¿Te imaginas que estás durmiendo plácidamente
y alguien te despierta con gritos y llantos? Pues a Paqui y a Lola les pasaba muchas veces cada noche. Antes de que llegara Axel, ¡qué vida llevaban ese par!, pero ahora ya no podían más, así que, decididas, empezaron su propia revolución.
Valores Implícitos
Este cuento se ha parido con el fin de liberar a las madres de las exigencias, de respetarse a sí mismas al mismo tiempo que empatizan con los sentimientos de sus criaturas.
Ilustrado por Luisa Roth
Mercè Palay Escardó Sandra Ferrer Bofill
¡Menuda vida llevaban ese par!
Desde que abrieron los ojos, siempre habían estado juntas. Paqui tenía un lunar y poca paciencia, y Lola, en cambio, era un poco más rechoncha y todo le parecía maravilloso. Aunque eran muy distintas, siempre se habían sentido muy afortunadas de compartir el mismo camino.
Desde que se habían hecho mayores, la mujer las llevaba recogidas, y eso no les gustaba mucho. Pero a menudo iban a bailar, a tomar el sol y a bañarse en el mar. También eran acariciadas con amor, y todo esto hacía que las tetitas se sintieran ¡libres y contentas!
Un día, Paqui y Lola empezaron a hincharse; cada vez eran más grandes, tenían mucho calor y no sabían qué les estaba pasando.
De repente, llegó una criatura y empezó a chuparlas:
—Paqui, ¿qué es este bicho raro?
—¡No lo sé, Lola! Pero mira, ¡mira cómo chupa!
