Dossier de obras ganadoras del Certamen de Creación Joven 2018

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Organiza: Servicio de Juventud y Relaciones con la Comunidad Universitaria. Imagen del Certamen: GENIERI Diseño y Montaje de la Muestra: JONATHAN PIZARRO SANCHEZ Entidades colaboradoras: TEATRO ALAMEDA I.E.S. HELIOPOLIS I.E.S. ALBERT EINSTEIN E.S. SEVILLA DE MODA DE SEVILLA CASINO DE LA EXPOSICION y ANTIQUARIUM de SEVILLA.

Jurados: Preside la Teniente de Alcalde Delegada de Igualdad, Juventud y Relaciones con la Comunidad Universitaria Myriam Díaz Rodríguez, o en su nombre el Director del Servicio de Juventud y Relaciones con la Comunidad Universitaria Manuel Jesús Izquierdo Mogrera. Secretaria, la Técnico de Juventud Lucia Labourdette. Vocales: Paco Cerrejón y Carlos Hernández expertos en ARTE URBANO. Jose Luis Cienfuegos y Sonia López Truyo expertos en AUDIOVISUALES. María Genís y Magdalena Illán expertas en BELLAS ARTES. Inmaculada Ruíz Sosa y Diego Gómez Guerrero expertos en GASTRONOMÍA. David Eloy y Pepe Serrallé expertos en LITERATURA. Gloria De Vicente Guerrero y Francisco Valderrama expertos en MODA. Violeta Hernández y Priscila Gago expertas en MÚSICA. Sara de la Peña y Margarita González Muñoz expertas en REDES SOCIALES Manuela Rivas, Antonio Chaparro y Juan Luís Jaén, Técnicos del Servicio de Juventud.


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presentación Es un honor y un placer presentaros el catálogo de la 16º Muestra Crea Sevilla Joven 2018. En la publicación que tienes en tus manos se recogen los trabajos seleccionados en el 16º Certamen Crea Sevilla Joven 2018 en las modalidades de ARTES PLÁSTICAS, COCINA, COMIC, CORTOMETRAJE, DISEÑO DE MODA, GRAFFITI, LITERATURA, MICRORRELATO TWITTER y MÚSiCA. Desde el Ayuntamiento de Sevilla continuamos apoyando la creación joven en el más amplio sentido de la palabra arte, abarcando año tras año nuevas modalidades y adaptándonos a los nuevos tiempos a los que nos llevan nuestras renovadas generaciones de jóvenes sevillanos y sevillanas, con este programa bienal que sigue gozando de una excelente salud después de más de tres décadas de funcionamiento y por el cual han pasado grandes artistas. Aprovecho para desearos que disfrutéis de la 16º Muestra Crea Sevilla Joven 2018, que tiene lugar en la Sala Antiquarium del 27 de noviembre al 9 de diciembre, donde se exponen los trabajos de los 73 artistas de diferentes modalidades seleccionados en esta decimosexta edición. ¡¡Disfrutadla!!. Myriam Díaz Rodríguez Delegada de Igualdad, Juventud y Relaciones con la Comunidad Universitaria.



artes plásticas 06 cine 34 cocina 42 cómic 48 diseño de moda 54 grafitti 64 literatura 70 música 82 microrrelatos twitter 88


artes plรกsticas

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Aurora Báez Boza “Semillas urbanas”


Javier Carlos Bosch Carracedo “Realidad invisible”


Laura Calle Camacho “Sin título”


Ana Rocío Cordobés Arévalo “Cárcel de la mente”


Antonio Cordones Pinto “Tragedia griega en clave flamenca�


Samuel Cuadrado García “Las plantas de la entrada”


Angela María de la Lama Calvente “Viaje en metro”


María de la Paz del Toro Lagares “Un sorteo, una ilusión”


María de la Paz del Toro Lagares “Continentes contenidos (radiografía de una vida)”


Javier Durán Sousa “Metamorfosis”


Lucía Estévez Cordero “Reverse”


María Figueroa Romero “Tiempo orgánico”


