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El diálogo como herramienta de desarrollo

DIÁLOGOS DE CALIDAD EL DIÁLOGO COMO HERRAMIENTA DE DESARROLLO

que aproximadamente supone entre USD $ 3 y 5.000 millones, se pierden semanalmente USD $ 20 millones por retraso en la producción, fundamentalmente asociados a pérdidas de ventas y otros costos de oportunidad, que pueden surgir de no prevenir ni planificar la gestión eficiente de los conflictos a través de estándares, salvaguardas y mecanismos de resolución participativa de disputas.

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Cuando los procesos de inversión se dan en países con índices bajos de calidad en la gobernanza, como puede ser el caso de América Latina, en donde en general hay poca capacidad de regulación y fiscalización y el Estado suele tener poca capacidad para asegurar un entorno estable, son las empresas quienes tienen que tomar la iniciativa para asegurar la licencia social y la viabilidad y sostenibilidad de sus proyectos y de sus relaciones con los grupos de interés.

La empresa opera en las comunidades de la zona de Chongón, en la periferia de Guayaquil, costa atlántica ecuatoriana. Adquirió hace un tiempo una planta cementera con un largo historial de conflictos territoriales con las comunidades locales. Era una zona de expansión de la ciudad, con conjuntos habitacionales cerrados de clase media y alta, en cuyos primeros tramos de la vía había más de diez comunidades conformadas por familias que compraron y parcelaron terrenos donde hicieron sus viviendas, muchos de ellos aún sin legalizar, y asentamientos ancestrales de comunidades indígenas. Para superar la historia de conflictos entre las comunidades y la planta, la empresa propuso un cambio de enfoque en el relacionamiento comunitario, centrándose en promover la sustentabilidad territorial, el empoderamiento de las personas, el fortalecimiento de las organizaciones y el diálogo con todos los actores del territorio.

Fundación Holcim Ecuador

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La conflictividad socioambiental en torno a un proyecto de inversión puede impactar negativamente sobre el conjunto de los proyectos, generando inestabilidad social y política, dilatando plazos de ejecución e incrementando costos relativos a la suspensión o retraso de actividades. A su vez, esta situación repercute en el clima de inversión y desarrollo local, al incrementar los riesgos sociales, económicos e institucionales, tanto para comunidades, como para las empresas y sus proyectos. Este círculo vicioso se puede observar en la figura 1.

A mayor inversión con una institucionalidad local débil mayor conflictividad

A mayor conflictividad, más costos de operación (capital, tejido social)

CICLO DEL CONFLICTO Y CLIMA DE INVERSIÓN

A mayor costo de operación peor clima de inversión

A peor clima de inversión, mayor costo de capital

A exigencia de retorno más rápido, menor calidad institucional A mayor costo de capital, necesidad de retornos más rápidos

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Crece la necesidad de alinear rentabilidad con licencia social y en consecuencia con los intereses de los actores del territorio. De acuerdo con la experiencia acumulada en el campo del desarrollo sostenible, hay una relación directa entre la reducción de conflictos y el aumento de la competitividad de un negocio. Y esto se logra cuando se establece una política de relacionamiento basada en el diálogo con actores clave, e integrada en una política corporativa de responsabilidad social transversal a las distintas áreas de la empresa. De esta forma crece la necesidad de alinear rentabilidad con licencia social y en consecuencia con los intereses de los actores del territorio, para convertirse en una tendencia creciente ante un escenario global de riesgos sistémicos de mediano y largo plazo.

De esta manera se configura un nuevo paradigma de la sostenibilidad que propone a la empresa modificar un modelo de negocios piramidal y autocentrado, para que incluya posibilidades de desarrollo para sus aliados, el territorio y sus comunidades.

Todo ello requiere el uso del diálogo como filosofía y como método, reconociendo el valor de las emociones y de las relaciones dentro del modelo de negocios. Así, lo que proponen las metodologías de diálogo y transformación social es la construcción de procesos de cocreación, a partir de la conciencia de lo que ocurre en el entorno y la relación de la empresa con él para alcanzar la sostenibilidad.

Muchos países, a través de la expedición de normativas, leyes, códigos e incluso de modificaciones constitucionales, comienzan a desarrollar una jurisprudencia y un equipamiento institucional que les permita intervenir en conflictos entre empresas y comunidades. Hoy existen nuevos incentivos públicos y arreglos institucionales con funciones de construcción de diálogo y regulaciones que orientan a las empresas a asumir nuevos compromisos y acciones reparadoras que potencian su responsabilidad social.

