ALABANZA1

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LA ALABANZA 1. LA ORACIÓN Puebla 251 "Los ciudadanos de este Pueblo, deben caminar por la tierra, pero como ciudadanos del cielo, con su corazón enraizado en Dios, mediante la oración y la contemplación". Oración es el medio más importante para lograr un encuentro con Dios Padre, Hijo, Espíritu Santo. Amamos en la medida que oramos y oramos en la medida que amamos, porque la oración nos descubre el mundo maravilloso de Dios.La oración va naciendo en la manera de contemplar, como quien lee un libro, el misterio glorioso de su amor. Existen diferentes modos de orar, existe la oración petición, de perdón, para que sane mis pecados y mi corazón. La plegaria, llega al Señor con todo el peso de nuestras angustias y necesidades. En la Biblia, encontramos oración de acción de gracias, de intercesión, de sanación y de alabanza. 2. ¿ QUE ES ALABAR ? Es elevar el alma a Dios, poner al Señor en el centro de mi vida. Reconocer sus maravillas, su grandeza, su misericordia, su justicia, su poder, su perdón. Alabar es ensalzar, elogiar, aclamar, expresando aprobación en las situaciones difíciles, como parte del plan de Dios. El corazón de la alabanza, es ante todo una actitud interior, esta actitud consiste, sobretodo, en una actitud de corazón que reconoce a Dios como amor. Este amor nos empuja a celebrarlo, alabándolo con todo nuestro ser. La alabanza a Dios, canta a Dios porque es Dios. Atiende a la persona de Dios más que a sus dones, es más teocéntrica. Su grandeza, su misericordia, su justicia, su poder, su perdón, son manifestaciones de su amor, reconocemos sus cualidades y nos admiramos de todas sus obras, celebramos las maravillas de su creación, cantamos su misericordia, su bondad, su providencia que repetimos, son manifestaciones de su amor, pero la alabanza a Dios, es por que es Dios, por su naturaleza divina. La alabanza, es la más bella de las oraciones, la que más profundamente toca el corazón de Dios, porque tiene a Dios como centro, El llega a ser tan importante para la perso-na, que todos los demás modos de orar activos dentro de su valor y excelencia, van detrás de esta manera: la Alabanza. De entre todas las formas de orar, petición, perdón etc.que también son excelentes, ya que el mismo Seños Jesucristo, nos enseño a

como debemos pedir, y nos hace promesas pidan que mi padre les concederá". La oración de alabanza es la oración por excelencia, por que tiene como centro a Dios. La escritura y la liturgia nos invitan constantemente a alabar y dar gracias a Dios. San Pablo insiste con tena-cidad, (Ef 1,18-19; 5,13-14; filp 4,6; 1 Tim 2,1; etc). El hombre que alaba tiene una mirada de fe, una mirada limpia para ver lo que Dios hace en su vida. Cuando alabamos expresamos a-probación. Aprobamos las si-tuaciones difíciles como par-te del plan de Dios para nuestra vida. Consiento que los planes del Señor se cum-plan, aceptémoslo y alabémos-lo "Si me salvaste, si me re-dimiste, si me levantaste, levantas al mundo entero". El dolor entregado al Señor es dolor redentor, pero si es de queja es dolor de sufri-miento que no da fruto, es inútil, apenas entreguemos nuestro dolor al Señor, ese dolor se volverá redentor seremos otro Cristo. Los acontecimientos pueden ser brutales, dolor, pecado, asesinato, terrorismo, narco-tráfico, injusticias, etc.To-dos caen bajo el control de Dios, que los permite para nuestro bien. Si alabamos ante estas situaciones difíciles, seguiremos el ejemplo de nuestro Señor Jesucristo, como cuando oró en Getsemaní Lc 22,39. 3. RAÍCES BÍBLICAS DE LA ALABANZA Cada vez que en los Salmos, aparece la palabra "aclamación" nos encontramos con uno de los estilos de oración más típicamente bíblicos. En la oración se reconoce su grandeza, el poder de su ma-jestad y su obra de salvación. En el Hebreo original de los Salmos aparece el verbo "ru-wua" (alabar) y el sustantivo "teruwua" (alabanza). Según algunos filósofos la raíz de estas dos palabras significa "Rendir los tímpanos con un gran ruido". La Alabanza a Dios desde el principio está unida en su misma raíz con la idea de estrépito, ruido. La primera vez que aparece en al Biblia esta palabra es en el contexto género de las campañas israelitas por la conquista de Canaán. La aclamación era el grito de guerra que lanzaba el ejército formado por orden de batalla contra el enemigo. Antes de iniciarse la batalla se in-vocaba el nombre del Señor, no es una súplica temblorosa de alguien que duda del resultado de la batalla. Es una alabanza resonante. En ella se reconoce la presencia del Señor de los Ejércitos, del Dios de las victorias. Se agradece por anticipada las

