70 Ig A añ les yu os ia da d Ne a e ce la sit ad a N° 5 · Junio/Julio de 2017
© Ismael Martínez Sánchez/ACN
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“La Eucaristía es el precioso alimento para la fe, el encuentro con Cristo presente realmente con el acto supremo de amor, el don de sí mismo, que genera vida”. Papa Francisco Encíclica “Lumen Fidei”
Un sacerdote tan solo escribió en el recordatorio de su primera Misa, junto a su nombre, una palabra griega: Eucharistomen (gracias a todos). Esta palabra también es lo que nos mueve al presentaros en este número del Boletín el Informe anual. “Gracias” es una palabra muy humana, es la fórmula más breve para manifestar la certeza de sabernos obsequiados. Todos vivimos los unos de los otros, pero este hecho a menudo se olvida porque hoy podemos comprar muchas prestaciones. Así, una acción de ayuda se convierte en una prestación de servicio, y una ayuda voluntaria, en un envío contractualmente garantizado. Pero lo cierto es que el hombre, en lo más profundo de su ser, solo vive de lo que no se puede comprar: existencia, libertad, gracia… todo esto es impagable. Lo que podemos comprar –placer, confort, educación, experiencias, seguros e incluso salud en la medida de lo posible– nos puede, todo lo más, satisfacer, pero no hacernos realmente felices.
y desinteresadamente, solo por nuestro bien, sencillamente porque Él desea nuestro bien. Dios ha querido que este don de Su amor no solo lo experimentemos a través de la encarnación de Su hijo, sino también a través de la Eucaristía. La Eucaristía significa acción de gracias. Antes de que el Señor nos regalara su constante presencia, convirtió la cruz, el sufrimiento y todo el
presente entre nosotros en la Eucaristía, nosotros construimos iglesias, ayudamos a seminaristas, sacerdotes y religiosos, y formamos a catequistas. La Eucaristía es el don más precioso y necesario. El Santo Cura de Ars lo explicaba así: “Todos los tesoros de este mundo no son suficientes para alimentar el alma. Dios mismo debe ser su alimento. Cuán excelso debe ser el hombre cuando solo Dios lo puede alimentar”. Acudamos a menudo al Santísimo Sacramento. ¡Él está ahí! Totalmente gratis. Del amor al Señor eucarístico depende si el mundo se hunde en su miseria e ingratitud, o se salva. Por ello decía San Pedro Julián Eymard: “La Santa Eucaristía no es solo la vida de cada cristiano, sino también la vida de los pueblos. Un siglo avanza o retrocede en la medida en que se venera al Santísimo Sacramento”.
“La gratitud hacia Dios nos impulsa a acudir en ayuda del prójimo”.
mal del mundo en acción de gracias, y así también en bendición. Jesús expuso su cuerpo al mundo para curar nuestras heridas. La gratitud hacia Dios nos impulsa a acudir en ayuda del prójimo, incluso cuando corremos peligro de ser lastimados. Necesitamos la Eucaristía para superar nuestro miedo y nuestro egoísmo. Os bendice vuestro agradecido
Queridos amigos, todo lo que podemos realizar con vuestra ayuda es posible por la fuerza que nos otorga el Santísimo Por eso nos mueve la gratitud hacia el amor Sacramento del Altar y se fundamenta en incondicional de Dios, que se entrega libre este. Y porque el Señor mismo quiere estar
P. Martin Maria Barta Asistente Eclesiástico 1