Daniel López Pozo “Instinto animal”


Elisa Manzano Mañero “Face to Face”


Andrea Martínez Abril “Recuerdo”


Jorge Antonio Martínez Hurtado “YL-8”


Zaida Montes Pérez “Sin título”


Alberto Montes Sánchez “Entorno experimental”


Carmen Morillo Barragán “The winner is”


Irene Pérez Ariza “Muestrario de derivas nº 1”


Roberto Pintre Nogales “Danza en las nubes”


Alicia Rojas Osuna “Qué tiene mi hogar que me hace tan diferente, tan especial”


Álvaro Soto López “La dolorosa I”


Esteban Valera Casanova “El desgarro”


Isabel María Valle Ayllón “Decadencia IV”


Laura Vinos Calero “Retrato anónimo sucedió en abril”


cine

34



Alicia Gil Casero “Esclava del espejo”


Miguel Ángel González Martín “Historia de dos amantes”


Ángela María de la Lama Calvente “Los museos de París”


Antonio Jesús Luque Pérez “Plástico planchado”


Pablo Romero García y Carmen Graus Herranz “Rescoldos de la guerra”


Alejandro Ruíz Padín, Jaime Zambrano Borjabad y Juan Manuel Marín Velázquez “Consequences”


cocina

42



Johannes Kaldalu “Cigalas con pirámides y Yogurt con Crumble de cacao”


Manuel Rivero Flores “Ajo blanco con Gambas y Piononos”


Pablo Rubio Álvarez “Gambones al Ajillo y Leche Frita”



cรณmic

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Virginia Acien Manzorro “Relaciones�


Isabel Herrera González y Carmen Mármol Ramírez, Grupo Ombligo “¡Mueve el esqueleto!”


María Teresa Reina Herrera y Pablo Agustín González Benítez “El coche”


Elena Serrato Gallardo “El tesoro de Olivia”


diseĂąo de moda

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Joshua Blake Cordero “100% Noir”


José Joaquín Domínguez Gómez “Raíces”


Rodrigo Rafael Morales Aguilera “Los 50´s y el Punk”


Manuel Oliveros Cabrera “Street (Where)?”


Raquel Pascual Rivera “Japanese Seasons 20,s”


Alicia de la Puente Cobacho “Sevilla en dos colores�


Adrián Romero del Castillo Pérez “Versus”


Luna Elena Rosa Mota “Colección Surrealismo”


grafitti

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Elena Fernández Vega “Ambición y Talento”


Alberto Montes Sánchez y Alejandro Bermejo Cercas “Rest & Alberto Montes Collaboration”


José Orquín Carretero “Distopía”



literatura

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Jesús Albarrán Ligero “Suave, como un violín” Iba como la seda. La carretera desierta y las luces estrelladas sin que nadie le molestara. Así, así debía ser. Así le gustaba conducir. Hoy era uno de aquellos días, precisamente hoy que había recogido su coche nuevo, y pensó que el coche era exactamente lo que quería: cómodo, elegante y funcional; con aquel olor a confortable. Cuando llegó a casa se dispuso a ir al servicio y después llamar a su mujer. –Cariño, siento mucho no estar todavía ahí –dijo él y abrió aprisa la puerta de casa. –No pasa nada. Tenía en el pensamiento que te retrasarías –se escuchó desde el otro lado del teléfono–. ¿Qué tal? Sara llevaba en el hospital dos días seguidos. Desde hacía tres meses trabajaba en el Aula Diver: una sala de juegos donde se distraían los niños del hospital. Al parecer uno de ellos se encontraba gravemente enfermo. Tenía cáncer. Era domingo y Fran se había ofrecido: se acercaría al hospital y le llevaría a casa para que recogiese algunas cosas. «No te preocupes. Cojo un taxi». «De ninguna manera. Te llevo yo». «No, no. No te molestes». «Te llevo yo, y con eso ves el coche nuevo». Después de un abrazo y un beso en el parking del hospital, los dos caminaron hacia el coche. –¿Qué te parece? Como te dije, lo tiene todo: elevalunas eléctrico, cierre centralizado… –Está muy bien –dijo ella con el chaleco negro doblado en sus brazos y una sonrisa. Fran le abrió la puerta con un gesto caballeresco. «Por favor, Madame». Y ambos entraron en el coche. –Bueno. ¿Y cómo está…? –preguntó Fran abrochándose el cinturón y accionando el contacto de las llaves. Suave, como un violín. –Bastante bien. Para como lo he visto esta semana –dijo Sara. Fran tanteó el panel del salpicadero y encendió la radio. […]


