BALCEI, nº 135

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mayo 2011

colaboraciones

hablemos de ciencia y tecnología (xxvIi) la luna. Su conquista por el hombre (V). ¿Valió la pena la conquista de la Luna? Sellos americanos que conmemoran el atraque Apolo-Soyuz.

Hace unos pocos días, el 11 de abril pasado, se conmemoraba el 50 aniversario de vuelo de Yuri Gagarin, primer ser humano que orbitó alrededor de nuestra particular nave espacial llamada Tierra. Como recordará el lector, esta pequeña serie sobre la conquista de la Luna empezó con el asombro de un estudiante con vocación de ingeniero aeroespacial, hoy convertido en un ingeniero de edad madura con una trayectoria profesional consolidada y mucho mayores responsabilidades. Pero la pregunta de si valió la pena la conquista le ocupó su cabeza durante mucho tiempo. En aras de no engañar al sufrido lector, la respuesta es sí: valió la pena y mucho. Lo que sigue es una exposición somera de datos y argumentos que justifican esta afirmación. El tema, en sí mismo, merecería un libro completo. No obstante, para aquellos que quieran enmarcar este problema en uno mayor, les sugiero que piensen en la utilidad de los gastos y avances en nuevos descubrimientos científicos y en el desarrollo de novedosas tecnologías en un mundo de recursos escasos y necesidades básicas enormes y, para mayor complejidad, que no se limiten a contemplar sólo los avances ‘buenos’ sino todos los habidos, incluidos los claramente ’malos’ que también vienen en la cosecha de la ciencia y la tecnología. Una última consideración que forma parte del núcleo más profundo del método científico: las preguntas deben formularse con la mente abierta, sin prejuicios, y valorando objetivamente los datos. Este es un recorrido que toda persona, aún con cultura básica, preocupada por los asuntos públicos debería transitar. La conquista del espacio, en su primer episodio, es decir la llegada del hombre a la Luna es una aventura científico-técnica propulsada por la guerra fría que pretendía consolidar la posición dominante del ganador, en un mundo todavía no globalizado pero si dominado por el terror nuclear. Ni los soviéticos, ni los americanos (las iniciativas europeas pueden, por el momento, aparcarse puesto que cualitativamente la cuestión no cambia) se plantearon la conquista del espacio por razones de progreso del conocimiento; ni los logros tecnológicos ni, como subproducto, la mejora de la comprensión de algunos aspectos contiguos (como, por ejemplo, conocer mejor la Luna como satélite: fotografiarla, medir su composición,

analizar su suelo, etc.…) eran los objetivos fundamentales. El objetivo final real era ganar estratégicamente al adversario y vencerle en la llamada guerra fría. Existe una conversación grabada del Presidente John Fiztgerald Kennedy (c.f. JFK Library) con el director de la NASA, James E. Webb, donde afirma: «Todo lo que hagamos debería estar realmente vinculado a llegar a la Luna antes que los rusos... de otra manera no deberíamos gastar todo ese dinero, porque no estoy interesado en el espacio... La única justificación (para el coste) es porque esperamos ganar a la URSS para demostrar que en lugar de estar por detrás de ellos por un par de años, gracias a Dios, les hemos adelantado. Así que había que ganar la guerra fría. De momento examinemos del lado americano cuánto era ese gasto. Veamos algunos datos. El gráfico nº 1 presenta dos curvas, la primera, trazo discontinuo, es el gasto corriente en dólares USA (USD) de la NASA desde su creación hasta el año 2008. Cuando decimos corriente nos referimos a que si, por ejemplo, el año 1962 el gasto NASA fue de 1.257 millones de dólares, eso es lo que se gastaron ese año. Pero la curva segunda nos dice que el valor de esos 1.257 millones USD equivalía a 12.221 millones de USD en dinero de 2007 (o sea, en 2007 se compraba lo mismo con 12.221 millones de USD que en el 1962 con 1.257 millones). Los datos de las curvas son datos oficiales de la NASA. Como se puede ver hay un pico de: ¡33.514 millones USD! en el año 1965. ¡Había que gastar mucho para ir a la Luna! Si consideramos que la carrera duró unos 18 años (convencionalmente se acepta que finaliza en julio de 1975 con el atraque de ApoloSoyuz), el gasto anual es superior a los 17.000 millones de dólares. Lo cual es una barbaridad. Basta decir que en su culmen era casi el 4,5% del presupuesto federal norteamericano. Última consideración económica, estos dineros fueron los que se gastó la

Gráfico nº 1. Gasto de la NASA desde su fundación hasta 2008.

Sellos rusos conmemorativos del atraque Apolo-Soyuz.

NASA, pero también habría que considerar los esfuerzos que otros sectores científicos y tecnológicos hicieron. Otra forma de mirar el problema es ver el esfuerzo económico de cada uno de los habitantes norteamericanos. Si suponemos que, en media durante los años 60, habitaban Estados Unidos unos 200 millones de personas cada americano (en dinero de 2007) hizo un esfuerzo de unos 90 dólares anuales durante digamos unos 18 años, o sea en números gordos una familia de 4 personas contribuyó con unos 6.500 dólares (unos 4.500 Euros al cambio) al presupuesto de la NASA durante todo el periodo de la conquista de la Luna. Aunque no despreciable, esta cifra ya no parece tan grande. Hay quien dice, en forma bromista, que costó a cada ciudadano ¡como una cerveza cada semana! Otras consideraciones que pueden considerarse negativas son la de tipo militar y digo considerarse porque las consecuencias militares porque son sujeto opinable y hay personas que las consideran negativas y otras no. Ya hemos visto a lo largo de la serie que la principal consecuencia militar estuvo en el perfeccionamiento de la tecnología de los lanzadores. Se consiguieron lanzadores con mayor capacidad de carga, más fiables y mejor precisión en la inyección. Es importante decir que sobre todo del lado norteamericano se dominaron pronto motores difíciles como los de Oxígeno e Hidrogeno líquidos, resolviendo mucho de los problemas tecnológicos que estos motores implican (turbobombas, almacenamientos criogénicos —es decir a muy bajas temperaturas—, sistemas de control de


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