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El periodismo catalรกn


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colecci贸n Biblioteca de Ciencias de la Comunicaci贸n


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Josep Maria Figueres

El periodismo catalán Prensa e identidad. Un siglo de historia (1879-1984)

Traducción de David Aliaga Muñoz

MADRID MMXII


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No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos sin el permiso y por escrito del Editor y del Autor.

La traducción de esta obra ha recibido una ayuda del Instituto Ramon Llull

Director de la Colección: IGNACIO MUÑOZ MAESTRE Texto: Josep M. Figueres i Artigues Maquetación: Miguel Ángel Pérez Gallego Fotografía de cubierta: Joan A. Parés

Título: El periodismo catalán. Prensa e identidad. Un siglo de historia (1879-1984)  Edición: EDITORIAL FRAGUA  Textos: J. M. Figueres i Artigues C/ Andrés Mellado, 64. 28015-MADRID TEL. 915-491-806/ 915-442-297 FAX 915-431-794 E-mail: editorial@fragua.es www.editorialfragua.es I.S.B.N.: 978-84-7074-513-3 (formato papel) 978-84-7074-514-0 (formato ebook) Depósito Legal:


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Índice PRÓLOGO, de Josep M. Casasús..........................................................

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INTRODUCCIÓN Sobre la identidad catalana .................................................................... 13 PRIMERA PARTE La reivindicación de la identidad al final del siglo XIX 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7.

La prensa como elemento de identidad nacional ............................... El nacionalismo de los primeros diarios en catalán ........................... Valentí Almirall y El Estado Catalán ................................................ La prensa diaria en lengua catalana ................................................... El primer espacio comunicacional de masas en catalán .................... Diari Català, el primer diario en lengua catalana.............................. La gran polémica catalanista de 1880. La expansión del catalanismo político a través del periodismo de opinión ............. 8. Del papel a la virtualidad: dos siglos de Diario de Barcelona ..........

25 33 43 57 73 83 91 125

SEGUNDA PARTE Inicios de normalización. La represión contra la catalanidad 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10.

Proceso militar a Prat de la Riba........................................................ 137 Consejo de guerra a Carrasco i Formiguera, director de L´Estevet ... 161 Lluís Companys, periodismo crítico contra el autoritarismo............. 175 Indaleci Castells, periodista del mundo local. De El Eco de Valls a La Crónica de Valls.......................................... 183 Antoni Rovira i Virgili ....................................................................... 193 El anticatalanismo de la prensa centralista ........................................ 215 En Patufet. La revista y su impacto ................................................... 237 Cuca Fera, revista de 1917................................................................. 251 Un siglo de revistas y diarios deportivos ........................................... 263 La revista Ciència .............................................................................. 277 TERCERA PARTE El periodismo en la Guerra Civil

1. El periodismo en la Guerra Civil ....................................................... 287 2. Confiscaciones de prensa .................................................................. 295

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3. La entrevista en el periodismo de la Guerra Civil ............................. 337 4. Las crónicas de guerra de Lluís Capdevila ........................................ 341 5. El Comissariat de Propaganda de la Generalitat................................ 347 CUARTA PARTE La ruptura: marginaciones 1. La prensa excursionista durante la posguerra .................................... 2. Prensa sardanista, la primera en catalán............................................. 3. La prensa clandestina nacionalista durante el primer franquismo (1939-1951)........................................ 4. L´Hora de Catalunya. Diario clandestino.......................................... 5. La prensa del exilio............................................................................ 6. El Poble Català, semanario de los catalanes en Francia (1939-1940)......................................................................

379 395 407 435 447 471

QUINTA PARTE Camino a la normalización 1. 2. 3. 4. 5.

La difícil recuperación: el periodo de 1966-1979.............................. La transición. Artículos de combate .................................................. El País, diario de Madrid, en Cataluña ............................................. Nacionalismo catalán en la prensa barcelonesa ................................. Identidad y medios de comunicación. El caso catalán.......................

523 537 549 559 575

CONCLUSIÓN Panorámica sobre el periodismo en lengua catalana en Cataluña (siglos XVI-XXI).................................................................................................. 601 EPÍLOGO, de Mirta Núñez ..................................................................... 639 Índice onomástico .................................................................................... 641

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Prólogo Dr. Josep Maria CASASÚS I GURÍ Catedrático de Periodismo en la Universitat Pompeu Fabra. Miembro Numerario del Institut d’Estudis Catalans. Fundador de la Sociedad Española de Periodística. No es frecuente encontrar en otras culturas académicas sobre periodismo una personalidad de las características singulares y relevantes que concurren en el doctor Josep Maria Figueres i Artigues, profesor titular de Periodismo en la Universitat Autónoma de Barcelona, pionero preeminente de su generación – junto al doctor Jaume Guillamet, catedrático en la Universitat Pompeu Fabra– en las investigaciones sistemáticas e incesantes sobre historia del periodismo catalán. Josep Maria Figueres es un destacado promotor de reuniones científicas en este campo, como las Jornades d’Història de la Premsa que organiza desde 1992; director de revistas de la especialidad, como Gazeta; y miembro activo de sociedades de expertos en el ámbito de la comunicación pública, entre ellas, a escala internacional, sobre todo, la prestigiosa Société pour l’Historie des Médias; a escala española, la Asociación de Investigadores en Historia de la Comunicación; y a escala catalana, la Societat Catalana d’Estudis Històrics y la Societat Catalana de Comunicació, filiales ambas del Institut d’Estudis Catalans. Su proyección internacional es extraordinaria si la ponderamos de acuerdo con las limitaciones naturales de la labor de un historiador especializado, como es su caso, en una cultura periodística de ámbito territorial y lingüístico redu-

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cido. Además de sus vínculos con la sólida escuela francesa en historiografía de la prensa, Josep Maria Figueres mantiene estrechas relaciones académicas con investigadores y universidades de América Latina, especialmente con centros y personalidades de México y de Costa Rica. Figueres comenzó a publicar artículos y a desarrollar conferencias sobre prensa histórica en este terreno tan específico que en Catalunya había quedado yermo bajo la dictadura de Franco. La guerra de 1936 a 1939 había truncado la fecunda tradición de la escuela catalana de hemerografía que arrancó con fuerza en la Renaixença romántica y patriótica con los estudios históricos de Josep Pella i Forgas (1879). En la etapa de la Generalitat republicana los trabajos metódicos en estos campos alcanzaron altas cotas de rigurosa erudición con la obra monumental del cervantista y archivista Joan Givanel i Mas, trabajo sin parangón en otras culturas en el ámbito de la hemerografía registral (1932); y en la incipiente pero prometedora incursión del futuro doctor Josep Maria Miquel i Vergés en la periodística histórica (1937). Es cierto que hubo aportaciones muy meritorias a la historia del periodismo catalán en la generación de estudiosos que llegaba a la madurez intelectual en la primera etapa de la posguerra. Es el caso de Joan Torrent y Rafael Tasis (1966) con su también monumental historia de la prensa catalana, deudora en buena parte de la hemerografía de Givanel. Aquella fue, sin embargo, una excepción en un panorama desolado en el que brotaban iniciativas dispersas, en forma de artículos, opúsculos o libros elaborados por periodistas como Josep Maria Cadena, Josep Faulí, José Tarín Iglesias, Pedro Voltes Bou, Esteban Molist Pol. Hasta los años 70 no se advirtieron indicios de vocaciones universitarias tenaces que determinarían la recuperación ordenada y persistente de la tradición catalana en estudios históricos de la prensa y del periodismo. Jaume Guillamet en 1975 irrumpía en el campo de la hemerografía descriptiva contemporánea con la obra La nova premsa catalana, inicio de un propósito investigador que le conduciría hasta los estudios históricos en profundidad. Josep Maria Figueres en 1981, con su monografía sobre La Renaixença, diari de Catalunya (1881-1905), abría con fuerza y tesón, con una perseverancia y un talento extraordinarios, el camino de renovación de la tarea ejemplar de los estudiosos de preguerra profesionalizados plenamente en la investigación sobre historia de la prensa catalana. El libro que ahora usted tiene en las manos, y que he tenido el honor y el privilegio de prologar, refleja en definitiva la pasión por investigar, y el afán por divulgar sus resultados, que concurren en Josep Maria Figueres, pasión y afán que él sabe contagiar sanamente a sus alumnos con una eficacia admirable. Lo

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constato de forma natural y espontánea cuando visito la facultad de Bellaterra o en las actividades que fuera de la universidad organiza este profesor infatigable y entusiasta. Entre los profesores catalanes en historia del periodismo de su generación Josep Maria Figueres también se distingue por su opción constante por la tarea docente e investigadora. En su historial profesional no se han insertado los paréntesis que las afinidades funcionales e instrumentales entre política y periodismo han bloqueado parte de la carrera universitaria de profesores e investigadores que han aceptado altas responsabilidades políticas y de representación institucional, ejercidas por supuesto con dignidad. Esta constancia en una línea de trabajo coherente y sin fisuras le ha permitido desarrollar una densa obra especializada a la que hoy tienen acceso, mediante este volumen, los lectores en lengua castellana. Como pueden ustedes comprobar, es una aportación original por los asuntos históricos abordados y por el tratamiento que este profesor catalán hace de los materiales, seleccionados con intención y sentido de la oportunidad. El doctor Josep Maria Figueres es consecuente con unos métodos de investigación sólidos y sin complejos. Ese dato puede sorprender a algunos universitarios. El profesor Figueres rastrea sin descanso en hemerotecas, archivos y depósitos de toda naturaleza. Aprovecha todos los datos. Los interpreta y relaciona con una minuciosidad suprema. Goza de una memoria prodigiosa que le permite abrirse camino en su biblioteca y en su gabinete de trabajo con una diligencia envidiable si comparamos los resultados que presenta con el aparente desorden y dispersión de materiales impresos que ojos ajenos observan. Josep Maria Figueres cultiva un fecundo positivismo radical a la manera del maestro José Altabella, el investigador aragonés, profesor en Madrid, que sentó cátedra allí en Historia del Periodismo Español desde 1951. Los métodos positivistas no tienen buena fama en un ámbito y en unos tiempos en los que predominan corrientes que tratan de imponer criterios más cientifistas, alejados del espíritu humanista, y técnicas cuantitativistas que suelen desembocar en resultados obvios. Lo mismo ocurre con la interpretación hermenéutica, denostada también por el influjo expansionista de las áreas de ciencias naturales y estadísticas en la gestión política de la investigación universitaria, a pesar que en medicina, por ejemplo, la hermenéutica materialista redefinida por Gadamer es todavía el método más fiable y honrado de aproximación a la realidad. Optar sin vacilaciones por los criterios positivistas y hermenéuticos tiene un mérito incuestionable. Es hoy nadar contra corriente. El sabio mallorquín Ramon Llull ponía el coraje entre las cinco virtudes cardinales. El doctor Figueres investiga investido de esta virtud. También lo hace, en todo su trabajo científico, ani-

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mado por las restantes virtudes lulianas: la sabiduría, claro está; pero también la justicia y la honradez cuando cita sin discriminaciones, sin maniqueísmos y sin envidia, los trabajos de sus colegas; la prudencia hermenéutica con la que interpreta opiniones y datos; y la templanza con la que administra la satisfacción por sus hallazgos en la búsqueda fervorosa de documentos dormidos en el lecho archivístico de los tiempos. Por estas y otras razones la tarea ingente del doctor Figueres merece un reconocimiento especial, y este libro, que es un privilegio para aquellos que lo leemos, nos permite renovar nuestro agradecimiento académico. Esta obra en castellano de Josep Maria Figueres sobre un siglo de historia del periodismo catalán no nos puede dejar indiferentes ni nos puede decepcionar. Permite penetrar con garantías en la evolución de la prensa catalana desde sus inicios, paralelos al renacimiento de la identidad propia basada en la lengua, la historia y el territorio principalmente, hasta las perspectivas abiertas por la normalización democrática y nacional. La estructura que el autor ha dado al libro facilita el conocimiento de fenómenos específicos del periodismo catalán. Uno de ellos es la función determinante de la prensa, desde la segunda mitad del siglo XIX, en la recuperación cívica y cultural de Catalunya después de un largo periodo secular de decadencia e indolencia generales. La primera parte de la obra aborda esta realidad desde un punto de vista panorámico pero también con aportaciones de investigación particular, como las que presenta como resultados exhaustivos de su trabajo riguroso respecto a la personalidad de Valentí Almirall y a las publicaciones más significativas de aquella etapa y de aquel talante como fueron Diari Català y El Estado Catalán. El proceso de reconstrucción de la identidad nacional catalana halló una plataforma decisiva en el periodismo de opinión, incluido el de expresión en lengua castellana. En los años del siglo XX anteriores a 1936, las tensiones políticas entre la expansión del espíritu nacionalista catalán y las posiciones monolíticas del bloque dominante en el aparato de Estado español provocaron situaciones límite que Figueres trata con detalle en la segunda parte de la obra. Son los casos de los consejos de guerra contra directores de publicaciones catalanistas como el conservador Enric Prat de la Riba y el demócrata-cristiano Manuel Carrasco i Formiguera, o la labor periodística del republicano de izquierdas Lluís Companys contra el autoritarismo del régimen monárquico anterior a la Segunda República. En aquel marco cultural, social y político de voluntarismo civil destacaron iniciativas de muy diversa índole que nuestro autor revisa con lucidez y precisión. El periodismo local, la prensa deportiva, las publicaciones de divulgación científica, los periódicos humorísticos y las revistas infantiles contribuyeron a la consolidación de una sociedad con una clase media cohesionada que logró

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superar moralmente las pruebas extremas de la Primera Dictadura con Primo de Rivera, la agitación social durante la Segunda República, la insurrección franquista y la revolución anarquista de julio del 36, la guerra hasta el 39, y la represión, los dilemas y las contradicciones de la posguerra y la larga Segunda Dictadura. En este orden de cosas, no se pierda usted, amigo lector, el estudio que Figueres incluye en este volumen sobre la revista infantil En Patufet, una publicación editada desde 1904 hasta 1938 que fue clave en la formación de dos o tres generaciones de lectores catalanes en los valores del civismo, la responsabilidad social, la consciencia nacional, el amor por la lectura y por la cultura, y la coherencia ética y moral. Fue un semanario cuya difusión llegó a superar los 60.000 ejemplares de venta a pesar de los bajos índices de alfabetización y de la casi nula escolarización en lengua catalana que se registraba entonces. El influjo de aquel periodismo de orientación mesocrática se reflejó en la sociedad catalana que a partir de los años 60 restauró el equilibrio espiritual colectivo sobre plataformas de renovación cultural en el campo de la edición, de la música popular, con la Nova Cançó, del excursionismo, del sardanismo, y de la prensa especializada. Eran plataformas inspiradas en un ánimo solidario en el que confluyó un cristianismo de compromiso social afín al Concilio Vaticano II y afianzado en el monasterio de Montserrat, con corrientes intelectuales y obreras vinculadas al eurocomunismo o a la socialdemocracia nórdica. La Catalunya de Jordi Pujol, que fue objeto de atención respetuosa en toda España por una estabilidad en los consensos y en las discrepancias, no se explica sin este hilo conductor que enlaza las cinco partes de este libro de Josep Maria Figueres. Incluso en plena guerra, etapa a la que dedica la tercera parte de la obra, emergen iniciativas genuinas que fueron punteras en el tratamiento de la inevitable propaganda política bélica o en la crónica periodística de los frentes de combate, con reporteros incrustados en la médula del cuerpo de combatientes. Este es el caso de Lluís Capdevila, personalidad que Josep Maria Figueres ha rescatado del olvido en las hemerotecas y que nos ha aportado a quienes nos dedicamos a los estudios de periodística de los géneros y de los autores. En la quinta parte de este libro es donde encontramos otra dimensión del profesor e investigador Josep Maria Figueres. Aparece en ella de forma más diáfana el periodista de opiniones sinceras y certeras, o si ustedes quieren el divulgador ameno, de prosa acerada y atractiva, el intelectual completo, en definitiva, comprometido con su profesión, su sociedad y su tiempo. Un hombre al servicio de la cultura, la docencia, la investigación, solidario, de convicciones y de diálogo, erudito y apasionado. Barcelona, 6 de enero de 2012

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primera dictadura


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Introducción

Sobre la identidad catalana

La identidad catalana se ha forjado a lo largo de dos milenios hasta alcanzar el siglo XXI cuando muchas otras han desaparecido. Hay una manera de hacer y de ser, la catalana, que conforma el nexo de unión, con un alma popular, que es, simultáneamente, reflejo de un carácter, mentalidad y forma de ser que crea, que produce, puesto que la vida no es, para el catalán, un sólo discurrir sino la creación y no sólo la artística sino la de todo tipo. El catalán por naturaleza crea aunque sea apilando piedras en los límites del terruño para que los olivos o las viñas vivan y fructifiquen. Su obra no pasa desapercibida donde arraiga, aunque personalmente puede ser muy discreto, tímido o huidizo, reservado es un buen atributo colectivo. Su realidad es muy diferente a la de otros que trabajan para vivir. Para el catalán primero es el trabajo –placer y necesidad- y, después, la vida en familia, ocio o estudio. La vida se entiende gracias a la obra hecha. Incluso en el éxito económico, para disfrutar públicamente, el catalán ostenta con recato y moderación y el ciudadano modesto no se sorprende que el vecino sea potentado. Posee una gran movilidad social puesto que no es el origen o la herencia quien determina el futuro sino las habilidades y capacidades de cada cual. Cataluña se semeja a una sociedad luterana por su liberalismo capitalista, su valor crítico intelectual y austeridad social. Se considera la personalidad de Cataluña forjada al entorno de varios ejes conceptuales. Seguramente la lengua es el más vistoso, conocido y explícito. Otros, como la historia, el derecho con la configuración (o reflejo) de una forma de ser o la geografía y el paisaje rural y urbano se aúnan con la creatividad como manifestación evidente de la especificidad catalana. De este modo se contempla a esta tierra, tradicional amante de la libertad como reconocen los

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históricos viajeros, en un binomio que une de este modo trabajo y libertad. Pero, nos podemos preguntar, ante el hecho que todos los pueblos del mundo son trabajadores -y los mismos catalanes poseen una frase hecha al respecto «trabajar como un negro» reminiscencia de la esclavitud cubana- ¿Cómo lo interpretamos? ¿Quizás querían decir que los catalanes ponían más empeño en vez de la desgana forzada del trabajo para subsistir? El hombre que juega y ríe, el hombre que trabaja y ríe, la satisfacción de cumplir unos objetivos: el reto con la tierra, con la producción, con la comunidad con la distribución y con uno mismo con la creatividad. Hablamos de Cataluña, país de creatividad. Otra tópica frase hecha es la gran capacidad para el pacto. El catalán es pactista por naturaleza. Maticemos, entre ellos pero no con los enemigos con los que pacta por fuerza cuando no puede hacer ruptura. Cada uno en su casa es lema afín a la tradicional reserva colectiva del catalán. La ruptura es evidente en la historia: el 1640 en un Corpus de Sangre al 1934 en un 6 de octubre polémico también. Lluís de Peguera explica (1609) claramente: «En Cataluña, el rey no puede legislar por el mismo, el rey y el pueblo legislan conjuntamente y les leyes obligan tanto al rey como a los otros.» Efectivamente, la reminiscencia jurídica visigótica o árabe a las tierras catalanas es nula a diferencia del derecho romano y del propio que dispone de unas Cortes muy evolucionadas con poder legislativo y como a órgano político en el siglo XIII. Sus leyes fueron vigentes hasta fecha cercana. El Consolat del Mar (siglo XIII) hasta el Código de Comercio español (1824) o las Constitucions de Catalunya cumplidas y la derrota catalana en la Guerra de Sucesión (1714) que las sometieron al silencio. El derecho civil sigue vigente hasta la actualidad y relaciones privadas, como el matrimonio, la muerte, etc. son reguladas por el derecho catalán. Da prioridad a la libertad personal, la emancipación femenina, la preservación del patrimonio. Una sabia pervivencia del ayer faltada de actualización y que conserva un rancio tono al no actualizarse. El Parlamento de Cataluña puede crear normativas de aplicación obligada al conjunto del territorio catalán que a pesar de la represión ha mantenido lengua y derecho con firmeza durante los tres últimos siglos que se ha impuesto una tendencia unificadora muy dura. Se ama la belleza y el orden, también la explosión de la fiesta, que parece caos, pero es orden puro donde el jolgorio nunca es indiscriminado, aunque en ocasiones puntuales así lo parezca. En la procesión mortuoria de Vergés, en Gerona, o en el estallido de la Patum de Berga o tantas y tantas manifestaciones que ofrece el calendario. Pensamiento de ponderación y alegría desbordada, «Seny i rauxa», (freno y explosión, conocimiento y salvajismo... en sus vertientes de comportamiento emocional) en el modo de contemplación de una realidad conservada a la que se sirve con fidelidad a pesar de tener en los últimos siglos una estructuración difícil en el Estado centralista:

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es un pueblo

Sardenya inauguró una estación

economía, ejército, cultura... con inagotables fuentes de conflicto. Ha eliminado la violencia de la confrontación y se armoniza un convivir, alejando la conllevancia, desde que se dotó de un Estatuto de Autonomía. Paradójicamente el catalán es pueblo individualista y, a la vez, precisa para trabajar, disfrutar, jugar o vivir, hacerlo en grupo o, mejor, en equipo. En el mundo agrario era habitual hablar al aire libre, «prendre la fresca» (tomar el aire fresco), y recibir noticias y comentar la vida social, alegrías y problemas, etc. En el moderno,las tertulias como punto de encuentro, análisis y crítica, hasta llegar a las «colles» juveniles que surgen en todos los ámbitos y se introducen en el mundo social encontrando en el folklore y el excursionismo y el deporte –«diables, esbarts, castellers, geganters»- (diablos, grupos de danza, castellers y gigantes) una gran participación que se ha cifrado en varias docenas de miles de participantes del mundo folklórico que conviven con discotecas, aulas y talleres en la voluntad de una juventud, pese a las difíciles expectativas de futuro, de prepararse cada vez mejor con idiomas, especialización académica, etc. El asociacionismo es, quizás, el factor destacado y sorprendente en esta dinámica sociedad. Las entidades en una ratio increíble en relación con la población absoluta, tienen un elevado número: una cada 125 habitantes. Las hay de todo tipo: cultural, deportivo, folklórico, recreativo, cívico, etc. En Cataluña hay casi mil municipios, más de la mitad con menos de cinco mil habitantes. En todas, todas las ciudades hay desde un periódico y una emisora de radio y/o televisión de origen colectivo -que no es lo mismo que público-, a grupos de teatro o comisiones de fiesta mayor. La sociedad es activa. Cincuenta ciudades con más de quince mil habitantes. Una gran urbe de cuatro millones considerando su entorno que irradia, como proclama el lema popular: «De Fraga a Maó, de Salses a Guardamar». O sea desde el norte de la denominada Catalunya Nord, las comarcas cedidas por la monarquía española a Francia en virtud del tratado de los Pirineos de 1659, hasta el límite sur alcanzado en el avance catalán tras la invasión musulmana; y desde el oeste, ahora Aragón, hasta el extremo insular de las Baleares y Pitiusas en el sentido político de una nación, puesto que si fuera solamente en un único sentido lingüístico, tendría que indicar la ciudad de l´Alguer -en Cerdeña- que conserva la lengua catalana y la primavera de 2004 inaugura estación televisiva en catalán con lo que los canales locales regulares se sitúan en un medio centenar. Un equilibrio demográfico pese a la concentración humana en la costa, la Cataluña del litoral. Sumando el conjunto de ateneos se llega a los quinientos. Son herencia del siglo XIX, y se reconvierten en centros participativos con la acción pública y con el empuje de los centros profesionales, deportivos y recreativos. Semeja, de este modo, el reino de la asociación.

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Cataluña, puerta abierta de la península ibérica ante Europa, pionera en multitud de aportaciones al bienestar mundial, fundó uno de los primeros parlamentos y fijó la normativa marítima en un código que usaron cuando el Mediterráneo era un lago catalán. Estableció un pacto para la paz como la gran novedad medieval de la «Pau i Treva de Déu» hasta las grandes manifestaciones durante el inicio de la guerra del Irak en 2003 con Barcelona capitaneando las ciudades europeas en la protesta pacífica. Un millón de personas se reúnen para gritar: «¡No a la guerra!» como en 1977 lo hicieron con: «Llibertat, Amnistia i Estatut d’Autonomia» en un clamor popular notable. No es, no obstante, una sociedad mansa. Se expresa en dureza desde el poder en el mundo medieval cuando Pere el Cerimoniós manda que su vasallo trague plomo fundido como real castigo o se castiga al que atenta contra el monarca Ferran descuartizándolo con cuatro caballos. El monarca catalán manda y lo hace con la máxima autoridad: a vida y muerte. El pueblo llano igualmente actúa con orgullo y dignidad, no exento de la violencia de la época. Se convive con el bandolerismo del viejo régimen hasta el anarquismo armado del contemporáneo, que surge, como nuevas doctrinas teóricas –pacifismo...- o tantas teorizaciones en tribuna social de altavoz complejo. Por ejemplo convirtiendo el verano de 1909 en la Semana Trágica, o el revolucionario sangriento de 1936 en epicentro de la actualidad informativa occidental con la violencia como eje. Pueblo reservado y amante de la paz en la que surgen explosiones de ira y violencia de difícil justificación aunque lo podamos hoy interpretar y comprender. Sociedad histórica basada en el trabajo agrario que a la vez se impregna del arte y la cultura con proyección, en los orígenes el Pantocrator, -«Crist en sa majestat»- de Sant Climent de Taüll, en los bellos y agrestes Pirineos simultáneamente a las miniaturas de los códices miniados como el Beat de Girona o la Bíblia de Sant Pere de Roda. Base religiosa que seguirá hasta el fin del mundo tradicional y después de un siglo XIX en lucha ideológica, y física con tres guerras civiles, se llegará un a nuevo orden mental con la explosión del a un modernismo. Museos en el interior conviviendo con parques naturales variados -montaña, marismas, mar...- en maravillas que obligan a los curiosos a dar la vuelta al mundo para conocerlas sean ornitólogos que cuentan con extraordinarias facilidades para estudiar o disfrutar la fauna catalana. Se han publicado repertorios de aves con proyección internacional. Se practican deportes curiosos, espectaculares, y se diferencian del resto del estado como avala el hoquey o bien en otros que se comparten aunque se destaca en motociclismo, alpinismo, baloncesto... Una selección nacional catalana de fútbol daría mucho juego. El deporte está muy arraigado y tiene un gran consenso social. De tenis o golf en vertientes clásicas a viajes en globo o alpinismo como muestra de una tierra inquieta de brillantes individualidades que tienen la suerte de poseer

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playa y esquí, la soledad del cenobio y el bullicio de la urbe «al alcance de la mano» como se escribía en los manuales de atracción de forasteros, a fines del XIX, para estímulo y solaz de visitantes. La existencia de la gran Barcelona evita, parcialmente, que haya necesidad de emigrar a otras capitales lejanas. Del interior del triángulo equilátero que es Cataluña con la hipotenusa en el mar, se llegará a dar lo mejor a Barcelona: Antoni Gaudí o Josep Pla pueden ir del Campo de Tarragona o del Palafrugell ampurdanés a la capital de Cataluña sin necesidad de emigrar a Madrid o París. Barcelona les colma. Lo tendrán todo y si se marchan acaban regresando y se quedan en Barcelona o en el Empordà, llámense Dalí o Llach. Existe un espacio catalán muy diferenciado de lo español en la comunicación, la tradición, etc. hasta la gastronomía o el culto religioso. Arranca en la cerámica antigua y arriba hasta el consumo actual de prensa diaria, diferenciado del general estatal. Aparece de un modo sutil en los convencionalismos sociales como ponerse el anillo en un dedo determinado de la mano o el casi sacrosanto respeto a la mujer: «senyora i mestressa de sa casa». Todo esto es, pues, la Cataluña que vamos a recrear: creación de belleza y trabajo duro en la transformación del entorno para conseguir objetivos de bienestar y paz hasta llegar a ser el objetivo más deseado: un país para ir a vivir y para morir, o sea una patria en la más bella acepción del término: mi casa y la de mis ancestros y de mis descendientes. A diferencia de otras naciones, jóvenes en su mayoría, que enarbolan hoy ONU bandera en las NN. UU., Cataluña, posee una tradición de poder político so- (Sense espai o berano de muchas centúrias. Claramente, desde sus orígenes políticos en el s. amb la paraula IX hasta inicios del XVIII, que pierde una guerra y la monarquía castellana, no abreviada) ganadora con ayuda francesa, impone su dura lex, fue prácticamente independiente en leyes, economía, cultura... menos en política internacional unida a la monarquía. Nueve siglos de independencia histórica sobre tres de dependencia reciente fijan una posición en la que cada catalán intuye que su opinión y su personalidad posee la fuerza por el peso de los siglos que ha configurado a la sombra del Canigó mítico, cantado extraordinariamente por Verdaguer un mundo donde se ora –Cuixà, Ripoll, Montserrat, Pedralbes, Poblet...- y se labora –en granjas y en molinos, campos y en mercados- aunque a partir de la guerra civil del XV y otros cambios como la imprenta, se moldeará una moderna Cataluña que se alejará del predominio militar del XIV y XV por el Mediterráneo para brillar con luz propia de la creación y haber forjado un marco de seguridad. Ya en el siglo XV se tenía la conciencia del buen gobierno de los catalanes. Hernando del Pulgar escribe que «florecía entre todas las ciudades de la cristiandad; todos sus moradores de ella gozaban de seguridad de sus personas y bienes y de gran abundancia de las cosas necesarias a la vida». La cita la obtenemos de la Crónica de los Reyes Católicos (Valencia, 1780).

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Salvador Espriu, poeta símbolo cultural y patriótico de la resistencia contra el franquismo, inicia un archifamoso poema hablando de la huida. De cómo le gustaría alejarse más allá, hacia el norte libre, rico y feliz pero, afirma, no ha de seguir el sueño porque ama desesperadamente su tierra y su destino va unido al de su pueblo. Amor del intelectual a su nación. Desde la Renaixença. Este amor es pieza clave en la trayectoria del contenido del presente libro. Todos los nombres citados, mínima representación, han querido su tierra, desde Ramon Muntaner que viaja de cronista militar a Grecia y Turquía narrando las gestas de la Gran Compañía Almogaver hasta el catalán universal Pau Casals, que violoncelo en ristre y batuta en alto, se erige como gran creador musical del XX, y cívicamente, de brazo con Einstein en líder por la paz mundial. «La Guions libertad, como la paz, escribe Casals en el Libro blanco de Cataluña (1955), enlloc de es indivisible.» La protesta contra la dictadura con música, y con el silencio: comes huelga de conciertos públicos como silenciosa disconformidad al triunfo consolidado de Franco beneficiado en su adhesión al nuevo orden bipolar en la Europa anticomunista. La cultura catalana ha producido, como su industria, fruto de la creatividad, numerosos productos de uso mundial, hija del trabajo personal y sin apenas influencia del dinero público en la gestación y desarrollo. Pasta en cúbitos, yog- cubitos hurts envasados, caramelos en bastoncitos... son sólo algunas de las aportaciones catalanas de carácter material. Las fundaciones y el mecenazgo han intentado suplir el silencio estatal en la concepción de una cultura española identificada con la castellana en lengua y contenido. Basta ojear los fondos bibliográficos de colecciones como «Els nostres clàssics» o la «Bernat Metge», la Fundació Bíblica o los nombres de Pau Vila, Joan Coromines... para entender su fundamental aportación al progreso del conocimiento colectivo desde la perspectiva del método hasta los ímprobos esfuerzos recopilatorios de nombres como Joan recolectó Amades que colectó refranes, tradiciones, leyendas... en un impresionante esfuerzo que cristalizó en cien libros y que merecería un museo sobre el extenso fondo recogido. Solamente las grandes culturas, con un estado financiador, poseen el bagaje documental de las series de obras como traducciones de clásicos latinos medievales, diccionarios etimológicos, etc., que tiene la catalana. Al industria lado de la creación hay una indústria. La primera ciudad del mundo en la edición de libro español y donde conviven el refugio de grandes escritores hispanoamericanos, con nuevas voces del mundo árabe y las propias del mundo catalán. Una tradición de tolerancia y respeto. Sorprende la cantidad enorme de documentos medievales, es el territorio europeo donde existen más pergaminos y por ello se acercan estudiosos a bucear donde hay más fuentes. País también con restos de todo tipo que se conservan –un deporte nacional es el coleccionismo– y se admiran desde la Renaixença

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hasta hoy. El dramaturgo y pintor Santiago Rusiñol atesoró una colección de hierros viejos (forjados clásicos) y en Sitges, con vistas al mar, creó su excepmuseo cional, por bello, Museo. En todos los pueblos, por pequeños que sean, alguien se ha preocupado de recoger, ordenar y presentar, los elementos que configuran el sentir colectivo: es el museo local. De lejanas repúblicas autónomas rusas o de territorios conflictivos en Sudamérica la resolución del caso catalán: respeto en la unión, entidad frente a la unidad, ausencia de violencia, lengua propia potente, presenta interés y se acercan a Cataluña para mirarla y obtener soluciones. Uno de los recursos catalanes es su amor a la lengua. Uno de los personajes de Incerta glòria (1953) de Joan Sales afirma: «Tan pequeños y ya hablan catalán». La constatación perenne de este simple comportamiento motiva que la lengua se expanda. A cada generación más millones de catalanes la hablan, se ha duplicado en un siglo los catalanohablantes y la identidad catalana igualmente se consolida y proyecta a los recién llegados con solvencia y suavidad. Los forasteros que llegan al país de puertas abiertas deducen pronto que si quieren progresar sin permanecer cerrados tienen que aprender la lengua del país y adaptarse al modo de vivir donde cambian obviamente indumentarias y blusa comportamientos, de la brusa obrera a la corbata mesocrática pero el resultado del trabajo y su calidad siempre será exigencia primaria. Es,no obstante,la calidad, del teatro o la televisión, lo que atrae el conocimiento para el ocio. Saben que si quieren ser amados o ser líderes de cualquier actividad etc. no lo serán si no sino aprenden el lenguaje. Aunque sino lo hacen nadie se lo reclamará, sencillamente se privaran de oportunidades: de trabajo, placer, relaciones... Incluso los catalanes siempre les hablarán en su lengua, castellano o francés. El tejido humano y sus relaciones es esencial puesto que movimientos de carácter utópico o altruista, de la primera organización obrerista a la de defensa de los derechos humanos, aparecen en este entorno. La cultura será de raíz inproyectarán dividual, con asociaciones que la proyectaran y con una clara vinculación con el compromiso, sea el social colectivo, el artístico o el radical de transformación. Valga la Liga de Derechos del Hombre en los años veinte bajo una dictadura militar o el grupo artístico Un Nus (un nudo) de una de las capitales de comarca, en este caso de la ciudad de Valls. Esta localidad es cuna de las torres humanas, que es la imagen, como la sardana, que da la vuelta al mundo de la visión de la colectividad en unión. Por el cúmulo de elementos positivos: solidaridad de jóvenes y viejos, incluso niños, (es el «enxaneta»: el que sube más alto), la armonía y belleza fruto del esfuerzo colectivo, el equilibrio en arte de danza, folklore y pasión colectiva. De las dos «colles» (grupos) iniciales de la ciudad de Valls se ha crecido al largo medio centenar de ciudades que organizan exhibiciones seguidas, con fruición, y emoción contenida, por miles de seguidores. El arte efímero, fugaz imagen del esfuerzo colectivo para la «nada»,

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para el goce espiritual, parece que no rima con el pueblo motejado como ahorrativo hasta el límite o frío y seco en sus relaciones. El lema «Força, equilibri, valor i seny» («Fuerza, equilibrio, valor y mesura») compendia cualidades telúricas. Hay pueblos que para competir arrojan grandes piedras o troncos de árboles con fuerza muscular, sean vascos o escoceses. Los catalanes prefieren lo que se posmodernidad llamaría en post-modernidad: una acción, un poema visual, una construcción, ars efímera, colectividad en belleza. Muchos otros ejemplos veríamos, las alfombras de pétalos de flores donde rojo y amarillo, verde y blanco se combinan para el paso de las procesiones en Semana Santa en muestra de respeto pero que aúnan la belleza que bautizamos «efímera» como las maravillosas mariposas que viven horas en explosión de color, como saben muy bien los estudiosos de los lepidópteros. O prefieren la tranquilidad mediterránea del jugar a cartas en pláarmonía cida harmonía o discusión verbal pero donde nunca llega la sangre al río. La borrachera solitaria es excepción. La cultura catalana no se ha encerrado en el mundo erudito y en el popular. Siempre ha manifestado una voluntad de relación, poetas medievales e imprentas del renacimiento, editoriales industriales y cantantes del mundo capitalista, configuran la dimensión de un entorno hiperactivo, cambiante, con referentes muy lineales de una tradición que se aúna con la modernidad y del que el mejor ejemplo sería el modernismo –arte, edición, arquitectura, orfebrería, literatura...– en explosión de color y formas. Una de las grandes diferencias entre el pueblo catalán y otros es el esfuerzo en solidaridad. Los más bellos edificios catalanes no son palacios de aristócratas o potentados, son edificios públicos de servicios o colectivos. Y si alguno es privado rápidamente será colectivo. En Barcelona: la Pedrera de Gaudí, el Palau [Palacio] de la Música Catalana, el Liceo, el Hospital de Sant Pau, el Saló del Tinell...fruto del esfuerzo colectivo. Lo mismo diríamos en comarcas. En Figueres o Reus, grandes núcleos intelectuales progresistas en el XIX, poseen importantes edificios emblemáticos construidos por el calor popular: Casino Menestral y el Centre [Centro] de Lectura como centros de cultura mientras en otras ciudades serán naves para almacenar el vino y cooperativas en estructura social y modernistas, muy funcionales, en diseño. Cataluña se configura así como una malla de pequeñas ciudades de gran protagonismo con una gran capital: la Barcelona cosmopolita. La segunda ciudad del mundo, después de Nueva York, en número de consulados. Una fuerza que viene de lejos. José Cadalso en la XXVI de sus célebres Cartas marruecas escribe: «Los catalanes son los pueblos más industriosos de España. Manufacturas, pesca, navegación, comercio, asientos, son cosas apenas conocidas en otras provincias de la Península, respecto de los catalanes. No sólo son útiles en la paz, sino del mayor servicio en la guerra. Fundición de cañones, fábricas de armas, vestuario y montura para ejércitos, conducción de artillería, municiones,

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víveres, formación de tropas ligeras de excelente calidad, todo esto sale de Cataluña. Los campos se cultivan, la población aumenta, los caudales crecen y en suma parece estar aquella nación mil leguas de la gallega, andaluza y castellana. Pero sus genios [personalidades, caractéres] son poco tratables, únicamente dedicados a su propia ganancia e interés, y así los llaman algunos los holandeses de España. Mi amigo Nuño me dice que esta provincia florecerá, mientras no se introduzca en ella el lujo personal y la manía de ennoblecer los artesanos, dos vicios que hasta ahora se oponen al genio que la ha enriquecido.» Todas las ciudades catalanas, por pequeñas que sean, tienen aspectos de creatividad, en Mataró se enlazará el primer ferrocarril de la península o en Ripoll surge una industria bélica en el mundo moderno. No cabe duda, es de la profunda voluntad de análisis de la realidad, de creación de belleza, de transformación del entorno en un espíritu que se caracteriza por un pueblo solidario y profundo amante de la libertad y que cuenta para el éxito con el esfuerzo y no con sorteos o regalos o prebendas. Lo analizan Josep Ferrater Mora en Les formes de vida catalana (1944), Josep Trueta en L’esperit de Catalunya (1950) y Carles Cardó en Meditació catalana (1953) los tres en tierras de exilio y los tres fijándose en la guerra civil (1936-1939) como el gran trauma colectivo, similar en efectos al de 1714 que dejó postrada por tres generaciones la colectividad. Los tres se fijan así en la historia como pieza fundamental, de la identidad y esencia del país. En este contexto presentamos un conjunto de trabajos sobre la historia del periodismo escrito en catalán, se trata de una selección de nuestra bibliografía de la que no consideramos las dos extensas monografías sobre dos diarios importantes, el Diari Català, publicada por el Institut d’Estudis Catalans y accesible Google Books tanto desde google.books como desde tdx -o sea el catálogo de tesis doctorales de las universidades catalanas-. El segundo trabajo es la historia de La Veu de TDX Catalunya en curso de edición actual por la editorial Base y el Ayuntamiento de Barcelona. Los trabajos que presentamos se ordenan cronológicamente, con notas al final del capítulo. Las citas se traducen todas del catalán.

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PRIMERA PARTE

La reivindicaci贸n de la identidad al final del siglo XIX


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1 La prensa como elemento de identidad nacional1

La prensa tiene un papel esencial en la difusión ideológica y en el escenario del combate social en la preeminencia de una política; es decir, es una pieza clave en la vertebración de una opinión y una mentalidad colectivas (ya sea por razones electorales o por la imposición de patrones de conducta). Efectivamente, podemos entender el papel de la prensa en la sociedad actual como un sistema complejo y múltiple con especificidades propias –a pesar de la concurrencia de otros medios–, caracterizada por la multiplicidad de temas y de periodicidades que la orientan hacia unos públicos delimitados, a diferencia de los medios audiovisuales, que pueden estar dirigidos, pese a la tendencia a la creciente especialización temática, a unos segmentos sociales más extensos. Al hablar de la prensa señalamos, además, el aspecto de la creación de opinión pública. En este sentido, a menudo son la televisión y la radio los medios que más repiten sus esquemas, a excepción de las tertulias radiofónicas y de algún presentador de informativos que lee artículos de opinión. En el presente volumen, nos fijaremos, tanto en la tipología específica de la prensa diaria informativa como en la prensa semanal, incluyendo también la informativa y de opinión amén de la especializada en sus variedades cultural, erudita, literaria… Hay un gran abanico de aspectos que hacen de la prensa un espectro de límites muy difusos y diversos con panorámicas sociales extensas. En lo que nos concierne, consideraremos la prensa como el territorio de la lucha ideológica actual, incluso por encima del parlamento, y nos atreveríamos a decir que lo es todavía más en los espacios sin mayorías absolutas en los que previamente se delimitan los puntos de vista a defender o atacar, y donde se consolidan socialmente las ideas, donde se conforma de forma clara el pensamiento social dominante. De la lectura, entre otros, de las convocatorias del Centro de Estudios de Temas Contemporáneos o de los dosieres de la teórica Debat Nacionalista –una de las

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escasas plataformas de análisis de la estrategia y de las características del nacionalismo–, se concluye que existe una voluntad constante del nacionalismo de fijarse en los aspectos relacionados con los medios de comunicación. A este respecto, la contribución de Josep Gifreu es muy valiosa por la pertinencia y la constancia de sus observaciones relacionadas con los dos términos del binomio que encabeza la presente introducción. La prensa y el nacionalismo son parámetros que dimensionan la verdadera fuerza de la colectividad al margen del comportamiento estrictamente político (entiéndase electoral). Por ejemplo, los partidos nacionalistas, a día de hoy, reciben un millón y medio de votos y los diarios en lengua catalana no llegan al veinte por ciento de esta cifra. En otras proporciones, lo mismo sucedía con la Lliga y La Veu de Catalunya (1899-1937): los votos del partido de Prat y de Cambó no se equiparaban con el tiraje del periódico2. Es decir, en el periodismo diario en lengua catalana no se produce una correspondencia entre la fuerza política y la fuerza periodística. Si observamos la prensa de la Restauración a esta parte, podríamos comprobar como el periodismo del catalanismo político ha tenido siempre plataformas diversas y opuestas, no tan solo en la dicotomía política derecha/izquierda sino en otros ejes, como por ejemplo el religioso (laicismo/clericalismo), el social (la tradicional dualidad conservador/renovador progresista), etc. Se trata de una herencia que pervive, precisamente, en el sector más dinámico de la prensa que es el ámbito comarcal. De hecho, numerosas ciudades disponen de dos publicaciones semanales de información y de opinión en las cuáles podemos encontrar aspectos de la inmediata tradición de finales del siglo XIX y primer tercio del siglo XX. Dualidad, pluralidad, variedad, tendencias en lucha…, no explicables únicamente en términos de mercado, sino por la influencia social a la que aspiran. En otros campos temáticos de la prensa no se da esta variedad y todavía menos se llega a unos mínimos en lengua catalana, tal y como explicitamos en el informe monográfico3 sobre el futuro de la prensa de alcance general en lengua catalana que nos encargó el Centre d’Investigació de la Comunicació de la Generalitat de Catalunya y en el cual las previsiones no eran demasiado optimistas. La situación en que nos encontramos una vez transcurrida la última década del siglo XX avala nuestro análisis. Parece, pues, que para este campo de la prensa general se ha perdido la batalla idiomática a pesar de que periódicos como La Vanguardia (1881→), El Segre o El Periódico hagan ediciones dobles, una en cada idioma. Hasta que los diarios de Madrid que quieran implantarse en Cataluña no se editen en catalán, no habrá aspectos simbólicos ganados. Por otra parte, a los periódicos de la capital del Estado les cuesta asentarse en Cataluña más de lo que habían imaginado, a pesar de los suplementos especiales o semanales en lengua catalana. Contrariamente, en los ámbitos de la

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prensa comarcal, especializada, académica, cultural, erudita, digital, institucional, religiosa y asociativa, los progresos han sido cada día mayores hasta convertirse en hegemónica. Dejaremos aparte la imagen y el tratamiento del nacionalismo en la prensa diaria informativa. Nos fijaremos solamente en la prensa en su papel de apoyo o vehículo del nacionalismo. De puertas adentro, a todo movimiento o suma de organizaciones de carácter ideológico le resultan imprescindibles unos vehículos de carácter informativo, formativo y de debate. En relación con esto, el nacionalismo catalán dispone de una notable cobertura en número de cabeceras, difíciles de encontrar. No hay ninguna publicación de quiosco, al margen del semanario El Temps (1984) o las mensuales como L’Avenç (1977→), Descobrir Catalunya (1997→), Sàpiens (2002→), Cuina... o bien otras de carácter especializado como Cavall Fort (1961→), que puede encontrarse con relativa facilidad en puntos de venta generales además de aquellos centrados en la venta de libros o cultura catalana. No existe un tejido de publicaciones políticas catalanistas como el que existía a principios del siglo XX o en la década de 1930; no hay tampoco la cobertura de centros catalanistas como sucedía en los periodos mencionados. Parece que la información es aséptica y que la prensa política desaparece. Los periódicos comarcales incluidos los gratuitos tienen una presencia muy alta, son redactados en catalán y tienen éxito social. Una de las secciones más relevantes para los lectores son los artículos de opinión, que llegan a configurar verdaderas posiciones de pensamiento, como es el caso de Empordà Federal (Figueres, 1911-1938) o las abundantes columnas opinativas de los periódicos informativos comarcales. Además de esta ausencia, apreciamos que solo hay vehículos periodísticos especializados que en lugar de ser plataformas para el debate, son más estrictamente publicitarias, opción que, por otra parte, es legítima. Publicaciones como la desaparecida Dones en lluita (1978-1983) eran funcionales, como lo era Lluita (1983 →), desde una perspectiva sectorial. Por el contrario, revistas como Nous Horitzons (1960 →) o Convergència 15 (1988-1997) compaginaban la profundización (de tipo analítico y de reflexión atemporal y valiosa) y los artículos de lucimiento de altos cargos. Mientras se perfila un panorama en el que la izquierda aparece desarmada (El Llamp, 1984-1987, o Taula de Canvi, 1976), importante revista teórica) y la derecha sin la necesidad de plataformas teóricas, ya que le basta con la televisión y los diarios oficiales. Por otro lado, está el nacionalismo catalán, que siempre duda y claudica en materia de comunicación, mientras que el nacionalismo vasco ha creado un potente tejido comunicativo, en castellano, pero de tanta envergadura que basta con que se clausure un diario –Egin–, en una exhibición de rancio y negro autoritarismo,

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para que aparezcan otros –Gara– que siguen contando con el apoyo constante de los lectores que combinan lectura y militancia. Saben que sin unos medios de comunicación activos, su nacionalismo se diluiría en los medios de los potentes estados español y francés al servicio de los nacionalismos dominantes que aspiran, sencillamente, a barrer la diferencia y esconderla bajo la alfombra de la historia y el olvido. De puertas hacia fuera, el nacionalismo necesita a la prensa, puesto que el mitin, la manifestación, las pintadas y el acto masivo, o bien se reservan para las grandes ocasiones –Once de Septiembre de 1977, Ley Orgánica de Armonización del Proceso Autonómico (LOAPA), intento de juicio de Jordi Pujol… a – o bien tienen únicamente un tono reivindicativo, de resistencialismo, alejado del pragmatismo actual que le confiere mayor eficacia. Sin embargo, el proceso que una nación debe llevar a cabo para la consolidación y el mantenimiento de su soberanía pasa por etapas críticas en que necesita vehículos de comunicación escrita de todo tipo: formación de militantes, información para los sectores afines, proyección al exterior, etc. La prensa generalista todavía se encuentra ausente del debate nacionalista. ¿Qué tratamiento informativo hizo la prensa diaria, por ejemplo, del caso de Núria Cadenas o de los catalanistas torturados por la policía española durante los Juegos Olímpicos? En un contexto en que la prensa diaria hubiese tenido una sensibilidad por la cuestión nacionalista, los medios hubiesen hecho aparecer en sus páginas el hecho terrible de la represión contra el nacionalismo juvenil de una manera diferente a la de «sucesos escandalosos», calcando las fórmulas que emplearían si descubriesen, pongamos por ejemplo, que en un restaurante se hacen hamburguesas con carne de perro o algo por el estilo. ¿Qué respuesta social ha tenido en los medios de comunicación catalanes la larga y ominosa campaña de ABC contra la lengua catalana, llena de mentiras, tergiversaciones e intoxicaciones? Han sido los columnistas de opinión quienes han cargado a sus espaldas el peso de dar una respuesta mientras que, en nombre de la libertad, no se ha comentado nada acerca de la persistente operación del mencionado diario que tan duras consecuencias podía tener sobre la estabilidad social –léase convivencia– catalana. A pesar de esto, nuevas opciones, como la Revista de Catalunya (1986-2011), toman el relevo ideológico y generacional en la creación de ideas a títulos clásicos como Serra d’Or (1961→), reservada a un tono de erudición, cultural puro o estrictamente de opinión y creación literaria. De la misma manera, la tendencia a que el nacionalismo adquiera mayor seriedad y, como consecuencia, el aumento de la publicación de revistas que relacionan el nacionalismo con el derecho, la lengua, la cultura, etc. –prácticamente cada centro de estudios institucional edita algún título– hacen que se menosprecie la necesidad de plan-

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tearse que la mayor iniciativa en el ámbito de la prensa nacionalista no diaria corresponde al esfuerzo privado como pueda ser el semanario El Temps, un caso insólito de abnegación y voluntad que demuestra que existe un mercado receptor sensible al nacionalismo y que puede crecer en toda el área de habla catalana. En este terreno es en el que hace falta prender la mecha del debate más profundo del nacionalismo, más allá de los análisis iniciáticos. Un nacionalismo que no aumente su base y un nacionalismo que no se proyecte quedará, tarde o temprano, como un vestigio o una cuestión limitada a la tertulia o el articulismo periodístico, que posee una funcionalidad muy diferente de la reflexiva y teórica, aunque no siempre sea así. Podemos encontrar reflexión profunda en las extensas columnas de opinión de La Vanguardia, Avui (1976 →), Ara (2010 →)..., y en todos los periódicos que aparecen en catalán. La transformación histórica de nuestra sociedad y los cambios en el proceso comunicativo hacen que, esencialmente, se haya pasado de un ámbito público –un centro o casino o una institución catalanista en cada ciudad del Principado– a una esfera asociativa nacionalista básicamente privada y utilitaria. Así, de la prensa nacionalista de agitación, formación, opinión, humor, etc. –que había también en cada ciudad– se ha pasado a la prensa estrictamente instrumental –la cuál es más útil, de tono ideológico como la prensa ecologista, o de tono formativo o informativo, como la prensa especializada dominada actualmente por la informática dedicada a juegos, Internet, formación, productos…– en unas lenguas dominantes: en Francia, el francés; en España, el español. Ante estos cambios y progresos de la lengua castellana, la única opción sensata es, tanto para la iniciativa pública como para la privada, amoldarse, adecuarse, siendo imposible democráticamente y sin esfuerzos financieros incalculables, que se pudiese hacer al revés. La lengua mayoritaria de la comunicación continúa siendo el español pese a los problemas que también pueda sufrir. En la prensa especializada nunca se tiene en cuenta el cementerio de cabeceras, pero si nos fijamos en las que tienen éxito –National Geographic, Life, Playboy– que proceden de las multinacionales del sector, tienen muy claro qué lengua deben usar en Cataluña. No deja de ser sintomático que el total de circulación de la prensa diaria hecha en Barcelona no crezca, como tampoco el número de cabeceras, en relación con el momento histórico anterior de normalidad democrática que se sitúa en los años treinta. Parece una deserción, en el caso del catalán, de los empresarios. Gradualmente, en el campo de la prensa, la iniciativa pública va suplantando a la privada. Ciència (1980-1991), la revista de divulgación científica en catalán, es sustituida, en otro ámbito más instrumental que especulativo, por la pública Tecno 2000, e incluso la que sería una revista de éxito seguro como una revista

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de información televisiva es todavía inexistente como revista propia independiente. Títulos como Revista Musical Catalana (1984→) o Escola Catalana (1965 →), por citar algunos, nos muestran que solo la dinámica pública no empresarial, como ha hecho con tantas publicaciones especializadas, es a fecha de hoy el motor capaz de generar nuevas iniciativas en el campo periodístico de ámbito general. No es ni siquiera una cuestión de aspirar a cotas de ambición normales para cualquier cultura, como podrían ser, por ejemplo, las revistas digitales, de las cuáles resulta triste observar su ausencia mientras que la prensa digital en francés y en castellano resiste la embestida del inglés y comienzan a tener una presencia notable. Solo una acción política decidida y económicamente generosa podría proyectar a Cataluña y su cultura al mundo, más allá de la imagen de tierra de sol y playa. Si las principales revistas dedicadas a la ciencia, el pensamiento, la técnica y la cultura realizadas en Cataluña tuviesen edición digital (incluyendo una versión multilingüe en francés, inglés y castellano), no cabe duda de que la proyección de la identidad catalana saldría reforzada más allá del atractivo turístico que ofrecen Gaudí o Miró. Como siempre, el coste económico hace que se considere que es una utopía mientras que para las otras lenguas oficiales sea normal; solo hace falta conectarse a Internet y comparar las páginas web del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la del Institut d’Estudis Catalans (IEC) o la del Instituto Cervantes con la del Instituto Ramon Llull (IRL)… Con la enseñanza dominada por el pragmatismo tecnológico, la privacidad actuando como amo y señor del comportamiento social, el dominio audiovisual ganado por Madrid –el análisis de audiencias es suficientemente elocuente–, el control centralizado de la propiedad de los medios –canales por satélite, legislación como la Ley Orgánica de Telecomunicaciones, etc. reservada al Estado– hace que la presencia de la lengua y los contenidos catalanes en ámbitos periodísticos de gran alcance sea muy difícil. Lo mismo sucede con el cine, por ejemplo. La prensa especializada se convertirá en el único espacio periodístico en el que el nacionalismo podrá debatir su papel. Como prensa especializada, será residual. Si no aparecen nuevas publicaciones o las ya existentes se transforman para dar el salto de la especialización a la generalización, o mejor dicho, de la baja periodicidad mensual a la alta, semanal, se relegará la batalla ideológica a otros vehículos o a las cabeceras que ya vienen librándola. Además, si la prensa dinámica, nos referimos a la institucional, sigue el camino que transita actualmente y se mantiene en su papel de apoyo, de escaparate –como prensa lujosa de proyección en cuatricromía, sin contenidos y que tal vez solo sea nacionalista en el ámbito formal o verbal sin generar sinergias como ha hecho siempre la prensa nacionalista–, difícilmente se gestarán las bases para un análisis de transformación, crecimiento y proyección del discurso nacionalista.

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La formulación del nacionalismo en los años ochenta con unas jornadas de debate que publican las actas en forma de libro especializado y la presencia mínima de columnistas que a menudo generan solamente comentarios sobre la actualidad coyuntural (superficial o episódica), y no sobre la profunda (la que se enraíza y marca), han hecho que el nacionalismo, paradójicamente, tenga menos implantación en la prensa de la que podíamos pensar. Repasar la prensa es ver, por ejemplo, como la lengua de las televisiones privadas no es el catalán, mientras que sobre el banderín del coche del presidente de la Generalitat y la actitud de Julio Feo se vierten ríos de tinta reivindicativa. Naturalmente, el simbolismo era importante, y la bandera institucional tenía su referente, pero la falta de plataformas de debate y de análisis motiva sucesos como éste o muchos otros, como pueden ser el hecho de la escuálida presencia de la historia de Cataluña en la enseñanza o el triste espectáculo de contemplar el zarandeo que sufre la representación de Cataluña en la UNESCO y en Europa, que está generando, paradójicamente, el inicio de unos sentimientos antieuropeístas (de Estados centralistas). Si alumbrar prensa nacionalista es hoy un reto social, saber combinar interés, actualidad y profundidad es el gran reto en cuanto a los contenidos. Si la prensa con aspiraciones nacionalistas se distancia de la base de lectores para tener solamente contenidos especializados –y no ideológicos–, no podrá aspirar a asumir el papel de agente de transformación.

Notas 1.- GUIFREU, J.: Comunicació i reconstrucció nacional. Barcelona, Pòrtic, 1989. 2.- El porcentaje de lectores de El Poble Català, diario cercano a los partidos republicaciones federales, era también bajo en relación a los simpatizantes de estas formaciones políticas. 3.- FIGUERES, J.M.: Informe sobre les perspectives de la premsa en català d’abast general a Catalunya. Barcelona, El Llamp, 1990.

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2 El nacionalismo de los primeros diarios en catalán1

Disponemos de una extensísima documentación genérica sobre el nacionalismo de los primeros diarios catalanes, a pesar de que la específica es escasa. En cualquier caso, no queremos limitarnos a efectuar la síntesis de las conclusiones de nuestra tesis doctoral leída en el año 1993 y que versaba sobre el primer diario aparecido en lengua catalana, Diari Català, que se publicó entre 1879 y 1881. Nos parece que esa tarea resultaría demasiado fácil. Además, tenemos la suerte de que ha aparecido publicada y el lector que sienta curiosidad a propósito tendrá oportunidad de leerla en otro momento2. Sobre la prensa y el nacionalismo de las postrimerías del siglo XIX todavía no se ha dicho la última palabra. Se requieren numerosos estudios, especialmente monografías de cabeceras, y a partir de aquí las correspondientes síntesis temáticas. La mayor parte de las reflexiones que proporcionaremos han sido extraídas de nuestro trabajo principal, que se ocupa precisamente de la prensa catalana durante la Restauración, sobre Diari Català3 y sobre La Renaixensa (1881-1905)4 o de antologías5 de textos de la época. Queremos referirnos a la manera en que aparece el nacionalismo en la prensa diaria catalana, cuáles son sus primeras manifestaciones, cuándo se produce el punto de inflexión que permite trasladar el debate de un ámbito manso y minoritario, a pesar de sus cuotas de influencia, a la opinión pública general. En definitiva, cuándo el catalanismo deja el mundo de la cultura, la literatura y la abstracción para adentrarse en el combate político cotidiano y la influencia social. Y aquí debemos referirnos a los precedentes, tanto en castellano como en catalán, existentes durante todo el siglo XIX, desde las publicaciones más relevantes, como el Diario de Barcelona (1792-2009) que incluía poemas nostálgicos o artículos que defendían los intereses económicos catalanes, hasta las revistas literarias que aparecen y desaparecen ante la indeferencia general, como fue el caso de Lo Verdader Català en la década de 1840. Todo

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esto fue elaborando las bases de una incipiente prensa literaria que a lo largo del Sexenio Democrático se convertirá en política y humorística, para echar raíces en los años setenta, alumbrando nuevas publicaciones especializadas y culminar en el diario; un proceso que se verá acelerado a partir del año 1880 con la aparición de cabeceras informativas y de revistas con una incidencia social real como fue La Campana de Gràcia (1870-1934) o de calidad indiscutible, como La Ilustració Catalana (1880-1894), alcanzando sectores bien diversos, desde el obrerista y el progresista con La Tramuntana (18811903) y L’Avens hasta el cultural con Lo Gay Saber (1868-1883) o La Renaixensa. Ciertamente, y así lo veremos al hablar de la gran polémica, el año 1880 marca el momento de inflexión, de cambio. Huelga decir, sin embargo, que somos enemigos de fijar una fecha de separación. Por ejemplo, hay que repetir que las Bases de Manresa de 1892 no constituyen el primer documento reivindicativo público y colectivo del catalanismo político; hay otros antecedentes notables que encontraremos en las polémicas que citaremos. No obstante, entraríamos en otro debate sobre la historia y su utilización por parte de los políticos y de la sociedad que preferimos esquivar en este momento. Lo que queremos señalar es que en 1880 tiene lugar un hecho singular. Más de mil personas de toda Cataluña se reúnen para hablar de catalanismo desde una óptica política. Es el primer Congreso Catalanista, convocado por la prensa catalanista y nacionalista de aquella época, es decir, la revista literaria La Renaixensa, la bella La Ilustració Catalana y el político y literario Diari Català, entre otras cabeceras. En el censo que hemos efectuado de este periodo hemos localizado casi quinientas publicaciones, de las cuales el 10% son en lengua catalana. Nos proponemos establecer la situación del nacionalismo en relación con la prensa diaria en el periodo cronológico de las dos últimas décadas del siglo XIX. La prensa, vehículo del nacionalismo En primer lugar, conviene centrar la atención en los periódicos que son objeto de nuestra investigación. Se trata de los primeros diarios que aparecen en lengua catalana durante la Restauración: el Diari Català y La Renaixensa (incluyendo sus títulos alternativos). También Lo Somatent (1886-1903) de Reus, Lo Catalanista (1897) de Sabadell y La Veu de Catalunya de Barcelona son posteriores a 1879-1895 y todavía restan pendientes de ser objeto de monografías exhaustivas, aunque sobre el primero disponemos del excelente trabajo de Jordi Tous publicado precisamente en Reus. Citaremos las monografías de

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Maties Ramisa para La Veu del Montserrat (1878-1901), de Vicente Izquierdo para La Tramuntana y de Maria Capdevila y Maria Carme Illa para L’Avenç. Estableceremos los principales ejes temáticos en lo que respecta al ideario o programa, las reivindicaciones que afecten al principio de la lucha contra los derechos perdidos, la eliminación de discriminaciones y la adquisición de elementos de identificación, y, finalmente, acometeremos la composición de una pequeña relación de rasgos comunes, a modo de conclusión. La aparición de Diari Català es un notable revulsivo social para los catalanistas del momento. Se demuestra tangiblemente que es posible convertir el ideal en un material, que la utopía es realidad. Ciertamente, es notable que Valentí Almirall tenga formación y fortuna y que sea a un tiempo político y periodista, y que, además, tenga esta obsesión periodística y la haga cristalizar. De cualquier modo, no es una flor en un desierto. Veámoslo numéricamente: en Barcelona encontramos una veintena de diarios al final de la década de los setenta, exactamente suman dieciocho en 1879, pero hay diversas ciudades en las que también los hay. Existiendo tantos diarios en castellano desde 1879 la necesidad de disponer de un órgano propio es algo que flota en los círculos cultos del catalanismo. Tabla I.2.1. Número de cabeceras diarias según la ciudad de edición (Cataluña, 1879-1881) 1879

1880

1881

Sabadell

2

1

2

Vilanova i la Geltrú

1

1

1

Valls

1

0

0

Tarragona

4

4

8

Lérida

1

1

1

Reus

2

2

2

Total

11

9

14

Todos los periódicos referidos son en castellano, de carácter mixto de información y opinión y, a menudo, participan en las reivindicaciones y debates de la época. Así, hemos visto textos referidos a las polémicas de moda de su tiempo como la condición de la mujer, el proteccionismo, la divulgación científica, la esclavitud y, naturalmente, el catalanismo, la cultura catalana… Pero la prensa política catalanista también está presente: el cuadro I.2.1, aunque sea de un modo superficial, lo muestra.

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JOSEP MARIA FIGUERES Cuadro I.2.1. Primeras cabeceras en catalán (comarcas catalanas, final siglo XIX) Título

Ciudad

Núms. editados

Periodo

Lo Garbell

Lérida

17

14-X-1883/10-II-1984

La Pàtria Catalana

Valls

33

21-X-1880/7-VIII-1881

L’Escut Igualadí

Igualada

54

23-VIII-1882/15-VII-1883

Revista Catalana

Manresa

43?

4-VII-1880/15-XI-1882

Lo que pasa

Tarragona

19

28-X-1868/3-IV-1868

Lo Campanar de Reus

Reus

16

22-II/13-VIII-1879

Lo Carril de Vilanova

Vilanova i la Geltrú

12

15-VI/31-VIII-1879

L’Olotí

Olot

463

5-I-1890/25-XII-1898

Lo Barret

Terrassa

1

4-IV-1886

El Cap de Bou

Mataró

1

1872? (no vista)

Lo Tap de Suro

Figueres

1

1876 (no vista)

Allò

Gerona

1

28-II-80 (no vista)

Cassino de Granollers

Granollers

1

22-VI-1884

La Veu del Montserrat

Vic

L’Esparvé

Badalona

Revista Manresana

1.216

2-II-1878/24-XII-1902

76

4-X-1879/30-IV-1881

Es una considerable pléyade de publicaciones que a través del humor, la religión y la literatura se impregnarán de contenidos políticos, aunque en relación con el total de publicaciones es una prensa minoritaria, como ya hemos dicho. En las tablas I.2.2 y I.2.3 lo podemos comprobar detalladamente en cifras que damos a conocer por primera vez: Tabla I.2.2. Número de cabeceras según la lengua de edición (Cataluña, 1879-1881)

Revistas Diarios Total

36

Barcelona

Comarcas

Total

Total

Cat/Esp

Cat/Esp

Cat/Esp

Bcn/Com

59/200

27/133

86/333

259/160

Total

419

2 /22

0 /14

2 /36

24 /14

38

61 /222

27 /147

88 /369

283 /174

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Tabla I.2.3. Número de cabeceras según la periodicidad (Cataluña, 1879-1881) Diaria

Semanal

Bi-Trisemanal Quincenal

Otras

S.D.

Total

Barcelona

24

64

3

26

73

93

283

Comarcas

14

74

13

19

23

31

174

Total

38

138

16

45

96

124

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En síntesis, la prensa catalana comienza a tener una entidad y una significación propias. El antecedente del Diari Català, la presencia de La Renaixensa y la aparición en 1886 de Lo Somatent en Reus y, ya a finales de siglo, de Lo Catalanista y La Veu de Catalunya, ambos por transformación de un semanario homónimo, facilitan que no sea una aventura editar prensa en catalán. En 1883, la prensa catalana tenía un cuerpo bastante definido. Había publicaciones de carácter literario y cultural, de tipo satírico y político, religioso y misceláneo y también boletines propios de diversas entidades. A pesar de que había desaparecido Diari Català, no cabe duda de que su existencia fue un dinamizador que contribuyó a la viabilidad de las nuevas iniciativas. Se acababa de esta manera la etapa de hacer catalanismo en castellano, como era el caso de La Publicidad, con Narcís Roca i Farreres y Eusebi Pascual i Casas, y se abría la vía directa del catalanismo político. E. Canibell, en un texto bastante polémico titulado Recapitulem6, defiende el catalanismo de las acusaciones de reaccionario y analiza la manera en que los elementos liberales, siguiendo su terminología, se han introducido en las principales manifestaciones de la cultura catalana a la que pertenecen, de acuerdo con la legislación vigente, solo en el ámbito de lo que hemos venido a llamar "sociedad civil"y con la lengua catalana que ha sido excluida de la universidad, las corporaciones científicas y el aparato cultural del Estado. Así, el catalanismo político solo está presente en los Juegos Florales, el Teatre Català, los coros, el excursionismo, la prensa y los «actos importantes» como los congresos catalanistas o el Centre Català. En su sugerente texto, Canibell establece cuatro categorías en relación con la prensa de aquellos años: liberal, tradicionalista, sin color y no política pero con espíritu liberal.

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JOSEP MARIA FIGUERES Cuadro I.2.2. Cabeceras en catalán según la ideología (clasificación de Canibell) (Cataluña, 1883) Prensa liberal

Prensa tradicionalista

Lo Ponton

Lo Mestre Titas

La Campana de Gràcia

La Veu del Montserrat

Diari Català

Lo Borinot

Lo Catalanista

La Vespa

Lo Tibidabo

L’Esperit Català

Lo Sometent

Lo Crit de la Pàtria

Lo Nunci La Tramontana Los Jocs Florals Lo Rector de Vallfogona L’Avi La Cigala Lo Carril de Vilanova L’As d’Oros La Teula Prensa sin color pero de espíritu liberal

Prensa no política

Lo Conceller

Lo Tros de paper

La Renaixensa

L’Ase

Lo Gay Saber

La Pubilla

La Llumanera de Nova York

La Barretina

La Bandera Catalana

La Rambla

La Rondalla

Lo Noy de la Mare

L’Escut de Catalunya

L’Esquella de la Torratxa

Revista Catalana

La Sardana

Lo Renaixement Revista Literària La Ilustració Catalana FUENTE: CANIBELL: «Recapitulem» en L’Avenç (1883), p. 598-612. Facsímile en Leteradura, Barcelona, 1978.

Salvo algunos errores, como por ejemplo considerar prensa viva algunas publicaciones desaparecidas, tomar en consideración títulos alternativos como independientes y olvidos e imprecisiones en los títulos –es usual que cite La

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Veu de[l] Montserrat–, Canibell articula una referencia válida a la vitalidad de la prensa en catalán, que ha pasado ya de una fase simbólica a una etapa de presencia, residual si se quiere, pero de presencia al fin y al cabo. Posteriormente, en 1885, cinco años después, el grupo de La Renaixensa y el del Diari Català colaborarán en otras plataformas y en el Memorial de Greuges (Memorial de Agravios), pero será Almirall quien subordinará los aspectos más polémicos con tal de encontrar puntos de acuerdo. Incluso, llegamos a sospechar que Almirall hizo desaparecer Diari Català en junio de 1881 –La Renaixensa existía desde enero de ese mismo año– para encontrar los mencionados puntos de acuerdo. En 1887, a partir de la crisis del Centre Català, se volverán a separar los dos grupos, esta vez, de forma definitiva. El grupo de La Renaixensa se vehiculará unos cuantos años con la Lliga hasta que en 1899 ésta disponga de su propio periódico, La Veu de Catalunya, que logrará echar raíces y tendrá su propia evolución. Mientras tanto, La Renaixensa entrará en decadencia hasta extinguirse. El Centre Escolar Catalanista convocará unas elecciones en 1887 y se presentarán dos candidaturas: ganará la de Almirall, mientras que los derrotados –J. Güell, F. Alsina, J. Permanyer, Ll. Doménech Domènech i Montaner, A. Guimerà…– pasarán a la Lliga, y los estudiantes que permanecieron en el Centre Català fundaron el Centre Escolar Català. La Renaixensa, una vez desaparecido el periódico de Almirall, es el único diario en lengua catalana y, en la coyuntura de cooperación, se convierte en el extremo opuesto del primer semestre de 1881, cuando coexistían los dos diarios y se atacaban ferozmente. En 1885, sin embargo, se reproducen discursos de Valentí Almirall (31-III, 2-XII…), se habla de particularismo (22 y 25-XI…), de federalismo (29-IV…) e incluso de los lemas de la Revolución Francesa, que el Diari Català (14, 17 y 21-IV) había hecho propios. La Renaixensa tiene una posición bien decidida y no distingue entre gobiernos; en «Servir a dos senyors» («Servir a dos señores») lo expone7 claramente: «Ayer fue un gobierno que se hacía llamar liberal el que atacaba a la industria de Cataluña […]. Hoy es un gobierno que se hace llamar conservador el que saca adelante un convenio en virtud del cual la prepotente Inglaterra ha de obtener el trato de nación más favorecida».

El periódico se convierte en un portavoz activísimo del catalanismo. Los artículos de carácter formativo de una ideología que tiene el catalanismo como eje y que se publican en el decurso de 1885 así lo avalan. Su relación es suficientemente elocuente, el lenguaje se ha radicalizado y se identifican como políticos catalanes a los que trabajan para el catalanismo político («Se reunirán los diputados… por Cataluña, es decir, catalanes…»)8. Recordemos, no obs-

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tante, que el cunerismo era el método habitual de delegación de votos, aunque en Cataluña tuviese unos matices basados sobre todo en la representatividad corporativa más que en el simple poder económico y las relaciones individuales entre los gobernantes del momento. La argumentación de defensa del catalanismo experimenta un salto gigantesco. De los alegatos de los años sesenta, de carácter prácticamente cultural y puntual, se pasa al tono político y estructural. Asimismo, el sentido de divulgación: lo que antes alguien, un escritor individual, decía en un libro o en su correspondencia personal, ahora será incrementado en numerosos sectores (abogados, periodistas, clérigos) y en medios que, como el diario, tienen una influencia social superior. No cabe duda que el análisis de este periódico en 1885 nos permite afirmar que el catalanismo político tiene una base doctrinal cimentada especialmente en la crítica y la reivindicación, pero también de afirmación y construcción de un ideal, al menos moral. Ciertamente, pensamos, no podía ser de otro modo. En definitiva, se madura en las clases intelectuales catalanistas un ideario con el que combatir no solo a los gobiernos centralizadores, sino a los catalanes que los apoyan9. «¡Liberales!, ¡conservadores! Todos son lo mismo, los de siempre; ¿quién podrá proclamarse afiliado a uno de estos partidos sin sentir vergüenza? Que se afilien, e incluso que trabajen contra su propia tierra…, que se afilien y ayuden a los enemigos de Cataluña…, hijos descastados que despiertan más desprecio que compasión».

Se insistirá, a menudo, en la unión de todos los catalanes: «Republicanos y monárquicos, todos juntos los catalanes prescindiendo de las preferencias individuales ya que la división solo beneficia a los contrarios»10. Se pasa de la defensa de los derechos individuales a la defensa de los derechos colectivos. En definitiva, se habla textualmente de autonomía: veamos el texto del 16 de agosto, en que, además, se da por supuesto que las Cortes Catalanas serán soberanas puesto que «el elemento castellano es numéricamente superior al catalán» en las Cortes de la capital del Estado. Los artículos son constantes y van tomando un tono in crescendo en el componente analítico: por ejemplo, en uno de los numerosos textos11 que incluye el periódico que nos ocupa, después de referirse al renacimiento de la lengua catalana y de citar la cultura (literatura, teatro…), se pide que los seguidores de la lengua –el texto va dirigido a los participantes en los Juegos Florales («arca santa de las reliquias de Cataluña»)– dirijan «alguna mirada hacia el presente de Cataluña». Otro grueso temático es el intento de subsanar las intoxicaciones que los liberales y progresistas madrileños producen acusando a los

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catalanistas de «carlistas y retrógrados»; también hacia los moderados y reaccionarios, que acusan a los catalanistas de «demagogos y cantonales», etc.12 Se ha puesto, dice La Renaixensa, «la primera piedra del edificio catalanista» y resulta evidente que «el catalanismo es la propuesta del pueblo catalán contra los regímenes políticos que pospongan una idea cualquiera a la reivindicación de los derechos del Principado por recuperar su personalidad perdida». La polémica entre La Renaixensa y el Diari Català servirá para que otras publicaciones de orientación opuesta intervengan con una nueva argumentación. La Publicidad (1878-1939) saluda13 a La Renaixensa y reconoce que será difícil su labor sin tener una bandera política específica. A partir del Congrés Catalanista se fijarán unas posiciones antagónicas en la prensa catalana que responderán, sintetizando, al catalanismo progresista, en la línea que va del Diari Català a L’Avenç, y del catalanismo conservador en el que se enmarcan La Veu del Montserrat o La Veu de Catalunya. Como trasfondo, el catalanismo radical puro expresado en La Renaixensa y el catalanismo literario encarnado en Lo Gay Saber.

Notas 1.- Premsa i nacionalisme a finals del segle XIX, ponencia dictada en Palma el 3-XI-1993 en las XII Jornadas de Estudios Históricos Locales. Premsa, ràdio i televisió des d’una perspectiva històrica. Palma, Institut d’Estudis Baleàrics, 1994. (p. 51-68). 2.- FIGUERES, J.M.: El primer diari en llengua catalana. El ‘Diari Català’ (1879-1881). Barcelona, Institut d’Estudis Catalans, 1999 y en microfilm en Bellaterra, Universitat Autònoma de Barcelona, 1994. Edición digital en tdx.cat. 3.- El primer diari en llengua catalana. El ‘Diari Català’ (1879-1881). Barcelona, Institut d’Estudis Catalans, 1999. 4.- FIGUERES, J.M.: ‘La Renaixensa’, diari de Catalunya. Barcelona, R. Dalmau, 1981. 5.- Por ejemplo, ALMIRALL, V.: Articles polítics. Barcelona, La Magrana/Diputació de Barcelona, 1984 (Biblioteca de Clàssics del Nacionalisme Català, 7) y Cultura i societat. Barcelona, Edicions 62, 1985. 6.- CANIBELL, E.: «Recapitulem» en L’Avenç (1883), p. 598-612. (Facsímile en Leteradura, 1978). 7.- ALMIRALL, V.: «Servir a dos senyors», en La Renaixensa (5-II-1885). 8.- La Renaixensa (7-II-1885) 9.- La Renaixensa (22-III-1885) 10.- La Renaixensa (4-VI-1885) 11.- La Renaixensa (1-XI-1885) 12.- La Renaixensa (5-XI-1885) 13.- La Publicidad (2-I-1881)

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3 Valentí Almirall y El Estado Catalán1

El Estado Catalán es un periódico con dos etapas marcadas por su ubicación geográfica. La primera, barcelonesa, va del 15 de julio de 1869 al 18 de junio de 1870, y la segunda, madrileña, va del 8 de marzo al 11 de junio de 1873. En la inicial aparecen 227 números, si nos fiamos de la numeración oficial, y en la segunda, 76, más la hoja extraordinaria de despedida del día 11. Podemos considerarlo como una prolongación de El Federalista, el periódico bisemanal que, también en castellano, aparece desde octubre de 1868 hasta marzo del año siguiente como órgano del Club dels Federalistes, exactamente con el subtítulo de «Diario Republicano-Federalista Intransigente» en su primera edición, y en la segunda madrileña, «Diario Republicano-Democrático Federalista». Almirall fue director de los dos periódicos políticos y en el prospecto publicado en el número inicial2 desglosa su objetivo: «Si hasta el presente la falta de un diario republicano federalista cual la importancia de nuestra ciudad requiere, ha sido solo un motivo para que nos sonrojáramos al observar que lo tenían y conservaban poblaciones inferiores, desde hoy en adelante esta falta causaría a nuestra ideas perjuicios quizás irreparables. Con dolor, aunque sin Revolución de asombro ni sorpresa, vemos que la revolución de Septiembre se esSeptiembre teriliza y que, si el pueblo español no lo remedia; pasará como uno de los tantos movimientos infecundos que manchan nuestra historia contemporánea. Y mientras estamos observando con amargura (… que) Barcelona no ejerce en los destinos de la patria aquella influencia legítima y benéfica que ejercer debiera por su cultura y por el mayor movimiento de ideas que la agita y a que le da derecho su importancia.»

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A continuación, el editorial fundacional hace referencia a la intencionalidad de ser «en lo posible» un órgano del partido federalista catalán. Se manifiesta defensor de un federalismo como el suizo o el norteamericano, alejándose «de esa cosa híbrida que algunos han dado en llamar federación». Se proclama intransigente –«Entre los unitaristas y nosotros media un abismo»–. Exalta los lemas de 1789 en un panegírico: libertad «para todos, para amigos y adversarios», igualdad –«la igualdad es la base de la democracia»– y fraternidad – «bello ideal de la democracia; a la fraternidad entre los individuos, a la fraternidad entre las agrupaciones»– y acababa la declaración de principios: «No somos políticos de oficio; todos los redactores y colaboradores vivimos de nuestro trabajo ó de nuestras rentas; los que para vivir necesitan mendigar del presupuesto, hasta compasión nos inspiran, y nada esperamos de la política más que la felicidad de todos, y por consiguiente la nuestra como ciudadanos».

De los rasgos esenciales en la vida del periódico, indicamos que tiene la voluntad de mejorar su aspecto estético. Las cuatro páginas a cuatro columnas, en gran formato3. Quince días después del nacimiento ya anuncian con un llamamiento en el diario que lanzarán una edición de tarde4 y que tienen encargados nuevos cuerpos de letra: «Republicanos: continuad favoreciéndonos con vuestro apoyo, y podremos dentro de muy poco tiempo ofreceros mejoras que pongan nuestro diario al nivel de los demás que se publican en Barcelona, y le hagan digno de este gran partido»5.

A partir de los hechos de septiembre, el diario se ve obligado a realizar una pausa. Así, el número 75, en la edición de tarde correspondiente al día 27, será el último que aparezca. El 16 de septiembre reaparece, en edición matinal, el número 76. El 17 de septiembre, criticando a la censura, sale con las cuatro páginas en blanco, acompañadas de la órden de suspensión del gobernador orden civil. Incomprensiblemente seguirá apareciendo diariamente hasta el final. El 25 de septiembre, al desarmarse las milicias de Tortosa y Tarragona, El Estado Catalán publica un trágico editorial informando a los lectores que una comisión del diario visitará al Comité provincial demandando la celebración de una conferencia, y escribe: «Si el gobierno, obedeciendo el espíritu de la imprudencia y de error que le domina, persisten en llevar adelante su inicuo propósito –des-

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armamiento de las milicias– y se derrama sangre, y la libertad se pierde, y nuestra amada patria entra en un periodo, sin precedentes por lo funesto, caiga sobre el gobierno la responsabilidad de todo. Nosotros lloraremos lágrimas de sangre, pero jamás de arrepentimiento pues que nuestra conciencia está tranquila. Preferimos la suerte de víctimas, al denigrante papel de verdugos. Por esto si caemos, caeremos con orgullo, con el orgullo que siente el que está seguro de haber cumplido con su deber. ¡La libertad agoniza; la revolución ha muerto! Los minutos son ya siglos y quizá cuando se lean las presentes líneas, el atentado se estará ya consumando. Republicanos federalistas no analicemos en estos momentos quien ha contribuido a ello. Probemos si se encuentra algun medio extremo para salvar la revolución. Republicanos federalistas; la patria está en peligro. Demos en voz alta y con todas nuestras fuerzas el grito que, si somos débiles, no podremos ya dar dentro de poco, ¡Viva la República democrática federal!»6.

La redacción es amenazada por «la gente que se atreve a llamarse gobierno de la España con honra»7. El director, Valentí Almirall, y dos de los redactores –Antoni Feliu i Codina y Emili Morros– son detenidos y llevados a un buque de guerra atracado en el puerto de Barcelona y que hace las veces de prisión. El periódico contiene un santoral –Diario de las familias–, información de los horarios ferroviarios así como de las diversiones públicas de entre las que destacan conciertos y representaciones teatrales. La primera página sigue ocupada por el editorial o artículo de fondo, de carácter político. Las otras tres páginas contienen informaciones breves de Barcelona, de carácter político, así como de Cataluña y España. «Correo Extranjero» son notas copiadas de la prensa exterior. Los telegramas, anuncios oficiales, sección comercial y publicidad cierran la edición. Además de constituir una plataforma de cohesión e información de los republicanos federales intransigentes, El Estado Catalán dinamiza diversas iniciativas, como por ejemplo el inicio de las suscripciones de ayuda para «los ciudadanos que gimen en la emigración (…) por ser muchos los que pasan grandes penalidades en el estranjero»8. Almirall publica, con firma, 25 artículos, sin contar los comunicados breves o las declaraciones colectivas y los dudosos que podemos atribuirle. En todos los artículos se respira la voluntad de dinamismo didáctico, la captación de adeptos, la divulgación de un federalismo activo y la exposición de un pre-nacionalismo que rechaza la independencia pero proclama la autonomía dentro

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de la federación9. Almirall es pionero en las reivindicaciones populares contra la política del gobierno en defensa de la paz social10, polemiza contra el estado de sitio11, el orden público12, critica los excesos militares13 y, naturalmente, relanza el federalismo como doctrina de futuro: «Hagan los trabajos que gusten los periódicos madrileños, escriba cuantos folletos quiera Garcia Ruiz, desorganízenos cuanto puedan. Podrán retardar algunos días la federación, podrán continuar explotándonos algun tiempo, pero estén seguros de que la primera revolución que se haga en España, será en sentido federalista»14.

Consecuente con los principios del Pacto de Tortosa, Almirall publica la edición de Barcelona como crítica constante hacia el republicanismo unitarista. Obviamente, también, hacia la reacción, sea la carlista o la conservadora burguesa, oponiéndose al Pacto Nacional y declarándose no vinculado a La Igualdad y a Madrid15. Será, también, consecuente cuando proclamada la primera República el 11 de febrero de 1873, quiera intervenir ideológicamente, ya que unos días después, el 8 de marzo, aparece el primer número de la edición madrileña. Finalmente, tenemos noticias de una edición que se llama tercera época, pero desgraciadamente, en caso de haber existido, no se conserva ninguna en las bibliotecas públicas16. En la edición de Madrid, Almirall publica, firmándolos, 35 artículos, centrados todos ellos, salvo alguno esporádico dedicado a algún aspecto coyuntural –toros, 2 de mayo…– a impulsar a las fuerzas federalistas intransigentes hacia la polarización de la República naciente. Son la aplicación de un programa suficientemente expuesto, no solo en el Pacto de Tortosa, sino, básicamente, en dos importantes escritos, ya publicados anteriormente, de gran trascendencia en el análisis del pensamiento del propietario y director de El Estado Catalán. Estos textos son las Bases para la Constitución federal de la nación española y para la del Estado en Cataluña. Observaciones sobre el modo de plantear la confederación en España por el Vice-presidente del Club de los Federalistas (1868) e Idea exacta de la federación. La República Federal Española. Datos para su organización por el director de ‘El Estado Catalán’ (1869)17. Estos dos textos son los antecedentes ideológicos que la lucha política llevada a cabo por el centro del Estado desde una posición crítica, no separatista pero sí descentralizadora y federalista, ponía en cuestión. Como ha indicado González Casanova18 , las Bases para la Constitución Federal de la Nación española y para la del Estado de Cataluña son un proyecto de articulación del Estado de Cataluña en la nación española, no de la

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nación catalana en el Estado español. El matiz tiene su importancia dada la voluntad de Almirall al proclamarse partidario de la autonomía y no de la independencia. Desde el Club dels Federalistes y sus publicaciones, las Bases… significarán la cristalización política de la voluntad de transformar la Revolución de 1868 en un asentamiento formal de Estado estable. En una decantación hacia la fórmula federalista del pleno respeto a las soberanías de las partes integrantes del conjunto. Basándose en la pluralidad de España del sexenio, Almirall lleva a cabo una labor de divulgación y sensibilización. Un texto corto, escrito deprisa y con poco rigor técnico, pero que se basa en un «sistema político representativo de la pluralidad regional histórica y de su base popular19. La trascendencia Afegir cometes de las Bases…, que ya han sido suficientemente analizadas, tienen, pues, un valor de prolegómeno del pensamiento de Almirall en su concepción de lucha para conseguir la democracia parlamentaria y de base popular, eliminando el régimen censal minoritario, mediante la participación soberana de los diversos pueblos en el poder global del Estado. En definitiva, la descentralización, asumiendo, para Cataluña, una política autónoma que, dentro del sistema federal del Estado compuesto, sería la fórmula para organizar el nuevo panorama surgido de 1868, con un reconocimiento de las libertades ahogadas por el unitarismo. Almirall rubrica la Idea exacta de la Federación o La República Federal Española. Datos para su organización, como director de El Estado Catalán. Tiene dos ediciones, 1869 y 1873. La segunda, con una clara finalidad intervencionista, al existir ya la República20. Almirall va directamente al centro de estructura de poder: antes de grandes principios constitucionales (expone en la Introducción, de libertad o igualdad) quiere que se articule un estado con mecanismos internos, en el que la forma de poder sea la democrática. Indica que sus enemigos políticos aceptan las declaraciones programáticas, pero no «ceden ni un ápice en la que llaman cuestión secundaria de la forma de gobierno»21. Vincula la federación a la alianza,a un contrato, entre pueblos o estados con soberanía, donde se limitan las respectivas soberanías (libertades) que quedan articuladas, creando un organismo superior que es el del conjunto Estados de estados. En federarse, pues, «Estados o pueblos, abdican una parte de su soberanía en el conjunto, y como los mismos Estados conservan la otra parte que no han expresamente renunciado, es evidente que la federación supone división de soberanía». Por lo tanto, es necesario proclamar, antes de la constitución federal, la soberanía de las partes, es decir, la independencia de los pueblos. De esta manera se puede ir ya a la ratificación de la obra de conjunto. Pasa revista, después de estudiar la soberanía de los estados federados, a los objetos del contrato de fe-

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deración, a los medios de que dispone la federación para garantizar la independencia de los estados federados, a la garantía de la libertad de los ciudadanos, a los medios que puedan emplearse para garantizar esta libertad, a la armonía del poder con la federación y a las instituciones a que da vida el contrato de federación: Asamblea Federal, Poder Ejecutivo, Tribunal Federal. También analiza las atribuciones de cada ente, el ejército y marina federales, etc., con una clara intención divulgativa y sin penetrar a fondo en determinados aspectos polémicos. Por ejemplo, ¿quién ha de federarse? Razona que no deben hacerse las «provincias» de los tiempos de Fernando VII –Aragón, Cataluña…–, pero no las matiza con las problemáticas de cada una. La cuestión de las colonias –Cuba, Puerto Rico, Filipinas…– tampoco queda resuelta en dejarlo a la libre voluntad de las partes. Tal vez, en el fondo, está la idea latente que han de ser independientes, pero el hecho de estar en guerra imposibilita la libertad de opinión. Los dos textos, Bases… e Idea…, al margen de las contradicciones internas que han indicado los analistas que se han ocupado de su estudio22, tienen el gran mérito de ser la primera obra de conjunto que esboza un planteamiento racional y posibilista, de solución, para las relaciones entre Cataluña y España, desde una posición de plena intervención en la fórmula del Estado en conjunto. El inicio de las tensiones teóricas, contrapunto de las reales derivaciones económicas o sociales, provoca que Almirall cierre la etapa federalista, al darse cuenta del fracaso. Recordemos la etapa madrileña de El Estado Catalán, cuando los partidarios de la república unitarista, incluso con la pasividad de Pi i Margall, tengan el dominio del timón del poder y la continuación de estos textos teóricos, y cuando el Pacto de Tortosa de 186923 avance hacia un callejón sin salida. Al llegar la Restauración, y la reflexión que hace Almirall a propósito en 1876 y 1877 es clara con los Escritos Catalanistas (1878) y Diari Català (1879) para acabar en 1886 con Lo Catalanisme y la Respuesta a Núñez de Arce. Almirall cree que el catalanismo tiene un lugar dentro del Estado y este lugar es la participación, no la separación. Rechaza la organización presente que aísla el catalanismo, acusándolo de separatista. El federalismo no es ni separatista ni centralista, y este será su caballo de batalla. La confusión teórica, derivada de la falta de medios para dar a conocer el pensamiento federalista, es notable. Almirall y los federalistas intransigentes no son separatistas, creen en la federación y, de aquí, a la construcción de un estado federal en régimen de Estado igualdad. Pero para conseguir este objetivo es necesario llegar a la independencia formal de las partes –comarcas o regiones– y establecer la federación, pactada libremente y voluntariamente desde una posición de igualdad. Está

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claro que la independencia, la autodeterminación, es puramente formal para llegar a una situación superior, basada en el pacto federativo para establecer el estado federal de arriba abajo. La lucha es contra el centralismo que encarna Madrid con Cortes no representativas, y con una voluntad mayoritaria unitarista y centralista. Josep Termes cita de El Estado Catalán, el editorial del 23 de marzo de 1870, en el que queda claramente expuesto24 el anhelo de libertad de Cataluña dentro de la federación española: «Si Cataluña se rigiese por sus leyes propias, si estuviese gobernada por sus propios hijos, otra sería su situación, otra su grandeza (…) Si antes de ahora este deseo no se ha manifestado la manera de obtener el feliz resultado de conservar la unidad española, dando la independencia a las provincias que la forman. Por fortuna el medio se ha encontrado, y hoy el grito de ¡Viva Cataluña! No expresa una aspiración no separatista, es el grito que ha de preparar la federación de los estados españoles».

Este editorial, titulado precisamente «¡Viva Cataluña!» es un elemento más de claridad del federalismo pre-catalanista, que significa el intento de vertebrar una Cataluña diferente en el marco estatal. Cuando esta vía federalista se rompa por el reformismo o la reacción militar, el federalismo se replegará adoptando ya una vía plenamente catalanista, a pesar de la impotencia de llegar a la federación, atendidas las diferencias entre las diversas partes del Estado. La simple lectura de los títulos de los artículos que publica en El Estado Catalán es suficientemente ilustrativa; fijémonos nada más en la concepción de la palabra «intransigentes». Para diversos estudiosos significa radicalidad que, teniendo en cuenta el factor carlista bélico, hace temblar las bases republicanas. Para Almirall, sin embargo, y recordamos que en las crisis de marzo y abril actúa, estando en Madrid, de freno para detener la «impaciencia» de sus correligionarios barceloneses que querían proclamar rápidamente la República federal, esta palabra es todo un programa: «(…) mientras que algunos vacilaban y creían al partido en situación de tener que tratar con los más o menos afines al mismo, transigiendo en algo o en mucho, nosotros sostuvimos siempre que la naturaleza misma de las ideas que defendíamos nos impedían transigir en lo más mínimo, porque toda transacción, aunque poco importante en apariencia, debía ser nuestra muerte; nos titulamos

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intransigente, porque decíamos siempre o todo o nada, o federación republicana y democrática, o estar en la oposición, sin que nos importara que ese camino pareciera más largo si había de ser más seguro, y real y efectivamente más corto. (…) Nos titulamos intransigentes, porque lo que nos proponíamos y proponemos todavía con la proclamación de la república federal, no es la dominación del partido a que pertenecemos, sino un cambio radical y completo en el modo de ser de nuestra patria, que le permita acabar con la explotación a que todos los partidos la han sujetado, empobreciéndola y deshonrándola»25.

El Estado Catalán es la plataforma que aglutina a este sector de radicalidad26. Feliu i Codina, J.A. Clavé, A. Altadill, L. Pons i Dalmau, C. Gomis, J.Ll. Pellicer, E. Morros, V.F. Simal, encabezados por Almirall se embarcan en la aventura de llevar el periódico a Madrid. El recibimiento no es agradable por lo que tendrán que ser sus lectores y subscriptores madrileños en momentos en que la violencia verbal periodística es álgida. No es extraño, pues, que un diario «redactado en provincias y publicado en Madrid», que quiere imponer y divulgar su criterio en la capital, que quiere «pensar por todos, avasallarlo y explotarlo todo», corone tanto esfuerzo con un fracaso. Veamos alguna cifra de difusión: El Estado Catalán, en una relación de difusión de títulos, es el diario número 303 con 236 ptas. pagadas por franqueo en mayo y junio de 1873 respectivamente, mientras que el primer diario –La Correspondencia– tiene 3.456 ptas. en las dos fechas indicadas. Tabla I.3.1. Importe del franqueo superior a cien pesetas de los diarios políticos de Madrid Título Franqueo VI/1873 Franqueo V/1873 3.456 3.456 La Correspondencia 1.674 1.667 El Imparcial 1.557 1.392 La Igualdad 1.087 1.389 La Reconquista 862 790 El Pensamiento Español 717 700 La Regeneración 461 698 La Esperanza 909 603 La Época 703 564 El Popular 408 517 La Gaceta Popular 210 504 El Tiempo 485 442 El Cencerro 453 381 La Discusión 90 339 La Iberia 409 225 La Verdad 355 308 El Diario Español

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EL PERIODISMO CATALÁN. UN SIGLO DE HISTORIA (1879-1984) El Estado Catalán (desde el 8 de marzo) La Política La Tertulia El Eco de España El Pueblo La Nación El Gobierno La España Federal El Debate La Independencia Española La Pitita El Apagador El Cascabel El Garbanzo La Regeneración La República Democrática La Justicia Federal La Prensa La República

236 368 261 223 306 200 97 157 153 107 105 122 717 381 134 123 120

303 302 261 255 233 214 185 166 165 126 116 111 104 103 -

FUENTE: El Estado Catalán, 2-V-1873 y 6-VI-1873.

La difusión del timbre indica, con reservas27, el valor que se pagaba por la difusión de ejemplares fuera de la ciudad y nos muestra como El Estado Catalán está en una posición de franca inferioridad ante las fabulosas remesas que hacían los diarios mayoritarios –La Correspondencia, La Igualdad, El Imparcial–. La observación que dedicamos a la serie de diarios madrileños de mayor difusión fuera de Madrid concuerda también notablemente con la relación que hemos visto extraída de El Estado Catalán. Tabla I.3.2. Título de la publicación La Correspondencia El Imparcial La Igualdad El Pensamiento Español La Regeneración La Esperanza La Época El Tiempo El Popular El Cascabel La Discusión La Política El Diario Español

Pago medio mensual en pta. (1873-74) 3.897 2.691 874 435 246 285 69 292 820 969 384 381 463

FUENTE: CABRERA, et. al., «Datos para un estudio cuantitativo de la prensa diaria madrileña (18501875)» en Prensa y Sociedad en España (1820-1936). Madrid, Edicusa, 1975.

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Debemos considerar 303 ptas. que paga el diario El Estado Catalán en mayo de 1873 como media estable anual y no únicamente de un mes (el mes siguiente paga 236). De los 17 diarios que incluye esta serie El Estado Catalán tendría diez diarios por encima y siete por debajo, de los de más difusión. Es un periódico dirigido específicamente a la militancia federal. Con cuatro páginas a cuatro columnas a lo largo de sus números más la hoja extraordinaria de despedida, podemos considerarlo un caso bien particular en la prensa catalana. Su contenido es presentado siguiendo una pauta de diseño formal estable. Mantiene en portada la sección doctrinal y la política; en la segunda, los despachos telegráficos, las noticias breves, prensa afín, etc., y la vida parlamentaria, o sección oficial; en la tercera, la sección de variedades, noticias breves y más despachos telegráficos, y la última se ocupa con publicidad, bolsa y espectáculos28. El día 11 de febrero de 1873 se proclama la República federal como gobierno de la nación. Pi i Margall se retira de la política activa el día 8 de junio, asqueado por las discusiones personalistas de las Cortes. José María Orense, el presidente de la Asamblea, dimite el día 9, Figueras huye a Francia el día 10 y Pi se ve obligado a tomar las riendas, a pesar de haber renunciado a ello, del gobierno de conciliación. El mismo día que El Estado Catalán se despide, el Diario de Sesiones publica el lema del nuevo gobierno: «Nuestro programa es salvar la República y el orden». Vallès, diputado intransigente, denuncia, el 18 de junio, agitado como todo el sexenio, la política de un gobierno débil, que como los anteriores miraba hacia la derecha en conflicto armado con las sublevaciones cantonales del mes de julio de Sevilla, Cartagena, etc. Almirall contempla desde Madrid, el aparato inmaculado del Estado, de conspiraciones constantes, de intentos de golpes militares, y a partir de la frustrante experiencia iniciará una nueva singladura: «Cuando contemplemos las sensibles convulsiones de la agonía de nuestra patria, lloraremos amargamente sus males; lloraremos amargamente que un conjunto de circunstancias extraordinarias hayan hecho imposible hasta la prueba de nuestro sistema. Nos retiramos pues, desalentados, sin esperanza en la salvación de España, pero sin que haya menguado en lo más mínimo la fe en nuestros principios»29.

Almirall da, sin embargo, un último aliento de esperanza, si el poder público reacciona, y no adopta el nombre de «federal» sin contenido, sino aplicando los pactos ya explicitados, «nos despedimos por pocos días» pero si todo sigue

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igual «lasciate ogni speranza» y, amargamente, repite en dolorosa y forzada despedida la frase de Dante.

Notas 1.- Publicado originalmente en las actas del Congreso de Historia de la Ciudad de Barcelona. Ed. digital. 2.- El Estado Catalán, 1 (15-VII-1869). 3.- «Atendida la premura con que hemos publicado el primer número de este periódicos, suplicamos a nuestros suscritores nos dispensen las faltas que puedan notar, seguro de que haremos lo posible para evitarlas». El Estado Catalán, 1 (15-VII-1869). 4.- A partir de el primero de agosto. La llamada aparece los días 27, 29 y 30 de julio y, efectivamente, el día 2 de agosto ya aparece esta nueva edición. 5.- El Estado Catalán, 13 (27-VII-1869). 6.- El Estado Catalán, 73 (25-IX-1869). 7.- El Estado Catalán, 75 (27-IX-1869). 8.- El Estado Catalán, 98 (8-I-1870). 9.- «No queremos proclamar la independencia de Cataluña, en absoluto; queremos sí, y lo decimos muy alto, la autonomía». El Estado Catalán, 4 (18-VII-1869), dentro del artículo «Embustes madrileños». 10.- La entrada en vigor del decreto del 17 de abril de 1821 motiva un duro artículo de Almirall en defensa del estado de derecho. Llega a acusar el gobierno de ser merecedor, por el artículo primero de la ley, de la misma pena de muerte. El Estado Catalán, 13 (27-VII-1869). 11.- ALMIRALL, V.: «Los estados de sitio» en El Estado Catalán, 5 (19-VII-1869). 12.- ALMIRALL, V.: «El orden público» en El Estado Catalán, 15 (29-VII-1869). 13.- La dirección. «Sucesos de Montalegre» en El Estado Catalán, 32 (15-VIII-1869). 14.- ALMIRALL, V.: «El federalismo y el porvenir» en El Estado Catalán, 32 (15-VIII-1869). 15.- HENNESSY, C.A.M.: La República federal en España. Madrid, 1966; p.118. 16.- Tenemos noticias de la existencia de un semanario, con el mismo nombre que el diario, que aparece en septiembre de 1874, según una referencia debida a Fèlix Cucurull, que cita La Independencia como fuente. 17.- Barcelona Imp. Verdaguer. 1868. 2ª ed. Existe la versión de GONZÁLEZ CASANOVA J.A.: Federalisme i autonomia a Catalunya (1868-1938). Barcelona, Curial, 1974, p.419-435. Puede estudiarse también el desarrollo de los debates gracias a la serie que publica El Estado Catalán, con la reproducción de todas las intervenciones: 8, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 18, 19, 20, 28 y 31 de marzo; 4, 7, 15, 21, 26, 29 y 30 de abril, y 1, 2, 7, 9, 10, 12, 17, 20, 21, 23, 26 y 29 de mayo de 1873. Por Idea exacta… Barcelona. V. e H. de Gaspar. 1869, 2ª ed., Barcelona, Imp. Hispana, 1873. 18.- GONZÁLEZ CASANOVA. Federalisme… p.106. 19.- Id. p.106.

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JOSEP MARIA FIGUERES 20.- En la introducción Dos palabras, «Varios socios del Centro Federalista» escriben: «Hoy que España vuelve a ser dueña de sus destinos; hoy que nuestra nación está llamada a constituirse de nuevo; hoy que por todas partes se proclama con entusiasmo la República federal, creemos prestar un verdadero servicio al pueblo dispensando a este folleto, que bien podríamos llamar libro, los honores de la reimpresión. Mucho se habla de federación, mas no todos los proclaman de buena fe, ni tampoco la comprenden todos. El Director de El Estado Catalán desarrolla en este libro la República federal tal cual debe ser. Léalo el pueblo ya que para él se ha escrito; léalo, penétrese bien de su contenido y así evitará el ser víctima de los unitarios que le engañan cubriéndose con la máscara de un mentido federalismo». 21.- Idea exacta… p. 2. 22.- V. esp. GONZÁLEZ CASANOVA, Federalisme… p.104-112, así como la notable y extensa bibliografía que menciona aunque la de Almirall no es mucha. 23.- A pesar de que la Idea es de finales de 1869 y el Pacto de Tortosa de mayo del mismo año, es necesario entender ambas obras –Bases… e Idea…– como perfectamente sincronizadas en el sentido político, al ser la primera un esbozo de Constitución Federal y la segunda un documento de sensibilización popular, es decir, complementarias en la forma y con un solo sentido de fondo en común: la proclamación de la República federal. 24.- TERMES, J.: De la revolució de setembre a la fi de la guerra civil (1869-1939), dentro de Historia de Catalunya. Barcelona, Edicions 62, 1987, p. 29. 25.- ALMIRALL, V.: «Nuestra intransigencia» en El Estado Catalán, 48 (5-V-1873). 26.- Sobre el periodo de la primera República puede consultarle el testimonio de Pi i Margall. La República de 1873. Apuntes para su historia. Reeditada en 1970, Madrid, Seminario y Estudios. GONZÁLEZ SUGRAÑÉS, M.: La República en Barcelona. Apuntes para una crónica. Barcelona, Heinrich y Cía., 1896 y, además de las obras citadas de Hennessy, Termes… los estudios de FERNANDO BADIA, J.: Historia político-parlamentaria de la República española en Barcelona. Madrid, Edicusa, 1973; NIETO SANGENÍS, M.: La primera República española en Barcelona. Barcelona, Publicaciones de la Cátedra de Historia General de España, 1974. LACOMBA, J.A.: La primera República. El trasfondo de una revolución fallida. Madrid, Guadiana de Publicaciones, 1973. 27.- Estas cifras están dadas en función del valor que se liquida según el peso, que es variable de acuerdo con el formato y paginación del periódico. Por lo tanto, es necesario considerarlas con cautela. También hay publicaciones que utilizan sus métodos o sistemas propios de distribución y finalmente, huelga considerar los errores de la administración. Pueden consultarse las obras de CABRERA, M., ELORZA, A., VALERO, J. y VÁZQUEZ, M.: «Datos para un estudio cuantitativo de la prensa diaria madrileña (1850-1875)» dentro de Prensa y Sociedad en España (1820-1936). Madrid, Edicusa, 1975. p.47-149 o CASTILLO, J.: La prensa política de Madrid: notas para el análisis de las estadísticas de timbre (1873-1887) en Prensa y Sociedad… p.149-198. 28.- A pesar de la intencionalidad política y el intento de ofrecer al mismo tiempo un servicio informativo como periódico complementario y básico, el criterio que llega hasta hoy de su influencia no es demasiado positivo. No hemos encontrado ninguna referencia sobre la difusión, solo datos Interlineat sobre el contenido. Josep Pla escribe: «El resultado fue deplorable, lamentable. Nadie lo compraba

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EL PERIODISMO CATALÁN. UN SIGLO DE HISTORIA (1879-1984) a excepción de cuatro amigos del autor, nadie lo leía. No produjo la más mínima curiosidad». PLA, J.: «El senyor Valentí Almirall» en Prosperitat i rauxa de Catalunya. Barcelona, Destino, 1977. Obra completa. Vol. XXXI, p.183-255. ref. p. 213. 29.- La Dirección. «Extraordinario» en El Estado Catalán (11-VI-1873).

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4 La prensa diaria en lengua catalana1

El panorama de la prensa diaria en lengua catalana a finales del siglo XIX –si se tiene en cuenta que es en esta época cuando comienza a aparecer– resulta bastante escuálido si atendemos al número de periódicos diarios aparecidos. Tan solo contamos cuatro diarios: dos en Barcelona, uno en Reus y uno en Sabadell. No tenemos en cuenta La Veu de Catalunya, que al nacer en 1899 pertenece ya al siglo XX. El primer rasgo a tener en cuenta sería, pues, la minoritaria presencia del catalán en la prensa editada en Cataluña, en relación con el total de periódicos en español, que nuestras investigaciones cifran en 17 en Barcelona en 1879 y en 18 en 1881, años de fundación del Diari Català y La Renaixensa respectivamente. Relación baja. Del medio millar de periódicos diarios que aparecen en Cataluña un centenar lo hará en catalán. Fuera de Barcelona, la cifra es inferior. Encontramos diarios únicamente en Sabadell, Vilanova y la Geltrú, Tarragona, Valls, Reus y Lérida, con un total de 10 publicaciones en los dos años citados anteriormente. Para el periodo de 1879-1881, damos con 2 diarios en catalán por 55 en castellano; 45 semanarios en catalán por 133 en castellano; 14 publicaciones quincenales en catalán por 51 en castellano, y con 26 por 118 en la prensa editada con el resto de periodicidades. Un apunte más, aparecen en nuestra investigación y localizamos 5 publicaciones en catalán y 115 en castellano de las que no tenemos constancia de su periodicidad. En total, el cálculo arroja una suma de 92 publicaciones en la lengua de Bernat Metge por 472 en la de Cervantes. Cuando aparecen los diarios en lengua catalana hay una absoluta presencia de periódicos de distintas periodicidades en lengua castellana. No obstante, la prensa no diaria en catalán ya ha llegado a una situación en lo que se refiere a su presencia, especialización y difusión. Así, en 1879 y 1880 hay diversos segmentos temáticos de publicaciones. Veámoslos:

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-La prensa de carácter literario y cultural, en la que destacan el Calendari Català (1865-1882), La Renaixensa –revista– (1871-1883), Lo Gay Saber (1868-1869, 1878-1883) y L’Avens (1881, 1882-1884, 1889-1893). -La prensa que articula el bloque de carácter ideológico-político y literario, en la que merecen mención especial La Veu del Montserrat, La Pàtria Catalana (1880-1881) y la Revista Catalana (1880-1882) de Vic, Valls y Manresa respectivamente. -En el apartado informativo cultural remarcamos, entre otras, la decenal La Ilustració Catalana y el notable número de publicaciones que contienen información elaborada en comarcas, desde Lo Campanar de Reus (1879) hasta L’Esparvé (1879-1881) de Badalona, pasando por Lo Rossinyol del Ter (1880) de Gerona, con una insistencia constante en la variante de prensa humorística y satírica, que es la predominante también en los años de la Restauración. El grueso informativo lo encontraremos en publicaciones que aparecen dos o tres veces por semana o bien semanalmente según la importancia demográfica de la ciudad en que se publiquen. -Otra consideración merecen las revistas especializadas en temas como el excursionismo o la agricultura; son ejemplos, respectivamente, el Butlletí de l’Associació d’Excursions Catalana (1878) o La Quinsena del Pagès (1878-1883). En conjunto, diseñamos una panorámica en la que encontramos unas buenas revistas literarias y culturales, el nacimiento también de algún gran título ilustrado, algunas publicaciones marcadamente políticas y específicamente catalanistas y un impulso en las comarcas de fuera de Barcelona donde aparecen revistas satíricas, informativas y de alguna otra clase que siguen la estela barcelonesa. La prensa de entidades y la especializada vivirán también una época de florecimiento como corresponde al apogeo de La Renaixensa. La realidad numérica puede consultarse en la tabla I.4.1. Tabla I.4.1. Número de cabeceras según la lengua de edición y la periodicidad (Cataluña, 1879) Barcelona

Comarcas

Cat / Esp

Cat / Esp

1 / 17

0 / 11

29

0/0

0/7

7

Semanarios

10 / 19

4 / 28

61

Quincenales

3 / 13

1/9

26

3 / 91

2 / 28

124

17 / 140

7 / 83

247

Diarios Bi./tr.semanal

Otras y s.d. Total

58

Total


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Finalmente, diferenciando por lenguas tenemos 24 títulos en catalán y 223 en castellano. No hemos contabilizado ni los títulos alternativos aparecidos a raíz de las suspensiones, porque consideramos que alteraría la esencia de nuestro discurso, ni tampoco hemos hecho un recuento acumulativo de las publicaciones que se mantienen año tras año. Son sencillamente las publicaciones cuya vida se acota al periodo citado. El nacimiento ¿Por qué aparecen diarios en lengua catalana? ¿Quiénes son sus fundadores? ¿Tienen la misma calidad que los escritos en lengua castellana? ¿Son igual de leídos? ¿Qué objetivos persiguen en un panorama en el que la prensa tanto desde la perspectiva ideológica como desde la informativa parece haber alcanzado una plena saturación? Además, la situación del catalán es de inferioridad respecto al español en el ámbito público por más que en la oralidad su utilización sea absoluta. Sin embargo, a partir del periodo cultural conocido como la Renaixença (el Renacimiento), se inician actividades públicas que gradualmente irán tomando impulso. En opinión –repetimos– de Eudald Canibell, estas actividades serán la poesía, el teatro, el canto coral, el excursionismo, la prensa y la política, a las cuáles añadiremos la Iglesia y el asociacionismo. Ante la problemática de tener una lengua diglósica, con un uso pleno en la calle pero reducido en la cultura, nos fijaremos en la respuesta de los periodistas, o más estrictamente en los escritores y políticos que hacen de periodistas. Un escrito publicado en L’Avenç en enero de 1892 y firmado por la redacción expresa claramente la voluntad de una generación de ofrecer una respuesta colectiva a una situación global: «¿Y cómo ha de contribuir la solución del problema lingüístico a la resolución del problema político catalán? Es sabido que la lengua catalana ha de sostener una fuerte lucha con la lengua castellana, con la lengua oficial del Estado español; ¿y como ha de salir victoriosa si abandonamos su estudio, si la dejamos corromperse por una parte y por la otra no rompemos el molde de las formas arcaicas que la lastran y la hacen antipática al resto de catalanes? […] ¿Cómo obtendremos del Estado español la reivindicación oficial de nuestra lengua si esta no es, al menos, tan perfecta literariamente como la castellana y si no introducimos en la conciencia de Cataluña entera el convencimiento de resolver a favor de la lengua catalana el dualismo lingüístico que tantos obstáculos pone al progreso inte-

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lectual, en el sentido más amplio de la palabra? Seguiremos, pues, la obra patriótica de contribuir a la resolución del problema lingüístico»2.