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victorias, alabando la fuerza y el poder de Dios. Quizás el episodio más dramático que nos describe este grito es la Toma de Jericó (Jos 6,5). El pueblo en formación de batalla prorrumpe en un gran clamareo, con el sonido de las trompetas y las murallas de Jericó caen ante el poder de la Alabanza. No es difícil hacer la transposición de este grito de guerra de los hebreos a la alabanza del cristiano, en sus luchas interiores en "que luchamos contra la carne y la sangre, sino contra los pode-res infernales". CONDICIONES PARA APRENDER A ALABAR 1º AMOR: Esta actitud interior, consiste sobretodo en una actitud del corazón que reconoce a Dios como Amor. Este amor nos empuja a celebrarlo alabándolo con todo nuestro ser, y darle gracias. 2º FE, requisito básico para ser escuchados, el Señor me concede favores porque ve mi fe, no para que tenga fe, si no porque tengo fe. 1º Pedro 5,7 "Confiad todas vuestras preocupaciones al Señor, El cuida amorosamente de vosotros". Debemos ponernos en manos del Señor, El tiene su hora, para la manifestación de su poder, y después nosotros a luchar y trabajar ( ¿Si Dios no te concediera lo que pides seguirías orando? ). 3º HUMILDAD, la oración humilde nace del reconocimiento de que nada soy, nada de lo que tengo es mérito mío. La humildad es hija de Dios. Isaias 61,1-3: "Señor sin Ti, no soy nada, contigo todo. Ser como niños sencillos dependientes confiados en que Dios Padre puede todo. 4º INTERÉS POR LA PALABRA La alabanza no debe ser emotiva, debe ser alimentada por la Palabra, para vivirla, hacerla carne, aplicarla para nuestra vida; toda nuestra vida debe ser alabanza. Hebreos 4,12. La escritura nos invita constantemente a alabar y dar gracias a Dios, pues la alabanza siempre va acompañada de la acción de gracias. San Pablo en Ef. 1,18-19; 5, 13-14; Filipenses 4,6; 1 Timoteo 2,1; esta actitud se repite en San Pedro (1 Pe 2, 9). En los Salmos que total o parcialmente protagonizan la alabanza y acción de gracias. Salmo 8,18,48, etc; lo ponemos en 1ra persona. Ejemplo: Salmo 18. Yo te alabo, Tu eres mi roca, mi escudo, mi salvación, Peña mía, mi refugio...". Para alabar debemos estudiar la Palabra de Dios, porque es viva y eficaz (Hebreos 4,12), puede edificar y dar herencia a todos los consagrados (Hechos 20,24; 1 Tesalonicenses 2,13). El asiduo meditar en la Palabra de Dios, dejarse cuestionar por ella, a partir de la misma alabanza

