premcat2

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Pensamos que puede ser interesante anotar los textos recibidos que tienen firma: Tabla IV.6.5. Textos inéditos Manuel Andreu:

«Els ànecs del llac de l’esplanada»

J. M. Bellido:

«Un any a Tolosa»

A. Bladé i Desumbila:

[sense títol]

Íd

«Crònica de Montpeller»

Gifre Bosch:

«Reflexió sobre la passió»

R. Bou:

«Impressions del camp d’Argelers»

Alexandre Cirici:

«Isolament i integració»

Id.

«Catalunya en el nucli de la cultura clàssica»

Id.

«Catalunya i Espanya»

Id.

«Catalunya i la guerra espanyola»

Alexandre Deulofeu:

«Els aliats guanyaran la guerra?»

J. Lladó:

«La crítica necessària»

Carles Pi i Sunyer:

«L’economia de Catalunya»

Josep M. Poblet:

«Ja som a Sants!»

Íd:

«Una nova torre de Babel»

Francesc Pujols:

«August Compte i el pensament català»

Pere Puig:

«Totalitarisme i democràcia i lluita de classes»

N. M. Rubió i Tudurí:

«Catalunya enfora. Àfrica endins»

Íd:

«Els grans reportatges»

S. Rubió:

«Passat present i futur»

Íd:

«Vaques al boulevard»

Íd:

«Final i fuga. Tríptic. Vicennes»

Josep Sans:

«La missió de la joventut»

Un de la barraca MSL nº2:

«Agde camp dels catalans»

Jordi Vallès:

«El retorn a la...»

Íd:

«L’anada al canal»

Emili Vigo:

«Visatge de Catalunya» Narrativa:

Agustí Bartra:

«Un

J. Navarro Costabella:

«El destí dels homes i de les ànimes»

Joan Sacs:

«L’espai vital» Poemas:

Ventura Gassol:

«A F. Macià»

J. Prous i Vila:

«L’Absència»

J. Marco:

«Esperança»

J. B. Xuriguera:

«Cant de l’exiliat»

A.D.:

«Avui he plorat»

Íd:

«Els exiliats »

Íd:

«He perdut mon paradís»

Íd:

«Nit de reis»

Íd:

«Impressions de les veremes»

Agustí Bartra:

«Pavillon T»

Íd:

«Dalt d’un camió al cotxe»

Ramon E. Basegoda:

«Esperança»

Jordi Vallès:

«Cant de Nadal»

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Como último dato ofrecemos los pseudónimos de la revista. Tabla IV.6.6. J. del Port

Joan Alzina55

Romaní

Martí Bas

Comandant X

Jean Bouillot56

Quelus

Miquel Cardona

Nyerra

Enric Clusellas

Apa

Feliu Elias

Joan Sacs

Feliu Elias

Observer

Jaume Miravitlles57

Pere Espelt

Joan Tom58

Ton

Rafael Tona

Economía La pésima situación económica de la Generalitat en el exilio59 provoca que desde febrero hasta invierno el panorama sea desolador. La JARE, organismo que dirigido por Prieto y alternativo al SERE (Servicio de Evacuación de los Republicanos Españoles) de Negrín, ayuda a la Generalitat. Disponía de recursos financieros propios y la ruptura política entre Prieto y Negrín evidenciaba la división. La Diputación Permanente de las Cortes gestionaba finanzas y ante la dimisión de Azaña se reunió en París el 31 de marzo y el 1 de abril y en México el 20 de junio. Mateo Alemán, presidente de México, decretó el fideicomiso sobre los bienes de la JARE y destinó sus recursos a socorrer a los refugiados en Francia. México facilitó el tesoro del barco Vita a la JARE. La Generalitat pudo subvencionar miserias ante la magnitud de las necesidades y la residencia de Montpellier. Publicaciones como la Revista de Catalunya, El Poble Català o instituciones como la Fundación Llull salieron beneficiadas. Se producirá una sustancial mejora de las condiciones financieras de la Generalitat que sufrió penurias desde febrero de 1939 hasta agosto de 1940. Lluís Mestres trabaja con Aiguader en el SERE donde también se reclamaba la aportación para los catalanes pero Negrín dio pocos recursos, por mediación de Josep Moix, comunista y que era miembro. El acuerdo con la JARE fue fundamental. Se acordó pagar dos millones de francos por las deudas y medio millón de francos de subvención mensual. Los catalanes se retirarán del SERE. La JARE era la institución de ayuda. Lluís Nicolau d’Olwer y Josep Andreu i Abelló fueron nombrados presidente y vocal, respectivamente, del nuevo or-

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ganismo. La existencia de la JARE facilita a la Generalitat un trato mejor, no exento de matices, que el que daba o hubiera dado Negrín con su SERE60. En resumen, la subvención sirvió para el subsidio a políticos y diputados y consejeros, en las residencias e instituciones culturales entre las que destaca la Fundació Ramon Llull. Articuló una oficina de relaciones, la Laietana Office61. El apoyo durará poco por las especiales circunstancias derivadas de la ocupación alemana de París el 14 de junio de 1940 con la posterior vinculación con los franquistas que perseguían la actividad catalana. No deja de ser significativo que el 21 de agosto de 1939, según carta de J. Tarradellas se cobren los primeros 500.000 francos y poco después El Poble Català es una realidad. Como hemos visto la normalidad, por llamarla de algún modo, financiera de la Generalitat se dará solo el otoño e invierno de 1939-40. Pronto llegará la noche: la colaboración policial franco-alemana y española con la represión a los republicanos exiliados. Expolios, incautaciones y, claro, detenciones indiscriminadas entre las que destaca Lluís Companys en agosto de 1940 fusilado dos meses después. Tabla IV.6.7. Estado de cuentas de los primeros números Concepto Tiraje

Presupuestado

Gastado

16.000

14.955

Superavid

Déficit

1.045

Papel y cierre Fotogravado

1.000

259

741

Colaboración

6.000

4.550

1.450

Franqueo exped.

2.250

2.829’05

750

1.422

3.000

1.000

29.000

29.015’05

Imprevistos Administración Dirección Total:

579’05 672 2.000

4.000

4.000 5.236

5.251’01

RESUMEN Total presupuestado:

29.000 francos

Total gastado:

29.015’05 francos

Saldo déficit:

15’05 francos 21 de noviembre 1939

Disponemos de otro documento interior. Es el presupuesto por los números 1 y 2. Enviado a la JARE el 21 de noviembre de 1939, la misma fecha que el informe anterior, contemplaban las siguientes partidas: imprenta (12.000,00 francos); papel (4.000); colaboradores (4.500); administración (1.000), redacción y dirección (4.000); clichés (500); franqueo (1.600); gastos de mano de obra por expedición (plegar, pegar y otros) (800) y franqueo correspondencia,

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franqueo de correspondencia


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pequeños gastos imprevistos (600). Para el número 2 todo es igual excepto la partida de administración que se aumenta (1.500); Para el tercero se incrementarán las de franqueo también (2.600), mano de obra (1.000); mano de franqueo de obra de expedición a 1.000 y franqueo correspondencia a 1.500. El precorrespondencia supuesto total pasa de los 29.000 del número 1 a 32.000 francos para el número 262. Difusión Gracias a diversas anotaciones interiores que denotan un volumen elevado de correspondencia podemos conocer la voluntad de los directores y promotores de la publicación de hacerla llegar al máximo número de catalanes en todo el mundo. La revista llega bien a Europa y América. En cambio no encontramos referencias de Asia y África aunque nos consta la presencia catalana en ciudades como Orán, etc. Sea como fuere, a través de los datos que conocemos de imprenta no podemos deducir la tirada, ni tampoco a partir de las referencias interiores. Hay vacilaciones y tanto hablan de 8.000 como de 20.000 ejemplares. Tabla IV.6.8. Distribución en América de El Poble Català según un memorándum interno México: 330

Orfeó Català Altres

15

345

300

300

Francia: Lista personalidades

Argentina: Centre Català Buenos Aires

200

Id.Mendoza

200

Id.Rosario

200

Id.Córdoba

200

Id.Tucuman

200

Centro Balear

200

Centro Regional Valenciano

200

Comitè Llibertat

200 200

Mutual Catalana

1.200

Otros centros catalanes

15

Otros

2.815

Brasil: Centre Català

150

Otros

10

160

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Casal Català Comitè Catalunya Otros Centre Català Grup Nacionalista Radical Catalunya Germanor Catalana Otros Centre Català Santiago Id. Valparaíso Centre Català Comitè Catalunya Centre Català

Estados Unidos: 500 500 37 Cuba: 600 600 600 600 32 Chile: 500 100 Paraguay: 200 Uruguay: 200 200 Otros:

Colombia, Venezuela, Dominicana… 200 Revistas, suscritores, personalidades TOTAL AMÉRICA: 7.889

1.037

2.432

600 200

400

200

Esta tabla está en francés y sin fechar. Desconocemos más datos. Sin embargo una carta del 15 de noviembre al Comité Independiente de Santa Fe (Argentina) indica que adjuntan 10 ejemplares para que los envíen a los catalanes que conozcan y también que la prensa local puede reproducir artículos del semanario con toda libertad. Además hay un gran número de cartas donde comentan que envían ejemplares en los mismos términos. Había una voluntad, pues, de distribución gratuita y que la tirada fuera distribuida dinámicamente por el exilio. Deducimos que los ejemplares editados fueron distribuidos y el activismo de Miravitlles nos debe hacer ver la tirada que dicen al alza, sin embargo, conociendo Miravitlles y no disponiendo de cifras de imprenta, no podemos dar por válidas las cantidades que están un poco elevadas en sus documentos internos, seguramente oscilaría entre los 10.000 y los 12.000 ejemplares. Un total que nos sitúa El Poble Català en un primer rango de las publicaciones de exilio junto a La Humanitat, Quaderns de l’Exili... Tabla IV.6.9. Distribución de ejemplares Presupuestos de sep.1939 pedidos a dos imprentas Presupuesto de nov.1939 para el número 1

63 Informe a la JAE nov.1939 para los 4 primeros núms. Informe en francés de abril de 1940

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3.000 10.000 8.000 20.000


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Final Una voluntad de mostrarse prudentes como respuesta a la acogida, más que hospitalidad, francesa hizo que el contenido fuera altamente controlado por los propios redactores. Con la censura en Francia atenta a todo lo que no fuera la España convencional, o sea la España de expresión, contenido y mentalidad castellana pura, estaban obligados a tener un gran cuidado. Quizá por estos matices la redacción pide a Jules Véran en la sección «Voces amigas» que exprese lo que ellos sienten. Véran lo dice nítidamente64: «El general Franco que quiere unificar fuertemente a través de la centralización, sabe muy bien que la lengua es la última fortaleza en la que un pueblo se cierra cuando quiere conservar cierta independencia, al menos la espiritual. De ahí provienen sus medidas contra el uso de la lengua catalana».

Esta voluntad de preservar la identidad, la nación, la lengua, el ser, es, pensamos, la razón de ser de El Poble Català. No fue solo por la cultura, puesto que ya existía la Revista de Catalunya, ni para conectar a los exiliados perdidos o sin conexión con la familia o amigos, para eso estaba ya L’Independent, sino que era, y de ahí el esfuerzo de partidos, gobierno, intelectuales y artistas, una afirmación identitaria a pesar de los pocos recursos. Si hubiera habido recursos para todos, las revistas hubiesen florecido. Lo que es un milagro es que se produjese tal cantidad de materiales culturales (libros, actos, revistas...) sin prácticamente recursos. Solo lo explica la alta motivación de los exiliados y la fuerza de una cultura milenaria acosada por un gobierno enemigo que incluso moviliza la embajada para reprimirla. El asco que producía la saña de los vencedores era solo similar al talante moral y ético de quien bombardeaba civiles en retirada (de Málaga a Figueres) o torturaba y fusilaba a los vencidos ONU sin reprensión internacional de las NN.UU. o condena moral del Vaticano, que miraban todos, todos, hacia otra parte. Ferran Soldevila, quien tuvo una columna importante en la revista y fue un colaborador fiel, anota65 en su diario una interesante visita en la que ya se preludia la situación de final haciendo referencia al gobierno francés66: «El Ministerio de Asuntos Exteriores llamó a Miravitlles y, cuando se pensaba que iban a decirle que lo dejara, dijeron todo lo contrario. Le comunicaron que, desde el primer número la embajada de España había protestado y pedido que fuera prohibida la publicación de El Poble Català. Pero habían respondido que, dentro de la legislación

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francesa no había ninguna disposición que permitiera prohibir una publicación como aquella. Que continuáramos con ese mismo tono, y no habría ningún inconveniente Y acabó felicitándole. Miravitlles salió como quien ve visiones».

Fontserè, desde París, sigue la evolución de la etapa final del semanario. Lo narra detalladamente67: «El número 17 de El Poble Català, correspondiente al 16 de febrero de 1940, no llegó a publicarse a pesar de haber sido compuesto con galeradas. El lápiz rojo de la Tercera República, en defensa de la que teníamos que luchar los jóvenes catalanes, asesinó a El Poble Català sin compasión. La censura por razones de Estado no tiene color político. El Estado, como el camaleón, se distingue por los cambios de coloración que puede experimentar según las circunstancias políticas del momento. La censura puede ser tanto dictatorial como democrática, fascista como antifascista, y también puede ser sibilina, en el caso de una forzada autocensura. La historiadora Geneviève Dreyfus-Armand, en una conversación particular sostenida en 1992 en París, me dijo que posiblemente El Poble Català fuese suspendido por presión del mariscal Pétain, en aquel tiempo embajador de la República francesa en Madrid, a través de un largo telegrama que el 9 de febrero de 1940 envió al presidente del Consejo francés, en el que expresaba preocupación porque ‘La actividad de los refugiados no comprometa las relaciones de Francia con los dirigentes actuales en Madrid y no haga , en plena guerra, el juego de nuestros enemigos. Francia haría el juego de nuestros adversarios al limitarse a garantizar en bloque la corrección de los refugiados españoles en Francia, que pretenden no tener otra finalidad que la ayuda y el desarrollo cultural. Vistas por el lado de los felibreses, estas asociaciones han suscitado el interés legítimo de varias personalidades francesas... Pero el movimiento felibrés no tiene aquí el carácter meramente intelectual y literario que tiene, por ejemplo, en nuestra Provenza y en nuestro País Vasco. Este es incontestablemente, en muchos casos, el vehículo del separatismo... Una hoja de El Poble Català está muy hábilmente redactada. No se encuentran casi ataques directos contra el gobierno de Madrid, el tono se esfuerza en permanecer moderado, pero la tendencia es clara. He señalado, por ejemplo, un artículo publicado en el primer número de este periódico bajo el título «Polònia i Catalunya». El autor hace un paralelismo entre la invasión de Cataluña por las tropas franquistas y la invasión de Polonia por los ejércitos alema-

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nes, de este estudio de apariencia técnica, se desprende la idea de que Cataluña había sido víctima de una agresión similar a la que el Reich había cometido contra Polonia’. Por lo visto, Miravitlles ignoraba que este artículo suyo, que yo ilustré, fue el causante de la suspensión definitiva de El Poble Català de París, ordenada por el gobierno ‘democrático’ de la III República. Aquel en defensa del que los refugiados catalanes en edad militar teníamos el deber, según los redactores del extinguido semanario, de jugarnos la vida».

En marzo de 1940 la dirección envía una circular indicando que el semanario ha sido «momentáneamente» suspendido y que se hacen «gestiones para poder reaparecer». La esperanza no se pierde y se pide que los cambios de dirección sean notificados. Más contundente es la carta del 15 de marzo al distribuidor, Messageries Hachette, firmada por Antonio Sáez de Jubera donde intuye el final definitivo: «Notre hebdomadaire ayant été suspendu à la date du 16 février dernier par la Censure militaire, nous nous trouvons dans l’obligation de liquider notre administration. En conséquence, nous vous prions de vouloir bien nous faire parvenir, dés que possible, le relevé de notre compte chez vous, avec solde en notre faveur. Vous voudrez bien également nous adresser les exemplaires invendus. Veuillez agréer, Monsieur l’Administrateur, nos salutations distinguées. L’Administrateur.»

El documento más tardío que hemos podido ver en el fondo del archivo del semanario es una carta del 23 de marzo: «Amigo, acusamos recibo de su carta del día 27 de febrero pasado así como de 15 francos en sellos de correo, importe de un trimestre de suscripción. Por correo aparte le enviamos una colección entera de nuestro semanario, el cual, por ahora, está suspendido. Confiamos, pero reaparecer pronto y os rogamos nos quiera tener al corriente de cualquier cambio de dirección. Mientras os saludamos muy atentamente. Por la Dirección».

En el archivo de la revista se conserva un informe, fechado el 20 de febrero y titulado, «les buts et la signifïcation du journal hebdomadaire El Poble Català» en el que parece que el mismo Miravitlles argumenta aspectos que podrían influir en las autoridades francesas para que revocasen la prohibición. Enumera los grandes colaboradores franceses con que ha contado, la posición

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de Cataluña en la Primera Guerra Mundial, y finalmente concluye que los organismos del exilio español, están controlados por comunistas que desde el pacto Molotov-Ribbentrop se habían convertido en agentes de la propaganda antifrancesa, mientras que ellos no lo son. Los catalanes no lo son: «notre journal qui au commencement n’avait qu’un but; maintenir dans le coeur des Catalans la foi dans la destinée historique de la France, devenait alors un organe de combat pour contrecarrer, en Amérique du Sud, la propagande en somme germanophile développée par les communistes espagnols.»

Finalmente, se argumenta que el semanario no ha polemizado nunca contra el régimen instaurado en España, que no es una publicación política sino literaria y no pide nada, simplemente expone argumentaciones que acompañan una carta o recurso que no se conserva con los documentos de archivo consultados. No fueron dificultades financieras aunque sí podían existir y contribuir negativamente de forma complementaria68 a la presión combinada, fatal, de españoles y franceses, que cerró la revista. Catalans pel món, alternativa a El Poble Català No son, pues, ni las circunstancias difíciles ni los alemanes como se ha escrito69, sino las autoridades francesas, por presión de las españolas, las responsables de la desaparición de El Poble Català. Cuando la Generalitat tiene recursos financieros, aunque sea unos meses no tiene autorización. Por esta razón y por los objetivos expuestos antes querrán editar otras dos publicaciones y elaboran el memorándum «Rapport sur la publication de deux jornaux en espagnol et catalan, destinas aux refugies espagnols» en el que valoran la propaganda pro-Francia que supondría, constatando su necesidad dada la implantación de la propaganda que tanto Rusia como Alemania llevan a América: «La publication à Paris de l’hebdomadaire catalan EL POBLE CATALÀ, récemment suspendu, qui proclamait l’adhésion des réfugiés catalans à la cause française, avait aussi déferlé quelques-unes de ces campagnes calomnieuses de la part des communistes qui agissent entre les réfugiés espagnols en Amérique. Ces campagnes visent la France qui a donné son hospitalité aux refugiés et ceux-ci en tant que travailleurs au service de la cause alliée.»

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Plantean una revista en doble edición, en catalán y en español, con un sumario muy meditado y muy neutro ideológicamente. Sería, por lo tanto, absolutamente inocua para el régimen franquista salvo por el hecho mismo de ser una revista catalana: Tabla IV.6.10. Contenido del nuevo semanario proyectado 1

Portada: fotografía de paisaje catalán combinada con paisaje francés

2

Legislación francesa que afecte a los refugiados

3

Editorial sobre problemas de los trabajadores españoles

4

«L’Histoire parle» dedicada a los lazos históricos entre Cataluña y Francia

5

«L’Europe au jour le jour» sobre la situación política y militar europea

6-7

«Letres de près» cartas de catalanes en fábricas o campos franceses

8-9

«Connaïtre la France pour l’aimer» artículos de escritores francees

10-11

«Letres de Loin» cartas de catalanes enviadas desde todos los países del mundo en especial desde América

12

Informaciones de las actividades de los catalanes relativas a cultura, arte y ciencia

13

«Une heure de Catalan» lección elemental de gramática catalana

14

«Une heure de Français» elementos fundamentales de la lengua francesa

15

«Une heure de joie» canciones populares catalanas y francesas. Letra y música

16

«Les grans reportages» series de artículos. La primera «Homes de France»

Una estrategia que aspiraba simplemente a crear un lazo de relación de catalanes en Francia con el pretexto de: «Avec cette formule nous nous proposons d’informer les catalans réfugiés en France, en créant entre eux la solidarité du travail et les rendant conscients de leurs devoirs vis-à-vis du pays qui leur a ouvert ses portes70».

El equipo Miravitlles, Andreu y Tasis está entusiasmado con la nueva revista, la bautizan como Catalans pel món y aprovecha todo el equipo y la intelectualidad en el exilio. Envían el 12 de abril una carta71 a Josep Andreu i Abelló en México, en su calidad de Presidente de la Junta de Relaciones del Orfeó Catalá que era el organismo que debía cuidar de la recepción y envío de ejemplares en la colonia catalana junto a otras gestiones. Le piden que se ocupe de gestiones administrativas relacionadas con la búsqueda de suscriptores, de colaboradores, que nombre corresponsales, etc., y, en concreto, se le pide que ayude al proyecto que tienen en curso de elaboración de un Censo de catalanes en el

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mundo. Le solicitan colaboraciones de todo tipo (cuentos, reportajes, gestión, etc.) a excepción de artículos políticos firmados que deciden no publicar. No esconden los objetivos: «Como liberales y demócratas que son [los catalanes exiliados] estos núcleos y las personas que en su nombre intervendrán en la publicación creen que hoy el interés de la Libertad de los hombres y los pueblos exige como premisa esencial la victoria de los Democráticos occidentales, Francia e Inglaterra, en la lucha que sostienen contra los métodos agresores de la Alemania nazi. A través de esta posición, y porque lo creemos de un alto interés, no solo para los catalanes exiliados sino para el porvenir de nuestra Patria, intentaremos hacer una sección de política internacional para afirmar la simpatía con que los catalanes siguen los esfuerzos de los aliados y su adhesión a la causa de la Democracia. Sabemos que en toda América se ejerce una activísima campaña de propaganda nazi y sabemos también que, como consecuencia del acuerdo germano-soviético y de las complicidades criminales en los asuntos de Polonia y Finlandia, los propagandistas del comunismo estalinista no vacilan en utilizar la calumnia y la insidia para desprestigiar la causa franco-británica entre nuestros compatriotas exiliados. Quisiéramos salir al paso, con la simple exposición de los hechos, a estas campañas, y no duden de que querremos ayudarlos en esta obra».

Francia tampoco autorizó este semanario que esquivaba la opinión y la catalanidad y daba paso a una simple hoja de información digamos sindical no reivindicativa o mejor dicho, asociativa y de integración en el país de acogida dándolo a conocer y valorando sus aspectos de interés. Pero ni por esas. Francia ya conocía bien a los catalanes y sabía que comenzarían con elogios y acabarían reclamando rasgos identitarios. Como, por ejemplo, la enseñanza. Rápidamente dispersará a los exiliados de Cataluña del Norte esparciéndolos por todo el hexágono, pero esa es otra historia. Persecución y final París apoyará a Franco de forma plena desde el final de la guerra española en abril y posteriormente se pondrá a su lado y sólo por la presión democrática internacional debilitará la presión que mantiene sobre los refugiados. Desde devolverlos hasta autorizar la entrega siendo varios fusilados a finales de 1940

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la historia es bien conocida. Los meses anteriores a abril de 1939 serán cruciales. En febrero Cataluña ha caído y Francia e Inglaterra no tendrán ningún tipo de duda o escrúpulo en saber a quién tienen que ayudar, ahora de iure y no ya de facto. El mismo 5 de febrero se reúnen dos grandes delegados de España y Francia, el general Gómez Jordana y el diplomático Léon Bérard, se ponen de acuerdo y el día 18, en Burgos para patentizar el acuerdo, firman los famosos acuerdos y se publican en fecha de 25 de febrero. Franco tendrá reconocimiento y podrá tener armas incluida la flota y los aviones, oro, joyas, dinero y depósitos, obras de arte, etc. de la República en Francia de forma inmediata. Se rechaza la pretensión francesa de usar estos recursos para subvenir las necesidades perentorias -alimentación, morada ... - de los refugiados. El día 27 de febrero se vuelven a reunir, ahora en Francia y el 2 de marzo es público el nombramiento de Pétain como embajador francés en Madrid. Los acuerdos son una declaración de buena vecindad, establecimiento de relaciones diplomáticas plenas y una declaración de siete puntos sobre los bienes españoles que se reclaman. El texto íntegro de la declaración de buena vecindad es el siguiente: «Comme conséquence, de la résolution qu’ils ont prise d’entretenir entre eux les rapports de bon voisinage, les deux Gouvernements s’engagent à prendre toute mesure propre à surveiller étroitement chacun son territoire toute activité dirigée contre la tranquillité et la sécurité du pays voisin. Le Gouvernement français prendra notamment les mesures nécessaires pour interdire au voisinage de la frontière toute action de ressortissants espagnols qui serait contraire à la disposition ci-dessus».

Francia devuelve en agosto la flota a Franco, las nueve mil cajas con el dinero del tesoro del gobierno vasco, el oro del Banco de España, más de tres mil vehículos, obras de arte de particulares, etc. y clausurarán las publicaciones editadas en Francia, se registrarán las sedes de la SERE y el JARE y se pide también que la prensa general no humille Franco. Lequerica requiere el 29 de mayo de 1940 toda la documentación de los organismos citados. El gobierno español insta insistentemente al francés que cierre las publicaciones editadas en Francia: “Le Midi, Voz de Madrid, España, Travail, (sic) Voz de los Españoles, Norte y Poble Catalá.» En los archivos diplomáticos españoles se conserva un reporte sobre estos acuerdos y taxativamente se escribe que se harán las devoluciones de todo lo que quiere Franco y, muy interesante, la nota española, redactada en francés glosa la «Agitation politico-révolutionnaire» con duros términos contra

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la tolerancia francesa y lo manifiesta apenas mencionar las siete referencias del acuerdo que afectan armas, barcos, vehículos, etc. Escribe el documento: «Le Gouvernement Espagnol, par l’intermédiaire de son Ambassadeur à Paris, n’a pas manqué d’attirer sans cesse l’attention du Ministère des Affaires Étrangères, par des notes verbales et par de nombreuses communications personnelles au Président du Conseil et Ministre des Affaires Étrangères, sur l’inexécution constante des accords Bérard Jordana».

Ces protestations ont été notamment motivées: 1) Par la publication, en France, par les rouges espagnols et séparatistes basques et catalans, des hebdomadaires et revues comme “El Poble Catala” (sic), “Revista de Cataluña” (sic) et “Euzko-Deya” (sic). Dans ces publications, les activités politiques de ses partisans se poursuivent et l’unité de l’Espagne et son Gouvernement sont, dans les derniers numéros, ouvertement attaqués. La thèse qui fait l’objet de leur prédilection, et qui revient constamment dans tous les articles, est que le triomphe des Alliés, qui défendent la cause des petites Nations, comme la Catalogne et “Euskadi” (nom appliqué aux pays basque espagnol et français uni, mais qui, dans les circonstances, se rapporte uniquement au pays basque espagnol) leur apportera l’indépendance, comme il sera pour la Tchécoslovaquie et la Pologne (article de Rovira Virgili dans la Revue de Catalogne de février, et les articles de “Eusko-Deya”). Ils soutiennent également la doctrine que pour faire partie des futurs groupements internationaux, le rétablissement des institutions démocratiques sera, selon toute probabilité, égalment exigé à chaque pays, et il espère que cette condition sera imposée à l’Espagne par les Alliés vainqueurs. En plus des publications désignées, une nouvelle publication des séparatistes catalans est en préparation. Elle sera dirigée par Mirat Villes, (sic) ex Commisaire de la propagande de la Generalidad».

El documento ataca en el punto dos, muy extenso, los otros organismos de ayuda así como la existencia -no la actividad- de organismos oficiales en el exilio -gobiernos, parlamentos-presionando para que no se den ayudas a políticos de cargo -ministros, diputados- y que se clausuren todas las ofi-

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cinas. Quieren que sean alejados de las zonas fronterizas, especialmente los vascos y catalanes y expone una agitación de los refugiados peligrosa para el estado español y que la cláusula de buena vecindad, que reproducen, debe aplicarse de forma expeditiva acusando de complicidad y tolerancia las autoridades administrativas y policiales francesas por facilitar documentación a refugiados. Veamos la acción española ante las autoridades francesas. El 10 de mayo de 1939 el Ministerio de Asuntos Exteriores de Madrid envía a su embajada en París una nota señalando «Travall» (sic) y remarca: «…se dejan circular en ese país, no obstante lo estipulado en los Acuerdos firmados el 25 de febrero último. En su consecuencia, de orden comunicada por el señor Ministro de Asuntos Exteriores señaló a V. E. esas actividades para que se sirva denunciarlas a ese Gobierno».

La presión seguirá. De las muchas cartas, notas y referencias señalamos otra del 21 de octubre también de 1939 donde se informa, bajo el epígrafe “Secreto” que se dan dos millones de francos al JARE y que se preparan dos semanarios nuevos - dicen los nombres también España y El Pueblo Catalán. Señalan que el dinero irá a una especie de «Ateneo cultural». En lo esencial los servicios de información reciben datos verificados y puede hacerse una política diplomática contundente, sin errores, linealmente activa en una sola línea: silenciar a los exiliados. Eliminar la visibilidad que otorga una prensa. Los diplomáticos españoles están muy bien informados y pueden pegar donde más escuece. El 26 de diciembre un «Reservado» de diez folios de Lequerica al Ministerio de Asuntos Exteriores (MAE) indica en su página la reproducción de la carta que ha enviado a Daladier sobre la «actividad revolucionaria» de los refugiados y dice: «publient plusieurs journaux (El Poble Català, Eusko Deya, La Voz de los Españoles …) qui entretiennent une active propagande dans tous les milieux d’emigrés et essayent d’introduire en Espagne toutes ces publications afin d’y maintenir une agitation dangereuse.»

Acusa a los exiliados de tener plena libertad de movimientos y remite a los acuerdos de Burgos. Es la misma batería argumental que el documento memorándum de síntesis que se redacta para las autoridades francesas y que también consideramos.

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JOSEP MARIA FIGUERES

Tabla nº IV.6.11 Relación de notas verbales contra el periodismo del exilio Número

Fecha

Publicación aludida

Ciudad

208

26-V-1939

Travall (sic) [No vista ni citada por E. Gasch]

París

223

27-V-1939

España

París

264

8-VI-1939

Oran republicain

Orán

461

8-VIII-1939

Eusko Enda

París

480

22-VIII-1939

La Voz de los Españoles

París

498

22-VIII-1939

La Voz de los Españoles

París

562

14-IX-1939

Norte

París

563

14-IX-1939

Reconquista [No vista se traslada a París en agosto de 1939 cf. R. Surroca]

653

6-X-1939

Catalunya

París

656

9-X-1939

Norte

París

794

10-XI-1939

Recordatorio de anteriores notas verbales y especialmente referida a El Poble Català

París

[No vista] ¿Sobre prensa El Poble Català?

París

796

Montpellier

56

15-I-1940

El Poble Català

París

139

3-II-1940

El Poble Català

París

La aparición del semanario catalán genera una especial rabia a los órganos diplomáticos españoles. La presencia cuidada y un contenido elaborado, fruto todo del trabajo profesional de competentes periodistas, provoca una acción de rechazo diferente a la de cualquier hoja de confección deficiente, contenido atrabiliario y distribución casi clandestina. La nota verbal, documento de protesta formal diplomático donde se deja constancia de una posición, número 794 (10-XI-1939) hace un recordatorio al MAE de la prensa que lucha contra el régimen franquista. Manifiestan:

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«L’Ambassade d’Espagne n’a pas manqué d’attirer à plusieurs reprises l’attention du Ministère des Affaires Etrangères sur la publication en France des journaux et hebdomadaires édités par des émigrés espagnols rouges. Elle avait cru devoir signaler au ministère que ces activités des rouges espagnols, patiemment tolérées par les autorités françaises n’étaient guère susceptibles d’alanir les difficultés qui s’opposaient au rétablissement des relations de bon voisinage envisagées par les Accords de Burgos.»

Hemos localizado más documentación que hace referencia a El Poble Català. La primera es la nota verbal número 56 del 15 de enero que insiste en la presencia de prensa hostil a España en Francia, hacen referencia a la nota recordatorio número 794, a la carta a Edouard Daladier y también insistiendo contra esta la permanencia de la prensa y adjunta el último número de El Poble Català, seguramente el 12. El día 3 de febrero se envía la nota verbal número 139 que alude a la anterior nota verbal enviada por el MAE en París y a la carta que envían el 28 de noviembre al Presidente del Consejo, Ministro de Asuntos Exteriores. Adjuntan el número 14 de El Poble Català. Tanta presión produce su hecho, para darnos cuenta miramos la tabla donde ofrecemos constancia de un documento mensual del rango de una nota verbal en relación a una revista hecha por exiliados y que se dirige fundamentalmente a exiliados, que no es en francés ni en la venta sino se distribuye en circuito cerrado. Finalmente Pétain, que será el embajador francés en Madrid recordamos y tendrá la máxima confianza política institucional y que suma el prestigio inmenso de la primera guerra mundial. Pétain envía el 9 de febrero un largo telegrama al Presidente del consejo, llega el día 11 y ipso facto El Poble Català se detiene. El número que hay en máquinas, compuesto, no es impreso, faltaba sólo la última corrección y aquí se acaba la vida de la publicación.

Notas 1.- FIGUERES, Josep M. : «El Poble Català», revista de país...». Barcelona, III Jornades d´Història de la Premsa, 2009. 2.- Puede consultarse la historia sintética en Arxius de la Generalitat de Catalunya. Retorn dels fons custodiats al País Basc. Comissió Institucional Lluís Companys, ANC, 2001. 3.- Falta la documentación de imprenta que nos permitiría ajustar la difusión, y también la documentación oficial así como la económica en libros de caja, día a día, etc. Disponemos de correspondencia, originales de redacción, recibos y algunos otros documentos diversos. 4.- Se ha trabajado bastante en Quaderns de l’exili y Ressorgiment. 5.- Obras recientes como el volumen «L’exili» en la serie La guerra civil (Barcelona, Edicions 62, 2007) pueden ser una muestra de esta carestía. No obstante, a pesar del interés de dicho volumen, no aporta nada, ni siquiera lo cita, sobre El Poble Català.

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6.- FIGUERES, J. M.: «Aproximació a la primera premsa d’exili (1936-1952)», en L’exili català del 1936-1939. Un balanç. Girona, Quaderns del Cercle, 2003, p. 211-226. 7.- Albert Manent en La literatura catalana a l’exili le dedica media línea (p. 73); Sauret en la inicial L’exili polític català (Barcelona, Aymà, 1979), tres renglones y medio y reproduce un fragmento del editorial fundacional. También son sintéticos Joan Torrent y Rafael Tasis en Història de la premsa catalana que citan como motivo de su desaparición las «graves circunstancias por las que atravesaba Francia en aquellos días» (vol. II, p. 605). Citan como último número visto el 17, del que dicen «hemos visto» compuesto pero no editado. Más cauto es Josep Faulí en su Repertori d’una recuperació. Premsa en català 1939-1976. (Barcelona, Publicacions de l’Abadia de Montserrat, 2006) quien elabora una detallada ficha (p. 17). 8.- La carta que ilustra a propósito del ambiente periodístico del momento es contundente. Datada tal vez el 4 o el 24 –el número está corregido– de agosto de 1939 en Montpelier, se afirma: «Como nueva muestra de la actividad de los estudiantes catalanes que estamos en Montpelier, os enviamos hoy un ejemplar de Directriu, nuestro boletín. A través de sus páginas podréis ver claramente nuestros objetivos: hacer propaganda del nacionalismo en los campos de concentración y oponernos a la demagogia que practican los comunistas. Hacer patente fuera de los campos, la existencia de un núcleo muy importante que cree llegada la hora de hacer sentir su voz y que no está dispuesto a tolerar sin protesta la reincidencia en los viejos errores. Y es nuestro criterio que en estos momentos el peor pecado contra Cataluña es el de la negligencia. Nos agradaría mucho conocer vuestra opinión respecto a este primer número y, sobre todo, respecto al espíritu que nos anima. Cordialmente vuestro». 9.- La alusión va dirigida a la ausencia de referencias políticas a la España totalitaria y anticatalana. 10.- [A. Rovira i Virgili]: «Salutació catalana» en El Poble Català, 1 (27-X-1939). 11.- ANC, Fons Generalitat a l’exili, cd. 12/28 12.5.1. Asimismo, no figura en el volumen Cartes de l’exili. Barcelona, Publicacions de l’Abadia de Montserrat, 2004. 12.- «El Poble Català» en SURROCA, Robert: Premsa catalana de l’exili i de l’emigració (1816-1976). Barcelona, Generalitat de Catalunya, 2004, p. 180. 13.- Encontramos una buena síntesis en la obra de MORALES, Mercè: La Generalitat de Josep Irla i l’exili polític català. Barcelona, Base, 2009. 14.- Andreu era representante de Estat Català (EC) con la confianza de la dirección, tanto es así que incluso compartió, durante el invierno de 1939-1940, apartamento en París con Joan Cornudella. Había sido director del Diari de Catalunya en su etapa dirigida por el partido y en julio de 1939 promovió, en Montalbán, la constitución del Front Nacional de Catalunya, entonces con el nombre de Unitat Nacional Catalana. También fue director de Per Catalunya (1945). La facción de EC que representaba se aliaba con Companys. La de Borrell en Perpiñán tenía el apoyo, entre otros, de Claudi Ametlla y Amadeu Hurtado. 15.- MIRAVITLLES, Jaume: «18 de juny de 1941» en D’Europa a Amèrica. Dietari d’exili (19411945). Barcelona, Proa, 2009, p. 38-39. 16.- FONTSERÈ, Carles: Un exiliat de tercera. A París durant la Segona guerra mundial. Barcelona, Proa, 1999. p. 125. 17.- La oficina es nueva y no tiene nada que ver con la anterior; es para relaciones con la JARE. Fue creada por diversas razones. Nicolau d’Olwer, presidente de la sede de la Fundació Ramon Llull en

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EL PERIODISMO CATALÁN. UN SIGLO DE HISTORIA (1879-1984) Montpelier, ahora será presidente de la JARE. Una duplicidad. También Josep Andreu propuso a Sbert a raíz de su viaje y estancia en México que hubiese una Junta de Relaciones y propaganda del Orfeó Català de Mèxic que actuase como delegación de la fundación. La creación de nuevos organismos no era solo de cara a las autoridades francesas sino también de cara a la JARE. A nadie del exilio se le escapaba la vinculación del semanario con la Generalitat. Véase MORALES: La Generalitat…, p. 118 y ss. 18.- FONTSERÉ: ob. cit., p. 130-133. 19.-En la primavera de 1939, Jaume Miravitlles y Artur Bladé i Desumvila coincidieron en el café Les Deux Magots de París, en la tertulia de refugiados que presidía Joan Casanovas. Si Bladé asumió una sección en la revista no hay duda de que su amistad jugaba como referencia de seguridad. En BLADÉ, A.: De l’exili a Mèxic. Valls, Cosetània edicions, 2008, p. 197; y también en L’exiliada. Barcelona, Pòrtic, 1976, pág, 101 y ss., cita los días en que se encuentran (6 y 26 de abril) y aporta detalles de las conversaciones. 20.- Soldevila está en Bierville, en Boissy-la-Rivière, con Riba, Josep M. Capdevila y Clementina Arderiu y sus otros tres hijos y las familias de Joaquim Sunyer, Ignasi Mallol, así como Baltasar Samper, Manuel Pijoan, Pau Romeva y el 10 de julio se trasladará a Isle-Adam. 21.- ANC, Carta de Antoni Albino del 11-II-1940. Conservada en el Fondo Generalitat a l’exili, consultable en el CD 10/28, 11-4-1. 22.- ANC, conservada en el Fondo Generalitat a l’exili, consultable en el CD 12/28, 131-2-1. 23.- Otros bloques políticos, como los anarquistas, tampoco colaboraron. Lo sintetiza Garcia Oliver en carta del 8 de febrero cuando dice que el pueblo catalán es muy pequeño porque solo tiene un comité de tres para dirigirlo. Salva a Miravitlles de la terna y le pregunta qué hace en mitad de esa gentecilla. Niega su colaboración política pero, suponemos que por razones de supervivencia, la literaria si que la aceptaría siempre que se le pagase por adelantado. Carta de Joan Garcia Oliver a Jaume Miravitlles del 8-II-1940. 24.- Pueden verse los dos fragmentos íntegros en «Una carta de Claudi Ametlla» en CASANOVAS I CUBERTA, Joan: Casanovas i Maristany, president del Parlament de Catalunya. Barcelona, Publicacions de l’Abadia de Montserrat, 1996, p. 282-283. 25.- Podríamos considerar también la larga carta, doce folios, de Francesc Trabal, del 26 de enero de 1940, que muestra desacuerdo en diversas cuestiones del mundo del exilio. 26.- Sería un ejemplo Ressorgiment (Buenos Aires) que la comenta en términos de naturalidad, como lo hace con otras publicaciones, y el dato también nos demuestra la dificultad de una buena distribución. Esta revista había recibido 7 de los números publicados hasta enero de 1940. 27.- La mayoría de colaboradores son comentaristas políticos, historiadores o periodistas, siendo minoría los escritores, dibujantes y poetas, como podemos ver en el total de firmas que aparecen en El Poble Català: Jaume Aguader i Miró, José de Aguirre, Antoni Andreu i Abelló, Clementina Arderiu, Avel·lí Artís, Agustí Bartra, Antoni Bladé i Desumvila, Lluís Capdevila, Miquel Cardona «Quelus», Antoni Clavé, Lluís Companys, Joan Cornudella, Pere Coromines*, Manuel Cruells, Feliu Elias, Carles Esplà, Carles Fontserè, Josep M. Francès, Ventura Gassol, Josep Guarner, Josep M. Lladó, Martí Bas, Alfons Masseras*, Jaume Miravitlles, Joan Morera, «Narro», J. Navarro i Costabella, Lluís Nicolau d’Olwer, Jaume Passarell, Joan Peiró, Josep M. Poblet, J. Pous i Pagès, Carles Pi i Sun-

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JOSEP MARIA FIGUERES yer, Eduard Ragasol, Carles Rahola*, Carles Riba, Mercè Rodoreda, Antoni Rovira i Virgili, Nicolau M. Rubió, Miquel Santaló, Jaume Serra Húnter, Antoni M. Sbert, Ferran Soldevila, Rafael Tasis, Josep Tomàs i Piera, Humbert Torres, Jules Véran y Eugeni Xammar. Con asterisco señalamos los textos, de homenaje, de difuntos. 28.- Los castillos humanos eran levantados por catalanes procedentes de las comarcas del Alt Camp y del Penedés. 29.- «Un altre Nadal» en EPC, 9 (22-XII-1939), p. 1. 30.- A pesar de ser de izquierdas respetan la nomenclatura del momento y la palabra Navidad aparece con naturalidad. Si bien la fiesta de Reyes fue sustituída por la Semana del Niño, Navidad se conserva. 31.- Se escribe una amplia descripción histórica y social del país como ejemplo de democracia y hacen un elogio del socialismo finés, de su voluntad igualitaria y de su éxito, la mitad de los diputados, y acaba exponiendo la contundencia dictatorial estalinista: «este país, modelo de pueblos, que las tropas de Stalin, representando un sistema político y moral netamente inferior, atacan ahora de una manera brutal. Siguiendo las sangrientas huellas de Nicolás I y de Nicolás II. Stalin, el primario, el tzar rojo, ataca un país que brilla en la Historia con todos los colores de la honradez y de la dignidad. Y, para su vergüenza, levanta contra el Gobierno legítimo de la Finlandia mártir un gobierno fantasma arrinconado en el no man’s land de la decencia y la vergüenza. Y esto lo hace Stalin, ‘Padre de los pueblos’, ‘Genio de la Humanidad’. Esto lo hace un país ‘defensor de los derechos de los pueblos a disponer de sí mismos’. La Cataluña envía a la Finlandia heroica el saludo emocionado de sus hijos». 32.- FONTSERÈ, ob. cit. p. 132. 33.- Popular y conocido en Montpelier, administrador de la Residencia catalana. Fue director de la revista Renaixement, lo que le abrió las puertas occitanas y francesas. Un buen retrato nos lo ofrece L’exiliada, p. 363 y ss. 34.- FONTSERÈ, ob. cit., p. 131. 35.- CASANOVAS, ob. cit. p. 285 y ss. 36.- No es casual qu el documental informativo Catalunya màrtir comience también con imágenes similares: el trabajo rural, la pesca. Miravitlles, que encargó este trabajo, era exponente de una época que valoraba la tradición, el trabajo…, y lo hacía, atención, desde la izquierda laica y más adelantada. 37.- Así lo vemos en «Any nou, Vida Nova?» en El Poble Catalá, 11 (5-I-1940), p. 1 y otras portadas. 38.- ANC. Fondo Generalitat a l’exili, 9/28 11.3.1. 39.- No se leen bien y, además, hay cinco nombres anotados también a mano y sin título de artículo: Puig Cadafalch, Pijoan… 40.- SOLDEVILA, F.: Dietaris de l’exili i el retorn. Valencia, 3 i 4, 1995, p. 42. 41.- L’exiliada, p. 421. 42.- Cartes de Carles Riba. Barcelona, Institut d’Estudis Catalans, 2005. ed. de C.J. Guardiola, vol. IV, p. 123 y 148. 43.- El 2 de enero Bosch escribe a Pi i Sunyer: «He recibido una carta de Miravitlles pidiéndome un

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EL PERIODISMO CATALÁN. UN SIGLO DE HISTORIA (1879-1984) artículo para el número extraordinario de El Poble Català. Veo que usted también tiene uno adjudicado. Esto será una solución, ya que no acababa de encontrar el tema y buscándomelo ellos me resuelven el problema» en Viure el primer exili: cartes britàniques de Pere Bosch Gimpera i Carles Pi i Sunyer. 1939-1940. Barcelona, Fundació Carles Pi i Sunyer, Quaderns de l’Arxiu Pi i Sunyer, p. 108. Bosch hace algunas otras alusiones a la revista: el 25 de enero escribe que ha leído el artículo de Sbert afirmando «lo veo bastante bien». Id., p. 122. 44.- SOLDEVILA, F.: Els dietaris retrobats (1939-1940). Valencia, 3 i 4, 2007. p. 99. 45.- SOLDEVILA, id. p. 140. 46.- ANC, Fondo de la «Generalitat a l’exili». Reproduce la carta íntegra MANENT, Jordi: Pompeu Fabra a l’exili (1939-1948). Barcelona, Proa, 2005, p. 166-167. 47.- SOLDEVILA, id. p. 150. 48.- SOLDEVILA, id. p. 134. 49.- La número 162, la última de la recopilación y la única que habla de la revista en TOUS, Jordi: Andreu i Abelló. Correspondencia política d’exili (1938-1939). D’Estat Català al Front Nacional de Catalunya. Tarragona, El Mèdol, 1999, p. 240-241. 50.- Incluímos en la tabla el vaciado que hemos llevado a cabo y, cuando se conoce el importe de la colaboración, lo anotamos. Entre claudátors hacemos constar los textos que no reciben los honorarios de colaborador, por ejemplo, los de Miravitlles, y también datos aclaratorios que no figuran en la documentación económica de relación de colaboradores. 51.- En rojo, al lado, aparece anotado «100». 52.- Se conserva un recibo en el que consta: «He recibido de la JARE la cantidad de 1.020 francos (MIL VEINTE) destinados al pago de los colaboradores del número cinco de EL POBLE CATALÀ, según relación detallada que se acompaña. París, 27 de noviembre 1939». El número 5 tiene fecha de 24-XI-1939, la relación se presenta inmediatamente y se cobra de la JARE. Por las fechas sabemos que la redacción pagaba antes de cobrar de la JARE. Tomàs firma el recibo el día 18, es decir, antes incluso de que aparezca el semanario. 53.- Soldevila escribe el 29 de enero a Miravitlles: «He aquí la influencia británica. Espero que no haya tardado demasiado. Sobre todo, haga mirar el francés. Con esto que tiene ahora en su poder: ‘Catalunya i València’, ‘La influència francesa’, ‘La influència britànica’ y un artículo de la serie ‘Sota els sarraïns’ (Bajo los sarracenos), que tal vez ya haya aparecido en el número de ayer. ¡Me han hecho trabajar mucho!». (ANC, Fondo Generalitat a l’exili, 11/28, 13-2-1). 54.- Albert Manent conserva un original en su archivo copia consultable en la Biblioteca del Centre d’Història Contemporània de Catalunya (CHCC). 55.- En la relación de colaboradores y sus honorarios. 56.- Así se hace constar en los recibos de las colaboraciones. 57.- FONTSERÈ, ob. cit. Pág, 131. 58.- En la relación de colaboradores y sus honorarios. 59.- Puede verse con detalle en VILANOVA, F.: Als dos costats de la frontera. Relacions polítiques entre exili i interior a la postguerra 1939-1948. Barcelona, Publicacions de l’Abadia de Montserrat, 2001, p. 19 y ss.

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JOSEP MARIA FIGUERES 60.- Soldevila explica en sus dietarios (p. 106) que el 18 de septiembre visita a Olwer en su despacho de la JARE y cuando le expone que querría ir a Chile –la guerra europea ya ha estallado y el problema ya no es el futuro, sino la supervivencia–, la respuesta del helenista al historiador es «pero cuando esperaba oferta de subvención para el pasaje, silencio. Silencio penoso». 61.- «Els primers anys de la Generalitat a l’exili (1939-1940)» en Els fons de la Generalitat de Catalunya. Segona República i Exili. Barcelona, Departament de Cultura, 2002. 62.- Fuente: ANC, Fondo Generalitat a l’exili 12/28. 63.- En el último informe que envían a la JARE indican que han enviado ejemplares a: América (3.000), campos de internamiento de Rosellón (2.000), Francia (Fund. Llull, entidades y catalanes en París, Generalitat, etc., 2.500), Inglaterra, Bélgica, Suiza (500). En total, 8.000. 64.- VERAN, Jules: «La prescripció oficial de la llengua catalana» en El Poble Català, 15 (2-II-1940). 65.- Soldevila, ob. cit. Anotación del 9 de diciembre de 1939. p. 166. 66.- En la colección conservada en el CHCC podemos leer la nota manuscrita al comenzar la serie: «Suspendido por presiones de la embajada española por el artículo ‘La prescripció oficial de la llengua catalana’ en el número 15». 67.- FONTSERÈ: ob. cit, pág, 153-154. 68.- Nota que aparece en el número 17: «Advertencia. Por necesidad de ahorrar papel, impuesta por las circunstancias, se impone reducir el servicio gratuito del Poble Català al mínimo estrictamente necesario. Por lo tanto, no extrañe a nuestros corresponsales ver reducido el número de ejemplares de los paquetes que les remitimos semanalmente». 69.- TORRENT-TASIS, ob. cit. y SURROCA: «El Poble Català» en Premsa, ob. cit, pág, 180. 70.- ANC, cd 8/28, 6.1.6, 303.731, 1/3, 2/3 y 3/3. 71.- ANC, Fondo Generalitat a l’exili, 12/28 15.1.1.