L'Avens «L’Avenç nace en 1881 con el propósito de desarrollar las ideas radicales de-

fendidas por el Diari Català de Valentí Almirall». Así comienza el buen estudio que dedican Maria Capdevila y Maria del Carme Illa a esta revista3. La misma finalidad se da en el diario de Reus Lo Somatent y en Lo Catalanista, de Sabadell. La sombra de Almirall llega en su influencia profunda –todavía poco estudiada– hasta el pueblo catalán no únicamente a través de su propia labor de escritor y activista, sino también a través de la repercusión que tiene en diarios y revistas que van apareciendo en las postrimerías del siglo XIX influidos por su pensamiento. Y este hecho es importante, dado que el papel de la prensa será fundamental en la formación de la ideología catalanista. Diari Català lo dice claramente en su número prospecto correspondiente al primero de mayo de 1879, al indicar que cuando dos catalanes se encontraban, en confianza comentaban que el renacimiento del catalán estaría cojo mientras no dispusiera «del medio más poderoso de los tiempos modernos: la prensa diaria». Por tanto, detectamos una voluntad de que la incipiente renovación del catalanismo, en su paso de los círculos literarios minoritarios a capas más amplias de la población, tuviese un diario como instrumento al servicio de su idea social, política y cultural, en definitiva, ideológica y no estrictamente informativa; de hecho, como sucedía con tantos periódicos en castellano que aparecían al servicio de una ideología a la que el hecho informativo se veía subordinado. La Renaixensa, revista el 1871 y diario el 1881, publicándose ambos, lo explicita en su número prospecto de diciembre de 1880: «Tal mejora –salir como diario en dos ediciones de mañana y de tarde– obedece no solo al deseo de aportar a la notable manifestación del periodismo diario de Barcelona un nuevo elemento, sino también a la convicción íntima de que el catalanismo, no cabiendo ya en determinadas esferas –demasiado circunscritas para interesar a todo hombre de buena voluntad y de imparcial juicio–, ha llegado a la categoría de pensamiento y a la necesidad absoluta de presentarse firme y robusto, depurándose y fortaleciéndose en justas y reiteradas manifestaciones»4.

En estos años de la Restauración, cuando se implanta el periodismo empresarial tan bien descrito por Teodor Baró5 establecemos la primera consideración

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sobre la finalidad propagandística –difusora– a partir del nacimiento de la prensa diaria en lengua catalana de un programa nacionalista. El tercer periódico, Lo Somatent, que nace en 1886 y hasta el 1903 es el exponente del catalanismo político de Reus. Lo indica también clarísimamente en su editorial del 15 de agosto del año de su fundación: «El movimiento regional catalán, al que viene a dar impulso el diario […] está destinado a cambiar por completo las costumbres políticas de nuestra tierra y a desligar a los que intervienen en la gestión de la cosa pública de la tutela, tiránica y odiosa, que imponen desde Madrid gobiernos centralizadores y uniformistas que para desgracia de las regiones españolas, absorben más que administran los bienes del país».

El historiador de este periódico, Jordi Tous6, indica que Lo Somatent nace por influencia del pensamiento de Valentí Almirall, y más concretamente por influencia del libro Lo Catalanisme, publicado solo cinco meses antes. Lo Catalanista de Sabadell nace como semanario en 1887 y hasta el 1897 aparece con esta periodicidad; de 1897 a 1898 se mantendrá como diario y, finalmente, en 1901-1902 volverá a aparecer como semanario. El subtítulo refleja de forma clara una tendencia, la del Memorial de Greuges (Memorial de Agravios) y la de la Unió Catalanista: «Diario defensor de los intereses morales y materiales de Cataluña». En el número inicial como diario expresa el programa con gran claridad. Recordamos que el periódico nace gracias a la existencia de la delegación en Sabadell del Centre Català, fundado por iniciativa de Almirall. Con Sabadell, Almirall tuvo una gran vinculación ya que fue una ciudad que visitó en numerosas ocasiones y en la que ejerció como director de un centro de enseñanza nocturno para obreros, que se vio frustrado por la Restauración. Técnicamente, el diario nace para aglutinar la alternativa a las elecciones generales contra la candidatura caciquista. El texto editorial explicita el ideario de Antoni de P. Capmany, director, fundador y propietario del periódico: «Defender a la región catalana en todo: velar por su dignidad, por sus intereses y sus derechos que consideramos los más sagrados del mundo; propagar su expresivo y categórico lenguaje que nos parece el más armonioso que existe; despertar sus gloriosas tradiciones históricas que a tantos héroes y sabios han inmortalizado […]. Bajo tal concepto nuestros esfuerzos se dirigirán a alcanzar la autonomía de Cataluña que deseamos junto con la de las demás regiones de Es-

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paña. Que cada una de ellas pueda administrar libremente sus bienes, fomentar sus fuentes de riqueza en proporción a su conveniencia y necesidad y valerse de su propia legislación y usar su lenguaje natural y disponer de todos aquellos mecanismos interiores exclusivamente suyos que puedan favorecer en un sentido o en otro su florecimiento y bienestar»7.

En resumen, el nacimiento de la prensa diaria catalana responde a una finalidad estrictamente política, y si se hace eco de otros elementos –literarios, culturales, informativos…– es por influencia directa del medio en reciprocidad con sus lectores y por evolución propia que tendrán todas las publicaciones a lo largo de su existencia. La personalidad de los directores, que son al mismo tiempo los fundadores y propietarios, lo demuestra. Cuadro I.4.1. Directores de los primeros periódicos en catalán Diario

Director

Profesión

Diari Català

Valentí Almirall (1841-1904)

Político, escritor

La Renaixensa

Àngel Guimerà (1849-1924)

Dramaturgo, poeta, político

La Renaixensa

Pere Aldavert (1850-1932)

Escritor, periodista, político

Lo Catalanista

A. de P. Capmany (1858-1912)

Periodista, poeta, político

Lo Somatent

Pau Font de Rubinat (1860-1948)

Abogado, político, bibliófilo

Detectamos una profunda yuxtaposición entre las tres facetas que son comunes al conjunto de directores: todos son escritores y a la vez políticos, el periodismo es un medio para dar a conocer tanto su obra creativa –poética, política, narrativa…– como, esencialmente, su formulación política ante la coyuntura de transformación del catalanismo. No hay un solo rasgo dominante sino que es la amalgama de varios. El periodismo es el elemento básico y el denominador común. La generación siguiente a la inicial de La Renaixensa (fijémonos en la proximidad de los años de nacimiento de la mayor parte de los diarios) sigue esta cronología: 1879, 1881, 1886, 1897. Tienen, por tanto, una intensa actividad a favor de la propagación de su pensamiento, que es dual: proyección de la literatura catalana y exposición pública de un ideario catalanista para la creación de una mentalidad común favorable al nuevo ideal cuando el contexto político está dominado por las elecciones fraudulentas, por el caciquismo, por los partidos dinásticos con diputados cuneros, etc. No es tan solo simbólico que Lo Somatent

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quiera destruir la base política de los dinásticos en Reus y llame a todos, monárquicos y republicanos, conservadores y progresistas, demócratas y aristócratas, a la idea salvadora, leemos aquí a Almirall, de «regenerar Cataluña». La participación del Diari Català en política es notabilísima: además de la presencia diaria en artículos, comunicados, etc. efectúa una labor de organización del catalanismo político a través de los congresos catalanistas y más adelante Centre Català. Su labor será impresionante por el volumen de análisis y opiniones sobre todos los hechos que afectan políticamente a Cataluña. La Renaixensa, que empieza con una fuerte carga de carácter literario y cultural, va evolucionando, especialmente después de la desaparición de Diari Català en 1881, hasta los puntos álgidos del periodo de 1885-1899, cuando será sustituido como periódico de influencia por La Veu de Catalunya. Lo Catalanista, nació como periódico político y su corta vida no fue solamente un reflejo del pensamiento autonomista sino que abogó por la libertad de otras comunidades históricas del Estado, por la sobre todo liberación de las colonias y, sobretodo, en palabras de Andreu Castells, «atacaba duramente el centralismo y la corrupción de la Administración». Descripción Visto, aunque sucintamente, por qué nacen, veremos a continuación cómo son estos periódicos en relación con la prensa diaria en lengua castellana. Formalmente, ¿en presentación y diseño, en contenido, en corresponsales y redactores, etc., podemos considerarlos iguales, inferiores o superiores? Cuadro I.4.2. Aspecto de los primeros periódicos en catalán Título

Páginas

Columnas

Formato

Diari Català

8

3

320x240

La Renaixensa

8

1

195x125 (a)

Lo Catalanista

8

1

240x170

Lo Somatent (1ª ep.)

4

1

220x150 (b)

Lo Somatent (2ª ep.)

2

3

350x260 (c)

(a) En 1902 cambia y en 1904 vuelve a su primer formato. (b) (15-VIII-1886 / 31-III-1887). (c) (1-IV-1887 / 31-X-1890).

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Del análisis comparativo de la prensa contemporánea de Barcelona y la de Sabadell y Reus con la de otras ciudades, extraemos las conclusiones siguientes: 1.- La prensa editada en comarcas es muy parecida en su presentación. El hecho no es extraño: la dificultad en la impresión obligaba a acudir a unas pocas imprentas determinadas y eso llevaba a los editores a ceñirse a unas limitaciones determinadas. 2.- No habrá, por tanto, grandes diferencias en la prensa hecha en las comarcas sea cual sea su lengua. 3.- En Barcelona, por el contrario, se da una gran diferencia entre la prensa en lengua catalana y la editada en lengua castellana. Este hecho se produce exclusivamente por la presencia de Diari Català, el cual opta por un formato intermedio entre el cuarto y el estándar en la prensa nueva de entonces. Este formato específico de Diari Català, el folio, condiciona la distribución del espacio, que será a tres columnas, lo que obliga, por tanto, al uso de filetes de separación entre las columnas y también a la racionalización en el uso de los blancos como recurso para hacer más atractivo visualmente el periódico. La tímida utilización de titulares, la presencia escasa de ilustraciones –solo en publicidad y el suplemento para la mujer– y la edición muy estructurada en secciones harán de Diari Català un periódico mucho más moderno que sus contemporáneos. Esta presentación, sin embargo, no va vinculada a los contenidos: el diario El Correo Catalán (1876-1985) tiene, por ejemplo, el mismo formato que el diario de Almirall pero su contenido no es precisamente afín, sino que es un habitual polemizador situado en las posturas clericales, como bien ha señalado el investigador Casimir Martí en su estudio sobre las polémicas8 integristas. 4.- Con todo, La Renaixensa seguirá la tendencia de muchos periódicos, comenzando por el Diario de Barcelona y acabando por la primera La Vanguardia pasando por La Imprenta/El Diluvio (1858-1939), de emplear el formato reducido, en cuarto, cosa que, al ir la superficie impresa a una sola columna, no favorece el trabajo de titulación de textos, de separación… Así, se produce una prensa, en lo que al formato se refiere, más cercana a la del siglo XVIII que a la del siglo XX, como es el caso ya citado de Diari Català. Cabe señalar que el gran diario popular de los años diez y veinte, El Diluvio, tendrá el mismo formato y columnas que el Diari Català. Era habitual que se produjesen cambios en la organización de las diferentes secciones. Por ejemplo, en Lo Somatent, a partir de 1887, la sección de información nacional e internacional prácticamente desaparece y ve la luz una nueva sección titulada «Crónica vinícola», y en 1888, la de meteorología.

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De la lectura del título de las secciones (ver cuadro 3.3) se desprende la similitud entre los diversos periódicos tanto de Barcelona como de comarcas en lo que a la distribución del espacio se refiere. Por tanto, Diari Català y La Renaixensa se parecen a la mayoría de diarios barceloneses, mientras que Lo Catalanista y Lo Somatent lo hacen con el resto de periódicos no editados en la capital catalana. Cuadro I.4.3. Secciones de Diari Català, La Renaixensa, Lo Catalanista y Lo Somatent

Diari Català

La Renaixensa

Lo Catalanista

Lo Somatent

Espectacles (teatrales), Reclams (anuncios por palabras), Notíces de Barcelona, Moviment científic y artístic (informaciones culturales breves), Servei Meteorològic (servicio meteorológico), Butlletí Astronòmic (boletín astronómico), Secció de Fondo (editorial), Correspondència (Madrid, París, comarcas, etc.), Notíces de Catalunya, Noticias d’Espanya, Secció Oficial (comunicados públicos y privados de instituciones y entidades), Secció Comercial (comunicados de empresas), Secció d’Anuncis, Secció telegràfica (sección literaria/folletín) y Modes i labors.

Butlletí Meteorològic, Butlletí Astronòmic, Espectacles Públics, Crónica general, Article de fons, Correspondència de La Renaixensa (corresponsales), Anuncis oficials, Secció religiosa, Secció Comercial, Anuncis particulars, Correu nacional (resúmenes de prensa) y Telegrames particulars a La Renaixensa.

Noves (noticias), Notes oficials, Telegrames, Industrial, Religioses, Diversions públics (diversiones públicas), Diversions particulars.

Santoral, Editorial, Crònica, Cròniques locals i comarcals, artícles i col·laboracions, Notícies de Madrid, Notícies de l’estranger, Secció Oficial i Anuncis, Correspondencia dels lectors, Secció comercial, d’espectacles, oficial i religiosa (sección literaria/folletín).

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Influencia social y la represión política La prensa diaria catalana va dirigida, teóricamente, a un público selectivo. Si el índice de alfabetización en lengua castellana era mínimo, no llegaba al 25% en el año 1875, los datos, en lo que respecta a la lengua catalana, debían de ser muy inferiores, con lo que restaría un mercado insignificante para el producto periodístico en catalán. Pero sabemos que no es así. Éxitos de tirada como los del Diari Català, La Campana o L’Esquella nos indican documentadamente que la prensa en catalán no se dirige únicamente a un público acomodado, sino que abarca muchos modelos alejados de los estereotipos que podríamos intuir. A pesar de esto, la tipología de los lectores preocupaba a las autoridades políticas de la Restauración, atendiendo, sobre todo, al incipiente movimiento catalanista que celebraba congresos (1880, 1883), establecía iniciativas políticas de incidencia masiva (1882, 1885, 1892, 1897…) y configuraba un movimiento que cristalizaría en la Lliga de Catalunya y la Solidaritat Catalana su formulación política de éxito. Por esta razón, el poder político centralista marca de cerca los contenidos de la prensa catalana limitándolos de manera que no favorezca la propagación de una ideología contraria a la de los partidos dinásticos. Cuadro I.4.4. Represión de la primera prensa diaria en catalán. Títulos alternativos Números publicados

Periodo

Diari Català - Lo Tibidabo

24

26-VII/18-VIII-1879

- La Veu de Catalunya

30

30-VII/28-VIII-1880

- Lo Catalanista

45

16-X/29-XI-1880

24

25-III/17-IV-1897

193

18-IV/27-X-1897

La Renaixensa (a) - Lo Somatent (Reus) - La Renaixensa (Vendrell)

(a) Como revista ya había padecido suspensiones en 1878, que la hacen aparecer como Revista Catalana y en 1879 como Lo Renaixement.

El título alternativo de Diari Català, Lo Catalanista, no guarda relación con el periódico homónimo de Sabadell. La Renaixensa aparecerá en Reus con el título de Lo Somatent, que corresponde precisamente al diario homónimo.

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Lo Catalanista fue objeto –en la figura de Manuel Folguera i Duran, que había sido director del primer Lo Catalanista en su etapa como semanario y brazo derecho de Capmany–, de dos procesos judiciales, pero no nos consta ninguna suspensión. Lo Somatent tampoco tuvo suspensión alguna a lo largo de su vida. Las limitaciones que produce el control de la ley de 1879, y posteriormente la de 1883, con un tribunal especializado con fiscales muy activos (el Tribunal de Imprenta hizo famoso a Mariano de la Cortina), hace que, para la cuestión social, periódicos como La Renaixensa, Lo Somatent o Lo Catalanista sean favorables a los intereses de las clases catalanas dominantes y mantengan una ferviente posición a favor de la independencia de Irlanda, del ideario de la Revolución Francesa, de los saludos a Jorge I de Grecia, de las Bases de Manresa, etc., una situación que causa preocupación política y obliga a controlar los contenidos. Se establecerá una autocensura como método de regulación. Por esto hemos de detenernos a observar una revista catalana que se escribe en Buenos Aires, L’Aureneta, para leer sin cortapisas que piensa un director de periódico catalán respecto a esta posición de control político. Almirall escribirá: «Pena, y más que pena vergüenza, nos da tener que levantar la voz contra la despótica opresión que el gobierno de Madrid coloca sobre la prensa catalana. A fin de cuentas, tenemos la dicha de ser españoles por más que nos pese ver a nuestra patria subyugada a la insensata tiranía que sobre toda España ejerce un gobierno revolucionario que ha tenido la audacia de hacerse llamar liberal a la inglesa, no sé si para mofarse de la libertad o para burlarse de la nación que disfruta del bienestar político más consistente, antiguo y casi diríamos que más positivo […] Pero esto no era suficiente: los diarios que recibimos últimamente nos hacen saber que la Revista Catalana, periódico catalanista que había nacido al calor de las ideas de La Renaixensa, ha sido suspendido y su publicación suprimida después de haber publicado su primer número, acusado su artículo principal y considerado su autor criminalmente a pena de prisión, castigo del cual se ha podido librar por ahora gracias al pago de una fianza de 16.000 reales de vellón […]. De la prensa española, la catalana es la más valiente y por eso esta está experimentando principalmente y sobre todas, el efecto del odio del gobierno de Madrid. La prensa catalana ha sido siempre enemiga de la tiranía y de los tiranos sea cual sea el color del que vistan: […] Pero lo que es inconcebible es que este rencor desplegado contra la prensa literaria catalana, este inusitado vigor con el que se castigan faltas

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imaginarias como la de La Renaixensa y la Revista Catalana sucesora de aquella. Es sabido que se quiere asesinar el espíritu catalanista de que ambos eran dignísimos portavoces…»9.

También sufrirán suspensiones –tres– Diari Català por republicano, avanzado y catalanista. Las ediciones La mayor parte de periódicos editaban, sea en forma de libro, de pliegue con cuatro hojas adjunto al diario o como sección , novelas y otros materiales; este hecho ilustra las motivaciones principales de esta prensa en su política de realizaciones más, incluso, que la visión crítica de sus editoriales programáticos. En este sentido, sería conveniente fijarnos en los materiales que tres de los cuatro diarios dan a conocer mediante estos folletines, ya que éste es un dato interesante para evaluar los contenidos de esta prensa. Cuadro I.4.5. Obras publicadas por la prensa diaria en catalán (Cataluña, 1874-1904) Autor Obra

Periodo

Diari Català C. Darwin

Viatje d’un naturalista

1879-1881

Homero

La Iliada

1879-1881

B. Harte / E. A. Poe

Noveletes escullidas

1879-1881

M. Genís i Aguilar

Julita

1874

V. Balaguer

Trajedias

1876

J. Pons i Massaveu

Quadros en prosa

1878

E. Vilanova

Del meu tros

1879

J. Coroleu

Claris y son temps

1880

A. Feliu i Codina

Lo Bruch

1880

E. Vilanova

Escenes barcelonines

1886

E. Vilanova

Gent de casa

1889

J. Pons i Massaveu

L’Auca de la Pepa

1893

A. Green

Un rapte misteriós

1903

M. Jokai

La dama dels ulls de mar

1903

F. Gross

Onze mentides

1904

P. Cavallé

Sagetes d’Or

1889

J. Aladern

Mal d’Hermosa

1891

A. Camp

Versos i poesies

1891-1892

F. Flos i Calcat

La Geografia de Catalunya

1895-1896

E. P. Cañadell

Crossbat. La venjansa de Tiburón

1902

Anónimo

Tercer centenari de l’aparició de la Verge de la Misericòrdia

1892

La Renaixensa

Lo Somatent

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Las relaciones de Diari Català y de Lo Somatent son exhaustivas, pero la de La Renaixensa es tan solo aproximativa, ya que hemos contabilizado más de veinticinco títulos, mientras que no nos constan datos de Lo Catalanista. De todas maneras, con la lectura de las tres relaciones podemos deducir que existen dos modelos. El primero es el convencional, que sería el expresado por La Renaixensa, con la inclusión de textos de autores catalanes y extranjeros, especialmente de literatura, y alguna incursión en la historiografía y la erudición; es el mismo planteamiento que el de Lo Somatent, con aportaciones de literatura pero con una obra, la de Flos, que hace que tenga un contrapunto semejante al de La Renaixensa. Es diferente el caso de Diari Català, que hace un planteamiento basado no solamente en la divulgación de escritores, especialmente poetas y novelistas, sino a utilizar el periódico como una plataforma de formación cultural y de conocimientos de la prosa más moderna. Diari Català no publica a ningún autor catalán; a diferencia de Lo Somatent y La Renaixensa, tampoco publica poesía o narrativa convencional, y si la publica, será o clásica o modernísima. Publicará obras científicas de contenido altamente polémico; si no, veamos la tipología de los escritores de La Renaixensa y en las obras de influencia religiosa de Lo Somatent. Estos dos modelos tienen su singularidad. La Renaixensa se aproximará más a un diario pretendidamente populista, como La Vanguardia, mientras que Diari Català lo hará con la posterior y excelente biblioteca de El Poble Català. Lo Somatent será en este aspecto editorial muy parecido al gerundense La Lucha. En síntesis, ambos periódicos, Lo Somatent y La Renaixensa, no aportarán nada nuevo, aparte de dar a conocer autores contemporáneos, algo que ya es suficientemente importante para la época. Diari Català publicará el primer libro científico del movimiento renacentista editado en catalán y dará a conocer, pese a ser traducciones de traducciones, obras clásicas y de vanguardia. Hemos querido ceñirnos únicamente a un aspecto de realizaciones, aunque habríamos podido observar otros, de contenido, de actividades o de subscripciones, pero hemos escogido éste porque nos parece muy representativo de la voluntad de los equipos que elaboraban estos diarios, ya que según la selección de títulos que ofrecían a sus lectores puede establecerse una relación con su pensamiento de fondo, que en los periódicos en ocasiones no resulta tan fácil de averiguar dado que las palabras fundacionales esconden otros intereses; sin embargo, en este caso, la selección de obras muestra toda su profundidad. Conclusiones Aunque ya hemos avanzado algunos, nos gustaría señalar cinco aspectos cruciales:

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a) La prensa en lengua catalana nace con una finalidad estrictamente ideológica con elementos innovadores desde la perspectiva periodística, como es el caso del diseño y la presentación de Diari Català. b) El estudio de la evolución cronológica de las actividades de los cuatro periódicos nos hace ver que en todos ellos está presente la voluntad fundacional de incidir en la realidad y no solo desde el estricto marco informativo y de opinión, sino utilizando el periódico como plataforma de actuación política. En este sentido, todos los periódicos serán dinamizadores de la realidad y piezas clave en la vertebración del pensamiento y la praxis del catalanismo político a través de todo tipo de iniciativas. c) Los cuatro periódicos sufrirá la represión política a través de los mecanismos jurídicos establecidos, pero todos seguirán con constancia su singladura utilizando el posibilismo: títulos alternativos, cambios de ciudad, etc., para proyectar su pensamiento. d) La primera prensa catalana parte con una débil base empresarial, a pesar de que en algún caso establece importantes talleres tipográficos –la famosa imprenta de La Renaixensa–, cosa que pondrá en peligro su continuidad. La vida media de los cuatro diarios observados es desigual: Lo Somatent y La Renaixensa tienen una existencia relativamente larga. Posibilitarán, eso sí, que puedan aparecer los grandes diarios culturales de los años veinte y treinta del siglo XX como La Publicitat o L’Opinió (1931-1934), dejando a parte el papel fundamental del más veterano, La Veu de Catalunya, con casi cuarenta años de vida tan solo interrumpida por la violencia de las armas (las obreras y las franquistas). e) El factor periodístico, finalmente, tendrá solo un papel secundario y lo ejercerá a partir de la dinámica de establecerse en el juego habitual entre redactores y lectores. Con esta interactividad hará que los periódicos vayan mejorando gradualmente su edición. El planteamiento inicial no es estrictamente periodístico, pero al efectuarse la edición de un diario es obligatorio tener en cuenta este axioma tan evidente: que un diario dura únicamente un día y que por tanto está hecho para ser leído únicamente un día. Aún así, el estudioso Tubino definió La Renaixensa como «una enciclopedia del pensamiento catalán» y, por lo tanto, podemos concluir que hacer periodismo catalán a finales del siglo XIX en Cataluña no implicaba una profesionalidad, pero la complicidad de los lectores y la falta de renovación de los diarios en castellano que compiten con los cuatro que hemos visto, y que no se modernizarán hasta el siglo XX, harán que el papel y la situación sean bastante parecidas en conjunto, sin diferencias sensibles a parte de la lengua y el contenido reivindicativo del catalanismo político.

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Notas 1.- «La premsa diaria en llengua catalana a finals del segle XIX, en Actes de les Primeres Jornades d’Història de la Premsa Catalana» (IV-1992), Gazeta, 1 (1994), p. 33-51. 2.- Redacción. ‘L’Avens en 1892 (2ª época, I-1892). 3.- CAPDEVILA, M. y ILLA, M.C.: Índexs de la revista ‘L’Avens’. Barcelona, Barcino, 1990, p. 9. 4.- «Prospecto». La Renaixensa. Diari de Catalunya. S.d., s.n. (XII-1880). 5.- BARÓ, T.: Discursos leídos en la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona en la recepción pública de D. [una línea] el día 23 de noviembre de 1902. Barcelona, Imp. Casa Caridad, 1902. 6.- TOUS: La formació del catalanisme ..., p. 50. 7.- Lo Catalanista, 483 (17-X-1897). Sigue la numeración del semanario pero es el primer número del diario. 8.- MARTÍ, C. y BONET, J.: L’integrisme a Catalunya. Les grans polèmiques (1881-1888). Barcelona, Vicens Vives, 1990. 9.- ALMIRALL, V.: «Persecucions a la prempsa catalana», en L’Aureneta (Buenos Aires, 5-I-1879).

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5 El primer espacio comunicacional de masas en catalán 1

La primera gran constatación en la contemplación del panorama comunicativo escrito de la sociedad catalana de finales del siglo XIX es la abundancia de cabeceras periodísticas diarias y especializadas. La segunda sería la presencia de un espacio genuino, de un terreno propio de producción y consumo: la prensa se consume en el mismo lugar en el que es producida. De hecho, la prensa producida en Madrid no llega a consolidarse en Cataluña a pesar del prestigio que puedan poseer ciertos diarios de la capital ni siquiera por la presencia y proyección política o literaria de algunas de sus más reputadas firmas. En el campo autóctono, en cambio, es más difícil la creación del prestigio social para los nombres literarios: existe una marginación literaria de los autores catalanes y un menosprecio oficial por la lengua y la literatura catalanas que padecen un paupérrimo uso comercial, hecha la excepción de autores de la talla de Jacint Verdaguer o Àngel Guimerà. Solo es necesario leer las polémicas entre Núñez de Arce y Almirall o entre Narcís Oller y un largo etcétera de polemistas para darnos cuenta. Incluso los nombres más progresistas y liberales del centralismo creen que la literatura catalana tiene que ser usada en la cocina y poco más, en un proceso evidente de folklorización y minorización. Así que solo encontramos alguna excepción ocasional, como el mencionado teatro de Àngel Guimerà, que incluso llegará a ser premiado en Madrid a pesar de ser el director del diario catalanista La Renaixensa. La prensa será el elemento central en la creación de la conciencia nacional, en la proyección en la sociedad catalana de unos nombres literarios específicos y también en la instauración de nuevas formulaciones. En el caso de Almirall, podríamos decir que, aunque escribió libros como Lo Catalanisme, fue en su papel de columnista de El Estado Catalán, Diari Català y Butlletí del Centre Català desde el que proyectó socialmente su pensamiento. Lo mismo puede decirse de Prat de la Riba y La Veu de Catalunya, de Torras i Bages en La tra-

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dició catalana –que aparece publicada en artículos editoriales previamente a su edición en formato de libro en el semanario editado en Vic La Veu del Montserrat–, y de Jaume Collell, Josep Llunas, N. Roca i Farreres, Mañé i Flaquer y algunos otros en publicaciones como La Tramontana, L’Arch de Sant Martí, Diario de Barcelona, La Campana de Gràcia… Hay, por lo tanto, un amplio abanico de publicaciones y de nombres públicos que se implican en las diversas formulaciones políticas. Resulta extraña, pues, la dificultad en la conservación de esta prensa así como su escaso estudio dada la importancia fundamental que tuvo. La prensa de Madrid no se venderá en Barcelona salvo en puntos muy concretos e, incluso en los años veinte y treinta, en cantidades insignificantes, aunque la cifra de castellanohablantes irá aumentando y, por lo tanto, también lo hará la de consumo de productos culturales específicos. Además, este impacto se producirá únicamente en reducidos ambientes periodísticos y del tramado político-militar-funcionarial. Las noticias sobre la quema de ejemplares de ABC en la Rambla barcelonesa en los años veinte o de El Imparcial en los treinta evidencian la animadversión que despertaba la constante hostilidad con que eran tratadas las reivindicaciones catalanas, la confusión del proteccionismo con el separatismo, las luchas obreras con el combate secesionista, ¡hasta el punto que en Madrid se llega a considerar la Semana Trágica como un preludio de un combate por la independencia política de Cataluña! A pesar de no disponer de ningún estudio que verse sobre la hostilidad de la prensa madrileña contra el catalanismo durante este periodo, la simple visualización de la colección de El Imparcial, periódico de relevancia, nos permite ver como crónicas, editoriales, chistes y notas, cuando se refieren a Cataluña, muestran una posición inamovible. Por otro lado, llega con éxito, pese a ser también minoritaria, la prensa de París, especialmente las revistas de moda, las ilustradas, que cuentan con algunos suscriptores. Son conocidas las relaciones de los intelectuales, como Valentí Almirall, a las grandes revistas culturales francesas, un estímulo de novedad e interés en comparación con lo que ofrecían las producciones de la capital del Estado. Así, Barcelona y otras ciudades catalanas reciben prensa europea. L’Illustration, tal vez la revista europea más bella que jamás se haya impreso, será un buen ejemplo. La prensa en Cataluña en 1898 ¿Cuál era el espacio comunicacional en la Cataluña de 1898? La prensa que se elabora en Cataluña es múltiple, variada, comienza la especialización temá-

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tica y aparecen las grandes publicaciones que mantendrán la continuidad de presencia en la sociedad hasta las dos dictaduras que habrían de venir, ambas muy duras con la prensa: la de Primo de Rivera y la de Franco. No repasaremos la gran lista de publicaciones existentes en este final de siglo2 pero nos detendremos, aunque sea un minuto y a modo de ejemplo, en algún título catalán (ver cuadro I.5.1.) y en algunos otros escogidos de una ciudad al azar, representativa de la actividad de la época, como pueda ser el caso de Mataró. Cuadro I.5.1. Cabeceras según tipología (Cataluña, finales de siglo XIX)

Humorística

La Campana de Gràcia; L’Esquella de la Torratxa (1872-1939); La Tomasa (18881907)

Informativa

Diario de Barcelona; Brusi; La Vanguardia (1881→); El Noticiero Universal (18881986); La Veu de Catalunya; La Renaixensa; La Publicidad

Cultural

La Veu del Montserrat; La Creu del Montseny (1899-1900); Lo Teatro Catòlich (1899); Lo Teatre Català (1890-1901)

Política

Lo Regionalista (1895-1898); L’Olotí (1890-1898); La Tramuntana

Artística

Pèl&Ploma (1899); Joventut (1900-1906); Quatre Gats (1899)

Femenina

El Eco de las Matronas (1893-1900); La Higiene para todos (1883-1914)

Especializada

El Restaurador del Magisterio (18661918); L’Art del Pagès (1877-1920); La Paz y la Tregua (1877-1935); Santa Teresa de Jesús (1872-1911)

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Cuadro I.5.2 Cabeceras publicadas en Mataró durante 1898 Título

Cronología

Temática

El Liberal

1883-1923

Política (liberal)

El Nuevo Ideal

1883-1923

Política (republicano)

El Cronista

1890-1898

Política (conservador)

La Costa de Llevant

1894-1923

Política (catalanista)

El Demócrata

1895-1899

Política (republicano)

Diario de Mataró

1895-1919

Informativo (conservador)

La República Social

1896-1898

Política (socialista)

1898

Satírica

La Baldufa

FUENTE: COSTA I OLLER, F.: La premsa a Mataró (1820-1980). Mataró y Barcelona, Caixa d’Estalvis Laietana / Editorial Rafael Dalmau, 1982.

En la notable pujanza que adquiere la catalanización de títulos, se produce un impacto social de acuerdo con el crecimiento periodístico en lo que respecta a empresas, lectores, utillaje tecnológico, etc. Uno de los aspectos más relevantes es como la prensa ofrece la visión del mundo a través de la imagen. La Ilustració Catalana es el equivalente de tantas y tantas revistas gráficas europeas que satisfacen la curiosidad popular. Además, la prensa ofrece el camino para la salvación religiosa, para comprender la política, para la formación recreativa, para el conocimiento abstracto, e incluso para el hogar con labores de carácter utilitario mediante patrones para confeccionar vestidos con facilidad. El gráfico del crecimiento de cabeceras detecta esta evolución positiva en el número de títulos nuevos en lengua catalana –y en su tirada e influencia–, ya que en lengua catalana cada vez se editan más y penetran en sectores cada vez más extensos gracias a la popularización de la alfabetización, al crecimiento del mundo urbano, al dinamismo y al descenso del precio de la tecnología de la industria periodística y a la constante incidencia de nuevos sectores que verán la prensa como un altavoz o plataforma para su propaganda. Pero, digámoslo todo, también porque la prensa catalana moderniza sus contenidos, desde el arte con el modernismo de Joventut hasta el erotismo de Papitu. La primera

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gran rotativa de La Veu de Catalunya encarna este proceso, como lo hizo Diari Català veinte años antes, técnicamente, dejando a un lado los contenidos. Por otra parte, la relación entre prensa y lectores es evidente. Son un buen ejemplo las campañas diversas que lleva a cabo el diario de Prat de la Riba. La prensa en catalán tendrá una temática variada: desde la eclesiástica o literaria hasta la humorística en todas sus variantes. Se realizará el esfuerzo de conectar con el público y este proceso acabará con éxito, pese al resultado global adverso que se vivirá años después con las dictaduras militares. Además, será también el momento de la propaganda. Con este nombre aparecen nociones y organismos de carácter clerical, político, comercial…, que muestran el éxito de la prensa popular en la Cataluña que contempla en la Exposición de 1888 las maravillas del mundo, que mostrará posteriormente y de una manera continuada el arte de la tipografía. La influencia de la política La actuación política impactará cada vez más en el periodismo. De hecho, la influencia de la prensa en la sociedad es comparable a la influencia televisiva actual. Lo arrastraba todo: gabinetes públicos de lectura, revistas para gustos diversos… Aunque Diari Català, Lo Somatent y otras publicaciones de vida episódica marcan el inicio de la lengua catalana, en lengua castellana el periodismo hecho en Cataluña tendrá una vitalidad extraordinaria con publicaciones de gran calidad y que tocan prácticamente todos los temas. Si durante los primeros años de la Restauración las figuras de Almirall, Roca i Roca, Collell y Mañé i Flaquer son los ejemplos de una profesión vinculada a la política, en adelante encontraremos más nombres que remarcan la profesionalización y constatan el impulso. En este sentido, es famoso el discurso de Teodor Baró en que consta el éxito de la prensa llamada industrial o comercial. De la misma manera, la prensa ideológica conservará su vigencia: en este sentido cabe hacer mención obligada de la figura esencial de Enric Prat de la Riba, el cual, aprovechando el declive de La Renaixensa, que desde 1881 hasta el final de siglo ha perdido el empuje empresarial, la calidad cultural y la aceptación social, provocará con la fundación de La Veu de Catalunya que la prensa diaria en catalán dé un salto cualitativo notable. La pujanza, por juventud e ideología, del partido de Prat configurará La Veu de Catalunya como una pieza fundamental en este proceso. Veamos un documento3, del archivo personal del fundador y director inicial de este periódico, en el que remarca el papel de lo que será La Veu de Catalunya y la necesidad que se tiene de la prensa para hacer del catalanismo político un instrumento intervencionista decisivo en el papel del periódico como empresa y como herramienta de propaganda:

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«Para el poco tiempo de vida con el que cuenta La Veu ha conseguido una difusión y una influencia social sin parangón en Barcelona. A excepción del Brusi, ningún diario había llegado a conducir y cambiar la opinión catalana como lo ha hecho La Veu, no un siglo después de haber salido sino al cabo de pocos meses; y ni el Brusi había logrado como ha logrado La Veu dirigir no solamente las clases intelectuales y acomodadas, sino influir poderosamente en las populares. Ningún periódico tampoco había llegado a alcanzar el grado de difusión de La Veu al año y medio de publicarse y son muchos los que después de años y años no han llegado todavía. Por lo mismo, tampoco se le había ocurrido a nadie colocar anuncios industriales y mortuorios en las páginas de un diario nuevo, como hemos visto afortunadamente que ha pasado en nuestro diario. El éxito de nuestra publicación es el resultado de la superioridad que en lo intelectual, en lo político y en lo literario tiene indiscutiblemente sobre las otras de Barcelona. Y esto es lo que no se tiene que perder de vista, porque explica el grado de expansión de La Veu y marca el camino que ha de seguirse para aumentarlo más y más. Esto hace que en la vida del periódico, que ha existido sin acudir a medios indignos ni a procedimientos inmorales que a esos otros les han dado un público grande pero que no es el que tenemos ni el que nunca debemos querer tener nosotros, se distingan claramente dos períodos: uno que es la conquista de este círculo social de elegidos compuesto de este y de las personas sobre las cuáles ejercen influencia directa, otro que es la invasión y conquista del gran público. Años y años han estado otros periódicos para conseguir completar la primera etapa que nosotros hemos cerrado un año después de la salida. Esto nos confiere la esperanza de que rápidamente también cerraremos la segunda etapa, que también ha llevado años y años de trabajo a otros periódicos».

Prat querrá, pues, imponerse en el mercado periodístico siendo competitivo con la prensa en castellano. De hecho, la prensa de finales del siglo vive el esfuerzo global de la modernización que hace que la prensa en catalán se convierta en un conjunto de publicaciones no residuales, sino en una prensa con importantes mejoras cualitativas y en claro ascenso cuantitativo, con un número de lectores cada vez mayor y con una influencia social también creciente. Al lado del pensamiento conservador, también encontramos el más progresista, con antecedentes que muestran la radicalidad de una visión. Hacemos mención de la publicación quincenal, poco conocido hoy pero que en aquella época tuvo una incidencia notable: nos referimos a Lo Regionalista, que apa-

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rece el 15 de octubre de 1895. En el editorial fundacional reclama la oficialidad de la lengua catalana, la soberanía judicial y parlamentaria, etc. Un programa que tendrá en la Unió Catalanista y en la multitud de organizaciones políticas posteriores, con sus pertinentes órganos de prensa, una translación a la sociedad. Como contrapartida, la prensa dinástica, la centralista, la lerrouxista y la de tendencias más variadas configurarán un conjunto de publicaciones abigarrado y teñido en que las polémicas serán habituales de acuerdo con la efervescencia social y los aspectos tan complejos que van desde el encarcelamiento de Prat en 1902 a las campañas a favor de la lengua, el derecho, etc. (en definitiva, de la defensa de la identidad catalana), hasta llegar a la crisis de 1917. Resulta bastante ilustrativo de esta situación que en 1898 Lo Regionalista cambie su nombre por La Nació Catalana después de cuarenta y tres números porque «se ajusta más a nuestras aspiraciones y define mejor nuestras ideas» (28-II-1898). En esta línea de cambio se hace necesario ver el papel de la prensa en la sociedad de los últimos años del siglo XIX y en el inicio del siglo XX. Un periodismo en evolución Hemos de contemplar el periodismo de finales de siglo como el resultado de una labor en evolución en lo que a contenidos se refiere. Se tiene predilección por la formulación de la retórica ochocentista, mientras que el lenguaje periodístico vivo e impactante de las llamadas de la portada todavía no ha acabado de echar raíces y predomina un estilo excesivamente basado en la literatura barroca, de manera que la buena escritura no es la más clara sino la más compleja. En la prensa diaria informativa, las entrevistas, por ejemplo, no se presentan como las conocemos hoy, sino como una crónica, sin el típico esquema pregunta-respuesta encadenada. Igualmente, la titulación es muy característica, es frecuente la acumulación de materiales, la poca selección, el escaso tratamiento formal del texto…, todo un cúmulo de detalles que denotan que el periodismo se encuentra en pleno proceso de transformación. Contrariamente a este panorama, en el conjunto de publicaciones especializadas, sean revistas divulgativas de carácter científico, excursionista, religioso4 o de la vida asociativa en expansión –que se dotará de vehículos de comunicación en todos los aspectos: gremial, sindical, mutual, político, recreativo…–, el tratamiento será más cuidado, explicable por su baja periodicidad y, especialmente, por el hecho de que la mayor parte de los materiales serán exclusivamente artículos de opinión o bien colaboraciones literarias, cosa que tiene un rasgo específico de presentación.

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La configuración de la presentación textual y gráfica es, pues, tradicional, pero en lo que respecta a la obtención de los contenidos la variedad es enorme. Al lado de la copia habitual de los periódicos extranjeros, la presencia de las agencias de prensa es cada vez más habitual y las figuras del corresponsal y del enviado especial muestran con elocuencia el dinamismo empleado. La literatura encontrará en la prensa, como sucede con la política, la plataforma esencial de su proyección, a través de la creación y los suplementos o revistas que ofrecen prosa, poesía… La información de las novedades literarias y los actos y la crítica teatral con la orientación sobre la creciente edición de la capital del libro español que era la Barcelona de entonces conforman una plataforma en expansión. El periodismo catalán presenta en las postrimerías del siglo unas facetas bien singulares de evolución paralela al crecimiento europeo en la tendencia hacia un periodismo popular y de masas, es decir, de contenidos nuevos y de tiraje elevado5. La prensa de orientación cualitativa como Joventut o L’Avens, dos revistas de gran calidad formal y de denso contenido, junto con la prensa de carácter populista, en la línea de Papitu y El Diluvio, una revista que evoluciona hacia el género erótico y un diario que tendrá un sensacional impacto en los lectores menos favorables a la lectura considerada seria, reflejará y mostrará los cambios en la lectura de una sociedad en transformación en la cual, la presencia de la electricidad en las calles, con los tranvías como nuevo vehículo urbano, configura la época de cambios que el paso de un siglo a otro supone en nuestra sociedad. El hecho de publicar libros, revistas o diarios en catalán ya no forma parte del estar en la trinchera. Han pasado veinte años desde el primer título, Diari Català de Almirall del ya lejano 1879, y en lo que concierne a la edición de libros en catalán también nos encontramos lejos de aquellas pocas docenas de libros anuales que aparecían en un año6. La Veu de Catalunya, el periódico que encarna el cambio de siglo, será el tercer diario que aparece en lengua catalana en Barcelona y el quinto en Cataluña; los anteriores en Reus (Lo Somatent) y Sabadell (Lo Catalanista) tendrán una larga presencia a pesar de su discontinuidad por motivos políticos. En lo tocante a las revistas, los dos centenares en castellano y el medio centenar en catalán de 1880 se han multiplicado por tres o cuatro. La prensa, en medio de polémicas, informaciones y cambios tecnológicos, contribuye de manera fundamental al cambio de la sociedad y de su ideología. Basta con observar la colección de editoriales fundacionales de la prensa para entender cómo los periodistas están plenamente imbuidos de la responsabilidad que tienen en el proceso de cambio de una sociedad que pretenden sea más moderna. Lo encarna una revista, L’Avenç, que desaparecerá pronto pero que deja una huella enorme; la detectamos años después, en El

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Poble Català, que se siente su heredero cuando declara su deseo de administrar su patrimonio frente a la gestión de unos gobiernos «centralizadores y uniformistas que por desgracia de las regiones españolas absorben más que administran los bienes del país»7. La línea seguirá con tribunas que irán de la republicana La Humanitat (1931-1939) a la comunista Treball (1936-1939) pasando por la anarquista Catalunya (esta última únicamente durante la Guerra Civil, 1937-1938).

Notas 1.- Dentro de la obra colectiva La resposta catalana a la crisi i la pèrdua colonial de 1898. Barcelona, Generalitat de Catalunya, 1998. 2.- Puede observarse la de la prensa catalana en la obra de TORRENT, J. y TASIS R.: Història de la premsa catalana, 2. vol. Barcelona, Bruguera, 1966 de la cual existe un resumen en FIGUERES: La premsa catalana. Barcelona, Barcanova, 1989. En lo que se refiere a la prensa en lengua castellana, todavía echamos de menos un censo exhaustivo, pese a la antigua aportación de PIJOAN, Ll.: Premsa de Catalunya. Barcelona, Ajuntament de Barcelona, 1931. 3.- Texto manuscrito de Prat fechado en Barcelona el 20 de octubre de 1900 y conservado en el Arxiu Nacional de Catalunya. 4.- La prensa religiosa ha tenido en Cataluña una importancia excepcional, tanto como la política y la cultural, que son sencillamente dos bloques temáticos formidables en la vertiente cuantitativa y en su proyección. La gran calidad de la prensa de temática religiosa se ha basado en su continuidad, solo alterada por el conflicto de la guerra en 1936. Revistas como Lo Missatger del Sagrat Cor (18931936) o La Sagrada Familia (1899-1936) son exponentes de larga vida, como las hojas parroquiales, que nacen precisamente en los años noventa y todavía hoy perviven. 5.- GÓMEZ-MOMPART, Ll.: La gènesi de la premsa de masses a Catalunya (1902-1923). Barcelona, Pòrtic, 1992. 6.- En lo referente a la edición catalana, no disponemos de una historia de conjunto, solo de diversas monografías. Para 1879, FIGUERES, J.M.: «Literatura catalana al Diari Català (1879-1881)», dentro de Actes del VII Col·loqui Internacional de Llengua i Literatura Catalanes. Barcelona, Publicaciones de l’Abadia de Montserrat, 1986. 7.- Editorial fundacional de Lo Somatent. TOUS, J.: La formació del catalanisme...

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6 Diari Català, el primer diario en lengua catalana

Diari Català publica un centenar de textos referidos al catalanismo sin contar las numerosas series de Almirall, en que, indirectamente, habla de catalanismo aún refiriéndose a Suiza, Andorra, etc. Este volumen de material es imprescindible para conocer la situación del nacionalismo catalán en las postrimerías del siglo XIX. Tiene también un alto valor el medio centenar de artículos, entre réplicas y contrarréplicas, que Lo Catalanista (Diari Català) dedicará a prácticamente toda la prensa barcelonesa durante el otoño de 1880 en el contexto de la gran polémica catalanista a la cual nos referimos en el próximo capítulo. Hemos llevado a cabo el inventario de artículos de Valentí Almirall en el periódico y es un volumen impresionante (casi 350). Algunos los hemos divulgado ya en dos antologías1. Pero el diario es múltiple y lo podemos ver en la relación en la que recogemos2 una selección de los textos más representativos de lo que consideramos como la propuesta catalanista que efectúa Diari Català, sin incluir los que forman parte del programa fundacional o los colectivos, ni tampoco los de tono literario, como puedan ser poemas patrióticos, las crónicas de Madrid con un trasfondo catalanista, las notas breves o los que tienen otro eje central, es decir, artículos dedicados a la defensa del proteccionismo, del derecho civil catalán, a la crítica del gobierno… La preocupación por la situación y la evolución del catalanismo se manifiestan en el conjunto del espacio que le dedica Diari Català en información y opinión a la cultura catalana, a través de secciones específicas en la primera y en artículos diversos en la segunda. Así, «Movimient artístich i literari» y «Secció de Fondo» se ocuparán de estos aspectos. La creación literaria tendrá su espacio en el suplemento literario de los jueves y también en números especiales de aniversarios y remembranzas e incluso, sin ningún motivo especial, en cualquier otra sección, lo que transmite la sensación de que se publican sencillamente para obtener el original de un colaborador o redactor en sintonía. La

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lengua tendrá un apartado importante, como lo muestran los diversos artículos que se publican, la información referida a los Juegos Florales, etc3. Además de la cultura como elemento fundamental en la concepción del catalanismo, el tono de los artículos que elaboraba este diario incidía en la modificación, la transformación y la mejora del comportamiento social a partir de su adaptación a unos cánones fijados en una moral progresista, que no liberal. Por ejemplo, se priorizan el ahorro, el trabajo, el sentido común y la moderación en la regulación de la economía y se posiciona en contra de la especulación, la bolsa como negocio rápido, el juego, etc., como sinónimos del beneficio fácil no derivado de la producción agraria, comercial o industrial. Así, fijándonos en uno de estos aspectos, dado que de todos ellos hay numerosos comentarios, encontramos una curiosa situación solamente explicable por la voluntad de construir un diario plenamente normalizado. En relación con el juego, Almirall es un enemigo declarado. En 1869 publica en El Estado Catalán4 un artículo muy duro en el que lo fustiga elevándolo a la categoría de delito, degradación, etc., y encontraríamos en su obra multitud de referencias a esta concepción crítica. Sin embargo, Diari Català dispondrá de una sección titulada «Joch Oficial» (Juego Oficial), en la que irregularmente se irán ofreciendo los resultados de los sorteos de distintas rifas aunque con carácter estrictamente informativo, similar al de la información bursátil. Los textos sobre el juego son numerosos5 y siguen la línea de pensamiento de Almirall, que es hostil porque considera que contribuye al empobrecimiento de la clase obrera. Se hace apología del catalanismo, pero a la vez se moraliza desde una posición civil, humanista, nada vinculada a la tradición cristiana sino a la laica. No es extraño que en esta perspectiva Diari Català edite a Darwin, Poe, Harte y Homero en catalán como exponente de su ideario de progreso. La redacción del Diari Català entiende el catalanismo como una teoría de comportamiento político y social enfocado a la mejora general del país y respetuoso con las particularidades del territorio. También trata de la influencia castellana en lo que a costumbres, leyes y lengua se refiere. E incluso en lo tocante a la cocina, desde los horarios de las comidas hasta la tipología alimenticia. El catalanismo no debe ocuparse únicamente de la cultura (literatura, arte y ciencias) sino que debe velar por el «progreso moral y material», en su terminología habitual; de aquí parten las críticas a las tonterías cometidas por el gobierno en relación con el ferrocarril o al comportamiento del pueblo catalán en situaciones pasadas cuya repetición desea evitarse6. Entienden el catalanismo como un elemento global en la formación del país; así, Cataluña ha de ser un todo «entre Barcelona y las comarcas. Barcelona no es centralista como la imposición absorbente y basada en la fuerza de Madrid»7, y la idea de unión y solidaridad entre los catalanes es una constante. Contra la

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imposición de costumbres extranjeras y la división de Cataluña, el Diari Català reconoce una unidad que hace que «los extranjeros que viajan por España no tienen que preguntar cuándo están en Cataluña y cuándo salen. Los detalles más insignificantes ya se lo indican». El artículo, «Catalunya i Barcelona», anónimo y publicado (29-III-1881) en la «Secció de Fondo» es bien explícito: «¡Vaya que si se han hecho esfuerzos para dividir a los catalanes! Oficialmente, ni siquiera existiría el nombre de Cataluña si no lo emplease la autoridad militar. En lo civil, no somos catalanes, sino barceloneses, tarraconenses, ilerdenses o gerundenses. Las cuatro provincias catalanas no tienen ningún lazo que las ate entre sí; son entidades que oficialmente no tienen nada en común que no sea la dependencia que Madrid les impone. En lo civil no pueden ni comunicarse. El centralismo, como todos los poderes arbitrarios, ha puesto siempre en práctica la máxima de dividir para vencer. Al desligar las cuatro provincias, lo ha hecho de la manera más arbitraria y contrariando la naturaleza y la historia. Comarcas históricas completamente naturales forman a día de hoy parte de dos y hasta de tres provincias, y en algunos puntos se da la situación de tener que emplear horas o días para ir hasta la capital de la provincia o del distrito, teniendo a una distancia mucho menor las capitales de provincias o distritos que no son los suyos. Comarcas unidas por intereses agrícolas o industriales no pueden desarrollarlos porque no tienen entre sus partes ningún lazo que las una. El gran trabajo del centralismo ha tendido a minar todo lo que a su pesar nos confiere unidad, como la lengua o las costumbres. La lengua, no solo se la ha apartado sin razón alguna de las escuelas y de los asuntos oficiales, sino que hasta nos la han prohibido en el teatro. Aparentando una ignorancia completa de la historia, la ha considerado como a un dialecto y la ha tratado en términos despreciativos. ¡Vaya si han hecho esfuerzos para destruir las costumbres! Hoy mismo tenemos amenazadas nuestra leyes civiles, que tanto han contribuido a forjar nuestro carácter. No contentos con todo esto, ha intentado dividirnos colocando entre nosotros sus disputas políticas. Como si a Cataluña le importasen lo más mínimo las pandillas que cualquier político cree en Madrid alrededor de su pobre persona».

El trabajo de divulgación de esta argumentación fomenta que por todo el país vayan creándose asociaciones catalanistas así como boletines y revistas. Puede

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detectarse un antes y un después de 1879-1880, momento en el que junto a la nueva ley de imprenta no hay duda de que juega un papel fundamental la influencia ejercida por Diari Català, que tendrá una audiencia destacada entre el público ilustrado comarcal. Diari Català mantiene en la divulgación del ideario catalanista una proyección constante. El artículo de Artur Gallart «Catalanes en todo», de junio de 1879, o el de Pere Ravetllat «Los malos españoles», de abril de 1881, no comportan una acumulación, un tono discursivo creciente o una maduración del pensamiento, sino una línea de continuidad entre el contenido del número prospecto del primero de mayo de 1879 y el programa hecho público en el mismo diario el uno de enero de 1881. No hay ninguna ruptura ni incremento, simplemente una misma línea que irá situándose sin rebajar niveles de lucha a pesar de las oposiciones. Lo podemos detectar al observar cómo los artículos políticos sobre el catalanismo, y otras cuestiones candentes, no aflojan su ritmo de publicación a pesar de la contundencia de la actuación del Tribunal de Imprenta. Se aspira a una convivencia con el Estado manteniendo la particularidad. Esta idea central de Almirall, expuesta en toda su obra, tiene una primera formulación en Diari Català y servirá de génesis a la formulación de Lo Catalanisme. Prácticamente todos los aspectos que aparecen en estas obras son esbozados en Diari Català. Los otros redactores, como Sacases o Ravetllat, también comparten esta visión. De hecho, este último escribe que los catalanistas son «buenos españoles», mientras que los que los acusan de ser separatistas son los «malos españoles»: «Cataluña ha dado siempre pruebas de querer como a hermanas a las otras provincias españolas y gracias a este espíritu regional que hoy se le echa en cara, cuando alguna de ellas ha sufrido le ha podido prestar ayuda de vida propia. Cataluña ha considerado siempre como patria común a la patria española, y gracias a ese mismo provincialismo, ha podido dar un contingente mejor de fuerzas siempre que España lo ha necesitado. ¿Se quieren pruebas? Aquí esta la historia para demostrarlo: la tierra catalana mordió al francés cuando el águila imperial quiso clavar sus uñas en el corazón de España; sangre catalana tiñe las costas de Marruecos en venganza del ultraje hecho al pabellón español; cadáveres catalanes yacen en los campos de Cuba desde que estalló la guerra de separación; nunca, ni una sola vez, se ha desplegado la bandera española sin que haya combatido a su sombra la barretina roja. ¿Qué reclamamos a fin de cuentas los catalanes? Derechos que nos permitan desarrollar las fuerzas latentes que hoy se encuentran asfi-

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xiadas dentro de una atmósfera que no les es propia. No reclamamos privilegios, pero tampoco queremos protectorados. Deseamos que Cataluña ocupe un lugar honroso, el primero si puede ser, en el trabajo de generación que debe llevar a cabo la patria española. Esto es lo que queremos, esto es lo que defendemos los catalanistas. Los que nos atacan, aquellos que nos llaman malos españoles, son los que querrían que ciegamente nos entregásemos a los designios de un poder central. Ellos son los que querrían la absorción de todas las fuerzas vivas del país en un centro que dirigiese a su conveniencia todos estos elementos. Nosotros pedimos derechos iguales para cada una de las provincias. ¿Quiénes son los malos españoles?».

La dualidad que se expone inicialmente en este artículo titulado «Los mals espanyols» (16-IV-1881) tiene una respuesta clara en el artículo anterior así como en las diversas series de Almirall, desde «Separatisme» hasta el conjunto que escribe dedicado a Frederic Soler. Claro que se quiere la unión, pero no la absorción. Una unión basada en la libertad y el respeto, escribe en Lo Catalanisme, en que se pueda desarrollar el progreso material del siglo, como por ejemplo el ferrocarril. Es decir, un catalanismo que posibilite la prosperidad económica, la ilustración y la enseñanza, en definitiva. Por tanto, el discurso de Diari Català no es estrictamente cultural, pero tampoco es estrictamente político en el sentido de promover una ideología. Hemos podido ver cómo los contenidos federales y republicanos son escasos, es más, a menudo aparecen con referencias indirectas y puntuales mientras que la voluntad de transformar el país, ese «adelante y siempre adelante» flota en toda la colección del periódico. Las ideas de la redacción son muy homogéneas. Sacases acusa a Crónica de Cataluña de falsear la realidad y de calumniar («que algo queda») cuando escribe: cómo «No sabiendo como combatir el catalanismo, le echan en cara que atenta contra la integridad nacional. Ya lo hemos dicho mil veces y hoy no tenemos porqué repetir nuestras ideas en esta materia». Da en el clavo cuando afirma que «el catalanismo en literatura es federalismo en política. Solo por este camino, creen, podrá Cataluña a alcanzar el progreso y la libertad».

Un catalanismo, en síntesis, vinculado a la idea de progreso social, de crecimiento económico y de transformación moderna del país, que vela por las infraestructuras y la resituación de los grupos sociales dominantes en el Antiguo Régimen como la aristocracia, la clerecía… Desvinculación de los estrictos

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componentes de carácter literario y cultural, y plataforma de propaganda para todas las clases sociales. Este es el sentido del catalanismo político del Diari Català. Una visión participante de un proyecto común español con la condición de que España se regenere, es decir, que elimine todos los vicios y todas las corrupciones tanto de la clase política como de la clase económica. En la polémica que mantienen Artur Gallart y Francesc Ubach i Vinyeta se aprecia, como los mismos polemistas reconocen, que los puntos de encuentro entre Diari Català y Lo Gay Saber son más que los que los separan. Ambos hablan de las «rémoras del catalanismo», los elementos que es necesario abandonar en el viaje hacia el progreso9. La identificación que se hace del catalanismo de trasfondo federalista con los orígenes políticos iniciales del diario, especialmente Almirall, Roure y Feliu i Codina, provoca que sectores que potencialmente están de acuerdo con las ideas expuestas no tengan cabida y opten por una vía más pura, sin el partidismo político, pero, naturalmente, huyendo también de la simple reivindicación cultural. La aparición en 1886 del estudio Lo Catalanisme, de Almirall, ejercerá una notable influencia; basta con ver como los dos nuevos diarios de Reus y Sabadell respectivamente nacerán adoptando sus postulados. El diario de Reus lo explica bien explícitamente: «Nuestro programa es bien conocido. Está consignado en el libro Lo Catalanisme, original del Parnell catalán, D. Valentí Almirall»10 del cual el diario sabadellés tomará hasta el título.

Notas 1.- Son los mencionados anteriormente Articles polítics y Cultura i societat. 2.- Para más información se puede consultar la obra completa de Almirall de la que ha aparecido el primer volumen. 3.- «Los Jocs Florals», en Diari Català, 2 (5-VI-1879); «Los Jocs Florals de Barcelona», en Diari Català, 172 (16-XI-1879); «Reunió extraordinaria dels Jocs Florals», en Diari Català, 234 (18-I1880); «Sobre’ls Jocs Florals», en Diari Català, 295 (19-III-1880); «Los Jocs Florals», en Diari Català, 625 (1-V-1881), etc. 4.- ALMIRALL, V.: «El juego», en El Estado Catalán, 19 (2-VIII-1869). 5.- «Noticias de Sans. Lo joch», en Diari Català, 378 (11-VI-1880); «Noticias de Sant Martí. Jochs tolerats», en Diari Català, 385 (18-XI-1880); «Lo Joch», en Lo Catalanista, 44 (28-XI-1880); «Vilanova i la Geltrú» [Sobre el juego], en Diari Català, 493 (19-XII-1880); «Més sobre’l joch», en Diari Català, 530 (25-I-1881); «La qüestió del joch», en Diari Català, 507 (4-III-1881); «Mes sobre’l joch», en Diari Català, 592 (29-III-1881); «Lo joch en Madrit», en Diari Català, 644 (21-V-1881); «L’extrem de la asquerositat», en Diari Català, 684 (22-VI-1881), etc. 6.- La cantidad de artículos sobre el ferrocarril, la filoxera, la economía, etc., es considerable. Citamos solo el comentario del artículo «¡Sempre lo mateix!» (Siempre lo mismo) publicado en el Diari

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EL PERIODISMO CATALÁN. UN SIGLO DE HISTORIA (1879-1984) Català, 408 (11-VII-1880) en el que la redacción critica la decisión de la Junta Consultiva de Guerra en relación con el ancho de vía: «Y si nos quisiera invadir alguien, ¿creen los sabios del Consejo que se detendría ante tan pequeño obstáculo? Seguro que si se le contase a cualquier general de verdad, se moriría de la risa, una risa a la que no se podrían resistir ni los miembros de la Junta Consultiva. ¡Y por un motivo tan fútil se nos quiere aislar del resto de Europa! Aún gracias que no levantan una muralla como la de China. Tal cosa sería digna de las cabezas pensantes que forman las Juntas madrileñas». 7.- «Catalunya i Barcelona», en Diari Català, 592 (29-III-1881). 8.- S. [Sacases?]. «Los enemichs de Catalunya», en Diari Català, 564 (2-VI-1881). 9.- F.U.V. [Francesc Ubach i Vinyeta?]. «Rémoras del catalanisme», en Lo Gay Saber, XVI (15VIII-1879) y A.G. [Artur Gallart] «Rémoras del catalanisme», en Diari Català, 84 (20-VIII-1879). 10.- TOUS I VALLVÉ. J.: La formació del catalanisme polític a Reus: ‘Lo Somatent’ (1886-1903). Reus, Associació d’Estudis Reusencs, 1987.

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7 La gran polémica catalanista de 1880. La expansión del catalanismo político a través del periodismo de opinión1

La prensa, el escenario moderno de los conflictos, es el archivo de la inmediatez o de la cotidianidad e incluye, por lo tanto, numerosas referencias circunstanciales. Pese a esto, junto con los artículos informativos y de la publicidad comercial, a menudo se encuentran textos de una relativa profundidad –ya sean de opinión o de propaganda política– y en algunos casos, como el que nos ocupa, la prensa se convierte en el escenario o el campo de batalla de la lucha ideológica y constituye una excelente visión de aproximación a una sociedad específica. Detectamos artículos de periodismo de combate, de periodismo polémico que aparece en torno al Primer Congreso Catalanista de 1880. Era la primera vez que se encuentran públicamente los interesados en el catalanismo para debatirlo. Consultamos la prensa publicada en 1880, una veintena de diarios, solo de Barcelona, y nos sorprende el gran eco de este acontecimiento2. Al realizar un análisis exhaustivo nos sorprendieron la importancia cualitativa, la representatividad de los autores, a menudo, los propios directores de los diarios3, y la repercusión de los artículos publicados. Solo el proteccionismo tiene tal cantidad de material en el mismo breve espacio de tiempo. De aquí arranca el origen de lo que llamaremos la «gran polémica catalanista» de 1880. Polémica que ha pasado desapercibida por la simple razón de la falta de consulta sistemática de la prensa. La historiografía tradicional catalana ha prestado más atención a la bibliografía que a la hemerografía y de ahí que existan tantas lagunas y se produzcan tantas sorpresas al trabajar con publicaciones periódicas en lo que se refiere a la formación de mentalidades y del conocimiento de la realidad. En la Restauración, la prensa diaria barcelonesa polemiza intensamente sobre multitud de temas; predominan los de tipo político, y abundantemente los de carácter social, científico, religioso, urbanístico, etc. Destaca el periodismo de

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opinión en su implicación en las polémicas y alcanza notables niveles de popularidad. Entre las polémicas de 1880 destaca la ya citada «gran polémica catalanista», por el número de artículos, por su duración (desde septiembre de 1880 hasta mediados de 1881), por la categoría de los autores… No hay ningún diario o publicación importante de Cataluña que se quede al margen. Incluso se abren secciones específicas, como hace el Diari Català con el significativo título de «Secció de Polèmica». El catalanismo, en 1880, tiene una vertiente cultural importantísima y no se limita a la literatura, los Juegos Florales, el teatro, la bibliografía o el excursionismo. La economía y la política serán rápidamente afectadas a raíz de la aparición de la nueva prensa en lengua catalana y con aspiraciones de influencia social como La Veu del Montserrat, Diari Català, La Renaixensa -y especialmente el diario homónimo-, etc. Se dinamiza así el paso del catalanismo literario al político como hemos explicitado en la biografía dedicada a Valentí Almirall4 y en la tesis doctoral redactada sobre Diari Català5. Las publicaciones periódicas son el motor eficaz de esta transformación y no solo en la perspectiva ideológica sino también en la organizadora. El primer Congreso Catalanista, epicentro de la polémica En octubre de 1880, tres publicaciones –Diari Català, La Renaixensa y La Ilustració Catalana– junto con otras entidades entre las que predominan las excursionistas promovieron un Congreso Catalanista, un gran encuentro que supuso el impulso definitivo para un catalanismo que cristalizará pocos años después en el Centre Català (1882), el Memorial de Greuges (1885) y las Bases de Manresa (1892). Esta cita tendrá una especial significación al convertirse en la primera reunión pública de discusión del catalanismo en que se huye de la opinión personalizada y de tono individual que era dominante hasta el momento. Las tendencias, usando el lenguaje del Congreso, tratan de definir el futuro al que aspira Cataluña. Este acontecimiento, la primera vez que se reúnen personas para hablar exclusivamente de catalanismo sin un trasfondo económico o cultural, representa un avance indudable de las posiciones, la posibilidad de establecer un corpus reivindicativo y, discutiendo posiciones, también la creación de un ideario común respecto a la formulación, plenamente política, del nuevo movimiento que se ha ido extendiendo por todo el país a partir de publicaciones locales, centros catalanistas y concursos literarios y que está alcanzando nuevas cotas de influencia gracias a eventos que están fomentando y haciendo crecer el mercado en catalán: el teatro de Pitarra, el movimiento excursio-

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nista, el canto coral de Clavé, los Juegos Florales y las revistas humorísticas de Innocenci López. En torno al Congreso Catalanista, se escribe mucho, hemos llegado a contabilizar más de cien artículos, cuyas rúbricas, además, se corresponden con las de personajes realmente representativos: son los directores de los principales diarios que se publican en Barcelona por esas fechas. Los medios periodísticos son los más influyentes del momento. La argumentación es relevante en la representación de tendencias y corrientes de opinión. Todo esto, configura, por lo tanto, una polémica, la primera con un alcance importante, que por categoría o argumentación, extensión o número de textos y duración, supone, dentro del catalanismo, el paso del ideal político de una minoría a toda la sociedad intelectual. Taxativamente: gracias a la difusión y extensión que implicó esta polémica, podemos afirmar que 1880 es, con la excusa del primer Congreso Catalanista, el momento en que el catalanismo pasa de ser estrictamente literario a político, aunque, obviamente, el primer componente seguirá siendo consubstancial. En otras palabras, este año supone el punto de inflexión del que es un pensamiento aislado, individual, hacia una corriente que irá vertebrando colectivamente una aspiración con voluntad nacional y global. El papel que jugó Diari Català en este proceso de fijación de posiciones ideológicas es esencial. La beligerancia en todo el planteamiento, la firmeza en las argumentaciones, la solidez de una posición sin demagogia, etc., hacen del periódico el iniciador y el centro de la polémica. Es también el motor y el principal receptor, y se convierte igualmente en el contrincante por excelencia, el interlocutor de todas las posiciones que se confrontan, dentro y fuera del catalanismo, desde posturas críticas con los partidarios de una idea centralista, es decir, plenamente contrarias a los objetivos del catalanismo, hasta las discrepancias desde dentro del movimiento, sea de los elementos considerados «puristas» o «literarios». La polémica entre el Diari Català y La Renaixensa Fijémonos primero en la prensa en lengua catalana. Sobre esto, y antes de la polémica, Diari Català y La Renaixensa habían mantenido una posición ambivalente, primero de armonía y colaboración para pasar, después del Congreso, a una abierta discrepancia que acaba con la ruptura: Diari Català deja de imprimirse en los talleres de La Renaixensa. Este grupo impulsará el diario homónimo para contrarrestar la influencia de Diari Català. Cabecera nueva que nacerá tres meses después, el uno de enero de 1881 y, finalmente, los afines a La Renaixensa, que son minoría en el Congreso, abandonan las sesiones6.

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Las disensiones políticas eran el estadio superior de la recuperación cultural plenamente conseguida en lo respectivo a la prensa, la edición, el teatro, la música… Puede ser un ejemplo el artículo de Conrad Roure, en que se identifica con la revista, que se ha definido como enciclopedia cultural de aquella época, y en el cual afirma7: «No creemos que actualmente pueda haber quien de buena fe sostenga que el renacimiento de las letras catalanas es un sueño. Si todavía hay quien quiera poner este hecho en tela de juicio, debería darse por plenamente convencido con solo ver que la revista catalana La Renaixensa entra ya en el décimo año de su publicación y que desde que comenzó a aparecer ha ido progresando cada día más en importancia. En cuanto a sus condiciones materiales, puede hoy competir con cualquier revista; y en ella se tratan todo tipo de asuntos artísticos, literarios y científicos; teniendo por objeto cuantos colaboran [sic] el amor a la tierra y prescindiendo todos de las diferencias políticas o sociales que fuera de allí tal vez los desunan. Delante del amor a Cataluña, todos los escritores catalanes; quizá con algunas contadísimas excepciones, confunden sus firmas en las páginas de La Renaixensa».

La Veu del Montserrat mantiene desde el inicio del Congreso una posición expectante. Jaume Collell lo manifiesta claramente al tiempo que La Renaixensa lo reprueba y se sitúa a su lado justo cuando se prepara el Congreso. Así, La Veu del Montserrat y La Renaixensa formarán frente común. Ésta había adoptado una posición precrítica. Al iniciarse el encuentro, La Renaixensa publica el texto siguiente8, que reproduce inmediatamente Collell, alzando la espada: «Cuatro sesiones ha celebrado ya el Congreso Catalanista. Amantes de la verdad como siempre hemos sido, hemos de confesar que hoy han sido defraudadas nuestras esperanzas respecto a la importancia que creíamos que revestiría esta manifestación que con tanto calor habíamos acogido. Ya desde el principio muchos y muchos catalanistas distinguidos se han abstenido de inscribirse en las listas del Congreso, y hoy nos encontramos con que la inmensa mayoría de los segundos inscritos se abstienen de asistir a las deliberaciones. Llegó a mil tres cientos el nú- trescientos mero de apuntados y de estos solo tres cientos acudieron a la última sesión.

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No queriendo que, ni remotamente, parezca que tenemos deseos de entorpecer la marcha del Congreso […] rogamos al señor presidente del Congreso que ya que a él se debe la iniciativa y la dirección de todos los trabajos y que por lo tanto sobre él caería principalmente el descrédito, que haga valer sus capacidades a fin de lograr que desaparezcan las causas que lo desautorizan y lo matan».

Collell está encantado con este texto, le ofrece la excusa perfecta para volver a criticar el catalanismo laico de Almirall. No quiere ser acusado de hostilidad sistemática y podrá escribir libremente y con más contundencia. No obstante, La Renaixensa lo criticará9: «Con verdadera tristeza hemos leído en nuestro querido colega La Veu del Montserrat un pequeño artículo firmado por nuestro amigo el Sr. D.J.C. referente al próximo congreso catalanista. Con frases un poco fuera de tono e impropias da la voz de alarma a sus lectores: y se permite acusar de mal intencionados y de facciosos a los promotores de la idea, negándoles el autor del artículo, que es todavía muy joven, el carácter de catalanistas precisamente porque no piensan en todos los puntos del catalanismo a su manera. Decimos que lo hemos leído con tristeza, porque amantes como somos de todas aquellas publicaciones que valiéndose de un medio o de otro contribuyen al despertar del espíritu catalán, nos duele en toda el alma que precisamente en la ocasión en que de unir voluntades se trata, haya venido a levantar la bandera de la discordia uno de nuestros compañeros».

Finalmente se pasará de una relación de tensión a una de incompatibilidad. Los constantes ataques obligan a Almirall a reaccionar. La gota que colma el vaso es el texto que publica La Renaixensa10. Este artículo es contestado por Almirall, que invita a los redactores y colaboradores de La Renaixensa a tomar parte en el Congreso participando en las discusiones y haciendo por adelantado una reserva de turno de palabra: «Y les hago el ruego en público porque no me duelen prendas. El ruego es completamente espontáneo; tan espontáneo, que antes de publicarse la Nueva a la que respondo, había tenido ya el gusto de dirigírselo en una reunión particular organizada por nosotros; pero aunque involucrase un sacrificio de amor propio, habría de hacerlo de la misma manera, ya que tales sacrificios y otros mayores estoy dispuesto a hacerlos por el progreso y la mejora de nuestra tierra».

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Llegamos al otoño de 1880 con el Congreso Catalanista en pleno apogeo. Se produce la encarnación de las separaciones ideológicas entre el grupo de Almirall –laico, urbano, liberal, republicano federal, con simpatías masónicas, progresista y con espíritu de modernidad– y el grupo con plenas connotaciones religiosas, con vinculaciones con el mundo agrario y alejado de la ciudad y de las referencias cosmopolitas y de tono conservador en el aspecto social. En síntesis, el carácter católico y el espíritu tradicionalista del grupo que simboliza Àngel Guimerà. Se presentan dos candidaturas para la dirección del Congreso, gana la que encabeza Almirall, que precisamente ha sido el inspirador y el forjador del evento. El grupo de La Renaixensa se marcha haciendo ruido. Es obvio que las dos opciones no pueden coexistir dentro del mismo movimiento. Las disensiones en el seno del Congreso Catalanista son expuestas ya que se publican en el diario de Almirall y también en cuadernos semanales. La dualidad de posiciones anima a La Renaixensa a aparecer como diario, en dos ediciones, además de la revista que mantendrá con un tono literario y cultural. En el número prospecto anuncian que el catalanismo no puede quedar limitado a un solo ámbito y que es necesario ir no por el camino del provincianismo exclusivista, sino por el espíritu patrio, «no por el fraccionamiento sino por la atracción, la unión». Pero la unión era imposible. Roure, por ejemplo, había publicado diversos textos en La Renaixensa en 1880 y durante el Congreso, en plena efervescencia del orador Sol, cuando éste se equivoca al citar el polémico artículo «A l’aguayt!» diciendo que ha sido publicado en La Renaixensa (en lugar de en La Veu del Montserrat, donde realmente fue publicado), Roure aplaude. La explicación es elocuente: «Estoy aplaudiendo la equivocación». El resto del discurso se interrumpe en diversas ocasiones, cosa que hace evidente la división de las dos tendencias del catalanismo militante más allá de lo estrictamente sentimental. Con dos diarios en catalán, la tirantez y la violencia dialéctica estalla por escrito. Hemos contabilizado seis artículos en el Diari Català muy duros contra La Renaixensa. En uno, «Santa ignocencia», tal vez el más representativo, se afirma11: «Nuestro colega en catalán, La Renaixensa, ha adoptado el sistema de aquellas criaturas viciadas y gallinas al mismo tiempo, que tiran la piedra y esconden la mano o la cabeza en la falda de mamá. Sin osar nunca dar la cara, siempre que le viene bien nos dirige algún ataque, que sin duda debe dejar muy satisfecho al que ha tenido la dicha de concebirlo. Para La Renaixensa todo el objeto del catalanismo es mangonear los Juegos Florales y tener la exclusiva en el reparto de englantinas. No

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tiene ningún ideal o, al menos, no lo da a conocer. Quiere resucitar una lengua y una historia, con las cuáles luego no sabría que hacer. Vive solo de ideas negativas. Murmura de la centralización y de la influencia castellana pero no quiere nada de lo que puede matar a la centralización o desvirtuar su influencia. Maldice la política podrida, pero no se atreve a alzar bandera. Desafiamos a los que leen habitualmente La Renaixensa a que nos digan hacia dónde va, y estamos seguros de que no podrán decírnoslo, porque no va a ninguna parte. La única cosa en que se ha declarado es en ser el eco del Fomento de la Producción Española del que cobra su director, de hecho, y en cantar las glorias de la Diputación, que tiene empleados a algunos de sus redactores. La Renaixensa no va a ninguna parte y tiene la inocencia de alabarse. […] Todo esto lo decimos a La Renaixensa y no por el gusto de mortificarla o por el placer de devolverle la pelota, sino por ver si logramos que recuerde que se hace llamar catalana y sepa defender sus ideas, si es que tiene alguna».

La rivalidad entre Diari Català y La Renaixensa, con La Veu del Montserrat de por medio, estimula la participación de la prensa en castellano. La Publicidad escribe el 2 de enero: «Hemos recibido el primer número del diario La Renaixensa que ha comenzado ya su publicación y acerca de cuyos propósitos hablamos ya á su tiempo á nuestros lectores. Los redactores, escritores distinguidos, y por el examen del número que tenemos a la vista, puede asegurarse que el nuevo colega honrará la prensa periódica de Barcelona. Por lo visto nuestro colega no abriga propósitos políticos determinados, y solo dedicará sus esfuerzos á la cultura y defensa de los intereses de Cataluña. No podemos menos que decir que nos parece difícil su misión sin bandera política conocida: á bien que mucho puede esperarse del inteligente esfuerzo de la redacción de La Renaixensa. Dámosle la bien-venida y deseámosle toda suerte de felicidades repitiendo la frase con que acogimos su prospecto ¡puig parla catalá, Deu li dón gloria! Nuestro colega el Diari Català ha comenzado el año de mal humor y rompe ya una lanza contra La Renaixensa que apenas habrá tenido tiempo de afianzarse en la silla. El Diari Catalá presenta en orden de batalla á su estimable redacción y escribe las siguientes frases que, ó nosotros hemos leído mal, ó se dirigen a La Renaixensa: Nosotros no somos de aquellos catalanistas pobres de espíritu y cortos

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de vista que se creen que se puede restaurar una lengua, y una historia, y un carácter, sin más consecuencias que algunos versos inocentes o cuatro funciones inofensivas, somos de los que saben que todo movimiento se transforma en calor y que el calor es la gran fuerza de la naturaleza. Si restauramos una lengua, una historia y un carácter, haremos alguna cosa más que versos inocentes o funciones inofensivas. Por eso es de mañana, y por tal motivo, nuestra política se reduce hoy a ser catalanistas, amantes del progreso y de la mejora de la tierra y teniendo por lema: ¡Adelante, adelante siempre! No hemos de dejar de confesar que nos place el espectáculo, porque la aparición de La Renaixensa indica, claramente la verdad de lo que nosotros habíamos sospechado y sostenido, y es, que una cosa es el cantón canton o el Estado Catalán y otra la patria catalana».

La lucha entre el Diari Català y La Veu del Montserrat Desgranemos ahora las relaciones entre el Diari Català y La Veu del Montserrat. El semanario de Vic, que nace en 1878 y es dirigido por Jaume Collell –canónigo de la catedral de la capital de Osona desde octubre de 1880, maestro en gay saber y periodista experimentado–, es el vehículo en el que se publican numerosas polémicas con el pensamiento que representa Almirall. El semanario participa en la gran polémica de 1880 y también en las que mantienen La Renaixensa y Diari Català; en esta última tomará parte La Veu del Montserrat hasta la desvinculación de Collell del semanario. Encontramos la oposición de Collell en prácticamente todas las iniciativas políticas en que participa Almirall a excepción del paréntesis de 1883-1885 a raíz de las uniones puntuales del Memorial de Greuges, por las cuáles colaboran ambos en la preparación y presentación del documento en la entrevista real. En este contexto es necesario observar la polémica entre ambas publicaciones. En «Catalanisme bort12», y mucho antes de la convocatoria del Congreso, se cuestiona el catalanismo alejado de la tradición y la religiosidad. Convocado el Congreso, el semanario incluye las bases íntegras precedidas del elocuente y famoso artículo «¡Al aguayt!13»: «La impaciencia de una partida de gente que se dice catalanista, y que bajo la capa del catalanismo trata de encubrir planes que serían y ya son como la terrible filoxera del catalanismo, ha precipitado la cosa, y hoy, al menos en principio, es ya una realidad lo que muchas veces nos había hecho temer por la suerte del catalanismo.

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Si hablamos así es porque se nos hiere en lo más vivo del alma. Nosotros que a nadie cedemos en amor a Cataluña, nosotros que desde la primera juventud sentimos un amor, intenso como el amor filial, por la resurrección del espíritu de la patria catalana; que desde que nos dimos cuenta de las palpitaciones de nuestro corazón entusiasta nos alistamos gozosos a la nueva cruzada de las letras catalanas en buena hora renacidas; nosotros que más tarde, llegada la hora de recoger un poco de fruto de la semilla plantada, hemos alzado ardorosamente la bandera para reunir a los catalanes razonables y de buena voluntad, amantes de la tradición y esperanzados por el porvenir, no podemos dejar de sobrecogernos y dar la voz de alarma al ver alzarse la facción que ha de resquebrajar la unión y ha de romper la armonía y nos ha de conducir necesariamente a la más vergonzosa derrota».

No solamente hay enfrentadas violentamente la tradición y la modernidad. En muchos otros aspectos ideológicos también se produce la lucha; los puntos de acuerdo son mínimos. Ausias escribe14 la serie «Cartas barceloninas», en que junto a las críticas hay valoraciones positivas, como la necesidad de una Academia de la Lengua Catalana: «Murió sin gloria para él y sin dar a los demás ningún provecho. De qué catalanista no sé que tendría, pero de catalán ni el nombre. Congreso es una palabra forastera que solo entienden los catalanes que han leído diarios. […] Y mucho la necesitamos [la Academia]. Todavía todoshemos de aprender todo a escribir y todos necesitamos una opinión soberana en materia de ortografía que se imponga sobre nuestras opiniones particulares».

Pero cuando La Renaixensa se distancia, vuelve a haber una carga, en “No’ns ve de nou”15, contra el significado del Congreso. La Veu del Montserrat, después del artículo en que se decía que era necesario estar atentos al Congreso, se da cuenta de que hay numerosos inscritos y no quiere encararse violentamente con el Congreso, se escuda en Balmes y publica «Un gran programa»; inmediatamente aparecerán las divergencias, las críticas y los ataques que responden a la concepción profunda que los laicos republicanos –«esa gente», como se refieren a ellos– no pueden ser los restauradores de Cataluña puesto que odian el cristianismo y colaboran en publicaciones que tienen el sello de la Bestia en la misma portada. La Bestia es el laicismo, la masonería. Curiosamente, Almirall, personalmente, no polemiza con el periódico; solo hemos encontrado un texto, muy breve16, en el que responde frontalmente a la

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crítica de Collell, del cuál dice que le debe de haber picado un escorpión y se alegra de que no estén en el Congreso puesto que «no tomará parte el elemento carlista»; seguidamente, sin embargo, dice que «a sus insolencias responderemos invitándolos a inscribirse y ofreciéndoles nuestras listas». La prensa semanal: La Teula, La Campana de Gràcia… Lo Borinot17, semanario católico y antiliberal, critica el Congreso, sigue la argumentación de Collell y se sitúa junto a La Gaceta de Cataluña, La Campana de Gràcia, La Veu del Montserrat, La Bomba, etc., en la crítica contra el Congreso Catalanista. La argumentación no merece respuesta de Diari Catalanista. Sencillamente, los redactores del periódico de Almirall afirman que la aportación de Lo Borinot es «escupir al cielo18». L’Esquella de la Torratxa, semanario satírico y humorístico, del editor comercial López, una publicación populista y castelarista, es también plataforma de la posición de su director, Roca i Roca, el periodista y director a la vez de La Gaceta y La Campana de Gràcia; en sus artículos, firmados «P. del O.» («Lo Congrés Catalanista. Fantasias y realitats», «Lo Congrés Catalanista» y «Sessions del Congrés Catalanista»), expone su pensamiento, acusa a Almirall de ambición personal, remarca las ausencias y cuestiona la representatividad; acusa, en definitiva: A «a pesar de que este Congreso era literario, artístico y científico se concibió por un periódico político, se maduró en un periódico político y las bases fueron hechas por un periódico. Este periódico es tan digno como ustedes quieran; pero si alguna cosa representa dentro del catalanismo, no representa al catalanismo en su totalidad».

La semana siguiente abona el discurso de Sol y critica que de mil trescientos inscritos, solo asistan trescientos: «Somos catalanistas y lo venimos demostrando, desde que vimos la luz pública; pero no somos amigos de jugar en Congresos. El catalanismo es una cosa más seria; y por eso no podemos sino tomarnos el Congreso a broma. Otros que hoy están dentro y deben bailar, se lo han tomado antes que nosotros».

La segunda publicación de Roca y de López, La Campana de Gràcia, tiene una posición muy beligerante en cuatro artículos firmados por P. K. Este es el

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pseudónimo de Roca, que tan anticlerical como era, adoptó la firma de «pecador que peca» (P. K.). Los dos primeros, con el título de «Catalanisme»19, manifiestan la contradicción de la protesta de las regiones críticas con el gobierno central –País Vasco, Galicia, Cataluña, Asturias…– y el voto unánime que se da al mismo poder central. No cree que la amputación de territorios sea la solución ideal sino la «centralización absorbente y una indiferencia pública, una pereza, una ñoña, una falta de interés por lo que respecta a la política y la administración, que causan desconsuelo y vergüenza». Propone la fraternidad universal, remarca que distinguir diferencias «de verdad, [son] disputas de mujercitas, orgullo de chavales», sin renunciar a la lengua, al carácter, a las costumbres, se definen catalanistas que aspiran a la unidad. Con estos antecedentes, la posición del semanario es notablemente activa. Publica poemas críticos, artículos, notas, etc. En el fondo, hay la queja de que se prescinde de ellos al realizar la convocatoria del Congreso cuando eran «el periódico más antiguo», dice, de los que se publican en catalán; atacan la ambición personal de Almirall: «Nunca hemos visto una idea grande más empequeñecida. La ha empequeñecido la ambición personal por un lado y por el otro la renuncia de quienes no quieren ser instrumentos de ninguna ambición de este tipo20». En una posición estrictamente divulgativa del catalanismo político y no de polémica, se mantendrán publicaciones como Lo Rossinyol del Ter en Gerona, La Pàtria Catalana en Valls, el Butlletí Mensual de la Associació d’Excursions Catalana, etc. En La Llumanera de Nova York, tribuna más periodística, uno de los redactores de Diari Català, Pere Ravetllat, transmite las crónicas desde Barcelona. Más interés suscita la posición de La Teula Barcelona, el periódico obrerista de Llunas, precedente del semanario La Tramuntana. Esta publicación toma partido, desde la independencia de posiciones respecto a Almirall, contra la prensa que ataca al catalanismo en general, tomando como excusa aspectos formales del Congreso Catalanista. Los textos de la defensa que el semanario hace del Congreso están presentes prácticamente en toda su vida21. El más combativo es «Elevació de miras»22: «La Renaixensa, La Ilustració y el Diari Català lanzaron a los vientos la publicidad de la celebración del Congreso Catalanista. Los tres periódicos patrocinaron la idea defendiéndola y excitando a sus lectores. Los tres fueron padres del Congreso. Llegó el día de elegirse la mesa y ¡se armó la de Troya! La Renaixensa, ese periódico de color indefinido, órgano de los englantinistas que buscan englantinas, eco fiel de la masonería de elogios mutuos: La Renaixensa, este periódico de la calle Xuclà, que pone el

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escudo de Cataluña atravesado por la daga de Castilla, que ata las barras de Cataluña con cadenas, y que en cambio no ha atado como debería su propio título a las cenas que le forjó el señor Sol y Ortega, de quien sin darse cuenta se convirtieron en monaguillo de amén; La Renaixensa, ese periódico que no ha protestado por la ofensa pública que se hizo a la lengua catalana en la comida que unos cuantos amigos ofrecimos, no al señor Balaguer, sino contra el señor Balaguer, solo porque la ofensa salió de labios amigos de ocasión y de la boca de un orador unido con ellos por los lazos del despecho y de la importancia; La Renaixensa, ese diario que sin atención a sus lectoras hace chamuscar ciertas cosas señaladas con una sartén oxidada; La Renaixensa, decimos, no pueden cerrar el Congreso Catalanista dentro de las cuatro paredes del Café Pelayo (cosa que seguro que el dueño de este café tampoco habría permitido) se cerró ella y tomando por lema el nombre del café, se puso al lado de los degenerados hijos de Pelayo que tienen por boca al señor Sol y por órganos Burinots, Esquellas y Gacetas de Cataluña y desenvainando el puñal de sus viñetas y empuñándolo como lo empuñaría Quiñones intentó clavarlo en el corazón del Congreso Catalanista, aunque no logró hacerle ningún daño porque el puñal en lugar de ser de acero bien templado, era la herramienta de latón del autor de la mano fría puesto en mano de aquel Joan Blancas que se parece al héroe de Perpiñán como un huevo a una castaña. […] La Ilustració Catalana ha imitado la conducta de su colega, si bien ha intentado demostrar ser un poco más expansiva, reseñando no muy cristianamente, el inicio del congreso. Este periódico, por su carácter de ilustración, debía prescindir más que el otro de personalidad, y tratándose del acto más importante que ha celebrado el catalanismo, debían publicar algún gravado, grande o pequeño, de las sesiones del si no Congreso, sino quería llevar algún retrato. Debe estar esperando a ver si se le adelanta La Ilustración Española y Americana. Pero como es un periódico que no tiene historia, no queremos molestarlo. Que les vaya bien. Del Gay Saber no hablaremos, porque tuvo la prudencia de no tomar cartas en el asunto. Mejor esto que ser apóstata. El Diari Català, verdadero padre del Congreso, dio un tropezón con la Gaceta y fue a parar a las manos del fiscal. Pobrecito, no ha podido decir nada. Por eso lo dejamos en paz».

La sección de polémica de Lo Catalanista también intercambia posiciones e ideas con la prestigiosa La Ilustració Catalana, publicación que constaba en la

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organización del Congreso. Publica23 las bases de la convocatoria, sin ningún comentario, y en el número 11 del 20 de octubre glosa el acto inaugural en un texto extenso y, en otros números, rendirá cuenta de las discusiones. En medio de una línea de colaboración, presta apoyo a algunos argumentos de La Renaixensa y otras publicaciones, por ejemplo, el de la escasa representatividad, las condiciones de admisión de inscritos… Lo Catalanista replica toda esta argumentación el 22 de noviembre; el 30 del mismo mes, La Ilustració Catalana responde diciendo que solo eran unos comentarios y que Lo Catalanista se lo ha tomado demasiado en serio. Recrimina a Almirall que no ha querido inscribir a unas personas determinadas que lo han solicitado y ahora que se ha destapado el escándalo, considera que es malo que no todas las tendencias estén presentes en los debates del Congreso Catalanista. En este punto, coinciden ambas publicaciones dado que su deseo es que no haya división sino discusión. De cualquier modo, hay diversos aspectos en los que toda la prensa catalanista sigue colaborando, por ejemplo, la defensa del derecho catalán o el combate proteccionista. La Ilustració Catalana lo señala: «Toda la prensa catalanista: Diari Català, La Renaixensa, La Veu del Montserrat han manifestado clara y explícitamente que la desaparición del derecho catalán bajo el pretexto de formar el Código Civil de la nación sería el hecho de más deplorables consecuencias para la familia y la propiedad en nuestra bienamada tierra24».

Cabe indicar que no solamente participa la prensa de Barcelona, además de la ya citada La Veu del Montserrat de Vic, sino también y muy activamente el núcleo gerundense. Destacamos la serie de artículos que publica el semanario religioso La Vetllada en el decurso de 1881 sobre catalanismo en la que señala la identificación entre éste y el federalismo. El grupo gerundense aspira a conservar la lengua y divulgar la cultura; políticamente es partidario de la unión política de todo el Estado, un programa amarado de la fe religiosa con especial preocupación por la literatura crítica. Los principales textos que publica25, pese a ser posteriores al Congreso, son consecuencia suya y demuestran la vitalidad y la extensión de esta polémica. El gran mérito de la translación a la prensa de una polémica recluida solo a las tertulias y en el seno de los grupos existentes entonces es, tal vez, el lograr que las publicaciones tomasen una posición en el campo específico de las «tendencias», una de las preocupaciones conceptuales del encuentro catalanista. La segunda conclusión sería la de forjar una teorización a partir de la cual se formula el catalanismo convencional en cuatro vías: la plenamente integradora del federalismo y el catalanismo, expresada en Diari Català; la de carácter es-

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pecialmente cultural, en la que se mantiene una línea apolítica ejemplificada claramente por Lo Gay Saber con el texto de Ubach i Vinyeta, “Rémoras del catalanisme”26; la impregnada de política pese a mantener un substrato de lengua y mentalidad afines, encarnado por las publicaciones de Roca, quien hasta 1906 no dará el salto a la vía catalanista pura; la última posición es la que dominará, hegemónica posteriormente, y encarna la fusión entre el tradicionalismo y el catalanismo, exponente de la cual será La Veu del Montserrat. Conclusión final e importante: la eclosión del catalanismo hacia nuevas y amplias capas sociales, en las que, gracias a la polémica precisamente, se cerrarán posiciones mientras que la base formada hasta entonces por unos pocos escritores, periodistas y políticos se amplia a nuevos sectores que se ocuparan, definitiva y finalmente, de política. Habrá cambiado la ideología, habrá vencido una opción. La polémica en la prensa diaria en castellano En el marco periodístico de finales del siglo XIX, la prensa en lengua castellana tiene una posición mayoritaria en todos los campos temáticos. La prensa informativa, la técnica y especializada, etc., es en castellano; solo en los ámbitos literario, cultural y humorístico la prensa catalana tiene una presencia cuantitativamente digna de mención. Nos fijaremos en los diarios barceloneses más importantes en 1880 atendiendo a criterios de influencia, tirada y categoría de sus directores. Estas publicaciones –Diario de Barcelona, Gaceta de Cataluña, El Correo Catalán, La Publicidad y El Diluvio– mantienen posiciones bien diversas, que van desde la crítica absoluta hasta la colaboración ideológica con reservas, matices y distanciamiento. En otros periódicos, o bien no se habla de la gran polémica catalanista de 1880 –La Vanguardia– o bien la discusión no obtiene respuesta por parte del Diario Català –será el caso de La Correspondencia–. Para situar, aunque sea de forma rápida, estos periódicos, fijémonos en la apreciación de Cels Gumà en el almanaque de 1880 de La Campana de Gràcia. De la Gaceta de Cataluña de Roca i Roca solo canta los elogios (¡ambas publicaciones cuentan con el mismo editor y el mismo director!); Al Brusi de Mañé se refiere simplemente como conservador; califica El Correo Catalán de Lluís M. de Llauder de «neo»; de La Publicidad de Pascual i Casas, sencillamente, dice que es «de los nuestros», y, para acabar, de El Diluvio y del Diari Català habla favorablemente. Los últimos títulos que menciona son La Crónica de Cataluña de Teodor Baró y La Correspondencia. No los etiqueta claramente, califica de sagastina a la primera publicación, por ejemplo. En con-

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junto, el predominio de la prensa barcelonesa es de dos grandes bloques: conservadora y liberal con unos extremos de carácter integrista y republicano. En seguida veremos la posición y los comentarios que hacen estos periódicos en relación con el catalanismo político que encarna el primer Congreso Catalanista. El Correo Catalán El diario de Llauder publica diversas notas breves, comunicados, comentarios informativos, neutros políticamente, a raíz del desarrollo de las sesiones del Congreso; así, el 4, el 12, etc. de noviembre y durante el mes siguiente serán dos textos extensos de su director, firmados con las iniciales, los que marcarán la posición del periódico. Son «El Catalanismo», aparecido el día 12, y «Catalanes y catalanistas», el día 19. En el primero se afirma: «Catalanistas en el terreno práctico […] no quiere decir otra cosa que amor a Cataluña, á sus glorias, á su prosperidad. El catalanismo que se toma como vehículo de partidos políticos avanzados de principios revolucionarios, no es catalanismo verdadero, ni trascendental, ni respetable, porque en este caso es pretexto, es instrumento, es medio; no objetivo, ni fin, ni origen de aquellos grandes sacrificios […] que el verdadero amor patrio inspira. El catalanismo radical […] es amor a la revolución».

El segundo es todavía más contundente y se identifica la posición catalanista de progreso con opciones políticas sectoriales: «No todos los catalanes son catalanistas, ni todos los catalanistas son catalanes. […] Hablar en catalán, escribir versos en catalán, y aún prosa […] reunirse […] tocar música catalana, dirigir unas cuantas invectivas contra Madrid […] esto es, para la mayoría, ser catalanista».

Para Llauder, es necesario dejar de ser catalanista para ser un catalán auténtico, olvidarse de la revolución, fijarse en el modelo de la tradición, volver, aferrarse; para él la tradición catalana es la católica. Reivindica el catalanismo únicamente literario, el cual ha de tener una acción no política, que: «se contente con ser recreativa no saliendo de la esfera literaria». El destinatario del mensaje, Diari Català, no considera la crítica. El mismo día 19, al aparecer este segundo texto de Llauder, Almirall publica uno titulado «Nova missió del

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catalanisme», un artículo editorial en el que afirma que pronto comenzará la regeneración de Cataluña y, precisamente, porque el catalanismo no se ocupa solamente de cuestiones literarias y científicas, sino que también abarca aspectos del ámbito de los intereses materiales. El Brusi de Mañé i Flaquer Con el director del Diario de Barcelona y mentor de las clases rectoras barcelonesas, Diari Català mantiene polémicas constantes dado que tanto Mañé como Almirall, y tal vez añadiríamos a Roca i Roca, son los directores de diario más dinámicos e influyentes en la sociedad de aquel tiempo. Los programas ideológicos y los modelos de sociedad que proponían eran bien opuestos. La polémica vuelve a estar servida. A modo de ejemplo de la trayectoria del combate, citaremos «Paréuvos y mediteu»27, que es la respuesta al artículo del mismo título publicado el 18 de diciembre por el Diario de Barcelona. Es importante destacar como R. M. –tal vez Ròmul Mascaró–, en respuesta al articulista anónimo del Brusi, afirma que no afirma que: <<[No] esperan... «esperan nada de ningún gobierno nuevo, sea Cánovas, Sagasta, Ayala, Martos, etc., si alguna cosa esperamos la esperamos de la resurrección del espíritu provincial. […] Meditamos que todo lo que nos sucede es consecuencia lógica e inevitable de la política que viene haciéndose desde Madrid».

En mayo de 1880, Diari Català publica dos artículos dirigidos al director del Brusi: el primero, «Jesuitas i mossos de l’esquadra. Al senyor Mañé y Flaquer», el día 25, y el segundo, «Quis ut ego? Al señor Mañé y Flaquer», el día 30. Este segundo artículo es uno de los textos más sintomáticos de la opinión que tiene Almirall, en el cual disecciona el modelo de periodismo y de la evolución de Mañé. Ambos artículos son bien conocidos28. Con estos antecedentes, la lucha dialéctica entre Almirall y Mañé resulta muy sugerente. El 21 de noviembre de 1888, Mañé publica «Los catalanes y los catalanistas», artículo con el que abre una serie que continuará los días 23 y 28 del mismo mes, con el título común de «Los catalanistas». Mañé es categórico: «Nos afirmamos en la convicción por nosotros manifestada mucho antes de ahora, de que el espíritu catalanista, es no solamente distinto sino absolutamente contrario al espíritu catalán. […] Pueblo formado por la fusión de varios elementos étnicos. […] Hasta que la fe religiosa

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vino a servirles de poderoso fundente. Sin el auxilio del cristianismo nunca se hubiera constituido nuestra nacionalidad. […] Los principios son los principios y no porque se los disfrace de catalán han de ser catalanes, si este no es su abolengo. […] Los catalanes deseamos que el pueblo catalán de hoy sea la continuación del pueblo catalán de otros tiempos, pero no exteriormente, sino interiormente».

Mañé deja claro que hace prevalecer el factor religioso sobre los aspectos geográficos, históricos, sociales y culturales, y subordina el catalanismo al cristianismo. La serie de los dos artículos siguientes, será la réplica a la respuesta de Lo Catalanista. Los tres artículos de Mañé suscitan tres réplicas de Diari Català. En «Los catalanistas», insisten en la idea que la religión es el rasgo básico de unión del pueblo catalán, argumenta que la lucha contra Napoleón es un hecho esencial para desactivar la decadencia catalana; en definitiva, acusa a Almirall de utilizar el catalanismo como excusa para su labor de proselitismo político. La argumentación está bien estructurada y es sólida y se llega a convertir en un contrapeso a la acción propagandística que se revela eficaz de Diari Català: «Nosotros no hemos dicho nunca que á un pueblo le baste ser católico para nadar en la prosperidad. Hay circunstancias que se oponen á que dé el catolicismo de todo su fruto y esto es cuando por fuerza mayor tiene que amoldarse á leyes y costumbres que chocan con su manera de ser especial. Esto es lo que ha pasado en Cataluña desde Felipe V, o quizás de ser un poco antes, y esto es lo que les esta pasando á las provincias vasco-navarras, que á pesar de conservar su fe religiosa, no pueden gobernarse y administrarse según las instituciones que, nacidas del catolicismo, han hecho su felicidad durante muchos siglos».

En la segunda parte de «Los catalanistas», Mañé citará a historiadores clericales, argumentará a fondo el peso de la tradición en la formación de la identidad catalana, citará a Coroleu, Fargas, Béechard, etc. «No queremos volver á los tiempos pasados para copiarlos porque necesitamos vivir en los tiempos presentes; pero si pretendemos que se elimine de nuestro estado presente todo lo exótico, todo lo contrario á nuestra naturaleza peculiar, todo lo contrario á nuestro desenvolvimiento dentro de esta naturaleza, á fin de acercarnos, no en la forma sino en el fondo, al tipo catalán que nos presentan aquellos tiempos

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en que el tipo no se había adulterado. Si, como pretende nuestro colega, lejos de procurar que se restablezca en toda su integridad lo que podemos llamar el alma de nuestro pueblo –sus esencias, sus sentimientos, sus ideas– todo lo que le imprimía carácter, hemos de procurar destruirlo por completo á titulo de preocupaciones de otros tiempos, que nos quedará del pueblo catalán? Unas cuantas ‘barretinas’; cierta grosería de carácter… y un lenguaje cada día más corrompido. Reducido a estos términos el catalán de los catalanistas no es más que un demócrata o un federal que habla en su trato familiar un idioma distinto de los demócratas ó federales castellanos, andaluces o franceses, pero para expresar las mismas ideas y dar expansión á las mismas pasiones. En este caso, no vale la pena hablar de Cataluña… el catalanismo no tiene razón de ser…»

Los cuatro artículos que edita Diari Català –el primero en Lo Catalanista– son contundentes y se publican con toda presteza29. La réplica a los tres artículos del Brusi se basa en la configuración del pensamiento propio del periódico progresista. No se fundamentan en la tradición para definir la catalanidad, sino en la regeneración, y solamente se fijan en algún aspecto específico del pasado: «lo bueno que en aquellos tiempos tenía Cataluña para ponerlo en consonancia con las ideas, costumbres y adelantos del siglo presente». Reiteramos, naturalmente, la viabilidad de la regeneración, la que se basa en esta premisa: que los «catalanistas son verdaderos catalanes». Si Mañé cita también a los árabes en la argumentación de la fe religiosa de los catalanes como símbolo de la formación de la nacionalidad Almirall echará atrás hasta llegar a Aníbal y Amílcar con tal de destacar que el deseo de libertad es inherente a la catalanidad. La acción bélica de la monarquía catalana, las luchas fuera del país –se pregunta Diari Català–, ¿son para defender la fe religiosa o la patria? Responde a la argumentación de Mañé según la cual la acción popular contra los franceses era religiosa y dice que, sencillamente, no es una guerra de religión sino de independencia para demostrar el carácter civil. Almirall considera que desde 1714 hasta 1808 solamente hay un día, y que en la vida de un pueblo no se puede borrar fácilmente un periodo. Acaba el artículo, sin firmar, el 5 de diciembre, con las palabras siguientes: «Lo que queremos los catalanistas es que conservando todas aquellas cualidades que hicieron de nuestro pueblo un pueblo grande, rico, poderoso y respetado, nos ponemos dentro de las ideas, sentimientos y progresos del siglo XIX. Queremos todo lo bueno de los tiempos anti-

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guos con lo mejor de los tiempos modernos. Y como solo podemos lograrlo infiltrando en el corazón de los catalanes las ideas modernas procuramos propagarlas, seguros de que ellas harían de Cataluña la primera provincia de España».

En el último artículo de la serie, la densidad conceptual es notable. La discusión no se basa en aspectos históricos sino psicológicos; se apuntan coincidencias, como, por ejemplo, la falta de hombres de carácter, y se reafirman las posiciones definidas anteriormente: «Cataluña quiere vida propia, quiere moverse sin encontrar impedimentos por parte de los que menos se mueven; quiere libertad, porque sin ésta un pueblo no puede realizar su ideal; quiere vivir la vida de la democracia. Estos son nuestros ideales; el tipo del ‘catalán’ resucitará y la resurrección del ‘catalán’ será debida a los catalanistas».

El Diluvio, progresista y populista La participación de El Diluvio en la propaganda del Congreso Catalanista es notable: comunicados, rectificaciones, notas, crónicas, etc.; desde las acciones más insignificantes, como la serenata en honor de Almirall y el despegue de un globo festivo30 hasta la publicación de un extenso texto31, unos de los pocos periódicos que lo hace: «Exposición que eleva a los altos poderes del Estado el primer Congreso Catalanista. A la Comisión de Códigos. A las Cortes». Tanto en la edición de mañana como en la de tarde, las notas de convocatoria de reunión son abundantes; sospechamos que el periódico es el portavoz oficioso del Congreso para la prensa afín escrita en castellano. Que la edición de tarde del día 8 de octubre incluya la nota del secretario, E. Canibell, no es solamente un hecho informativo, sino que es ilustrativo de la voluntad de implicarse a fondo en el Congreso. De aquí que la polémica en este diario será de un interés relevante para estudiar la argumentación como exponente de una posición que aúna el populismo, en castellano, y el catalanismo. Indicamos, no obstante, que la posición del periódico en aquel momento no es la misma que dominará a los primeros decenios del siglo XX; durante la década de 1880, la simpatía con el catalanismo es notable. El primer texto representativo es el artículo, sin firmar, «El primer congreso catalanista»32, pese a que en septiembre, con el mismo título, se publican dos artículos más los días 17 y 28, en que se manifiestan los objetivos, las posiciones y la estrategia del catalanismo. Una síntesis de estos dos escritos la encon-

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tramos en el artículo publicado el 9 de octubre: «Hoy se reúne y todo induce á creer que será importante, porque es fácil que ya desde el principio se den a conocer en los diferentes matices del catalanismo que hasta ahora más se adivinan que se conocen, ya que no han tenido campo bastante grande en donde refugiarse. A cualquiera se le ocurre, sin embargo, que entre los que suponen que el catalanismo consiste solo en ganar ‘englantinas’ en palenques más ó menos literarios, los que creen que el renacimiento es la resurrección de los muertos, los que se dicen ‘no políticos’ porque son clericales y los que opinan que el catalanismo ha de ser el conjunto de doctrinas y principios propios en literatura, ciencias y artes, de modo que constituyan una escuela que ejerza marcada influencia en los adelantos, no ya de Cataluña, sino de toda España, ha de haber infinidad de matices. Durante mucho tiempo se ha considerado como el acto principal del catalanismo los juegos florales, lo que equivale al cultivo único de la poesía lírica. Algo ha debido pasar, sin embargo, cuando los mismos juegos florales han tenido que sobreponerse á su propio reglamento y admitir premios para obras en prosa y en verso que distan mucho de ser líricas».

Después de esta exposición favorable de los móviles y las características del movimiento, remarca como elementos de transformación que han contribuido al desarrollo, el teatro, la música popular, el periodismo…, los cuales, con un «gran número de artistas muy apreciables», han ayudado a la expansión y popularización de las letras catalanas. En seguida, pasa a analizar las particularidades, y comienza con los Juegos Florales y el movimiento literario, del cual señala que «los reaccionarios dijeron a voz en grito que éste les pertenecía». Menciona dos tendencias: la arcaica, que aspiraba a ser la aristocracia del catalanismo, miraba con menosprecio a Clavé antes de su muerte y veía con desdén el teatro catalán; y la popular. Esta segunda tendencia tiene la voluntad de superar los ámbitos selectivos, elitistas. Remarca el uso del teatro, el periodismo, el canto coral, etc., y pone énfasis en que esta opción «tiene el buen sentido de considerar que forman parte del movimiento catalanista las obras escritas en castellano por autores catalanes». Acaba con un saludo al Congreso naciente y espera con interés la sesión inaugural dada la disparidad de posiciones, que, si hasta entonces solamente habían chocado de forma discreta, ahora se preveía que se produjese ante los focos de la luz pública y de manera organizada.

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Al mes siguiente, en la serie de artículos titulados «El catalanismo»33, se lamenta de las divisiones que se manifiestan en el Congreso, y cree que el catalanismo no se ha de recluir en el ámbito literario, sino que debe ocuparse de «satisfacer las múltiples necesidades de la sociedad humana»; en definitiva, aspira a que nuevos sectores sociales entren a formar parte de la corriente del catalanismo: «Nuestras mezquinas divisiones caerán en el olvido; pero la posteridad que debe juzgarnos a todos, consagrará de seguro un recuerdo de gratitud á esa pléyade generosa de escritores que con tanto entusiasmo se dedica á cultivar una lengua que no es la oficial y que como no se usa en los ministerios, ni en las administraciones económicas, no ha de llevarles jamás á las lucrativas prebendas que benefician los cultivadores de la literatura nacional por excelencia. […] Por esto aplaudimos con entusiasmo la idea de crear una declamación como aplaudiríamos la idea de crear un conservatorio de artes y oficios y un museo arqueológico catalán y una exposición permanente para las obras de los artistas catalanes y cuanto tendiese á conservar y vigorizar el carácter indígena en todas las producciones de la actividad humana en nuestro suelo».

El según artículo expone que solo podía haber dos caminos en el catalanismo: o bien avanzar con las nuevas ideas, o bien volver a las clásicas. Calificamos con la palabra «suicidio» el segundo camino, dado que este es la negación; detenerse es la muerte. Todo el discurso es una descripción de la sociedad medieval catalana, y se puede decir que sirve de base para el último artículo dedicado al análisis de las tendencias; en el fondo, es una respuesta al artículo de Mañé publicado unos días antes en el Brusi, donde se contraponen la tendencia arcaizante del catalanismo, fundamentada en la organización social y en la mentalidad medieval, y la moderna, basada en los ideales de la Revolución Francesa. Se analiza el papel de la religión, se deshacen los argumentos del director, Mañé, y vuelve a aparecer la Inquisición, la división de la tierra, los estamentos sociales tradicionales, etc. El Diluvio mantendrá a lo largo de la década de los ochenta, una posición muy avanzada en el catalanismo. Junto al ejemplo ya visto de 1880, se puede ver como, a partir de la fundación dos años después del Centre Català, se avanza más en el catalanismo de esta organización: en 1882 piden34 que no solamente se conserven las leyes catalanas sino que se cree un Tribunal Supremo

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Catalán. En la misma línea, la Unió Catalanista, en un programa de un momento posterior, pide que en la última instancia todas las causas nacidas en Cataluña se fallen en el país en la última fase: «A los sentimientos siguen las aspiraciones, a las aspiraciones lo principios; á los principios la acción. Nuestro regionalismo, que ha pasado ya por las primeras fases, debe lógica y necesariamente entrar a las últimas».

La Publicidad Dirigido por Eusebi Pascual i Casas, republicano y castelarista, La Publicidad es un diario crítico con el Congreso, a pesar de que el mismo director y diversos redactores figuran en la relación de inscritos. La batalla dialéctica entre Diari Català y La Publicidad es habitual y cuenta con diversos antecedentes35. Incluso se puede encontrar en Diari Català un resumen de la evolución inicial de La Publicidad: «Creemos que vale la pena fijarse en la conducta que viene teniendo La Publicidad respecto al Congreso Catalanista. Comenzó por verlo con malos ojos; siguió presentando como miembros a su Director y a algunos redactores; continuó publicando gacetillas de oposición más o menos encubiertas; prosiguió enviando nuevas presentaciones y ha acabado, por el momento, publicando en el número de ayer una nueva gacetilla, tan significativa que se pierde de vista».

En el fondo, La Publicidad se dolía de la exclusión de los diarios hechos en castellano y polemiza con Diari Català. También lo hará con El Diluvio cuando este hace alusión, el 25 de octubre de 1880; al día siguiente, en un extenso artículo36 a cuatro columnas y en portada lo critica por sus manifestaciones que parecen otorgar patentes de catalanismo: «Nosotros nos encontramos en una situación bien extraña. Hijos de este país, le queremos con singular entusiasmo; nos contamos entre los primeros adjuntos de los Juegos Florales; hemos tenido la inmerecida honra de formar parte de sus Consistorios; llevamos á todos lados nuestro espiritu catalán, nuestros esfuerzos se han dedicado al bien del país por infructuosos y deficientes que hayan sido; La Publicidad se ocupa constantemente y con más asiduidad que otro diario,

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del estudio de nuestra antigua historia, que bien puede servir de base para nuevos alientos, y sin embargo ha tenido que oir muchas veces la acusación de anti-catalanista, por no transigir con determinadas extravagancias ó por mostrarse conocedora de peligrosos designios, y ve hoy vé negada implícitamente su calidad de catalanista, por pertenecer á un partido político».