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del Señor, el correr por estas raíces aguas de oro, irán depositando un sedimiento de vida nueva, la Palabra nos transformará conforme a sus planes. 5º GOZO.- Al celebrar con gozo, con fe y en el amor divino, reconocemos sus cualidades de Dios, y nos admiremos de sus obras eN el gozo y alegría de que estamos seguros obtener victoria sobre nuestros miedos, opresiones, sufrimientos, porque Dios está con nosotros y nada ni nadie podrá contra nosotros. Baruc 5, Salmo 100, Filipenses 4,7 "Alégrense en el Señor todo el tiempo sentimos gozo por haber sido creados, por ser hijos de Dios, por todos lo regalos que recibimos, por el aire que respiramos, el ave, la belleza de la naturaleza, creación de Dios para el hombre, no debe-mos perder la capacidad de asombro ante la belleza de flor, una puesta de sol, un cielo estrellado, no encerrarnos en la oscuridad de nuestras penas, pensando en cosas negativas nos volvemos ciegos y nos perdemos los dones de Dios en nuestra vida. ALABANZA Y ADORACIÓN Se hallan íntimamente unidas. Adorar es reconocer que Dios es nuestro Señor, nuestro Padre, nuestro Salvador, que es grande, poderoso, bueno, misericordioso...Alabar es decir todo eso a Dios, se lo decimos porque se lo merece, por sí mismo, por que sabemos que El nos escucha, y le agrada oírnos. Creemos que está presente en nosotros. Sólo Dios tiene derecho nuestra adoración "Sólo a Dios adoraras" Mateo 4,10. Adoramos al Padre, al Hijo, al Espíritu Santo, a Jesús, a la Eucaristía, adorar a Dios se llama "Latría". A los santos los veneramos, a esa veneración se llama "Du-lía". La veneración a la Virgen Santísima se llama "Hiperdulía". La Virgen María llena del Espíritu Santo alabó con gozo indescriptible la grandeza de Dios que gratuitamente la había colmado de su gracia (Lucas 1,46). Aprendiendo de Jesús y de María lo alabaremos por que es nuestro Padre y hemos depositado en El nuestra confianza total, porque "su amor de mí jamás se apartará". (Romanos 8,31-39). La alabanza es un camino exigente, es un gran descubrimiento que el Señor nos reserva. Es un desentendimiento de sí mismo, para centrarse en Dios, en su ser, en su grandeza, en la realidad de sí mismo merecedor de toda alabanza y eso es sin duda uno de los frutos del Espíritu Santo que nos va instruyendo. Cuando alabamos, expresamos aprobación. Aprobamos las situaciones difíciles como parte del Plan de Dios para nuestras vidas. Dios es amor, si dudo, peco.

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Consiente que los planes del Señor se cumplen, aceptémoslo y alabémoslo. Si me salvaste, si me redimiste , si me levantaste "levanta al mundo entero". El dolor entregado al Señor es dolor redentor, pero si es queja es dolor de sufrimiento.

CUALIDADES DE LA ALABANZA La presencia de Dios se manifiesta tan a menudo y en tantas formas: en la naturaleza, en las personas; en los acontecimientos felices o desgraciados en el simple hecho de vivir y la respuesta espontánea del hombre es la alabanza. ¿ Cómo ? en forma: - Personal- ComunitariaTrinitaria ALABANZA PERSONAL Es privada, individual, de una sola persona, abre su corazón al Señor y reconoce a Dios como amor y este amor nos empuja a celebrarlo, ala-bándolo con todo nuestro ser, como dicen los Salmos ... y el Nuevo Testamento. "Mi alma desea Señor estar contigo ..." Sediento estoy del Dios, del Dios que me da la vida (Salmo 42,3). Dichosos los que viven en tu casa alabándote siempre. Vale más un día en tus atrios que mil en mi casa (Sal 84,1-13). "Mantener la lámpara encendida" (Lc 12,35) "Orar al Padre privadamente" (Mt 6,6) La gracia de la alabanza nos lleva a una oración en voz alta, o silenciosa íntima con el Señor, ambas formas agradan a Dios. El Espíritu Santo nos da sed de Dios y una comunicación filial con El, como María a los pies de Jesús. El Espíritu Santo al habitar en nosotros nos constituye "santuarios" suyos, moradas en las que vive y actúa. Suscita en nosotros la alabanza, acompañándola, alabándola, elevándola es un incienso sumamente agradable al Padre (que oye en nuestra voz la voz del Hijo, Cristo Jesús, al que estamos unidos) Ap. 8,3-4 pronunciada con la fuerza del Espíritu ( I Cor.6,19; 3,16-17). El Espíritu Santo viene en auxilio de nuestra debilidad, de la imperfección de nuestra alabanza, la endereza, le da fuerza y la ordena Rom. 8,26-27). Nuestra filiación nos empuja a comunicarnos con Dios, Nuestro Padre (Salmo 43,32). El no practicar la oración personal crea una barrera para la acción del Espíritu Santo, suscitador y maestro de oración (Rom.8,26-27). La alabanza personal que es encuentro con el Padre y su hijo entre la criatura y su creador que se logra aceptando las gracias que Dios nos da como el saber encontrarlo en los sacrificios de perseverancia con la que podemos lograr nuestra perfección espiritual, pues la petición insistente, la

