Ichcatlan no muere - Jose Casillas

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Atemajac del Valle, al este el camino hacia Cuquío y al Oeste hacia los acantilados, conocidos como “La Peña”; todavía prevalece parcialmente el camino de herradura que cruzaba Ixcatán de este a suroeste, hasta llegar al manantial conocido como “La Presa”. Del camino hacia el norte se desprendía uno en la peña alta hacia el poniente para unirse al camino de Tesistán-San Cristóbal-Mezquital del Oro hoy estado de Zacatecas, de este todavía se puede apreciar el esmero con el que fue trazado y empedrado en sus partes inclinadas, es de suponerse que tuvo un uso constante durante la colonia para el traslado de cal y mármol que se extraía de La Soledad. Ahora las nuevas viviendas en Ixcatán se han construido de manera desordenada sin respeto alguno por las normas urbanas, calles mal trazadas, privatización de espacios públicos, invasión de espacios de riesgo como barrancos y arroyos, sin que alguna autoridad intervenga para frenar este absurdo histórico. En los años ochenta del siglo XX, frente a la iglesia se localizaba el panteón y en un extremo la huerta y la casa del padre, frente del templo estaba el “hospital” que no fue otra cosa que un mesón para alojar a caminantes y enfermos, que eran atendidos por religiosos. El cercado de adobe que tenía el panteón frente a la iglesia tenía un año marcado, 1900, sin embargo había tumbas del siglo XIX que no fueron debidamente rescatadas cuando se construyó la plaza actual encima de ese espacio de historia. Donde ahora están las viviendas frente del templo, el quiosco, la huerta y el jardín de niños, eran propiedad del clero y se reconocían como sus anexos, e incluso de manera extraña una de las viviendas antiguas mejor conservada y que fue de Cecilio Limón a principios del siglo XX, es la más cercana a la nave de la iglesia. Las viviendas de adobe con una antigüedad mayor a un siglo a finales del siglo XX son: la casa que fue de Rogelio Juárez por la calle Insurgentes, la vivienda de Rosa Larios en la Calle Zaragoza, la casa que habita Jesús Velázquez en la 54 Ichcatlan no muere, renace cada día. José Casillas, octubre de 2009


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