Virak y su mamá se despertaron tarde aquel día y salieron corriendo de casa para ir al parque y aprovechar el solecito de la mañana.
Al salir vieron unos nubarrones gigantes, pero como vivían cerca del parque siguieron con los planes.
Ese día no había más niños. De todos los parques de la ciudad era el favorito de mamá y Virak porque era como estar en el bosque.