Alicia Carrillo Rivas “El ciprés de la otra calle” La luz amarilla atraviesa la ventana y entra en el tren a sentarse a nuestro lado. Sin vernos, nos mira y hace todo el trayecto deseando que no acabe. Vernos años más tarde con el pelo más corto y la cara marcada, manchada de tiempo. ¿Tan difícil sería reconocernos entonces, cuando ya no quede miedo y podamos escucharnos todos nuestros mares de cosas que nos pasaron justo por encima? Aun así no nos ahogamos, y vamos a naufragar a la misma isla. ¿Tan difícil sería vernos años más tarde cuando ya no quede miedo, justo en la misma orilla?

El ciprés de la otra calle intenta darse la vuelta. Sé que no lo conseguirá, pero solo por si acaso sigo mirando. Doy la espalda en una silla, apoyada en la mesa y asomada a unas hojas. Así es como quiero que todos me recuerden. El cuento se acaba y entonces hay que dormir o apretarte las sienes e inventar otro.


Laura Gándara García “Cuando lleguen los lobos” 1-Amelia Lobos. Gigantescos lobos negros con ojos como pozos sin fondo. La noche había caído y, con ella, el espeso telón de oscuridad que lo ocultaba todo. Desde que tenía uso de razón sentía un tremendo pánico a los lobos. No recordaba ningún incidente que le hubiera provocado aquel temor pero, solo con pensar en aquellos animales peludos, se le helaba la sangre en las venas. No había sucedido nada que ella recordase, pero ese miedo irracional estaba ahí, acechando en cada esquina, aprovechando cualquier oportunidad para colarse en su mente y paralizar su cuerpo. Los lobos aullaban en sus oídos. No podía verlos, pero sabía que estaban ahí, siguiendo de cerca todos sus movimientos. Sentía su aliento clavado en la nuca pero nunca se atrevía a darse la vuelta. Durante la noche, las pesadillas se arremolinaban, haciendo que se despertase empapada en sudor y con el edredón hecho una piltrafa. 2-Paula Mientras el tenue sol invernal se ocultaba por el horizonte, diluyéndose lentamente hasta borrar todo retazo de luz, Paula corría, haciendo piruetas y deslizándose por la nieve acumulada en el jardín. Daba vueltas a la casa con los brazos extendidos, imaginando que era un avión. Solo cuando se quedaba sin aliento, paraba a descansar y se sentaba en el porche, acurrucándose en el regazo de su madre y pegando su mejilla a la de ella, para recibir el calor que necesitaba. Tras susurrarle melosamente al oído cuánto la quería, la niña abandonaba la calidez materna para volver a surcar los cielos helados del invierno.[…]


Javier Guisado Donoso “De reojo el mundo” Desde los pulmones en una cima Ovíparo, ha de ser ovíparo el aire si eclosiona, foráneo si embrolla los pulmones. Tampoco si no se anda por cuencos y ballenas, si se ausenta de un golpe se recuerda, casi proclamando desperdicio al monte si no se habita. Lo cierto es que el monte tiende a sorber el aire para enjuagar las cuevas, para sustraer pájaros. Los bolsillos con el frío mutilan de manos y aun así acarician el renqueo de una fragilísima brisa. Las contagia una resignación longeva, de altitud ermitaña. Y polluelos. Y polluelos de viento. según lo conocido lo rutinario habríamos de discrepar entre diccionarios tendría que posicionarse cada uno tras unas palabras imaginemos camaleónicos para siquiera comenzar a revelar información comunicarnos al fin de manera inequívoca con unos significados traducibles oh ya podré imaginarte con tu metrópoli hecha en términos cargándola en la bañera de la primera letra a la última de las pinturas a la contracción del aliento y estoy de perfil observando una mosca cansado […]


