40 años construyendo el picarral

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“Los remedios puestos por Campo Ebro y Saica no han sido suficientes”, afirmaba la asociación de mayo de 1985. “Basta con abrir las ventanas. Así lo reconoce el ayuntamiento, que reclama nuevas medidas correctoras. Menos a Rico (Echevarría). ¿Qué tendrá Rico, que además de contaminante es peligrosa?”, preguntaban. Además, el 28 de octubre de aquel año, se registró una fuerte explosión en esta empresa que sobresaltó al vecindario, a pesar de lo acostumbrado al ruido que estaba, pues tres días antes se habían llegado a medir cien decibelios de ruido en plena medianoche desde las cercanas casas de Torralba. Mientras tanto, con el nuevo Plan General de Ordenación Urbana, que contó con el primer visto bueno del Pleno el día 17 de julio de 1985, el Ayuntamiento de Zaragoza recalificaba los terrenos que ocupaba Campo Ebro, legalizando la situación de la fábrica que, hasta entonces, había

permanecido fuera de ordenación. El consistorio le metió un gol por toda la escuadra al barrio con esta jugada. Y esto, cuando la empresa ni siquiera había puesto en funcionamiento las medidas correctoras a las que nuevamente se había comprometido en 1984 y que, por cierto, el ayuntamiento había considerado “insuficientes”. “Se nos dijo que le iban a exigir unas medidas correctoras muy severas, y eso fue mentira, no le exigieron casi nada. Y lo poco que le pidieron se lo pasaron por…”, recuerda con enfado Juanjo Jordá. Se ve que la legalización de la fábrica era el premio por no cumplirlas. Y eso que aquel año se había comprobado cómo se superaba el máximo de contaminación permitido hasta en dieciocho ocasiones diferentes a lo largo de siete meses. Desde la asociación se critica “la inoperancia de las medidas tomadas por esta empresa con el beneplácito del ayuntamiento”.


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