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QUINTA PARTE

Camino a la normalizaci贸n


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1 La difícil recuperación: el periodo de 1966-19791

La ley de prensa e imprenta A raíz de un hecho decisivo, la promulgación de la ley de prensa e imprenta publicada en el BOE del 19 de marzo de 1966, la prensa catalana entra en un nuevo periodo para su expansión; es en este momento en el que nacen la mayor parte de las prácticamente cuatrocientas publicaciones catalanas que se cuentan poco antes de iniciar la década de los ochenta. No llegaban a las setenta las publicaciones aparecidas hasta 1966, pero después de la ley de prensa, conocida con el nombre de ley Fraga, porque era este político el responsable del Ministerio de Información y Turismo en el momento de la promulgación, el aumento fue espectacular; así, desde esta fecha y hasta 1979 serán unas 250 revistas y diarios los que habrán nacido2. Seguirán las prohibiciones para las publicaciones de ámbito general y para las de baja frecuencia. La represión es tan fuerte que no habrá un sólo diario en catalán de los cien que hay en España hasta que el dictador esté muerto y enterrado. No es únicamente el cambio de la situación jurídica el elemento que permite el incremento de las publicaciones, también está relacionado con el aumento de la prensa comarcal, gran pionera en la recuperación de la lengua catalana en los medios de comunicación, como ha estudiado Jaume Guillamet3. Desde la segunda mitad de la década de 1950, momento en que se comenzaron a publicar colaboraciones sobre temas folklóricos, poemas…, en catalán, hasta 1979, la fecha de 1966 queda como la del cambio más substancial, puesto que, además del nacimiento de nuevas publicaciones, el contenido de las existentes incrementa el uso del catalán hasta llegar, en muchos casos, a ser la lengua empleada en la totalidad de los contenidos de la publicación. Ciudades como Vilafranca del Penedès con Casal (1968), Vilanova i la Geltrú con Foment Vilanoví (1972), Blanes con Recull (nacido en 1919 y posteriormente adaptado a las cir-

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cunstancias idiomáticas del momento), Santa Coloma de Farnés con Ressò (1967), Valls con Cultura (1955), etc., comienzan a tener una plataforma informativa efectiva, pese a los controles políticos que las rodeaban. A pesar de que suavizaba las dificultades para la creación de órganos de comunicación, la ley de prensa no será la solución total, puesto que el país no dispone de los puntales básicos de que dispone toda comunidad organizada. Pero actividades como el empuje editorial de los sesenta, la «nova cançó», las luchas populares con reivindicaciones catalanas como la campaña «Volem bisbes catalans» (Queremos obispos catalanes) o «Escola catalana» (Escuela catalana), enraizarán y tendrán una fuerte expansión, a pesar de alguna crisis de planteamientos y de mercado como la de 1968, en lo que al libro catalán se refiere. Las clases de catalán aumentan, las librerías catalanas extienden su área de influencia por todo el país, nacen elementos editoriales nuevos, como puede ser la creación de una enciclopedia, una distribuidora o un grupo del libro… Todo viene a configurar los preámbulos de la tan anhelada normalidad, que no se conseguirá hasta el periodo de 1976-1979, aunque todavía sean apreciables muchas limitaciones factuales. Si analizamos el periodo que va desde la ley de prensa hasta la muerte de Franco, parece que no haya habido demasiadas acciones espectaculares a excepción de nacimientos como los de Tele-estel, En Patufet, Arreu, Oriflama y los proyectos no exitosos El Matí, Migdia… Puede parecer una historia de fracasos, pero no hemos de olvidar que la existencia de dos diarios4 y la de los diez semanarios se debe a una lucha corajuda. Por otra parte, lo que se cuenta como fracasos en Barcelona, son éxitos en comarcas, ya que las pequeñas publicaciones, portavoces de un grupo de jóvenes, de socios, de una entidad, de un centro parroquial o del casal de turno, propician una base de receptores y productores para la prensa actual, que si bien no llega a los dos mil títulos que había antes de la guerra, va creciendo de manera lenta pero imparable. No podemos olvidarnos de la participación de la prensa diaria en la recuperación de la lengua, sobre todo de la barcelonesa, que con motivo de la liberalización del régimen y de la oleada de crecimiento económico de los años sesenta, inicia e incrementa la participación del catalán en sus páginas. De la tímida columna de Esteve Busquets o de Joan Gala en el Correo Catalán o en Tele-eXprés hasta suplementos como Cap de Setmana o Mainada, de los diarios citados, se produce un tiempo de abnegada lucha por recuperar, en definitiva, el nombre de las cosas. Incrementar la participación del catalán en las páginas de los diarios como hizo Mundo Diario con «Catalunya endins», es una labor innegable hacia la normalidad, que pasa por la presencia de más de un diario en catalán en los quioscos. Siguiendo las directrices expuestas, siempre que haya un encuentro de profesionales de la prensa catalana, sea en el

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seno del Congreso de Cultura Catalana, en el Congreso de Periodistas o en los encuentros de prensa comarcal, se pone de manifiesto que tanto el incremento del catalán en los diarios en lengua castellana como la realización de suplementos dominicales en la lengua de Bernat Metge son pasos necesarios para la normalización de los productos periodísticos en lengua catalana5. Parecía que los obstáculos principales –como muy bien han remarcado profesionales como Jaume Guillamet6– estaban resueltos, pero todavía había factores que hacían tambalear la frágil base de las publicaciones periódicas catalanas. Se actuaba por intuición ante el mercado, no se superan las cifras de unos pocos de miles de ejemplares, hasta llegar al caso de Tele-estel. La burguesía continúa sin dar ni apoyo financiero ni hombres emprendedores para redirigir la situación; la izquierda continua con la prensa clandestina o bien son los esfuerzos de tono individualista o voluntarista de los que hacen la prensa en este momento; y los hombres de negocios, como no ven claro el beneficio, siguen sin preocuparse. Con todo, el proceso de recuperación avanza. Serra d’Or es un caso bien significativo. Esta importante publicación, de alta cultura, nace en 1959 en el monasterio de Montserrat, y como para otras revistas, 1966 significó para Serra d’Or una etapa de expansión. Oriflama, mensual también, nace en 1961, como un anexo de la revista Casal, de la Acció Católica de Vic. Se especializa en un target de público joven, sobre todo la juventud que sirve en el ejército, pero tuvo éxito básicamente entre los jóvenes progresistas de la época. En 1970 se emancipó del obispado de Vic y abrió una nueva etapa hasta que con la inspiración democratacristiana de la nueva empresa, cuando ya se había convertido en semanal desapareció, porque el eco sectorial de una ideología no compensaba los altos costes de impresión y estructura. Tele-estel, nacida en el mismo año que la ley de prensa, gozó de un gran éxito (80.000 ejemplares de media en los primeros números) como semanario que llenaba un vacío informativo, y es que contaba con una buena red de distribución y era recibida con ganas por los lectores. Cuando cerró, en junio de 1970 tiraba menos de 20.000 copias. Estas son las cifras, cuatro años y una tirada dividida también por cuatro, pero es evidente que no respondió a las demandas del mercado. Las obvias limitaciones –le estaba vedado hablar de política y de la problemática social del momento– la empujaron hacia el folklorismo, el reportaje intrascendente, como comentaba un periodista de la época: «Podría aparecer el número del 20 de febrero en septiembre, o viceversa, dado su escaso tratamiento de la actualidad»7. El techo se veía alto, las cifras posteriores lo mostrarán con el éxito inicial del Avui (100.000 ejemplares) o del Arreu (80.000), pero continuaban lloviendo los expedientes y las sanciones a los órganos informativos que «querían decir

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cosas», hasta que tuvieron que echar la persiana, como El Maresme. El sistema oficial, el poder político, tampoco dejaba hueco a los que «no decían nada». Y claro, Tele-estel murió, a pesar de la crítica de los «puros» o las lamentaciones por su desaparición. Así, Avel·lí Artís-Gener, «Tísner», comentaba: «Tele-estel era lo mejor que teníamos en materia de semanarios. Y si se tenían ideas para mejorarlo, en lugar de esbozarlas con venenosas críticas demoledoras, era de buena ley no dejarlo caer, apostar por aquello que el agónico –por culpa de todos– semanario necesitaba. Estoy convencido de que hace más servicio un Tele-estel mediocre que un NoTele-estel8. Parecía coherente, pues, que si el mercado no deseaba productos mediocres, estos desapareciesen, pero la alternativa volvía a ser el silencio, el vacío informativo».

Pero mientras que Tele-estel hace discutir a los intelectuales y a los profesionales en el periodo de 1967-1974, con cinco ministros diferentes de Información y Turismo, multitud de revistas comarcales son afectadas por el cumplimiento de una normativa pesada e intolerante. Visto desde una perspectiva actual, algunos de los casos parecen ridículos: secuestro, en 1972, del número 1.084 de Granollers Comunidad Cristiana por la reproducción del artículo de M. A. Capmany «La Sardana, dansa nacional», publicado anteriormente en el programa anual de la Caravana de la Flama de la Sardana; o la cancelación, en septiembre de 1970, de la inscripción de El Maresme, en el Registro Oficial de Empresas Periodísticas, alegando irregularidades en los datos de inscripción; o también la cancelación de Presència meses más tarde por «irregularidades administrativas». En 1974 el Tribunal Supremo dio la razón al semanario gerundense, pero durante tres años enmudeció… Jaume Guillamet, en La nova premsa catalana9, recoge sanciones y suspensiones en un apartado titulado, precisamente, «L’aplicació de la llei de premsa» y reúne unas setenta. Esta fue la otra cara de la ley. La lucha por la prensa diaria Cualquier cultura, cualquier organización, tiene, o al menos debería tener, si no usa tan solo la comunicación oral, unos diarios. El primero, el diario oficial, que divulgue los decretos, leyes, reglamentos, etc., de uso colectivo; después otros de información general con las secciones especializadas y el tono adecuado a los lectores, y, finalmente, los especializados como los deportivos, que redondeen el panorama. La situación antes de la Guerra Civil era, como poco, halagadora en el sentido cualitativo; coexistían diarios en catalán y diarios en

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castellano en una proporción equilibrada. En 1979, la proporción es dura: diez diarios en castellano por uno en catalán10. Evidentemente los factores socioeconómicos han variado mucho, la sociedad barcelonesa del momento no podía mantener seis diarios catalanes (junto a diez castellanos), pero quizá sí que podría mantener seis diarios catalanes junto a cuatro castellanos. Pero hagamos un poco de historia11. 1966, Migdia Ningún diario en catalán pudo aparecer en 1939; la represión fue feroz. Manuel Ibáñez Escofet, subdirector entonces de El Correo Catalán, intentó un proyecto, desde la catolicidad y el conservadurismo, pero no tuvo éxito. El Matí fue el primer intento serio de continuidad. Ibáñez Escofet continuó trabajando y, por primera vez, después de la fundación del Òmnium Cultural, un grupo de prohombres burgueses decidió colaborar en la iniciativa cultural de tipo colectivo y global: la edición de un diario en catalán, Migdia. Así, Oleguer Soldevila, Esteve Bassols, J. A. Maragall, Valls i Taberner, Manuel Ortínez Mur, Gabriel Buxó, Pere Duran Farell, Rossend Riera Sala… y Josep M. de Porcioles i Colomer, como notario y miembro también del consejo de administración, hicieron arrancar un proceso que tuvo todas las posibilidades de convertirse en realidad después de innumerables gestiones, viajes, etc. Parece que después de vueltas y vueltas, habiendo llegado hasta el consejo de ministros, se daba el permiso siempre que Porcioles, que entonces era alcalde de Barcelona, se responsabilizase personalmente; este propuso un nuevo director, cosa que el resto del equipo no aceptó. Ibáñez Escofet, el artífice del proyecto, que ya tenía la cabecera registrada, tuvo que olvidarse del proyecto, y de Migdia no se volvió a hablar nunca más. En 1939 había sido imposible por la voluntad del franquismo que tenía en su corazón enraizado el odio a la lengua y la identidad catalana. 1974, Poble Andorrà El 1 de diciembre de 1974 hacía su aparición Poble Andorrà, diario independiente. Estaba dirigido por Antoni Sementé i Riba y en las dieciséis páginas con que apareció el número de aquel domingo se podía leer el editorial: «Las páginas que lo conforman, están abiertas a todos. No es un diario que quiera establecer diferencias. Todos pueden exponer sus opiniones dentro del marco de la buena convivencia, característica esencial de las relaciones entre los hombres. No es una caja cerrada solamente a unos cuantos. Queremos ser amigo

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de todos. Y lo será, especialmente, para aquellos que quieren lo mejor para Andorra». No era nada extraño que fuese Andorra el país en el que primero apareciese un diario en catalán desde 1939; siempre ha habido una legalidad diferente que ha permitido una vida periodística plena y variada. Hacer un diario no constituía un problema legal, bastaba, sencillamente, con cumplir la normativa vigente; acaso sería un problema económico y social. Pero dos meses después se abría su primera crisis12. Los problemas de tipo laboral derivados de la falta de difusión en Francia y de la prohibición de distribuirlo en España, las discusiones internas entre los directivos, y el problema endémico de la descapitalización, hizo que la empresa tuviese que reconvertir la publicación en un semanario. Así se hizo y se sostuvo con esta periodicidad. 1976, Avui Según el artículo 16 de la Ley de Prensa, todas las personas naturales o jurídicas que estén en pleno ejercicio de sus derechos civiles y políticos pueden constituir o participar libremente en empresas periodísticas. Amparándose en este artículo se constituyó en 1967 en Barcelona la sociedad Premsa Catalana S.A., que presidía el malogrado Ramon Fuster i Rabés, y que contaba con un consejo de administración formado por: Enric Cirici, Josep M. Puig Salellas, Joan Amorós, Albert Conejos, Miquel Esquirol, Jaume Vilalta, Josep Lluís Virós, Josep Espar y Jordi Maluquer. Un equipo, como hasta entonces venía siendo habitual, de abnegación y voluntarismo. Desde la constitución de la sociedad hasta la aparición del diario Avui el día de san Jorge de 1976, se realizó una campaña intensa y larga de promoción que quizá sea la mejor de las que se han realizado en la posguerra. El hecho de que colaborasen artistas catalanes –creando un Fondo de Arte, una aportación desinteresada– hizo que hubiese constancia de la gran labor que realizó todo un pueblo bajo el formidable empuje de Josep Espar i Ticó, alma y forjador del Avui, desde los actos en los lugares más alejados de Barcelona hasta los constantes envíos postales, pasando por una intensa tarea de captación de capital en forma de cuentas de participación y subscripciones. Estas cuentas de participación podían ser desde 1.000 pesetas hasta las 100.000. La participación popular, ante una necesidad ineludible y un proyecto bien estructurado, no se hizo rogar. Se consiguieron miles y miles de adhesiones, llegando, en 1976, a 31.000 personas interesadas, que lo convirtieron en el primer diario del mundo con un número tan elevado de subscripciones antes de nacer, editado solamente a partir de la iniciativa popular. En enero de este año, mientras que se exhibía la exposición del Fondo de Arte en la Fundación Miró, se acababa de dar el último

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golpe de efecto de cara a Madrid. Éste, fue tan fuerte, que el permiso llegó y, ante las dos fechas propuestas –23 de abril o 11 de septiembre–, se escogió la primera por razones de todo tipo, a pesar de su inmediatez. Josep Faulí y Josep M. Cadena, director y subdirector respectivamente después de la renuncia del segundo para facilitar la obtención de los permisos, iniciaron la ardua labor de formar un equipo de redacción, organizar un servicio de correctores y, en definitiva, constituir todo el engranaje del contenido. Por otro lado, se constituyó una distribuidora que cumplió un servicio bien eficaz repartiendo un buen número de revistas catalanas alrededor de los Países Catalanes. Así, en un clima de auténtica expectación, nace el primer diario catalán de la posguerra. En las Baleares, la multitud espera el barco. En la medianoche de san Jorge, el cruce de las calles Diputación y Llúria estaba bloqueado de público ansioso… Cien stands en Barcelona ofrecen el diario a los nuevos suscriptores. A mediodía la edición se agotó. Es una apoteosis que confirma que la prensa catalana tiene un mercado, un público fiel y un pueblo que da su apoyo, a pesar de la problemática inherente a las publicaciones en catalán se agotó en minutos. En el primer editorial, titulado «Trenta-set anys després», se puede leer: «Cuando un diario comienza necesita, sin ningún énfasis, cumplir la misión que le toca: informar. Pero que haga treinta y siete años que no se cuenta con la publicación diaria en catalán obliga a remarcarlo. La iniciativa del Avui comenzó cuando los tiempos no eran demasiado favorables. La fe en conseguir el objetivo y el hecho de que el horizonte, en cierta manera, presenta algún claro han llevado el proyecto a la realidad. 23 de abril de 1976: ‘Avui surt al carrer’. A punto, pues, de hacer el primer millar de números, el tercer diario catalán con el nombre de Avui ha realizado una firme labor, de la que es prueba elocuente el mantenimiento de la difusión, pese a la baja de aquellos 130.000 ejemplares iniciales, la aparición de 14 libros con trabajos aparecidos en sus páginas, la presencia diaria y constante en la calle».13

Dificultades de gestión y de financiación hacen que se realice el patético llamamiento «Salvemos el Avui» con su continuación «Consolidemos el Avui». A pesar de todo, la presencia constante de la publicidad, el elevado número de suscriptores y el empuje inicial mantienen esta publicación en uno de los mejores puntos del ránking barcelonés. Después de la ampliación de capital con cuarenta millones de pesetas y con la entrada/conversión de 2.100 accionistas, el peligro se ha alejado aparentemente; no obstante, se mantiene en potencia a causa de la grave situación que atraviesa

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la prensa periódica en la península, especialmente, la prensa catalana, que no acaba de sacudirse la crisis de encima. El Avui continua todavía con aquella intencionalidad inicial que hizo manifestar quien fue consejero delegado y promotor, Josep Espar, al contestar la demanda de un periodista sobre si sería un diario aséptico: «Querríamos crear un diario estable, que se apoye en todo el mundo y no solo en un determinado sector social. Un diario de información que tendrá el apoyo de todos los que quieren un diario en catalán. No queremos un diario de ningún color ni de ninguna clase. Queremos romper el hielo de la prensa diaria en catalán y, a partir de aquí, que salgan los diarios que puedan. Si se aguantan o no, dependerá de la audiencia y de la habilidad que tengan14».

1978, El Temps A excepción de un dossier muy bien elaborado técnicamente y de una campaña de publicidad en los principales diarios de Barcelona con una relación de firmantes –personalidades del país–, no se ha sabido nada más de este proyecto que se hubiese convertido, en caso de haber tenido éxito, en el segundo diario catalán de la posguerra. Dirigido, en principio, por Tristán de la Rosa, que abandonó el proyecto con una cierta polémica, y con personajes como Andreu Abelló y Agustí de Semir, las Edicions de Catalunya S.A. dieron a conocer la relación de los que formaban parte de la sociedad de redactores, que eran, entre otros, Jacint Humet, Jaume Camps, Pere Comas, Enric Sopena, Santiago Vilanova, Enric Bastardes…, buena parte de la redacción de aquel Diario de Barcelona que reconvirtió su nómina al entrar nuevo capital. De todas formas, las dificultades económicas hicieron que el proyecto restase en un sueño. El nuevo diario, El Temps, que quería ser progresista, independiente, moderno, y contribuir a la reconquista de nuestra cultura y al hermanamiento de la identidad nacional, pasó a mejor o peor vida. 1979, Punt Diari Las comarcas centrales y gerundenses han tenido un papel importantísimo en la redirección de la prensa catalana. No es extraño que los primeros semanarios, además de bisemanarios, surgiesen en lugares como el Alto Ampurdán, Osona… Desde el primer Canigó, después barcelonés, hasta el Nou País transformado en Hora Nova o El Nou Punt de Osona, multitud de revistas como lo

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demuestra el cuadro de densidades del catálogo de la Exposición de Prensa Catalana Actual, en el que se aprecia gráficamente como las comarcas gerundenses son las más ricas en publicaciones de todo tipo–, han servido de plataforma para la aparición de este nuevo diario que acompaña al Avui en la noticia y el comentario del hecho cotidiano. Aunque la difusión del Punt Diari es reducida, es grande en extensión de penetración y en cantidad de subscriptores/lectores; su fuerza radica, precisamente, en el nuevo modelo de diario intercomarcal que tanto éxito tiene en diversos países europeos como Francia, donde los lectores lo desean ya que les ofrece aquello que no pueden darles los grandes medios de comunicación de masas, como la televisión o la radio generalista: la información especialmente dirigida a ellos. En este sentido, el editorial del número inicial era bien explícito: «Un diario bien nuestro: El Punt Diari quiere ser el diario del Alto Ampurdán, del Bajo Ampurdán, de la Cerdaña, de la Garrotxa, de Gerona, del Ripollés, de la Selva. Lo quiere ser de cada comarca y de todas ellas a la vez, porque las creemos suficientemente vivas como para generar, en cantidad y en calidad, el caudal de información que exige un diario. Portavoz, hemos dicho, al servicio de nuestras comarcas, con la seguridad de que al serlo nos convertimos, también, en un diario al servicio general de Cataluña15».

Efectivamente, las veinticuatro páginas otorgan una nueva dimensión a la prensa comarcal al disponer de la firme plataforma diaria de comunicación general. El núcleo inicial, formado por los que se escindieron de Presència, consideraba la necesidad de un diario para las comarcas gerundenses. De esta manera, Pius Pujades, Just Casero, Joaquim Domingo, David Marca y Josep Planas creyeron que la mejor manera de mantener la continuidad del diario era construirlo igual que el Avui, de una forma colectiva. Así, Punt Diari garantiza también su independencia. La cota superada con éxito de los primeros cien números, sin embargo, no borró la dificultad de mantener este ambicioso proyecto, que pasó bastante desapercibido en la mayoría de medios de comunicación barceloneses. Como afirmaba Carles S. Costa: «La acogida de Punt Diari ha estado al nivel de las previsiones de quienes lo hacen. Se sabía que la falta de inversión en propaganda solo podía subsanarse sacando a la calle un producto digno. La publicidad y la venta de ejemplares son dos parámetros que determinarán la viabilidad de esta sugerente empresa, aunque hay más condiciones objetivas que subjetivas para ser un diario ‘de toda la vida’16».

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La ausencia de publicaciones periódicas generales Además del fracasado Tele-estel, cabe constatar que no hay en este periodo un intento profesional de realizar un semanario de difusión general17. Ni Canigó (Figueres, 1954) ni Presència (Gerona, 1966) asumían los objetivos de convertirse en los semanarios que Cataluña necesitaba. El primero, a pesar de que llega hasta Barcelona, por su orientación nacionalista concreta, y el segundo, por su contenido esencialmente gerundense. Y era necesario, aunque el mercado no hiciese una demanda exigente, que los semanarios saliesen a la calle. No será hasta bien entrada la primera década de los años setenta que los semanarios florecerán. De humor, como La Pipa d´en Roc (Mataró, 1978) y Amb potes rosses (Barcelona, 1979); políticos como Treball (Barcelona, 1936), L’Opinió Socialista (Barcelona, 1978), etc.; de información general como L’Hora (Barcelona, 1979); de deportes, como Esports Blaugrana (Barcelona, 1979); juveniles, como Rodamón (Barcelona, 1978); genéricos como L’Esplai (Barcelona, 1979); toda la prensa nueva de cariz comarcal: Hora Nova (Figueres, 1977), Poble Andorrà (Andorra, 1974), El 9 Nou (Vic, 1978), Regió7 (Manresa, 1978), Tothom (Vilafranca del Penedès, 1969), etc. Un conjunto de prácticamente una quincena de semanarios no constituye una situación óptima, puesto que hay unas cincuenta ciudades catalanas importantes que podrían mantener con dignidad un semanario, por lo tanto, son una minoría insignificante las poblaciones que disponen de este servicio cultural e informativo. Pero el oasis alegra. En conjunto, aunque la situación no es desesperante, no llega a los hitos prácticos de normalidad deseables. Se desean semanarios, así el frustrado Arreu, que con una vida muy corta, del número cero (octubre de 1976) al 23 (marzo de 1977) despierta la necesidad de disponer de esta herramienta que es el semanario catalán de información. En la declaración de principios, datada del 11 de septiembre de 1976 y publicada en el número cero, de promoción, de la cual se hizo distribución gratuita de ochenta mil ejemplares, podemos leer: «Arreu se esforzará para poner el acento y dar apoyo a las luchas de las clases populares, de los sectores más marginados por el actual sistema político, de la vida de las comarcas y del pueblo en general, que consideramos protagonistas de la lucha histórica contra el fascismo y la garantía máxima de una futura convivencia democrática, así como la fuerza que nos empuja hacia el socialismo en la democracia. Arreu aspira a reflejar los diferentes modos de vivir y los diferentes proyectos de futuro que conviven en Cataluña. Arreu luchará

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para garantizar en el futuro la hegemonía de las clases populares presentes en Cataluña de acuerdo con nuestro concepto de nación».

Josep M. Huertas afirma, en junio de 1972 en Cuadernos para el Diálogo, en su artículo sobre «Porqué mueren las revistas en catalán», que no son solo los obstáculos de tipo administrativo, las limitaciones legales, los factores represivos y condicionantes, los elementos destructores de la prensa catalana. Durante la década de los sesenta y buena parte de la de los setenta, con la buena voluntad y los diversos artículos de la ley de prensa, como el 2 o el 29, u otros, el sistema establecido de la represión de la cultura catalana tenía suficiente. Parecía que Madrid no tuviese que hacer nada para que las publicaciones catalanas –con estructura profesional y distribución superior a la habitual entonces– se desmoronasen solas. Toda la problemática, la economía, la administración…, parecía vedada a las revistas que nacían con buena voluntad y morían con la aquiescencia colectiva. El caso de Patufet, nacido por la fuerza de los editores Baguñà es muy ilustrativo. De la etapa «gloriosa» de 19041938, prácticamente no quedaba nada cuando reapareció en 1968, a pesar de los 120.000 ejemplares, en tres ediciones, que se hicieron del primer número. Que había –hay– un público receptor es del todo evidente. Por lo tanto, solo es cuestión de ofrecer el producto adecuado. En la mesa redonda sobre esta revista, publicada por el mismo Huertas Clavería en Tele-eXprés (15-XII-1972), el titular es tan explícito que no merece comentarios: «Patufet, para niños o para ancianos». Además de los tan repetidos problemas de la falta de inversión de la burguesía, la incapacidad empresarial, el rechazo del mercado y una política ineficaz, se tienen que añadir, sobre todo, los de la calidad y la vinculación del producto al público de su momento histórico. Si En Patufet fue un desastre, no podemos decir lo mismo de Cavall Fort (Barcelona, 1961), que de revista avalada por la Iglesia, como tantas otras, y de difusión reducida, ha llegado a unas cifras óptimas gracias a un buen producto, una buena gestión y a la colaboración de la Caixa. A los 25.000 ejemplares destinados a los subscriptores se añaden 45.000 más, números alternos, que se reparten gratuitamente. No es necesario decir que tanto el trabajo de los directivos como el contenido es completamente diferente y aquí radica la clave de su éxito. En dos entrevistas realizadas, respectivamente a Josep Tremoleda y a Albert Jané, los hombres fuertes de la publicación, había en común, a pesar del tiempo transcurrido (Diario de Barcelona, 23-IV-1975 y Avui, 15-IV-1979) una palabra en el titular: normalizar la lengua para los niños. Durante más de 400 números, Cavall Fort ha cumplido con esta misión con calidad y eficacia. Junto al último caso referido, Cavall Fort, huelga constatar otros hitos de la prensa catalana. Desde la edición en catalán de El Correu de la UNESCO (Bar-

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celona, 1977) hasta el número 600 de Canigó (7 de abril de 1979), pasando por el nacimiento de L’Hora (Barcelona, 1979), de Mestral (Reus, 1978), etc. La lectura del catálogo de la Exposición de Prensa Catalana Actual nos libera de tener que citar más y más datos que se reúnen en este documento tan único como básico, ahora por ahora, para cualquier estudioso de la prensa catalana de la época.

Notas 1.- FIGUERES, Josep. M.: «La premsa catalana (1966-1979)» en L’Avenç, 20 (1979). p. 66-70. 2.- Según datos de la Exposición de Prensa Catalana Actual, Obra Cultural de la Caixa. Prólogo de CADENA, J.M.: «La premsa catalana, ara». Véase FIGUERES, J.M.: «La difícil lluita per la premsa en català, 1976-1979» en Avui (21-IV-1979). Suplemento «Ara l’Estatut». 3.- GUILLAMET, Jaume: La nova premsa catalana. Barcelona, Edicions 62, 1976; La premsa de les comarques gironines. Barcelona, Selecta, 1977 y «Els mitjans de comunicació en el ressorgiment de Catalunya», conferencia publicada en Franciscàlia (Barcelona) el 24-IV-1979. 4.- En 1979 solo había dos diarios en el Principado: Avui y Punt Diari. En la actualidad (2012) debemos sumarles El Poble Andorrà y un proceso de transformación idiomática y de crecimiento que llegan hasta una decena de periódicos en versión papel y digital (de Balears al Diari de Girona, pasando por Ara, Regió7 y El 9 Nou) con periódicos nuevos de versión electrónica (Vilaweb, La Malla…) y con éxitos tan notables de consolidación de dobles ediciones en catalán y en castellano (Segre, El Periódico y La Vanguardia) o el imparable proceso de expansión de El Punt del que el movimiento más destacado de los últimos años ha sido la absorción del Avui. [redacción de la nota actualizada para la prsente edición. ] 5.- Véase las conclusiones del Congreso de Cultura Catalana, proyecto de resoluciones dentro del ámbito de medios de comunicación. Barcelona, octubre de 1977, 54 pág., edición mimeografiada. También la del I Congreso de Periodistas Catalanes (17-19 de febrero de 1978). Barcelona, edición mimeografiada. 6.- GUILLAMET, Jaume: «La premsa catalana en un temps de prova» en Serra d’Or (febrero de 1978). p. 21-25. 7.- ROMERO, A. (HUERTAS, J. M.): «Una prensa sin diarios» en el suplemento Cuadernos para el diálogo. Cultura Catalana, perspectiva 1970, 13-14. Madrid, 1970. 8.- ARTÍS-GENER, Avel·lí: Al cap de vint-i-sis anys. Barcelona, Pòrtic, 1972. 9.- GUILLAMET, Jaume: La nova premsa catalana, ob. cit. 10.- Naturalmente, de 1979 al 2011, el porcentaje se ha rebajado, en cabeceras y en porcentajes de consumo. A grandes rasgos, podríamos decir que cada cinco ejemplares de diarios que se leen en Cataluña, uno es en catalán. Ara (Ahora) (2012) el porcentaje es del 50 %. 11.- En cuanto a la problemática de la prensa diaria, véase: CLARET SERRA, A.: «La crisi de la premsa diària a Catalunya» en Nous Horitzons, 36 (1977). 12.- COMELLA, J.: «Poble Andorrà. Una mirada d’història» en Oriflama, 150 (1975). p. 18-19. 13- «Trenta-set anys després» [editorial]. Avui (3-IV-1976). p. 1.

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EL PERIODISMO CATALÁN. UN SIGLO DE HISTORIA (1879-1984) 14.- Declaraciones a R. Coll-Vinent en Oriflama, 148 (1975). p. 30-31. 15.-«Un diari ben nostre» [editorial] en Punt Diari (24-II-1979). p. 4. 16.- COSTA, Carles S.: «Punt Diari, nova concepció de la premsa comarcal» en L’Hora, 5 (1979). p. 12. 17.-El semanario El Temps nació años después.

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2 La transición. Artículos de combate1

El BOE en catalán o sobre la igualdad de los pueblos El debate sobre lo que para unos es el federalismo, entendido simplemente como una patente de catalanismo de incalculables trascendencias y repercusiones en toda España en caso de que se aplique el partido de la LOAPA, y para otros simplemente una manera más de combatir, cerca de las próximas autonómicas, el llamado «síndrome de Manresa», según el cual los catalanistas no pueden votar socialismo, es una estafa en los aspectos más tristemente coyunturales. Y una de dos: o todos sabemos que el pacto federal, llevado a la perfección, es el epicentro de la soberanía en un régimen federal, o jugamos con las palabras cuando desde sectores sociales importantes se reclama una revisión de la Constitución, básicamente en lo que atañe al desarrollo y la ampliación de competencias autonómicas por parte de las comunidades más reivindicativas desde el punto de vista histórico y social, es decir, la vasca y la catalana. Existen serias dudas sobre el hecho de que algún día se llegue a implantar el federalismo en España. Los grupos dominantes, sean el clan sevillano o el polo bancario, tienen demasiados intereses comunes para ir más allá de una simple descentralización administrativa que tranquilice a las voces críticas con el silencio sinfónico estatal cuando estas voces sobrepasan electoralmente el medio millón de votos e incluso se acercan al millón, como es el caso de las dos autonomías citadas. ¿Cómo podemos ir hacia el federalismo si en un régimen autonómico, con materias que estatutariamente son de competencia plena, como la cultura, surgen cada día problemas insolubles? ¿La presentación de recursos al Tribunal Constitucional es otro parámetro de las voluntades que tiene el poder centralista de rebajar la soberanía? ¿Cómo podemos ir hacia el federalismo si para explicar la lucha reivindicativa, para que se disponga de un simple

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canal de televisión independiente de Madrid, llenaríamos un libro con la relación de los tropiezos? La casuística es inmensa: la libertad de los pueblos se tiene que ganar y el caso español es elocuente. Si vascos y catalanes tienen un régimen de más competencias que otras autonomías es simplemente por la oposición a la tarea de unificación y uniformización que durante unos cuantos siglos se ha llevado a cabo. Si vamos hacia un régimen federal, ¿quién pactará con Madrid? ¿Vascos y catalanes? ¿Todos? ¿Las diecisiete autonomías? Los castellanos de una autonomía tendrán un voto, los castellanos de otra, otro voto, los de Madrid el tercer voto, ¿y los vascos solo uno? ¿Se podrán entender mejor los vascos y los navarros, o los valencianos, los catalanes y los mallorquines? ¿Se hará, finalmente, un BOE en catalán si hay transferencias plenas? En el caso de que se aumentasen los recursos financieros de los municipios y de las comunidades autónomas, el Estado tomaría un cuerpo diferenciado, la proximidad con el ciudadano sería más operativa siempre que Madrid no quisiera tutelar o duplicar aquello que concede; pero si en un régimen centralizado como el actual llegan a las costas catalanas barcos pesqueros de otros estados, con una Generalitat sin fuerza legal y un Estado sin prismáticos, el resultado es que solo se consiguen protestas en la calle en la Costa Brava y Madrid diciendo que se hará una nueva ley para evitar estas injusticias. En un régimen federal cada parte tiene la fuerza legal y los recursos materiales para imponer aquello que su parlamento soberano dictamina. No tiene una parte dominante del todo. La trayectoria de dividir el Estado y hablar de soberanía federal con el peso de estos últimos años obliga a repensar la función política de términos como «federalismo». De momento, la historia nos muestra que Cataluña no es sino un baluarte del federalismo ante una España unificada que le entorpece el proyecto. ¿Qué haremos entonces? Que convergentes, comunistas, republicanos y socialistas se jueguen el cuello para evitar que se amplíen las diferencias entre los catalanes de origen y los nuevos; y que seamos un pueblo bien fundido y bien integrado, de raíces múltiples, pero con un objetivo de progreso y con la historia, la lengua y la mentalidad plenamente asumidas; y que conjuntamente también se demuestre que mejoran las competencias y que, por ejemplo, no tengamos que sufrir con Terra Lliure la repetición de la historia de ETA antes de conseguir unos mossos d’esquadra dotados de atribuciones parecidas a las de la Erzaintza; o que si una selección quiere jugar con su bandera, como lo hace la galesa, no se tenga que presentar solicitud de permiso previo reglamentario –necesario para tantas y tantas cosas–, petición que Madrid rechazará o contestará con un menosprecio en la mayoría de casos.

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Un BOE en catalán indicará que la cuestión de la lengua ha quedado superada como problema, que el Estado la asume como propia, y tal vez entonces seremos suficientemente maduros para saber qué es y qué implica el federalismo, no vaya a ser que fuésemos hacia otra descentralización utilizando terminologías erróneas. Conocer en profundidad como funciona Suiza, por ejemplo, será aleccionador, no solamente en el plano lingüístico, sino especialmente en el político, para entender que un símbolo –y una realidad– de respeto hacia la dignidad de los catalanes sería que el BOE se publicase también en catalán. La inaplazable ley de ayuda a la prensa en catalán2 Es necesario inaugurar una reflexión pública sobre la situación de los medios de comunicación escritos en lengua catalana y la necesidad de unas ayudas para su viabilidad comercial. La prensa ha necesitado modernamente y con intensidad la ayuda de la nación, del Estado, prácticamente desde su enraizamiento en el tejido social y el éxito de aceptación al pasar de prensa de opinión de círculos intelectuales minoritarios a producto de consumo para capas más amplias del mundo urbano. Efectivamente, las primeras ayudas de la administración proceden de finales del siglo XIX, que es el momento en que se produce este cambio, aunque al norte, la popularización de la prensa data de mediados del mismo siglo. Al avanzar el siglo XX se introducen unos correctivos que incidirán en la administración: competencia de otros medios de comunicación más directos y más económicos; aumento del precio del papel y control arancelario para la protección de la industria nacional; proceso de concentración empresarial de diversas cabeceras; costes superiores del producto en relación a la tasa de penetración en el mercado; reducción general de la tasa de lectura; interés político por mantener una pluralidad de opinión/información en la sociedad; competencia desleal de los medios de comunicación del propio Estado, etc. Todos estos factores, y otros, han obligado a la administración de todo el mundo occidental a actuar en colaboración para la pervivencia de la prensa escrita y, básicamente, en defensa de la prensa diaria, aunque en comunidades de carácter idiomático múltiple –Bélgica, por ejemplo– se ha incidido con profundidad en las publicaciones de periodicidad semanal, mensual, trimestral…, es decir, todas aquellas publicaciones no diarias, que son útiles para la sociedad. Desde aquellas primitivas ayudas de finales del siglo XIX, como la reducción de los gastos de correos, todavía hoy en vigor, hasta las sofisticadas plataformas que contemplan un reguero de iniciativas –al norte de los Pirineos–, la bibliografía sobre el tema se ha enriquecido con notables aportaciones –Santini (1966), Ge-

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nesse (1968), García Labrado (1975)–, impulsadas por motivos éticos y filosóficos en unos casos, y puramente crematísticos y de supervivencia empresarial en otros, como es la presión de la Asociación Española de Editores de Diarios (AEDE). Incluso la propia administración ha impulsado la realización de voluminosos estudios y trabajos para clarificar su disponibilidad de ayuda en virtud de la compleja situación de diversificación de la prensa. Así, se contempla una «calificación estadística» (cifras de venta, suscriptores…), una «calificación sociológica» (contenidos, porcentaje de publicidad/información…), etc.; pero de esta forma se llegaría a situar en el grupo de las publicaciones que es necesario ayudar unas revistas sensacionalistas o pornográficas, unas guías de horarios de transportes, y a negar el apoyo a unos anuarios de historia medieval o unos cuadernos semestrales de investigación científica. Es necesario, entonces, aplicar una «calificación ética o moral», de cuantificación discutible y difícil, pero de indudable servicio social. Además, en el caso catalán, se tendrá que añadir la «calificación idiomática» para defender las lenguas en situación de choque potente por la fuerte presión del idioma dominante. Sería conveniente valorar el interés social colectivo, no en función de la tirada –revista recreativa «femenina», por ejemplo–, sino del contenido –revista científica, cultural o literaria–, y también, claro, el uso del aranés con el del catalán. La prensa europea ha actuado en un sentido muy claro: la administración debe ayudar a las publicaciones si quiere garantizar el modelo de sociedad escogido, es decir, libre, plural y variado. En este sentido, Claude Bellanger, presidente en 1975 de la Federación Internacional de Editores de Periódicos (FIEJ), comentaba: «Ante la difícil situación económica de la prensa, la nación, encarnada en el Estado, tiene que ayudarla para defender la libertad y la diversidad». Y, como se desprende de una coherencia interna, las administraciones francesa, alemana, etc., han impulsado los estudios del sector. El informe de Michel Drancourt, el informe Gunther y otros coinciden en la necesidad de una ayuda y se valora la dificultad y la problemática de establecer unos métodos que establezcan los parámetros a aplicar para la consecución de los objetivos previstos. A menudo, no obstante, no se escapa que se puede ayudar a una gestión poco hábil de las empresas, mediatizar los contenidos no favorables al sistema establecido o al partido en el poder, sencillamente incurrir en errores, o incluso puede haber corrupción descarada. La presencia de los profesionales en un consejo de prensa descarta cualquier irregularidad que, además, una normativa legal, no forzosamente emanada de un poder central –en Alemania hay once leyes de prensa de diversos «länder» actualmente en vigor (1945-1965) –, sino por las diversas instituciones parlamentarias de cada Estado, las pueden valorar. Se trata, en definitiva, de ayudar sin alterar la independencia ideológica y de promover la prensa escrita por sus virtudes en la tarea de mejora de una sociedad.

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A pesar del enorme retraso motivado por la falta de unas ideas compartidas y de unas transferencias efectuadas, la administración autonómica de Cataluña ha iniciado positivamente su acción en este campo. Si en unos casos se trata de las subvenciones del papel (BOE, 4-III-1982), en otras se adelanta una acción que pueda incluir la prensa informativa o especializada, diaria o no diaria, con el límite de la periodicidad semanal, concediendo tres pesetas por ejemplar «difundido» –esto es: ¿vendido? ¿Distribuido y retornado?– (DOGC, 4-III1983) y, en otros casos, ayuda a la prensa comarcal con subvenciones directas a fondo perdido, la prensa literaria y cultural, las revistas infantiles y juveniles, o establecer convenios de colaboración con diputaciones, como la de Gerona (20-XII-1982). Desgraciadamente, el Departament de Cultura no podrá incidir en las ayudas tradicionales de la administración a la prensa que se conocen como «directas» (subvenciones) o «indirectas» (dinero que dejan de pagar). En el primer caso, la normativa tradicional contempla: ayudas para el papel –aunque a la larga se eliminará este capítulo y se reducirán o suspenderán los aranceles de protección a la industria autóctona del papel–; subvenciones para la modernización industrial; ayudas a la distribución: creación de una distribuidora oficial o potenciación de una cooperativa de las empresas periodísticas; ayudas para la difusión internacional, para las ventajas por imagen y servicio a la cultura, incremento del turismo y de las exportaciones, etc. En el segundo bloque, encontramos la reducción de tarifas comunicacionales (correo, teléfono, telégrafo, transportes…), que a menudo corresponden a empresas vinculadas a la propia administración. También las desgravaciones y exenciones fiscales, los precios políticos de la oficina estatal de noticias, etc. Y, finalmente, las medidas de todo tipo: presencia estable de la publicidad institucional (en Italia, la administración tiene la obligación de insertar la mitad de la publicidad estatal en la prensa escrita) y créditos en muy buenas condiciones (Alemania, Suecia…). La Generalitat tiene las manos atadas en muchas de las ayudas que hemos mencionado. Debe tener, sin embargo, un interés obvio, no basado solo en «salvar» unos títulos, sino en solidificar un sector. Dispone de unas posibilidades muy grandes si está decidida a trabajar seriamente. Paralelamente a la ejecución de un estudio teórico de la economía de la prensa catalana y del censo de las publicaciones existentes, se tendría que iniciar una mínima planificación que, con agilidad, imaginación y sistematicidad, sea una ayuda real a la prensa, rechazando de una vez por todas los criterios de «repartidora» con que a menudo se ha podido calificar la acción cultural de la Generalitat. No es suficiente con dar unos cheques bancarios como subvención a fondo perdido; se debe actuar en el epicentro del problema y no dejar que el poco di-

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nero que se da a las revistas sirva para pagar las deudas de las deficitarias, o para mejorar el papel, la paginación o el cromatismo en las que equilibren la cuenta de explotación. En este sentido, es necesario analizar con cuidado la realización de una campaña de sensibilización de fomento de la lectura de prensa; es preciso divulgar la existencia de la variedad de cabeceras de todos los colores y todos los contenidos; debe estudiarse la viabilidad de la creación de una agencia catalana de noticias, de una empresa distribuidora especializada en prensa catalana; construir un servicio de correctores para la prensa de periodicidad inferior y superior a la semanal, y estudiar unos servicios comunes para una prensa deficitaria y de alcance general. Así, se podría crear un Casal de la Prensa, que acogiese un Centro de Información y Documentación, una biblioteca especializada, unos servicios comunes que reducirían notablemente la infraestructura (almacén, ordenador para contabilidad, edición de etiquetas, recepción, salas de reuniones, etc.), y posibilitarían que cada publicación conservase su independencia de gestión y de producto, pero también que se beneficiase de unos ahorros considerables por el hecho de no repetir la estructura de gastos, que a menudo es alta y está infrautilizada, compartiéndola con otras revistas con problemas similares. A partir de estos contactos cotidianos, sería fácil, posiblemente, el nacimiento de nuevas iniciativas que hemos expuesto: una distribuidora, una agencia de noticias, un centro de investigación de la comunicación, una editorial especializada, etc. Si la Generalitat no promueve una acción decidida y operativa para la prensa, de tanta vitalidad y que tantos servicios ha prestado a la democratización, al avance sociocultural y a la información plena, y si el Parlamento no actúa en la cada vez más inaplazable ley de ayuda a la prensa catalana, habremos convertido la trama comunicacional en un panorama abandonado a la jungla de la comercialización en castellano. Tres diarios para Cataluña3 La prensa diaria en catalán no ocupa [en 1983] una posición hegemónica o simplemente igualada a la editada en castellano en Cataluña. Cuando al final del siglo XIX se iniciaron Diari Català, Lo Somatent, Lo Catalanista, La Renaixensa y La Veu de Catalunya, en todo el Principado debía de haber una treintena de diarios; no lo sabemos exactamente, ya que todavía queda por hacer un buen inventario. Más de la mitad de los diarios eran de Barcelona. Hasta los años treinta el número de cabeceras diarias en catalán se incrementa, mientras que baja el de cabeceras en castellano. Francesc Vallverdú ofrece los siguientes datos:

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EL PERIODISMO CATALÁN. UN SIGLO DE HISTORIA (1879-1984) Cuadro V.2.1. Incremento de la prensa en catalán en los años treinta Año

Diarios en esp.

Diarios en cat.

% de diarios en cat.

1927

16

3

15,7

1930

13

4

23,5

1933

12

7

36,8

1937(*)

9

7

43,7

(*) En nuestro estudio las cifras son diferentes: 17 diarios en castellano por 10 en catalán pero la tendencia es válida.

