Revista Agrícola - septiembre 2017

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TECNOLOGÍA exportaciones de jugos y deshidratados durante los últimos años. La superficie mundial cultivada con arándanos de arbusto alto es cercana a 85.000 hectáreas con una producción mayor a 380.000 toneladas, volumen mayormente transado en los mercados internacionales. El 45% de la superficie y el 55% de la producción mundial son aportadas por EE.UU., quien es el principal productor y consumidor de esta fruta, debiendo complementar su demanda doméstica con altas importaciones. CICLO DE CRECIMIENTO Y DESARROLLO DEL ARÁNDANO EN EL SUR DE CHILE El arándano se introdujo en Chile a principios de la década de 1980, ante la creciente demanda de nuevos cultivos que se adaptaran a las distintas condiciones climáticas del país y debido a la necesidad de aumentar las exportaciones con especies que generaran mayor rentabilidad. El arbusto presenta un ciclo anual de crecimiento en el que se alternan un período de dormancia en otoño-invierno y uno, de crecimiento activo en primavera-verano. En la medida que el fotoperiodo y las temperaturas disminuyen en el otoño, los arbustos entran en dormancia. Subsecuentemente, requieren de una cierta acumulación de horas frío durante el invierno para reasumir un crecimiento normal durante la siguiente primavera. Los brotes emergen en primavera, principalmente desde yemas vegetativas simples formadas en la temporada anterior, aunque también pueden originarse desde yemas dormantes ubicadas cerca de la base de las cañas de mayor edad (por ejemplo, luego de una poda intensa). La brotación de las yemas vegetativas ocurre 1-2 semanas previo a la floración, aunque su desarrollo procede a una tasa más lenta que la de las yemas florales. El crecimiento de los brotes, que se extiende hasta mediados del verano, es caracterizado por ser en zigzag o irregular y episódico, siendo acompañado de un número variable de abortos apicales. Cada aborto apical, denominado “punta negra”, finaliza un período o flujo de crecimiento de un brote individual, el que puede presentar uno o más flujos, dependiendo de la variedad, el vigor del brote y las condiciones ambientales. Cabe destacar que la información presentada en este artículo se sistematiza en el “Manual de Fertilización de Arándanos Cultivados en el Sur de Chile”, desarrollado en el marco del Proyecto FIA-UACh “Servicio de diagnóstico y control de la fertilización en arándanos cultivados en suelos volcánicos del Sur de Chile”, ejecutado por la Universidad Austral de Chile (UACh), dirigido por el Dr. Dante Pinochet de la UACh. MODELO DE INTERVENCIÓN EN EL HUERTO Para intervenir en un huerto se debe realizar un adecuado diagnóstico productivo y nutricional

del mismo; analizando los registros históricos de rendimientos, en el contexto del nivel tecnológico del productor (sistema riego, control de heladas, poda), de las limitaciones climáticas y/o edáficas, y cualquier otra limitante del agroecosistema (incidencia de plagas y/o enfermedades). Es necesario recopilar y estudiar los registros productivos, análisis químicos y físicos de suelo, análisis foliares, historial de aplicaciones de fertilizantes y enmiendas, entre otros, para identificar el problema productivo. Si identificamos un problema de tipo “nutricional”, el segundo paso de la intervención es diseñar una estrategia de fertilización ajustada a las condiciones particulares del huerto y sus cuarteles. Para ello se debe considerar el tipo de suelo, el suministro de nutrientes del suelo, el rendimiento posible de alcanzar de acuerdo a la edad productiva y variedad de las plantas de cada cuartel, y al nivel tecnológico del huerto. A continuación se presenta esquema del Modelo de Intervención de un Huerto Frutal para la resolución de un problema nutricional:

Diagnóstico “problema nutricional” Historial productivo Análisis suelo y foliar Nivel tecnológico Otras limitantes

Intervención “fertilización” Diseño estrategia fertilización

Control

Análisis suelo y foliar Rendimiento Calidad fruta

Fuente: Proyecto FIA PYT 2009-0080, “Manual de Fertilización de Arándanos Cultivados en el Sur de Chile” (2014).

Por último, se debe generar un plan de control de la intervención que permita evaluar su efecto en el estado nutricional de los cuarteles (análisis foliar) y en el rendimiento y calidad de fruta producida. Los resultados de este plan de control indicarán si la estrategia de intervención debe mantenerse o modificarse en una siguiente temporada. El cumplimiento de estas etapas permitirá responder al problema nutricional particular de cada sitio (fertilización de precisión) en forma ordenada y racional, a través de una fertilización de corrección y/o de mantención diseñada “a la medida”; así como también, permitirá una evaluación objetiva de la calidad de intervención que guiará las futuras modificaciones de la misma. Más información en http://www.agriismart.com/wpcontent/uploads/2015/04/Manual-Ar%C3%A1ndanos.l Revista Agrícola • Septiembre 2017 33


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