novela un mar de azules profundos autor johanna amaya

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contestaba, se había enojado y quiso darle una patada en la pierna y fue allí cuando descubrió algo inesperado…

Según el dictamen del médico Roberto Buitrago, a las 5 y 30 del día domingo había muerto de un infarto fulminante el Señor Carlos Enrique Atencio Buitrago. Su cadáver se encontró sentado en la banca de la plaza Santa Juana al lado del frondoso árbol aquel que da la sombra y es testigo de juegos infantiles.

“Un Domingo por la tarde, Tú y yo, Como aves sin rumbo fijo, En silencio, Abrazados Éramos únicos Y solo en el mundo! En ese domingo, Buscamos refugio Juntos,


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