En 1983, en Barcelona hay doce diarios, de los cuales siete son de información general, tres de información deportiva y dos de información especializada. El porcentaje es del 8’33% en catalán. Si nos fijamos en la tirada, los resultados serían inferiores. Fuera de Barcelona, con once diarios locales, comarcales, intercomarcales o provinciales, la cifra es notablemente más alta: tres periódicos en catalán que aparecen cuatro o cinco veces por semana (El Maresme, El Pla de Bages, Regió7) y uno (Punt Diari) siete veces por semana. Los otros siete aparecen en castellano. A partir de 1975, la situación de la normalización lingüística en la prensa diaria no se ha solventado de la forma más clara; es decir, la conversión lingüística, como hizo La Publicidad (1922). Y una opción desde la base lectora o desde las instancias del poder parece inviable. Dejar la normalización lingüística de la prensa diaria al mercado, al juego económico, es, en las circunstancias actuales, un camino de cangrejo. La fuerza popular –propietarios múltiples, lectores y anunciantes– de la comarcas ha hecho nacer y transformar la prensa diaria no barcelonesa, adaptando la lengua a la situación real, una vez alejadas las trabas y los obstáculos legales del franquismo. En estas circunstancias, la edición de prensa diaria en catalán es una tarea difícil, por no decir imposible: las tasas de lectura disminuyen, se necesitan inversiones de gran alcance para hacer frente a las innovaciones tecnológicas, y el mercado parece demasiado saturado como para admitir más compañía. Hay, sin embargo, una posibilidad, pequeña pero real y alcanzable con una decidida acción política catalana, de la Generalitat y de los partidos de la oposición: la prensa del desaparecido Movimiento Nacional, transformada en los Medios de Comunicación Social del Estado (MCSE), que está en vías de privatizarse, si no se alza la voz colectiva a favor de su recuperación para nuestra lengua. Podría haber más diarios en catalán, ¡y públicos! Después de la desaparición de Solidaridad Nacional y La Prensa, tres diarios en cada una de las tres capitales catalanas de provincia continúan su vida, en castellano, a cargo del erario público y a la expectativa de un destino que se

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prevé inminente: Diario Español (Tarragona), Los Sitios (Gerona) y La Mañana (Lérida). La alternativa que se les ofrece, fuera de la privatización que significaría la continuidad idiomática en castellano, es la que proponía el PSOE en su congreso de 1981, cuando declaraba públicamente que esta prensa tenía que ser pública, sin concretar, no obstante, cuál era la institución que tenía que regularla: Diputación, Comunidad Autónoma… En 1981 se aprobó en el Congreso de los Diputados, con el voto de las minorías vasca y catalana junto al de la derecha y el centro, y el voto en contra de socialistas y comunistas, la privatización de los MCSE, que aquel mismo año habían perdido, según la memoria explicativa que el gobierno de entonces envió a las Cortes, 3.000 millones de pesetas, que se acumulaban a los resultados negativos del balance, que se situaban alrededor de los 10.500 millones de pesetas. El gobierno de la UCD remarca, para la desaparición de la cadena informativa estatal, las razones siguientes: competencia desleal con la iniciativa privada, que atendía perfectamente al sector, y el escandaloso déficit del conjunto periodístico. Legalmente, la acción que debe emprenderse parece clara: si un partido vota una ley en la oposición, cuando esté en el poder debería arreglar una situación que considera «injusta». El PSOE, en cambio, parece dividido: un sector, el político, el técnico y el burocrático, optaría por la eliminación en aras de limpiar una imagen negativa, restar fuerza monopolística al propio Estado, –continúan en pie la televisión y muchísimas emisoras y cadenas de radio–. El otro sector, el de los profesionales de la prensa, tiene una idea opuesta. Vería favorablemente la continuidad pública siempre que se llevasen a cabo las transformaciones pertinentes, entre las que destacaría la creación de sociedades de redactores con las ventajas que ello conllevaría en vistas a una mejora social de la información. En diciembre de 1982 se anunció la subasta de veintiún diarios de la cadena estatal. No se hizo pública ninguna decisión final. Las sociedades anónimas laborales no tuvieron éxito, y el grupo de prensa extranjero que quería comprar en bloque no dio señales de vida. La oportunidad es, pues, la posibilidad de catalanizar de una sola vez tres periódicos. Al mismo tiempo se podría iniciar, bajo el control del Parlamento catalán, que tendría que elaborar la normativa legal pertinente, un nuevo camino para la prensa: medios de comunicación de propiedad autonómica bajo control parlamentario regidos por sociedades de redactores. Si la fórmula pareciese demasiado atrevida, siempre quedaría la posibilidad más tradicional: titularidad autonómica con un estatuto de ente autonómico para cada diario y con directores nombrados de acuerdo con la redacción y el Parlamento en cuestión. La vía más conservadora sería la simple cesión de titularidad, de la ad-

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ministración central a la periférica y un funcionamiento idéntico al franquista. El resultado nos es conocido: una catástrofe económica y una pésima labor informativa que convirtió estos diarios, cuando había competencia, en los últimos de la lista de los más leídos. Es dudoso que durante la subasta pública de privatización, si se realizase, un grupo económico dispusiera de algo más de cien millones para adquirir el control de cada uno de los diarios, y efectuase la doble transformación: la idiomática, enraizando el periódico en la lengua del país, y la del contenido y estructuración interna, ofreciendo un buen servicio a los lectores con la participación de los redactores y de los periodistas. La vida autonómica parece el único camino de futuro para estos tres diarios que, además de catalanizarse y hacer cumplir así, con hechos de forma y significación, el espíritu de la Constitución y el Estatuto, podrían penetrar en el marco de una información plural, libre y democrática. La privatización comportaría la pérdida de tres plataformas que podrían ser tres puntales para la catalanización y la normalización lingüística. El debate queda abierto. El Temps, un semanario para el País Valenciano4 La tradición periodística del País Valenciano, truncada en 1936, como tantas otras realidades culturales y sociales, y atenazada desde 1939, deseaba poder resurgir y estar en ósmosis con el pueblo valenciano, en el intento de constituir una plataforma de identificación, servicio, información y, en definitiva, opinión del y para el País Valenciano. La constitución de una empresa periodística, Edicions del País Valencià, y el serio trabajo realizado desde 1977 posibilita el inicio de una recogida múltiple de capital y de suscriptores para financiar de manera estable una acción que no deja de ser una arriesgada aventura dados los altos costes que comporta la edición de prensa periódica. Efectivamente, según podemos leer en el último boletín de Acció Cultural del País Valencià, entidad que patrocina y avala el proyecto, las cifras son bastante halagüeñas: veintiún millones de pesetas recogidas y 1.700 suscriptores. Prácticamente la mitad del camino a recorrer, situado alrededor de los 25 millones de pesetas de capital y los 5.000 suscriptores imprescindibles. La permeabilidad del País Valenciano es un hecho. El equipo profesional, que trabaja activamente en todos los aspectos –redacción, promoción, administración…–, además de hacer que el proyecto eche a andar y plantear un modelo de semanario, tiene que activar los locales y desarrollar una labor muy parecida a la llevada a cabo por el Avui en los años 1974 y 1975. En solo cuatro meses, dieciocho ciudades valencianas han acogido la exposición de prensa valenciana del siglo XX y han realizado, en

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treinta y cinco ciudades más, sendos actos informativos sobre el que será el semanario y cuáles serán su proyección y sus características más importantes. Edicions del País Valencià ha editado dos opúsculos muy interesantes para facilitar un mejor conocimiento de la iniciativa. Los resultados de la encuesta dirigida a 8.692 personas facilitan mucho la creación del modelo, que mayoritariamente se orienta hacia un contenido dedicado a la política y la opinión del País Valenciano, el formato de la revista y la participación de los nombres que han trabajado para la cultura catalana en el País Valenciano: Joan Fuster, Amadeu Fabregat, Vicent Ventura, etc. El segundo documento que ha divulgado la empresa editora es una información de los objetivos y los medios, y se constata la necesidad de una prensa en lengua propia como instrumento de formación de la conciencia colectiva para la recuperación del País Valenciano. Desde el Principado es necesario saludar la iniciativa con toda la simpatía posible, dada la terrible ausencia de medios de comunicación en el País Valenciano en la lengua que nos es común. La seriedad y la formalidad del proyecto estimulan todavía más el anhelo de que se convierta muy pronto en una feliz realidad. Junto a la preparación del archivo documental y del archivo fotográfico, de la consolidación de la redacción con redactores como Nadal Escrig, plenamente dedicados a El Temps, de la infatigable tarea de captación de capital y suscripciones, el equipo promotor desarrolla una tarea firme de sensibilización de una cosa tan obviada, tergiversada y dañada, como es la propia identidad valenciana. Se trata de constituir una publicación independiente, de información general que sea al mismo tiempo «un medio de expresión, un elemento de articulación y de cohesión para todos los que luchan por la recuperación cultural del País Valenciano y un instrumento muy fuerte de normalización lingüística». Esta colaboración colectiva va dando sus frutos lentamente. El País Valenciano, que cuenta con una rica historia de semanarios, como explicita el catálogo de la exposición itinerante por las comarcas valencianas, necesita, con urgencia, un semanario que sea la plataforma más adecuada para inculcar los valores que tan sistemáticamente, chabacanamente y potentemente otros medios de comunicación han negado en las últimas décadas y que continúan negando, con unas mínimas y significativas excepciones. El Temps abrirá una puerta a la creación de una conciencia común de valencianidad en valenciano. El solo hecho de que anuncien que la lengua del semanario será la catalana no deja de ser una declaración de principios. Uno de los ataques al centralismo cultural barcelonés se basa en la «utilización» de las comarcas como fuente generadora de recursos para acciones cívicas o culturales de alcance global, mientras que las iniciativas comarcales deben basarse, generalmente, en sus propios medios. En el ámbito general de los territorios que compartimos la lengua catalana,

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se podría hacer una formulación parecida si se diese el caso de que Cataluña contemplase con simpatía, aunque con indiferencia material, esta iniciativa. En tal caso, huelga posibilitar la creación de unos lazos que se dirijan con cordialidad y eficacia hacia Edicions del País Valencià, puesto que, si bien el esfuerzo mayoritario debe ser sostenido por el pueblo valenciano, tal vez alguna ayuda –suscripciones y cuentas de participación– sería doblemente bien recibida: por su valor material y por el valor simbólico de participación común en una lengua y una cultura.

Notas 1.- Recoge cuatro artículos periodísticos incluidos en El discret encant del nacionalisme del Club Arnau de Vilanova. Barcelona, La Llar del Llibre, 1989. El apartado «El BOE en català o sobre la igualtat dels pobles» fue publicado solamente en el libro. 2.- El Món (29-IV-1983). 3.- El Correo Catalán (22-XI-1983). 4.- Avui (12-I-1984).

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3 El País, diario de Madrid, en Cataluña1

Sobre el diario El País y Cataluña se ha escrito poco y muy mesurado; se ha hablado bastante más en la conversación coloquial de lo que se publica y las tendencias, según la ideología del interlocutor, han generado polémicas: es decir, se ha tomado partido, incluso la indiferencia se ha convertido, en círculos intelectuales, en una posición. Verdaderamente, la trayectoria, especialmente política, del diario no ha ayudado a que desde Cataluña se lo pueda ver como un puente de comprensión o una plataforma de debate ideológico. A Cataluña no le gusta que se hable mal de ella, sea con fundamento o sin él. Han sido, no obstante, las ausencias de contenido las que han validado precisamente las informaciones críticas de El País más que los ataques directos tan habituales en la prensa de Madrid, desde El Progreso hasta ABC pasando por El Imparcial. Cuando, por poner un ejemplo de mediados de los ochenta, el Avui no cita los ataques populares al conseller de Gobernación por el asunto de las cárceles, el diario El País dedica la información central de una página entera, lo que puede ser entendido de muchas maneras, pero difícilmente como que a el Avui se le ha «escapado» la noticia o que El País «ataca» Cataluña. Desde aquí es desde donde conviene ya situar los hechos para llegar a entender, por un lado, el predicamento del diario madrileño en Cataluña y, por otro, la duda que se plantean los lectores que aceptan el diario por secciones como las de política española o internacional, pero que discrepan del tratamiento que a menudo procura a los acontecimientos de Cataluña2. Por esta razón, cuando el ministro de Interior ataca el diario suscita pocas reacciones de adhesión en el Principado, mientras que el enjuiciamiento de Els Joglars en Valencia se convierte en un grito por la libertad de expresión. Sea en grandes editoriales, como veremos con detalle más adelante, o en simples notas breves3, se contempla a menudo como el diario está hecho demasiado asépticamente y desde una posición que «distorsiona» la realidad por falta de lazos, de vertebración

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social, de penetración ideológica, aquello que es gran patrimonio del Avui. Desde una posición nacionalista se entiende, lógicamente desde una fórmula bien esquematizada, que el diario El País no está de acuerdo con los valores «tradicionales» de la identidad de Cataluña. Desde las páginas redaccionales o de colaboradores lo que predomina en el diario es un criticismo sin alternativas catalanas, considerando, obviamente desde un ámbito político, el partido socialista catalán como un simple apéndice del PSOE. Se convierte, pues, en la edición catalana de El País respecto a la edición central, en el mismo símil que el PSC con el PSOE. Del lado del diario y sectores afines4 se entiende que se produzca una identificación por parte del partido mayoritario en la coalición gubernamental en virtud del siguiente esquema: Cataluña es igual a la Generalitat, ésta es igual a CiU, por lo tanto, lo que sea una crítica contra cualquier elemento de la terna, es injustificable para un auténtico nacionalista. Y la edición catalana de El País nunca se quitará el lastre de ser centralista, como lo es la edición de Madrid o la general. Ciertamente, la ausencia de un contrapunto –por ejemplo de un Avui crítico, no hipercrítico, hacia el poder central, autonómico, provincial y municipal– o mejor, de un segundo diario en catalán alternativo, se echa de menos para evitar que el papel del malo recaiga en El País. Cuando el Avui denuncia, por ejemplo, un catálogo de libros catalanes con errores y el conseller, en aquella época, Max Cahner, guillotina la edición, a excepción del malestar coyuntural, la iniciativa periodística es perfectamente legítima, socialmente necesaria y políticamente conveniente. Que en lugar del diario Avui sea El País quien la efectúe ocasionará dobles lecturas o una lectura distorsionada en función de la ideología del lector. Cuando el diario El País denuncia cualquier hecho ya se ve una jugada política de intento de laminación de Cataluña siguiendo el esquema citado anteriormente. Si se ataca a CiU, se ataca a la Generalitat y, finalmente, se ataca a la nación catalana. Sin embargo, el diario tiene responsabilidad en la creación de esta imagen en los ambientes nacionalistas. No todo es tan sencillo como opinar que es un diario de Madrid y, por ende, contrario a los intereses nacionales de Cataluña. Hay una política de desconocimiento del sustrato ideológico catalán que los redactores, a menudo, jóvenes españolizados, progresistas y con espíritu crítico ultrasensibilizado, no han sabido comprender, por el predominio de una línea de modelo periodístico más afín a un diario moderno, de combate, político, que un diario de cohesión grupal que ayude a la reconstrucción nacional de Cataluña después del franquismo. Han de considerar que se comenzaba desde cero. Cuando El País escribe sobre instituciones o entidades catalanas lo hace como noticia escandalosa, con corrupciones subterráneas que hace falta que afloren, e inmerso en un ambiente en que la «mafia» catalana parece imperar. Da lo mismo que se trate de la Gran Enciclopèdia Catalana (GEC), que solo

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aparece cuando hay un conflicto con el diccionario Fabra y las hijas del maestro con la editorial Edhasa, olvidando el grandioso esfuerzo, la enorme utilidad y sus valores útiles, que de todo hay en la GEC, o bien que se hable del Hospital General de Cataluña; serán solo los problemas coyunturales, mejor si son financieros o laborales con, idealmente, implicaciones políticas con vinculaciones con CiU, los que se difundirán sin tener presente, por ejemplo, que el hospital referido es un modelo de hospital popular, con un numeroso porcentaje de accionistas atípicos que pagan en plazos mensuales su única acción. Esta actitud del diario ha hecho mella, y parece que sencillamente hacer glosa, divulgación y visión de la realidad catalana sería regresar a la época de Tele-estel, del «entre todos lo haremos todo», que con activismo y victimismo no casa con el ambiente de los ochenta, de profesionalidad eminentemente crítica. El País, con esta actitud, ha dado un paso que en Cataluña le ha arrebatado el apoyo de las clases medias y le ha reducido los lectores de tipo intelectual (estudiantes, profesores, funcionarios, políticos, profesionales liberales, etc.) y, por lo tanto, la composición demográfica de sus lectores es muy afín con los cuadros dirigentes del partido socialista. Es evidente que la situación ideológica tiene todos los elementos para ser explosiva, y, dado el peligro de la cuestión, quien se enfrenta a El País se ha mantenido en una prudente hibernación permanente del debate de los papeles periodísticos. En el caso del diario Avui, la polarización ideológica de la propiedad con CiU, al margen del papel de directores, subdirectores, jefes o redactores, ha hecho concentrar el contenido en una fácil identificación: aquello que no es bueno para CiU no es bueno para Cataluña, y sea la LOAPA, la ley de aguas, de sanidad o los problemas de TV3, se pone en el mismo saco de la gestión sanitaria, la gestión deportiva o la gestión avalística, que han sido tabú en el diario catalán de alcance general. Parece claro, pues, que para un sector de los catalanes, el diario de Madrid es la cobertura ideológica del centralismo crítico, y una cuña, un goteo, en la imposición de una mentalidad en la que se identifica miméticamente la modernidad y el futuro con la marginación del nacionalismo catalán frente al nacionalismo español. Y aquí podemos incluir las hornadas de artículos sectoriales5, el reguero de editoriales profundamente críticos con la gestión de CiU, etc. Así, en 1984, año de la gran victoria de Pujol en el Parlamento de Cataluña, en el periódico madrileño se publican diversos editoriales sobre el Principado de entre los que destacan cuatro: «Elecciones en Catalunya» (6-III-1984), «La victoria de Pujol» (30-IV-1984), «Por las sendas del populismo catalán» (31-V-1984) y «La financiación de las autonomías» (27-IX-1985), que sintetizamos en sus ejes ideológicos centrales. Partiendo de una indiscutible validez democrática, en el voto mayoritario se reconoce el éxito político («más del 47% de los votantes») pero dejan sin de-

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mostrar una serie de afirmaciones que exponemos, sin atender a un orden de importancia: «mayoría conservadora (CiU, AP, CDS… y ERC)», «[…] populismo [de Pujol] siempre rentable […] y siempre peligroso», «ambigüedad programática de CiU», «distorsiones afectivas respecto al mapa genérico de España, por cuanto se superpone a la dicotomía derecha-izquierda la que se deriva del fenómeno nacionalista». En definitiva, aquello que combate el diario El País es una concepción del nacionalismo diferenciador. El uso de expresiones con valores añadidos, como «La Generalitat Catalana, un Estado dentro del Estado» implica, sin más comentarios, unos valores de visión deformadora de la realidad cuando se analizan cuidadosamente los poderes reales (economía, orden público, justicia…) de una autonomía que está al nivel de un estricto regionalismo, de una descentralización con singularidades específicas6. Con esto llegamos al punto central de la polémica. ¿Qué es lo que entiende por nacionalismo la dirección de El País? «Siempre he pensado que los nacionalismos como tal han sido una lacra de las sociedades. Su capacidad de separación y de agresión está probada por la historia. Cada nacionalismo es la cuna de un militarismo y cada militarismo la base de una guerra. Los nacionalismos no son, por lo demás, fenómenos aislados, se construyen por referencia a otros nacionalismos y late en ellos un enfrenamiento fruto de su deseo diferenciador. Cuanto más poderoso es el aparato administrativo y la organización de poder que tienen a su alcance, más peligrosos resultan, como es obvio, para los otros nacionalismos. El imperialismo no es, en definitiva, sino un nacionalismo en expansión7».

Posteriormente, el director del diario confunde la unidad de la lengua en los países de lengua catalana con la demostración que el primer paso, la vinculación lingüística, es el preámbulo de «que todo nacionalismo tiende a ser expansivo y convertirse en instrumento de dominación8». En el diario El País, como escribe Ymbert9, encontramos un género híbrido élite entre el periódico populista y la prensa de elite; esto es, la conjunción de elementos que lo convierten en herramienta imprescindible, por la documentación aportada cualitativa (cualitativamente y cuantitativamente), por su función esencialmente ideológica (páginas de opinión), etc., y por la tonalidad de intencionalidad popular (lenguaje, cartas al director, entretenimientos, etc.), siendo construido como un diario de referencia. Es desde esta perspectiva desde la que deben entenderse los comentarios de Amando de Miguel10, Vidal-Beneyto11, Pep Subirós12, Aranguren13… al contestar el papel de tipo dominante que ocupa e intenta extender el periódico. Desde

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estas coordenadas es desde las que debe observarse la definición del nacionalismo que asume El País y que converge con la mayoría del Estado para diferir con la mayoritaria en nacionalidades históricas como Cataluña. En todos los nombres citados se evidencia un goteo de elementos que conforman un denominador común: la constatación de la fuerza de El País como resultado de una calidad triunfante en ventas y el uso que tiene la ideología como motor de unión cuando es compartida con una posición de identificación. Aranguren llega a insinuar la posibilidad de que el diario pueda ser el germen de un futuro partido político. Por lo tanto, con el caso Banca Catalana y el inicio de una crítica sistemática contra determinadas iniciativas vinculadas al nacionalismo catalán, es cuando el lector podrá situar el corpus informativo dentro de un periódico con alguna de las características citadas –calidad, prestigio, solvencia, independencia…– y que el lector curioso puede aumentar acudiendo a las referencias mencionadas a pie de página. Francesc Cabana, vinculado de 1959 a 1982 a Banca Catalana con cargos directivos, publicó un libro –Banca Catalana. Un capítol de la seva història– que bien podría titularse «Cómo el diario El País atacó y destruyó Banca Catalana», dadas las explicaciones que otorga en la propagación de rumores, en una primera fase, por la divulgación de pactos entre Suárez y Pujol –créditos a Banca Catalana a cambio de apoyo político–, información facilitada por otros diarios después del inicio de la campaña desarrollada por el polémico periodista Alfons Quintà; y en segunda fase, el eco al comunicado de Europa Press anunciando la suspensión de pagos del banco. En la lectura de este libro queda perfectamente clara la situación de un banco que es hostilizado en aquello que le es más preciado, la confianza de los impositores, y que no puede responder –periodísticamente, judicialmente…– como cualquier empresa, puesto que la continuidad en los titulares de prensa, por motivos no económicos, es una invitación a la especulación y la retirada de fondos si se anuncian problemas financieros. El dinero es muy temeroso… Curiosamente, en un último libro sobre esta cuestión, prácticamente no se menciona este periódico y se comenta que fueron Europa Press, el circuito catalán de TVE, etc., y no El País los que iniciaron el tema. Se reconoce, eso sí, el gran mérito de Quintà al servicio de un diario que ataca el catalanismo de CiU14: «Desde su puesto de delegado en Catalunya –Alfons Quintà– del influyente rotativo El País publicó más de veinte artículos durante el año 1980, después de la elección de Pujol como presidente de la Generalitat, vinculándole a Banca Catalana y especialmente a sus numerosos problemas15».

Es posible que el diario, como se ha dicho, dejase a discreción de sus redactores, en este caso el delegado de Cataluña, escribir sobre aquello que quisieran,

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pero que después de impulsar las retiradas de depósitos de los clientes, el diario llegase a ganar mercado y poder en Cataluña, es una doble iniciativa que muchos sectores políticos y sociales del nacionalismo de CiU nunca le perdonarán. Esta acción del periódico en relación con Banca Catalana significó una declaración de guerra entre unos colectivos bien singularizados. Detrás del diario El País hay unos elementos que representan lo más dinámico del centralismo españolista en las estructuras industriales de la cultura, sea la industria editorial, la enseñanza…, así como aquello más vivo e inquieto de los intelectuales aposentados, como dice Amando de Miguel. El estudio financiero del control del periódico es analizado profusamente por Enrique Bustamante16; los nombres catalanes son ausentes, a excepción de los hermanos Salvat Dalmau, y el porcentaje que tienen es insignificante. En el desarrollo de lo que se conoce como «La querella» el diario continúa prodigando editoriales sobre el tema a raíz del posicionamiento de Jordi Pujol, que hacen exclamar a El País: «No ha estado a la altura que cabe exigir a un presidente de Gobierno en un Estado de derecho» (5-IX-1984), y manifiesta también su preocupación por la «lentitud y trabajosidad con que se lleva a cabo el procedimiento (jurídico)» (23-V-1985)17. Finalmente, en el balance de un año después reconoce la importancia que tendrá este enfrentamiento, haciendo constar que: «El diálogo entre Madrid y Catalunya se deterioró gravemente y puede decirse que nunca, desde el final de la dictadura, se habían producido tensiones tan graves entre ambas administraciones» (23-V-1985). Falta tabulació Con estos antecedentes, parece consecuente que podamos afirmar que es contradictorio que un diario que aspira a ser un modelo de opinión no sea ponderado informativamente en una zona en la que la ideología dominante es precisamente a la que ataca con más incidencia, con toques constantes a todo el tejido social que la envuelve, precisamente, el cojín popular de apoyo a esta ideología. El criticismo, comprensible desde una visión de normalidad política, por ejemplo con transferencias realizadas anteriormente y un funcionamiento de décadas que garantizase el desarrollo normal, sería observado también como más legítimo y útil por los valores que en todo el mundo tiene la prensa; pero en un contexto de lucha constante con el centralismo por la reivindicación de una identidad amenazada y atacada desde el propio Estado central, es perfectamente comprensible que el colectivo intelectual, en esta situación, no llegue a conseguir que en Cataluña se vendan, proporcionalmente, los mismos ejemplares que en otras zonas del Estado, teniendo presente la cifra total de diarios vendidos así como la población absoluta. Ediciones El País publicó en 1984 el volumen 300 primeras páginas, en el que se pretende reproducir las cubiertas más «interesantes» a lo largo de los ocho primeros años de vida del diario. En la tabla que ofrecemos a continuación

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podremos observar el número de veces que aparece alguna noticia referida a Cataluña, así como su temática. Llevamos a cabo una diferenciación cronológica en octubre de 1982, fecha de inicio de la edición catalana. Como indicaba el director del diario, las 300 páginas que el editorial reproduce son «las más significativas de El País en sus primeros ocho años de vida» y, por lo tanto, nos posibilitan el hecho de observar cuál es la presencia de Cataluña en la primera página del diario. El grueso de las noticias de portada son de política internacional o estatal. Para comprobar si Cataluña está bien reflejada, sería necesaria la comparación con otro diario, de Barcelona, o bien con publicaciones como el Llibre de l’any (Edicions 62), que ofrecen una visión más representativa de la realidad catalana. Para contemplar también cuál es la tipología extrema de otras noticias aparecidas, podemos ver algún título de portada: «Se gestiona un indulto para ‘El Lute’» (26-IV-1977); «Fallece el Tte. Gral. Fernández» (29-IV-1977); «Las tarifas de los taxis de Madrid suben» (7-IX-1978); «Ha muerto en Madrid el pintor Palencia» (17-I-1980); «Cesa el entrenador del Atlético de Madrid» (12-VIII-81) o «La grúa madrileña reducirá su actuación […]» (4-V-1982). Cuadro V.3.1. Cataluña en las 300 portadas más representativas de El País 9-IX-1976

«El Consell dispuesto a negociar»

1 col.

9-XII-1976

«Contactos oficiosos entre el Gobierno y el presidente de la Generalitat»

2 col.

11-XII-1976

«Tierno y Pujol pedirán hoy audiencia»

2 col.

20-I-1977

«Ha muerto el Dr. Trueta»

1 col.

4-VIII-1977

«Nuevo proyecto para restablecer la Generalitat»

1 col.

18-VIII-1977 «Parlamentarios catalanes aceptan los acuerdos Tarradellas-Gobierno»

1 col.

3-XI-1977

«Acuerdo Tarradellas-Gobierno»

1 col.

13-IX-1977

«Millón y medio de personas» [Diada]

foto + 3 col.

30-IX-1977

«Restablecida la Generalitat»

foto + 4 col.

25-X-1977

«Tarradellas juró ante Suárez»

foto + 3 col.

26-I-1978

«Unánime condena (…) asesinato exalcalde de Barcelona»

foto + 3 col.

12-VII-1978

«Cerca de 140 personas mueren en Tarragona»

foto + 4 col.

27-VII-1978

«Nuevas transferencias a la Generalitat»

2 col.

18-II-1979

«J. Pau niega haber participado en el incendio de la refinería»

1 col.

21-III-1980

«Los nacionalistas de Jordi Pujol vencen en las elecciones al Parlamento» foto + 4 col.

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JOSEP MARIA FIGUERES 10-III-1981

«Homenaje a Quini»

1 col.

26-III-1981

«Quini fue liberado»

foto + 3 col.

25-V-1981

«(…) asaltantes del Banco Central (…) ultra derechas»

foto + 5 col.

8-IX-1981

«Posible dimisión de Heribert Barrera»

1 col.

15-XII-1981

«Detenido (…) del Banco Central»

1 col.

29-V-1982

«Exigencias (…) traspaso de Maradona»

2 col.

9-VI-1982

«La editorial Bruguera suspende pagos»

1 col.

5-XI-1982

«Admitidos a trámite cinco recursos de inconstitucionalidad contra la LOAPA» «Continúa la retirada de depósitos de Banca Catalana»

26-XII-1983

«Joan Miró muere»

foto + 3 col.

25-I-1984

«E. Salomó teme que el asesinato (…)»

foto + 3 col.

24-II-1984

«Detenido un ex militante anarquista»

1 col.

24-II-1984

«Jordi Pujol obtiene la mayoría absoluta»

4 col.

10-V-1984

«Dos cirujanos barceloneses realizan el segundo... »

5-VIII-1982

«Conmoción en Cataluña por la acusación de Apropiación indebida 24-V-1984 contra Jordi Pujol» Nota: El 6-X-1982 aparece la edición catalana.

1 col. 2 col.

foto + 3 col. foto + 4 col.

FUENTE: 300 primeras páginas. Ediciones El País, Madrid 1984.

Notas 1.- Este capítulo ha sido publicado en ‘El País’ a Catalunya. Anàlisi de la presència del diari ‘El País’ a Catalunya (1982-1985). La Llar del Llibre, Barcelona, 1986 (Club Arnau de Vilanova, 1). 2.- Véase el titular y la crónica: J.L.D.: «Vecinos de Sant Esteve Sesrovires atacan el coche del Conseller de Gobernación» en El País (5-IV-1985). Es parecido a lo que J. Barril escribía, desde la óptica opuesta, en El Món (núm. 74 del 22-VII-1983), «l’Avui i els trencacolls [asuntos peliagudos]» haciendo una cruel disección de un titular del Avui: «Catalunya té dret a separar-se d’Espanya», palabras que había dicho en Santander un alcalde aliancista. Barril opinaba: «muchas veces se ha dicho que una prensa normal en catalán debe contar también con fotonovelas, ciencia ficción y prensa amarilla. Nunca habríamos pensado, sin embargo, que el Avui optaría por la vía fácil del amarillismo patriótico. Con ésta y otras portadas, nuestro único diario nos da el ejemplo práctico de aquello que distingue la información de la consigna, el rigor del sensacionalismo, la realidad del sueño…» 3.- Puede ser una muestra la doble foto de El País (20-III-1984) en que debajo del pie «Precampaña de los socialistas y aliancistas» se ven fotografías de vallas con publicidad electoral de ambos partidos mientras que las iniciativas del PSUC, CiU o ERC son omitidas. Si al lector nacionalista estas fotografías le molestan la primera vez por su ausencia, en la segunda ocasión considerará un ataque su omisión.

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EL PERIODISMO CATALÁN. UN SIGLO DE HISTORIA (1879-1984) 4.- Un estudio crítico de las filtraciones en el área catalana dentro de las páginas de El País nos sería de gran utilidad para corroborar esta hipótesis de identificación. 5.- Son especialmente significativas las series de artículos de Pep Subirós, director de un programa televisivo en TVE en catalán dedicado a la cultura catalana –Miralls–, y alto cargo del área de cultura del Ayuntamiento de Barcelona, como «En torno al pacto institucional: por una política cultural simplemente sensata» (11-IV-1985); «Hay que renunciar al protagonismo cultural» (12-IV-1985) y «Una colaboración necesaria» (13-IV-1985), en que propone una eliminación de la política en un mundo de la cultura y una entente institucional más grande dejando establecida, otra vez, la intención, en fuerzas políticas «de confundir sus propios intereses y acciones con los de la sociedad a la que administran ni [evitar] identificar la institución en la que gobiernan como un patrimonio propio. Hasta ahora el gobierno de la Generalitat ha caído demasiado frecuentemente en esa tentación» (11-IV-1985). Con anterioridad había publicado otros artículos como, por ejemplo, «El desconcierto de la izquierda ante el nacionalismo» (28-X-1984) en que se intenta analizar la evolución política de Cataluña que desde la transición se situaba como «una de las zonas europeas de mayor peso socialista y comunista» para acabar con «la marea nacionalista [que] parece haberse llevado por delante ideas, ilusiones y proyectos…». Por poner otro contrapunto en la serie de artículos publicados a raíz del resultado electoral favorable a CiU: «Análisis del nuevo mapa político catalán», I. Molas, M. Vázquez Montalbán, X. Rocha, R. Fernández Díaz, J. Subirós, J. M. Ainaud de Lasarte, J. Solé-Tura… publicaron el trabajo de siete analistas de los cuáles solo uno cercano a las ideas convergentes. (11 a 27-V-1984). 6.- El País (13-III-1984). 7.- CEBRIÁN, J. L.: «Cataluña vista desde España» conferencia celebrada en Barcelona y reproducida en el libro Crónicas de mi país. Madrid, Ediciones El País, 1985. p. 72. 8.- Íbid., p. 80. De las muchas réplicas que tuvo la conferencia, tal vez la más sugerente sea la de Llorenç de Ventosa del Club Arnau de Vilanova en: «España vista desde Europa» en El Correo Catalán (15-III-1984), que en clave de humor hace comprensible el llamado «problema catalán». 9.- YMBERT, G.: «La presse d’influence dominante et la production du réel: à propos de El País» en Papers, 18 (1982), p. 139-159. 10.- DE MIGUEL, A.: «El establecimiento intelectual y El País» en Los intelectuales bonitos. Barcelona, Planeta, 1980. p. 82-89. 11.- VIDAL-BENEYTO, J.: «El País a imagen del país» en Diario de una ocasión perdida. Barcelona, Kairós, 1981, p. 209-212. 12.- SUBIRÓS, P.: «El País y el país» en El País (22-XI-1983). 13.-ARANGUREN, J.L.: «El País como empresa e intelectual colectivo» en El País (7-VI-1981). 14.- El premio a la labor de Quintà, la sepultura de Banca Catalana. Nombramiento de director de TV3. 15.- BAIGES, F., GONZÁLEZ, F., y REIXACH, J.: Banca Catalana, más que un banco más que una crisis. Barcelona, Plaza & Janés, 1985. p. 198-199. 16.- BUSTAMANTE, E.: «Poder y economía en El País (1976-1984)» en Simposio Internacional de Bolonia (29-XI/3-XII-1984). Internacional Sociological Association, Research Comités en Communication, Knowledge and Cultura.

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JOSEP MARIA FIGUERES 17.- «El acusado por correo» (5-I-1984); «La dignidad de un tribunal» (22-IX-1984); «Banca Catalana, un año después» (23-V-1985). A modo de ejemplo de la respuesta nacionalista podemos leer a BARNILS, R.: «El BOE, nerviós» en El Temps, 13 (17-23-IX-1984).

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4 Nacionalismo catalán en la prensa diaria barcelonesa1

Pretender abarcar la evolución del tratamiento que la prensa diaria barcelonesa ha procurado al nacionalismo catalán desde la transición hasta nuestros días es una labor amplia que realmente podría ser motivo de una tesis doctoral, que, bien pensado, sería muy útil si se llevase a cabo dada la falta de trabajos que ofrezcan un punto de vista hemerográfico en lugar de la interpretación histórica o política. Antes de poder pronunciar conclusiones, se requieren las síntesis apropiadas y, hasta que no se hayan llevado a cabo las monografías sobre polémicas incluidas la cuestión nacional en la prensa, polemicas incluídas, no se obtendrán. Si este trabajo no se realiza, difícilmente podremos valorar a fondo la historia inmediata del nacionalismo catalán en el periodismo. El esfuerzo de estos recopiladores, sin duda, nos permitiría conocer el comportamiento comunicativo y esto facilitaría la correcta valoración del periodo. En nuestro caso, limitaciones de tiempo y espacio no permiten desarrollar la temática propuesta con la extensión que convendría. Debemos contentarnos con una aproximación a manera de preámbulo que invite a penetrar en la materia ahora que estamos comenzando a observarla con cierta perspectiva. La prensa diaria A raíz de la muerte de Franco, los periódicos que existen en Cataluña mantienen los rituales de una lucha entre las nuevas generaciones democráticas de periodistas2 y el sistema represivo3 que pretende obstaculizar la libre circulación de opiniones. En este contexto dialéctico debemos situar el posicionamiento de publicaciones de carácter crítico con la legalidad franquista como Presència o El Ciervo o en la ilegalidad como Nous Horitzonts o Lluita y la apertura de nuevas secciones que serán muy significativas, ya sean tribunas

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abiertas, entrevistas…, «parlamentos de papel» que ofrecen a los pioneros políticos, a los líderes de opinión, la posibilidad de expresar públicamente su pensamiento. También debemos atender las secciones locales que abrirán la brecha con reivindicaciones vecinales, de barrio…, y las aspiraciones democráticas de la juventud, haciéndose eco del movimiento obrero, del católico juvenil, del católico crítico…, que encuentran nuevos aliados, pocos, en las redacciones de los periódicos. En los diarios de carácter empresarial cohabitan diversas fuerzas: la propiedad de tono marcadamente conservador y derechista –con excepción del grupo Auger, los diarios de capital colectivo, etc.–, la redacción en la que se aprecian matices según la juventud o ideología de los redactores y jefes de sección, los lectores que impregnan la tendencia del periódico y la voluntad del poder político que parece que desee que cada diario represente un espacio dentro de la legalidad imperante y, si el medio trata de huir, activa sus mecanismos de coacción. Los ejemplos de El Correo Catalán o Destino son suficientemente elocuentes y deben ser estudiados para ilustrar esta situación4 en la que la administración presiona al capital para incidir sobre los contenidos del diario, además de ejercer el control político. Encontramos en Barcelona los siguientes diarios de información cuyo tiraje viene bien definido por la OJD: Cuadro V.4.1. Tirada de los diarios de información (Barcelona, 1976-1982) 1976

1980

1982

Avui

56.624

38.336

39.270

Diario de Barcelona

31.125

6.000

5.000

El Correo Catalán

55.693

37.098

32.851

El Noticiero Universal

78.475

45.924

38.252

-

99.003

122.893

220.127

192.916

195.850

-

-

20.525

El Periódico La Vanguardia El País

FUENTE: La premsa a Catalunya els anys vuitanta. Barcelona, Departament de Cultura, 1988. p. 39.

Además de estos periódicos, juegan un papel relevante en el combate ideológico los diarios madrileños con creciente implantación en Cataluña, en primer lugar El País y después ABC, El Mundo…, que llegarán a tener una edición propia para el Principado. También tendrá un papel notable en la difusión ideológica la prensa política y sindicalista clandestina con publicaciones de carácter general como Treball, o de carácter local como L’Insurgent de Reus. Diversos periódicos desaparecen entre 1976 y 1981 (Catalunya Exprés, Mundo Diario, La Prensa, Tele-eXprés) pero, naturalmente, deberán tenerse

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en cuenta al llevar a cabo la tarea de recopilación. Sobre la metodología de esta obra nos brinda un excelente modelo el trabajo de Manuel Parés i Maicas titulado La ideología regional de la premsa espanyola5. Influir en la prensa. La prensa como influencia social Los medios de comunicación de masas configuran, en las sociedades modernas que presentan un predominio del sector servicios, el marco en que se desarrollan la lucha ideológica, el proceso de integración social y el acceso a unas pautas de comportamiento, de unificación de criterio y de adoctrinamiento en unos valores sociales, morales y políticos. Estos valores son compartidos por la cúpula del poder económico, que instrumentaliza pautas comunes en la recepción comunicacional, y en campos diversos. De los medios de comunicación que hoy existen, la televisión es el más contundente en su penetración social, aún considerando la especificidad de cada de todos los que uno y la coexistencia de todos que se dirigen a sectores sociales diversos y ocupan distintos momentos del tiempo de los segmentos sociales definidos a los que se dirigen. El impacto de la televisión se ha mostrado violento y rápido en la consolidación después de la etapa inicial de tanteo. La televisión tiene una notable e intensa incidencia social, que se ha ido consolidando progresivamente y va camino de convertirse, además del medio hegemónico, en el único para amplios sectores de población, cosa que comportará limitaciones de todo tipo. La pérdida de vocabulario básico en la infancia y el esquematismo de los análisis de adultos cultos son solo dos consecuencias recientes de la progresiva implantación de la televisión en detrimento de la lectura6. Es también el medio más difícil de estudiar, y la escasez de monografías críticas efectuadas sobre contenidos específicos es una más de las causas de la dificultad material del estudioso, como también sucede con la radio, y a diferencia de los campos de la prensa escrita o el cine, que ofrecen mayores facilidades gracias al soporte en papel o en cinta. La prensa es, como medio comunicativo que basa el mensaje en el papel, más asequible y más estudiada, a pesar de que sus efectos son diferentes de los de la televisión como resultado de la segmentación del público y el alto grado de ítems Este ideológicos contenidos… Éste es el motivo de que se conozca mejor la prensa federal o anarquista –de la que se conserva, otro problema es la falta de colecciones completas– que sus mítines o, más recientemente, los contenidos de la prensa nacionalista de la transición que no la de los discursos desde la tribuna electoral. Para el estudio del nacionalismo catalán es más fácil obtener7 la reciente campaña crítica del diario ABC, iniciada en septiembre de 1993, que las tertu-

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lias de la COPE o la sección diaria de José María Carrascal en su Comentario de Antena 3, consagrado a la anatema de todo aquello que huela a identidad catalana8. No podemos desvincular la prensa de la radio y la televisión: la interactividad en el campo de las ideas es total. Hay opiniones que nacen en columnas de prensa y son difundidas en los espacios audiovisuales y viceversa. Entonces, estudiar el discurso masivo dominante es difícil sin participar de la globalidad; no obstante, es necesario observar con la ambición de ser exhaustivo. En esta breve nota, aproximación que intenta ser solo un punto de contacto, observaremos el soporte más asequible, la prensa diaria, aunque indicaremos y seremos conscientes de que los efectos más notables en extensión, que no en intensidad, de una transmisión ideológica se producen a través, como hemos dicho, de la radio y de la televisión. Sin embargo, es en la prensa en la que tiene lugar el debate considerado «serio», refiriéndonos a la profundidad que puede ofrecer un periódico, aún así, más limitado que la que pueden ofrecer los textos incluidos en revistas de pensamiento o los libros de ensayo. Ceñimos, pues, nuestra exposición a este marco y queremos comenzar señalando la necesidad de que pueda efectuarse una profunda labor de estudio y análisis que comportaría una notable y extensa acción de investigación a partir de la cual podría efectuarse con mayor operatividad la reflexión posterior. Mencionamos también la necesidad de atender al estudio histórico de la posición de los medios audiovisuales en el proceso de reconstrucción nacional catalán y, finalmente, la importancia que tendría el análisis de cuestiones como el conocimiento y la interpretación del conocimiento y el fracaso de la prensa de alcance general en lengua catalana, fenómeno al que dedicaremos una investigación9 en su formulación genérica, y también al estudio particularizado de plataformas concretas como el discurso nacionalista de Avui, de Diari de Barcelona, etc. La falta de estos trabajos dificulta nuestra labor sintética, pero resalta la necesidad de abrir camino al análisis de contenidos en la prensa catalana, tarea a la cual, tal vez, será preciso dedicarse una vez se hayan cerrado los inventarios o los repertorios generales. No obstante, las aportaciones ideológicas que se han vehiculado desde la prensa diaria son fundamentales. Desde los fundadores del pensamiento catalanista moderno –de Almirall a Prat de la Riba, pasando por Torras i Bages y Rovira i Virgili– sus obras más conocidas son recopilaciones o han sido presentadas a través de artículos en la prensa. Si el nacionalismo se hubiese vehiculado solamente a través de publicaciones teóricas y de carácter restringido, naturalmente su proyección se habría visto limitada. Esta consideración es importantísima atendiendo a la minoría que tiene acceso al discurso nacionalista. Solo cuando disponga de un diario, el nacionalismo proyectará su pensamiento con coherencia; dicho diario lanzará campañas

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de sensibilización respecto a temas como el Estatuto o la obtención de una emisora de radio y un canal de televisión; el discurso nacionalista se proyectará de manera eficaz en la sociedad más allá del millar de ejemplares del mensual radical o del diario leído por un 10% de la sociedad. Que los contenidos sean de tono regionalista o expresados por periodistas sin una conciencia nacional, o acaso una débil, es otro tema. El gran reto actual de los grandes medios audiovisuales catalanes es la recuperación de la propia historia y, casualmente, cuando lo han hecho en ocasiones excepcionales –caso Andreu Nin por M. D. Genovés, etc.–, el éxito de audiencia ha sobrepasado la estrechez de miras de los directores de los programas de frenar los documentales históricos. No obstante, la prensa no diaria ha tenido una influencia cualitativamente importante a pesar del escaso eco. Semanarios como Canigó, Arreu o El Món, que expresaban tres posiciones ideológicas distintas, no solo no consiguieron llegar a convertirse en diarios, igual que sucedió con el proyecto no nato de El Temps, sino que fracasaron como semanarios. En esta prensa nos movemos igual, aunque con una población mucho más amplia, que en los tiempos de la Renaixença cuando solo llegaban a cada ciudad catalana unos pocos ejemplares de cada revista en lengua catalana. Desde el ámbito político se actúa básicamente en la prensa diaria barcelonesa, con el acostumbrado centralismo barcelonés de los periodistas del Eixample esta que desconocen la prensa de comarcas aunque tenga ésta más incidencia en su área. Sin esta prensa de fuera de la capital del Principado no se explican determinados comportamientos políticos, electorales, sociales, etc., del resto de Cataluña. Solo cuando estas publicaciones figuran como primeras en algún ranking se las atiende con sorpresa. Cataluña tiene una prensa determinada, libre en su planteamiento, y si se hiciesen recopilaciones temáticas se vería que la incidencia y la constancia en las reclamaciones nacionalistas tienen el listón más alto en la prensa comarcal que en la diaria barcelonesa en castellano. Pero no es un comportamiento homogéneo. A menudo, existe una falta de interés por los periódicos locales en la sección de opinión, con predominio de los trabajos informativos, reportajes, crónicas deportivas… Asimismo, es notable la calidad del suplemento cultural de Regió7 como también es notable la inexistencia del cultural del Punt Diari. Todo esto hace que, al margen de las posibles matizaciones, la lucha política en la década de los setenta en las sociedades urbanas se centre en los medios de comunicación y no solo en los parlamentos o en los tribunales de justicia. En los primeros, los sondeos y las encuestas hacen variar proyectos, ante proyectos, leyes, etc., y en lo segundos, aunque no lo deseen ni lo proclamen, la influencia es evidente. ¿Qué significa si no el concepto jurídico de «alarma social» que sirve para decretar encarcelamientos? ¿Acaso no es retroalimentación

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informativa el aluvión de paparazzi que colocan en la picota pública de la fotografía condenatoria a presuntos implicados convirtiéndose en un factor de estímulo de la prensa amarilla y de la sensacionalista? Seguramente, sin unos determinados medios de comunicación no se hubiesen producido ciertos procesos destacados. Diversos políticos o técnicos al servicio de un partido han probado en su piel esta «acción popular» que representa la apertura de fuerzas con dinámica propia como es aparecer escandalosamente en una portada a causa de un rumor. La noticia o la nota final de absolución judicial, el desmentido o la rectificación, meses o años después, será de cuatro renglones y quedará perdida en el interior del periódico que inicialmente había llevado a cabo un gran despliegue acusatorio. La pretensión de quien ha arrancado la campaña, con el apoyo inocente o ingenuo, comprado o en colaboración de los medios de comunicación, de destruir una imagen o de quemar un capital político, ya se ha conseguido visto el eco inmediato que es capaz de conseguir la televisión escandalosa, que ha llegado a impregnar incluso los informativos y la escasa capacidad crítica de un sector de la población impermeable a los matices escritos. El arranque. Lucha en la prensa. En este marco, el nacionalismo, como ideología emergente, tiene en Cataluña en 1977 unas aspiraciones y unas limitaciones. Las aspiraciones son contribuir a la normalización de la lengua y de la cultura, participar en el proyecto global de un país, hacer crecer el grado de conciencia tras la alienación –término de la época– producida por el franquismo. Curiosamente desaparece la presión política de carácter represor con la ley de 1966 y con su debilitamiento, y con el «espíritu del 12 de febrero» se llega a la convocatoria de elecciones y entran a escena las fuerzas sociales. Existe una prevención, el rumor de pacto que circula entre la ciudadanía sin rubricarlo, y el deseo de la convivencia, con respeto por los poderes fácticos –forma sibilina de no mencionar al ejército pero de recordar su sable–, el crecimiento económico con la posibilidad de una cierta condescendencia social y una relativa tranquilidad y calma en la exposición pública de temas. Es en este contexto en el que se presenta el discurso nacionalista. Algunos líderes serán los abanderados, otros se convertirán en cruzados y otros, contrarios, en inquisidores. Una recopilación de textos nos mostraría la dimensión de los horrores y nos acercaría a la polémica que aprovechará cualquier evento, el fuego o la inundación, etc., para mostrar su ideario. Se manifiestan las aspiraciones propias aprovechando la más mínima ocasión. Si se quemaban los bosques, unos decían que Madrid no había transferido suficientes recursos y

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otros que se evidenciaba la ineficacia del poder autonómico… Esta instrumentalización contribuyó también a la crisis de la prensa como factor de distorsión de la realidad remontando anteriores crisis de la prensa como la limitación franquista de contenidos que naturalmente frenaba la expansión a causa de la falta de interés público por su contenido. Los grandes puntos de inflexión serán la formulación pública del Estatuto, la campaña para conseguir un canal de televisión catalán y el proceso a Jordi Pujol por el asunto de Banca Catalana. Sobre estos tres aspectos la bibliografía es abundante. También hay otros grandes temas polémicos, como la LOAPA. Y todas las campañas electorales y los cambios de propiedad con la aparición y desaparición de cabeceras. No es lo mismo, obviamente, el Brusi autogestionado, que el Brusi de extrema derecha, o el primer Avui que el diario con la Generalitat, o El País antes de tener edición catalana que después de tenerla. Huelga, pues, fijarse en las tablas cronológicas que interrelacionan propiedad y filiación de los medios, los principales sucesos políticos y campañas y elecciones. Como escribiese el malogrado director del Avui, Albert Viladot, el franquismo estaba todavía muy presente, tanto que Pasqual Maragall acusó injustamente a CiU de representar el franquismo sociológico. Si lo dijo en el sentido de serlo la mayoría de la población que vota, tal vez sí que tenía razón, pero naturalmente no era este el sentido en que lanzó la acusación. La polémica la cerró Raimon Obiols diciendo que los políticos catalanes se conocieron en las comisarías y en las cárceles. El propio Ernest Lluch era considerado un peligroso separatista en informes de la policía relacionados con la Capuchinada. Así, nos situamos en una doble polémica: la obvia de opciones políticas diversas y la social generada por grupos emergentes que van desde el grupo del Manifiesto de la Lengua Española hasta la Crida a la Solidaritat, y en el conjunto del Estado entre grupos, partidos, instituciones, etc. en fuego cruzado con Cataluña. Naturalmente, cada posición dispondrá de unos medios de comunicación con mayor o menor peso específico que irán desde el diario de alcance general al panfleto. En Cataluña se hace complicado etiquetar a los diarios. Cuesta especificar la tipología política de cada periódico informativo. La tradición pluralista ha llegado –a diferencia de los periódicos de Madrid o París que son coherentes y, por lo tanto, encuadran el contenido de sus páginas en una sola visión ideológica– a abrirse a posiciones diversas, antagónicas, de manera que los pensadores del socialismo republicano escriben en El País y los líderes socialistas en el Avui. Claro que es un porcentaje minoritario del texto total y la frecuencia es también baja, pero esta misma pluralidad sería impensable en muchos de los medios de cualquier otra zona del Estado en la que no existe esta voluntad y esta preocupación colectiva por la convivencia.