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ayuda del Espíritu Santo que forma a Cristo en cada uno de nosotros, que somos personas creadas, amadas, redimidas y santificadas, singular y únicamente como si existiera uno solo. La alabanza personal transforma interiormente acumula en cada uno riqueza espiritual, virtudes, da el encuentro con Dios y el hombre, se transfiere, se irradia, se refleja y ejerce su influjo bienechoren la alabanza comunitaria, pues el Espíritu Santo que ora en nosotros nos ayuda, nos lleva a Jesús, reproduce en nosotros sus sentimientos, actitudes, su vida y nos prepara para proclamarlo. (Jn 14,23; Gal 5, 22, 1 Cor. 2,16). ALABANZA COMUNITARIA Cuando los hermanos nos reu-nimos para alabar al Señor,, es guiada por el Espíritu Santo y refleja así la Eterna y Suprema Comunidad de la Santísima Trinidad. Esta es alabanza de todo el grupo (comunidad) donde expresamos la acción de gracias, alabanza y adoración uniéndonos a la alabanza de Cristo padre, a la que se adhieren todos y cada uno buscando a Dios mismo más no sus dones. La única intención en la oración comunitaria es alabar a Dios y dentro de la diversidad de las personas debe haber armonía, orden, profundidad, no para cohibir a los participantes sino para uni-ficar y armonizar los dife-rentes tonos formando un conjunto de personas que entregan todo su ser a alabar. En esta alabanza, el bien común (de todos) prevalece sobre el bien individual; nos unimos interiormente y en forma espontánea a los herma-nos deseosos de alabar al Señor, nos centramos en la oración que expresa el her-mano al Señor, es un orar con el corazón y decirle desde el fondo: "quiero decirte también yo, lo que mi hermano te dice, hago mía su alabanza y te alabo como él". En la alabanza comunitaria hacemos la alabanza con el hermano, actuamos abierta-mente para que cada uno se una a ella y la expresamos gozosa y clamorosamente, se debe expresar en voz alta con palabras que brotan no solo de la mente sino también del corazón lleno del Señor. La alabanza comunitaria con-ducida con madurez es alabanza poderosa, eficaz, profunda, enriquece la alabanza personal y viceversa y, la alabanza comunitaria bien hecha nos deja en las puertas mismas de la contemplación. ALABANZA TRINITARIA Toda la Iglesia como la Renovación Carismática es esencial y conscientemente "TRINITARIA". Esta presente toda la trinidad en la oración comunitaria.

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La alabanza debe dirigirse a todas y cada una de las personas la Santísima Trinidad. Se alaba al Padre por sus obras "por ser Quién es". Se alaba al Padre por medio de Cristo, centro de la reunión de alabanza. Por El alabamos al Padre, y a El mismo porque el Padre se manifiesta en El y realiza sus obras por El. Al Espíritu Santo porque solo con su poder somos capaces de alabar dignamente y con El juntamente. El Espíritu Santo nos construye con su fuerza, poder, dones y carismas. Alabanza al Padre.La alabanza se dirige al Pa-dre, por sus obras por ser quien es, alabarlo, glorifi-carlo dejando en segundo pla-no las necesidades y preocu-paciones personales. Alabarlo como Cristo con sencillez y amor filial: "Bendito seas Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque si has escondido estas cosas a los sabios y entendidos se las ha revelado a las gente sencilla (Mt. 11,25). La oración filial de alabanza está en íntima relación con el SER MISMO Y ACTUAR SALVI-FICO DEL PADRE. Es la infinidad de su ser una realidad viva del amor creador y redentor, de providencia que todo lo abarca, de bondad siempre fiel y perdonadora, de presencia inefable y dinámica que todo lo llena y se deja sentir en lo íntimo del ser humano. Alabar al Padre con senci-llez: Te alabo Padre, eres maravilloso, te alabo Padre por la alegría de sentirme hijo tuyo; me siento feliz porque soy tu hijo; Te alabo porque eres mi único Padre; Te alabo Padre porque eres el Dios de todos; te alabo Padre, porque levantas a los sencillos y los pobres; te alabo Padre, porque eres el autor de nuestra salvación. La alabanza al padre lo pone en el Centro mismo de la comunidad orante y en el centro del corazón que se expresa en alabanza. Alabar al padre es la actitud normal de la criatura frente a Dios, reconociendo su absoluta superioridad y fuente inagotable de todo bien. La adoración se centra en Dios mismo, es como perderse en El. Se adora a Dios porque es Santo, porque es Dios. La reunión de oración es eso: UNA COMUNIDAD QUE TRIBUTA ADORACION GLORIFICACIÓN Y ALABANZA A DIOS PADRE CELESTIAL, así Dios Padre viene a ser un Dios cercano inmensa-mente cercano que envuelve con su presencia bienohechora y salvífica a todos sus hijos. Alabanza al Hijo.Todo círculo de oración, se dirige a Cristo, es hecho típico también en la Renovación invocar al