Jorge Gutiérrez Diego “La memoria del hombre-niño” Se prepara el niño para la vida sin saber qué es la vida, se prepara el niño para ser hombre sin saber qué es un hombre, se prepara el niño para la victoria sin conocer la palabra derrota. Y los lobos, hambrientos y acechantes, aguardan a que el tiempo les entregue su presa. Y en lo más profundo de la noche llora el hombre, y llora el niño.

Volver a ser por un instante aquel niño que juega y contemplar la inmensidad del mundo como un regalo que se nos entrega para que lo convirtamos en nuestro. Y luego, como a todo lo que amamos, lo dejemos marchar.

En la memoria del niño resuena el eco de palabras pronunciadas en otra lengua. Ciudad que permanece imperturbable bajo la sempiterna amenaza del cielo.[…]


Francisco David Marroqui Newell “Ayer duró milenios” Urbe Nos hemos visto cadáveres entre otros millones de cadáveres vivientes, pudriéndonos todos, inmenso montón, para mantillo de no sabemos qué extrañas flores, o hemos contemplado el fin de este mundo, planeta ya desierto en el que el odio y la injusticia, monstruosas raíces invasoras, habrán ahogado, habrán extinguido todo amor. Dámaso Alonso Existe una ciudad bajo la urbe, una aldea de ritmo sosegado donde el día no quema y la plazuela se comparte con el crepúsculo. No tiene los frenéticos contornos de la urbe de millones de cuerpos consumidos que caminan sin rumbo en el asfalto, consumidos en masa, cientos por cientos. Bajo la urbe agoniza la aldea aplastada entre ruinas de pérfidas falacias materiales que se enquistan ahítas en el páncreas. Como pústulas crecen ahogando la voluntad. La aldea acoge a un pueblo que resiste el envite perpetuo de la peste envuelta en absortantes luces. Toneladas de hierro erguidas, desafiantes como torres, protegen a sus amos mientras sepultan las últimas acacias. […]


Emilio José Ocampos Palomar y Tania Ávila Villalba “Prisma” A la distancia no le cabe tiempo. Ella es un río que viene de la herida de la que todos empezamos y desemboca en otra igual. No tiene fecha, pero se sabe que desagua muy lejos de los pies. Los peces que le envío, ¿llegarán todos? La lluvia cuesta mucho más así. Sin su mano en mi fiebre el frío es justo y el calor se equivoca.

Arranca mis raíces de tu cuerpo, repitiendo al detalle el ruido que hacen al partirse. Deja un eco de árbol que la recorre entera. Aplasta el tiempo, sopla, apaga. Esta maldita eternidad de punta a punta, esta inquieta quietud que nos derriba, que nos mantiene juntos. Ese espacio insistente donde el beso se agarra al hilo que conduce y confunde nuestras lágrimas. […]