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Exponentes de la catalanidad política aparecen en El Periódico y en El País en momentos en que los dos diarios tienen una línea no precisamente favorable a esta dirección. En el Avui, además de silenciarse nombres socialistas, de acuerdo con los cambios en la dirección, se margina a algunos ilustres nombres del nacionalismo como Manuel de Pedrolo o Fèlix Cucurull, condenándolos al silencio ya que la de Bernat Metge era su única lengua en la escritura. Además de los conflictos de personas, los diarios están hechos por los periodistas, con sus filias y sus fobias, con una compleja cadena de mando que huye de la simple del diario de opinión del siglo pasado en la que solo encontrábamos una o dos personas con poder decisorio. También influyen las variaciones de cargos, los cambios en la dirección, las relaciones de amistad, las contradicciones… Por todos estos motivos no es fácil poner etiquetas a los periódicos, y menos todavía que se mantengan fieles a una u otra denominación. Un periódico, como una persona, evoluciona, se reafirma o cambia. No obstante, sería preciso remarcar este aspecto clave de los años de la transición: el sentido unitarista, herencia de la Assemblea de Catalunya, el Congrés de Llengua Catalana y de tantas iniciativas en las que se interrelacionaban posiciones ideológicas opuestas que se subordinaban. Así, desde el retorno de Tarradellas hasta las manifestaciones del 11 de septiembre, aparecía un sentido de cohesión, coyuntural, pero eficaz: en

«Cualquier observador sabría con poco tiempo que ni Convergència es todo el nacionalismo ni el PSC-PSOE es todo el españolismo; que ni Convergència es toda la derecha ni el PSC toda la izquierda. La simplificación ha traído las etiquetas10»

Los diarios protagonistas Un periodista representativo11 de las jóvenes promociones y que se situó rápidamente en una posición profesional muy dinámica, en el diario El País, situó la mutación en un artículo sobre prensa y poder político: «Hoy hace exactamente diez años trabajábamos en unas condiciones de libertad lamentables. Los directores de los diarios tenían que actuar bajo la constante presión del ministerio de Interior y Turismo; los periodistas éramos objeto de todo tipo de amenazas legales e ilegales – expedientes, multas, juicios, consejos de guerra y cárcel–, y el resultado de nuestro trabajo era más bien ruinoso: diarios de baja calidad, censurados, sin medios. No existía, obviamente, libertad de expresión, además de no existir libertad de empresa periodística».

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Desde 1976 hasta el principio de los ochenta se forja la posición periodística en la que, después de delimitar los campos y los entornos –monarquía y ejército, en el caso de Huertas como ejemplo–, el nacionalismo catalán se expresa igualmente. El ejército ha marcado el territorio mientras que el nacionalismo es definido como una posición política opcional. Paralelamente, campañas de prestigio como la generada con la pretensión de equiparar cavernícolas y nacionalistas, cuando Europa se tambalee y aparezca una docena larga de países separándose pacíficamente en algunos casos, como pasa con Suecia y Noruega o la también modélica ruptura de Checoslovaquia, tendrán que tragarse sus palabras. Con conflictos bélicos como el de Bosnia volverá a aparecer la sonrisilla de autosuficiencia indicando hasta donde llega el binomio nacionalismo-secesionismo. El nacionalismo responde a los ejemplos de Lituania, Letonia…, y más al sur, Eslovenia…, como antes lo habían sido Irlanda o Grecia. Justo cuando se comenzaba la transición se demostró que la fuerza del catalanismo –demográfica, política, cultural, etc.– queda ceñida al territorio propio, y en el resto del Estado se articuló un discurso con tendencias uniformizadoras sin arriesgarse a respuestas contundentes, excepto cuando el hecho superaba el marco periodístico para llegar a la vida cotidiana12. Dentro de Cataluña, la polémica, hasta las primeras elecciones, es de «guante blanco» según dice Viladot en el texto que hemos mencionado: «Este unitarismo, lógicamente, iba en detrimento de las diferencias ideológicas y de las fronteras interpartidistas: las críticas mutuas eran de guante blanco. Este unitarismo, no puede olvidarse, duró más de cinco años: desde 1975 hasta 1980, es decir, desde antes de la muerte de Franco hasta las primeras elecciones autonómicas. Tantos años de pactismo y de comprensión hacia el papel «objetivo» del contrincante calaron hondo entre la ciudadanía catalana. Cuando este savoir faire se rompió de pronto en 1980 a raíz de la derrota socialista en las autonómicas, la población no podía entenderlo. Ni estaba de acuerdo. Aquel que hasta hacía dos meses antes había participado en un gobierno de coalición sin problemas no podía convertirse en alguien tan perverso de hoy para mañana».

Las campañas periodísticas de todo el Estado a propósito del nacionalismo tuvieron como escenario publicaciones tanto de Madrid como de otras ciudades. También en Cataluña se produjeron actuaciones por parte de redactores cuyo trabajo profesional tuvo, por un lado, un comportamiento cercano a la manipulación a través de la selección y la titulación, en materiales periodísticos de tono ideológico y, por el otro, la exposición pública de opiniones polémicas

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expresadas desde tribunas o columnas de opinión, amplificadas no de acuerdo con el interés periodístico sino con otras consideraciones de carácter político. En injusta proporción, el independentismo ha sido condenado al silencio por la prensa diaria barcelonesa mientras que el españolismo ha gozado de una mayor presencia. En síntesis, se perfiló la existencia de unos territorios sociales que se desdibujaban sin fijarse taxativamente en la lucha social, fue un magma en estado de latencia al que acudieron políticos intentando avivar las brasas; pero la sociedad soplaba con aire frío y, claro, el conflicto no apareció más que en forma de chispazos; y de la misma manera los periódicos sufrieron una traslación en este sentido13, aquello que M. A. Aguilar definió como campos magnéticos: «Es muy frecuente escuchar de nuestros colegas que no están sometidos a ninguna consigna en el lugar donde trabajan. Sucede que no se anuncian explícitamente consignas, no se dan explícitamente instrucciones, pero se crea un campo magnético, dentro del cual, naturalmente, las gentes se orientan y se orientan de manera imperativa en unas determinadas direcciones».

El Club Arnau de Vilanova publicó14 una recopilación de artículos basados en el análisis de doscientos artículos de prensa sobre Cataluña editados en periódicos del Estado. De estos textos nos interesa el del sociólogo Antoni M. Güell15, en el que responde a un artículo del Diario 16. Articula el terrorismo psicológico como expresión en combate. Adriana López, en el artículo siguiente –«¿Quiénes son catalanes en Cataluña?»– expresa el testimonio personal de anécdotas vividas en la capital –«Qué simpático, no parece catalán»– y, en definitiva, de los rasgos que conforman la tenaza contra la identidad catalana con la decisiva intervención de los medios de comunicación de masas. Doble discurso: el popular, de chistes, tópicos y escándalos16, y el discurso de la minoría intelectual con obras que van de Royo Villanova hasta el colectivo Javier de Burgos, pasando por los columnistas y periodistas del ABC. También es sabido que los medios de comunicación crean un paisaje, un entorno que será el marco de referencia intelectual de determinados lectores acríticos, o bien que siéndolo tienen una posición fácil en la transparencia argumental de la que participan y que pueden contribuir poderosamente a lo que ha venido a llamarse desarraigo, anacionalidad o la inmovilidad del esencialismo carente de un proceso evolutivo, en cierta manera, como le sucedió al derecho catalán a finales del siglo pasado. Los más avanzados ideológicamente de los liberales catalanistas no querían la permanencia de un derecho civil catalán caduco sino su adaptación, pero tampoco querían la

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sustitución del derecho catalán por el castellano. Una situación a caballo entre la defensa mirando al futuro pero teniendo el pasado como referencia, lastre y remedio o seguro a un tiempo, y el rechazo de la uniformidad basada en la absorción. En el coloquio sobre «10 anys de periodisme i llibertat» (10 años de periodismo y libertad) celebrado por la Associació de la Premsa de Barcelona17, al hacer balance del periodo, Josep Melià destacaba la calidad del público que ya sabía precisar el alcance de una noticia. Él mismo indicaba que al leer una noticia siempre pensaba qué y quién estaba detrás. Tal vez este estadio de adultez y de rigor del público lector de prensa ha hecho que numerosas polémicas y noticias quedasen como exabruptos, desde la triste Barcelona, la cultura catalana y el Titanic o los problemas de la normalización lingüística hasta la aparición de un anuncio pagado por la Crida a la Solidaritat denunciando a los parlamentarios socialistas como traidores a Cataluña. El estudio extenso, cronológico, exhaustivo, nos ayudaría a entender la evolución de la transición. «Cataluña pierde fuerza en España» era una frase que decían los socialistas y que respondía a la política de CiU, la Cataluña profunda –rural e inculta– opuesta a la urbana y moderna…, y el debate político quedaba en manos de los dos grandes partidos. Los populares y los republicanos no contaban al margen de los resultados electorales débiles principalmente por su nula definición política y por la falta de líderes coherentes; el PSUC digería el fracaso del eurocomunismo. En diez años se condujo al país a una bipolarización, y en 1981, con la resistencia al golpe de estado del 23-F y la oposición a la LOAPA, apareció una dualidad antinómica entre catalanismo y españolismo que tuvo en los diarios Avui y El País sus ejes de proyección. Sería necesario situar en el balance y el inventario del análisis de la prensa la escasa apertura de Pujol hacia los intelectuales durante la transición, como demuestra la escasa convocatoria de creación de centros de estudio, de revistas teóricas –el portavoz teórico de los convergentes, como la Revista de Catalunya, es una publicación nacida una vez acabada la transición–, de coloquios de cariz analítico impulsados por la Generalitat, etc. Por otra parte, está la frustración de las perspectivas socialistas, que tuvieron que centrar el poder político en la alcaldía y la Diputación de Barcelona, a despecho de una Generalitat que razonablemente pensaban que sería suya pero que no pudieron conseguir. Por lo tanto, podríamos perfilar dos etapas, una primera que iría desde 1976 hasta las primeras elecciones y una segunda que abarcaría desde las autonómicas de 1980 hasta el caso de Banca Catalana, coincidente con las autonómicas de 1984. Posteriormente todavía no podemos establecer etapas de forma clara, dada la proximidad temporal. El guante blanco fue sustituido por el zarpazo de la fiera.

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Solo la catalanidad de los dirigentes socialistas y la amplitud de miras del querellado por el caso Banca Catalana posibilitaron que la amenaza de descuartizamiento del país que se iniciaba en 1984 pudiese sortearse y que la discusión, tan agria como se quiera, los devolviese a la condición de rivales políticos y no de enemigos irreconciliables. Claro que intervinieron otros factores, como el fracaso en las elecciones catalanas del PSA, el partido socialista andaluz, y la ausencia de una prensa informativa sensacionalista (su lugar era ocupado por la prensa diaria deportiva y cada diario que aparecía con vocación sensacionalista fracasaba: Catalunya Exprés, etc.). Únicamente El Periódico, con vocación populista, mantenía un incremento en las ventas que lo situaba cerca de La Vanguardia y por delante de El Diluvio de principios de siglo, que compartía con el periódico de los Godó el 80% del mercado. Ahora las cifras se reparten entre dos diarios muy similares: uno populista y uno interpretativo, que tienen también prácticamente el mismo porcentaje global. Pero se habían producido fisuras. Las retrata muy bien Jaume Lorés a través de una serie de volúmenes que reúnen parte de su extensa producción de comentarista político de estos años, uno de los pocos casos, con Ibáñez Escofet, sin connotaciones literarias (Josep M. Espinàs, Montserrat Roig, Pere Calders, Manuel de Pedrolo…) en que la opinión salta del papel del diario al del libro18. No es casual que sea el año siguiente, 1985, cuando aparezca el único libro que se ha dedicado, en catalán, al tratamiento de un diario en un periodo concreto sobre un aspecto de la realidad polémica19. Efectivamente, las posiciones crispadas de 1984 comienzan a aflorar y a estar tan envenenadas que un estudio aséptico y visto con perspectiva, dirigido más al estudioso que al militante, es considerado una respuesta agresiva y visceral cuando, de hecho, es un mero análisis. En esta dialéctica, la prensa tiene un papel notable. En opinión de los protagonistas, y es cierto, como colectivo, los periodistas fueron decididos agentes activos a favor de la democracia. Los diarios barceloneses ocupan posiciones ideológicas cercanas a los partidos políticos, y en esta situación participan en la dialéctica ideológica. Frente a las ideologías dominantes (la nacionalista convergente y la izquierda socialista, ambas en evolución, la primera de un independentismo a un posibilismo y la segunda de un marxismo a una socialdemocracia, aunque, naturalmente, no son partidos monolíticos), las otras opciones han perdido el periódico en el que se movían más cómodamente (Mundo Diario el PSUC; El Noticiero Universal la UCD, Diario de Barcelona el Partido Popular…) o bien no lo han podido mantener por la debilidad del mercado, como es el caso de los republicanos o de los democristianos. La Vanguardia y El Periódico tienen una evolución en la que siempre ha habido puentes personales diversos, en general, hacia una formación u otra, a pesar de que la propiedad, la dirección y la redacción no han sido siempre afines, y mucho menos con el mercado receptor.

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Por otra parte, factores como licencias televisivas, deudas empresariales, ambiciones políticas…, hacen que estas iniciativas, como otras, requieran monografías amplias, pero no solamente desde la perspectiva del periodista trabajador militante sino desde una visión amplia y no afectada; claro que si no se dispone de documentación anterior siempre queda el recurso del análisis este de contenidos, y éste acostumbra a ser muy fiable cuando se efectúa a fondo. Sin pretensiones de carácter exhaustivo, ni de extraer conclusiones globales, disponemos de dos series cronológicas del total de artículos periodísticos reivindicativos publicados en la prensa barcelonesa. En el primer caso se trata de artículos sobre el Estatuto de Autonomía y en el segundo, de los artículos que reivindican el canal catalán de televisión. Insistimos en el valor estrictamente referencial y que, obviamente, no implica una posición determinada durante el periodo 1976-1984. Solo un conjunto de tablas que expresen, similarmente y de manera comparativa, un análisis de superficie, espacios e intencionalidad, titulaciones, etc., sería determinante. Desde el factor cuantitativo, y en esta perspectiva de aproximación, disponemos de dos trabajos que contienen, en apéndices, diversas antologías de artículos. Nos hemos fijado en estas dos obras, de modo estrictamente referencial, para observar como en dos reivindicaciones masivas hay campañas de prensa en las que se analiza, se reclama, se valora, etc., y, en este sentido, se puede apreciar qué periódico es más sensible y de quién reproducen los textos los recopiladores. Veámoslo: Cuadro IV.4.2. Artículos dedicados a dos reivindicaciones catalanistas en la prensa informativa Artículos sobre el canal catalán de televisión

Artículos sobre el Estatut d’Autonomia de Cataluña

Avui

67

49

Diario de Barcelona

2

5

El Correo Catalán

0

6

El Noticiero Universal

0

4

El Periódico

0

0

La Vanguardia

11

5

El País

-1

4

Mundo Diario

17

7

Punt Diari

4

1

Tele-eXprés

9

2

FUENTE: L’Estatut d’Autonomia de Catalunya. Barcelona, Edicions 62, 1982, 4 vols. Edición de J. Sobrequés y S. Riera: La televisió de Catalunya autònoma. Barcelona, Edicions 62, 1981. La recopilación es obra de M. Parés i Maicas. p. 353-364.

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En conjunto, observamos que la prensa diaria barcelonesa ha hecho posible que, junto a la prensa diaria comarcal, con publicaciones destacadas e influyentes en su ámbito como el Punt Diari de Gerona, –o de vida más breve como El Maresme (Mataró) o casi efímeras como La Veu de la Ciutat (Sabadell), El Pla de Bages (Manresa) y de los periódicos más estables de Sabadell, Terrassa, Lérida, Tarragona, Vic, etc.–, la contribución de manera irreversible al proceso de democratización en Cataluña fuese acompañada de una exigencia de catalanización. La prensa comarcal, la prensa juvenil, la religiosa, la cultural, etc., a caballo, por supuesto, de la política fruto del exilio y la clandestinidad, fue el gran vehículo a través del que se encarnó primero la popularización de unos líderes, el conocimiento de unos programas, la asunción, en definitiva, de un ideario compartido de reconstrucción nacional. La prensa diaria de Barcelona, a remolque de estos títulos, participa también, en todas las secciones de los periódicos, desde la opinión hasta los reportajes, en esta proyección.

Notas 1.- Publicado originalmente en FIGUERES, J.M.: «Premsa i nacionalisme en la premsa diària barcelonina» en El nacionalisme com a ideologia. Barcelona. Proa/Centre d’Estudis de Temes Contemporanis, 1995. 2.- ROGLAN, J.: El grup Democràtic de Periodistes (1966-1976). Crònica d’un periodisme esperançat. Barcelona, Col·legi de Periodistes, 1992. También en las revistas profesionales Capçalera y Annals del Periodisme Català aparecen a menudo los trabajos de carácter retrospectivo, memorias, reportajes, etc., sobre este tema. 3.- Sobre la prensa del último franquismo podemos fijarnos en distintas obras, de las cuales destacamos, en el ámbito estatal, el estudio general TERRÓN MONTERO, J.: La prensa de España durante el régimen de Franco. Un intento de análisis político. Madrid, Centro de Investigaciones Sociológicas, 1981. En el ámbito catalán, la tesis de GIFREU, J.: Sistemes i polítiques de la comunicació a Catalunya. Premsa, ràdio, televisió i cinema (1970-1980). L’Avenç, 1983; GUILLAMET, J.: La premsa a Catalunya. Barcelona, Col·legi de Periodistes, 1988. En lo referente a la censura, podemos fijarnos en SINOVA, J.: La censura de prensa durante el franquismo. Madrid, Espasa, 1989. Además existe bibliografía especializada sobre la ley de prensa de 1966, etc., que aparece en estudios de Josep Faulí, Fernández Areal, Gonzalo Dueñas… 4.- Sobre la revista Destino puede consultarse la obra de GELI, C. y HUERTAS, J.M.: Les tres vides de ‘Destino’. Barcelona, Anagrama, 1990. Sobre El Correo Catalán, el número monográfico de Annals, «Adéu, Correu», núm. 8-9, correspondiente a julio-diciembre de 1986, con el trabajo de Huertas sobre el control político de la propiedad. 5.- Barcelona, Edicions 62, 1984. En «Catalunya 1973-1983. Política, societat, economía, treball, cultura, oci» en L’Avenç, s.f. (1984?) y Visió de Catalunya. El canvi i la reconstrucció nacional des de la perspectiva sociològica. Barcelona, Diputación de Barcelona, 1987, se nos ofrece una buena cro-

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EL PERIODISMO CATALÁN. UN SIGLO DE HISTORIA (1879-1984) nología del periodo que posibilitaría el estudio y tratamiento de los medios de comunicación escritos. Para una visión de carácter interpretativo, véase el volumen antológico: Catalunya, 1977. Barcelona, Avance, 1977. 6.- Sobre el consumo de prensa y televisión durante la transición puede consultarse a MARTÍN SORIANO, M.: El uso de la comunicación social por los españoles. Madrid, Centro de Investigaciones Sociológicas, 1982. 7.- Aprovechamos para señalar la conveniencia de llevar a cabo una política de conservación del material emitido por televisión, porque la legislación, las bibliotecas y los archivos, las hemerotecas y los centros de enseñanza tienen predilección por el papel impreso y son escasas las vocaciones archivísticas o documentalísticas por el material audiovisual. La importancia de esta carestía de materiales será un lastre para poder acceder al conocimiento. 8.- En 1994 se publican los comentarios televisivos del locutor comentarista de los informativos de Antena 3. 9.- FIGUERES, J.M.: Informe sobre les perspectives de la premsa en català d’abast general a Catalunya. Barcelona, El Llamp, 1990. Investigación encargada por el Centre d’Investigació de la Comunicació. Para una visión más amplia sobre los condicionamientos estatales, véase GIFREU, J.: Comunicació i reconstrucció nacional. Barcelona, Pòrtic, 1989. 10.- VILADOT, A.: Catalunya, història d’un maniqueisme. Barcelona, Pòrtic, 1998. p. 194 y ss. 11.- BASSETS, Ll.: «Premsa i poder polític» en el monográfico «10 anys de periodisme i llibertat» en Annals del Periodisme Català, 6-7 (1-VI-1986). p. 20-35. 12.- La ley de jurisdicciones de 1906 fue precedida de una extensa y hostil campaña de prensa contra el nacionalismo. El diario de la Lliga triunfadora en 1901 tuvo que abrir entonces una sección sobre los habituales ataques de la prensa de Madrid al hecho diferencial y su cristalización política, cultural, etc. De la misma manera, el diario hoy simpatizante de CiU, el Avui, abre una sección, sin un título tan explícito como el de La Veu de Catalunya, en la que da cabida a las hostilidades de diarios, emisoras de radio y televisión, etc., contra el nacionalismo catalán. Una constante de la prensa política madrileña (de El Liberal a La Correspondencia Militar pasando por ABC) ha sido la crítica del catalanismo. La prensa nacionalista, tanto la política –Calendari Metralla– como la cultural –Cuca Fera– o la estrictamente informativa y política –La Publicitat, La Veu…–, ha contestado frecuentemente con un discurso establecido a la defensiva y respetuoso en las formas. 13.- En 1986, el periodista Miguel Ángel Aguilar (Annals, 6-7, p. 34) defendía que se explicitasen los ingresos complementarios de los periodistas y citaba al Wall Street Journal, que había despedido a dos redactores vendidos a terceros. Un caso así, decía, nunca se había visto en el Estado, y también acusaba a la prensa de no rectificar nunca. La idea reaparece seis años después cuando Xavier Caño escribe en El País (9-IX-1994) sobre los Estados Unidos: «¿De dónde cobran los periodistas?», un artículo en el que relata la situación del poder de los medios y, por lo tanto, igual que se hace con los políticos, es menester saber de quién cobran los periodistas para comenzar a entender un poco el discurso público. 14.- Club Arnau de Vilanova: Catalunya, esa desconocida para España. A propósito de 200 artículos de prensa. Barcelona, Península, 1983. En este ensayo se articula una voluntad de apertura hacia el fu-

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JOSEP MARIA FIGUERES turo como por ejemplo en el artículo de J. Ferrer «Hacia la España de todos», o la denuncia de las incomprensiones de R. Lobo en «Las instituciones políticas catalanas son Estado» o de J. Faulí en «La polémica de las fiestas, una sinrazón», y los de tono histórico de J. M. Ainaud, A. M. Mundó hasta deshacer, ya entonces, la intoxicación: Existe una dictadura lingüística, de J. Ibáñez. 15.- GÜELL, A. M.: En torno al llamado terrorismo psicológico, ob. cit., p. 71, explicita la acción progresiva del Manifiesto de los 2.300 a través de la interrelación entre el derecho a la diferenciación de Cataluña, el rasgo de apertura territorial del país y la voluntad de uniformización de los sectores castellanohablantes que se identificaban con el poder comunicacional expresivo de una mentalidad no comprometida solo con la dictadura franquista sino con un trasfondo histórico notable y preocupante. 16.- El asesinato de Eduardo Dato motiva la furibunda protesta de sectores catalanes diversos cuando la prensa madrileña utilizaba sistemáticamente las expresiones «catalán», «el asesino catalán», etc., para referirse a Mateu. Igualmente, en otra escala, como hoy para referirse al financiero de la Rosa se le antepone también el mismo calificativo. Mientras que la prensa vuelve a criticarlo al banquero procesado Conde no se le coloca gentilicio alguno. En definitiva, criminalizar como paso previo para justificar medidas represivas que faciliten la uniformización, aspiración suprema del imperialismo español. 17.- Barcelona, 16 de noviembre de 1981. 18.- Especialmente el epílogo dedicado a las elecciones autonómicas de 1984 y sus consecuencias en La transició a Catalunya (1977-1984). Barcelona, Empúries, 1985; el artículo «Socialistes acomplexats, convergents esporuguits» y el apartado final de artículos sobre cultura en Reptes de Catalunya. Barcelona, La Llar del Llibre, 1986; y la Cataluña electoral y la real en Catalunya, política i socialisme. Barcelona, Edicions 62, 1984. Finalmente, «El plet entre Catalunya i Espanya» en El 1984 de Catalunya. Barcelona, Edicions 62, 1985. 19.- FIGUERES, J.M.: ‘El País’ a Catalunya; prólogo de J. Lorés y epílogo de F. Ferrer. De ochenta páginas de texto personal, veinte son de tablas estadísticas, de prácticamente doscientas páginas, y un tercio es de material reproducido, entrevistas, etc., lo que demuestra más la vocación de estudio analítico que la de combate coyuntural. Dos trabajos sugerentes sobre prensa y política son los que estudian el deterioro de las relaciones entre el PSOE y los grandes medios de comunicación escrita a partir de 1988. Véase CALVERO, J.: El PSOE contra la prensa. Historia de un divorcio. Madrid, Temas de Hoy, 1991; y también PÉREZ VILARIÑO, J.: Los periódicos ante las autonomías. Madrid, Akal, 1982.

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5 Identidad y medios de comunicación. El caso catalán1

Identidad, política y sociedad En los territorios en los cuales existe una superposición entre la identidad original y un Estado que no es derivado del mismo territorio sino que es novedoso respecto al primero se produce un conflicto entre el aparato de la administración, de rango superior al territorio identitario, y la aspiración de éste a ejercer su carácter nacional estricto. Se produce de este modo una situación de dualidad, de conflicto, entre las manifestaciones públicas de los elementos de carácter identitario. Por una parte, los específicos del territorio y relegados a menudo al folklore y a las actividades populares o de la población libre y espontánea y los elementos simbólicos identitarios de carácter general del Estado que los utiliza para demostrar el poder e, importante, para ir imponiendo el proceso de substitución de símbolos o elementos identitarios sea la lengua, la religión u otros. Las actividades intrascendentes no generaran conflicto como por ejemplo los bailes regionales demodés en la sociedad urbana mientras el deporte o la identificación producirán prohibiciones sean, por ejemplo, las selecciones deportivas específicas o los identificativos en las matrículas en los coches. Cuando la sociedad es madura y basa su relación en la armonía –caso alemán o suizo- y no en la pura imposición –caso español o francés- no hay conflicto político o social. Cuando se necesita el uso de la fuerza coercitiva, sea del uso legal de la mayoría o de la violencia militar el conflicto es muy real y puede aparecer en los medios como debate ideológico, como pantalla crítica del poder hacia la minoría o simplemente como noticias de estallidos puntuales de conflicto. Éste a menudo se intenta estudiar desde ópticas muy variadas en proceso inexorable de confrontación como muy bien han estudiado, para el caso de la lengua en su uso público, los sociolingüistas en relación con los procesos di-

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glósicos. Por ejemplo se prohibirá el estudio de la lengua del territorio en conflicto, en la dualidad español-catalán o francés-catalán en los territorios de la Estados misma bajo administración de estos estados o se prohibirá, por ejemplo, el uso cotidiano de la ropa tradicional de vivos colores, en la dualidad turcos-kurdos. Será prohibición de banderas, de medios de comunicación o incluso afectará a la enseñanza de la historia sea en el lejano oriente o en las colonias francesas africanas como muy bien explica Ferro en su famoso estudio2 sobre como se explica ésta a los niños del mundo. En definitiva, el objetivo del Estado nuevo es tratar de borrar las diferencias para mostrar una dimensión única del poder dominante. A la recíproca, la base popular intentará mantener el modo tradicional de vida contando solamente con la resistencia pasiva del uso y sin disponer de la fuerza de los medios del Estado. En especial caracteriza a la identidad los factores propios, especialmente los de carácter étnico3 así como los derivados de las relaciones grupales desde la religión al comportamiento en costumbres, lengua, etc. en dimensión antropológica4. Para el caso catalán, con autonomía consolidada, historia siendo independiente durante siglos y unos atributos generales como el uso no politizado de la lengua5 o el sistema cultural, filosófico, artístico, etc. propio, bien diferenciado hasta la sociedad moderna. En el caso catalán los elementos que caracterizan la identidad devienen centrales, como señala el antropólogo Claudi Esteva Fabregat en reciente trabajo6 sobre la identidad catalana contemporánea cuando escribe: «El hecho diferencial de la identidad lo definimos, pues, en el mismo individuo humano, en la diferente imagen que cada uno tiene de sí mismo como singularidad única. Si uno es, como individuo, diferente de otro, también es con otros una identidad. Somos nombrados diferentes cuando nos distinguimos como catalanes en comparación con andaluces o con franceses, y así sucesivamente, en la percepción que tenemos de nosotros mismos; también solemos definirnos como una identidad étnica o nacional en los casos de presentación con gente que inicialmente nos es extraña por desconocimiento primero de su origen. Así, cuando la misma imagen corporal nos define como una particularidad de género, edad o profesión, estamos representando una identidad, pero, generalmente, cuando acudimos a la comunicación con otros individuos utilizamos un lenguaje que suele ser el atributo más importante de identidad en las ocasiones de la expresión verbal y en sus matices.»

Efectivamente, entendemos la identidad como un episodio de presentación de imágenes y en éstas, seguimos a Esteva, la forma de la comunicación es

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prácticamente definitiva. En este saco encontramos desde la propia lengua con todas sus peculiaridades (refranes, frases hechas, giros, expresiones...) hasta lo llamado folklórico. No es solo expresión pública de espectáculo sino encarnación de una actividad seguida públicamente con naturalidad en los días festivos o pertinentes con expresiones como el baile de diablos con pirotécnia, sardanas o castellers y un largo etcétera7. No cabe duda que se presenta un conflicto entre el poder y el grupo. En un ejemplo puntual, la imagen de la identidad en el exterior la expresa el citado catedrático de la Universidad de Barcelona, ahora en México como docente todavía en activo: «…cualquier muestra de identidad nacional catalana que suponga iniciativas destinadas a producir reconocimiento internacional de dicha identidad, es resentido como trasgresión de la norma por la centralidad estatal; tiende a conducir, por lo mismo, a reclamos de lealtad y a provocar respuestas gubernamentales que incluyen tanto amenazas y anuncios de represalias a la entidad periférica, como movilizaciones de carácter solidario por parte de comunidades autónomas fieles a la identidad patriótica española, en este caso a la idea del pensamiento estatal único»

Esto explica el conflicto con el uso de las banderas, la toponimia, -el nombre de las cosas, regimiento militar Urgel en vez de Urgell- o el predominio de una lengua sobre otra en todo su territorio en vez de todas para todo el territorio. En el fondo es muestra de poder pero voluntad de unificación con el paso de los siglos. Y el conflicto surge con todos los elementos simbólicos porque no hay un arreglo o pacto desde el principio de la relación grupal: las delegaciones catalanas en el exterior o simplemente los símbolos que acompañan a los presidentes catalanes en su presencia internacional serán fuentes de discusiones por la voluntad de predominio de las partes. Uno de los forjadores de la moderna Generalitat, Jordi Pujol, en el evento del “Fòrum de les cultures” sintetizó8 perfectamente esta dualidad de poderes –español/catalán- y de concepciones – visión centralista/visión periférica- cuando expresaba los temores ante el conflicto permanente citando a Manuel Castells y John Naisbitt. Hacía referencia a la presencia de una dualidad mundial: frente al global lifestyle el cultural nationalism y los dos se complementarían pero que el riesgo es cada vez mayor y apuntaba a la fragilidad por “los siglos de política tendentes a borrar la identidad catalana” y la presión de la cultura mundial dominante se fija: Por qué «Porqué es más grande el riesgo: Por la fuerte presión cultural, lingüística, mediática del Estado español que apunta tendencialmente a

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hacer de la identidad catalana una cosa residual. Esto siempre es así, poco o mucho, y hemos de ser conscientes que incluso objetivamente, es decir, simplemente, por la fuerza de los hechos esta presión existe, incluso, a veces, de manera no intencionada. Pero es cierto que últimamente asistimos a una reaparición de lo que he llamado el “lenguaje imperial”».

La cita, por Jordi Pujol, del profesor Castells en la apuesta por vivir la globalización desde la identidad es concluyente: «El valor más grande que tenemos es que seamos capaces de vivir nuestra identidad de forma abierta, receptora y transmisora a la vez. Dicho de otra manera: sin una identidad fuerte no podemos aportar nada positivo al proceso de universalización». O sea no solamente las declaraciones vacuas de intenciones y buenas voluntades sino las realizaciones son la génesis de la armonía puesto que solamente existen tres opciones: o estado fuerte y grupo débil a la baja (Francia/Occitania), o estado débil y grupo fuerte (Canadá/Quebec) o posición de fuerza de los dos sin predominio absoluto de una parte (España/Cataluña) con lo que se perpetua el conflicto: el Estado no es lo suficientemente fuerte para hacer desaparecer los atributos del grupo y éste no lo es para separarse o afirmarse ante el Estado hostil al grupo. En otra conferencia pública sobre la identidad, ahora por el líder nacionalista, a la sazón, de la oposición al catalanismo de Convergencia, Carod-Rovira propone9 una lectura más allá de la visión etnicista y como forma de avanzar ante retos como la gran inmigración; uno de cada siete habitantes que ha llegado en los últimos quince años no es originario del territorio catalán. Dice: ¿Quiénes «Quienes son los catalanes? Un grupo más en el mosaico diverso del que es nuestro país (…) No podemos abonar la idea de una Cataluña mosaico, con el discurso ingenuo de la multiculturalidad, como si, al fin, apareciese como normal que solo una parte de Cataluña fuese catalana, al lado de otra que es española, magrebina, argentina, senegalesa, en partes iguales, en una suerte de feria de la diversidad permanente, en la cual la identidad catalana o sería una cosa de minorías, exótica, aborigen, o bien no existiría como tal, no tendría personalidad propia ni carácter diferenciado porque solo sería la suma de identidades que se manifestasen en Cataluña (…). Para mi ser catalán no es una manera de ser español; es una manera de ser. No hablo tampoco como si fuese una simple variante o modalidad de la otra; hablo de los que lo viven, de los que son, y se sienten de identidades compartidas, simultáneas, seguro que con una intensidad que puede

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ser distinta según el lugar, la función, la circunstancia o la generación. La identidad de hoy no se puede basar en un pasado que nos es diferente por el origen territorial y cultural, por una historia distinta, sino en todo aquello que compartimos como comunidad de futuro. Un horizonte de igualdad de oportunidades, de libertad, de prosperidad, de convivencia. Una identidad como la nuestra, en construcción casi permanente, ha de pretender sumar y no restar, unir y no dividir, incluir y no excluir, integrar y no discriminar. Y la identidad nueva nacional que yo propongo es una identidad integradora, con valor democrático: lo hace con una dirección inequívoca y clara.»

El debate es en los medios de comunicación, en la calle10. En contextos conflictivos la vinculación a una identidad para unos inmigrantes es cuestión de supervivencia, adoptar la lengua más conocida –el castellano- y para otros una decisión de personalidad propia y por esta razón se produce la adquisición en las áreas de mayoría catalanohablante de esta lengua mientras en las zonas urbanas castellanas en uso social es esta lengua la primera adquirida. En este mismo coloquio Carod defiende que asumir la identidad catalana no es como herencia del pasado sino como elección democrática, libre y consciente, como derecho en suma. Defendiendo una nueva hegemonía social basada en la voluntad individual de sumas más que en consideraciones, que también defiende en otros ámbitos, como derechos históricos, valores compartidos como lengua, historia, tradición. Propone un pacto social más que una asunción de valores étnicos. No siempre se asocia lengua con identidad puesto que se posee la lengua y no se tiene con ello conciencia de diferencia, sino simplemente de posesión en uso. No coinciden nunca, en las encuestas del CIS y otros, los niveles de conocimiento de la lengua con los niveles de pertenencia a un grupo (catalán-español) e incluso con opciones políticas radicales en el espectro vinculación-separación11. Incluso en las recientes encuestas sobre la independencia sorprende a los reduccionistas que un 15 % de los proclives a esta tendencia no sean catalanohablantes naturales. Prensa e identidad En el plano comunicativo hemos tenido un interés siempre a lo largo de nuestros estudios en fijar la atención sobre los aspectos identitarios conforme nos ayudan a entender la realidad. Es más hicimos nuestra tesi doctoral sobre el primer diario en catalán precisamente para conocer mejor este hecho de relación entre sociedad e identidad12 y agrupamos una veintena de trabajos mono-

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gráficos sobre periodismo catalán con el título: Premsa i nacionalisme. El periodisme en la reconstrucció de la identitat catalana13. Prensa e identidad a nuestro modo de ver va íntimamente unido y lo hemos desarrollado en los anteriores trabajos. No queremos pues repetirnos y en esta nota aspiramos a presentar aspectos sobre la identidad catalana como preámbulo al debate que surgirá en el congreso en relación con los medios de comunicación en Cataluña y la identidad catalana. El conflicto es real y va más allá de las intenciones platónicas. En el coloquio sobre la identidad y desde una perspectiva filosófica Antoni Abad en «Identitat cultural comuna espanyola?» arranca con la cita de la sentencia de la suprema corte del Canada (1989): «The accommodation of difference is the essence of true equality». Se cuestiona los criterios constitucionales que aluden a símbolos y aspectos identitarios, seguramente la lengua es el factor más polémico, cuando estos son simplemente impuestos y la identidad denominada “común” española es simplemente la de una de las partes del conjunto. Por esta razón se pretende desde instancias políticas romper pautas en los medios de comunicación como puede ser la denominada “crosta nacionalista” en expresión del diputado socialista Joan Ferran. Uno de los autores más influyentes de la sociolingüística moderna Joshua Fishman, que creció en un ambiente familiar de militancia hacia la protección del yidish, compara los holocaustos de su cultura (el nazi y el comunista) con el similar que produjo la modernización democrática occidental donde en nombre de la libertad del mercado, los derechos del individuo, etc. se limitó esta lengua y cultura. O sea no son simplemente las acciones de censura, represión como hizo con las lenguas y culturas no castellanas el franquismo sino también las acciones que el mercado y el respeto a los derechos del individuo producen. Volviendo al tema central sobre la identidad y el poder político, los medios de comunicación se configuran por la lengua. En Cataluña se produce un consumo que se orienta en estas líneas, permeables también puesto que periódicos como La Vanguardia son rompedores de la frontera lingüística y devienen en contenidos fieles defensores de los valores identitarios considerados tradicionales. Por una parte, se encontraría Avui-El Punt - El Periódico -prensa local y por otra El País - ABC - El Mundo – La Razón.... Sobre los niveles de lectura, tipología de lectores etc., en el estudio del consumo nos encontramos con una diferencia a favor del castellano de niveles en relación a las lenguas como se puede comprobar fácilmente en los estudios especialmente en los de consumo tanto de Jaume Guillamet como de Salvador Cardús, que muestran unos porcentajes en los que en ningún caso el catalán supera el 30 %. Igual sucede con los consumos de televisión mientras que en radio los porcentajes son superiores. Las encuestas y datos que ofrece Cardús anualmente en sus

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estudios de opinión que se publican recogiendo las polémicas, a menudo identitarias, y los numerosos datos en acceso abierto como los procedentes del Institut d’Estadística de Catalunya14 que se ofrecen en línea, nos permiten deducir como el uso de medios en catalán progresivamente va aumentando y consolidándose con lo que se enerva al Estado que no contempla como el tiempo juega a su favor, con aumentos de población inmigrada o con la fuerza del mercado como demuestran los diarios gratuitos, todos en español pero con unos efectos lingüísticos frenados por la fuerza de los medios digitales o locales en buena medida en catalán. Para la prensa digital tanto en catalán como en castellano existen varias decenas de cabeceras que son consumidas por estos públicos fieles a un consumo según la lengua. Las encuestas que ahora conocemos con precisión gracias a la creación del instituto que dirige el profesor G. Colomer son indicadoras de esta tendencia lingüística. Otro bloque de receptores se centra en el consumo mixto al margen de la lengua y, adquiriendo productos en relación con su ideología u otros valores más allá de la lengua. El ejemplo de La Vanguardia es paradigmático. En relación con la televisión el zaping es ya un fenómeno ampliamente asumido primando el interés por los contenidos más allá de la lengua, aunque siempre queda algún sector de desconocedores de la lengua catalana que se ven forzados a optar solamente por las privadas y públicas cadenas españolas rechazando la visualización de las públicas y privadas catalanas, aunque el proceso de aprendizaje por la escuela es tan alto, otra cosa es el uso social, que prácticamente toda la población escolarizada la conoce. La política tiene en el debate identitario un elemento central para su ideal. Para unos será fundamental al ser consubstancial con su ser y para otros tendrá que ser promocionada una para sustituir a las “menores” o “secundarias”. Lo expresa muy bien Josep Fontana en su trabajo «La construcció històrica de la identitat», cuando alude a la «estupidez de la lucha identitaria», frase pronunciada en un congreso del PSC, en un discurso de Josep Borrell, a la que Fontana le responde15 contundentemente: «[Josep Borrell] olvida que esta lucha solo acostumbra a producirse cuando hay alguien que estúpidamente coarta una identidad para imponerle otra, no por predicar el internacionalismo.Y que si los perdedores le parecen estúpidos, otros pensamos que los vencedores tienen una responsabilidad criminal por el hecho de que no habrá dudado en verter sangre para oponerse a aquello que, muy a menudo, no era más que la reivindicación de derechos que se supone tendrían que ser universalmente reconocidos. Una especie de lucha

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que, en la gran mayoría de los casos, ha empezado siendo por la defensa de la propia personalidad cultural que se transforma en lucha por el poder cuando desde el estado-nación se niega hasta este derecho elemental. Nosotros, de esto, tenemos una experiencia de siglos.» >>.

Si bien España es Estado y todavía no es para todos sus habitantes la única nación, Cataluña no es un estado pero sí una nación para muchos de sus habitantes. En este marco de separación uno de los analistas más lúcidos sobre los cambios que se producen, Manuel Castells, afirma16 en este punto de la identidad bajo la mutación constante de la sociedad global: «La construcción nacional, de la misma forma que hemos observado en la edad moderna, se hizo a partir de la construcción del Estado nación, generalmente sobre la base del Estado más que no sobre la base de la nación. En la mayor parte de casos, fue el Estado quien creó la nación más que al revés. Hoy en día ¿qué observamos? Pues la separación entre el Estado y la nación. Lo que estamos observamos cuando hablamos de valores es que los valores nacionales y los del Estado son diferentes. Los del estado son instrumentales, y,Estado superando el marco del Estado nación, son valores para gestionar la globalización, las redes globales de gestión, mientras que por otra parte, se afirman como valores identitarios. Las naciones excluidas del proceso de generar su propio estado –Catalunya, Escocia, Quebec- pero también las que generaron una nación fuerte –Francia- en este momento se sienten perdidas en la globalización, que se percibe como una pérdida de autonomía por parte del poder del Estado y ahora como una invasión de extranjeros en una cultura que se resiste a asimilar. (…) En el caso de España –y sin entrar en polémicas, simplemente de un modo analítico-, cuando el presidente Aznar plantea la idea de un proyecto de España como país importante en el mundo y al mismo tiempo rechaza explícitamente la idea de sociedad multicultural al invocar el principio de una nación española unicultural, trata manifiestamente de construir una nación sobre la base de una unidad cultural y nacional que no existe en España en estos momentos y que, a más, ni tan sólo está reconocida en la constitución es- solo pañola.» >>.

Es decir, frente a los fundamentalismos que nos pueden llevar, según Castells, a unas comunas totalitarias y el mundo sin libertad real de los aparatos

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de poder occidentales surge la identidad de resistencia de las identidades nacionales como esperanza para que los miembros de una sociedad puedan identificarse. No obstante la presencia de la historia, de la lengua17, de la tradición con todo su corpus (folklore, etc.) deviene consubstancial con la identidad. Se llega al punto de que el estudio La identitat catalana18 de la catedrática de Lengua y Civilización Hispánicas de la Universidad de Toulouse Antònia Pallach es en realidad una historia social catalana del último siglo. El caso de Esteva es similar. Para Marie-Carmen García en su trabajo L’identité catalane con la historia el tema central es la política, diferente en partidos, sistemas, tradición, etc. en Cataluña del resto de España. Es en el fondo la aplicación de la concepción de Josep Fontana, la lucha entre identidades es pues plenamente vigente. Las recientes memorias19 de Albert Manent son muy ilustrativas de cómo no se hacía simplemente cultura escribiendo, editando, aunque fuera en el silencio de las casas particulares en los negros años cuarenta, sino para preservar la identidad perseguida. Todos estos elementos aparecen en los medios de comunicación. La recopilación, que anualmente efectúa y publica sobre la opinión pública publicada el profesor Cardús para la Fundació Centre de Documentació Política nos acerca a los grandes temas de polémica y siempre, aspectos identitarios aparecen en escena. Así y en solamente tres años al azar: «El Born: la història com a mirall del present» (sobre las ruinas del XVIII en este escenario) o «L’any de Verdaguer i Gaudí» para 2002. «A cops de llengua: el català com a pretex» o «Les seleccions catalanes i Fresno» para 2004; «Polèmica per la presència d’escriptors catalans en llengua castellana a Frankfurt» o «El retorn dels Papers de Salamanca» (2005). Los símbolos, sean selecciones deportivas, papeles históricos o la propia lengua, devienen con los aspectos fundamentales de una sociedad —monumentos, enseñanza de la historia, etc.— uno de los aspectos fundamentales en la construcción de una identidad. Siempre están en evolución y dependiendo de los contextos generales así como de la propia percepción de los habitantes de la zona en cuestión. Sencillamente la identidad también se forja en los medios y más en contextos donde la oralidad interpersonal en el análisis de la comunicación va desapareciendo para dejar paso a la relación con la información con los medios de comunicación. No es de extrañar pues que aspectos como la identidad cultural aparezcan en los estudios sobre televisión20 de un modo cada vez mayor en demostración de la implicación que tienen en el mundo occidental, y estudiarla en un enfoque interdisciplinario favorecerá que pueda surgir una mayor comprensión de la realidad social, tarea de todo investigador preocupado por entender el mundo actual.

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Medios e identidad: el ejemplo del cine y la lengua Antecedentes

Sobre el uso público de una lengua el cine ocupa un papel, con la televisión, industria central en el ocio y la vida social. Como indústria es reflejo de las tensiones sociales entre estados y multinacionales o entre grupos y estados. Los poderes públicos catalanes, ante la distorsión que genera la discriminación hacia los catalanes que no disponen de films en su lengua, introduce normativas que son duramente cuestionadas. En la polémica de hace diez años las argumentaciones eran similares: contra derechos el mercado. La relación de textos publicados fue notable, como la que tiene camino de ser también en esta ocasión. Incluimos la relación, hecho no baladí, contemplando la profunda incidencia social del tema que surge en 2009 con igual fuerza como veremos más abajo: 1. NOTÍCIAS Y ARTÍCULOS DE PRENSA. Decreto 1999 OPINIONES ANTEPROYECTO DIARIO

FECHA

López Llaví, Josep Maria

AUTOR

La gota que fa vessar el got

Diari d’Andorra

22-II-98

López Llaví, Josep Maria

Sobre els problemes de normalització lingüística en el cinema a Catalunya

Diari d’Andorra

10-V-98

López Llaví ,Josep Maria

Només dos dels quinze èxits del 97 van tenir versió catalana a Catalunya

Diari D’Andorra

21-V-98

Editorial El 9 Nou

Cinema americà també en català

El 9 Nou

17-VI-98

Cal, Juan

Las más taquilleras

Segre

17-VI-98

Guardans, Ignasi

La lengua del cine

La Vanguardia

17-VI-98

López Sancho, Lorenzo

El cine y el catalán

ABC

18-VI-98

Editorial Avu

Doblatge per decret

Avui

18-VI-98

Perarnau, Josep

Volem films X en català

El Periódico

18-VI-98

Cargol, Salvador

Cinema i català

Diari de Girona

19-VI-98

Umbral, Francisco

Cine catalán

El Mundo

20-VI-98

Editorial el Temps

Anar al cinema

El Temps

20-VI-98

Vara, José Alejandro

Doble o nada

ABC

21-VI-98

Barbeta, Joan

“Lo que el viento se llevó”

Avui

21-VI-98

Barril, Joan

La lluna i el dit

El Periódico

21-VI-98

Bru de Sala, Xavier

Cavalleria catalana

El Periódico

21-VI-98

Quintana, Àngel

La anormalitat del doblatge

El Punt

21-VI-98

Vidal-Quadras, Aleix

Sue Ellen ets un pendó

El Mundo

23-VI-98

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TÍTULO


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EL PERIODISMO CATALÁN. UN SIGLO DE HISTORIA (1879-1984) Gubern, Román

Veus que maten

El Periódico

23-VI-98

Ruana, Josep

Només el 20%

Regió 7

23-VI-98

Desclot

Sancho de Ávila

Avui

24-VI-98

Sánchez, Jordi

La llufa del doblatge

Avui

24-VI-98

Domenjó, Isidre

Cinema en català

Avui

24-VI-98

Masó i Llunes, Ricard

Cinema en català

Diari de Girona

24-VI-98

Janer, Maria de la Pau

Cinema en català

Avui

27-VI-98

Ferrer i Gironès, F.

Les quotes de pantalla

Diari de Girona

28-VI-98

Jiménez Losantos, F.

Pujol cinema

Epoca

29-VI-98

Editorial El 9 Nou

La quota del català al cinema és necessària

El 9 Nou

29-VI-98

Duarte, Carles

I ara arriba “La Sirenita”

El Periódico

29-VI-98

Vara, José Alejandro

¿Son tontos los catalanes?

ABC

30-VI-98

Jou, Lluís

El decreto del cine en catalán

La Vanguardia

1-VII-98

Rimbau, Esteve

El preu del doblatge

Avui

2-VII-98

Cusachs, Manuel

Quan Jordi Pujol va al cinema

Diari D’Andorra

4-VII-98

Oliveras i Costa, Jaume

Editorials de cinema

El Punt

5-VII-98

Bellmunt, Francesc

Elogio del cine mudo

La Vanguardia

6-VII-98

Roviras, Llorenç

Un mal menor

El 9 Nou

10-VII-98

Gubern, Román

Pel·lícules i veus

El Periódico

11-VII-98

López Llaví, Josep M.

