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Las vacaciones
Por Manuel Gómez
Los que del pueblo nos marchamos, para irnos a la ciudad, la casa a cal y canto cerramos al tenernos que marchar, cuando a ella regresamos, en verano o navidad, deteriorada la encontramos, a causa de la humedad. Se han desconchado las paredes, por la lluvia, el frío o el calor, a la vez que los muebles, que se encuentran en su interior y en lugar de ir a descansar y pasarlas relajado, vas a hartarte de trabajar y terminas agotado. Esta pared está desconchada, la tienes que reparar y tú tienes que picarla y volverla a revocar. Ya está lista y preparada, para volverla a pintar los muebles hay que lijarlos, para poderlos barnizar. Si los das por terminados, cuando hayas querido descansar las vacaciones se han agotado y te tienes que marchar. No sé lo que tiene el pueblo, la verdad es que no lo sé. que aunque curres como un negro, estás deseando volver. A el que le gusta la partida, con lo sagrada que es la siesta, cada día al bar se pira, cuando el sol más calienta, allí se toman un café y se echa la partida, o se ponen a leer y así se pasan los días. Por la noche en las terrazas, y otro paseo se dan, hasta que vuelven a casa, que se vienen a acostar. Así son las vacaciones, que tenemos cada año, esas son las diversiones, y con ellas disfrutamos. Nos olvidamos de las playas y de hacer viajes lejanos, de visitar las montañas, todo eso lo olvidamos.
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Preguntamos a nuestros nietos, a dónde vamos a ir este verano y te dicen, de momento a la casa de los abuelos, la que tienen en el pueblo, que es donde mejor lo pasamos.
