La Dana ha llegado a Valencia destrozando todo a su paso. Los pueblos que antes brillaban ahora están llenos de tristeza y fango. Con algo de miedo, he salido a la calle y he visto que todo ha cambiado: casas inundadas, negocios afectados y vecinos que caminan desanimados deseando que todo sea un sueño del que poder despertar. Sin embargo, ¡algo mágico ha ocurrido! Las calles se han llenado de gente dispuesta a luchar por devolver la luz y alegría a los pueblos valencianos.