Monipata, la pirata, recorría todos los mares del mundo con su barco. Monipata era una pirata valiente y aventurera. Llevaba muchos años navegando. Tenía una sonrisa enorme y el pelo negro como el carbón. Siempre estaba alegre y le encantaba ser pirata.
—¡Tengo el mejor trabajo del mundo!
Viajaba de una playa a otra, se bañaba en el mar y tenía un montón de tesoros que encontraba en sus viajes.
Un día, Monipata se dio cuenta de que tenía demasiadas cosas en su barco y que no usaba la mayoría.
—¿Qué hago con todo esto? —dijo Monipata mirando la gran montaña de tesoros. Tenía objetos de todos los continentes. Telas de la India, lámparas de China, monedas de Europa…
Después de varias horas pensando, tuvo una gran idea. Recorrer las islas del Mar Caribe. Iría de isla en isla, y regalaría a cada habitante un objeto de su barco. Así, a las personas que no habían viajado nunca, les estaría mostrando un trocito del mundo.
Monipata se puso manos a la obra. Se dio cuenta de que ella sola no podía hacer todo el trabajo.
¡Necesitaba a alguien que la ayudara!
Monipata puso un anuncio en el periódico.
Estuvo horas y horas esperando…, pero no pasaba nadie. Cuando ya estaba a punto de marcharse, apareció Irulilla.
Irulilla no era pirata, pero era muy aventurera. Tenía los ojos grandes como dos faros, y celestes como el limpio azul del cielo. Era muy habladora y, al igual que Monipata, era muy valiente.
Firmado: Monipata».
«Se busca compañera pirata paraunamisiónmuy importante. Estaré mañana todo el día en el muelle 8.
Irulilla se acercó a Monipata y, con entusiasmo, le dijo:
—¿Monipata? Soy Irulilla. Me presento por el anuncio, no sé si tienes compañera, y tampoco sé muy bien de qué trata la misión, pero me muero de ganas de vivir nuevas aventuras, así que si tú quieres…
Monipata miró a Irulilla. Le dio un abrazo y, sin dejar acabar su frase, dijo:
—Sí, sí, sí. ¡Gracias! ¡Gracias! ¿Preparada para vivir la mejor aventura de tu vida?