El català al cinema un conflicte polític i d’interessos

El Temps

13-VII-98

Manent i Tomàs, Jordi

Quotes al cinema? Evidentment!

Avui

18-VII-98

Editorial El Mundo

La increíble encuesta sobre el cine en catalán

El Mundo

19-VII-98

Editorial ABC

Pujals i el deber cumplido

ABC

24-VII-98

Editorial ABC

El papelón del PSC

ABC

31-VII-98

Editorial El Mundo

Vender humo en catalán

El Mundo

31-VII-98

Editorial El Punt

Decret del cinema: s’imposa el sentit comú

El Pun

31-VII-98

Editorial Presència

Doblatge: la trista realitat

Presència

2-VIII-98

Editorial El Periódico

El pacte del cine

El Periódico

3-VIII-98

Alexandre, Víctor

Decret de doblatge: punt final a un peatge

Avui

26-VIII-98

585


Prensa catalana 09/07/2012 10:02 Página 586

JOSEP MARIA FIGUERES APROBACIÓN DECRETO Y POLÉMICA AUTOR

TÍTULO

DIARIO

FECHA

Casamartina, Josep

Maldito doblaje

El País

10-IX-98

Huguet Biosa, Josep

El cine en català

Regió 7

24-X-98

Riera, Miquel

La Disney i el català malament com sempre

El Punt

27-XI-98

Editorial El Mundo

El imperio de Hollywood contraataca contra Pujol

El Mundo

20-I-99

Editorial ABC

Balance sobre la ley del catalán

ABC

21-I-99

Editorial La Mañana

Hollywood y el catalán

La Mañana

21-I-99

Editorial El Periódico

Reestrena de l’afer del cine en català

El Periódico

21-I-99

Editorial ABC

Decreto total

ABC

22-I-99

Desclot

Les preocupacions cinematogràfiques d’”El Mundo”

Avui

22-I-99

Vidal-Quadras, Aleix

Esto es Hollywood

La Razón

22-I-99

Cal, Juan

Encuestas y realidad

Segre

22-I-99

Pairolí, Miquel

Maragall i el cinema

El Punt

23-I-99

Vara, José Alejandro

Pujol en las minas del rey Spielberg

ABC

24-I-99

Editorial Avui

En contra

Avui

24-I-99

Gubern, Román

La guerra del doblaje

El Periódico

24-I-99

Sintes, Marcal

“Catalonia is different”

Avui

25-I-99

Aymerich, Marta

Demanda a Hollywood

Diari de Girona

26-I-99

Vilanova, Esteve

La prepotència de la indústria del cinema

El Punt

26-I-99

Editorial El País

Pujol contra Hollywood

El País

27-I-99

Editoial ABC

Criterios lingüísticos

ABC

28-I-99

Dilmé, Xevi

Un dret trepitjat

Diari de Girona

29-I-99

Piera, Emili

Pujol es Hollywood

Levante

29-I-99

Editorial El Mundo

Anormalidades lingüísticas a la catalana

El Mundo

29-I-99

Barril Joan

El cine i la pela

El Periódico

29-I-99

Editorial ABC

Cine e intereses partidistas

ABC

30-I-99

Massot, Dolors

Hollywood y Pujol

ABC

31-I-99

Gifreu, Josep

Entre la bella i la bèstia

Avui

1-II-99

Rodríguez Castelló, M.

Hollywood treu les pistoles

Diari de Girona

1-II-99

López Bulla, José Luis

Jordi Pujol y Hollywood

El Mundo

1-II-99

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Prensa catalana 09/07/2012 10:02 Página 587

EL PERIODISMO CATALÁN. UN SIGLO DE HISTORIA (1879-1984) Cuadrado, Núria

Un pulso de cine sin un final decidido

El Mundo

1-II-99

Xirgo, Xevi

Doblatge

El Punt

1-II-99

Editorial ABC

Viaje al país del cine

ABC

2-II-99

Salmon, Alex

El laberinto

El Mundo

2-II-99

Editorial El Mundo

Pujals y el “Catalonian Affair”

El Mundo

2-II-99

Planas, Pablo

La historia de Norman Lex y un turista autonómico

ABC

7-II-99

Cueto, Juan

El tercer hombre

El País

7-II-99

Peña, Josep M.

Versió original

El Punt

7-II-99

Sintes, Marcal

Amenaces i oportunitats

Avui

8-II-99

Moix Terenci, Jordi

“The kid” contra el león de la Metro

El País

8-II-99

Gifreu, Josep

Una cultura és un mercat

El Punt

8-II-99

Solé Tura, Jordi

Més enllà del cine

El Periódico

9-II-99

González, Moncho

Política de película

La Vanguardia

9-II-99

Cardús, Salvador

De pel·lícula

Avui

12-II-99

Trallero, Manuel

Esto no es Hollywood

La Vanguardia

12-II-99

Nash, Elizabeth

Catalans want Hollywood to speak their language

The Independent

14-II-99

Reniu, Miquel

“Sempre surts emmascarat…”

El Periódico

18-II-99

Alvarez, Luis B.

Jordi hocica en Hollywood

Cambio 16

19-II-99

Bou, Enric

Subtítols per la independència

El Periódico

19-II-99

Galeote, Antonio

Un problema económico

El Mundo

21-II-99

Palol, Miquel de

La realitat sobre el cine

El Mundo

21-II-99

López Llaví, Josep M.

Qui vol i qui no vol el català al cinema

El Temps

22-II-99

Puig, Valentí

Todos contra Hollywood

El País

2-III-99

Bonaventura, Daniel

El missatge de Hollywood

Diari de Girona

3-III-99

Villaró, Albert

La quota

Segre

12-III-99

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JOSEP MARIA FIGUERES

ENTREVISTAS AUTOR

TÍTULO

DIARIO

FECHA

S’hauria d’obligar a fer versions originals

Diari de Girona

Entrevista Antoni Llorens-Carles Balagué

Avui

21-VII-98

Figueras, Jaume

L’obsessió per un cinema en llengua catalana ha deixat de banda la qualitat

El 9 Nou

24-VII-98

Gasull Martí

El cine doblado en catalán es viable

Diari de Tarragona

29-I-99

Pujol, Jordi

La negociació pel cinema serà llarga

Regió 7

30-I-99

Trueba, Fernando

La política de la Generalitat se ha cargado la industria del cine catalán

La Vanguardia

31-I-99

Gorina, Àlex

26-II-98

La tabla de artículos oficial21 ya nos indica la dura polarización. La polémica actual (2009)

Hemos seleccionado una temática de actualidad en la que pudiéramos fijar nuestra mirada en los medios y la identidad. Estos días de mediados de marzo en la prensa catalana surge una cuestión precisa: el decreto del Departament de Cultura que fija las cuotas al cincuenta por ciento para las dos lenguas oficiales atendiendo que el 97 –en numerosos, en otros casos como el de nuestra experiencia personal, es el 100 %-22. El decreto se hace público el día 4 y hemos seleccionado varios diarios representativos, de prensa escrita y digital, en catalán —Avui, El Punt, Tribuna catalana—y en castellano —La Vanguardia, ABC, La Razón, Plural.com— en los que seleccionamos unos textos tanto editoriales como de opinión en batería argumental presentada cronológicamente. El Avui, diario con más de treinta años de vida, en catalán, —a los que se suman El Punt i El Periódico, más los comarcales— escribe en portada y traducimos como en todos los textos: «El 50 % del cine, en catalán por ley. Proyecto. La norma, promovida por Tresserras, da un plazo de tres años y prevé sanciones. Contrarios. Majors y exhibidores se oponen a les cuotas.» En la página tres un articulo editorial de David González afirma: «Si antes eran los censores a sueldo del Movimiento, ahora, de perpetuar el régimen de monolingüismo cinematográfico en castellano se

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encargan las majors, las grandes distribuidoras norteamericanas con sede en Madrid que se niegan a adaptar el negocio a la realidad plu¿Motivo? rilingüe del Estado. Motivo? Excusa: el imparable efecto dominó sobre otras lenguas sin Estado propio detrás, aunque, como la de aquí, las hablen o las entiendan 10 millones de personas. (...) Las majors no quieren. Y por esto precisamente se ha de hacer una ley que las majors y las minors tendrán que cumplir. Al menos, esta vez, ignorar el catalán quizás no les saldrá de balde. Y sí, la propuesta es intervencionista. Del todo. Pero a favor de la libertad y el derecho de poder ir al cine también en catalán. También.»

Avui no argumenta elementos como el derecho al uso, la paciencia durante treinta años de mal llamada normalización, etc. En dos páginas centrales se ofrecen declaraciones de políticos como R. López del PP que argumenta que “el cine catalán tiene otros problemas sobre todo conseguir calidad y excelencia”, Julio Fernández, presidente de Filmax:«Soy enemigo de las cuotas y partidario de buscar otras fórmulas que no sean imposiciones» etc. El reportaje indica que la normativa será solamente para los films que no sean en versión original de las dos lenguas oficiales. El secretario del departamento de Cultura dice: «No es por motivos económicos: no les costaba dinero. El argumento es que crean un precedente Estado con las lenguas sin estado». El proyecto de Convergencia y Unió, el consejero Pujals, idéntico en el objetivo fracasó. Ahora, desde las izquierdas no identitarias -o sea un gobierno socialista con lo que implica-, otra información que se ofrece es la creación de una red pública de salas propias. Esta idea, siguiendo modelos europeos que hacen frente a la globalización, tiene grandes posibilidades de éxito. No ha sido discutida y favorecerá la proyección propia catalana. El Departament de Cultura presenta, para evitar la polémica, el documento de base en medios afien nes (programa matinal de Josep Cuní de TV3) y se centra en la dimensión de la promoción de la versión original subtitulada, respetando todo el cine en castellano que no será doblado, pero no ahorra la polémica que se centra en el 50 % -que no solo es tal sino menos puesto que sólo es del cine de fuera de las fronteras estatales españolas-, y surge con la misma virulencia que diez años antes. Ahora en La Razón el que se ocupa del anteproyecto y que establece la directriz de disponer, solamente para los filmes de más de 50 copias, dato que no se menciona en la mayoría de medios, y que tendrán la obligación de ser volcados a las dos lenguas oficiales de la Comunidad. También aparece en espacio destacado. Es Víctor Fernández: «En plena crisis de la industria, el conseller de Cultura, Joan Manuel Tresserras, (...) aseguró que con esta normativa, calificada como ob-

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JOSEP MARIA FIGUERES

jetivos estratégicos de la Generalitat, se busca «garantizar el derecho de los ciudadanos para poder ver cine en las dos lenguas oficiales y fomentar la distribución y la exhibición de cine en versión original subtitulad (...) Igual de contundentes se mostró ayer en LA RAZÓN un portavoz del Gremio de Empresas de Cine de Cataluña: (...) “Respetamos la política de fomento del catalán, pero pensamos que no se puede imponer cuotas sin estimular al público. Esto se ha convertido en un tema político, cuando lo que habría que hacer es apoyar a las salas”, se apuntó desde la agrupación. (...) Para el presidente de Filmax, Julio Fernández, una de las grandes distribuidoras españolas con base en Cataluña, la principal duda es saber «quién paga esto. Quién se hace cargo de los costes del doblaje». El empresario apostó por buscar vías de seducción en el espectador, «no crear elementos de distorsión». Lo filtrado por la conselleria incide sobre todo en las grandes firmas estadounidenses, como Warner, Fox o Disney. Según la Generalitat, la posición de «dominio» de las distribuidoras norteaModificar cometes mericanas o «majors» dificulta tanto la distribución del cine producido en Cataluña como del doblado o subtitulado al catalán, lo que ha llevado a que este sector tenga la desigualdad «más patente» entre las dos lenguas oficiales en Cataluña. «Desequilibrio». Según los datos aportados ayer por la conselleria, en 2007, de los 466 filmes que se estrenaron en Cataluña doblados o subtitulados, el 97 por ciento se distribuyeron en castellano, y en el 89 por ciento de los títulos la versión en castellano era la única disponible en las salas de la comunidad. A ello se le suma que de las 854.906 sesiones de cine que se hicieron en Cataluña ese mismo año, sólo el 3 por ciento fueron proyectadas en catalán (19.298 sesiones en versión doblada y 5.238 en versión original). (...) Todavía se recuerda la polémica de 2001, cuando Warner se negó a doblar al catalán la primera entrega de «Harry Potter», pese a que la Generalitat, en ese momento en manos de CiU, se ofreció a pagar los gastos que podría tener la «major». Posteriormente Warner sí accedió, pero el público apoyó la versión >>. castellana.»

Los hábitos del espectador catalán hacia los films no se han verificado ni en tiempos ni en muestras fiables. El film que se utiliza por los críticos en las medidas del fomento del catalán argumentado que el público opta por el castellano –citando el caso de Vicky Cristina Barcelona- se proyecta solamente en unas salas determinadas y se argumentan cifras totales. Lo mismo que la década anterior. No es lo mismo una sala en la urbe que en una pequeña ciudad, ni es lo

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mismo una sala que la proyecte una vez y la retire en pleno éxito que la sala que la tiene sin límites. Las comparaciones precisan conocer los detalles igual que las muestras los valores de las mismas. La acusación de que el público catalán prefiere el cine en castellano cae por su peso cuando se ha demostrado hasta la saciedad el éxito del audiovisual, del teatro en catalán como avala meses de carteleras en muchas obras y centenares de millares de espectadores televisivos en las series o films por televisión. ¿La aversión no sería la misma hacia el cine en pantalla grande que pequeña? Al no hablar de horarios, número de salas, tiempos de exhibición, etc. se introducen nociones negativas con lo que se denota el parcialismo. Los artículos con cifras ofrecen una apariencia de sesudos y rigurosos mientras contrariamente se escamotea el meollo del asunto: ¿Alguen el derecho al uso de las lenguas. Alguien se plantearía el mismo caso para el castellano en Granada o Málaga, sería del todo ilógico, porqué sí en Cataluña? por qué El Punt réplica a La Razón el día siguiente del debate y lo sitúa des de la óptica catalana: «Como en casos anteriores, la Generalitat lo tendrá bien difícil con las majors (y también con las grandes distribuidoras españoles que, en este caso, coinciden con las multinacionales) para conseguir una ley que, de hecho, solo quiere conseguir el equilibrio de la presencia del catalán y el castellano en el cine. También tendrá que hacer frente a la campaña anunciada con los titulares aparecidos en las portadas de las ediciones de Cataluña de tres diarios españoles: «La Generalitat obligará a doblar al catalán la mitad de las películas» (El Mundo); «La Generalitat obligará a que la mitad del cine se doble o se subtitule en Modificar cometes catalán, aunque no dice quién asumirá el coste» (La Razón); «La Generalitat obligará a doblar al catalán la mitad de las películas» (ABC). ¿Se van a poner de acuerdo («una misma idea, una misma patria») ABC y El Mundo en incluir el mismo título? ¿Y los tres en utilizar el mismo verbo y tiempo verbal (el futuro amenazando: obligará) para definir la acción de la Generalitat? ¿Cómo es que al menos uno de ellos no utilizase la variante imponer, que tanto les gusta? De hecho, en el interior lo rematan, como en este titular de La Razón: «Cine en catalán por decreto». Por lo que parece, en Cataluña, el «cine en castellano» lo es de manera natural, porque es «lo que tiene que ser.» Y esto no es ninguna obligación.» >>.

Una síntesis de opiniones actuales sería el artículo «Catalán por decreto» de Carlos Carnicero en elplural.com donde argumenta los manidos tópicos sobre el mercado y el derecho y toma, como buen artículo de opinión, partido claro por una posición:

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JOSEP MARIA FIGUERES

«La nueva ley del cine en Cataluña obligará a doblar o subtitular las películas que se exhiban poniendo en circulación el mismo número de copias en ambas lenguas oficiales con una rampa de tres años: el primero, un treinta por ciento y el segundo un cuarenta en catalán, hasta que esté equilibrado el número de copias en el tercer año. Al mismo tiempo se impulsará un impuesto al doblaje de las películas que también tendrá que hacerse en los dos idiomas. En principio me parece que para el consumidor es una buena noticia porque podrá elegir a la hora de seleccionar la sala de exhibición el idioma en que quiere ver la película, dentro de los dos que son oficiales en la comunidad autónoma catalana. El problema radica en la obsesión por legislar lo que debiera dejarse a la oferta del mercado, lo que en principio podría significar una desconfianza hacia la capacidad de expansión del catalán. Hay algunas contradicciones que son difíciles de explicar en esta obsesión por legislar sobre la obligación de utilizar el catalán para equiparar su uso al castellano o incluso para sobrepasarlo: la prensa escrita, ¿por qué no se decide la Generalitat a obligar a las empresas editoras de diarios y revistas a publicar una edición en catalán, como de hecho hace voluntariamente El Periódico de Cataluña que imprime dos ediciones sin que nadie le obligue a ello? (...) El PSC debiera tener en cuenta lo ocurrido en Galicia en donde algunos componentes de la política lingüística manejados por su aliado nacionalista pueden tener que ver con los resultados electorales. Para que no haya dudas y para que los talibanes estén tranquilos, adelanto a los lectores de este artículo que el catalán me parece una de las lenguas más hermosas y ricas en expresiones para la literatura y para el amor. Ocurre que la imposición acaba por ser agotadora y después de las películas hay un montón de cosas susceptibles de recibir la obligación del bilingüismo. En tiempos de crisis no sé si es una prioridad, pero lo inteligente sería fomentar que la elección del idioma fuera una opción libre de quien imprime, edita o difunde y no una obligación impuesta por la ley.» >>.

Alguien estaría de acuerdo naturalmente invirtiendo los términos atendiendo que las razones son muy claras para los dos casos cuando se parte de la imposición y no del derecho: a mantener el cien por cien en razón del mercado o a respetar los derechos de los grupos de carácter nacional. Una fuente eterna de conflictos en repetición de argumentos ya tópicos23. En La Vanguardia será Francesc Marc Álvaro, el día 9 en «No va de cine ni de lengua» quien argumenta desde el punto de vista del derecho de la lengua catalana:

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EL PERIODISMO CATALÁN. UN SIGLO DE HISTORIA (1879-1984)

«Sensación de déjà vu. Regresa el debate sobre el idioma en el cine que se exhibe en las salas de Cataluña porque la Conselleria de Cultura pone sobre la mesa una nueva ley del Cinema (...) El catalanohablante que quiere ver una película doblada o subtitulada en su lengua lo tiene todo en contra. Y debe argumentar contra el mundo dado por descontado. Vayamos por partes. 1. Esta discusión no es sobre la lengua ni sobre el cine. En realidad, se trata de responder con sinceridad a una pregunta muy clara: ¿Qué es importante para usted? Para un ciudadano español castellanohablante de Sevilla, Salamanca o Barcelona, poder ver una película norteamericana doblada (o subtitulada) al castellano es muy importante. Pero no lo sabe, porque la realidad fluye en la dirección de su interés. Nunca ha pensado que pueda ser de otro modo. Todo el cine que se exhibe en España, incluida Catalunya, está doblado al castellano. En cambio, el ciudadano español catalanohablante es sistemáticamente ignorado cuando entra en un cine y compra o alquila un DVD. ¿Puede vivir un catalanohablante sin que sus hijos vean los éxitos de Walt Disney en la lengua de su hogar? Puede y, de hecho, lo hace. No tiene más remedio. Por analogía, un catalanohablante también podría vivir sin TV3, sin emisoras de radio y sin periódicos en catalán. Llevado este argumento hasta el final, la conclusión es rotunda: el idioma catalán es un lujo superfluo, dado que todos los catalanohablantes son hoy bilingües, perfectamente capaces de manejarse en castellano. ¿Por qué deberían seguir escribiendo sus obras en catalán Porcel y Monzó? Como diría Fernando Savater, utilicemos “la lengua común” y orillemos aldeanismos. Pedir cine en catalán es “el brote identitario”, pero ver cine en castellano es “lo normal”. Huelga decir que el mayor problema para avanzar es que a una parte considerable de catalanohablantes les importa un comino ser tratados como ciudadanos de segunda. El indígena, tras siglos de rodillo, ya no percibe su situación. ¿Se imaginan un boicot de espectadores a las majors de la distribución cinematográfica? En Cataluña, no. 2. El ministro de Cultura, César Antonio Molina, ha declarado que la situación del catalán en el cine “es un tema de Catalunya”. De esta declaración se deriva que el Gobierno de España se desentiende de la suerte de un idioma oficial español y de los derechos de unos españoles que tienen la mala suerte de ser catalanohablantes. (...) 3. Los socialistas se mofaron ayer de la iniciativa del conseller convergente Pujals en favor del catalán y hoy, en cambio, no tienen más

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JOSEP MARIA FIGUERES

remedio que permitir a los independentistas que retomen el objetivo de CiU. Pero ello no es suficiente, aunque es un paso notable. Una cosa es un gobierno de coalición que formalmente asume ciertos proyectos y otra cosa es la batalla de las ideas en la sociedad. ¿Pondrá el PSC su envejecida, aunque omnipresente, force de frappe opinativa al servicio de la nueva ley del Cinema? Los medios y firmas que siguen las consignas de la calle Nicaragua no moverán ni un dedo por el conseller Tresserras. Se lo mirarán de lejos, dejando que la Brunete mediática (la carca y la progre) se divierta. Esta es una de las grandes paradojas de la apuesta de ERC por el tripartito: a la hora de la verdad, cuando tratan de hacer valer su catalanismo, los de Puigcercós están solos en los medios y deben pedir ayuda a lo que el socialista Joan Ferran llama “costra nacionalista”. Unos días antes de dar a conocer la ley, me llamó el amigo Eduard Voltas, secretario de Cultura, porque quería explicarme el proyecto. Voltas sabe muy bien que soy favorable a cualquier medida democrática que refuerce la presencia social del catalán. Sería más útil que Voltas tratara de convencer a otros opinadores, autodenominados “progresistas”, empezando por aquellos que todavía escriben y hablan como si CiU siguiera gobernando la Generalitat. Por lo demás, tengo una duda: ¿ERC lanza esta ley para compensar su sumisión a Montilla y subir en los sondeos o porque se lo ha trabajado más y mejor que CiU en el pasado?» .

En los artículos de opinión se ofrece claramente una posición desde unos antecedentes. Otra cosa es cuando se da la información y en su seno la opinión. El caso de ABC que informa del hecho es muy evidente. El mismo día 5 su corresponsal en Barcelona David Moran es quien manifestará. «El tripartito quiere aplicar ahora lo que en su día no pudo lograr CiU: obligar a las distribuidoras a doblar al catalán la mitad de sus películas. Una medida que se une a la ofensiva lingüística del Gobierno de la Generalitat, que tras resistirse a ejecutar las sentencias judiciales favorables al bilingüismo y reducir el periodo de escolarización en castellano, ha advertido al Tribunal Constitucional de que una sentencia contraria a la inmersión podría romper la cohesión social catalana. Así, poco después de que la Conselleria de Cultura rediseñase el programa de líneas de ayuda a la producción audiovisual catalana, el Govern ultima los detalles de una futura Ley del Cine de la que el conseller Joan Manuel Tresserras adelantó ayer

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EL PERIODISMO CATALÁN. UN SIGLO DE HISTORIA (1879-1984)

Modificar cometes

los pilares maestros. La idea es que la nueva ley, la primera relativa al cine que aprobaría el Parlament, equilibre la balanza lingüística obligando a doblar o subtitular al catalán la mitad de las películas que se estrenen en cines de Cataluña. En este sistema de paridad lingüística entrarían todos los filmes salvo aquellos cuya versión original ya sea en castellano o catalán. «No podemos dejar de atender lo que es una necesidad urgente del sistema cultural catalán», aseguró ayer Tresserras, quien prevé tener listo el anteproyecto de ley en verano. Según el documento de bases de la nueva ley, el Govern fija como objetivos «garantizar el derecho a los ciudadanos de poder ver cine en las dos lenguas oficiales y fomentar la distribución y exhibición de cine en versión original subtitulada». De hecho, ese es uno de los puntos calientes de la futura ley, ya que con la intención de incentivar el estreno de filmes en versión original, la conselleria ha previsto aplicar un impuesto sobre el doblaje: «En el caso de las versiones originales subtituladas, la mitad de las copias subtituladas deberán estar en catalán y la otra mitad en castellano. En el caso del cine doblado, si es cine en otras lenguas, entonces se deberá doblar en un periodo de adaptación, pero el 50% en una lengua y el 50% en la otra», explicó Tresserras. Esta paridad en las salas de cine representa otra vuelta de tuerca a la Ley de Normalización Lingüística de 1983, cuyo artículo 23 contempla que «la Generalitat ha de estimular y fomentar con medidas adecuadas el teatro, la producción de cine en catalán, el doblaje y la subtitulación en catalán de películas no catalanas, los espectáculos y cualquier otra manifestación cultural pública en lengua catalana». Secuela de hace 10 años, no es la primera vez que el gobierno catalán intenta imponer un sistema de cuotas proteccionista para reforzar la presencia del catalán en las salas de cine. En 1988, durante el gobierno de Jordi Pujol, la película se llamó Decreto 237/98, y los protagonistas fueron el entonces conseller de Cultura, Joan Maria Pujals, y el presidente de las majors, Jack Valenti. Se pretendía doblar al catalán la mitad de las copias de las producciones taquilleras -en más de 16 salas-, algo a lo que las majors hicieron oídos sordos. Las multinacionales se negaron a acatar un decreto que imponía cuotas y, tras varios tiras y aflojas e intentos de negociación entre Pujals y Valenti, la norma acabó encerrada en un cajón. En 2006, grandes compañías como Warner, Disney, Fox y UIP volvieron a decir que no ante la propuesta del Servei Català de Doblatge de doblar al catalán sus películas para DVD y televisión.

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JOSEP MARIA FIGUERES

Cierra la polémica, como el rayo que no cesa, que no ha hecho más que empezar puesto que ahora se añaden recursos desde los dobladores a los distribuidores. A los argumentos nuevos que van apareciendo a favor de las medidas de regularización de lenguas partiendo de la igualdad sumamos un periódico digital, Tribuna Catalana, que editorializa en el artículo «El mercat» del día 9 y traducimos, como de todos los textos, en catalán: «Hay que ser muy conscientes que se trata de un debate que acaba de empezar, y que será una batalla larga y dura. Es importante recordar lo que ya sucedió cuando el consejero Pujals probó de reglamentar por ley la presencia del catalán en el cine. Nos ha de servir de ejemplo para no repetir errores y no dejarse impresionar por las presiones y demagogias que tendrán lugar en los próximos meses. Esta semana hemos tenido un aperitivo. De entrada, un argumento de manual que se ha utilizado estos días ha sido la llamada al mercado y a la no intervención de este. Es un argumento que cae por su propio peso por muchos motivos, pero sobretodo dos: la actual crisis económica mundial ha situado en la agenda política mundial la necesidad de regular y controlar “el mercado” (sobretodo el sector financiero, que por otra parte en estos momentos ya tiene una fuerte intervención pública). En este lugar es un argumento cínico. Como se puede apelar a la libertad del mercado en el caso del cine en Cataluña, y en general de cualquier intento de legislar a favor de la lengua catalana, y no recordar que hay más de 150 leyes españolas que garantizan la presencia de la lengua castellana en infinidad de ámbitos y sectores? A las cortes españolas se habla de ser simpáticos y seducir cada vez que se regula en favor de la lengua castellana?»

Los medios de comunicación se sitúan en una posición ideológica determinada: su texto está prederminado y aunque la cabecera esté ya identificada el debate público es muestra del conflicto –cultural, ideológico...- entre posiciones antagónicas en las que se incluyen por una parte los exponentes del catalanismo cultural y del centralismo español. Se sitúan así en multitud de aspectos, el del cine en catalán es simplemente el último y vistoso, elementos de lucha en los medios como demostración de los combates políticos que van más allá de las urnas y los parlamentos. La prensa ofrece el reflejo del debate identitario mediante la exposición pública de dos líneas argumentales que son exponentes de dos puntos de vista enfrentados en función del grupo al que se pertenece, ¿será la fuerza de los argumentos o la potencia de los medios –y la política- el que ofrezca las soluciones de la armonía a la que aludíamos como fuente de estabilidad?

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Notas 1.- Una versión resumida aparece con el título «Comunicación e identidad. Notas sobre la dimensión social de conflicto en el caso catalán» en Correo de las Culturas del Mundo (México, Cedicult, 61 en mayo de 2010) y la presente versión, completa, es leída en el X Congreso de la Asociación de Historiadores de la Comunicación (Bilbao, abril de 2009). 2.- FERRO, Marc: Como se cuenta la historia a los niños en el mundo entero, México, Fondo de Cultura Económica, 1990. nueva ed. 2007. 3.- Desde la visión antropológica como la de BARRERA, Andrés; en La dialéctica de la identidad en Cataluña: un estudio de antropología social, Madrid, Centro de Investigaciones Sociológicas, 1985 a la visión sintética global como la de HERNÁNDEZ, Francesc: La identidad nacional de Cataluña, Barcelona Vicens Vives, 1983. 4.- Para la misma es importante la visión de los sociólogos Francesc Hernández y Francesc Mercadé. 5.- Pese a los intentos desestabilizadores fundamentalmente de un pequeño y nuevo partido Ciudadanos para el cambio que se opone sistemáticamente y globalmente a todas las presencias y usos de la lengua catalana con el falaz argumento de la preservación de los derechos de los castellanohablantes de Cataluña. El uso de la lengua no implica una opción política por lo que deviene normal en el sentido de uso genérico. Un primer paso del proceso de minorización es atribuir a la lengua del territorio histórico un sentido político concreto como pieza angular para la substitución que el caso de grandes magnitudes, millones de hablantes para el caso catalán tendrá en las grandes manifestaciones de los medios los elementos de confrontación. Por esta razón no hubo televisión en catalán hasta treinta años de su presencia en España mientras que en la actualidad, como veremos se deja al mercado que cumpla el papel del mercenario que simplemente prohibía manu militari. 6.- ESTEVA FABREGAT, Claudi: La identidad catalana contemporánea, México, Fondo de Cultura Económica, 2004, p. 20-21. 7.- Será en la relación social (educación, Administración del Estado, símbolos colectivos en uso oficial, justicia, milícia...) donde se mostrará en su crudeza el conflicto. Nunca en el ámbito privado que se respetará para dejar un margen de tolerancia. El Estado frena el poder del grupo porque considera que la diferencia si se mantiente y ahonda puede favorecer la división y el territorio ansía el ejercicio de su reconocimiento de su ser como simple muestra de normalidad con lo que las tendencias de la nación a ser estado conllevan el potencial peligro de la disgregación. 8.- PUJOL, Jordi: Globalització i identitat, conferéncia del 23 de mayo de 2001. Publicado en la col·lecció “Missatges”, 26 Barcelona, Departament de la Presidència, 2001, p. 12 i ss. Traducimos del catalán como en todos los casos. 9.- CAROD-ROVIRA, Josep Lluís. «Identitat nacional i identitat col·lectiva» en las actas del Coloquio sobre La identitat (Vic, 2006), Barcelona, Universitat de Barcelona, 2006, p. 115-132. 10.- A principios del 2008 en los medios de comunicación surgió una notable polémica sobre la eliminación de conductas de trabajo denominadas “nacionalistas” en los medios de comunicación públicos. Se empezó penalizando el nombre de Cataluña (substituido por “territorio” llegando al veto de profesionales acreditados). Más adelante sigue en una novela –Maleïda crosta, Barcelona, Co-

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JOSEP MARIA FIGUERES lumna, 2009— que insiste en la cuestión a pesar de haberse desmantelado los espacios de libre opinión como la tertulia “Postres de músic” de Catalunya Ràdio conducida por el historiador Josep M. Solé i Sabaté con participación, desenfadada ciertamente de todo el arco ideológico del país que opinaba sin inhibiciones y, últimamente, en la defenestración de la misma emisora de Antoni Bassas en el programa líder de audiencia matinal de la radio catalana y eliminado, simplemente, por la irreductibilidad a la obediencia de medios a partido que defiende Ferran. La paradoja se produce cuando indica que es necesario abandonar los debates identitarios y desarrollar políticas sociales. En la misma edición del diario (El Periódico de Catalunya, 14-I-2009) unas páginas más adelante el catedrático de la UAB Lluís Flaquer acusa los poderes públicos de no desarrollar políticas de apoyo a las familias y señala que estamos en la cola europea acusando la política -española y/o catalana- de ser irresponsable en este ámbito. Baste simplemente fijarse en la cantidad de dvd’s que hay en el mercado en catalán frente a la práctica totalidad en castellano. ¿Son factores de mercado los responsables? Si no hay oferta no se produce demanda. Se aludía al principio de la comercialización del cine en dvd que sería un fabuloso salto hacia la libertad atendiendo que los consumidores podrían seleccionar su lengua. La realidad con tímidas políticas hacia el mercado y la dependencia de las multinacionales ha sido implacable exterminando el catalán del mercado del dvd. Baste este ejemplo de la discriminación del mercado a la que alude Fishman en la entrevista con Xabier Erize que cierra el volumen Llengua i identitat (Alzira, Bromera, 2001). 11.- Más allá de los alumnos procedentes de programas Seneca o Erasmus en veinte años de docencia en asignaturas troncales de periodismo no me he encontrado ningún alumno que no pueda seguir mis clases, que profeso en catalán como otros profesores las hacen en castellano según dicta la normativa, incluso del Estatuto bajo lupa constitucional, en vigor. 12.- FIGUERES, Josep M.: El primer diari en llengua catalana. Diari Català (1879-1881), Barcelona, Institut d’Estudis catalans, 1999. 13.- FIGUERES, Josep M.: Premsa i nacionalisme. El periodisme en la reconstrucció de la identitat catalana, Barcelona, Pòrtic, 2002. 14.- http://www.idescat.cat. 15.- FONTANA, Josep: «La construcció històrica de la identitat» a La construcció de la identitat, Barcelona, Base, 2006, p. 25 i ss. 16.- CASTELLS, Manuel: Globalització i identitat / Globalisation and Identity, Barcelona, Institut Europeu de la Mediterrània, 2004, p. 14-15. 17.- «Identitat i llengua. Anàlisi d’una experiència», Revista de Llengua i Dret, 14 (1990), p. 305322 donde desarrollan este aspecto de acuerdo con su opinión que en el contexto de las identidades colectivas la diversidad lingüística tiene un peso fundamental. 18.- PALLACH, Antònia: La identitat catalana. El fet diferencial: assaig de definició, Barcelona, Proa, 2000. 19.- MANENT, Albert. La represa. Memòria personal, crònica d’una generació (1946-1956), Barcelona, Edicions 672, 2008. 20.- Vease por ejemplo de MONIÈRE, Denis: Télevision et identité nationale au Canada, Barcelona, 2002 y para el caso catalán de TUBELLA, Imma: Televisió i identitat cultural. Barcelona, Generalitat

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EL PERIODISMO CATALÁN. UN SIGLO DE HISTORIA (1879-1984) de Catalunya, Centre d’Investigació de la Comunicació, 1992. Especialmente relevantes son las actas del 16 congreso de la International Association for Mass Communication Research, celebrado en Barcelona en 1988 con el lema Comunicación social e identidad cultural y del simposio Comunicació, Identitat Cultural i Relacions Interculturals celebrado en Barcelona en 1990 bajo el patrocinio de la UNESCO y la misma Generalitat y publicado por el Centre d’Investigació de la Comunicació con este título el año siguiente. 21.- http://www20.gencat.cat/docs/Llengcat/Centre%20de%20Documentacio/Dossiers%20tematics/Arxius/mono8.doc. 22.- Efectivamente, Sant Cugat del Vallès cuenta con 13 sales repartidas en dos multicines: una con cinco –Cinesa– y otra con ocho –Yelmo- y en todas siempre la lengua dominante, única, es el español. Ni el film de éxito El coronel Macià, de Josep M. Forn, fue proyectada por el monopolio de los proveedores norteamericanos propietarios de salas, por el desinterès de los distribuidores a pesar de las peticiones de público. Tuvo que proyectarse en la calle gracias a un pase público del ayuntamiento local. Las cifras son devastadoras. De 713 proyecciones en Barcelona solamente 5 en catalán. En numero de films la proporción es la misma. La política de dar libertad al mercado ha borrado el catalán de las pantallas. El caso de Forn con su film El coronel Macià, visto por un millón de personas, pero por televisión, es revelador, y lo conocemos con detalle al ser asesor histórico del mismo: el rechazo de los exhibidores aunque el doblaje ya esté hecho y no haya copia en castellano. La razón es comodidad, rutina, “tradición” y un sentido de dar homogenización al mercado en la doble pinza: de EE. UU. del inglés al español y de Madrid solamente en español. Únicamente en las salas de propiedad catalana hay una sensibilidad hacia la proyección de films en catalán. 23.- Vease nuestro trabajo sobre la posición del diario ABC ante el catalanismo político y cultural de los años treinta en Història de l’anticatalanisme. El diari ABC i els seus homes, Tarragona, El Mèdol, 1997.

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Conclusión Panorámica sobre el periodismo en lengua catalana en Cataluña (s. XVI-XXI)1

Una sociedad amante de la libertad

élites

A lo largo de la Baja Edad Media, como en todo el marco europeo mediterráneo, la influencia eclesiástica sobre el conjunto social es muy fuerte y siguen las iniciativas de conservación de la cultura clásica con la proyección social a las elites y la discusión teológica e ideológica reservada al ámbito eclesiástico al amparo exclusivo de monasterios y catedrales. La comunicación libre tenía, pues, limitaciones. Cataluña no es excepción y de Ripoll a Barcelona, de Cuixà a Lérida, los centros culturales eclesiásticos se convertirán en auténticos faros de preservación y difusión hasta la llegada de las universidades, los escriptorium civiles y laicos de la ciudad, y la corte con la irrupción del mundo urbano y la imprenta a finales del XV. Sin embargo, la fuerza política y económica de los monarcas catalanes potencia un amor a la cultura que se traduce en los cronistas, verdadero monumento comunicativo medieval catalán donde despunta Ramon Muntaner, el cronista por excelencia de este mundo medieval a pesar de la valía de otros grandes textos, de las otras grandes crónicas. La prosa de Muntaner es muy narrativa, digamos «periodística», como señala Joan Fuster, el ilustre ensayista. Dice el pensador valenciano, que el cronista, por primera vez, escribe, como referencia de calidad, credibilidad, el testimonio. Afirma: «yo estaba allí». El clero tendrá una presencia dominante. El latín habrá quedado desplazado por la lengua vulgar, la catalana, aun con la poesía provenzal que unirá la realidad occitana (sur de la actual Francia) y la catalana (noreste de la actual España) dada la fuerza de los monarcas catalanes que trataban del siglo X hasta el XIV de tú a tú a los monarcas que serán futuros reyes de los estados de España y Francia. Los estados vecinos de una Cataluña que en algún momento de su historia aspira a ser plena en la España grande o a ser separada como

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Bélgica u Holanda, entre poderosos estados fronterizos pero con poder autóctono. Esta última aspiración, realidad hasta 1714 con las matizaciones que se quieran derivadas del régimen feudal, de las pervivencias de los territorios propiedades de monarquías, nunca será resuelta por la conflictividad entre una Cataluña, poco fuerte para separarse de España, y una España demasiado débil para anular totalmente la personalidad catalana. A finales del XV, gracias a muchos flamencos, alemanes, etc. que llevarán este río de oro que es un taller de impresión -auténtica cuña del mundo capitalista en el sistema estamental gremial- se producirá un lento, constante, importante cambio en el panorama comunicativo. Afectará tanto a la producción como a la recepción y a las propias relaciones sociales. Al iniciarse, con escasa incidencia social y paulatinamente hasta ser considerado el cuarto poder o, para otros, el «poder» por esencia. Será la posibilidad del cambio de la realidad con la facilidad del nacimiento de la opinión pública, la circulación de las ideas y la profesionalización del mundo de las ideas laicas. Será, sin duda, el factor más dinámico en la progresión cultural del siglo XV catalán. Un siglo afectado por la revuelta rabassaire, por la guerra remença que llevará, a raíz de la sentencia de Guadalupe (1486), una estabilidad de cuatro siglos en el campo catalán -por razones sociales- y determinará el sentido de pacto, típico del pueblo catalán: «Nos que valemos tanto como vos», dice el pueblo al monarca. Y éste lo acepta, conoce el sentido del pueblo y junto con las Cortes catalanas, uno de los parlamentos más antiguos del continente europeo sino el más viejo de la Europa continental, en determinadas cuestiones se necesitan. Pueblo y monarca van unidos. El despotismo no es apto para el carácter del catalán, amante del trabajo, del esfuerzo, del sacrificio, con objetivos de beneficio para la inversión, no para el jolgorio. No desprecia la fiesta pero la alegría será mayor cuando no haya trabajo en el campo, en el duro agosto hay, así, mil fiestas mayores en el campo catalán al ser la época de menos labor. Se labora y se habla con libertad. Quien quiera opinar lo puede hacer siempre, tanto en asuntos menores como trascendentales. Esta manera de ser afectará la prensa con iniciativas singulares como la gran cantidad de cabeceras, la diversificación y variación, incluso las incautaciones de los medios por los partidos o sindicatos o las colectivizaciones de las empresas impresoras durante la guerra civil del XX, la abundancia de prensa clandestina durante el franquismo, las radios libres durante la transición, las emisoras y boletines municipales de los ayuntamientos durante la etapa democrática actual o, siempre, la enorme vitalidad de las entidades y asociaciones creando publicaciones más allá del simple producto de finalidad económica. Cataluña parece un laboratorio de comunicación. El primer diario digital, la primera revista de pensamiento, un catálogo de novedades que sería un nunca acabar de innovaciones.

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Factores como la prensa local, con un millar de publicaciones, la gratuita local, la erudita o académica cultural, con otro millar, etc. muestran un notable dinamismo de la comunicación escrita en catalán. Esta vitalidad ha sido básica para entender la riqueza, variedad, calidad, dimensión e influencia de la comunicación en Cataluña donde hubo la primera gaceta de la península, la primera emisora de radio, la primera emisión de televisión. Se trata, pues, de una zona europea con gran consumo cultural donde internet es -con blogs, diarios, webs, etc.- un punto de referencia de mucha importancia que no se corresponde con la población absoluta del catalán, menos de diez millones, mientras es la novena o décima lengua en producción y consumo de internet. Seguramente, los coeficientes pueden disminuir por la última gran ola inmigratoria pero las cifras volverán a despegar. Ayudará el ascensor social, muy bien engrasado en Cataluña como sociedad abierta, y en la que lo que cuenta son las habilidades y las capacidades personales y no el linaje, raza u origen. Tras la integración plena, contemplaremos, lo empezamos a contemplar ya, un nuevo empuje en la comunicación sectorial y especializada. Este amor a la libertad afecta a la concepción eminentemente republicana, esto es igualitaria, del pueblo catalán, más adecuado a la ciudadanía que al vasallaje o servidumbre en época medieval o, a ser mero súbdito en época moderna o consumidores en la contemporánea. Incluso el pueblo raso, o el pueblo «menut», pequeño en terminología precisa, tiene un sentido innato de soberanía y no acepta la imposición con pasividad. No se conforma con los derechos señoriales posteriores con fatalismo, ni acepta con resignación cristiana el orden social considerado inmutable. Ni tampoco ir a hacer la guerra, «a servir al rey» en odiosas quintas que provocarán motines y disturbios. Eran seis años de casi esclavitud militar. El catalán siempre lo rechazó para trabajar en sus asuntos. Pero sin olvidarse de la solidaridad que ha llegado hasta el momento presente siendo una de las zonas más generosas de Europa en contribuciones de todo tipo a las causas nobles. Cataluña fue tierra de protestas y revueltas contra todo tipo de tiranía, sea contra las foráneas, muy duras, a lo largo de guerras complejas mezcladas con tensiones sociales y coyunturas internacionales (1640, 1714, 1936), sea la del modo de vivir, como la protesta contra los impuestos excesivos en 1899 o la huelga de los tranvías en 1951. Así, pacíficamente se defendía la identidad o la tradición ante imposiciones foráneas. También era una oposición o crítica ideológica a un modo de vivir considerado ajeno. Así la resistencia de 1808 contra la invasión francesa considerada impía o anticlerical o las guerras carlistas del XIX entre catalanes, fueron vistas como verdaderas guerras civiles entre liberales centralistas y liberales republicanos contra tradicionalistas autonomistas y tradicionalistas centralistas. Se cerró el periodo con otra brutal, la del 1936 que tantas consecuencias negativas tuvo para Ca-

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taluña y su cultura, y que aún se arrastran en la actualidad. Todos estos episodios han tenido la prensa, a favor o en contra, siendo tribunas a la vez más que simple testigo y actor de una realidad. Un sentir colectivo que no deseará, durante el siglo XX, guerras coloniales en África (la protesta de 1909 con la Semana Trágica es un ejemplo) pero que acepta los beneficios de la explotación colonial (la guerra de Cuba) que entiende legítimos para los catalanes que van allí como trabajadores para ser empresarios y progresan por su trabajo en factorías de tabaco, café, azúcar, ron, transportes, etc. con marcas que todavía hoy llevan el apellido catalán en la etiqueta. Establecidas como frutos del trabajo personal aunque no se rechaza de participar en la cara oscura de la historia, como el tráfico de esclavos, como otros europeos comerciantes de la época. Una sociedad, un pueblo, que defiende durante tres largos años de guerra, en 1936-1939, caso insólito en Europa de lucha popular, el orden constitucional contra los militares sublevados. Se resigna, que remedio, ante el terror y la derrota militar, durante casi medio siglo la tiranía de la dictadura de Franco. Una resistencia teñida de complicidades de la burgesía local en pos de la vida económica boyante. Hay una tolerancia del poder centralista que ofrece a los catalanes libertad en iniciativas económicas locales. Nunca de dominio para el conjunto de España. Mientras se paguen tasas e impuestos muy superiores a los del conjunto de los otros territorios del Estado en una sangría que arranca el XVIII con el impuesto de la propiedad agraria y llega hasta la actualidad, como demuestran todos los estudios económicos sobre las finanzas públicas en Cataluña, que supera ampliamente por población y renta las medias que le corresponden en justicia de equilibrios fiscales. Cataluña es hoy la región de Europa que más tributa proporcionalmente a su población y territorio al estado central. Los catalanes han deseado libertades individuales y colectivas, se han rebelado siempre contra las imposiciones. En este espacio de libertad, como así lo caracterizan los viajeros europeos que describen la Cataluña de la edad medieval y moderna, es comprensible que una situación de progreso intelectual floreciera y aportara al conjunto social notables beneficios derivados de la individualidad innata de los catalanes. La prensa ha sido, cuando ha tenido libertad, la plataforma de exposición de la ideología colectiva. Antecedentes históricos del siglo XV al XVII. Poder y comunicación en el mundo medieval El poder político ante la irrupción de la imprenta estará a la defensiva. La monarquía, ante el peligro de las ciudades y la burguesía; la Iglesia, en la nueva

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situación generada por los reformistas y los que protestan por una pauta de pensamiento anclado en un mundo superado por el crecimiento social y económico. El poder feudal, ante las revueltas campesinas por la abolición de las prerrogativas y privilegios entrará en crisis y estallará por todas partes. Durante estos siglos, el sistema represivo funciona y las consecuencias serán muy duras para la prensa, y, naturalmente, para la que aspira a ser crítica. Encontraremos publicaciones alguna manuscrita, e incluso en verso clandestinas. El siglo XVI asiste al nacimiento de lo que hoy conocemos como «público». La entonces incipiente literatura de autor irá dejando de ser una excepción para convertirse en habitual. La nueva legislación que se aplicará a los territorios castellanos, las guerras entre Cataluña y Castilla y la creciente influencia de la prensa con los precedentes aludidos obligarán a una resituación. Veámoslo. En cuanto a la legislación del Antiguo Régimen de los siglos XVI al XVIII, nos encontramos con prohibiciones como medida fundamental, dado que la disciplina del régimen de la imprenta consistía básicamente en la prohibición de publicar, imprimir, vender o importar, y en su carácter absoluto o relativo dependía del contenido de los impresos. La utilización de esta técnica configura en este rango, como en otros sectores, nuevas parcelas de poder hacia la autoridad real. Las prohibiciones podían superarse con las licencias, que eran la salida individual a una normativa genérica. Eran consideradas una gracia real. Las derogaciones a las prohibiciones generales se instrumentan técnicamente o bien como una dispensa, y entonces era un privilegio, o bien como una autorización. La diferencia consistía en el rango de la orden. La censura previa era el mecanismo habitual, y funcionaba estructuralmente desde finales del siglo XV y analizaba el contenido de los papeles periódicos desde la posición de la política y las costumbres. La falta de una separación precisa entre el poder religioso y el poder civil hace que el mantenimiento de la pureza de la fe y las costumbres sea un dato básico a retener en este periodo de control. Desde 1502, con la pragmática de los nombrados Reyes Católicos (que exterminaron disidencias judías y musulmanas a sangre y fuego con deportaciones y expulsiones), que establece la necesaria licencia para imprimir o importar libros, hasta el trastorno que causa el vacío de poder a comienzos del siglo XIX a raíz de la invasión francesa y con el epicentro en el decreto de libertad de imprenta de 1810 y las Cortes de Cádiz y la primera constitución moderna, la de 1812, auténtico hito por el que se lucha todo el XIX. El poder monárquico no quiere que las ideas luteranas, primero, las revolucionarias después, las obreristas reivindicativas, etc. lleguen a la élite intelectual hispánica o a las nuevas masas urbanas. La censura será el mecanismo: un cordón sanitario en las fronteras. Felipe II, por ejemplo establece, así, la figura del juez de imprentas. Felipe

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IV, en 1647, al encontrarse con la imparable divulgación de los frutos de la imprenta, nombra subdelegados de imprentas los presidentes de las cancillerías, audiencias y justicias o corregidores. Los posteriores monarcas siguen esta línea, aunque centralizan la labor. En Cataluña esta normativa no opera. Igual pasa con el derecho, la economía, etc. que son diferentes. Cataluña tiene como Corona de Aragón una dimensión jurídica distinta. Están unidas solo sólo por el soberano pero son territorios de diferente legislación. Los catalanes son técnicamente extranjeros con respecto a las leyes de España y hasta el resultado trágico militarmente de 1714 no habrá unificación, en este caso subordinación; las leyes de España entran en Cataluña por vía armada. En esta fecha está el origen de la fiesta nacional de Cataluña: el 11 de septiembre, cuando cayó Barcelona ante el mariscal Berwick a las órdenes del Borla larga bón Felipe V tras larga, muy largo es un año, resistencia heroica como reconocen los propios generales sitiadores. La tradición propia, encarnada en la legislación autóctona, hacía que el Consejo de Castilla no interviniera, pues, en el territorio de la Corona de Aragón. Después de 1714, en 1716, los criterios centralizadores se imponen con fuerza. El modelo centralista ha vencido al abierto de los austriacistas. Se indica taxativamente que para imprimir o reimprimir hay que pedir licencia al Consejo de Castilla. La nación catalana, escriben los patriotas exiliados en Viena con el archiduque Carlos o escondidos en la clandestinidad forzosa, parece que ha muerto. Sempere i Miquel escribirá: Fin de la nación catalana, a finales del XIX. 1714 marca un antes y un después. Pero el derecho de conquista no es la justicia asumida y compartida con libertad. Acabamos el mundo moderno con una referencia al poder eclesiástico encarnado en la Inquisición. De todos los países europeos es aquí donde la Inquisición toma su máximo esplendor. Se crea en 1478 por gracia de una bula del papa Sixto V a los Reyes Católicos y se da facultad a los monarcas para a los nombrar los inquisidores. Por lo tanto, tiene una naturaleza mixta: estatal y religiosa. Los primeros inquisidores serán frailes dominicanos. Dos años más tarde, el Consejo de la Suprema y General Inquisición tiene quince tribunales distribuidos por la Península para hacer cumplir las normativas nuevas. Por debajo, una amplia red de agentes informadores y unos funcionarios agentes Solo censores-calificadores. Sólo tenía competencia sobre las personas bautizadas, las minorías judías y musulmanas quedaban al margen, y por esta razón la Inquisición trabaja para hacer efectivas las expulsiones de 1492 hasta el 1500. A partir de esta fecha se entendía que todo el país era bautizado y, por tanto, había plena libertad de actuación para la represión. La censura de la Inquisición funciona dinámicamente a lo largo de los siglos XVI al XVIII, y los contraventores en su inicio eran castigados con la confiscación de la obra y la

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excomunión, pena ésta muy grave por el alto grado de religiosidad social existente. Su operatividad será eficaz, ya que establece unos mecanismos de regulación personales, la autocensura. A partir del siglo XVIII estallará el conflicto para su eliminación de forma declarada, y en el XIX desaparecerá. La quema de bibliotecas de los afectados fue una práctica corriente en los siglos XVI y XVII, sobre todo a partir del concilio de Trento. La cifra es fabulosa, la tenemos documentada: el cardenal Cisneros mandó quemar en Granada, en 1500, después de su conquista, un millón de libros, muchos de ellos obras únicas de la cultura universal al ser ejemplares de las culturas talmúdica, morisca; en definitiva, de una mentalidad y una cultura diferentes. Un grande impresor, por el volumen de materiales editados, es Jaume Romeu, el de la Gazeta de Barcelona de 1641 la primera de la península aunque está antes la de Perpiñán (1621), entonces ciudad catalana y todavía no francesa. Gacetas anteriores, las dos, a la de Madrid de 1661. Otros impresores también escriben, editan, venden, distribuyen y actúan, como Gabriel Nogués y los hermanos Sebastià y Jaume Mathevat, que publican, de 1637 a 1641, varias nuevas, cartas y relaciones. Se editará en catalán y también en español. Para la exportación y, quizás, para consumo propio dado que hay élites que conocen esta lengua vecina al igual que el francés. Los monarcas Trastámara, dinastía castellana, habían entrado en Cataluña voluntariamente a partir de la solución de Caspe cuando al morir sin descendencia el rey Martí ‘El Humano’ tres representantes de cada país de la confederación catalano-aragonesa (Cataluña, Aragón, Valencia y las Islas Baleares) eligen al representante para suceder al rey propio. Del buen entendimiento inicial se llegará a la guerra de 1640. Este año aparece, y es muy importante, el nombre de Joan de la Torra en la Relación de la entrada y salida del Ejército francés en el condado del Rosellón sin indicación de lugar ni impresión. Hace la crónica desde el 29 de abril hasta el 14 de mayo de 1641. Tenemos, por tanto, el nombre auténtico o de pluma de un periodista catalán, el primero conocido. La ‘Guerra dels Segadors’, un conflicto de doce años que termina con la victoria castellana pero con respeto por la fuerza de la sociedad catalana, vigorosa en la lucha, genera también una notable cantidad de papeles periódicos. Cuando Felipe IV juró las Constituciones de Cataluña, el statu quo jurídico, es decir, la independencia política y jurídica, que no de soberanía, de Cataluña pudo continuar. Las gacetas, informativas, alguna literaria, ofrecen mucha información sobre la guerra, han sido muy estudiadas y cada vez conocemos más, del recopilador y coleccionista Bonsoms hasta el profesor H. Ettinghaussen, que ha reeditado varias series hasta localizar una notable colección, en Lisboa, de gacetas barcelonesas, en catalán y castellano, informativas y polí-

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ticas, que evidencian la vitalidad del sistema comunicativo del XVII catalán. Destaca su trabajo en cuatro volúmenes con 357 facsímiles de las gacetas de la llamada «Guerra dels Segadors.» Donde escribe2, y traducimos, en la introducción:

historia

«La prensa de la Guerra de los Segadores representa uno de los momentos más decisivos en la Història de la prensa catalana, y, a más, además viene a ser, uno de los primeros casos realmente importantes de reportaje de guerra en el sentido moderno del concepto. La inmensa cantidad de material aún existente permite recrear el hecho periodístico de este momento y volver a construir la imagen que ellos mismos se esforzaron a emitir los protagonistas de una parte y de la otra, a más de la visión del mundo que intentaron representar y comunicar.» >>.

