

Y allí estaba yo, mirándolo todo. Ya os imagináis lo que va a pasar, ¿no?


¡Pues para qué seguir!
Así que este cuento llegó a su fin.


Y ahí estaba él, mirándolo todo. ¿Sabéis realmente lo que va a pasar?
Creo que es mejor que os lo cuente. Pues allí estaba, oteándolo todo: caminos, árboles, senderos..., con sus enormes ojos hasta que, a lo lejos, en el medio de un prado, vio unas ovejas que pastaban.