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Señor Jesús, pues no en vano lo han aceptado en sus vidas como Señor y Salvador, sobre todo porque El es la verdad, la cabeza de la comunidad (Rom. 6,4-5) formando con El un solo cuerpo (1 Cor 12,12); y en que participan de la plenitud de su vida por el Espíritu. (Col 2,9; Ef 1,22-23). Por ello debemos alabarlo, invocarlo con todo nuestro ser. La alabanza se dirige totalmente hacia la persona de Cristo. Toda la actividad se funda sobre la Fe en la presencia del Señor en medio de la Asamblea. El misterio de Jesús nos introduce en una alabanza sin límites. El es la suprema bendición con la que Dios nos ha bendecido y que El es la motivación última para nuestra vida sea una perfecta alabanza a aquel que hizo tales prodigios de amor en favor de toda la humanidad. Alabanza al Espíritu Santo.El Espíritu Santo es el autor de la vida filial respecto de Dios y de la toma de conciencia de esta realidad en el que ora (Rom 8,14-15, Gal 4,6). No solo ora en nosotros, hace orar como hijos de Dios ante el Padre celestial en el Hijo Cristo Jesús. El reconocimiento de esta realidad nos conduce a adorarlo en ellos mismos a pedir su acción para alabar al Padre a través de Cristo en El. (1 Cor 3,16; 6,16; Ef 2,21-22; Rom 8,14). La oración de alabanza Trinitaria es oración en el Espíritu Santo es que la oración "es dada por El y recibida como tal". Otro aspecto de la oración al Espíritu Santo son los dones, carismas, lo valoramos, lo apreciamos muchos, pero nuestra petición siempre debe ser la presencia renovadora, transformadora del Espíritu Santo, quien nos transformará en otros Cristos a quienes se entreguen con todo su ser. El Espíritu Santo está presente, actuante para lanzarnos hacia el Padre por Cristo en alabanza y acción de gracias. Es sorprendente y consolador saber que en El oramos y nuestra oración es tomada como propia porque ora con nosotros. Por todo ello nuestra alabanza debe ser uniéndose a los demás desde el fondo de nuestro ser, orar unidos a Cristo por El y en El, en la fuerza del Espíritu Santo.

CARACTERÍSTICAS DE LA ORACIÓN COMUNITARIA CARISMÁTICA 1. ORACIÓN SENCILLA Sencillo apuesto a lo complicado. Los participantes, tenemos conciencia muy viva de la presencia del Señor,(Nuestro creador y Padre) que desea comunicarse con criaturas e hijos, que el mismo llama a un lenguaje parecido al que empleó en el

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bautismo de su Hijo en el Jordán "mis amados" Mt 3,17. Por la acción del Espíritu Santo nos hemos ido sensibilizando sobre esta inmensa verdad, por eso conducidos por el Espíritu Santo expresamos nuestra intimidad con un lenguaje sencillo. Cada uno se acerca a El, y se expresa como es, con el sentimiento filial de dirigirse al Padre. El amor y respeto profundo, domina cualquier forma de manifestar la alabanza. Esto suele ser un proceso a veces penoso, (a mí, me costó...) para liberarme de una fuerte inhibición, para alabar en voz alta, pero esto se va superando poco a poco, deshaciéndose esa capa como de barro y el corazón se abre, para alabar con el mismo amor y la misma sencillez de nuestros hermanos. Es un auténtico don de alabanza, inapreciable gracia que se ha de pedir constantemente y El lo va enriqueciendo y profundizando al contacto con la oración de los demás. No caigamos en el error de considerar la alabanza sencilla como simple, a medida que penetramos en la Oración de alabanza, vamos captando toda la riqueza espiritual que se encierra en estas expresiones que nacen del corazón profundo motivado sólo por el deseo de alabar al Señor. A veces aunque el lenguaje de algunos personas menos cultas que alaben sinceramente, los demás que nos adherimos a esa oración hemos de evitar detenerse en estos modos y menos hacer juicios internos sobre ellos. 2. ORACIÓN ESPONTANEA Tiene un profundo fundamento teológico "Dios nos ama y acepta como somos". Por tanto hemos de presentarnos ante El sin máscaras, en una respuesta auténtica. Se opone lo espontáneo a lo prefabricado, preocupada por lo que va a decir. Oramos con palabras que brotan no de la superficie del yo, sino de la eternidad misteriosa de la persona a impulsos del Espíritu que ore en él, y con El (Romanos 8,14-15). Abrimos sin dificultad su corazón a una oración espontánea ate Dios y ante sus hermanos. Cada uno de ellos se halla sumergido en su unión al Señor y adheriéndose con todo el ser a la oración de los participantes, (no se preocupa) del modo como manifiesta a Dios su alabanza. Tampoco se va a lanzar lo primero que se venga a la mente, debe existir, discreción, se trata de alabar al Señor por su quien es, por su mismo ser infinito en bondad, poder, amor, y por las obras maravillosas de su plan salvífico sobre el hombre no dejarse llevar por la emoción del momento. No se debe confundir: espontaneidad con oración exhibicionista, o emocionalista, estaría