Nuevas y gacetas Algunas de las hojas de esta guerra han sido citadas parcialmente por Joan Givanel. También podemos consultar una relación de ellas en el primer volumen de la obra de Joan Torrent y Rafael Tasis, Historia de la prensa catalana3, una monumental obra que reúne unas diez mil referencias de publicaciones editadas en lengua catalana. Los números de la Gazeta, como hojas del mismo tipo, del 25 de mayo, 1 de junio, 9 de noviembre de 1641, etc., son impresas por Romeu e informan básicamente de los conflictos bélicos. El impresor, editor y redactor tiene la intención de hacer un semanario, y si el 25 de mayo editó un periódico con el nombre de, traducimos, Nuevas ordinarias de... traducidas del francés en nuestra lengua catalana, el 28 de mayo edita la Gazeta venida a esta ciudad de Barcelona por el Ordinario de París a 28 de mayo de 1641 traducida del francés en nuestra lengua catalana. Ofrece un semanario que puede ser encuadernado, como la gaceta francesa de Renaudot; publica noticias de Barcelona y de Europa, todo hace pensar, pues, que disponía de una auténtica redacción. Hasta el 1737 no encontramos una Gaceta de Barcelona por lo que podemos pensar que esta Gazeta fue el primer intento de publicar un periódico estable siguiendo la tendencia europea. De hojas volanderas hubo cantidad y muchas no han llegado hasta hoy. Esta prensa circulaba, se prestaba, a una velocidad increíble: en un solo día se podía ver y prestar a dos o más personas. No hemos pues de menos valorar el impacto cifrándolo en unos pocos centenares de ejemplares.

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La unión con Castilla: represión de la catalanidad: siglos XVIII-XIX Guerra de Sucesión y castellanización en el siglo XVIII

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El resultado del conflicto sucesorio europeo llevará a una guerra continental en la que la acción de Inglaterra fue decisiva. Los catalanes quedaron solos en 1714 y perdieron. Con la política se arrastra la economía, la cultura... y la comunicación. Los rasgos, sin embargo, más destacados de la prensa producida durante el siglo XVIII son el crecimiento de la de carácter literario y cultural en español y acrítica con la monarquía por la fuerza y control social que mantienen los reyes absolutos y aparición, a mediados de siglo, de la prensa de opinión que derivará, a finales del XIII, en el nacimiento de la prensa diaria. Surgen, tímidamente, las revistas con rasgos de especialización temática, presentación formal diferenciada, etc., pero las limitaciones que impone el poder hace que haya unos fuertes contrastes entre lo que sería la evolución de la prensa, digamos, literaria, y la prensa informativa especializada: la primera no puede desarrollarse por falta de lectores, y la segunda no puede arraigar por dificultades con la voluntad política del poder, que controla los nacimientos y los contenidos. Éste será el gran drama de la prensa española del siglo XVIII. Con ella el de una Cataluña sometida. Para aparecer el primer diario, el Diario de Barcelona (1792) el monarca español debe otorgar un privilegio a un no catalán; el diario será en español y expresa a casi un siglo de la derrota, la imposición de la lengua de los ganadores aunque había alguna presencia puntual y concreta en sectores literarios o comerciales anteriores a la fecha crucial de 1714. Las consecuencias de la falta de tradición de prensa aún perduran. Mientras toda Europa ve cómo la prensa de masas es una realidad, a finales del siglo siguiente, en el Estado español ésta será un espejismo: varios diarios pasarán de los cien mil ejemplares pero ninguna empresa periodística podrá compararse con las europeas, especialmente de Francia, de Alemania y de Inglaterra, donde los diarios serán embriones de potentes publicaciones que tendrán su momento áureo a finales del siglo XIX. Con la Revolución Francesa podrá haber cambios, dado que el artículo XI de la Declaración de los Derechos del Hombre tendrá una profunda influencia en el conjunto catalán. La Marsellesa será himno familiar en los progresistas y durante el XIX y buena parte del XX, hasta la guerra civil, será cantada, traducida o simplemente tarareada en los acontecimientos significativos de protesta o reivindicación: será el himno de la libertad individual, considerado pues referencia colectiva. La libre comunicación del pensamiento y de las opiniones es uno de los derechos más preciados del hombre: todo ciudadano puede, pues, hablar, escribir e imprimir libremente, aunque deberá responder del abuso de esta libertad en los casos que determine la ley.

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Durante el XVIII la prensa en catalán es prácticamente inexistente. Era comprensible por la ferocidad de la represión que apenas ahora empezamos a conocer con detalle. Lo sabemos por Agustí Alcoberro4 con sus trabajos sobre los miles de exiliados austriacistas en Viena, preludio del segundo gran exilio de 1939 especialmente en Francia y México. También gracias a los trabajos del catedrático Josep M. Torras5 que muestra cómo los castellanos la aplicaban «sin estrépito de justicia» es decir, sin dejar rastro documental, una política de conseguir apoyo absoluto, como los rusos en la Chechenia presente. Pero los carpinteros que construían ataúdes o en los registros de cementerios y similares detalles permiten conocer la realidad más allá de la ausencia de «estrépito» y se nos muestra el impacto que tuvo y cómo el terror se impuso durante, como mínimo, dos generaciones. La lengua española entra en Cataluña a sangre y fuego. Los estudios de Francesc Ferrer6 documentan los tres siglos de imposición castellana a Cataluña con leyes, decretos, normativas, etc. de discriminación y no admiten réplica. Sangre de ejecutados y fuego de pueblos quemados por ser amantes de las libertades tradicionales catalanas era la señal de un silencio periodístico preludio de una atonía cultural notable. Todas las universidades fueron clausuradas, incluso la de Barcelona, y sólo una en el campo, en el interior despoblado, en una ciudad felipista: en Cervera, lejos de la costa liberal y poblada. Mientras tanto, en la segunda mitad del siglo XVIII se dan en Europa las características que necesita toda prensa: un público ávido de noticias y con medios económicos para comprarla, así como los avances técnicos de la imprenta. Será gracias a empresarios decididos y periodistas entusiastas que tendrán los canales organizados de difusión de impresos que posibilitan en toda Europa una fase expansiva. En definitiva, la burguesía ilustrada encuentra los caminos adecuados para educar a la opinión pública en sus ideales económicos, culturales y políticos. En España y, forzosamente, en Cataluña, estos fenómenos no se pueden producir. La monarquía absoluta prohíbe absolutamente toda la prensa y sólo permite la aparición con cuentagotas de contados títulos, uno a uno, y con control de autorizaciones y contenidos. Con una economía deshecha, una administración absorbente, un público más cerca de la superstición que de la ciencia, una censura en vigor notable y en aumento y una monarquía borbónica centralista, las condiciones no son las mismas y la prensa en catalán sufrirá las consecuencias. En catalán será inexistente y en español, mínima, y muy irrelevante periodísticamente mientras la de sentido moderno liberal, en el siglo de las luces, en la Ilustración, será insignificante. Sólo cuestiones menores, como si pueden acceder a la educación las mujeres (para enseñar mejor a los hijos masculinos) o similares, serán debatidas en los papeles impresos. El siglo XVIII es de este modo periodo de estancamiento. Hay muy pocos periódicos en todo el país; aunque parezca que el número de cabeceras es ele-

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vado, tienen una vida breve y las tiradas son irrisorias; y los lectores son una élite insignificante que ve desaparecer los títulos por falta de viabilidad económica. El Siglo de Oro español acabó con un descenso, y las guerras interiores del siglo XVII no favorecieron el desarrollo de los diarios del XVIII, dado que solo el control era feroz. Recordemos sólo la Inquisición y las pragmáticas. Continúan las relaciones como en el siglo anterior. En 1767 las condiciones se suavizan un poco; varían a partir de la recepción de la revolución de 1789 que atemoriza a los gobernantes españoles. La posición es tan dura que el 24 de febrero de 1791 se prohíben todos los periódicos, con las excepciones de la Gaceta, el Mercurio y el Diario de Madrid. Al año siguiente, el conde de Aranda debe rebajar la medida y autoriza al Correo mercantil, periódico económico. Hasta 1797 no verán la luz en Madrid nuevos papeles periódicos: Semanario de agricultura y artes y Miscelánea instructiva. La intención del gobierno la expresa Campomanes (1775): «Las gacetas de comercio, los diarios económicos y otras obras periódicas de esta naturaleza son los escritos que han ilustrado a nuestros vecinos. Este mismo efecto producirán en España, luego que se ponga de moda en los estrados su lectura y cálculo, en lugar de las bagatelas que suelen tratarse en ellos». En Cataluña, no obstante, silencio o a consumir, guste o no, conózcase o no, prensa en español. Además la prensa de Madrid tiene poca difusión en la península por las pésimas comunicaciones y la distancia intelectual que separa los pueblos castellanos y catalanes. No es casual que la lengua sea factor todavía de discusión en la voluntad de mantener la subordinación lingüística del catalán al español. La Inquisición, en el Índice de libros prohibidos de 1805, incluye treinta publicaciones de la época. El siglo XVIII, se encuentra a caballo entre la tradición y la modernidad, entre la forma de la prensa del Antiguo Régimen-manuscrita, aperiódica, no especializada, etc.- y la futura disposición que alcanzará. La falta de libertad hará que la prensa no sea apta para el pueblo raso; no triunfará en forma de hojas sueltas o de hojas volanderas, sino en los pronósticos anuales, que serán leídos con avidez, y la prensa mensual cultural será dirigida a capas nobles, ilustradas. El periodismo, así, no tiene en Cataluña demasiada incidencia por la actitud de privilegio de la corte borbónica, que favorecía a Madrid respecto de Barcelona, por la inexistencia de la Universidad de Barceen lona y por la prohibición de la lengua catalana a la prensa, que añade analfabetismo en lengua catalana y también en la castellana. No había demasiadas condiciones. No saben español ni los maestros catalanes. La lengua catalana es, con todo, totalmente presente en el mundo oral. A ello contribuye también la actitud, entre otros, de los clérigos. El freno lingüístico es muy importante en el conjunto de causas que obstaculizan el desarrollo de la prensa en Cataluña, ya que genera una falta de presión por el público. Los tres grandes bloques

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de prensa del momento: informativa, erudita y crítica de las costumbres, además de la prensa popular-pronósticos y almanaques-, donde encontramos los siguientes títulos: Gazeta de Barcelona. Gazeta de Gerona, Semanario histórico erudito, Semanario curioso, histórico, erudito, comercial, público y económico, El Blasón de Cataluña ... Empieza a aparecer la mirada hacia el ayer glorioso que será más fuerte en la Renaixença; así las Memorias de Cataluña es la otra cara de la Crónica de Pujades. A pesar de ser en español, se percibe una catalanidad bien clara. El pasado medieval glorioso de Cataluña es exaltado, con elogios para los reyes catalanes. Su objetivo fue «el destierro de la ignorancia y consiguiente sustitución de la Ilustración y buenas costumbres». Sus 120 suscriptores se distribuían en 12 clérigos, 9 nobles, 27 militares... Ausencia, pues, de público urbano comercial y dinámico, comerciantes y artesanos. Otros títulos serán Caxon de Sastre Cathalan, aportación verdaderamente original, única, impreso en Barcelona y Figueres, que sacó 18 números en 1761 y 4 en 1764, con periodicidad irregular, y que por el título parece una imitación del famoso Nipho, pero por contenido se aproxima más a Spectators como el del Duende tan popular en la época. En resumen, Cataluña asimila el espíritu de la Ilustración en su prensa propia en todo lo que es compatible con un espíritu cristiano. Sin embargo, la élite ilustrada es minoritaria y las escasas publicaciones que aparecen no tienen éxito. De la Guerra del Francés (1808) al Diari Català, y al éxito de La Renaixensa (1879) Durante el periodo de lucha popular entre 1808 y 1814 aparece un fenómeno que menester es reseñar: la presencia de libertad de impresión por inexistencia del poder político absoluto que será sustituido por Juntas Provinciales en connivencia entre burgueses, nobles, clérigos y militares. También el decreto de libertad de imprenta de 1810 para poder discutir libremente la constitución es interesante de consignar. Aparece así un poder, digamos, civil. La prensa podrá ser libre aunque será mayormente integrista, vinculada a la Iglesia que no quiere las ideas subversivas de la Revolución. Nacerán títulos llamando a la lucha contra el francés pero también se permitirá que haya unos lectores liberales que ya desearán siempre la prensa libre. La diferencia catalana, como la denomina Guillamet 7 va más allá de la simple aplicación del decreto de libertad de imprenta del 1810, puesto que las publicaciones de Cataluña se convertirán en puertas abiertas de las nuevas ideas y las cabeceras floreceran por todo el territorio.

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El siglo XIX será el siglo de la lucha por la libertad, llamada así entonces, de imprenta. El catalán sufrirá el retroceso iniciado en 1714 y la falta de enseñanza en la propia lengua. Sólo cabe destacar el experimento del mariscal francés Angereau cuando determinadas publicaciones, escasas, de los llamados afrancesados aparecen en catalán, o en doble columna catalán-francés para llegar a los lectores catalanes desconocedores tanto del francés como del español. Era la iniciativa de dar a la lengua un nivel de afinidad a las nuevas ideas pero los clérigos, predicando en catalán naturalmente, y los diarios escritos en español llamaban a la ortodoxia. El catalán culto ya era analfabeto en su lengua. A lo largo de todo el XIX toda la prensa editada en Cataluña será mayoritariamente y hasta llegar al Sexenio Revolucionario (1868-1874) en español tras precedentes de poca fuerza como Lo Verdader Català (1843) o Un Tros de Paper (1865). Estas pocas revistas que aparecen en catalán fracasarán por público, también fracasarán muchas en español a pesar de su extraordinaria importancia y calidad, como por ejemplo El Europeo, (1823-1824). En 1861 se publica, hasta hoy aún, el Calendari dels Pagesos, (1861→) ejemplo de prensa, anual, sencilla y eficaz por su instrumentalidad. El hecho nos demuestra las dificultades de construir un mercado de prensa por la herencia lastimosa del XVIII. En catalán será misión imposible la edición. Las iniciativas son simples episodios que no pueden subsistir por falta de mercado, tradición y costumbre, entorno favorable cultural y, especialmente, desconocimiento de la lengua y sentido diglósico que hacía del catalán lengua menor frente a la potencia, prestigio y respeto del español. Todo cambia con la Renaixença [Renacimiento]. Sólo los jóvenes renovadores y con la libertad del Sexenio impulsarán la renovación periodística. Nacen así revistas importantes como Lo Gay Saber (1868-1869 y 1878-1883) y La Renaixensa (1871 hasta los años noventa). Hay que señalar que la Renaixença se escribía, en la grafía anterior a Pompeu Fabra, el filólogo que normalizó la lengua catalana a principios del XX, con «s». Fabra la regularizó con la «ç». Respetamos el título del diario – La Renaixensa (1881-1905)- mientras el movimiento –La Renaixença- lo escribimos en grafía regular. Pese a estos precedentes en catalán, aunque valiosos, aparecen en español nuevas publicaciones, informativas, humorísticas, literarias, que harán de Barcelona la auténtica capital cultural de la periferia y la puerta de entrada de las ideas más avanzadas del norte liberal. Este dato posibilitará una nueva industria editorial que podrá también editar en catalán cuando las leyes lo permitan, simplemente cuidando del producto, dado que la fábrica ya existirá. Esta observación es importante. La vitalidad editorial de Barcelona, gran ciudad impresora durante el XIX con las grandes obras que hace permitirá que pueda hacerse fácilmente la edición en catalán por la técnica. No será necesario para crear el

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producto, crear la factoría. Además permitirá que escritores y periodistas puedan escribir en español y en catalán alternando lenguas y viviendo de las dos y, favorecer una dinámica cultural y social. El hogar que recibía La Familia (1868–1871) podrá recibir la infantil En Patufet (1904-1938) o el centro proletario que estaba siguiendo El Productor o El Diluvio (1859-1939) seguirá el humorístico anticlerical y republicano La Campana de Gràcia (1870-1934) o la erótica y satírica Papitu, (1908-1937) títulos entre muchos otros que mostraban cómo ya era posible en catalán todos los ámbitos, no tanto al científico, descontando el oficial naturalmente, el más débil en materias como religión, humor y entretenimiento, arte, formación, política, cultura, etc. era posible que hubiera prensa, como así fue en catalán y con éxito por su calidad. Aparecen primero de forma tímida y en un goteo constante decenas de revistas en catalán. Desde 1868 lo harán de forma paulatina hasta llegar a convertirse en un tercio del consumo en unas materias; en otras la mitad o más de la cantidad global. Claro que en otros ámbitos por ejemplo la presencia del catalán era prácticamente insignificante. La presencia del catalán en diarios y revistas dejará, en el periodo que va de 1868 hasta 1900, de ser novedad para convertirse en normalidad, de acuerdo con la plenitud de la lengua hablada por la totalidad de la población menos la pequeña minoría de criadas, funcionarios, policías y militares que venían del interior de la península. Las grandes migraciones de mano de obra y sus familias de población del sur, concretamente de Murcia, a las tierras catalanas se producirán en la década de los veinte del siglo XX por las obras de construcción del metro o ferrocarril suburbano, la gran Exposición Universal de 1929 en Barcelona, y, a lo largo de los años sesenta por el paso del personal sobrante del campo andaluz y extremeño a la construcción, turismo e industria catalana en constante expansión. El catalanismo cultural da paso al catalanismo político, el periodismo será el instrumento que lo formalizará. Las ilusiones de la revolución del 1868 se han cerrado con el golpe de estado del 1874 y el mundo de las ideas bullirá hasta el llamado desastre, para España, del 98 con la pérdida de las últimas colonias americanas. Valentí Almirall será el artífice de un proyecto complejo por la falta de bases, un diario en catalán, el primero y de calidad. Escribe el Diari Català (1879-1881) en su editorial del 4 de mayo de 1879 que traducimos del catalán: «Y no solamente será escrito en catalán, sino que hablará tan catalán como sepa; y no solo hablará tan catalán como sepa sino que procurará pensar y obrar a la catalana. Por desdicha, el desarrollo de la historia patria de los últimos siglos, nos ha rodeado de influencias que nos atan los brazos y desnaturalizan nuestro genio característico. Por

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esto, hace ya mucho tiempo (doloroso es confesarlo) hacemos como los cangrejos y en vez de ir adelante andamos hacia atrás, estamos como mínimo parados en el mismo punto, viendo como los otros nos atrapan y pasan por delante. Por esto Cataluña que por su cultura y actividad había estado al lado de los pueblos que llevaban en Europa la bandera de la civilización, es hoy un grupo de provincias pobres de una nación aun más pobre. (...) Nuestro renacimiento decíamos todos, será manco hasta que no disponga del medio más poderoso de los tiempos modernos: de la prensa diaria. Porque el diario es la gota de agua que horada las rocas...» .

La aparición de un primer diario en catalán será todo un acontecimiento. Un diario, además, bien construido y de interés tanto intelectual como periodístico, significará un punto de prestigio notable. Para que aparezca un periódico en 1879, y de calidad, con una tercera parte de la tirada del diario principal (Diario de Barcelona 10.000 ejemplares, el Diari Català 3.000 aproximadamente) deben existir numerosos factores previos: varios semanarios que hayan demostrado la posibilidad de vida periodística viable, un mercado que lo pueda asumir, tolerancia política. Además, aparece en plena Restauración cuando el carlismo ya está vencido, el movimiento obrero controlado y el catalanismo político inexistente. El Diari Català de Valentí Almirall posibilitará que nazca el Centro Catalán, estimulará la aparición del diario La Renaixensa y favorecerá los dos Congresos catalanistas; fue la antesala de las Bases de Manresa (1892), así como La Veu de Catalunya (1899-1937) «traerá» la Mancomunidad (1914). La Publicitat (1878-1939) que se pasa al catalán en 1922, La Humanitat (1931-1939) y otros, harán la gran campaña propagandística para obtener el Estatuto de Autonomía tras la Generalidad republicana (1931). Finalmente, el diario Avui (1976), la Generalidad actual. Un diario es motor clave para la política por la confluencia de reivindicación e información crítica que conlleva. El salto del siglo XX. El éxito de la cultura: Modernismo y prestigio La fuerza del periodismo en catalán será evidente al comenzar el siglo. Marcará el camino primero del culturalismo, con Juegos Florales, narrativa moderna con Narcís Oller, teatro de impacto con Guimerà, etc. Con la Renaixença se cargará de prestigio y con el Modernismo será la explosión que demostrará la pujanza de la categoría intelectual con revistas de arte como Quatre Gats (1889) o Joventut, (1900-1906) o con diarios como El Poble Català (19061918) más avanzado, y la citada La Veu de Catalunya, mientras España se de-

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batía en las lamentaciones del fracaso del 98 o el grito estéril «Hasta la última peseta, hasta el último hombre». El catalanismo, práctico, se presentaba, y ganaba las elecciones de 1901; había dejado de ser una aspiración cultural para ser una realidad socio-política. El sueño de Almirall, fundador y director del Diari Català, de una Cataluña con personalidad propia, lo encarnará Prat de la Riba, artífice de La Veu de Catalunya, el gran diario conservador y catalanista. Traducimos de su editorial fundacional del 1 de enero de 1899: «En todas las esferas deseamos que la vida de Cataluña sea bien catalana: catalana por el espíritu que la conforme, catalana por la forma en que se encarne, catalana por el elemento propulsor de su crecimiento y desarrollo. Y para esto es preciso que Cataluña tenga plena autonomía. (...) a pesar del Estado que nos ata de manos, y se complace en multiplicar los obstáculos y en aumentar de un modo intolerable las cargas públicas y en corromper al cuerpo social contagiándolo de la gangrena que lo devora. Si Cataluña vive y progresa en medio de este desorden ¡cuál no fuera su prosperidad si llevase al gobierno y a la administración propias las aptitudes organizadoras que ha empezado a desarrollar en la esfera industrial y en la artística!»

Diario moderno, con la primera rotativa de Barcelona y se ficha al escritor Raimon Casellas, jefe de redacción de La Vanguardia, ya entonces periódico de tirada alta. A partir de este momento de victoria entran treinta años de pujanza que sólo podrán cerrarse con sangre y fuego otra vez, con otra guerra contra la libertad y la catalanidad. La Ley de Jurisdicciones que ponía a los periodistas críticos catalanes bajo el ámbito militar provocó que desde los republicanos de El Poble Català hasta los católicos de L’Estevet (1921-1923) de M. Carrasco i Formiguera fueran encarcelados y las cabeceras suspendidas por ser nacionalistas o patrióticas. No es un solitario ejemplo lo sucedido en la noche del 25 de noviembre de 1905 cuando todos, o casi todos, los oficiales, de la guarnición militar de Barcelona fueron a quemar las redacciones del diario del partido conservador –pero catalanista- La Veu de Catalunya y de su semanario humorístico Cu-cut! (1902-1912) que tantas sonrisas provocaba en los catalanistas a costa de los militares derrotados constantemente en las últimas luchas coloniales de América y que solamente ganaban a civiles desarmados... Se quemó incluso una imprenta, la Gálvez, en este aquelarre purificador de las diferencias. Veamos el éxito del empuje de la cultura catalana que crea las tribunas diarias en las ciudades más importantes y semanales en todas las ciudades significativas. Esta densa red representó el triunfo de la primera organización colectiva: la unión de las cuatro diputaciones. La provincia equivalía al departamento,

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un territorio artificial que se creó Madrid para dividir en 1833 España en unidades funcionales para uso administrativo despersonalizado de entidades interiores –País Vasco, Cataluña...-. Al hacerlo Cataluña desapareció oficialmente y sólo quedaba el nombre. La administración militar. La aparición de la Mancomunidad (1914) significó el reconocimiento del empuje que con el teatro, la literatura, la prensa, el asociacionismo se reconoció al derecho a la diferencia. Las entidades científicas como el Institut d’Estudis Catalans (IEC) hicieron cultura en catalán mientras la universidad seguía como factor de castellanización y sólo después de 1931 con el traspaso a la naciente Generalidad se podían crear universidades catalanas como así se hizo. Las publicaciones, el periodismo fue el factor clave en esta transformación: revistas semanales informativas, semanales informativas, culturales y literarias, políticas, humorísticas, un empuje muy notable que conformó que en 1930 se pudiera estar informado en la propia lengua y según sus tendencias políticas o sociales, periódicos de derecha, centro e izquierda, periódicos culturales y periódicos de empresa. En 1922 La Publicidad pasó a ser La Publicitat, esta conversión sancionó el éxito económico de la prensa en catalán. De los humildes semanarios humorísticos, aunque alguno como La Campana de Gràcia (1879-1939) fue hegemónico en el siglo XIX, se pasa a las publicaciones semanales de influencia cada vez más creciente: Cu-cut!; Papitu (19081937); Xut! (1922-1936); El Be Negre (1931-1936)... De las revistas ilustradas de categoría, como La Il.ustració Catalana, (1880-1892) pasaremos a magazines de extraordinaria calidad, superiores incluso a la media europea, como D’Ací, D’Allà (1918-1936). La prensa literaria y cultural también tendrá una presencia cualitativa de gran altura. De L’Avens (1889-1893) pasamos al experimentalismo o la búsqueda o divulgación de calidad, como la Revista de Catalunya (19262011) o Trossos (1916). La lista es extraordinaria, y esta flor, en las primeras cuatro décadas del siglo, con la limitación de carácter político de los años veinte, se verá segada con una medida como pocas se han visto en Europa este siglo. En las dos primeras décadas del siglo, cuando se configura el sistema comunicativo de gran alcance, la prensa catalana va colocándose en una situación de crecimiento, pero las cifras son elocuentes en cuanto a su situación global. En 1918, 12 diarios barceloneses tiran en conjunto 326.000 ejemplares. En Barcelona uno solo en lengua catalana. Así, mientras La Vanguardia (1881→) (100.000 ejemplares), Las Noticias (1896-1939) (50.000) y La Publicidad (30.000) se reparten la mitad de la tirada, todos los demás periódicos tendrán una media de quince mil ejemplares de tirada. La Veu de Catalunya no llegará, por lo que sabemos, a los quince mil pese a ello es el diario más citado, por todos los intelectuales del siglo XX como se desprende de las referencias contenidas en los libros de memorias.

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Hemos querido anotar esta última cifra para darnos cuenta de la verdadera fuerza numérica de la prensa en lengua catalana. A pesar de las tiradas bajas en la prensa diaria su impacto no se corresponde a las bajas cifras; sea por el público influyente al que va dirigida o sea por los contenidos de relieve —resolo cordemos sólo la calidad intelectual, literaria... de publicaciones como La Veu, La Publicitat o El Matí—, esta prensa tendrá una gran influencia. El director de La Vanguardia, el prestigioso Agustí Calvet «Gaziel», el gran cronista de la primera guerra mundial en este diario, indica que quien sea capaz de explicar por qué la prensa en lengua catalana —se refiere a la diaria— es insignificante mientras que los votos son mayoritarios, podrá explicar también una de las causas más profundas del comportamiento y la mentalidad de los catalanes del siglo XX. En la prensa diaria de los años treinta se contempla un auge de calidad de contenidos por la presencia de grandes escritores a la vez que periodistas (Josep Pla, Josep M. de Sagarra, J. V. Foix, Avel·lí Artís «Tísner», Rovira i Virgili, Just Cabot, Carles Capdevila, Pere Calders, Josep Carner…). Su trabajo es el fruto de una sólida formación humanista aunada con la vocación y la innovación del momento. Al auge de diarios se suma el florecimiento de las revistas, de la Revista de Catalunya hasta la mítica Mirador (1929-1936) y se posee un gran abanico de títulos y en todas las ciudades catalanas de una cierta importancia hay publicaciones importantes más allá de los boletines de los vates locales o de las de aficionados eruditos locales. Revistas de cultura de buena presentación y notable contenido. Casi profética es también la afirmación que hace: cuando el catalanismo político crece en número de votos, crece el número de cabeceras pero no en grandes cifras el de tiradas. La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930), aunque no afectó a los grandes diarios, las revistas culturales de relieve, etc. sí impuso una limitación de contenidos. La cifra de publicaciones suspendidas, definitivamente o temporalmente, los procesos a periodistas catalanistas, la instauración de la censura previa, etc., representan un golpe para la prensa informativa y de opinión. Los años treinta representan el punto álgido de normalidad de la prensa catalana, en un conjunto de treinta ciudades con una veintena de revistas en cada una de ellas de todo tipo, y en las grandes capitales, dos o tres diarios en lengua catalana. En Barcelona casi una decena de periódicos de derechas como El Matí o La Veu de Catalunya, de izquierdas como Última Hora, La Humanitat o L’Opinió, o de centro, como La Publicitat, mostraban la vitalidad del periodismo que era la correa de la política y la cultura a la vez que exponente de la voluntad normalizadora que encarna corrientes de pensamiento y de actuación potentes, como el izquierdismo catalanista, que irá ocupando el relevo de los radicales republicanos después de la sustitución de los partidos dinásticos de

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finales del siglo XIX por el conservadurismo catalanista y el lerrouxismo o movimiento populista de izquierdas, que alcanzó incidencia en el mundo obrero ante la ineficacia del catalanismo de izquierdas, a principios del XX. Es decir el estadio de normalidad de una cultura que, finalmente, ya se expresaba con naturalidad. Fue una década importante. En 1936 el gobierno de las izquierdas y de las nacionalidades del estado español agitan la reacción y se produce el conflicto. La etapa del periodismo catalán de la Segunda República, era, como afirman los estudiosos del momento8: «representativa de un periodo de crisis y de cambio profundo. Por una parte subsisten las antiguas fórmulas del periodismo ideológico, mediante la continuidad de diarios eminentemente de opinión, ya sea a través de las viejas cabeceras históricas (La Veu de Catalunya, El Correo Catalán, Diario de Barcelona) ya sea a través de las nuevas cabeceras (L’Avenç, La Humanitat, La Nau, L’Opinió, El Matí). Por otra parte, junto con los diarios pioneros del modelo informativo –o «industrial» según la terminología de inicios de siglos (Las Noticias, La Noche y La Vanguardia, en el momento de máxima expansión, bajo la dirección de Gaziel) proliferaban las iniciativas orientadas a renovar el panorama hemerográfico con la incorporación de soluciones de tratamiento gráfico y estilístico, e incluso la hora de aparición, que eran muy propias de un periodismo marcadamente informativo, como fue el caso de La Ciutat, de Diari del Migdia y de La Rambla, y aún del periodismo popular –variante del periodismo de información –que ya había enraizado en Inglaterra y Francia, como fue el caso de los diarios de aparición nocturna (La Veu del Vespre, Ultima Hora y L’Instant). Hay que decir, asimismo, que muchas de estas nuevas experiencias profesionales y empresariales, partían de iniciativas partidistas, vinculadas aún, residualmente, a los mecanismos del periodismo ideológico.»

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Este modelo entra en crisis por el conflicto bélico. Idiomáticamente durante la guerra civil (1936-1939) se produce un crecimiento de la catalanización periodística. Por primera vez en la historia, los diarios en lengua catalana superan a los editados en lengua castellana. Podemos verlo numéricamente: en 1938 hay 7 diarios en catalán en Barcelona por 14 en español mientras en comarcas hay 17 en catalán y 3 en catalán, o sea en total 24 diarios en catalán por 17 en español. Era la expresión de la normalidad de la lengua catalana en el periodismo diario, un sector difícil de pasar fácilmente al español. Lo mismo encontraríamos en la prensa informativa semanal y en la especializada mensual, de publicaciones humorísticas como L’Esquella de la Torratxa (1874-1939)

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en revistas de imágenes de estos momentos, creativas, llamativas, es el caso de Catalans!, Moments, Nova Iberia, Imatges... La lengua catalana era factor de cohesión y se miraba el contenido y no la lengua en el momento de elegir para comprar y leer. Se había sin embargo producido un fenómeno insólito: las incautaciones de diarios de derecha por las fuerzas obreras y las izquierdas con la conversión, muy a menudo respetando el nombre del periódico, a unos contenidos revolucionarios; a menudo, especialmente en comarcas, se modificó la lengua. Así, el partido comunista y el socialista se habían unido— con otros constituyendo, en 1936, el PSUC —Partido Socialista Unificado de Cataluña— y gracias a las instalaciones del diario privado y religioso El Matí editaron Treball. El PSUC devino partido de orden frente a los incontrolados. El anarquismo aumentaba gradualmente su poderío, era el único país de Europa donde esta doctrina tomó el poder puesto que en España y Cataluña había ministros de esta ideología. La terrible ruptura del franquismo La llegada a la frontera francesa de las tropas mercenarias marroquíes y de las brigadas de voluntarios navarros, el ejército franquista de ocupación de Cataluña, supuso la vuelta a la radical y absoluta prohibición de todo sentimiento liberal y catalán en los medios de comunicación. El periodismo debió escribirse, hablar o vehicular exclusivamente desde la mentalidad dominante conservadora en lo social y católica en el aspecto religioso, autoritaria y totalitaria políticamente. Igualmente en lo idiomático se va a usar un solo idioma, el español, idioma oficial de todo el Estado y el vasco, gallego y catalán serán proscritos del ámbito público: oficial, jurídico, militar, religioso, económico, docente, etc. El fracaso de los Austrias en 1714 hizo que el Estado no se dotara de una estructura confederal, como Suiza por ejemplo, con respeto escrupuloso para todas las lenguas y que fueran co-oficiales en todo el Estado y no sólo en solo su territorio específico. La diferencia es sustancial por las leyes actuales de mercado que favorecen a los grandes en detrimento de los pequeños. En Cataluña la represión franquista fue durísima. A la ideológica se añadió la étnica (identitaria, lingüística, cultural...). Los funcionarios, a pesar de ser franquistas ideológicamente, eran apartados del cargo, si hablaban esta lengua en público acto de servicio. Todo uso público vetado. Los fusilamientos diarios de los primeros años de posguerra, que siguieron hasta la muerte de Franco, marcaban lafue vetado sociedad con el miedo. Periodistas y escritores que simplemente eran catalanistas fueron fusilados como ejemplo, escarmiento y muestra de miedo. Los nombres de Carles Rahola, colaborador de L’Autonomista (1898-1939), el diario

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republicano, catalanista de Girona, o de M. Carrasco i Formiguera, director ya en los años veinte del semanario L’Estevet, contrario a la guerra contra los naturales del actual Marruecos, y un largo etcétera. La acción represiva era omnímoda. Los comerciantes que hacían publicidad en catalán multados, los profesores republicanos separados de facto y los nuevos franquistas si usaban el catalán en el aula aunque fuera puntualmente eran separados del servicio y no admitía ningún documento redactado en catalán en ningún registro. Oficialmente el catalán era reservado al ámbito doméstico, esto es en la cocina como lengua «b» destinada a ser exterminada como un virus o cáncer como así lo escribía el ABC madrileño durante un siglo y ahora se podían imponer estas teorías. Represión, pues, implacable y que comportó unas consecuencias fatales para el periodismo y la sociedad. Para observar la amplitud de la tragedia, además de lo mencionado, incluso si alguien en la calle hablaba en la lengua de sus antepasados los vencedores tenían impunidad para pegarle libremente; hasta los años cincuenta era habitual, a quien hablaba en voz alta en catalán. En personas de setenta años es plausible escuchar aún historias de haber sido golpeado literalmente con el añadido verbal: «¡Hable en cristiano!». Es obvio que en este entorno todo el panorama comunicativo fuera simplemente en español. En la radio se anularon el directo y así desaparecen entrevistas, informativos, reportajes críticos… Una nueva normativa que obligaba a conectar todas las emisoras, privadas, dependientes de la iglesia y públicas, a la oficial RNERadio Nacional de España que emitía, como en tiempos de guerra, unos informativos absolutamente controlados mientras estaba prohibido cualquier aspecto de innovación. El resultado, una radio musical y alienante que era la palabra de moda en los setenta para analizar los media de los cuarenta. La censura funcionaba con plena eficacia. Unas siniestras oficinas en cada capital de provincia escuchaban los programas para que ni una palabra se apartara de los guiones que habían sido previamente también censurados. La radio se convirtió en tribuna de himnos imperiales, de canciones castellanas —coplas, pasodobles, flamenco...— mientras toda la tradición musical catalana anterior —cuplés satíricos, canción popular ...- era silenciada. Naturalmente información, seriales, etc. solamente en castellano. El franquismo arrasó muchos aspectos de la cultura popular y de masas. Nadie podía protestar ante el clima de terror social —con fusilados, torturados, encarcelados y exiliados— y la catalanidad fue simplemente desterrada. Sólo se resistió en los hogares y en la clandestinidad que salvó e hizo persistir la cultura. El cine igualmente fue radicalmente controlado, los guiones en las salas de exhibición no podían salir de una dinámica que generaban los departamentos de Propaganda que llegaron hasta medio siglo después con el Ministerio de Información y Turismo de Manuel Fraga Iribarne (líder moral del derechista Par-

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tido Popular) como nombre más emblemático de la represión. Cantos de exaltación patriótica española y de vodevil intrascendente con la voluntad de volver a una épica de glorias imperiales: del mundo medieval idealizado o de recuerdo y homenaje a las consideradas hazañas de la guerra: Sin novedad en el Alcázar, A mí la Legión, etc. eran exponentes de la función doctrinal, narcotizante e intoxicadora del cine que imponía una clasificación moral para el visionado (una serie numérica que oscilaba del número 1 («Autorizada para todos los públicos») hasta el 4R («Para mayores con reparos»). Naturalmente el 5 podría ser la prohibición y el filme no se exponía ni se anunciaba. En el cine informativo, el obligatorio No-Do, se intercalaba entre las dos proyecciones de largometrajes para dar la visión del poder sobre la realidad local e internacional. Sin embargo España era el paraíso de la paz y Franco su paladín mientras en el exterior huelgas, guerras y conflictos era la imagen habitual. Las salas de fiestas, los festivales de música o poesía, los recitales de canción, el teatro, igualmente eran controlados tanto en los guiones como en la exhibición por los mismos servicios provinciales de censura que tenían personal especializado y dedicado exclusivamente a cada ámbito comunicacional. El mundo del libro tuvo una ruptura absoluta también entre los años treinta con la libertad de lengua y de contenido y los cuarenta con control absoluto. La censura previa impidió todo tipo de posibilidad de que la lengua catalana y los contenidos liberales estuvieran presentes, ni aun en el mundo de la edición de bibliófilo, en las editoriales y librerías. Al final de la guerra mundial se autoriza, en catalán antiguo no normalizado para minorizar la lectura, alguna esporádica edición de libros que nunca llega a las cifras insignificantes del siglo XIX-una Solo decena de libros al mes. Sólo en los años sesenta se autoriza la edición en catalán siempre según la teoría de la pirámide: el vértice con libertad para una minoría, la base amplia prohibida: así la poesía (mientras no fuera social) fue tolerada mientras la novela no, en los años cincuenta y en los años sesenta la novela había sido autorizada pero no la novela de éxito internacional traducida. Una pérfida labor tendiendo a destruir una tradición cultural, a impedir la aparición de unos sectores profesionales en catalán, de un mercado en definitiva se Solo trataba de consolidar el español en Cataluña. Sólo se deja libertad absoluta en el libro a partir de finales de los setenta. En la ley de apertura de 1966 existía el secuestro de libros, las multas, los juicios por propaganda subversiva en el TOP (Tribunal de Orden Público) y en consecuencia los editores llevaban a «consulta voluntaria», horroroso eufemismo de control. Las indicaciones por teléfono, que no dejaban rastro, era el pan cotidiano. Las tesis doctorales realizadas sobre la represión en el mundo del libro y la cultura catalana en la resistencia de Joan Samsó, entre otros, son suficientemente elocuentes del esfuerzo de resistencia y de la voluntad de prohibición enfrentadas y con resultados desiguales según los ámbitos.

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Se crearon muchas editoriales que dieron un sentido de continuidad, a pesar de hacerlo en español o haciendo «barcelonismo», en lugar de «catalanismo» o por conceptos inocuos políticamente como folklore, etnología, gastronomía, geografía, y prohibiendo el ensayo, la política, la historia o sea lo que pudiera derivar en crítica. Actualmente la industria editorial en español en Barcelona es muy notable. Los libros editados en español en Barcelona son unos treinta mil al año gracias a decenas de pequeñas editoriales y alguna de dimensión europea, configurando un sector líder en la edición mundial hispánica. Para la edición en catalán la cifra de títulos editado, de traducciones al catalán de otras lenguas, de libros en catalán traducidos a otras lenguas, de tiradas, etc. es la más alta que nunca ha habido en la historia de la lengua catalana más de siete mil títulos anuales con la tendencia que los libros de consumo masivo—autoayuda, best-sellers internacionales...—sean editados en español por la presión de altas tiradas o para las grandes superficies comerciales, etc. que priman el castellano. Con la llegada del franquismo a toda Cataluña en 1939- el año anterior había ocupado parte de las comarcas leridanas- la prensa fue totalmente prohibida. Medio centenar de periódicos en catalán y varios miles de revistas fueron simplemente anuladas. Como con la monarquía absoluta borbónica de finales del XVIII. La orden ministerial fue muy eficaz. Prohibición absoluta y los títulos que quieran salir a la luz que pidan autorización. Se creó un Registro Oficial de Periodistas (Franco tuvo el carnet número 1 como periodista de honor), otro Registro Oficial de Empresas Periodísticas, al igual que de empresas editoriales y el poder podía nombrar a los directores de las publicaciones. El círculo represivo era total. Era comprensible que nada se escapara de esta situación de control absoluto. Los periodistas liberales y/o catalanistas o estaban en el exilio o trabajaban en sectores alejados de la influencia de los periódicos de opinión. Por ejemplo el director del diario más prestigioso políticamente durante la República, La Humanitat, Josep M. Lladó, al regresar mucho más tarde del exilio- si no se hubiera exiliado habría sido fusilado los años cuarenta- tuvo que escribir guiones para los semanarios infantiles y adultos de humor. El prestigioso periodista Joaquim Ventalló, director de L’Opinió (1931–1934) tuvo que ganarse el sustento como simple traductor al catalán de los textos de los álbumes del popular cómic Tintín. No podían trabajar de periodistas. solo Ante la situación creada se generó un silencio global sólo roto por la minoritaria prensa clandestina, extensa en cabeceras y estudiada por Albert Viladot y Joan Crexell y que demostraba la oposición al sistema autoritario, y por la prensa del exilio, con igualmente cientos de cabeceras que demostraba como una cultura es la expresión de un pueblo a pesar de la represión que impedía la visualización. México fue en los años cuarenta la capital de la cultura catalana

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por la actividad periodística y editorial de los miles de catalanes que allí se exiliaron mientras el retorno y la voluntad de no romper los puentes con el pasado hace que la recuperación fuera posible, con el alcance exhaustivo y poderosos medios empleados que en opinión de algunos consiguió situar la cultura de la posición de dominio y excelencia intelectual que tenía los años treinta en dependencia y subordinación actual. Esta labor prohibitiva, persistente durante tres décadas (1939-1966) de forma absoluta y con una relativa —sólo relativa— suavidad a partir de los treinta años desde el final de la guerra tuvo como consecuencia:

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a.- La consolidación de una industria cultural de masas en español con el público sometido-cautivo-catalán con productos a menudo elaborados por catalanes. La alta cultura resistió el embate con energía, todo el esfuerzo del franquismo para aniquilarla prohibiendo todas las manifestaciones, entidades y productos. b.- La aceptación del bilingüismo, o sea el conocimiento del español, por toda la población catalana, tanto como lengua de cultura, como de uso vehicular comunicacional. Este hecho posibilitó el éxito del cine, televisión, libros, prensa, etc. en español que a su vez retroalimentaron el conocimiento del español al no poderse editar productos culturales en catalán. La política aniquiladora fracasó en el ámbito académico porque el IEC estaba reconocido por la Unión Académica Internacional y no pudieron cerrar, pero sí cercar e intentar ahogarlo financieramente pero sobrevivió la larga travesía del desierto. c.- La destrucción de la industria cultural en catalán que debía ser reconstruida lentamente y pagándolo sólo la ciudadanía llegando a unos notables estándares de calidad. Con la llegada de la democracia este «lucro cesante» o beneficio de la evolución fue obviado por una vuelta forzosa atrás. El discurso actual es que hay libertad para todo el mundo para hacer lo que quiera en la lengua que quiera. Sofisma absoluto atendiendo a los hechos expuestos anteriormente que han consolidado que el predominio de la gran industria cultural en Cataluña sea en castellano.