Antonio Sancho Villar “Los androfitos” Mario dijo que podía quedarme en la casa del pueblo todo lo que quisiera, que de todas maneras ya nadie iba por allí desde la muerte de su abuela. Ella había sido la última habitante del pueblo, la testigo de todas las generaciones que la precedieron y habían dado significado a las casas destejadas, a los muros devorados por la hierba y las zarzamoras. El asunto me obsesionaba: hay una terrible responsabilidad en ser el último o la última, ya sea de una familia, una cultura o una especie. El último pájaro dodo soportó durante su vida el triste peso de todos los dodos que habían existido antes que él, incapaz de transmitir esa carga a una nueva generación. Imagino la memoria de la abuela de Mario, abultada con tantos seres y tantos hechos condenados a ensombrecerse cuando ella dejase la vida. Por eso, entre otras cosas, quería ir al pueblo: para conocer a los fantasmas de la memoria ajena, la memoria extinta de la abuela, de su pueblo. Atardecía cuando llegué, y nada más bajarme del coche pude sentir, casi como algo físico, esa soledad que hasta el momento solo había imaginado. No se encendieron luces de ninguna clase en las calles. Las casas eran todas de roca basta, parcas en ventanas, con puertas bajas que no habían sido pensadas para el paso de la gente alta, vanidosa, de ahora. Todas estaban cubiertas de una espesa capa de arbustos trepadores cuya especie no supe determinar, pero que crecía unánime en cada muro, en cada edificio desolado. Al pasar junto a la iglesia me asomé al interior: quedaban en la oscuridad, entre las capillas vacías, un san Antonio y una virgen en cuyos cuerpos de madera se multiplicaban las galerías de la carcoma. Una silla solitaria en el centro de la nave apuntaba al altar, probando que la abuela de Mario había mantenido hasta el último momento la costumbre de ir a la iglesia. Las plantas también se abrían camino allí a través de los agujeros del techo, alargándose como unos dedos lentos que tratasen de alcanzar la silla, el san Antonio y la virgen.[…]


Rubén Valiente Domínguez “En un abrir y cerrar de ojos” —¡Abuelo! ¿Qué haces ahí? No me oye. Está sentado bajo el famoso naranjo. «El Pájaro, cada día, está peor de la cabeza. Se pasa las horas deambulando por ahí como un alma en pena.», me avisan, siempre que paso por allí, algunos de sus vecinos que se atreven a salir al rellano. «¿Habéis pensado en llevarlo a algún sitio?». —¡Abuelo! Se le ve tranquilo, con los hombros hundidos bajo su americana de pana, la boca arrugada a la sombra de su gran nariz y la mirada perdida entre el humo de su cigarrillo y la densa niebla de esta mañana. Juguetea, como si fuera John Wayne, con unas tijeras oxidadas. Desde que no está mi abuela, suelo venir a verlo todos los viernes que puedo. —¡Abuelo! ¿No te enteras? Se gira hacia mí. —¡Ah, hijo! No te había visto. —¿Qué haces aquí solo? Deja las tijeras en el banco y descubro, a su lado, un sombrero que, puesto boca abajo, recoge un puñado de azahar. —Aquí, echando el rato. He aprovechado para comprar el pan y, de paso, coger un poquito de azahar —me dice. Coge el puñado de flores y me las acerca. Me siento a su lado y las huelo. —Empieza a hacer mucho calor en la calle, abuelo. ¿Qué tal si subimos? El banco da a un pedazo nostálgico de su barrio, con sus ventanas tímidas de barrotes verdes, las fachadas encaladas y pequeños naranjos esqueléticos. Me fijo en un hombre en silla de ruedas, con la cabeza ligeramente ladeada y empujado por una mujer más joven que él. Descuidadamente, este arranca una flor de una maceta. Hace girar el capullo rojo ante sí y lo tira al suelo. La mujer le dice algo, retrocede, se agacha para recoger la flor atropellada y se la guarda en el bolsillo de su camisa. […]



música

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Jesús Albarrán Ligero "Two Highways (I´m Waiting on Mine)" y "Hopeless"


Slap in the face Daniel Rodrigo Ramírez, Álvaro Pita Ramirez, Xavier Boixader Muñoz, Francisco de La Viña Reina

"Echarte de menos" y "Nada me hará caer"


Rubén Salcedo Vázquez y Sandra Ramírez Vela "Tenemos Tanto" y "Vuelvo a casa, vuelvo a Sevilla"


Octavio Sastre Fernรกndez "Laguna in Laguna" y "Foreing Country"


microrrelato twitter

88



Antonio Masset Ruíz “Tweet”


Alicia de la Puente Cobacho “Tolerancia y otros valores�


Carlos Velázquez Ayala “sotnuJ”


27/11-09/12

SALA ANTIQUARIUM

Igualdad, Juventud y Relaciones con la Comunidad Universitaria


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