

Un atardecer del mes de mayo, en una huerta de la ciudad de València, casi al filo de la noche, todas las verduras andan un poco revueltas.
Ese día sienten un hormigueo especial en el estómago, pues alguien ha corrido la voz y van a disfrutar de una gran fiesta cuando se haga de noche. Saben que habrá bailes, saben que habrá picoteo, pero lo que más les atraen son los juegos que siempre organiza Lola.
Lola es una chufa muy divertida. Además, es de las más antiguas de la huerta, pues lleva allí más de ocho meses. Ella sabe que es un tubérculo y que solo ve la luz cuando la extraen del suelo, por eso, ahora que ya está fuera, aprovecha al máximo el tiempo para divertirse.
Es una chufa muy, pero que muy lista. Es un auténtico terremoto. Muchas veces, sus compañeras gritan o se quejan de sus empujones y pellizcos cuando intenta coger sitio para tomar el sol por las mañanas. Todas saben que es algo revoltosa, pero también saben que, cuando necesitan ayuda, ahí está Lola para echarles una mano. Siempre pueden contar con ella.
Es una fuente inagotable de ideas. Siempre piensa en algo para distraer o divertir a sus amigas las chufas. Unas veces, les hace cosquillas en los pies; otras, comparte un secreto para que se lo pasen unas a otras; en ocasiones, propone hacer juegos de palabras, e incluso, a veces, hasta les cuenta chistes. En fin, que no puede estar quieta la querida Lola. Pero ese día está muy tranquila, porque quiere reponer fuerzas para estar radiante en la fiesta. Por eso descansará todo lo que pueda hasta que llegue la noche.
¡Todas las verduras esperan ansiosas la gran fiesta de primavera!
De repente, se hace de noche y unas a otras se van enviando el aviso para estar preparadas en el momento en que se enciendan las luces de la ciudad. Esa es la señal para comenzar la fiesta.
De golpe, brillan todas las luces de València. Ya está, ya es la hora.
Al fondo, el grupo de rábanos ya ha sacado sus instrumentos y empieza a ensayar las canciones favoritas de las verduras. Quieren estar preparados y, aunque saben que se pasarán toda la noche tocando música, se lo pasan fenomenal.
Los ajos, ágiles y enérgicos, son los encargados de las competiciones deportivas. Son jugadores de élite y su pasión por el deporte los lleva a cuidar su alimentación. Siempre están buscando opciones saludables y bajas en calorías.
La banda de lechugas son las más traviesas. Alborotan a todo el mundo. Podríamos decir que son unas pequeñas diablillas que lo alteran todo. Se dedican a gastar bromas, dar empujones o a poner zancadillas; aunque, en realidad, son buenas verduras.
De repente se oye un jaleo en un rincón de la huerta, y es que parece que las zanahorias y los limones tienen problemas. Siempre están a la gresca, no se llevan demasiado bien. Las zanahorias son de color naranja y los limones son amarillos, y muy a menudo discuten por el color, pues todos piensan que el suyo es el más bonito y el más luminoso.
En estos momentos, hay una gran trifulca porque una zanahoria un poco arrogante y un limón muy presumido se han puesto a discutir una vez más por sus colores. Discuten acaloradamente sobre cuál es el tono más vivo y atractivo.
En cuanto a las berenjenas, como son las más tripudas, les cuesta mucho menearse. Cuando los ajos organizan competiciones, nunca participan en ellas, se hacen las remolonas y siempre ponen mil excusas. Son demasiado perezosas. A ellas lo que más les gusta es hacer reuniones y contar historias entretenidas y, si puede ser, rodeadas de sus amigas.
Esta noche, Lola va a ponerse un vestido muy especial, porque va a ser la presentadora de las actuaciones de la fiesta. Para poder confeccionar el vestido, su amiga alcachofa le ha dejado unas poquitas hojas; su otra amiga, la col rizada morada, le ha dejado otra más y, por último, un par de cerezas han accedido a formar parte de su vestuario. Saben que Lola es muy popular y quieren participar.
La chufa, que habitualmente es el alma de la fiesta, está preciosa esta noche. Lleva horas acicalándose y sabe que tiene el éxito asegurado. Una vez que está arreglada y, según ella, perfecta, se dirige al espacio donde están los pimientos, que son las verduras más divertidas y juntos forman un buen equipo para animar todas las fiestas.
Los pimientos son de varios colores; unos amarillos, otros rojos y otros verdes. Además, son divertidos e inteligentes y siempre están contentos y felices.
—¡Hola! —dice Lola dirigiéndose a los pimientos—. ¿Ya estáis preparados?


—Sí, sí —contesta el pimiento Arnau.
—Pues vamos todos a la fiesta. Tenemos que empezar. Me acaba de decir un guisante que todo ya está dispuesto: la pista de baile, el escenario para las actuaciones, la zona deportiva. En fin, que todo está preparado. ¡Venga, chicos, vamos hacia allí!
Poco a poco, todas las verduras abandonan su sitio y se dirigen hacia un lateral de la huerta. Allí hay mucho espacio para celebrar su fiesta. Esa zona es la más despejada y con unos cuantos palés han montado un escenario para las actuaciones musicales y las funciones que van a representar.
Tendrán buena música, buenas competiciones deportivas y, además, la calabaza se ha comprometido a contar un par de historias antiguas que les harán disfrutar al máximo… Por eso, va a ser todo un triunfo.
Lola, que está admirable, se sube al escenario improvisado y, antes de hacer las presentaciones, como casi siempre, les cuenta un par de chistes:

—Chicos, a ver si sabéis cómo se declara una mora a otra mora.
Se oyen risas de fondo.
—Muy fácil: ¡tú me enamoras!
Todas las verduras se tronchan de risa.
—Y ahora, a ver si sabéis qué fruta puede explotar… Pues, ¡la granada!
Se vuelven a oír risas de fondo.
Después de unas carcajadas, les presenta al grupo musical Los Rabiosos, que está formado por los rábanos. Son cinco: dos tocan la guitarra; otro, la batería; otro toca el saxofón, y el último es el cantante. Junto a ellos, en el escenario, representará una coreografía el grupo Pimienta Dulce, integrado por pimientos. Lola pide para todos ellos un fuerte aplauso.
Empiezan a tocar y todas las verduras comienzan a moverse sin parar. ¡Qué risas y qué divertido el inicio de la fiesta!