La tesis de este artículo editorial es que puedan ser considerados catalanistas. El catalanismo para La Publicidad es «amor entrañable a Cataluña, loar su historia, fomentar el estudio de su literatura, honrar su idioma, desear su prosperidad, estando dispuestos para ello á hacer los mayores sacrificios…». Discuten la opción política del particularismo, consideran el provincialismo como fuente de disputas, ponen el ejemplo del ausetano de Centelles contra el botifler37 de Cervera con Felipe V de por medio, y no quieren volver a la lucha del pasado, pero tampoco consideran que el catalanismo se haya de recluir en el simple cultivo de la literatura. Es una visión más abierta, con la exclusión de la política. La Publicidad ofrecerá la presidencia del Congreso a Víctor Balaguer, así lo defiende el 17 de noviembre. Indican que lo hicieron porque se trataba de una opción puramente literaria, mientras que la de Almirall era política. Balaguer no lo acepta y afirman que tienen una carta en la cual lo manifiesta. El grupo participó en el Congreso, escriben, para intentar controlar a Almirall. En este texto recriminan la crítica de Lo Catalanista. En este contexto, el redactor Artur Gallart pasa de Diari Català a La Publicidad por divergencias en la concepción y el desarrollo del Congreso. Va subiendo el tono. La Publicidad acusa a Almirall, pese a que lo trata respetuosamente, de sus fracasos anteriores de «El Estado Catalán en Madrid», que causó, escriben, la pérdida de la libertad al Estado, del Ateneu Lliure (Ateneo Libre), del Comitè Democràtic-Federalista… Al día siguiente de la publicación de este artículo, el día 18 de octubre, Lo Catalanista abre una nueva sección, bautizada como Polèmica, en que se exhuma la carta publicada en El Diluvio el 8 de octubre en la que Balaguer afirma que no puede participar en el Congreso a causa de las ocupaciones que tiene durante ese mismo mes en Madrid. La Publicidad quedará en evidencia. Discuten sobre el hecho de que Balaguer sea un representante de la literatura; Lo Catalanista, meticulosamente, se enfrenta con todas las afirmaciones del artículo editorial. El día 20, otro artículo en la misma sección de Lo Catalanista ataca a La Publicidad acusándola de desleal y escribe que no participa en el debate por las argumentaciones nuevas que se han ido introduciendo. Lo Catalanista manifiesta que ve la intención que tienen de arrastrarlo hasta un terreno vedado, en el cual no pueda participar. A raíz de la publicación de un artículo sobre el Congreso, Diari Català es suspendido gubernativamente y se

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ve forzado a aparecer con un título alternativo: Lo Catalanista. La prudencia de Diari Català y Lo Catalanista será obvia. El 26 de septiembre Diari Català había publicado el artículo «Separatismo», en que Valentí Almirall manifiesta el derecho a la diferencia y rechaza la uniformidad de las regiones; llega a calificar de ridículas estas aspiraciones y, con igual dureza, critica la degradación del estado, las discriminaciones pade- Estado cidas por Cataluña y, desde el sentimiento de hermandad, expresa que aspira a la igualdad, incluso acaba diciendo «sin hermanos mayores, todas las regiones iguales». No obstante, La Publicidad conoce el pensamiento de Almirall en esta cuestión; así, vuelve a la carga el 30 de noviembre de 1880 en otro artículo, sin título y sin firma, como los anteriores, en el que acusa formalmente a Lo Catalanista de separatista y pretende que este diario niegue esta acusación o la acepte. Naturalmente, si la acepta, el Tribunal de Imprenta abrirá otro proceso y si lo niega, desilusionará al segmento separatista que existe entre sus lectores y seguidores. A pesar de que la línea de pensamiento de Diari Català y de Almirall no es separatista (aunque sí anticentralista) no tendrán margen para debatirlo libremente. El 15 de diciembre, La Publicidad vuelve a responder a algunas acusaciones de Diari Català. Lo Catalanista, acabada la suspensión de Diari Català, no volverá a aparecer y adoptará de nuevo su denominación primera. La Publicidad lanza nuevas acusaciones: dice que Diari Català recibe «consignas de Madrid» donde Pi reside. La Publicidad y Lo Catalanista (Diari Català) mantienen posiciones muy diferenciadas y opuestas: un diario vinculado a un partido político centralista difícilmente puede encarnar el catalanismo político. Gaceta de Cataluña Josep Roca i Roca, director de Gaceta de Cataluña, asistirá al Congreso como observador; no se inscribirá. Mantendrá una posición crítica de notable envergadura. Informativamente, ofrecerá gran cantidad de notas, algunas en catalán. La serie de artículos y réplicas es extensa, llega a la veintena. Hemos recogido los textos más significativos: once de la Gaceta de Cataluña y siete del Diari Català/Lo Catalanista. El 22 de septiembre, Gaceta de Cataluña acusa recibo de la invitación al Congreso, y si bien se declara partidaria del encuentro y la creación de los centros afines, rechaza la idea de fijar las tendencias del catalanismo; cree que éste debe ser abierto y afirma que Gaceta de Cataluña no puede ser considerada catalanista en el sentido que muchas personas entienden este término.

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Diari Català responde a esta cuestión el día 23 con un artículo muy duro38, en el que concluye: «No caben las medias tintas. O nos castellanizamos de una vez entregándonos atados de pies y manos a la influencia castellana o tenemos tendencias e ideales propios». La polémica será diaria. Gaceta de Cataluña publica la respuesta en un artículo largo –«El Catalanismo»– el día 24, y en uno más breve, –«Mesa revuelta»– el día 26. En el primer texto pone en discusión la tendencia de Diari Català de combatir el castellanismo y defiende que lo que es necesario impugnar es el centralismo. Considera que la diferencia entre la castellanización y el centralismo es básica en este planteamiento. No quiere que vuelvan ni duques de Berwik (sic) ni Rafael Casanova, y que «los catalanistas pueden avanzar en el seno de una nación que ha de ser una, para ser grande». Por otra parte, «Mesa revuelta» es una sección habitual de Gaceta de Cataluña, y, con este título, quieren indicar que ya les está bien polemizar, discutir que no disputar, con Diari Català. El día 29 se publica un texto bastante interesante. Gaceta de Cataluña encuentra silenciado a su rival, condenado por el Tribunal de Imprenta, precisamente por la publicación de un artículo que le había dirigido. Escribe: «Consignaremos que participamos plenamente del contratiempo que acaba de experimentar nuestro apreciable colega, no por que desconfiemos un momento del fallo del tribunal, dada la índole del artículo denunciado, lícito en su fondo y muy discreto en la forma; sino porque estas muestras de exagerado celo de los agentes del señor Cánovas, estas intempestivas denuncias constituyen otros tantos argumentos prácticos, que los provincialistas exagerados no podrán menos de acoger para justificar sus aspiraciones. Imposible parece tamaña torpeza por parte de los elementos gobernantes. Si deliberadamente se propusiesen atentar y dar cuerpo á ciertas tendencias, que ni ellos ni nadie que de español se precie, ha de ver con buenos ojos, de fijo que no encontrarían otro medio mejor, que seguir el funesto ejemplo que acaba de dar el señor fiscal de imprenta de Barcelona, con su malhadada denuncia. ¿Desde cuando, en el último cuarto del siglo XIX, en pleno periodo de libertad constitucional, ha de ser ilícito dilucidar cuestiones, como la suscitada por Diari Català, cuyo cabal conocimiento lo mismo interesa á una importante región de la Península, que al resto de la nación española?».

El resto del artículo es un elogio de la tolerancia y el respeto, prácticamente un canto al catalanismo, limitado a raíz de una sentencia que suspende al único

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diario en lengua catalana que se dedicaba a su difusión. Al día siguiente, Diari Català vuelve a la carga39, y la argumentación es más nítida: afirma que la Gaceta se encuentra muy cómoda dentro del sistema vigente y que el ideal y la consecuencia de sus afirmaciones responde a aquello que en el lenguaje centralista se llama «descentralización administrativa». Diari Català rechaza la separación, la unificación y la absorción, y Almirall afirma que los catalanes «no hemos derramado espontáneamente ni una gota de sangre para llegar […] a la unidad […] y en cambio hemos derramado y mucha para impedir aquella unificación, siendo vencidos casi siempre, porque casi siempre éramos menos». El artículo concluye que «se quiere ser españoles pero no castellanos». A pesar de estas polémicas, Gaceta de Cataluña mantiene, en relación con la libertad de prensa, la misma opinión que hemos indicado anteriormente. Cuando llega el juicio a Diari Català por la publicación del artículo sobre el Congreso Catalanista, incluirá en la portada una crónica del mismo –«El catalanismo ante el Tribunal de Imprenta»–40; este escrito es, al mismo tiempo, una defensa de Diari Català y de los géneros periodísticos que, en aquellos años, se mezclan a criterio del redactor. Diari Català ha hablado de hermandad con las otras provincias –regiones– españolas, rechazando la dependencia y la separación; esta posición actúa de puente entre el citado periódico y Gaceta de Cataluña, a pesar de la polémica sobre la tipología del nuevo modelo de organización política, el ideal del catalanismo y la estrategia a seguir. Si bien Gaceta de Cataluña no está de acuerdo con la represión ejercida sobre la cabecera de Almirall –en la condena que tendrá cuarenta y cinco días de suspensión tendrá que aparecer con el título alternativo de Lo Catalanista (del 16 al 19-X-1880), como ya hemos mencionado–, las posiciones de ambos diarios se aproximan, aunque solo sea de una manera formal y en lo que respecta a la defensa de la libertad de prensa y de expresión. El 14 de octubre, el ataque de Gaceta de Cataluña al Congreso es directo; afirma que se ha muerto a causa de las discusiones internas en el seno de los dos grupos que se han definido. Diari Català responde41 diciendo que: dé «No se de la Gaceta tanta prisa en responsar y escribir artículos necrológicos. El Congreso, que el diario posibilista da por muerto, respira hoy más que nunca; en prueba de lo cual ya verá el colega como esta tarde celebra su tercera sesión».

Gaceta de Cataluña responde al día siguiente. Afirma que el cáncer del personalismo devora al Congreso y critica el sectarismo de Diari Català «que no tiene una palabra de censura para las intemperancia de algunos de sus amigos

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y en cambio no deja hueso sano á sus adversarios»; esta es la causa del fracaso de la reunión. La polémica llega a ser dual, con cruce de réplicas y contrarréplicas. Por ejemplo, el mismo día 14 aparecen, simultáneamente, la respuesta de Diari Català a Gaceta de Cataluña, con un artículo titulado «Un mort que respira»42, y una crónica de la sesión inaugural, «El Congreso catalanista»; éste, dentro de Gaceta de Cataluña, ocupa íntegramente la primera página del diario, en gran formato y a cuatro columnas. Gaceta de Cataluña se obstina en sus apreciaciones. Así, «La vida del congreso catalanista», publicado el día 19, contesta al artículo de la vigilia respecto al tema de si el Congreso está vivo o muerto. El día 20, Lo Catalanista publica otra nota, «A la Gaceta de Cataluña», que responde al escrito anterior. Se puede apreciar cómo la polémica será continuada por ambas partes, aunque a pesar de que es la más extensa, no es la más intensa. La preocupación básica de Gaceta de Cataluña es la de criticar el Congreso, o con mayor precisión, sus aspectos formales; un buen ejemplo de esto es el artículo «Recortes», publicado el día 21 y contestado por Lo Catalanista el día 22 –«A la Gaceta de Cataluña»–. Lo Catalanista quiere ofrecer una visión más profunda del tema, pero las limitaciones legales imposibilitan la discusión, la cual caerá en un tono de subjetividad y detallismo intrascendentes. El día 24, el título alternativo de Diari Català incluye un artículo editorial en que propone cerrar la polémica: «Pero no hay necesidad de seguir combatiendo con fantasmas, fantasmas y nada más es lo que crea la Gaceta contra el Congreso Catalanista. Dejémosle que crea que hace ‘artículos claros y terminantes‘, que nosotros somos tozudos; que no tenemos nombres que presentar; que huimos e incluso que nos pisan los talones. Dejémosle estas ilusiones, que bastante pena tiene con tener que vivir solo de ilusiones. Que siga su director ocupándose del Congreso en todas las lenguas; en castellano en la Gaceta y en catalán en La Campana de Gràcia y en la Esquella; que siga ocupándose del Congreso en tono satírico y de broma en la forma Gaceta y en serio en la humorística Campana».

Después de los diversos artículos de Almirall y de los escritos de Lo Catalanista/Diari Català sobre el Congreso, se sumará Conrad Roure, en la sección de polémica; de este modo, el 19 de noviembre se publica el artículo «A la Gaceta de Cataluña», que tiene relación con la nueva polémica de los adjuntos de los Juegos Florales. Volviendo, no obstante, al eje central de la discusión, se llegará al último día de marzo de 1881, cuando Gaceta de Cataluña publica «Los autonomistas barceloneses»; este artículo merece la réplica por parte de

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la cabecera de Almirall en la primera fecha de abril, con una pieza titulada «A la Gaceta de Cataluña y a tots los centralistas»; en este texto se marcan las diferencias entre Diari Català y Pi i Margall: se insinúa que no se acata su dirección –«no tenemos pontífice», escriben–, se desmienten las calumnias que apuntan que han manipulado las votaciones del Congreso Catalanista, y se establece, taxativamente, un camino opuesto entre el posibilismo de Gaceta de Cataluña y el catalanismo de Diari Català; en definitiva, entre la vinculación política con los partidos centralistas y con los partidos exclusivamente catalanes. En el fondo es una situación dual, a pesar de que Almirall, en la sesión inaugural del encuentro catalanista, dice que éste no será de tono político sino social, y que Gaceta de Cataluña reivindica mejoras culturales, materiales, etc. para Cataluña. Como mínimo, con el Congreso se fijan las posiciones de los dos grupos y se han dejado a un lado las ambigüedades. El resto de grupos también definirán su posición. Otras publicaciones Además de los principales diarios y de las revistas citadas, encontraremos también elementos ideológicos en publicaciones diversas. Fijándonos en el Diari Català, leemos que Lo Romanso incluye, en la primera semana de octubre de 1880, dibujos y poemas jocosos, que La Bomba –semanario humorístico constitucionalista– critica43 el Congreso, que El Liberal de Madrid ha publicado un artículo furibundo contra Cataluña «tan vacío de razones como los que generalmente se escriben en Madrid cuando se nos hace la guerra44», etc. En toda Cataluña se escriben diversos artículos a propósito de la polémica en los diarios barceloneses y de los ecos del Congreso Catalanista; así, podemos ver el Teléfono Catalán, por poner un ejemplo de uno de los muchos semanarios locales. El semanario gerundense publica una serie de dos artículos45. En el primero destaca los defectos que observa en el movimiento, como la falta de dirección; rechaza el separatismo «totalmente contrario a las tendencias de la Sociedad moderna» y cree que la misión del catalanismo es puramente intelectual, «encaminada sola y exclusivamente al cultivo de nuestra lengua, a la conservación de la parte verdaderamente buena de nuestras leyes y costumbres y al fomento de los campos artísticos encarnados en la esencia del pueblo catalán, sin descuidar ahora ni nunca que Cataluña forma parte de la nación española». En el segundo texto se comenta la «degeneración del pueblo catalán», opinión que considera errónea, dado que Cataluña es la primera región española en lo que a industria y comercio se refiere; no obstante, constata que el ideal

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de épocas pasadas se basaba en el fanatismo y en la discordia interna y, finalmente, indica que el objetivo es seguir el camino de las naciones más civilizadas. También llega a Valencia el revuelo levantado por la polémica. El Mercantil Valenciano incluye en su edición del 20 de marzo de 1880 un texto46 que considera la opción catalanista como sediciosa y perniciosa para el conjunto del Estado: «No cuenta con tantos adeptos como algunos creen la bandera ‘catalanista’ desplegada a los cuatro vientos, por los que desean ver convertida aquella industriosa región española en una especie de Estado independiente, cuya legislación, literatura, idioma y costumbres, revistan un sello local tan exajerado, que no tenga ningún punto de contacto con el resto de España. No es la primera vez que en Cataluña se ha hablado de ‘separación’. Esta idea, tomando distintas formas y aun distintos nombres, según las circunstancias, ha sido en algunas ocasiones bastante popular y ha contado con las simpatías y el apoyo de algunas personas importantes, cuya posición ó cuyo talento no les impidieron caer en el funesto error de creer que se basta y sobra Cataluña para vivir con independencia, y que rotos los estrechos vínculos que le unen al resto de España, aguardaba á aquellos hijos del trabajo un porvenir de prosperidad eterna. Afortunadamente las pasiones han ido templándose poco á poco: la reflexion ha sucedido á los arranques impremeditados de un mal entendido patriotismo, y á las exajeraciones de los separatistas exageraciones han reemplazado las racionales exigencias de una mayor descentralizacion administrativa y de una mayor amplitud de la vida municipal y provincial. El fracaso del último Congreso catalanista y las patrióticas declaraciones hechas en el banquete literario ofrecido recientemente por el Sr. Balaguer, confirman nuestras anteriores afirmaciones. Por esto en vez de combatir, como podríamos hacerlo, bajo todos conceptos el separatismo catalán, nos limitamos á reproducir el estracto del brindis del demócrata Sr. Serraclara en el banquete á que nos hemos referido».

La respuesta apareció en Lo Catalanista una semana más tarde, el día 28. En este texto solo se matizan las consideraciones del periódico valenciano; se remarca el éxito del Congreso y, especialmente, se fija en la calificación de separatista, que niega; incluso se llega a escribir que se proclamarían anticatalanistas si el movimiento fuese separatista.

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Conclusiones La celebración del Congreso Catalanista encuentra el terreno preparado para un debate. La existencia de diversas publicaciones en lengua catalana, unas setenta de un total de trescientas cincuenta, favorece que el movimiento disponga de una fuerza y una plataforma alejadas de las simples reivindicaciones emotivas. Los diarios en lengua castellana de Barcelona serán artífices de una dinámica que, paradójicamente, hará avanzar la ideología catalanista hacia unos postulados de definición al tener que tomar, cada grupo, una posición específica. De aquí parte la notable envergadura del debate, que si bien solo hemos podido esbozar en su conjunto, manifiesta la polarización creciente de la sociedad catalana ante los nuevos retos derivados del incipiente resurgir literario, que generará la voluntad de transformación global del país.

Notas 1.- Publicado originalmente en Afers, 36 (2000) p. 453-477y en Premsa i nacionalisme. El periodismo en la reconstrucció de la identitat catalana. Barcelona, Pòrtic, 2002, p. 75 y ss. 2.- Los artículos que se publican en la polémica de 1880 referidos al catalanismo y sobre el Congreso Catalanista son muchos. Mencionamos los textos que hemos utilizado y que hemos ordenado por publicaciones con las réplicas de Diari Català y sin citar textos que este diario publica solo para informar y sin polemizar: BARTRINA, J.: «Lo Congrés Catalanista» [poema] en La Campana de Gràcia, 591 (17-X-1880); P.K. [Roca i Roca]: «Lo Congrés Catalanista» en La Campana de Gràcia, 592 (24-X-1880); P. del O.: «Lo Congrés Catalanista. Fantasias y realitats» en L’Esquella de la Torratxa, 91 (16-X-1880); P. del O.: «Sessions del Congrés Catalanista» en L’Esquella de la Torratxa, 92 (23-X-1880); «Movimiento catalanista» en El Mercantil Valenciano (25-X-1880); «A El Mercantil Valenciano» en Lo Catalanista, 13 (28-X-1880); «Lo primer Congrés Catalanista» en La Llumanera de Nova York, 65 (IX-1880); «Lo Congrés Catalanista» en La Llumanera de Nova York, 67 (XI1880); Lo Batxiller Pelat: «Carta de Barcelona» en La Llumanera de Nova York, 68 (XII-1880); «Telegrama perdut» en La Llumanera de Nova York, 68 (I-1880); RAVETLLAT, Pere: «Lo primer Congrés Catalanista» en La Llumanera de Nova York, 69 (I-1880); Lo Batxiller Pelat: «Carta de Barcelona» en La Llumanera de Nova York, 69 (I-1880); Pau Pi Pla [Rossend Arús i Arderiu]: «Lo Congrés contat per en Pau Pi Pla» en La Llumanera de Nova York, 70 (II-1881); CANIBELL, E.: «Vetllada Literaria dedicada al Congrés Catalanista celebrat lo dia 26-X-1880» en Butlletí Mensual de l’Associació d’Excursions Catalana, 22 (VIII-1880); «Secció de novas» en La Ilustració Catalana, 8 (20-IX-1880); «Primer Congrés Catalanista» en La Ilustració Catalana, 11 (20-X-1880); «Primer Congrés Catalanista» en La Ilustració Catalana, 14 (20-XI-1880); [«En La Ilustració Catalana»] en Lo Catalanista, 38 (22-XI-1880); «Novas» en La Ilustració Catalana, 16 (10-XII-1880); «Novas» en La Ilustració Catalana, 15 (30-XII-1880); «Primer Congrés Catalanista» en La Ilustració Catalana, 19 (10-I-1881); VERDÚ, Josep: «Lo Congrés Catalanista» [poema] en La Teula, 1 (23-X-

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EL PERIODISMO CATALÁN. UN SIGLO DE HISTORIA (1879-1984) 1880); [Sobre el Congrés] en La Teula, 2 (30-X-1880); R.: «Las críticas de La Gaceta» en La Teula, 3 (5-XI-1880); A.C.F.: «Elevació de miras en la prempsa Barcelona» en La Teula, 5 (19-XI-1880); «Congrés catalanista» en La Vetllada, 8 (26-IX-1880); L.M. de Ll. [Luis M. de Llauder]: «El catalanismo» en Correo Catalán (12-XII-1880); L.M. de Ll. [Luis M. de Llauder]: «Catalanes y catalanistas» en Correo Catalán (19-XII-1880); «El primer Congreso Catalanista» en El Diluvio (17-IX-1880); «El primer Congreso Catalanista» en El Diluvio (28-XI-1880); «Congrés Catalanista» en El Diluvio (8-X-1880); «El primer Congreso Catalanista» en El Diluvio (9-X-1880); «Exposición que eleva a los altos poderes del estado el primer Congreso Catalanista» en El Diluvio (11-XI1880); «El catalanismo» en El Diluvio (25, 27 y 28-XI-1880); [poema] «Lo Romanso s. d. Rep.» en Lo Catalanista, 24 (22-X-1880); V.A. [Valentí Almirall]: «Sobre’l Congrés Catalanista en El Diluvio» en Diari Català, 447 (18-XI-1880); [Convocatoria] en La Renaixensa, 5 (15-IX-1880); [Crítica a Collell por su ataque al Congreso Catalanista] en La Renaixensa, 6 (30-IX-1880); [Sobre el Congreso Catalanista] en La Renaixensa, 7 (15-X-1880); J.C. [Jaume Collell]: «¡Al aguayt!» en La Veu del Montserrat, 39 (25-IX-1880); «La Veu del Montserrat y lo Congrés Catalanista» en Diari Català, 457 (28-IX-1880); «Un gran programa» en La Veu del Montserrat, 41 (9-X-1880); «No’ns ve de nou» en La Veu del Montserrat, 43 (23-X-1880); AUSIAS: «Cartas barceloninas» en La Veu del Montserrat, 48 (27-XI-1880); AUSIAS: «Cartas barceloninas» en La Veu del Montserrat, 1 (8-I1881); «Lo Congrés Catalanista» en La Publicidad (21-IX-1880); «Lo Congrés Catalanista y La Publicidad» en Diari Català, 465 (6-X-1880); «Pidiendo mil perdones» en La Publicidad (26-X1880); [Crítica a Lo Catalanista] en La Publicidad (17-XI-1880); «A La Publicidad» en Lo Catalanista, 34 (18-XI-1880); «A La Publicidad» en Lo Catalanista, 36 (20-XI-1880); [Crítica a Lo Catalanista] en La Publicidad (30-XI-1880); [Crítica al Diari Català] en La Publicidad (15-XII1880); [Crítica a Lo Catalanista] en Diari Català, 490 (16-XII-1880); «A La Publicidad» en Diari Català, 509 (4-I-1881); MAÑÉ I FLAQUER, J.: «Los catalanes y los catalanistas, (I)» en Diario de Barcelona (21-XI-1880); «Los catalans y ‘ls catalanistas» en Lo Catalanista, 39 (23-XI-1880); MAÑÉ I FLAQUER, J.: «Los catalanistas, (I)» en Diario de Barcelona (28-XI-1880); «Los catalanistas» en Diari Català, 474 (30-XI-1880); MAÑÉ I FLAQUER, J.: «Los catalanistas, (II)» en Diario de Barcelona (5-XII-1880); «Los catalanistas» en Diari Català, 479 (5 y 12-XII-1880); «El Congreso Catalanista» en Gaceta de Cataluña (22-IX-1880); «El catalanismo» en Gaceta de Cataluña (24-IX-1880); «Mesa revuelta» en Gaceta de Cataluña (26-IX-1880); «Polémica interrumpida» en Gaceta de Cataluña (19-IX-1880); «El catalanismo ante el Tribunal de Imprenta» en Gaceta de Cataluña (10-X-1880); «El Congreso Catalanista» en Gaceta de Cataluña (14-X-1880); «Un mort que respira» en Diari Català, 473 (14-X-1880); [Sobre el Congreso Catalanista] en Gaceta de Cataluña (15-X-1880); «La vida del Congreso Catalanista» en Gaceta de Cataluña (19-X-1880); «A la Gaceta de Cataluña» en Lo Catalanista, 5 (20-X-1880); [Sobre el Congreso Catalanista] en Gaceta de Cataluña (21-X-1880); «A la Gaceta de Cataluña» en Lo Catalanista, 7 (22-X-1880); «El discurso del Sr. Dañans en el Congreso Catalanista» en Gaceta de Cataluña (21 [sic], 22-X-1880); «A la Gaceta de Cataluña» en Lo Catalanista, 9 (24-X-1880); «La Academia de la Lengua Catalana» en Gaceta de Cataluña (26-X-1880); «Congreso Catalanista. Discurso del Sr. Almirall» en Gaceta de Cataluña (27-X-1880); «Mesa revuelta» en Gaceta de Cataluña (18-XI-1880) y «A la Gaceta de Cataluña» en

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JOSEP MARIA FIGUERES Lo Catalanista, 35 (19-XI-1880). 3.- Los directores de los principales diarios de Barcelona son, en 1881: Diari Català, Valentí Almirall; La Renaixensa, Àngel Guimerà; El Diluvio, Josep Laríbal y Manuel de Lasarte; La Publicidad, E. Pascual i Casas y E. Corominas; El Correo Catalán, L. M. de Llauder; La Vanguardia, J. B. Fauró; Gaceta de Cataluña, Josep Roca i Roca; La Correspondencia, Francisco Madrenas, y Gaceta Comercial, Luis Ricador Fors. En Diari Català, 622 (28-IV-1881). 4.- Valentí Almirall, forjador del catalanisme polític. Barcelona, Generalitat de Cataluña, 1990. 2ª ed., 2004. 5.- El ‘Diari Català’, plataforma d’exposició ideològica i d’activisme del catalanisme polític (18791881). Bellaterra, editada en microfichas, Universitat Autònoma de Barcelona, 1994 y publicada en papel con el título El primer diari en llengua catalana, ‘Diari Català’, 1879-1881. Barcelona, Institut d’Estudis Catalans, 1999. 6.- Puede consultarse GALOFRÉ, J.: El Primer Congrés Catalanista. Barcelona, Dalmau, 1979. También las actas del Congreso en: El Primer Congrés Catalanista i Valentí Almirall. Barcelona, Generalitat de Cataluña, 1985. 2ª ed., 2004. 7.- C.R. [Conrad Roure]: La Renaixensa. Any desé de sa publicació en Diari Català, 240 (24-I1880). 8.- La Renaixensa rep. a La Veu del Montserrat, 43 (23-X-1880). 9.- La Renaixensa, 6 (30-IX-1880), pág 294. 10.- La Renaixensa, 7 (15-X-1880), p. 242. 11.- «La Renaixensa ja ha parlat» en Diari Català, 565 (2-III-1881); «La Renaixensa i Puigcercós» en Diari Català, 593 (30-III-1881); «Santa ignocencia» en Diari Català, 608 (14-IV-1881); «A La Renaixensa» en Diari Català, 568 (7-VI-1881); «Paciencia» en Diari Català, 674 (12-VI-1881), y «La Renaixensa en descobert» en Diari Català, 675 (19-VI-1881). 12.- La Veu del Montserrat, 14 (3-IV-1880). 13.- La Veu del Montserrat, 39 (25-IX-1880). 14.- Ausias. «Cartas barceloninas» en La Veu del Montserrat, 48 (27-XI-1880) y La Veu del Montserrat, 1 (8-I-1881). 15.- La Veu del Montserrat, 43 (23-X-1880). 16.- «La Veu del Montserrat y lo Congrés Catalanista» en Diari Català, 457 (28-IX-1880). 17.- Lo Borinot (23-IX y 1-X-1880). 18.- Lo Catalanista, 9 (24-X-1880). 19.- «Catalanisme» en La Campana de Gràcia, 479 y 480 (13 y 20-X-1879). 20.- La Campana de Gràcia, 592 (24-X-1880). 21.- VERDÚ, J.: «Lo Congrés Catalanista» en La Teula, 1 (23-X-1880); R. «Las críticas de La Gaceta» en La Teula, 3 (5-XI-1880). 22.- A.C.F. «Elevació de miras en la prempsa Barcelona» en La Teula, 5 (19-XI-1880). 23.- La Ilustració Catalana, 8 (20-IX-1880). 24.- La Ilustració Catalana, 19 (10-I-1880). 25.- «Catalanisme» en La Vetllada, 2 (8-I-1881); «Mes sobre catalanisme» en La Vetllada, 22 (28-V-

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EL PERIODISMO CATALÁN. UN SIGLO DE HISTORIA (1879-1984) 1881); «Los enemichs de Catalunya» en La Vetllada, 23 (4-VI-1881), y «Propaganda» en La Vetllada, 29 (16-VII-1881). 26.- UBACH I VINYETA, F.: «Rémoras del catalanisme» en Lo Gay Saber, 10 (15-VIII-1879). 27.- Diari Català, 205 (19-XII-1979). 28.- Ambos artículos se incluyen en: Cultura i societat. Barcelona, Edicions 62, 1985, p. 64-68 y 146-149. 29.- «Los catalans y’ls catalanistas» en Lo Catalanista, 39 (23-XI-1880); «Los catalanistas» en Diari Català, 474, 479 y 486 (30-XI, 5 y 12-XII-1880) 30.- El Diluvio (12-X-1880). 31.- El Diluvio (11-XI-1880). 32.- «El primer congreso catalanista» en El Diluvio (9-X-1880). De los dos artículos que publica con el mismo título el 17 y el 28-IX-1880, el primero será contestado por el Diari Català con el título «Sobre’l Congrés Catalanista» (en Diari Català, 447, 18-XI-1880), que reprodujimos en Articles polítics, p. 97-98. 33.- «El catalanismo» I, II y III en El Diluvio (25, 27 y 28-XI-1880). 34.- El Diluvio, 329 (25-XI-1882). 35.- Por ejemplo, «A La Publicidad» en Diari Català, 96 (1-IX-1879), a propósito del federalismo de Pi. 36.- «Pidiendo mil perdones» en La Publicidad (26-X-1880). 37.- Nota del traductor: «botifler» es un término catalán usado para designar a los partidarios de Felipe V de Borbón durante la Guerra de Secesión Española. Existe la castellanización «butiflero» o «botiflero», pero al no estar recogido en el DRAE, hemos preferido conservar el grafismo catalana. catalán 38.- «Lo Congrés Catalanista y la Gaceta de Cataluña» en Diari Català, 452 (23-IX-1880). Reproducido en Articles polítics, p. 102-104. 39.- «Sobre el Congrés Catalanista. A la Gaceta de Cataluña» en Diari Català, 454 (25-IX-1880). Reproducido en Articles polítics, p. 105-107. 40.- «El catalanismo ante el Tribunal de Imprenta» en Gaceta de Cataluña, 947 (10-X-1880). 41.- Puede consultarse El Primer Congrés Catalanista i Valentí Almirall. En este volumen reproducimos las actas. Puede observarse la evolución y las características de los dos grupos opuestos. 42.- «Un mort que respira» en Diari Català, 473 (14-X-1880). 43.- La Bomba, 285 (16-X-1880). 44.- «El Liberal y lo catalanisme» en Diari Català, 602 (8-V-1881). 45.- «Catalanisme i més catalanisme» en Teléfono Catalán, 105 y 106 (20 y 27-III-1881). 46.- «Movimiento catalanista» en El Mercantil Valenciano (20-III-1880).

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8 Del papel a la virtualidad: dos siglos de Diario de Barcelona1

Con un nombre que irá unido a la ciudad, como aspecto vinculado a la época, aparece modestamente y con los años se convierte, por el monopolio y la voluntad ciudadana, en la representación de la urbe. A finales del siglo XVIII los periódicos tomaban el nombre de la ciudad que los veía nacer: Diario de Valencia (1790), Diario de Sevilla (1792), Diario de Zaragoza (1797), o, también, Diario de Madrid (1786). Así, Diario de Barcelona lo hará en 1792. Aparece el primer número: el nacimiento del diario El programa que anunciaba el prospecto era – para la mentalidad actual – muy ingenuo, pero provocó expectativas y, lo más importante, ayudó a formarlas. Como novedad, gozó de una aceptación inicial que, progresivamente, se tradujo en una identificación más amplia con la ciudad. La legislación sobre prensa era restrictiva y afectaba no solo al contenido de carácter ideológico y político, sino al propio tono del periódico. El Diario de Barcelona nació gracias a un privilegio real en un panorama desértico, y no precisamente por falta de imprentas. En síntesis, que el barón de Maldà no hablara en su dietario famoso de Brusi, él que lo anotaba todo, era un reflejo del escaso interés que suscitó en los sectores intelectuales. Se vendía a dos cuartos el número y aceptaba suscripciones en el despacho principal, en la calle de la Ciudad, número 19, y servía los diarios al domicilio particular al precio por adelantado de dos pesetas al mes. Apareció gracias al empuje de un napolitano: Pedro Pablo Husón de Lapazarán. ¿Quién era este hombre? ¿Por qué creo el diario? ¿Cómo le respondió Barcelona?

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Pedro Pablo Husón de Lapazarán Husón nació en Nápoles y, después de su llegada a Madrid en 1759, se casó con la hija del barbero del rey Carlos IV; su ocupación, hasta obtener el privilegio del Diario de Barcelona, fue la de empleado en la Real Lotería, y también, según Joaquín Álvarez2, fue oficial mayor del Diario de Madrid. Gracias a su experiencia y a sus relaciones pudo conseguir el anhelado privilegio en 1792, exactamente el 6 de abril. El rey pidió informes previos al Consejo, a la Audiencia de Cataluña. El autor antes citado explica también como el Diario de Madrid tenía restricciones en cuanto a la temática: solo podía publicar sobre ciencias naturales, bellas artes, guías para extranjeros, movimientos de regimientos, etc., y además, debía entregar los artículos que se tenían que imprimir con seis días de antelación, para que los censores «pudieran examinarlos debidamente». En resumen, el rey expide la cédula mediante la cual el Diario de Barcelona podrá aparecer en régimen de excepción, dado que ningún otro periódico podía nacer y que prácticamente todos estaban suspendidos. Husón, pues, podía crear uno, siguiendo el modelo de los existentes. El primer Diario de Barcelona tomó impulso y se situó en un primer rango de la vida ciudadana. Naturalmente, a ello contribuía el hecho de ser el único periódico de la ciudad. No se podía escribir sobre política ni sobre opinión; los controles civiles y religiosos eran numerosos al estar unificada la legislación catalana con la castellana desde la caída de Barcelona en 1714 y aplicándose por tanto toda la legislación represiva de la prensa en vigor, que era muy abundante. Del nacimiento al dominio francés El periódico era el único de Barcelona y tenía un buen profesional al frente. Alexandre Galí indica cómo sorprende la naturalidad con que sus páginas hablaban de Newton, D’Alembert, etc. En 1793, a raíz de la declaración de guerra de España a Francia se escribe bien sobre la crisis derivada de la decapitación de los reyes franceses, o bien se incluyen notas recreativas, como adivinanzas eruditas, llamadas «logogrifos», enigmas, cuentos, fábulas, etc. Al ser ocupada Barcelona se introdujeron modificaciones en el contenido, lengua, dirección y presentación del periódico (un papel de tonalidad azulada). Hasta marzo de 1810 la lengua fue la inicial, la castellana, momento en que cambia, siguiendo el modelo de acercamiento al pueblo –que sin embargo no funcionó–, a la doble edición en catalán y francés. Husón había aceptado el nuevo orden y, pese a que lo hizo con mucho empeño, no complació el invasor y, a finales de 1810, fue desplazado por Igual y por Barrera. Siguió trabajando en el periódico y

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tuvo que pagar este trabajo con la pérdida de derechos al cambiar en 1814 la situación política. La saga de los Brusi Antoni Brusi i Mirabent, nacido en 1775 en el seno de una familia acomodada del sector textil, contrajo matrimonio con la hija del librero Josep Ferrer. A raíz de la lucha contra el invasor francés pidió permiso a la Junta Superior de Cataluña para fundar un periódico al servicio de la resistencia. El 23 de agosto de 1808 inició en Tarragona la Gazeta Militar y Política del Principiado. Ante la amenaza a Tarragona, instaló la imprenta en un carro y siguió al ejército por Martorell, Montserrat, Vilafranca y otros lugares hasta llegar a Vic, donde publicó, a partir del 2 de enero de 1814, la Gazeta de Cataluña. Obtuvo de la Junta el privilegio el 6 de junio de 1814, y este mismo día la Gazeta volvió a aparecer gracias a Brusi, lo que dará al periódico su denominación popular. Antoni Brusi murió el 26 de octubre de 1821, víctima de la fiebre amarilla. El privilegio de los Brusi era codiciado y en distintas ocasiones tuvieron éstos que acudir a preservar su derecho ante peticiones de terceros. Después de la reclamación infructuosa de Piferrer en 1817, Brusi hizo cerrar la Estafeta Diaria de Barcelona apelando al privilegio que le otorgó en 1809 la Junta Suprema Gubernativa del Reino. Los Brusi fueron sus propietarios prácticamente hasta la incautación de 1936. Al morir Antoni Brusi dejó hijas y un hijo. Su viuda pidió que se le traspasara el privilegio, cosa que obtuvo. El principal dependiente del establecimiento tipográfico, Pau Soler, casado con una de las hijas, ocupó la dirección hasta 1838, año en que regresó de París el hijo, Antoni Brusi i Ferrer, que asumió esta labor. El periódico, mientras tanto, incrementó el número de páginas y pasó a tener una carga de 8.000 reales que había que abonar anualmente, como compensación del privilegio, al Hogar del Buen Pastor. Cuando en 1830 se prohibió hablar de política, en sentido general, la propietaria –aunque dos años antes ya lo había pedido y le había sido concedido– traspasó a su hijo la propiedad del privilegio de emisión, y reclamó alegando que si solo hablaba de cuestiones morales y literarias no podía satisfacer el pago de la impresión y, ni mucho menos, el donativo anual. Expuso que los anuncios eran gratuitos, a diferencia de los que aparecían en la Gaceta de Madrid, y que los lectores querían estar informados sobre los decretos y las noticias procedentes de Madrid. Ciertamente, era muy importante para el periódico recoger los textos legales; no existía aun una recopilación sistemática y los juristas tenían en el Diario de Barcelona una fuente fácil y segura de obtención de textos. Durante la década absolutista (1823-1833), el periódico experimentó una expan-

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sión gracias a un nuevo sistema de promoción que se impuso y marcó el precedente actual de los periódicos ofrecidos gratuitamente en bares y establecimientos similares. En las botillerías, primeros lugares de ventas de bebidas después de las tabernas, hostales y fondas, se impuso la costumbre de repartir periódicos a los clientes por iniciativa de Pau Soler, que hacía entrega de éstos a los camareros. Antoni Brusi i Ferrer fue el segundo miembro de la dinastía. Cuando murió su padre tenía seis años, estudió mientras Soler dirigía el periódico y viajó a París, precisamente para cursar estudios sobre la prensa de allí; al regresar se decidió incrementar el número de páginas, abrir el diario a colaboraciones ciudadanas y ofrecer un contenido de mayor interés. Verdaderamente, en aquel momento el periódico estaba en una situación de debilidad; tenía sólo seiscientos o setecientos suscriptores y producía una pérdida mensual de quinientas pesetas, que eran absorbidas por la venta de otros materiales por la imprenta y la editorial. Joan Torrent y Rafael Tasis indican que Antoni Brusi creó la figura de los redactores enviados especiales, empezando con un viaje a Italia de Joaquim Mola i Martínez en 1859. Al año siguiente enviaron de nuevo al mismo corresponsal para que siguiera la campaña en África de las tropas españolas. La moda del folletín tuvo éxito; Álbum de las Familias inauguró una etapa más de vinculación entre el periódico y sus lectores y suscriptores. En 1822 y 1823 aparecieron todavía algunos textos en catalán y francés. Hasta el trienio liberal, el Diario sólo se había publicado en catalán durante el periodo del 22 de marzo al 12 de agosto de 1810 y en los primeros años de su vida hasta 1800 publicó algunos poemas. El almanaque anual que resumía la vida local del año anterior tuvo un gran éxito. Fue, durante toda la segunda mitad del XIX y la primera década del siglo XX, herramienta de consulta habitual que todavía hoy lo es. Brusi, finalmente, amplió las ediciones, añadió una de tarde y ofreció mayor número de suplementos. La transformación técnica y periodística iba acompañada de una posición plenamente conservadora. Mañé i Flaquer: configurador de una mentalidad Mañé significó la conjunción entre un pensamiento y una ciudad mediante una publicación periódica. Este pensamiento se expresó con la incorporación de Mañé i Flaquer en 1847 como redactor, y como director a partir de 1866. El periódico siguió la impronta de ofrecer unos contenidos culturales y la primera Renaixença literaria, con los nombres de P. Piferrer, J. Cortada, Roca i Cornet, J. Rubió i Ors (Lo Gaiter de Llobregat), J. Balmes, Llorens i Barba, M. Milà i

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Fontanals, Antoni de Bofarull, Víctor Balaguer, etc., hecho que lo definió como una pieza clave para el estudio de la lengua, la literatura y la cultura catalanas en la segunda mitad del siglo XIX. Como resultado de esta política, y pese a la competencia, el número de suscriptores se multiplicó por diez. En 1865 se llegó a la cifra de 7.000. El binomio Mañé-Brusi se caracterizaba por la innovación de uno y el inmovilismo del otro, que se complementaban en una singular relación que les hizo ganar anunciantes, además de suscriptores, tal como ambos anhelaban. A partir de la segunda mitad del siglo XIX es cuando propiamente podemos llamar al periódico el Brusi. Incorporó una retahíla de novedades atrevidas y a la vez acertadas. Al establecerse el telégrafo de París a Perpiñán y de París a Madrid, un grupo de bolsistas creó un servicio de postas de Perpiñán a Mataró. De Mataró a Barcelona existía el telégrafo del ferrocarril. Mañé sugirió aliarse con este grupo y, pagando casi la mitad del coste diario –30 duros–, propuso que, junto a los telegramas de bolsa llevaran otros con noticias diversas. El servicio funcionaba muy ágilmente. En ocho horas los relevos de caballos iban de Perpiñán a Mataró. Los suscriptores aumentaron y con la guerra de Crimea se amortizaba la inversión. Todavía no se utilizaban los modernos sistemas de impresión con bobinas de papel continuo y con tiradas terminadas prácticamente en minutos. En vista del éxito, el periódico creó un sistema propio de uso del telégrafo desde Barcelona a la frontera y de Zaragoza a Barcelona. Aprovechaba todos los recursos. Los empleados de barcos recibían propinas por llevar los periódicos de las ciudades donde hacían escala y así la redacción disponía de nuevas fuentes. El número de corresponsales cuyas crónicas figuraban en la sección de «Correspondencias» incrementó la fama del diario como el mejor informado de Barcelona. Cuando, por causa de las guerras carlistas, se cortaba el telégrafo, el diario organizó un sistema de palomas mensajeras. En este contexto, Mañé ingresó en el diario en 1846 según unos, 1847 según otros, junto con Pau Piferrer. A raíz de la enfermedad y muerte de la esposa de Brusi en 1864, Mañé se convirtió al año siguiente en el director del periódico. Con la línea que mantuvo en sus artículos dominicales y la respuesta constante a las exigencias sociales se convirtió en el oráculo de la burguesía catalana. Los Brusi fueron nombrados marqueses de la Casa Brusi, como reconocimiento a su actitud de fidelidad constante a la monarquía y al canovismo. De Joan Maragall al final pasando por la guerra civil Mañé fue una de las figuras más sugerentes y brillantes del periodismo moderno. La bibliografía sobre él, su vida y su pensamiento es notable; se configuró como una personalidad que supo rodearse de grandes colaboradores.

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Quizás el más destacado fue Joan Maragall, que entró en el periódico como secretario de redacción en 1890. El periódico se convierte en una tribuna de la vida local, una enciclopedia del pequeño hecho cotidiano. En la década de los noventa del XIX sigue con el clásico tamaño de cuartilla, a una columna, sin titulares atractivos, sin imágenes y con formato de libro. Podría decirse que cuesta apreciar las diferencias entre el diario y el almanaque o los libros. Se da una voluntad de rutina, tradición, convencionalismo que hace de la meteorología y los espectáculos la primera página y un contenido denso y poco elaborado, como corresponde a una normativa nada estimulante ni innovadora. A la muerte de Mañé y siendo director Teodor Baró, Maragall se desvinculó del periódico a raíz de la publicación del artículo sobre san Jorge precisamente el 23 de abril de 1903. El 11 de septiembre del año anterior el artículo «Patria Nueva» estuvo a punto de costarle el ingreso en prisión. En 1901 murió Mañé i Flaquer. En 1905 reanudó Maragall su colaboración. Después de Mañé el periódico languideció y ni Baró ni Burgada o Soler fueron capaces de mantener una publicación monárquica en tiempos de crisis. Suscriptores y anunciantes disminuyeron. Las ayudas de la monarquía, en concreto de los mauristas, eran el único motivo de su permanencia, pero errores como la agresividad ante el movimiento obrero o la falta de renovación en un momento de expansión de la prensa comercial como negocio puro, o de la prensa ideológica ligada a un partido político, hicieron del periódico una sombra de lo que había sido. Durante los años treinta adopta una posición más polarizada en su conservadurismo y españolismo. El corresponsal del ABC en Barcelona le dedica un artículo con el título «El diario heroico» y repara en la imagen de españolidad militante que adopta. En 1931 y 1932 los periódicos de Barcelona tomaban una actitud muy beligerante en aspectos candentes como la cuestión social, nacional, religiosa… En 1936 el periódico fue incautado por el partido Estat Català, que modificó su espíritu y lengua, lo catalanizó y transformó radicalmente su contenido. Con Estat Català continuará con el título de Diari de Barcelona, Portantveu d’Estat Català hasta 1937. Después de los hechos de mayo apareció en castellano, con el título de Diario de Barcelona de Avisos y Noticias, editado por el Consejo de empresa de los trabajadores de la casa hasta octubre de 1937, fecha en que desaparece. Acabada la guerra, reaparece el 24 de noviembre de 1940 editado por la antigua empresa propietaria, cuyo presidente es Miquel Mateu, que cuenta con la colaboración financiera del conde de Godó. Con las portadas ilustradas con un grabado al vacío, el director volvió a ser Joan Burgada y el periódico rechazó la etapa que había vivido en el periodo bélico.

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En los años sesenta, el periódico mantuvo bajo la dirección de A. del Castillo y con corresponsales como J.M. Massip en Washington, etc., una decidida apuesta por hacer «barcelonismo», es decir, divulgación de leyendas, anécdotas, sucesos, informaciones históricas diversas de la capital catalana, dada la prohibición de ocuparse de los mismos hechos referidos a Cataluña. Rossend Llates hablará de la vida popular, Sempronio –«Las cosas como son»– mostrará el rostro amable de la ciudad, colaboraciones que posteriormente se reunirán en libros de éxito. Crónicas de París, Madrid, vida judicial, arte, etc. con ilustraciones escasas y con el toque luminoso de Cesc, pocas fotografías y en formato folio y a tres o cuatro columnas. Colaboradores literarios, reproducción de artículos de Maragall y otros autores aprovechando aniversarios… Novelistas, periodistas y poetas, participarán, con limitación en la temática y rebajando el nivel crítico por la censura franquista, y destacan nombres de moda del momento como Gironella, Nadal, etcétera. Pese a la inclusión de artículos de escritores diversos y los intentos de insuflarle nuevos aires de servicio, hasta la transición con periodistas como Josep Faulí, Josep M. Cadena, etc., el periódico no volverá a ser leído por capas más amplias, aparte de las tradicionales monárquicas y conservadoras. Ocurrió con secciones que fueron relevantes, como «Parlamento de papel» o «Veus i lletres de Catalunya» y, especialmente, con un dominical que fue una auténtica revista semanal de información y opinión política reivindicativa. En enero de 1975, el empresario Josep M. Santacreu compra el 46 % de las acciones de la empresa y se convierte en presidente del Consejo de Administración de Barcelonesa de Publicaciones, S.A., teniendo como consejero delegado a Manuel Millán Mestres, tanto uno como otro, hombres próximos a Alianza Popular. En septiembre el primero adquiere un nuevo paquete, con lo que acumula el 90% de las acciones y se convierte en propietario absoluto. La dirección de Martín Ferrand (1973-1974) fue eliminada y le sustituyó Josep Pernau (1975-1977). Se iniciaron las crisis y los conflictos derivados de los diferentes papeles de propiedad y redactores. La salida de Tristán la Rosa (1977), nuevo y efímero director del periódico, constituyó todo un episodio reivindicativo acerca de concepciones diferentes sobre el papel de las relaciones entre redactores y propiedad o entre sociedad y prensa. El primero de diciembre de 1979 su sustituto, Antoni Alemany (1977-1979), se despidió como director y se anunció la entrada del nuevo, Julio Merino (1979-1980), procedente del periódico El Imparcial, que se había caracterizado por ser el representante de la derecha dura. Las ventas descendieron a un nivel tan bajo como no se había visto nunca: 7.000 ejemplares. El equipo directivo en pleno, encabezado por Julio Merino, con el director adjunto Fernando Latorre, el subdirector Valentín González, etc., dimitió. Ejerció como director en funciones Juan

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Segura Palomares (1980). El 12 de marzo el periódico no apareció a causa de la huelga de los 150 trabajadores llevada a cabo por no cobrar una paga. En junio de 1980 se presentó la solicitud de suspensión de pagos y al mes siguiente se inició una larga pausa de publicación. Ante la falta de respuesta empresarial, el nivel de deudas y la presión de la redacción, se inició un experimento singular en toda Europa. El 21 de octubre aparece un Diario de Barcelona autogestionado, después de tres meses y nueve días de suspensión. Los trabajadores pudieron cobrar el seguro de desempleo gracias a la suspensión de pagos; la deuda se resuelve y la reentré da comienzo con 15.000 ejemplares de tirada y un equipo que convierte el periódico en una plataforma ideológica avanzada que no se había vuelto a ver desde los años treinta. En el número monográfico publicado el 21 de octubre de 1981 bajo el título «Un any d’autogestió» con una portada ilustrada por Guinovart, se explica el proceso de voluntad periodística de seguir adelante con el diario. La campaña de sensibilización se llevó a cabo con la ayuda de la publicación marginal y combativa Prensa en Lluita, que dedicó varias informaciones al conflicto y también, por qué no, a los conflictos interiores, como por ejemplo el de los colaboradores que llegaron al diario para ayudar y después reclamaron derechos laborales. Entre tanto hubo episodios novedosos en la historia de la prensa, como el intento de publicar un periódico en catalán –El Temps, que no guarda ninguna relación con el semanario homónimo–, la progresiva catalanización y democratización de los periódicos, etc. Finalmente en enero de 1983, el experimento se detiene; se afirma que por un mes, pero la realidad es más dura. Después de Blanco (1980-1981) y Llobet (1981-1983), será su director un ecologista militante, el periodista Santi Vilanova, que tendrá que dejar la dirección en 1984. En 1985 el Ayuntamiento compró por 23 millones de pesetas la cabecera del periódico y el archivo. La empresa municipal Iniciatives elaboró en 1986 un informe para facilitar la reaparición del periódico mientras que la crisis de la anterior empresa llegaba a su fin: se produce la subasta de los locales del periódico en junio de 1986. En 1987, gracias a una campaña de sensibilización popular, al dinero fresco del Grupo Zeta y la Organización Nacional de Ciegos (ONCE), y a la voluntad municipal del Ayuntamiento barcelonés representado por la empresa municipal Iniciatives, S.A., se facilita el proyecto de reaparición. Ésta se produce el 14 de marzo, y el subdirector, Josep M. Huertas, afirma que pretenden hacer un diario que aúne modernidad y tradición. El director, Pernau, coordinará a 65 redactores, con una inversión de 600 millones de pesetas. Aparece en catalán y es objeto de una sonada fiesta de presentación; se le saluda como signo de normalización y hará compañía al único periódico barcelonés en catalán, Avui, y a los comarcales Punt Diari (Girona) y Regió 7 (Manresa).

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Aparece en catalán entre el 14 de marzo de 1987 y el 31 de julio de 1992. Salta a internet el 17 de septiembre de 1988. Mantiene una redacción, al lado de Barcelona TV con el apoyo del Ayuntamiento de Barcelona, que otorga concurso público de licencia. Edita una edición digital que conserva un buen número de páginas con entrevistas y reportajes, con seguimientos y análisis, con opinión e información más allá de la simple traducción de unas notas de agencia. DiarideBarcelona.com, dirigido por Cristina Ribas, es un periódico digital con un considerable número de páginas editadas, que día a día gana credibilidad y mercado en el difícil mundo, tan competitivo, de la prensa virtual pero la edición digital también desaparece como la de papel conservando un gran archivo necesario de poner al servicio de la ciudad y la cultura.

Notas 1.- En Periodismo y periodistas de las gazetas a la red. Barcelona, España Nuevo Milenio, 2001, p. 153-169. Síntesi actualizada de Diari de Barcelona (1792-1992). Dos segles de premsa, Barcelona, Episodis de la Història, 1992. 2.- ALVAREZ CALVO, Joaquin: Diario de Barcelona, Barcelona, Col. Periodismo, 1940. Hay casi trescientas tres-cientas referencias sobre este periódico. Pueden contemplarse en la obra citada en nota anterior y en el número monográfico de Annals del Periodisme Catalá del Colegio de Periodistas (1992). Un trabajo notable sobre el medio millar de diarios editados en Cataluña es el inventario de HUERTAS, Josep M. (dir.): 200 anys de premsa diària a Catalunya (1792-1992), Barcelona, Diputación de Barcelona,1995.

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SEGUNDA PARTE

Inicios de normalizaci贸n. La represi贸n contra la catalanidad


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1 Proceso militar a Prat de la Riba1

La publicación de un breve texto en La Veu de Catalunya en la edición de tarde del día 16 de marzo de 1902 levantó un gran revuelo en el ámbito del catalanismo político. La repetición de la misma nota al día siguiente debemos observarla como un hecho normal de la vida de un periódico que, en estos años, repetía contenido en las dos ediciones que publicaba. Esta nota motivó la entrada en prisión de Prat de la Riba en el marco de un consejo de guerra, las actas del cual, conservadas en el Archivo Histórico Militar de Segovia muestran con detalle. Prat de la Riba fue fundador, junto con la plana mayor de la Lliga, de la sociedad propietaria de La Veu de Catalunya y fue director efectivo del periódico, del que Raimon Casellas asumía la faceta de subdirección, aunque nominalmente era solo jefe de redacción o redactor en jefe. Prat contaba, recién cumplidos los treinta años, con una gran proyección nacional y con un notable prestigio político que iría incrementando posteriormente como teórico del catalanismo y primer presidente de la Mancomunitat. Su detención y encarcelamiento el 2 de abril de 1902 a raíz de la reproducción, sin comentarios adicionales, de una nota publicada a L’Indépendant de Perpiñán, generó un movimiento de solidaridad pública que contribuyó a dotar de mayor solidez su imagen de estadista. Esta imagen será muy importante cuando regrese a la vida pública en 1904 y relance la Lliga y su diario hacia nuevas cotas de popularidad, que alcanzarán el techo en fechas tan significativas como 1906, con la Solidaritat Catalana, hasta 1917, como hombre de acción de la Lliga. En 1902 el catalanismo político mostró su fuerza después de la ascensión cultural del siglo pasado. Las elecciones constituyen una buena prueba por el hecho de cerrarse con éxito la campaña conocida como la de los 4 presidentes en la que logró triunfar en sus objetivos. Barcelona era una urbe en la que se manifestaban el bullicio y la agitación obrera típica de la industrialización, el mo-

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dernismo artístico triunfante, las luchas feroces en el campo político… Se reproducía el relevo, poco a poco, del sistema del siglo XIX con partidos políticos como el liberal y el conservador llenos de los vicios de la Restauración (caciquismo, cunerismo, encasillamiento…) con nuevos partidos como el radical o lerrouxista de las masas obreras y la Lliga, que encarnaba los ideales nacionalistas, exponentes de las nuevas fuerzas de futuro durante todo el siglo XX: las masas obreras urbanas y las masas catalanistas, tanto rurales como urbanas. El diario La Veu de Catalunya nació el 1 de enero de 1899 transformando el semanario aparecido en 1891 y heredando el empuje del fuerte tradicionalismo rural. La Veu de Catalunya semanario era hijo directo de La Veu del Montserrat de Vic, semanario dirigido por el religioso Jaume Collell. Este clérigo colaborará también con La Veu diaria, y fue causante de una denuncia al periódico por la publicación del artículo editorial «INRI»: un texto crítico con la policía por la durísima carga que se llevó a cabo a la salida de los Juegos Florales de 1900. Nos encontramos, pues, con un periódico joven con una fuerte carga ideológica por sus vínculos con el pasado aunque el hecho de que se produjese en la ciudad y de la mano de hombres como Cambó, Narcís Oller o Verdaguer i Callís le confería un sentido de modernidad y eficacia. Efectivamente, la Lliga fue un partido moderno que luchó por la transparencia electoral e impulsó la renovación del marco de actuación (honestidad en el censo electoral, interventores, etc.), un nuevo lenguaje para el nuevo siglo que comenzaba… El diario era uno de los instrumentos más importantes para la transmisión del mensaje de novedad global, es decir, de destrucción del caciquismo, enraizamiento del catalanismo político, defensa de la cultura y de la industria local, lucha contra el rival lerrouxista, que hacía bandera de la causa obrera y de la españolidad. Todo un programa operativo. En este marco, los gobiernos centralistas no entendían las aspiraciones catalanistas. Expresiones como «lengua catalana» o «bandera catalana» estaban prohibidas a la prensa catalanista. En estas mismas actas que citábamos, aparece definida la lengua catalana como dialecto y el diario La Veu se defendió de lo que consideraba un insulto para los catalanes. La persecución de la prensa catalanista, de las ideas catalanistas, fue notable por parte de los gobernadores civiles y de los tribunales especiales. ¡Se confundían las Bases de Manresa con un movimiento insurreccional separatista! Las aspiraciones de autonomía y de respeto y lealtad a la unidad de España que constantemente pronunciaba Prat son desatendidas y desviadas, entendidas únicamente como un separatismo malévolo. La España grande que propugnaba el cerebro ideológico de la Lliga fue escondida por la niebla de las tristezas de Cuba, Filipinas y tantos territorios que unos meses antes habían desaparecido del control español sin saber muy bien cómo.

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Se produjo, entonces, un hecho trivial como es la reproducción de un suelto. La nota de L’Indépendant de Perpiñán aparece perdida en las siete columnas del periódico de gran formato que era La Veu de Catalunya de 1902. Un diario con dificultades financieras pero muy leído y no solo por religiosos e intelectuales, sino también por amplios sectores del mundo rural catalán como lo demuestran los libros de cuentas que hemos podido consultar. La nota titulada «Separatisme al Rosselló» no era más dura que tantos otros textos que aparecían constantemente en la primera página en la que se ubica el editorial de fondo. Se trata de una suave amenaza de los vendimiadores de la Cataluña Norte para obtener un beneficio de tipo estrictamente económico. Pero la sensibilidad militar estaba a flor de piel o tal vez la burocracia estaba asustada por el crecimiento que experimentaba el catalanismo, que comenzó a contar con algunos diputados en Madrid, regidores en Barcelona y, lo más importante, con un ambiente general favorable. Seguramente, creemos, la palabra «separatismo» en el título de la nota fue el detonante que hizo pensar en dar un escarmiento a un diario hostil al españolismo, que publicaba dibujos que ridiculizaban a la escuadra naval y que consideraba al sector militar como un enemigo esencial. Contrariamente, el ejército hacía de la bandera y de la noción de unidad nacional un símbolo intocable. Asimismo, el miedo a un conflicto, por la fusión de las dos Cataluñas, con la unión de un fuego a ambos lados de los Pirineos –objetivo que resultaba impensable por la falta de contactos, voluntades y organizaciones entre esas dos Cataluñas– la administración francesa y la española motivaron una precipitada reacción por parte de las autoridades militares, que aplicaron con severidad la legislación de guerra por el hecho de estar declarado el estado de sitio en la ciudad de Barcelona. El poder civil, durante la Restauración, era fruto de un golpe militar y apelaba constantemente al apoyo militar. Así, el estado de guerra con unas leyes especiales o, más visiblemente, la salida de las tropas a los cruces de las calles de la ciudad catalana para mostrar la dimensión de la fuerza militar eran formas de hacer evidente quien mandaba y de mantener la paz social que tan hostigada se había visto por guerras civiles. No obstante, la sociedad había cambiado y el catalanismo no promovía algaradas sino escritos, fuesen libros o artículos. Como máximo, el abucheo a Dato en mayo de 1900 o bien otra pitada a la Marcha Real como símbolo de opresión mientras que se aplaudía la Marsellesa como himno de libertad y una velada amenaza de pedir la unión con Francia, paraíso democrático. En el año 1900, La Veu fue suspendida por el mencionado artículo de Collell y al enterarse en Montserrat el presidente Dato, donde se encontraba de viaje oficial, automáticamente lo desautorizó revocando la orden del gobernador civil. Dato conocía la influencia y el simbolismo de La Veu de Catalunya. Pero

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este diario, como periódico de combate, había sido suspendido ya otras veces y apareció como símbolo de continuidad con títulos como La Creu de Catalunya y Diari de Catalunya en el mismo 1900. Prat, previsor, había pedido también, por miedo a más infortunios, permiso para la nueva cabecera posible de Diari Nou. Un artículo de Prat, «L’obra d’ara», un extraordinario y denso texto que plantea, con respecto al derecho al libre pensamiento sobre España desde la periferia, le proporcionará un primer encuentro con los tribunales militares. Este texto apareció citado en el consejo de guerra que nos ocupa, es un artículo bastante conocido de Prat que aparece en la edición de los artículos que llevó a cabo la Lliga en 1934. Felizmente para Prat, la causa pasó de la jurisdicción militar a la ordinaria al finalizar el estado de sitio. Finalmente, el proceso fue archivado con el indulto general providencial. Más grave fue el segundo proceso, porque Prat tuvo que ingresar preventivamente en prisión. La trascendencia social del hecho fue muy alta. La historiografía catalanista ha mitificado este breve encarcelamiento, de menos de una semana, en el lúgubre antro de la calle Santa Amalia, porque la frágil salud del abogado de Castellterçol trasplantado en Barcelona no lo resistió y Prat falleció pocos años después víctima de la enfermedad de Bassedow, que se agravó por dos factores: su delicada salud y su encarcelamiento. No todos los presos salían enfermos de muerte, pero los que estaban delicados de los pulmones podían salir fácilmente tuberculosos. El rápido ingreso en el sanatorio extranjero de Durtol, nada más salir del arresto domiciliario, no consiguió recuperarlo y en 1917 murió. Prat de la Riba no se recuperó nunca del agravio carcelario. Ni la concesión de la Orden de Isabel la Católica u otros honores le hicieron olvidar el episodio. Prat no lo echó en cara, no hizo bandera, pero le escocía. Él, católico practicante, conservador. Él, seguidor de De Maistre, hombre de orden, riguroso, de recta conducta pública y privada, que ni fumaba ni bebía, casi ni sonreía, con una vida espartana basada en la rectitud, se vio sumergido en el sórdido mundo carcelario experimentando una sorpresa de la que no se recuperó. Esta situación –la misma que vivieron otros periodistas de orden que fueron encarcelados, como Pous i Pagès, etc.– motivó una gran sorpresa al afectado, pero también la indignación de los lectores y sus compañeros políticos. La cárcel era vista entonces como la peor humillación y condena social a la que un hombre de bien podía verse sometido. Así, la conmoción fue general. Basta con hojear los periódicos de aquellos días para darse cuenta como la sección diaria «La presó d’en Prat de la Riba» no era un texto creativo de anónimo redactor que criticaba el hecho como un ensayo de réplica, sino un abanico, in crescendo, un rosario, una relación de las adhesiones que suscitaba el

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joven periodista entre rejas: de Fidel de Moragas, presidente de la Agrupació Catalanista de Valls, a la Associació Obrera de Manresa. Todo el país catalanista desfiló por la prisión, por la redacción del diario mientras telefonemas, cartas, etc., hervían y mostraban la fuerza del movimiento catalanista que iba creciendo, abriendo nuevos locales, nuevos periódicos y concediendo más votos en las urnas a la Lliga2. La densa red de prensa catalanista, comenzando por el diario rival La Renaixensa, se convertía en el altavoz de un mártir real. Los amigos abogados, políticos, religiosos, periodistas, etc., se movilizaron, los amigos influyentes movieron piezas. Duran i Bas se entrevistó con el capitán general Enric Bargés. El popular doctor Robert, Eusebi Güell, Narcís Oller o Romaní i Puigdengoles se movían, pero Prat seguía en prisión. El Ateneu, el Col·legi d’Advocats, etc., mostraban su afecto por Prat mientras el día 4, dos días después de la detención, una nota en La Veu indicaba que el teniente coronel Vallespinosa había visitado al ilustre encarcelado para comunicarle que había informado favorablemente la petición de libertad que había solicitado unas horas antes. Solo esperaba la confirmación oficial para que su libertad fuese un hecho. Asimismo, es necesario leer los informes militares para darse cuenta de que La Veu no estaba bien informada… En la cárcel, Prat se encontraba en una sala de visitas oficial, recibía audiencias y el mismo juez instructor, Benito Vallespinosa, lo visitaba entre interrogatorio e interrogatorio. Los detalles que se ven reflejados en la documentación del consejo de guerra muestran como la dureza de la prisión y del proceso es real y no solo simbólica. Prat era tratado como un «individuo» y dormía vestido dadas las condiciones higiénicas. Su biógrafo, R. Olivar, afirma que resistía las chinches con frialdad. Fuese estoicismo o indiferencia, la estancia de Prat en aquel antro infecto incrementó el sentir popular de fervor. En la calle, el ambiente era similar al de la campaña que había, precisamente, dinamizado hacía poco, la del cierre de cajas. La adhesión fue tal que se habilitó la sala de magistrados de la prisión de Santa Amalia para que pudiese recibir las visitas que llegaban sin cesar como el río de telegramas procedente de Lérida o las comitivas de comarcas como la formada por una docena de escritores, políticos y cargos representativos que lo fue a ver desde Tarragona, etc. La Veu saldrá airosa de la embestida. En aquellos días, falleció el doctor Robert y el diario lanzó la idea de un monumento conmemorativo para el alcalde más querido, el alcalde catalanista que se puso al frente de la protesta del cierre de cajas. Prat escribió unos artículos llenos de respeto y el periódico, como buen diario de combate, siguió una suscripción de homenaje con éxito. Pero, ¿qué había pasado para que Prat fuese a la prisión y se lo mantuviese encerrado? Esta era la pregunta que se hacían los barceloneses en 1902. La

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Veu era un diario significado en la causa política catalanista a la vez que respetuoso que no publicaba noticias con tonos escandalosos o sensacionalistas. Las estridencias no casaban con el periódico de la Lliga. Los que asestaban golpes, físicamente, eran los lerrouxistas, conocidos como «matalassers» (colchoneros). Ningún catalanista era detenido por ataques físicos. Actos como los banquetes políticos o la edición de libros polémicos era la respuesta del catalanismo. Respetables y jóvenes barones como Francesc Cambó o Joaquim Aguilera eran redactores, mientras que el jefe de redacción o subdirector era el narrador, el novelista Raimon Casellas. De la misma manera, el ambiente enrarecido de la capital del Estado en relación con Cataluña era tal que confundía el ansia autonomista o la simple reivindicación del uso lingüístico con el fantasma del separatismo y se establecían equivalencias con la sangrienta guerra de Cuba. La Veu dedicó, durante prácticamente cada día durante períodos de largos meses en los primeros años de siglo, media columna o una entera a glosar los comentarios que constantemente vertían una docena de diarios de Madrid sobre el catalanismo. Incluso llegó a aparecer, como muestra de la importancia de dichos ataques, el libro Cataluña juzgada por los escritores…, una antología sobre la polémica. No pudo ser casual, pues, que los oficiales de la guarnición barcelonesa, unos trescientos, asaltasen, un gélido atardecer del invierno de 1905, sable en mano, la redacción de La Veu. En cuanto al motivo oficial, se dijo que el ataque obedecía al propósito de dar una lección a la redacción del semanario Cu-cut! por un dibujo que resultaba ofensivo para los militares españoles. No se trataba de uno de los mordaces disparos que realizaba el humor político. La crisis del 98 aun coleaba y los militares tenían que reencontrar un lugar de honor en la sociedad; la tradición de pronunciamientos y las derrotas coloniales habían creado una situación que el alineamiento de los soldados liberales contra el carlismo o los intentos de racionalización y profesionalización apolítica del ejército no pudieron salvar. La respuesta al asalto fue, por segunda vez, un golpe civil con la petición de justicia de los parlamentarios catalanes en las cámaras de Madrid: la Ley de Jurisdicciones. La reacción catalana a la falta de diálogo fue la unión electoral cristalizada en Solidaritat Catalana. El resultado final fue un cambio de gobierno y la preparación para la crisis de 1917, con las Juntas de Defensa de los militares y la Asamblea de Parlamentarios y la soñada huelga general como telón de fondo. El episodio del encarcelamiento de Prat de la Riba constituye, de este modo, una pieza importante dentro de este panorama evolutivo del primer tercio de siglo XX, en el que es preciso situar el regeneracionismo intelectual, el general Polavieja, el sentido de capital de Barcelona, el auge obrero, la radicalización popular, la prensa como elemento de comunicación urbana, la laicización cre-

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ciente de la sociedad, los modelos de enseñanza opuestos… En definitiva, el cambio económico y social. Compleja situación en la que la dinámica era de lucha diaria. La Veu era un periódico de combate, plataforma de opinión importante que contaba con plumas notables de escritores reconocidos y que actuaba como escenario de denuncia del sistema político corrupto basado en el caciquismo, del mismo modo que reflejaba la esperanza de la modernización social a medida que se producían cambios económicos y la transformación urbana. El consejo de guerra La publicación del texto «Separatisme al Rosselló» en La Veu de Catalunya motivó que el capitán general E. Bargés Pombo iniciase actuaciones contra el director del periódico. Prat de la Riba resultó directamente afectado. Se inició un proceso militar que durante un mes hizo sufrir a Prat, dado que nadie esperaba que el texto –corto, frío, insignificante y publicado en francés– tuviese tanta repercusión. El análisis de los folios de la causa es sorprendente por la voluntad de exhaustividad, por la constancia y la rigurosidad del conjunto de militares que actuaron en ella. Una vez comenzado, el proceso era implacable. En las ciento cincuenta páginas manuscritas se suceden interrogatorios, diligencias, comunicaciones, informes y dictámenes por parte de dos bloques: los periodistas de La Veu y los jueces instructores y auditores militares. El conjunto documental está constituido por la sucesión de diversos informes que siguen un orden cronológico y son diligencias de rango menor como la fe de bautismo o bien documentos altamente interesantes como los interrogatorios realizados a Cambó, Casellas o al propio Prat. El mismo día que apareció la reproducción del texto en francés, una nota del capitán general nombraba juez instructor al que también lo era de Capitanía: Benito Vallespinosa. Dice: «Debiendo disponer que con las formalidades legales se secuestren los ejemplares y destruyan los moldes, dándome cuenta oportunamente». Los ejemplares no se encuentran, pero los moldes, en un caso, serán simbólicamente deshechos… Citará, finalmente, el artículo 248 del Código Penal. Un artículo duro, el de la rebelión, porque aunque fuese por asuntos de imprenta se castigaba con prisión mayor. El artículo 248 del título III, «Delitos contra el orden público. Capítulo primero. Rebelión» del Código Penal3 dice: «Serán castigados como rebeldes con la pena de prisión mayor: 1) Los que sin alzarse contra el gobierno cometieran por astucia o cual-

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quier otro medio algunos de los delitos comprendidos en el art. 243 [referente a ataques contra la monarquía, etc.]. 2) Los que sedujeren tropas o cualquier otra clase de fuerza armada de mar o de tierra para Si llegare á tener efecto cometer el delito de rebelión. Si llegaré a tener efecto la rebelión los la rebelión, los seductores se reputaran promovedores y sufrirán la pena señalada en seductores se reputarán el art. 244 [que explicita la “reclusión temporal en su grado máximo a muerte”]».

La «prisión mayor», pena a la cual podía ser condenado Prat, según el artículo 29 del Código de Justicia Militar de 1890 iba desde los 6 años y un día hasta los 12 años. Los artículos 533 y 542 del Código de Justicia Militar hacen referencia a la conclusión del sumario y no tienen ningún otro interés que el meramente documental. La maquinaria no se detuvo. Fueron a la imprenta, citaron a periodistas, pidieron antecedentes, se removieron leyes y decretos…, y las diligencias marcaron la constancia. Prat declaró al día siguiente y después de su declaración se formalizó su ingreso en prisión. A las ocho de la mañana fue detenido y trasladado a la cárcel. Nada más llegar, como buen abogado, inició los trámites para conseguir la libertad y efectuó la petición de excarcelación al capitán general. Éste firmó una nota al final de la instancia: «Pase al Teniente Coronel Juez Instructor para que con devolución informe y en urgencia», decía. Vallespinosa, quien, en contraposición a lo que se podía leer en La Veu, fue muy duro. En seis páginas razona por qué porque se debía procesar a Prat de la Riba. En síntesis, por «haber contestado este individuo a las preguntas que se le hicieron de que las ideas que sustenta el Diario de su dirección, no son otras que recabar de los Poderes públicos la Autonomía política y administrativa de esta Región». Una autonomía que se confundía con el separatismo, la reivindicación catalana como ayer la cubana era un sinónimo de guerra y, por lo tanto, hacía fruncir los ceños. Acaba el informe escribiendo: «En el fondo son otros los ideales que se persiguen por la Redacción de inspiradores de La Veu y esto lo comprende el menos versado en política y para que se confirmara bastara dejarles en libertad para que escribieran sobre el programa de Manresa cuyas bases son las de la constitución de un estado independiente y por tanto a la desintegración de parte del territorio español». En el original, un subrayado con lápiz sobre la palabra «separatismo» demuestra que les provocaba terror. Posteriormente, un alud de informes desfavorables del auditor de guerra justifican también la permanencia de Prat en prisión citando el artículo 472 del Código de Justicia Militar, etc. El capitán general denegó con su firma el día 4 la petición de libertad y nombró juez instructor a Fernando Parga, una vez

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concluida la instrucción inicial. Éste interrogó a Prat el día 5, eran las segundas declaraciones y, en consecuencia, Raimon Casellas y Joaquim Aguilera fueron citados el día 6, Francesc Cambó, el día 7; el regente de imprenta Rosselló, el día 8. Mientras tanto, sin otros datos que un brevísimo oficio del capitán general del día 7 que dice: «Creyéndolo conveniente al mejor servicio disponga V.S. que el acusado don Enrique Prat de la Riba, preso en la cárcel de esta ciudad, se traslade en igual concepto a su domicilio». La nota recibida por el juez el mismo día indicaba que saldría libre después de la notificación de éste al director del centro penitenciario. Puede que la campaña de prensa de solidaridad con Prat hubiese dado frutos. O tal vez estaba relacionado con alguna influencia personal ante el capitán general, dado que se modifica su voluntad en apenas un día. No existe ningún documento que esclarezca la cuestión. Se pidieron, por rutina judicial, informes de la condición penal y se descubrió que Prat tenía otro consejo de guerra por el artículo «L’obra d’ara» que hemos citado anteriormente. El hecho de estar indultado jugó favorablemente para Prat. No tenía antecedentes, no era reincidente. Aún así, los datos y referencias, informes y comentarios sobre este primer artículo figuran en el consejo de guerra dedicado al segundo artículo y pueden ser leídos por los militares implicados. El día 8, Prat, ya en casa, hizo llegar una nota al juez de Instrucción Militar poniéndose a su disposición. Legalmente, todavía estaba detenido, era una prisión domiciliaria. Escribió la nota en un papel con el membrete del diario tan hostigado por la justicia militar: La Veu de Catalunya. El proceso continuaba. Debía buscarse un ejemplar de L’Indépendant puesto que había quien sospechaba que la nota era inventada, con lo cual la actuación sería muy rigurosa. La estrategia de la defensa de los cuatro periodistas era decir que todo lo que hablaba de Cataluña, bueno o malo, en la prensa general era información y, por tanto, se transcribía. No citaron que había una sección diaria, publicada en castellano, que hacía referencia a los ataques de la prensa de Madrid contra el catalanismo político. Finalmente, se localizó un ejemplar del diario francés y se añadió a la causa. La situación pintaba mal para Prat porque el coronel de infantería, el juez Parga, despachó un rígido informe en que declaraba concluido el sumario y lo encomienda «a los fines del artículo 533 del Código de Justicia Militar». Mientras tanto, crecía el expediente con todos los documentos del artículo también denunciado dos años antes. Llegamos al 3 de mayo, día en que el auditor militar Francisco García Garmendia comunicó al capitán general: «No adolece el presente sumario de omisiones que afecten a la validez legal del procedimiento y como los hechos de autos aparecen constitutivos de delito parece que se eleve esta causa al periodo de plenario contra Enrique Prat de la Riba i Sarrà el cual

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quede en prisión preventiva. Procede se designe por V.G. un fiscal del cuerpo jurídico que podría ser el teniente auditor D. Ernesto Miró». El nombramiento se produjo y el fiscal Miró, el día 6, acusó a Prat de un delito de rebelión. Sucedió entonces un hecho inexplicable. El juez anotó una diligencia extraña desde la óptica actual, en la que citaba la prioridad de efectuar unas investigaciones, unas diligencias referidas al ultraje de la bandera de la Patria acontecido en la lonja, hecho al cual, escribe, se había de conceder «atención preferente» por lo que «queda en suspenso» la causa de Prat. Lo ordenaba así la Autoridad judicial. Se autorizó, unos días más tarde, el 22 de mayo, que Prat quedase en libertad provisional. Un oficio del capitán general al juez de instrucción y la anotación de éste en el Registro así lo manifiestan. El 6 de junio, final feliz después de las desventuras: el 17 de mayo un Real Decreto de indulto que aparece en la Gaceta del día siguiente obliga a que después del dictamen del autor y el fiscal se notificase al encausado el sobreseimiento. Después del artículo dedicado a la memoria de B. Robert, Prat estuvo dos años en silencio forzado por las afectaciones de su salud. Solo conocemos el epistolario. Rompió este silencio en 1904 cuando regresó con energías renovadas del sanatorio de alta montaña. El cautiverio de Prat de la Riba El día en que Prat de la Riba ingresa en prisión, La Veu de Catalunya publica una nota, que se repetirá diariamente hasta el día 10, titulada «La presó d’en Prat de la Riba». La nota se convertirá en el titular de una sección que durará tanto como el encarcelamiento del director. La citaremos indicando solamente el día en que aparece. La breve sección ocupa un cuarto o un tercio de columna de las seis en que se articulan las páginas del periódico. Casi todos los días va en portada y se repite incluyendo las variaciones de las novedades que se van produciendo, en las páginas de las ediciones matinal y vespertina. Los cambios que se introducen pueden ser tanto en una edición como en la otra. No hay una normativa fija; en la práctica, las dos ediciones operan con una lógica propia, son acumulativas. No es el diario de mañana con modificaciones y reimpreso por la tarde, sino un diario de tarde que se elabora nuevamente. Y lo mismo la edición matinal. Va repitiéndose entonces, encadenándose textos de una y otra sección sin cadencia y aplicándose las modificaciones que acabamos de citar. La cárcel: día 2. – En este día, la nota, larga, consiste en un comentario descriptivo de los hechos de tono general para información de los lectores. La ciudad de Barcelona se encuentra en estado de guerra y la prensa sometida a la

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autoridad militar. Es por este motivo por el que el periódico silencia su opinión, hecho que no debe interpretarse como indiferencia o falta de apoyo a su director. Sencillamente, y lo dirán claramente, no pueden protestar por culpa de la represión militar. Y esto es determinante; si hubiese existido libertad periodística, redactores y colaboradores, políticos y escritores hubiesen alumbrado páginas sensibles criticando la encarcelación de Prat y pidiendo su liberación. Si la libertad de prensa hubiese existido en febrero de 1902 los comentarios que La Veu hubiese dirigido a la judicatura militar hubiesen sido muy duros. El día 2 aparece, pues, el texto en el que se escriben los comentarios que ofrecemos traducidos: «Como consecuencia de un artículo de un diario de Perpiñán que reproducimos en días pasados en La Veu de Catalunya, se instruyó proceso criminal contra nuestro diario. Nuestro estimado amigo y director don Enric Prat de la Riba, fue llamado a declarar ayer a mediodía por el Juez instructor, el teniente coronel don Benet Vallespinosa. Este acto duró dos horas. Ayer por la tarde, se presentó en el domicilio del señor Prat de la Riba el inspector de policía señor Blanco, preguntando por nuestro director, pero no pudo verlo por encontrarse éste ausente. A las ocho y media de la mañana, se ha presentado nuevamente el señor Blanco, solicitando ver al señor Prat, al que ha hecho saber que se había decretado contra él la prisión provisional en virtud del sumario instruido contra nuestro periódico. Al cabo de un rato, salen de la casa el señor Prat de la Riba, su señor tío Josep Carner y el inspector señor Peláez, dirigiéndose en coche hacia la prisión de la calle Amalia. En el momento de entrar, se encontraba también en el edificio nuestro distinguido compañero y regidor don Ramon Albó, de la Junta de Prisiones. Nuestro director ha ingresado en la sala de preferencia de primera. Al cabo de un rato se ha personado en la prisión el digno diputado catalanista doctor Robert. No han tardado en ir también a la prisión los otros diputados señores Domènech y Rusiñol, no pudiendo ir el señor Torres por encontrarse actualmente en el extranjero. Una de las primeras personas que ha hecho gestiones para la excarcelación del señor Prat de la Riba, ha sido el alcalde de Barcelona señor Amat. Sabedor de la prisión de nuestro director, se ha personado en las primeras horas de la mañana en la Capitanía general, pero al no encontrarse todavía visible el general señor Bargés, el señor Alcalde ha sido recibido por el Gobernador militar señor García Navarro. Es innumerable el número de personas que ha intentado ver al señor Prat de la Riba, entre ellas, representantes de la mayoría de los diarios locales.

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Los diputados catalanes, nada más enterarse de la prisión de nuestro director han enviado a Madrid el siguiente telefonema: ‘Ministro Gobernación. Madrid. Con indignación de los diputados, a lo que muy pronto seguirá la de toda Cataluña, ha sido reducido a prisión el señor Prat de la Riba, persona de alto criterio y consideración en el país, a causa de un suelto de un periódico francés que ha copiado literalmente sin ningún comentario en La Veu de Catalunya. La política desatentada que provocó (…) y puso en grave peligro a España entera y de la que es un nuevo síntoma esta medida, no puede seguir. Dejamos al criterio de V. E. el efecto que ha de producir esta detención y la necesidad de enmendar inmediatamente este deplorable error judicial y político. – Robert – Rusiñol – Doménech.’ Al salir de la prisión el doctor Robert ha ido a visitar al juez instructor teniente coronel señor Vallespinosa. El doctor Robert ha manifestado al juez que iba allí para prestar la correspondiente fianza personal a favor del señor Prat. Los diputados regionalistas han visitado también al Gobernador civil interino por interesarle también la libertad de nuestro director. Se nos dice que una distinguida personalidad ha visitado esta mañana a primera hora al Capitán general y gobernador militar, para pedir la libertad inmediata del señor Prat de la Riba. El director de la prisión y demás empleados han dispensado todo tipo de atenciones a nuestro director por lo que les damos las gracias». La respuesta popular: día 3. – Al día siguiente, el diario aparece con la columna informativa que rinde cuenta de las personalidades que visitan la sala de reuniones de los magistrados de la prisión. La sala, «la mejor y más espaciosa del edificio», dice La Veu del jueves día 3, estaba continuamente llena de visitantes. Hay un redactor del diario de guardia. Entre otras visitas se cita: «a los vocales de la Junta de Prisiones señores Vidal Ribes, Albó y Almeda, este último, también decano del Col·legi d’Advocats, el diputado a Cortes por Castellterçol señor Sala i Caba, al redactor en jefe de La Renaixensa señor Arderiu, al vicepresidente de la Lliga Regionalista doctor Fargas, al vocal de la Permanent de l’Unió Catalanista señor Moliné i Brasés, numerosas delegaciones del Centre Regionalista de Sarrià i la Barceloneta, de los periódicos catalanistas Joventut y L’Autonomista, este último de Sarrià, de la Agrupació Catalanista del Casino Mercantil y de otras asociaciones que trabajan para la suerte de Cataluña». Cita, después, los regidores regionalistas del ayuntamiento de Barcelona y el subdirector del Diario del Comercio. En la redacción del diario reciben telegramas y también visitas de preocupación, de apoyo y de información de las gestiones efectuadas; se le ofrecen todo tipo de ayudas. Hubo visitas procedentes de distintos puntos de Cataluña: de Barcelona (Lliga Re-

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gionalista de Gràcia), y de comarcas (Agrupació Catalanista de Vilassar de Mar); y también un representante de La Vanguardia, de Catalunya Artística, de Joventut, que también se habían personado en el centro penitenciario, y muchos otros particulares. Continúa la sorda protesta ciudadana: día 4. – La edición de mañana del día 4 continúa ofreciendo muestras de apoyo a doble columna. Además de La presó d’en Prat, se publicará también Demostracions d’afecte a n’en Prat de la Riba. El periódico informa que la acera de la Ronda de Sant Pau estaba llena de carruajes en los que se trasladaban personas que se dirigían a visitar al ilustre preso. La relación es muy extensa: delegaciones de la Lliga Regionalista de toda Cataluña (Sabadell, Barceloneta…), pero también personalidades y entidades diversas como Eusebi Güell i Bacigalupi, Francesc Romaní i Puigdengoles, Narcís Oller, Joan J. Permanyer, Maurici Serrahima, Magí Fàbregas…, el presidente del Ateneu Barcelonés, el Fomento de Trabajo Nacional, la Societat Econòmica d’Amics del País, la Academia de Jurisprudencia y Legislación, el Cercle Artístic de Sant Lluc, l’Ateneu Democràtic Regionalista de Poble Nou, el decano y algunos representantes del Col·legi d’Advocats, las agrupaciones catalanistas de Terrassa y Sitges…También se indica el nombre de algunas otras entidades y de los representantes que se acercan a visitar al director de La Veu: Cantarell y Pirretas de la Lliga de Defensa, Angulo del Sindicat Gremial, Vicenç Moragues de l’Orfeó Català, la Escuela Industrial de Terrassa, algunos vecinos de la localidad de Castellterçol acompañados por el alcalde, etc. además de publicaciones como Germanor, La Sembra, Baluart de Sitges, Diario del Comercio, Diario Catalán, etc. La redacción incluye la siguiente nota: «citar todos los nombres es imposible dado el número de los que se encontraron durante el día en aquella Sala, entrando y saliendo, y manteniéndola siempre llena (…) La manifestación de que es objeto nuestro estimado amigo y director es solo comparable a la que motiva la encarcelación de los gremios cuando se produjo el cierre de cajas. La Junta Directiva de la Lliga regionalista, que preside el doctor Robert, se reunió ayer para alcanzar acuerdos relacionados con la encarcelación de nuestro amigo y director. El excelentísimo señor don Manuel Duran i Bas conferenció detenidamente con el Capitán general, señor Bargés»4. Por toda Cataluña, la prensa se hace eco de la noticia y los centros catalanistas se convierten en lugares de peregrinación. El corresponsal de La Veu en Vilafranca explica detenidamente lo que sucede en el municipio: «En el Centro Catalanista hubo concurrencia hasta avanzadas horas de la noche, comentándose aquella disposición y acordando enviar telegramas…». La relación de notas y cartas se amplia: Diario de Tarragona, La Cruz de Tarragona, La Ve-

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ritat de Manresa, La Veu del Segre y Lo Campanar de Lérida, La Rierada de Arenys de Mar, Diario de Mataró, Lo Geronés y el Diario de Gerona, Lo Somatent, Diario de Reus… La protesta se extiende: día 5. – La columna, además de adhesiones, incluye una relación creciente de cabeceras periodísticas, lo que indica que cada uno de estos medios se convierte en una plataforma de difusión. Por ejemplo, en esta relación, encontramos: Los Debates (Tortosa), Cu-cut!, El Pallaresa (Lérida), La Veu del Vallès, Sang Nova (Olot), Llevant (Barceloneta), la Lliga Regionalista de Mataró, el centro catalanista de La Garriga, etc. La acción es múltiple y creciente. Algunos diarios, incluso de Madrid y de otros lugares del Estado –La Veu cita a una docena– informan de la detención, reproducen el telegrama de los diputados regionalistas o dan apoyo a su liberación. Otros, como Lo Somatent de Reus, publican largos artículos. La información también destaca el alto nivel de las gestiones y nos dice que los diputados visitan al Capitán general con motivo de la detención. La crónica informa que los «recibió con exquisita cortesía y les dijo que no había tomado participación directa ni indirecta en el procesamiento del señor Prat, la detención del cual había sido ordenado por el juez instructor en méritos del proceso que se sigue en La Veu de Catalunya. Añadió el Capitán general que había pedido al auditor que informase, en breve plazo, la solicitud de excarcelación realizada por el señor Prat, y que tan pronto tuviese este informe resolvería, dentro de la ley, complacer, como es su deseo, a los diputados catalanistas. La entrevista del Capitán general con los diputados duró cerca de media hora y fue afectuosa». Mientras tanto, se hace pública la respuesta que da el ministro de Gobernación al diputado Sala de Castellterçol: «Con mucho gusto haré la gestión que usted me indica, aunque bien conoce que el rigor de las leyes se hace superior a mis deseos». Las visitas y los telegramas a la prisión aumentan, tanto de políticos como de escritores como Martí i Folguera, Maluquer i Viladot, Vallès i Ribot, Duran i Ventosa, etc. Hubo una visita curiosa: Josep M. Folch i Torres y Joan B. Fonta, presidente y vicepresidente de la agrupación La Reixa, que solo aceptaba como socios a personas que hubiesen estado en prisión por actividades catalanistas. También se recibió la visita de algunos centros catalanistas (de Figueres a Vic pasando por Sant Martí de Provençals y Sant Feliu de Guíxols) y de publicaciones como Costa de Llevant, La Comarca de Lleyda, La Veu de Tortosa, Diario de Barcelona, etc. La campaña aumenta el ritmo y toma volumen. La redacción de La Veu recibe un comunicado oficial: «A última hora de ayer por la tarde [4-IV-1902] recibimos un oficio firmado por el señor Capitán general, previniéndonos que no

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publicásemos ni transcribiésemos nada que infringiese la ley de orden público del año 70 ni el bando del 17 y del 20 del pasado febrero». Señales de crispación: día 6. – Las visitas continúan. El día 6 las demostraciones de afecto presentan la novedad que junto a nuevas entidades y publicaciones (La Almudaina de Palma, El Eco de Badalona, la Associació Catalunya Autònoma, la Joventut Catalanista de Tarragona, La Música Ilustrada…) se incluyen relaciones de firma recogidas en diversas ciudades (Caldes de Montbuí, La Garriga, etc.). Cabe destacar la visita que realizan cinco periódicos barceloneses al Capitán general para pedir la libertad de Prat, en la que nos sorprende la ausencia de La Renaixensa, la cual había dado su apoyo a la propuesta inicialmente. Estos diarios son El Liberal, Las Noticias, La Dinastía, La Publicidad y Diario del Comercio5. El mismo día 6, se informa que ha sido denegada la petición de libertad que había solicitado Prat y que había otorgado una segunda declaración. La sesión con el juez militar instructor del caso dura una hora y media, después de las dos horas de la primera. En la edición vespertina se informa de que, durante la mañana, los presidentes de algunas entidades significativas han visitado la Capitanía. Así pues, Felip Bertran (Societat Econòmica d’Amics del País), Josep Monegal (Cambra de Comerç), Ignasi Girona (Institut Agrícola Català de Sant Isidre), Ramon Picó (Ateneu Barcelonès), Lluís Ferrer Vidal (Foment del Treball Nacional), Joan Cantarell (Lliga de Defensa Industrial i Comercial) y Jaume Serra (Cercle de la Unió Mercantil) se entrevistan con la máxima autoridad militar de Cataluña. Salen de la reunión con la mejor de las impresiones. Cabe sumar esta iniciativa a la visita del día anterior de los directores de diarios. Todas estas iniciativas, junto con la presión popular, parece que deben surtir efecto, pero la respuesta no es positiva si atendemos al informe del auditor, según comunica el Capitán general a los presidentes de las entidades. Así lo recoge La Veu. Sin embargo, el esfuerzo no había sido en vano, y, además, Bargés indica que «haría lo posible para mejorar las condiciones del detenido». El ritmo de visitas es tan alto que el presidente de la audiencia determina que se limite el horario: de diez y media a las doce del mediodía y de las dos y media a las cuatro de la tarde. Los telegramas se suceden: de Ripoll, de Aiguafreda, de Tremp, de Blanes, etc. El texto de los que son enviados desde Ripoll y Aiguafreda6 (como también otros, días después, desde Barcelona) es en francés. Era una muda y patética protesta por no haber podido enviarlos en catalán, ya que estaba prohibido su uso en la enseñanza pública, en los juzgados, en el Parlamento…, y también en este tipo de misivas. La Veu los reproduce en francés, sin comentarios añadidos.

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La protesta se extiende fuera de Cataluña: día 7 – Al día siguiente, tanto en la edición matinal como en la vespertina, aumenta la presencia de texto, como si esto fuese una forma de protestar. La Veu, al no poder opinar, ofrece información e impulsa las adhesiones a partir de la publicación diaria de las nuevas que se producen en torno al asunto. Además de las reiteraciones, alguna publicación que ya se ha mencionado vuelve a aparecer, y también se citan nuevas: Ausetània (Vic), El Eco de Sitges, Vida Autònoma (Sant Andreu de Palomar), Vida Nova (Sant Martí de Provençals), Panadés Nou (Vilafranca del Penedès), La Verdad (Berga), El Nuevo Ideal (Mataró), El Regional y La Veu del Ampurdà (Figueres), La Llevor (Sant Feliu de Guíxols), Egara (Terrassa), L’Autonomista (Sarrià), El Autonomista (Gerona), Arxius de Cirurgia, Universitat Catalana, etc., y también revistas especializadas de Barcelona, incluso El Rector de Vallfogona. El diario si no puede escribir, puede publicar y así destaca el interés que tienen periódicos afines como La Veritat, Diario de Lérida, Diario de Gerona o Lo Somatent, que reproducen las notas del caso. Reciben elogios por su comportamiento y en algún caso estos se individualizan: «La Veu del Segre de Lérida y La Veu de Tortosa escriben entusiastas y encendidos elogios al señor Prat de la Riba que copiaríamos si el estado excepcional que vivimos no nos pudiese privar de ello. A todos les damos un enorme agradecimiento». El director de Lo Camp de Tarragona, Pere Lloret, publica un artículo «intencionado» del que La Veu afirma que «de buena gana lo transcribiríamos todo para satisfacción de nuestros lectores si el estado excepcional en que nos encontramos no nos lo impidiese». También Antoni M. Alcover envía desde Palma una sentida carta y dice que ruega a Dios por su liberación. La fuerza de la censura –llega a impedir copiar textos publicados en otras publicaciones– atenaza pero no enmudece a La Veu de Catalunya. Y si no se puede visitar a Prat, se va, muy al estilo del siglo XIX, a dejar la tarjeta; así lo hacen, por ejemplo, el arquitecto Gaudí, el ex ministro de Justicia Duran i Bas, Rubió i Lluch, mosén Cardona o el doctor Dacha del obispado de Vic. El Capitán general tramita una misiva a los directores del diario que lo han visitado donde constan las mejoras del régimen penitenciario de Prat7. La situación de éste mejorará, pero continuará en prisión. De esta manera, el diario de la edición matinal del día 8 informa que el domingo día 6 se le había cedido una habitación del piso principal que, anteriormente, se utilizaba como despacho del subdirector. La relación de prácticamente toda la población masculina de Castellterçol, tal vez un centenar de nombres, aparece en la portada al lado de una carta en la que la prudencia es poca y se desea a Prat que «salga bien del proceso que se os ha instruido». También hay, como siempre, adhesiones

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entre las que destacan la visita que le hicieron la Agrupació Escolar Ramon Llull, los estudiantes de medicina, el doctor Rubió o la redacción de Universitat Catalana. Este día Prat ya se encuentra en la calle. La nota que aparece en la edición matinal nos da más información: «Cuando menos se esperaba ha sido puesto en libertad don Enric Prat de la Riba (…). El señor Prat de la Riba, antes de salir de la prisión se despidió del director del establecimiento, don Enric Belled, del subdirector don Josep Cortezo y de los demás empleados de la casa, incluso de los porteros de la entrada, manifestando a todos su agradecimiento (…). De nuestra alegría no hace falta que digamos nada». Sí, está en la calle, pero eso no quiere decir que pueda estar tranquilo. Gracias a las actas, conocemos que está en libertad condicional y, por lo tanto, se impone aprovechar la oportunidad del indulto real por la mayoría de edad de Alfonso XIII, hasta las últimas consecuencias. En este sentido, se trabajará para obtener el indulto. La libertad: día 9. – Prat sale el día 8 y la prensa del día siguiente se hace eco de la noticia. Finalmente, llegamos al final de una larga tensión y, junto con La Renaixensa, publica una comunicación de apoyo el director D. Martí i Julià y el presidente del consejo de administración, Josep M. Valls i Vicenç, Gabriel Alomar, la Associació Catalanista Rafael de Casanova de Manlleu, la Associació Obrera Catalanista de Manresa, la Associació Catalanista de Balaguer, el Centre Catalanista La Garriga, etc. Las adhesiones recibidas por cortesía irán publicándose y el día 11 aparecerá la última de las «Demostracions d’afecta», como titula la columna. Final: adhesiones para un indulto. – Hay todo un conjunto de adhesiones como la de Euskalduna de Bilbao, la del presidente de la Agrupació Catalanista de Valls o la de Fidel de Moragas. La única protesta que puede emitir La Veu es una reproducción, y en poco espacio, de los telegramas en francés de las adhesiones además de informar con cuentagotas de un proceso que volverá a poner de actualidad el catalanismo político, a enaltecer la figura del pionero Prat y a incluir en la pátina de mártir a quien padeció la pena de prisión por sus ideas. Es lo mismo que el propio Prat ponía de manifiesto en el artículo de agradecimiento por los apoyos recibidos que publicó al salir de la cárcel: «… Y para acabar, puestos a dar las gracias, permitidme que se las dé también a los que instaron la promoción de mi proceso. De los móviles que hayan podido tener para hacerlo, no puedo ni quiero, por ahora, ocuparme… Da lo mismo. Sin ellos no sabría que

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puedo contar con las simpatías de todos los elementos de prestigio y significación de Barcelona, de todos los que más genuinamente representan la fuerza y la vida catalanas. Es un favor que me han hecho sin querer. Que Dios se lo pague si se lo merecen».

Será gracias a este conjunto de presiones, en las que La Veu tendrá un papel fundamental, que será incluido en la amnistía. Veámoslo detalladamente, comenzando por el artículo 248. La información de las actas del consejo de guerra en relación al decreto de indulto no concuerda. En realidad, el diario oficial al que se hace referencia (Gaceta de Madrid, del 17 y 28 de mayo, la número 116) no contiene ninguna referencia a algún decreto que pueda estar relacionado con el asunto. La Gaceta de Madrid del día 17 publica el Parte Oficial de María Cristina en relación a la entrega de poderes a Alfonso XIII (núm. 137, 17-V-1902) y no al indulto. Será el número 138 de la Gaceta el que incluirá dicho texto. Que dentro del articulado del indulto pudiese encontrarse la solución a la situación de Prat es el objetivo del momento. El día 17 de mayo se envía un llamamiento de Madrid, que aparece al día siguiente en el Diario de Barcelona, firmado por los presidentes de las entidades barcelonesas más representativas de la sociedad más dinámica del momento. Son las mismas que, el mes anterior, ya se habían manifestado a favor de su libertad. En la carta se pide a Palacio que se obtenga «completo indulto y amplia amnistía a los condenados y encausados por delitos políticos». Es evidente que la carta está escrita y enviada como apoyo a Prat de la Riba, aunque su nombre no se menciona. El Real Decreto se basa en el artículo 54 de la Constitución y lleva fecha de 17 de mayo. Está firmado por el rey y por el presidente del consejo de ministros, Sagasta. Lo encontramos reproducido en el Brusi del día 20 y no en La Veu. A pesar de ser un indulto, leemos en el artículo primero que la remisión no es global. Es un indulto de la «cuarta parte de la pena impuesta a los sentenciados a reclusión», rebaja que será «de la tercera parte a los condenados a prisión mayor», etc. Por lo tanto, no es un indulto general ni extensible a la globalidad de la población encausada o encarcelada. El artículo tercero sí que ofrece un indulto total y lo limitan específicamente «a los detenidos pro delitos por cometidos por medio de la imprenta» siempre que la «sentencia sea firme». Prat no tenía sentencia en firme. A lo que Prat se acoge, lo que le viene como anillo al dedo, es el artículo noveno. Leemos: «El Ministerio fiscal desistirá de las acciones penales ejercitadas hasta el día de la publicación de este Decreto en los procesos inco-

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ados por los delitos a que se refiere el artículo 3º [delitos de imprenta] y lo mismo cuando se trate de delitos que tengan señalados penas de arresto o de multa si no fuesen de los comprendidos en el artículo 4º [asesinatos, traición, robo, incendio…]». Prat no solo quedará libre sino que se archivará su proceso. Tendrá que recuperarse en el sanatorio de Durtol en un año en que el catalanismo quedará marcado por las muertes de un escritor como Verdaguer, de un político como el doctor Robert y por la propia encarcelación de Prat. Veintiocho años después, en enero de 1929, La Veu publicó un número extraordinario, un ejemplar fantástico con una bella portada de Obiols y una mesnada de poemas, narraciones, etc. y, por supuesto, artículos que explican la historia del diario. Entre estos se encuentra un comentario de Pere Pagès que explica –en 1929 ya puede contarlo– como fueron las cosas desde la perspec- cómo tiva interior del periódico8. Hay errores en los recuerdos pero, seguramente, el paso de los años es explicación suficiente. Prat, con este episodio, adquirió una dimensión nacional y entró, todavía más, en los caminos de la leyenda y la mitificación a pesar de la oposición populista y radical. La campaña crítica. – Si la imagen que tenemos hoy es la de un apoyo que llega a su punto álgido en el recuerdo del episodio que conserva el propio Institut d’Estudis Catalans9, durante la primera semana de abril la prensa hostil al catalanismo conservador como La Publicidad –y sería interesante observar el resto de títulos lerrouxistas– lleva a cabo una notable campaña de ridiculización de la imagen de Prat, en la que destaca el periodista Daniel Ortiz, conocido como «Doys» en su sección diaria, titulada «Chirigotas» y que ocupa un lugar destacado en la portada. Al día que sigue a la detención de Prat escribe: «Otro martir. Han detenido mártir al seminarista Prat de la Riba» y cree que solo estará preso un día, pero que podrá presidir la sociedad de «víctimas» conocida como La Reixa y que, como un segundo Sílvio Pellico, escribirá, en folletín, Mis prisiones. Dos días después de la detención, el tono jocoso y sarcástico ya no está exento de preocupación, porque el rival político goza de un sentido de estima popular que amenaza la hegemonía popular del radicalismo. Nada mejor para un líder como Prat que el sufrimiento injusto para galvanizar e incrementar el tan difícil apoyo popular; ya contaba con el social y el religioso: «¿Qué va a pasar aquí? ¿Estamos seguros? La prisión inaudita de Prat de Riba va a producir un cataclismo. Ya lo dicen ‘els nostres valents diputats’ en el telegrama enviado al Tirano10. Cataluña en masa protesta de un acto tan incalificable. ¿Hase visto? ¿Prender a Prat?

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Que cojan por docenas a los Sempaus, Bulas y Montenegros se concibe, ¿pero coger a uno de los de la ‘ideya’? Eso no se había visto jamás (…) Hasta las criadas en la plaza no hablan de otra cosa. ¡Han detenido a Prat!, se dicen llenas de dolor. En las fábricas ha sido una consternación. ¡Prat! ¡Tan buen chico! ¡Y puede ser que lo guillotinen! No hablemos de los círculos, frontones y cafés. En el propio Trianon se vierten lágrimas femeniles dedicadas al ilustre mártir de la santa causa. Yo por mi parte, he pasado una mala noche, tanto que dudaba que hoy pudiese trabajar y no atribuyo a otro motivo que á la fuerte impresión que me ha causado la impresión de ese grande hombre. Y como yo, se habrán puesto malas muchas personas. Estos golpes acaban con la existencia de cualquiera. Yo no creo que del ‘chalet’ lleven al palo a ese entusiasta ‘perdigot’ (…). Pero la idea necesita la sangre de los mártires para triunfar. Bajo este punto de vista bueno fuera que cortasen la cabeza de Prat de la Riba, dirá Casellas, que espera la dirección efectiva de La Perdiu. Hay otros que no van tan allá. Con que le corten el pelo al rape creen que es lo suficiente para dar lustre a la ‘ideya’ (…). De todos modos, Prat saldrá del ‘chalet’ mucho más grande. Parecerá que lleva zancos».

La Publicidad, después de los dos textos citados de los días 3 y 4, continúa con su seguimiento del tema. El 5 de abril de 1902 informa de nuevos acontecimientos. Ahora será un entrefilete, neutro, en la sección de noticias, que anunciará la visita de cinco directores de diario, incluido el de La Publicidad, al Capitán general. El día 6 comenta la reunión y, también en entrefilete, la sustitución de Vallespinosa por Parga. El 8 de abril «Doys» vuelve a la carga, comparando Montserrat con el Gurugú; comenta que Prat sale libre, y ataca: «los votos de todos están por los mártires de la ‘ideya’». Mientras que en el resto de diarios no hay ninguna alusión o comentario, a excepción de una breve nota en La Vanguardia o el Brusi, La Publicidad cierra el episodio con un extenso artículo11 a dos columnas donde especifica que los obreros continúan en la prisión, mientras que Prat ha pasado a una cómoda prisión domiciliaria. El director del diario populista afirma: «Ya ven los catalanistas, como no es tan fiero el león, ese león castellano de tan rara ferocidad y de garras tan homicidas, según lo pintan los diarios de la ‘gent de bé’ y de los hombres ‘mascles’. El señor director de La Veu de Catalunya ha salido de la cárcel para restituirse a su domicilio, en el cual se le ha señalado cómodo retiro. Y aplaudimos el acuerdo, que no en vano cambian los tiempos y las costumbres, y del conde de Cheste al general Bargés hay casi una centuria de distancia. En verdad podrán

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decirles los centralistas rabiosos a esos levantiscos e indóciles catalanistas, lo que le dicen al Gobierno inglés los apasionados enemigos de Irlanda, esto es que sediciosos con palo de azúcar. Y más vale así, porque los rigores ‘á ultrance’ enconan los ánimos predisponiéndoles a la intransigencia y al combate, que bien pudiera ser, que en estos instantes, y en los sucesivos, de gran importancia para el régimen monárquico, ni á los catalanistas ni al Tirano les conviniera, mantener en Barcelona un estado de sobrexcitación y de ruidosa protesta. Y si con palos de azúcar se conmueven los catalanistas y se les encienden de nuevo las apagadas aficiones dinásticas, ellos y el Tirano disfrutarán entre mutuos cariños los provechosos beneficios de la paz acordada. Sea enhorabuena, primero, porque favorece al director de La Veu de Catalunya, segundo, por el precedente, por la jurisprudencia que sienta, de la cual se desprenden consecuencias que no echaremos en olvido que han de aprovechar cuantos estén en actuación semejante á la del Sr. Prat de la Riba (…). Y terminaremos, puntualizando lo más importante, para nosotros, la cuestión planteada con la prisión del director de La Veu de Catalunya. Se ha concedido a ese señor la gracia de estar detenido en su propio domicilio y lo celebramos. Pero la justicia y la gracia han de ser distribuidas por igual entre todos los ciudadanos, de lo contrario, no hay justicia, solo arbitrariedad. Con tal motivo recordamos, que hay en la cárcel buen número de obreros, detenidos con motivo de la última huelga. Y la situación de esos obreros es muy amarga porque ni ellos pueden trabajar, ni sus familiares pueden comer, porque no hay quien les gane el salario semanal para atender a sus necesidades. Esos obreros, que no han tenido el consuelo de recibir las visitas de las más salientes personalidades de Barcelona, que no son objeto de calurosas felicitaciones redactadas en francés, para que rabie el Tirano, cuyo idioma se hizo para la ‘gent de bé’; esos pobres obreros de quienes no se puede afirmar que hayan realmente delinquido ¿qué pensarán en lo íntimo de su pensamiento, al enterarse de que un enemigo de la integridad nacional, solo merece palos de azúcar en tanto que á ellos se les reservan los palos de ciego? El discurso desapasionado y racional induce a creer, que por la puerta que ha salido el sr. Prat de la Riba, saldrán en breve los obreros presos, para encaminarse a su domicilio, y a su trabajo, libres en perfecta libertad, porque las ansías de redención social no podrán jamás confundirse con las sospechas de separatismo, ni la supuesta coacción obrera, trae aparejadas las consecuencias de quienes abrigaron, o abrigan el propósito de escindir la patria española (…)». Dos visiones, dos percepciones, mientras la figura de Prat forjaba el camino

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para pasar de un partido a un país, para encarnar un sentido superior al partidista que le tocaba desde una óptica puramente política.

Notas 1.- Publicado originalmente en FIGUERES, Josep M.: Procés militar a Prat de la Riba. Les actes del consell de guerra de 1902. Barcelona, Llibres de l’Índex, 1996. También en “L’empresonament de Prat de la Riba. La campanya del 1902 de La Veu de Catalunya pel seu alliberament i la resposta lerrouxista” en El Contemporani, 10 (1996), p. 19-25. 2.- Nos muestra el eco el biógrafo R. Olivar en su obra Prat de la Riba (Barcelona, Aedos, 1964) al constatar como el doctor Robert pide la fianza, como el director de El Liberal pide «mejora de local» a la cual accede el capitán general cediendo la sala de abogados. 3.- Según edición de 1850, Madrid, Imp. de la Biblioteca de Instrucción y Recreo. 4.- Duran, además de visitar al Capitán general, enviará una carta a una persona con gran influencia, el marqués de Comillas. 5.- En esta última publicación destaca la presencia de Ferran Agulló, quien es más conocido por la firma que emplea como comentarista político, «Pol», en su columna cotidiana en el diario de Prat, por su tarea de escritor o como autor de un libro de cocina, y no precisamente por sus labores como periodista profesional en el mencionado diario económico del cual llegará a ser director. 6.- «Catalanistes Aiguafreda regretten emprisonement directeur et offrent inconditionellment (… ); Jeuneusse autonomiste Ripoll vous souhaite et vous encourage, pour vôtre arret...». 7.- El texto de la misiva es el siguiente: «El Capitán general de Cataluña B. I. M. al director de… ………… y se complace en manifestarle que habiendo acudido al Presidente de la Audiencia en demanda de mejora de local en la Cárcel para el director del periódico La Veu, dicha autoridad se prestó enseguida a la petición, disponiendo pueda el preso dormir en la Sala de Abogados y recibir visitas en el Salón de Juntas. El general Bargés aprovecha esta ocasión de reiterar a dicho señor el testimonio de su consideración. Barcelona 6 de abril de 1902». (La Veu de Catalunya, 7-IV-1902). La Veu del día 7 informa de que Duran va a la prisión a ver a Prat y le deja su tarjeta. En el Epistolari polític de Manuel Duran i Bas (correspondencia entre 1866 i 1904), en selección, notas y estudio de Borja de Riquer i Permanyer. Col·legi d’Advocats/Publicacions de l’Abadia de Montserrat, Barcelona, 1990, p. 551 y ss., encontramos una interesante carta que dirige el político al segundo marqués de Comillas, Claudi López i Bru. Reproducimos el texto íntegramente: «Barcelona, 13 de mayo de 1902 / Excm. Sr. Marqués de Comillas / Mi querido amigo: El señor Sarrá, íntimo amigo del general Blanco, ha interesado a éste para que consiga que en la próxima amnistía queden bien claramente comprendidos los delitos porque se persigue a Prat de la Riva (sic), el director de La Veu de Catalunya, y a otros catalanistas; por mi parte encarezo a V. que también contribuya a esta buena obra, que para mi es sobretodo política, porque el catalanismo ha adquirido más partidarios que por sus doctrinas por intemperancias del lenguaje de ahí, por los actos de violencia, por los errores del gobierno, por las deficiencias de nuestra administración pública y por otras causas análogas; no cabe duda que con una política elevada, con mucha descentralización, con mucho respeto a nuestro derecho foral,

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EL PERIODISMO CATALÁN. UN SIGLO DE HISTORIA (1879-1984) con buenas medidas económicas, con represión enérgica del anarquismo, desaparecerá de las clases directoras la hostilidad que hoy existe contra el Gobierno central, en bien de la paz pública y del joven Monarca que va a empezar a regir el Estado. Es adjunta la copia de la carta que ayer escribí al General Azcárraga: deseo que conozca V. los motivos porque, muy a pesar mío, no puedo ir a Madrid. Trabajo estos días para que el 17 no pase aquí inadvertido; ya que nada puede conseguir a pesar de mis esfuerzos, para evitar lo del Ayuntamiento, quisiera que el 17 se viese que hay en Barcelona monárquicos de D. Alfonso…». 8.- PAGÉS I RUEDA, P.: «In memoriam» en La Veu de Catalunya (enero de 1929). 9.- «Prat, a la dirección de La Veu de Catalunya, le aportaba no solo sus excepcionales patriotismo e inteligencia, sino toda la dignidad, todo el celo que exigía el cargo, asumiendo todas las responsabilidades, que directa o indirectamente iban anexas, sin excusarse respecto a ninguna. Es por esto que se gozaba del respeto y la admiración de quienes estaban bajo su dirección. Nos encontrábamos en el periodo de más entusiasmo de nuestras campañas y quien escribe estas líneas leyó en un diario una cálida información de un acto de propaganda de la rebelión de los ‘vignerons’, que excitaba profundamente el ánimo de los catalanes de ambos lados de las montañas pirenaicas. Copiamos los principales conceptos de aquella información y la sometimos, como era natural, al criterio de nuestro director para publicarlos en La Veu de Catalunya. Prat lo leyó. Su fisonomía tomó primero un aspecto serio, después medio sonrió y finalmente envió las cuartillas para su composición y publicación. La autoridad gubernativa lo consideró delincuente y decretó el procesamiento y encarcelamiento del autor. Prat asumió la responsabilidad y se presentó como autor, ante del Tribunal. Al enterarse quien escribe estas líneas, reivindicó la autoría y reclamó el lugar de procesado. Prat hizo uso de toda su autoridad sobre nosotros y nos obligó a someternos a disciplina periodística: era el director quien había autorizado la publicación y era el director quien tenía que asumir la responsabilidad ante el Tribunal. Esta dignísima, nobilísima actitud, engrandeció la figura de nuestro admirado director. Prat fue encarcelado en la prisión vieja de la calle Amalia. El régimen de su encierro no era tan riguroso como el de los otros presos. Y esto hizo posible que fuesen a visitarlo diariamente una multitud compuesta por periodistas y personalidades de todas las clases sociales, entre las cuáles, las más relevantes de la ciudad. Un gentío enorme que le aliviaba las horas de cautiverio». 10.- Las alusiones que se permite La Publicidad hacia la máxima autoridad militar sería intolerable que las hiciese La Veu de Catalunya. 11.- ECC [Eusebi Corominas Cornell?]: «Va bene» en La Publicidad (9-IV-1902).

