
Érase una vez un pequeño pueblo en las montañas, rodeado de bosques y ríos.
Allí se entrenaban los mejores caballeros del mundo. Se entrenaban para luchar con los dragones. Los dragones quemaban sus casas y ¡devoraban su ganado!


Todos los caballeros presumían de sus hazañas, pero el mejor caballero de todos era Alan .
Alan tenía una armadura roja y era el más famoso y valiente de todos los caballeros. Había derrotado a cientos de dragones él solo y nunca le habían herido. Era una leyenda en el pueblo.


Una mañana, un pastor comentó haber encontrado una cueva enorme en la montaña. Había visto que un dragón, púrpura como un anochecer y grande como una casa, entraba todos los días.

Alan, tras escuchar la historia del joven pastor, cogió su espada, su escudo, su mochila y cabalgó hacia las montañas.


