5 perspectivas de la politica internacional

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Por lo que hace a las fechas, la más difícil es la primera que comprende el comienzo del Holoceno al fin de la última glaciación. El comienzo del período interglaciar en el que la temperatura se hizo más suave y la capa de hielo se derritió. Momento en que se sitúa el punto de partida del homo sapiens sapiens es decir, la actual especie humana diferenciada de sus antecesores. La denominación de Holoceno, etimológicamente, una era “enteramente nueva”, fue establecida por el Congreso Internacional de Geología de 1885, para designar el paso de una sociedad de cazadores – recolectores a una basada en la agricultura. Esa fecha es, por supuesto, incierta y aproximada. De hecho, varía a medida que nuevos descubrimientos arqueológicos y antropológicos retrotraen a fechas más antiguas los vestigios humanos más remotos de los que se tiene noticias. En esta ocasión supondremos que la especie humana se diferenció de sus predecesores y que originariamente estuvo compuesta por dos individuos, aunque lo más probable es que consistiese en un conjunto de bandas itinerantes que contaban unos pocos miles de individuos. Las restantes cifras, para las siguientes fechas, ya son estimaciones cuya verosimilitud aumenta a medida que nos aproximamos al presente. En la maraña de cifras contenidas en la tabla 2, especialmente en los indicadores recogidos en las columnas tercera y cuarta, pueden reconocerse tres discontinuidades, tres cambios de ritmo, especialmente llamativos. Son las que corresponden a los años 1750, 1950 y 1975. La primera es la que divide en dos grandes fases la historia de la población humana: una larga y lenta, de crecimiento pausado, casi imperceptible en el largo plazo; y una segunda breve y rápida. Puede decirse que el período excepcional durante el cual la población del mundo adquirirá el grueso del volumen que tiene en la actualidad se inicia a mediados del siglo XVIII – más bien a sus comienzos, si utilizáramos datos más desagregados-. El profesor Thomas McKeown propuso aceradamente para este período la denominación de “la era del Moderno Crecimiento de la Población” (MCP), por analogía con la expresión “Moderno Crecimiento Económico” con la que los economistas designan a la era inaugurada por la Revolución Industrial. Aunque más adecuada nos parece el neologismo: “Antropoceno”, creado por el premio Nobel de Química holandés, Paul Crutzen, para describir el transcurso de los dos últimos siglos, en los que el hombre se ha convertido en una fuerza geofísica capaz de transformar profundamente la naturaleza (AKAL:2009:169).


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