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2 Consejo de guerra a Carrasco i Formiguera, director de L´Estevet1

Un semanario político La revista L’Estevet aparece en dos épocas: la primera en 1921, cuando publica diecisiete números entre el 26 de agosto y el 16 de diciembre, y la segunda, con ochenta y ocho números editados entre el 6 de enero de 1922 y el 9 de septiembre de 19232. L’Estevet nace con una voluntad muy clara de criticar «la inexplicable prevaricación de los ex líderes nacionalistas que sin respeto a los compromisos y a las palabras dadas no pensaron en los intereses de la patria catalana y se sintieron llamados a apuntalar la carcasa del Estado que oprime a la Patria, entorpecido por la conjunción de todos sus elementos»3. De aquí su virulencia contra la Lliga, objetivo central del semanario más que el lerrouxismo o los partidos dinásticos, y contra La Veu, que es tan protagonista de sus chistes como ABC. El semanario recupera la tradición antimilitarista de revistas polémicas anteriores como Cu-cut! o Cuca Fera, que son sus mentoras. Contará con la colaboración de dibujantes como Junceda, Pere Sabater, Gaietà Cornet, Joan Gols o Apa y de periodistas como Llates o Ventalló, así como numerosas aportaciones anónimas dado que, con excepción de la rúbrica de Carrasco, no aparece ninguna otra; las demás son pseudónimos en consonancia con el tono satírico de la revista. También tuvo un marcado rechazo al centralismo, a la guerra de Marruecos y a una relación de elementos que constituirán blancos constantes del semanario: los periódicos ABC –exponente del centralismo español– y La Veu de Catalunya –representante del catalanismo conservador, pactista y retrógrado de la Lliga, de la cual se había apartado Carrasco después de sufrir las críticas de los editoriales del diario del partido de Cambó. La publicación, con el subtítulo de Semanario nacionalista popular, retoma la tradición de la prensa política más activa, como la antecesora Cuca Fera,

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de 1917, y constituye una plataforma bien activa del sentimiento más militante de la catalanidad. Escriben en el editorial inicial: «Somos soldados de Cataluña, sentimos noblemente nuestro ideal, vemos que hay un pueblo que siente como nosotros y que hoy camina un poco a ciegas, y aunque ya sabemos que nuestra tarea está llena de obstáculos, nos satisface correr a la aventura, y nos lanzamos a la lucha». Este semanario aspira a la mejora constante de sus contenidos, y muestra esta voluntad en el paso de la primera época a la segunda, con la reducción del formato y el aumento de páginas. También es notable el esfuerzo para ampliar la cantidad de colaboradores, para difundir anuncios informativos, como los que aparecen en el extra de san Jorge en La Publicitat4 o para anunciar un conjunto de mejoras5, todas estas reformas aspiran a convertir el semanario en una tribuna de agitación y sensibilización patriótica. Los colaboradores son mayoritariamente dibujantes, entre los que destacamos: Gaietà Cornet, Joan G. Junceda, Apa (Feliu Elias)… De cualquier forma, las viñetas más abundantes son las de Fiol, y, especialmente, las de John (Joan Gols), Pere Sabater y Quelus (Miquel Cardona). En referencia a la redacción cabe mencionar a Joaquim Ventalló, que estaba en Marruecos haciendo el servicio militar y que transmitía informaciones tanto desde el lugar del conflicto como desde Terrassa, su ciudad natal. A raíz de los chistes críticos que se publican, y que motivan las denuncias militares, Carrasco da la cara por dos dibujantes (Gols y Cardona) del semanario, que son acusados, y será encarcelado. Los chistes tienen un tono ingenuo, un candor apreciable, aún siendo cierto y evidente lo que se denuncia; es la verdad de los niños, pero al receptor la constancia de la crítica le escuece. Abundan los juegos de palabras, los dobles sentidos del catalán. Veamos alguno de estos chistes a modo de ejemplo: 1) Chistes antibelicistas: • [Portada: diálogo entre el tenor de moda, Lázaro, y un espectador]: «¡Hay que ver, señor Lázaro! Cobrar tanto dinero cantando ‘Africana’ por gusto y tantos ‘lázaros’ que hay que la cantan a la fuerza después de haber apoquinado». [Núm. 1]6. • [Dibujo en que dos policías persiguen a dos hombres disfrazados. La viñeta se publica a finales de febrero]7: «¡Santiago y cierra España!». «A ellos, Melones, que tienen facha de moro». [Núm. 8] • [Portada: diálogo de dos soldados mirando un tanque inmensamente grande]: «A mi este trasto me asusta más que me gusta». «Pues a los moros les gusta más que los asusta». [Núm. 13]8 • [Portada: diálogo de una pareja ante una hilera de altísimas columnas jónicas. La pareja está delante del pie vacío de una de las columnas]:

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«¡Será posible! ¡Ha desaparecido una columna!». «¿Qué te apuestas a que la tienen los moros?». [Núm. 19] 2) Chistes sobre la Lliga, La Veu y ABC. • [Una ‘bailaora’ vestida de flamenca, con gesto airado, y con el rostro antropomórfico del aguilucho con el yelmo de Jaime I, que representa a La Veu de Catalunya. Al lado, un Cambó haciendo de saltimbanqui y cabeza abajo]. «Viva Cataluña libre… de separatistas. Después de un día, viene otro». [Núm. 71]. • [Un trío cogidos del brazo: un pistolero con gorra y una pistola en cada mano, un ministro con sable y medallas y un periodista que lleva un ejemplar del ABC por americana] «La triple alianza contra Cataluña. Parece que sean tres personas, pero todos sabemos que es una sola bilis la que los mueve». [Núm. 78] 3) Chistes catalanistas • [Portada: diálogo de dos funcionarios castellanohablantes mientras un catalán9 agoniza en el lecho] «¡Qué lástima! ¡Morirá sin testar!». «¡Y todo por desconocer la harmoniosa!»10 [Núm. 8] • [Un catalán con barretina y trabuco en posición de ataque ante un oso11 que muerde un escudo de Cataluña. De fondo, las montañas de Montserrat] «¡Ya puedes morder, ya, que te dejarás los dientes y la piel!» [Núm. 40] • [Tres políticos uniformados: uno con sable, mirándose con preocupación una caja registradora que lleva impreso el nombre de Cataluña. La cuestión catalana ante el gobierno] «Lo que les preocupa es pensar ‘el botón que debe oprimirse’ para sacar más cuartos. Como si no estuviésemos ya bastante oprimidos». [Núm. 58] • [Un ministro con insignias de almirante, sable y fajín. Las manos en la espalda de un pistolero con gorra y pistolas en ambas manos]. «Mira, por allí pasa un catalanista». «¿Está seguro de que no me detendrán?». «Tira, anda, tira…». [Núm. 82] Carrasco impregnó la revista de su pensamiento. La quiere hacer apta para toda la familia y, por eso, no aparece ni la más mínima inconveniencia de tono social, erótico12 o frívolo. Tampoco aparecen el tono blanco del humor más inocente y candoroso, ni el humor erótico, ni el negro, ni el rosa, ni ninguno otro: solo humor político. Es una revista combativa que defiende el catalanismo político y cultural de sus enemigos dentro del mismo catalanismo –el pactismo o la situación acomodaticia de la Lliga– y desde fuera –el partido centralista UMN, el diario beligerante ABC…–. El director quiere ideales y, por San

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Jorge de 1923, dos meses antes del consejo de guerra a que será sometido, publica el artículo «Sols l’ideal pot dur-nos al triomf» (Solo el ideal puede llevarnos al triunfo), en que reproduciendo el Cant dels joves de Joan Maragall, elogia el patrón de Cataluña, a la espera que el desinterés juvenil alce el vuelo hacia el triunfo para desgracia del «materialismo embrutecedor», «purificando el aire de nuestra Patria». El consejo de guerra contra L’Estevet (1923) En este ambiente se llega al número 15, que corresponde al 14 de abril de 1922, en el que el tono de los chistes contra la guerra de Marruecos sigue en la misma línea opresiva. Son denunciados por la autoridad militar dos de ellos: uno de Miquel Cardona i Martí (Quelus) y otro de Joan Gols i Soler (John); a pesar de esto, la revista no suavizará su tono. Disminuirá, no obstante, hasta abandonar13 el tema, la crítica a la guerra de Marruecos, pero será igualmente ardorosa en lo que se refiere al combate contra ABC, La Veu de Catalunya… La portada del número 16 muestra una multitud siguiendo una bandera catalana. El texto de Quelus dice: «¡Por nuestras barras sangrantes, no daremos ni un paso atrás! Todos a la lucha, catalanes: la libertad es la bandera». Los editoriales del director, Manuel Carrasco, que firma la sección de la tercera página –«Volviendo del mercado»– como «La Masovera»14, las crónicas de Madrid, etc., seguirán en la línea habitual, con el tono de los chistes, como hemos visto, de un humor flemático, el humor de la palabra con doble lectura, un tipo de humor inteligente que escuece cuando uno se ve reflejado. El humor de Cu-cut! y Cuca Fera. Seguramente, el mejor chiste que publica L’Estevet sobre la guerra es el que muestra un paisaje barcelonés con una plaza con farolas y bancos, flores y árboles, con el «sometent», la guardia urbana, la Cruz Roja, los bomberos y los serenos, etc., con un preciosismo delicado, que ocupa la doble página central del número 87. Debajo, el texto siguiente: «La población civil de la Plaza de Tetuán toma precauciones para evitar una nueva embestida de los rifeños». Volvemos al consejo de guerra. Los chistes que aparecen en el número 15, como pasa con la famosa viñeta de Cu-cut!, no tienen más virulencia que otros que lo acompañan. Son, no obstante, las gotas que colman el vaso de la paciencia, corta, de los militares. El contenido de los chistes es sencillo. Lo explica H. Raguer en un buen resumen,15 en la emotiva biografía que dedicó al director de la revista. El número del 14 de abril de 1922 tuvo consecuencias graves para Carrasco i Formiguera. Publicaba, en la primera página, un dibujo de John, con un rifeño

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sentado en la entrada de una tienda con el rótulo «La Victoria. Gran fábrica de galletas y tortas al gusto del país. Numerosas medallas y muchas cruces con gran exposición». De fondo, se ve una cadena de montañas anotadas como «Sidi-Dris, Anual, Monte Arruit, Alhucemas» y con las crestas llenas de cruces. Ya sea por el juego de palabras macabro entre las condecoraciones por méritos de guerra y las cruces de los soldados muertos, o bien por el gran letrero de «La Victoria», palabra tabú que ya había servido para la quema del Cu-cut!, el caso es que se le aplicó la ley de Jurisdicciones y se abrió un proceso. Además de la portada, en aquel mismo número, en la doble página central, se transcribían los pasajes de los comunicados oficiales de la guerra de Marruecos, con comentarios jocosos intercalados, y un gran dibujo de Quelus en que se veía a unos rifeños, que, tirando balas de cañón con las manos, hacían huir a los españoles. Un año después tendrá lugar el consejo de guerra, del cual aparece la crónica en la revista16. «El pasado jueves tuvo lugar el anunciado Consejo de Guerra para fallar la causa instruida contra nuestros amigos Manuel Carrasco i Formiguera, Joan Gols i Soler y Miquel Cardona i Martí, con motivo de unos dibujos publicados en abril del año pasado en nuestro semanario. La querella fue inicialmente formulada por el Fiscal civil, y con motivo de la misma fue primera víctima de persecución nuestro amigo Antoni Hurtado i Monrós, que se vio obligado a dejar la patria durante un buen puñado de meses. Posteriormente, sin embargo, por la delación que hemos de creer inconsciente de uno de los que podían resultar encartados en el proceso, fueron conocidos por el juez militar los nombres de los dibujantes, y con tal de que no sufriesen ellos responsabilidades de cuales las cuáles eran inocentes, nuestro querido amigo Manuel Carrasco i Formiguera, a pesar de no ser oficialmente el director de nuestro semanario, se apresuró a declarar voluntariamente ante el juez militar que los dibujos se habían hecho por encargo suyo y que él era el autor de todas las leyendas. Estos fueron, pues, los antecedentes del Consejo, en el cual declararon como testigos los buenos patricios: Marià Iglesias d’Abadal, Manuel Massó i Llorens, Josep Bordas e Ignasi Dalmau, habiendo renunciado las defensas a la declaración del testigo Josep Ginesta, que había declarado ya en el plenario de la causa. A todos ellos les debe L’Estevet un especial agradecimiento por la nobleza y patrio-

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tismo con que se identificaron con la responsabilidad de nuestros amigos, llegando a declararse coautores de los dibujos denunciados, siguiendo así la norma de nobleza y valentía que ha caracterizado este proceso. Finalmente, después de la acusación del Fiscal, fueron leídas las alegaciones de defensa de los notabilísimos abogados, los retratos de los cuáles17 honramos hoy en nuestras páginas. La fogosidad hermanada con la abundancia de doctrina y una lógica verdaderamente aplastante fueron las características de la defensa de Masferrer, como la habilidad, la precisión, la dialéctica y también la abundancia de doctrina jurídica destacaron el preparadísimo trabajo de Jover. Pero en cuanto a la defensa de Anguera, leída admirableadmirable y alternativamente mente y alternativa por sus compañeros Jover y Masferrer, no osamos ya a encontrar calificativos, ni señalar sus características. El informe de Anguera es en oratoria forense un monumento como pueda serlo en arquitectura la Catedral de Reims o en música una obra de Wagner; es necesario, entonces, renunciar a toda ponderación. Fue, antes que nada, más que una defensa, una justificación valiente, digna, noble, fundamentadísima, con el respaldo de la doctrina legal, la jurisprudencia y la erudición, maravillosa en todos los aspectos: con finura y sutileza inimitables y raudales de elocuencia y grandiosidad conceptual en la expresión superiores a todo elogio. El efecto de los trabajos de los ilustres abogados fue incontestable, su triunfo espectacular y su éxito imponderable: el Fiscal se apresuró a modificar las conclusiones provisionales, retirando totalmente la acusación contra los amigos Gols y Cardona (para los que había solicitado un año de prisión) y redujo a seis meses la petición de cuatro años que había formulado contra Carrasco y Formiguera. En el momento de componer esta edición, la sentencia no ha sido todavía aprobada por el Capitán General».

En la página siguiente, Carrasco agradece a Anguera de Sojo, en un texto muy sentido, la asistencia de su defensa y expresa el reconocimiento y la admiración por la labor de defensa de L’Estevet. La prisión Las conclusiones del fiscal son aceptadas. Carrasco y Formiguera será el único sancionado. La pena será de seis meses y un día de prisión. Amadeu Hur-

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tado, presidente del Col·legi d’Advocats, y con el cual mantuvo una muy buena relación –estuvieron en la misma junta directiva del Col·legi que vivió el enfrentamiento con el general Losada, que lo condenará al destierro–18, nos deja el testimonio del presidio de Carrasco. «Los colegiados Estanislau Duran Reynals, Martí Esteve y Salvador Bremon, regidores procedentes de la Lliga, que, al pasar a Acció Catalana, habían presentado al Ayuntamiento una moción de radicalismo nacionalista, eran encarcelados junto con los otros regidores de su grupo. Y nuestro amigo y compañero Manuel Carrasco, condenado a una pena correccional como responsable de un artículo publicado en un diario catalanista de tendencias extremistas, era trasladado al penal de Burgos para agravar el rigor de la condena que estaba cumpliendo en la cárcel de Barcelona, con el pretexto de aplicar una Real Orden que permitía destinar a los presidios a los condenados a prisión correccional. Como es natural, la Junta se preocupó por estos casos y visitó en comisión a los compañeros regidores encarcelados y procuró el mejor trato posible por parte del excelente funcionario que resultó ser director de la prisión, Luis Ochaita. Yo lo conocía de cuando había acompañado personalmente a Carrasco a ingresar en el establecimiento por razón de su condena con el fin de demostrar con la presencia del decano que estaba asistido por todos los compañeros. Afortunadamente, los regidores fueron liberados al cabo de poco tiempo, pero el traslado de Carrasco a Burgos no pudo evitarse a pesar de mi gestión personal en Madrid, cerca del general Nouvilas, que tenía el cargo de secretario del Directorio y que por los antecedentes históricamente liberales de su nombre era considerado como una garantía de humanitarismo dentro de la dictadura. Entonces tuve ocasión de observar que en los regímenes totalitarios el desorden y el desconcierto interior son prácticamente inevitables porque el poder, a fuerza de querer ser absorbente con una excesiva unificación, se parte entre una pluralidad de magnates o burócratas que hacen lo que quieren como representantes en su campo de acción de la totalidad del poder único. Ni el general Nouvilas ni nadie llegó a aclarar qué oscuro funcionario había dado la orden de trasladar a Carrasco a Burgos, que se convertía en una cuestión política de compromiso de todo el Directorio, y a Burgos tuvo que ir nuestro amigo debidamente recomendado por nosotros al Decano del Colegio, que lo atendió como compañero».

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A pesar de las demostraciones de afecto y solidaridad que transmiten a Carrasco sus compañeros en la profesión de abogado y de las relaciones de amistad diversas, el trato que sufrió fue muy duro. Comenzando por la misma aplicación de una pena tan corta a una persona sin antecedentes. En el Diari de presó es explícito. De cualquier forma, disponemos de un testimonio de gran crudeza19, de Antonio Ruíz, que narra la represión terrible de que fue objeto la población a raíz de la sublevación militar posterior, de 1936, en la ciudad de Burgos, de una descripción del penal bien explícita; su autor, un funcionario judicial que lo visita a menudo, conoció muy bien el establecimiento: «En la barriada de Santa Águeda, una de las más típicas y desde luego la más antigua de Burgos, junto al histórico templo de Santa Gadea, donde el Cid recibiera el juramento al monarca Alfonso VI, álzase el antiquísimo presidio conocido hoy con el nombre de Prisión Provincial. Es un caserón de piedra, viejo y destartalado, al que presta acceso una vetusta escalinata, desde el callejón estrecho. Todo él, es lóbrego y oscuro, y en su interior, solamente los modernos despachos habilitados para la dirección y oficinas, ofrecen aspecto habitable; la humedad, terrible sobre todo en su planta baja, dá a la vieja mansión da aire de torre novelesca o de sepulcro. […] La República dotó a esta ciudad de un magnífico establecimiento penitenciario. Situado en las afueras de la ciudad, en una vasta planicie, el moderno penal, yergue sobre el campo pardo su silueta airosa».

Carrasco, al regresar de Burgos, tuvo un encuentro con el historiador Ferran Soldevila y este quedó impactado por el relato. Escribió un artículo en la serie «Figures exemplars», que editó La Publicitat el 27 de febrero de 1930, toda vez que el rigor de la censura de la dictadura de Primo de Rivera iba aflojando. Este artículo se reprodujo en mayo de 1938 en la Revista de Catalunya, a raíz de la noticia de su muerte. En la entrevista que mantuvieron se nos ofrecen unos datos realmente interesantes, dada la fuente de procedencia directa, y que reproducimos por su excelente capacidad para resumir los antecedentes, la evolución y el desenlace del conflicto: «El semanario catalanista L’Estevet fue denunciado por la publicación de dos caricaturas que se consideraron injuriosas para el ejército. Después de algunas vicisitudes, que dieron como resultado la huída a Francia del propietario20 de L’Estevet, Manuel Carrasco se entregó como responsable de las dos caricaturas. Él y los dibujantes fueron procesados y el Consejo de Guerra condenó a nuestro amigo a seis

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meses y un día de prisión correccional. Esto sería hacia junio de 1923. La causa quedó suspendida hasta que el Tribunal Supremo21 resolviese si era aplicable o no la condena condicional. Carrasco i Formiguera se encontraba entonces en París. No le hacía falta huir. Regresó y se presentó al juez militar. Al día siguiente, 23 de octubre, ingresaba en la prisión Modelo. Las horas se deslizaban con la monotonía habitual de la vida carcelaria y hacía un mes que Manuel Carrasco había ingresado cuando fue publicada la Real Orden estableciendo que se cumpliese la disposición en virtud de la cual la prisión correccional tenía que ser cumplida en los penales. Esta disposición no era conducida con rigor. Pero sí lo fue entonces y la R. O. se dirigía con determinación contra alguien. Un día, hacia finales de noviembre, fulminantemente, el entonces director de la Modelo, el señor Luis Ochaita […] recibió la orden de traslado de Carrasco i Formiguera al penal de Burgos. Eran las dos de la tarde; a las cuatro debía irse. Gracias a la benevolencia del director, los hermanos y algunos amigos de Carrasco pudieron ser avisados y lo llevaron a Terrassa en un auto, bien escoltado, por supuesto, por una pareja de guardias civiles, y en compañía de un ladrón de hotel. Nos reservamos para otra ocasión la trascripción de las nobles palabras de despedida que el director de la Modelo dirigió a nuestro amigo y la relación de las peripecias del viaje, con un emocionante incidente en Navarra. Diremos solamente que de Zaragoza en adelante, Carrasco fue encadenado por el pie a su compañero de viaje y que, al llegar al penal de Burgos, después de haberle hecho cambiarse la ropa que llevaba, incluso la interior, por un paupérrimo vestido de presidiario, fue llevado a la celda de entrada, a oscuras de día y de noche, sin más claridad que la que podía colarse durante el día por debajo de la puerta, sin más muebles que una cubeta de madera con los excrementos de los que lo habían precedido en su estancia, sin más cama que una colchoneta que pudo comprar por sesenta pesetas y con un frío tan intenso (el frío de Burgos en diciembre) que él, hombre de complexión robusta y avezado en ir ligeramente vestido tanto en verano como en invierno, a pesar de los ejercicios a los que se entregó para mantenerse reactivo, cayó congelado y así fue encontrado, inconsciente, por el carcelero en una de las veces que abrió la puerta para entregarle el rancho. Lo colocaron al lado de una estufa, le dieron un jersey y lo volvieron a encerrar en la misma celda. Permaneció allí tres días. Salió, febril y con espasmos en el estómago y sin ser capaz de digerir alimentos. ‘No declaréis la fiebre –dijo el de-

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cano de los presos, al que fue recomendado por el director– porque si lo llevan a la enfermería está perdido: está llena de sifilíticos, cancerosos, leprosos y otros por el estilo; la peste que hay sería suficiente para matarlo’. Hizo las presentaciones del ‘nuevo hermano de la comunidad’ en términos tan terribles que no son reproducibles en las páginas de un diario22, y Manuel Carrasco i Formiguera comenzó su vida dentro de la comunidad presidiaria. El director, que no era capaz de comprender que hubiesen enviado a un condenado por un delito de imprenta a aquella estancia de ladrones (‘no hay precedentes’, repetía), y que había recibido cartas de Barcelona interesándose por el recluso, lo destinó a las oficinas, a las órdenes inmediatas del estamento decano. Durante el día, y a veces durante una parte de la noche, trabajaba, pues, en las oficinas; por la noche dormía en una cuadra con otros presos. ‘La peste que salía de aquel antro –dice Carrasco– os haría retroceder unos momentos antes de entrar’. Él tenía una cama al lado de un lugar inmundo, frecuentado a menudo, separado por un medio biombo. Algunos de sus compañeros sufrían cólicos. Había un sonámbulo, un epiléptico. A la una y a las seis se producía la requisa o entrada de la guardia para ver si faltaba alguien. ¿Dormir? Las horas de la noche se deslizaban en el insomnio y si alguien llegaba a conciliar el sueño por dos horas seguidas, ya podía darse por satisfecho. El insomnio alargaba las conversaciones a meQué nudo. Que conversaciones. Más aún, que el sufrimiento físico de las privaciones y del asco, era aquel ambiente moral de degeneración el que martirizaba al hombre honrado, de convicciones religiosas, de espíritu culto, tirado en mitad de aquellos malogrados que se complacían en la más vil bajeza. Dentro de este ambiente vivió nuestro compañero. Ningún catalán verdadero no dejará de comprender que es lo que se habían propuesto los hombres de la Dictadura al llevarlo allí y equiparar su ‘delito’ al de los criminales que lo rodeaban».

El caso de Carrasco i Formiguera es utilizado como ejemplo de la persecución de periodistas y políticos; Roig i Rosich, que dedicó un apartado23 al estudio de la persecución cultural bajo la dictadura de Primo de Rivera escribe: «A finales de octubre [de 1923] era denegada la petición de indulto, y a primeros de diciembre [exactamente el 30 de noviembre y sin aviso a la familia] fue trasladado, atado24 a otros presos comunes, a la prisión de Burgos. En una reunión extraordinaria de la Junta de Go-

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bierno del Col·legi d’Advocats se acordó solidarizarse con Carrasco, protestar por la decisión y la manera vejatoria del traslado y dirigirse al Presidente de la Audiencia por lo que consideraban una vulneración del derecho».

La libertad El 14 de marzo de 1924, cuando ya llevaba cinco meses cumpliendo condena, fue puesto en libertad por un indulto generalizado que, en su caso, se aceleró ya que solo restaba por un cumplir un mes. Sobre la amnistía, huelga decir que es el decreto de julio del mismo año. Si bien algunos políticos, periodistas, etc. son beneficiados –Lluís Carreras, T. Caylà, Felipe Alaiz, Ángel Pestaña, Sanjuán…– otros no pudieron serlo, como es el caso de Francesc Macià; copiamos de La Veu todos aquellos «otros condenados o sujetos a procedimiento por actos contra la ‘integridad de la patria’». Carrasco fue liberado el viernes día 14 a las cuatro y media de la tarde y llegó a Barcelona el día 16 por la mañana25, y lo hace en mitad de la sorpresa causada por el destierro de Carles Jordà a Caspe, por decisión del gobernador civil, el general Losada. Al llegar a Barcelona, en declaraciones a La Publicitat, dice: «Es cierto que, pasado el terrible periodo de reclusión en las celdas de castigo y que afortunadamente fue de corta duración, solo puedo tener palabras de agradecimiento para los directores de los Penales y para el jefe de las oficinas en las cuales estuve destinado, porque se excedieron en todo tipo de atenciones con el fin de hacer menos insoportable, dentro del cumplimiento del régimen, mi estancia en aquel lugar de sufrimiento. Esto no hizo disminuir ni por un instante el tormento de verme separado de forma violenta de todo y de todos a los que yo amo, y puesto al nivel de delincuentes repugnantes, puesto que el Penal de Burgos está principalmente destinado a los profesionales de los delitos contra la propiedad. La noticia del indulto fue una completa sorpresa. Siempre me había negado a solicitarlo, y del mismo modo, mi familia había rechazado igualmente todas las indicaciones que se habían producido en este sentido. No hace falta decir, sin embargo, que agradezco encarecidamente, por el buen efecto que suponen, las gestiones llevadas a cabo principalmente por el periodista catalán, el señor Duch i Salvat, secundado por la Asociación de la Prensa de Madrid y por el Casal Català de Madrid.

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Después de todo lo que ha pasado es notable la solicitud con la que se me han rebajado unos treinta días de condena. La Vanguardia ponía en labios del general Vallespinosa las siguientes manifestaciones: ‘Nos hemos dado prisa, porque como estaba condenado únicamente a seis meses y ya llevaba cumplido algo de la condena, si nos retrasamos, la cumple entera’. No existía la posibilidad de rechazar la gracia y, según me manifestó el señor director, la orden de libertad no podía dejar de ser cumplida inmediatamente. Veo que la noticia ha sido notificada oficialmente a las corporaciones ‘expopulares’, y creo que esto es más significativo que nada de lo que yo pudiese decir»26.

Carrasco retoma la vida cotidiana. Él mismo, o bien un familiar, fueron pronto a Montserrat a dar gracias por el reencuentro con los suyos. Dentro de una de las dos libretas del Diari de presó hemos visto un opúsculo dedicado a la Moreneta con el texto de la «Visita Espiritual a Nostra Senyora de Montserrat. 300 dies d’indulgència cada vegada. Pio XI, 23 d’agost de 1924». Este precioso documento, el Diari de presó, no tiene solamente un valor histórico sino que también es un alegato a favor de la catalanidad, en el sentido de ejemplo en la lucha y en la defensa de la identidad, y es, finalmente, una oración cristiana y cívica a favor de la convivencia entre los pueblos basada en el respeto, la libertad, la tolerancia y la coherencia entre los principios ideológicos y la actuación política.

Notas 1.- FIGUERES, J.M.: El consell de guerra contra ‘L’Estevet’ (1923), dentro de M. Carrasco i Formiguera: Diari de presó. Barcelona, Barcelonesa d’Edicions, 1999. 2.- TORRENT, J. y TASIS, R.: Història de la premsa catalana. vol.1, p. 489 y siguientes; H. Raguer: Divendres de passió. Vida i mort de Manuel Carrasco i Formiguera. Barcelona, Publicacions de l’Abadia de Montserrat, 1984; E. Cardona: Homenatge a Manuel Carrasco i Formiguera. Una vida per Catalunya. Barcelona, Generalitat de Cataluña, 1991. 3.- Reta: «Mirant enrere» en L’Estevet, 34 (25-VIII-1922). 4.- La Publicitat, 19-IV-1923. 5.- Aparece el 20 de octubre de 1923, a página completa, el siguiente texto: «¡Catalanes! ¡El viernes día 27 de octubre, transfiguración de L’Estevet! Aparición del primer número reformado con la colaboración de los mejores humoristas de la tierra. Desde el 27 de octubre, L’Estevet publicará cada semana dibujos de Apa, Cornet, Junceda, Passarell, Pere Sabater, Jan, etc. abriéndose a los habituales John y Quelus que eran los que en la primera etapa colmaban las portadas y temas centrales. Es decir, se pide la colaboración de la flor y nata de los caricaturistas catalanes. Desde el 27 de octubre,

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EL PERIODISMO CATALÁN. UN SIGLO DE HISTORIA (1879-1984) L’Estevet será el semanario nacionalista político y de fresca, lo mejor de la tierra. ¡L’Estevet será valiente! ¡Divertido! ¡Chistoso! L’Estevet podrá entrar en todas las casas, podrá ser leído por todos, grandes y pequeños, hombres y mujeres y todos se darán un hartón de reír. Y además, L’Estevet seguirá costando 15 cts.». 6.- Hace referencia al hecho de que los soldados de cuota, es decir, aquellos que se ahorraban ir a prestar el servicio militar mediante el pago de una cuota, también fueron llevados a África. Fue el caso, por ejemplo, del periodista Joaquim Ventalló. 7.- Carnaval. 8.- Se habían abandonado dos tanques por las dificultades del terreno, poco adecuado para su uso. Los enemigos los destruyeron. También mataron a los tripulantes en retirada justo después de abandonarlos. 9.- Lo identifica una barretina. 10- Los testamentos, como toda la documentación oficial, de origen público o privado, solo pueden ser escritos en español. En la viñeta, ambos personajes dialogan en castellano. 11.- Una sección destacada del semanario, enviada desde Madrid, se titula «En terres de l’ós» («En tierras del oso»). 12.- En estos años, tiene mucho éxito en el sector periodístico en el que cabe encuadrar a L’Estevet –es decir, la prensa satírica catalana– el humor del Papitu y afines que con chistes con doble sentido, señoritas en situaciones comprometidas, etc. utilizan con frecuencia el erotismo. Señalamos que L’Estevet nunca incluyó un solo chiste textual o gráfico de este tono «sicalíptico», palabra de moda de la época con la que se aludía al erotismo. 13.- El ritmo será de franca disminución. El tono de los chistes, escasos, que van publicándose continuará, sin embargo, siendo polémico y se mantendrá en la senda del humor lingüístico. Por ejemplo, el de Quelus, en el número 46 muestra el diálogo de dos soldados: «Pues mire, Gutiérrez, que si toman el Peñón, es un desastre peor que Anual». «¡Toma! ¡Pues mucho peor que Anual! ¡Un desastre semanal, Rodríguez!». «¡Cafral, chico, Cafral!». 14.- Nombres que toma prestados de Prudenci Betrana. Tienen una triste connotación dadas las penalidades que sufre la «masovera»… 15.- RAGUER, H.: «Campanyes nacionalistes» en Divendres de passió. Vida i mort…, ob. cit., p. 107. 16.- «L’Estevet perseguit per la llei de Jurisdiccions. Nostres amics davant del Consell de Guerra. Una jornada gloriosa per al fòrum català» en L’Estevet, 76 (15-VI-1923), p. 6. 17.- F. M. Masferrer de Vernís, secretario de la Unió Periòdica Catalana, defiende a Cardona i Martí; Lluís Jover i Nunell, exconsejero del Ayuntamiento de Barcelona, a Gols i Soler; en el centro de la página aparece la fotografía de Carrasco. En la página siguiente, en mitad de la parte superior, la fotografía de Oriol Anguera de Sojo, presidente de la Acadèmia de Jurisprudència i Legislació de Barcelona, abogado de Carrasco, y las fotografías, una a cada lado, de Gols y Cardona. L’Estevet, 76 (15-VI-1923), p. 6. 18.- Episodio que es explicado tanto por E. Jardí en su Història del Col·legi d’Advocats de Barcelona, como por A. Perucho, en su estudio Catalunya sota la dictadura, o por el propio H. Raguer en la biografía de Carrasco.

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JOSEP MARIA FIGUERES 19.- RUIZ VILAPLANA, A.: Doy fe… Un año de actuación en la España nacionalista, múltiples ediciones a cargo del Comissariat de Propaganda de la Generalitat de Catalunya, p. 89 y siguientes. 20.- El director de paja, según otras fuentes. 21.- El Consejo Superior de Justicia Militar es el equivalente al Tribunal Supremo en la jurisdicción civil. 22.- Soldevila hace referencia, obviamente, a La Publicitat, no al Diari de presó. 23.- ROIG I ROSICH, J. M.: «Processaments i confinament de periodistes» en La dictadura de Primo de Rivera. Un assaig de repressió cultural. Barcelona, Publicacións de l’Abadia de Montserrat, 1992, p. 465. 24.- Los grilletes eran, a pesar de que la guardia civil lo acompañaba de vigilancia, dolorosos, como lo remarca el propio Carrasco en su diario. 25.- «Arribada d’En Carrasco» en La Veu de Catalunya (17-III-1924). 26.- El alcalde del Ayuntamiento de Barcelona recibe la notificación, leemos en La Vanguardia, que su ex -regidor ha sido puesto en libertad.

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3 Lluís Companys. Periodismo crítico contra el autoritarismo1

Mantenemos la hipótesis de que Companys será considerado como líder popular más allá de su labor como abogado sindicalista y como concejal del consistorio barcelonés por su dedicación al periodismo de corte general y la política de la ciudad de Sabadell. Esta ciudad, como todas las capitales comarcales catalanas industriales, disponía de una base republicana potente y de un tejido comunicativo importante entre los que destacaban los periódicos conservadores, entre otros, como Revista de Sabadell, Diari de Sabadell y su comarca. Otros títulos no diarios serán las revistas portavoz de los mauristas –Renovación–, la de la Acadèmia Catòlica, el título que seguirá a L’AvenirPervindre, etc. El predominio cuantitativo –por número de cabeceras, redactores y de textos– será favorable al pensamiento conservador. Aunque la prensa local de Sabadell no dispone de un catálogo ni de un estudio de conjunto2, destacamos, por las vinculaciones que tiene con Companys, la revista Sabadell Federal. Esta publicación en sus diversas etapas3 mantendrá una posición favorable al republicanismo y el catalanismo de izquierdas. En su tercera etapa, de 1915 a 1917, aparece editada con cuatro páginas a tres columnas y como portavoz del Partit Republicà Federal, entidad que tiene como presidente a F. Aligué y a J. Puig Pujol como secretario. Entre otros figuran textos de periodistas conocidos de las izquierdas militantes –Marcel·lí Domingo, Àngel Samblancat, A. Rovira i Virgili ... – y autores locales como F. Moliner y J. Sallarés. Destacamos la serie de J. Salvat-Papasseit, de tanto interés como los textos aparecidos en Justicia Social de Reus. L’Avenir será el continuador moral de Sabadell Federal. Las cabeceras mencionadas polemizaban entre ellas, encontramos comentarios llenos de virulencia que ponen de manifiesto la lucha social polarizada del momento. Los diarios conservadores, Revista de Sabadell y Diari de Sabadell lo harán de vez en cuando con Sabadell Federal o con L’Avenir. El combate

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electoral necesita tribunas, y los dos diarios conservadores, ante un semanal o quincenal, representan una notable desproporción pero la influencia que tenía una ideología no venía determinada solo por la prensa ya que la vehiculación de las relaciones de comunicación en las capas populares se da en otros niveles además del estrictamente periodístico. En 1916 publica en La Publicidad (13-XI) el artículo «La política del máuser. El orden de abajo y el desorden que llega». Este artículo se reproduce en Sabadell Federal4 y constituye la primera referencia periodística que conocemos que relaciona a Companys y Sabadell. Un binomio del que, a pesar de su importancia, ninguno de sus biógrafos se ha ocupado detenidamente por concederle mayor importancia a sus actividades durante los años treinta, que han sido privilegiados. Solo se ha comentado el episodio del encarcelamiento en La Mola de Maó y la obtención del acta de diputado. Enric Jardí, muy brevemente, hace referencia a los vínculos de Companys con Sabadell. Las otras biografías de Poblet, Lladó, Rojas, Ossorio, etc. se fijan directamente en la etapa como diputado y, concretamente, en su dimensión más pública como pueda ser su relación con el conflicto de Marruecos y no en los aspectos, bastante ilustrativos por otra parte, específicos de Sabadell. L’Avenir es una revista avanzada, el subtítulo tiene claro el lema: «Setmanari d’esquerres» y Francesc Layret fue el director desde su nacimiento el 30 de octubre de 1920. El editorial inicial reivindica la necesidad de la cabecera en el hecho de que no hay ninguna que tenga un ideario claro: «Tenemos bien afianzada nuestra fe republicana, más arraigadas nuestras convicciones federalistas, más hondos nuestros amores a todas las causas justas. Militantes en la extrema izquierda del autonomismo republicano, tenemos que defender los generosos radicalismos que deben modificar esencialmente el estado político, social y religioso presente». Cierra el editorial el conocido eslogan del Diari Català del republicano y federalista por excelencia Valentí Almirall: «Avant sempre». La revista anuncia Layret como candidato del Partido Federal en las próximas elecciones y, lógicamente, el semanario hará campaña desde primeros de noviembre. Esta publicación será dirigida, tras el asesinato de Layret, nominalmente por Companys. Parece obvio que se aprovechaba de la cobertura de la inmunidad parlamentaria para esquivar posibles conflictos con la justicia, igual que hizo al ser diputado con el diario de Madrid Vida Nueva, la revista de Rubí La Lluita, etc. Hay dos detalles que debemos matizar para considerar a Companys no como un simple prestanombre o director de paja, sino como un político muy vinculado al periódico. El primero de esos detalles es de orden cronológico, Companys es nombrado director antes de conseguir el acta de diputado, poco después de la muerte de Layret quien era a la vez diputado y director del semanario. El segundo, y muy

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importante, que visto el periódico a fondo, encontramos multitud de referencias de todo tipo (artículos, cartas, notas, anuncios, etc.) que nos permiten concluir que no tenía solo una relación de simpatía sino que se implicaba directamente. Hay que pensar que la labor de director de un semanario político de pocas páginas, sin ilustraciones, formato folio a dos columnas, y una estructura muy fija (editorial, artículo, artículo de opinión y notas breves) implicaba una dosis de trabajo bastante baja. Simplemente se trataba de invitar a autores de la misma filiación. Por ejemplo, Companys invitará al también diputado Marcelino Domingo. Se recogerán textos de Madrid (el Diario de Sesiones, la prensa que aparece citada ABC, El Debate, La Época, etc.) a partir de los que, seguramente el mismo Companys, facilitaba información y, a menudo, las referencias específicas de la vida parlamentaria, lo que implicaba la existencia de un vínculo directo. Un redactor político elaboraba la revista pero Companys tenía carta blanca, y, seguramente, incluso la última palabra, así como la potestad de marcar las prioridades. La cantidad de textos escritos por Companys, muy superiores en número a los de la revista La Terra, (revista con cuerpo de redacción propio) que los duplican, evidencian claramente que L’Avenir era el periódico de Companys. Las divisiones entre el autonomismo regionalista y el republicanismo son profundas. Junto a una reseña publicada el 6 de noviembre de 1920 en la que se explica el mitin ofrecido por Layret en Santa Perpètua, leemos una nota elocuente: «Con motivo de la muerte del alcalde de Cork [a causa de una huelga de hambre contra la ocupación inglesa] los nacionalistas de Barcelona han celebrado varios actos de protesta contra el gobierno inglés. Alerta trabajadores, no sea que estos separatistas preparen una nueva alianza con las autoridades centrales para atropellar a la clase obrera. Acuérdate cómo acabó aquella célebre campaña del proyecto de autonomía». La ruptura entre el movimiento lerrouxista y catalanista es bastante nítida desde la aparición de la Liga. Se hará más difusa la participación del sector popular catalán, el posicionamiento de la Lliga a favor del orden en 1902 a raíz de la huelga general, y en otras ocasiones como en 1909, 1917, 1919, etc., y la separación del sector progresista en 1906, hará que se contemple a la Lliga como una fuerza reaccionaria y, por ende, al catalanismo. Los textos de L’Avenir en este sentido serán muy numerosos y explicarán el decantamiento de posiciones catalanistas populares hacia Companys en lugar del Bloc Nacionasería lista, como seria obvio. Digámoslo claro, en 1920 el catalanismo es contemplado por los sectores populares como una coartada de la derecha que aspira a mantener el orden social inmutable. La considerada «traición» con el Estatut integral (1918-1919) es la mayor evidencia de la colaboración ministerial habitual sostenida por Prat antes de su muerte en 1917 y por Cambó. De los nu-

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merosos textos del semanario de izquierdas a este respecto el siguiente conforma una muestra elocuente: «El ideal nacionalista ha sido una tapadera para medrar en política y prosperar en negocios sospechosos. La espiritualidad catalana ha sido sometida por la materialidad y el mercantilismo de la burguesía avariciosa y cruenta. Han hecho, con el nombre de nacionalista, un partido de extrema derecha, cruel, amigo de represiones, perseguidor de los obreros. Han combatido a los hombres por su ideal de izquierda y han apoyado a otros solo por el hecho de ser burgueses y conservadores. En Sabadell mismo, no podían negarse los ideales nacionalistas del gran Layret. Pero los que se dicen nacionalistas lo combatieron a sangre y fuego porque Layret era un hombre de extrema izquierda. El nombre de Cataluña ha sido utilizado como tapadera de ambiciones y de pasiones y de extremismos de sacristía»5.

En algunas ocasiones, las referencias son simplemente coyunturales, como la crítica a los honorarios de Cambó por el ejercicio de su actividad profesional6, en otras, los ataques serán muy duros, sobre todo cuando giren en torno a temas que deberían unir, cuando invitan a la Joventut Catalanista y al Centre de Dependents a una reunión preparatoria de la gran manifestación contra la guerra de Marruecos que se convoca para el 14 de enero de 1923 en la que se implicarán numerosas instituciones de carácter republicano, tradicionalista, federal, y entidades diversas como las publicaciones Vida Nueva y L’Avenir, sociedades corales como L’Emancipació o L’Americana, así como agricultores, sindicatos, etc. La nota que envían los invitados apuntará que no les interesa la guerra de Marruecos atareados como están en «conquistar la libertad de Cataluña»7. En respuesta a esta nota podemos leer el editorial terriblemente duro titulado «Imbecilitat catalanista»8: «Siempre hemos creído que el catalanismo, como todos los ideales que como este tienen una finalidad mezquina y egoísta no pueden hacer otra cosa que tonterías y por tanto servir de estorbo a toda iniciativa sería, progresiva o de justicia. (... ) Se han registrado bastantes casos similares en pocos días. En Barcelona (...) para constituir la Lliga de Defensa dels Drets de l’Home, no se pudo llegar a un acuerdo porque los catalanistas querían que esta asociación de carácter tan eminentemente humano fuera catalana. Así, en infinidad de casos se va acentuando la tendencia estúpidamente separatista, que como pueden ver los que de buena fe creen en la bondad del catalanismo, no fo-

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menta el separatismo entre el pueblo y el Estado sino entre un pueblo y otro pueblo haciendo nacer rivalidades entre los hombres por el hecho de haber nacido en un pueblo diferente. Este es el punto del que por mera fuerza de gravedad deben caerse todos los partidos nacionalistas que pretendan ser de izquierdas, y como consecuencia de esto entendemos que son esencialmente reaccionarios y estúpidamente embrutecedores de conciencias, hasta el punto que llegan a olvidar que en Annual murieron diez mil soldados, muchos de ellos catalanes, y que la sangría marroquí llena de angustia y de dolor a infinidad de familias catalanas. Si esto no os interesa es que os habéis vuelto unos imbéciles».

Un episodio tan extemporáneo para el movimiento obrero como la muerte heroica de un luchador irlandés es puesto en solfa como aviso de lo que puede volver a hacer la Lliga después de la dimensión explícita de ruptura con las aspiraciones populares en el Estatut integral, el pacto de Cambó con la monarquía, una vez más, después de los constantes rubricados por Prat de la Riba y la separación de facto entre laicismo y clericalismo, republicanismo y monarquía. Los republicanos federales sabadelleses avisan de los movimientos del catalanismo conservador (católico y monárquico). Cabe ver ambas opciones políticas enfrentadas no solo electoralmente, sino también con profundas divergencias en sus concepciones sociales y nacionales, además de sus relaciones con la Iglesia y en sus vinculaciones con la corona. Todo un cuadro de división que marcará una sociedad que será dual no en ideología y comportamiento político sino en el ocio, la cultura, el entretenimiento… Cuando L’Avenir satiriza jocosamente sobre los ingenuos «Pomells de Joventut» de Folch i Torres o cuando aparece un poema crítico contra algún otro aspecto de vinculación entre el catalanismo y el conservadurismo religioso o social se quiere mostrar de forma plástica esta separación. El día 30 de noviembre, Layret muere víctima de disparos. La frase atribuida a Arlegui, jefe de policía, al encontrarse en la puerta del Hospital Clínic con el periodista Paco Madrid9: «Todavía no ha muerto», explicita el odio que el poder político sentía por el líder popular. Layret era diputado por Sabadell y fue en el Centre Federal de Sabadell donde había dado a conocer su Manifiesto a los electores de la ciudad en el que exponía que «la autonomía de Cataluña no ha de ser una bandera que se empuñe o se rechace según las conveniencias políticas y partidistas» y hacía notar que también «la fuerza no ha resuelto nunca nada y ha sido siempre impotente para detener el cauce de las ideas». Todo un programa que exponía en los pueblos del Vallés Occidental10. En compañía de otros dirigentes, como el propio Companys, que forzosamente tenía

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que relacionarse con los dirigentes locales del Centre Federal y lógicamente, también implicarse en la nueva revista, L’Avenir, dada su experiencia periodística, especialmente la desarrollada entre 1916 y 1917 en La Publicidad y en La Lucha, entre otras publicaciones11. Una vez enterrado Layret12 en circunstancias trágicas L’Avenir propone a Companys, regidor por Barcelona en aquellos momentos encarcelado y deportado a Mahón, como candidato a sustituir a Layret. Companys acepta y una asamblea lo ratifica. Días después aparece en portada «Les esquerres de Sabadell en peu de guerra» (Las izquierdas de Sabadell en pie de guerra) y «Lluís Companys i Jover». Entonces será también director de la revista, pero no constará en la portada. Bajo la cabecera, en lugar de «Director: Francesc Layret», aparecerá «Fundador: Francesc Layret». Companys restará en un discreto segundo plano pero su vinculación con la revista será mucho más activa que el simple apoyo nominal como sí fue el caso del diario de izquierdas madrileño España Nueva, como ya hemos explicado13. Companys es candidato por las izquierdas de Sabadell y en la nota biográfica se comenta la noticia, desconocida, de que fue director de La Publicidad y en la portada del semanario, bajo el título «El nostre candidat» (Nuestro candidato) y una imagen de Companys joven, tiene treinta y siete años, se escribe14: «Viene a Sabadell con el luto por la muerte de Layret que fue para él su hermano mayor. Viene a recoger una herencia de sangre: viene a ocupar un lugar de riesgo. Es su destino. Layret, vivió solo por la lucha. Y por la lucha más noble y más santa: la Libertad de los pueblos y de los hombres».

Páginas después el manifiesto «Al poble de Sabadell», firmado por la Joventut Republicana Federal, insistía en los aspectos comunes entre Layret y Companys. Se convoca un mítin en el Teatro Cervantes, el día 17, las elecciones eran el 19 y se anuncia la presencia de Ernest Ventós, Ferran Duran i Cañameras, Josep Coll, Amadeu Aragay, Julià Clapera y Eugeni d’Ors. La Junta de la Joventut Republicana convoca reuniones de todos los simpatizantes y se organizan actos por toda la comarca. En Santa Perpètua, Ramon Companys, hermano del candidato, participa con Duran i Cañameras y Ernest Ventós; también hubo mítines en Cerdanyola, Palau… La efervescencia es notable. La colaboración de radicales de Lerroux con los federalistas republicanos no presentará fisuras públicas ni antes de las elecciones de diciembre de 1920 ni de las de abril de 1923 ni después, al menos, hasta el golpe de estado de septiembre de 1923. Las candidaturas de Folguera i Duran y de Turull, de la Lliga y la Unión Monárquica Nacional, monárquica, españolista y de derechas, son despachadas

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con pocos argumentos: «defensora de los ilícitos negocios de la burguesía» y «continuación de todas las injusticias de las que son víctimas los obreros»15. Ramon Companys participó también en la campaña. Se implica en la revista y aporta una carta que recibe de Lluís. Aparece publicada y se comenta su deportación y encarcelamiento en la fortaleza militar de La Mola, en Mahón. Se insiste, pues, en que se vota por una persona que es el heredero espiritual de Layret, un líder encarcelado, un pionero de la lucha porque sus escritos periodísticos son reivindicativos y conocidos. La carta es bien clara reflejando una posición de opresión. En el resto de la revista del 18 de diciembre se ha hecho un esfuerzo de mejora, la periodicidad semanal se ha alterado, hay frases y citas de Joaquin Costa, Marcel·lí Domingo, etc., en pro de la participación y estimulando la lucha.

Notas 1.- Publicado originalmente en FIGUERES, Josep M.: Lluís Companys, diputat per Sabadell. Periodismo, política i conflicto social (1920-1925). Rúbrica, El Prat de Ll., 2003. 2.- De las diversas monografías y materiales destacamos la serie de CASTELLS, A. sobre los diarios locales en catalán aparecida en el diario Avui y también en Arrahona (núms. 2, 3, 7, 8 y 9) de 1976, 1977, 1979 y 1980, respectivamente con el título «Quaranta-dos anys de diaris sabadellencs en català (1897-1938)», y la del periodista y coleccionista local PUIG PUJOL, Joan: 86 años de premsa local. Sabadell 1853-1938. Sabadell, Riutort, 1972. También los catálogos: La premsa i el llibre. Sabadell, Ateneu de Sabadell, 29-VI-1938, y 50 anys de premsa sabadellenca 1929-1979, Sabadell, Òmnium Cultural, 1979. 3.- La primera, de 1913, es dirigida por Secundí Puig de Franco que será detenido el mes siguiente del inicio de la revista, en octubre, y sufrirá un proceso por causa de su ideología. Destacamos de esta etapa los textos de G. Alomar y Màrius Aguilar, la serie en folletín de «Gorkiano» y la reproducción de textos de tribunas afines (El Poble Català) o conferencias de políticos afines como Marcelino Domingo. Tiene un interés especial el artículo de Francesc Layret: «Significación de la guerra», aparecido en el número 55 (26-IX-1914), en el que manifiesta las simpatías, tradicionales en el mundo de las izquierdas del momento, por Francia, símbolo de la libertad ante el militarismo y autoritarismo prusiano, y el inventario de Gisela Figueras del Arxiu Històric de Sabadell (2006). 4.- El 13-XI-1916 en L’Avenir, con el mismo título, el número 132 (18-XI-1916). La publicación de este texto la encontramos digna de mención. Quiere decir que los artículos que publica, pocos, el periodista y abogado de La Publicidad barcelonesa, tienen capacidad de influencia local y son reproducidos como señal de identificación. No es habitual este hecho, solo se produce en aquellos con los que se da una identificación ideológica, como, por ejemplo, con Gabriel Alomar... 5.- «Catalunya i la Lliga» en L’Avenir, 78 (1 -IV-1922) . 6.- «Com roben els caps de la Lliga. Els polítics de la Lliga» en L’Avenir, 78 (1 -IV-1922),

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JOSEP MARIA FIGUERES 7.- Posición afín a la de otras publicaciones catalanistas que también son muy críticas con la Lliga, como es el caso de L’Estevet de Carrasco i Formiguera, que mantiene una posición hostil hacia el conflicto marroquí hasta el punto de ser clasurada. 8.- «Imbecilitat catalanista» en L’Avenir, 118 (6-I-1923), 9.- Madrid en «Les vint-i-quatre hores darreres de Francesc Layret» en La Campana de Gràcia (30IX-1929) atribuye la frase a Martínez Anido mientras que FERRER, Joaquim en Layret (1880-1920) (Barcelona, Nova Terra, 1992) precisa que Martínez Anido nunca hizo acto de presencia en el hospital y que es una confusión del periodista. 10.- FERRER, Joaquim: ob. cit. Se ha reeditado en Catarroja, Afers, 1999. 11.- CADENA, Josep M., reputado especialista de la historia de la prensa catalana, hace una excelente aproximación al Companys periodista en el trabajo «El periodista combatiu: La Barricada y La Lucha» en la obra colectiva Lluís Companys. Trajectòria d’un President. Barcelona, L’Avenç, 1990, pero no cita La Terra ni L’Avenir o El Diluvio, aunque sí que comenta las otras revistas y diarios vinculados a Companys, desde La Publicidad a La Humanitat pasando por Última Hora. 12.- Además de la síntesis de Ferrer, disponemos de un álbum de recuerdo sobre el asesinato, del reportaje del periodista Francisco Madrid publicado en La Campana de Gràcia y el recuerdo de la autoridad delegada del Ayuntamiento de Barcelona, en aquellos momentos, Nicolau d’Olwer lo recuerda en su libro de recuerdos de amigos Caliu. 13.- «Companys, agitador social» dossier en el suplemente de Avui (8-XI-1998). 14.- L’Avenir, 8 (15-XII-1920). 15.- «A la lluita i a la victòria» en L’Avenir, 9 (18-XII-1920).

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4 Indaleci Castells, periodista del mundo local. De El Eco de Valls a La Crónica de Valls1

La fuerza del periodismo local y comarcal es muy notable en el conjunto del periodismo catalán. Es uno de los frutos del carácter catalán individualista que no se somete fácilmente a la simple recepción de lo que procede de la capital. El tejido de ciudades que poseen imprentas, ferrocarril, fábricas, etc., comporta que se disponga también de unos núcleos intelectuales y culturales que no se limitan a constituir un mercado receptor, a ser consumidores. Intervienen en el proceso creativo y sus empresas irradian cuando el contenido puede ser susceptible de interés, por ejemplo, la literatura en el caso de La Pàtria Catalana2, significada cabecera de los años ochenta. No acostumbra a suceder lo mismo con la información general de tono especial, sea en Valls o en Olot, sea en catalán o en castellano. El elevado número de publicaciones del periodo imposibilita que se las siga de forma regular, lo que, unido a la constante represión que la cultura (y el periodismo y la información) catalana han sufrido por parte de las autoridades españolas han hecho que incluso la literatura y la política fuesen desatendidas. ¡Cuántos poemas de Josep Carner o artículos de Lluís Companys publicados en revistas comarcales son todavía ignorados en revistas de Vilafranca del Penedès o del Vallès, donde sabemos que colaboraron! Ante los procesos de concentración industrial y empresarial, ante la reducción de cabeceras por criterios mercantilistas, la vocación, el ideal –de la idea, que era razón de ser de muchos idealistas– ha sido el motor de servicio y la razón de su trabajo y su ruina. No siempre la suerte –entiéndase el mercado– acompañaba los impulsos generosos o voluntariosos. El hecho de crear, pues, ha llevado a unos grandes servicios de comunicación como instrumento, con todo lo que ello implica respecto a la cohesión social, de fomento del civismo y, de paso, de consolidación de una lengua y una cultura que han tenido la mala fortuna de tener un estado que siempre, desde que se encontraron, ha ido más en su contra que a su favor.

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Los periodistas, los escritores locales, han tenido muy claros todos estos aspectos y más allá de la legítima opción política incluso con el fomento de la identidad locales contribuían al fomento del espíritu patrio desde la atalaya estrictamente local. Es un ejemplo Indaleci Castells, representante de partidos dinásticos y aún con simpatías y vinculaciones con el militarismo español, que no tenía precisamente en la catalanidad un punto fuerte. Si los hombres de La Pàtria Catalana de la década de los ochenta del siglo XIX (y, por lo tanto, contemporáneos de Castells), con versos y cuentos, con información y reflexión, apuntalaban el crecimiento moral y el identitario, objetivamente, la revista La Crónica facilitaba la progresión hacia un sentido profundo de la catalanidad moral al margen de las divisiones coyunturales. Quien tanto quería a la localidad de Valls y a su campo, tenía forzosamente que disponer de un notable sentido de la tierra. Todos los cronistas de la época glosan como primer factor el amor insobornable a la ciudad, la alegría de despertarse y, mirando hacia arriba, ver el Miramar, y abajo, el paisaje cotidiano: lo de siempre. Arrancamos, pues, destacando este hecho caluroso de su carácter más que las frías disecciones de prosa o de contenido, que ya llegarán. La prensa de Valls del siglo XIX ha sido estudiada, mientras queda por analizarse la del siglo siguiente. Revistas3 como L’Escut de Valls (1908-1912), nacida entorno al movimiento solidario de 1906; Pàtria (1907-1925), católica y catalanista; el valioso semanario La Veritat (1907-¿1916?), también católico, y L’Autonomista (nacida en 1906), son ejemplo de un largo etcétera. Joventut (1919) apareció en 1930 con una periodicidad de dos números a la semana (miércoles y sábado) y en 1931 redujo la frecuencia a los miércoles únicamente, mientras que los sábados servía a los suscriptores La Crónica, que pertenecía a la misma empresa y también era impresa por Castells4. La Crónica de Valls (1905-1935) se enmarca así en una ciudad con un volumen de impresiones notable, con un público lector destacado y con un impulso general que evidencia la vitalidad del sistema comunicativo. Torrent y Tasis nos hacen una ficha sintética: «La Crónica de Valls. Semario Comarcal5. 15 de julio de 1905. De cuatro páginas a cuatro columnas, formato 405 x 285 mm. Desde el año 1916, cuatro páginas a cinco columnas, formato 494 x 360 mm. Impreso por Castells, Raval Caputxins, 23, donde estuvo instalada la redacción hasta el año 1921, en que se instaló en Sant Antoni, 43. Precio de venta de dos pesetas y la suscripción trimestral. Era bilingüe y fue fundado por el periodista, poeta e impresor Indaleci Castells, quien además lo dirigió. Era una publicación independiente, contenía notas locales y comarcales, meteorológicas y religiosas, así como artículos

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de cultura, agricultura y literarios. Ha sido el periódico de más larga vida de Valls, en el cual han hecho sus primeras armas la mayoría de los escritores de la ciudad. En el año 1935 todavía se publicaba (último número visto: 1.562, del 8 de junio de 1935, año XXXI)».

Con más precisión, se nos informa que aparecen cuatro semanarios simultáneamente y huelga añadir que no es lo mismo un periódico financiado por un grupo ideológico, que acostumbra a tener una vida breve y apoyos financieros coyunturales externos –por ejemplo, relacionados con campañas electorales– que el periódico que es sacado adelante por instancias privadas, a pesar de que estén vinculadas ideológicamente, que no orgánicamente, a grupos que los mantienen. La presencia de la publicidad es un dato importante en la vida de un periódico, pero una monografía sobre el periódico debería estudiar también la vida económica, los lazos con los ministerios conservadores y conocer las cifras de venta; tal vez los archivos de impresión podrían ayudar. De todos modos, el análisis de contenido es muy importante para extraer datos sobre la vida del diario. «Empezó el siglo XX, concretamente en 1905, La Crónica de Valls, uno de los semanarios de más larga vida de los que se han editado en nuestra ciudad. La Crónica se publicó hasta julio de 1936, año en que desapareció a causa de la Guerra Civil, después de 31 años de existencia. De la misma manera, durante los años de la República, se incrementó notablemente la aparición de semanarios en Valls, marcados prácticamente todos por fuertes contenidos políticos: El Temps (1931-34), Acció Sindical (1936-38)6. […] Hay un paralelismo con la realidad de la prensa en Cataluña, con una oleada muy importante en las postrimerías del siglo XIX, y una segunda en los años de la República, incluso al final de la Guerra Civil. Durante este último periodo se estableció un sistema informativo local muy importante y se llegó incluso a la coexistencia de cuatro semanarios: La Crónica de Valls (1905-36), El Temps (1931-34), Joventut (1919-36) y Lluita (19311936)»7.

Antecedentes periodísticos Castells tenía una preocupación cultural conocida8 y una implicación con el periodismo desde su primer trabajo en Barcelona como corrector. Trabajó en el diario La Dinastía (1883-1904) y lo hizo en los primeros momentos, sola-

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mente, ya que colaboró en El Eco de Valls al regresar de Barcelona a Valls y dicho periódico nació en 1883, es decir, que estuvo poco tiempo como corrector. El dato es importante. Pudo haber trabajado en La Dinastía simplemente para obtener una retribución, pero el corrector tenía relaciones y, éstas, en un diario tan combativo, son interesantes de consignar. La Dinastía era un diario conservador, antirrepublicano y antianarquista. A raíz del triunfo de la Lliga, la muerte del dirigente Planas i Casals y la competencia de otros diarios desapareció en medio de una cierta indiferencia. El periódico era propiedad de Pere de Rosselló, prohombre del partido conservador, que era también su director. Colaboraron, naturalmente, los principales elementos del partido y los redactores saben perfectamente que a pesar de estar en un diario «Político, literario y mercantil» hay una persona que lo controla y lo dirige que tiene un partido que es el suyo. No hace falta decir nada más. El Eco de Valls. – Después de su estancia en Barcelona trabajando en La Dinastía y de una escapada a Madrid, Castells se implica en la prensa de su Valls natal. Regresa a la localidad, se vincula al ayuntamiento, dará clases en el colegio donde había estudiado, será diputado, concejal, alcalde…, y escribirá: comienza en El Eco de Valls, que funda en 1883 su tío Eusebi Oller9, de jefe de redacción en este periódico bisemanal que aparece prácticamente durante diez años. Pero donde más se implicó fue en La Actualidad, que, nacida en 1896, es una publicación de larga vida impresa también en la imprenta La Catalana o Castells10, y finalmente, en El Distrito hasta que llegase a La Crónica de Valls. Será director en 1887 y redactor único. Volvemos a Costas: «Indaleci Castells, de jefe de redacción de El Eco de Valls –es un decir– pasó pronto no solamente a director efectivo, sino que se convirtió en su único redactor, como lo fue más adelante de La Actualidad y La Crónica de Valls, periódicos fundados y redactados exclusivamente por él. Le sobraban facultades intelectuales para hacerlo. Era muy culto, escribía con facilidad y precisión en los conceptos, y estaba dotado de una memoria formidable que le proporcionaba en el acto el dato que fuese menester. Por estos motivos, y por ser muy trabajador, no necesitaba ninguna ayuda. Colaboraciones, tenía o las buscaba, pero redactores con responsabilidad, dentro del periódico, más bien le estorbaban. Él quería actuar sin trabas y a su manera, puesto que así le convenía para el juego político que desarrollaba, el cual respondía a una normativa muy personal y preconcebida. Cabe añadir que siendo entonces Indaleci Castells todavía muy joven –justo comenzaba con pleno compromiso el oficio

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periodístico– en El Eco de Valls hizo un aprendizaje del periodismo político local, con su estilo peculiar, lapidario, de las frases cortas pero precisas y que a veces escocían realmente y que después, en plena madurez, perfeccionaría de forma insuperable en otros dos periódicos ya citados, sobre todo en La Crónica de Valls que con clara competencia redactó solo –colaboradores eventuales a parte– durante veinticinco años y, de hecho, se ha convertido en su obra maestra por excelencia».

Esta publicación mantenía polémicas constantemente que se generaban tanto por el pensamiento conservador de su director como por la dinámica política local, agitada y envenenada por las tensiones personales y por la situación específica catalana tanto desde la óptica socioeconómica como politicoideológica. Castells era un polemista nato, valiente y sin pelos en la lengua, argumentaba, razonaba, explicaba y sentenciaba, y las causas que defendía podían estarle agradecidas. En El Eco, la dirección de Castells coincide con el cambio al formato grande y la ampliación del área de influencia hacia Montblanc. Un fragmento especial del programa, señalamos que expone el 14 de agosto de 1887 en un artículo que Costas atribuye a Castells: «[…] aún en medio del encono, de la contienda viva y animada, hemos respetado siempre, sin excepción, porque este era nuestro deber y deber sagrado, la intimidad de la vida, el hogar, los intereses privados, cuando se halla ajeno e independiente de la cosa pública. Y lo hemos respetado pese a las repetidas provocaciones, a los insultos que nos han dirigido, a las calumnias e infames invenciones, al intento de meter la cizaña en el son de nuestras familias y a la costumbre de contestar al epigrama, la frase picante, con la grosería cínica, burda, lanzada contra la honra privada, el crédito comercial o los intereses particulares».

El diario tiene éxito, justifican las mejoras por el apoyo del público, y al lado de los muy largos artículos de opinión, los comentarios genéricos habituales en toda la prensa de la Restauración, se incluyen las notas de combate con el epígrafe «mesa revuelta». La Actualidad. – Después de la breve incursión de El Distrito (1893), Castells se sumerge en el periódico de trepidante nombre. Publicado como diario en 1896, como afirma Joana Vives rectificando los otros estudios que yerran en este dato, será también trisemanal hasta 1897, bisemanal hasta el 1899 y

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semanal hasta 1901, año en que desaparece. No tiene la opción de pasar a decenal, quincenal o mensual. Castells es el fundador y será un periódico informativo gracias a su redactor único, a la vez que director y propietario. Además de los habituales artículos de carácter ensayístico, publica poemas –Verdaguer y Guimerà entre otros– y, en formato de folletín, biografías como las de P. A. Veciana, y sigue la actualidad creando opinión, como sucedió a raíz de la muerte de Víctor Balaguer con un número monográfico prácticamente dedicado al prócer y a Valls. Las campañas electorales como la de 1901, que en Barcelona significaron el triunfo del catalanismo político, en Valls serán el triunfo del conservadurismo sobre el lerrouxismo que agrupaba a todas las izquierdas republicanas. El periódico republicano El Porvenir era su portavoz y encarnaba el adversario a combatir. Una anécdota del periodismo del momento en la campaña de 1901: «El Porvenir equivocó impensadamente el nombre propio del candidato que defendía. Se llamaba Andreu y escribió Antonio, que ya es despistarse. La Actualidad […] escribe: ‘El Porvenir llama a su candidato Antonio Homs Moncusi. No es extraña su equivocación. No estaba acostumbrado a leer su nombre ni en su lista de suscriptores, ni en la de socios de su centro, ni en la del censo del partido, ni en la de votantes de su candidatura. Merece disculpa’»11.

La Actualidad, periódico conservador, es, como todos los otros, pieza insustituible para conocer la vida del momento, sea por los estudios que publica, como «Costums típicas de la ciutat de Valls», de Cosme Vidal i Rosich, o para las secciones dedicadas a la vida local junto a las generales, copiadas de secciones de telegramas y que informaban sobre lo que sucedía en Europa y en el mundo, como era habitual en estas publicaciones que se fijan en los sucesos y los acontecimientos de forma fragmentaria, descontextualizada, mientras que dan a la información local mucha opinión y también más amplitud en el tratamiento. El artículo que cita Costas en su trabajo –«Elecciones»– elabora, con comentarios generales –«Tenemos leyes y faltan costumbres», «Infiltrar el espíritu de las leyes en las costumbres»–, propuestas concretas: «Salvar la administración municipal», «La intervención de la política en el Ayuntamiento ha sido desde hace años de efectos desastrosos». La Crónica de Valls. – El periódico es una auténtica enciclopedia. La calidad de su promotor y redactor así como el hecho de durar tres décadas íntegras, lo hacen ser, efectivamente, un detallado recorrido para la vida de Valls en los aspectos que priorizan su atención. Conservador, católico y afín al régimen de

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la Restauración, la selección y la jerarquización de hechos la hace también desde la posición ideológica, bastante conocida, de su director. Disponemos de una buena ficha descriptiva del diario de la mano de Jordi París i Fortuny12 durante los años de la segunda República, pero convendría, más allá de la simple visión aproximativa y descriptiva, la siempre notable cata de Costas, que alguna mirada lenta se fijase en sus treinta años de vida. Seguro que la facilidad de consulta que le ofrece la edición digital nos aproximará al periódico en toda su magnitud. El cuarto de siglo que aparece bajo la dirección de Castells se puede definir con el término «vallenquisme». Los colaboradores de la publicación, de Carles Cardó a Carner pasando por Ferran Agulló o Fidel de Moragas, reúnen la intelectualidad local y catalana y tanto se puede encontrar una sección de tono pintoresco sobre los tipos curiosos de la galería popular (Marieta d’Alió o Joanet dels Mixonets) hasta artículos sobre filosofía y religión. Empapado de erudición –«Efemérides», «Papers vells», etc.– encontramos desde el ambiente en pro de la biblioteca popular de los años anteriores hasta la inauguración en 1917 como las informaciones y los reportajes sobre las Decenales. El acierto y la calidad de los trabajos hicieron que después de la muerte de Castells los artículos siguiesen. Efectivamente, las efemérides siguieron en 1930, hechas por el nuevo propietario, y se hacia constar la autoría. De los muchos apartados que podríamos mencionar, la sección religiosa era muy válida (la copiaban de Joventut). P. Altès i Serra indica13 que la conocía porque trabajaba, de joven, en la imprenta antes citada. Dice: «Pese a defender ideas religiosas y marcadamente derechistas, en un tiempo inclinadas hacia la CEDA, también se preocupaba por temas de la vida industrial, comarcal y agrícola de la localidad y de la comarca. La deformación profesional, si así se puede llamar, del responsable de la edición no se podía evitar que se plasmase en las páginas del periódico. La Crónica… era el semanario, de los cuatro que se editaban en Valls, que obtenía más anuncios. Corrientemente, salía con seis páginas a la calle, mientras que los otros tres solo se dejaban ver con cuatro. Rafael Castells, que conocí entonces, afortunadamente todavía se encuentra entre nosotros. Ha sido una persona que, desde su óptica, se ha preocupado por la ciudad. El ‘vallenquisme’ que emanaba del recuerdo de Indaleci, forzosamente había de trascender en el semanario. Era el más informado de todos. Por eso, al final, Tomàs Batet, que abonaba El Temps, tomaba, el mismo sábado, las páginas frescas de tinta de La Crónica…, y señalaba las noticias que quería que se reprodujesen en su semanario.

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La estampación se hacía, pues, con el mismo plomo en que se habían publicado primigeniamente»14.

La relación entre imprenta y redacción, entre los talleres gráficos de Eduard y la revista de Indaleci, configuran la revista como la más importante de la historia local. Escribe Cèsar Martinell15: «Tenía gran acierto en suscitar colaboraciones de especialistas que trataban con amenidad temas de interés. Podría hacerse una recopilación ejemplar sobre agricultura, arte, gramática, historia, costumbres, geografía, mercantiles, filosóficos, literarios, escritor por plumas, usualmente originarias de Valls, que eran leídos con avidez y tenían el don de despertar nuevas colaboraciones. El semanario se convirtió en una especie de tribuna, en el que autores conocidos o neófitos entablaban conversaciones de tonos elevados o debatían puntos interesantes. […] El periódico, al aparecer semanalmente en forma de diario efímero, no impresionaba editorialmente. Reunidos los treinta y dos años en veintiún volúmenes, muchos de ellos bianuales, producían un fuerte efecto por su contenido de vida y cultura de Valls; aun por los anuncios que nos recuerdan industrias, comercios, espectáculos y otros aspectos que entonces reclamaban la atención de los lectores».

Final En 1930, Indaleci Castells murió. Explica su hermano Eduard Castells Oller en el artículo16 en Valls documental que debía aparecer en el número extraordinario de la revista La Crónica de Valls en el año de su aniversario. Se desbarató esta iniciativa. Le sustituyó en la dirección de la publicación su sobrino Rafael Castells. Éste instaló el cuartel general en la Cámara de Comercio, de la cual era secretario, igual que el tío Indalecio. Altès dice que el número se cerraba el viernes y se tiraba el sábado. Si tuviésemos que describir a Indaleci Castells en tres palabras, hablaríamos de un periodismo de raza que quiso hacer carrera en su ciudad, a la cual sirvió constantemente. Tenía una personalidad, como hemos visto, de constante trabajo, de amor por la ciudad, una ciudad donde su conservadurismo le granjeó hostilidades. C. Martinell destaca cómo por la defensa y la pasión que ponía Castells en el partido conservador, se convirtió en un personaje polémico. No obstante, si algún día se localizase alguna colección de la republicana El Porvenir sería in-

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teresante constatar las polémicas escritas que tal vez se mantenían más allá de las discusiones en tertulias y centros, de las que no queda rastro.

Notas 1.- Publicado originalmente en Quaderns de Vilaniu, 48 (XI-2005). Institut d’Estudis Vallencs. 2.- Véase el facsímile La Pàtria Catalana, Valls, Institut d’Estudis Vallencs, 1988, Estudis Vallencs, XXII, en el que se incluye FIGUERES, Josep M.: ‘La Pàtria Catalana’ primera revista vallenca en català (1880-1881), p. 5-9, y COSTAS I JOVÉ, Francesc: ‘La Pàtria Catalana’, p. 13-66. 3.- Seguimos la obra: TORRENT, Joan y TASIS, Rafael: Història, II, 221 y ss. A pesar de sus limitaciones, es todavía una aportación insustituible. 4.- Íd, 223. 5.- Torrent y Tasis citan a BALLESTER I CASTELLÓ, Francesc: «La premsa a Valls», en Valls documental. Valls, 1931, p. 53. Cf. TORRENT y TASIS, Història, II, 225. Este artículo, no obstante, es solo una síntesis de datos de los diversos periódicos locales y califica a La Crónica como el periódico decano y reproduce su cabecera. No ofrece más información sobre el diario cuyo estudio nos ocupa. 6.- Hay un excelente artículo del profesor Antoni Gavaldà (Cultura, 445, octubre de 1985) que muestra en una monografía, de un título que no disponemos, para la revista que nos ocupa comentando su sentido e historia así como el triste final de sus fundadores, sus promotores fallecidos en el exilio, fusilados…, vencidos. 7.- DOMÈNECH, F., PARÍS, A., REQUENA, C. y SALVADÓ, R.: «Els mass media a la ciutat de Valls des de final del segle XIX a l’actualitat» en Panoràmica vallenca contemporània, XVII. Valls, Institut d’Estudis Vallencs, 1986. p. 127-148, ref. p. 131. 8.- MARTINELL, César: L’Indaleci Castells que vaig conèixer i la seva obra literària. Cita el artículo de La Crónica de Valls en el que su amigo de juventud, Francesc Ballester Castelló, hace el resumen vital, en los siempre dolorosos artículos necrológicos, que dice que nació en Valls (1864), que estudió en el Colegio Vallense y en la Universidad, en Barcelona, a donde se mudó su familia. Prosigue mencionando que asistió a tertulias en el café Pelayo con Guimerà, Oller y Rubió i Ors, que leía mucho, que iba al teatro… Ballester nos pinta el cuadro de un escritor de la época que en Barcelona sería un importante periodista ya que era corrector de pruebas del diario La Dinastía y ya estaba vinculado. 9.- Sobre la prensa del siglo XIX, véase la síntesis de VIVES, Joana: La premsa de Valls al segle XIX. Valls, Institut d’Estudis Vallencs, 1987. También la serie de artículos de COSTAS I JOVÉ. 10.- Para evaluar la importancia de esta imprenta es necesario decir que conservan la prensa que editaban. Una de mis primeras profundas impresiones bibliográficas de juventud fue cuando me invitaron a visitar una sala (que ha quedado fijada en mi memoria de manera imborrable) forrada de volúmenes encuadernados mientras que explicaban las cosas que habían hecho por Valls en un siglo. 11.- Trabajo de COSTAS que aparece en el monográfico sobre Castells, Quaderns de Vilaniu, 48 (XI-2005). Institut d’Estudis Vallencs. 12.- En el volumen La premsa a la província de Tarragona durant la Segona República 1931-1936. Diputació de Tarragona, 1996, p. 221-224.

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JOSEP MARIA FIGUERES 13.- ALTÈS I SERRA, Pere: «La premsa local en el meu record» en Quaderns de Vilaniu, 24 (1993), p. 65-77, ref. p. 68. 14.- ALTÈS, íd, 68. 15.- MARTINELL, op. cit., 36 y 46. 16.- Les arts gràfiques a Valls, 1931. Daba noticia de una fundición de tipo de letra, una actividad singular.

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5 Antoni Rovira i Virgili1

En el transcurso del curso de Historia del periodismo en la UAB, al llegar al siglo XX siempre indicamos a los alumnos la misma frase de introducción: Tenemos dos grandes escritores que tienen gran influencia en la sociedad de la primera mitad del siglo con sus artículos. Uno, Josep Pla, representa el pensamiento conservador, liberal, exponente de un sentimiento profundo de la catalanidad plácida y reposada. El otro es la manifestación más contundente de la voluntad de renovación, de mejora, de protesta, de cambio. Nos referimos a Antoni Rovira i Virgili. Si Pla encarna la visión descriptiva, estática, el segundo representa el sentido de cambio innato también en el alma dual catalana. Uno piensa, si siempre se ha hecho así no lo toquemos. El otro, rumia: ¿cómo lo podemos mejorar? Rovira es optimista, es un carácter que piensa incluso en el momento más duro en el éxito, el triunfo del ideal. Escribe en La Humanitat del 7 de octubre que de 1936, naturalmente siempre en catalán y traducimos como el resto de textos de esta obra: «Cataluña es mucho más que una multitud de gente y un conglomerado de tierras. Es un pueblo con personalidad y con conciencia. Lenguaje e historia y geografía y biología se han unido aquí para crear un espíritu colectivo con una voluntad. Y esto es la señal de la nación. Es la voluntad de la nación, y no ya el simple empuje de la multitud, la fuerza que ha situado Cataluña en el puesto de avanzada de las luchas peninsulares. Es la voluntad de la nación la que, ante una guerra que nos ha sido impuesta, mantiene tensos nuestros resortes anímicos y nos da coraje para combatir hasta la victoria. Los hombres pueden caer. Las tierras pueden ser invadidas. Las instituciones políticas pueden cambiar. Pero cuando vemos reunido nuestro pueblo y com-

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probamos que es un pueblo con unidad y con personalidad -es decir, una nación- comprendemos que es indestructible, y que su voluntad persistente lo llevará al triunfo definitivo.»

El artículo, «El pas de les banderes», aparece en momentos de complicaciones, todavía, de las tendencias políticas. Fue escrito a raíz de la manifestación conmemorativa del 6 de octubre, fecha de la que aún habría que revisar muchos tópicos y prejuicios cegados por el franquismo, el revisionismo y el catalanismo miedoso. Rovira no está por limitaciones y lo deja ir nítidamente. Celebra el aniversario saliendo a la calle. Explica la recepción en el puerto al recibir al carguero ruso Zirianin, «navío que viene de lejos...». Durante el conflicto mantiene una posición de proyección de la historia propia, en episodios bélicos «El corpus de Sangre», un artículo del 6 de junio del 1937 en el diario citado donde escribe diariamente y siempre con dimensión histórica: «Las preocupaciones y los dolores de la actual guerra no impiden a los catalanes de conmemorar las fechas culminantes de la propia historia. Los hechos de hoy serán hechos históricos mañana. Por encima de los tiempos y de los lugares existe la doble unidad cronológica y geográfica de la nación. La nación catalana es de ayer y de hoy y de mañana, porque es de siempre.» >>.

La historia como elemento de futuro, y de presente. Recuerda 1714 y manifiesta que no es la fidelidad, la lealtad hacia Carlos de Austria la única razón del esfuerzo, sino, literalmente: «el máximo valor a la doble libertad individual y colectiva1.» >>. La aportación de Rovira es muy relevante: abarca diversos ámbitos, la lengua catalana y su reivindicación, la historia en investigación y divulgación, el periodismo de opinión y de comentarios críticos, el análisis político del momento, la visión de las relaciones internacionales, el estudio político. Vamos a esbozar una panorámica de su figura fijándonos en el periodista y el historiador más que el político y el escritor a pesar de la limitación de no conocer a fondo su monumental obra: doce mil artículos y un centenar de libros como visualiza la reciente edición de su bibliografía editada el 2011 por la Diputación de Tarragona, su ciudad natal. Vamos por nuestro personaje. Domènec Guansé nos lo describe: «perfil socrático, cabellos negros, espesos, lustrosos, bien peinados. Detrás de los cristales gruesos de las gafas, una mirada ávida. En una de las pupilas, una nubecilla exigua, que quizá le enturbiaba parcialmente la vista. De ahí que, al caminar avanzara poco seguro, sin garbo, mirando al suelo. Vestía de negro, lazo al modo de

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Nicolau2, también negro, camisa blanca. Vestía así, como de ritual, en las solemnidades políticas. Impresionaba la manera de estrechar la mano, como si os quisiera retener y, a la vez, alentar, contagiando aquella pizca de febrícula que lo mantenía tenso. Era como si os dijera: “¡Adelante, adelante3!”». De Tarragona a la capital de Cataluña gracias al periodismo Rovira nace en 1882, primogénito de tres hermanos. Su padre, de Sarral, procedía de familia campesina, pone en marcha un comercio de carros y la madre tenía un espíritu dinámico y abrió la tienda. A pesar del dinamismo no había demasiados éxitos comerciales. Luchando contra las dificultades algún verano lo pasó en los bosques de Poblet y puede estudiar. Del padre heredó el afán re- pudo publicano que le caracterizó a lo largo de la vida y de la madre -que creía en Dios pero no en los curas-, el sentido racionalista. Lector de Pi y su diario El Nuevo Régimen entenderá el federalismo, el republicanismo, los valores de la sociedad igualitaria que hará suyos. Se inscribe socio de la Juventud Federal. Siempre recordará como a sus tiernos trece años entra en contacto con una entidad política, el Centro Federal de Tarragona, a los quince escribe los primeros versos y publica el primer artículo, que aparece sin firma. Entra entonces en la dinámica de lecturas del rico periodismo del momento, especialmente del semanario La Campana de Gràcia y del diario La Publicidad así como Lo Teatro Català. A los 17 años publica el primer artículo en catalán, en La Justicia, y en el portavoz de los federales patentiza el inicio de una carrera, que muy joven, ya desde Tarragona se prevé fecunda. En 1901 aparece el primer artículo en La Autonomía de Barcelona. Nace el periódico La Avanzada que dirigirá desde 1902, semanario republicano y federal y de su implicación en el mismo derivará una estancia en prisión por criticar la monarquía. Surge el escritor de pluma fácil y apasionada, a la vez que reflexiva y elaborada. Los primeros parlamentos públicos, ante la lápida de Pi y Margall que la ciudadanía Pi i Margall costea. El 1903 viaja a Madrid en representación de la Juventud Federal. Va a Barcelona a estudiar Derecho. Lee mucho, poetas como Maragall, escritores extranjeros como Ibsen, Hugo, Zola ... que le abren mundos nuevos. Las colecciones de Juventud, L’Avens y otros están al alcance. En 1904 estrena el drama Nueva vida en el Ateneo Tarraconense de la Clase Obrera. Entre poesía y teatro surge un escritor. No será exactamente esto. Lo explica él mismo en «Como fui periodista» en 1938 en el prólogo que redacta para la recopilación Quinze articles que gana el premio Almirall de periodismo. Se presentan veinte originales de periodistas como Lluís Capdevila, Jaume Passarell, Manuel Valldeperes y escritores como

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Ferran Soldevila o Anna Murià. Rovira gana y es finalista Soldevila. Escribe en el citado prólogo: «Desde entonces el periodismo fue mi vocación capital. Sentí también pronto la vocación política. Las dos vocaciones convergieron en el periodismo político. Al mismo tiempo sentía la vocación literaria. Todas las características de mi actividad de hombre se hacían ya vistosas en mi adolescencia. Sólo les hacía falta, para florecer, encontrar la ocasión propicia. (...) El Poble Català, semanario, abrió, a fines de 1905, un concurso para premiar, con 40 pesetas, las mejores notas periodísticas. Se decía que aquel periódico se convertiría pronto en diario. No era arriesgado suponer que el concurso tenía por objeto el descubrir posibles redactores. El último día del plazo, a la madrugada, escribí unas notas sobre los incidentes que se habían producido en Barcelona a la salida del “Banquete de la Victoria” organizado por la Liga Regionalista, y sobre la separación de Suecia y Noruega. Una nota de política catalana y otra de política internacional. Venían a ser como un programa de mi plena actuación de periodista. Gané el premio, y al cabo de medio año me senté a la mesa de redacción de El Poble Català, diario.»

En el periódico Rovira tiene libertad de acción y alta consideración. Será el redactor mejor pagado. Carles Soldevila dice que sobresale en reportajes y que aplica «inyecciones de bien dosificada literatura en la descripción de un acto político, de un encuentro patriótico, de una ceremonia cívica4». Se forja un estilo propio basado tanto en la lectura de los que serán clásicos políticos catalanes como Almirall o Prat como de los diarios franceses e italianos que sigue cuidadosamente. En enero de 1908 además de ser redactor de El Poble Català dirigirá el semanario radical Revolta. Setmanari Nacionalista Republicà. El primer número es denunciado y Rovira detenido. Pocos días después dicta una conferencia en el Ateneu Enciclopèdic Popular donde habla de nación oprimida, Cataluña, y nación opresora, España. Se le piden dos años de prisión. Habrá que añadirlo a las dos causas por el editorial del número 1 de La Revolta. A partir de este momento la vida periodística de Rovira irá unida a la del periodismo de los años veinte y treinta, tan intensos, escribiendo, dirigiendo, fundando revistas y aun periódicos como La Nau del 1927. Estará en todas las campañas del país, desde el famoso presupuesto de cultura del Ayuntamiento barcelonés en 1908 hasta la resistencia a los rebeldes a lo largo de toda la guerra civil defendiendo las fuerzas de izquierda republicanas que habían alcanzado

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el éxito electoral por la libertad y la autonomía de Cataluña y eran contestadas por las armas sublevadas. Hace campaña contra el embarque de tropas a Marruecos desde El Poble Català, y escribe en varias publicaciones. En 1909 se casa con María Comas, el mismo año muere su padre y publica el primer libro Episodis en la colección, importante, del diario, junto a nombres como Pous i Pagès o Folch i Torres. Textos creativos donde se muestra, vigorosa y robusta, una prosa que describe, del cabaret a la cárcel, toda una sociedad. Nace también la producción ensayística, junto a la literaria como Episodis. Será el trabajo La representació proporcional en el sufragi universal que edita el partido donde milita, la Unió Federal Nacionalista Republicana. El mismo 1910 aparece en El Poble Català el artículo donde reclama la cooficialidad de la lengua catalana siguiendo el ejemplo de Bélgica y dando apoyo a la proposición de M. Folguera i Duran en la Diputación de Barcelona. Contemplamos los ejes de su pensamiento: análisis de la realidad política con posicionamientos propios y con dosis abundante de exposición analítica y la defensa valiente y razonada de la identidad catalana en todos los ámbitos. Con el arranque de la Mancomunidad, Rovira propone el nombre de Generalitat, también publica sobre nacionalismo y obrerismo y sindicalismo en el diario donde ya se ha hecho un nombre e incluso, un seudónimo, “Wifred”, en L’Esquella de la Torratxa. En 1912 aparece una Revista de Catalunya, semanal, de efímera vida. El primer libro de historia será la Història dels moviments nacionalistes (1912-1914, reed. 2008). Trabajo muy importante como arranque de fecunda carrera. Será considerado como una obra sugestiva. Se ocupa del exterior a pesar de las claras implicaciones con el país. Pere Coromines lo saluda en el prólogo con simpatía, puesto que son colegas de partido y diario. Rovira firma como Rovira i Virgili. A los Episodis era A. Rovira, y ahora mantendrá los apellidos unidos para siempre. El trabajo será traducido al castellano y las palabras preliminares indican que quiere narrar y no teorizar, quiere explicar los casos del clamor nacionalista en Europa y que España escuche. Habla de Finlandia, Polonia, Lituania, Ucrania, Croacia, Serbia, Armenia, Irlanda, Eslovenia ... y lo cierra con el País Vasco y Cataluña. 22 espacios de Europa en conflicto, de Creta a Macedonia. El estudio le da un gran prestigio y recibirá los primeros homenajes, las tradicionales cenas de homenaje con adhesiones. Una la lee Andreu Nin y El Poble Català lo reseña con gozo. El toque de Rovira al finalizar marca un programa. «Brindo por la libertad, por la victoria, por la civilización de Cataluña». Sigue escribiendo sobre temas de política internacional y de lengua. Sus escritos sobre lengua son numerosos y ayudarían mucho de ser considerados para la historia social de la lengua catalana. Sorprende como no hayan atraído a nadie para hacer un volumen antológico específico como si lo han sido los de

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carácter patriótico como ha cuidado Carod Rovira, federalistas con Antoni Jutglar, obrerista y nacionalista con Jaume Sobrequés o Lluís Duran y de la guerra civil a cargo de Josep M. Roig5. En 1913 se ocupa, pues, de lengua y le aparece un Diccionari català-castella i castellà-català y también una ortografía con vocabulario. La filología sin embargo no será el punto central de su actividad intelectual. Se ocupa por motivaciones patrióticas. Destaca en el periodo de la preguerra mundial hasta la guerra civil una triple preocupación: la sensibilización nacional para la ciudadanía con un toque notable de actuaciones hacia el mundo infantil y juvenil, (el pedagogo); la voluntad de conocer e historiar el pasado del país, (el historiador) y los textos políticos y periodísticos sobre el presente (el periodista). Escribirá así, de todos estos ámbitos libros y artículos en un notabilísimo interés. El primero será la recopilación de artículos La qüestió de Catalunya de Pi y Pi i Margall Margall que traduce al catalán, y hace preceder de una biografía. La antología recoge también los dos artículos sobre Concierto Económico aparecidos en El Nuevo Régimen en 1899 y que Rovira había leído de joven, con otros sobre Cuba, la lengua, la federación... y que configuran su pensamiento, para siempre federal con importantes innovaciones como ha estudiado muy bien Jaume Sobrequés en un notable estudio de conjunto6 al que nos remitimos en relación al pensamiento de Rovira. El final del diario El Poble Català, será inevitable al ser debilitada la posición de izquierdas por el famoso Pacto de San Gervasio con el lerrouxismo y la dura competencia periodística de la coyuntura. Sólo en 1913 aparecen tres semanarios nuevos: Renaixement, El Gall y La Barricada, en los tres Rovira colabora. Se le pide que liquide el periódico. No acepta, y la ingrata labor la asumirá Claudi Ametlla. La voluntad de ganar el apoyo de la Liga, pactando con los críticos obreristas de Lerroux hacia el catalanismo hará estallar la crisis y la redacción abandona el periódico. Màrius Aguilar, Claudi Ametlla, Alexandre Plana, Prudenci Bertrana, Noguer i Cornet, etc. con Rovira al frente harán nacer La Bandera donde explican la situación. El catalanismo de izquierdas está en horas bajas. La Mancomunidad nacida en 1914 contempla la descomposición de la UFNR mientras Rovira funda y preside Izquierda Catalanista con su periódico La Nació. Publica también La nacionalizació de Catalunya que Antoni Jutglar reeditará en facsímil de la edición de la Sociedad Catalana de Ediciones. Rovira (1919) en las puertas, y también durante, el conflicto bélico de la primera guerra mundial mantendrá una posición muy nítida sobre la voluntad de posicionar Cataluña en el panorama internacional. Junto a su temática constante de trabajar para levantar el nivel nacional del país como lo demuestra la antología Debats sobre el catalanisme donde reúne (1915) escritos de El Poble Català en los que hace patente la incomprensión tanto de derechas como de

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izquierdas españolas hacia el catalanismo y como es de necesaria la independencia espiritual del país. En 1916 termina los estudios inacabados de derecho, podrá así formar parte del cuerpo jurídico de la Mancomunidad. También entrará en La Veu de Catalunya colaborando con artículos sobre política internacional. La Revista, prestigiosa tribuna, le publica El nacionalisme en 1916, reeditado en 1978 que se convierte en la presentación de su ideario político propio más allá de las recopilaciones de artículos que son, sin embargo, relevantes. El libro comienza con frase lapidaria: «Toda nacionalidad tiene derecho a fundar un Estado independiente o autónomo». De su participación en Iberia, la gran revista aliadofila barcelonesa, destacamos especialmente la argumentación de la libertad dado que la revista consiguió un gran impacto en la expansión de su ideario. Cerramos el año con la edición de Les valors ideals de la guerra publicado por la Societat Catalana d’Edicions en tres volúmenes donde glosa batallas, contrapone el espíritu latino al germánico y tributa homenaje a los catalanes voluntarios por Francia en momentos de exaltación nacional que irán in crescendo en la voluntad de autonomía y respeto hasta que la aspiración será frustrada por el golpe militar de Primo de Rivera que significará una sacudida de frenazo pero no cercenará ni debilitará las reivindicaciones. En el curso de la primera guerra mundial siguen desarrollándose los aspectos ideológicos que ya lo caracterizan y alcanzará éxito social, prestigio intelectual y reconocimiento. Es una prueba de ello la aparición en castellano de El nacionalisme català. Publica también Anuari dels catalans (1917) que será notable publicación y destacada avanzada de revista cultural miscelánica. Da a conocer Resum de història del catalanisme de tanta influencia y muy reeditado posteriormente. Este año publica Nacionalisme i federalisme en la Societat Catalana d’Edicions. En 1917, el año de la crisis, Rovira mantiene, como toda la década, una frenética actividad periodística: La Publicidad, La Veu de Catalunya, La Campana de Gràcia, La Revista, D’ Ací i d’Allà junto a la mencionada e importante Iberia. Y multitud de aportaciones en una plèyade de publicaciones. pléyade La actualidad política del año crítico 1917, con episodios tan relevantes como la asamblea de parlamentarios, la huelga general de agosto, la muerte de Prat ... marcará altibajos en las relaciones de los diversos elementos antagónicos del catalanismo político. Rovira escribe La crisi del règim sobre la coyuntura que le toca vivir y no duda en analizar hechos del momento y lo hace con osadía al afirmar, por ejemplo, que la huelga es provocada por el gobierno para detener el ascenso del catalanismo político. Cerrará el año un estudio relevante, Nacionalisme i federalisme, reeditado en 1982 por Isidre Molas en una colección de proyección: «Les millors (me-

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jores) obres de la literatura catalana». No lo será por su valor literario, a pesar de estar muy bien escrita, sino por la voluntad del director, el hermano del curador, Joaquim, de incluir los pensadores, unos pocos -Almirall, Prat, Torras i Bages, Ferrater Mora... y Rovira- una selecta representación. El trabajo hace avanzar el catalanismo, dice Isidre Molas y manifiesta los dos puntos centrales de los valores políticos del autor. Afirma Molas: «nacionalismo y federalismo son los dos temas que definen mejor la persona y la obra de este liberal y demócrata catalán que fue Antoni Rovira i Virgili.» >>. Aparece en dicho estudio la voluntad de renovar doctrinalmente el nacionalismo superando la polémica sobre Pi y Margall sin olvidar las reivindicaciones puntuales como la lengua en la escuela o la cuestión social. La configuración de una dimensión puntualitzadora conceptualmente de los grandes valores del momento: Estado, nación, organización política ... hará del trabajo otro de los puntos notables sobre el pensamiento de Rovira. La historia está presente para justificar, explicar, razonar, su pensamiento político. Lo manifiesta gráficamente Sobrequés cuando escribe: «El estudio de la historia fue el instrumento a través del cual Rovira i Virgili reflexionó sobre el hecho nacional. Es por este motivo que las referencias al pasado son tan numerosas en una buena parte de sus libros7.»

Este mismo historiador clasifica la obra de Rovira, muy extensa, en cuatro apartados: obras de carácter general y de síntesis en el que destaca la Història Nacional de Catalunya y el Resum d’història del catalanisme, (reed. 1983), con la popularización en el mundo infantil especialmente con la Història de Catalunya. Tria d’episodis (seis ediciones: 1921 a 1922 en La Mainada, 1933, 1978, 1981, 1983 y un facsímil de la primera en libro y sin fecha). Las biografías y obras sobre personajes históricos de los que sería un ejemplo Cambó (1929) o Almirall (1936), en tercer lugar episodios históricos catalanistas como el L’11 de setembre de 1714 (1934) y, finalmente, las obras históricas y políticas como Història de Rússia (1919) o Catalunya i la República (1931). Dictadura de Primo de Rivera Destaca como editorialista de La Publicitat (1922-1928), lo veremos después, con la creación de la Revista de Catalunya (1924), la más importante publicación intelectual del siglo XX y el diario La Nau, su más preciada prenda, su niña bonita. Políticamente participa en la fundación de Acció Catalana (1922) y de Acción Republicana (1928).

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En cuanto a trabajos históricos más allá de la labor divulgativa en prensa que no dejará nunca hasta convertirse en casi central en los años de exilio cuando no disponga de su biblioteca personal, -que tuvo que dejar y fue expoliada por los franquistas ganadores-, habría que citar la Història Nacional de Catalunya, gran obra que aparece de 1922 a 1934 y reeditada en facsímil en 1972 con estudio introductorio de Jaume Sobrequés. Citamos de este trabajo que se ocupa del mundo romano, visigótico, sarraceno y de la etapa condal. Naturalmente los avances y nuevas investigaciones la han superado. Cada generación debe tener una, o varias, historias redactadas por ella misma. Ferran Soldevila afirmó que representa un paso enorme desde las anteriores de Víctor Balaguer o Antoni de Bofarull de la que escribe en La Publicitat en noviembre de 1922 que le es «comparables por su extensión, pero incomparables en todos los demás aspectos de enseñanza, ecuanimidad, de exacta visión, de estilo diáfano». Soldevila ha definido con precisión el periodismo roviriano. Contundencia ideológica en coherencia con su pensamiento y una claridad expositiva relevante desde la voluntad del rigor. Quien acusaba Rovira de frívolo ideológicamente seguramente era por discrepancia ideológica, pocos historiadores se han preocupado tanto del detalle, la precisión, el rigor además, claro está, de su honestidad intelectual al margen de las coincidencias ideológicas tan complejas en una personalidad que se ocupaba al mismo tiempo del presente y del pasado y que destacaba como periodista político. Mencionamos también los trabajos Pau Claris (1922) y Guifré I (1926), Valentí Almirall (1936) que demuestran el interés que siente por las biografías, las semblanzas de las que tenemos unas excelentes muestras con Els polítics catalans y los estudios sobre Prat de la Riba y otros. En parte han sido reunidos, por Isidre Molas en 1968 en el libro del mismo título, en la colección popular Barcino. La aportación de Rovira, además de la dimensión històrica de la proyección histórica a través de los libros, alcanzará en el periodismo el cenit de su personalidad. Se inicia con La Avanzada y El Poble Català y tiene en La Publicitat y La Nau la expresión de la popularización más consistente. Efectivamente, la catalanización de La Publicidad por Acció Catalana hace que el mismo 9 de agosto de 1922 Rovira escriba artículos-editoriales. Define su posición en una célebre conferencia, editada varias veces: «Els camins de la llibertat de Catalunya» donde rechaza posiciones de subordinación y propone el estado catalán para alcanzar la federación desde el poder. Es una vibrante aportación que podría servir de título de otro de los volúmenes hipotéticos de Rovira: las conferencias, tan descuidadas y, como remarca, Artur Blade, importantes en su obra. En La Publicitat Rovira mostrará su pensamiento que se caracteriza por la profundidad, diafanidad y rigor.

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La maestría que ejerció en su época, escribe Josep M. Casasús8, llegó a toda su generación, y, citando Joan Fuster, remarca que fue caracterizado por una prosa clara y viva, al servicio del apostolado político dialéctico de un catalanismo de izquierdas y pragmático. Sus artículos, al igual que en Almirall, son el origen principal de su obra donde los reúne en libro sean los dedicados a personas, eventos, conceptos o vulgarización. Usa, indica Sobrequés, el periodismo como instrumento de su actividad de sensibilización, la investigación nutre su trabajo, lo vigoriza y le permite ser siempre nuevo y poco repetitivo, cuando determinados temas los trata a menudo, sea Prat, el 11 de septiembre o Claris, aporta en cada texto, siempre, un punto de vista nuevo, original, deslumbrante sin estorbar para la iluminación rutilante lo que hay que fijar la idea central sin variación. Esta posición didáctica de periodismo elaborado lo ha convertido, sin dudar, en el principal articulista de las izquierdas del siglo XX. Será así, en La Publicitat, y también en La Campana de Gràcia con los escritos de carácter obrerista que firma como “Fulmen” y la gran aportación en la Revista de Catalunya. Escribe en La Campana desde 1916 hasta el 1922 y a raíz del cambio idiomático surge su fuerza como periodista de referencia que de 1922 hasta 1928 lo mostrará con editoriales, artículos, notas, comentarios sobre Cataluña, España y el mundo con visión de modernidad y rigor en este semanario, uno de los más leídos en el momento. La aportación de Rovira además de la dimensión de la proyección histórica a través de los libros tendrá en el periodismo el puntal de su personalidad. Si se inicia con La Avanzada y El Poble Català se afianza en La Publicitat y La Nau con la expresión de la popularización más consistente. Aporta en cada texto, siempre, un punto de vista nuevo, original, deslumbrante sin estorbos para la iluminación rutilante. Lo que hay, cree, es que fijar la idea central sin variación ni vacilación. La Nau será otro de los diarios importantes, seguramente anímicamente el principal al ser fundador y director. Aparece en 1928 con imprenta propia y tendrá problemas económicos hasta la muerte en 1933. Tenemos una pequeña selección en el volumen 49 articles –reeditado en 1980- conjuntamente con otros de La Publicitat y La Humanitat aparecidos entre 1924 y 1938. Artículos de actualidad, como señala Domènec Guansé en el prólogo de Siluetes de catalans afirmando que es un estilo más auténticamente periodístico «cuando más de palpitante actualidad sea el tema que lo inspira». A pesar de las limitaciones de la censura flota siempre un pensamiento libre. En su nuevo diario excelirá en el artículo diario, el editorial, dejando, claro, el de La Publicitat ahora competencia con La Nau. Sin embargo el grueso de sus artículos son, en primer periodo o sea de la llegada a Barcelona hasta el fin de la guerra los de El Poble Català, La Campana de Gràcia

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y La Publicitat como ha antologado Jaume Sobrequés en Catalunya i Espanya donde elige los artículos periodísticos más representativos de las relaciones entre Cataluña y España y aparecen desde problemas puntuales cronológicamente a reflexiones generales escritas siempre con las constantes de Rovira: precisión en el detalle, importancia del tema central y diafanidad en el estilo. Hasta en el texto censurado hay el interés pleno del artículo como «La llengua és la sang (sangre) de l’esperit» que a pesar de seis fragmentos censurados la idea central, expuesta en el título, es defendida y expuesta muy bien. República En este periodo Rovira tendrá un protagonismo político bien conocido, diputado y otros cargos públicos que lo muestran querido y respetado más allá de la coyuntura partidista. Las caricaturas donde se le representa en El Be Negre lo muestran siempre, humorísticamente claro, con un punto, una pátina de estar por encima de la mayoría. Respondiendo la llamada de Macià se integra a ERC en 1932, año que será diputado y empieza su trayectoria política que culminará con la presidencia del Parlamento catalán en el exilio. Companys lo vincula a La Humanitat donde tendrá una extraordinaria presencia, hasta el exilio mantendrá la fidelidad a una cabecera que representa la culminación de un pensamiento: catalanismo y republicanismo con implicación popular y dimensión de éxito político. Se encuentra bien en este diario tras el fracaso financiero de La Nau. Del 1933 hasta el 1939 la presencia de Rovira en La Humanitat se convierte ante los ataques periodísticos, duros, constantes, de la prensa de Madrid, de El Imparcial al ABC pasando por, todos, todos los periódicos informativos. Rovira aporta lucidez, razón, orden. Y no convence a los adversarios centralistas que no podían ver la aspiración catalana a pesar de ser democrática, pero ratifica y hace crecer la opinión de sus conciudadanos catalanes de los que afianza la posición de defensa llena de arrojo del Estatuto, la República y la Generalitat en unos artículos memorables que han sido editados en selección, por la Generalitat actual, en 1999 y 2006 en sendos cuadernos de homenaje a cargo de Teresa Rovira y Lluís Duran el primero y de Xavier Ferré el segundo. Rovira trabaja en la oficina de Prensa de la Generalitat, donde vuelve tras el lapsus de la dictadura que la suspende. En La Humanitat Rovira tiene, como en los demás periódicos donde colabora, la palabra justa, precisa, la palabra que crea opinión y que fija posiciones. De entre los estudios que publica queremos destacar por su valor pedagógico y social Els sistemes electorals que aparece en 1932 y que empieza diciendo:

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«En el régimen democrático debe prevalecer la voluntad del más, debe gobernar la mayoría (...) Es posible que, en casos concretos, la mayoría no tenga razón, pero es exagerado decir, como decía Ibsen, que no la tiene nunca.»

Aquí hay, pues, la expresión de la claridad cuajada de referencias que hacen ameno el texto. Este es el Rovira que ante la democracia además de contribuir lo cuenta. Una faceta más que añadir a la de historiador y periodista en la que nos fijamos y el escritor y político sobre el que pasamos muy por encima. El pedagogo. Guerra civil Al estallar el conflicto está en Barcelona y en La Humanitat publica «La gue-

>> rra que han provocado«, era el 24 de julio de 1936 y ya intuye el conflicto y le

da nombre, título apropiado, a la recopilación de Josep M. Roig i Rosich en su antología donde lo recupera y prologa convirtiendo la obra en un referente imprescindible para conocer la guerra en Cataluña. Rovira se implica profundamente. Participa en el Comissariat de Propaganda en todo lo que le pide Jaume Miravitlles, conferencias por radio, parlamentos, artículos, y hay que señalar su trabajo fijándose en los hechos bélicos, las batallas, guerras y espíritu belicoso en diversas tribunas donde sobresale tanto en la exposición del ayer como en el comentario punzante del presente. Artículos suyos son reproducidos en los diarios comarcales de ERC como, por ejemplo, en L’Autonomista de Gerona. Son otra muestra de la calidad e interés con que son seguidos. Asimismo un Rovira valiente. En «Respecteu la casa» del 8 de agosto escribe: «La casa catalana es inviolable, y el seguro refugio de los catalanes». Es un extraordinario alegato para poder leer entrelineas, va dirigido a los que mandan en la calle y matan a quien quieren. Ingleses y norteamericanos saben muy bien que donde termina la calle y empieza la casa tiene que haber la seguridad de la chimenea hogareña. Solidaridad Obrera, dice Bladé, lo amenaza como a otros catalanistas que tuvieron que exiliarse: Carrasco, Ventalló o Tísner. Nunca dirá un no a los medios, al Comissariat de Propaganda y todos los episodios del conflicto en los que se fija -de vida cotidiana a hechos bélicos, de conflictos sociales a políticos ...- son tratados con rigor e interés, con actualidad, sean de alegría o de duelo como la llegada del presidente Aguirre, líder de los vascos, entonces refugiado en Cataluña. Incluso en la guerra su prestigio sube más, así a raíz de la aparición del volumen

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séptimo de su monumental Història Nacional de Catalunya, del premio Almirall y de la dimensión pública que alcanza se le considera un referente. Rovira se ha situado como imagen del catalanismo a pesar de la tragedia del momento. Multiplica los artículos, infatigable trabajador, se prodigará en multitud de tribunas, como siempre ha hecho a lo largo de la vida. Tanto es así que podemos manifestar que es rara la cabecera donde el nombre de Rovira i Virgili no aparezca, sea como colaborador propio o indirecto. Manuel Valldeperes a Moments a raíz del premio Almirall publica «A. Rovira i Virgili. Un periodista auténtico.» y afirma: «La tarea es ardua, ardua, pero Rovira i Virgili triunfa a base de tenacidad». Como periodista el eje alrededor del cual se mueve es Cataluña. Como historiador ha sido igualmente Cataluña su preocupación y a reconstruir la historia patria ha dedicado todos sus esfuerzos. Como político, ha sido el reconstructor del alma catalana, a través de conferencias, discursos en radio y mítines o conferencias y artículos en periódicos y libros. Hacemos mención de la serie publicada en una notable revista, la decenal Catalans! El magazine popular. Destaca especialmente la serie de seis artículos «La guerra de los Segadors» que empiezan en octubre y se detienen, forzosamente, en enero de 1939. Si estos artículos son a menudo de política internacional, en La Humanitat se ocupará de la guerra en Cataluña, en otras publicaciones como Moments se fijará en el sitio de Barcelona de 1714 o en Meridià del bombardeo de Barcelona también de 1714. En 1938 viaja a la URSS, es la expresión de conjunción del periodista y el escritor. A lo largo del 1938, 1939 y 1940 recordó el viaje con artículos en La Humanitat, Meridià y Revista de Catalunya. Se reúnen en libro en 1968 reúnen en un en la desaparecida colección Antología Catalana y fueron reimpresos casi veinte años después en 1985. Vicepresidente del Parlamento de Cataluña no rehuye responsabilidades y las asume perdiéndolo todo, yendo en un exilio a donde morirá. Exilio Rovira marcha al exilio a los 56 años y abandona las dos ciudades que ama Tarragona y Barcelona, como tantos otros compatriotas. Le acompaña la familia, esposa y dos hijos. Morirá diez años después en el exilio. La profunda ruptura que provoca la pérdida de la guerra en las trayectorias personales será notable y en el caso de Rovira representa un punto y aparte. Pero continuará fiel a sus principios sin caer en el pesimismo y lo primero que hará será narrar, como periodista atento e historiador preciso lo que ha visto. La retirada. El ca-

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mino del exilio es narrado extraordinariamente a Els darrers (últimos) dias de dies la Catalunya republicana. Memòries de l’èxode català. Nos dice en las palabras preliminares de lo que será la más elocuente narración del episodio del 22 de enero a 5 de febrero del trágico 1939: «Escribo a las pocas semanas de los hechos, los cuales quedan vivos en la memoria y al mismo tiempo aparecen fijados y matizados según la perspectiva del tiempo. Así he podido narrarlos con fiel y serena precisión. (...) El orgullo de ser catalán culmina, para un escritor, en el orgullo de escribir en catalán. Escribiendo mi primer libro de exilio, veo en el alineamiento de las palabras catalanas la prueba de que han fracasado los locos opresores de Cataluña. No reducirán al silencio nuestra lengua nacional. No la van a sacar de la pluma de los escritores, ni de los labios del pueblo. Un libro catalán que se publica en el extranjero mientras los libros catalanes son perseguidos y destruidos en nuestra patria, significa que la guerra no ha terminado, que continúa, que no parará hasta que Cataluña no recobre toda su libertad nacional: la del régimen político, la de la lengua y la del espíritu. Nuestra esperanza es invencible. Cataluña y los catalanes merecen tiempos mejores. Estos tiempos vendrán. Hemos visto el éxodo; veremos el regreso. Y yo, que he vivido y descrito los últimos días de la caída, quisiera vivir y describir los primeros días de la recuperación.» >>.

