

Guillem era un niño de siete años, moreno, con algunas pecas y muy alegre. Era viernes y le tocaba revisión con su médico, así que se vistió y fue con su madre al hospital.


Cuando llegó, estaba un poco nervioso porque tenía muchas ganas de ver a su médico. Mientras estaba en la sala de espera, se dio cuenta de que había perdido un botón de su jersey. Ese jersey era su favorito, y siempre se lo ponía cuando tenía visita con su médico. ¿Qué podría hacer ahora?


Pensó que, si pedía ayuda a la gente, tal vez lo encontraría para así poder tenerlo antes de entrar en la consulta del médico.
Así que empezó a preguntar. Primero vio a un abuelo que estaba sentado en una silla.
—¡Hola, señor! ¿Ha visto un botón?
—¡Hola, pequeño! ¿Cómo te llamas? ¿Y cómo es tu botón?
—¡Me llamo Guillem! Y mi botón es azul y muy pequeño.
—Pues no lo he visto, pero si lo encuentro, te buscaré para dártelo.