Un ejemplo: la revista combativa, semanal de Girona, Presència tuvo tras un rosario de multas y secuestros de ser suspendida por el propio ministro de inMinistros formación (sic) y ratificación del propio Consejo de ministros. Habían publicado una carta colectiva de petición de amnistía en febrero de 1970. Fueron llamados al Ministerio en Madrid y se les comunicó que «iban a por ellos». Recibieron inspecciones de todo tipo. Una de laboral, la ausencia de documentos administrativos, provocó la fulminante suspensión del semanario. No se admitieron réplicas. La revista fue portavoz democrático en lucha por las libertades y también

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por la identidad. Por ejemplo en Navidad del 1976 todavía reclamaba la amnistía, un año después de la muerte del dictador, para los presos políticos o protestaba de las declaraciones del presidente del gobierno, Adolfo Suárez, que dijo públicamente que el catalán no era apto para la investigación nuclear a diferencia del español. La réplica de 238 científicos apareció en la revista Presència (Girona, 1954→). Era evidente que al sistema, franquista totalitario, y centralista de la transición no admitía el catalán9. Con el franquismo se vuelve a la visión absolutamente maniquea del mundo. La autoridad es la bondad y la disidencia la maldad. Era necesario purificar el país y así se quemaron las bibliotecas personales de los intelectuales, periodistas y profesores en medio de la calle, en un clima de represión que atemoriza al conjunto social y lleva el silencio- llamado complicidad por algún revisionista- de muchos sectores con el franquismo por temor de su represión y que, paulatinamente, se fueron conformando, dando un apoyo implícito a las consideradas «bondades» del régimen como era la paz social. La imposición de planes de estudio creados ad hoc con materias de adoctrinamiento de la población, con la juventud en campamentos de verano, de certificados de buena conducta para toda la población femenina —Auxilio Social—, de control ideológico en los medios, etc. conforma una situación social en la que la disidencia era inexistente y si existía, silenciada y cuando no se podía obviar como la actividad de los maquis, era mistificada así se convertían en bandoleros como los presos políticos en delincuentes comunes. El periodismo se convirtió en gris, monótono y las cifras de difusión de los medios no tuvieron los crecimientos que permitía hacer pensar el aumento de población. Sólo en los años sesenta surge un periodismo renovador con las nuevas generaciones que no han hecho la guerra e intentan renovar bajo el paraguas de la Iglesia, de las entidades y desde los diarios comerciales la posibilidad de una información más libre y cuando se pueda, sobre todo desde comarcas, en catalán. Resistencia: la lucha por la propia identidad En los años cuarenta, pues, la opresión estructural era absoluta. Persistió una línea de actuación de romper la muralla, una actuación conocida como la «l’escletxa» (rendija), o sea aprovechar las mínimas aberturas para hacer factible una presencia del catalán en los medios como fuera, para que no se convirtiera en la lengua invisible (ámbito familiar y personal). La Iglesia, los partidos políticos clandestinos, las personas y todo el rico tejido asociativo (entidades excursionistas, teatrales, sardanistas…) consiguieron dar una dimensión de presencia en

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unos referentes basados en montañas como Canigó desde la Cataluña Norte (tierra de lengua catalana bajo administración francesa desde el Tratado de los Pirineos en 1659) o Serra d’Or, (Montserrat, 1961→), versos del poeta Verdaguer dedicados a Montserrat. Efectivamente, estas revistas comarcales como Canigó (Figueres, 1971-1983) o Presencia; significaban la voluntad de continuidad. Entidades como Òmnium Cultural, autorizada inicialmente y suspendida por el franquismo (1963-1967) ante su irreductible firmeza y línea eficaz (clases de catalán, premios de honor a la catalanidad, etc.) fueron las que lo hicieron posible. A pesar de los elementos de represión para desmembrar el tejido cultural catalán —se utilizó el español para editar revistas de información local, se prohibió, de modo paulatino el catalán, pero suavemente, astutamente, se inició una «represa» (continuación después de la pausa) tímidamente por los cincuenta, abundantemente en los sesenta y a fondo en los setenta aunque los ámbitos eran muy señalados. La calle no era para el catalán y así ni un diario ni una televisión ni una emisora de radio pero si programas puntales o revistas y limitando contenidos a la cultura y no la actualidad o la voluntad popular. Las revistas hicieron esta adaptación en lugar del silencio. Se optó por dar contenidos catalanes pero en castellano y cuando se pudiera, en catalán. La prensa ideológica, tanto en catalán como en español, tendrá que recurrir al exilio, la clandestinidad, la limitación de contenidos, la forma críptica...un conjunto de reacciones que volveremos a encontrar en todo el periodo franquista. La presión contenida hará estallar, en los años treinta, esta fuerza retenida. Las cifras de las cabeceras editadas de revistas clandestinas en los años cuarenta y, especialmente los setenta, son muy altas. Todos los partidos, sindicatos, grupos, etc. editaron. Incluso diarios informativos, desde el consulado británico a revistas de poesía, de literatura y de formación en catalán. Viladot afirma que «la edición y la distribución de la prensa clandestina constituyó uno de los elementos esenciales de la actividad de los grupos catalanistas10». La cifra de cabeceras informativas y de todo tipo durante el franquismo es muy notable en la curva de crecimiento a medida que avanzan los años. Se seguía simplemente una tradición. Los censos locales o repertorios hemerográficos locales nos indican que en todas las ciudades catalanas hay publicaciones especializadas más allá de la simple prensa informativa o utilitaria. Se ha efectuado el salto del ámbito cultural en la plena presencia en prácticamente todos los sectores. En catalán se editan revistas de todo tipo en las comarcas. Esta línea que había arrancado a finales del XIX se detiene en 1939. Volverá, terminada la segunda guerra mundial, a tener empuje a nivel local. La contribución de la Iglesia en el siglo XX, no en el XIX, con una gran fuerza numérica y una influencia notabilísima, los partidos políticos catalanes, de las entidades y asociaciones, los intelectuales, etc., será decisiva para la catalanización de estas revistas que en una

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cifra de doscientas en 1977 demostrarán la existencia de una comunicación alternativa más allá de la vía oficial. Los diarios del llamado Movimiento Nacional -Solidaridad Nacional (1939-1979) y La Prensa (1941-1979) eran los de tirada más baja de todos los de Barcelona con otros diarios como El Correo Catalán, El Noticiero Universal, Diario de Barcelona, La Vanguardia, Tele-eXpres (19641980)... Hasta 1976 no podrá haber un diario en catalán. Será Avui [Hoy] que aparecerá por suscripción popular, en un caso insólito de participación ciudadana y tras crisis varias ha resistido hasta la actualidad. El franquismo fue muy largo. Salvador Espriu, respondiendo a un periodista sobre la definición de éste dijo simplemente para reflejar la monotonía de la vida gris: «1939, 1940, 1941, 1942, 1943, 1944, 1945, 1946, 1947, 1948, 1949, 1950, 1951... hace falta que siga?» Llegó el mismo 1939 la voluntad de continuidad con publicaciones clandestinas, otras con vocación de legales, que serán prohibidas y otras en circuitos marginales como ambientes eclesiásticos. Con la reanudación desde una posición de fragilidad y debilidad, tímidos intentos de carácter folclórico como el Carnet del Sardanista (1945); revistas literarias como Aplec [Encuentro] (1952), Poesia (1944)…— acompañados de una voluntad general de las comarcas de ir catalanizando títulos y de crear cabeceras nuevas, que se verá alterada por una legislación de guerra, la ley de 1938, que hasta la nueva ley orgánica de 1966 significará lo que denominamos la teoría de la pirámide. Es decir, el poder político da autorización o acepta, mejor dicho, las publicaciones de carácter selectivo y minoritario, mientras que las de mayor alcance serán prohibidas o no autorizadas. Veámoslo: literaria: Ariel (1946)...; juvenil especializada: Cavall Fort (1961→); Oriflama (1961-1977), general: Tele-Estel (1966-1970)... diaria como el citado Avui dos largas décadas prácticamente no hubo ninguna revista en el quiosco fuera de algún error administrativo rápidamente subsanado. Una época muy bien explicada por Josep Faulí en su recopilación de episodios dedicados a la «represa» y a la recuperación, precisamente titulado L´interludi tràgic11. La Generalitat y los intentos de normalización oficial Tras la transición política de la dictadura a la democracia, aceptando el olvido de la historia, los símbolos de la legalidad republicana y la compensación honorífica y material a las víctimas de la dictadura franquista (personales, colectivas, institucionales ... ) se da libertad de empresa, de contenidos y de difusión derogando explícita o tácitamente toda la legislación represiva y de control existente. Apareció desde Barcelona una prensa reivindicativa en catalán y en español: La Hora,...; informativa: Mundo Diario; (1974-1980); humorística:

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Por Favor (1974-1978), El Papus (1973-1986)... o sensacionalista (Interviú, 1976→) que eclosionan con potencia convirtiéndose junto a la política, ahora legal como Treball [Trabajo], Nous Horizonts [Nuevos horizontes] (1960→)... en dinamizadora de la voluntad colectiva de ansias de libertad. La Generalitat es la institución de gobierno que emana de la Constitución española y del Estatuto de Autonomía (1978 y 1979). Una de las primeras medidas que aplicó el nuevo Parlamento de Cataluña fue la generalización de la enseñanza en catalán, la Ley de Normalización Lingüística, la creación de los medios audiovisuales, del Museo de Historia de Cataluña, el apoyo a la edición en lengua catalana, el impulso a las revistas mediante subvenciones pero descartando, fuera del ámbito audiovisual con la creación de la Corporación Catalana de Radio y Televisión, un intervencionismo para corregir la herencia de tierra quemada del centralismo español, siempre hostil a la catalanidad. Se llega a la situación presente, donde la libertad para la lengua catalana es plena no obstante el lastre del ayer sin escuela, sin universidad, sin medios de comunicación, todos los mayores de cuarenta años lo saben en carne propia, es pesado. Por ejemplo, en los quioscos encontramos más publicaciones en lenguas europeas o incluso exóticas, como el árabe o el urdu, que en catalán. ¿A qué se debe una situación tan inverosímil? Los partidos políticos muestran un comportamiento dual, los más catalanes se inhiben o no saben como reaccionar mientras los partidos políticos favorables a lo español en detrimento de lo catalán lo creen ya aceptable o correcto y tampoco actúan en relación los derechos del público, de la audiencia, de habla catalana que se encuentra sin determinados ámbitos generalistas, etc. en catalán. Seguramente la herencia del franquismo marca un presente de la catalanidad comunicacional más o menos saludable en la perspectiva oral (teatro, radio y televisión, difícil en canción y cine) y muy frágil en la letra periódica impresa. Sin embargo, esta libertad ha llevado a que el cine en lengua catalana sea prácticamente simbólico, con menos de seis títulos al año y que el doblaje de películas se convierta en una auténtica minoría cuando la industria del doblaje es prácticamente una industria catalana y el público catalán es uno de los más cinéfilos de SoloEuropa con buena asistencia a las salas comerciales. Sólo con una visión de la historia inmediata y con los comportamientos políticos puede entenderse la situación presente, donde la libertad para la edición es plena, pero las dificultades para la democratización de las lenguas, para el respeto al catalán son todavía enormes. Existen aspectos muy positivos para la lengua catalana como el uso en la enseñanza, en todos los niveles, la recuperación editorial, el uso oficial en toda la administración local, intermedia y autonómica. Otros aspectos son negativos y se reflejan en la diferencia de uso, por ejemplo el cine donde no hay oferta,

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por la presión de las distribuidoras norteamericanas, mientras en prensa, radio y televisión hay variedad de comportamientos en relación el consumo pero si hay oferta en catalán. El teatro es un sector cultural donde la lengua catalana se ha convertido en muy importante, en teatro culto en prioritaria y cargada de prestigio con obras y compañías de proyección internacional. En ámbitos comunicativos periodísticos como la prensa diaria especializada (económica, deportiva, informativa gratuita) no se ha dado el paso de la reconversión idiomática de forma mayoritaria. Solamente dos, de la quincena de diarios hicieron la doble edición: El Periódico de Catalunya (1978→) pasó a tener dos ediciones, al igual que El Segre (Lleida, 1982→) consiguiendo situarse y de este modo aguantar la crisis y superar tiradas situándose muy cerca de La Vanguardia. En 2011 inició la doble edición en catalán y castellano. Otros diarios como el Diari de Girona eliminaron la versión en castellano substituyéndola por la catalana mientras la mayoría siguieron con la lengua de origen, el catalán en Avui y El Punt (1979→) unificándose en 2011 o el castellano otros, a pesar de tener en algún caso el título en catalán (Diari de Tarragona). Se configura, en conjunto, una buena oferta de prensa en catalán. Por primera vez en la historia, se instalan redacciones locales de los potentes diarios de Madrid que ofrecen versiones editadas e impresas en Cataluña en castellano (ABC, El País, El Mundo) o simplemente vendiendo la misma editada e impresa en Madrid. El grueso de la tirada es para la prensa editada en Barcelona y el predominio para La Vanguardia convertido en el primer diario de Cataluña desde que desplazó el Diario de Barcelona (1792-2001), líder en la segunda mitad del XIX. Diario muy importante aunque ofrece poca atención a la cultura catalana y menos a la lengua. Ve su tirada amenazada por el empuje de los periódicos de Madrid que desde los años ochenta del siglo XX, hecho insólito, no sólo venden ejemplares en Cataluña sino que instalan redacciones y crean suplementos. Se llega a la paradoja, como se ha escrito, que casi dedica más atención ABC a la cultura catalana que La Vanguardia, reflejo pálido de la cultura norteamericana. A pesar de tener una decena de diarios en lengua catalana —Avui, El Punt, El Periódico de Catalunya, Balears (Palma, 1996→); Regió-7 (Manresa, 1978→); El 9 Nou (Vic, 1978→); Diari de Girona (1988→), Segre (1982→)..Ara (2010→).— sin contabilizar los diarios de Andorra, el total de las tiradas no supera todavía el 30 % del total. Josep Gifreu, en Comunicació i reconstrucció nacional12, apunta la dependencia de la cultura catalana respecto a la castellana, la falta de vehículos comunes para toda la comunidad de hablantes del catalán, con la excepción del semanario valenciano El Temps (1985→) y la insuficiencia de los medios de comunicación catalanes. Dice:

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«Desde un punto de vista global, se han hecho avances evidentes, teniendo en cuenta la situación de que se partía en el franquismo. Pero no creo que la situación actual sea la óptima, ni una situación que avance progresivamente. Parece que tocamos techo en algún caso, como por ejemplo en la posible catalanización de periódicos, lo que pienso que se debería estudiar más a fondo y que pediría replantear las políticas que han llevado a cabo en materia de comunicación, y de prensa en particular».

Estas afirmaciones en la revista Debat Nacionalista en 1988, y reproducidas en libro al año siguiente, parece que aún tienen validez. Lo manifestamos hace una veintena de años en el análisis institucional que nos pidió el gobierno catalán: Informe sobre les perspectives de la premsa en català d’abast general a Catalunya (1990) donde apuntábamos el peso de la tendencia del mercado, que, si bien en el campo comarcal y especializado actúa favorablemente, en la visión específica de la prensa de alcance general, ésta es condenada al silencio. Estas previsiones, de forma general, se han confirmado. Salvo el grupo empresarial que reúne Sàpiens, que es la única novedad importante en el panorama de la prensa de gran alcance. Ciertamente han aparecido multitud de revistas culturales y especializadas y las instituciones tanto locales como provinciales han optado por la prensa en catalán, y en este campo si que ha habido una muy notable expansión. Iniciativas de altísima tirada como Súpers (de TV3) para niños, los boletines de entidades públicas como el Ayuntamiento de Barcelona o la Generalitat que llegan a centenares de miles de ejemplares y se suman a la prensa local, especializada, cultural, etc. y son puntas de lanza del periodismo actual. Hay un par de millares de tribunas culturales, académicas, literarias, universitarias ... en catalán dedicadas a temas diversos de todo tipo: de la ciencia al pensamiento pasando por la información estricta. La gran prensa no diaria de carácter general –motor, modas, etc.- es aún la asignatura pendiente. Si bien la prensa de base, hecha desde instancias digamos de pequeña empresa o voluntariosa, es rica en cantidad y muy notable en contenidos se agrupa en entidades: Asociación catalana de la Premsa Comarcal, Asociación Catalana de Premsa Gratuïta, Asociación catalana de la Premsa Diària... hoy prácticamente ningún empresario no apostaría por un nuevo producto periodístico de envergadura en lengua catalana, por ejemplo una revista dedicada al mundo del golf, del caballo, de los acuarios o del motor. La editaría en español para garantizar el negocio y mantener acceso abierto al mercado español. Las propias publicaciones existentes en 1984 dirigieron una carta al consejero de Cultura en la que exponían que dejar la producción cultural al dictado de las leyes del mercado representaría

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ciativo...

su desaparición a medio plazo. La profecía parece que se cumple. Estudiar la relación de las cabeceras que han existido durante la década de los ochenta es estremecedor; observamos que muchas temáticas han tenido su publicación, la cual ha desaparecido: Ciència (1980-1991), El Correu de la UNESCO (1977-2002), Ara (información televisiva), La Nació (política), El Món (1982-1987), Set Dies (1989-1991), Nat (naturaleza)... Hoy en los quioscos se encuentran unas revistas en catalán bastante bien editadas y como semanarios: Actual, El Temps, El Triangle, (1990→) otras especializadas temáticamente en historia -L’Avenç (1977→) o Sàpiens (2002→)-; gastronómicas, como Cuines, etc., aunque siguen siendo minoritarias en relación al total que hay en español. Muchas tienen una difusión especializada sea por correo como Cavall Fort para jóvenes o en las iglesias como Catalunya Cristiana (1979→). Donde se sobresale sin embargo es en el ámbito de la especialización y de las entidades que editan mayoritariamente en esta lengua y en muchos casos en revistas que superan los cien mil ejemplares, revistas de entidades como el F. C. Barcelona o el Reial Automòbil Club, ponen de manifiesto esta vitalidad social y a menudo son desconocidas y difundidas sólo en su ámbito, por ejemplo llegando gratuitamente a los 50.000 estudiantes de la UAB: Autònoma Campus, (Bellaterra, 2000), gratuita, etc. y lo mismo sucede en las otras universidades. En cuanto a la prensa académica, se edita también en español y esta lengua está siendo desplazada por el inglés puesto que interesa más al científico catalán ser seguido por el mundo que por el resto de España. Diferente a Barcelona y conurbación es el caso de las comarcas, con dos millones de habitantes de los siete que tiene el Principado. Podemos aproximarnos a los casi dos millares de cabeceras existentes en catalán, de las cuales casi dos tercios son de ámbito local. Cada ciudad importante tiene uno o dos semanarios de información o de publicidad gratuita, a menudo un boletín de información municipal, una docena de publicaciones de entidades, dos o tres revistas literarias, culturales o políticas, etc. y una revista gratuita, en catalán. El campo de la prensa de alcance general es, quizás, el más complejo, encabezado por el de la prensa diaria, donde asistimos a la progresiva aparición de diarios en catalán en todas las capitales de provincia, Andorra, etc., pese a la dificultad de consolidación de algún caso, como el de Mataró, iniciativas como El Punt, Regió-7 o El 9 Nou se han convertido en emblemáticas de la potencia y la calidad de la prensa informativa local y comarcal. El tercio restante lo forma la suma de las publicaciones de carácter institucional, académico, erudito, asociativo ...con la dificultad del sector de carácter general. La prensa especializada de alcance general en lengua catalana ha tenido que aparecer con un gran esfuerzo. La revista cultural por excelencia, la Revista de Catalunya, nace gracias a la presencia de una fundación creada para garantizar su continuidad. Las

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revistas que se mantienen, surgidas en los años sesenta, se mueven casi en la clandestinidad de la suscripción. Cavall Fort es el paradigma de ello: una excelente publicación debe moverse sin acceder a los circuitos de distribución comercial convencionales. Cuando acude, con ayuda institucional, debe retirarse por las bajas ventas que no compensan los costes. Sólo la televisión parece que rompe esta inercia. El éxito del programa televisivo hace que se edite el cuaderno homónimo Dragon Ball (1992) por Planeta, seguido por casi cincuenta mil chicos en uno de los éxitos que recuerdan las puntas del TBO (1976) en catalán o de Jordi (1978) de Bruguera, iniciativas que aparecen con cien mil ejemplares y habrán de batirse en retirada. Hoy por hoy, pues, sólo en el campo general, el apoyo institucional y guarecerse con los grandes medios audiovisuales garantizaría la continuidad de iniciativas a las que el sector privado no quiere apoyar. Tenemos la prueba en el total de diarios gratuitos que hay en Cataluña de los cuales sólo uno –Més— fue en catalán, mientras los iniciales - Metro, 20 minutos, etc.—. La llegada de casi un millón de inmigrantes de todo el mundo a Cataluña y el millón de hijos de la inmigración de los años sesenta que, a pesar de conocer el catalán, usan habitualmente el español, hace que haya una conjunción muy compleja en el uso del catalán en la calle, en la zona central de Barcelona y su gran conurbación donde vive la mayor parte de la población catalana: unos cinco millones de habitantes y, si bien es cierto que nunca tantos catalanes habían hablado catalán como hoy, también es cierto que si la lengua no es útil tiene dificultades de pervivencia. Sólo en ámbitos como la administración autonómica y la enseñanza el catalán es habitual, dada la política de las grandes empresas, muy lenta en la catalanización de webs, catálogos, impresos, etc., a diferencia de las pequeñas y medianas empresas, mucho más rápidas en adoptarlo si su origen y mercado es catalán. No obstante, cada año crece el número de personas que conocen y usan el catalán habiendo crecido su número en medio millón los últimos diez años. Sólo la acción institucional podría reconvertir el panorama de las tendencias del mercado en cuanto a la prensa empresarial. Ni el gobierno de la coalición nacionalista de centroderecha –CDC y UDC- de Jordi Pujol, ni del gobierno tripartito de izquierdas de Montilla (PSC-PSOE socialistas, nacionalistas de izquierdas ERC y coalición de antiguos comunistas con ecologistas) desarrollan politicas eficaces de transformación. Ocupándose sólo de los medios audiovisuales, hoy la mayor parte de la prensa de alcance general en catalán es inexistente: deportes, informática, ocio, entretenimientos, moda, mundo femenino, etc., son sólo algunos de los sectores en los que no existe ninguna publicación en lengua catalana, mientras que la producción global en español que hacen los editores barceloneses es muy considerable, tanto en libro como en

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prensa. La creación de un centro editor potente sería presumiblemente la solución. En el campo digital las iniciativas de nacimientos de revistas y diarios son rápidas y las mutaciones de mejoras de las existentes constantes. La televisión y la radio Al aparecer en 1959 la TV, fue en español de forma absoluta, tanto en el primer como en el segundo canal, TV1 y TV2. Sólo en 1984 pudo, en medio de tensiones, aparecer un canal autonómico que hasta los años noventa actuó en régimen de gran cadena con programas de impacto, notable audiencia y ganándose un prestigio por la calidad y rigor de su programación convirtiéndose en la primera cadena televisiva en Cataluña con fútbol, cine, series, concursos, documentales de producción propia y doblajes de gran impacto. Al llegar la década de los noventa las televisiones privadas, todas en español y con la imposibilidad legal de exigirse que emitieran en catalán, la audiencia se dividió entre seis canales y los dos canales catalanes bajaron, por la tendencia general de la población a seguir programación para contenidos por interés y no por lengua. La Corporación Catalana de Radio y Televisión ha convertido en un motor muy importante la acción televisiva gracias a una política de buenas instalaciones, buenos profesionales y recursos públicos (más publicidad). Así el canal generalista TV3, el canal de deportes y el cultural Canal 33, el infantil K33, TV 24 horas de información, TV3 internacional TVCi, el de reposiciones de series y films Canal 300, etc. producen un aumento constante de horas de emisión y de canales desde 1984 inicial hasta hoy, a pesar de la rebaja creciente de porcentajes de audiencia por la competencia de las televisiones privadas (Antena 3, Tele 5 y Canal +). Estos canales, a pesar de ser también para Cataluña, no usan el catalán más que en porcentajes insignificantes que no llegan ni al 1 %. Son de lengua castellana o española y consideran que el catalán ya la conoce y ahorran costes. Casi similar es el caso de los canales estatales (TV1, TV2 y todos los nuevos canales de la televisión pública española a partir de la digitalización visual, la TDT): tienen también una posición de producción y emisión mínima en catalán. Bien distinto es el caso de la televisión local pública o privada y de las nuevas estaciones privadas dependientes de la Generalitat de Cataluña que, en general, son en catalán: el canal barcelonés BTV, todos los locales de comarcas como Cadena Catalana con unas diez emisoras por todo el país, y una treintena más de estaciones son en catalán mientras que en el área barcelonesa Tele Taxi, Canal Latino, etc. usan el español habitualmente. La reivindicación del espacio común cultural catalán es todavía un reto pendiente por las dificultades políticas. La lengua esta dividida, en sus grandes te-

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rritorios, en tres autonomías (Cataluña, País Valenciano e Islas Baleares) con la feroz oposición de la derecha española que ha llegado a proclamar, para vergüenza científica, que el valenciano o el balear (variantes dialectales) son lenguas diferentes al catalán cuando es más alejado el mejicano del castellano o el inglés de los EE.UU. que el de Inglaterra. Los dos canales de la comunidad valenciana, uno en catalán o valenciano se impide se vea en los otros territorios mientras IB, canal televisivo gubernamental de las Islas Baleares puede contemplarse sin problemas en el nuevo sistema de distribución de frecuencias TDT en Cataluña. En cuanto a la radio, la catalanización inicial de Ràdio Associació de Catalunya y Radio Barcelona durante la década de los años treinta se vio truncada por la política franquista, que impuso nuevas emisoras propias a través de su red pública y controló absolutamente las emisoras existentes en comarcas, fueran privadas o de la Iglesia. En 1939, la castellanización fue total y sólo en la década de los sesenta pudo hacerse algún escaso programa semanal en catalán, la década de los setenta se abrió ya a la programación e incluso aparecieron programas diarios en Radio Barcelona o se dio el nacimiento de Radio 4, la emisora pública que fue la primera en catalán. Radio Figueres y otras comarcas fueron también pioneras en ofrecer radio en catalán. Las doscientas emisoras de Catalunya tienen un nivel destacado de uso del catalán, en atención a las emisoras públicas como la cadena Com Ràdio o las emisoras de la Generalitat: Catalunya Ràdio, Cat fm, Catalunya Música, Catalunya Informació... o cadenas privadas como RAC 105 u otras, mientras que nuevas fórmulas como radio por internet, con emisoras especializadas en música o deportes, configuran un panorama muy dinámico. Las expectativas del futuro próximo Ante la nueva coyuntura de la liberalización del comercio mundial y la posibilidad que las nuevas tecnologías de la información ofrecen en cuanto a la creación de espacios comunicacionales abiertos, se ha producido un fenómeno insólito en Cataluña en la comunicación en red: atendiendo a la escasa cantidad de población, el hecho que sea una sociedad muy dinámica, situada en medio de un espacio tecnológicamente y que la misma población tiene un grado a la vez de sociabilidad (pertenencia a grupos) y de individualismo (el catalán «tiene un rey en el cuerpo») favorece que haya un impacto en Internet desproporcionado con respecto a la población absoluta. El catalán debería ser una de las lenguas de la parte media-final por el número de hablantes y es una de las primeras. Concretamente la número 8 mientras por población no le correspondería este orden como decimos. El hecho

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se explica por la potencia de algunas de las grandes webs (cajas de ahorro catalanas, universidades, organismos autónomos...) pero sobretodo por la voluntad popular de millones de usuarios catalanes aunado con la iniciativa pionera del primer diario digital, la primera radio digital y así ad limitum. Resultado derivado del empuje de la prensa digital con portales de revistas, científicas, culturales, locales, históricas, etc. así como por los diarios editados en catalán y que tienen versión digital, y más la veintena que aparecen exclusivamente en internet (Tribuna catalana, E-notícies, Nació digital, El Singular Digital, Vilaweb, etc.), que configuran una de las sociedades más dinámicas tanto en producción como en recepción; o sea, tanto en número de webs producidas (y de páginas, ¡muy importante!) como de usuarios habituales. Prácticamente toda la población urbanizada está conectada y en bibliotecas, universidades, etc. los espacios wi-fi están en expansión. Desgraciadamente, grandes empresas españolas con posición hegemónica en Cataluña como la CTNE (Telefónica y filiales) discriminan el catalán y no desarrollan políticas innovadoras en relación el territorio donde prestan su servicio y solamente se ocupan del beneficio como hacen en toda Sudamérica. El gobierno catalán, la Generalitat no se ha atrevido o no ha osado o querido crear un operador propio como ha hecho Euskadi con Euskaltel con lo que la lengua y los derechos lingüísticos de los ciudadanos se han visto gravemente alterados, mientras la Unión Europea ha permanecido en silencio ante la práctica monopolista, en la que la primera responsabilidad parece ser de la sociedad catalana, pero ella sola no puede decidir cuando el mundo cada vez tiene la decisión en menos manos. Con internet se han abierto nuevas puertas de tribunas, contenidos, interactividad como demuestra la vitalidad de la presencia catalana en las redes sociales o las estaciones de radio o publicaciones que tienen en la red su plataforma de difusión en una entorno cada vez más cambiante. Conclusión A lo largo de tres siglos de relación conflictiva entre la identidad catalana subordinada a la dominante española el periodismo ha sido elemento central en la transmisión ideológica del catalanismo. Más que la enseñanza, la bibliografía o los medios orales modernos. Ha sido esencial en la fijación ideológica en su formulación política, el paso de movimiento cultural a organización política estricta. Todos los dirigentes nacionalistas catalanes de importancia han dispuesto de su periódico propio. Así: Valentí Almirall –El Estado Catalán, Diari Català-; Prat de la Riba y Francesc Cambó –La Veu de Catalunya-; Lluís Companys -La Humanitat-... todos los cuales han sido fundamentales en la evolución organizativa del catalanismo político. Se ha uti-

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lizado como vehículo de propaganda en unos momentos clave de confrontación, como por ejemplo durante el franquismo (1939-1975), en otros ha sido el motor de la sensibilización social, como en la Renaixença (1868-1905) y con la prensa de masas se ha convertido en un instrumento de confrontación entre las dos concepciones del Estado español, la dominante centralista y unitaria, la minoritaria, periférica y federalista. El periodismo se ha convertido más allá de pieza del engranaje informativo en elemento de formación, de crítica, de organización, portavoz de partido y herramienta en el encuadre de masas. Similarmente al papel típico de la prensa obrera o específicamente de partido en el caso catalán ha sido en su conjunto la expresión de la identidad a la vez que la ha ido consolidando, proyectando y evolucionándola. El periodismo catalán ha tenido vocación de libertad y no es casual que Albert Balcells, historiador que ha estudiado la figura y obra de Lluís Nicolau d’Olwer titule la antología de sus escritos políticos precisamente Democràcia contra dictadura13. La mayor parte de los textos son procedentes del diario La Publicitat y Nicolau d’Olwer, ejemplo de humanismo y de servicio al ideal político es simplemente un ejemplo del periodismo que en Cataluña ha sido esencial en el camino hacia el restablecimiento de la libertad, la autonomía y su reconocimiento como entidad propia14.

Notas 1.- Publicado en FIGUERES, Josep M.: «Aproximación al periodismo escrito en lengua catalana frente a las prohibiciones centralistas (siglos XVI-XXI)», Reflexiones, 98 (Universidad de Costa Rica, 2010), p. 99-123. Actualizado. 2.- ETTINGHAUSEN, Henry: La guerra dels Segadors a través de la premsa de l’època. Barcelona, Curial, 1993, 4 vols., I, 12. 3.- TORRENT, Joan – TASIS, Rafael: Història de la premsa catalana, Barcelona, Bruguera, 2 vols.,1966. 4.- ALCOBERRO, Agustí: L’exili austriacista (1713-1747), Barcelona, Fundación Noguera, 1992, 2 vols. También, con CAMPABADAL, Mireia y CAMPRUBÍ, Xevi, el importante estudio y facsímil: Diario del sitio y defensa de Barcelona. El setge de Barcelona 1713–1714, Edicions 3 i 4, 2009. 5.- TORRAS RIBÉ, Josep M.: Felip V contra Catalunya: testimonis d’una repressió sistemàtica (17131715), Barcelona, Rafael Dalmau, 2005. 6.- FERRER, Francesc: La persecució política de la llengua catalana, Barcelona, Edicions 62, 1985; 7.- GUILLAMET, Jaume: Els orígens de la premsa a Catalunya: catàleg de periòdics antics (16411833). Barcelona: Arxiu Municipal de Barcelona, 2003, p. 91. 8.- CASASÚS, Josep M. : El pensament periodístic a Catalunya: assaig sobre l’evolució de les idees teòriques i professionals en matèria de periodisme, Barcelona, Curial, 1987, p. 171.

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EL PERIODISMO CATALÁN. UN SIGLO DE HISTORIA (1879-1984) 9.- VINYOLES, Carme – LANAO, Pau: «Presència. El setmanari valent i compromès fet a Girona» en Tele-Estel, Arreu, Oriflama, Canigó i Presencia. Cinc revistes catalanes entre la dictadura i la transició. Barcelona, Diputacion de Barcelona, 1987, p. 113. 10.- VILADOT, Albert: Nacionalisme i premsa clandestina: 1939-1951, Barcelona, Curial, 1987, p. 194. 11.- FAULÍ; Josep: L’interludi tràgic, 1939-1975, Barcelona, Edicions 62, 1981. 12.- GIFREU, Josep: Comunicació i reconstrucció nacional, Barcelona, Pòrtic, 1989. 13.- NICOLAU D’OLWER, Lluís: Democràcia contra dictadura. Escrits polítics (1915-1960), Barcelona, Institut d’Estudis Catalans, 2007, ed. a cargo de BALCELLS, Albert. 14.- Otra bibliografia usada: CASASÚS, Josep M.: Periodisme català que ha fet història. Barcelona, Proa, 1996; CREXELL, Joan: La prensa clandestina catalana, hoy, Barcelona, Servicio Informativo Avui, 1975 y Premsa catalana clandestina 1970-1977. Barcelona, Crit, 1977; FIGUERES, Josep M.: 12 periodistes dels anys trenta. Barcelona, Diputación de Barcelona, 1994; Breu història de la premsa a Catalunya, Barcelona, Barcanova, 1994; El primer diari en llengua catalana: Diari Català (18791881), Barcelona, Institut d’Estudis Catalans, 1999 y Premsa i nacionalisme: el periodisme en la reconstrucció de la identitat catalana. Barcelona, Pòrtic, 2002; GUILLAMET, Jaume: Història de la premsa, la ràdio i la televisió a Catalunya (1641-1994). Barcelona, La Campana, 1994 y Premsa, franquisme i autonomia: crònica catalana de mig segle llarg: 1939-1995. Barcelona, Flor del vent, 1996; GIVANEL, Joan: Bibliografia catalana. Premsa. Barcelona, Institució Patxot, 3 vols., 1931-1937; PRAT DE LA RIBA, Enric, Obra completa. Vol. II: 1898-1905, Barcelona, Institut d’Estudis Catalans, 1998; SAMSÓ, Joan: La cultura catalana: entre la clandestinitat i la represa pública (1939-1951), Barcelona, Publicacions de l’Abadia de Montserrat, 2 vols., 1994-1995; SINGLA, Carles: Mirador (1929-1937): un model de periòdic al servei d’una idea de país. Barcelona, Institut d’Estudis Catalans, 2006; TRESERRAS, Joan Manuel: D’Ací i d’Allà: aparador de la modernitat: 1918-1936, Barcelona, Llibres de l’Índex, 1993 y VINYOLES, Carme i LANAO, P.: «Presència. El setmanari valent i compromès fet a Girona» en Tele-Estel, Arreu, Orifilama, Canigó i Presencia. Cinc revistes catalanes entre la dictadura i la transició. Barcelona, Diputacio de Barcelona, 1987-.

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Epílogo: Intersecciones y bifurcaciones sobre la prensa catalana Mirta Núñez Díaz-Balart Josep Mª Figueres nos lleva de la mano a través de la prensa editada en Cataluña, en castellano o en catalán, cuya calidad y cantidad ratifica el protagonismo catalán en la historia del periodismo español. Transitamos por una historia común en la que se entremezcla la lucha por la libertad, y el combate por la identidad propia, frente al tradicional centralismo que se impone tras el triunfo de los Borbones en la guerra de Sucesión a la Corona española. Una Iglesia Católica ultramontana que asienta sus redes en España para perpetuarse en el poder, compartido con la monarquía absoluta. El florecimiento de la imprenta, una de las principales artífices de la modernidad, conlleva le explosión de relaciones y gacetas que retan la telaraña de inmovilidad del régimen. En el ámbito libresco, la figura de Bartomeu Matas y su Gramática, editada en 1488, rompe desde Cataluña el eslabón principal que unía desde hacía siglos, a los reinos ibéricos con el oscurantismo medieval. La Gramática es, para el ámbito de los libros, lo que la Gazeta de Barcelona significa para el periodismo. Con el final del Antiguo Régimen se inicia un largo camino para mantener una identidad diferenciada, una vez desaparecidos los fueros. En la Edad Contemporánea se entrelaza la lucha por la libertad contra el absolutismo con el combate por la identidad aunque, como nos dice Josep Mª Figueres, “el catalán es pactista por naturaleza”. La Cataluña de “seny y rauxa”, constituye un itinerario histórico, social y político contemporáneo que se traslada de la palabra a la imagen. El largo

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tránsito que Figueres considera que desarrolla desde “la gran novedad medieval de la “Pau i Treva de Deu” hasta las grandes manifestaciones de la guerra de Irak” . De las ausencias políticas a la presencia económica, la prensa se convierte en uno de los cauces fundamentales de expresión identitaria. La prensa, los libros y todo el abanico cultural sirven de plataforma para la actividad reivindicativa. El papel del periodismo en la forja del catalanismo político tiene hitos que hacen posible su nacimiento y desarrollo. El Diari Català, en 1879, con la figura de Valentí Almirall, marca la presencia del catalán en el periodismo, abriendo un mundo que, hasta ese momento, había monopolizado el castellano como única lengua culta en Cataluña. La Veu de Catalunya en una génesis prolongada en el tiempo pero constante, de cuyas ascuas nacería la Lliga Regionalista. La larga marcha para crear una plataforma de acción periodística identitaria sirve de trampolín para la política. Se trataba de crear organizaciones con presencia en todos los ámbitos, donde expresar un ideal común de soberanía política territorial e identidad nacional, a través de la lengua. Una Cataluña que, en breve tiempo, presenta un abanico exhaustivo de toda la prensa política e independiente del XIX y XX, que se traslada a lo cultural y artístico, a lo deportivo y recreativo. Una relación de revistas y periódicos de ese ámbito es simplemente apabullante. Publicaciones como El Mundo Deportivo y Sport han sido una referencia para todo el mundo mediático especializado. Desde la prensa destinada, inicialmente, a la infancia y a la juventud como En Patufet, hasta la literaria, la científica, la deportiva, se construye un marco de disputa con el centralismo más miope. La incomprensión acerba de la prensa derechista en los albores del siglo XX, con el ABC a la cabeza, es respondida desde el humor político catalán por Cuca Fera ó Cu-Cut!, entre otros muchos. El profesor Figueres encuentra en ellos no sólo un objeto ensayístico sino otra plataforma para ese glosado abanico de excelsos catalanes entre los que se encuentran Opisso, Llaverías y otros humoristas e ilustradores El respeto a la identidad catalana, por el que se combate desde la prensa trasladado a las instituciones con la constitución de la primera autonomía política en la Segunda República. El patrimonio, el paisaje, el folklore, las ilustraciones de tipos y costumbres, de simiente pintoresquista, forman la osamenta de un romanticismo que le da vuelo a aquello que se fragua en un proceso de siglos. La historia y la literatura, lo jurídico y lo ideológico, integran un andamiaje nacional que volverá con peso a la vida pública tras el final de la dictadura franquista. Demos la bienvenida a esta profunda labor, desarrollada de forma paciente y constante por Josep Maria Figueres, para desentrañar los rincones de la rica catalanidad periodística.

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Índice onomástico

1

A

ALMEDA I ROIG, Joaquim, 148

ABAD, Antoni, 580

ALFONSO VI, 168

ABERRIGOYEN, Iñadi de, 364

ALFONSO XII, 159

Acit, V. FONTANALS I MATEU,

ALFONSO XIII, 153

Francesc

ALIGUÉ, F., 175

Adam, V. COLOM I AGUSTÍ, Joan

ALISADOR, Maria, 475

AGUADÉ I MIRÓ, Jaume, [o

ALMERICH, Lluís, 259

AIGUADER] 280, 486-487, 495, 501, 517

ALMIRALL, Valentí, 5, 10, 35, 39, 43, 45-50, 52,

AGUILAR, Màrius, 181, 198

59, 61-64, 67, 73, 77, 80-81, 83-84, 86-88, 92, 95-

AGUILAR, Miguel Ángel, 568, 573

96, 98-101, 103, 105-109, 113-114, 116-117, 121,

AGUILERA, Joaquim, 142, 145

176, 196, 200, 210, 213, 278, 499, 562, 614-616,

AGUIRRE, J. A. de, 465, 486-487, 495, 517

635, 640

AGULLÓ, fotógrafo, 365

ALOMAR, Gabriel, 153, 181

AGULLÓ, Ferran, 158, 189

ALOY, David, M., 388

AGUSTÍ, Ignacio, 277

ALTABA, Ricard, 364

AIMERIC, Teresa, 404

ALTABELLA, José, 9

AINAUD DE LASARTE, Josep M., 251, 381,

ALTADILL, Antoni, 50

557, 574

ALTÉS I SERRA, Pere, 189

ALADERN, Josep, 68

ALSINA, F., 39,

ALAVEDRA, Joan, 237

ÁLVAREZ, Joaquin, 126, 343

ALBA, Santiago, 217

ÁLVAREZ DE CASTRO, M.

Alba, Víctor, V. PAGÈS, Pere

ÁLVAREZ DEL VAYO, Julio, 354

ALBINO, Antoni, 517

ALVARO, Francesc M., 590

ALBÓ, Ramon, 147-148

ALZINA, Joan, 496, 499, 501

ALCALA GALIANO, Álvaro, 224

AMETLLA, Claudi, 198, 209, 478,

ALCÁNTARA, M., 485

480-482, 485, 506

ALCOBERRO, Agustí, 610

AMAT, Joan, 147

ALCOVER, Antoni M., 152

AMAT, Manuel, 273, 364

ALDAVERT, Pere, 62

AMAT PINIELLA, Joaquim, 447, 461

ALAIZ, Felipe, 171

Anem, V. ELIAS, Lluís

ALEMÁN, Mateo, 501

AMAT I DE CORTADA, Rafael d’, 125

ALEMANY, Antoni, 131

AMILCAR BARCA, 108

ALEMBERT, Jean-Baptiste le Rond d’, 126

AMORÓS i PLÀ, Joan, 528

ALBERT I PARADÍS, Caterina, 257

ANDRÉ, Jean, 366

1.- No incluimos los autores de la bibliografía que figura en las notas al final de cada capítulo aunque sí consideramos las citaciones personales. Tampoco los autores citados en la tabla de las páginas 584-588.

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JOSEP MARIA FIGUERES ANDREU, Antoni, 475-476, 489-490, 509, 506

B

ANDREU, Manuel, 494, 500

BABOR, Joseph A., 278

ANDREU I ABELLÓ, Josep, 501, 509, 517, 530

BAGUNYÀ, Josep, 237, 248

ANGELA, Antoni, 405

BAJATIERRA, Mauro, 291

ANGUERA, Oriolo, 488

BALAGUER, Víctor, 68, 102, 113,

ANGEREAU, mariscal, 613

119, 129, 188, 201

ANGLADA, Lola, 356-357, 364-365, 370

BALCELLS, Albert, 425

ANGULO, 149

BALCELLS, Josep M., 451-454

ANIBAL, 108

BALLESTER CASTELLÓ, Francesc, 191

ANTICH, José, 219

BALMES, Jaume, 99, 128

ANGUERA de SOJO, Oriol, 166, 173

BARAT, Joan, 420, 424

Apa, V. ELIAS, Feliu

BARCA, F. X., 365

ARAGAY I BLANCHART, Josep, 254, 260-261

BARCINO, coronel (pseud.) 365

ARAGAY I DAVI, Amadeu, 180

BARGÉS I POMBÓ, Enric, 141, 147,

ARAGÓN, Agustina de, 419

149, 151, 158

ARANA, S. de, 493

BARÓ, Teodor, 59, 77, 104, 130

ARANDA, conde de, [P. P. ABARCA], 611

BARTOLÍ, Josep, 290, 466

ARANGUREN, J. L. LÓPEZ, 552-553

BARTRA, Agustí, 343, 453-454, 456, 460-461,

ARDERIU, redactor, 148

479, 500, 517

ARDERIU, Clementina, 494, 517

BARRERA, Agustí, 468

ARDIACA, Pere, 301

BARRERA, Heribert, 463, 473, 556

ARIBAU, Bonaventura C., 211

BARRERA, Pere, 126

ARIMANY, Miquel, 411, 420

BARRIL, Joan, 556

ARLEGUI BAYONES, Miguel, 179

BARRY, W., 258

ARMENGOU, Josep M., 387-388

BAS BLASI, Martí, 373, 492-496, 496, 500, 517

ARNÓ, Francesc, 493

BASALDUA, Pedro, 365

ARTÍS I BALAGUER, Josep, 210, 455, 460

BASAS, Antoni, 598

ARTÍS I TOMÀS, Andreu Avel·li, 131, 292

BASEGODA, Ramon, E. 500

ARTÍS-GENER, Avel·lí, 204, 209, 291-292, 447,

BASSOLS, Esteve, 527

449, 455, 460, 498, 517, 526, 618

BASTARDES, Enric, 530

ARÚS, Joan, 239

BATALLA, Mercè, 404

ATTLEE, Clement, 361

BATET, Tomàs, 189

Ausias (pseud. desconocido), 99

BEECHARD, 107

AYMAMÍ I BAUDINA, Lluís, 300, 460

BELLANGER, Claude, 540

AZAÑA, Manuel, 353, 501

BELLED, Enric, 153

AZCÁRRAGA, general, 159

BELLIDO, Josep M., 488, 500

AZNAR, Pere, 461

BELLMUNT, Domènec de, V.

AZNAR, José M., 582

PALLEROLA i BELLMUNT, Domènec BELLO, Luis, 227 BÉRARD, Léon, 511-512

642


Prensa catalana 09/07/2012 10:02 Página 643

EL PERIODISMO CATALÁN. UN SIGLO DE HISTORIA (1879-1984) BERGERY, Gaston, 361

BRU ROMEU, 292

BERNARD, Claude, 283

BRUCE, W. S., 258

BERNADÓ Amadeu, 299

BRUSI I MIRABENT, Antoni, 127

BERTRAN, Felip, 151

BRUSI I FERRER, Antoni, 127-129

BERTRAN I AUMATELL, F., 460

BURGADA I JULIÀ, Joan, 130

BERTRAN I DEU, Joan, 494

BURGUET, F., 467

BERTRAN I PIJOAN, Lluís, 252, 257, 365,

BUSQUETS I MOLAS, Esteve, 297, 312, 524

396, 440

BUSTAMANTE, Enrique, 554

BERTRAN I MUSITU, Josep, 356, 466

BUXÓ, Gabriel, 527

BERTRANA, Prudenci, 17, 198, 232, 237, 257, 343 BERWIRK, duque de, 115

C

BLADÉ I DESUMVILA, Artur, 201,

CABALLÉ, J., 68

204, 208, 214, 460, 475, 484, 488, 494,

CABANA, Francesc, 553

494, 498, 500, 517

CABOT, Just, 343, 461, 618

BLAIR, Eric Arthur, 361

CABRUJA, Agustí, 291-292, 345, 460, 467

BLANCAS [BLANQUES], Joan, 102

CADALSO, José, 10

BLANCO, inspector, 147

CADENA, Josep M., 8, 131, 444, 529

BLANCO, J. M., 132

CADENES, Núria, 28

BLANQUÉ I FELIU, Josep, 343

CALDERS, Pere, 292, 449, 460-461, 570, 618

BLASCO IBÁÑEZ, V., 498

CALMETTE, Joseph, 210

BLUM, Léon, 340

CALVET, Agustí, 618-619

BOFARULL, Antoni de, 129, 201

CALVET, Felip, 208, 210-211

BOFILL I MATES, Jaume, 253

CALVETÓ, Lluís, 343

BONSOMS, Isidre, 607

CAMP, A.,68

BORDAS, Josep, 165

CAMBÓ, Francesc, 26, 138, 142-143, 145, 163, 177,

BORI, Rafael, 639

178, 228-229, 238, 255-256, 354, 466-468, 635

BORN, M., 283

CAMPALANS, Rafael, 281

BORONAT, Roc, 492

CAMPILLO, Maria, 292, 355, 358

BORRÀS, Frederic, 260

CAMPOMANES, Pedro

BORRELL, 506

[RODRÍGUEZ] conde de, 611

BORRELL, Josep, 581

CANIBELL, Eudald, 37, 39, 59

BOSCH, Gifré, 500

CÁNOVAS, Antonio, 106

BOSCH, Sigfried, 337

CAÑADELL, E. P., 68

BOSCH GIMPERA, Pere, 281, 337,

CANTARELL, Joan, 149, 151

353, 488, 518-519

CANYAMERES, Ferran, 211

BOU, R, 500

Capa, V. FRIEDMANN, Endre Ernö

BOUILLOT, Jean, 493-499

CAPDEVILA, Lluís, 6, 11, 195, 289, 291, 293,

BOVÉ, M., 418

341-345, 479, 492, 498, 517

BRANGULÍ, J., 290

CAPDEVILA, Josep M., 517

BREMON, Salvador, 167

CAPDEVILA, Maria, 35, 59, 209

643


Prensa catalana 09/07/2012 10:02 Página 644

JOSEP MARIA FIGUERES CAPDEVILA, Carles, 365, 618

CASASÚS, Josep M., 5, 7, 202

CAPILLA, A., 418

CASELLAS, Raimon, 138, 142-143, 145, 156, 231,

CAPMANY, Antoni de P., 61-62

257, 616

CAPMANY, Aureli, 237, 246

CASERO, Just, 531

CAPMANY, Maria Aurèlia, 241, 526

CASTAÑÉ, Joan, 360

CARBÓ, A. 495

CASTANYS I BORRÀS, Valentí, 244, 260

CARBÓ, Daniel, 257

CASTELLS, Andreu, 63, 295

CARBONELL, Francesc, 369

CASTELLS, Rafael, 189-190

CÁRDENAS, Lázaro, 340

CASTELLS, Indaleci, 5, 183-184, 186-188,

CARDÓ, Carles, 21, 189

190-191

CÓRDOBA OREJÓN, Emiliano, 365

CASTELLS, Víctor, 446, 452

CARDONA, mosén, 152.