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lejos de ser espontánea. Evitar el formulismo, la rutina, el expresarse siempre del mismo modo, sin creatividad ni variedad, como si ya hubiera hallado una fórmula y no me separo de ella. La creatividad no es expresarse en forma rara ni llamativa, es ir enriqueciendo nuestra alabanza con la práctica, con la experiencia propia y ajena, y soldado con el Espíritu Santo que nos ayuda a enriquecer nuestra alabanza al Padre y a Jesucristo. El tono de voz detectará la sencillez y espontaneidad de nuestra alabanza, que se parezca al que usamos en nuestras conversaciones sencillas y a la vez dignas. Toda voz altisonante, engolada, emocionalista delata falta de sencillez y espontaneidad, y hace dudar de la autenticidad de nuestra oración. El tono más o menos alto, depende de la magnitud de la asamblea, preferible que oigan con facilidad cuantas estén en el. 3. ORACIÓN LIBRE La Asamblea de oración es una forma de culto que combina un máximo de libertad y de comunidad. Es una forma colectiva de oración, pero la libertad queda a salvo. La única condición es " que todo se haga en una atmósfera de fe, de amor y de orden. J.M AUBERT (MORAL SOCIAL PARA NUESTRO TIEMPO). Todo participante de orar en la forma mejor que le acomode, mientras no sólo conserve el sabor de la alabanza, sino que realmente esté empapado de adoración, de acción de gracias, reconocimiento, etc. El participante puede expresarse en su manera particular. La libertad no excluye su carácter comunitario, lo intensifica, al permitir que cada uno aporte su contribución a la oración general. El Espíritu Santo que cuida de reunir la comunidad para la Alabanza del Padre en Jesús, se preocupa también de velar por la serena y beneficiosa libertad del grupo de oración. Esta libertad no está en modo alguno, contra el origen que debe reinar en todo círculo de oración. 4. ORACIÓN ÍNTIMA Es ponerse en contacto con el Señor desde el fondo de nuestro ser. En el grupo de Oración de la renovación Carismática Católica, existe un aspecto o desarrollo externo estructurado de manera flexible, y una dinámica espiritual. Los elementos que constituyen esta dinámica espiritual está Oración íntima, la intimidad. Sabemos y creemos en fe, que El está presente en lo íntimo de nuestro ser, de nuestro corazón, la Santísima Trinidad nos invade. Cada Persona Divina en la realidad de su ser personal y de su diversa Misión. Ponerse en