Efectivamente, en marzo de 1939 lo redacta y su primer libro de exilio, acabado de corregir y con prólogo en julio de 1939 es enviado a Buenos Aires donde las ediciones de la Revista de Catalunya lo publican el 15 de agosto de 1940 en un lapso de incertidumbre por el autor que no sabe si el editor ha recibido el original. Más duro: no llegará a ver el libro hasta cinco años después de la edición como pone de manifiesto en una entrevista en Germanor. No tenía copia de la obra. La editorial, pequeña y sin recursos, cerró. No pudo, y lo necesitaba, obtener ninguna retribución, fuera del honor de la dignidad patriótica. En una carta afirma: «Puede creer que mi verdadero interés era poder tener algún ejemplar del libro más que percibir la retribución.» El trabajo es una crónica, fría aparentemente, que rezuma un nervio interior aunque el léxico se contiene de adjetivaciones, es como un observador frío. Se narra con crudeza sin caer en la morbosidad. Aparecen alusiones al ayer como los «Frentes perezosos» que de Madrid hablaban sobre una Cataluña que parecía ralentizada cuando en realidad estaba exánime y también al futuro como el «Juramento del exiliado» donde afirma: «Ahora que Cataluña ha caído, rota, aplastada, vencida por la fuerza,

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ahora que quieren borrar su nombre de la geografía, su idioma de la literatura, su amor de los corazones, ahora que Cataluña parece que se deshaga: y desaparezca en el hoyo negro de la persecución y del odio, ahora que cientos de miles de catalanes tienen que salir de la patria invadida por los viejos enemigos y por enemigos nuevos, ahora que es una hora de dolor y de amargura, mi pensamiento nacional se afirma con más vigor. En medio del presente desolado y trágico, pongo mi esperanza en los días que vendrán, en el derecho que triunfará, en las libertades que se restablecerán, en la lengua que persistirá. No me desanima, no renuncio, no deserto. Y sueño con la más grande Cataluña, la más grande por el territorio, la más grande por la libertad, la más grande por la civilización. (...) Trabajar en todo lo que yo pueda, para que resurja -más sólida, más próspera y más noble aún que antes- la patria caída. Este es, mientras el tren en marcha me aleja de Perpiñán, mi juramento de catalán nacional. Que todos los catalanes exiliados hagan y cumplan el mismo juramento, vendrá el día que podrá levantar sobre la recobrada tierra de Cataluña nuestras voces, nuestra bandera, y nuestro ideal.». >>.

Este libro tuvo una historia, como vemos, azarosa, muestra las dificultades de mantener una llama en exilio duro mientras en el interior las calumnias e injurias se lanzaban sin posible réplica. Y ahora habrá dos Cataluñas, la del interior y la del exterior, la primera con la identidad proscrita. Así Solidaridad Nacional, el diario totalitario de Barcelona escribía y le reconocía su mérito al decir: Falseando «falseando la historia, desfigurando y adulterando las grandes aunque, en ocasiones dolorosas, verdades históricas, contribuyó, como nadie, a intensificar ese abominable separatismo que es antiespañolismo y antimilitarismo».

Le reconocía el mérito. En octubre de 1939 al aparecer estas líneas de Argentina catalanes exiliados se afanaban para editar el libro. Lo escribe en Rieumes y lo enviará a la Agrupació d’Ajuda a la Cultura Catalana cuando estará instalado en Montpellier. La segunda edición fue también testigo de la «ejemplar» transición de la dictadura a la democracia, con tantas y tantas claudicaciones y limitaciones por parte de la izquierda que no podía hacer otra cosa bajo el temor del sable. Ni la historia se salvó. El libro de Rovira simplemente fue secuestrado a pesar de haber sido editado legalmente. En abril de 1976, pocos meses después de la

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muerte de Franco, el Juzgado de Orden Público de Madrid ordena la prohibición del texto que no puede ser comercializado ni conservado. La censura era muy viva. Unos pocos ejemplares se salvaron y la restitución moral del libro no llega hasta 1989 cuando el diario Avui y la editorial Curial, que había publicado trece años antes el libro, lo reeditan en tercera edición como suplemento del diario en dos volúmenes de pequeño formato. La cuarta edición aparece en noviembre de 1999, con todos los honores: tapa dura, buen papel y un epílogo que glosa muy bien la obra por Xavier Ferré siendo de lectura obligada universitaria de periodismo. En los diez años de exilio desde febrero de 1939 hasta la muerte en 1949 la producción historiográfica de Rovira es escasa. La periodística más alta. Su vida durísima, más que dificultosa, muy triste por las dificultades materiales. Teresa, su hija, que compartió momentos dulces como ser reina de los Juegos Florales de 1946 en el que el discurso presidencial es de su padre, la boda con Felipe Calvet, ver como su padre será abuelo, llegó a pronunciar unas tristes palabras: «éramos tan pobres que teníamos la puerta de casa sin cerradura». Nada les podían robar de tan poco como poseían. Mantenía la fe y la ilusión en el trabajo de historiador, la voluntad en la escritura por ejemplo de versos y el periodismo como forma habitual de expresión, salía, a la vejez, la vocación de aquel niño que escribió durante un mes un periódico cada día de ejemplar único de tirada y con todas las secciones, de la editorial de la primera página a los telegramas de la última, como proclamaba orgulloso. En el exilio residió en los primeros días, en llegar, en Perpiñán, y luego a Toulouse tanto en un humilde hotel como en la Residencia de intelectuales catalanes y, a finales de febrero o en marzo en Rieumes hasta que regresó a Toulouse después de unos días en Montpellier. Su ciudad será Montpellier donde se empieza a encontrar bien, con el apoyo de la Generalitat, y podrá permanecer en una casita, compartida. Las mañanas iba a una de las dos grandes bibliotecas, la universitaria y la municipal, al mediodía un paseo y por la tarde en casa, leer y escribir, en medio de la frugalidad, austeridad, frío y pocos gastos. Colabora en revistas editadas en Francia como El Poble Català de París, Per Catalunya de Niza; en América como Catalunya de Buenos Aires, La Nostra Revista de México o Germanor de Santiago de Chile, o la itinerante Revista de Catalunya en la que tenía un papel central dado que formaba parte del consejo de redacción. En 1941, la amenaza de los nazis en toda Francia es patente, los franceses piensan que los exiliados tendrán menos recursos y por tanto no podrán pagar alquileres. Artur Bladé i Desumvila en su biografía, indica que debe irse de la casa y tiene que alquilar un piso más reducido. Serán años muy, muy difíciles. Ferran Soldevila lo recoge en su diario, el 6 de noviembre de 1942 es-

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cribe: «Letra de Rovira i Virgili ayer. En Montpellier -cita- “los abastecimientos son cada vez más caros y más escasos, y cuesta mucho de confeccionar comidas pasables con la parquedad que se recoge de los mercados y épiceries9.”». ">>. Será considerado un símbolo de presidente y ejerce labores de representacion. Dos ejemplos. Se le invita a ser el redactor en junio de 1939 de la carta de agradecimiento a Marius Jouveau por su labor en pro del hecho catalán y su gente. La Navidad de 1944 el Casal de Montpellier conmemora la muerte de Macià y Rovira hace un parlamento conmemorativo. Mirarse La Humanitat del exilio y las otras publicaciones es encontrarse con un gran referente, de altura moral internacional, Pau Casals, y una voz lúcida de la catalanidad que es Rovira. No arrinconará la actividad política, la podemos ver en su epistolario, en espléndida edición de Maria Capdevila y el 1945 es el momento más álgido cuantitativo y patentiza las esperanzas en un cambio. La política, la actividad de relación con exiliados le es vital para situar a Cataluña en el presente y le toma mucho tiempo. Trabaja en una Història de les antigues institucions de Catalunya que le encarga la Fundació Ramon Llull que se había de publicar en francés. Se sumaba al otro encargo, un Resumen d’Història de Catalunya. Estos originales desaparecen en medio del caos de la caída de París. Siempre fiel a su juramento. Mirarse el epistolario y la prensa de exilio es reflejar esta constancia. Así escribirá los editoriales de La Humanitat desde agosto de 1944 en París y Montpellier; Foc Nou y Canigó de Tolosa; Ibèria de París; Quaderns d’Estudis Polítics, Econòmics i Socials de Perpiñán... que en enero de 1945 comienzan impulsados por Claudi Ametlla -amigo de Sarral desde inicios de siglo-. Publica también La Nostra Revista de México donde aparece «El paisatge de Catalunya», suponemos que procedente del libro la descripción de Cataluña, que preparaba. De Chile Germanor. Eran sus amigos Avel·lí Artís y Domènec Guansé respectivamente. Sus artículos son, pese a la precariedad de tribunas catalanas, abundantes. Presidirá el consejo Asesor de la Generalitat con Pompeu Fabra, Nicolau d’Olwer ... y también será consejero, con el gobierno Irla de septiembre. La actividad política de Rovira, con muchos documentos en su archivo personal, nos ayudaría a conocer mejor los densos, complejos y angustiosos años del exilio por la relevancia que tiene su protagonismo. El exilio de Rovira se puede fijar en dos partes, la primera de 1939 a 1946 con silencios forzados y dureza ambiental por la ocupación nazi y las condiciones de vida y una segunda, con la libertad pero con la tristeza por la muerte de la esposa y por contemplar como la victoria aliada no lleva la libertad de la España ocupada y la Cataluña oprimida. Finalizado el conflicto

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el año siguiente muere su esposa. Resta como un navío desarborado. Su vida recordaba al diario La Nau al final casi sin norte con el país en proceso de disolución. En 1946 su hija se casa con el historiador Felip Calvet y traslada su residencia a Perpiñán y sigue tanto en actividad pública como voz respetada, es el orador, de los Juegos Florales de Montpellier o representa a Irla, de quien es asesor fiel y constante, en el homenaje a Pau Casals. Él mismo narra este momento: «El otoño de 1946 me trasladé a Perpiñán. Mi mesa de trabajo toca a un balcón lleno de sol que me deja ver a lo lejos, por entre dos tejados, un trozo de las Alberes. Aquí he compuesto una parte de los poemas de La collita tardana, una cincuentena de otros poemas destinados a formar un nuevo volumen, el Estat Català, estudio de derecho público, que obtuvo el Premio Joan Lluhí de los Juegos Florales de Londres, y Les meravelles de la meva infància. El trabajo en el que dedico ahora la mayor parte de las horas es el estudio de la Renaixença catalana, de los cuales son extraídos los artículos que bajo el título general de «La Catalunya contemporània» publica Germanor mensualmente10.» >>.

En 1947 aparece en México La collita tardana, recopilación de versos que le editó Artís y en la Revista de Catalunya un estudio sobre Almirall y la réplica al libro de Joseph Calmette La formation de la unité espagnole puntualizando que los Reyes Católicos no hicieron esta unidad porque sencillamente ésta no existió. En una frase: no existió porque solo fue una unión dinástica. Sus artículos de exilio son un friso notable sobre la coyuntura de un mundo nuevo que se abre, así en «Problemas catalanes d’ara» aparecido en el número 104 de la Revista de Catalunya (1947) expone las dificultades y dice que no hay que rendirse al pesimismo, Irla había disuelto el gobierno y los aliados no dan «la voz a la voluntad del pueblo español». Rovira apunta que en otros momentos había que ser pesimistas y desmoralizarse pero que Cataluña sobrevivió. «Si los pesimistas de ayer se equivocaron los de hoy se erraran también... Volverá a chispear, pequeña y brillante, >>. nuestra estrella11.» Es un año intenso de actividad, en una carta a Josep M. Lladó le dice: «Querido amigo Lladó: He tardado en contestar tu letra de últimos del pasado enero, la carta va fechada del 27 de marzo, porque

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me encuentro nuevamente concentrado en múltiples trabajos históricos y literarios que me toman el tiempo con una especie de tiranía y al mismo tiempo agradable exigencia. ¿Cómo diablos puede haber gente que se aburra, ni en el exilio ni en ninguna parte?» .

En 1948, además de colaboraciones en revistas citadas, y nuevas como Tramontane de Perpiñán, ultima Le Cardinal Richelieu, ami de la Catalogne, que él mismo traduce al francés y envía a Ferran Canyameres que le había encontrado un editor. En los Juegos Florales de París en noviembre gana un primer extraordinario con «La batalla de Muret» mientras el artículo «La reconciliació dels catalans» también le es premiado. El ensayo de Muret es todavía inédito como otros textos que convendría revisar y recuperar. Al año siguiente hace colaboraciones periodísticas en francés en Les Temps Moderns sobre las nacionalidades en el estado español, y una síntesis de la historia catalana que le pide la delegación en México de ERC. También escribe Les corrents ideològiques de la Renaixença catalana que será editado el 1966 en la colección popular Barcino y donde expone de Aribau a Ors los rasgos más relevantes de lo que clasifica como periodo romántico, positivista, neorromántico y clásico donde también vuelve a comparar Cataluña con una nave -Los vientos contra el navío- y tanto por causas internas -el cansancio y la desilusión nostrada- como externas guerras, crisis...Muere en medio del duelo catalán en el exilio y del silencio forzado en Cataluña que como máximo la agencia Efe, dice Felip Calvet da la información seca: «Ha muerto en Perpiñán el separatista rojo Rovira y Virgili». Sin embargo no la hemos encontrado en La Vanguardia como afirma que apareció. Sin voluntad de fijar definitivamente la obra de Rovira en el exilio por su dificultad, cambios de título, refundición de obras con otros títulos, pérdida de originales... la producción de los diez años es significativa. Encontramos dos libros de gran interés: Els darrers dies de la Catalunya republicana y La collita tardana. En México se le reedita Teatre de la natura y El primer problema català en Buenos Aires respectivamente. Se conservan algunos originales en francés como: Bref resumen de l’histoire de la Catalogne y La question de la Catalogne. Su obra como articulista de estos años es muy extensa. Veamos una síntesis: Los contenidos son fundamentalmente de dos tipos: política catalana y divulgación histórica, sean figuras señeras, episodios claves o bien aniversarios

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JOSEP MARIA FIGUERES Producción periodística de Rovira en el exilio 1939

1940

1945

1946

1947

1948

1949

Catalunya

5

6

-

4

3

-

-

18

Germanor

1

1

-

1

6

8

2

19

El Poble Català

6

4

-

-

-

-

-

10

Revista de Cat.

1

4

-

6

-

-

-

11

Foc Nou

-

1

-

-

-

-

La humanitat

-

-

6

8

9

9

4

36

Per Catalunya

-

4

-

-

-

-

-

4

Quaderns

-

2

3

1

-

-

-

6

Ibèria

-

1

-

-

-

-

-

1

But. Int. ERC

-

1

-

-

-

-

-

1

Canigó

-

1

-

-

-

-

-

1

La Voix de la Patrie

-

5

-

-

-

-

La Nostra Revista

-

-

-

3

5

6

1

15

Tramontane Total

Total

1

-

5

-

-

-

-

-

-

1

1

13

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19

30

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8

129

No consideramos las reproducciones ni los textos póstumos.

de acontecimientos significativos en la historia catalana. La gran preocupación de Rovira. Escribe en una carta a Hurtado el 2 de septiembre de 1949, una de las últimas de las 429 que se ha reunido de su rico epistolario, como cuando el abogado dice que regresa a casa: «Hace alusión, amigo Hurtado, en términos muy amables a mi actividad escritor. ¡Cuántas de escritor ¡Cuántas veces he pensado durante el exilio en la tragedia de los escritores catalanes! Mi caso es, en lo esencial, lo mismo de otros colegas. De hecho, hemos sacrificado nuestro interés individual a la causa que servimos. El escritor, en otros países, puede aspirar a la fama y el provecho; para nosotros, en el mejor, la fama es bien pequeña y el provecho bien escaso. No he dejado de hacerme, para mi interior, esta reflexión: «Si fuera un escritor de lengua inglesa o francesa con una categoría similar a la que tienes como escritor catalán, vivirías amplia>>. mente, en el exilio, de tu trabajo profesional.» Es verdad que -sin renunciar a los términos generales, universales- me he ocupado preferentemente de los temas catalanes. Me he limitado yo mismo, ya lo sé. Pero siempre he pensado que Europa y el mundo tienen suficientes escritores para sostener y tratar los temas europeos y mundiales y se pueden bien pasar de mí, mientras que Cataluña necesita todos los catalanes para el trabajo nacional, que no hará nadie si no lo hacemos nosotros. Mi pasión por la patria, víctima de una reiterada desdicha his-

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tórica que no se merece, ha sido y es el centro de mi vida.» >>.

En esta percepción así Rovira seguirá en el exilio los mismos grandes ejes que a lo largo de su vida. Así los personajes, destacan los presidentes Companys y Macià, la divulgación de los grandes nombres que incluso constituyen series como la continuada en el semanario El Poble Català. Serán nombres importantes como Claris, Prat de la Riba, Llull, Vilanova, Pere Coromines, Eiximenis, Margarit y Almirall. No se limita a ofrecer los rasgos biográficos, añade siempre un toque personal, una chispa de creatividad que, en las pocas palabras de una pieza articulística destinada a la divulgación, se acerca con habilidad al genio del personaje tratado. En una carta inédita12 no recogida en el epistolario de exilio le dice que ha recibido con retraso la carta porque la envió a Toulouse en lugar de Montpellier y el 5 de octubre le envía el primer artículo. Se convertirá en una sección constante en la publicación. En Germanor de Chile se ocupará de Torras i Bages, Morgadas, Milà i Fontanals ... Tiene una finalidad muy clara: convertirse en la voz de la colectividad y los títulos del centenar largo de artículos que publica nos lo demuestra. Cuando muere su amigo en 1949 Domènec Guansé le dedicó el monográfico de la revista Germanor de Santiago de Chile. Tras el apartado dedicado al hombre viene el dedicado al periodista y escribe: «Rovira era un periodista nato. Su pasión, el impulso de defender, de propagar sus ideas, su presentida misión de guía, le inclinaban al periodismo (...) para buscar soluciones a los problemas del propio país, estudiaba la historia de las nacionalidades oprimidas de Europa (...) Estos conocimientos nutrieron su obra de periodista, que alcanzó su máximo esplendor en los editoriales de La Publicitat. Estos editoriales lo convirtieron en el primer periodista político que ha tenido Cataluña. Eran llameantes, aunque la cordura señoreaba. La pasión, el latido del corazón -para decirlo con una expresión que debería haberlo complacido- eran el motor, pero la pasión no lo desbordaba nunca, ni le hacía perder ecuanimidad en los juicios. (...) En la misma época, Rovira i Virgili creaba la Revista de Catalunya, uno de los milagros editoriales de nuestro país; milagro, podíamos decir pensando en sus escasos dotes administrativas»

.

Y sigue narrando el milagro de su voluntad, La Nau, y en La Humanitat donde lo define con virtuosismo «parecía saber demasiado». Periodismo, historia, política y literatura. Eugeni Xammar afirmó, a raíz de la muerte, casi si-

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multánea de Fabra, que aquellos hijos de Cataluña daban idea de la magna riqueza espiritual del país porque cuando «se van de este mundo le dejan todo».

Notas 1.- FIGUERES, Josep M.: “Antoni Rovira i Virgili”, Butlleti de la SCEH, 22 (2010), p.131-156. 2.- La Humanitat, 11-XI-1937,. 3.- Nicolau d’Olwer. El lacito negro, a modo de corbata nacionalista, era símbolo de los catalanistas intelectuales. 4.- GUANSÉ, Domènec: Abans d’Ara, Barcelona, Aymà, 1966, p. 61-68. 5.- SOLDEVILA, Carles: Rovira i Virgili, Barcelona, Quaderns Blaus, cf. por Artur Bladé i Desumvila. 6.- CAROD ROVIRA, Josep Ll.: Antoni Rovira i Virgili i la qüestió nacional: textos polítics (1913-1947); Barcelona, Generalitat de Catalunya, Departament de la Presidència. 1994; SOBREQUÉS, Jaume : Catalunya i Espanya (Barcelona, La Magrana, 1988) i Notes obreres (Barcelona, La Magrana, 1986); ROVIRA, Teresa: Antoni Rovira i Virgili: 1882-1949 (Barcelona, Generalitat de Catalunya, 1999); ROIG, Josep M.: La guerra que han provocat: selecció d’articles sobre la guerra civil espanyola, en Barcelona, Publicacions de l’Abadia de Montserrat, 1998 y FERRÉ TRILL, X.: Els camins de la llibertat de Catalunya i altres textos politics, Barcelona, Generalitat de Catalunya, 2006. 7.- SOBREQUÉS, Jaume: Antoni Rovira i Virgili.Història i pensament polític, Barcelona, Curial, 2002. 8.- SOBREQUÉS, Jaume: «El pensament histroriogràfic» a A. Rovira, p. 39 i ss. 9.- CASASÚS, Josep M.: «Un darrer treball d’Antoni Rovira i Virgili com a primer gran profesional del periodisme polític a la Catalunya moderna» en Periodisme català que ha fet història, Barcelona, Proa, 1996, p. 375 y ss. 10.- SOLDEVILA, Ferran: Els dietaris retrobats (1939-1943), Valencia, 3 i 4 , 2007, vol. II, p. 544, ed. de PUJOL, Enric . 11.- Reportaje a Germanor, rep. en CAPDEVILA, Maria : Cartes de l’exili, Barcelona, Publicacions de l’Abadia de Montserrat, 2002. 12.- BLADÉ, op. cit. p. 458. 13.- En nuestro original sobre El Poble Català.

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6 El anticatalanismo de la prensa centralista. Precedentes en la crítica periodística al nacionalismo catalán 1

A principio de los años treinta se produce un incremento, cuantitativo y cualitativo, de la crítica de la prensa madrileña más beligerante, como es el caso de ABC, en relación con la cuestión nacional catalana. El catalanismo es atacado en diversas concepciones –política, cultural, social, periodística…– dado el crecimiento del nivel de normalización que van logrando la lengua y la cultura catalanas, y también, al crecimiento del desarrollo político de la reivindicación masiva para la consecución del Estatuto de Autonomía de Cataluña. Se sigue una trayectoria anterior2 que comienza con la Renaixença y que se verá truncada especialmente a partir de la instauración de la dictadura de Primo de Rivera. La referencia más antigua a estas campañas de prensa la encontramos en las memorias de J. Coroleu, cuando escribe: «Como si no bastase todo el combustible hacinado para promover un espantoso conflicto, dióse en decir que el Gobierno estaba vendido al oro inglés para ajustar con la Gran Bretaña un tratado que había de ser la ruina de Cataluña y que temiendo la influencia grande que tenía Barcelona en la península, había publicado el famoso Manifiesto en el cual presentaba á esta ciudad como un nido de egoístas y revolucionarios, á fin de malquistarnos con las demás provincias y cohonestar las violencias que aquí iban á perpetrarse. Al mismo tiempo creábase atmósfera en las demás provincias contra el egoismo catalán que pretendía sacrificarlas todas á la prosperidad de esta región más contrabandista que industriosa. De aquella época procede en gran parte la enemiga de contra Cataluña y el de tildarla de rebelde y egoísta. Los rumores del tratado anglo-español causaron muy mala impresión en Francia, por lo que la prensa inglesa se apresuró á desmentirlos diciendo que no se proyectaba sino una simple rebaja de aranceles».

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Es un texto escrito entre los años treinta y los cuarenta del siglo XIX; aparece el trasfondo económico que se desarrollará a caballo de la reivindicación proteccionista catalana. El Constitucional3, como otros periódicos catalanes será una buena atalaya desde la que observar las polémicas y las discusiones que a menudo serán escondidas por la censura, cosa que nos privará de conocerlas. Es tanta la virulencia y la constancia con la que la prensa madrileña trata la cuestión catalana, el llamado «problema catalán», que en los diarios catalanes de finales del siglo XIX y principios del XX –tanto en La Renaixensa como en La Veu de Catalunya–, serán habituales las secciones dedicadas a reflejar los ataques contra el catalanismo procedentes de Madrid. En diversos períodos políticos actúan legislaciones represivas (leyes de prensa de 1879, 1883, o la ley de jurisdicciones de 1906), o bien encontramos generales al frente del gobierno, como Primo de Rivera, que dictarán normativas específicas contra la propaganda y el pensamiento catalanistas. Con el hundimiento de la dictadura, vuelve a nacer públicamente el deseo de normalidad que se había enterrado y, con él, se retoma la crítica al modelo centralista del Estado, ya sea en 1930 o 1976. A principios de los años treinta se establece la formulación crítica, amplia en el frente e intensa en la profundidad ideológica, en relación con las aspiraciones y constantes reivindicaciones nacionales catalanas. La campaña que efectuará en plena Segunda República el prestigioso portavoz de los intereses conservadores y, al mismo tiempo notable técnicamente, el periódico madrileño ABC14 recuerda –y de hecho, es preciso vincularlo– las anteriores y similares campañas que ya había llevado a cabo dicho diario, y algunos otros, durante los pocos años en que funcionó la Mancomunitat y que motivaron la respuesta del nacionalismo político de la prensa diaria e incluso de la prensa cultural y humorística como, por ejemplo, el semanario nacionalista Cuca Fera5. Esta publicación, en la órbita de las de la Editorial Catalana y de la prensa de la Lliga, expresa perfectamente la opinión que tiene el catalanismo cultural respecto a ABC. La opinión del catalanismo político se había visto prácticamente estable desde el nacimiento del diario madrileño. La prensa militar y la centralista, durante la segunda mitad del siglo XIX y las dos primeras décadas del XX, atacan a la Renaixença y las aspiraciones autonomistas. Este ataque se acabó, por fuerza, con la ley de jurisdicciones, cuando consiguieron el objetivo de neutralizar el catalanismo político. Se manifestó abiertamente hostil a las reivindicaciones catalanistas. En el fondo Prat, depositado en el Arxiu Nacional de Catalunya, se puede consultar un conjunto de textos de El Progreso que el propio Prat clasificó y archivó con el significativo epígrafe de ‘5 contra la Mancomunidad’.

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Un proceso, pues, de larga trayectoria. Ricardo Robledo se ha fijado6 en el periodo que va desde la crisis de 1898 hasta 1919 y concluye que hay un trasfondo notabilísimo de naturaleza económica. «Dentro de los motivos que modelaron la hostilidad moderna de Castilla hacia el catalanismo, conviene destacar, sin ningún sentido de prelación, el status de la agricultura castellana. En el último cuarto de siglo, incidió sobre Castilla, como incidió sobre el resto de naciones europeas, una crisis agrícola. Las regiones productoras de cereales fueron desplazadas progresivamente de unos mercados tradicionalmente asegurados, y en Cataluña el trigo extranjero tuvo una aceptación constante para ser mezclado, o no, con el peninsular. Pese a esto, el mercado antillano constituyó una buena soldadura para que catalanes y castellanos estuviesen de acuerdo en imponer al último reducto de nuestro imperio un rígido pacto colonial que, como de costumbre, mataría la gallina de los huevos de oro. Cuando se perdieron las Antillas, las fábricas de harina del litoral quedaron enfrentadas en competencia directa con los negociantes de Valladolid».

Por esta razón7, Valladolid, la ciudad romántica, como era referida por Giménez Caballero, ofrece con su diario El Norte con Royo Villanova a la cabeza, el sentido patriótico al cual aludía M. García Venero en la biografía del político Santiago Alba. En Cataluña la prensa contestará, Cuca Fera, por ejemplo, con un humor irónico, bien elaborado y, en complicidad con los lectores, publica viñetas y textos, e incluso notas breves como la que reproducimos8: «Catalanes: no leáis nunca el ABC salvo que sea en caso de extrema necesidad, cuando queráis hacer acopio de coraje contra los enemigos de nuestra tierra. Pero no lo compréis. Si habéis logrado persuadir a vuestro barbero, a vuestro cafetero, a vuestro enlustrador que lo echen de su establecimiento, podéis hojearlo en la Rambla, de pie, sin quitarle las pinzas del quiosquero. Pero hacedlo con el paraguas abierto, ya que todas las verduras de la Boquería sienten la tentación de caer sobre los traidores y los estúpidos»

.

Todavía en 1917, estando suspendida por decisión judicial la publicación de La Veu de Catalunya, aparece para sustituirla el periódico alternativo Baluart de Sitges9, en que encontramos otro texto representativo de la posición del catalanismo de la Lliga frente a ABC:

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«Las horas en que vivimos son horas de prueba. En estos momentos se demuestra quiénes son amigos y quiénes enemigos. En lo tocante a la prensa, el pueblo de Cataluña ya ha de tener bien presentes los periódicos que se han de poner en la oscura relación de los enemigos de la Cataluña autónoma y de la España grande. En Madrid, población céntrica en la que reside el fondo de reptiles, el número de periódicos que hacen campaña contra la acción triunfadora de Cataluña es mayor que en ninguna otra parte. Entre todos se distingue el ABC, el que, desde hace unos días, está sacando nuevamente a la luz todas las calumnias y todos los viejos tópicos injuriosos contra nuestra tierra. Catalanes: acordaos de los periódicos que estos días hacen campañas contra la renovación de España y para la perduración de las vergüenzas del régimen centralista y oligárquico. Acordaos especialmente del ABC y de su bajísima tarea. El ABC nos declara la guerra. ¡Pues guerra al ABC, catalanes! Es necesario no comprarlo y aconsejar a los amigos que no lo compren, la mejor respuesta a su baja campaña, es la baja de suscriptores y la abstención de los compradores».

El diario ABC no estará solo en su oposición a las aspiraciones catalanas. En el mismo ejemplar de Baluart de Sitges, con la Asamblea de Parlamentarios en danza y las reivindicaciones catalanas en aumento, la primera página del ejemplar que nos ocupa es representativa del papel de los medios de comunicación madrileños. De las seis notas sobre editoriales que figuran, tres van dedicadas a plasmar los ataques genéricos de los periódicos de Madrid contra las reivindicaciones de Cataluña. Estas notas no son, como es habitual en la prensa, una respuesta de polémica entre diarios. Baluart de Sitges [La Veu] responde: «La parella estrangera» (sobre El Día Gráfico y La Tribuna), «Qui té fam…» (Quien tiene hambre…) (La Nación) y el que hemos visto ya, «La vil campanya de l’ABC». El resto de textos son «El règim de la calumnia» y «Voluntad». No podemos dejar de señalar cómo la primera nota, firmada por «Josep», con el título «Catalunya pròdiga», acaba el editorial manifestando: «Cataluña, revestida de un prestigio incomparable, consolidado en las últimas campañas parlamentarias; Cataluña tan rica de voluntad como de matices y flexibilidades, se muestra hoy nuevamente generosa, por la total redención y reconstrucción del estado».

Como sucede en regímenes con sistema de control de la prensa, y la dictadura de Primo de Rivera es uno de éstos, nos encontramos con dificultades en la per-

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cepción: la censura, los espacios blancos, las notas de publicación obligada…, hacen que periódicos afines a la dictadura como ABC tengan más posibilidades de exponer su pensamiento en relación con la cuestión catalana, mientras que la prensa nacionalista tiene limitaciones en la proyección de su ideario, de manera que lo que nos llega hasta hoy es un discurso mutilado. A pesar de todo esto, cabe señalar que episódicamente se producen puntos de contacto, como el manifiesto de apoyo a la cultura catalana de 1924, que reproduce medio siglo después la prensa de Madrid, aunque en la valoración global de la relación, se corresponde señalar una línea de oposición continua10. Durante los años 1917 y 1918, ABC manifestará una constancia en su hostilidad contra el catalanismo a través de los textos de redactores y colaboradores como José M. Salaverria y Manuel Cortezo y Collantes. También con editorialistas como José Cuartero, y corresponsales colaboradores como José Antich. Hay multitud de textos sobre esta posición crítica. Tomamos prestados los fragmentos del famoso artículo11 de Rovira i Virgili, «Catalans de l’ABC»:

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«El decadente diario del fabricante de jabones de olor señor Luca de Tena está realizando una campaña contra las aspiraciones autonomistas de Cataluña. No es de ahora que el ABC se muestra anticatalán. El mal le viene de lejos. En ocasiones diversas, el referido periódico madrileño, ha manifestado su odio a los ideales de nuestra patria y a la lengua catalana. En materia de anticatalanismo, el ABC puede ir de la mano con El Imparcial. La presente campaña anticatalana del ideario del señor Luca, ofrece una característica muy curiosa. La mayoría de señores que la sostienen son catalanes al menos por apellido. Allí veremos los artículos del doctor Antich, cada día más antiguo y más pasado, el del señor Más Yebra, nombre que nos baila por la cabeza de haberlo visto en las páginas tristes del Brusi; el de un señor Molins o Milans, que decía que es ingeniero de Barcelona, y que seguro que nunca había escrito antes en ningún diario. He aquí una campaña anticatalana hecha por catalanes de nacimiento, ya que no de alma. De ahora en adelante, los catalanes destacados podremos llamarlos ‘catalanes del ABC’. Cualquiera, cualquier catalán, que desee escribir contra Cataluña y contra su lengua no tiene más que enviar artículos en el ABC donde serán publicados por malos que sean. No hace falta que haya gramática, ni ortografía, ni sentido común, ni mucho menos sentido de la dignidad. Mientras vayan contra el ideal de Cataluña, les serán admitidos, y el nombre glorioso de ‘catalanes del ABC’ saldrá en letras de imprenta.

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Que el diario del señor Luca no hila fino cuando se trata de publicar artículos contra Cataluña, lo demuestra al haber escogido los artículos de aquel señor Milans o Molins, que dice que es ingeniero, no sabemos de qué tipo. Son sus escritos tan mal encarados, tan sinsentido y que demuestran tal pobreza de espíritu, que aquí no los hubiese publicado ni la Gaceta de Cataluña, órgano del Comité de Defensa Social. Para juzgar la mentalidad y las opiniones del dicho señor Molins o Milans basta con reproducir sus palabras: ‘Cómo catalán, conocedor de lo que ocurre en Cataluña, yo suplico a cuantos amen el sello característico de nuestra raza española que es el idioma castellano, que sigan imponiéndolo en Cataluña, como a madre que quiere evitar la separación de un hijo díscolo y le obliga a aceptar el suave yugo de sus besos y caricias’. Así habla el señor Molins o Milans que de así se hará célebre. Después de haberse publicado sus trabajos en el ABC el último enlustrador de zapatos de Barcelona tiene el derecho de enviar su opinión y sus artículos al diario del señor Luca, pidiendo que sean publicados en lugar preferente, como los del señor Milans o Molins, con la finalidad de ilustrar al público de allí arriba sobre la verdadera situación del problema de Cataluña».

En 1920, el mariscal Jofré es presidente de los Juegos Florales, y en el diario ABC alguien escribía en la tradicional línea de combate al catalanismo político12: «España entera […] comienza a protestar, noble, varonilmente, con vibrante indignación, con firmeza hidalga, contra la punible conducta de estos malvados que profieren gritos parricidas y pretenden deshonrar a la Patria dentro del propio solar hispano».

Las constantes campañas que lleva a cabo el periódico madrileño ya referido serán polémicas, y especialmente virulentas por la intensidad y la constancia de su tratamiento. La serie «Hermanos o extranjeros» de los años veinte13 es un ejemplo claro que se mantiene dentro de la memoria colectiva presente. No se trata solo de un artículo aislado de un colaborador ocasional, es un conjunto de textos elaborados bien trenzados y con voluntad de proyección social, con ansia de influencia política y coordinados con metódica planificación. Esta acción periodística de las publicaciones madrileñas durante la dictadura de Primo motivó la agria protesta del nacionalismo catalán tanto en el interior –de manera contenida, por poner un ejemplo, en La Veu de Catalunya– como en el exterior –con artículos escritos con un tono libre, como por ejemplo en Ger-

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manor14. Anteriormente, hasta los años treinta, la prensa madrileña no llegaba a Cataluña, fuera de la suscripción aislada de algún militar o funcionario español destinado a alguna ciudad catalana importante, al margen, claro, de las redacciones de los diarios de Barcelona y de los centros oficiales. En la década de 1930 existían pocos puntos de venta que ofreciesen este diario y, además, se concentraban en Barcelona; existe, además, un sentimiento de rechazo de los grupos radicales, como se puede ver en las páginas de la prensa nacionalista, que se refiere muy críticamente a estas publicaciones. Esta acción de sensibilización tiene su contrapunto en la formulación de concreciones políticas, en la propuesta de articular el anticatalanismo en un doble frente: en Madrid oponiéndose a las demandas catalanas y en Barcelona creando un muro o dique al catalanismo. El proceso se repite. En 1918 y en 1934 aparecen artículos que piden la creación de una Liga Española. En diciembre de 1918, según Martín15, se constituye en Barcelona una Liga Patriótica Española pensando: «[…] como dogma y pensamiento la unidad sagrada de la patria y entre cuyas finalidades figuraba la de acudir a todo género de campañas para impedir la propaganda separatista, llegando al boicotaje contra las entidades económicas y personalidades que defiendan tal principio».

Cualquier evento puede motivar que haya un conflicto periodístico; un simple comentario en un artículo, una cita tomada a mal, etc. Al lado de temas más importantes como la lengua, pueden ser también objeto de polémica las nimiedades lingüísticas o las interpretaciones de contenido. Veamos un simple caso ilustrativo del tono crítico que adoptan los corresponsales de Barcelona del periódico que nos ocupa; en 1916 Rovira i Virgili publica un artículo16 en que dice textualmente: «En nuestros campesinos hay un amor sensual por la tierra y un sentimiento artístico innato. Por eso cavan y labran tan bien, y hacen tan rectos los surcos de los campos y las crestas de los huertos, y confieren una rica simetría los cuadros de plantación».

Pedro Pujol, en una crónica en la que comenta un artículo humorístico de Josep Carner en El Sol de Madrid, indica ejemplos de chovinismo catalán; comenta de Rovira la afirmación «los campesinos de Cataluña aman su tierra tan intensamente, que al labrarla trazan los surcos rectos, iguales como un dibujo geométrico». Rovira manifiesta:

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«Pero el señor Pujol no debe de entender del todo bien el idioma catalán, y por eso debe haber traducido tan libremente nuestras frases. Si no fuese tomarse demasiada libertad, le aconsejaríamos el estudio de nuestra lengua autóctona, el conocimiento de la cual siempre es útil a un periodista residente en Barcelona, y tan bien informado y tan buen informador como él».

De antes de que se iniciase la dictadura de Primo de Rivera encontramos la campaña «Hermanos o extranjeros», que merece la réplica de Rovira i Virgili en La Publicitat17, donde colabora como político y periodista por aquel tiempo: «Si los catalanes de hoy tuviesen que escoger entre los tres términos siguientes: ‘regimen unitario’, ‘autonomía federativa’ e ‘independencia’ habría todavía una masa importante que optaría por la solución autonómica. La subsistencia del régimen vigente no la quiere ningún catalán digno de llamarse así. Pero si los términos de la elección fuesen solo dos, ‘unitarismo’ e ‘independencia’ y los hechos van cerrando nuestro problema nacional dentro del dilema decisivo, entonces la inmensa mayoría de los catalanes, si fuese consultada libremente por plebiscito o de cualquier otra forma, escogería sin vacilar en absoluto la solución independentista. Esta afirmación no somos nosotros únicamente los que la hacemos. Días antes la hacía, de forma explícita, el diario regionalista La Veu de Catalunya. No es necesario, pues, que ABC siga formulando su pregunta. ¿Es que no ha escuchado la respuesta rotunda que le hemos dado? Dentro del corazón de los catalanes la decisión ya está tomada. En estas condiciones, tiene todas nuestras simpatías la campaña del diario españolista. Le perdonamos todos los insultos y todas las ofensas a cambio de la declaración, que queremos creer sincera, por la cual renuncia a la guerra contra Cataluña. Con palabras externamente suaves, ABC repite en su segundo artículo la misma tesis independentista: ‘Meditadlo bien. España no irá a una nueva guerra civil. Frente a los legionarios de Cataluña que públicamente recluta L’Estat Català, no habrá un solo español que pase armado la raya de Lérida o Tarragona. España os dejará tener cuanto apetecéis; todas las formas y todos los organismos de un Estado independiente, pero entendedlo bien: todos los organismos, desde el Poder ejecutivo a la frontera que se alzará entre vosotros y nosotros’. […] Que la tesis del diario españolista la patrocinen francamente las entidades representativas de España. Que permitan a los catalanes

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la elección de su régimen de acuerdo al dilema formulado por ABC. Ya verán cómo nos entendemos en seguida y como quedará resuelto en pocas semanas un problema que ha perturbado a España y a Cataluña durante muchos siglos y que seguirá perturbándolas si no se llega a una solución definitiva».

En La Nau, del cual Rovira es director y propietario, en la sección que aparece en portada llamada «Del matí al vespre», Domènec Guansé dedica su columna al periódico de Madrid que ahora18 ataca a La Vanguardia: «El ABC es un diario que, según dice, nos quiere mucho. No nos cabe duda. Nos quiere y nos quiere llevar firmes. Por eso sería difícil encontrar un estamento, una institución, una personalidad representativa, alguien que comparta nuestro espíritu o nuestros intereses que no haya atacado al rotativo madrileño. Al menos, habrán puesto su valor en cuarentena. Desde la organización de nuestra industria hasta nuestra educación, se nos hace difícil encontrar alguna cosa sobre la cual el ABC no haya blasfemado. […] La furia del ABC es superior a la ecuanimidad de los periodistas barceloneses más flemáticos […]. Debe de ser difícil en Barcelona encontrar no ya un diario, sino un periodista que no haya sentido la necesidad de defenderse del ABC. Los periodistas barceloneses, tan individualistas que viven ignorándose los unos a los otros, separados irreductiblemente por ideologías distintas, parece que no coinciden en otra cosa que en rechazar enérgicamente los sentimientos que hacia nosotros tiene el ABC».

La frase «Hermanos o extranjeros», que llegará a ser muy popular, no podrá ser replicada o analizada con libertad dada la labor de control que ejerce la dictadura de Primo de Rivera, que, con su decreto contra el separatismo, llega a prohibir los símbolos como la bandera, además de los contenidos, la prensa política nacionalista, etc. En los años treinta, al retomar ABC sus lemas, será replicado y combatido de nuevo. J. Carner i Germà escribe19 a propósito de toda la prensa capitalina que ataca a Cataluña. Replica a ABC, La Nación, El Debate, La Libertad, Informaciones, etc. en los siguientes términos: «Cataluña debe saber estar en estos momentos. Sin desfallecimientos y con un sano optimismo. Nada de actitudes derrotistas ni caras arrugadas. Si todos ocupan su lugar y saben mantenerse firmes, todos bien unidos, no debemos tener miedo de los españoles. ABC dice que nuestro problema es de economía. ¡El de ellos sí que es de

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economía! Lo que ellos ven, y por eso se hacen los valientes y despistan, es que si Cataluña se separa se les habrá acabado el arroz. Solamente tenemos que pensar, y esto ellos se lo callan –poneos en su lugar–, que cada año Cataluña paga a España con más de 1.000 milllones y el gobierno de Madrid nos devuelve muy poco para gastos. Esta millonada es la clave de todo el sainete de la prensa madrileña».

A. Mallsol publica en 1934 un comentario20 sobre la sección «Hermanos o extranjeros» con la prosa típica de la radicalidad del semanario La Nació Catalana, que llegará a tener detenidos dos directores, uno detrás de otro, y diversos procesos abiertos con la justicia española: «Sería bueno que un día u otro, recojamos el grito de guerra de los clodobaldos del ABC. Abusan tanto de su dístico que nos han llegado a convencer de que no saben lo que se dicen. Para ellos, eso de hermanos significa ser dóciles instrumentos de todas sus concupiscencias, dejarlos gobernar, permitir que nos exploten, nos roben[...]. Si no queremos admitir que los españoles son nuestros superiores con el derecho de insultarnos y maltratarnos, ya no somos hermanos, somos extranjeros. […] Hermanos lo somos todos los hombres. Ahora, que estos hermanos se dividen indefectiblemente en dos partes: la de los que hablando se entienden y la de los que no se entienden aunque hablen. Esto siempre dentro de las leyes naturales, puesto que el hecho de que haya uno o diferentes hombres que por afición o por imposición entiendan más de una lengua, no deshace en absoluto el hecho étnico de la gran división: al contrario, que como excepciones que son, confirman la regla general».

Una línea de continuidad a través de las series de editoriales y artículos como «Hermanos o extranjeros» o de los artículos monotemáticos también en series como las de la lengua u otras. El día 28 de julio de 1934, Alcalá Galiano publica el artículo «Hacia una liga nacional» en el que afirmaba con la misma tónica de continuidad que hemos visto anteriormente: «Son ya tantos los síntomas graves que amenazan la unidad y la existencia misma de España que urge dar la llamada a todos los hombres de buena voluntad, descartando diferencias ideológicas o pasiones partidistas. Porque se trata, sencillamente de defender la Patria».

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Los textos que publica la prensa catalana sobre la hostilidad de la prensa madrileña son numerosos. Es en vano, ahora, esbozar una relación. Los editoriales de La Veu son suficientemente explícitos. El titulado «L’Estatut de Catalunya», comienza: «El ABC, de Madrid, ante el proyecto de Estatuto Catalán, vuelve a dibujar su oposición sistemática a las aspiraciones autonomistas de nuestra tierra. En cuanto a la estructura del Estado español, dice que ahora se trata de descomponer España para organizarla sobre las bases federales. Nadie está intentando ahora descomponer España. Al contrario. España lleva más de un siglo en perfecto periodo constituyente, precisamente porque no ha estado nunca compuesta, bien constituida. Lo que queremos los catalanes, al armonizar la libertad de Cataluña con la grandeza de España, es precisamente vertebrar España, articular España definitivamente en el conjunto vivo de los pueblos españoles. El proyecto de Estatuto no es una tentativa para disociar España. Al contrario. Es una tentativa generosa para reintegrar España en la plenitud de sus pueblos. […] Si el ABC no tuviese su perspectiva nublada por los prejuicios, no podría hablar con este menosprecio de la cordialidad entre los pueblos españoles, como un estorbo que le molestase, como una contingencia que le sabe mal. ¿Es posible que la pasión política llegue a extremos tan lamentables que haya un diario español que se lamente por la cordialidad entre los pueblos hispánicos?».

Pese a que la prensa de Madrid no se sigue en Cataluña fuera de los entornos políticoperiodísticos, es importante remarcar como la prensa catalana la valora por la incidencia que tiene en los poderes judicial, ejecutivo y legislativo, dado que en Madrid se lee la prensa de Madrid como en Cataluña se lee la catalana21; de aquí que haya una visión constante, tanto al inicio de siglo como durante los años treinta, de la actuación de la prensa de la capital. Cuando la dictadura de Primo de Rivera está dando sus últimos coletazos, ABC mantiene, igualmente, no solo una posición crítica sino que llega a ser hostil con Cataluña. El tono llega a afectar a la cultura como elemento de identificación, de identidad, que se contempla como separación de la unidad. En una visión del mundo del libro de 1923-193022, se cita un artículo de 1927 que expresa la opinión del periódico en un momento de aproximación cultural como es la realización de la magna exposición del libro catalán, en diciembre, con un notable esfuerzo dado que se presentan seis mil libros en lengua catalana editados a lo largo del siglo. Mientras que La Gaceta Literaria acoge la

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exposición efusivamente, ABC expresa su irritación23 por la celebración de la muestra en un texto que transcribimos: «Hay en Cataluña vastos y poderosos elementos culturales incorporados a la obra común de la cultura española: es la cultura catalana que conocemos y admiramos todos los españoles [...] Hay otra cultura catalana que solo conocemos de oídas, de referencia, producto de testimonio desfavorable: la que viene a la Exposición del Libro Catalán en Madrid. No conociéndola, no podemos quererla, no puede interesarnos, ni es verdad que en conjunto interese aquí a nadie. [...] Hacemos justa salvedad para ciertas ediciones artísticas, poesías, novelas, teatro, en las que el uso de la lengua local puede ser elemento de perfección, de belleza, animación cordial de la obra, pero las versiones catalanas de los clásicos universales, la ciencia en catalán, la filosofía en catalán, el conjunto de todo esto, lo que se escribe en un idioma cambiado por los designios y exclusivamente para unos cuantos catalanes, de dos a cinco mil, según el cálculo más optimista, no es ni quiere ser cultura».

La tarea periodística, pues, de ABC, no llega a ser ni episódica ni anecdótica. Encarna una actividad constante, una plataforma de información y de opinión que crea, expande, alimenta y, en definitiva, mantiene, un clima estable contra el catalanismo político. Aspira a anular sus aspiraciones nacionalistas, o, al menos, a frenarlas, visto su crecimiento. Un sector nacionalista que puede ser representado por el periodista, político y hombre de cultura Antoni Rovira i Virgili destaca24 por la constancia y la amplitud de la labor de denuncia de la crítica que lleva a cabo ABC. Y da lo mismo que el catalanismo esté en posición de exponer libremente sus aspiraciones como que se vea forzado a sobrevivir en la clandestinidad o en el exilio. Veamos solamente un ejemplo de los años difíciles más cercanos. Cuando aparece la edición en español de Realidad de Cataluña de Maurici Serrahima25, el ABC del 29 de junio de 1967 se ocupa a través de Gonzalo Fernández de la Mora. Naturalmente, en tal fecha, a pesar de la ley de prensa de 1966, el catalanismo no puede hablar claramente y ha de ser en una revista del exilio en la que encontramos el comentario. «Pere de Creixell» rebate26 los argumentos del teórico opusdeista cuando expone los rasgos que caracterizan el hecho nacional catalán. Fernández de la Mora escribe en el referido número del diario: «A mi juicio, el factor verdaderamente decisivo no es ninguno de los que aduce Serrahima, sino otro, a saber: que un sector de la minoría intelectual de Cataluña no quiere ser española y, en mayor o menor

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medida, según los periodos, ha extendido tal sentimiento a una parte, siempre restringida, no del área idiomática catalana o del ámbito geográfico de la Corona de Aragón sino tan solo en la zona limítrofe a Barcelona, ya que ni en Valencia ni en el archipiélago balear, ni menos aún en Huesca o Zaragoza, se ha producido el fenómeno al que me refiero. En mi opinión lo decisivo del hecho diferencial catalán no es una peculiaridad constitucional racial, lingüística o religiosa, ni siquiera un condicionamiento histórico; es una actitud deliberada, de consecuencias preferentemente políticas: una voluntad de autonomía».

Se ataca, en consecuencia, el ideario catalanista y se hace desde una perspectiva de combate directo. Las campañas son para modificar la realidad y, por si no quedase suficientemente claro, exponen que las reacciones ajenas no les afectan27 y que sus propias campañas tienen un objetivo nítido28: «Es inútil complicar a los Reyes Católicos ni a nadie en el problema actual de Cataluña, en lo que ahora se ha hecho de la cuestión catalana, cambiándola radicalmente y sacándola del cauce en que inflexiblemente la mantuvo el espíritu nacional. No se conseguirá que este espíritu pase como cosa nueva, producto de inducciones y sugestiones, ni hacer creer que hasta hoy el país no ha conocido ni le han indignado las pretensiones nacionalistas, y que ABC ha improvisado ahora sus campañas por la unidad. Las hizo más enérgicas y tenaces cuando tenían eficacia. Y hoy precisamente, con el profundo convencimiento de que no hay recurso inmediato contra la desmembración de España, frente al rumbo fatal e incorregible de los compromisos revolucionarios, no hace más que mantener sus opiniones de siempre, que no debe rescatar a los amigos ni a los enemigos; salvar su voto y señalar las responsabilidades ajenas. Ni en este asunto ni en los demás ha hecho nada que aventaje a la crítica de muchos republicanos que piden otra República y sueñan con rectificaciones imposibles. A ellos, con la bula que a nosotros nos falta, pertenece lo más duro y acusador que se haya dicho sobre el régimen. […] Comentando la ‘táctica extremista’ de ABC don Luis Bello nos presenta a la vindicta republicana como un enemigo feroz que utiliza su autoridad, su crédito y su influjo en destruir la República. […] Es ocasión de advertir que ABC no ha comenzado aún las campañas a que le obligan su deber y su significación, y, que tiene inédito su juicio cabal acerca de los hombres y las obras de la República. El delito imperdonable

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de ABC, señalado frecuentemente al odio enemigo por los que se guarnecieron en todas las tiendas y se aposentaron en todos los campamentos, es el de permanecer donde estaba, creer lo que creía y mantener, bajo la pauta de la ley de Defensa, su inmutable devoción a España: a la historia, a las ideas, a los sentimientos y a los intereses de España».

El catalanismo, durante toda la existencia del diario, manifestará su vehemente posición defensiva contra los ataques del periódico madrileño. En ocasiones puntuales irán de la mano, como en el aspecto religioso, pero no será, ni por asomo, una alianza estratégica. Lo que dice ABC sobre Cambó y la Lliga nos ahorrará hacer comentarios29. En momentos culminantes, como en el de la obtención de libertades políticas catalanas, por ejemplo, el discurso será manifiestamente explícito, como es el caso de un editorial de La Veu dedicado expresamente a las campañas del ABC contra el Estatuto30: «Acabado de aprobar por el pueblo de Cataluña, el Estatuto de autonomía, han comenzado, una parte de la prensa de Madrid y de algunos otros puntos de España, los ataques contra el proyecto de nuestra carta orgánica y el referéndum del domingo, que le ha dado una categoría indiscutible como expresión de nuestra voluntad colectiva. Como de costumbre, ocupa el primer lugar en esta ofensiva el ABC de Madrid. Es lamentable que la experiencia universal no haya enseñado nada a los que todavía se oponen a la libertad de Cataluña porque la creen incompatible con la grandeza de España, cuando la historia demuestra inexorablemente todo lo contrario. Si ahora no se conseguía resolver definitivamente el problema catalán, con la promulgación de un Estatuto que proclamaba al mismo tiempo la libertad de Cataluña y nuestra convivencia amorosa con el resto de pueblos de España, se habría perdido una oportunidad tal vez única […]. Los diarios y los elementos políticos que se oponen ahora al Estatuto realizan una obra nefasta de discordia y separación. Huelga que nosotros correspondamos con toda generosidad, intensificando nuestra voluntad de concordia y nuestro deseo de convivencia. Contra esta forma de separatismo, que es la más peligrosa, oponemos nuestra conciencia de catalanes y nuestro sentido hispánico. Estos ataques injustos no nos harán perder nuestra serenidad ni nuestra cordialidad. Los que nos atacan no son el pueblo español. Nosotros esperamos encontrar en el conjunto vivo de los pueblos hispánicos aquella fervo-

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rosa simpatía que nos permitirá colaborar libremente y eficazmente en el esfuerzo común para organizar la nueva España».

ABC confundirá conscientemente los conceptos de autonomía y separatismo31. Pese a la voluntad de la población catalana en estos temas y en sus procesos, no quiere creer tampoco en la vocación de colaboración no secesionista que mantiene la Lliga de Catalunya. El portavoz oficioso de este partido remarcará claramente su posición. En el editorial de La Veu del 23 de julio de 1931, entre muchos otros textos polémicos, podemos ver el que lleva por título «Ni assimilisme ni separatisme»: «Es conveniente que en Madrid no haya ningún político ni intelectual solvente que, en esta hora, cuando Cataluña vota y presenta a las Cortes Constituyentes el Estatuto de su autonomía, pueda sentir la más leve reticencia ni el más ligero temor, en lo futuro. Cataluña quiere su libertad no para aislarse egoístamente, no para desentenderse de los problemas generales de España, como si fuesen extraños a nuestro interés y a nuestra cordialidad, sino todo lo contrario, para poder contribuir libremente, con todo el esfuerzo de nuestro impulso propio, a la grandeza viva del conjunto hispánico. […] Porque una Cataluña libre necesita, prácticamente como complemento indispensable, una España grande. Una España que por su cultura y por su riqueza pueda realizar la misión histórica, todavía inédita, que nosotros le asignamos en el complejo peninsular y en las relaciones espirituales y mercantiles con Europa y América […]. La concordia predicada por Cambó: ni queremos el asimilismo, ni el separatismo. Los entusiasmados aplausos con los que fue recibida y saludada la halagadora fórmula demostraron que interpretaba auténticamente la posición espiritual de Cataluña [… ]. Este es el sentido de nuestra autonomía. Este es el sentido del Estatuto de Cataluña, que nuestro pueblo se prepara para votar unánimemente».

Pese al sentido de pertenencia a una entidad superior de rango político más que de sentido vital y anímico, es decir, más el Estado que la patria, en La Veu son bastante habituales los textos de denuncia de la hostilidad centralista contra el catalanismo cultural, social y político. Desde su aparición a raíz del cierre de cajas y de la denuncia de la prensa hostil madrileña en 189932, la polémica con la prensa capitalina será constante. Las dificultades se incrementarán. Sebastià Farnés explica33 las causas de su ruptura con El Heraldo de Madrid en 1900, y tanto Prat de la Riba34 como La Veu35 expondrán los argumentos, la

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defensa de los ataques derivados de la incomprensión que treinta años después sigue vigente.

Notas 1.- Incluido en FIGUERES, J.M.: Història del anticatalanisme. L’‘ABC’ i els seus homes. Tarragona, El Mèdol, 1997. 2.- La bibliografía sobre el anticatalanismo del ABC es abundante, a pesar de que se ha estudiado muy poco. De forma ocasional aparece alguna cita, pero es una prueba elocuente de la falta de material procedente de este diario, recogido en libro en las bibliotecas barcelonesas. Así, las obras de Cuartero o algunos otros son difícilmente encontrables e, incluso, libritos como Catalanistas en adobo también son de difícil localización. Hasta los catálogos de las bibliotecas universitarias siguen todavía confundiendo a Adolfo Marsillach Lleonart (Barcelona, 1868) con Adolfo Marsillach Soriano (Barcelona, 1928), nieto del anterior, dado que el primero es conocido como autor teatral y el segundo como actor. La trayectoria anticatalanista del ABC es constante y en nuestro estudio nos referiremos concretamente al periodo de la Segunda República; no obstante, en otros periodos de recuperación nacional, como los años diez o los años noventa, la efervescencia del diario españolista está muy presente. Como ejemplo, citamos la serie de artículos de Francisco Milans: «La verdad del catalanismo» (2, 7, 8, 9 y 25 de enero; 7 y 12 de febrero, y 12 de abril y 10 de julio de 1929) o los múltiples artículos de J. Antich: «El nacionalismo catalán» (5-VI-1916); «El presupuesto de reconstitución» (23-VII-1917); «El regionalismo» (27-XII-1917); «Unidad española» (9-X-1917); «¿Le conviene a Cataluña la autonomía?» (16-XI-1918); «Error de los autonomistas catalanes» (26-XI1918); «El catalanismo no es el nacionalismo» (21-I-1919); «Lo que queremos los españoles» (11II-1919). Los primeros son citados por D. Martínez en Els ‘voluntaris catalans’ a la Gran Guerra (1914-1918) y J. Medina en L’anticalanisme del diari ‘ABC’ (1916-1936), los dos títulos en Barcelona (Publicacions de l’Abadia de Montserrat, 1991 y 1995 respectivamente). No son únicamente ataques políticos sino también de carácter social y cultural que tienen en la lengua su máxima cristalización. Se puede ver la buena sección antológica que hace sobre el uso de la lengua catalan en Cataluña, y se alternan estos aspectos lingüísticos con los de cariz político que reproducimos del último trabajo de F. de L. Martín: «El castellano y el catalán» (7-II-1916) «El nacionalismo catalán» (5-V-1916); «De interés nacional. Regionalismo, sí; separatismo, no» (14-VII-1917); «La tragedia del catalán» (24-VII-1917); «La cuestión de los idiomas» (6-V-1918); «Idiomas y dialectos» (15-V-1918); «La autonomía de Cataluña» (8-XI-1918); «El separatismo y el idioma» (12-I-1919); «El idioma español en Cataluña» (21-I-1919); «Los españoles deben hablar catalán» (22-I-1919); «La perseguida» (23I-1919); «Los catalanes y el idioma» (8-II-1919); «El idioma catalán y el sentimiento nacionalista» (13-II-1919); «La autonomía y el idioma» (24-II-1919); «¿Catalanofilia o castellanofobia?» (14-III1919); «Los discursos en catalán y el Arancel en español» (1-XII-1922); «Hermanos o extranjeros» (22-XII-1922); «Las violencias catalanistas. Contra la unidad nacional» (29-XII-1922); «El idioma como lazo de unión de los pueblos» (9-IV-1923); «Sobre el mensaje de las entidades catalanas y la contestación del Presidente del Directorio Militar» (7-XII-1923); «El catalán en el Colegio de Abo-

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<<¿Qué es eso

gados de Barcelona» (26-I-1924); «Importantísima nota oficiosa sobre la cuestión catalanista» (9III-1926); «Ante los problemas catalanes» (16-VIII-1928); «La persecución del idioma español» (13V-1930); «El hecho diferencial» (20-V-1930)… 3.- El periódico juega un papel notable durante los años de su existencia, 1837-1843, en la conformación de la opinión pública barcelonesa. 4.- Las referencias bibliográficas sobre ABC no son excelentes ni abundantes, y las explicitamos detalladamente un poco más adelante. De las obras generales destacaríamos: DESVOIS, J.M.: La prensa en España (1900-1931), Madrid, Siglo XXI, 1977. Ofrece una notable labor sintética del periodo y del diario (p. 17-20). También figuran algunos datos valiosos como la relación de los redactores del ABC en 1930, etc.; y GÓMEZ APARICIO, Pedro: Historia del periodismo español. De la Dictadura a la Guerra Civil, Madrid, Editora Nacional, 1981, vol. IV. Desigual y desprestigiada aportación, como el resto de volúmenes de la obra, que solo hemos utilizado por la inexistencia de un trabajo histórico riguroso, extenso y de conjunto sobre la prensa española. Finalmente, de SÁNCHEZ ARANDA, J. J. y BARRERA DEL BARRIO, C.: Historia del periodismo español. Desde sus orígenes hasta 1975, Pamplona, Ediciones de la Universidad de Navarra, 1992. Ofrece un buen resumen de la vida y las campañas del ABC, diario al cual dedica un apartado especial (p. 201-205) igual que a La Época y El Debate, mientras que el resto de títulos son analizados en conjunto. Hemos utilizado la primera versión universitaria editada en 1988 por la Facultad de Ciencias de la Información. Sobre el ABC y Cataluña solo hay alguna referencia periodística en artículos, comenzando por el famoso «Catalans de l’ABC» de A. Rovira i Virgili (en La Campana de Gràcia, 11-I-1919) reproducido en Catalunya i Espanya (p. 59-60) y OLMOS, V.: Historia del ABC, Madrid, Plaza & Janés, 2002 5.- La publicación era asumida tanto técnica como textual y gráficamente por un notable equipo humano profundamente vinculado a la Lliga y a su diario, La Veu de Catalunya; los nombres de R. Casellas, Josep Morató o Josep Pugès son elocuentes. Las muestras que esta, como otras publicaciones del nacionalismo radical como La Tralla, exponen en relación con el ABC son también ilustrativas de una situación que pasa del marco defensivo al claramente reivindicativo en clave de humor, sátira o ironía. En el primer número de la revista (19-IV-1917), al pie de una viñeta sin firma en la que se muestra a un grupo de músicos, se lee el texto siguiente: «Las forasteras, cantando: ‘Que viva la España honrá, / Que pelea contra el toro, / que pelea contra el hambre, / los catalanes y el moro’». Las referencias a ABC tendrán que enmarcarse en un conjunto de elementos ideológicos globales de las cuales el diario será pionero. El catalanismo, tanto el cultural como el político, expondrá una visión de respuesta general. No será tan solo desde la posición ideológica y doctrinal sinó que a menudo se efectuará con buen talante e incluso con una candidez buscada a propósito sin excluir, sin embargo, la virulencia de quien siente que tiene razón. Siguiendo con Cuca Fera, como podíamos haber tomado los ejemplos de Cu-cut!, Metralla, etc., figura la ilustración de Junceda, en una contraportada, en la cual en la redacción de un periódico madrileño, un periodista está pensando en un títular: «Que es eso de infantiles petardos? La unidad española exige que hayan sido bombas y hayan causado muertes sin cuento y pavoroso estrago» (31-V-1917). La acción periodística de la exageración es, como veremos, una de las constantes del tratamiento que ofrece al catalanismo la prensa de la capital del Estado. No es extraño, por lo tanto, que una revista

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JOSEP MARIA FIGUERES elaborada desde una posición intelectual notable, con Carles Riba, Josep Carner, Josep M. de Sagarra, Prudenci Bertrana…, exponga su pensamiento sobre ABC de forma aguda y con una nítida cohesión conceptual. El semanario «representa» a la Lliga, la Mancomunidad, el noucentisme, el catalanismo cultural y político…, mientras que ABC encarna el centralismo, la falta de transferencias, la voluntad de tener una autonomía simplemente administrativa y no económica, los problemas constantes con la voluntad de modernización que van desde las limitaciones a los teléfonos que no puede gestionar la Mancomunitat hasta las críticas a la enseñanza en catalán, favoreciendo así que Primo de Rivera alce el sable contra Cataluña para que la lengua castellana no sea «ni vejada ni postergada». Inmersa en esta lógica, la redacción de la publicación actúa en consecuencia: una muestra es el chiste de Ivori en la contraportada del número 15 (26-VII-1917) en que un arquero vestido con un ejemplar del diario va lanzando flechas a una muchacha vestida que lleva una barretina, que representa a la misma Cuca Fera, y que atada, como San Sebastián, a un poste clavado en el suelo, y al pie del cual se lee: «Cuca Fera: Vamos, chaval, aprovecha ahora que estoy atada»; o en el mismo número, la ilustración en la cual dos visitantes del zoológico con un ejemplar de ABC en la mano y frente a la jaula de un raquítico león español dialogan: «¿Qué le dan a este león que está tan magro?», «Pues mire, ahora intentábamos darle abecés. Como dicen que es lo que comen la mayor parte de los españoles…» «Pero si eso es comida de búhos». El semanario quiere convertirse en el defensor de la catalanidad. Así, en la representación de su cabecera, hecho habitual en la prensa de la época en que cada publicación contaba con un elemento gráfico que la representaba, aparece un lector del periódico madrileño con el pie de Acit, «Visión espeluznante de un mal catalán, habitual lector del ABC» (2-VIII-1917); o el largo artículo que aparece en este mismo número con el título «La cuca fera del ABC». Finalmente, la caricatura, también de Acit, en la que se ve a un grupo de hombres señalando a un lector del diario que tiene la portada abierta, al pie se escribe: «Miradlo bien al maldito esquirol. ¿Le saboteamos en santo bautismo?», dentro de FIGUERES: Cuca Fera. Setmanari nacionalista. La seva vida. Els seus homes, Sabadell, Editorial Ausa, 1987. 6.- ROBLEDO, R.: «L’actitud castellana enfront del catalanisme» en Recerques, 5 (1975), p. 217-273. 7.- No hay elementos materiales. Francesc Ferrer, en la serie «La llengua catalana i els intel·lectuals espanyols» en Serra d’Or, en enero y febrero de 1986, cita una nómina extensa de escritores, periodistas, políticos, etc. que actúan de manera clara contra la lengua catalana durante los siglos XVIII y XIX, lo que ilustra muy bien el periodo de las primeras décadas del siglo XX. 8.- Cuca Fera, 16 (2-VII-1917). 9.- «La vil campanya de l’ABC» en Baluart de Sitges (17-VII-1917). 10.- El manifiesto aparece en marzo de 1924; setenta años después volverá a ser reproducido por el periódico en los siguientes términos: «la postura de ABC en reconocimiento a la cultura catalana y a su lengua es exactamente la misma, lo que no significa apoyar la política de ‘inmersión lingüística’ de la Generalidad, que intenta marginar gravemente el castellano y, sobre todo, propicia la injusticia social al discriminar a los niños de las familias menos acomodadas que no disponen de recursos para educar a sus hijos en el bilingüismo en colegios privados» ( ABC, 22-VII-1994). Un aspecto relevante de la posición puntual del ABC favorable y sensible a la cultura catalana es el divulgadísimo y cele-

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EL PERIODISMO CATALÁN. UN SIGLO DE HISTORIA (1879-1984) bradísimo artículo que dedicó a la lengua catalan el académico PEMÁN, J. M.: Un vaso de agua clara (ABC, 19-IV-1970); este artículo consiguió una notable popularidad y fue reproducido, entre otros, por el diario La Vanguardia Española y posteriormente, CASASÚS, J. M.: Artículos que dejaron huella. Barcelona, Ariel, 1995. 11.- ROVIRA I VIRGILI, Antoni: «Catalans de l’ABC» en La Campana de Gràcia (11-I-1919). 12.- 7-V-1920. Cf. F. de Luis Martín: «Hermanos o extranjeros, La postura del ‘ABC’ ante el nacionalismo catalán durante la Segunda República.». Studia Historica Contemporanea, XII (1994), p. 129-156, ref. a p. 146. 13.- Puede leerse alguna citación dentro del trabajo divulgativo de MEDINA, J.: L’anticatalanisme… ob. cit. 14.- En lo que respecta a Germanor encontramos, entre otros, los textos siguientes referidos al periódico ABC, con el que polemiza libremente gracias a la falta de legislación represiva por el hecho de que este quincenario se publica fuera del Estado español. Véase X: «El senyor Ventosa», « ABC...», «M. Lloyd George», en Germanor, 134 (15-IV-1918); «Paraiguero», «L’ ABC contra l’idioma català» en Germanor, 225 (15-II-1922); La Veu de Catalunya: «El separatismo de l’ABC» en Germanor, 227 (15-III-1923); Redacció: «E. Melitón González continua fent el burro» en Germanor, 227 (15-III-1923); FÀBREGA I AMAT, Ll. G.: «Els diaris madrilenys» en Germanor, 238 (15-VIII-1922); «Plebiscit de traidors», [editorial] en Germanor, 246 (1-I-1922); ALEMANY I BORRÀS, J.: «Crónica de Catalunya: calma i seny. Escomesa centralista de mal auguri…» en Germanor, 248 (1-II-1923); Redacció: «Els serveis públics espanyols a Catalunya» en Germanor, 249 (15-II-1923); ALEMANY I BORRÀS, J.: «Crónica de Catalunya: la qüestió catalana» en Germanor, 250 (1-III-1923); FÀBREGA I AMAT, Ll. G.: «Campanya d’odi, coses que debem recordar els catalans» en Germanor, 251-252 (1-IV-1923); FÀBREGA I AMAT, Ll. G.: «El dilema de l’ABC de Madrid» en Germanor, 253 (15-IV-1923); Ebys: «ABC, escupidora pública» en Germanor, 254 (1-V-1923); FÀBREGA I AMAT, Ll. G.: «Ara va bé» en Germanor, 254 (1V-1923);ARLES, J. d’: «Tòpics separatistas» en Germanor, 244 (15-V-1923); Radium: «Casos i coses: un magnífic exemplar» en Germanor, 256 (1-VI-1923); Radium: «No hi ha remei» en Germanor, 257 (15-VI-1923); FÀBREGA I AMAT, Ll. G.: «Ja són dos» en Germanor, 259 (15-VII-1923); FÀBREGA I AMAT, Ll. G.: «Per que els catalans no podem ser separatistas» en Germanor, 260 (1-VIII-1923); La Veu de Catalunya: «Una altra sortida de l’ABC» en Germanor, 261 (15-VIII-1923); FÀBREGA I AMAT, Ll. G.: «De l’Espanya pintoresca. El patriotisme de l’ABC de Madrid» en Germanor, 275 (15-III-1924); Radium: «Carinyos del diari Monument» en Germanor, 337 (VIII-1928). 15.- Cf. F. de Luis Martín: Hermanos…, ob. cit. p. 150. 16.- ROVIRA I VIRGILI, A: «Conreus de Catalunya» en La Publicitat (16-VI-1925). 17.- ROVIRA I VIRGILI, A.: «Dins el cor ja hem triat» en La Publicitat (21-XII-1922). 18.- GUANSÉ, D.: «La fúria d’ABC» en la sección «Del matí al vespre» en La Nau (5-V-1928). 19.- CARNER I GERMÀ, J.: «ABC», «La Nación», etc. en La Nació Catalana, 74 (23-VI-1934). 20.- MALLSOL, A.: «Hermanos…? Extranjeros…?» en La Nació Catalana, 79 (en realidad 78) (28VII-1934). 21.- No será hasta después del franquismo cuando se producirá la transformación de pautas de comportamiento del colectivo catalán, especialmente, en los años ochenta y noventa, cuando los medios

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JOSEP MARIA FIGUERES audiovisuales consolidan la hegemonía informativa y recreativa en todo el Estado. Es en ese momento cuando la prensa de Madrid comenzará a tener entidad propia en Cataluña, mediante sus publicaciones, en el contexto de la edición de unas páginas elaboradas en Barcelona por una redacción local e impresas también en la misma ciudad (El País, El Mundo), o bien, con las ediciones regionalizadas que comprenden la edición de un suplemento interior ( ABC). La mayor parte de estos diarios incluirán el añadido «de Cataluña» en la cabecera, pero ya sea porque la propiedad es la de la central, instalada en la capital del Estado, o porque la dirección, en última instancia, es también de Madrid, o porque la imagen que tienen los compañeros de profesión, se la seguirá considerando prensa de Madrid; solamente en la zona receptora hay quien la considera como prensa propia. En los anuarios, publicaciones, etc., elaborados en Madrid, se la incluye por las tiradas, audiencias…, dentro de la prensa de la capital y no se la considera prensa catalana. Será la edición regionalizada más que la simple inserción de unos suplementos la que podrá acercarse mejor a la realidad de la zona receptora. ABC opta por el modelo más distante, aunque más sencillo; elige la inclusión de un suplemento a diferencia de los otros dos periódicos ya mencionados, que escogerán la vía de la elaboración propia de un suplemento a pesar de la utilización de buena parte del material informativo general. Cualquier lector apreciará, sin embargo, que la edición catalana del ABC dispone solo del pliego central y el resto es un periódico de Madrid (desde las farmacias hasta las salas de cine, pasando por los deportes) mientras que los otros dos títulos asumirán con naturalidad los contenidos que impone la edición hecha en Barcelona. 22.- VALLVERDÚ, F.: «L’edició catalana de 1923 a 1930» en Els Marges, 9 (1977), p. 23-50. 23.- Íbid, p. 28-29. Lo reproduce de La Veu de Catalunya (1-XII-1927) traducida del original en castellano publicado en el ABC. 24.- Respecto a esto, un comentarista político nacionalista tan sensible como Rovira i Virgili dedica numerosos textos a las campañas del ABC. Lo que más le duele al político y periodista tarraconense es la participación de catalanes, a los que bautiza como «catalanes del ABC», y la incomprensión que muestra Madrid ante el hecho diferencial catalán. Lo recoge SOBREQUÉS, Jaume: Catalunya i Espanya. Barcelona, La Magrana, 1988. También la antología de homenaje al político, periodista e historiador llevada a cabo por CAROD-ROVIRA, J. Ll.: Els articles de Rovira i Virgili. Barcelona, Generalitat de Catalunya, 1994. En relación con el ABC, estos artículos son: «La incompresió centralista» en La Campana de Gràcia (30-XI-1918); «Catalans del ABC» en La Campana de Gràcia (11I-1919); «L’escàndol» en La Campana de Gràcia (15-V-1920); «L’aranzel de la fam» en La Publicidad (26-XI-1921); «Català i espanyol» en La Publicidad (18-II-1922); «Le mentalitat unitarista» en La Publicidad (23-II-1922); «Així potser ens entendrem» en La Publicitat (14-XII-1922); «El fuet» en La Campana de Gràcia (25-II-1922); «El diàleg de les llengües» en La Publicitat (3-XII-1922); «La il·lusió dels castellans» en La Publicitat (5-XII-1922); «L’alarma dels enemics» en La Publicitat (6XII-1922); «L’ABC parla molt bé» en La Campana de Gràcia (16-XII-1922); «Dins el cor ja hem triat» en La Publicitat (28-XII-1922); «Catalunya, explotadora d’Espanya?» en La Campana de Gràcia (23-XII-1922); «El silenci de Madrid» en La Publicitat (24-XII-1922); «La contesta de Catalunya» en La Publicitat (28-XII-1922); «Veus de Madrid» en La Publicitat (29-XII-1922); «El silenci trencat» en La Publicitat (30-XII-1922); «Els implacables» en La Campana de Gràcia (5-I-1923); «L’estat d’es-

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EL PERIODISMO CATALÁN. UN SIGLO DE HISTORIA (1879-1984) perit de Catalunya» en La Publicitat (5-I-1923); «Que convenci els espanyols» en La Publicitat (6-I1923); «L’idioma espanyol a Catalunya» en La Publicitat (17-II-1923); «La llengua pròpia i les altres» en La Publicitat (24-II-1923); «La bandera sonora» en La Publicitat (28-III-1923); «Les tres ofensives» en La Publicitat (23-VI-1923); «Paresia i geometría» en La Publicitat (9-VIII-1925); «Tenim molt de gust de saber-ho» en La Publicitat (28-XI-1923); «La incompetencia» en La Publicitat (20-II-1925); «Aquesta si que és bona» en La Campana de Gràcia (16-V-1925); «Les dretes espanyoles» en La Publicitat (17-II-1925); «Un idioma espanyol a Catalunya» en La Nau (20-VIII-1931). 25.- SERRAHIMA, M.: Realitat de Catalunya. Barcelona, Aymà, 1967 (2ª ed., 1974). 26.- CREIXELL, Pere de.: «Gonzalo Fernández de Mora, crítico del diario ABC, y nuestra catalanidad» en Xaloc, 21 (XI-XII-1967), p. 173-174. 27.- «Las campañas de ABC» en ABC (9-IV-1931). 28.- «Las campañas de ABC» [editorial] en ABC (19-VI-1932). 29.- Véase la extensa selección que hemos hecho de textos sobre el líder nacionalista y sobre el partido conservador catalán; creemos que es suficientemente explícita como para no confundir puntualísimas coincidencias con alianzas estables. 30.- Editorial: «Les campanyes contra l’Estatut» en La Veu de Catalunya (4-VIII-1931). 31.- Consúltese al respecto la demostración que lleva a cabo el profesor Martín, de la Universidad de Salamanca, en la identificación entre separatismo y autonomismo por parte de ABC; es una identificación bien clara así como también lo es entre la separación real del Estado y la aprobación del Estatuto. Cita las palabras del 4 de mayo de 1932 de su director y propietario, Luca de Tena: «Creo que ningún gobierno ha contraído jamás en España una tan grave responsabilidad como la que contraería el que coadyudara a la aprobación de ese Estatuto, que, tal como se ha presentado a las Cortes Constituyentes, significa la desmembración de la Patria». 32.- Por ejemplo, el comentario «¡Adiós, Patria!» en la portada del 18-III-1899, en que muestra resentimiento por la crítica de Romero Robledo en El Nacional al comparar al doctor Robert con un general «filibustero de Santo Domingo, un cabecilla tagal» cuando en el Diari Català lo califican de «hombre de ciencia y no político». 33.- «En Farnés i l’Heraldo» en La Veu de Catalunya (18-V-1900). 34.- En el fondo Prat (ANC) se conserva documentación sobre la campaña de El Progreso y también la reproducción de los artículos de respuesta a El Imparcial: «A El Imparcial» (4-X-1899); «Contra Catalunya» (9-II-1900); «Senyal del temps» (29-I-1902)… 35.- Existe una gran cantidad de textos sobre esta cuestión. De los años treinta «La reunió de san Sebastián i les dèries de l’ABC» (26-VIII-1930) es representativo de la radical falta de entendimiento entre las dos posiciones que representan las antípodas ideológicas entre el catalanismo y el españolismo: «El diario madrileño de las becerolas no tiene arreglo posible. De vez en cuando parece iniciar una leve rectificación en su manía hacia Cataluña y las cosas de Cataluña. Pero en seguida vuelve a lo de siempre. Ahora mismo, al comentar la reunión de los republicanos españoles en San Sebastián, con asistencia de los representantes de Acció Catalana, Acció Republicana y Estat Català (amigos de Macià), ataca a las izquierdas españolas y las acusa de haberse pasado al separatismo. No hace falta decir lo injusta que es esta acusación. Los republicanos españoles no han aceptado el separatismo

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JOSEP MARIA FIGUERES catalán. Al contrario. […] Es necesario reconocer, pues, que en todos los sentidos ABC va muy equivocado. No ha habido ninguna conversión en masa del republicanismo español al separatismo catalán, ni los contactos establecidos entre los republicanos españoles y los extremistas catalanes pasan de la serena región de las hipótesis. Esto lo saben perfectamente unos y otros. Y eso constituye, precisamente, la mejor garantía de mutua fidelidad y de mutua consecuencia».

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7 En Patufet. La revista y su impacto1

La revista infantil En Patufet fue una publicación de éxito. Tal fue su éxito que ninguna otra revista en catalán pudo cosecharlo entre las extremas fechas que se vivieron entre 1900 hasta 1939, cuando se iniciaría uno de los periodos de represión más brutales y que motivó el cierre de la revista, así como la clausura de tantas otras actividades, para ser substituida por el modelo que proclamaban Flechas y Pelayos o similares. Para comprender este éxito y para conocer la revista en catalán de más alto impacto social en el siglo XX se organizó el coloquio «En Patufet, cent anys. La revista i el seu impacte» en el cual se enmarca esta aportación sobre la revista, que dividimos en tres sintéticos apartados: historia, contenidos y significación. Historia La revista nace en 1904 con el objetivo de difundir un ideario dirigido específicamente a la infancia y a la adolescencia. El ideario fundacional querrá enlazar con el que en aquel momento es más relevante culturalmente y contaba con autores significados como Carner o Maragall, que colaboran, con «Sol solet» y «La diada de Sant Jordi» respectivamente. La voluntad es la de crear una tribuna adecuada al objetivo formativo que se persigue. Aureli Capmany traspasó los derechos a finales del primer año de vida y será el editor Josep Bagunyà, que lo era de Cu-cut!, quien tomará las riendas. Josep Morató i Grau será el director y los hombres que se irán implicando en las revistas del catalanismo político dominante, desde Cu-cut! (1902) a Cuca Fera (1917), también se encuentran en En Patufet. Así, Junceda, Cornet, Prudenci Bertrana, etc., serán dirigidos por Josep Bagunyà, impresor y editor, que estará estrechamente relacionado con la evolución de la cabecera.

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El 25 de noviembre de 1905 apareció la cristalización del sentimiento militar español que quería frenar el ascendente catalanismo. Se produjo el asalto a la imprenta del semanario satírico Cu-cut! y al diario de la Lliga, La Veu de Catalunya. Ese mismo año, los resultados de las elecciones legislativas de septiembre habían sido muy buenos para la Lliga y confirmaban la tendencia ascendente desde 1901. El catalanismo no se preocupaba solo de los versos, quería regir los destinos de Cataluña. El asalto fue organizado cuidadosamente: participaron no un grupo pequeño, sino una potente formación de trescientos oficiales uniformados. El marqués de Camps, en su intervención en el Congreso, afirmó que habían actuado con «nocturnidad, cuadrilla…». Los gritos que los responsables del orden barcelonés daban –«¡Viva España!» y «Mueran los catalanistas»–, según nos narra Joan Alavedra, testigo de excepción igual que Francesc Cambó, son bastante elocuentes en relación con lo que proponen: un odio profundo hacia la diferencia. La librería, la imprenta que lo era también de En Patufet, de la calle Cardenal Casanyas, donde se había trasladado la revista, fue asaltada y también sufrió los destrozos. Los militares volvieron a la carga y fueron hasta La Veu de Catalunya, en la Rambla de les Flors, que no tenía nada que ver con la caricatura que supuestamente era el origen de los disturbios, que había aparecido en Cu-cut! y estaba firmada por Junceda. Este hecho ya ilumina las verdaderas finalidades de los militares españoles que se habían reunido al grito de «A las 9 todos a la plaza Real». Ya sabían lo que tenían que hacer. Este episodio, aunque no afecta directamente a En Patufet, marcó al catalanismo. Macià inició una carrera política de tono rupturista substituyendo la carrera militar que había seguido hasta entonces, mientras que Cambó abría una vía realista y colaboracionista, o mejor dicho, posibilista. El episodio del 25 de noviembre configuró una fecha crítica2 en las posibilidades de evolución del nacionalismo. El editorial que se publica al día siguiente del asalto, un Prat de la Riba que había sido encarcelado hacía solo tres años, era elocuente: «Serenidad». Cu-cut! estaba sentenciado a muerte y desaparecerá pocos años después: era una arma demasiado potente de sensibilización popular. Contrariamente, En Patufet no despertaba problemas políticos, aunque Manuel Folch i Torres fuese colaborador de ambas al mismo tiempo y, mientras que con el seudónimo «Lleixiu» (legía), era el autor de la popular «La llista de la Bugadera», participaba en la publicación de la «Biblioteca En Patufet». Contenidos La publicación aparece al comenzar el año 1904, concretamente el 3 de enero, y lo hace con un texto breve, sencillo, claro y diáfano hasta la obviedad,

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mostrándose primaria y elemental. Esta obviedad es un rasgo distintivo de la revista y una de las claves de su éxito popular al tiempo que del rechazo intelectual con que se encuentra. Es ramplona en sus contenidos, poco elaborada en su expresión y formulación…, en definitiva, poco apropiada para un público exigente. Una frase que querríamos destacar es «como es costumbre dar el ‘Que Dios os bendiga’ siempre que alguien se presenta por estos mundos de Dios con letras de estampa…». Una segunda observación: en la visualización de los primeros números destaca el sentido de transmisión cultural, desde la lengua hasta los valores morales y cívicos, unos valores que Josep M. Folch i Torres glosa habitualmente y que tienen su referente en un ayer colectivo glorioso, que intentan acercar a sus lectores. El lector se puede sentir próximo a la Renaixença: los referentes nos resultan familiares, a pesar del corte franquista. A principios del siglo XX, sentimentalmente aquellas generaciones catalanistas estaban muy vinculadas al mundo medieval, un mundo que nosotros vemos hoy, más o menos, como una especie de tiempo prehistórico. La lengua se trata con rigor y se potencia todos aquellos valores que fomentan la aparición del sentido de pertinencia al grupo, especialmente el conocimiento de la historia. Esto explica que en 1906 se publique El Llibre de les Bèsties de Ramon Llull en episodios, firmados por el «Reiet de la Casa», con las palabras más desconocidas subrayadas y con un glosario que facilita su comprensión. También, en relación con la lengua, es habitual la presencia de normas, reglas, concursos, aclaraciones, etc., con afán divulgativo, si bien a menudo sin seguir el sistema oficial, con una discriminación que no se cansaban de señalar las clases intelectuales catalanas. Cuentan con colaboradores de prestigio como Joan Arús, López Picó, Dolors Monserdà de Macià, entre otros, que realizan aportaciones esporádicas o regulares, según el caso. Entre estas, destacamos la de Lluís Folch i Torres que lleva la sección «Beceroles artístiques» y, sobre todo, la de Josep M. Folch i Torres, con sus «Pàgines viscudes», ilustradas por Joan G. Junceda. Una característica consubstancial de la revista es su uniformidad, la constancia del tono y del contenido. Las secciones varían, a veces hasta en el título y el autor, pero la revista en general presenta pocos cambios. Un ejemplo nos lo ofrece la sección «Física recreativa» que será substituida por «Científiques»; o «La lliçó de la setmana» que pasa a titularse «Frases en acció», en una línea clara de continuidad y atemporalidad, en general nunca rotas excepto por algunas alusiones, escasas aunque muy claras, que aparecían en momentos determinados como en 1907, cuando se condena el atentado contra Cambó, o en 1915, criticando la Gran Guerra. En general, pues, el contenido está bien trenzado y es regular, incluso los temas de la revista son intercambiables con los de la «Biblioteca Patufet», de 1909, que cuenta con títulos como Veus aquí una vegada,

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de Josep Morató i Grau; Encara parlen les bèsties, de Manuel Folch i Torres con ilustraciones de Llaverias, y Contes del vent, de Pere Prat i Gaballí, con ilustraciones de Junceda. Entre otros. Sería necesario penetrar con contundencia y exhaustividad en la revista y, más allá de una observación simple, tópica, adivinar no solo la vertiente de catalanización (lengua, historia, cultura, valores…) sino también la de adecuación. Cabe resaltar el sentido de sus dibujos, terriblemente elocuentes por su incidencia y profundidad. Un ejemplo: en 1925 las teorías de la evolución no están consolidadas socialmente ni por asomo. Un chiste corto, referido al origen del hombre afirma, más o menos, dirigiéndose un niño a un adulto que lo acompaña mientras miran la jaula de los primates en el zoo: «¿Venimos del mono?» «Sí. Mira, poco a poco»3. Queda claro que esta observación no hacía gracia a los integristas y a los católicos ultramontanos. Cuando en 1925, Antoni Rovira i Virgili critica el «patufetismo» en una línea que tendrá continuidad hasta la gauche divine de finales de los setenta, querrá poner en evidencia la forma ramplona con que la publicación observa la vida social y la posición acrítica que adopta ante la realidad, pero insistimos en que del análisis de contenidos se desprende la atención a cuestiones que todavía hoy están por resolverse como la oposición a la vivisección animal (1915) o la guerra (1914) o al terrorismo (1907). Esta situación de vinculación con el pasado no es solo la historia o la tradición; aparece en todo el conjunto de la revista. En 1908, Flos i Calcat abre el «Manuscrit Català compost d’autògrafs de tots els Mestres en Gai Saber i d’altres poetes i prosistes catalans» al tiempo que culmina la serie «Els animals: zoologia pintoresca». Es esta implicación con la cultura entendida como útil por las clases populares de entonces (geografía descriptiva, zoología recreativa, ortografía, matemática elemental, química curiosa…) la que orienta la revista a un público que rápidamente le será fiel y que multiplicará la incidencia con la conservación de la publicación. No es un semanario de consumir y tirar, sino para conservarlo y volver a leerlo cuando uno se queda en casa enfermo o cuando hace frío, puesto que se ubica en una sociedad sin el imaginario audiovisual actual y que tiene como referente un mundo antiguo que le resulta cercano. Los dibujantes van implicándose en la publicación y rúbricas como Apa, Opisso, Llaverias o Junceda se convertirán precisamente en los cuatro primeros ilustradores de la Biblioteca Patufet. Destacamos el binomio formado por el escritor Manuel Folch i Torres y el dibujante Llaverias, que seguirán una dimensión muy clara en lo que podríamos denominar línea blanca de contenidos, clara en ideas y neutra en ideología política, con un nítido compromiso con la religión, el orden, la tradición, el sentido conservador; en definitiva, llena de un sentido de sencilla apuesta intelectual donde la máxima licencia que se concede es la

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del término ambivalente o la sonrisa por la confusión siempre bienintencionada porque nunca se permite una crítica fuera de tono. Con todo, no se queda al margen de la realidad. Tienen puntos de contacto con elementos críticos. Una persona exponente del republicanismo laico, implicado con la masonería, militante de la revolución es Lluís Companys. Con una simple visualización de la revista En Patufet y L’Avenir de los años veinte encontramos puntos de contacto. En Patufet critica (1907) el terrorismo y la captura indiscriminada de pájaros y L’Avenir (1921) se ocupará de los mismos temas: el combate pacífico y el amor a la naturaleza, entre otros, que serán nexo de una publicación obrera, crítica con el sistema y otra que se ha querido ver como representante del sentido más estático y que, sin embargo, no lo era. A menudo juzgamos el ayer con una mirada actual y los errores de apreciación que se producen son manifiestos. Folch i Torres, según nos dijo Maria Aurèlia Capmany, deja la literatura de compromiso para entrar en otra sin complicaciones sociales o políticas, la de los niños, a raíz de lo sucedido durante la Semana Trágica. Otras voces más autorizadas que la nuestra lo dilucidarán, pero no cabe duda de que la importancia de Folch i Torres tanto en la revista como en la narrativa de ficción constituye un punto de referencia claro en la creación de un entorno catalán, un imaginario, aunque no sea explícito: la montaña idealizada. Será coherente la difusión de la historia mediante la utilización de técnicas diversas, como la nota aislada, el chiste o la sección explícita: «Galeria dels Grans Mestres», referente a maestros de la ciencia como Narcís Monturiol (1991); o los comentarios encomiásticos de «La infantesa dels grans» (por ejemplo, Jaime I); las imágenes de los episodios estelares de la historia de Cataluña; las tarjetas, vendidas de forma independiente a la revista, con espectaculares dibujos de Llaverias. Más compleja será la visión ambientada en la Revolución Francesa, con unos revolucionarios patibularios, escenario de, creo recordar, Memòries de Maria Vallmarí o, tal vez, de La vida i els fets de Justí u hoy tant se val, y en la revista los hechos de ayer o hoy tendrán también un componente primero que sentó cátedra en catalán, publican un pergamino dirigido a Cambó estando convaleciente del atentado sufrido (1907) o bien las extensas necrológicas de escritores destacados como Guimerà, Verdaguer, Torras i Bages…, que no deja de ser una forma de acercar el conocimiento específico de patricios representantes del territorio a las nuevas generaciones. En Patufet querrá convertirse, y desde 1915 lo logrará, en una publicación familiar, más allá de la dimensión infantil, para entrar en la adulta. Algunos de los chistes serán específicamente juegos de palabras para adultos. Por ejemplo, en uno de 1931, el futuro yerno, pide la mano de la hija al padre de la muchacha: «A un servidor le gusta su hija y venía a pedírsela como esposa», «Está bien, pero, ¿ya ha visto a mi señora?», «Sí, señor, pero me gusta más su hija».

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La respuesta puede suponer una pecaminosa afirmación si se lleva la deducción a las últimas consecuencias: esto es, la destrucción del matrimonio, cuando la revista no tolera ni el divorcio, ni el adulterio. En Patufet será también excelente en un tipo de chiste que podrá generar diálogo intergeneracional. Es un ejemplo el diálogo entre el griego y el egipcio de Junceda (1918): El egipcio dice «En mi tierra, en unas excavaciones que se han realizado, se han encontrado alambres, lo que demuestra que mis antepasados eran tan sabios que ya conocían el telégrafo»; a lo que el griego responde «Más lo eran los míos, porque en las excavaciones de mi país no han encontrado nada, y eso demuestra que ya conocían el telégrafo sin hilos». Posibilita que el infante pregunte que es la TSF, tan de moda en los años veinte como pequeño misterio científico que inaugura el electrodoméstico de oficio después de la máquina de coser como máquina de trabajo en casa. Si nos fijamos en aspectos conceptuales de las finalidades de la publicación indicaríamos los siguientes: a) Finalidad moralizadora. Se convierte en su principal objetivo, según la recopilación antológica de Lluís Solà4: moralizar a una sociedad con lecciones de comportamiento en relación con un ideal. Solà reproduce la «criaturada», después la «Croniqueta» y finalmente «Pòrtic» sobre el talento y el carácter. Y desde los chistes hasta las «Pàgines viscudes», estas visiones de un comportamiento ideal tienen tanta presencia que hacían que, al comprar la revista para los críos, los mayores adquiriesen también un instrumento formativo adecuado a sus objetivos de disciplinar y ordenar el pensamiento y las actitudes de los adolescentes. Observando los ejemplares del año 1930 y si tuviésemos que mencionar los temas morales que aparecen, veríamos que son de una cursilería terrible: «L’home renegaire» («El hombre blasfemo» que se vuelve mudo y dice: dice «¿No será un cástigo de nuestro Señor»)5. Aspectos como la caridad, la Señor?>>pena, etc., poseen connotaciones difíciles de relacionar con el humor, mientras que el heroísmo, la aventura…, podían maridar mejor con un sentido más innovador que encarnase mejor el momento histórico. b) Presencia mayoritaria de la atemporalidad. El contenido puede ser válido no para un año u otro, sino para cualquier década de su existencia. Como el humor eterno ejemplificado por el siguiente diálogo: «Mire, joven, cuando lo comencé solo contaba con mi inteligencia», «Pues si que empezó con poca cosa». De 1921 es la expresión representativa del sentido global de la publicación, un contenido adecuado a una percepción mayoritaria del entretenimiento bien entendido, que no hiera sensibilidades. A menudo, el contenido es retórico, si se observa con una mirada actual: «¿Ya has vuelto a comprar

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el periódico? ¿No lo compraste ayer?», dice una mujer a su marido en una viñeta de «Cornet»6; en la página anterior el padre riñe a su hijo en los siguientes términos: «Hace dos horas que marraneas. ¿Por qué lloras?» y la respuesta es «No me acuerdo». Ilustrativo de la tónica dominante de la publicación, del tono que prima. c) Compromiso con los valores democráticos. Cuando hay una fractura social, un conflicto de intereses y valores, es obvio que la revista jugará un papel a favor de la religión, el orden, la propiedad, la tradición. Cuando aparezcan divisiones conceptuales será el dibujante, el colaborador que firma, el que decida. «Titella», es decir, Junceda en 1916, crea el diálogo entre el peluquero y el cliente: «¿Usted que es: germanófilo o francófilo?», «Francófilo, hombre, francófilo; me gustaría que todo me lo diesen gratis»7. Esta lectura de la ideología, más allá de la apariencia –y muy de contenido, efectivamente– de En Patufet no se ha hecho, ya que ha predominado la visión fácil y tópica y, digámoslo todo, mayoritaria, de unos contenidos en los que destacan los valores tradicionales. Con la lengua, no obstante, la beligerancia será nítida. El 12 de abril de 1930 (número 1.358) la sede de la Associació Protectora de la Llengua Catalana, entidad privada con cinco mil socios que promovía la enseñanza de catalán, permanecía todavía clausurada y En Patufet reproduce como editorial la carta de M. Folguera i Duran que protesta porque no sabe a quien debe dirigirse para que se levante la clausura. d) Respeto por la vida, la naturaleza, el equilibrio espacial. A lo largo de la existencia de la revista aparece una dimensión constante, de visión muy cuidada, en relación con la destrucción física, la devastación moral, que provoca la exterminación de especies por el simple lucimiento social. Así, por ejemplo, bajo el epígrafe «els rics de nou», se publica un diálogo contundente: «¡Vaya! ¡Qué piel tan bonita! ¿De qué animal es?», «Es mía». Este respeto por la vida lo expresaríamos en el animal maldito por la Biblia que todavía hoy sufre persecuciones simplemente por su dimensión simbólica. En Patufet defiende a la serpiente: así, en 1923 «Abecé» (Manuel Folch i Torres), en «Un caçador de serps», justifica que se maten cuando son venenosas pero «matarlas es cometer otra mala obra» y valora elementos positivos: «comedores de ratones, de topos y de otros animalejos que son un castigo para el campo». No creemos en la coherencia: la publicación, como todas, mantiene la dimensión de la aportación heterogenia. Con el pie «Entre caníbals» y de la pluma de «Mallol» encontramos el diálogo siguiente: «¿Los náufragos? Cuando me encuentro con uno, en seguida lo hago a la parrilla. Es que son una gente a la que no puedo tragar», mientras que en el dibujo aparece el náufrago servido en una bandeja.

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e) Valores de sociabilización en la transformación de una sociedad agraria a industrial y de rural a urbana. Los cambios que desde finales del siglo XIX tienen lugar en Cataluña con innovaciones de todo tipo tienen una explicación, en clave humorística, pero que pone en evidencia estas modificaciones. Así, en 1922, con un cadáver fresco en mitad de la ilustración, Cornet escribe el diálogo: «Pues, mire, es que el autobús le ha pasado por encima», «¿Y se ha muerto?», «Ya lo creo. Y aún ha tenido suerte de que el autobús fuese vacío». No es casual que la portada de Cornet del calendario de 1926, el automóvil, que está a punto de atropellar a En Patufet y a dos niños, sea conducido por dos diablos con cuernos, cola y de color rojo, siguiendo la iconografía habitual. Los nuevos conceptos de previsión también, como otros, harán acto de presencia desde la posición de la divulgación, para estimular el diálogo. Vemos una escena en que el marido empieza a hablar a su mujer delante de los hijos: «Pepita, ponte contenta. Me acabo de asegurar la vida», «¿Y por eso me tengo que poner contenta? Lo que eres, es un egoísta. Si me quisieras a mí y a tus hijos, asegurarías nuestra vida y no la tuya»8. f) Calidad en el dibujo con dibujantes de incidencia social y cultural destacada. El hecho que la plana mayor de los dibujantes se implique en la publicación logra que durante los años veinte coexistan personajes que mantendrán una línea de compromiso social y político heterogéneo. Cardona, más conocido como «Quelus», por ejemplo, es un dibujante comprometido con el catalanismo, con L’Estevet y lo encontraremos en la revolucionaria L’Esquella; va de la mano con «Apa», el dibujante crítico demócrata de La Publi, considerado un referente por la ejemplaridad de su pensamiento progresista. También el primer Castanys, el ácido comentarista de la realidad que disgusta a La Veu. Y Junceda, Llaverias, Cornet, etc., mantendrán un tono de gran interés que contribuirá al éxito de ventas y al prestigio de la revista. Basta con ver las extraordinarias portadas de los calendarios llenos de vigor y expresividad con una espectacularidad que contribuye también poderosamente a consolidar la revista. g) Una visión técnica para modificar constantemente el producto. Contrariamente a lo que los tópicos expresan, desde el primer diario en lengua catalana, en 1879, que contaba con un excepcional diseño de gran calidad para la época, cuando la mayor parte de la prensa se acercaba al diseño del siglo XVII, las publicaciones catalanas han tenido mucho cuidado de su estética. La Veu tuvo en 1899 la primera rotativa y En Patufet transformó su formato, creó suplementos, mejoró la dimensión gráfica ampliándola, estableció un valor de claridad que aproximó con facilidad el contenido al lector librándose de complejidades. El editor, liberado por la Lliga en 1912 del Cu-cut!, tendrá mucho cuidado de estos aspectos. El público responderá positivamente tanto en estratos rurales como ciudadanos. Así lo demuestran la mayor parte de memorias

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que, al aludir al aprendizaje de la lengua, citan la publicación como una herramienta de introducción. En el número 999, del 26 de mayo de 1923, escriben: dicen que miles de niños, hoy ciudadanos, «han aprendido a querer la Patria y nuestro idioma en las páginas de En Patufet» y adelantan que a partir del número 1.002 será impreso en gran rotativa, a cuatro tintas y 32 páginas de textos y gravados, sin aumento de precio y formato más grande. Era la constatación de su éxito. h) Predominio de la dimensión conservadora en la visión crítica de la sociedad. Tanto en la política catalana, como estatal, como internacional, aparece esta posición que contribuye a magnificar un tipo de gobierno. Cuando «Jordi Busca», otro de los seudónimos empleados por Manuel Folch i Torres, en «Delícies del govern dels Soviets», cita casos de antropofagia y de la represión de Lenin, no explica ni el bloqueo occidental a Rusia ni la voluntad monárquica de acabar con el soviet donde se imponía un sistema basado en la justicia distributiva, esto es, el comunista más allá de sus aspectos polémicos. No importa que aparezcan chistes con ladrones o en los que se satiriza a burgueses, como en la viñeta en que en pleno robo de una caja fuerte, un grupo de chorizos ha atado a los propietarios y dicen: «¡Mirad a los burgueses! Mientras nosotros estamos aquí trabajando como negros, ellos nos miran sin hacer nada!». Va firmada por «Lollam» («Mallol») en 1932. La bondad se recompensa, la maldad se castiga y el comportamiento ejemplar se premia públicamente. No siempre, pero, el despropósito ideológico está presente en el contenido. Así, la chica vestida con el último modelo huye del mendigo inválido al que Mallol hace decir: «Señorita, piense que hace dos días que no como…», «Ai, no me hable de estas cosas, que soy muy sensible»9. Y naturalmente no le da limosna. Tal vez por preocupación de los mentores espirituales… La parábola, la metáfora, la simple recreación de un mundo utópico están presentes cuando la miseria, el conflicto social, la explotación, la opresión…, se han de resolver con la paciencia, la resignación y la conformidad como instrumentos para esperar la resolución del conflicto. La presencia de un director como Josep Morató, que lo era también de Cuca Fera y del que hemos explicado profusamente su vinculación con la Lliga y sus medios10, nos hace encontrar cercanía entre la revista y el pensamiento de esta formación política. Cuando muera Morató, Folch encarnará la continuidad. i) Compromiso con la proyección social, la catalanidad. La revista de forma constante publica alusiones a Montserrat, san Jorge, la historia, las ocurrencias Sant Jordi lingüísticas tanto en la vertiente divulgativa y respetuosa como de forma ilustrativa o simplemente ambiental. La catalanidad es el leit motiv de la existencia de la revista. La moralidad será el segundo, claro. Pero cuando en 1931 se acaben definitivamente la censura y la represión militar, el chiquillo protagonista

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de la revista enarbolará una bandera, «bien alta, bien recta y bien sola», como reclamaban desde Carrasco i Formiguera hasta Antoni Rovira i Virgili o Francesc Macià, exponentes de una generación que no quería ser subordinada culturalmente. j) Estabilidad de empresa, contenido, colaboradores. Enric Jardí cuantifica la obra de los cuatro hermanos Folch y el número de textos que aparecen. Según la elaboración que hizo el Departamento de Filología Catalana de la UAB fue: Tabla II.6.1. Manuel

Lluís

Josep M.

Joaquim

Cuentos

104

19

1.756

4

Poemas

420

-

82

-

22

1

2

-

1.444

188

37

-

2

31

-

-

Prosa variada Artículos Traducciones

Si nos fijamos en las dos cifras máximas11 que superan el millar, la primera corresponde a 1905-1928, mientras que la segunda lo hace con el intervalo 1905-1938. Esta referencia es simplemente ilustrativa y evidencia como, junto al editor estable después del cambio inicial de Capmany, nos encontramos con una publicación de empresa y colaboradores regulares. En Patufet fue una publicación regular que, a medida que la sociedad catalana abandonaba el analfabetismo, se introducía en el nuevo modelo de sociedad, como explican Espinet y Tresserras en un trabajo monográfico que nos exime de hacer referencia al proceso12. l) Escuela de lengua. Se ha insistido mucho en esta característica y únicamente querríamos citarla. Es sobradamente conocido como En Patufet se convirtió en la única publicación que entraba en muchos hogares catalanes y cómo cumplió un papel de aprendizaje, ya que durante los años diez y veinte el papel impreso no se tiraba tan alegremente como en la segunda mitad del siglo XX. Además, la presencia de la atemporalidad, el dibujo, el sentido unitario de cada publicación con muy pocas referencias a próximos números (tipo soluciones o folletos inacabables), posibilitaba una revista para ser conservada, dejada, intercambiada, que, además de ser familiar, era social en un tiempo en que los contactos vecinal y familiar eran mucho más intensos, con lo que comportaba

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préstamos, algo que no se produce con esta fuerza en los inicios de este siglo XXI. Y la publicación, por su contenido, además de la voluntad a que aludimos, era un auténtico centro de enseñanza del idioma, como proclamaba desde el principio: «Su objeto será inclinar a los niños y niñas de Cataluña desde su más tierna edad a leer en catalán y despertar en sus corazones inocentes el amor a nuestras tradicionales costumbres»13. La revista desde 1913 será normalizada y beligerante imponiendo el modelo de Fabra con rigurosa contundencia. Por esta razón se ha hablado tanto de En Patufet como escuela de lengua. Significación social De la descripción de su contenido, deducimos que el semanario gozó de un sentido de aceptación interclasista en la vertiente geográfica –tanto rural como urbana–, desde una concepción en la que colea el entretenimiento estricto: el obsequio para los chiquillos. Parte de su aceptación se debe también a su rasgo de «utilidad», característica muy importante entre las clases populares para las que un céntimo tiene un valor tan importante que no puede dedicarse a dulces o golosinas de forma regular. Con la revista se consigue un espacio de socialización avalado por la tradición y recomendado por el prestigio de una cultura propia, con una incidencia de la Iglesia todavía como valor añadido por la profunda significación de que ésta dispone como referente de influencia en pautas de comportamiento. La revista no puede huir de las limitaciones de su momento. Trabajo femenino: el tradicional. Véase la sección «L’hora de la tasca», en la que el trabajo de la mujer se encaminaba hacia tareas de una tipología social delimitada. De esta manera, desde el mundo urbano medio se proponen trabajos como el de bibliotecaria, secretaria o enfermera, mientras que en las clases obreras predominaban las duras labores obreras –chinches de fábrica, en lenguaje popular– o la escondida y triple labor eterna: todo el día en el campo, en el entorno de la «masia» (con las aves, recogiendo legumbres…) y en las labores de la casa. La revista será un elemento de consolidación del orden social, con la rutina de la tradición y la pátina de la inmovilidad. Seguramente si hubiese alterado su sustrato ideológico no hubiese tenido el éxito que tuvo porque, con puntas de venta de más de sesenta mil ejemplares, se convierte en un caso insólito en la historia del periodismo catalán. Ejemplares que, además, como ha remarcado Josep Miracle14, no eran individuales sino familiares. El éxito de Les aventures extraordinàries de Massagran es espectacular. Fue la puerta de entrada de Josep M. Folch i Torres en la revista y el primer momento de gran crecimiento de la tirada de la revista. Recientemente hemos visto su pervivencia en cómics,

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vídeos, televisión…, con un personaje que todavía encandila a las nuevas generaciones por su capacidad de sugestión. Joan Fuster, en el artículo –¿o manifiesto?– «Per a una cultura catalana majoritària», expone los términos del debate con posibles riesgos de futuro: con el desplazamiento del catalán por parte del castellano, aparece el riesgo del cultismo; y elogia a Folch i Torres y En Patufet porque, en aquella Cataluña, la lengua hablada era absoluta y, mientras la vida popular iba evolucionando, la revista la ayudaba en este proceso15. En 1980, al publicar estas líneas, solo había lengua y punto. No obstante, en estos años, la vida popular, dinámica y espectacular («castellers» y «diables» por delante de las sardanas, para entendernos), ha tenido una increíble resurrección, solo hace falta observar las citas multitudinarias que van en aumento. En Patufet fue considerada una revista de un contenido repleto de ramplonerías. Nos ofrece una síntesis Francesc Espinet citando memorias. Destaca la referencia a Alexandre Cirici, en Nen, no t’enfilis, uno de los libros de memorias infantiles más cuidado y preciso por la densidad de detalles y la calidad de su prosa. Cirici destaca la lucha entre la minoría que seguía La Mainada y la mayoría que leía En Patufet. Eran dos mundos antitéticos, tan separados como la «masia» y el piso urbano. Solo hizo falta el éxito de los Pomells de Joventut para que unos catalanistas de aspiración cosmopolita se alejasen de la dimensión folklórica que podían encarnar la barretina y el porrón, como aparecía en las páginas de una revista infantil inmutable. Publicaciones como D’Ací & D’Allà encarnaban las ansias de una visión mundana de la realidad. Si Acció Catalana, afirma Cirici16, representaba La Mainada y un espíritu de modernidad, En Patufet era la representación de la Lliga y su dimensión tradicionalista. Añadamos que la revista de Bagunyà, Junceda y Folch i Torres encarnaba un esfuerzo de popularización lingüística increíble, pero hasta que no tengamos cifras reales más allá de las tiradas que declaraban oficialmente en las estadísticas gobernativas no podremos hablar a fondo. No obstante, la prensa de tono satírico, como La Campana de Gràcia, L’Esquella de la Torratxa y Papitu, es imprescindible en el análisis que es preciso hacer sobre el impacto social, incidencia e influencia en la recepción ideológica. Estas tres publicaciones representarían la Cataluña urbana y laica, desenvuelta y crítica, más ligada a bibliotecas populares escasas, tabernas abundantes y centros obreros con ateneos populares, que no a las sacristías, parroquias, casinos y reboticas. La revista En Patufet entraba tanto, y nos entendemos, en los hogares que leían La Veu como en los que leían La Publi y, esto es muy importante, en los que se leía La Vanguardia o El Diluvio o nada. O sea que tanto en la principal como en las buhardillas, y mientras que para unos era «cretinización»17, para otros era la introducción a unos valores que se querían ir repitiendo y consolidando: pero para todos era entretenimiento y escuela de lengua. El éxito que en los años

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treinta poseía la cultura de masas, a pesar de la represión de la dictadura de Primo de Rivera, no se explica sin la actividad de Folch, que supo construirse un público fiel que se acercaba al patriotismo de tono sentimental, a la fidelidad religiosa profunda, al tono pedagógico que parecía educativo y eficaz y a una variedad de recursos tanto en la novela como en la revista, que configuraba la adicción atendiendo al ansia interclasista de sus creadores18. En Patufet supo mantener un producto que satisfacía a las clases dirigentes y que disponía de apoyos como el precio asequible para la generalización del ocio urbano con la lectura recreativa o supuestamente formativa, hasta entonces reservada a las elites, la distribución facilitada por el ferrocarril y la red de carreteras que mejoraban las comunicaciones, la revalorización de la letra impresa como factor de progreso… Si se ha definido la transformación del siglo XX como la más importante desde el neolítico, el espejo en el que se podría apreciar los cambios desde una suavidad y una mirada empapada del ayer en extinción, es En Patufet. Puede que estos factores que hemos intentado racionalizar nos puedan ayudar a entender su éxito de casi cuatro décadas.

Notas 1.- Publicado originalmente en FIGUERES, J.M.: «En Patufet: notes sobre contingut i incidència (1904-1939)» en ‘En Patufet’, cent anys. La revista y el seu impacte. Barcelona, Publicacions de l’Abadia de Montserrat, 2004. 2.- FIGUERES, J. M.: «L’assalt a La Veu de Catalunya i Cu-cut!» en Capçalera, 79 (1997), p. 14-22. 3.- Nota del traductor: este chiste cobra sentido por el juego de palabras existente en catalán, idioma en el que mono se escribe «mico» y poco a poco es «de mica en mica». 4.- SOLÀ, Lluís: «En Patufet». Ed. en Testimoni y en el tercer volumen de L’Humor Català. Barcelona, Bruguera, 1979, reed. en Barcelona, Llibres de l’Índex, 2004. 5.- En Patufet, 1.349 (8-II-1930). p. 156. 6.- En Patufet, 1.357 (19-VII-1930). p. 7957.- Nota del traductor: Nuevamente el diálogo cobra su sentido humorístico en su idioma original, el catalán, en el que se puede jugar con el parecido entre las palabras «francòfil» (francófilo) y «de franc» (gratis). 8.- En Patufet, 1.371 (12-VII-1930). p. 765. 9.- En Patufet, 1.382 (27-IX-1930). 10.- FIGUERES, Josep M.: Cuca Fera. Setmanari satíric nacionalista. La seva vida. Els seus homes. Sabadell, Ausa, 1987. p. 27 y ss. 11.- No consideramos ni Calendari ni Virolet. 12.- ESPINET, Francesc y TRESSERRAS, Joan M.: La gènesi de la societat de masses a Catalunya 1898-1939. Bellaterra, Universitat Autònoma de Barcelona, 1999. 13.- ALDEA, Víctor: Folch i Torres. Barcelona, Fundació Pere Vergés, 1991. p. 35.

