incógnita es si el escenario actual habilita nuevos bancos digitales.

En ese punto Carballo explicó: “Hay espacio para más clientes dentro de la banca digital. Lo que se está haciendo todavía tiene mucho por ofrecer.

La duda es si se pueden sumar más players. Con más de 25 billeteras virtuales en un país, uno se pregunta cuál es el rol que ocupa cada una en la vida de las personas. Pero también es cierto que lo que prima es la exclusión financiera y entonces podríamos seguir incluyendo. Por lo tanto, una propuesta de valor que no está captando esa población podría ser bienvenida.

Brubank lo que logró fue servir la parte digital y bancarizar rápidamente a un millón de personas. Sin embargo, en términos de innovación y de experiencia del usuario, el sector fintech le saca mucha ventaja. Hay a quienes se los ve demasiado cómodos al no incorporar nuevos productos”.

Para Milagros del Priore hay mucha oferta: “Después será una decisión del cliente ver qué es lo que prioriza. Desde Wilobank tenemos el diferencial de la tarjeta de crédito a la que se puede acceder con muy pocos requisitos y es el diferencial que nos identifica. Así como nosotros tenemos ese diferencial, siempre está la posibilidad de que otro jugador aparezca y ofrezca otra cosa que nosotros o no vimos o no quisimos implementar. Como en cualquier otro negocio siempre hay lugar para alguien nuevo que tenga la inteligencia de encontrar ese diferencial para ofrecer a los clientes. Es cuestión de que cada uno busque su diferencial y sepa, también, hacerle entender al cliente cuál es ese diferencial y por qué le conviene”.

En la misma sintonía, Mauro Avendaño coincidió en que hay espacio: “Siempre hay espacio si hay creatividad. Hay muchos y distintos modelos de negocios. No hay espacio para reinventar la rueda, para hacer lo mismo, pero sí para la creatividad. Es un lugar que hay que encontrar. Esta segunda ola de coronavirus la va a potenciar por las nuevas necesidades que surgen en los hogares y en las empresas.”

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