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contacto con Dios, es hacernos conscientes de esta realidad y abrirnos a su gracia, a la Acción del Espíritu Santo. El Espíritu Santo siempre esta orando en nosotros con gemidos inenarrables al Padre, siempre dispuesto a guiarnos en Oración (Rom 8,26). Es una entrega total, en quietud interna, pacificante, e intensa al Señor. Oremos con todas nuestras capacidades, con la razón, con el corazón, con las emociones, con nuestro silencio y aún con nuestro cuerpo. Oremos sin reservas interiores, sin disimulados bloqueos de miedo, con nuestro ser totalmente abierto y orientado hacia el Señor, estando presentes aquí y ahora. Es orar en Dios, con cristo, en la fuerza del Espíritu Santo y bajo su acción. Sin El, nuestra oración sería una simple recitación "es fácil decir exteriormente la alabanza, sin haber entrado en oración". Hablar a Dios, desde lo más hondo del corazón, desde el fundamento interior de nuestra vida, se halla fuera del alcance humano, sólo es posible con el poder del Espíritu Santo (Rom 8,14-16; 26-28). El interviene, nos guía, nos centra, es entonces cuando penetramos misteriosamente en el campo de las más íntimas relaciones con la Trinidad. Así, entonces, oramos a Dios, en Dios. Toda la comunidad se convierte en protagonista de un diálogo inefable que va y viene, como oleaje de oro de Dios al hombre y de este a su Señor y Padre en Cristo Jesús, al impulso del Espíritu. Es expresión personal y a la vez comunitaria. Cada uno expresa su oración personal que no se puede comparar a la de otro miembro, sin perturbar el desarrollo de la Oración Comunitaria, al mismo tiempo hoy más que una oración, la de la Asamblea en la comunión de todos, es movida por el Espíritu Santo como si fuera una sola persona. El Amor que se fomenta y se palpa, es la atmósfera en la cual se mueve todo círculo de Oración. Cuando el amor de Dios, se apodera del alma, se irradia espontáneamente a los demás, como la cascada de luz de un prisma lanzado sobre los objetos. En los grupos de Oración se tiene cumplimiento a estas palabras "Mirad como se aman". Es obvio que ocurre este fenómeno. Si Jesús se halla presente y afluente por su Espíritu, se da este triple influjo trinitario que nos lanza hacia el amor, y nos hace reproducir en la comunidad la íntima relación de Amor que se da en las Divinas Personas. Este clima de amor, se fomenta y se procura invada la Asamblea a lo largo de toda la oración. Aun las manifestaciones externas, no se desdeñan dentro de un gran respeto por la persona. Esto resulta nuevo en nuestro mundo marcado por el secularismo y el sexo. Tenemos que recordar de que, en los grupos

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formados por "pecadores", existen a veces actitudes, comportamientos que están lejos del amor fraterno, pero reconocemos que sinceramente existe una insistente invitación a superar debilidades y faltas, a crear en el amor del Señor y de los demás. Paz, sentirse amados del Padre, haber elegido a Jesús como Centro de Vida y acción, percibir la Obra del Espíritu, produce paz que llega no pocas veces a desbordarse. No es la paz que se vive cuando no hay problemas, de una vida sin problemas. Es una paz de otra calidad, es un nuevo modo de estar pacificados por dentro. Es a la vez seguridad en Dios, cercanía del Señor, descanso amoroso del Padre. La Asamblea de Oración desea antes que nada, una nueva petición de la Efusión del Espíritu Santo sobre todos y cada uno, un pequeño Pentecostes. Utilizar la alabanza para: introducir avisos camuflados, delatar a personas y dar indicaciones doctrinales. La alabanza debe ser eso y nada más. Cualquier otra desviación desvirtúa la gloria de Dios, su eficacia santificadora, desorienta, turba, divide. 5. ORACIÓN LLENA DE PAZ, DE AMOR, DE ALEGRÍA El fin más peculiar de los grupos de Oración es alabar a Dios con todo el Ser, y a través de esa finalidad, tender otra que constituya el punto focal de toda la Renovación Carismática: "Construir una comunidad madura de cristianos. Los grupos de oración no son un fin en sí mismo. Son elementos indispensables dentro de la Renovación Carismática. Más que definirla por los grupos de oración o por el Bautismo en el Espíritu, había que hacerlo a partir de las personas que deseemos vivir el Evangelio sin condiciones, que deseemos seguir a Jesús y la inspiración de su Santo Espíritu para que el Padre pueda construir su Reino aquí en la tierra, para que nos convirtamos en levadura de ese Reino. Es peculiar entonces, el clima de amor, de paz y de alegría, que suele reinar. No es extraño que admire a quienes se acercan por primera vez y se dejen captar por un clima tan saludable espiritualmente. Se trata de un ambiente interno, que se hace tangible por su densidad espiritual. No es un grupo que evaden la realidad, que sienten el paso de su responsabilidad, o frustaciones y quieren compensarse de la calurosa acogida. Los grupos de oración están más allá de todo eso, los verdaderamente integrados, viven de los humano, pero lo sobrepasan y se sitúan en lo divino cuando se intensifica, todo el ser se siente serenamente inundado, de esta atmósfera de quietud pasiva y activa al mismo tiempo, que recibe