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JOSEP MARIA FIGUERES 14.- Entrevista en Estudi del setmanari ‘En Patufet’. Barcelona, Departament de la Presidencia CIRIT, 1994. 15.- FUSTER, Joan: Josep M. Folch i Torres. Per a una cultura catalana majoritària. Barcelona, Fundació Jaume I, 1980. p. 52-80. 16.-ESPINET, Francesc: «El poder de les publicacions periòdiques com a socialitzadores dels infants: Catalunya, 1888-1939, según los egodocumentalistas» en Boletín de la Unidad de Estudios Biográficos, 21. Barcelona, Universitat de Barcelona, 1996. p. 35-47. 17.- El propio Espinet leyó una colección de revista y novelas conservadas por sus padres «que me alfabetizaban en catalán… y que, de paso, me ‘cretinizaban’ bastante». (p. 46). 18.- PÉREZ VALLVERDÚ, Eulàlia: «La creació d’un mercat cultural» en Història. Política. Societat i Cultura dels Països Catalans. vol VIII. Barcelona, Enciclopèdia Catalana, 1995. p. 338-339.

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8 Cuca Fera, revista de 19171

El origen del nombre El padre de la criatura fue seguramente Josep Carner. El nombre cumple con todas las condiciones para entender que forma parte del léxico carneriano. El escritor de Auques i ventalls debe de ser, seguramente, el autor del texto del prospecto número cero que apareció el 19 de abril de 1917. Carner, suponemos, escribía los versos que comienzan diciendo «Cuca Fera, Cuca Fera, treu el nas, tothom t’espera…» (Cuca Fera, Cuca Fera, asoma la nariz, todos te esperan…). Era esa voz popular que le salía espontáneamente, esencialmente folklórica, muy nuestra, y de lenguaje simple. El llamado Príncipe de los Poetas compuso muchos epigramas y poemitas de circunstancias que todavía hoy son recordados; tanto es así, que un descendiente de Josep Pugès, el librero Oriol Pugès explicaba la conversación mantenida en la primavera de 1980, a propósito de sobre cómo a raíz de dejar el administrador de Cuca Fera cierta cantidad de dinero a Carner, este escribió un poema que toda la familia Pugès admiró. El nombre echó raíces, simbólicamente, en la mejor tradición catalana. Los dragones son patrimonio común del pueblo catalán. En la mayoría de las ciudades estos monstruos son enemigos de la santidad o del patrón de Cataluña y son representados en figuras de cartón y tela bajo la que uno o diversos hombres danzan rítmicamente (o no) acompañados a veces de música. Josep M. Ainaud de Lasarte cree que los dragones representan en el folklore catalán el mal y que son una representación del diablo. Son un vestigio de las representaciones teatrales o entremeses de la festividad del Corpus en las que acompaña a san Miguel, san Jorge o Santa Margarita. Cuca Fera nació un jueves y anunciaba que este día saldría a la calle. Huelga tener presente que Corpus es la festividad que se celebra el jueves siguiente a la octava de la Pentecosta para conmemorar con especial solemnidad la euca-

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ristía. Así no es casual que sea jueves el día de la semana en que apareció, ni que sea en estas fechas de abril, aunque no se produzca una coincidencia exacta con el Corpus. El 19 de abril de 1917 era jueves y la lectura atenta del poema de Carner anticipa una procesión que tiene interés popular –otra vez «reguem el carrer», «tothom t’espera» o «en finestres, les doncelles…», «t’anirà tothom darrere»– además, en el sur de Cataluña y el País Valenciano, el nombre elegido para la revista, Cuca Fera, significa el dragón, como en Vilanova i la Geltrú es la «mulassa»2, en Valls el águila, en Berga la «patum»…3 Así, no es casual que en Tortosa nazca una publicación con el mismo nombre que la barcelonesa, pero con un solo número impreso. Fue un «periódico de gresca» que apareció el 11 de marzo de 1920 impreso por Sugrañas de Tarragona. Eran 9 páginas a dos columnas que no hemos podido consultar al no encontrar ningún ejemplar, ni siquiera en las bibliotecas de Tortosa. Nos imaginamos que el hecho de su fecha de aparición tres años después que su hermana barcelonesa, debía animar a la empresa de Tortosa a realizarla, de acuerdo con el nexo popular que la representación en la calle del dragón del Corpus tenía entre los habitantes de las tierras del Ebro, donde aún pervive. Josep Carner por razones de léxico o bien Pijoan i Bertran, estudioso de la prensa y natural de la Calonja, por razones de vecindad o incluso cualquier otro de los escritores de la vertiente popular como Josep M. de Sagarra podrían haber sido los creadores del nombre y los autores de esta simbólica recuperación. Pues si la Cuca Fera tradicional representa el mal, Cuca Fera significará, en el marco periodístico, la cristalización de aquello que no se vende, de lo que tiene fuerza y lucha encarnizadamente, con coraje y valentía, por unos ideales. En 1917, un regidor barcelonés llamado Oriol Martorell tenía por apodo «Cuca Fera» ya que su genio era vivo, su voz potente y su talante agresivo. Era un buen hombre, bajito y regordete4, que a menudo en el punto álgido de las discusiones municipales se sonreía y recomponía su expresión cuando quien intervenía era contrario a su pensamiento; era perfectamente comprensible que los redactores de La Veu que cubrían la información ciudadana de los plenos lo conociesen y hablasen de él en tertulias o en la propia redacción con Carner. Tal vez sea un elemento más a tener en cuenta en esta hipotética genealogía de un término popular que se convierte en cabecera periodística con intervención de un sobrenombre político. Todos estos elementos nos hacen suponer que el nombre de Cuca Fera no responde únicamente a unas motivaciones estéticas, de dicción o de raíz popular, sino que tiene una vinculación directa con los precedentes históricos, el jueves como día de salida, la revista homónima de Tortosa, las manifestaciones prácticamente carnavalescas u orientales de dragones y hombres…, sitúan a Cuca Fera como una anilla que vuelve a vincular la prensa catalana con el folklore y la historia5.

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Revista «noucentista» El movimiento imperante en la estética de principio del siglo XX en Cataluña impone un orden y un sentido común que impregna la vida colectiva. No se extendió solamente entre las manifestaciones de alta cultura, la erudición y las prácticas académicas, también lo hizo en la vida pública. Este nuevo orden acercó a la vida cotidiana desde la arquitectura hasta el diseño. Sin embargo, no se adecuará a los patrones de las revistas punteras del movimiento literario y cultural, lo que conocemos como Noucentisme, como La Revista, La Nova Revista, Catalunya…, publicaciones literarias con la participación de López Picó, J. Folguera, C. Riba, J. Carner, Foix, etc. En las recetas del Noucentisme se encuentra el talante de Cuca Fera. El rigor de sus contenidos a pesar de ser una publicación humorística y la presentación seria y ordenada en lo que a compaginación e impresión se refiere configuran un producto limpio y pulcro, interesante y todavía válido hoy en día no solo como documento para el estudioso sino para cualquier lector en catalán que podrá disfrutar de La Ben Plantada de Xènius, La muntanya d’ametistes de Guerau de Liost o de las Auques i ventalls de Carner. El Noucentisme representó la incorporación, primero política y después cultural en todas sus facetas (lingüística, creación literaria y artística, infraestructuras…), de unos elementos nuevos, opuestos al movimiento anterior, el Modernismo, que se rigen por la mesura, el sentido común y el orden. El nacimiento de Cuca Fera cabe inscribirlo, pues, como una pieza más del edificio noucenstita. Aunque tendrá una importancia relativa, no dejará de jugar un papel importante en el sistema de comunicación de masas de la época. La Cataluña-ciudad encarada con la Cataluña-rural modernista será una acción más para la modernización del Principado. La presencia de poetas en Cuca Fera la convertirá en un puntal más de presencia noucentista. Bertrana, al ocuparse de la revista a partir del número 9 no variará substancialmente los contenidos y mantendrá la misma línea ideológica, estética y literaria. La prueba es que diversos miembros continúan. Es el caso de Junceda y sobre todo «Apa», y Carner, que publica un poema dedicado a Prat de la Riba. La identificación entre el dirigismo oficial de la cultura y la misma creación hace que no haya diferencias, que por otra parte hubiese podido haber, basta con repasar la prensa satírica de la época, entre las altas instancias públicas catalanas y los creadores culturales. Prat de la Riba solo es caricaturizado una vez y la crítica se acomete con respeto e incluso con un elogio mal disimulado. La crítica negativa se dirige contra Madrid, contra la censura. La obra cultural y social de la Mancomunidad sale bien con la lectura de Cuca

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Fera. Los enemigos son otros y en ellos focalizan Junceda, Aragay, Apa y compañía su agresividad. De la misma manera que Eduard Toldrà pone música a El Giravolt de Maig de Carner como divertimento para la sociedad de principios de siglo, es necesario entender Cuca Fera como una muestra alegre de la visión problemática de la sociedad de 1917. El único punto conflictivo que hemos encontrado en la concepción noucentista de Cuca Fera es el lingüístico puesto que literariamente, gráficamente e incluso en la presentación, podemos considerarla como un órgano de expresión del ideario noucentista. Aunque el análisis lingüístico de Cuca Fera permite observar determinadas alteraciones tanto ortográficas como sintácticas. Podemos fijarnos también en que los castellanismos que aparecen en las conversaciones coloquiales, poemas o escritos menores van subrayados intencionadamente. La competencia lingüística de su equipo queda al margen de toda duda. En 1917 la lengua catalana se encontraba en una situación en la que los intelectuales ya sabían cómo no tenían que escribir «Filosofia», «si tinc de menjar» o «no te’n enteris tu»6. Además, si los escritores son Sagarra, Carner o Riba los comentarios son ociosos. El análisis lingüístico hace sospechar que estos tres autores tuvieron una intervención limitada en la revista, teniendo que ser otros quienes desarrollasen la tarea de correctores. Una publicación política y humorística Cuca Fera es una publicación muy especial en el panorama de la prensa humorístico-política catalana. Su humor es inteligente y refinado, pulcro y culto. No encontraremos groserías o bajezas, su lenguaje es limpio y correcto, la exposición de las viñetas es similar a la de los textos, respira seriedad y formalidad. Como si fuese La Puntual del auca de Rusiñol estrenada también en 1917. No se entretiene con banalidades políticas, sean del Ayuntamiento, de la Mancomunidad o de los municipios. Ni una alusión a la incipiente vida política catalana. Reflexiones genéricas sobre la honestidad de los regidores, como la portada de Aragay proponiendo un monumento a los concejales barceloneses, o bien una sección retrospectiva con textos seleccionados de antiguas publicaciones: «Tiretes de l’antigor», con viñetas, narraciones…, tienen un tono ameno y ligero, a la vez que formal. No hay concesiones a la estridencia, no se permite que altere la coherente y ordenada disposición tipográfica. Las secciones van fluyendo constantemente, semana a semana «porque todo el mundo lo pide». Si la prensa humorística y

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satírica catalana de éxito acostumbra a ser anticlerical, antirreligiosa, radical, hasta llegar a extremos que se sitúan en el límite del código penal y la honorabilidad de las creencias, instituciones y personalidades, Cuca Fera se mantendrá en una posición digna atacando solo aquello ajeno y contrario a los intereses supremos de la nación catalana según la óptica de la Lliga7. Prestará su apoyo a las campañas políticas de gran alcance –Asamblea de Parlamentarios– o bien de incidencia concreta –el diario ABC de Madrid8– y el grueso del contenido será de tema ligero, incluso frívolo con constantes referencias a la actualidad política y cultural en sus expresiones literaria y artística. La política internacional con el tema de la guerra será tratada de forma escasa, apenas un chiste de «Apa» sobre los submarinos alemanes y poco más. Curiosamente el lerrouxismo también será bandeado, únicamente en un texto y un par de viñetas. Será un semanario decidido con voluntad de intrascendencia –de calidad y bien hecho literaria y técnicamente– pero de apoyo al país en un sentido amplio del término. Hemos citado en diversas ocasiones la acción de la Lliga en el semanario. Fijémonos en tres piezas de tres dibujantes diferentes –Junceda, «Apa» y «D’Ivori»– que presentan a Cambó como un nuevo san Jorge contra los enemigos de Cataluña atada y prisionera, como un vigilante de la agricultura y la industria catalanas o como un político que quiere el centro de decisión ubicado en Barcelona. Este es el humor típico de Cuca Fera, el de denuncia crítica como hecho banal, cotidiano. El número 17, dedicado a la muerte de Prat de la Riba, contiene una caricatura a página completa de Junceda en la que se ridiculiza al somatén por haber salido un mensaje de su líder prohibiendo que asistiesen al funeral de Prat: «una de las manifestaciones de luto más grandes que ha presenciado Cataluña» en palabras de A. Hurtado. Como hemos visto, la revista experimenta un cambio entre el número 8 y el 9 9 , pero el contenido no será esencialmente alterado. Con todo, hay cierta diferencia ya que la ausencia de Carner, Riba o Sagarra tendrá una fuerte incidencia en la calidad del texto. Se inició un concurso para premiar a los tres hombres más ridículos de Cataluña. El cupón apareció dos veces en Cuca Fera, pero el 7 de junio escriben que la próxima semana se ofrecerá el resultado con el recuento de votos. El número de esa semana es el 8 y podemos suponer que el concurso fue un fracaso de participación, a pesar de la importancia del premio –doscientas veinticinco pesetas, teniendo en cuenta que el precio de la revista era de diez céntimos– o que los nuevos dirigentes eran reacios a este tipo de manifestaciones de apuesta colectiva. Y del concurso ya no se habló más hasta el número 12 en el que el certamen es glosado cómicamente.

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Pere Monnàs i Gratacós, seudónimo bajo el cual suponemos que se esconde el escritor de Cuca Fera que publica Els falsiots (Novel·la amorosa). A parte de incluir una obra de estas características tanto en la primera como en la segunda etapa, la publicación queda inacabada. El caso es que el semanario desaparece y no somos capaces de encontrar los motivos de su fenecimiento. Cuca Fera presenta una especial predilección por los pareados, por los consejos al estilo de Pompeu Gener o Albert Llanas10. Encontramos breves y sencillos poemas intrascendentes que no tienen otro objetivo que hacer aflorar una sonrisa. Son los Consells, Consells a un jove arquitecte, Redolins d’en Sánchez, Guia Joan…, en los que se constata esta intención divertida, a veces con una finalidad política. Incluso en las cubiertas, en la cabecera y cerca de la fecha hay una frase, un lema, que variará en cada número11. Añadimos la relación íntegra que tiene una gracia especial por la conexión con el folklore y los hechos políticos. Cuca Fera, publicación de la Lliga Isidre Molas, en su conocido y bien documentado estudio titulado Lliga Catalana dentro del capítulo que trata de los canales de influencia, comenta la tipología de las publicaciones del partido de Cambó y de Duran i Ventosa en tres grandes bloques: «a) Órganos de centros adheridos al partido . b) Órganos controlados financieramente y políticamente por la Lliga Catalana o, mejor dicho, por una o más personas afiliadas al partido. c) Prensa simpatizante»12. No hemos encontrado la composición del capital financiero de Cuca Fera. Con todo, los datos de un mismo gerente, una misma dirección y unos mismos colaboradores, así como el sentido ideológico y estético hacen que esta publicación se incluya dentro del segundo apartado (b) que, por otra parte, era el más nutrido. Si La Veu fue el diario barcelonés que dedica más atención a Cuca Fera no fue solo por coincidir los hombres que hacían ambas publicaciones sino que también compartían intereses políticos, literarios y periodísticos. En otro orden de cosas, también es sabido que La Veu era el portavoz de la Lliga, pero este partido no era, legalmente, el propietario del periódico. Era, obviamente, el órgano oficioso, pero económicamente y jurídicamente dependía de una sociedad anónima cuyos miembros eran del partido de Puig i Cadafalch y Cambó. Así, podemos considerar Cuca Fera como una publicación

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controlada por la Lliga a pesar de que no fuese su propietaria de manera directa. Vendría a ser, más o menos, el mismo caso del famoso Cu-cut! que murió por voluntad de la Lliga en 1912 a raíz de la publicación de una caricatura sobre el concierto del Orfeó Català en Madrid con la frase «la música amansa a las fieras», aunque la Lliga no era su propietaria. La Veu de Catalunya se imprimía y tenía los servicios de redacción y admiRambla de les nistración en la Rambla de las Flores, 25, desde su nacimiento en 1899. El 25 Flors de junio de 1907, lo podemos constatar en la edición de tarde, cambia a la calle Escudellers, 10 bis, en la que ya se encontraba anteriormente la imprenta. Posteriormente, en 1932, se mudará a la Rambla de Sant Josep, 16. La dirección de la calle Escudellers era la sede de las diversas publicaciones y colecciones de la Editorial Catalana. Además de los hombres que frecuentan las tres redacciones –Cuca Fera, La Veu y Editorial Catalana– hay una semejanza ideológica entre estas realizaciones que, como las revistas, constituyeron uno de los intentos más serios de planificar una política cultural, de corte privado, con herramientas eficaces. Los colaboradores comunes de La Veu y Cuca Fera nos son conocidos: Carner y Morató Grau en labores directivas, Carbó, Bertran i Pijoan y Bertrana como redactores o colaboradores. Los miembros de Cuca Fera que estaban en Editorial Catalana eran J. Pugès, J. Carner o C. Riba, habiendo publicado la mayoría de ellos13. Estos vínculos a caballo de la profesión y la amistad, hacen que Cuca Fera publique en La Veu una página entera de publicidad14, que suponemos gratuita ya que durante 1917 son pocas las que hay: almacenes Jorba, la esquela de Prat… También hay notas informativas elogiosas en las páginas de La Veu, tanto en la edición matinal como en la vespertina, de los números de Cuca Fera15. Editorial Catalana nace de la Lliga Regionalista en 1917 y La Veu lo anuncia como una realización cultural de gran alcance. Josep Pugès realizaba las tareas gerenciales y Josep Carner se ocupaba de la dirección literaria. Emprendió tres ambiciosas colecciones que representan la misma línea que «Minerva», en otro nivel de facilitar, de acercar al público unas ediciones asequibles económicamente, presentadas con todo cuidado y rigor y con una cadencia que surtiese a los lectores con una muestra representativa del panorama cultural catalán. En la colección «Biblioteca Catalana» de autores de casa publican Casellas, Ruyra, V. Català, Pons i Massaveu… De los escritores de Cuca Fera citamos a Josep M. de Sagarra, Paulina Buxareu, P. Bertrana, Els Herois, J. Morató, Arran de cingle, y la selección de Carles Riba, Llegendari català en vers. La lectura de los autores ya nos permite apreciar que es una colección de escritores catalanes y de obras actuales.

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La «Biblioteca Literaria» será presentada en unos volúmenes en cartoné y de magnífica factura. Estaba enfocada a la publicación de obras de autores extranjeros traducidos y en 1920 había surtido al mercado con 24 títulos. Tenían una frecuencia mensual. Participan escritores como Dickens, Una cançó nadalenca, W. Scott, Quintí Durward en traducción de Carner, M. Twain, Les aventures de Tom Sawyer o E. A. Poe, Els assassinats del carrer de Morgue en traducción de Riba, títulos y escritores que concedían a la colección una categoría indudable. El tercer recopilatorio es la «Enciclopedia Catalana», pequeños volúmenes rojos en los que se condensaban temas tan diversos como la Exploració polar de W. S. Bruce en traducción de Riba o El papat i els temps moderns de W. Barry, traducida por Carner. En 1918 ya había publicado 29 títulos, es decir, llevaba un ritmo superior a los 2 mensuales, aunque por sus características de extensión y encuadernación eran técnicamente opúsculos más que libros. No podemos olvidar la importante labor de Editorial Catalana en el campo de la prensa con publicaciones como Catalunya Marítima (1919-1921) dirigida por el propio Josep Pugès; Agricultura, fundada el 5 de diciembre de 1917, que apareció quincenalmente hasta enero de 1932 cuando cambió el nombre por Agricultura i Ramaderia siendo dirigida por Josep M. Valls; Economia i Finances, que nació el 10 de diciembre de 1917 y estuvo dirigida por M. Vidal i Guardiola, como la anterior, era quincenal y se imprimía en los talleres que Editorial Catalana tenía en la calle Mallorca 257-259. Finalmente, citaremos también la importante D’Ací D’Allà que nació el 10 de enero de 1924. Al adquirirla Catalonia, de la familia López, apareció mensualmente siendo el primer magazine catalán. Tenía la redacción en la calle Mallorca y la administración en la calle Escudellers, 10 bis, donde también se ubicaban La Veu, Editorial Catalana y revistas como las ya citadas, entre ellas, Cuca Fera. Otras publicaciones, a pesar de aparecer posteriormente, fueron: La Escena Catalana (1 de enero de 1918), L’Art en agricultura (20 de enero de 1918) suplemento de Agricultura, y la Gaseta Catalana d’Art Dramàtic (15 de enero de 1919). Estas y las anteriores tenían la impresión o en la calle Escudellers o en la calle Mallorca, como hemos dicho, o en Ferlandina 7-9 y 11 que era la sede de Tipografia Empòrium, empresa también conectada a esta red de establecimiento de herramientas difusoras de la cultura catalana. Observamos en el cuadro siguiente la distribución de administraciones, redacciones e imprentas según los datos obtenidos de las propias publicaciones.

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EL PERIODISMO CATALÁN. UN SIGLO DE HISTORIA (1879-1984) Tabla II.7.1. admin. impr. redacc. impr. impr. redacc. en Escudellers en Escudellers en Escudellers en Ferlandina en Mallorca en Mallorca D’Ací i D’Allà

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Agricultura

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L’Art en Agricultura

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Catalunya Marítima

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Cuca Fera

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La Escena Catalana

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La Veu de Cat.

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Llegará el mes de agosto y Cuca Fera desaparecerá. Como se dice, «muerto el perro, se acabó la rabia»16 y los lectores de ABC seguro que se alegraron, aunque en Cataluña otras revistas ya se preparaban para tomar el relevo.

Notas 1.- Publicado originalmente en FIGUERES, J.M.: ‘Cuca Fera’. Setmanari satíric nacionalista. La seva vida. Els seus homes. Sabadell, Ausa, 1987. 2.- Nota del traductor: Por tener connotaciones eminentemente locales y no existir una traducción en el habla popular castellana en Cataluña, preferimos mantener el término original en catalán. Según la definición del diccionario del Institut d’Estudis Catalans: Muñeco que representa a una bestia cubierta de gualdrapas que iba delante en la procesión de Corpus. 3.- Nota del traductor: Seguimos el criterio mencionado en la nota anterior. De nuevo, según definición del diccionario del IEC: Figura que representa un animal fabuloso que se hace desfilar en las procesiones y fiestas populares. 4.- Información facilitada por el librero Emili Eroles en 1980. 5.- Sin otra relación que la casualidad, suponemos que «Clovis Eimeric», seudónimo de Lluís Almerich, publicó en la «Biblioteca Damisel·la» de la Editorial Mentora, una novela titulada

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JOSEP MARIA FIGUERES precisamente La Cuca Fera (Barcelona, s./f.). Mentora publicaba novelas de Julio Verne y también las series Llegiu-me y Lectures mensuals il·lustrades. Esta novela rosa, descriptiva y costumbrista, es muy elemental tanto en su construcción como en su argumento y estilo. Retrata el carácter agrio de una mujer mayor, viuda, cuyo hijo se quiere casar, ella no lo acepta pero el matrimonio se realiza y después de vicisitudes y calamidades de todo tipo, tiene el típico final feliz. La novela se publicó después de 1917, la ubicaríamos en el periodo 1929-1931, aproximadamente. Junceda también colaborará con esta editorial con ilustraciones para El Cavaller de la Creu, La Nit de St. Joan… 6.- Cuca Fera, desde abril hasta agosto, presenta errores gramaticales y de una importancia tan grande que solo podemos atribuirlos a la dejadez por parte de los técnicos. Incluso una misma palabra «pel» se escribe a veces con acento o a veces sin él. Aunque la lengua utilizada por Cuca Fera tiene una gran dignidad formal es preciso referirse a lo que respecta a la normalización. El catalán literario de Cuca Fera está repleto –aunque tal vez esta expresión sea exagerada si tenemos en cuenta la época– de palabras, giros y construcciones incorrectas. 7.- La diferencia entre La Campana o L’Esquella y Cuca Fera es considerable en 1917, abarcan campos de público diferentes y significativos determinados a partir de sus contenidos. En Cuca Fera no encontraremos ni una referencia antirreligiosa o anticlerical, era un producto dirigido a las clases bienpensantes y burguesas del país, los votantes de la Lliga. Los otros dos semanarios tenían un público que tanto podía ser el proletariado radical lerrouxista como el republicano federal o el librepensador afiliado al anarcosindicalismo. Otro semanario humorístico de estos años es Papitu que gozó de una notable audiencia durante una primera etapa con contenidos aceptables. Desde su fundación en 1908 hasta 1911 lo dirigió Feliu Elias y desde entonces hasta 1914, Francesc Pujols. El nivel literario y artístico bajará mucho el tono. En 1911 colaboraban muchos dibujantes de Cuca Fera («Lotus», «Jacob», «Pius», «Adam», «Apa»…), pero en 1917, bajo la dirección de Agustí Piceres, eran otros dibujantes quienes publicaban en Papitu (E. Serra, etc.). Aunque también «Anem» y Castanys. Como acostumbra a pasar con los productos de subconsumo, tuvo un gran éxito puesto que dirigía sus contenidos a un target de receptores concreto. Es el caso contrario a Cuca Fera, que con una gran calidad no llegó a sobrevivir ni un año. Es sabido que Papitu dilató su vida hasta 1937. 8.- En capítulos anteriores, ya hemos visto el carácter anticatalanista del periódico ABC y la liza sostenida con un buen número de publicaciones catalanistas. En el mes de julio siguiente al nacimiento de Cuca Fera se inició una campaña contra el diario madrileño por la que la mayoría de revistas catalanistas publicaron anuncios contra el citado periódico instando a hacerle el vacío. Cuca Fera tomó parte en la campaña e incidirá con todos los medios a su alcance. Sus viñetas, llenas de virulencia, corresponden a los dibujantes «Àcit», «D’Ivori», «Junceda»… 9.- Un análisis de las cabeceras de los 18 números publicados nos permite observar un aspecto de la vida interna de la publicación. Seguramente fue Junceda o Labarta quien creó el anagrama de la revista con el nombre de animal fabuloso. Echando un vistazo a las cabeceras encontramos cuatro sectores claramente diferenciados. El primero pertenece al número 1 y aparece una sola vez, el segundo corresponde a los números que van del 2 al 5, el tercero acompaña a los números del 6 al 8

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EL PERIODISMO CATALÁN. UN SIGLO DE HISTORIA (1879-1984) y el cuarto se mantiene desde el 9 hasta el 18. La palabra Cuca Fera aparecerá siempre de la misma manera, variará el entorno, la orla que la acompaña. Creemos que fueron Junceda o Labarta quienes crearon el logotipo al estar ambos dibujantes presentes en el prospecto anunciador de la revista. También suponemos que fue Josep Aragay quien realizó los ornamentos que acompañan el nombre en el tercer bloque. No tenemos duda en lo que respecta al último apartado: es obra de «D’Ivori», del que podemos leer la firma en la parte izquierda de los ornamentos de la cabecera. El estilo de Aragay está presente en los números 6, 7 y 8. «D’Ivori» aparecerá en el número 9, que equivale al corte entre la primera y la segunda etapa de la publicación. 10.- En L’humor a la Barcelona del vuit-cents (B. 1938) de X. Nogués, se reproducen versos de Pompeu Gener en Uns quants consells al Consell de Cent y de Albert Llanas a Pensaments en vers. Curiosamente, en 1917, La Campana de Gràcia reproduce el pensamiento de Llanas en su número 2.524 correspondiente al 29 de diciembre. Este tipo de poesía sencilla, espontánea y absurda tuvo bastante éxito en su momento y Cuca Fera la recogía. 11.- Relación de lemas de Cuca Fera: Núm. 1, «A l’abril cada gota en val mil»; Núm. 2, «A l’abril surten grans menjant pernil»; Núm. 3, «Maig fi, posa una rosa darrera el coixí»; Núm. 4, «Pel maig, els cors a tatx»; Núm. 5, «Maig cantant, perdent l’estreb, de la pena en treu el gep»; Núm. 6, «Déu nos do pel maig noia catalana amb vestit gabatx»; Núm. 7, «On el mort abril amb un tany reposa, el maig se’n hi va, duent una rosa»; Núm. 8, «Es lloguen torres pel juny, a Montcada o bé més lluny»; Núm. 9, «Pel juny la falç al puny»; Núm 10, «Pel juny gran patxoca hi fan, Corpus, Sant Pere i Sant Joan»; Núm. 11, «Pel juny entra l’estiu; a l’estiu tota cuca viu»; Núm. 12, «Pel juliol, ni revolea ni cargol»; Núm. 13, «Qui no bat pel juliol, no bat quan vol»; Núm. 14, «L’infant i la pasta, pel juliol se glacen»; Núm. 15, «Juliol, mes de banys, de censura i desenganys»; Núm. 16, «En agost blat per les eres i pols per les carreteres»; Núm. 17, «Mort Prat de la Riba», y Núm. 18, «Per la mare de Déu d’agost a les set ja és fosc». 12.- MOLAS, Isidre: Lliga Catalana (B. 1972) II, 206. 13.- Para una relación más extensa y sobre todo para las vinculaciones de Carner con la Editorial Catalana, véase MANENT, Albert: Josep Carner, p. 183-186. 14.- La Veu de Catalunya, 19 de abril e 1917. 15.- Aparecen notas, anuncios o textos publicitarios los siguientes días: 18, 20, 24, 25, 26 y 27 de abril; 4, 5, 9, 10, 24, 25 y 31 de mayo; 14 y 28 de junio, y 9 de agosto. También hay pequeños anuncios en la primera página, como, por ejemplo, los correspondientes al número 2 que se anuncian en La Veu los días 24 y 25 de abril –ediciones de mañana– con el siguiente texto: «De aquí a dos días (jueves por la mañana) la CUCA FERA echará su veneno» y «De aquí a unas horas (mañana por la mañana) la CUCA FERA echará su veneno». 16.- Nota del traductor: la traducción literal del dicho catalán que se escribe en el original sería «muerto el insecto, muerto el veneno». En catalán, «morta la cuca, mort el verí», que se aprovecha para hacer un guiño al titulo de la revista Cuca Fera. Para nuestra traducción hemos optado por el refrán castellano que tiene un significado más parecido al catalán escogido por el autor.

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9 Un siglo de revistas y diarios deportivos1

La prensa deportiva ha sido poco, muy poco estudiada. Esta es, tal vez, la primera constatación con que nos encontramos al iniciar esta aproximación a la historia del periodismo escrito en materia deportiva. Solo hemos hallado unos pocos artículos y, naturalmente, los comentarios y fichas pertinentes en obras que tratan la prensa desde una perspectiva global y con voluntad exhaustiva. Su tradición, en Cataluña, es notable. Lo demuestra la gran cantidad de cabeceras y la significativa antigüedad de algunas de ellas como El Mundo Deportivo nacido en 1906 como semanario dedicado al automovilismo y el ciclismo y que es el segundo gran periódico en términos de longevidad solo superado por la milanesa La Gazzetta dello Sport (1897), pero también algunas que se han mantenido a contracorriente, como es el caso de Muntanya que fue Montaña en los años cuarenta o El Once que sustituyó a la gloriosa Xut! después de la guerra. Revistas y boletines La prensa deportiva en Cataluña nace en 1856 con la publicación quincenal El Cazador que tenía como subtítulo el lema: «destinado a defender los derechos de los cazadores y a reclamar la observancia de las leyes de caza». Era la típica publicación de mediados de siglo, sin ilustraciones, con pocas páginas y la editaba Armería Barcelonesa para sus clientes, aunque se vendía también de forma independiente de la sede social. Esta es la primera ficha que hemos localizado, aunque seguramente pueda encontrarse alguna anterior. Todavía está pendiente el catálogo de prensa hecha en Cataluña en lengua castellana y nos llevaremos más de una sorpresa si algún día se emprende esta importantísima empresa.

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Hasta hoy, la prensa deportiva ha originado un número de publicaciones respetable. Y es, posiblemente, junto con la prensa informativa de televisión y la femenina y la especializada, la que tiene más títulos y una mayor adhesión de lectores. La relación adjunta de títulos nos hace notar cómo primero se ha producido la llegada del deporte nuevo, sea el esquí o el ciclismo, el submarinismo o el motociclismo, y en seguida la aparición de publicaciones monográficas, que es la principal característica de la prensa deportiva: su gran versatilidad para adaptarse a la afición. Cuando el baloncesto tiene una punta positiva de seguidores, aparecen en el estado tres o cuatro grandes publicaciones monográficas. Y así sucede con deportes nuevos que se vayan introduciendo en el país. Una segunda constatación es la pervivencia de las publicaciones que podríamos llamar clásicas, es decir, la prensa de carácter excursionista que editada directamente por clubes y asociaciones es de una gran antigüedad y mantiene una digna presencia –Muntanya, Vèrtex, Excursionisme…– gracias al número de afiliados a las principales asociaciones excursionistas. El tercer aspecto a destacar es la presencia de diarios deportivos, hecho insólito en el periodismo, ceñidos al deporte rey: el fútbol. Ciertamente, en Roma, Madrid, París…, ha habido también periódicos deportivos pero el público catalán ha destacado por su incondicional adhesión que ha posibilitado que aparezcan, en gran número, seis grandes tipos de publicaciones: a) Publicaciones informativas de actualidad deportiva. b) Publicaciones de crítica e información de un deporte concreto. c) Diarios monográficos dedicados al fútbol. d) Semanarios humorísticos y satíricos dedicados al fútbol. e) Boletines informativos de asociaciones y clubes. f) Prensa institucional, publicaciones anuales de grandes acontecimientos deportivos y publicaciones no seriadas. Edouard Seidler publicó en la colección «Kiosque» de Armand Colin, dedicada a estudios de prensa, una singular obra: Le sport et la presse. En ella disecciona la historia de la prensa deportiva francesa de forma muy sugerente y dedica un breve apartado a la prensa mundial. Del Estado español solo hace referencia a dos títulos: «En Espagne, deux quotidiens; Marca, dont le tirage est de 100.000 exemplaires et El Mundo Deportivo (60.000 exemplaires). Un gran nombre d’hebdomadaires spécialisés répondent à la passion sportive exaspérée des espagnols: on en dénombre huit à Barcelona seulment, mai leurs tirages sont très limités». En 1972 tuvo lugar la exposición «100 años de prensa deportiva en Cataluña» a raíz de la edición del Salón Náutico Internacional y con el patrocinio del

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Ayuntamiento barcelonés. Una gran contribución de los coleccionistas como Joan Torrent, Josep Porter, Joan Marca, J. A. Samaranch, Pere Voltes, Pérez de Rozas, F. Mateu Llopis, etc., favoreció que la exposición fuese un éxito por la gran cantidad de cabeceras reunidas. Veamos con cierto detalle el catálogo, agrupando cronológicamente las publicaciones recogidas2. Relación de publicaciones deportivas de carácter general editadas en Barcelona en el periodo 1856-1970 1856 – El Cazador 1878 – Butlletí de l’Associació d’Excursions Catalana 1878 – L’Excursionista 1880 – Almanaque Perpetuo del Pescador 1881 – Anuari de l’Associació d’Excursions Catalana 1878 – L’Excursionista 1882 – Hipódromo Cómico 1885 – El Sport Español 1891 – Butlletí del Centre Excursionista de Catalunya 1891 – El Ciclista 1892 – La Velocipedia 1893 – El Frontón 1893 – Vela y Remo 1894 – Unión Velocipedista española 1895 – La Cancha 1896 – La Bicicleta 1896 – La Cesta 1896 – El Pelotari Cómico 1897 – Barcelona Sport 1897 – El Campeón 1897 – Los Deportes 1897 – Sport Guía 1899 – El Automovilismo Ilustrado 1901 – Barcelona Sport 1903 – Vida Deportiva 1904 – Col y Flor 1904 – Nuevas Artes 1905 – Olympia 1905 – Revista Deportiva 1906 – El Mundo Deportivo 1907 – Skating Ring

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1908 – La Pelota 1908 – Sports 1909 – El Automovilista Español 1909 – Eco de Sports 1909 – Locomoción Aérea 1909 – Revista de Locomoción Aérea 1909 – La Vida Sportiva 1910 – Aviación 1910 – El Sport 1911 – Stadium 1912 – El Billar 1912 – Ciclisme 1912 – En el campo 1912 – Sport Ciclista Català 1913 – Boxeo y Sports Atléticos 1913 – Diario de Sports 1913 – Eco de Sports y Espectáculos 1914 – Aviación 1914 – Cosmos Sports 1914 – Foot-Ball 1914 – La Pelota Chica 1915 – Arte Sport 1915 – Excursions 1915 – El Sport 1916 – Atlética 1916 – Auto-cielo 1916 – Calendario deportivo 1916 – Cataluña Sportiva 1916 – El Pompeyano 1917 – Barcelona Sport 1917 – Eco de Sports 1917 – El Sport 1917 – Vida Náutica 1918 – Auto-Moto 1918 – El Campeón 1918 – Los Deportes 1918 – El Guía 1918 – H.P. 1918 – Mar i Terra 1918 – Navegación

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1918 – La Raza 1919 – Aire Libre 1919 – Diari de Sports y de Espectáculos 1919 – Eco de las Carreras 1919 – Fútbol 1920 – Automóvil Comercio 1920 – Auto-Técnica 1920 – El Cazador 1920 – Peloteo 1920 – La Zancadilla 1921 – Actualidad Deportiva y Teatral 1921 – El Auto 1921 – El Gongo 1921 – La Jornada Deportiva 1921 – Sporting 1921 – Tennis 1921 – Vida Deportiva 1921 – Vida Gráfica Deportiva 1922 – El Año Deportivo 1922 – Barcelona Sport 1922 – Boeing 1922 – Catalunya Sportiva 1922 – Eco de Sports 1922 – La Estaca 1922 – Hípica 1922 – La Pelota Semanal 1922 – La Raca 1922 – Xut! 1923 – Almanaque de Foot-Ball 1923 – El Campeón 1923 – Diario de Sports 1923 – Gol 1923 – Mis Deportes 1923 – Pa-Nal! 1923 – La Publicitat (suplement) 1923 – La Torcaz 1923 – El Volante 1924 – La Barrila Deportiva 1924 – Biblioteca Deportiva 1924 – Boxeo

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1924 – El Campeonato de Fútbol 1924 – Deportes 1924 – Faut 1924 – El Mundo en Auto 1924 – Orsai 1925 – Automóvil 1925 – La Actualidad Deportiva 1925 – Barcelona Deportiva 1925 – La Caza 1925 – Cataluña Automovilista 1925 – La Crónica Deportiva 1925 – Fútbol Asociación 1925 – L’Esport Català 1925 – El Ring 1925 – Safareig Deportiu 1925 – Vida Gráfica 1926 – Arte y Sport 1926 – La Bimba 1926 – Biblioteca Deportiva 1926 – Chic y Sport 1926 – Gráfic Sports 1926 – Información Deportiva 1926 – La Lucha Deportiva 1926 – Olimpia 1926 – Revista de Juventud 1926 – Sidral Deportiu 1927 – Criterium 1927 – El Mamporro 1927 – Match Hebdomadosio Deportivo 1927 – Motorista Club 1927 – Vida Náutica 1928 – Boxing 1928 – Ciclismo 1928 – Deportes 1928 – Excursionisme 1928 – Gaceta Deportiva 1928 – La Pesca Deportiva 1928 – La Verdad Deportiva 1929 – Barcelona Automovilista 1929 – Box

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1929 – Catalunya Escultista 1929 – Deportes y Letras 1929 – Furia Española 1929 – Motobor 1929 – La Nau dels Esports 1929 – Ring 1929 – Unió Ciclista 1929 – Vida Nostra 1930 – Aviación 1930 – Barcelona Pesquera 1930 – El Box 1930 – H.P. Revista del Motor 1930 – El Látigo Deportivo 1930 – Mare Nostrum 1930 – Olympic Club 1930 – La Rambla 1930 – La Rambla de Catalunya 1930 – Real Automóvil de Cataluña 1930 – Tararí 1931 – Barcelona tennis 1931 – Catalunya Marítima y Pesquera 1931 – Cultura y Sport 1931 – Icaria 1931 – L’Esport de la Pesca 1932 – Publi Sport 1932 – Revista Marítima 1933 – Ales 1933 – Atlética (2ª época) 1933 – Catalunya Atlética 1933 – Frontón 1933 – La Nave 1933 – Atletismo 1934 – Barcelona Deportiva 1934 – Base Ball 1934 – El Sport Amateur 1935 – L’Esquí 1935 – El Galgo 1935 – Gimnasia 1936 – Annuari de l’Esquí Català 1936 – Catalunya Atlética

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1936 – Cultural Gimnástica Deportiva 1936 – Culturasport 1936 – Lebreles, Llebrers 1936 – L’Escout 1936 – Motor 1937 – Aire 1938 – Automóvil 1938 – Nueva España 1943 – Mástil 1944 – Atletismo 1944 – El Deporte 1945 – El Deporte Gráfico 1945 – El Once 1945 – Vida Deportiva 1946 – Barcelona Deportiva 1946 – Tenis, Golf, Bridge 1948 – Rumbo 1949 – Víctor 1949 – Balcó 1951 – El Año Deportivo 1951 – Selecciones de Fútbol 1952 – Ciència i Muntanya 1952 – Club 1952 – Dicen (sem.) 1952 – El Fanfarrón 1952 – El Globo 1952 – Guía de Actividades Deportivas 1952 – Montaña 1952 – Olympia 1952 – Quinielas 1953 – La Hoja Deportiva 1953 – Revista Automoto 1954 – Juventud Deportiva 1954 – Lean 1954 – Record 1955 – Barça 1955 – Cordada 1955 – La Opinión Barcelonista 1956 – Tenis Español 1958 – El Directo

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1958 – Rueda Libre 1959 – C.R.I.S. 1959 – Motorama 1959 – Mundo Subacuático 1959 – Senderos 1960 – Grand Prix 1960 – Pesca y Náutica 1960 – Rebote 1961 – Grada 1961 – Jinete 1962 – Esquí 1963 – Club 1963 – Cuatro Ruedas 1963 – Las Pesas 1963 – Stroke 1963 – Rumor 1965 – Dicen… (diario) 1965 – Pesca y Náutica 1965 – R.B. 1965 – Yate y Motonáutica 1966 – Fórmula 1966 – Vértex 1966 – Vida Acuática 1966 – El Pito 1967 – La Granota 1968 – Cataluña esquí 1970 – Pesca Los boletines de clubes y entidades de este periodo han sido excluidos en la relación que acabamos de cerrar. Distribuidos por poblaciones, son los siguientes: Arenys de Mar Badalona Barcelona Balaguer Berga Caldes de Montbuí Capellades Esplugues Figueres

3 12 42 1 1 1 3 3 4

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Gerona Granollers Hostalric Igualada L’Hospitalet Lérida Lloret de Mar Manlleu Manresa Martorell Mataró Mollet del Vallès Montblanc Montcada Olot Palafrugell Premià de Mar Reus Ribes de Fresser Ripoll Roda de Ter Sabadell Sant Adrià del Besós Sant Celoni Sant Feliu de Guíxols Sant Just Desvern Sitges Tarragona Tàrrega Terrassa Tortosa Vendrell Vic Vilafranca Vilanova i la Geltrú Vilassar de Mar

3 5 1 3 1 28 1 2 20 l2 8 1 1 1 6 1 1 14 1 l3 1 12 4 2 2 1 1 12 1 19 2 2 6 4 13 2

La prensa excursionista es tal vez la más numerosa entre la prensa deportiva. Prácticamente todas las asociaciones de carácter excursionista, montañero, etc., publican un boletín y a lo largo del siglo han mantenido su publicación incluso

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durante las etapas más difíciles. Este rico tejido asociativo es el factor clave para entender la gran riqueza de las publicaciones especializadas. La prensa deportiva de alcance general, vendida en los quioscos, ha sido hecha por empresas creadas expresamente o bien como subproducto de publicaciones ya existentes que han creado la revista deportiva como suplemento de un diario o revista como pueda ser el caso de Catalunya Bàsquet o Tot Esdeportivo El 9 port de El Punt o el actual diario deportivo. El 9 Sportiu. La tradición periodística de esta prensa siempre ha coincidido con la expan- Esportiu. sión de la industria periodística, pero para la que se produce en lengua catalana, se ha producido la particularidad de que cuando no se ha permitido editar prensa libremente tanto la informativa o política como la deportiva han experimentado un crecimiento de lectores que buscaban aquello que no podía leerse o hacerse, como es el caso del barcelonismo. Hoy las publicaciones son muy numerosas. Prácticamente en todas las ciudades catalanes importantes existen boletines de asociaciones y en muchas otras hay suplementos deportivos en semanarios o diarios comarcales. Las publicaciones del entorno del Fútbol Club Barcelona son y han sido abundantes. Además, encontramos publicaciones dedicadas a los deportes más dinámicos como Natació o Cingles y también algunas consagradas a otros más estáticos de las que Butlletí d’Escacs sería un ejemplo. La continuidad es también constante en muchas de estas publicaciones. El Butlletí Atlètic, fundado en 1943, podía manifestar en su número 300 de 1979 que era la revista deportiva más antigua del Estado. No obstante, otras serán efímeras a pesar de la voluntad de continuación como Garrotxa Esportiva. Otras, finalmente, tendrán singulares protagonistas en su redacción. Es el caso de L’Oliba, debida a Lluís Solà i Dachs, autor de Un segle d’humor català3. En este libro hay un interesante estudio sobre el semanario Xut!, que fue la primera y más importante publicación deportiva humorística (1922-1936) y que abre una serie de publicaciones de la misma temática. Así lo reconoció el periodista Manuel Amat en el artículo que publicó comentando que el periodismo deportivo humorístico nació en Cataluña4. Este periodismo tuvo algunos intentos fracasados en la posguerra como es el caso de La Bimba, que nació con entusiasmo pero que no pudo resistir por falta de lectores5. Actualmente el género periodístico que nos ocupa es, como hemos dicho, muy numeroso. La obra Bibliografia Nacional de Catalunya, en su apartado de publicaciones en serie (año 1982) incluye los siguientes títulos que recogemos con un afán más representativo que exhaustivo: Apunts d’educació física i medicina esportiva Areslux Granollers (baloncesto)

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Athletae (Sant Celoni) Bici cross news (Palau de Plegamans) Bol. Inf. C.D. Sicília Bol. Inf. Sport Ciclista Premià Bol. Int. C.N. El Balis (Sant Andreu de Ll.) But. d’Inf. (Amics Ciclistes Anoia) But. mensual Ass. Cat. Pilots de Kárting Contravent (C.E. Premià de Mar) Cucut (Agrup. escolta) En marxa (U.E. Mestral. Tarragona) Flamarada (Consell Com. d’esports. Olot) Marathon (C. Marathon Catalunya) Nus pla (Agrup. escolta) Port Nautic Press (supl. de Diario Marítimas) Portantveu (Consell de l’esport escolar de Barcelona) Reial Club Marítim de Barcelona La Saga del Barça Scout M.S.C. 2.000 Serralada (C.M. L’Hospitalet) Solo Auto Tercer Tiempo (rugby) Tramat (escultismo) Verd i negre (Club Joventut de Badalona) World Tae Kwond-Do Todas estas publicaciones, a excepción del primer título, son números 0 y 1 nacidos en 1982. Si no se indica lo contrario son de Barcelona. Diarios Desde El Mundo Deportivo hasta el Sport ha habido varias publicaciones diarias, algunas con más éxito que otras, que han constituido un caso insólito en la prensa diaria por el hecho de ser especializadas. Actualmente han aparecido también diarios de información económica que, junto con el diario del puerto de Barcelona conforman la otra temática en la que la prensa diaria se ha especializado. Además, prácticamente todos los diarios cuentan con secciones deportivas que en algunos casos ha llegado a ser tan extensa que incluso podríamos entender el diario como deportivo, es el caso de L’Instant (19351936) dedicado básicamente a espectáculos, radio y deportes.

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El Mundo Deportivo, al que ya nos hemos referido, es uno de los pocos periódicos que conmemoraron su aniversario, en este caso el 75º, con un monográfico (febrero 1981) dedicado a conmemorar la historia del rotativo. Desgraciadamente, a excepción de dos fotografías de época, no se menciona ningún dato de interés –tiradas, audiencias, evolución temática, etc. Y este etc.-. aspecto reafirma la necesidad de que –ahora, afortunadamente ya conocemos que las publicaciones que existieron tanto a nivel local con los censos que paulatinamente se editan, como el de Barcelona, que reúne la mayor parte de la prensa deportiva de alcance general– pueda efectuarse una síntesis histórica que reúna la historia de esta importante faceta de la prensa catalana. Muy especialmente de la diaria, que ha contado con diversos títulos, algunos de vida breve (4-2-4), otros de vida brevísima (ABB y Record, 1986) y otros de existencia dilatada (Dicen…), y el propio El Mundo Deportivo hasta llegar a la modernización del sector encabezada por Sport, que con 70.000 lectores en 1989 se convirtió en el decimosegundo diario del estado y el tercero de Cataluña en lo que a promedio de difusión se refiere, al tiempo que El Mundo Deportivo era, en este mismo año, el decimocuarto y el cuarto en los respectivos baremos. Conclusión La concentración del sector de la comunicación también ha afectado a las publicaciones. Nos encontramos con grupos como Luike Editor que reúne las revistas: Autopista (1961), Motociclismo (1959), Automecánica , Moto Verde, Automóvil, Avión Revue… Esta tendencia será importante en este sector en el que se producirá también el nacimiento de nuevos títulos, pero al existir una gran fragmentación (revistas dedicadas a la caza, la pesca, el baloncesto, el fútbol, la moto, etc.) confiere al sector la posibilidad de que sea la misma pequeña empresa la que ágilmente y dinámicamente pueda publicar aquellas cabeceras que demanden las nuevas aficiones del público. Sigue la tónica de una gran masa de boletines de entidades deportivas, excursionistas, recreativas, etc., que reúnen a aficionados a un deporte y tienen en el portavoz su vínculo necesario. A veces, este boletín se convierte en una publicación relevante, incluso de proyección internacional, como es el caso, por ejemplo, de las revistas de espeleología o de escalada. Finalmente, el fenómeno del Barça genera una gran masa de papel impreso en forma de periódicos, críticos, divulgativos, promocionales, etc., que junto que, con la prensa diaria hacen del deporte un fenómeno de masas con importantes diaria, repercusiones en el mundo de la comunicación escrita.

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Notas 1.- Publicado originalmente en FIGUERES, J.M.: «Notes sobre un segle de revistes i diaris esportius» en Annals del periodisme català, enero-junio de 1992. Col·legi de Periodistas de Catalunya. Periodistes 2.- 100 años de prensa deportiva en Cataluña. Barcelona, s6d, 1964. 3.- SOLÀ I DACHS, Ll.: Un segle d’humor català. Barcelona, Bruguera, 1979. 3 vols. «Xut!» al vol. III., p. 174-192. 4.- AMAT, M.: «El periodisme humorístic esportiu va nèixer a Catalunya» en L’Avenç, 28 (1980). p. 393-394. 5.- «El primer des del 36. La Bimba, setmanari català humorístic d’esports» en Avui, 5-IX-1980. También «Hoy La Bimba, semanario catalán para tomarse el deporte en broma» en El Noticiero, 9IX-1980.

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10 La revista Ciència 1

Un presidente del gobierno español, Adolfo Suárez, manifestó en 1976 a París Match –y o bien lo creía profundamente o su ignorancia era monumental– que no se podía crear física nuclear, es decir, ciencia, en catalán. La revista no quiso publicar la réplica de los científicos catalanes. La manifestación le había surgido de forma espontánea. ¿Un sincrotrón catalán? ¿Una formulación matemática en catalán? ¿Manuales de química en catalán? ¿Fórmulas de física en catalán? Inconcebible. Para cualquier filólogo o persona de cultura, y para el conjunto de catalanes, la afirmación no era solamente una grosería de tono tabernario, sino una ridiculez inconcebible para una lengua que fue de las primeras europeas en escribir sobre el pensamiento científico. La aseveración desprendía hedor a sectarismo y recordaba los orígenes totalitarios del presidente, alto cargo durante la dictadura franquista. Las mismas personas en diferentes contextos (franquismo y transición) y los dos regímenes coincidirían en un fin común: minorizar la lengua catalana y recluirla en los hogares reduciéndola a la categoría de curiosidad. Suárez no hizo el ejercicio de pensar al revés, pensar en que los catalanes hubiesen ganado guerras y hubiesen impuesto su lengua a los castellanos diciendo «el castellano no es apto para la ciencia». Lamentable transición a la democracia. Se prohibía el catalán en la docencia, el uso público, la religión, el humor, la cultura y un largo etcétera. En la ciencia y el pensamiento, el catalán estuvo prohibido por el prestigio que comportaba. Tolerado en poesía, negado en la alta cultura y en la cultura de masas. Al presentar a la censura Ruiz Calonja sus 150 anys de pensament català, le dijeron «¿150? Son muchos años». Era obvio, era preciso vigilar de cerca, sino la cultura catalana se desvanecería ante los ojos de sus vigilantes y cobraría vida propia. «Con el fusil aún humeante ya vuelven a las andadas», proclamaba Ignacio Agustí a raíz de la reedición de la innocua literatura de viajes Recuerdos y bellezas de España de Piferré, que, aunque habla

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de España y en castellano, rezumaba lógica, sentido común, pragmatismo y razón, y cuando tocaba hablar de Cataluña, emanaban efluvios patrios. Divulgar la ciencia en catalán Por tanto, la prensa científica en catalán no ha podido evolucionar al ritmo del mercado. Sin las dictaduras y con el empuje del Noucentismo, tras el arranque de la Renaixença, hoy Mente y cerebro o Muy interesante podrían haber sido publicadas en catalán. O tal vez tendríamos las revistas científicas que en Portugal hay en portugués. Sea como fuere, la producción de prensa científica en catalán habría sido, con toda seguridad, mejor que la presente, sin querer desmerecer a nadie. La prensa catalana no ha sido cuando ha querido, sino cuando ha podido. Ha habido prensa científica en catalán siempre que ha habido libertad. Cuando no ha sido así, simplemente no ha existido. Cabe pensar que ha sido un enfrentamiento desigual entre pueblo y poder: quien quiere publicar, es decir, vivir, y quien quiere prohibirlo, es decir, eliminar. La oposición a la vida ha sido muy dura y muy larga. Labor perenne y clásica, con constancia benedictina, mejor dicho, de dominico, por aquello de la Inquisición ignífera. Lo ha demostrado contundentemente Francesc Ferrer, y de manera tan exhaustiva que resulta tedioso para los catalanes tener que asistir a la poca calidad democrática de los vecinos centralistas. Entonces, ¿qué ha habido en catalán? El matrimonio entre el periodismo y la divulgación científica ha funcionado muy bien. No es casualidad que el primer libro que publicó el primer diario en catalán, Diari Català (1879-1881) de Valentí Almirall, fuese el viaje famoso de Darwin, lo que constituyó una rareza en el momento de su publicación. Lo hicieron con ganas, tantas como las que ha puesto la revista Mètode (1992-), en la que aparece este artículo, al querer recuperar la Autobiografía íntegra del científico inglés publicando la parte censurada. Jaume Guillamet, fijándose en el repertorio de Torrent-Tasis –los hemerógrafos lo citamos así, como los químicos lo hacen con el Babor-Ibarz–, divide el centenar de publicaciones científicas que han aparecido a lo largo del siglo XIX y el siglo XX en diversos periodos: nacimiento y crecimiento (18781910), expansión (1910-1924), recesión (1924-1931) y nueva expansión (1931-1936). Tendríamos que añadir una etapa final (1939-1966) con un último paso atrás. Las dictaduras centralistas, por definición hostiles a la catalanidad, jugaron tan negativamente que si en la primera estimulan, por reacción, que aparezca la primera Ciència, en la segunda no se da ni la osadía de intentarlo fuera del entorno del Institut d’Estudis Catalans, obligado a la práctica clandestinidad.

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Barcelona, capital editorial, ha tenido constante interés en experimentar con nuevos productos, incluyendo nuevas cabeceras periodísticas, dirigidas a mercados dinámicos. A lo largo del siglo XIX y XX son comunes las publicaciones de carácter científico, tanto en catalán como en castellano, aunque sobre todo estas éstas últimas. La nómina es extensa, unos cuantos centenares en castellano y uno en catalán. En español los tropiezos son solo los propios del mercado. Se editan desde el momento de la explosión de la prensa como herramienta de difusión de la ciencia que se produjo en el siglo XIX, igual que en el resto de Europa. En el primer número del Diario de Barcelona aparece un artículo sobre la «substancia» (sic), sobre el escorbuto de marineros embarcados durante mucho tiempo sin provisiones de fruta ni verdura fresca. Explicación de viajes, es decir, geografía, flora y fauna, geología y meteorología y también nuevos avances, descubrimientos, experimentos… La curiosidad de los lectores no se satisfacía con el exotismo, una narrativa seca y el dibujo fogoso habitual de las gacetas de los siglos XVI y XVIII. Se reclaman respuestas lógicas. Se tiene que satisfacer la curiosidad de una sociedad a la que el colonialismo surte de productos nunca vistos, ya fuesen animales, plantas o humanos (por ejemplo, los pigmeos para exhibiciones). Sobre todo se pedían eso, explicaciones. Por otra parte, la carga subversiva de la ciencia era evidente. Un gravado francés coloreado mostraba una descarga invisible y misteriosa. Era la electricidad, que hacía tambalearse el poder estamental: aristocracia y clerecía. El folletín científico y las revistas monográficas de anatomía y naturaleza destacan en Londres y París por su excelencia y por la voluntad de aproximarse a fenómenos insólitos que van desde la teoría cinética de los gases hasta el electromagnetismo pasando por la hipnosis. La calidad del resultado y las buenas condiciones técnicas remediaban las buenas intenciones. Lewis Carroll, conocido por su Alicia en el país de las maravillas, es uno de los ejemplos de científico transmutado en periodista. En la actualidad son los documentales científicos –especialmente de naturaleza y zoología– los que han logrado cotas de protagonismo especial. Cosmos (1980), de Carl Sagan, se convirtió en el libro más vendido de la historia y también el documental más visto. Un hipotético documental que explicase el remedio definitivo contra el SIDA o que mostrase imágenes de Marte o Júpiter con un montaje espectacular multiplicaría las audiencias de las series que nos han acercado al visionado del interior del cuerpo humano gracias a las minicámaras de televisión. El periodismo es el instrumento para acercar el misterio de la astronomía, la biología, los quarks o los genes al público creciente. Lo será con la imagen y la crónica, sea de la Exposición de Filadelfia con su pabellón iluminado o de los mapas que perdieron las zonas sin colorear del interior de los continentes

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del hemisferio sur. De Francia pasó a Barcelona con presteza, como las revistas de moda o las de humor, y la legión de publicaciones que imitan; las gacetas del siglo XVII y las ilustradas –muy importantes– del XIX lo demuestran. La ciencia goza de prestigio y se refleja en que los diarios usan el nombre derivado de un invento o un aparato tecnológico: El Telégrafo o El Teléfono serían muestras de 1858. Del Journal de Savants (mensual en 1724) al Journal de Médecine, de Chirurgie et de Pharmacie (1758) hay toda una retahíla de revistas médicas y pedagógicas que muestran el interés del público por las llamadas artes útiles. El estallido de revistas científicas de la cultura y la ciencia humanística –historia, literatura, arte, antropología…– no es comparable a las dedicadas a la ciencia pura –de la medicina a la química–, pero la nómina es significativa. Efectivamente, podríamos inaugurar la lista con revistas médicas como La Ginecologya catalana (1898-1899) del médico J. Queraltó, que, a pesar de publicar una decena de números, contó con la nutrida colaboración impresa de L’Avens. También en Arxius de Cirurgia i Malalties Especials de la Dona (1901) y Annals de Medicina (1907), Revista Mèdica Barcelonesa o Medicina Social (1911, ambas), Annals de Ciències Mèdiques (1921), etc. Pronto la ciencia se emancipará –aunque su estancia será constante– de las revistas de alta divulgación, de diarios y de semanarios informativos y se podrá desarrollar la divulgación en tribunas ad hoc, en tribunas dedicadas exclusivamente a la ciencia. Por ejemplo: Crónica científica (1878-1892) o Ciencia Popular (1917). Esta última fue una publicación mensual bilingüe de tipo magacín con una heterogeneidad temática que alterna la biografía con la geología o la geografía con la aventura. Parece que pervivió durante un par de años. Más fortuna hizo el Butlletí de l’Acadèmia de Ciències i Arts de Barcelona (1892) que en 1936 todavía se publicaba regularmente, haciendo aportaciones de miscelánea científica a caballo entre la alta divulgación, la vulgarización y la investigación. El Institut d’Estudis Catalans (IEC) supuso un impulso muy notable de las secciones y sociedades filiales, que iniciaron nuevas revistas en una línea ascendente que llega hasta nuestros días, en los que los títulos digitales, incluso en inglés, pretenden ser una puerta abierta a la ciencia catalana junto con las revistas académicas y científicas convencionales. Visitar la web del IEC o la de RACO (Revistes Catalanes amb Accés Obert) es un viaje estimulante hacia el universo del presente científico, no obstante, más decantado hacia la investigación que hacia la alta divulgación, que ha quedado muy reservada a los suplementos de los diarios en castellano. Los años veinte, Monografies mèdiques, mensual, de 72 páginas, dirigida por Jaume Aguadé, y Ciència, ambas de 1926, representan la culminación de un proceso iniciado a finales

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del XIX que ahora, en una sociedad urbana, de masas y con medios de comunicación efervescentes, representa un modelo de éxito. La Ciència de 1926: la novedad Así, a lo largo del siglo XX aparecen varias publicaciones de carácter científico. Las más emblemáticas son las dos revistas Ciència, editadas en diferentes etapas y destacables por la calidad, tanto formal de presentación como de contenido innovador, y porque se fijaban en la producción del país. Revistas importantes con coincidencia en el nombre y la temática. La primera será una gran novedad en 1926 como lo será la segunda en 1980. Los medios de comunicación, contentos, se hacen eco por su significación sobre la cultura y la sociedad, que se recobra y tiene voz propia, y porque deja de ser un simple mercado receptor de otras publicaciones. Ambas mensuales y con similitud en su cronología –pocos años, sin embargo; siete y cuatro respectivamente–, las dos revistas Ciència morirán por falta de tejido social, destruido por las dictaduras, que desestructuraron el mercado periodístico y desguazaron la sociedad catalana y el mercado, dominado por el castellano. La primera Ciència, revista catalana de ciència i tecnologia (1926-1933), con 48 páginas, alternó varias ramas de la ciencia y la técnica con géneros periodísticos como el reportaje, el ensayo, el artículo o la simple nota. Se ocupó de aspectos como la zoología (Ignasi de Sagarra), la astronomía, con especial interés por los cometas (Comas i Solà), la técnica de interés social, como los abonos sintéticos... Seguirá hasta 1933, bien dirigida por Ramon Peypoch. Dispuso de una espléndida nómina de colaboradores: M. Rossell y Vila, Rafael Campalans, Pius Font i Quer, Bosch Gimpera, Carles Pi i Sunyer, Eduard Fontserè, Joan Crexells, Pau Vila, Santiago Rubió i Tudurí... La aparición, hay que fijarla en la reacción catalana ante las medidas represivas contra el catalanismo y la Mancomunidad emprendidas con el golpe militar del general Primo de Rivera. El primer decreto del Directorio fue contra el «separatismo» y con él se prohibió la obra cultural y se clausuró la Mancomunidad. Se produjo una reacción y la cultura se consideró un instrumento básico de recuperación. Nacieron publicaciones como La Palabra Cristiana, Revista de Catalunya, Criterion, etc., porque la cultura catalana debía seguir aunque las instituciones estatales prohibieran unos títulos ideológicos o no prestaran ningún apoyo a los demás. Cabe reiterar el papel central de Ramon Peypoch, fundador y director de Ciència, que fue la primera revista científica de alta divulgación en catalán. Peypoch fue, también, medio siglo después, centro de interés, a raíz del lanza-

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miento de la nueva revista homónima que se singularizaba con un paréntesis: (Ciència). Su director, en una entrevista afirmaba la dificultad del léxico científico en catalán para editar una publicación de esta temática. Hacía referencia al distanciamiento entre lengua y mundo oficial científico tomando como ejemplo una universidad castellanizada hasta los años treinta. La tirada de aquella primera revista fue muy ajustada, un millar de ejemplares. Era distribuida en las librerías de toda Cataluña, más allá de Barcelona. La redacción era el mismo domicilio del director, los colaboradores no cobraban y los había de todo el territorio de habla catalana. El déficit obligó a cerrarla siete años después. La revista publicó artículos y también muchas informaciones, aspiraba a dar al público lector –que tenía diarios de categoría como La Publicitat o La Veu de Catalunya– un producto de interés como podría ser cualquier publicación similar de Dinamarca u Holanda, por ejemplo. Ciència, revista catalana de ciencia y tecnología, en su «Pórtico» fundacional de febrero de 1926, hacía la siguiente reflexión: «En poco tiempo, la bibliografía en lengua catalana ha arraigado y se ha extendido de una manera esperanzadora, pero es fácil constatar como, en el conjunto de libros, revistas y periódicos últimamente aparecidos, los de carácter científico aparecen en una proporción mínima, cuando no de falta absoluta. [...] El número reducido de publicaciones de este carácter parece, pues, debido, más que a una causa básica, incorregible, a una falta de oportunidad y de costumbre. Ciència quisiera ser el estímulo y ofrecer el medio para corregir este retraso y dar a la bibliografía científica en lengua catalana el lugar y la importancia que le corresponde». La revista publicará muchos textos interdisciplinarios más que de ciencia pura, con un toque activo hacia otros ámbitos límite como filosofía o historia limítrofes y con la técnica también como reclamo. Consiguieron éxito de público y de crítica. Sin embargo, los costes, sin complicidades del poder, impidieron la continuidad. La exigencia de contenido y de presentación era muy alta. Un ejemplo, el trabajo de Ignasi Puig, director del Observatorio del Ebro, sobre este centro se publicó en dos partes, por la extensión. Solo en una, en la segunda, en doce páginas encontramos once fotografías, cinco gráficos y un esquema, además de la información, y muy bien resueltos técnicamente y con alta calidad gráfica. La (Ciència) del 1980: la amargura del éxito El periodismo científico ha sido muy importante a lo largo del siglo XX en la capital de la imprenta que es Barcelona. Así, periodismo traducido del norteamericano, como Investigación y Ciencia, o bien producido directa-

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mente desde Barcelona en castellano, como Muy interesante, representa el impacto social de un gran interés del público hacia esta especialización sobre las ciencias puras. (Ciència) fue una publicación pensada, redactada y distribuida solo para el país. Joan Oró remarcó a raíz de la presentación pública de (Ciència) la importancia de que los científicos catalanes dispusieran de una plataforma de difusión. La revista aparece de 1980 a 1987 y mantiene un silencio hasta el 1990-1991, cuando desaparece. La publicación fue singular y aspiraba a otras tribunas: actos como coloquios, publicaciones como series de libros y manifestaciones públicas reivindicando una política científica propia para Cataluña. Prestigiosos consejos asesores alientan a los promotores a poner en marcha iniciativas como una colección de libros con El origen del hombre de Darwin a la cabeza, toda una declaración de principios. Otras obras relevantes: J. Millás Vallicrosa, con Ensayo de historia de las ideas físicas y matemáticas en la Cataluña medieval, y Claude Bernard, con Introducción al estudio de la medicina experimental. La iniciativa recogía una propuesta de August Pi i Sunyer en la Secció de Ciències constituida en el IEC en 1916 sobre «la exigencia del desarrollo de Cataluña de disponer de una colección de clásicos de la ciencia». Tres títulos, entre otros, reimpresiones, nuevas ediciones, con prólogos exitosos que miraban atrás y afuera y lo proyectaban con fuerza en el interior. Se anuncian más títulos: A. Einstein, M. Born, L. Pasteur, T. Malthus, H. Poincaré, J. Mendel..., que evidencian la voluntad de acercar el mundo científico a la cultura catalana. El mensual, dirigido por el biólogo Joan Senent, fue recibido con complicidad. El álbum de prensa es espectacular. Consiguieron dos mil suscriptores, a pesar de haber recibido alguna pequeña ayuda institucional. Apoyo que debió ser exiguo ante la exigencia de calidad de contenido y presentación, dado que desaparece por dificultades financieras. Las palabras de su director en una carta de promoción, en medio de la singladura, manifiestan nítidamente la situación: «Desde hace tres años, nuestro país cuenta con una publicación mensual de divulgación científica y técnica. Después de muchos esfuerzos y superadas las primeras dificultades, la sociedad catalana dispone de un instrumento para conocer y debatir los retos que los avances científicos y tecnológicos plantean en el mundo de hoy [...] (Ciència) es, forzosamente, una herramienta para la normalización lingüística del catalán, teniendo presente que sobre nuestra lengua pesan tanto la herencia de un idioma con situación civil irregular como el hecho de ser una lengua fuera de los circuitos internacionales de comunicación, que han establecido el inglés en una situación central». Personalmente nos dolió el silencio de (Ciència), preludio de la muerte, y lo escribíamos en La Vanguardia. Lo escribimos en catalán cuando el malogrado Ibáñez Escofet abrió estas páginas a la lengua catalana. Decíamos: «Desde el

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núm. 42-43 correspondiente a octubre-noviembre de 1984 la revista catalana Ciència mantiene un silencio preocupante para los que seguíamos de cerca la aventura de una publicación que mantenía un difícil equilibrio con la necesidad de su presencia y las dificultades de su mantenimiento. Publicar en catalán artículos sobre las fibras ópticas, los caminos de la nueva era espacial, la fusión nuclear..., sin dejar el tono reivindicativo de una ciencia comprometida –Delta del Llobregat, la salud del Mediterráneo, el urbanismo– se ha visto que era un hermoso sueño... (Ciència) mantenía un reto con dos, entre otras, revistas a caballo de la divulgación masiva y la investigación divulgativa. Estas dos revistas, en castellano, son simples traducciones de dos de homónimas, una del mundo anglosajón y la otra del mundo francófono». Citábamos al filósofo Norbert Bilbeny, que escribía que compaginaba equilibradamente «el particular con lo universal por gracia de su cosmopolitismo nacional».

Notas 1.- Publicado originalmente en FIGUERES, J.M.: «El cas de les dues revistes Ciència» en Mètode, 69. (2011)

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Hacia una nueva sociedad Una revolución social sacudió las conductas colectivas. El caluroso verano de 1936 la sociedad catalana experimentó una gran transformación: una minoría organizada y armada persiguió y ejecutó a los eclesiásticos y a los patrones en unos meses sangrientos. Este hecho pavoroso confirió el empuje preciso para la implantación en la calle de un orden revolucionario y fue la primera muestra visible de la sociedad naciente. La segunda, para el observador que llegase de improviso, fue un nuevo control social fruto de una autoridad popular: barricadas en las calles, milicianos armados sustituyendo a la policía, comités compartiendo y coordinando el poder… Una dinámica que se materializaba en la indumentaria; así, los monos azules de mecánico eran el uniforme de los proletarios y de los burgueses, menestrales y chupatintas que intentaban pasar inadvertidos vistiendo gorras de tipo legionario y con el rojo y el negro como colores dominantes. Existió también otra novedad: señoras con pantalones y fusiles, aunque lo cierto es que esta novedad duró poco. La revolución las situó muy pronto ante la máquina de escribir o en la cocina, el hospital o la escuela, es decir, las que ya antes de la revolución eran las grandes labores femeninas. Todo cambió, comenzando por la toponimia y el nomenclator, el nombre de los pueblos y de las calles. Más profundo es el sentido del trabajo o el carácter social de las relaciones, que mutarán del autoritarismo al asamblearismo: caso único en Europa de poder popular ganado, mantenido y sostenido. Con la salvedad del terror, la experiencia es sugerente de analizar, y desde muchos puntos de vista. Existe una impregnación global de la revolución dentro del contexto general de la ciudad que va variando, de la luminosa, por revolucionaria, se pasará a la silenciosa, gris y sacrificada de 1937 que padece privaciones y bom-

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bardeos hasta convertirse, tras el fracaso de la ofensiva en el Ebro, en la exhausta, moribunda y agónica de 1938 en la que incluso los más escépticos anticipaban el final, aunque se mantuvo el sentido de lucha ya fuese por dignidad, por rutina o por fuerza, que hubo de todo. Los altavoces en la calle con los cantos de La Internacional y Els Segadors dejarán paso a las sirenas anunciando los bombardeos o los tiros de los pacos, que querían crear temor aprovechando los intervalos de pausa. Mientras tanto, en el saludo se mantendrá el ritual «Salut!» con el puño apretado, pero la tristeza y la desmoralización irán manifestándose: de la misma manera que las personas adelgazaban, las páginas de los diarios se reducían y las miradas se entristecían como preámbulo a la posguerra larguísima postguerra. Los papeles impresos no ayudaban a levantar la moral. El periodismo estaba controlado, hasta su cierre a finales de enero de 1939. Un titular llamativo: «Nuestras líneas han sido rectificadas ligeramente», cuando el enemigo estaba ya a las puertas. El nuevo orden se expresaba en múltiples facetas, como por ejemplo, con la música en la calle, con los himnos prohibidos o difamados, los carteles actuando como gritos de libertad, el léxico rupturista… Cualquier analista detectaría los síntomas de una nueva sociedad que, ciertamente, se estaba construyendo. De este modo se colectivizaron empresas y la dirección pasaba a ser de quienes trabajaban manualmente. Las manifestaciones, los discursos, los detalles, etc., nos acercaban a una sociedad diversa y parece mentira que fenómenos tan singulares como los que se produjeron hayan sido tan poco estudiados –de hecho, somos incapaces de recomendar un estudio, un libro con un título sobre la revolución en Barcelona que sea una síntesis lo suficientemente explícita como para entender el origen, la evolución y las características de la nueva sociedad. Ahora que disponemos de los estudios -. monográficos deberíamos poder disponer de estas obras de síntesis que abarcasen el entonces tan anhelado comunismo libertario, que no llegó a implantarse, y entender la operativa del día a día de aquella sociedad. En la famosa primera asamblea de los sindicatos de la CNT, cuando justo se había conseguido la victoria en las jornadas del 19 y el 20 de julio, aparecen voces diciendo que no se quiere ir hacia la dictadura del proletariado anarquista; es Federica Montseny, miembro del Comitè de Milícies Antifeixistes, quien irá poco a poco, con la Generalitat, resituando los principios del poder revolucionario para acabar, después de los Hechos de Mayo de 1937, en la formal república burguesa que autoriza la libertad de cultos, retorna propiedades a los expoliados extranjeros y aspira a ser reconocida como gobierno legalista ante las miradas de complicidad, o gestos notorios, de Estados Unidos, Inglaterra, el Vaticano…, es decir, del mundo occidental, hacia los rebeldes, es decir, los antigubernamentales.

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Sea como fuere, la nueva sociedad fue un hecho. Entonces nos preguntamos: ¿hubo un periodismo revolucionario? ¿Qué entendemos por periodismo revolucionario? Si es así, ¿cómo será este periodismo? La respuesta a estas demandas y algunas otras las hemos de contemplar con los ojos del momento y no con los actuales. En el impacto del periodismo en la comunicación social, en la vida cotidiana en la que la comunicación cobra categoría de aspecto vital por la necesidad de conocer, detectamos unos aspectos nuevos bastante destacados. Así, remarcamos: Aparición de nuevas temáticas libres: opinión libre y reportajes de denuncia, aunque de manera limitada a causa de la censura y la propaganda. Se impedirá que los editoriales y los comentarios puedan decir lo que consideran apropiado. La censura será impuesta y los blancos, tan evidentes, serán presentes. La cultura está detrás de la censura y la propaganda y no nos referimos al Comissariat de Propaganda, que, a pesar de su nombre, es en realidad una especie de comisaría de agitación cultural de apoyo a la guerra, de proyección exterior y de difusión de la cultura catalana, así como de colaboración con el soldado catalán en los frentes republicanos. Continuidad en estilo y presentación. Las secciones son las mismas antes y después del mes de julio. Si miramos diarios que no sufren cambios, por ejemplo, La Humanitat, la sección «Bengales» de Josep M. Francès se mantiene imperturbable aún con el añadido «de guerra». Naturalmente, antes no se hablaba de guerra porque no se estaba produciendo una conflagración, pero aunque ahora aparezca, lo hace como un comentario prácticamente de ejercicio de análisis político o intelectual. Es el caso de Rovira i Virgili o de comentarios incluso literarios marginales como los de Lluís Capdevila, que alternan con la dura y estricta prosa emotiva de la propaganda. Por si no quedase claro, el propio director del diario será cambiado en diversas ocasiones y Rubió i Tudurí lo deja bien claro en sus memorias cuando dice que debe dejar su puesto por imposición del que manda: Negrín. No nos queremos referir a la mitificación del concepto de la libertad de prensa sino a la dinámica profesional, que es otra cosa. En este sentido podemos afirmar que no hay un cambio de presentación, ni de forma de trabajo. Todo siguió igual que en la vigilia del 19 de julio. Poca innovación y experimentación en la mayor parte de las obras individuales: fotografía, cartel, texto, a excepción de algunos nombres emblemáticos. Naturalmente, el contenido es determinante, pero ahora atendemos solamente a aspectos de diseño. La voluntad de transgredir la normativa será

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un hecho, pero no totalmente ni en todos los medios. No podemos hablar de una ruptura en dibujantes como Bartolí o Hélios Gómez, y citamos dos nombres muy contundentes por sus posiciones no solo a favor de la República, sino de las máximas aspiraciones populares. ¿La prueba? Si reunimos ilustraciones y no les ponemos la fecha de su realización, solo con estas no podríamos saber si han sido creadas antes o después del inicio de la guerra por un motivo obvio: no hay una ruptura. Claro que sucedió en el contenido, pero no, insistimos, en la forma. Del mismo modo, en fotografía será igualmente difícil constatar una ruptura con autores como por ejemplo Josep M. Sagarra, Brangulí, Centelles... La ruptura no se hizo presente por una razón elemental: los años de la República sin guerra, es decir, desde 1931 hasta 1936, fueron un periodo de libertad y la obra que se produjo no era ni limitada ni repetitiva; el 19 de julio no representó un cierre de paréntesis y la apertura de uno nuevo. Escaso interés periodístico de las imágenes informativas aparecidas en la mayoría de publicaciones. Repasar la colección de un diario de manera plena es darse cuenta de la enorme diferencia entre La Vanguardia y todos, todos los otros diarios, desde El Día Gráfico, La Humanitat (LH), La Veu de Catalunya (LVC) o La Publicitat (LP). Eran diarios textuales en los que la imagen era un recurso escaso, reiterado y que llegaba al extremo, dadas las limitaciones obvias del momento como eran los pocos recursos, y que hacían que apenas hubiese una fotografía, o ninguna, por página. En el caso de El Día Gráfico no se empleaban fotografías y en su lugar publicaban dibujos. La maquinaria vieja, el papel no apto, los costes de obtención, las dificultades de transmisión, etc., de la mayoría de diarios hicieron que el suplemento gráfico de cuatro páginas de La Vanguardia se convirtiese en la esplendida imagen de la Guerra Civil en Cataluña. Rutinas de trabajo repetitivas a pesar del dinamismo de las redacciones. La estructura jerárquica aparece en el trabajo de forma delimitada. En las publicaciones incautadas que son la mayoría, los cargos serán nombrados por el partido o la central sindical y no por los operarios del periódico, que podrán ser, en contados casos, comités obreros; pero nunca se someterá al director a la tutela de un soviet de trabajadores. Será un, digamos, comisario político o delegado de la Generalitat o directamente un director nombrado quien repetirá la anterior estructura jerárquica en la que se seguirá haciendo el trabajo que conviene al nuevo gestor de la cabecera, que si no es el propietario legal, lo es factual. Dominio de los contenidos políticos, de las crónicas y de los comunicados como modelo informativo. Estudiadas las crónicas periodísticas del bando

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republicano y del franquista, debemos ver que en Cataluña no tienen una presencia importante. Seguramente por la existencia de una comunicación más viva –multitud de comunicados, entrevistas, declaraciones, discursos, etc.– y por una censura muy dinámica, las crónicas no tienen tanta presencia como en Valencia o Madrid, en donde aparecen cada día en todos los diarios. Aquí serán esporádicas, La Humanitat, con Lluís Capdevila, El Noticiero Universal, La Vanguardia, El Diluvio (ED)…, tendrán cronistas de manera regular, pero serán soldados escritores quienes enviarán crónicas a los diarios de Mataró o Vilanova i la Geltrú y, periodista, como Agustí Cabruja a L’Autonomista o a los cronistas de Llibertat de Tarragona, pero no dejaron de ser excepciones. ¿Por qué? Seguramente porque los catalanes disponían de correo regular y no necesitaban la recreación, la imaginación del escenario que ofrecen las crónicas en las que el paisaje mental tiene poco que ver con el real. ¿De qué demonios puede informar una crónica que censura nombres, lugares y fechas? ¿Qué nos queda al leerlas aparte del ambiente? Pero el ambiente apuesta por la afinidad. Y de las miles de notas que podemos ver, de todo tipo de publicaciones, desde Treball a Solidaridad Obrera, encontramos que en Cataluña no hubo un periodismo dinámico en las crónicas. En el caso de este diario, por ejemplo, fue el periodista anarquista madrileño, Mauro Bajatierra, quien publicó más crónicas que los redactores locales de viaje en el frente de Aragón o en el de Guadalajara. La atonía del frente de Aragón y las dificultades de comunicación entre Cataluña y el territorio leal eran, también, factores que contribuían a que las crónicas fuesen escasas en la prensa catalana. En definitiva, el periodismo de trinchera no aparecerá con una dimensión exitosa de prosa periodística efectiva. Será el reino de la idea, el comentario, la opinión, el articulismo y, fundamentalmente, de la referencia precisa del comunicado y la declaración. El reportaje y la crónica no fueron brillantes. Una prueba de este conocimiento es la aportación de Rovira i Virgili, Avel·lí Artís, Peiró…, que nos aproximan extraordinariamente al conocimiento de estos años del mismo modo que lo harían los textos y discursos de Irla o Comorera, como tantos otros, de los que prácticamente no se ha salvado ninguno y que restan pendientes de ser recuperados. Un ejemplo reciente de recuperación sería el Diari de Joaquim Renart de 1918 a 1961, que es una obra excepcional y maravillosa. Su volumen VI, dedicado a la vida cotidiana de guerra se muestra como una delicia a los ojos y una interesantísima descripción que nos ilustra sobre temas que no hemos visto en la prensa como puedan ser el derribo de estatuas, no por parte de los franquistas, que todavía no han entrado en la ciudad, sino por los guardianes de la revolución; caen Guifré el Velludo, Ramon Berenguer I o el cronista Bernat Desclot. En palabras de Renart, los fundadores

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de la nación catalana o las grandes glorias de la patria, que fueron reventadas sin que un mal mosso d’esquadra las salvase: era enero de 1937. En la prensa no todo aparecía. Protagonismo de escritores y autores relevantes en el texto narrativo sustituyendo el periodismo informativo por la ficción autobiográfica. Es muy, muy habitual y todavía queda mucho trabajo por acometer en esta materia. No tenemos referenciados a los autores interesantes a pesar de la abundancia de secciones en los diarios de menor alcance, como sucede con «Moments» de Manuel Cruells en el Diari de Barcelona, los artículos de Anna Murià en ese mismo periódico, los editoriales de Rubió i Tudurí en La Humanitat, las crónicas de Agustí Cabruja en L’Autonomista… Igualmente, no se han buscado las grandes y exhaustivas recopilaciones de la ideología del poder revolucionario; así, los discursos de los alcaldes Hilari Salvadó y Carles Pi i Sunyer o tantas y tantas piezas. Y textos propagandísticos de Jaume Miravitlles o Víctor Colomer, o de pensadores como Serra Húnter, Joaquim Xirau, etc., o de periodistas como Sebastià Gasch o Tísner. Queda toda una generación por recuperar. Se ha comenzado con escritores como Carner, Sagarra, Pla y otros, y se ha comenzado a hacer fragmentariamente con periodistas como Eugeni Xammar, Irene Polo, E. Vigo o Josep M. Planes para los años treinta, pero ahora ya es momento de recuperar textos de la guerra. Hay trabajo hecho, como la recuperación de artículos de opinión de Antoni Rovira i Virgili llevada a cabo por Roig i Rosich en La guerra que han provocat; las notas de Andreu Avel·lí Artís, «Sempronio», en L’accent de Barcelona debida a Josep Faulí; los escolios de Ramon Vinyes bajo el título de «Talaia» publicados en Meridià; también los artículos y notas políticas de Joan Peiró durante la propia guerra y después reeditados en Mataró con el título de Perill a la rereguarda, y, más recientemente, Estem en guerra de Teresa Pàmies. No obstante, no se ha elaborado ninguna antología del periodismo de guerra. En cambio, Maria Campillo, que conoce muy bien la prensa del momento –es coautora de La premsa a Barcelona 1936-1939 de la Guerra Civil–, recoge solo narrativa en dos espléndidos volúmenes (Contes de guerra i revolució, 1981) procedentes de la rica y variada prensa del momento: Moments, Mi Revista, Mirador, Catalans!, Juliol, Amic, Companya, Catalunya, Revista de Catalunya… , que son ejemplo de la vitalidad periodística del periodo. Periodistas y escritores, como puedan ser Calders con Unitats de xoc y Tísner con 556 Brigada Mixta, componen obras escritas ejemplares tanto para la literatura como para el estos periodismo. Son éstos, a nuestro parecer, materiales espectaculares y de la mejor prosa europea de guerra. No tienen nada que envidiar a las grandes novelas de la Primera Guerra Mundial que tanto impactaron en la Cataluña de los años

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veinte y treinta, que generaron grandes versiones cinematográficas y se convirtieron en motor de la concienciación de los jóvenes libertarios pacifistas –antítesis sublime– para ir a hacer la guerra contra el rebelde militar. Compromiso de los periodistas con la causa republicana. Prácticamente todos los periodistas siguieron en su medio. Deben huir, por razones obvias, los de la Lliga, desde Pla hasta Sentís, de Sabaté hasta Costa i Deu, especialmente los de La Veu de Catalunya, L’Instant, El Correo Catalán… portavoces de la Lliga Catalana y del pensamiento carlista; como otros que serán clérigos y políticos, y como tales, perseguidos, mientras que un tercer grupo, un ejemplo sería Josep M. de Sagarra, deberán mantenerse alejados del foco bélico. Todos los periodistas estuvieron al pie del cañón: muchos irán de voluntarios al frente aunque podían habérselo ahorrado, como Capdevila, que será comisario de propaganda y corresponsal de La Humanitat, o Josep M. Lladó, que de director del periódico pasó a primera línea del frente. El compromiso fue pleno. Abundancia de periódicos gracias al proceso de incautación. En Barcelona encontrábamos 28 diarios antes del golpe de Estado, que fueron 31 después de julio. En 1938 se habían reducido a 21. Por lengua, en 1938 encontrábamos en Barcelona 7 diarios en catalán y 14 en castellano, mientras que en comarcas serán 17 a 4. El total será de 24 en catalán por 18 en español, la única vez en la historia del periodismo en Cataluña en la que ha habido más diarios en lengua catalana que en el idioma de Cervantes hasta la actualidad, en que las cifras son también más altas para las cabeceras de los diarios en catalán que no los tirajes. Diarios en catalán en Barcelona el 17 de julio de 1936: Última Hora (1935-1938) El Matí (1929-1936) La Humanitat (1931-1939) L’Instant (1935-1936) La Rambla (1936-1939) Full Oficial del Dilluns (1931-1939) La Publicitat (1922-1939) La Veu de Catalunya (1899-1937) Diarios en castellano en Barcelona el 17 de julio de 1936: Diario de Barcelona (1792-1937)

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El Popular (1935-1936) Renovación (1933-1939) El Día Gráfico (1913-1939) Diario Mercantil (1887-1937) Hoja del Lunes (1926-1939) El Diluvio (1858-1939) La Aurora (1918-1936) La Jornada (1920-1936) La Noche (1924-1939) Solidaridad Obrera (1916-1939) Diario del Comercio (1890-1939) El Mundo Deportivo (1929) Las Noticias (1896-1939) El Correo Catalán (1876-1936) La Vanguardia (1881) El Noticiero Universal (1888-1985) La Razón (1928-1938) Diario de la Marina (1932-1937) El Eco (1929-1936) La prensa semanal también tendrá mucha importancia en todas las ciudades. Habrá semanarios de la ideología dominante entonces: anarquistas, marxistas –normalmente dos, el ortodoxo del PSUC y el heterodoxo del POUM–, nacionalistas de ERC y a veces de algunas otras tendencias.

Notas 1.- Publicado en FIGUERES, Josep M.: Periodisme en la guerra civil. Barcelona, Publicacions de l’Abadia de Montserrat, 2010.

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En julio de 1936, a raíz de la rebelión militar se configura una situación muy diferente en lo referente al mundo político-social y a la autoridad en la calle. Uno de los fenómenos más nuevos, más extraordinarios entonces en proyección pública y, curiosamente, poco estudiados2 es el de las confiscaciones de las publicaciones, de las empresas periodísticas, de las imprentas, redacciones y cabeceras de publicaciones periódicas. Afectan a toda la comunicación de la Cataluña de 1936, cuya propiedad se verá transformada. Nos centraremos en las confiscaciones de los diarios, aunque también hay de semanarios literarios –Mirador–, político-humorísticos –L’Esquella– y de la prensa informativa de casi todas las ciudades. De igual forma, requisas de imprentas que editarían nuevas publicaciones aprovechando los moldes y otras herramientas, la maquinaria de impresión y toda la infraestructura de las editoriales, imprentas o cabeceras expropiadas. El episodio tiene una notable dosis de espectacularidad, como las colectivizaciones, más estudiadas a partir del impulso clásico de Pérez Baró o de las más recientes de Antoni Castells3 y otros4. Ambos hechos, colectivizaciones y confiscaciones, representan una novedad insólita en Europa, donde el nuevo poder real obrero configura una jerarquía nueva en el territorio catalán. Terminológicamente entendemos por confiscación la apropiación de la propiedad por parte de un grupo social, político o una institución, que la destinará al mismo uso anterior, con validez funcional en el marco de la nueva legalidad, y que se producirá con normativa, un decreto de la Generalitat específico – como en el caso de La Veu o La Vanguardia– o sin ella –cómo en los de El Matí o La Rambla (LR). Los trabajadores pueden ser los del mismo centro o bien otros. Toda una gama que estudiaremos con detalle. La confiscación es la apropiación de un bien privado por parte de terceros, por ejemplo, un partido o un sindicato. Los trabajadores del propio bien (una fábrica, una im-

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prenta...) prenta,...) no cuentan ni están presentes, pues en caso contrario se trataría de

otro fenómeno: la colectivización, o sea, la gestión por parte de los obreros. La expropiación, un fenómeno distinto, tiene una fuerza legal y moral manifiesta, considerando su beneficio público evidente y el proceso jurídico usado; incluso cabe la posibilidad de recurrir administrativamente o legalmente en caso de no aceptar la decisión política o administrativa, sea respecto al destino del bien en cuestión o al pago del importe de la indemnización. La apropiación de un bien privado para el disfrute, justo, de la colectividad tiene una lógica socialmente aceptada. La colectivización es un proceso similar a la privación del uso privado de un bien, con la finalidad de obtener la propiedad y/o la gestión para una parte del cuerpo social, en este caso los trabajadores de dicho bien, los propios obreros ejecutantes. El tratamiento del proceso es diverso: no se reciben directrices externas, sino que, a menudo, son los trabajadores de forma asamblearia o jerarquizada de una central ajena al centro de producción quienes la determinan o despliegan. Hay periódicos que solo se confiscan –es el caso de El Correo Catalán, El Matí,…– sin ningún trabajador del periódico al frente del proceso; periódicos que se colectivizan, por ejemplo, El Mundo Deportivo, y publicaciones en una situación mixta: se empieza con una confiscación y se continúa con una colectivización: Diario de Barcelona, por parte de Estat Català y posteriormente por parte de un comité obrero próximo a la CNT. La gran diferencia, pues, es la presencia en el proceso de cambio de propiedad y de dirección de la gestión, de trabajadores de la empresa editora que lo fuesen anteriores al 18 de julio. El caso de La Vanguardia es ejemplar en el doble proceso paralelo y simultáneo de incautación y posterior colectivización. Confiscaciones en Barcelona

Las expropiaciones en forma de colectivización y de confiscación se producen inmediatamente en las ciudades importantes como Madrid o Valencia. En la primera tienen lugar las espectaculares expropiaciones de dos grandes periódicos: la colectivización de ABC5, que mantuvo el título (se dará el singular caso de la edición sevillana, en poder de los franquistas) y la expropiación de Ahora6 en Madrid7 por La Hora, o también las numerosas expropiaciones de Valencia con cambios como el del Diario de Valencia, de la CEDA, que pasa a ser Verdad, del Frente Popular, o Las Provincias, que será Fragua Social de la UGT-CNT, o Diario de Alicante, que cambiará por Bandera Roja, de la UGT. En Barcelona la aparición de la prensa confiscada es la primera conse-

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cuencia visible, juntamente con el cambio de indumentaria y los carteles en los muros, al cabo de pocos días de la victoria, de las fuerzas de orden público, con elementos populares, sobre el ejército sublevado en julio de 1936. La proporción de diarios barceloneses afectados es absoluta. Características de las confiscaciones El testimonio de los periodistas es muy claro; dejemos que dos de ellos lo expongan: uno de los que se tuvo que esconder, católico y catalanista, Esteve Busquets i Molas, que en sus memorias nos deja un testimonio claro8, así como Riera i Llorca, republicano catalanista que se tendrá que exiliar, igual que Pere Pagès o Granier-Barrera, periodistas comunistas. Busquets escribe:

este

«Tenemos que ir hacia atrás en el tiempo y situarnos, aún, en el día 6 de octubre de 1934. La Aliança Obrera se había fijado en ese periódico [El Correo Catalán], porque ya contaban con las incautaciones en caso de victoria. Por eso tenían preparados equipos de obreros tipográficos, de técnicos y de redactores. Tenía que dirigirlo Narcís Molins i Fàbrega. Querían quedarse también con El Matí que habría orientado Ángel Estivill. Frustrados aquellos intentos, cuando el día 19 de julio del 36, un grupo de chicos que había salido de esa Aliança y ahora pertenecía al POUM, se vio triunfante y con armas en las manos se acordó del diario de los carlistas. A las diez de la noche, cuando ya no quedaba nadie, solo el conserje –que vivía en un piso superior–, Vicenç Adam, reventaron las puertas a tiros y tomaron la casa. Habían desaparecido los archivos. Los asaltantes subieron las escaleras para pedir explicaciones al conserje, pero éste había escapado por los tejados y se refugiaba en el subterráneo de la casa de unos amigos (…) Molins i Fàbrega fue uno de los primeros en presentarse a reclamar el puesto que esperaba desde hacía dos años. Estivill estaba metido en otros asuntos. Se había lanzado a la calle al lado de la FAI, pero rápidamente se fue al PSUC (...) y de allí inmediatamente al frente (…). La caja fuerte fue reventada —«quién roba deshonra la Revolución», se leería posteriormente en los carteles colgados en todas partes—; los archivos y la hemeroteca, destruidos. Iban a hacer lo mismo en los talleres cuando uno de los dirigentes se opuso: «Al que se apropie de las máquinas le doy pasaporte. Editaremos un diario revolucionario. Con esto el POUM se hará el amo del movimiento y lo defenderemos a tiros hasta la muerte si es necesario». (…) A medida

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quien


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que avanzaban las horas iban llegando noticias de los éxitos revolucionarios. Noticias acompañadas, también, de jamones, botellas de vino... (…) El día 20 por la mañana, los incautadores dormían profundamente por los rincones de la casa y las provisiones, especialmente las líquidas, habían disminuido considerablemente. —Ahora hay que ir a buscar gente— fue la primera disposición que se tomó cuando pudieron empezar a ver el día un poco más claro. De casa en casa fueron a buscar los tipógrafos que pudieron encontrar y amenazándolos con las armas los llevaron hasta el taller. De esta misma forma obligaron a otros que nada tenían que ver con El Correo. A puerta cerrada y vigilada se confeccionó un diario catalán titulado Avant, que salió el 21 con las consignas del POUM».

Pere Pagès, en sus memorias, se expresa en el mismo sentido en lo referente a la explicación del proceso de confiscación. En la recopilación de entrevistas que hicimos a periodistas de los años republicanos9 nos comentó que fue, con Molins, a confiscar el diario carlista y se encontró las puertas abiertas; alguien se les adelantó, otros, unos desconocidos, ya lo habían saqueado10. Los textos críticos sobre el pillaje serán abundantes. En el número 35 de Front Popular (portavoz del Front Popular d’Esquerres), que aparece, cambiado, con el número 1 de Llibertat (portavoz de ERC), muestra cómo este proceso no se producía solamente en Barcelona, sino en Tarragona, Reus, Gerona... Si observamos las confiscaciones del bando republicano tenemos el testimonio de otro protagonista, además de Pere Pagès, conocido como «V. Alba». Emili Granier-Barrera, en Memòries d’un periodista abans i després de la guerra, especifica: «En Barcelona, la guerra comienza prácticamente antes que los militares rebeldes salgan a la calle, con la ocupación por la fuerza de los periódicos desafectos al régimen. Entonces la prensa diaria era mucho más numerosa (…) Los defensores de la República tenían el recuerdo del 6 de octubre y no se querían dejar sorprender. (…) A partir del día siguiente, se podría decir que el ambiente se caracterizó por un gran entusiasmo y un enorme desorden. Los periodistas afectos al régimen nos multiplicamos para reanudar la aparición de la prensa, que la batalla había interrumpido. Personalmente podría decir que me dispersé. Era concejal de Barcelona, (…) más tarde, delegado de la UGT de Cataluña y del primitivo PSU en el Comissariat de Propaganda, secretario de la Agrupació Professional de Periodistes… La Unió Socialista, en la que militaba, y los otros partidos que preparaban la fusión del PSU

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habían previsto, antes del movimiento militar, la aparición de Treball diario el primero de agosto. Hasta se vendían sellos para recaudar fondos. Los hechos nos obligaban a adelantar esa fecha. Se planteó en que un problema inmediato: en que imprenta se haría. Sugerí que nos apoderáramos de la imprenta de El Matí, órgano de Unió Democràtica de Catalunya (UDC). Fuimos hasta allí, si la memoria no me falla, con Pau Cirera, Amadeu Bernadó y algún otro compañero del cual no me acuerdo bien. Sabíamos perfectamente que UDC no era un partido fascista ni tenía nada que ver con la rebelión militar, pero la aparición de un periódico católico legal en aquellas circunstancias era impensable. Nos hicimos cargo, pues, sin más dilaciones, de los talleres del pulcro diario vagamente rosado y con un formato a la sazón insólito11. Por cierto, algo que poca gente sabe, el antiguo equipo redactor, o una parte del mismo, vino a ofrecerse para trabajar en el nuevo diario. quien Si mal no recuerdo, quién se dirigió a mí, antes que entrásemos en la imprenta, era Bru Romeu. Les dijimos que nos sobraban periodistas y los dejamos marchar en paz. En efecto, nos sobraban periodistas. Y un dilema que se presentó al partido acabado de unificar era si era necesario movilizarnos todos en la prensa propia o dejarlos en los diarios conservados y renovados. No para tener censores o espías, que de poco habrían servido, pero sí para procurar el entendimiento con el resto de formaciones. Adoptamos la segunda solución. Y me reincorporé poco después a mi puesto de secretario de La Publicitat».

Sobre la confiscación de El Matí, uno de los periodistas que trabajó posteriormente en el periódico, el escritor Vicenç Riera i Llorca12, nos narra su testimonio: «Cuando empezó la guerra recibí un aviso para que fuera a la imprenta de El Matí que, junto con el periódico había sido confiscada por un partido que de hecho aún no existía pero que se constituiría al día siguiente, y para que me hiciera cargo de la redacción y la compaginación del nuevo periódico que tendría por cabecera Treball (...). E (…).Encontré una imprenta pequeña aunque bien equipada. Encontré entre los que ya estaban redactando a Armand Quintana, redactor de deportes de La Rambla, que anteriormente lo había sido de L’Opinió. Este Quintana no era de ningún partido, pero cuando terminó la guerra era un comunista tan ortodoxo o tan dócil, que lo evacuaron a la URSS. Entonces yo era redactor de La Rambla, donde

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tenía a mi cargo la información de los conflictos sociales y la de comarcas. Me puse manos a la obra –consciente de que sería un trabajo provisional, pues no podía yo pensar en dejar mi puesto en La Rambla– y me sentí bien acogido por los obreros de la imprenta, que no presentaron objeción alguna a obedecer órdenes de unos intrusos. Nunca supe cómo se había llevado a cabo la confiscación, ni por parte de los que allí me enviaron ni por parte de los obreros, que, por diversas observaciones, comprendí que sin duda eran gente escogida, adicta a la dirección católica de El Matí. Tampoco supe quién había organizado el servicio de agencias, pero funcionaba, de la misma forma que lo había visto funcionar en L’Opinió y en La Rambla. Las noticias, como sucedía para el resto de periódicos, nos llegaban en un español deficiente y los redactores las tenían que reescribir, no traducirlas solamente, porque las notas de las agencias consistían en una enumeración escueta y chapucera de los hechos. En la imprenta de El Matí había una guardia de seis o siete chicos armados a las órdenes de un tal Cortezón que supongo que tenía la misión de garantizar que la propiedad13 de la imprenta no fuese disputada por alguna otra organización. Pero comprobé que Cortezón y su gente tenían competencias más amplias: hacía las ocho y media dos de los chicos de la guardia –sin abandonar el fusil, que llevaban colgado al hombro– pusieron encima de la mesa de la redacción dónde trabajábamos, y sin que nadie hubiese pedido nada, un plato con dos huevos fritos y otro con un filete y patatas fritas para cada uno de los que allí nos encontrábamos; todo caliente, según me dijeron. Los redactores hicieron una pausa. Como la imprenta estaba a pocos minutos de casa, dónde me esperaba mi mujer para cenar, no fui partícipe de la comida. Cuando volví, un poco más tarde, los compañeros habían vuelto al trabajo. Siempre he recordado con curiosidad que en aquellos días de desorden, cuando todo estaba patas arriba, el tema de la comida funcionaba de manera satisfactoria. (…) En la imprenta de El Matí hice la compaginación del periódico con las normas que había utilizado para hacer la de L’Opinió y también en ausencia de Lluís Aymamí Baudina, de La Rambla, en busca de harmonía y equilibrio en la combinación de títulos y grabados. El trabajo me resultó fácil; los obreros de la casa eran buenos, y conocían bien su oficio. No me extrañó, pues El Matí, en su modestia, era un periódico pulcro,

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hacia


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presentó muy bien hecho. Al día siguiente se presento en la imprenta Pere Ar-

diaca: se había constituido el partido y lo habían nombrado director del periódico. Dejé el trabajo en sus manos. Con la cabecera de Treball se hizo uno de los periódicos de más circulación en Cataluña, durante la guerra. Nunca me he explicado por qué se procedió a confiscar El Matí que era el órgano de un partido que hacía la guerra con la República».

Treball. Diari dels treballadors de la Ciutat i del Camp aparece y, bajo el lema Treballadors de tots els països: uniu-vos (Trabajadores de todos los países: uníos) sale el 21 de julio de 1936, con unos titulares que ocupan más de la mitad de la superficie de la primera página. El larguísimo titular reza: «Los militares fascistas se levantan contra la República. Las masas trabajadoras, en una réplica heroica y contundente, aplastan la reacción. La sublevación ha sido vencida en casi todo el territorio de la República. Frente a estas gravísimas circunstancias los Comités respectivos acuerdan la fusión de los cuatro partidos obreros que forman el Comitè d’Enllaç. Asímismo, las organizaciones sindicales de base marxista toman la decisión de fusionarse en un solo organismo. Este diario será el órgano y el portavoz de este movimiento». El editorial titulado: «El periódico del proletariado» acaba la breve descripción de los objetivos con un llamamiento a las incautaciones: «TREBALL, que saluda con admiración a nuestros muertos, expresa toda su solidaridad a las madres, esposas e hijos de los caídos y se impone el deber y el compromiso de honor de que no serán abandonados en su dolor. Insistiremos y batallaremos –si llega el caso– para que los familiares de los héroes caídos los días 19 y 20 no sean abandonados. Las fortunas de los traidores a la República y a la clase trabajadora que les pagaba deberán ayudar al alivio de la situación en que quedarán tantos hogares obreros. TREBALL, hoy se impone este deber y este honor. Trabajadores, ayudadnos».

Del resto de periódicos confiscados destaca el proceso de la requisa de La Veu, sobre el cual tenemos el testimonio que ha recogido Joan Sariol Badía14, antiguo redactor del periódico de la Lliga, y el trabajo sintético de Jordi Sabater, que estudia15 el proceso desde la perspectiva de la CNT, que se apoderó del periódico.

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Alcance del proceso Prácticamente toda la prensa hecha en Cataluña16 sufrirá el proceso de una forma u otra, unas cabeceras desaparecerán, otras continuarán, cambiando de propiedad y de contenido. Solo unos pocos periódicos, naturalmente republicanos, esencialmente los de ERC, no lo experimentarán. El proceso, tanto en Barcelona como en las comarcas, altera la propiedad de las empresas periodísticas y les afecta en los siguientes aspectos: a) Influencia y control del proceso comunicativo general La creación de organismos nuevos, como el Comissariat de Propaganda, y la preeminencia del control de los partidos y centrales sindicales a través de nuevos organismos profesionales, como el Sindicat de Dibuixants, comités de trabajadores en las empresas editoras, etc., muestran los cambios generales en prácticamente toda la información que se irán produciendo a medida que se consolide la victoria en las calles. La información se emitirá y distribuirá en publicaciones bajo la dirección del nuevo orden social basado en la preeminencia, en julio de 1936, del mundo obrero y popular. El proceso comunicativo afectado, basado en el control, será global de la redacción a la impresión, pasando por la administración, etc. Hasta en la distribución, al menos en Alicante, donde la prensa durante el periodo bélico ha sido muy estudiada17, se conoce cómo se creó una central distribuidora única que centralizaba el proceso, con la obvia posibilidad de control obrero de los contenidos, así como de teléfonos, telégrafos, etc. b) Amplitud de la prensa afectada y gran alcance geográfico del fenómeno La mayor parte de la prensa diaria informativa de Cataluña será confiscada, hasta el final. Entonces se producirá, en todos los periódicos excepto en los privados con propietarios franquistas, una nueva requisa que silenciará toda la prensa de izquierdas y republicana, cambiando su propiedad y también sus contenidos, con la ley de guerra de 1938. Un ejemplo es el diario privado gerundense de la prestigiosa familia Rahola, L’Autonomista, que todavía hoy está pendiente de devolución. En las ciudades en las que no hay periódicos serán los semanarios las publicaciones confiscadas. En definitiva, todas las ciudades donde solo haya imprentas se verán afectadas hasta el punto en que en Reus el diario republicano Les Circumstàncies en julio y agosto de 1936 no puede aparecer por no disponer de imprenta. La comunicación será la piedra de toque para mostrar la nueva ciudad, el país que ha cambiado de manos. En definitiva, el nuevo orden revolucionario se muestra en la prensa. Los carteles serán la

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nota de color, con su presencia constante en el muro, y los periódicos y revistas serán la plataforma que mostrará los mensajes de propaganda, de formación, con el control informativo de fondo. c) Nuevos contenidos temáticos, gráficos y lingüísticos Se mostrarán los nuevos periódicos y semanarios con un léxico revolucionario, con una iconografía específica también de agitación y sensibilización, que reflejará los cambios en el campo de la prensa. La preeminencia de la lengua catalana en todos los periódicos confiscados será otra característica general, con la excepción de los periódicos anarquistas y marxistas heterodoxos, de la CNT-FAI y el POUM, que después de vacilar se decantarán decididamente por el español a excepción de un solo título, precisamente La Veu. La prensa no tendrá que persuadir ni convencer con argumentos, sencillamente tendrá que agitar y hacer propaganda mostrando la fuerza del nuevo orden. Sobre este aspecto disponemos de una aportación18 en referencia a la transformación de los contenidos. d) Prensa como instrumento de influencia El acto de compra de un periódico implica una vinculación de adhesión y una aportación financiera. Cuando ambas acciones son anuladas no podemos tomar en consideración, por tanto, factores numéricos de tiraje. La respuesta del público como signo de adhesión es forzada. Lo sabemos por los suscriptores anteriores al 18 de julio, a los que no se les permite renunciar: se considera una maniobra de carácter contrarrevolucionario. El tiraje tampoco es un dato elocuente de la difusión social: muchos periódicos se envían a las columnas del frente, cada grupo político lo hace con sus fuerzas armadas, y también a todos los locales de delegaciones, etc., de todo el país. e) Cambios en la propiedad Las excepciones al proceso general de confiscaciones son irrelevantes y afectan solo a publicaciones de los partidos con cabeceras propias antiguas, como ERC y Acció Catalana (AC), o nuevas, como Estat Català (EC) o Izquierda Republicana (IR). Solo se respeta la prensa republicana, que, por otro lado, es minoritaria, un diez por ciento del total de títulos: 4 periódicos de 24 en comarcas y media docena de las sesenta de Barcelona. Los motivos de las confiscaciones son claros: silenciar la prensa que encarnaba el rival de clase y hacer que se escuche la propia. Los periódicos conservadores no aparecen, sus redactores se han escondido o han huido, se aspiraba a disponer de unas cabeceras propias.