También se han establecido acuerdos con la cooperación internacional para la prevención de conflictos entre empresas y comunidades. Tal es el caso del Perú,

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LOS BANCOS MULTILATERALES HAN DESARROLLADO MECANISMOS QUE BUSCAN DOTAR A SUS SISTEMAS CREDITICIOS DE SENSIBILIDAD AL CONFLICTO SOCIAL, AUMENTANDO SUS REQUERIMIENTOS SOBRE LA LICENCIA SOCIAL DE LOS PROYECTOS. con el proyecto “Alianzas para el Diálogo: Prevención de conflictos sociales en el uso de recursos naturales”, focalizado en el sector extractivo, que permitió el desarrollo de sistemas públicos para la promoción del diálogo y la alerta temprana para responder a conflictos.

Las empresas han comenzado a generar alianzas para promover buenas prácticas que incluyan incentivos a su alta dirección para alcanzar logros en materia de relacionamiento comunitario, generando mecanismos innovadores para remediar el daño social y ambiental provocado por sus operaciones. A su vez, han trabajado en el marco del diálogo empresarial, desarrollando nuevos mecanismos y estándares, como las debidas diligencias, para confirmar la aceptación social de los proyectos, el reporte de sustentabilidad y otros requisitos de transparencia e integridad.

A su vez, los bancos multilaterales como el Banco Mundial, el BID y el Banco Europeo de Inversiones han desarrollado mecanismos que buscan dotar a sus sistemas crediticios de sensibilidad al conflicto social, aumentando sus requerimientos sobre la licencia social de los proyectos a la hora de otorgar créditos a los sectores privado y público. La sociedad civil, a su vez, ha constituido en el ámbito regional alianzas público privadas, tanques de pensamiento o plataformas de diálogo multiactor3 que buscan promover consensos en torno a los principales desafíos que enfrentan las industrias basadas en los commodities, para construir legitimidad en sus operaciones, así como contribuir efectivamente al desarrollo de los territorios en donde se instalan.

De esta manera se abre en toda la región un camino más sólido y estable al diálogo como herramienta para la sostenibilidad.

3. Un ejemplo de ello es el Grupo de Diálogo Latinoamericano sobre Minería, Democracia y Desarrollo Sustentable, plataforma regional multisectorial que impulsa procesos de incidencia colaborativa multinivel para estimular el uso del enfoque sensible a la necesidad de transparencia y acceso a la información así como de articulación y diálogo entre empresas, gobiernos y comunidades, sea para la construcción de acuerdos de acción como para el monitoreo y generación de información relevante para la concertación y el monitoreo social.

QUÉ SIGNIFICA DIALOGAR Y CUÁL ES SU VALOR DEMOCRÁTICO

Desde nuestra perspectiva, los actores fundamentales de un diálogo de calidad son: el sector público, con el rol de promover los procesos de diálogo; las organizaciones de la sociedad civil, que pueden tener el rol de traer innovación a la mesa y de incentivar la participación de otros actores; las comunidades, como actores centrales y que deben tener siempre la apertura a ser consultadas y no estar apáticas. Las empresas tienen el rol de participar cuando tienen operación en el territorio, pues son habitantes del territorio, y tienen otro nivel de responsabilidad por estar obteniendo un recurso económico, tienen que ser corresponsables. Las fundaciones deben traer a estos diálogos visiones frescas, innovación.

Fundación Haciendas del Mundo Maya, México

El diálogo suele entenderse como una conversación. Así concebido es un proceso de genuina interacción mediante el cual los seres humanos se escuchan unos a otros con tal profundidad y respeto que cambian mediante lo que aprenden [del otro y de su interacción con él]. Cada uno de los participantes en un diálogo se esfuerza para incorporar las preocupaciones de los otros a su propia perspectiva, aun cuando persista el desacuerdo. Ninguno de los participantes renuncia a su identidad, pero cada uno reconoce la validez de las reivindicaciones humanas de los demás y en consecuencia actúa en forma diferente hacia los otros4 .

Para lograr tales propósitos, el diálogo requiere de los dialogantes ciertas actitudes y enfoques diferentes al business as usual, pues, por ser un proceso flexible y adaptativo, necesita garantizar un piso común para sus protagonistas, un marco de derechos incuestionable que genere acuerdos para alcanzar sus

4. SG/OEA, PNUD, Guía Práctica de Diálogo Democrático. Guatemala, febrero de 2013.