CASTELLS, Manuel, 577-578, 582

CARDONA I MARTÍ, Miquel, 162,

CASTELLS OLLER, Eduard, 190

164-166, 173, 244, 486, 493, 500-501, 517

CASTELLVÍ, Josep M., 337

CARDÚS, Salvador, 404, 580, 583

CASTILLO, Alberto del, 131

CARLOS IV, 126

CASTRO, Enrique, 556

CARLOS DE AUSTRIA, archiduque, 606

CATALÀ, Víctor, V. ALBERT, Caterina

CARNER, Josep, (familiar Prat) 147

CATALÀ PIC, Pere, 355-356, 359, 373

CARNER I GERMÀ, J., 223

CATALA ROCA, Pere, 390

CARNER I PUIG ORIOL, Josep, 183,

CAYLÀ, Tomàs, 171

189, 221, 232, 237, 251-255, 257-258,

CAYATTE, André, 361

292, 398, 454, 456, 461-462, 618

CENDÁN, Fernando, 409

CARNER I RIBALTA, Josep, 365

CENTELLES, Agustí, 290, 356, 360, 364

CAROD ROVIRA, Josep Lluís, 198, 578

CERVANTES, Miguel de, 57, 293, 384

CARRASCAL, José M., 562

Cesc, V. VILA I RUFAS, Francesc

CARRASCO I FORMIGUERA,

CHAMSON, André, 366

Manuel, 10, 161-162, 164-171, 173,

CHOPIN, Frédéric F., 477

182, 204, 246, 616, 628

CID, El, 168

CARRERAS, Lluís, 171

CID MULET, J., 492

CARRILLO, Santiago, 414

CIRERA, Pau, 299

CARRION, Ambrosi, 496

CIRICI DELGADO, Enric, 528

CARROLL, Lewis, 279

CIRICI PELLICER, Alexandre, 248, 500

CASABÒ, Josep M., 312

CISNEROS, Francisco JIMÉNÉZ, cardenal, 607

CASADEMONT, Emili, 443

CLAPERA, Julià, 180

CASANOVAS, Joan, 339, 340, 517

CLARIS, Pau, 202, 213

CASAS-MERCADÉ Ferran, 308

CLAVÉ, Josep A., 50, 93, 110

CASALS, Pau, 18, 209-210, 462-463

CLAVÉ, Antoni, 355, 373, 462, 474,

CASAMITJANA, Joaquim, 493

476, 492-494, 517

CASANOVA, Rafael de, 115

CLUSELLES, Enric, 477, 493-495, 501

CASANOVAS, Joan, 338, 340, 482, 485

COLL, Josep, 180

644


Prensa catalana 09/07/2012 10:02 Página 645

EL PERIODISMO CATALÁN. UN SIGLO DE HISTORIA (1879-1984) COLL I VINENT, R., 535

CUMELLES I RIBÓ, Josep, 363

COLLELL, Jaume, 74, 77, 94, 98, 100, 138-139

CUNÍ, Josep, 589

COLOM I AGUSTÍ, Joan, 260 COLOMER, Víctor, 292

D

COLOMER, Gabriel, 581

D’Ivori, V. VILÀ I PUJOL, Joan

Comandant X, V. BOUILLOT, Jean,

DACHA, doctor, 152

COMAS, Maria, 197

DALADIER, Édouard, 515

COMES, Pere, 530

DALÍ, Salvador, 17

COMORERA, Joan, 291, 354, 460

DALTY, L., 351, 353

COMPANYS, Lluís, 5, 10, 175-177,

DANTE ALIGHIERI, 53

179-181, 183, 203, 213, 241, 310, 339,

DARWIN, Charles, 68, 84, 283

347-348, 351, 353-354, 357-358, 362,

DATO, Eduardo, 139, 574

365, 371, 449-450, 464, 466, 472-473,

DELADIER, E., 487

477-478, 481, 486-487, 495, 502, 516-517, 635

DELIBES, Miquel, 412

COMPANYS, Ramon, 180-181

DESCLOT, Bernat, 291

CONEJOS BADIA, Albert, 258

DEULOFEU, Alexandre, 462, 500

CORNET, Gaietà, 161-162, 172, 237, 244

DIAZ I ESCULIES, Daniel, 415, 433, 449, 463

CORNUDELLA, Joan, 420, 486, 490, 506, 517

DISNEY, Walt, 593

COROLEU, Josep, 68, 107, 215

DOMÈNECH I MONTANER, Lluís, 39, 147-148

COROMINES, Joan, 18, 454, 486, 517

DOMINGO, Joaquim, 531

COROMINES, Pere, 197, 213, 494-495

DOMINGO, M. (sardanista) 405

COROMINES CORNELL, Eusebi, 121

DOMINGO, Marcel·lí, 175-177, 181

CORREDOR, Josep M., 497

DOMINI, Jean F., 493

CORTADA, Joan, 128

Doys, V. ORTIZ, Daniel

CORTEZO, Josep, 153

DOS PASSOS, John, 361

CORTEZO I COLLANTES, Manuel, 219

DRANCOUR, Michel, 540

CORTEZÓN, 300

DREYFUS-ARMAND, Geneviève, 506

CORTINA, Mariano de la, 67

DRET, Lleó, 385

COSTA, Carles S., 531

DUBOIS, M., 489

COSTA, Joaquin, 181

DUCH I SALVAT, 171

COSTA I DEU, Joan, 293

DUEL, Monsieur, 461

COSTAS, Francesc, 186-188

DUPRÉ, Lluís, 390

CREXELL, Joan, 415, 417, 430, 433,

DURAN, Lluís, 198

435, 438, 623

DURAN I BAS, Manuel, 141, 149, 152, 158

CREXELLS, Joan, 281

DURAN I CAÑAMERAS, Ferran, 180

CRÉIXAMS, Pere, 366

DURAN I FARELL, Pere, 527

CRUELLS, Manuel, 292, 407, 461, 488, 492, 517

DURAN I VENTOSA, Lluís, 150, 256

CUARTERO, José, 219

DURAN I REYNALS, Estanislau, 167

CUCURULL, Fèlix, 53, 566 CULLÀ, J. B., 426

645


Prensa catalana 09/07/2012 10:02 Página 646

JOSEP MARIA FIGUERES

E

FELIPE V, 107, 113, 123

EHRENBURG, Ilya, 353, 361

FELIX, Jean, 496

EINSTEIN, A., 283

FERNANDO VII, 48

EISENHOWER, D, 425

FERNÁNDEZ, ten. gral, 555

EIXIMENIS, Francesc d’, 213

FERNÁNDEZ, Aurelio, 481

ELIAS, Feliu, 161-162, 172, 240, 253,

FERNÁNDEZ, Julio, 589-590

255, 260, 488, 494, 496-498, 500-501, 517

FERNÁNDEZ, Víctor, 589

ELIAS, Lluís, 260

FERNÁNDEZ DÍAZ, R., 557

ELIAS BRACONS, Jaume, 366

FERNÁNDEZ DE LA MORA, Gonzalo, 226

ERIZE, Xabier, 598

FERRATER MORA, Josep, 21, 200

ESCOFET, Frederic, 466, 478

FERRAN, Àngel, 492-499

ESPANYA, Josep M., 466

FERRAN, Joan, 580, 594, 598

ESPAR TICÓ, Josep, 410, 528. 530

FERRAN DE POL, Lluís, 460

Espelt, Pere, V. TOMAS, Joan

FERRÉ TRILL, Xavier, 203, 208

ESPINÀS, Josep M., 570

FERRER, Joan, 497

ESPINET, Francesc, 246, 248

FERRER, Josep, 127

ESPLÀ, Carles, 354, 498, 517

FERRER, Miquel, 460

ESPRIU, Salvador, 18, 411

FERRER I GIRONÈS, Francesc, 278, 574, 610

ESQUIROL, Miquel, 528

FERRER I ROCA, Joaquim, 182, 574

EROLES, Emili, 259

FERRER I VIDAL, Lluís, 151

ESTEVE, Martí, 167

Fidel Alentorn, V. TRIADÚ, Joan

ESTEVE I TAULINA, Lluís, 444-446

FÉRRIZ, Teresa, 454

ESTEVA FABREGAT, Claudi, 576, 583

FIGUERA, Pere, 420

ESTIVILL, Àngel, 297, 460

FIGUERES, Josep M., 7-11, 432, 464, 639-640

F

FIGUERAS, Estanislao, 52 FIGUERAS, Gisela, 181

FABRA, Pompeu, 209, 214, 247, 462,

FISHMAN, Joshua, 580

488-489, 613

FLAQUER, Lluís, 598

FÀBREGA, Josep, 499

FOIX, Josep V., 253, 618

FÀBREGAS, Magí, 149

FOIX, Pere, 338

FÀBREGAS, Pau, 358

FLOS I CALCAT, F., 68-69, 240

FÀBREGAS FÀBREGAS, Ricard, 373-374

FOLCH I TORRES, Joaquim, 246

FAGES DE CLIMENT, Carles, 398

FOLCH I TORRES, Josep M., 150,

FARNÉS, Sebastià, 229

179, 197, 239, 241, 246-249

FARGAS I ROCA, M. A., 107

FOLCH I TORRES, Lluís, 239, 246

FAULÍ, Josep, 8, 131, 292, 418, 424,

FOLCH I TORRES, Manuel, 238, 240,

529, 574, 627

243, 245-246

FAURÓ, Joan B., 121

FOLGUERA, J., 253

FELIPE IV, 607

FOLGUERA I DURAN, Manuel, 67, 180, 197, 243

FELIU I CODINA, Antoni, 45, 68, 88

FONT, Joan, 445

646


Prensa catalana 09/07/2012 10:02 Página 647

EL PERIODISMO CATALÁN. UN SIGLO DE HISTORIA (1879-1984) FONT I QUER, Pius, 281

GARCÍA VENERO, M., 217

FONT DE RUBINAT, Pau, 62

GARCÍA DE POLAVIEJA, Camilo,142

FONTSERÈ, Carles, 362, 461, 476-485,

GARRIGA, Teodor, 461

493, 495-496, 506, 517

GASCH, Sebastià, 292, 366, 461

FONTSERÈ, Eduard, 281

GASSÓ, Lluís, 424

FONTA, Joan B., 150

GASSÓ, Francesc, 424

FONTANA, Josep, 364, 581, 583

GASSOL, Bonaventura, 466, 486, 493, 500, 517

FONTANA, Josep M., 358

GAUDÍ, Antoni, 17, 20, 30, 152, 538

FONTANALS I MATEU, Francesc, 260

GAVALDÀ, Antoni, 191

FORMENT, Joan, 495

GENER, Pompeu, 256

FORN, Josep M., 599

GENÍS I AGUILAR, M., 68

FORONDA, marqués de la, V.

GENOVÈS, Maria D., 563

FORONDA, Mariano de

GIBERT PORRERA, Javier, 371

FORONDA, Mariano de, 340

GIFREU, Josep, 26, 629

FRAGA IRIBARNE, M., 523, 621

GINESTA, Josep, 165

FRANCÈS, Josep M., 289, 499, 517

GIRADOUX, Jean, 361, 492, 497

FRANCO, Francisco, 8, 75, 446, 451,

GIRAL, Eugeni, 418

457, 464, 477, 510-511, 559, 604, 620, 623

GIRALT, Emili, 432

FREIXINET, J., 498

GIRONA, Ignasi, 151

FREVILLE, Henri, 407

GIRONELLA, J. M., 131

FRIEDMANN, Endre Ernö, 348, 356, 360

GIVANEL I MAS, Joan, 8, 397, 440

FRIGOLA, Jordi, 499

GODÓ, J., conde de, 130

Fulmen, V. ROVIRA I VIRGILI, A.

GOLS I SOLER, Joan, 161-162, 164-166, 173

FUSTER, Joan, 202, 248, 453, 601

GÓMEZ, Hélios, 290

FUSTER RABÉS, Ramon, 528

GOMIS, Cels, 50

G

GONZÁLEZ, Valentín, 131 GONZÁLEZ, David, 588

Gaziel, V. CALVET, Agustí

GONZÁLEZ CASANOVA, J. A., 46

GADAMER, Hans-Georg, 9

GONZÁLBEZ RUIZ, Francisco, 366

GALA, Joan, 524

Gorkiano, V. SALVAT-PAPASSEIT, Joan

GALÍ, Alexandre, 126

GRANIER-BARRERA, Emili, 297-298, 304, 460

GALLART, Artur, 86, 88

GRAU, Joaquim, 338

GARCÍA, Marie-Carmen, 583

GRAU ROS, F., 343

GARCÍA GARMENDIA, Francisco, 145

GREE, A, 68

GARCÍA LABRADO, Francisco, 540

GROSS, F., 68

GARCIA LAMOLLA, P., 467

GUANSÉ, Domènec, 194, 202, 209, 213, 223,

GARCÍA NAVARRO, José, 147

450, 461, 492

GARCÍA OLIVER, Joan, 517

GUARNER, Josep, 497-499, 517

GARCÍA RUÍZ, 46

GÜELL, J., 39

GARCÍA TRABAL, F., 497

GÜELL, Eusebi, 141, 149

647


Prensa catalana 09/07/2012 10:02 Página 648

JOSEP MARIA FIGUERES GUIFRÉ, El Velludo, 291

ILLA, Maria del Carme, 35, 59

GUMÀ, Cels, 104

ILLA, Joan, 404

GUILLAMET, Jaume, 7, 362, 523, 525, 580, 612

IMBERT, J. M., 343

GUIMERÀ, Àngel, 39, 62, 73, 96, 121,

IRLA, Josep, 210, 291, 416, 449

188, 191, 241, 398, 615

IZQUIERDO, Santiago, 35

GUINART, Miquel,455 Guerau de Liost, V. BOFILL I MATES, Jaume

J

GÓMEZ JORDANA, Francisco, 511-512

JAIME I, 163, 241

GÓMEZ MAGANDA, Alejandro, 366

JARDÍ, Enric, 176, 246

GÜELL, Antoni M., 568

Jacob, V. ARAGAY, Josep

GUINOVART, Josep, 132

JEAN, André, 366

GUNTHER, 430

JERT, José Juan, 371

H

JOFRE, Josep, 220 JOKAI, M., 68

HALFERR, Rodolfo, 375

John, V. GOLS, Joan

HARTE, Bret, 68, 84

JORDÀ, Carles, 171

HATIN, Eugène., 437

JORDANA, Cèsar A., 366

HEMINGWAY, Ernest, 361

JORGE I de Grecia, 67

HERNÁNDEZ, Francesc, 597

JOUVEAU, Marius, 209

HERNÁNDEZ, Prócoro, 454, 463

JOVER I NUNELL, Lluís, 166, 173

HERRIOT, Édouart, 498

JU, Josep, 495

HITLER, A., 410, 446, 451, 476

JUEZ, Jaume, 369

HOMS MONCUSI, Andreu, 188

JUST, Juli, 498-499

HOMERO, 68, 84

JUNCEDA, Joan G.[arcía], 161-162,

HUERTAS CLAVERIA, Josep M.,132, 440,

172, 231, 237, 238-240, 242-244, 248,

533, 567

253, 255, 260, 356

HUGO, Víctor, 195

JUTGLAR, Antoni, 198

HUGUET SEGARRA, G., 499 HUMET, Jacint, 530

K

HURTADO, Amadeu, 166, 212, 255, 506

KELLERSOLM, Ph., 475, 477

HURTADO I MONRÓS, Antoni, 165 HUSSON LAPAZARAN, Pedro Pablo, 125-126

I

L LA ROSA, Tristan, 530 LABARTA, Lluís, 260

IBARZ, José, 278

LAMOUR, Philippe, 261

IBÁÑEZ ESCOFET, Manuel, 527, 570

LANGHORNE CLEMENS, Samuel, 258

IBSEN, Henrik Johan, 195

LANTAN, 494

IGLÉSIES, Josep, 384-385

LARGO CABALLERO, Francisco, 353

IGLESIAS D’ABADAL, Marià, 165

LARÍBAL, Josep, 121

IGUAL, Manuel Andrés, 126

LASARTE, Manuel de, 121

648


Prensa catalana 09/07/2012 10:02 Página 649

EL PERIODISMO CATALÁN. UN SIGLO DE HISTORIA (1879-1984) LATORRE, Fernando, 131

M

LAYRET, Francesc, 176-182

MACIÀ, Francesc, 171, 203, 213, 238, 362,

LEIZAOLA, J. M., 453

485-486, 495, 497

LEQUERICA, José Félix de, 511

MADRENAS, Francisco, 122

LERROUX, Alejandro, 180

MADRID, Francisco, 179, 182

LOBO, Ricard, 574

MAINAR, Josep, 398, 404-405

LÓPEZ, R., 589

MAISTRE, Joseph de, 140

LÓPEZ, Innocenci, 93, 100, 258

MALDÀ, Barón de, V. AMAT I DE

LÓPEZ BRU, Claudi, 158

CORTADA, Rafael d’,

LÓPEZ GARRIDO, Adriana, 568

MALRAUX, Andrée, 348, 361-362

LÓPEZ PICO, Josep M., 239, 253

MALTHUS, T., 283

LÓPEZ RAIMUNDO, Gregorio, 412

MALUQUER, Jordi, 528

LÓPEZ de AYALA, 106

MALUQUER I VILADOT, Joan, 150

LORÉS, Jaume, 570, 574

MALLOL, Ignasi, 517

LOSADA, general, 167, 171

MALLSOL, A., 224

Lotus, V. BORRÀS, Frederic

MAÑÉ I FLAQUER, Joan, 74, 77, 106-

LOW, Mary, 358-359

108, 111, 129-130

LUCA DE TENA, I., 219-220, 235

MANENT, Albert, 420, 451-454, 457-458, 583

LUJÁN, Nèstor, 411

MANYÉ, Josep, 445

Lute, El, V. SÁNCHEZ, Eleuterio

MARADONA, D.A., 556

LLACH, Lluís, 17

MARAGALL, Joan, 129-131, 164, 195, 237

LLADÓ, J., 500

MARAGALL, Joan Antoni, 527

LLADÓ I FIGUERES, Josep M., 176,

MARAGALL, Pasqual, 565

210, 211, 293, 362, 366, 460, 464, 466-467,

MARCA, David, 530

495, 623

MARCA, Joan, 265

LLANAS, Albert, 256

MARCO, J., 500

LLEONART, Josep, 366-367

MARGARIT, 213

LLOVERES, Narcís, 345

Marin, Jorge (pseud.) MANYÉ, Josep

LLAVERIAS, Joan, 240-241, 244, 640

MARQUÈS, Salomó, 463-464

LLATES, Rossend, 131,161

MARTÍ, El Humano, 607

LLAUDER, Lluís M. de, 104-105, 121

MARTIN, J. G., 367

LLEONART, Maria Mercè, 388

MARSILLACH LLEONART, Adolfo, 230

LLONGUERAS, Joan, 398

MARSILLACH SORIANO, Adolfo, 230

LLORENS I BARBA, F. X., 128

MARTÍ FECED, Carles, 358

LLORENS SALA, Teresa, 442-443

MARTÍ I FOLGUERA, Josep, 150

LLORET, Pere, 152

MARTÍ I JULIÀ, Domènec, 153

LLOVET, Lluís, 132

MARTÍ, S.R., 401

LLUCH, Ernest, 565

MARTIN, Luis, 221

LLULL, Ramon, 9, 213, 239, 493

MARTIN FERRAND, Manuel, 131

LLUNAS, Josep, 74, 101

MARTIN RUILOBA, A., 403

649


Prensa catalana 09/07/2012 10:02 Página 650

JOSEP MARIA FIGUERES MARTINELL, Cèsar, 190

MIRÓ, Joan, 30, 350, 356, 556

MARTÍNEZ ANIDO, Severiano, 182

MOIX, Josep, 501

MARTÍNEZ VENDRELL, Jaume, 412, 420

MOLA I MARTÍNEZ, Joaquim, 128

MARTÍNEZ DE GALINSOGA, L., 466

MOLAS, Isidre, 199-201, 256, 557

MARTORELL, Oriol, 252

MOLAS, Joaquim, 200

MARTOS, Cristino, 106

MOLINA, Cesar Antonio, 593

MAS YEBRA, 219

MOLINÉ I BRASÉS, Ernest, 148

MASCARÓ, Ròmul, 106

MOLINER, F., 175

MASFERRER de VERNÍS, F. M., 166, 173

MOLINERO, Carme, 414

MASSERAS, Alfons, 492, 517

MOLINS I FÀBREGA, Narcís, 297

MASRIERA, Francesc, 388

MOLIST POL, Esteban, 8

MASSIP, Josep M., 131

MOLNÉ, Lluís V., 363

MASSÓ I LLORENS, Manuel, 165

MOLOTOV, V. M., 508

MASSOT, Joan, 463

MONEGAL, Josep, 151

MATALONGA, Pere, 460-461

MONFORT, Josep, 369

MATAS, Bartomeu, 639

MONTILLA, José, 594

MATEU, Miquel, 130

MONTORIOL I PUIG, Carme, 369

MATEU, Pere, 574

MONSERDÀ DE MACIÀ, Dolors, 239

MATEU LLOPIS, F., 265

MONZÓ, Quim [Joaquim], 593

MATHEVAT, Sebastià, 607

MONTSENY I MAÑÉ, Federica, 288

MATHEVAT, Jaume, 607

MONTURIOL, Narcís, 241

MAYER, Otto, 363

MORAGAS, Fidel de, 141, 153, 189

MELIÀ, Josep, 569

MORAGUES, Vicenç, 149

MENDEL, J., 283

MORAN, David, 594

MERCADÉ, Francesc, 597

MORATÓ I GRAU, Josep, 231, 237, 240, 245, 257

MERINO, Julio, 131

MORENO, Artur, 364

MERLI, Joan, 367

MORENO SÁEZ, Francisco, 442

MESTRES, Pere, 501

MORERA SANS, Joan, 498, 517

METGE, Bernat, 57, 525, 566

MORGADES, Josep, 213

MIGUEL, Amando de, 552, 554

MORROS, Emili, 45, 50

MILÀ I FONTANALS, Manuel, 128, 213

MORTADIT I GARCÍA, Josep, 333

MILLÁN MESTRES, Manuel, 131

MORTE, Miquel, 479

MILLÁS VALLICROSA, J., 283

MUNDÓ, Anscari M., 574

MIQUEL I VERGÉS, Josep M., 8, 436-437, 469

MUNTANER, Ramon, 18, 337, 601

MIRACLE, Josep, 247

MUNTANER, Antonio, 340

MIRAVITLLES I NAVARRA, Jaume,

MUNTANER, Joaquim, 340

204, 292, 347-348, 350-356, 358-359, 362, 367,

MUNTANYA, Lluís, 343

371, 449, 454, 460, 466, 471, 475-477, 481, 486-

MURIÀ, Anna, 196, 292, 343, 367, 453-456, 461

490, 492-499, 505-506-507, 509, 512, 517-519

MURIÀ, Josep M., 355, 367, 449, 460, 473

MIRÓ, Ernesto, 146

MURIÀ, Magí, 461

650


Prensa catalana 09/07/2012 10:02 Página 651

EL PERIODISMO CATALÁN. UN SIGLO DE HISTORIA (1879-1984) MUSSOLINI, B., 344

N

OPISSO, Ricard, 240, 640 ORTÍZ, Daniel, 155 ORENSE, José María, 52

NADAL, Santiago, 131

ORÓ, Joan, 283

NADAL I MALLOL, Hipòlit, 455, 457, 460

ORS, Eugeni, 180, 211, 253

NAISBITT, John, 577

ORTÍNEZ MUR, Manuel, 527

NARRO, Josep, 493, 496, 517

ORTS RAMOS, A., 367-368

NAVARRO COSTABELLA, J., 350, 367, 494,

ORWELL, George, V. Eric Arthur

500, 517

BLAIR OSSORIO Y GALLARDO, Ángel, 176,

NEWTON, Isaac, 126

368

NEGRÍN, Juan, 289, 482, 501-502

OVSEENKO, Antonov, 353

NICOLÁS I, 518 NICOLÁS II, 518

P

NICOLAU D’OLWER, Lluís, 182, 195, 209, 214,

PAGÈS, Pere, 155, 297-298, 420, 460

453, 460-461, 486-488, 493,

PAGÉS GUIX, Lluís, 368

495, 501, 506, 517, 520, 635

PALAU I FABRE, Josep, 420

NIN, Andreu, 197, 563

PALENCIA, Benjamín, 555

NOGUER I COMET, Ramon, 198

PALLACH, Antònia, 583

NOGUERS, Joan, 497

PALLEROLA I MUNNÉ. Domènec, 365, 460

NOGUÉS, Xavier, 261

PÀMIES, Teresa, 292, 338, 454

NOVELL, J., 405

PARÉS I MAICAS, Manuel, 561

NOUVILAS, general, 167

PARGA, Fernando, 144-145, 156

Ñ

PAREDES, Miquel, 357, 361 PARÍS I FORTUNY, Jordi, 189

NÚÑEZ, Mirta, 6

PARNELL, Ch. S., 88

NÚÑEZ de ARCE, Gaspar,73

PASCUAL I CASAS, Eusebi, 37, 104, 112, 121

Nyerra, V. CLUSELLES, Enric

PASTEUR, L., 283

O

PASSARELL, Jaume, 172, 195, 368, 492, 496, 517 PAU, J., 555

OBIOLS, Armand, V. PRAT I

PECANINS, Joaquim, 363

ESTEVE, Joan

PEDROLO, Manuel de, 566, 570

OBIOLS, Josep, 155

PEGUERA, Lluís de, 14

OBIOLS, Josep M. [Raimon], 565

PEIRÍ Antoni, 464

Observer, V. MIRAVITLLES, Jaume

PEIRÓ, Joan, 291-292, 450, 486, 495, 517

OCHAITA, Luis, 167, 169

PELÁEZ, inspector

OLIVAR, Rafael, 141

PELAYO, 102

OLIVER, Joan, 344, 356, 457, 461-462, 466

PELLA I FORGAS, Josep, 8, 395

OLLER, Eusebi, 186

PELLICER, Josep Ll., 50

OLLER, Joan, 460

PELLICO, Sílvio, 155

OLLER, Narcís, 73, 138, 141, 149, 191, 615

PERARNAU, Salvador, 368

651


Prensa catalana 09/07/2012 10:02 Página 652

JOSEP MARIA FIGUERES PERE, El Ceremonioso, 16

POLO, Irene, 292

PERELLÓ, Marcel·lí, 473, 476, 486, 489

ROMEU, Jaume, 607

PÉRET, Benjamin, 361

PONS I DALMAU, Leandre, 50

PÉREZ BARÓ, A., 295

PONS I MASSAVEU, Joan, 68, 257

PÉREZ MARTÍNEZ, Héctor, 340

PORCEL, Baltasar, 593

PÉREZ de ROSAS, 265

Port, L. del, V. ALZINA, Joan

PERMANYER AYATS, J. J., 39, 149

PORCIOLES I COLOMER, Josep M. de, 527

PERNAU, Josep, 131-132

PORTER, Josep, 265

PERUCHO, Artur, 173

POURRAT, Henri,495

PÉTAIN, Ph., 451, 506, 511, 515

POUS I PAGÈS, Josep, 140, 197, 488, 498, 517

PESTAÑA, Angel, 171

PRAT I ESTEVE, Joan, 460

PEYPOCH, Ramon, 281

PRAT I GABALLÍ, Pere, 240

PHILIP, André, 361

PRAT DE LA RIBA, Enric, 10, 26, 73,

PI I MARGALL, F., 48, 52, 117, 195, 198, 200

77, 79, 137-138, 140-141, 143-159,

PI I SUNYER, Carles, 281, 292, 364, 416, 459, 486-

177, 179, 196, 199-202, 213, 216, 229,

488, 493, 495, 499-500, 517-518

238, 253, 255, 257, 492, 562, 635

PI I SUNYER, August, 283

PRIETO, Indalecio, 501

PICASSO, Pablo RUÍZ, 350

PRIMO DE RIVERA, Miguel, 11, 75,

PICERERS, Agustí, 260

168, 170, 199-200, 215-216, 218, 220, 222-223,

PICÓ, Ramon, 151

225, 232, 249, 281, 340, 399, 410, 618

PIFERRER, Pau, 127-129, 277

PROUS I VILA, Josep M., 495, 500

PIJOAN, Manuel, 517-518

PUGÈS, Josep, 231, 251, 257-258

PINELL, Joan, 424

PUGÈS, Oriol, 251

PÍO XI, papa, 172, 361, 492

PUIG, Ignasi, 282

PIRRETAS, Marià, 149

PUIG, Pere, 500

Pitarra, V. SOLER, F.

PUIG, Tomàs, 497

Pitus, V. RENOM, Josep

PUIG DE FRANCO, Secundí, 180

PLA BRUGAT, Dolores, 454, 463, 468

PUIG I CADAFALCH, Josep, 256, 518

PLA, Josep, 17, 54, 193, 292-293, 359, 618

PUIG I PIDEMUNT, Joaquim, 460

PLANA, Alexandre, 198

PUIG I PUJOL, J., 175

PLANAS, Josep, 5531

PUIG SALELLAS, Josep M., 528

PLANAS I CASALS, Manuel, 186

PUIG I SUBUNYÀ, Pere, 495

PLANES, Josep M., 292

PUJADES, Jeroni, 612

PLANES I MUNDET, J., 343

PUJADES, Pius, 531

POBLET, Josep M., 176, 495, 498, 500, 517

PUJALS, Joan M., 589, 593, 595-596

POE, E. A., 68, 84, 258

PUJOL, Enric, 464

POINCARÉ, H., 283

PUJOL, Francesc, 260

POLAVIEJA, general, V. GARCÍA DE

PUJOL, Jordi, 11, 28, 552-556, 565, 569,

POLAVIEJA

577-588, 632

POLLES, Henry, 497

PUJOL, Pedro, 221-222

652


Prensa catalana 09/07/2012 10:02 Página 653

EL PERIODISMO CATALÁN. UN SIGLO DE HISTORIA (1879-1984) PUJOL PONS, Francesc, 402-403

RIQUER, Borja de, 430

PUJOLS, Francesc, 488

RIQUER, Martí de, 483

PULGAR, Hernando del, 17

ROBERT, Bartomeu, 141, 146-149, 235

Q

ROBLEDO, Ricardo, 216 ROCA I FARRERES, J. Narcís, 37, 74

Quart, Pere, V. OLIVER, Joan

ROCA I CORNET, Joaquim, 128

QUEIPO DE LLANO, Gonzalo, 310, 444

ROCA I ROCA, Josep, 77, 100-101, 104, 106,

Quelus, V. CARDONA, Miquel

114, 122

QUERALTÓ, J., 280

ROCHA, X., 557

QUERO MORALES, 488

RODA I VENTURA, Frederic, 411

QUINI, V. CASTRO, Enrique

RODORERA, Mercè, 499, 518

QUINTÀ, Alfons, 553

Romaní, V. BAS, Martí

QUINTANA, Armand, 299

ROMANÍ I PUIGDENGOLAS, Francesc, 141, 149

QUIÑONES, 102

ROIG, Montserrat, 570

R

ROIG ROSICH, Josep M., 170, 198, 204, 292, 429 ROJAS, Carlos, 176

RAGASOL, Eduard, 486, 492, 497, 518

ROMAGUERA I RAMIÓ, Joaquim, 442, 464

RAGUER, Hilari, 164, 173

ROMANÍ, 485, 499

RAHOLA, Carles, 497, 518, 620

ROMERO ROBLEDO, Francisco, 235

RAMISA, Maties, 35

ROMEVA, Pau, 485, 517

RAMON BERENGUER, I, 291

ROMEVA, Mariona, 489

RAVETLLAT, Pere, 86, 101

ROSENSTOCK, Samuel, 361

RAY, V. VALLÈS, Jordi

ROQUÉ, Robert, 405

REBULL, Joan, 489

ROSSELL I VILA, M., 281

RECASENS, Daniel, 493, 499

ROSSELLÓ, regente imprenta

RENART, Joaquim, 291

ROSSELLÓ, Pere de, 186

RENAUDOT, T., 608

ROURE, Conrad, 88, 94, 96, 117

RENEDO, J., 374

ROURE-TORENT, J., 368

RENOIR, Jean, 360

ROVIRA ARMENGOL, J., 499

RENOM, Josep, 260

ROVIRA I VIRGILI, Antoni, 5, 175, 193-194, 196,

REVERTÉS, Andreu, 338

198-205, 208-213, 219, 221-223, 226, 234, 240,

RIERA LLORCA, V., 297, 299, 460

246, 289, 291-292, 343-344, 453, 459, 474-475,

RIBA, Carles, 232, 253-255, 257-258, 456, 462,

486-488, 491-495, 497-499, 512, 518, 562, 618

475, 488-489, 492, 517-518

ROVIRA, Teresa, 203

RIBAS, fotógrafo, 375

ROURE, J., 355

RIBAS, Cristina, 133

ROYO VILLANOVA, Antonio, 217, 568

RIBAS, Emili, 375

RUBIO, Javier, 463

RIBBENTROP, Joachim von, 508

RUBIO, Antonio, 404

RICADOR FORNS, Luis, 122

RUBIÓ I ORS, J., 128, 191

RIERA SALA, Rossend, 527

RUBIÓ I LLUCH, J., 152

653


Prensa catalana 09/07/2012 10:02 Página 654

JOSEP MARIA FIGUERES RUBIÓ I TUDURÍ, Santiago, 281, 500

SANTALÓ, Miquel, 496, 519

RUBIÓ I TUDURÍ, Marià, 289, 292, 368

SANTINI, André, 540

RUBIÓ I TUDURÍ, Nicolau, 488, 492, 495-496,

SARIOL BADIA, Joan, 301

498, 500, 518

SARRAULT, M., 496

RUIZ CALONJA, Joan, 277

SAURET, Joan, 457

RUÍZ VILAPLANA, Antonio, 168, 357, 368-369

SBERT, Antoni M., 481, 497, 499, 517-518-519

RUYRA, Joaquim, 257

SCOTT, Walter, 258

RUSIÑOL, Santiago, 19, 254

SEGURA PALOMARES, Juan, 131-132

RUSIÑOL I PRATS, Albert, 147-148

SEMENTÉ RIBA, Antoni, 527

S

SEMPERE I MIQUEL, S., 606 SEMIR, Agustí de, 530

SABATER, Fernando, 593

SENENT, Joan, 283

SABATER, Jordi, 301

SENTÍS i ANFRUNS, Carles, 293

SABATER, Modest, 293, 460

SERRA, Eduard, 260

SABATER, Pere, 161-162, 172

SERRA, Jaume, 151

SACASES, Pere, 86

SERRA ESTRUCH, Josep, 412, 420, 430

SAÉZ DE JUBERA, Antonio, 507

SERRA HÚNTER, Jaume, 292, 343, 488, 491, 496,

SAGAN, Carl

498, 518-518

SAGARRA, Josep M. de, 232, 252, 618254-255,

SERRA I XAMPENY, Josep, 445

257, 290, 292-293

SERRANO SUÑER, Ramón, 409, 483

SAGARRA, Ignasi de, 281

SERRACLARA, Gonçal, 119

SAGASTA, Práxedes, M., 106

SERRAHIMA, Maurici, 149, 226, 369, 420, 424

SALA, 374

Sempronio, V. ARTÍS, Andreu Avel·li

SALA I CABA, Antoni, 148-150

SIMAL, V. F., 50

SALAVERRIA, José M., 219

SINCLAIR, Upton, 369

SALE, J., 480

SIXTO V, papa

SALES, Joan, 19, 460, 462

SOBREQUÉS I CALLICÓ, Jaume, 198, 200-203

SALLARÉS, J., 175

SOL, Josep, 343

SALOMÓ, E., 556

SOL I ORTEGA, Joan, 96, 102

SALVADÓ,Hilai, 292

SOLÀ I DACHS, Lluís, 242, 273

SALVAT-DURAN, 554

SOLCHAGA, José, 408

SALVAT-PAPASSEIT, Joan, 175, 181

SOLDEVILA, Ferran, 168, 174, 196, 201, 209, 337,

SAMARANCH, J. A., 265

343-344, 450, 461, 475, 479, 488-489, 492-496,

SAMBLANCAT, Àngel, 175

498-499, 505, 517-518, 520

SAMPER, Baltasar, 488, 517

SOLDEVILA, Carles, 196

SAMSÓ, Joan, 424, 622

SOLDEVILA, Oleguer, 527

SÁNCHEZ, Eleuterio, 555

SOLÉ i SABATÉ, Josep M., 425, 598

SÁNJUAN, 171

SOLÉ-TURA, Jordi, 557

SANS, Josep, 500

SOLER, Frederic, 87, 92

SANTACREU, Josep M., 131

SOLER, Pau, 127-128, 130

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Prensa catalana 09/07/2012 10:02 Página 655

EL PERIODISMO CATALÁN. UN SIGLO DE HISTORIA (1879-1984) SOPENA, Enric, 530

TRESSERRAS, Joan Manuel, 246, 588-589,

SOR, Ferran, 497

594-595

STALIN, J., 353, 477, 518

TRIADÚ, Joan, 420, 424, 456

SUÁREZ, Adolfo, 277, 553, 555

TRUETA, Josep, 21, 555

SUBIRÓS, Josep, 552, 557

TUBAU, 310

SUGRAÑAS, impresor, 252

TUGUE, 445

SUÑOL I TEIXIDOR, Josep, 397

TURULL, E:, 180

SUNYER, Joaquim, 517

TWAIN, Marc, V. Samuel ANGHORNE CLE-

SURROCA TALLAFERRO, Robert, 430, 448, 451,

MENS

453-454, 468

TZARA, Tristan, V. Samuel ROSENSTOCK,

T

U

TARÍN IGLESIAS, José, 8

UBACH I VINYETA, Francesc, 88, 104

TARO, Gerda, 360

URGELL, Josep, 369

TASIS, Rafael, 8, 128, 184, 191, 278, 343,

UTGÉS, Esteve, 497

369, 387, 397, 440, 444, 454, 468, 475-477, 480, 488, 490, 493, 495, 497-498, 509, 516,

V

518, 608

VALENTÍ, Jack, 595

TARRADELLAS, Josep, 347, 349, 358, 449, 476,

VALLDEPERES, Manuel, 195, 205, 343, 369

486, 502, 555, 566

VALLS I VICENÇ, Josep M., 153

TAULER, Joan, 476

VALLS, Josep M., 258

TERMES, Josep, 49

VALLS I TABERNER, Domènec, 527

Tísner, V. ARTÍS-GENER, A.

VALLS DE GOMIS, Manuel, 460

THUM UP, V., (pseud.) ESTEVE TAULINA, Lluís

VALLÈS, Jordi, 496, 499-500

TIERNO GALVÁN, Enrique, 555

VALLÈS I RIBOT, Josep M., 52, 150

TOLDRÀ, Eduard, 254, 372

VALLESPINOSA, Benito, 143-144, 147-148, 156

TOM, Joan, 501

VALLESPINOSA (Adolfo?), general, 172

TOMÀS, J., 493, 495

VALLVERDÚ, Francesc, 542

TOMÀS I PIERA, J., 487, 492, 518

VASSAL-REIG, Carles, 497

TONA, Rafael, 501

VAYREDA, R., 343

TORRA, Joan de la, 607

VÁZQUEZ MONTALBÁN, Manuel, 557

TORRAS I BAGES, Josep, 73, 200, 213, 241, 562

VECIANA, J. P., 188

TORRENT, Joan, 8, 128, 184, 265, 278, 369, 387,

VENTALLÓ, Joaquim, 161-162, 173, 204, 461,

397, 440, 444, 454, 608

466, 623

TORRES, 147

VENTÓS, Ernest, 180

TORRÈS, Henri, 486

VENTOSA I PALANCA, Josep, 389

TORRES, Humbert, 492, 494. 498, 518

VENTURA, J., 404

TORRES, M., 488

VENTURA, Pep, 395, 398

TOUS, Jordi, 61

VÉRAN, Jules, 498, 505, 518

TRENTIN, Silvio, 639

VERDAGUER, Jacint, 17, 73, 188, 241, 388, 583

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Prensa catalana 09/07/2012 10:02 Página 656

JOSEP MARIA FIGUERES VERDAGUER I CALLIS, Narcís, 138

W

VERDE I ALDEA, Josep, 404

WAGNER, Richard, 166

VERGÉS, Fermí, 494, 497, 499

WEIL, Simone, 361

VERNE, Julio, 260 VIDAL BENEYTO, José, 552

X

VIDAL RIBES, 148

XAMMAR, Eugeni, 214, 292, 461, 478, 480,

VIDAL I GAYOLA, Joan, 404

494, 518

VIDAL I GUARDIOLA, M., 258

Xènius, V. ORS, Eugeni

VIDAL MOLINÉ, 496

XIRAU, Joaquim, 292

VIDAL i ROSICH, Cosme, 188

Xirinius, V. JUEZ, Jaume

VIGO, E, 292, 497, 500

XURIGUERA, Ramon, 369

VILA, E., 405

XURIGUERA, J. B., 467, 500

VILA, Marc Aureli, 463 VILA, Joaquim, 309

Y

VILA, Pau, 18, 281, 639

YMBERT, Gérard, 552

VILA I PUJOL, Joan, 255, 260-261

YSAS, Pere, 412

VILA I RUFAS, Francesc, 131 VILADOMAT, Josep. 338, 493

Z

VILADOMS I RAVENTÓS, Joan, 404

ZARRALUQUI, Juliol, 309

VILADOT, Albert, 417, 430, 433, 438, 443, 565,

ZEVAES, Alexandre, 495

567, 623

ZOLA, Eugène, 195

VILALTA, Jaume, 404, 528 VILANOVA, Arnau de, 213, 494 VILANOVA, Emili, 68 VILANOVA, Francesc, 452 VILANOVA, Santiago, 132, 530 VILARÓ I LLACH, J., 343 VILLARROYA, Joan, 452 VILLALON, Josep, 460 VINYOLES I VIVET, Pere, 388 VIRGILI I SANROMÀ, Josep P., 312, 386, 438 VIVES, Marià, 338 VIVES, Joan Lluís, 498 VIVES, Joana, 187 VINYES, Ramon, 292, 639 VIRÓS, Josep Ll., 528 VIUSÀ, J., 412, 460 VOLTES, Eduard, 594 VOLTES BOU, Pedro, 8, 265

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Prensa catalana 09/07/2012 10:02 Página 657

colección Biblioteca de Ciencias de la Comunicación 1. DAVARA TORREGO, Javier et al.- España en portada. Análisis de las primeras páginas nacionales y su influencia en la sociedad. 2. GARBISU, Margarita-IGLESIAS, Montserrat.- Índices de La Estafeta Literaria (19442001). Contenidos literarios de la revista. 3. CASALS CARRO, Mª. Jesús.- Periodismo y sentido de la realidad. Teoría y análisis de la narrativa periodística. 4. BARTOLOMÉ MARTÍNEZ, Gregorio et al.La lengua, compañera de la transición política española. Un estudio sobre el lenguaje del cambio democrático. 5. BARRERA, Carlos-NOGUÉ, Anna.- La Vanguardia, del franquismo a la Democracia. 6. CEBRIÁN HERREROS, Mariano-FLORES VIVAR, Jesús.- Blogs y periodismo en la red. 7. FERNÁNDEZ, Maximiliano.-De la tramas contra El Independiente a la concentración mediática actual. 8. ESTEVE RAMÍREZ, Fco.-FERNÁNDEZ DEL MORAL, Javier.- Áreas de especialización periodística. 9. FERNÁNDEZ MARTÍNEZ, Pilar-PEDRERO GONZÁLEZ, Amalia (Coord.).- La mujer y la Sociedad de la Información: ¿Existe un lenguaje sexista?. 10. ARTERO MUÑOZ, Juan Pablo.- Modelos estratégicos de Telecinco (1990-2005). 11. ALCALDE DE ISLA, Jesús.- Música y comunicación. Puntos de encuentro básicos. 12. BERNÁRDEZ RODAL, Asunción (Dir.).-Mujeres inmigrantes en España: representaciones en la información y percepción social. 13. CHECA, Antonio (Coord.).- La Comunicación durante la II República y la Guerra Civil. 14. ESTEVE, Francisco-MONCHOLI, Miguel Ángel (Eds.).- Teoría y técnicas del periodismo especializado. 15. MESQUITA, Mario.- El Cuarto equívoco. 16. MARTÍNEZ-FRESNEDA OSORIO, Humberto.Comunicación a través del diseño periodístico. 17. FLORES VIVAR, Jesús (Ed.).- Blogalaxia y el periodismo en la red. Estudios, análisis y reflexiones.

18. GARCÍA GONZÁLEZ, Mª. Nieves (Coord.).Violencia de género: investigaciones y aportaciones pluridisciplinares. Significado de su tratamiento en los Medios. 19. LÓPEZ ZUAZO, Antonio.- Diccionario de periódicos diarios españoles del siglo XX. 20. LÓPEZ ZUAZO, Antonio.- Diccionario de seudónimos periodísticos españoles del siglo XX. 21. VARIOS.- Comunicación, identidad y género. Volumen 1º. 22. VARIOS.- Comunicación, identidad y género. Volumen 2º. 23. BARRERO MUÑOZ, José.-Periodistas deportivos: contra la violencia en el fútbol, al pie de la letra. 24. GAY FUENTES, Celeste. Derecho de la Comunicación Audiovisual. 25. GARCÍA GONZÁLEZ, Nieves.- Violencia machista contra las mujeres en la Sociedad de la Información. 26. CASERO RIPOLLÉS, Andreu.- La construcción mediática de las crisis políticas. 27. FLORES VIVAR, Jesús (Ed.).- Periodismo Web 2.0. 28. BECEIRO, Sagrario.- La televisión por satélite en España: del servicio público a la televisión de pago. 29. BARRERO MUÑOZ, José.- Protagonistas contra la violencia en el deporte. 30. MARTÍNEZ HERMIDAD, Marcelo.- Ciudad y comunicación. 31. BORDERÍA, Enrique.- Políticas y comunicación en la historia contemporánea. 32. MARTA LAZO, Carmen (Coord.).- El EEES y el Proyecto Final en los Grados de Comunicación. 33. GARCÍA GONZÁLEZ, Mª Nieves.- El periodismo democrático de los gabinetes de comunicación. Aprendizaje en los estudios superiores del espacio europeo. 34. MOLERO HERMOSILLA, Antonio José.Acoso moral y comunicación interna en la empresa. (El caso del bossing, o acoso a cargo del jefe o de sus representantes o directivos).


Prensa catalana 09/07/2012 10:02 Página 658

35. CHILLÓN, José Manuel.- Filosofía del periodismo. Razón, libertad, información. 36. MARRONE, Jesús.- La portada de Marca es creativa y vende. 37. SIERRA, Javier (Coord.).- Los estudios de Ciencias de la Comunicación en el EEES. 38. SIERRA, Javier-SOTELO, Joaquín (Coord).Métodos de innovación docente aplicados a los estudios de Ciencias de la Comunicación. 39. SIERRA, Javier-CABEZUELO, Francisco (Coord.).- Competencias y perfiles profesionales en los estudios de Ciencias de la Comunicación. 40. SIERRA, Javier (Coord.).- Preparing for the Future: Studies in Communication Sciences in the EHEA. 41. GARCÍA FERNÁNDEZ, Emilio C.- Historia del cine. 42. BLANCO, Ignacio-FERNÁNDEZ, Pilar (Coord.).- Entre la ficción y la realidad. Perspectivas sobre periodismo y literatura. 43. BARRERO, José.- SDF: Solo Deporte Femenino. 44. FLORES VIVAR, Jesús (Ed.).- Reinventar el Periodismo y los Medios. 45. EGUIZÁBAL MAZA, Raúl.- Historia de la Publicidad. 46. CERVERA BARRIGA, Esther.- CNN+. Mucho más que noticias. 12 años de periodismo y de información continua. 47. CARRERAS LARIO, Natividad.- La programación en los años pioneros de Televisión Española (1956-1962).

48. SIERRA SÁNCHEZ, Javier- LIBERAL ORMAECHEA, Sheila (Coord.)-Investigaciones educomunicativas en la sociedad multipantalla. 49. SIERRA SÁNCHEZ, Javier (Coord.).- La información audiovisual en la sociedad digital. 50. SIERRA SÁNCHEZ, Javier- LIBERAL ORMAECHEA, Sheila (Coord.)- Reflexiones científicas sobre cine, publicidad y género desde la óptica audiovisual. 51. SIERRA SÁNCHEZ, Javier (Coord.).- Retos y oportunidades de la comunicación multimedia en la era del 2.0. 52. SIERRA SÁNCHEZ, Javier (Coord.).- La tecnología audiovisual al servicio de la sociedad. 53. SIERRA SÁNCHEZ, Javier (Coord.).- La tecnología audiovisual al servicio de la sociedad. 54. PECKER PÉREZ DE LAMA, Carlos.- Diccionario técnico de la comunicación audiovisual. 55. GARCÍA FERNÁNDEZ, Nieves.- Al descubierto: el poder democrático de los medios. 56. PEÑA, Palma-PACHECO, Marta-MARTÍNEZ, Esther (Editoras).- Comunicación institucional y política. 57. FERNÁNDEZ, Luis.- Periodismo en el ámbito del deporte. 58. CUESTA, Ubaldo-UGARTE, Aitor-GASPAR, Sandra.- Comunicación y salud en el siglo XXI. 59. FIGUERES, Josep María.- El periodismo catalán. Prensa e identidad. Un siglo de historia (1876-1984).


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