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Cuando no se encuentren suficientes periódicos de derechas para ocupar se irá a los republicanos: en Valencia, la CNT requisa un periódico de IR. Por ejemplo: El Matí, el periódico afín a UDC. Preguntémonos: ¿se requisa por su catolicismo y sentido del orden o para disponer rápidamente de la infraestructura de un periódico en marcha? Granier-Barrera nos responde que se ocupó por las instalaciones. Concluimos, pues, que los periódicos de derechas callan. Sus maquinarias sirven para crear los de izquierdas. Las confiscaciones son un fenómeno complejo con dos grandes objetivos: disponer de una plataforma comunicativa y silenciar una voz hostil, enemiga o indiferente a las reivindicaciones revolucionarias. En Barcelona se respetan muy pocas, tan solo las republicanas de izquierdas, como La Humanitat, La Rambla y Última Hora (ERC), La Publicitat (AC) y El Diluvio… Se produjo un cambio global de propiedad y contenido en la prensa en un proceso repentino y desconocido19. Se puede apreciar claramente: Tabla III.2.1 Confiscaciones de periódicos de Barcelona el 1936 cabecera original

cabecera nueva

entidad ocupante

El Correo Catalán

Avant-La Batalla

POUM

El Matí

Treball

PSUC

La Veu de Catalunya

La Veu de Catalunya

GC/CO CNT

L’Instant

Catalunya —> CNT

CO [CNT]

Diario de Barcelona

Diari de Barcelona

EC-CO

La Noche

La Noche

CNT-FAI

Diario de la Marina

Diario de la Marina

CNT

La Vanguardia*

La Vanguardia

GC CO

Las Noticias

Las Noticias

CO UGT

El Noticiero Universal

El Noticiero Universal

CO

El Día Gráfico

El Día Gráfico

IR

El Mundo Deportivo

El Mundo Deportivo

CO

Diario del Comercio

Diario del Comercio

PFI

Diario Mercantil

Diario Mercantil

PFI

* Confiscación para evitar la apropiación obrera GC: Generalitat de Catalunya; CO: Comité Obrero; PFI: Partido Federal Ibérico

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En Barcelona se confiscan 14 cabeceras el 1936 y una el 1937. Todas ellas de periódicos privados, ya sean pertenecientes a un propietario individual o a una sociedad. Hay dos periódicos de la Lliga y los dos se expolian. También se colectivizarán periódicos sin carácter ideológico. Se da el caso límite de un periódico deportivo de empresa, El Mundo Deportivo, que se colectiviza más como empresa que como periódico. Sin embargo, tenemos datos desiguales sobre el proceso. Aunque hay libros monográficos y bibliografía abundante sobre el proceso en general, se conocen muchos aspectos de La Vanguardia20, por ejemplo, de otros periódicos no se sabe nada puesto que ningún estudioso los cita en sus obras21. El PSUC, el 1937, se apropiará de un periódico, La Rambla, por el asesinato a manos de los franquistas de su propietario, el diputado de ERC, E. Sunyol. Las cabeceras confiscadas, con la excepción anarquista, se editarán, en Barcelona y comarcas, en la misma lengua en que se editaban antes de la requisa. En las comarcas los periódicos mantendrán el ritmo creciente de catalanización en una proporción mucho mayor que en la capital, hasta llegar hasta la práctica totalidad22. f) La lengua de los periódicos No hay cambios lingüísticos significativos. Solo en la capital de Cataluña el Diario de Barcelona, del partido nacionalista Estat Català, y Avant, del antiguo El Correo Catalán, pasarán del español al catalán. Catalunya será un nuevo periódico en catalán. Los tres periódicos se pasarán al español antes de que pase un año. El partido nacionalista tendrá que abandonar los locales del histórico diario de los Brusi y editará el Diari de Catalunya, mientras que los obreros marxistas heterodoxos y los anarquistas transformarán sus periódicos en La Batalla y CNT, respectivamente. Aún así, en 1936 aparecen 28 periódicos en Barcelona de los cuáles 20 se escriben en español y, de estos, dos, La Vanguardia y El Diluvio, tendrán la mitad de la tirada. Solo 6 cabeceras aparecerán en catalán. Después del 18 de julio las cifras se modifican con títulos que pasan del español al catalán (Treball, Diari de Barcelona…), otros periódicos desaparecen (La Jornada, La Aurora…) El total será de 11 periódicos en catalán y 19 en español. En 1938 la proporción aumentará en favor del catalán. Los 28 periódicos de Barcelona del 17 de julio de 1936 se han reducido a 21 el 1938. Cuando acabe la guerra en 1940, serán solo cinco: dos franquistas (La Prensa y Solidaridad Nacional) y cuatro privados (La Vanguardia, El Correo Catalán, El Mundo Deportivo y Diario de Barcelona. Los cinco en español. El paso de dos periódicos obreros del catalán al español en Barcelona ha hecho creer, de manera errónea, que este proceso de conversión es general en toda Cataluña, pero es precisamente al revés. Si se consideran todos los

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periódicos, el resultado es bastante claro. El total de periódicos que aparecen en comarcas después del 19 de julio de 1936 es de 31, de los cuales 23 son en catalán. La titularidad de todos estos periódicos, excepto los de ERC y un par de republicanos independentistas, es de partidos obreros, sindicatos, frentes y comités... De los 66 periódicos que aparecen durante la Guerra Civil en Cataluña, solo cuatro cambian de lengua del catalán al español: los tres de Barcelona que ya se ha comentado y Combat de Lérida, que pasará a ser Adelante. Es diferente la visión de la lengua de los periódicos de comarcas. Si nos fijamos en la titularidad de los ocho periódicos que se hacen en castellano en comarcas, la relación es clara: cinco son de la CNT. En otras palabras: de los seis periódicos de la CNT en comarcas cuatro son en castellano, uno bilingüe y otro en catalán. Los siete periódicos de la CNT en Barcelona también serán mayoritariamente en español, una vez cerradas La Veu de Catalunya y Catalunya (antiguo L’Instant). Todos los comités obreros, en general, han elegido de forma espontánea la lengua hablada mayoritariamente en Cataluña. El Norte, de Gerona, el Diario de Villanueva, La Cruz de Tarragona…, todos estos periódicos se escribirán en catalán cuando se dé el cambio de titularidad. Se ha intentado hacer creer que en la clase obrera la presencia de la lengua castellana es exclusiva. Cómo si no hubiera obreros catalanes. En realidad, jugaron muchos factores en el proceso de castellanización. Comentemos uno: la llegada de funcionarios e intelectuales que huyen del sitio de Madrid. Además, en Barcelona se editarán una docena de nuevos periódicos —informativos y oficiales– en español. No hay exclusivamente un proceso de castellanización de la prensa obrera. El fenómeno es, lo volvemos a repetir, el contrario: ¡la clase obrera catalaniza la prensa! Al menos en la prensa diaria que hemos estudiado —no podemos afirmarlo de la prensa semanal ni de la especializada, pues no la hemos censado, aunque se detecta la misma tendencia–. En Manresa Trabajo, el veterano semanario anarquista que aspira a convertirse en periódico, siempre habla de este éste título, en español. La CNT ni se plantea el cambio idiomático. Solo hay que ver las listas de títulos aparecidos para percatarse de la clarísima relación entre filiación política del editor y uso de la lengua en la evolución de 1936 hasta 1938. Sin embargo, la prensa en lengua catalana en 1936 tiene prestigio y utilidad. ¿Cómo se explica, si no, que la CNT edite y mantenga, durante unos meses de 1937, el periódico obrero Catalunya23 en catalán, además de Solidaridad Obrera? O que mantenga La Veu de Catalunya en catalán. Cuando falte papel, talón de Aquiles de la prensa durante la guerra, la CNT se quitará la máscara y cerrará La Veu y convertirá Catalunya en CNT. Concluyendo, ¿por qué casi

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todos los comités locales que editan un periódico lo hacen en catalán, y hasta llegan al punto de cambiar de lengua, a favor del catalán? ¿Cómo se podrían explicar los numerosos boletines de las empresas colectivizadas, que se hacen en catalán?24 Se ha intentado que grandes boletines como Acero o Martillo se vieran como ejemplos, pero hay una notable cantidad de prensa en catalán. Cuando la CNT en Valencia rechaza los comunicados obreros que le transmiten para ser publicados en sus periódicos correligionarios porque están escritos en catalán, es consecuente con una priorización lingüística que no se atreve a aplicar en Catalunya, debido a la fuerza y prestigio del catalán, pero elige el modelo a seguir en los periódicos que edita. Debemos creer que los públicos, obviamente, eran distintos y, por eso, si fuese cierta la hipótesis que los obreros catalanes leían sólo en lengua castellana, resultaría incomprensible la aparición de una veintena de periódicos en Mataró, Lérida, Tarragona, Manresa, Terrassa, Sabadell, Vilanova i la Geltrú, Reus, Tortosa, Gerona e Igualada y que seleccionaran voluntariamente el catalán, la excepción sería la CNT. A no ser que se diga que los lectores pertenecen a capas medianas y a la pequeña burguesía. El POUM optará por el español en Barcelona y solo tendrá en español Adelante en Lérida, mientras que dispondrá de L’Espurna en Gerona, Front en Terrassa y El Pla de Bages en Manresa, además de muchos semanarios en Olot, Figueres, etc., en catalán. Confiscaciones en comarcas Las confiscaciones en comarcas serán una iniciativa general en Cataluña y debemos fijarnos en que solo en el caso de confiscación de unas instalaciones aparece un periódico nuevo. Aún así, la falta de información es notable. No consideramos confiscación de prensa la apropiación de locales en los que se editarán semanarios. Solo mencionamos estas instalaciones cuando se edita un periódico en ellas. Para que se entienda la amplitud de los semanarios: de entre todas las ciudades núcleo de comarca o de zona en la que hay imprenta, en unas cincuenta se dan colectivizaciones, confiscaciones municipales, políticas o sindicales. El proceso de las confiscaciones en el país es general en todas las ciudades de Cataluña, haya o no periódicos. Serán imprentas, semanarios, etc. Podemos afirmar que, igual que sucede con el control de la calle, el control de la comunicación también cambia de manos en 1936. En toda Cataluña, los locales públicos sufren una sacudida en lo referente a la titularidad de la propiedad. Por ejemplo, en Valls, según el testimonio de F. Casas, que ocupaba un cargo destacado en el Ayuntamiento, la CNT se apo-

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deró del Centre de Lectura, un casino acomodado; el PSUC, del Casino; el POUM, del Club Velocipedista —entidad burguesa con un ostentoso mobiliario—; la FAI, de la Agrupació Social Tradicionalista, un colegio religioso se convierte en la Casa del Poble… Los cuatro semanarios locales existentes simbolizan la situación de la prensa semanal. Unos desaparecen, exponentes del mundo que se va a pique: el orden conservador; es el caso del semanario afín a la Lliga El Temps. Otros mueren, mientras que su local es expoliado; es el caso de los tradicionalistas La Crònica de Valls y Joventut, a raíz de la ocupación por parte de la FAI de las instalaciones generales del centro, no las exclusivas del semanario. Un tercer apartado será la continuidad, el semanario Treball continua y pasa a estar al servicio del PSUC. En Vilafranca del Penedès, la CNT requisa el Casino Unió Comercial; el Comitè de Milícies Antifeixistes, el Centre Agrícola; el Ayuntamiento, los edificios religiosos y algunos civiles. En Vic, Olot, etc., en todas las ciudades hay cambios relativos a los medios de comunicación. El proceso es general en toda Cataluña y quiénes confiscan no son solo los partidos radicales, sino las nuevas organizaciones, las entidades legales como ayuntamientos, etc., hasta la propia Generalitat –como en el caso de La Vanguardia y La Veu de Catalunya– para intentar construir una política comunicativa propia, para defender de destrucciones o para impedir el brío de las milicias y de los comités obreros. La variedad en el proceso general de las colectivizaciones es muy real. Está presente en las confiscaciones de prensa. De este modo, cuando lo normal es que las derechas se «esfumen» –en expresión de la época–, el local que interesa simplemente se ocupa, abriendo la puerta sin más complicaciones, sin papeles ni autorizaciones. Así sucede en los locales de propietarios de derechas y, también, en el campo periodístico, según los testimonios de prensa que más tarde estudiaremos. Aún así, hay casos de colaboración, sobre derechas o de una todo en negocios pequeños en los que el dueño no es de derecha o de derecha pura y no es de misa ni exponente del orden tradicional burgués, sino un ciu- derecha dadano corriente, sin adscripción ni militancia conocida. ¿Qué sucede enpura tonces? Se da toda una casuística. En unos momentos de vacío de poder, de cambio jerárquico, las confiscaciones son muy fáciles de efectuar si quien tiene el poder quiere llevarlas a cabo. Dejemos que hable el testimonio de F. Casas-Mercadé25:

Cuando «…cuando los obreros se reintegraron al trabajo unos [se encontraron con] que el propietario de la fábrica, del taller o del negocio en el que trabajaban se había escondido; por lo menos no estaba; otros, que no se había movido, pero que no sabía moverse, que no tenía fuerzas

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para volver a emprender la vida normal. En una palabra; iba perdido, a la deriva. Entonces, como si de repente hubiesen hecho su aparición, flotando, a altura media, empezamos a oír hablar de incautaciones y, singularmente, de colectivizaciones. Hay quien afirma que la apropiación de las industrias y de los comercios por parte de los trabajadores fue espontánea. Según mi opinión no fue así. Hubo pequeña empresa, cuyos obreros subieron hasta el Ayuntamiento —el Comité— preguntando «qué tenían que hacer». Las indicaciones —las «órdenes»– se dieron pronto: «colectivizad, de momento, la fábrica, el negocio. Pensad que ya son vuestros. Ponedlos en marcha. Llegado el momento ya ha>>.blaremos del tema definitivamente.» Esto es lo que vimos. En realidad, de «colectivizaciones» hubo, prácticamente, de diversos tipos. Las más obvias fueron las de las industrias cuyos propietarios habían huido. Otras fueron, en realidad, un entendimiento entre el patrón y los obreros. En otras el propietario fue considerado un trabajador más con todas sus consecuencias y derivaciones».

En el caso de la prensa tenemos un testimonio mucho más claro en el Diario de Avisos de Manresa, cuyo propietario26 se puso a disposición del nuevo orden revolucionario. Hasta el famoso Decret de Col·lectivitzacions (24-XII-1936) que intenta poner un poco de orden legal a la complicada cuestión de los cambios de propiedad real, la situación es, sintetizando hasta la caricatura, que la confiscación la lleva a cabo quien aspira al poder o al control de las armas o quien los tiene. La política de la Generalitat es muy significativa. La última semana de julio, en el portavoz oficial de la Generalitat, que pasa de Butlletí a Diario Oficial, en el cual hemos podido constatar la falta de textos legales sobre las confiscaciones a pesar de que mantiene la misma periodicidad, se puede leer el nombramiento de Joaquim Vila como funcionario encargado del control de las empresas periodísticas. Junto a las confiscaciones que menciona de La Veu y La Vanguardia, se da constancia de la que se efectúa en el Ciero. Zarraluqui, ex redactor del periódico, lo explica sintéticamente27: «El periódico en apariencia no había variado. Seguía todo igual, incluso con el Gerente y el Director en sus cargos, asistidos como anteriormente por Manegat (…) Empero a poco que se profundizase en la vida normal del diario se comprobaba el cambio operado. Al Gerente le quedaba el nombre, la consideración de todos y un sueldo todavía decoroso, pero sus funciones habían pasado a ser ejercidas por un Comité Obrero de Control que integraban representantes de la redac-

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ción, de la administración y de los talleres. Al Director le sucedía otro tanto. Los redactores seguían como en otra época llevándole las cuartillas, pero quien en realidad tenía que aprobarlas era el redactor político, Enrique Tubau, a quien Companys había designado como delegado gubernativo de la Generalitat. En cuanto a los redactores, casi todos espiritualmente al otro lado de la barricada seguían su labor a sabiendas de que cuanto escribían no respondía a la verdad, reducida a las radios catalanas y a Unión Radio Madrid toda la habitual y múltiple fuente informativa de un diario. La única excepción era la radio sevillana, de la que comenzaron a recoger las charlas de Queipo, para ser más tarde comentadas sin gracia alguna, sustituido el donaire irónico por la injuria».

La importancia numérica del proceso fue notable. Veámoslo gráficamente en la variación de la propiedad de los periódicos e imprentas confiscadas o colectivizadas: Tabla III.2.2. Propietarios antiguos y nuevos de la prensa confiscada Antiguos propietarios

Nuevos propietarios

LLIGA

CEDA

Otros

PSUC

POUM

CNT

CO

Barcelona

2

1

12

2

1

6

4

Comarcas

7

2

7

4

7

4

12

Total

9

3

19

6

8

10

16

No hay concordancia numérica debido a variaciones de cabeceras, cambios de títulos, etc. Hay periódicos que figuran en las imprentas confiscadas que sacarán un periódico nuevo y no equivalen a transformación del periódico y no concuerdan en el tiempo del proceso, que no es solo 1936 sino que se suma 1937 (La Rambla). Hay muchos cambios de título y de lengua; así, La Batalla no lo consideramos un diario nuevo: es la continuidad de Avant. Hay casos dudosos de periódicos que no hemos visto, como L’Espurna, Gerona CNT, El Explotado, etc., y de los cuales desconocemos los datos, pero la visión de la bibliografía local ofrece datos sugestivos.

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EL PERIODISMO CATALÁN. UN SIGLO DE HISTORIA (1879-1984) Tabla III.2.3. Propietarios de los diarios confiscados en 1936 Lliga

CEDA

Privados y otros

Comarcas El Dia

Diari de Reus

Diario de Vilanova

Diari de Terrassa

El Norte (Gerona)

Diario de Avisos (M)

Diari d’Igualada

Diario de Barcelona

La Tribuna (L)

Diari de Mataró

El Correo (L)

El Pla de Bages

Heraldo de Tortosa

Diari de Girona

El Correo Catalán

Catalònia (T)

El Matí

Diari de Tarragona

La Noche

Barcelona

Diario de la Marina

La Veu de Catalunya

La Vanguardia

L’Instant

Las Noticias El Diario Gráfico El Noticiero Universal Diario del Comercio Diario Mercantil El Mundo Deportivo La Rambla 10 diarios

3 diarios

17 diarios

M: Manresa, L: Lérida, Ge: Gerona, T: Tarragona

En comarcas, todos los diarios confiscados y los nuevos que se hagan en imprentas requisadas se editarán en catalán. Serán 19 diarios en catalán y que

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aparecerán mayoritariamente el mismo 1936. En Cataluña solo habrá prensa de izquierdas, lo que constituye un caso insólito en la Europa no marxista. A raíz de la rebelión desaparece un diario, Avui (Reus), que será el único. Las 14 cabeceras de comarcas que continúan son confiscadas, menos las de ERC y AC. La Lliga será el partido más perjudicado, con 8 periódicos de comarcas requisados, aunque no era la propietaria legal de todos ellos, que a menudo pertenecían nominalmente a propietarios privados. De los 31 diarios de comarcas que aparecen después del 18 de julio hay 8 en español. De los otros 23, 8 son cabeceras que continúan, con la propiedad alterada o no, y 14 son nuevas. El alcance de la catalanización de estos periódicos comarcales es notable. Se conoce el caso documentado de un cargo de la Lliga, el diputado Josep M. Casabò, que era el propietario legal de tres diarios –Avui, Ara y Catalònia–, que pertenecían a la Lliga. Casabò cerró Ara el 6 de julio de 1936, y traspasó Catalònia a los redactores, catalanistas y conservadores, como Busquets Molas. La Pàtria de Manresa también cierra cuando se pierden las elecciones de febrero. La prensa de los radicales o lerrouxistas, de ERC, y de Acció Catalana se respeta. La prensa diaria de los socialistas en ERC, también. En Gerona se respeta L’Autonomista, en Manresa, El Dia (ERC); en Reus, Foment (ERC) y Les Circumstàncies (AC), etc. El PSUC no tenía prensa diaria en 1936, pero los partidos que lo fundan y que sí existían en 1936, tampoco. Serán las confiscaciones y la fuerza política que asumirá los que le permitirán disponer de nuevas cabeceras. El proceso tendrá tanta fuerza que se llegará a cobrar el seguro por la destrucción de las instalaciones de un periódico a pesar de las protestas del legítimo propietario –la ley no ha cambiado– que reclama, infructuosamente, que se haga el abono28. Sin embargo, a medida que se estudien estos procesos en la perspectiva local podremos conocer más datos, especialmente sobre las confiscaciones tardías. Por ejemplo, L’Espurna de Gerona, que aparece editado por el POUM el noviembre de 1936, ¿lo es cuando se requisa la imprenta de la calle Ciutadans? Sea como sea, todos los periódicos son diferentes y, junto con el periódico obrero que continúa y muere a causa del resultado adverso en la guerra, en otros también hay problemas. En las memorias del impresor tarraconense Josep P. Virgili29 se comenta que la CNT-FAI30 confiscó el Diari de Tarragona (antiguo Diario de Tarragona), colectivizado por obreros y con pérdidas elevadas, pues el público afín, de derechas, no compraba el periódico bajo control obrero, como es natural, y las pérdidas eran constantes. La central sindical anarquista se apropia del diario el 1 de abril de 1937, pero aún así lo cierra el 12 de abril de 1938 a causa de las pérdidas. En 1938 seguían vivos 20 de los 33 que habían aparecido. En Barcelona, de 28 periódicos, 13 serán requisados y de los 23 de comarcas, 15; o sea que de 51 periódicos, 28 se confiscarán.

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Aparecen nuevos títulos, una treintena en comarcas y solo 4 en Barcelona (dónde a menudo mantienen el título). Han desaparecido también una veintena de cabeceras en Cataluña. Por tanto, medio centenar de periódicos, entre los desaparecidos y los confiscados. Esto significa que toda la prensa hecha en Cataluña se verá afectada por las circunstancias. Tan solo la prensa de propiedad republicana anterior al 19 de julio se mantiene, mientras que toda la demás cambia de propiedad en un episodio de gran alcance, un acontecimiento europeo sin precedentes, sin ninguna invasión de un país a otro. Se partía de un buen empujón a raíz del cambio de coyuntura que representa la II República. Tabla III.2.4. Diarios de Barcelona en 193131 Catalán

Castellano

La Publicitat

1922-1939

El Diluvio

1858-1939

La Veu de Catalunya

1899-1937

La Aurora

1918-1936

La Nau

1927-1933

La Prensa

1918-1932

El Matí

1929-1936

La Jornada

1920-1936

La Humanitat

1931-1939

La Noche

1924-1939

L’Opinió

1931-1934

La Razón

1928-1938

Full Of. del Dilluns32

1931-1939

Hoja del Lunes

1926-1939

La Ciutat

1931

Solidaridad Obrera

1916-1939

Diari del Migdia

1931

El Progreso

1906-1933

El Día Gráfico

1913-1939

Diario del Comercio

1890-1939

El Mundo Deportivo

1929- —>

Democracia Hoy

CAT: 9 diarios

1931 1931

Las Noticias

1896-1939

El Resumen

1917-1937

El Correo Catalán

1876-1936

La Vanguardia

1881- —>

El Noticiero Universal

1888-1985

Gaceta de Cataluña

1917-1931

El Liberal

1901-1935

Diario de Barcelona

1792-2009

La Tribuna

1903-1931

Diario Mercantil

1887-1937

El Eco

1929-1936

CAST: 25 diarios TOTAL: 34 diarios

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JOSEP MARIA FIGUERES

Estos medios habrán evolucionado poco a lo largo de cinco años. Es un modelo bastante estable, a pesar de la dinámica que se produce. De esta forma, estas podemos contemplar en éstas dos tablas el panorama periodístico de la ciudad condal la víspera de la lucha en Barcelona el 19 de julio y el día después: Tabla III.2.5. Diarios de Barcelona el 17 de julio de 1936 Última Hora

1935-1938

Diario de Barcelona

1792-2009

El Matí

1929-1936

El Popular33

1935-1936

La Humanitat

1931-1939

Renovación34

1933-1939

L’Instant

1935-1936

El Día Gráfico

1913-1939

La Rambla

1936-1939

Diario Mercantil

1887-1937

Full Of. del Dilluns

1931-1939

Hoja del Lunes

1926-1939

La Publicitat

1922-1939

El Diluvio

1858-1939

La Veu de Catalunya

1899-1937

La Aurora

1918-1936

La Jornada

1920-1936

La Noche

1924-1939

Solidaridad Obrera35

1916-1939

Diario del Comercio

1890-1939

El Mundo Deportivo

1929 —>

Las Notícias

1896-1939

El Correo Catalán

1876-1936

La Vanguardia

CAT: 8 diarios

La Razón

1928-1938

Diario de la Marina

1932-1937

El Eco36

1929-1936

El Noticiero Universal

1888-1985

CAST: 20 diarios TOTAL: 28 diarios

314

1881 —>


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EL PERIODISMO CATALÁN. UN SIGLO DE HISTORIA (1879-1984) Tabla III.2.6. Diarios de Barcelona después del 19 de julio de 1936 CAT

CAST

Última Hora

1935-1938 Las Notícias

1896-1939

La Humanitat

1931-1939 Renovación

1933-1939

La Rambla

1936-1939 Diario Mercantil

1887-1937

La Publicitat

1922-1939 El Diluvio

1858-1939

La Veu de Catalunya

1899-1937 La Aurora

1918-1936

Diari de Catalunya

1937-1939 La Jornada

1920-1936

Treball

1936-1939 La Noche

1924-1939

Full Oficial del Dilluns

1931-1939 Hoja del Lunes

1926-1939

L’Instant

1935-1936 Solidaridad Obrera

1916-1939

El Día Gráfico

1913-1939

Diario del Comercio

1890-1939

El Mundo Deportivo

1929 —>

Diario de la Marina

1932-1937

El Correo Catalán

1876-1936

La Vanguardia

1881 —>

El Noticiero Universal

1888-1985

La Razón

1928-1938

Mañana

1937-1939

Tierra y Libertad

1936

Diarios que se transforman 37

Avant

1936 La Batalla38

1936-1937

Catalunya39

1937-1938 CNT40

1938-1939

DdB-[Estat Català]

1936-1937 Diari de Barcelona [CO]

1937-2009

TOTAL: 12 diarios

19 (+3) diarios

1 (+3) diarios

El fenómeno no será solo barcelonés, tendrá alcance nacional y lo encontraremos por todas partes en las comarcas del Principado. Veamos el panorama antes y después de los hechos de julio de 1936.

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JOSEP MARIA FIGUERES Tabla III.2.7. Diarios de comarcas durante la II República clasificados por lengua CAT

CAST

Sabadell Vertical

1937-1938 Superación

Full Oficial del CFP

1936-1937

La Ciutat

1932-1934

El Poble

1932-1934

Revista de Sabadell

1932-1935

41

1910-1936

Diari de Sabadell

1937

Terrassa El Dia

1918-1939

L’Acció

1933-1938 Vida Nueva

1936-1938

Avant —> Front

1936-1937 Crónica Social

1911-1936

Badalona Diari Of. del Ca i de SP

1936-1937

Mataró Diari de Mataró

1895-1936

Llibertat

1936-1939

Igualada Diari d’Igualada

1931-1936

Diari del Poble —> FOCMI

1936-1939 El Día de Igualada

1930-1931

El Pla de Bages

1904-1937 Diario de Avisos

1896-1938

Pàtria

1920-1935

La Patria

1935-1936

El Dia

1929-1938

Manresa

Acció

1933

UGT

1937-1939

Gaseta Comarcal

1927-1931

Vilanova i la Geltrú Butlletí del CDL

1936-1939 Diario de Villanueva

1853-1936

Vic Diari de Vich

1930-1934

La Comarca de Vich

1919-1936

Tarragona Diari de Tarragona

1932-1938 Tarragona Federal

1914-1931

Catalònia

1935-1936 La Tarde42

1927-1930

La Veu de Tarragona

1931-1932 La Cruz

1901-1936

19 de Juliol

1938 La Voz de la Provincia 43

Front Popular —> Llibertat

316

1936-1938

1930-1931


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EL PERIODISMO CATALÁN. UN SIGLO DE HISTORIA (1879-1984) Reus Les Circumstàncies Diari de Reus Avui Foment Tortosa Ara Lluita El Poble44 El Explotado45 Lérida La Veu del Segre Combat —>Adelante Caliu Rebel·lió46 La Ciutat

Gerona L’Autonomista Combat—>Front47 L’Espurna Diari de Girona Front Gerona CNT Palafrugell Ara

Ciudades Sabadell Terrassa Badalona Mataró Igualada Manresa Vilanova i la Geltrú Vic Tarragona Reus Tortosa Lérida Gerona Palafrugell TOTAL

1930-1936 1930-1939 1935-1936 1909-1936 La Voz de Reus

1930-1931

1935-1936 El Pueblo 1936-1938 Heraldo de Tortosa 1937 Ciudad y Campo

1915-1937 1924-1937 1937

1937? Correo de Tortosa

1922-1936

1933-1934 La Tribuna 1936-1937 El País 1931 Diario de Lérida

1934-1936 1879-1934 1886-1931

1934 Acracia 1931 Adelante UHP La Jornada El Correo

1936-1938 1937 1936-1938 1930-1931 1931-1936

1898-1939 El Norte

1910-1936

1936 1936-1937 1889-1936 1936-1939 1937 1936 Tabla III.2.8. Total de ciudades en edición de periódicos según la lengua CAT CAST BIL 6 1 4 2 1 2 3 1 7 1 1 1 2 5 4 4 1 3 4 (1?) 6 7 1 6 1 1 1 51 20 (+1?) 5

TOTAL 7 6 1 2 4 8 2 2 9 5 7 (+1?) 14 8 1 76 (+1?)

317


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JOSEP MARIA FIGUERES Tabla III.2.9. Diarios de comarcas el 17 de julio de 1936 CAT:

CAST:

Sabadell Diari de Sabadell

1910-1936

Terrassa L’Acció

1933-1938 Crónica Social

El Dia

1918-1939

1911-1936

Mataró Diari de Mataró

1895-1936

Igualada Diari d’Igualada48

1931-1936

Manresa El Pla de Bages

1904-1937 Diario de Avisos

El Dia

1929-1938

1896-1938

Vilanova i la Geltrú Diario de Villanueva

1853-1936

Vic La Comarca de Vich

1919-1936

Tarragona Diari de Tarragona

1932-1938 La Cruz

1901-1936

Reus Les Circumstàncies

1930-1936

Diari de Reus

1930-1939

Avui

1935-1936

Tortosa El Pueblo

1915-1937

El Heraldo de Tortosa

1924-1937

El Correo de Tortosa

1922-1936

Lérida La Tribuna

1934-1936 El Correo (bil.)

1931-1936

L’Autonomista

1920-1939 El Norte

1910-1936

Diari de Girona

1889-1936

Gerona

CAT: 14

318

BIL: 1

CAST: 9

TOTAL: 24


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EL PERIODISMO CATALÁN. UN SIGLO DE HISTORIA (1879-1984) Tabla III.2.10 Periódicos e imprentas de comarcas confiscadas o colectivizadas Título original:

Título nuevo:

Confiscador:

Terrassa * El Dia

*El Dia

* Imp. Salvatella

*Vida Nueva

*Imp. c/Algorda 21

*Front

PSUC CNT-AIT POUM

Sabadell * Diari de Sabadell

* Full. Of. del Comitè del Front Popular

CA

*Diari del Poble49

CA

*Diari Oficial

CA

Igualada * Diari d’Igualada Imp. Nicolau Poncell Badalona *Imp. Novell. Ind. Col·lectivitzades Vilanova i la Geltrú * Diario de Villanueva

*But. del Comitè de Defensa Local

[CNT]

Mataró * Diari de Mataró

* Llibertat

CLSP [CNT]

Manresa * El Pla de Bages

*El Pla de Bages. Diari Obrer e Imp. Roca

* Diario de Avisos

* Diario de Avisos

*Colegio de monjas c/ St. Francesc

*UGT

POUM Ayunt. CA UGT

Tarragona *Front Popular50

*Catalònia *Diari de Tarragona

51

FA

*Diari de Tarragona

CNT

Tortosa *Editorial Catòlica

*Lluita

*Heraldo de Tortosa

*Heraldo de Tortosa

PSUC

*Heraldo de Tortosa52

*Ciudad y Campo

CO CNT

Reus53 *Diari de Reus

*Diari de Reus

CA

Lérida *La Tribuna

UHP

*Imp. Acadèmica Mariana

*Combat

*El Correo

*Acràcia (?)

JSUC/UGT POUM CNT-FAI

Gerona *El Norte de Gerona

*Combat —>Front

*Diari de Girona

*L’Espurna54

Total confiscados: 23

CA PSUC/UGT POUM

Periódicos: 15

Instalaciones: 2

Imprentas: 6

Total de periódicos nuevos aparecidos con instalaciones confiscadas: 1936: 20 1937: 2 Total: 22

319


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JOSEP MARIA FIGUERES Tabla III.2.11. Periódicos de comarcas en 1936 después del 19 de julio Full Oficial

Sabadell

Superación

id

El Dia

1936-1937

CAT

CM

1937

CAST

CNT-FAI

Terrassa

1918-1939

CAT

PSUC

L’Acció

id

1933-1938

CAT

ERC

Vida Nueva

id

1936-1938

CAST

CNT

Front

id

1936-1937

CAT

POUM

Diari Of. del CA

Badalona

1936-1937

CAT

CA

Llibertat

Mataró

1936-1939

CA

CLSP [CNT]

Diari del Poble —> Full Of. del Consell Mun. d’Igualada

Igualada

1936-19

CAT

Ayunt. —>CA

El Pla de Bages

Manresa

1904-1937

CAT

POUM

Diario de Avisos

id

1896-1938

CAST

Ayunt. —> CO

El Dia

id

1929-1938

CAT

ERC

But. del Comité de Defensa Local

Vilanova i la Geltrú

1936-1939

CAT

CA [CNT]

Diari de Tarragona

Tarragona

1932-1938

CAT CNT

19 de Juliol

id

1938

CAT

Indep.

Front Popular —> Llibertat

id

1936-1938

CAT

Frente Antifa.

Diari de Reus

Reus

1930-1939

CAT

CA

Foment

id

1909-1936

CAT

ERC

El Pueblo55

Tortosa

1915-1937

CAST

PRE —>ERC

Lluita Heraldo de T. —> Ciudad y Campo Acracia

id

1936-1938

CAT

PSUC

id

1924-1937

CAST

Indep. —> CNT

Lérida

1936-1938

CAST

CNT

Adelante

id

1937

CAST

UHP

id

1936-1938

CAST

Combat —> Adelante

id

19936-1937

CAT

POUM Juventud PSUCUGT CA —> PSUCUGT

L’Autonomista

Gerona

1920-1939

CAT

Combat

id

1936

CAT

CA

L’Espurna

id

1936-1937

CAT

POUM

Front

id

1936-1939

CAT

PSUC-UGT

Gerona CNT

id

1937

CAST

CNT

Ara

Palafrugell

1936

CAT

CAT: 23

CAST: 9

ERC

OPAP TOTAL: 31

CM: Comitè de Milícies; CA: Comitè Antifeixista; OPAP: Org. Popular Antifeixista de Palafrugell; PRE: Partit Republicà d’Esquerres; CLSP: Comitè Local de Salut Pública.

320


Prensa catalana 09/07/2012 10:02 Página 321

EL PERIODISMO CATALÁN. UN SIGLO DE HISTORIA (1879-1984) Tabla III.2.12. Periódicos nuevos que aparecerán en Cataluña después de 1936 c Vertical

Sabadell

1937-1938

* Full Of. del CFP

id

1937-1937

CAT

CA

c Superación

id

1937

CAST

CNT-FAI*

El Dia

Terrassa

1918-1939

CAT

PSUC

+L’Acció

id

1933-1938

CAT

ERC

*Vida Nueva

id

1936-1938

CAT

CNT POUM

CAT

UGT

*Front

id

1936-1937

CAT

*Diari Of. del CA

Badalona

1936-1937

CAT

CA

*Llibertat *Diari del Poble —> Full Of. del Consell Mun. d’Igualada

Mataró

1936-1939

CAT

CLSP [CNT]

Igualada

1936-1939

CAT

Ayunt. —> CA

El Pla de Bages

Manresa

1904-1937

CAT

*Diario de Avisos

id

1896-1938

CAST

+El Dia

id

1929-1938

CAT

ERC

*UGT

Id.

1937-1939

CAT

UGT

*But. del Comité de Defensa Local

Vilanova i la Geltrú

1936-1939

CAT

CA [CNT]

*Diari de Tarragona a 19 de Juliol *Front Popular —> Llibertat *Diari de Reus

Tarragona id

1932-1938 1938

CAT CAT

CNT indep.

id

1936-1938

CAT

Front Ant.

Reus

1930-1939

CAT

CA

+Foment

id

1909-1936

CAT

ERC

+El Poble56

Tortosa

1915-1938

CAST

PRE —>ERC

*Lluita

id

1936-1938

CAT

PSUC

*Heraldo de Tortosa57

id

1924-1937

CAST

CO

*Ciudad y Campo58

id

1937

CAST

CNT

*Acracia

Lérida

POUM Ayunt. —>CO

1936-1938

CAST

CNT

c Adelante

id

1937

CAST

POUM

*UHP

id

1936-1938

CAST

PSUC-UGT

*Combat

id

1936-1937

CAT

POUM

+L’Autonomista

Gerona

1920-1939

CAT

ERC

59

*Combat —> Front

Id.

1936-1939

CAT

CA —>PSUCUGT

*L’Espurna

id

1936-1937

CAT

POUM

a Gerona CNT

id

1937

BIL

CNT

c Ara

Palafrugell

1936

CAT

OPAP

CAT: 24

BIL: 1

CAST: 8

TOTAL: 33

*: 22. Resultado de proceso de confiscación o colectivización. / +: 5. ERC / c: 4. Continuación de un periódico anterior. / a: 2. Otros casos.

321


Prensa catalana 09/07/2012 10:02 Página 322

JOSEP MARIA FIGUERES

Los periódicos nacidos con anterioridad a 1936 y que siguen con una cabecera idéntica son 11. Los nuevos periódicos serán 15 en 1936; 6 en 1937 y 1 en 1938. 5 periódicos desaparecerán en Cataluña en 1936 antes de la rebelión militar: La Pàtria (Manresa, 17-II-1936), Foment (Reus, 3-III-1936), El Norte (Gerona, 23-VI-1936), Ara (Tortosa, 5-VII-1936) y El Popular (Barcelona, 5IX-1936). Tabla III.2.13. Periódicos desaparecido después de la rebelión militar Diari d’Igualada

Igualada

16-VII-1936

Crónica Social

Terrassa

18-VII-1936

Diari de Mataró

Mataró

18-VII-1936

El Correo

Lérida

18-VII-1936

La Tribuna

Lérida

18-VII-1936

Diario de Villanueva y la Geltrú

Vilanova i la Geltrú

18-VII-1936

Diari de Girona

Gerona

18-VII-1936

Correo de Tortosa

Tortosa

16-VII-1936

El Matí

Barcelona

18-VII-1936

La Comarca de Vich

Vic

18-VII-1936

Diari de Sabadell

Sabadell

19-VII-1936

Avui

Reus

19-VII-1936

La Cruz

Tarragona

21-VII-1936

Catalònia

Tarragona

22-VII-1936

La Aurora

Barcelona

8-VIII-1936

La Jornada

Barcelona

13-VIII-1936

El Popular

Barcelona

5-IX-1936

Les Circumstàncies

Reus

13-XII-1936

L’Instant

Barcelona

15-XII-1936

TOTAL: 19 periódicos Prensa revolucionaria nueva que desaparece en el mismo 1936: Avant —> La Batalla

Barcelona

20-VII-1936 —>

Tierra y Libertad

Barcelona

1-VIII-1936

Diari del Poble

Igualada

Ara

Palafrugell

Front Pop. —> Llibertat

Tarragona

9-VIII-1936 —>

Avant —> Front

Terrassa

8-VIII-1936 —>

El Eco

Barcelona TOTAL: 7 periódicos

322

5-X-1936 27-XI-1936

VII-1936


Prensa catalana 09/07/2012 10:02 Página 323

EL PERIODISMO CATALÁN. UN SIGLO DE HISTORIA (1879-1984) Tabla III.2.14. Periódicos que siguen con la misma cabecera y que son afectados por incautaciones Renovación

Barcelona

1906-1939

La Razón

Barcelona

1928-1938

radical-lerrouxista

El Diluvio

Barcelona

1858-1939

republ. indep.—> PSOE

Hoja del Lunes

Barcelona

1926-1939

rep. indep.

Full Of. del Dilluns

Barcelona

1931-1939

rep. indep.

Última Hora

Barcelona

1935-1938

ERC

La Humanitat

Barcelona

1931-1939

ERC

La Rambla

Barcelona

1936-1939

ERC

Solidaridad Obrera

Barcelona

1916-1939

CNT

La Publicitat

Barcelona

1922-1939

AC

L’Acció

Terrassa

1933-1938

ERC

Diario de Avisos

Manresa

1896-1938

indep.

El Dia

Manresa

1929-1938

ERC

El Pueblo —> El Poble

Tortosa

1915-1938

rep.ind.

L’Autonomista

Gerona

1920-1939

ERC

radical-lerrrouxista

Tabla III.2.15. Periódicos en Cataluña por ideología Lliga Ara

Tortosa

1935-1936

Catalònia

Tarragona

1935-1936

La Veu de Tarragona

Tarragona

1931-1932

Avui

Reus

1935-1936

Diari de Girona

Gerona

1889-1936

La Ciutat

Sabadell

1932-1934

Diari de Sabadell

Sabadell

1910-1936

Diari d’Igualada

Igualada

1931-1936

El Pla de Bages

Manresa

1904-1907

Diari de Mataró

Mataró

1895-1936

El Dia

Terrassa

1918-1939

La Veu del Segre

Lérida

1933-1934

La Tribuna

Lérida

1934-1936

La Veu de Catalunya

Barcelona

1899-1937

La Veu del Vespre

Barcelona

1933-1934

L’Instant

Barcelona

1935-1936

La Pàtria61

Manresa

1920-1935

60

323


Prensa catalana 09/07/2012 10:02 Página 324

JOSEP MARIA FIGUERES CEDA Revista de Sabadell

Sabadell

1932-1935

La Pàtria

Manresa

1935-1936

Reus

1930-1939

Diari de Reus

tradicionalistas El Norte

Gerona

1910-1936

Correo de Tortosa

Tortosa

1882-1936

La Comarca de Vich

Vic

1919-1936

El Correo

Lérida

1931-1936

Diario de Lérida

Lérida

1886-1931

conservadores catalanistas Diario de Avisos

Manresa

Caliu

Lérida

Gaseta Comarcal

Igualada

1927-1931

Diari d’Igualada

Igualada

1931-1936

Crónica Social

Terrassa

1911-1936

La Cruz

Tarragona

1901-1936

Barcelona

1931

Diari del Migdia

1896-1938 1931

conservadores españolistas Realidad

Barcelona

1932

La Razón

Barcelona

1928-1938

Gaceta de Cataluña

Barcelona

1917-1931

Diario de Barcelona

Barcelona

1792-2009

Defensa Patronal

Barcelona

1933-1934

La Voz de la Provincia

Tarragona

1927-1931

El Día de Igualada

Igualada

1930-1931

La Voz de Reus

Reus

1930-1931

La Tribuna62

Barcelona

1903-1931

Barcelona

1858-1939

socialistas 63

El Diluvio

lerrouxistas La Razón

Barcelona

1928-1938

Democracia

Barcelona

1931

La Noche

Barcelona

1924-1936

La Jornada

Barcelona

1920-1936

El Progreso

Barcelona

1906-1933

Renovación

Barcelona

1933-1939

324


Prensa catalana 09/07/2012 10:02 Página 325

EL PERIODISMO CATALÁN. UN SIGLO DE HISTORIA (1879-1984) federales Tarragona Federal

Tarragona

1914-1931

Diario del Comercio

Barcelona

1890-1939

Diario Mercantil

Barcelona

1887-1937

UDC El Matí

Barcelona

1929-1936

EC Diari de Barcelona-EC

Barcelona

1936-1937

Diari de Catalunya

Barcelona

1937-1939

catalanistas La Nau

Barcelona

1927-1933

AC Les Circumstàncies

Reus

1930-1936

Diari de Vich

Vic

1930-1934

Acció

Manresa

La Publicitat

Barcelona

La Ciutat

Barcelona

Diari de Mataró64

Mataró

1933 1922-1939 1931 1895-1936

independientes Diario de Avisos

Manresa

1896-1938

Diario de Villanueva

Vilanova i la Geltrú

1853-1936

Diari de Tarragona

Tarragona

1932-1938

Heraldo de Tortosa

Tortosa

1924-1937

republicanos independientes El Pueblo

Tortosa

1915-1938

El Día Gráfico

Barcelona

1913-1939

La Vanguardia

Barcelona

1881 —>

El Noticiero Universal

Barcelona

1936-1985

Hoy

Barcelona

1931

El Diluvio

1958-1939

El Dia

Barcelona ERC Manresa

Foment

Reus

1909-1936

L’Acció

Terrassa

1933-1938

El Poble

Tortosa

1937-1938

Llibertat

Tarragona

1936-1938

El Poble

Sabadell

1922-1934

L’Autonomista

Gerona

1920-1939

El País66

Lérida

1879-1934

La Jornada Última Hora L’Opinió La Rambla La Humanitat67

Lérida Barcelona Barcelona Barcelona Barcelona

1930-1936 1935-1938 1931-1934 1936-1939 1931-1939

65

1929-1938

325


Prensa catalana 09/07/2012 10:02 Página 326

JOSEP MARIA FIGUERES POUM68 Adelante

Lérida

1933-1934

Combat69 —> Adelante

Lérida

1936-1937

Avant —> Front

Terrassa

1936-1937

El Pla de Bages

Manresa

1901-1937

L’Espurna

Gerona

1936-1937

Avant —> La Batalla

Barcelona

1936-1937 PSUC70

Lluita

Tortosa

UHP

Lérida

1937-1938 con UGT

Combat —> Front

Gerona

1936-1939 con UGT

El Dia

Terrassa

1936-1939

Treball

Barcelona

1936-1939

La Rambla

Barcelona

1936-1938

1936-1939 CNT

Diari de Tarragona

Tarragona

1936-1938

La Veu de Catalunya

Barcelona

1936-1937

L’Instant

Barcelona

1935-1936

Catalunya —> CNT

Barcelona

1936-1939

Superación

Sabadell

Ciudad y Campo

Tortosa

Vida Nueva

Terrassa

Gerona CNT

Gerona

But. del CDL

Vilanova i la Geltrú

1936-1939

Acracia

Lérida

1936-1938

Llibertat

Mataró

1936-1939

Diario de la Marina

Barcelona

1936-1937

Solidaridad Obrera

Barcelona

1916-1939

La Noche

Barcelona

1936-1939

Tierra y Libertad

Barcelona

1937 1937 1936-1938 1937

1936 UGT

UHP

Lérida

1936-1938

Front

Gerona

1936-1939

UGT

Manresa

1937-1939

Vertical

Sabadell

1937-1938

Lluita

Tortosa

1936-1938

Las Noticias

Barcelona

1896-1939

CO, CM, CA Full Of. del CFP

Sabadell

Diari Of. del CA

Badalona

Llibertat

Mataró

326

1936-1937 CM 1936-1937 CA 1936-1939 CLSP [CNT]


Prensa catalana 09/07/2012 10:02 Página 327

EL PERIODISMO CATALÁN. UN SIGLO DE HISTORIA (1879-1984) Diari del Poble —> Full Oficial del Consell Mun. d’Igualada

Igualada

1936-1939

Ayunt. —> CA

Diario de Avisos

Manresa

1896-1938

Ayunt. —> CO

Butlletí CDL

Vilanova i la Geltrú

1936-1939

CA [CNT]

19 de Juliol

Tarragona

Front Pop. —> Llibertat

id

1936-1938

Frente Ant.

Diari de Reus

Reus

1930-1939

CA

Heraldo de Tortosa

Tortosa

1924-1937

CO

Combat —> Front

Gerona

1936-1939

CA —> PSUC-UGT

Ara

Palafrugell

1938

1936

indep.

OPAP

Tabla III.2.16. Distribución periódicos en Cataluña por lengua e ideología: por lengua: CAT

CAST

BIL

TOTAL

1931

28

39

1

68

1936 antes

22

29

1

52

1936 después

34

28

-

62

1938

24

17

-

41

1931-1939

75

59

2

136

Lliga

17

por ideología: CEDA

3

tradicionalista

5

lerrouxista

6

conserv.catalanist.

7

conserv.españolist.

7

federalistas

3

socialistas

2

independientes

4

catalanistas

4

rep. indep.

11

AC

5

ERC

12

PSUC

7

UGT

6

POUM CNT CO, CM

9 15 1271

327


Prensa catalana 09/07/2012 10:02 Página 328

JOSEP MARIA FIGUERES Tabla III.2.17. Periódicos que se desplazan a Barcelona en 1938 Periódicos informativos y políticos: El Socialista

PSOE

Euskadi

PNV

Euskadi Rojo

PC de Euskadi

CNT72

CNT

Frente Rojo

PC (SEIC)

Periódicos oficiales73: Boletín Of. de la Direc. Gral. de Seguridad Cuerpo de Seguridad (Grupo Uniformado) Gaceta de la República Diario de la República Diario de Sesiones de las Cortes Diario Of. del Ministerio de la Guerra Información Militar. Estado Mayor del Ejército de Tierra Diario del Ejército Diario Of. de Comunicaciones Transportes y Obras Públicas

Tabla III.2.18. Transformación lingüística de los periódicos en Cataluña DOBLE EDICIÓN Full Of. del Dilluns —> Hoja del Lunes durante el periodo 1931-1939 del 1926-1939

Barcelona

Front Antifeixista74 —> Frente Antifascista 1936-1936

Tarragona

CAST—>

CAT—>

CAST

Diario Mercantil —> Diari Mercantil —> Diario Mercantil 1887-1932 1932-1934 1934-1937

Barcelona

Diario de B. —> (Estat Català —> Diari de B.) —> Diario de B. 1792-1937 1936-1937 1937

Barcelona

Crónica Social—> Crònica Social—> Crónica Social 1911-1932 1932 1932-1936

Terrassa

328


Prensa catalana 09/07/2012 10:02 Página 329

EL PERIODISMO CATALÁN. UN SIGLO DE HISTORIA (1879-1984)

Anteriores a 1931 CAST—>

CAT

Diario de Mataró 1895-1918

—> Diari de Mataró 1919-1936

La Publicidad 1878-192

—> La Publicitat 1922-1939

Patria 1920-1927

—> Pàtria 1927-1935

Las Circunstancias 1877-1930

—>Les Circumstàncies 1930-1936

El Pallaresa 1859-1918

—> El Pallaresa 1918-1919

Mataró Barcelona Manresa

Reus

Lérida

posteriores a 193175

CAT—>

CAST

Catalunya 1937-1938

—> CNT 1938-1939

Barcelona

Avant—> 1936

—> La Batalla 1936-1937

Barcelona

Combat—> 1936

—> Adelante 1936-1937 CAST—>

Lérida CAT

Diario de Villanueva 1856-1936

—> Butlletí del CDL 1936-1939

Diario de Reus 1859-(1930 a1932)

—> Diari de Reus (1930 a 1932)-1939

Reus

Diario de Gerona 1889-1932

—>Diari de Girona 1932-1936

Gerona

El Autonomista 1920-1933

—> L’Autonomista 1933-1939

Gerona

El Pueblo 1915-1937

—> El Poble 1937-1938

Tortosa

Vilanova i la Geltrú

329


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JOSEP MARIA FIGUERES

Notas 1.- FIGUERES, Josep M.: Periodisme en la guerra civil. Barcelona, Publicacions de l’Abadia de Montserrat, 2010. 2.- Además de las referencias de los tres o cuatro periódicos de Barcelona encontramos algunos datos en las memorias, que hemos expurgado, y desgraciadamente, trabajos que para nuestro objetivo podrían parecer interesantes (por ejemplo «La Vanguardia en la Guerra Civil»), no lo son en absoluto. Tan solo hay un intento de visión de conjunto en «Diaris incautats» por FABRE, Jaume, HUERTAS, Josep M. y RIBAS, Antoni en Vint anys de resistència catalana (1939-1959), Barcelona, La Magrana, 1978, p. 72-75. 3.- CASTELLS DURAN, Antoni: Les col·lectivitzacions a Barcelona 1936-1939. La col·lectivització-sociallització de la industria i els serveis a Barcelona (ciutat i provincia), Barcelona, Hacer, 1993, ofrece una extensa bibliografía en las p. 265-304. 4.- Después de la aportación de PÉREZ BARÓ, Albert: Trenta mesos de col·lectivisme a Catalunya, Esplugues, Ariel, 1970, destacaríamos el conjunto de estudios monográficos Les col·lectivitzacions al Baix Llobregat, Barcelona, Publicacions de l’Abadia de Montserrat, 1995, y la recopilación de historia oral de MONTJO, Anna y VEGA, Carme: Els treballadors i la Guerra Civil. Història d’una industria catalana col·lectivitzada, Barcelona, Empúries, 1986. 5.- SAÍZ, M. D.: «Los ABC de Madrid y Sevilla en la primera fase de la Guerra Civil» y de ALONSO RODRÍGUEZ, E.: «Mi testimonio como director de ABC en Madrid (1936-1939)» en Periodismo y periodistas en la Guerra Civil, Madrid, Fundación Banco Exterior, 1987, p. 91-123. 6.- Véase DE JUANA, Jesús: La posición centrista durante la segunda República española (El Periódico Ahora, 1930-1936), Santiago de Compostela, Universidad de Santiago, 1988. 7.- MATEOS, Juan Carlos: Bajo control obrero, Madrid, Universidad Complutense de Madrid, 2000. 8.- BUSQUETS I MOLAS, Esteve: Quaranta anys de periodisme barceloní, Barcelona, Pòrtic, 1976, p.131 y siguientes. 9.- FIGUERES, J.M.: 12 periodistes dels anys trenta, Barcelona, Col·legi de Periodistes, 1994. También en PAGÈS, P., «Víctor Alba» en Sísif i el seu temps, Barcelona, Laertes, 1990, I, 186-188. 10.- GRANIER-BARRERA, Emili: Un periodista en guerra, de Memòries d’un periodista abans i després de la guerra, Barcelona, Hacer, 1994, p. 141-163 y rep. de Annals del Periodisme Català, 12 (1987). 11.- El diario tenía un diseño impecable, el papel tenía una tonalidad ligeramente rosada y el formato difería de la sábana habitual, era inmenso con aproximadamente el doble del tamaño de los periódicos actuales y del formato cuarto, para apostar por el formato parecido al estándar de la prensa de posguerra. 12.- RIERA I LLORCA, Vicenç: «Un primer número improvisat», Capçalera, 4 (julio-agosto 1989). 13.- Subrayado en el original. 14.- SARIOL BADIA, Joan: Petita història de la Guerra Civil. Vint-i-tres testimonis…informen, Barcelona. Dopesa, 1977, p. 290.

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EL PERIODISMO CATALÁN. UN SIGLO DE HISTORIA (1879-1984) 15.- SABATER, Jordi: Anarquisme i catalanisme. La CNT i el fet nacional català durant la Guerra Civil, Barcelona, Edicions 62, 1986. 16.- El proceso es general en todo el Estado. Véase COMPANY I MATES, Arnau: «Aproximació a la prensa diària menorquina durant la Guerra Civil (1936-1939)», Estudis Balearics, 51 (Palma, breromayo 1995), p. 51-61; TOMÁS VILLARROYA, Joaquín: «La prensa de Valencia durante la Guerra Civil (1936-1939)», Saitabi, XXIII (València, 1972) p. 87-12. y DE GUZMÁN, Eduardo: «Periódicos y periodistas del Madrid en guerra», Tiempo de Historia (Madrid, junio 1979), p. 11-21, que ofrecen la relación de periódicos confiscados en las respectivas localidades. Donde tiene gran expansión es en Madrid, Valencia y Barcelona debido a la existencia de una fuerte industria periodística. 17.- MORENO SÁEZ, Francisco (ed.): La prensa en la provincia de Alicante durante la Guerra Civil (1936-1939), Alicante, Instituto de Cultura Juan Gil-Albert, Alicante, 1994. Curiosamente la prensa de guerra no ha sido estudiada, a pesar del esfuerzo de revistas como Annals del Periodisme Català, que dedicó al tema el número 10 de enero-marzo de 1987 con recuerdos de testimonios de periodistas que, desgraciadamente, no se centran a fondo en su vivencia personal. Intentan explicar todo el proceso –arduo trabajo–, y el resultado es una sucesión de errores encadenados tales como decir que la CNT expropia La Veu de Catalunya (La Voz de Cataluña), «la cual le cambió el nombre y se quedó en Cataluña cuando le quitaron la voz» (p.14). A parte, en el mismo número destacan los comentarios de BURULL, Jaume: «Premsa i història, Lérida, 1936-1939» (p. 32-37) y ARAGÓ, Narcís-Jordi: «Guerra Civil i premsa de Girona: història d’una destrucció» (p. 22-31), que plantean un estado de la cuestión muy interesante. 18.- GÓMEZ MOMPART, J.L.y MARÍN, Enric: «Les transformacions…» 19.- La bibliografía sobre la prensa en la Guerra Civil en Cataluña es muy escasa y la vamos ofreciendo, como en el citado número de Annals del Periodisme Català: Premsa i Guerra Civil (enero-marzo de 1987), con «La premsa prohibida pel franquisme», de CADENA, Josep M. (p. 18-21) y «Dos anys i mig de patiment» de LLADÓ, Josep M. (12-17). Alguna referencia general a SALAÚN, Serge: «La presse républicaine pendant la guerra d’Espagne», en Typologie de la presse hispanique, Rennes, Presses Universitaires de Rennes, 1986, y «Prensa republicana en la Guerra Civil. Reseña bibliográfica» en Estudios de Historia Social 24-25, p. 475-543 (1983); TRESERRAS, Joan Manuel: «La prensa republicana. La prensa en Cataluña», en el monográfico de Historia16 dedicado a la cultura de la serie de la Guerra Civil (nº 17 de 1987), o en TUÑÓN DE LARA: «La prensa» en La Guerra Civil española 50 años después, Barcelona, Labor, 1985. También la notable bibliografía de JONES, D.: «Comunicación y cultura en la II República: nuevas aportaciones bibliográficas», Análisi, 13 (1990). Muy sugerente es el recuerdo de SÁNCHEZ I PASTOR, Carles: «Vida i mort dels periódics de front», Revista de Catalunya, 9 (1987). En el ámbito comarcal, PLA PLANAS, Jordi: «Una aproximació al periodismo alt-empordanés durant el període de la Guerra Civil», en Annals de l’Institut d’Estudis Empordanesos (1990) y CORNELLÀ, Pere: «La premsa gironina en el context de la Guerra Civil», en Revista de Girona, 116 (1986) aunque hay mucha información en memorias, estudios de conjunto sobre la guerra en una ciudad concreta y en censos locales. Importante y notable es, finalmente, la aportación de tono censal de NÚÑEZ DÍAZ-BALART, Mirta: La prensa de guerra en la zona republicana durante la Guerra Civil española 1936-1939, Madrid, Ediciones de la Torre, 1992. También en los censos de Mataró (por F. Costa), Gerona (Ll. Costa), Vilanova i la Geltrú (S. Moral),

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JOSEP MARIA FIGUERES Granollers (J. Subirà), etc., hay muchos datos sobre procesos específicos de títulos concretos. Sobre Cataluña: CULLA, J.B. y DUARTE, A.: La premsa republicana, Barcelona, Col·legi de Periodistes, 1990 y la citada de CENTELLES-CAMPILLO: La premsa de Barcelona. 20.- VOLTES BOU, Pedro: «La Vanguardia durante la Guerra Civil Española», Cuadernos de Historia Económica de Cataluña, XI (julio 1974), p. 41-52. 21.- El Noticiero Universal, que tomamos como ejemplo, es exponente, como otros periódicos, de la falta de información, a pesar de la extensa bibliografía disponible: MUNTANER Jordi: El «Ciero» que no va arribar a segle, Barcelona, Col·legi de Periodistes, 1988; TORRENT, Joan y TASIS, Rafael: Un diari de vespre, en de Història de la premsa catalana, Barcelona, Bruguera, 1966, I, 155-156; VIVANCOS, Ginés: «Auge y caída del Ciero», Annals del Periodisme Català, 11 (1987); SOLSONA, Braulio: «El Noticiero Universal», en Evocaciones políticas y periódisticas, Barcelona, Pòrtic, 1983, p. 134-137, y, sin ánimo de exhaustividad puesto que solo mencionamos la bibliografía de antes de 1936 que habla del periódico, las fichas con el título «El Noticiero Universal» en CAMPILLO-CENTELLES: La premsa a Barcelona (1936-1939), p. 168, y en 200 anys de premsa diària a Catalunya, 1792-1992, Barcelona, Fundació Caixa de Catalunya, 1995, p. 239-240. 22.- Si nos fijamos en la evolución lingüística de los periódicos en Cataluña al largo del periodo, podemos constatar que, respecto a la doble edición, tenemos: Full Of. del Dilluns/Hoja del Lunes de Barcelona durante el periodo 1931-1939 del total de vida del 1926-1939 y Front Antifeixista/Frente Antifascista (Tarragona, 1936), dos periódicos que tiraron ambas ediciones separadas. Si miramos los periódicos que pasan del español al catalán y vuelven al español encontramos que son tres: el Diario Mercantil (1887-1937) que será Diari Mercantil del 1932-1934 para volver al título primitivo en 1934 hasta 1937. El Diario de Barcelona será Estat Català en 1936 para volver al título anterior días más tarde hasta 1937, cuando desaparece hasta que se retoma después de 1939. Finalmente, Crónica Social (Terrassa, 1911-1936) será Crònica Social en 1932 para cambiar de nuevo el mismo año y hasta 1936 a Crónica Social. Anteriores a 1931 encontramos un proceso de catalanización con los cambios siguientes: Diario de Mataró (Mataró, 1895-1918), que pasa a Diari de Mataró (19191936); La Publicidad (1878-1922), a La Publicitat (1922-1939); Patria (Manresa, 1920-1927) a Pàtria (1927-1935); Las Circunstancias (Reus, 1877-1930), a Les Circumstàncies (1930-1936); i El Pallaresa (Lérida, 1895-1918) que se catalaniza solo un año, hasta su muerte, en 1919. Posteriores a 1931 encontramos cambios del catalán al español: Catalunya (1937-1938) que será CNT (19381939); Avant, que pasará a ser La Batalla el mismo año de su fundación, en 1936, y hasta 1937. Finalmente, Combat (Lérida, 1936) pasa a Adelante (1936-1937). Es más amplio el proceso del castellano al catalán: Diario de Villanueva (1858-1936) será Butlletí del Comitè de Defensa Local (Vilanova i la Geltrú, 1936-1939); Diario de Reus (1859-1930) se publicará dos años en catalán hasta 1932 y desaparecerá en 1939; Diario de Gerona (1889-1932), a Diario de Girona (1932-1936) y, por segunda vez, en 1988 volverá a realizar el mismo proceso de catalanización; El Autonomista (Gerona, 1920-1933), a L’Autonomista (1933-1939); El Pueblo (Tortosa, 1915-1937), a El Poble (19371938); Los Sitios (Gerona, 1943-1988), Diario de Lérida (1866-1989), a Diari de Lleida (1989-1993). 23.- SABATER: «Catalunya», en Anarquisme i Catalanisme, 65 y ss. y TAVERA: Solidaridad Obrera. El fer-se i desfer-se..., 1992, p. 94 y ss.

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EL PERIODISMO CATALÁN. UN SIGLO DE HISTORIA (1879-1984) 24.- Foc Nou. Portanveu dels obrers manuals i intel·lectuals de la indústria incautada Empresa Dubler, Alliberament. Òrgan de la Federació Obrera de Sindicats de la Indústria Gastronòmica; Butlletí de la Cooperativa Obrera de Producció Indústria Linera; Ressorgiment. Portantveu dels Treballadors de la (sic) Empresa Socialitzada Casa Vilardell... 25.- CASAS-MERCADÉ, Ferran: Valls, la Guerra Civil. Quan no hi havia pau ni treva, 1936-1939, Valls, Institut d’Estudis Vallencs, 1982, p.103. 26.- El Diario de Avisos que durante la Dictadura de Primo de Rivera fue portavoz de la Unión Patriótica, el partido único en aquel momento y que poco antes de la elecciones municipales del 12 de abril de 1932 se había decantado por el ex alcalde de la dictadura Josep Mortadit i García reapareció el 27 de julio, elogiando los eventos revolucionarios y la lucha contra el fascismo: sin duda había experimentado un cambio significativo con respecto a la línia tradicional. A pesar de esto, el Diario de Avisos (...) llevó durante los meses siguientes una existencia cada vez más lángida. Por ejemplo, a principios de 1937 tenía un tiraje de solo 300 ejemplares, con unas posibilidades de supervivencia que disminuían día tras día. En la reunión de la Federació Comarcal de la CNT del 19 de enero de 1937, que estudiaba la posibilidad de editar un periódico afín a esta central sindical, se dijo, en relación a este tema, que «una de las gestiones que más nos satisface es la entrevista efectuada con el director y patrono del diario local «Avisos», el cual nos ofreció el periódico, junto con la imprenta, con la sola condición de respetar el personal empleado en ella, y con excepción de su cargo que de director pasaría a cajista». Aún así, este objetivo no se acabó de concretar, y el Diario de Avisos desapareció definitivamente», en ALOY, Joaquim, FONS, Ramon y GASOL, Pere: Història gràfica de Manresa. La Guerra Civil (1936-1939), Manresa, Edicions Selectes, 1993, p.114-115. 27.- ZARRALUQUI, Julio: «El Noticiero Universal» dentro de Cuatro redacciones y una guerra. La vida y la época de un periodista, Barcelona, s/e, 1968, p. 115, y p. 131-145. 28.- Transcribimos: «El Pla de Bages reapareció casi dos meses después de la revolución del 19 de julio, con unos contenidos ideológicos y unos planteamientos administrativos totalmente diferentes: el nuevo subtítulo de Diari Obrer ya era bien explícito. (…) La explicación de este hecho está en el asalto y la destrucción de las instalaciones de la calla de Arbonés, inmediatamente después del fracaso de la insurrección militar en Catalunya. Gracias a un seguro, la nueva propiedad colectiva pudo financiar, por lo menos parcialmente, los gastos de la reedición (la empresa aseguradora acaba pagando la póliza en beneficio de la colectividad obrera porque el representante de ésta –Joan Lladó– defendió sus intereses, frente al intento de Josep Coll i Roca, propietario del periódico, con tal de cobrarla». En Joaquim ALOY et al.: Història gràfica de Manresa. La Guerra Civil, II, 115. El proceso era fundamentado jurídicamente por la comunicaciones del 22 de julio que envía la alcaldía de Manresa al Diario de Avisos y a El Pla de Bages notificándoles que quedaban «confiscados temporalmente». 29.- J. P. VIRGILI: Tarragona i la seva premsa (1900-1980), Tarragona, Caixa d’Estalvis de Tarragona, 1980, I, 28. 30.- Lo mismo hará con otros periódicos, como El Heraldo de Tortosa, también en 1937. 31.- No consideramos los títulos alternativos, o sea, las cabeceras que sustituyen en la vida de un periódico un periodo en suspensión. P.e: Mirador en La Publicitat, El Telégrafo en El Diluvio, La Ciutat en La Humanitat… en cambio consideramos los títulos que aparecen posteriormente a la muerte del

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JOSEP MARIA FIGUERES título como nuevas cabeceras. De esta forma, pensamos que Avant y La Batalla son dos periódicos distintos, aunque tengan el mismo editor y la misma imprenta. Con este criterio no tenemos vacilaciones, como pasa en censos que no permiten la tabulación matemática por culpa de la disparidad de criterios. 32.- A partir de 1931 hay doble edición, en catalán y castellano. 33.- El Popular es el antiguo El Liberal 34.- Renovación es el antiguo El Progreso 35.- El periódico mantiene una alternancia entre semanario y diario. TAVERA: Solidaridad Obrera. El fer i… y CULLA i GABRIEL: Solidaridad obrera, GEC, XXI, 327; 200 anys de premsa, p. 348. 36.- Desaparece el 12 de agosto de 1936 y sucede al periódico de la Exposición Internacional Le Journal des Étrangers (200 anys..., p. 393). 37.- Avant se transformará en La Batalla. 38.- La Batalla será la transformación de Avant. 39.- Catalunya se transformarà en CNT. 40.- CNT será la transformación de Catalunya. 41.- Tomará el nombre de Diari de Sabadell i sa comarca (1919-1933). 42.- Será continuado por La voz de la Provincia. 43.- En el intervalo será Front Antifeixista y Frente Antifascista en edición doble, en catalán y castellano. Consideramos que estos dos títulos son un título interno y no nuevos periódicos y, por tanto, no los contabilizamos, mientras que Front Popular (FA) y Llibertat (ERC) los contabilizamos como dos periódicos diferentes, teniendo en cuenta la propiedad, el contenido, etc. 44.- Continuación de El Pueblo. Lo explica su director, SUBIRATS, Josep, en Entre vivències, Barcelona, Viena, 2003. 45.- No lo consideramos en los cálculos y tablas. No visto. 46.- Solo aparece dos días: el 5 y el 6 de octubre de 1934. 47.- No se conserva ningún ejemplar. Pertenecía al PSUC-UGT, apareció del 21-VII-1936 hasta por lo menos, el 8-IX-1936. En la misma Coop. Gráfica se editó e imprimió Front. 48.- El último número del Diari d’Igualada es del 16 de julio de 1936. En la imprenta donde se imprimía, la Nicolau Poncell, se editará el Diari del Poble. 49.- El Diari del Poble será Full Oficial del Consell Municipal del mismo consistorio. 50.- Será Llibertat, Front Antifeixista y Frente Antifascista. 51.- La confiscación es en 1937. 52.- La confiscación también es del 1937. Anteriormente se había colectivizado por trabajadores. Solo la contabilizamos una vez, aunque el periódico sufre dos procesos de cambio de facto de la propiedad y la ideología. 53.- Como en el resto de ciudades catalanas –Vic…– hay colectivizaciones y confiscaciones de las imprentas. En Reus el fenómeno es de tal magnitud que Les Circumstàncies no puede aparecer, por falta de imprenta, hasta el septiembre, aunque cerrará en diciembre del mismo 1936. 54.- No se conserva ninguna colección del periódico, según Lluís Costa en su obra de inventario sobre la prensa gerundense. 55.- Continuación de El Poble.

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EL PERIODISMO CATALÁN. UN SIGLO DE HISTORIA (1879-1984) 56.- Continuación de El Pueblo. 57.- Periódico colectivizado por los trabajadores. 58.- Será sustitución de Heraldo de Tortosa. 59.- Continuación del periódico Combat, que desaparece. 60.- De la Lliga del 1919 y también con pensamiento afín a AC. 61.- En 1935 el periódico pasará a estar influenciado por la CEDA. 62.- Solo lo es del 1931. 63.- Lo es a partir de 1938. 64.- De la Lliga del 1919 y también con pensamiento afín a AC. 65.- A partir de 1932, cuando se catalaniza. 66.- A partir de 1931. 67.- Incluye La Ciutat (1934-1935). 68.- Todos proceden de confiscaciones. 69.- Combat, en catalán, pasa a semanal y Adelante, en castellano, será el periódico del partido en Lérida. 70.- Todos procedentes de confiscaciones. 71.- Algunos de estos se integran dentro de una central sindical, así los de la CNT. 72.- La CNT será quién sustituya Catalunya. 73.- A pesar de la falta de datos publicados, el principal problema es la falta de colecciones, pues provoca que se tomen datos erróneos. Estamos seguros de que hay más periódicos en Barcelona. Aún así, hasta que no haya un inventario de la prensa hecha en Barcelona no se sabrá. Si nos fijamos en la bibliografía, a pesar de que es rigurosa y académica a menudo podemos errar. De esta forma República. Organo de las bases de Carabineros no se trata de un periódico hecho en un campamento militar del Pirineo de La Garrocha como sugiere con la matización posiblemente, CORNELLÀ, Pere: en «La premsa gironina en el context de la guerra», Revista de Girona, 116 (1986), p. 38-43, sino que corresponde a un semanario, como detalla perfectamente NÚÑEZ en La prensa de guerra…, III, en las tres páginas que dedica a esta revista (p. 1.321-1.323). 74.- Este periódico presenta la siguiente evolución cronológica: Front Popular: 23-VII-1936 a 9-VIII-1936; Front Antifeixista: 11-VIII-1936 a 30-VIII-1936; Frente Antifascista: 14-VIII-1936 a 11-X-1936; Llibertat: 1-IX-1936 a 27-II-1938. 75.- No tomamos en consideración los cambios de las confiscaciones que pueden contemplarse en las tablas de periódicos de antes y después del julio de 1936 y que no consideramos como cambios lingüísticos dado que son cambios totales (cabeceras, propiedad, contenido, redactores, etc).

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3 La entrevista en el periodismo de la Guerra Civil1

En este capítulo, de modo esquemático y breve y a modo de sistematización configuramos la evaluación de las entrevistas que hemos visto para el periodo de Guerra Civil, con la consiguiente tipificación. En relación con el contenido de las mismas apreciamos: a) Temas de actualidad. Las entrevistas se ocupan de temas vivos, especialmente de la retaguardia. La actualidad es vista de manera favorable, marginando aspectos negativos, críticos o sencillamente polémicos. La realidad vista por las entrevistas solo puede ser favorable. Las noticias de las derrotas son especificadas y no se esconden como sucederá con los regímenes totalitarios que tergiversan la realidad. A menudo, hay temas de tono intrascendente o atemporal. Así, «Josep M. Castellví ha rodat un interessant film de llarg metratge des de les avançades del Guadarrama i alguns altres indrets del front de la Sierra» («Josep M. Castellví ha rodado un interesante film de largo metraje desde las avanzadas del Guadarrama y algunos otros lugares del frente de la Sierra») en La Rambla (29-VIII-1936), en la que se narra cómo el catalán, en Madrid accidentalmente, rueda un documental informativo sobre los combates en el centro. O bien Ferran Soldevila habla sobre «El Seminari d’història de Catalunya en una entrevista de Sigfried Bosch» en La Publicitat (20-III-1937), y explica cómo por encargo de Bosch Gimpera preparan la historia de la Universidad catalana o sus trabajos personales sobre la Crònica de Muntaner. Entre los diarios habituales destaca Última Hora (UH). b) Partidistas y acríticas. Encontramos a los líderes de cada partido o sindicato de forma muy habitual en sus medios. Así, en una prensa fundamentalmente mediatizada por la dimensión ideológica se hace muy evidente esta identificación. No se aspira a retratar la actualidad variada y compleja, sino a

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informar a los lectores de la selección que hace una redacción que comulga con el ideario del editor, y se espera que los lectores actúen en consecuencia. Se llega, por ejemplo, incluso a segmentar, según la ideología. Es difícil que un ministro anarquista aparezca habitualmente en un diario catalanista o que un conseller catalanista lo haga en un diario socialista, marxista o anarquista. c) Monotemáticas o genéricas. Las entrevistas son mayoritariamente dedicadas a un único tema central. Por ejemplo, son numerosas las dedicadas al conseller de suministros por el asunto del pan, las patatas o las colas, pero en cambio son inexistentes las que se ocupan de si hay suministro de armas y munición y recambios para el Ejército Popular Regular o sobre la dualidad entre marxistas ortodoxos o heterodoxos o sobre los conflictos que durante la guerra fueron de actualidad de voce más que mediática escrita: caso Revertés, asunto de El Cojo en Cerdaña, combates en La Fatarella, detenciones del SIM, muertos en la cuneta, checas y torturas, campos de trabajo de la República, etc. Así, Pere Foix expone en El Diluvio (28-X-1936) los proyectos que tiene en relación con la red de teléfonos de Cataluña al ser delegado de la Generalitat en Telefónica. d) Coyunturales. Retratan el instante. Acostumbran a ser entrevistas de carácter fugaz, se convierten en la mirada sobre el tema vivo que se retrata con una sensibilidad diferente a la actual, aparece la voluntad globalizante, la comprensión general de los hechos. Un ejemplo: «Josep Viladomat, escultor de la República, ha viscut la guerra de prop» («Josep (…) ha vivido la guerra de cerca») en la que hay una sóla respuesta intercalada en un artículo sobre la defensa de Madrid (LR, 23-II-1937) y que muestra así su impresión o en ocasiones una simple opinión, como la jovencísima Teresa Pàmies en declaraciones a Treball (19-II-1938). e) Innovadoras en personajes anónimos, en gente de la calle. Se entrevista a los líderes reales, los políticos, también a los hombres de cultura y de arte, pero no hay una dimensión de fijación en ellos. Cuando se presenta la oportunidad se saca a personajes del anonimato y en una proporción alta en simbolismo, un diez por ciento aproximadamente. Se entrevista a mucha, mucha gente anónima: un soldado en la línea de combate, un resistente heroico, un piloto de cazas, etc. Por ejemplo, Marià Vives, enviado especial al frente de Aragón (LR, 9-XI-1936): «El pelut, una creació de la guerra. Tres respostes a una enquesta intrascendental» en la que retrata tipologías y anécdotas sobre los barbudos o los peludos del frente. O bien Joaquim Grau, dinámico corresponsal de La Rambla en el frente de Alcañiz, en la que informa

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de la columna Macià-Companys, y cuando habla de la sanidad (LR, 8-III1937) esboza un reportaje entrevista. En relación con el formato distinguimos: a) Breves. Extraordinariamente cortas. Simplemente están referidas a la voluntad de ocuparse de un episodio, de un hecho o de una situación que será expuesta o evaluada en una dimensión vulgarizadora. Aunque muchas son espacios centrales de la página en la que ocupan un tercio o una cuarta parte. Cabe decir que tanto en los diarios de formato folio (por ejemplo El Diario de Barcelona o ABC) como en los de formato tabloide como La Veu de Catalunya, Treball… o en los de gran formato -Ultima Hora, La Humanitat, LP…- hay una voluntad de situar la entrevista en el espacio central a pesar de su brevedad. La entrevista es del redactor que va a buscar la información fuera y, por lo tanto, la posicionará en un lugar preeminente. b) Anónimas. No acostumbran a ir firmadas. Son excepcionales las que llevan la indicación del autor. Lo hará habitualmente Mi Revista. En los diarios no aparecen ni las iniciales, ni el nombre. El autor, el periodista no acostumbra a firmar tampoco los textos que no son de creación –artículos–, y con las entrevistas no hay un sentido específico de propiedad, de pertenencia. Si que existe esta visión con las crónicas del frente, las que sí acostumbran a ir siempre firmadas. En cambio, los reportajes de retaguardia tampoco se rubricarán. c) Constantes. Prácticamente todos los diarios publican entrevistas, aunque lo hagan con frecuencias distintas, desde la diaria de Última Hora a las habituales (LH, LP...). La frecuencia de aparición es muy representativa del interés colectivo. Huelga decir que la autoridad habla para exponer problemas y soluciones y el redactor va a visitarla. d) Carentes de originalidad. No son exclusivas. Se van reproduciendo de un medio a otro. La Vanguardia reproduce del diario vespertino Última Hora, etc. Igualmente, la prensa francesa e inglesa será utilizada como fuente, por ejemplo, en las entrevistas con Casanovas o Companys, para copiarlas, o un diario local como, por ejemplo, Llibertat de Mataró se convertirá en protagonista para casi todos los periódicos. e) Desórdenes en las preguntas. No hay una configuración pregunta-respuesta. Aparece desde el principio la ausencia de las preguntas, que son sustituidas por un interrogante o puntos suspensivos, o anuladas y el texto se convierte en una simple unión de respuestas que crean una larga declaración. Tienen sentido en

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contenido y en presentación, pero la ausencia de preguntas les confiere un aire de desorden y dificultad en la lectura. f) Repetitivas. De un periódico pueden irse a otro con notable facilidad. No existe una propiedad intelectual acreditada. Son pasadas con gran alegría de un medio a otro y aunque generalmente se cita la fuente de procedencia, se pierde el nombre del autor, ya que no aparecía ni siquiera en la edición original. Los diarios extranjeros, por ejemplo El Nacional de México, dirigido por Héctor Pérez Martínez –afín a la causa republicana por acuerdo con Lázaro Cárdenas, que lo alinea con los llamados leales– son usados igual que los de la ciudad de Barcelona u otros. g) Limitadas por la censura. A pesar de las precauciones, la censura a menudo produce blancos en las paginaciones. Las entrevistas tampoco se escapan de los embates de doña Anastasia (nombre popular de la censura). Llega al extremo de que El Diluvio publica que el conseller Casanovas y representantes de los diarios editados en Cataluña establecen el acuerdo de limitar el control solo a las operaciones de carácter militar. Escribe el editorialista del diario: «Posteriormente y sin motivo alguno que lo justificase, se amplió la previa censura nada menos que a veintiún puntos, lo que equivalió a privar a la prensa de que publicase todo lo que en los actuales momentos puede interesar a la opinión española. Y así estamos. Menos mal que cada cual hace lo que se le antoja. Unos diarios obedecen las órdenes de la censura, y otros, como si tal cosa, las quebrantan» (ED, 24-XI-1936). En la misma página sigue un suelto que parece la prueba del algodón: «En vista de que por cierto departamento se nos recordaba confidencialmente la patriótica obligación que teníamos de poner en evidencia los manejos de Alemania, hicimos componer la traducción de un artículo de Le Populaire, órgano del partido de Léon Blum, que nos había remitido la Oficina de Informaciones que funciona oficiosamente con fondos de la Generalitat. ¡Pues bien! La censura de Joaquim Muntaner, ex secretario del [marqués de] la Foronda de los tranvías, de la Exposición de Primo de Rivera y de su hermano el lerrouxista Antonio Muntaner, en el Puerto Franco, nos tachó las galeradas con su flamante lápiz rojo».

Notas 1.-Publicado originalmente en FIGUERES, Josep M.: Entrevistes a la guerra. 100 converses: de Lluís Companys a Pau Casals (1936-1939). L’Esfera dels Llibres, 2002, p. 25 y ss.

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4 Las crónicas de guerra de Lluís Capdevila1

Las secciones en las que aparecieron las crónicas de guerra de Lluís Capdevila tuvieron distintos títulos: «Del front de guerra» (septiembre 1936 – mayo 1938) y «La guerra. Història i anècdota» (mayo 1938 – enero 1939) en La Humanitat; «Carnet de guerra» en Amic y «Un català en terres d’Aragó» en Meridià. Una selección de crónicas de la etapa inicial del conflicto aparecidas en La Humanitat junto con algunas otras inéditas fueron reunidas en un libro editado por el propio Capdevila con el título de Diari de guerra2 y a la que confirió un aspecto de obra vinculada al tono personal e íntimo. La portada es contundente: una bomba cayendo en primer plano, idéntica a la imagen del cartel de la exposición «Set mesos de guerra» que el Comissariat de Propaganda de la Generalitat había organizado en la plaza de Cataluña; esas bombas implicaban el dominio del aire y la fortaleza material del enemigo y, por tanto, un cierto sentido de impotencia, pero también de heroicidad. En el prólogo, firmado en Alcañiz, donde se ubicó el centro de operaciones de la Columna Macià-Companys en el frente de Aragón, el 12 de noviembre, se refiere a la justicia y la libertad, título de su anterior recopilación de artículos, y a la necesidad de luchar. Expone su posición en los momentos iniciales de la guerra cuando afirma: «Aunque los deberes se olvidan con facilidad, yo ya he cumplido con el mío –dicho sea sin ningún tipo de vanidad– yéndome al frente y escribiendo este libro». El total de las crónicas que escribió y que hemos agrupado recientemente en un volumen3 monográfico podrían agruparse entorno a un doble eje: las que se centran en vivencias y anécdotas de tono humano ocurridas en el frente y las que giran alrededor de consideraciones generales y comentarios ideológicos con ánimo propagandístico sobre el conflicto. En general, son reflexiones producidas a partir de una observación atenta y escritas por una pluma amena que ha cultivado el diálogo teatral y la narrativa popular.

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El resultado será una crónica colorista, muy viva, fácil de digerir, como una conversación a caballo entre el artículo de opinión, la narración breve y el reportaje. Las crónicas aparecen en La Humanitat, siguen un orden cronológico de acuerdo con las vivencias, desde el viaje de ida hasta el momento de cerrar la serie por motivos de fuerza mayor. Capdevila quiere hacer un libro, así lo escribe en una crónica, y es más, considera las notas que va publicando como libro y tiene la voluntad de seguirlo al uso de un dietario. Lo bautizó como Diari de guerra y habla de una obra de conjunto. En el periodo que se extiende entre septiembre de 1936 y marzo de 1937 publicó regularmente en La Humanitat, diario que llega al frente con facilidad –así lo atestiguan las imágenes y testimonios de los protagonistas– y seguirá como en el periodo posterior hasta el final de la conflagración escribiendo en revistas como Amic, Meridià…, sin abandonar sus obras teatrales, de entre las que destaca Nadal en temps de guerra y La crida del bosc, todavía sin estrenar. Aquí radica otro mérito de Capdevila: la constancia en las crónicas. Las suyas no fueron piezas ocasionales de un viajero, sino las de un escritor convertido en soldado y que escribe durante todo el conflicto desde allí donde se encuentra el frente. Capdevila no cumple con el papel de ideólogo ni de teórico, no justifica, argumenta o expone baterías conceptuales. Simplemente, y éste es también otro este de sus méritos, se muestra como un escritor comprometido que aspira plenamente a narrar la realidad que observa desde la perspectiva propia de su visión personal, con unas referencias ideológicas propias que conforman su pensamiento. Son las crónicas de guerra de un escritor, no los artículos ideológicos de un político. Algunas aparecieron publicadas y otras no, lo veremos más adelante. Aplicó correcciones entre la publicación en los diarios y en su posterior recopilación para Diari de guerra. Por ejemplo, en «Els ‘bons’ són els dolents» escribió en el diario: «Hay una fonda y otra fonda», y luego aparece en el libro: «Hay dos fondas». También añade frases, elimina términos innecesarios, substituye unos por otros, etc. Capdevila pretende que el texto gane en contundencia narrativa y en fuerza ideológica. A pesar de la censura, cabe observar cómo hay un comportamiento muy ingenuo. Escribe en «Una nit a les avançades»: «He llegado a este pueblo, por una elemental discreción no puedo decir de qué pueblo se trata…», pero al cerrar la crónica, por rutina, lo hace, escribe Lécera, y no se le censura (!). Las crónicas en el premio Almirall Capdevila se presentó a los premios literarios de la Generalitat, entre los que se cuenta el Valentí Almirall, «destinado al mejor trabajo periodístico pu-

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blicado en Cataluña en nuestra lengua»4. Las bases indican que la fecha de publicación o estreno debe estar entre la convocatoria –agosto– y el 31 de octubre. El veredicto se dará a conocer en septiembre. El jurado del premio estaba presidido por Jaume Serra Húnter y tenía como secretario a Rafael Tasis i Marca. También formaban parte Prudenci Bertrana, Lluís Muntanyà y Just Cabot; Agustí Bartra era suplente. El jurado se reunió el 8 de diciembre y Bartra sustituyó a Bertrana. Se presentaron veinte trabajos, como podemos ver en la siguiente tabla: Tabla III.4.1. Relación de obras presentadas al premio Almirall Autor

Obra

Votos en cada votación 1ª

Antoni Rovira i Virgili

Quinze artícles

5

5

5

5

3

Ferran Soldevila

Tres articles

5

5

4

4

2

Lluís Capdevila

Diari de guerra

5

4

3-3

1

Josep Sol

Articles

4

3-3

3-2

Jaume Passarell

El soldat que passa

3

3-2

J. Planes i Mundet

Deu articles

1

Anna Murià

Cinc articles

1

F. Grau Ros

Recull d’articles

1

Lluís Capdevila

Un home, un llibre, un poble

0

J. M. Imbert

La nova economia

0

Lluís Calbetó

Escola Nova-Vida Nova

0

Manuel Valldeperes

La força social del teatre

0

Manuel Valldeperes

La missió de la joventut espanyola

0

R. Vayreda

T. E. Lawrence o un model d’aventurers

0

Josep Blanque i Feliu

A cadascú el seu merescut

0

Joaquín Álvarez

El periodismo de Barcelona

0

Joan Pagès i Gimó

Premsa: la seva evolució i tendències

0

M.P.

Vuit articles

0

J. Vilaró i Llach

La incògnita de l’home

0

F.R.G.

Lletres als amics anónims

0

Diari Oficial de la Generalitat de Catalunya 344, 10 de diciembre de 1937, p. 1.043 y para las votaciones La Vanguardia, 9-XI-1937, p. 2.

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Capdevila presentó una selección muy extensa y algunas de las piezas han originado algunas confusiones, como el caso del título «Nadal en temps de guerra» que utiliza para dos artículos diferentes, uno en la serie «Del front de guerra» y otro en el libro Diari de guerra. Además, incluye cuatro artículos no publicados en prensa. Una vez aparecido el libro siguió publicando crónicas. Incluso es posible que la sección nacida en septiembre apareciese precisamente por el premio que se había convocado en julio. Diari de guerra forma parte del fondo de libros que el Servicio de Bibliotecas del Frente ofrece desde 1937 a los catalanes movilizados mediante la red de bibliotecas ambulantes, vinculada a la Institució de les Lletres Catalanes, iniciativa que regularizó la acción de la Agrupació d’Escriptors Catalans que enviaban libros a los soldados del frente de Aragón. En la Biblioteca Pública de Tarragona se conserva un fondo de 312 títulos ya que la ciudad fue subcentral del servicio para el frente sur de Aragón. Desde allí se enviaban, igual que desde Cervera, libros a los soldados heridos en los hospitales y también directamente al frente5. El premio Almirall lo ganarán, finalmente, Antoni Rovira i Virgili con tres votos y Ferran Soldevila con dos. El premio fue bien concedido. El propio Soldevila, en sus memorias, afirma: «creo que me habría votado a mí mismo»6. La obra apareció publicada el mismo 1938 por la Institució de les Lletres Catalanes y fue reeditada en 1985. Rovira i Virgili publicó el importante prólogo, «Com vaig ésser periodista» a petición de Joan Oliver, de la institución. Rovira i Virgili era, y es, considerado el periodista más importante de las izquierdas de la primera mitad del siglo XX. Que fuese poco conocido por el silencio forzado por el franquismo es otra historia… Como hemos dicho, Capdevila tendrá dos secciones en La Humanitat. La primera, «Del front de guerra», irá desde septiembre, cuando marcha a la Puebla de Híjar, hasta abril de 1938; y la segunda, desde su regreso a Barcelona en dicha fecha hasta enero de 1939. En esta sección publicó más de un centenar de crónicas. Con posterioridad a la ruptura del frente creará una nueva sección que titulará «La guerra. Història i anècdota». En ella publicará treinta y dos artículos, el primero de los cuáles fue «Com vénen a Espanya els legionaris de Mussolini», del 31 de mayo de 1938, y el último, «Paraules als soldats catalans», del 22 de enero de 1939. También se presentará, otra vez, a la edición del concurso de la Generalitat que no ganó; lo hará con Set articles publicados en Amic y en La Humanitat7. Tampoco ganó. El viaje que hizo Capdevila por las tierras de Aragón se puede reconstruir con facilidad puesto que ubica y fecha las crónicas, aunque no las podemos ordenar con fidelidad absoluta porque la mayoría incluyen solo el mes, de forma genérica. Son, por otra parte, publicadas no solo por orden de recepción

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sino atendiendo a otros criterios: actualidad del suceso, pertinencia o interés del contenido, extensión, etc. Las crónicas son un género periodístico sobre el que hemos teorizado en relación con la Guerra Civil española. Así, en la introducción de la antología Madrid en guerra, en la que antologamos las crónicas de guerra de franquistas y republicanos8 y en visión de conjunto9, analizábamos los aspectos de contenido comunes –la ideología subyacente, el valor propagandístico como recurso para espolear la moral colectiva, etc.– que poseen. En Cataluña, cuando se da la oportunidad fuera de la calma del frente o los temas tabú como los bombardeos, hay crónicas, pero no aparecen con la profusión de las publicadas en Madrid o Valencia. Agustí Cabruja o Narcís Lloveres en L’Autonomista o Joaquim Grau en La Rambla, y muchos otros, narrarán lo que sucedía en el frente con realismo eficaz, no alejándose de los modelos de lenguaje dominantes10. Las crónicas de Capdevila presentan un rasgo específico muy peculiar, más allá de la visión de la crítica literaria, que en esta ocasión no nos interesa. Es el realismo más allá de la magnificación y exaltación de los propios valores, si los soldados son críos, lo dice, nada de «rudos y graníticos combatientes» – aunque tampoco ahorra en elogios–, pero es un realismo muy adecuado: «voy sucio como un zorro y tengo una migraña espantosa», un lenguaje directo que nos acerca a la realidad. No se deshace en elogios gratuitos ni aspira a mostrar una épica en el lenguaje, lo hace con la situación, con la exposición fría y desnuda de lo que ve: este es el mérito de un conjunto de crónicas que habían quedado ocultas y prácticamente eran desconocidas desde que aparecieron ya fuese en un libro o en La Humanitat, Amic o Meridià.

Notas 1.- Resumen de FIGUERES, Josep M. : «Lluís Capdevila, corresponsal de guerra. Les cròniques al front d’Aragó (1936-1938)», Gazeta, 2, p. 61-71. 2.- CAPDEVILA, Lluís: Diari de guerra. Barcelona, [s.n.], 1937. 3.- FIGUERES, Josep M.: Les cròniques de guerra de Lluís Capdevila, 1936-1939. Barcelona, Duxelm/Fundació Josep Irla, 2011. 4.- Diari Oficial de la Generalitat, 1 de noviembre de 1937. 5.- El Servicio de Bibliotecas del Frente. Catálogo de los libros conservados en la Biblioteca Pública de Tarragona, www20.gencat.cat/docs/biblioteques/BP_Tarragona/Documents/Arxiu/front.pdf [consulta: 1 de septiembre de 2009] 6.- SOLDEVILA, Ferran: Al llarg de la meva vida, I (1926-1939). Barcelona, Edicions 62, 1970. p. 409. 7.- Se conserva copia mecanografiada de lo que Capdevila presentó a la Biblioteca de Catalunya (ms.6539). Son: «Un capellà», «Un objectiu militar», «Ha mort un infant», «Els ulls», «L’odi», «A

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JOSEP MARIA FIGUERES una mare italiana», «Ha passat un crim» y «Un home, un llibre, un poble». Este va numerado como VII aunque el título es de siete artículos. Poseen el título común de «La guerra». 8.- FIGUERES, Josep M.: Madrid en guerra. Crónica de la batalla de Madrid, 1936-1939. Barcelona, Planeta de Agostini, 2006. 9.- FIGUERES, Josep M.: «Periodismo en guerra: las crónicas de la guerra civil española» en Estudios sobre el Mensaje Periodístico, núm. 11. UCM, 2005. p. 279-291. 10.- Por ejemplo, Joaquim Grau, corresponsal especial en la sección «La Rambla al front d’Alcanyiç» escribe: «Hoja de guerra. En un gesto de una heroicidad y grandeza idéntica a la de los defensores de Madrid, los hombres de la División Macià-Companys resistieron y repelieron un ataque violento» en La Rambla, 5-I-1937.

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5 El Comissariat de Propaganda de la Generalitat1

Origen El Comissariat de Propaganda, gran instrumento propagandístico y agitador en la retaguardia y de proyección en el exterior, fue un organismo autónomo, jerarquizado, con recursos en sus inicios, ambicioso y dirigido por profesionales del periodismo y la política, que se ocupó de influir en la opinión pública catalana y española, y en los gobiernos exteriores sobre la posición republicana en el conflicto de la Guerra Civil Española. Dirigido por Jaume Miravitlles i Navarra, se dotó de una estructura profesional y competente que tuvo en la funcionalidad y la eficacia su originalidad. Dependió directamente de Presidencia de la Generalitat y recibió el soporte financiero también de forma directa de la Conselleria de Finances (Consejería de Financias). Lluís Companys y Josep Tarradellas, hombres de ERC, no dieron importancia al hecho de que Miravitlles provenía del Bloc Obrer i Camperol (BOC), sino a su militancia actual, también en ERC, en la que era director del casal Espartacus en Barcelona. Lo juzgaron un auténtico profesional con un valor intelectual demostrado y con suficiente categoría como para aceptar un reto de ese calibre. La verdad es que estaba muy preparado para esa labor. El 19 de julio, fecha del alzamiento, en Barcelona, está trabajando en un singular evento: la Olimpiada Popular; o sea, Barcelona, la ciudad roja, organizaba unos Juegos Olímpicos en contraposición a los juegos de Berlín, tan llenos de connotaciones. Miravitlles, secretario del poderoso Comitè de Milícies Antifeixistes, se afanará por tener este instrumento y, a su vez, no depender de los turbulentos momentos con crisis constantes y cambios de gobierno. El Comissariat será un organismo muy libre, con la apariencia innocua y administrativa, no dependerá, como los consejeros, de las crisis, sino que su suerte irá vinculada a la del presidente Companys.

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Las ediciones fueron la primera manifestación, junto con los carteles. El cine, que aquí no tratamos, pues ha sido ya bastante analizado en múltiples estudios sobre Laya Films, recibió un impulso formidable hasta convertirse en uno de los pilares del servicio mediante el film documental en el que se distinguió un buen equipo de colaboradores con iniciativas tan relevantes como Catalunya Màrtir, con la voz del propio Miravitlles, estrenado en París y hecho, para conseguir impacto, en francés, tanto la locución como algún escenario. El Comissariat activa el apoyo directo hasta convertirse en el punto de referencia de los numerosos periodistas que llegaron hasta Barcelona para conocer el conflicto y Miravitlles configuró unos servicios prácticos, como salas de revelado para los fotógrafos (Capa las ocupó y su famosa y emblemática foto que se convirtió en símbolo del conflicto, con el miliciano que muere en directo fue revelada aquí). Los corresponsales encontraban ayuda en lo relacionado con la información, podían comer gratuitamente y recibían ayuda en lo referente a conexiones telefónicas, mientras que para los cineastas era un espacio dónde trabajar, tanto aspectos de guionaje como las filmaciones de exteriores, etc. La sonrisa de Cataluña, como Malraux se refería a Miravitlles, abría las puertas y conseguía resultados puntuales con una voluntad: utilizar la moderna tecnología del momento al servicio de una causa legal, como mantener el orden democrático; y revolucionaria, como la lucha en la cual convergían factores múltiples de tipo social, religioso, nacional, etc. La primera opción del Comissariat fue determinar cuál debía ser su labor. Si nos atenemos a la normativa, el 17 de noviembre, un mes después del inicio de la lucha, Companys dicta una orden que consta en el diario oficial: «Teniendo en cuenta la importancia de las funciones ejercidas por la Comisaria de Propaganda, que en Cataluña actúa intensa y eficazmente para mantener el entusiasmo del pueblo, y en el exterior contribuye a orientar la opinión a favor de la causa antifascista, cuya importancia hay que reconocer, debemos, en consecuencia, elevar la jerarquía del organismo aludido a la jerarquía que le corresponde, y por tanto, Resuelvo: Que se considere a todos los efectos equiparada a Direcció General, la Comissaria de Propaganda, estando autorizado aquel organismo a actuar bajo la misma denominación bajo la cual lo ha hecho hasta la fecha presente. Barcelona, 16 de septiembre de 1937. LLUÍS COMPANYS»

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Días más tarde se amplía la normativa y se dice2 textualmente: «Con tal de conseguir, sobre todo en estos momentos y en sentido totalitario, la elevación cultural y física de nuestro pueblo y difundir su conocimiento por todo el mundo, de acuerdo con el Consell Executiu: Decreto Art. 1 Es creada la Presidencia de la Generalitat de Cataluña la Comissaria de Propaganda. Art. 2 La Conselleria de Propaganda tendrá las actividades que se mencionan a continuación: Propaganda en el frente y en la retaguardia, escrita, hablada, gráfica, artística y deportiva. Por propaganda escrita se entenderá: los periódicos, libros, opúsculos, carteles, etcétera. Propaganda hablada: mítings, conferencias, radio, discoteca, canciones, espectáculos líricos y dramáticos y organización de festivales. Propaganda gráfica: se entenderá como tal la fotografía, el cine y la televisión. Propaganda artística: organización y estímulo de exposiciones, ferias y concursos. Propaganda deportiva: consistirá en la organización de grandes manifestaciones que exalten y estimulen la cultura física a través de todos los deportes. Art. 3 El Comissariat de Propaganda podrá organizar Delegaciones en el extranjero cuando lo estime necesario. Art. 4 Para evitar duplicidad de actuación con otras manifestaciones de propaganda, se dictarán las órdenes pertinentes. Barcelona, 3 de octubre de 1936 El Conseller Primer JOSEP TARRADELLAS»

¿Qué entendemos por propaganda? No se trata del concepto que podemos imaginar hoy en día de deformación de la realidad; por propaganda se entiende Este la realidad cultural catalana. Éste será el tema central de la presentación del Comissariat de Propaganda; mejor sería, pues, que se hubiera llamado de Comunicación o Difusión. Así, la literatura, con libros; la prensa, con libros y exposiciones; el arte, con libros y exposiciones; etc., serán temas centrales. Naturalmente, también será esencial, y el clima bélico lo agudizará, el cartel de impacto con la consigna de referencia, y la exposición, o festival, o manifestación de soporte, de condena,… en la calle, a hechos como el Ejército Po-

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pular en constitución, los bombardeos constantes a reprobar siempre, etc. El Comissariat, sin embargo, no lleva a cabo una labor estricta de difusión hecha desde una «cúpula» profesional de especialistas, sino que actúa también en contacto con la realidad y los tres centenares de colaboradores, en momentos álgidos, editan revistas y colecciones de libros, buscan eficacia en las postales para la población, las fotografías para la prensa extranjera, los films documentales para la población europea, los carteles para las calles, plazas, muros diversos... Una dimensión en la que se combinan propaganda y realidad. La propaganda se convierte en un instrumento formidable que cumple unas finalidades conocidas, tanto en lo que respecta a la motivación de las tropas de primera línea de frente, como en lo que respecta a las que todavía se tienen que preparar para este acto increíble que es prepararse para la muerte, para la violencia institucionalizada y generalizada; también para la población que ha de necesitar un bagaje de paciencia y fuerza moral y necesita, por tanto, recursos emotivos y mentales suficientes para el sacrificio, sea de índole material, como la hambruna o los bombardeos, o espiritual, como la incertidumbre del destino de los hijos o del mañana también incierto. Finalmente, un apartado imprescindible en todo conflicto, y más en el español, es la dimensión internacional, con unos pocos aliados (México y la URSS en especial), vecinos preocupados como Francia, o bien hostiles (Portugal e Italia), mientras las potencias como Estados Unidos y el Comité de No-intervención en la práctica estrangulan la política exterior de adquisición de energía y armas, munición y equipamientos. No es casual, entonces, que la acción propagandística en el exterior sea notable, a través de mítines, como el famoso del Velódromo de París, el mismo otoño de 1936, o el acto organizado por el Comissariat sobre el bombardeo de ciudades abiertas, o las delegaciones o las exposiciones y, fundamentalmente, la remisión de textos y fotografías a los medios de comunicación escritos, la edición de material visual para los documentos informativos, de extraordinario éxito al momento y, también, con la proyección exterior de multitud de iniciativas varias: desde invitar a escritores y periodistas a visitar el conflicto hasta preparar giras de corales o actividades diversas. Tiene especial importancia la implicación de artistas; al igual que Picasso creó el Guernica, Joan Miró creó el sello Aidez l’Espagne, que se convirtió en un punto de referencia de imagen emblemática con una carga simbólica perdurable. En la práctica, Miravitlles es un eficaz director del Comissariat que consigue hitos imposibles. El 9 de septiembre de 1936 acompaña a Ilya Ehrenburg al frente de Aragón. Sin embargo, hacía días que era de dominio público que trabajaba en la cuestión. El 22 de agosto, La Veu de Catalunya, dirigida por el catalanista Navarro Costabella, aunque confiscada por la CNT, publica una nota, en la cual se evidencia esta intencionalidad, bajo el título «Jaume Mira-

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vitlles, Secretari General de les Milícies Antifeixistes, informa de la creació d’una gran Oficina de Premsa i Ràdio», y manifiesta que se dividirán los espacios que se destinarán a los periodistas en función de su lengua: una sala para cada grupo de habla francesa, inglesa, germánica y otra más para los latinos. Al frente de cada sala habrá un periodista originario de la zona que, según se especifica, «controlarán» ( no dice «atenderán») debidamente a los corresponsales extranjeros en Barcelona y los orientarán como sea necesario. Explicita también que se editará un boletín de prensa, habrá aparatos de radio de onda corta y larga, un gabinete fotográfico, una emisora de radio y, como, entre otras actividades, «se organizarán festivales para levantar el nivel moral de la opinión pública y hacerle comprender el sentido creador de la revolución. Editaremos opúsculos, libros y publicaciones gráficas. Además, organizaremos unas oficinas de información y propaganda en diferentes grandes capitales europeas. En fin, daremos a entender a todo el mundo cuál es el espíritu creador de nuestra revolución y la dignidad de nuestra lucha».

Miravitlles trabaja al lado de Companys. En la agenda del President publicada diariamente en la prensa, figura su nombre en la relación de visitas. Lo encontramos en todo momento3, y se aplica rápidamente en enviar a los delegados a las ciudades principales. Así, Dalty organiza desde París una serie de conciertos de la Cobla Oficial de la Generalitat de Catalunya, la Cobla Barcelona, que inician el 15 de octubre de 1936, y seguirá con sus obligaciones de proyección de la revolución. Al final de cada concierto se cantarán los himnos de rigor: La Marsellesa, La Internacional y Els Segadors, pero la música es buena embajadora y los conciertos son un éxito, según se indica en las notas de prensa. El sentido que Miravitlles tiene de la propaganda es muy evidente en la perspectiva de un objetivo claro. No hay lugar para exageraciones ni engaños, la razón está con la República; la cultura y el sentido tradicional del pueblo catalán son totalmente evidentes y, por tanto, no son menester exageración ni manipulación. En una Europa polarizada, con sectores sociales enfrentados, conocer será simplemente un elemento de vinculación. Una carta puede mostrarnos el tipo de pensamiento y metodología que el director del centro induce en su trabajo. En noviembre de 1936 un numeroso grupo de periodistas franceses vienen a Cataluña y, bajo el encabezamiento «Muy confidencial», Miravitlles escribe a una serie de sindicatos y organismos con un claro mensaje: que los reciban, con orden y sin estridencias, con naturalidad. La carta, la única

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que hemos localizado del archivo del Comissariat, seguramente destruido en Salamanca, dice así: «Sindicato textil y fabril de la UGT Compañeros: Invitados por el President de la Generalitat de Catalunya a través del Comissariat de Propaganda, llegarán a Barcelona, en unos días, el próximo 5 del mes actual, un grupo de periodistas franceses que harán una encuesta4 sobre la tarea constructiva de nuestra Revolución. Estos periodistas representantes de sectores de la prensa burguesa, quieren extraer de nosotros una visión objetiva que oriente la opinión pública mundial. Se trata de hombres que personifican a millones de lectores de los grandes rotativos europeos. Ojos y cerebros con mentalidades muy diversas, forman la legión de comentaristas que leen esta prensa y después la desarrollan a su gusto en el café, tranvía, metro, puesto de trabajo, etc., por tanto son dóciles a transformaciones y variantes en el estado de opinión. Es un ambiente en el cual hay que graduar la temperatura y este es un ensayo. Por este motivo el Comissariat de Propaganda de la Generalitat de Catalunya ruega a todas las Conselleries de la Generalitat, Sindicatos, Partidos políticos, Grupos de control, compañeros responsables de los Cuarteles y Comités que en el transcurso de los ocho días de duración que tendrá la visita, procuren dar a nuestros huéspedes la mayor sensación de normalidad posible, llevando a cabo las disposiciones que sean necesarias para que al retorno se lleven estos extranjeros una impresión favorable de esta lucha antifascista y de construcción revolucionaria en la cual ponemos entusiasmo y esfuerzo. Procuremos todos tratarlos con discreción no exenta de amabilidad cuando sea necesario verificar controles e intentad darles todas las facilidades a vuestro alcance. Para conocer a nuestros invitados y evitar confusiones, llevarán un distintivo con el escudo de la Generalitat de Catalunya con la siguiente inscripción: INVITACIÓN Los resultados de este método, no lo dudéis, serán excelentes. Saludos revolucionarios, Barcelona, 3 de noviembre de 1936, El Comisario de Propaganda JAUME MIRAVITLLES, rubricado»

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En la prensa encontramos una nota con la relación de periodistas y de medios, de Paris Soir a Le Petit Parisien, que informa de como durante quince días los periodistas visitaron todos los sectores, desde bibliotecas a cooperativas, de las industrias colectivizadas a las colonias industriales, pasando, obviamente, por el frente (Sarinyena, Pompenillos,…) y realizaron entrevistas a los líderes –Azaña, Companys, Largo Caballero… –. La nota informa5 que se les entregó como material propagandístico el último día: - Una colección de cien fotografías. - Una serie de carteles revolucionarios editados desde el 19 de julio. - Una colección de todos los bandos referentes a la nueva estructuración social y política. - Los decretos publicados en el Butlletí de la Generalitat de Catalunya. - Una rama de laurel que había pasado la noche en la tumba de Macià y que debía ser depositada en la tumba del soldado desconocido en París. La acción fue tan espléndida comunicativamente, y humanamente, que los periodistas enviaron a su retorno una carta de agradecimiento a Companys remarcando la gentileza constante de Miravitlles y Dalty en relación con su tarea. Miravitlles no actúa como un jefe de servicio de propaganda, sino también como lo que hoy en día llamaríamos un jefe de imagen y comunicación. Ofrece la visión de la realidad y a su vez la transmite, con su eterna sonrisa. Su categoría intelectual lo convierte en un interlocutor muy válido. Lo explica en sus memorias cuando redacta –en un solo día y por la noche ya se edita y distribuye– una semblanza del nuevo cónsul ruso Antónov-Ovseenko posiblemente mal visto por las autoridades rusas –como afirma, dolido, Ehrenburg– ante las afirmaciones de elogio a un pasado revolucionario, ahora reprobado por Stalin. Miravitlles acompaña al cónsul y la tripulación del barco Zirianin a Montserrat, el 19 de octubre de 19366. En noviembre de 1936, ante la situación de Madrid, se remite un manifiesto este de apoyo a la ciudad sitiada y la prensa se hace eco de éste7. El manifiesto se convertirá en el prólogo de la sostenida acción que tendrá su culminación en el mitin, exposición y cartel de Ajudar Madrid, y lo mismo pasará con los refugiados, con el País Vasco. La obra del Comissariat pasa por la solidaridad y por la internacionalización. El 11 de septiembre La Veu publica un artículo con el título «La propaganda de la Generalitat a París» y destaca como Miravitlles ha viajado a París y tiene reuniones con ministros, y como, simultáneamente, el delegado Dalty participa en otros actos, y Bosch Gimpera pide un marco prestigioso para realizar una exposición de arte catalán de los siglos XV y XVI.

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En esos días tiene lugar la exposición antifascista mientras la Cobla Barcelona promociona con la música un mensaje de solidaridad. El periódico califica la propaganda de «hábil». No todo son éxitos. En diciembre de 1936 se pospone, sin explicaciones, un mitin que organizaba el Comissariat y que tenía que suplir la fracasada intervención de Companys en París. El mitin tenía que ser retransmitido al mundo por radio y estaban invitados los gobernadores civiles de la España leal y, junto con la Pasionaria y Martínez Barrio, tenían que intervenir en éste altos cargos este u como ministros o otros: Irujo, Vayo, Esplà, Garcia Oliver, Companys y Comorera. Nunca llegó a realizarse8. En París tendrá lugar la exposición de arte y se llevarán a cabo diversas acciones relacionadas con la prensa, entre las que cabe destacar el libro inventario o repertorio. También se editará un periódico, contrapunto del profranquista que elaborarán los catalanes de Cambó, y desde Madrid se reconoce el esfuerzo remarcando como pasa de los 5.000 ejemplares a los 20.000 y como pasa de la suscripción gratuita a la venta, señal del interés que tiene, y el periodista de El Heraldo concluye el reportaje que dedica al periódico diciendo: «También en esto nuestra propaganda es diferente». Constata la ausencia de hipérbole y la falta de deformación y la voluntad de mostrar la información objetiva en un tono sobrio, decoroso y serio. Si analizamos la programación de actuaciones que el Comissariat desarrolla a lo largo de la guerra encontramos tres tipos de iniciativas que se realizan siguiendo un marco inicial, como las series de postales o libros que muestran continuidad, la respuesta a la acción de los franquistas, por ejemplo, se responde a los bombardeos bélicos con un bombardeo de fotografías para todos los periódicos del mundo, aunque a sabiendas de que pocos las publicarán, y con una acción impulsiva, por ejemplo, un discurso de Companys con la palabra Catalunya como motivo central se promueve con una acción, con un cartel, un pin, etc. El centro mantiene un ritmo de trabajo activo y un dinamismo en la producción, pero en abril de 1938, a raíz de la ferocidad de los bombardeos, aparece en La Humanitat una nota lacónica con el título «El present del Comissariat de Propaganda de la Generalitat de Catalunya»: «Después del discurso del presidente Companys el personal del Comissariat de Propaganda de la Generalitat de Catalunya, representado por los Jefes de Sección, celebró una reunión presidida por el Comissari de Propaganda, señor Miravitlles, en la cual se decidió una aceleración del ritmo de trabajo, sin tener en cuenta ni horas ni días festivos».

También fue firmado por los jefes de sección, dirigido al presidente de Catalunya, el documento que transcribimos9:

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«Señor Presidente: hace unas horas os dirigíais a nuestro pueblo ordenando a toda Cataluña que se levantara en pie de guerra contra el invasor. El Comissariat de Propaganda con todos sus servicios y su personal, responde: ¡Por Cataluña, presente! Siempre hemos estado prestos a las necesidades de cada momento. Cada hora hemos servido a la patria, con resolución, en todo lo necesario. Ahora más que nunca, pues, queremos servirle también y ejecutar todas las consignas que V.E requiera. Estamos en pie de guerra y cumpliremos como en la guerra es menester. Desde este preciso instante el Comissariat se considera militarizado».

La catalanidad que impregnaba el centro encontraba apoyo en los ideológicamente afines. Josep M. Murià10 recuerda cuando fue nombrado representante de la CNT en el Comissariat de Propaganda en la sección de publicaciones y explica como lo recibieron con una cierta prevención: «Yo lo conocía de nombre pero me percaté que él (J. Roure) no tenía la más mínima idea de quién era yo. Después de hacerme pasar por el despacho de Jaume Miravitlles, el comisario, que nos dijo cuatro palabras protocolarias, Roure se puso a informarme de lo que se estaba haciendo: pero yo atajé diciendo que todo me parecía muy bien y que no pensaba intervenir en nada, pues ya tenía suficiente trabajo en el Sindicato, en la Conselleria y en Estat Català. Le firmé todos los papeles que me puso por delante, sin ninguna objeción. Se veía claramente un cambio de aspecto. Cuando nos despedimos, afectuosamente, me dijo: Me has sacado un peso de encima, creía que me vendría un faístillo armado».

Una obra, pues, llena de sentido práctico en la dimensión de la eficacia, o sea, catalanidad, sentido revolucionario e impacto, pero con una gran calidad. Tanto es así que un colaborador muy dinámico escribe que se llega a acusar al Comissariat de una «obra demasiado perfecta, del punto de vista tipográfico y artístico»11. La revista Nova Ibèria fue de las realizaciones, según Campillo, más brillantes del Comissariat, en la que Català i Pic, Clavé, etc., efectuaron un trabajo impactante. Si analizamos la producción bibliográfica, cartelera, fotográfica, postal y otros objetos visuales, material fílmico, etc., si nos fijamos en las características comunes tanto de los materiales efímeros –exposiciones, festivales o manifestaciones– como de los perennes, encontraremos los siguientes ejes, que con reservas podrían servir como elementos de análisis.