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como don, y que lanza hacia el reconocimiento, hacia el amor, al diálogo amoroso en la palabra o en el silencio. Es una novedad que nos sorprende y se considera plenamente natural, en que se ha entregado al Señor y está bajo su influjo, se ve igual que vemos un esplendoroso amanecer. Esa paz es signo de la presencia de Cristo, que no sólo nos da su paz, sino El mismo es nuestra Paz. Ef 2,14; Col 2,14. Alegría, (Filipenses 3,1; 4,4) "Hermanos míos alegraos en el Señor, estad siempre alegres en el Señor, os lo repito estad alegres". El mismo apóstol San Pablo, enumera como un fruto del Espíritu Santo el Gozo. (Gal 5,22) Es el gozo del Señor, porque es El quien lo produce, y en quien los participantes se alegran. Es una emoción discreta, en el mejor sentido de la Palabra, todo el ser toma parte, y con particular relieve los sentimientos. Tengamos cuidado con los sentimientos y emociones desbordados, son la muerte de los auténticos afectos. Pero el sentimiento que brota de la consideración y de la Alabanza del Señor, no hemos de temer. El gozo que frecuentemente inunda la oración de los grupos, brota del clima de amor y de paz a impulsos del Espíritu. dentro del sosiego dominante, se recibe una discreta y natural seriedad. Pero nunca debe dar paso a la tristeza. Llegamos al grupo de oración oprimidos por el peso de la preocupaciones, de intranquilidad, el sano contagio del gozo de nuestro hermanos y la acción del espíritu, a quien nos abrimos, van transformando nuestro clima interior hasta sentirnos apacibles, alegres, inundados de gozo de Dios. 6. UNA ORACIÓN EN EL ORDEN El Señor no es un Dios de confusión sino de paz (1 Cor 14,38) "Todo debe hacerse convenientemente y con orden" (1 Cor 14,40). Los motivos de la insistencia de Pablo respecto del orden en la Asamblea de Oración, válidos para nuestros grupos. Si el grupo de oración es el lugar donde el amor de Dios puede trabajar para hacer de nosotros su pueblo elegido, el desorden se convierte en obstáculo que bloquea la ac-ción transformadora del Se-ñor. El desorden nos arranca del clima de paz, amor y unidad, Dios no actúa en el desorden. Impresiona a los que se acercan por primera vez, constatar el orden que reina dentro de una sana libertad. Hay condiciones que pueden obstaculizar o ayudar a la obra del Señor. No es ajeno a nuestra cooperación. Los principales tenemos:

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No podemos ir al grupo de oración a resolver mis problemas psicológicos, aunque me ayude, no es este precisamente el lugar. No debo ir a cultivar amistades, no es malo la sana amistad en Cristo pro no cabe convertirlos en lugar de encuentro con las personas que me simpatizan, para compartir ideas, ni aprovechar la ocasión de conversar o discutir. Hay muchas cosas laudables que pueden hacerse fuera del grupo de oración no dentro de El. En éste sólo debemos dominar el deseo de alabar al Señor y centrarnos en El. hay dos cosas que ayudan mucho: El Responsable de un grupo de Oración debe ser elegido cuidadosamente. El orden empieza por él, deberá ser una persona exterior e interior ordenada. Una persona con problemas psicológicos o espiritualmente, está contraindicado. Este hace que la reunión se deslice dentro de un pacificante orden externo e interno. Su papel no se agota con saber iniciar los diversos aspectos flexibles de una oración comunitaria ni con animar a los participantes. Debe dar cohesión a todo el grupo, solucionar comprensivamente y eficazmente los problemas que surjan, evitar y preveer con oportunas indicaciones las dificultades que aparezcan en el curso de la oración.No caen en el peligro de esperar cómodamente que el Espíritu guiará al grupo y descuidar su preparación como servidor y dirigente. La experiencia indica que la mayoría de las desviaciones de los grupos de oración o que esta asamblea resulte débil, fatigosa, se debe a las deficiencias de los servidores, sean sacerdotes o laicos. Segundo aspecto para que la oración proceda con orden en el comportamiento del grupo. El grupo debe acoger al servidor con fraternal acogida, debe ayudarle a cumplir con su deber de hacer una oración en el orden. Una manera eficaz para lograrlo es la obediencia y cooperación a las indicaciones que dé el servidor. Un dirigente de oración necesita además de experiencia nuestra ayuda y aliento. Debemos responder a sus directrices, le animaremos en su tarea, y le ayudaremos en su servicio y a beneficiarse en sus aciertos y aun en sus errores.

“SEÑOR ESTA ES TU OBRA PARA NUESTROS HERMANOS”


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