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Cuidado y exigencia extremos en la calidad del producto periodístico Tanto en la elaboración como en las tareas de edición, siempre pulcras, de libros y carteles, pasando por radio y cine, se prepara un producto que hasta se llegará a «comer» la imagen general. De esta forma, las fotografías de Centelles, Capa o Català Pic serán las imágenes de la Guerra Civil real, mientras que el dibujo de Miró y otros se convertirán en símbolos llenos de valor referencial. Implicación de los artistas y escritores catalanes en el esfuerzo bélico Cuando se pide a Pere Quart, Joan Oliver, una Oda a Barcelona, siguiendo la trayectoria de las anteriores o cuando se vinculan entidades de dibujantes, periodistas y escritores en iniciativas conjuntas y cuando se pide a artistas como Lola Anglada, Junceda o Miró su colaboración, debemos fijarnos en que hay una voluntad de implicación de estos sectores profesionales, intelectuales. Nos encontramos con una dimensión clara de transferencia de calidad artística, de prestigio social, de dimensión de conseguir un resultado mediante un trabajo compartido. Miravitlles no crea un núcleo aislado que produce, sino que inserta los cultivadores literarios y plásticos en los objetivos del Comissariat. Diversificación de la acción propagandística en varios ámbitos: nacional, estatal e internacional La acción del producto a realizar se analiza con cuidado y tiene un tratamiento en función del destino final. Un cartel será para enunciar un producto gadget... (exposición, gadget,…) mientras que otro será de complemento (un estuche para las postales), o bien se juzgará en la dimensión internacional sin palabras (la espardenya -alpargata- trabajadora símbolo de catalanidad democrática y popular en lucha, triunfadora contra la esvástica, símbolo representativo del autoritarismo despótico e inmoral). Creación de secciones especializadas que funcionan de forma autónoma Siguiendo la pauta del orden fundacional, el trabajo periodístico y propagandístico se organiza en áreas autónomas, estructuradas de forma ágil y dinámica mediante los departamentos jerarquizados que, con recursos financieros y materiales, introducen unos valores de operatividad. Siguiendo las pautas que Bertran i Musitu elabora con el SIFNE en la Francia democrática a favor de los levantados, Jaume Miravitlles dimensiona más recursos y medios, y destaca en el uso de los recursos visuales (films, carteles y arte) e intelectuales (visitas de periodistas). La labor de difusión se efectúa, pues, en múltiples ámbitos. Instrumento ágil de trabajo en todo el proceso de difusión propagandística Cuando se producen los bombardeos de Barcelona y otras ciudades, rápida-

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mente un fotógrafo entra en acción con una finalidad concreta: dejar testimonio gráfico de la barbarie. Ribas elaborará una crónica de los hechos. Sus copias se remitirán a los medios del exterior; en la prensa de Barcelona no hay ningún deseo de mostrar el desánimo ante el domino aéreo italiano del cielo catalán. Se organizarán actos en París y otras ciudades, se enviarán dosieres, informes, dossieres y material periodístico a los medios. El estilo de la inmediatez del periodismo impregna el trabajo del edificio de la Diagonal. No es una oficina burocrática más, no depende de ninguna Conselleria sino directamente de Presidencia. Innovación en la utilización de técnicas diversas: imaginativas y originales, compartiendo las sistemáticas y tradicionales Se comparte la utilización de formulaciones singulares, el uso de la radio es habitual, pero no lo es lo que nadie se espera. Así, un clérigo hará unas declaraciones radiofónicas en favor de la República, el orden y la catalanidad, dando una dimensión especial al uso del medio por excelencia en los años 30. La tarea de conseguir una proyección se realiza de forma metódica y constante. El número de periodistas, fotógrafos, mecanógrafos, diseñadores, auxiliares,... auxiliares... que trabajan en el Comissariat es notable. Así consigue un impacto social relevante. Comentemos solo, del análisis del fondo que presentamos, la figurita de «El més petit de tots» (El pequeñín). Se hace una partitura, un cuento, una figurita, un cartel. El escultor Paredes, a partir de un dibujo de Lola Anglada, crea la figurita de terracota y la primera que se fabrica se entrega al presidente Companys. La fotografía del evento aparece en la prensa. La Cobla, que con su música hace una gira por Europa no solo no crea déficit, sino que, con cien intervenciones públicas, consigue éxito financiero. Capacidad de movilización popular Uno de los objetivos del Comissariat es la implicación de la sociedad en la acción de defensa de la legalidad. Con este objetivo el centro organiza exposiciones en Barcelona, Madrid, París… pero también lleva a cabo una tarea evidente de difusión de lo que será la agitación en las calles, con manifestaciones, conferencias y mítines «monstruos» con decoración monumental, antecedentes de la modernísima promoción y publicidad que ocupa íntegra toda una fachada de edificio o crea gadgets promocionales. El Comissariat activaba telefónicamente, con notas remitidas por mensajeros (ciclistas), etc., una acción de contacto con las emisoras de radio y con la prensa de una notable eficiencia comunicativa. Los medios se harán eco del Comissariat porque se gana una credibilidad profesional indudable y la organización de los actos solo se interrumpe por cuestiones políticas, como un festival popular en Montjuïc que se anunciaba en invierno de 1936 y, sin motivos, deja de anunciarse y no se hará.

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Proyección de una cultura y una realidad como tema central No es un servicio de propaganda específicamente dirigido a la proyección del tópico mensaje corto, sea consigna o eslogan, el cartel triunfante, sino que nos encontramos frente a un complejo sistema en el cual la calidad formal, el valor referencial del contenido estricto y, finalmente, la cuidadosa elaboración durante el proceso tienen un papel notable. El mejor elogio que del Comissariat se puede hacer es que un franquista conserve materiales de la «propaganda roja» por su valor, no como botín de guerra, sino como material de interés. Así lo hace el reusense Josep M. Fontana, como explica en su libro de memorias y recoge Maria Campillo en su trabajo sobre la cultura catalana durante la Guerra Civil. Actividades Entre las diversas actividades que lleva a cabo, las ediciones y las exposiciones tienen un rango especial. Ofrecemos una primera aproximación al catálogo de los folletos, etc., que editó, y también de las muestras de agitación que fueron las exposiciones. A menudo Presidència de la Generalitat manifiesta en ellas su apoyo; de esta forma, Companys y Miravitlles inauguran una exposición, en el Saló de Sant Jordi. Contamos con fotografías, gráficos, etc., del acto. Se conmemora el aniversario de la revolución, se trata el 22 de agosto de 1937, y leemos en la portada del Diari de Catalunya que Tarradellas, Martí Feced, etc., la inauguran. El periódico también dice que la exposición se llevará a México. El Cónsul de este país asiste también a la inauguración de la exposición. Las oficinas del Comissariat son muy céntricas, activas y muy visitadas por los personajes interesantes y desde la óptica propagandística serán aprovechadas para la proyección. Un secretario judicial, Antonio Ruiz Vilaplana, será uno de los ejemplos de esta acción, pues se editará su testimonio en diversas lenguas y numerosas ediciones. Los periódicos anuncian su visita a Barcelona –Diari de Catalunya– indicando que está prevista para el día 22 de agosto de 1937. Dos documentos que evocan el clima del momento El retrato ambiental de Mary Low Mary Low hace un ácido retrato del personal de las oficinas de la Generalitat de Finances dirigidas por P. J. P. (en realidad Pau Fàbregas). En su Cuaderno rojo dice de Miravitlles: «Era un hombre joven, pulcro y de tez morena, y se estaba poniendo rechoncho. Había sido secretario del Comité de Milicias Antifascistas

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mientras existió. Le recuerdo sentado ante su escritorio, sonriendo con las manos cruzadas sobre su creciente barriguita. Su sonrisa era de una gran placidez. Justo entonces sonaba el teléfono».

Un ambiente de displicencia y eficacia envuelto del orden de la pequeña burguesía que tanto ha hecho funcionar, como diría Pla, a Cataluña. La anécdota de Low en su encuentro con el jefe de fotografía, Pere Català Pic, fue antológica. La miliciana revolucionaria austríaca se dirige al fotógrafo con la palabra de moda: –«Camarada». La respuesta, de glacial cortesía, fue: –«¿Señora?»

Low explica cómo trabajan en una amplia sala leyendo los periódicos recortados y enviando fotografías que los periódicos no publicaban. Con el ejército popular y las Jornadas de Mayo, Low, delegada del POUM en el Comissariat, pasa el invierno entretenida en el ocio urbano a la espera de una imposible revolución y en enero abandona la ciudad y el revólver que traía desde la retaguardia. Declaraciones de J. Miravitlles sobre el Comissariat

este

«A mediados de septiembre fundé el Comissariat de Propaganda de la Generalitat. Desde un principio intenté dar a este cargo de comisario un matiz no partidista y como yo no fuí conseller de la Generalitat, continué en el cargo hasta que el 9 de febrero de 1939, a pie, pasaba hacia el exilio la frontera francesa. Socialistas, comunistas y anarquistas querían la dirección del Comissariat de Propaganda, pero pensé que yo serviría mejor a Cataluña manteniendo la lucha antifascista a Ia vez distante y cercana de los partidos. Aunque el Comissariat representaba como una nueva rama de acción política, nunca se planteó como un servicio al estilo de Io que tenía por ejemplo Goebbels o del agit-prop de la Unión Soviética. Lo de comisario, que ahora suena tan mal, lo habíamos recogido de la Revolución Francesa. Este departamento fue el más activo, a la vez que el más espectacular y el más humano, si cabe, porque seguía ocupándose de la creación cultural de todo un pueblo, aunque éste se encontrara en guerra. Desde el principio yo me lo planteé como un organismo que debía intentar coordinar y promover los aspectos más creativos de la que po-

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hacía

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díamos llamar «cultura de guerra». A pesar de la guerra había una vida, unos artistas, una creación cultural que funcionaba y que había que darla a conocer y promoverla en lo que fuera posible. Los departamentos que mejor funcionaron en el Comissariat fueron los gráficos, de cine, y las publicaciones, sin olvidar el cartelismo, pero también fue muy importante la acción por la salvaguarda del patrimonio artístico de Cataluña. Si tuviera que decir desde el estricto punto de vista de la propaganda cuál fue el principal medio de expresión o al menos el más eficaz, diría que el gráfico en su triple vertiente de fotografía, cartel y cine. La televisión todavía no existía y la radio tenía su principal audiencia en la gente que no hacia la guerra, la que se quedaba en sus hogares. La fotografía adquirió plena importancia con la introducción de las cámaras Leica y el trabajo de reporteros tan excepcionales como Robert Capa, su mujer Gerda, y entre nosotros, por ejemplo, Agustí Centelles. Capa fue de hecho un corresponsal del Comissariat de Propaganda y reveló en los laboratorios del Comissariat su fotografía que le haría famoso mundialmente de un miliciano que es alcanzado por una bala enemiga. El Comissariat se convirtió en muy poco tiempo en la sede y el hogar de todos los periodistas, fotógrafos y cineastas que llegaban a Barcelona para informar sobre los acontecimientos de España. La experiencia del cartelismo también fue muy interesante, porque los carteles evolucionaron según las distintas etapas de la guerra y según los intereses ideológicos en los que tenían su origen. Al principio los carteles eran revolucionarios. Después se entabló una lucha de carteles «revolucionarios», promovidos por los anarquistas y otros «de guerra», promovidos sobre todo por los comunistas. Por fin los anarquistas, tras aceptar tomar parte en el gobierno, aplicaron al cartelismo todo el esfuerzo en orden a la consecución de la victoria. (...) La sección cinematográfica del Comissariat se llamaba Laya Films. Estaba dirigida por Joan Castañé, que había sido ayudante del realizador francés Jean Renoir. Con los materiales y las técnicas francesas que Castañé se había traído hicimos doscientos documentales. Además hacíamos resúmenes semanales que eran proyectados antes de cada película. Desde Perpiñán vendíamos a las principales distribuidoras mundiales en aquellos momentos (Universal, Paramount...). Teníamos una editorial que se llamaba Forja. Escogí la palabra porque sonaba igual en catalán que en castellano, en la que publicamos algunas cosas de arte y un álbum totalmente gráfico titulado Madrid sobre el ataque aéreo y artillero contra esta ciudad. Se editó también


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una revista que ha perdurado después, llamada Visión, totalmente gráfica, con textos en castellano, francés e inglés, distribuida a todo el mundo y con temas de orden económico, industrial y militar dedicados exclusivamente a la guerra. También editábamos Nueva Iberia, pero el más importante, al menos de tirada, fue el Boletín de noticias, editado en seis idiomas, castellano, catalán, francés, inglés, alemán y latín. Teníamos un archivo superior a cien mil fichas de personas de todo el mundo que recibían nuestro boletín. También distribuíamos la revista Amic, editada por la Conselleria de Cultura. Nosotros colaboramos en la operación de salvamento del patrimonio artístico de la Generalitat, que fue llevado a Moscú. Enviamos también un buque cargado de obras a América que fue interceptado en Gibraltar por un buque franquista. (...) El Comissariat también se ocupaba de la salida de los artistas hacia el exterior, de exposiciones ambulantes de fotografías y pinturas y documentos alusivos al esfuerzo militar e industrial de la guerra. También hubo fotografías de trincheras y escuelas contra el analfabetismo. Habíamos preparado teatro de títeres y marionetas con obras de autores catalanes y muñecos diseñados por artistas catalanes, pero esto no llegó a funcionar porque se precipitó el final de la guerra. “El més petit de tots” fue realizado por el escultor Miquel Paredes. Me lo presentó y yo pensé que podría convertirlo en mascota de la revolución. En principio la estatuilla se utilizaba para poner unas banderas diminutas. Sobre todo se vendía la bandera catalana, después la de la CNT, la comunista y la republicana. La estatuilla era un niño. Creía que en Cataluña el niño había sido un símbolo de amor. Le buscamos un nombre y nos decidimos por el título de una canción popular catalana (tres hermanos) que van a la guerra con un tambor, el pequeño lleva un ramo de “rosellas”, etc. La enviamos a Pío XII, etc».

Cuando se le pregunta si las actividades del Comissariat influyeron en la imagen que se tenía de España en el extranjero responde: «Desde luego que sí, y prueba de ello es que además de Ios artistas, periodistas, cineastas y hombres de cultura visitaron entonces la España republicana personalidades de la categoría de André Malraux, John Dos Passos, Ernest Hemingway, George Orwell, Simone Weill, Jean Giradoux, Ilya Ehrenburg, Tristan Tzara, Philippe Lamour, André Cayatte, Benjamin Péret, Gaston Bergery, André Philip y Clement Attlee, entre otros».

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Conclusión Jaume Miravitlles es hoy considerado una personalidad relevante en lo que respecta al periodismo y la difusión. Jaume Guillamet afirma12 que fue como comisario de propaganda «una síntesis interesante e innovadora de esta doble condición de político y de periodista», mientras que un contemporáneo, Josep M. Lladó, colaborador en el Comissariat y director de La Humanitat, dijo que Miravitlles era de los que tenía más prestigio: para los catalanistas había estado con Macià en Prats de Molló, mientras que para los republicanos era un hombre del Bloc, con lo cual recogía, al igual que Companys, sensibilidades diferentes a su entorno. El gran trabajo del Comissariat se puede constatar en numerosos aspectos. A modo de aproximación indicamos, en lo que respecta a exposiciones, las realizadas en París, Barcelona, Madrid, México... Así y sin ánimo de exhaustividad: Dieciséis meses de guerra… Madrid, 1937; Manifestació d’Art Català Pro Víctimes del Feixisme, México; Cinquanta anys d’esperanto, Barcelona, 1 a 12 de septiembre de 1937; Mostra d’art en París; Exposició Antifeixista, París, 1936, etc. Cerramos con las palabras de un periodista, Josep M. Lladó, que escribe: «Miravitlles demostró su capacidad de organizador y de gobernante, con una clara visión de las cosas. Su acción, muy bien encaminada desde su inicio y de evidente base popular fue reconocida hasta por el enemigo, pues la propaganda que dirigió fue muy superior a la suya, en calidad no solo plástica sino también ideológica y de sentido pragmático. No podemos olvidar la serie de carteles que encargó a los mejores especialistas de la época, como por ejemplo Carles Fontserè, ni tampoco aquella simpática y popular figura del «més petit de tots». Además, gracias a Jaume Miravitlles nuestra causa se internacionalizó tanto a través de esta propaganda inteligente y bien hecha, como porque hizo que acudieran a defendernos hombres de tanto prestigio como André Malraux…»13

En una entrevista manifestaba que Cataluña fue adalid del cine documento, que elaboraba semanalmente en catalán14 para Cataluña y en español para el resto de España y que se sintió especialmente satisfecho de esta labor y la recuerda con orgullo. He aquí una primera aproximación a un catálogo de publicaciones del Comissariat:

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EDICIONES Sin indicación de autor • 26 proverbios castellanos en acción, dibujos: Lluis V. Molné; Barcelona; Horta & Cia, 1937; 29 p.; 20 cm; il. Texto en español, catalán, francés e inglés. • La alimentación en tiempos de guerra, Barcelona, 1937; 132 p.; 16,5 cm. • Calendario de homenaje a Madrid, Barcelona, 1938, 15 p. • Cançoner popular internacional [Música impresa] = Cancionero popular internacional; Catalunya; selección y armonización por Josep Cumellas i Ribó; prefacio de Joaquim Pecanins [Barcelona]; Comissariat de Propaganda de la Generalitat de Catalunya, Secció de Música de la Generalitat de Catalunya, 1938; 1 partitura, 23 p.; 24 cm. Contiene: La tortolina; Serineta; Matinet me’n lleví jo; Maria; La gentil minyona; El mal de l’amor; El bon caçador; El petit segador, Cançó de beure; Els tres tambors. Prefacio trilingüe francés–inglés— catalán. Canciones folklóricas catalanas. • Cançoner revolucionari internacional [Música impresa] = Cancionero revolucionario internacional; recopilació i comentaris per = recopilación y comentarios por Otto Mayer; [Barcelona]; Comissariat de Propaganda de la Generalitat de Catalunya. Secció de Música, 1937; 2 v.; 25 cm; texto bilingüe catalán-español; Canciones y baladas revolucionarias. I: 20 p.; II: 21 p. • Catàleg d’edicions Flama, Barcelona, 1937; 16 p.; 20,5 cm. • Catalogne. Quelques chiffres sur l’économie... Barcelona, 1937; 36 p.; 18 cm. • Catalonia. Some economic dates about it, Barcelona, 1937 36 p.; 18 cm [Pies en francés, inglés, español y catalán.] • Cataluña. Algunos datos económicos sobre... Barcelona, 1937; 36 p.; 18 cm. • Cinquanta anys d’esperanto, Barcelona, 1937; 55 p.; 24 cm. Edición con motivo de la exposición que se celebra del 1 al 12 de septiembre de 1937. • Ciutadà què has de fer davant la premsa aèria? Barcelona (NAGSA, EC, SA); 60 p.; 2 p. (Consell de sanitat de guerra). • Comitè antifeixista i el Comissariat de Propaganda presenten l’Exposició esperantista, Barcelona, 1937, 8 p. • The cultural work of liberal gouverments in the Generalitat de Catalunya, Barcelona, SADAG, SA; 19 p.; 21 p. • Ids. en fr. • Guerra en España, Barcelona, 1938. • Madrid [Barcelona?]: 1937 impresión Barcelona: Industrias Gráfiques Seix i Barral 96 p.: il. Texto en catalán, español, francés e inglés.

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• L’obra normativa de la Generalitat de Catalunya: el Pla Tarradellas; Barcelona, Talle. Gràf. de la Soc. Gral. de Publicacions, 1937; 103 p.; 24 cm. • L’oeuvre culturelle des gouvernements de gauche à la Generalitat de Catalogne; Barcelona; Sadag, 1937?; 19 p.; 21 cm. • Problemes d’alimentació que planteja Ia guerra, s.l.]: s.d. 131 p.: il. • Problemas de alimentación que plantea la guerra, [s.l.]: s.d. 131 p.: il. • Revista Nova Ibèria: publicación mensual ilustrada [Edición en catalán] 1 (gen. 1937) -3/4 Barcelona: 1937 4 v.: il.; 36 cm. • The Salvage of Catalonia’s historical and artistic patrimony [Barcelona]: 1937 [38] p.: principalmente il.; 27 cm. • Le Sauvetage du patrimoine historique et artistique de la Catalogne [Barcelona]: 1937 [46] p.: il.; 27 cm. • Les veus de la intel·ligència i la lluita del poble espanyol, prólogo de Carles Pi i Sunyer; Barcelona, 1937; 78 p.; 20 cm. Colección: «Antecedents i documents», 7. • Visions de guerra i de reraguarda: història gràfica de la revolució, Sèrie A, retrospectiva; Núm. 1 (24 abr. 1937)- núm. 8 (9 oct. 1937); Barcelona: Forja, 1937; [8l v., fot; 20 x 25 cm. Periodicidad irregular; edición facsímile posterior, en un volumen, en Barcelona por Olañeta, en 1977, prólogo de Josep Fontana. Consta, principalmente, de fotografias de Agustí Centelles; también disponible en facsímile. Texto bilingüe catalán-español • Visions de guerra i de reraguarda: història gràfica de la revolució, Sèrie B, actualitats. Núm. 1 (17 abr. 1937); Barcelona, Forja, 1937-[193?]; fot.; 20 x 25 cm.; periodicidad regular; consta, principalmente, de fotografías de Agustí Centelles. También en facsímile. Con indicación de autor • Aberrigoyen, Iñaki de: Set mesos i set dies a l’Espanya de Franco; Barcelona, 1938; 102 p. • Aberrigoyen, Iñaki de: Siete meses y siete dias en la España de Franco, Barcelona, 1938. • Aberrigoyen, Iñaki de: Sept mois et sept jours dans I’Espagne de Franco; París, H.-G. Peyre, cop. 1938; 159 p.; I9 cm. • Altaba-Planuc, Ricard: Vuit mesos a la Delegació del Govern d’Euskadi a Catalunya [Barcelona?] [1937]; 56 p.; il.; 21 cm. Prólogo de Joan Santamaria. • Amat, Manuel: De quant escrivien les bèsties: lletres per a infants, dibuijos: Artur Moreno [Barcelona] 1937; 53 p.: il. 19 cm, il. • Anglada, Lola: El més petit de tots, Barcelona, 1937, 80 p. + 2 hojas, 18, 5 cm.

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• Anglada, Lola: El pequeñín, Sabadell, J. Sallent, 1937, 80 p. + 2 hojas, 19,5. m • Anglada, Lola: Le plus petit, Sallent, 1937, 80 p. + 2 hojas, 19,5 cm. • Basaldua, Pedro: El dolor de Euskadi, Barcelona, 1937. • Barca, F. X.: L’obra financera de la Generalitat en els sis primers mesos de la revolta: 19 de juliol del 1936 — 18 de gener 1937; Barcelona: Imp. Clarasó, 1937; 39 p.; 20 cm. Colección «Antecedents i documents», 9. • Barcino, Coronel: La batalla del Marne, Barcelona, 1938; 63 p.20 Ed. cat. • Barcino, Coronel: La batalla del Marne, Barcelona, 1938; 63 p.20 Ed. esp. • Bellmunt, Domènec de: La Revolució i l’assistència social; Barcelona; Imp. Clarasoó, 1937; 19 p.; il.; 20 cm; Colección «Antecedents i documents», 4. • Bertran, Lluís: La literatura catalana en el extranjero, Barcelona, Imp. Clarasó, 1937, 46 p. + 1; 18 cm. También en castellano y francés. • Capdevila, Carles: Àngel Guimerà [Barcelona]: Biblioteca Política de Catalunya, 1938; 69 p.; 21 cm; Colección «Homes de Catalunya». • Carner Ribalta, Josep: Poetes russos de la revolució; Barcelona, 1937; 42 p.; 28 cm. • Companys, Lluís: Troisième anniversaire de la mort de Francesc Macià; allocutionde S.E. le Président Lluís Companys [Barcelona]: [1936] 15 p.; 17 crn. • Companys, Lluís: Address of President Lluís Companys to the Parliament of Catalunya: march 1st, 1938 [S. l.]: [s. n.], [1938?] 14 p.; 17 cm. 1938. • Companys, Lluís: Discours prononcé par le Président de la Généralité de Catalogne à la session du 1er mars du Parlement Catalan [S. l.]: [s. n.], 14 p.; 17 cm. 1938. Discursos. • Companys, Lluís: Madrileños, Cataluña os ama, palabras pronunciadas por el presidente Companys, en el mitin celebrado en la Monumental el 14 de marzo de 1937, en ocasión del Día de Madrid; Fotos Agulló. Barcelona: 1937: Ultra; 110 x 77 cm. Cartel que remarca las palabras pronunciadas por Companys. • Companys, Lluís: El President Companys ha parlat: la paraula necessària, obligada i santificada per a tots els ciutadans de la República, la lluita del feixisme és contra els ideals que són l’essència de Catalunya... Barcelona: Imp. Elzeviriana, 1938, Cartel; 94 x 67 cm. Cartel en que el presidente de la en el que Generalitat anima al pueblo de Cataluña, para luchar contra los invasores y defender Cataluña, y escudo de la Generalitat. • Córdoba Orejón, Emiliano: Pensando en Burgos: estampas a través de la guerra; Barcelona, 1938; 106 p.

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• Chamson, André: Tornant d’Espanya: un testimoniatge, només; Barcelona, 1938; 78 p., 1 retrato. • Chamson, André: Rien qu’un témoignage: retour d’Espagne; 6e éd.; París, Grasset, cop. 1937; 127 p. • Chamson, André: Un testimonio: al volver de España; Barcelona, Servicio Español de Información. Ediciones Españolas, 1937, 115 p. • Créixams, Pere: Infants; Barcelona, [1936?]; [13] f. de lám.; Hojas sueltas recogidas en una carpeta. Texto en inglés y catalán. También está en francés, inglés y español: Enfants, Children, Niños. 11 p. + 1 lám. 40,5 cm. Presentación de C. A. Jordana. • Elias Bracons, Jaume: Xerrameques; Barcelona, Forja, 1938; 159 p.; Programas radiofónicos. • Gasch, Sebastià: La Pintura catalana contemporània; Barcelona, 1937, 37 p.; 18 cm. Colección «Aspectes de l’activitat catalana»; 4. • Gómez Maganda, Alejandro: ¡España sangra!; [Barcelona], [1937], 134 p.; 22 cm. • Gonzálbez Ruiz, Francisco: Jo he creguten Franco; Barcelona, prensa información municipal Forja, I937?. También ed. en fr. y esp. • Jean, André: Economic transformation in Catalonia: seen through the eyes of a foreigner; Barcelona, SADAG [1930]; 31p.; 21 cm. • Jean, André: Les étrangers chez nous, transformations économiques en Catalogne, Barcelona, 1936; 30 p. • Lladó i Figueres, Josep M.: 14 de Abril: Cataluña: es una democracia; [Barcelona]; 1936; 60 p.; 20 cm. Colección «Biblioteca política de Catalunya», Serie Fechas históricas. • Lladó i Figueres, Josep M.: 14 d’Abril: Catalunya és una democràcia; [Barcelona] Colección «Biblioteca política de Catalunya», 1938; 58 p. Serie Dates històriques. • Lladó i Figueres, Josep M.: El 19 de juliol a Barcelona; [S.l, s.n.], 1938; 108 p.; 20 cm. Colección «Biblioteca política de Catalunya». Serie Dates històriques. • Lladó i Figueres, Josep M.: El 19 de julio en Barcelona; [Barcelona], 1938; 110 p.; 20 cm. Colección «Biblioteca política de Catalunya», Serie Fechas históricas. • Lleonart, Josep: Comment je fais un cours, en commentant l’histoire de la civilisation Barcelona 137; 50 p. Colección «Aspects de l’activité catalane», 2. • Lleonart, Josep: Como hago un curso comentando la historia de la cultura; Barcelona; 1937; 48 p.; 18 cm. Colección «Aspectos de la actividad catalana», 2.

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• Lleonart, Josep: Com faig un curs comentant la història de la cultura; Barcelona, 45 p.; 18 cm.; Imp. Clarasó, Colección «Aspectes de l’activitat catalana», 2. • Martin, J. G.: Political and social changes in Catalonia during the revolution; (July 19th-December 31st 1936) [Barcelona], [1937?]; 42 p.; 21 cm. • Martin, J. G.: La transformation politique et sociale de la Catalogne durant la Revolution, Barcelona, 1937; 41 p.; 20,5 cm. • Merli, Joan: 33 pintores catalanes; Traducción del catalán por A. Nadal; Barcelona, 1937, 224 p.; il.; 23 cm. • Merli, Joan: 33 pintors catalans; Barcelona, 1937; 223 p.; il.; 23 cm. • Miravitlles, Jaume: Catalans a Madrid: impressions de viatge; Barcelona, Forja, 1938. • Miravitlles, Jaume: Catalanes en Madrid: impresiones de un viaje: artículos explicados en la prensa de Barcelona; Barcelona, Forja, 1938; 71 p.; il. • Miravitlles, Jaume: El testimoniatge de G. Bernanos. Les cimetières... Barcelona, 1938; 55 p.; 20. cm. • Miravitlles, Jaume: El que jo he vist a Madrid: texto taquigráfico de la conferencia realizada por el Comissario de Propaganda Jaume Miravitlles, ante los periodistas madrileños...= Lo que he visto en Madrid... [S.l.], Forja, 1937; 59 p.; 20 cm; Texto catalán y español. • Murià, Josep M.: La Revolució al camp de Catalunya; Barcelona, Imp. Clarasó, 1937; 20 p.; 20 cm; colección «Antecedents i documents», 6. • Murià, Anna: El 6 d’octubre i el 19 de juliol, Barcelona, Imp. Clarasó, 1937; 6 p.; 20 cm; Colección «Antecedents i documents», 11. • Navarro i Costabella, Josep: La Universitat de Catalunya; Barcelona, 1937; 74 p.; Colección «Aspectes de l’activitat catalana», 3. • Navarro i Costabella, Josep: La Universidad de Cataluña; Barcelona, 1937; 77 p.; colección «Aspectos de la actividad catalana», 3. • Orts Ramos, A.: La presidencia de Alcalá Zamora y el 6 de octubre de 1934; París, Tall. Tip. Association Hispanophile de France, 1937; 24 p.; 20 cm; Colección «Antecedentes y documentos», 5. • Orts Ramos, A.: La presidència d’Alcalà Zamora i el 6 d’octubre de 1934; Barcelona, Clarasó, 1937; 24 p.; 20 cm; Colección «Antecedents i documents», 5. • Orts Ramos, A.: La presidénce d’Alcalá Zamora et le 6 d’octobre de 1934; París, Association Hispanophile de France, 1937; 24 p.; 20 cm; colección «Antécédents et documents». • Orts Ramos, A.: Actitud de l’Església en l’aixecament feixista; Barcelona, 1937; imp. Clarasó, 22 p., 1 h.; 19,5 cm; Colección «Antecedents i documents», 12.

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• Orts Ramos, A.: La presidència d’Alcalà Zamora i el 6 d’octubre de 1934; Barcelona, Clarasó, 1937; 24 p.; 20 cm; Colección «Antecedents i documents», 5. • Ossorio y Gallardo, Ángel: L’esdevenidor d’Espanya: la meva fe en la victòria: raons; texto de la conferencia pronunciada en París por Ángel Ossorio y Gallardo Barcelona, 1937; I. p.; 22 cm. • Ossorio y Gallardo, Ángel: A un militar del otro lado, Barcelona, 1937, 8 p.; 15,7 cm; 2 ed. • Pagés Guix, Luis: La traició dels Franco: revelacions d’un falangista que ha viscut...; Barcelona, 1938; 51 p.; 20 cm. • Passarell, Jaume: Pompeu Fabra; Barcelona; Biblioteca Política de Catalunya, 1938; 60 p.; 20 cm; Colección «Homes de Catalunya». • Peramau, Salvador: El senyor Pèsol i altres plantes: Poemes per a infants; dibujos de Joan G. Junceda; Barcelona, Coop. Obrera d’Arts Gràfiques Avant, 1937; 84 p.; il.; 19 cm. • Perarnau, Salvador: Ales humanes: poemes per a infants; dibujos: Antoni Clavé; Barcelona, I. G. Seix Barral, 1938; 52 p.; il.; 19 cm. • Roure-Torent, J.: L’organització de l’exèrcit espanyol; Barcelona, Imp. Clarasó, 1937; 36 p.; 20 cm; Colección «Antecedents i documents», 2. • Rubió i Tudurí, Marian: La justícia a Catalunya: 19 de juliol del 193619 de febrer del 1937... Barcelona, [S.n.], 1 h.; 19,5 cm; Colección «Antecedents i documents», 10; Imprenta Clarasó, 1937. • Ruíz Vilaplana, Antonio: Lletra oberta als catalans, Barcelona, 1938; Imp. Clarasó, 23 p.; 19 cm. • Ruíz Vilaplana, Antonio: Carta abierta a los catalanes; Barcelona, 1938; 23 p. • Ruíz Vilaplana, Antonio: En dono fe...: un any d’actuació en l’Espanya nacionalista; traducido al catalán por Joaquim Vilà Bisa; 3a ed. Barcelona, 1937; 161 p.; 1937, 3a ed.; 161 p. • Ruíz Vilaplana, Antonio: Doy fe...: un año de actuación en la España nacionalista; [Madrid], Ediciones españolas, 1937; 158 p.; 20 cm. • Ruíz Vilaplana, Antonio: Doy fe...: un año de actuación en la España nacionalista; París, Imprimerie coopérative étoile, 193?; 255 p.; 1 h; 19 cm. • Ruíz Vilaplana, Antonio: Doy fe...: un año de actuación en la España nacionalista; Buenos Aires, Perseo, 1938; 205 p. • Ruíz Vilaplana, Antonio: Doy fe...: un año de actuación en la España nacionalista; Buenos Aires, La Nueva España, 1937; 204 p. • Ruíz Vilaplana, Antonio: Doy fe...: un año de actuación en la España nacionalista; Panamá, La Moderna, Publicación del Comité de Defensa de la Rep. Española en Panamá, R. P., 1937; 138 p.

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• Ruíz Vilaplana, Antonio: Burgos justice: a year’s experience of nationalist Spain; New York, Alfred A. Knopf, 1938; 241 p.; 20 cm. • Ruíz Vilaplana, Antonio: Sous la foi du serment: une année en Espagne nationaliste; París, Flory, 1937; 267 p. • Serrahima, Maurici: Joan Maragall; [Barcelona?]; Biblioteca Política de Catalunya, 1938; 90 p.; 20 cm; serie «Homes de Catalunya». • SIM: Doce escenas de guerra, Barcelona [1937?]; 13 p. Presentación en francés, inglés, español y esperanto. • Sinclair, Upton: No pasarán!: un relato del sitio de Madrid; Barcelona, 1937; 197 p. • Sinclair, Upton: No passaran!: una història del setge de Madrid; traducido del inglés por Carme Montoriol Puig; Barcelona, 1937; 179 p.; 2ª ed.; 1938. • Tasis, Rafael: La revolució en els ajuntaments; Barcelona: 1937; 34 p.; 20 cm; Colección «Antecedents i documents» • Tasis, Rafael: Les pedres parlen: fulls d’història de Catalunya; dibujos: Xirinius; Barcelona, Ed. Flama, 1938; ed il. 20 cm. • Tasis, Rafael: Les pedres parlen: fulls d’història de Catalunya; Barcelona; [1938]; 64 p., il. Setmana de l’infant, 1938. • Tasis, Rafael: La littérature catalane moderne; Barcelona 1937; 83 p.; colección «Aspects de l’activité catalane», 1. • Tasis, Rafael: La literatura catalana moderna; Barcelona, 1937; 81 p.; 18 cm; Colección «Aspectes de l’activitat catalana», 1. • Tasis, Rafael: La literatura catalana moderna; Barcelona, 1937, 81 p.; 18 cm; colección «Aspectos de la actividad catalana», 1. • Torrent, Joan: La Presse catalane depuis 1641 jusqu’à 1937. Essai d’index par Joan Torrent; avec la colaboration de Francesc Carbonell, Josep Monfort et Rafael Bori, journalistes [Barcelona]: [Commissariat de Propagande de la Généralité de Catalogne], [1937] 166 p.; 23 cm. En la portada: Agrupació Professional de Periodistes. • Trentin, Silvio: Deu anys de feixisme totalitari a Itàlia: de la instal·lació del tribunal especial a l’establiment de l’imperi; Barcelona, Forja, 1938; 192 p.; 20 cm. • Valldeperes, Manuel: La Força social i revolucionària del teatre; prólogo de Ramon Vinyes; Barcelona, Forja, 1937; 71 p. • Valldeperes, Manuel: Els Perills de la reraguarda; Barcelona, Forja, 1937; 28 p. • Vila, Pau: La fesomia geogràfica de Catalunya; Barcelona, 1937; 42 p., [1] f. de map. pleg.; il., • Vinyes i Cluet, Ramon: La ideologia i la barbarie dels rebels espanyols; Barcelona, Imp. Clarasó, 1937; 35 p.; 20 cm; Colección «Antecedents i documents», 8.

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• Urgell, Josep: Miquel Badia; Barcelona, Norma, 1936; 57 p., [8] f. de lám.; 18 cm; colección «Homes de Catalunya» [Mismo título que la serie homónima pero seguramente el Comissariat no participó]. • Xuriguera, Ramon: Goya: pintor del poble; Barcelona, 1937?; 28 p.; [10] p. de lám.; il. Colección. «Antecedents i documents», 1. PROPAGANDA octavillas • La Catalogne —pays pacifique– a toujours representé le type même du pays non–militariste... Mais... fut attaqué par les formations armées de l’imperialisme militaire... Et ce peuple... a créé une méthode de guerre, une véritable organisation militaire [microforma] Cambridge, Mass.; Harvard College Library, 1980; 1 microfitxa; 11 x 15 cm. Colección «The Blodgett collection of Spanish Civil War pamphlets». Barcelona, [1936?]. • Camarade [[microforma]] de gouvernement de la Généralité de Catalogne... a créé un Commisariat de propagande… donnez-vous votre adresse, suggerez-nous des formules d’action… constituez des comités de soutien; Cambridge, Mass.; Harvard College Library, 1980; 1 microficha; 11 x 15 cm. Colección «The Blodgett collection of Spanish Civil War pamphlets»; Barcelona, 1936. PROPAGANDA objetos • La Mascota de la revolució; El més petit de tots; Precio: 3 ptas. [Barcelona]; Generalitat, [1937] Barcelona, Gráfica Manen, cartel il.; 99 x 70 cm.; Niño con la bandera catalana en una mano y el puño levantado. Es una reproducción en terracota del dibujo de Lola Anglada; Carteles políticos. 3 ptas. • Per Catalunya, insígnia de solapa, con el escudo oficial de la Generalitat. 1,25 ptas. Color plata. • Miaja. Terracota. PRENSA • Amic: rev. de cultura, difusión en el frente. • L’Avantgarde: Journal du front, núm. 21 (27-lll-1937), núm. 15 (16-X1937); 4 p; 4400 x 330 cm. Ed. por Foyer du Français Antifasciste dirigida a los franceses residentes en Cataluña). • Butlletí especial per als catalans absents de la Patria: Generalitat de Catalunya, Presidencia Generalitat y Comissariat, Barcelona, [1937-1938?] 26 cm; Periodicidad irregular, empieza el 3 de junio de 1937; Las dimensiones varían.

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• Comunicat de prensa: Servei d’Informació Internacional, 1936 (núm. 1), núm. 524 (1938) y una segunda serie paralela, ediciones en catalán, español, francés, inglés, alemán y esperanto. • Comunicat de premsa: Generalitat de Catalunya, Presidencia, Ed. catalana, núm. 300 (21 de septiembre de 1937) núm. 1 B (24 de sept. de 1937) -Barcelona, [1936-1938], 27 cm periodicidad irregular. Se edita también en español y en inglés publicada por la Generalitat de Catalunya, Presidencia, Servei d’Informació Internacional, 1938. • Visió: (dedicada a imágenes, fotografía). • Journal de Barcelona: París. 1937. • Mallorca Nova, Butlletí d’informació: núm. 1 (1-VI-1937); núm. 12 (!— 1938), 25 x 27. • Nova Iberia: [Edición en español] Barcelona: [1937]: Il.; 36 cm.; mensual. • Revista Nova Ibèria: Mensual ilustrada [Edición en catalán]; 1 (enero 1937)-3/4 Barcelona, 1937. il.; 36 cm; periodicidad mensual. Cada ejemplar es un núm. monográfico en español, francés e inglés. CARTELES • 6 d’octubre - 19 de juliol un acte imponent d’afirmació antifeixista; Companys parla a les Milícies. 6 de octubre - 19 de julio: un acto imponente de afirmación antifascista: Companys habla a las Milicias. [Barcelona]; [I937?] Cartel; 52 x 55cm; texto en catalán y en español. Fotografía de Lluís Companys en un acto multitudinario. •A las cuatro de la tarde inauguración, en los salones de la Delegación de la Generalidad, de la exposición Dieciseis meses de guerra…Cataluña en la guerra por Jaume Miravitlles… Madrid, Unión Poligráfica, [1937]; Cartel; 61 x 88 cm. Cartel anunciando la Exposició i conferència. • Organitzem festivals esportius a profit de les milícies, Barcelona, 1936, 100 x 71. • 28 de març. Homenatge a Clavé. Barcelona, Fábregas, c. 1937, 125 x 90. • Casal de la Cultura: La revolució actual requereix l’aportació de tots els ciutadans conscients a l’obra de reestructuració de la nova societat... Inscriviu-vos-hi! Barcelona, [1938?] Barcelona, Fotolitografía Bargunyó, Empresa colectivizada, Cartel (2 hojas), litografía, dos tintas; entero 136 x 99 cm. • Catalans, Catalunya! «A José Juan Jert, 100 pesetas, y a Javier Gibert Porrera, 100 pesetas por hablar en catalán de mesa a mesa, en el comedor de un hotel», San Sebastián, 6 enero 1938, II Año Triunfal, Barcelona, Grafos, [1938] Cartel; 100 x 73 cm.; Fotografía del periódico La Unidad, en el cual se recoge la noticia «A Juan José Jert...»

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• Catalans!... 11 de setembre, 1714-1938 [Sl. s.n.], 1938, Barcelona Grafos E. C.; Cartel, il.; 100 x 68 cm. Litogr. col. Cataluña simbolizada por una mujer joven con la bandera ofrece el laurel de la victoria a un guerrero. • Els Voluntaris de Catalunya per a defensar la nostra Pàtria [Barcelona]; Secretaria de Propaganda, [1938] Cartel, reproducción fotomecánica 40 x 30 cm. Un soldado con una ametralladora, otro detrás suyo con una bayoneta y, en último término, una figura femenina, alegoría de Cataluña, que lleva en la mano el laurel de la victoria. • Gran Teatre del Liceu, Teatre Nacional de Catalunya: 14 de abril de 1937 concierto en conmemoración del VI aniversario de la proclamación de la República en honor y provecho del heróico pueblo de Madrid, conjunto sinfónico de 93 profesores de orquestra, dirigido por el maestro Eduard Toldrà...; Organizado por el Comissariat de Propaganda de la Generalitat, Secció de Festivals; [Barcelona]: Imp. Gutenberg, I937 204 x 88 cm.; Cartel que anuncia el concierto. • Diada de la Bona Voluntat 18 i 23 de maig del 1937. Festa dels Infants, 40 x 26, Barcelona, 1937. • Diada homenatge a les víctimes dels bombardeigs de Barcelona i Comarques de Catalunya a profit de llurs famílies: dia 25 d’abril del 1937...: organizado por la Secció de Festivals Benèfics... Cartel; 65 x 47 cm. Fotogr. tres tintas sobre papel satinado. Barcelona, 1937. • Dones: La dona a la reraguarda us espera: Avinguda 14 d’abril 389 baixos [Barcelona]: [1937?] Cartel: il.; 98,5 x 68 cm. Heliogr. y fotogr., dos tintas. En la retaguardia las mujeres se encargan de los enfermos y los huérfanos. • En los hogares catalanes falta pan, nunca ha faltado pan a los refugiados; en Barcelona: Graf. Manen, Control Obrero [1936?] Cartel; 70 x 100 cm. • Espanya en guerra: Exposición. Cartel; 100 x 71,5 cm. Fotografía a tres tintas. Representación de casas bombardeadas, soldados y chico en primer término. • Espanya pot reclutar entre els seus fills i Catalunya 100.000 voluntaris [Barcelona]: Subsecretaria de Propaganda, [1938] Cartel: reproducción fotomecánica; 40,2 x 30cm. Un soldado con una ametralladora, otro detrás con una bayoneta y, en último término, una figura femenina, alegoría de Cataluña, que lleva en la mano el laurel de la victoria. • Els estranguladors del poble espanyol: les veritables raons de la falsa neutralitat la Constitueixen els interessos internacionals invertits a Espanya [Barcelona]: [1937?]. 1 cartel; 114 x 84 cm. • Festa dels infants a tot el món: 18 y 23 de mayo de 1937 día de la buena voluntat, organitzado por el Comissariat de Propaganda de la Generalitat de Catalunya y Ràdio Barcelona [S.l.: s.n], 1937, Cartel; 40 x 26 cm. • L’Exèrcit regular ens donarà la victòria. Tothom a les ordres del govern de la Generalitat, Barcelona, 1937, 100 x 70.

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• Le Foyer antifasciste français patroné par le... El Hogar del francés Antifascista patrocinado por el Comissariat de Propaganda de la Generalidad de Cataluña [Barcelona]: [1937?] [8] f.: todo il.; 18 cm. Texto en francés y español Foyer antifaste français – libro de láminas. • Gràfic del moviment facciós a Barcelona: 19 de juliol de 1936, l’esforç del poble guanya la primera batalla en els carrers de Barcelona… Barcelona: [1937]: Impr. Elzeviriana. Cartel; 88 x 57 cm. • Ha sortit el núm. 3-4 de Nova Ibèria, Barcelona: [1937?]: Gráf. Ultra 1 cartel; 100 x 69 cm. • Kion vi faras por eviti tion: geesperantistoj el la tuta mondo agu energie kontrau la internacia fasismo! [Barcelona]: Eldonita de [1937?] Barcelona: Gráf. Ultra S.A Cartel: col.; 100 x 70 cm. • La Mascota de la revolució, el més petit de tots [Barcelona] [1936] Cartel 100 x 70 cm. Fotografía de mascotas de la revolución avanzando. Con indicación de autor • Bas Blasi, Martí: Feu tancs... tancs... tancs... tancs...! que són els vehicles de la victòria; Barcelona, [1937?]: Gráf. Ultra; Cartel en cuatro partes; 200 x 140 cm. en partes de 100 x 70 cm. • Bas Blasi, Martí: Defenseu-vos dels atacs aeris, els efectes del bombardeig aeri són molt més temuts que reals... [etc.] Barcelona, Gráf. Ultra, [1938?] Cartel; 50 x 35 cm. • Bas Blasi, Martí: 7 mesos de guerra! Exposición antifascista; S.D.P.; Barcelona, Gráf. Ultra, [1937?]; Cartel; 125 x 88 cm; dibujo de bombas y de una casa bombardeada. Sindicat de Dibuixants Professionals (Barcelona). • Català Pic, Pere: Aixafem el feixisme; Fotografía de P. Català [Barcelona] [1936?] Cartel; 100 x 70 cm; fotografía de un pie calzado con una alpargata pisando una cruz gamada. • Clavé, Antoni: Catalunya. ajudeu els vostres germans del front!: lliureu la batalla de la sembra [Barcelona]: [1938?] Cartel; 100 x 70 cm. Fotografía de un campesino sembrando y otro arando. • Fabregas Fabregas, Ricard: Ciutadà....· Nova Ibèria: si t’interesses per la nova estructuració de tots els aspectes de la vida, llegeix la revista mensual Nova Ibèria [Barcelona]: Gráf. Bobe, industria colectivizada CNT-UGT, [1937?] Cartel; 115 x 85 cm. • Fabregas Fabregas, Ricard: Setmana d’ajut català: Juliol 1937 amb la col·laboració dels casals d’ERC i les JEREC. Barcelona: Atlàntida, 1937 1 cartel; 114 x 84 cm.

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• Fabregas Fabregas, Ricard: Sempre! Catalans: Catalunya! [Documento gráfico] 11 de septiembre [Barcelona 1936?] Cartel 110 x 77 cm; dibujo del monumento a Rafael Casanova. • Renedo, F.: Jo he cregut en Franco; Cartel sobre la obra Jo he cregut en Franco, de Francisco Gonzálbez Ruiz. • Sala: L’Exèrcit regular ens donarà la victòria: Tothom a les ordres del govern de la Generalitat [Barcelona]: [1937] Cartel: 100 x 71 cm. Litogr. dos tintas. Una escopeta y un casco militar simbolizan el ejército. • Sala: [Casc i fusell] [Barcelona] [s.n.], [1936?]; Cartel; 100 x 70 cm; fotografía de un casco y un rifle representando el ejército popular, Exèrcit Popular de Catalunya. AUCAS • Auca del noi català, antifeixista i humà: [Barcelona] [I936?] Cartel; 50 x 35 cm. Auca núm. 2. • Aleluyas de la defensa de Madrid: [Documento gráfico] [Barcelona], [1936?]; Cartel; 50 x 35 cm. • Aleluyas de la defensa de Euskadi: [Documento gráfico] [Barcelona] [1936?] Cartel]. • Como el fascio se derrumba frente al valor español o de la cuna a la tumba: [Documento gráfico] [Barcelona] [1936?] Cartel. • Auca del treball a Catalunya: [Barcelona] [1936?] Cartel; 50 x 35 cm.; Auca núm. 4. • Auca moguda i ben vista de la vida de Joan Cuba prototipus d’arribista: [Documento gráfico][Barcelona] [1936?] Cartel; 50 x 35 cm.; • Auca del moro feixista: [Barcelona] [I936?] Cartel; 50 x 35 cm.; Auca núm. 7. • Aleluyas de la defensa de Euskadi: [Barcelona], Comissariat de Propaganda de la Generalitat de Catalunya, [1936?] Cartel; 50 x 35; • Auca de Queipo de Llano: [Barcelona] [1936?]; Imp. Elzeviriana y Llib. Camí; Auca: reproducción fotomecánica; 122 x 88 cm. • Auca del noi català antifeixista i humà = Vida del niño altruista catalán antifascista = Images du bon gamin anti-fasciste et humain = Life of a Catalan, free as a Catalan’s [sic] must be: dibujos: Josep Obiols; Barcelona, 1937; [54] p.; il. col.; 19 cm. Texto en catalán, español. • Auca de la lluita i del milicià: [Barcelona] [I936?] Cartel. • Auca del petit burgés que sembla molt i no és res; [Documento gráfico] [Barcelona] [I936?] Cartel. • De la taverna dels «don» i dels «senyors» a la taverna dels «camarades»: [Barcelona] [1936?] Cartel.

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• De com en Gep i la Rosa van prendre tranquil·lament café i copa a Saragossa: [Barcelona] [1936?] Cartel. OTROS • Partitura El més petit de tots. Música impresa sobre la música popular de Els tres tambors, creación de Emili Vendrell, 4 p. 32 a. 1937. B. A. Boileau. • Rodolfo Halferr: Per a la tomba de Lenin. Variaciones escritas por encargo de la Secció de Música. FOTOGRAFÍA Las seis mil fotografías conservadas en el Arxiu Nacional de Catalunya en álbumes preparados a este efecto presentan aspectos de las actividades que el Comissariat desarrolla: exposiciones en Barcelona y fuera de la ciudad, las oficinas interiores con montañas de propaganda a punto de ser enviadas, las imágenes de los bombardeos, de la vida cultural y social en Barcelona por parte de los refugiados, los niños, la vida al frente, el combate, la lucha. El avance hacia la victoria, los barcos de guerra, actos públicos en la retaguardia, etc. Es una esplendida colección, digna de ser editada, que mostraría –con las anotaciones convenientes, pues en la mayoría de catálogos fotográficos se encuentran lagunas o interrogantes– una imagen de la guerra. Hemos estudiado estas seis mil imágenes y habría que complementarlas, con un millar o dos más, también del mismo origen, que no se encuentran en el susodicho fondo y que se conservan en la Biblioteca Nacional de Madrid, en algunos casos junto a doce copias o más; lo que significa, –como avala el sello que llevan del Comissariat de Propaganda– que forman parte del mismo fondo. Convendría que volviesen a su archivo de origen, puesto que fueron hechas por fotógrafos como Ribas, que recibieron el encargo y su paga de esta organización.

Notas 1.- Publicado en FIGUERES, Josep M.: Periodisme en la guerra civil. Barcelona, Publicacions de l’Abadia de Montserrat, 2010. 2.- Diari Oficial de la Generalitat de Catalunya, 279 (5-X-1936), p.1. 3.- Entre otros: 8-IX-1937, 4-X-1937, 25-I-1938, 28-I-1938, 15-II-1938, 2-III-1938, 4-III-1938, 21-III-1938, 22-III-1938, 9-V-1938, 7-VI-1938, 2-VII-1938, 13-VII-1938... 4.- Reportaje con entrevistas a varias personas con la misma pregunta. 5.- La Veu de Catalunya, 26-XI-1936. 6.- La Humanitat, 20-X-1936.

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JOSEP MARIA FIGUERES 7.- Manifiesto del Comissariat de Propaganda de la Generalitat. «Treballadors i antifeixistes a Catalunya», La Veu de Catalunya, 8-XI-1936. 8.- La Veu de Catalunya, 13-XII-1936. 9.- La Humanitat, 5-IV-1938. 10.- MURIÀ, Josep M.: Vivències d’un separatista, Barcelona, El Llamp, 1985, p. 70. 11.- TASIS, Rafael: «Els llibres», La Publicitat, 27-VI-1937; cf. CAMPILLO, María: Escriptores catalans i compromis antifeixista (1936-1939), Barcelona, Curial-Publicacions de l´Abadia de Montserrat, 1994. p. 152. 12.- GUILLAMET, Jaume: «Miravitlles, periodista», Empordà Federal, 21 (noviembre 1988). 13.- LLADÓ, Josep M.: «Jaume Miravitlles, un lluitador exemplar», Serra d’Or, 351 (febrero de 1989) 14.- PÀMIES, Josep M.: «Met Miravitlles: vida i miracles d’un supervivent de Prats de Molló», Oriflama, 8 (julio de 1977).

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CUARTA PARTE

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1 La prensa excursionista durante la posguerra1

El decreto sobre prensa dictado en abril de 1938 es bastante explícito sobre el tipo de prensa que permitirá el nuevo régimen; dadas sus características, parece coherente que la editada en catalán, al margen de cualquier ideología y tipología, quede prohibida, sea perseguida y destruída y deba recurrir al exilio, la clandestinidad o al pequeño margen de maniobra que permite la legalidad, la llamada «escletxa» (rendija). Esencialmente, entendemos por prensa aquellas publicaciones que aunque sean impresas con medios modestos, como una sencilla máquina de escribir y con copias de papel de cebolla, tienen a los lectores como finalidad primera y que ven la luz de manera periódica. Otros detalles pueden ser variables (formato, cabecera, numeración de páginas…), pero básicamente, los datos obvios que debemos retener son la intención, la periodicidad y la difusión. Por prensa excursionista entenderemos la que reúne estas características con una temática común, a pesar de la especialización en que irá evolucionando. Así, la prensa monográfica de esquí, submarinismo, espeleología, alpinismo, etc., es también considerada como elemento substancial y elemental de la prensa excursionista. No es así en otras publicaciones de investigación, que si bien tienen concomitancias con el excursionismo, responden, según los editores y los directores, a unos objetivos de investigación profunda en materias colaterales. Son las publicaciones de historia, arqueología, lengua, ciencias naturales… que a pesar de que en un primer momento, a raíz del nacimiento del movimiento excursionista en Cataluña iban de la mano, actualmente es necesario considerarlas en bloques diferentes por la evolución misma del excursionismo, que ha derivado hacia una vertiente más deportiva y menos de estudio y por la misma caracteriología de la prensa científica en catalán.

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Estos dos factores han condicionado la prensa excursionista y, hoy, en su totalidad, son publicaciones de un centro, entidad, asociación o sección que informa de actividades pasadas o futuras, glosa la actualidad y su problemática, menciona noticias de interés para los asociados y es una plataforma para la opinión diversa y variada sobre el país, la cultura en un sentido general y, más concretamente, sobre vivencias personales o colectivas de sus miembros. También resulta necesario hacer referencia al hecho de que la prensa excursionista es de difusión cerrada, siendo sus lectores, mayoritariamente, los socios de la entidad, que es al mismo tiempo, la empresa editora. No existe, en general, la difusión libre, es decir, la venta directa, y se distribuye mediante la suscripción, incluida en la cuota de socio del lector. Huelga constatar, en esta temática periodística, la inexistencia de diversas publicaciones: una de estudios teóricos sobre aspectos científicos del excursionismo, otra sobre divulgación general y abierta a todos aquellos que no sean socios de un centro, es decir, una revista de alta cultura excursionista con aportaciones sobre técnica, historia, etc., y con los resultados de las expediciones realizadas, y otra publicación que fuese una herramienta de divulgación de aspectos atractivos diversos del mundo y de la vida excursionista. El papel de estas revistas está representado, en la práctica, por tres buenas publicaciones –Muntanya, Vèrtex y Excursionisme–, que incluyen alguna de las facetas a que nos hemos referido, a pesar de que no dudamos que las dos revistas ideales que hemos citado existan en otros países y que serían un buen elemento para contribuir al estudio en el primer caso y a la divulgación en el segundo. Si hemos dicho que el tanto por ciento absoluto de las publicaciones excursionistas son al mismo tiempo órganos internos de entidades excursionistas, hay diversas excepciones como son las revistas que en una entidad de tipo cultural, como por ejemplo el Centre de Lectura de Reus, han alcanzado, como es lógico, todas las secciones de la casa, y el excursionismo es una parte de sus contenidos. En otros casos, ha nacido una revista de una asociación local que ha tenido la voluntad de proyectarse sobre toda una ciudad, en la que no había otras publicaciones. Su vida interior, con la sección excursionista incluida, ha pasado a un segundo plano: es el caso de Cultura, de Valls, editada por la Associació d’Antics Alumnes de l’Escola de Mestratge Industrial, en la que el excursionismo se trata en unas pocas páginas. La revista, sin embargo, ha conseguido un protagonismo periodístico y cultural considerable. Represión y resistencia Ha sido necesario titular utilizando las palabras «represión» y «resistencia» este epígrafe que comprende los años que van desde el final de la Guerra Civil

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Española y la promulgación de la ley de prensa de 1966, ya que significan una aproximación a una realidad dura y complicada para los que estiman el montañismo, que como señala Josep M. Ainaud de Lasarte2, es la gente que guarda un ideal, compartido o no por todo el pueblo: ideas que tenían unas dimensiones universales, grandiosas, transatlánticas…, y claro, la montaña no era poca cosa para el nuevo régimen. Se impidió el acceso por miedo a los maquis y para evitar las fugas hacia el exilio. Todo el nuevo corpus legal que incluía prohibiciones para constituir asociaciones, crear y difundir publicaciones, obstáculos para editar, difundir y proyectar obras en catalán, a pesar de que fuesen simples guías turísticas o itinerarios geográficos, la necesidad de salvoconductos para viajar, era realmente insalvable para los que estaban en el Principado y querían seguir las huellas de la gran fuerza del movimiento excursionista, nacido a finales del siglo XIX y vertebrado muy pronto en instituciones diversas, hasta la constitución, en 1890, del Centre Excursionista de Catalunya (CEC). De las primeras publicaciones, como L’Excursionista (1878-1891), el Butlletí de l’Associació d’Excursions Catalana (1878-1890), con sede en Barcelona, hasta los más diversos lugares del país, brotan publicaciones dedicadas al excursionismo. El Cingle (Granollers, 1916), Nostra Comarca (Sabadell, 19211924), Sempre Avant (Tarragona, 1931), etc. Componer la relación de las publicaciones aparecidas como boletines y portavoces de las entidades es realizar también la historia del excursionismo catalán. Así, en la Enciclopèdia de l’excursionisme3, las referencias a los boletines y a las revistas internas de clubes, agrupaciones y uniones serán constantes y permitirán observar la gran fuerza que tuvo el excursionismo en la sociedad catalana. La vinculación social del excursionismo abarca todos los estamentos sociales. Incluso los títulos de algunas revistas así lo reflejan. Como el Butlletí de la Secció Excursionista del Ateneo Tarraconenese de la Clase Obrera (Tarragona, 19181921). También incluye todas las materias de interés para el estudio cultural o científico: folklore, botánica, arqueología, geología, meteorología, cartografía, etc., y hace de puente entre los especialistas y el hallazgo –documental, monumental, natural…–, gracias a la noticia dentro del boletín, la monografía especializada o el simple comentario verbal. Se colabora en la reconstrucción de monumentos, se denunciaban públicamente los destrozos, se divulga el conjunto arquitectónico olvidado con exposiciones de dibujos o fotografías, en definitiva, desde el excursionismo se trabaja para la custodia del patrimonio colectivo de Cataluña. En lo que se refiere al aspecto humano, la tarea desarrollada por las entidades y sus órganos de expresión fue también de gran envergadura: la canalización de un sentimiento de fraternidad y de compañía difícil de encontrar en la ciudad

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era, salvando las distancias, la realización de un turismo con rostro humano. Todas estas peculiaridades del excursionismo fueron suprimidas radicalmente. Era necesario empezar de nuevo. Las publicaciones editadas en Terrassa, por ejemplo, en el periodo de 1910-1940 son diecisiete, mientras que en un mismo número de años, en el espacio de tiempo comprendido entre 1940 y 1970, son solo cuatro. Durante la Guerra Civil Española desaparecieron cuatro publicaciones, y en la posguerra, una continua, y nacen tres nuevas. La guerra y sus consecuencias todavía perviven en nuestra sociedad mediante el efecto negativo de la involución lingüística, cultural, etc., que ha hecho retroceder más de medio siglo las conquistas anteriores a la contienda. Josep Iglésies, en la visión de conjunto que lleva a cabo en la Enciclopèdia de l’excursionisme4, cita que de los 236 grupos reconocidos antes de 1936, sumándole los no reconocidos la cifra se eleva hasta 306, aproximadamente, en 1950 solo se habían reorganizado medio centenar. La cifra también coincide, a grandes rasgos, con el total de publicaciones del periodo que hemos podido recoger: sesenta y una. En cuanto a las dificultades, puede ser ilustrativo el dato de la obtención de permisos para la nueva construcción del chalé derruído en Ull de Ter: el proyecto es del año 1949 y hasta el 1959 no se inauguró la nueva instalación5. cómo No es necesario indicar como el catalán está proscrito en el reinicio de las entidades excursionistas y en su prensa. La lengua tiene que ser forzosamente el castellano. Así naceran las publicaciones hechas por catalanes, con la temática señalada, en una lengua que no es la propia de Cataluña, y eso pesará en muchos puntos de la geografía catalana, como se muestra en el cuadro siguiente6: Cuadro IV.1.1. Publicaciones en lengua castellana de los clubes excursionistas catalanes (1940-1961) Título Ciudad Año de reinicio Granollers 1940 AE Granollers Manresa 1942 CE Comarca del Bages Sabadell 1943 AE Terra i Mar Sabadell 1943 CE Sabadell Sant Cugat 1944 Delegació CM Barcelona Lérida 1945 Delegació CEC Sabadell 1946 CE del Vallès Olot 1946 Delegació del CEC Terrassa 1948 CM Terrassa Vic 1948 UE de Vic Sta. Coloma de Gramanet 1948 CE Puig Castellar Reus 1948 AE de Reus St. Vicenç de Castellet 1954 CE St. Vicenç de Castellet Amposta 1955 AE Amposta Vilanova i la Geltrú 1957 Delegació AE Catalunya Mataró 1958 UEC Mataró Montblanc 1958 Delegació CE Collserola Valls 1961 Antics AAEEMMII Rubí CE Rubí

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Lo que podemos estudiar en las comarcas del Principado también se convierte en triste recopilación de Barcelona. Cabe remarcar, no obstante, que las publicaciones excursionistas son escasas alrededor de los territorios de habla catalana, en tantos países hermanos, es decir en el País Valenciano (3), en las Islas Baleares (2) y ninguna en la Cataluña Norte. Si en las comarcas de Cataluña hemos encontrado diecinueve revistas en castellano, en Barcelona se le suman veintiuna más, sin tener en cuenta las de tipo general que, por una razón u otra, tienen más difusión, que son doce. Una cincuentena de publicaciones escritas en castellano, atendiendo a nuestro amplio criterio, ya que en la relación de las revistas escritas en catalán hemos incluido más de una que, seguramente, es bilingüe aunque su título sea en la lengua de Bernat Metge. El cuadro siguiente muestra la relación de publicaciones excursionistas en español en la ciudad de Barcelona. Cuadro IV.1.2 Publicaciones excursionistas en lengua castellana (Barcelona, 1940-1961) Título Año de reinicio 1940 CE Poblet 1941 CA de Núria 1942 CE Els Blaus 1942 AE Montblanc 1943 AE Muntanyà 1943 CE Mar y Cielo 1943 AD Caia (Isards) 1943 CE Montnegre 1947 Centre Ciclista Poble Nou 1947 Dinamic Club 1947 S. Dep. Aguila 1948 AE de Et. y Folk. de B. 1950 SE Foment Martinenc 1950 Penya E. Guimerà 1951 Club Esquí Puigmal 1951 CE i Folklòric de la Barceloneta 1952 UEC 1953 CE SD La España Industrial 1961 CE Sant Martí 1980 UEC de Sants

Las publicaciones que serán, dentro de cada especialización, de un alcance más general son doce, como veremos en seguida, y el proceso de catalanización es muy lento, como se puede comprobar con las fechas de la segunda columna. En general, se empieza incluyendo poemas y temas folklóricos y, a medida que las circunstancias y la presión sobre los redactores y las entidades lo va permitiendo, se van catalanizando distintos aspectos hasta llegar al título. En general,

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primero se normaliza el contenido y, posteriormente, el título, en un proceso que concretamos más adelante. Cuadro IV.1.3. Publicaciones excursionistas en lengua castellana y fecha de catalanización (1939-1973) Título Editor Años de reinicio o vida Año de catalanización AE Catalunya 1939 Circular CE Gràcia 1939 Noticiario CE Pirinenc 1940 Circular UEC Barcelona 1940-1964 1964 Senderos AE Barcelona 1942 1957 Icaria CEC 1948-1952 Boletín CE 1949 Boletín Àguila de les Corts AE Pedraforca 1947 1961 Circular CM Barcelonés 1951-1956 Ciencia y Montaña Foment E. Barcelona 1951-1953 Cumbres CEC 1952-1970 1970 Montaña Josep M. Armengou 1954-1973 1970 Cordada AE Catalunya 1949?-1953? Nieve

cómo Hemos visto como la prensa excursionista en catalán es prácticamente eli-

minada. Los datos de la prensa excursionista de Terrassa permiten un análisis concienzudo. En esta ciudad se editan entre 1910 y 1940 diecisiete revistas; durante los treinta años siguientes (1940-1970) solo son cuatro. Para el mismo periodo, la prensa que se editará utilizará una nueva lengua, con cifras tan contundentes como las de Barcelona, con treinta y tres revistas en castellano y veintiuna en catalán. En el resto del Principado, la situación es más favorable para la lengua catalana, ya que la proporción es de cincuenta y dos publicaciones en catalán por diecinueve en castellano. Debemos considerar estos datos como una visión de conjunto, porque en los años cuarenta, el cien por cien de la prensa de este sector estaba escrita en el idioma de Cervantes, pero en los años setenta ya se había producido un giro, prácticamente, y a medida que nos acercamos ya a los años ochenta, en este sector, la situación es de franca normalización para la lengua catalana. Es comprensible que fuera de Barcelona hubiese más publicaciones en catalán que en la capital del Principado atendiendo a la relativa falta de audiencia en los órganos oficiales de control y represión. Como remarca Josep Iglésies, una de las ventajas del excursionismo en catalán en vistas a su recuperación durante la posguerra fue la múltiple vertebración en numerosas agrupaciones locales7. Si hubiese existido una sola entidad con delegaciones que hubiese aglutinado todo el excursionismo catalán, el desmenuzamiento hubiese sido más fácil y habría tenido consecuencias sociales y lingüísticas todavía más negativas8.

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Lleó Dret es de la misma opinión que Iglésies al comentar en la serie «Cent anys d’Excursionisme» los efectos de «La maltempsada» dentro del excursionismo catalán y lo glosa con palabras cargadas de emotividad: «Fue un excursionismo heroico, lleno de dificultades, de inconvenientes e incidentes, del que se podría componer un jugoso anecdotario. Pero que tenía, sin embargo, el encanto de la montaña solitaria, la emoción de la aventura y, sobre todo, el desahogo de una autoformación. Fue un excursionismo que, por limitaciones externas, se vio forzado a redescubrir el Montseny, el Montnegre, las Guilleries y que muchas veces no pudo alcanzar más allá de Sant Ramon o de la Conreria, hasta que se atrevió a pisar, legal o ilegalmente, las regiones pirenaicas9».

Gracias a la actitud de los que conservaron las entidades y las actividades, más adelante, en las décadas de los años sesenta y setenta, se podrá disponer de unas plataformas con la sola variación lingüística y de orientación. Las revistas y circulares creadas cambiarán la lengua, las entidades y secciones excursionistas participarán en campañas colectivas de alcance nacional para la recuperación de rasgos esenciales de la personalidad catalana. Lleó Dret comenta como de las 300 entidades de antes de la Guerra Civil, quedan, finalmente, solo una veintena. Iglésies añade que entrados los años cincuenta eran unas sesenta. Afortunadamente, la transformación se verá facilitada por la pervivencia de unas plataformas de espíritu catalán, aunque temporalmente se hubiesen visto obligadas a usar otra lengua y otro espíritu10. De esta manera comienza la prensa excursionista escrita en castellano, como podemos ver con detalle en los cuadros. Nace la Circular de la UEC en 1940 hasta convertirse en Senderos en 1956, Excursionisme en 1964 y Montaña en 1946; en 1970 se transformará en Muntanya. El resto de entidades excursionistas, siguiente el ejemplo de la UEC y del CEC, evolucionarán en este sentido, aunque muchísimas ya lo habían hecho con anterioridad, dada su relativa facilidad para adaptarse a la lengua catalana por el poco eco de que gozaban sus órganos de comunicación. En general, todos los sistemas políticos autoritarios controlan primero los medios de comunicación de masas con grandes audiencias y aflojan la tensión a medida que la difusión se reduce. La liberalización de la censura franquista sigue la estructura siguiente: conferencia, libro de bibliófilo, revista especializada, libro de bolsillo, revista de información general, diario, radio, cine y televisión. La realidad de este control es tan obvia que hasta 1984 la lengua catalana no dispone de un canal completo en la programación televisiva. Y en este hipoté-

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tico, pero imprescindible canal televisivo, un programa dedicado al excursionismo hubiese sido muy bien recibido y hubiese adquirido una dimensión social y cultural de primer orden. Las publicaciones excursionistas publicadas en castellano tan pronto como es posible (años cincuenta), se van catalanizando poco a poco haciéndose bilingües; es decir, utilizan dos lenguas, pero una, la catalana, tiene un trato prácticamente folklórico, residual, mientras que la otra es la lengua que el poder político quiere para la cultura elevada, con la información, la documentación y la opinión. Pero gracias a poemas inocuos, tradiciones y folklore, como leyendas y canciones de Navidad, el catalán se va abriendo paso y, al ser catalanes los que elaboran el resto de contenidos de la publicación, la evolución será factible y sin ningún tipo de trauma para sus autores y lectores. Pueden ser un ejemplo de esta evolución la Circular (1950) de la AE Pedraforca, Mai enrera (1943), esta última en 1952 es bilingüe, y así, la mayoría de revistas. Las realizadas totalmente en catalán solo lo pueden ser fuera del control de Madrid, como por ejemplo Neu -nieve- (1952) de Andorra. En las nuevas revistas que irán apareciendo, la participación catalana será también muy débil, como en Cumbres (1951-1953), con poemas y otros textos breves. Se requiere contemplar con detenimiento algún caso especial, como el de Ginesta, de Tarragona, la aparición de la cual, la Enciclopèdia de l’excursionisme, fecha en 1953 mientras que el estudioso tarraconense Virgili la sitúa en 195111. A veces será la inclusión de un encarte en catalán dentro de la publicación en castellano, como en Amunt! (Sitges, 1953), que lo hará a partir del primer año de su nacimiento; aunque el proceso del bilingüismo será largo: durará unos veinticinco años y, a lo largo de este periodo, podemos encontrar constantemente muestras de la voluntad firme y decidida de hacer prensa en catalán. Un buen ejemplo es Icària (Barcelona, 1942), que en 1957 ya es bilingüe. En lo que respecta a las publicaciones excursionistas de alcance más general, hemos fijado su evolución en un porcentaje en el que incluimos en la primera cifra la parte catalana y en la segunda, la castellana. Observemos la progresión que se produce en el caso de Montaña: 1956: 1966: 1969: 1970:

0/100 10/90 30/70 100/0

En el ámbito local, el proceso es similar. No obstante, se demora un poco menos. El CE de Terrassa comienza a publicar su boletín en el año 1956, en 1961 las colaboraciones en catalán ya son mayoritarias y en 1967 se catalaniza

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el título. Insistimos, de cualquier modo, en que el proceso se inicia por la obligación de crear las publicaciones en castellano. Muntanya hoy no existiría totalmente en catalán si en 1948 no se hubiese creado el Boletín de la Sección de Montaña y CADE del CEC, que dio lugar a Montaña en 1952. Senderos, la publicación del UEC, procede de la Circular (1941) hasta que se convirtió en Excursionisme en 1964. También publicó alguna colaboración en catalán, según Joan Torrent y Rafael Tasis12. Su evolución es la siguiente: Circular (1941-1954) Senderos (1954-1964) Excursionisme (1964-) 1966: 1968: 1970: 1972:

0/100 0/100 5/95 5/95 50/50 80/20 100/0

El sucesor de aquel Excursionisme nacido en 1928 no será plenamente catalanizado hasta abril de 1975, año en que cambia de nombre, aunque sus contenidos ya se escribían en lengua catalana. La aventura de Cordada Hemos escrito que la práctica totalidad de las publicaciones de montaña son órganos de una entidad excursionista: en lengua catalana se llega a la absoluta totalidad. Existe, sin embargo, una revista en castellano que tuvo una importancia decisiva por el hecho de ser el único portavoz libre, gracias a la iniciativa privada del escritor y periodista Josep M. Armengou; fue la publicación Cordada, divulgada en todo el ambiente excursionista. En el capítulo introductorio, «Els darrerrs vint-i-cinc anys de l’excursionisme català», de la Enciclopèdia de l’excursionisme, encontramos un comentario elogioso: «Con Cordada nos encontramos con un medio de difusión que ultrapasa el interés particular de los clubes y se extiende a una gran masa de lectores, situados incluso más allá de los límites geográficos de nuestro país. El conjunto de la publicación desvela interés y consigue, con gran vistosidad gráfica, la debida amenidad […]. Debe remarcarse que la revista mantiene un criterio completamente imparcial o independiente respecto a los clubes y la organización federativa y se convierte en una puerta abierta para que el excursionismo pueda airearse».

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Josep M. Armengou tenía diecinueve años al comenzar la publicación; era estudiante de la Escola Oficial de Periodismo y aficionado al excursionismo desde la cuna del escultismo. Al no disponer todavía de la titulación oficial, Pere Vinyoles i Vivet ejerció de director, y la revista rápidamente conquistó posiciones, convirtiéndose en el portavoz libre del excursionismo no mediatizado por la Federación Española de Montañismo. Ciertamente, en los años cincuenta era imposible editar una revista en catalán: no se concedían los permisos y, si por casualidad, Madrid daba uno, Barcelona rápidamente notificaba la “anomalía” y volvía a imperar la «normalidad». El caso de Aplec (1952) es ilustrativo. Solo pudo aparecer a la venta un número, a pesar de que llegó a disponer de autorización. En un trabajo inédito que le agradecemos, el editor Josep M. Armengou explica la historia de Cordada: «En el segundo número (abril, 1955) ya ‘me dejan poner’ cuatro estrofas poéticas de cuatro versos cada una, ¡en catalán! En el número 5 (julio, 1955) ‘censura’ ya me deja publicar un cuarto de página sobre la leyenda del Estanque de Carançà, en original de Verdaguer, y en el número siguiente ya consigo publicar en catalán media página original de M. Mercè Lleonart sobre la leyenda del estanque de Angolasters. En el número 7, además de la leyenda en catalán, una página original de David M. Aloy, toda en catalán, sobre itinerarios, sección que llevábamos desde el número 2 y que nos habían obligado a componer en castellano13».

Hasta 1970, la lucha por la introducción del catalán en Cordada será constante, y en este año, se llega al cincuenta por ciento; pero pronto, en 1973, la revista desaparecerá por una serie de problemas. El último esfuerzo del editor fue quererla publicar en catalán, pero la petición fue denegada. Cordada, que pasó rápidamente de los 3.000 ejemplares a los 19.000 en los primeros diez años de vida, significó una plataforma para el excursionismo catalán entendido de manera cultural, cívica y patriótica ante el excursionismo (montañismo) deportivo, internacional, competitivo, centralista. No pudo resistir esta dualidad, pero hizo un buen servicio al país, aunque utilizando una lengua que no le era la propia por unas circunstancias que la obligaban a ello. En los artículos de Cordada laten el espíritu catalán y el de defensa del patrimonio colectivo. Hacia la normalización Los boletines, una constante de las entidades excursionistas, como bien ha escrito Francesc Masriera14, han adoptado la lengua catalana de manera gra-

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dual, siempre que les ha sido posible, han impulsado campañas ante agresiones a la naturaleza y al excursionismo y han favorecido la popularización del compañerismo, la naturaleza y el ideal. En definitiva, han trabajado eficazmente en la formación de las nuevas generaciones. No se han olvidado de la lengua del Principado, y si bien tenían prohibido utilizarla, hacen clases en sus páginas para conservarla. Serra d’Or deja constancia de las «Lliçons en català» del boletín de GEiEG, gerundense, en 196115. Los boletines, en la década de los sesenta, van aumentando progresivamente la presencia de la lengua catalana y se convierten en bilingües: Circular (Mataró, 1948), por ejemplo, lo será en 1960 y en 1962 ya se publicará plenamente en catalán. años es cuando Es en estos años cuando las tres grandes revistas –Vèrtex, Muntanya y Excursionisme– se catalanizan en un proceso no exento de dificultades y de trabas. En 1970 lo harán las dos primeras, casi a la vez. La antigua Montaña escribirá en 1969: «Ahora, con la entrada en 1970, un nuevo equipo tomará el timón de la revista del Centre coincidiendo con una apertura de posibilidades que a Montaña le fueron hasta la fecha vedadas»16. Efectivamente, en el próximo número, el editorial de la revista es en catalán y la cabecera ha sido catalanizada: «Nuestra publicación, continuadora de la iniciada desde los primeros años de existencia del Centre, es la más antigua de las existentes en lengua catalana. A la alegría que sentimos hoy porque os la podemos volver a ofrecer íntegramente en nuestra lengua, se le suma la responsabilidad que nos obliga a hacerla digna sucesora de aquel Butlletí aparecido hasta 1938, en el que quedan registrados las inquietudes y las alegrías, las investigaciones y los descubrimientos, las empresas y los intentos de todo el excursionismo catalán y también de una buena parte de nuestro mundo cultural17».

Las palabras de Josep Ventosa i Palanca, entonces presidente del CEC, tienen un buen contrapunto en las del editorial de Vèrtex a raíz de la nueva etapa que inicia en el primer trimestre de 1970: «Ahora, de nuevo, se ha manifestado este sentimiento de tradicional fidelidad del excursionismo a la lengua del pueblo. Al celebrarse la Asamblea General de entidades de la región, el pasado 5 de octubre, las sociedades existentes pidieron que la revista Vèrtex, órgano de la Federació Catalana de Muntanyisme, fuese editada en catalán. Sometida a votación la proposición presentada, fue aprobada por unanimidad y la federación, tomando en consideración el

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sentir general y recogiendo, como es debido, el acuerdo de la asamblea, solicitó al organismo oficial competente la correspondiente inscripción para que nuestra revista se publicase en catalán, sin rechazar, no obstante, la colaboración que se recibiese en lengua castellana, la cual acogeremos con la misma simpatía y agradecimiento18».

Vèrtex hará gestiones ante la Delegación Provincial de Información y Turismo y de la Dirección General de Prensa; y en oficio del día 29 de noviembre de 1969, se autoriza la publicación de Vèrtex en catalán de acuerdo con el artículo 26 de la Ley de prensa e imprenta y el artículo 11 del Decreto 749/1966. El camino hacia la catalanización de la publicación duraría muchos años, desde los artículos iniciales hasta 1967, año en el que el número 8 incluye un artículo de Pere Català i Roca, que es la única pieza en catalán de la revista19. El proceso, no obstante, iría in crescendo. En 1969 (número 14) son seis los artículos en catalán, sobre un total de trece. Siendo el director Lluís Dupré, la revista será editada íntegramente en catalán, a excepción de la publicidad, por el hecho de disponer de los originales en castellano. La publicidad va incorporando el catalán, como ha sucedido en el último número visto, editado en 1981, en el que Vèrtex introduce novedades como el color en la cubierta, todo un logro en la tarea de conseguir una portada más atractiva después de las monótonas cubiertas invariables en su composición y distribución de textos. Tabla IV.1.1. Número de publicaciones excursionistas en catalán y en castellano (1939-1981) Catalán

Castellano

Barcelona

21

33

Principado

52

19

Valencia, Islas Baleares Total

7

?

80

52

Tabla IV.1.2. Número de publicaciones excursionistas en catalán según la fecha de edición (1939-1981) Barcelona Resto Cat. Valencia, Islas Baleares 1939 0 0 0 1940-49 1 4 0 1950-59 4 9 1 1960-69 5 10 2 1970-79 6 24 6 1980-81 3 8 0 S.d. 10 2 0 Total 29 57 9

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Los años setenta no ofrecerán ninguna dificultad a las revistas que quieran publicarse totalmente en catalán de nuevo o que quieran transformarse. En 1972 aparece Pedró, del CM Pedró de Sant Cugat del Vallès, con una presentación muy digna y parecida a las mejores del sector, huyendo de la capacidad reducida de muchas entidades locales que solo podían –y pueden– publicar un humilde boletín de cuatro u ocho páginas de texto sin ilustraciones20. En 1975, Excursionisme catalaniza el título, aunque el contenido era en catalán desde hacía tres años, coincidiendo con sus homónimas de difusión general. El editorial del número 1 de esta nueva etapa lo firma el presidente de la UEC, Òscar Ferrer, vinculando el nacimiento con la campaña de conmemoración de los 500 años del primer libro impreso en lengua catalana en una elaboración simbólica de la vertebración del movimiento excursionista con acciones de alcance en la recuperación nacional: año Fabra, encuentros en Montserrat, etc.: «El condicionamiento a que se han visto inmersos durante muchos años todos los boletines y revistas del mundo excursionista de nuestro país, fue el motivo por el cual nuestro portavoz siguió el camino de la provisionalidad que tan pronto como se ha podido, hemos querido reconsiderar. Naturalmente que nuestro criterio fue ratificado por la Asamblea general de socios de la entidad, así como el nombre escogido. […] Siguiendo los trámites necesarios dispuestos por la legislación vigente, podemos hoy, primero de abril, mes de muchas significaciones para nuestro país, poner a vuestra disposición esta realidad. Como catalanes y como excursionistas teníamos que cumplir con este deber».

Con la progresiva catalanización de boletines de entidades y revistas de una difusión más amplia, podemos considerar que el excursionismo es uno de los sectores de nuestra vida social, y especialmente, una de las ramas de la prensa catalana que con más rapidez y amplitud ha llevado a cabo la tarea de la catalanización. Querríamos, todavía, hacer referencia a la dignidad de presentación y contenidos de la mayoría de las publicaciones de este tipo, que son un modelo para la prensa especializada y también un servicio constante que irá mejorando con el devenir de los años. Cingles (Mataró, 1969) comenzó, por ejemplo, de una manera humilde, con ciclostil y pocas páginas, y en los llegó años ochenta ha llegado a consolidarse en un cuaderno de treinta y dos págieditado nas, muy bien editados, con profusión de fotografías e ilustraciones que honra su especialización:

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«Sí, Cingles hace diez años. Una década tiene una valoración muy relativa si no se conoce el contenido global de lo que representa. Por decirlo de otra forma: ahora hace diez años no nos imaginábamos que aquel intento de transformar el boletín ciclostilado en una revista impresa tendría una vida tan larga. El hecho de conseguir su legalización ya era para nosotros todo un logro. Recordemos que era el año 1969, cuando que todavía se aplicaba, velada o descaradamente, una obstrucción obsesiva por parte de la administración a todo aquello que representase la difusión de nuestra lengua. Y legalizar el boletín fue un trabajo de tiempo, cosa que, por ella misma, ya era un motivo de satisfacción. Una vez hubimos superado todos los requerimientos legales (cabe mencionar que lo hicimos con el aval del Centre Catòlic, la entidad con peso jurídico que tenía en sus manos la posibilidad de avalarnos o no) era necesario encararnos con otra realidad, que no dependía de las trabas burocráticas y en la que no valía el lamentarse por sentirnos víctimas. Cosas tan prosaicas como el coste de la publicación, conseguir los suficientes anunciantes, obtener el papel directamente de la fábrica, regalado o a bajo coste, y también hacer una publicación presentable y escrita en un catalán digno, aunque ya se llevaba cierto rodaje en nuestro boletín desde el año 1962, no se hubiesen logrado si no se hubiese hecho de Cingles una cuestión de amor propio de toda la entidad. Sin desfallecer, con entusiasmo, apareció el primero… y otro, y otro, y otro… hasta hoy»2.

Serán, pues, la constancia y la tenacidad los elementos clave en esta lucha que de manera somera hemos visto en estas breves notas como preludio a un trabajo que cabe hacer a fondo para inventariar la prensa catalana dedicada al excursionismo.

Notas 1.- FIGUERES, Josep M.: «La premsa excursionista durant la postguerra», », Actas del V Congrés Excursionista, Barcelona, Generalitat de Catalunya, 1982, p. 174-192, Rep. en Premsa i nacionalisme, p. 185-200. Todas las notas obviamente correran automáticamente tanto de numeracion en tripa de texto como al final con el cuerpo de las mismas. 2.- A.E. Icària, s/d (1981), p. 1-3. 3.- Enciclopèdia de l’Excursionisme, Barcelona, Dalmau, 1964-1965, 2 vols. 4.- Op. cit. II, 8. 5.- Op. cit. II, 17. 6.- Datos de la Enciclopèdia de l’Excursionisme. 7.- IGLÉSIES, Josep: «Visió de conjunt», Enciclopèdia de l’Excursionisme, II, 8.

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EL PERIODISMO CATALÁN. UN SIGLO DE HISTORIA (1879-1984) 8.- Interesante la aportación de TORRES, Estanislau: Excursionisme i franquisme, Barcelona, Publicacions de l’Abadia de Montserrat, 1979. 9.- DRET, Lleó: «La maltempsada», Excursionisme, (19-IX-1979) p. 2-5. 10.- DRET, 3; IGLÉSIES, p. 8. 11.- VIRGILI I SANROMÀ, J. P.: Tarragona i la seva premsa, Tarragona, Hemeroteca de la Caixa d’Estalvis de la Província, 1980. 12.- TASIS, R. – TORRENT, J.: Història de la premsa catalana, Barcelona, Bruguera, 1966, I, 913. 13.- Información del mismo Josep M. ARMENGOU sobre la historia de la revista Cordada, 21IX-1981. 14.- MASRIERA, Francesc: «El butlletí, una constant de les entitats excursionistes», El Maresme, 91 (1989) p. 20. 15.- Serra d’Or, julio 1961. 16.- Montaña, 120-124, marzo-diciembre 1969. 17.- Muntanya, 648, abril 1970. 18.- Vèrtex, 17, primer trimestre 1970. cómo 19.- El mismo publicista nos confesó como alguno de ellos tenía que redactar su artículo en español a pesar de querer hacerlo en catalán para que el número, con los textos en catalán, no fuera obstaculizado. 20.-Al ser personalmente el corrector, en años de estudiante, de estos números observamos como no havia ningún impedimento en este año para editar en catalán. 21.- «Deu anys....», Cingles, 40 (1979), p. 751.

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2 Prensa sardanista, la primera en catalán1

En el génesis de la moderna hemerografía o historia de la prensa, un nombre identifica al mismo tiempo el mundo de la prensa y el mundo de la sardana: Josep Pella i Forgas. Este escritor e historiador es considerado padre de los modernos estudios retrospectivos de la prensa catalana puesto que fue el primero en ocuparse de ellos. Elaboró una valiosa serie de artículos sobre su historia, con descripción y datos de los principales títulos en la revista La Renaixensa (1879). También, y dentro de la monumental Història de l’Empordà (1883), habla de Pep Ventura, hace comentarios agudos y describe la sardana como la danza nacional de Cataluña. El ejemplo de Pella es ilustrativo de una tendencia: la tenacidad del mundo sardanista de sobreponerse, a menudo, a la dura realidad para lograr la pervivencia de la cultura catalana. Hemos escogido, para comenzar, esta pincelada inicial de la relación entre la prensa y la sardana, situarnos en el franquismo pero encontraríamos otras muchas asociaciones que acercan la sardana a otros campos del arte o la cultura. El mundo de la sardana es el de aquello que es real y tangible, pero también de lo que es intangible o ideal, del ocio al sueño, del arte a la plástica. La prensa se hará eco de todos estos aspectos y junto con la sardana compondrá un binomio –como hay otros fenómenos tales como el asociacionismo, el excursionismo, la lengua, el canto coral…– que ayudará a conservar la imagen de la identidad catalana en tiempos difíciles. Durante la Restauración, la Renaixença literaria dio paso a los desvelos políticos y las reivindicaciones de carácter material (recuperación, por ejemplo, del monasterio de Ripoll) o económico (lucha a favor del proteccionismo). Y dará paso también a otras reivindicaciones estrictamente políticas o sociales como la lucha por el derecho catalán, la defensa de los partidos catalanes como vehículo necesario para la formulación del catalanismo moderno, etc.; como pasará durante el franquismo, cuando el sardanismo no es solo un marco de encuentro y actuación de amantes de la danza, la

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música…, sino un punto de referencia del conjunto de catalanes que buscan el calor y la compañía de iguales en malos tiempos. En el presente texto efectuaremos una visión esquemática de la historia de la prensa sardanista; será una contribución modesta, con la voluntad de que alguien, con tiempo y voluntad, pueda establecer las bases para el necesario censo de la prensa sardanista editada en catalán, castellano y francés tanto en Cataluña como allende sus fronteras. Fijaremos los principales datos de carácter cronológico y censal sin atrevernos a efectuar una visión detallista dada también la falta de monografías, tanto de carácter local como sectorial. Hemos publicado diversos censos hemerográficos de carácter temático2, reuniendo títulos y ofreciendo datos de conjunto relacionados con las diversas tipologías periodísticas. En todos los casos, los hemos llevado a cabo como primera aportación con el conocimiento de los riesgos y las limitaciones de nuestro atrevimiento. Sabemos que las relaciones que presentamos son incompletas, que hay errores y carencias, y que hasta que no aparezcan obras rigurosas, exhaustivas, fruto del conocimiento real, y no desde la simple reiteración de datos conocidos, tendremos que escoger entre seguir a oscuras o disponer de una aproximación, con la parcialidad que implica y, al mismo tiempo, de posibilidad de mejora. Así lo han hecho nuestros antecesores que han querido realizar un censo y, sin duda, quien quiera profundizar nos podrá corregir aumentando la información. Como escribió3 Bertran i Pijoan, la voluntad de conocimiento pleno hace que debamos ser atrevidos cuando, todo sea dicho, nadie vería extraña una falta absoluta de datos. Con temor, pues, lo afrontamos. La prensa sardanista, a diferencia de la literaria, humorística, religiosa, asociativa, política, ilustrada, cultural, excursionista y religiosa, es mucho más tardía. Aparece a partir de la reanudación del siglo XIX, como la informativa, la especializada, la técnica, la deportiva, etc., que constituyen la segunda gran oleada de publicaciones de la centuria citada. Pero será en la década de los años sesenta a los setenta del siglo XIX cuando nacerán las primeras publicaciones que exhibirán cierta estabilidad, como Lo Gay Saber, por mencionar una, mientras que en la década siguiente ya vendrán publicaciones de éxito como La Campana de Gràcia, e, incluso, dos diarios en el periodo que va de los setenta a los ochenta. En esta década, pues, podían aparecer perfectamente publicaciones de carácter especializado y de hecho es así, ya que la Ilustració Catalana, L’Avens…, manifiestan la creciente vitalidad de la prensa en lengua catalana. No obstante, no encontramos ni publicaciones informativas ni genéricas sobre la sardana. Su aparición obedece a una razón muy simple: la prensa sardanista es esencialmente informativa de esta manifestación y vive a rebufo de la vitalidad de esta danza, como la prensa castellera o la prensa de ajedrez o la deportiva de la vida de sus temáticas. Cuando la sardana tenga una implantación social no-

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table, su prensa destacará por su excelencia, y este arranque la hará pervivir incluso en tiempos complejos, como la dictadura franquista. Una vez que aparezca la prensa de carácter informativo sobre las sardanas, podrán expresarse otros conceptos de su entorno temático: literatura monotemática, básicamente poesía, folklore e historia, pero se requerirá la vitalidad del movimiento sardanista para consolidarla. Junto a la prensa de carácter informativo, que puede ser semanal, quincenal, trimestral…, hay otro bloque de publicaciones que son las publicaciones miscelánicas con textos diversos, artículos de redacción, colaboraciones literarias, reproducción de ilustraciones, etc., así como las de carácter unitario, que, junto a los anuarios, constituyen una masa notable de papel impreso que convendría tener fijado en un centro documental, como se ha escrito reiteradamente en coloquios y encuentros a propósito de este tema. Un último apartado lo constituyen las revistas que hacen referencia a las sardanas solamente en el título. Son las primeras en aparecer. De esta manera, La Sardana en L’Escala, Palafrugell, Barcelona, etc., son esencialmente literarias, aunque la barcelonesa tiene un valor notable al albergar unos contenidos parecidos a la famosa La Tramuntana, la publicación obrerista de Josep Llunas. En esta revista, que nace en mayo de 1882 y que tiene una vida breve, seguramente solo hasta mayo, aparece una cabecera el lema de la cual explicita su voluntad: «Periódico defensor de los que siempre pierden», mientras que un grupo de personas danzan formando un círculo entorno a un ídolo que encarna todo lo que plasman los idealistas redactores de esta publicación combativa. La Sardana (1900-1901) de L’Escala, como el resto de revistas literarias, es una publicación que no puede dejar al margen la influencia ambiental. Si la anterior era satírica y humorística, con un trasfondo político, republicano y anticlerical y debida a Josep Suñol i Teixidor, y con las habituales cuatro páginas y el formato usual en los años ochenta del siglo XIX (368 x 280), la publicación será una más de las muchas que a principios del siglo XX serán también miméticas: el formato folio y la doble hoja, que en lugar de imprimirse verticalmente y con cuatro páginas, será impreso horizontalmente y tendrá, por tanto, ocho páginas con un formato similar a la holandesa actual. Después de las publicaciones que de sardanistas tienen solo el título, aparecen las que lo serán realmente, tanto por la cabecera como por los contenidos. Una de las más significativas es La Sardana (nombre común, como vemos) que aparece en 1908 y que representa el primer título de publicación sardanista popular, ilustrada y «dedicada al fomento de las danzas populares». Tenemos pocas referencias, solo lo que mencionan Torrent y Tasis, los cuales lo copian textualmente de Givanel, y aquí se nos agota la información. No hemos podido encontrar esta publicación en los archivos barceloneses, aunque estamos se-

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guros de que un estudio monográfico sobre este título, como sobre la homónima de Suñol, sería interesante. En 1921 aparece el portavoz de Foment de la Sardana de Barcelona, que significará la publicación sardanista de vida más dilatada, llegando a sumar quince años de existencia. Publica información de las actividades sardanistas y también guías de coblas, letras de sardanas, programas de audiciones, noticias diversas… Gracias a su impulsor, Josep Mainar, es la plataforma más digna. En la portada, un poema de Joan Llongueras: «La sardana de la Pàtria». En el pórtico fundacional del 26 de mayo se escribe: «Los que hemos fundado esta Revista, modestos elementos, no tenemos la pretensión de llevar a cabo, por nosotros mismos, ninguna obra trascendental. Nosotros, sin embargo, ofrecemos las páginas de la Revista a todas aquellas personas e instituciones que trabajan para la conservación y la expansión de las danzas catalanas, para que quede recogido todo el fruto que da la fervorosa tarea a que nos dedicamos. De investigación folklórica y de fomentar entre el Pueblo nuestra antigua Danza».

Observamos un número al azar, el XIX, que corresponde al 29 de septiembre de 1921: consta de doce páginas, y figuran textos muy sugerentes: «Els aplecs de les sardanes» (Los encuentros de sardanas) de Ginester; «Siluetes», «El jove de la llibreteta que mira i remira compasos abans de ballar…» (El joven de la libretita que mira y remira compases antes de bailar…); el poema de Guimerà «La sardana de les monges», y notas diversas. Además, poemas y las secciones, tal vez, más leídas: «Correu de la Sardana» y «Carnet del sardanista», en la que se encuentra toda la información Sardanista. Esta revista tuvo, a diferencia de otras como Ritme o Dansa o Pàtria i Art, ambas de 1923 y con una existencia breve, una vida dilatada y, semanalmente, ofrecía no solo información, sino poemas, artículos, etc; destacan especialmente los números monográficos como el de Pep Ventura o las notables colaboraciones de escritores como Carner, Fages de Climent, etc. Aparecen como reflejo de la vitalidad sardanista, otras publicaciones, como Guía del Sardanista (del 18-IV al 30-V de 1924), que es el portavoz de los bailes que se organizarán del 18 al 25 de abril, según leemos en el número 1; se presenta con un formato minúsculo, de bolsillo (80 x 135) y una paginación mínima, una simple octavilla plegada en tres, un tríptico adecuado para ser lo que el título indicaba. Incluía publicidad –un cine y una sastrería–, direcciones de coblas…, como es lógico, aquello que interesaba a los seguidores del mundo sardanista, aunque esta materia se incluía como sección en otras revistas, como

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Ànima Nostra (1922) o Espurnes (1923). Parecido, en lo que a formato se refiere, a la Guía del Sardanista, aparecerá –después de su desaparición– el Carnet Sardanístic (del 30-V-1924 al 16-V-1925), que ofrecía los datos informativos más interesantes y se repartía cada semana, gratuitamente, por la casa Rodríguez i Ferrer. En coexistencia con el Carnet Sardanístic, encontramos otra revista, La Sardana, editada por el Foment de la Sardana de Barcelona y, que hasta mayo de 1937, aparecerá con diversos cambios de formato, periodicidad, etc. Esta revista se convertirá en una de las publicaciones más importantes del periodo. También es remarcable la publicación del Carnet del Sardanista, de la que hemos visto el número 77 (24-XI-1923); tiene un formato reducidísimo y la edita el Esbart Folklore de Catalunya. En plena dictadura de Primo de Rivera aparecen una docena de publicaciones. Posiblemente, la mejor elaborada por presentación y contenidos sea Empòrium (junio 1925), con un notable suplemento musical y con diversas aportaciones de interés por las referencias a compositores sardanistas, etc. Aparecen numerosos boletines de entidades, tanto en Barcelona como en comarcas, que ofrecen el apoyo informativo a los sardanistas de siempre y a los nuevos que aquí se refugian, como en toda situación delicada en la que la bota militar aplasta la cultura que difiere de la oficial e impuesta. La prensa sardanista experimenta un doble crecimiento en estos años veinte y treinta: la multiplicación de títulos y la expansión de los ya consolidados, por la propia dinámica de la prensa en lengua catalana en ascenso y del movimiento sardanista, también en auge; ambos aspectos son influyentes en el proceso de explosión de la prensa que se va produciendo y que se dilatará hasta la derrota de 1939, que significará la ruptura traumática de tantas y tantas iniciativas y actividades. A partir de aquel momento reinará la llamada «negra nit» (negra noche), como explicita un pie editorial, forzosamente clandestino, que recoge estas palabras como marca característica de una época. Los años cuarenta serán de silencio, pero La Sardana podrá reaparecer siempre que cumpla determinadas condiciones: que se pida permiso –se llega a publicar en la prensa sardanista un artículo explicativo de los trámites que deben seguirse para organizar un baile de sardanas–, que la propaganda del acto sea en castellano y que se desvincule de hechos políticos o sociales. Hasta 1947, con las Fiestas de Montserrat, no se alcanzará una situación de preformalidad. El resultado de la Segunda Guerra Mundial facilita la presencia pública del mundo de la sardana. Así, en las postrimerías de los años cuarenta aparecen las primeras revistas sardanistas, que tendrán un denominador común: serán escritas en castellano, sin opinión crítica a excepción de la información de los encuentros para bailar sardanas, y se limitarán rigurosamente al conte-

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nido sardanista. Este mundo, profundamente catalán, idea títulos ambiguos que puedan, al mismo tiempo, ser en catalán y no dejar de cumplir la voluntad oficial de tener la cabecera en castellano –del mismo modo que se hace en el entramado editorial con los nombres de los editores y las colecciones–, manteniendo así una cierta catalanidad. No es casual que aparezcan Badalona Sardanista o Guía del Sardanista, que aún cumpliendo con la voluntad impositiva, respetan mínimamente el hecho diferencial. Es, tal vez, como firmar con iniciales el patronímico para no tener que escribir el nombre propio en lengua no catalana, en una lengua impuesta. Una de las publicaciones más significativas de estos años es la Guía del Sardanista (1945-1946), que aparece en castellano, a pesar de la voluntad, no disimulada, de catalanización. Lo vemos en la encuadernación hecha por el editor, en la cual consta el mes, «gener» (enero), mientras que en la portada impresa es «enero». ¡Y nos encontramos en 1948! En el número 1, que corresponde al mes de enero de 1946 («año II» y de aquí que alguien, sin verla, la haya considerado nacida en 1946 pese a que hubiesen aparecido ejemplares en 1945)4, se abre una nueva etapa: el formato se duplica, así, del inicial 11,5 x 8,5, tan parecido al de los calendarios de bolsillo, pasará a tener unas dimensiones más usuales, aunque continúe siendo reducido. En este número inicial de la segunda época se escribe en la presentación titulada «1946»:

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«Sardanistas todos, prosperidades en el nuevo año. La Guía del Sardanista, al entrar en el segundo año de su publicación, saluda cordialmente a cuantos moral y materialmente le han prestado su apoyo y les ofrece un breve historial del laborioso año que hemos dejado atrás. A petición de varios y buenos amigos sardanistas, que exponían la necesidad de reunir en uno solo, los programas de las audiciones que se celebrasen en Barcelona y alrededores, tal y como se publicaba en otra época, la imprenta Montserrat se decidió a emprender la edición. […] La Guía, pues, marchaba viento en popa, cuando un desgraciado tropezón que tuvo la imprenta, ajeno a su publicación, motivó la suspensión que creímos iba a ser definitiva, pero vencidas todas las dificultades, algunas de ellas muy graves, logramos en junio, salir de nuevo a la calle con 600 ejemplares del cuarto número, después de un mes de silencio, a partir de éste se manifestó la necesidad imperiosa, por hallarnos de lleno en la época del año propicia a nuestra danza. El sardanista iba acostumbrándose a la Guía y aunque la información que le ofrezcamos no era todo lo completa que cabía esperar, facilitaba el conocimiento y concurrencia a la mayoría de las audiciones


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que se celebraban. Terminamos el mes de junio con 1.000 ejemplares, agosto con 2.000, septiembre con 3.000 y hasta últimos de noviembre aguantamos con 3.200 ejemplares, tirada máxima que hemos logrado. Pero ha llegado el invierno, con la natural disminución […]».

La revista, humilde, se planta en 2.500 ejemplares, después de los 600-1.000 iniciales, y una vez se ha rememorado el nacimiento de la publicación en abril del año anterior y se ha expresado la voluntad de no depender del azar y de aceptar publicidad, el equipo afirma que hará lo imposible «para seguir adelante». El contenido es muy sencillo: las veinte páginas, en formato minúsculo, parecido a un calendario de bolsillo, son distribuidas con textos diversos como «Fiscornejant» de S. R. Martí, el «Correo de la Guía», las audiciones para el fin de semana, un anuncio de alpargatas, los programas de la Sala Arenas con la cobla Barcelona y el programa de Alcolea con la Principal del Llobregat. Se distribuye en seis perfumerías y en seis establecimientos comerciales más de diversa naturaleza: una panadería, una parada de cupones y una fábrica de muñecas en la entidad L’Orquídea, como si el nexo fuese el de un viajante que hiciese esta inverosímil ruta barcelonesa por el mundo de los aromas, los panes, y que luego se acercase a los establecimientos de militantes sardanistas. La Guía mantiene una periodicidad semanal –el número 40 es de octubre–, y habiendo aparecido el primero en enero, se demuestra la estabilidad que tuvo, aspecto que junto con la incidencia avalada por su tirada, evidencia la voluntad de continuidad en tiempos complicados. En la publicación encontramos escritos, con timidez, algunos poemas en catalán, y parece que el tono que va adoptando, gradualmente, es de confianza; así, las notas de «Sal i pebre» (sal y pimienta) tienen una capacidad indudable de hacer aflorar, entonces, un dócil tono crítico. Simultáneamente, se editan otras publicaciones. Alguna de vida efímera, como La Sardana i els sardanistes, que con dos números publicados (julio y agosto de 1948), tiene como rasgo más remarcable el hecho de que sea en catalán, y además, las naturales divisiones y polémicas a medida que el movimiento va creciendo; escribe: «Tenemos en nuestra ciudad dos publicaciones que se hacen llamar sardanistas. Estas publicaciones deberían ocuparse precisamente de estas cosas, pero no lo hacen y sí que vemos como las dos se entregan a una guerra sorda. Nosotros os diremos lo que hay entre ellas y hasta dónde llega su sardanismo. En adelante, comentaremos todo aquello que digan o hagan y que nosotros creamos que sea digno de detenerse a considerar. Cabe también poner al descubierto a todos

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aquellos para los que las sardanas son sinónimo de lucro. Hablaremos de las coblas, de los que se proclaman representantes de coblas, de las organizaciones, de los autores de sardanas, de los grupos, de los concursos, de los jurados y de las sardanas, todos».

Una posición a caballo entre el idealismo juvenil, como si los músicos no pudiesen profesionalizarse, y la postura crítica hacia las circunstancias, que todavía exigían, quizá, un nivel más alto de sacrificio. Pero a pesar del entorno adverso, el sardanismo incrementa su importancia y su peso social. Destino, El Correo Catalán y Diario de Barcelona, en 1947, son las publicaciones que hacen «barcelonismo» al no poder hacer «catalanismo», abren espacios al mundo sardanista. Polémicas privadas, como las de los exiliados entre la pureza del aislacionismo al tiempo que el país se castellaniza y el posibilismo de la catalanización colaboracionista, y discusiones inacabables… Pero la sardana avanza y los años cincuenta serán testigos de unas publicaciones muy diferentes de aquellas que solo cumplen con la labor de informar de las actividades. Un dinámico grupo, de nombre mítico, Almogàvers, edita en los años cincuenta unas publicaciones que, como las que hacen otros grupos como Flors d’Ametller (flores de almendro), son en catalán, en tirada mínima –no pasan de cien ejemplares–, en ciclostil y con nombres ilustrativos: Sang Catalana o Pedraforca, que como Pístrincs o Miau, son otra sugerente aportación hecha desde el periodismo voluntarista y militante más estricto. Carnet del Sardanista es un título emblemático: edita seis números en el habitual tríptico de formato reducido y dieciséis en pliego encuadernado, al menos así son los primeros veintidós números conservados en el Archivo de la Ciudad de Barcelona; en una bella presentación, ofrece, además de la información de actividades, otros contenidos como «Método práctico para aprender a bailar sardanas», «Nuestras encuestas», «Por la regularización de las audiciones», «La sardana vínculo de unión y de sociabilidad», etc. En esta publicación hemos detectado un episodio digno de ser remarcado. La mano voluntariosa del editor nos lo hace reconocer: en la colección conservada en el Archivo de Historia de la Ciudad de Barcelona consta el mismo ejemplar en dos versiones; la primera es el ejemplar, censurado y difundido, y la segunda, sin censura y prohibido. Puede verse, en la página central, la necrológica de Francesc Pujol Pons, motivo de la discordia. Simplemente se escribió: «Francisco Pujol Pons / Gran patriota / Falleció el 24 de diciembre de 1945 / El Carnet del Sardanista se asocia al dolor del pueblo. / Consideramos tan relevante la personalidad del llorado maestro Francisco

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Pujol y de tal grandeza su obra que cuanto nosotros pudiéramos decir nos habría parecido muy pobre. Ésta es la causa de nuestro silencio en este número. En el próximo publicaremos un artículo de un eminente crítico musical».

La censura, aunque el texto sea en castellano, interpretaba que el mencionado patriotismo era catalán y no español, y que el dolor del pueblo era el del pueblo catalán. La prohibición fue fulminante. El episodio nos es conocido por la nota manuscrita del editor, que la dejó en la colección de la revista juntamente con los dos ejemplares impresos. En este ejemplar, datado en enero de 1946 y con una portada de color rosa, figura el manuscrito al que hacíamos alusión, formado por el editor Martín Ruiloba: «En la censura dijeron que Pujol era un catalanista y que una vez muerto y enterrado, no se tenía que hablar más de él». Ni la historia ni el recuerdo se permitía. Este santanderino, Martín Ruiloba, es un editor singular que durante las décadas de los cuarenta, cincuenta y sesenta mantuvo en esta publicación una labor notable de difusión sardanística. Al cerrarse el ciclo del Carnet del Sardanista, podemos leer en la despedida del número 1.166, «febrero 1968», y todavía en castellano, las razones del editor: «En estos días se cumple el medio siglo de mi primer contacto con la sardana a la que me aficioné y a través de ella fué haciendose familiar la lengua, la poesía, la música y la literatura catalanas, sus costumbres, sus tradiciones ancestrales, sus danzas, ‘aplecs’ y fiestas tradicionales… Las heridas en el cuerpo de Cataluña las he sentido en el mío propio. Al final de nuestra guerra hubo ocasión, como nunca antes en la historia, para resolver para siempre el problema catalán. Si Cataluña es España, naturalmente lo catalán es español. Fomentando y valorizando la cultura catalana se fomentaba y valorizaba la española. Por segunda vez en la historia se practicó una política contraria, quizas por celos a una cultura superior, se pretendió ahogar el espíritu del ánima catalana borrando en ella todo signo de vida. No quisieron ver las enseñanzas de la historia: Que el alma de Cataluña es inmortal. Al finalizar nuestra guerra, toda la estructura sardanista, al igual que tantas otras, quedó arrasada… sin ningún signo de vida… Empecé la publicación con unas hojas de tanteo hasta saber, hasta que punto se me toleraba. Hasta que al frente de la Delegación de Censura no hubo personal idóneo, comprensivo y tolerante […] tuve secuestros, sanciones, suspensión, sellado de la imprenta… Económicamente fue un fracaso el Carnet agravado por mi mala administra-

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ción… Hoy las circunstancias son muy diferentes a cuando salió el Carnet. Hay una ley de imprenta que permite […] tolerancia. Cualquiera puede emprender una nueva publicación sardanista. Para mí, la falta de mi mejor colaborador de tantos años, Antonio Rubió que hacía la obra de imprenta y las nuevas cargas fiscales me imposibilitan el continuar la publicación. El Carnet después de tantos años, formaba parte de mi vida. Podéis suponer con cuanta amargura y dolor abandono mi labor. ¡Amigos sardanistas!, ‘adéu-siau’, hasta siempre».

Una cita larga, aunque necesaria, puesto que nos informa del móvil de la prensa sardanista, una prensa voluntarista donde ese voluntarismo juega un papel mucho más importante que el del profesionalismo; no el lucro, sino el servicio. A raíz de esta desaparición, el mismo 1968, en la revista Unitat Roquetenca (núm. 25), Joan Viladoms i Raventós se despide del Carnet diciendo que es una heroicidad mantener la revista durante veinticuatro años a pesar de las injustas calumnias y los problemas de toda índole y conseguir convertirse en «un faro dentro de la inmensidad maltrecha de la sardana». En los años sesenta, la Caravana de la Flama, los «aplecs» (encuentros), la expansión de la Obra del Ballet Popular, los Missatges (mensajes)…, conforman una nueva época en apertura. Anella es la publicación que escogemos para aproximarnos a este periodo rico y generoso. La publicación nace como un Boletín informativo de la Agrupación Sardanista de Granollers en enero-febrero de 1958, y hasta 1982, mantiene una notable incidencia. El objetivo inicial, «un poco de ilusión y un mucho de esperanza, hoy que por primera vez ponemos en tus manos…», en 1972, después de una pausa de diez años posee, el mismo sentido: «He aquí, pues, amigo sardanista, que ponemos en tus manos una pequeña hoja, materialmente sencilla y modesta, pero que viene rebosante de posibilidades y de legitimas ambiciones […] una hoja de papel que, al informarte de las actividades de las entidades y grupos sardanistas hermanos y vecinos, te facilitará y te invitará al contacto personal y humano».

Una publicación en la que cada entidad sardanista del Vallés Oriental tiene reservada una página entera, y que vive los años del cambio, desde su origen en castellano en 1958 hasta la edición plenamente catalana en la segunda época de los años setenta. Colaboraciones de Salvador Casanova, Miquel Altimires, Jaume Vilalta, Josep Mainar, Josep Verde i Aldea, Salvador Cardús, Joan Vidal i Gayolà, Joan Illa, Mercè Batalla, Teresa Aimeric…, y tantos y

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tantos otros, igual que en las publicaciones que ya hemos mencionado con anterioridad. Todas ellas demuestran que la prensa sardanista, como la excursionista y la literaria, son fruto de un fenómeno comunicacional amplio, constante y representativo de la voluntad de pervivencia. La revista, además, tiene una importancia notable, que ultrapasa el marco del mundo concreto, con una tirada de 3.500 ejemplares, trimestral y gratuita, según leemos en el libro del censo de la prensa local y comarcal5, en el que consta como la única publicación sardanista entre los dos o tres centenares de títulos que recoge. Anella es una iniciativa bastante curiosa y, al mismo tiempo, simbólica. Esta «Circular trimestral informativa del sardanismo vallesano», que editaron diversas agrupaciones sardanistas, es un feliz descubrimiento. No es la anilla humana, sino la periodística la que enlaza diversas ciudades. En 1974 eran Granollers, Montmeló, Parets, Vilanova de la Roca, la Roca, l’Ametlla, Montornès, Cardedeu, Santa Eulàlia y la Garriga. En 1979 figuran: Montmeló, Cardedeu, Granollers, l’Ametlla, la Garriga, la Roca, Parets, Santa Eulàlia, Vilanova de la Roca, Lliçà de Munt, Marata, Sant Celoni, Sant Feliu de Codines y Santa Maria de Palautordera, y Montornés no consta. Esta singular publicación incluye, además de la información de las audiciones del trimestre, mensajes de cada agrupación local. De entre las que se editan en Barcelona, una de las publicaciones más constantes es L’Agrupació, el boletín interno de la Agrupació Cultural i Folklòrica de Barcelona, la veterana entidad de la calle del Pi que mantenía una regularidad notable. En 1979, además del editorial, incluye tal cantidad de noticias que es imposible de hacer la historia y la crónica del sardanismo reciente sin tener presentes los muchos artículos, notas, datos, etc., que publica. Finalmente, debemos mencionar Som, la revista mensual que el Grup d’Informadors Sardanistes impulsa en 1988 y que, desde Gerona, con Robert Roque como administrador y con Antoni Anguela como director, es la publicación sobre cultura popular más singular que se haya editado. Dispone de la doble vertiente de publicación miscelánea dirigida también al gran público, incorpora opinión e investigación además de divulgación, y con evidente mimo por la presentación, consiguió un notable prestigio. Con una gran preocupación por el mundo de la sardana (J. Ventura, J. Novell, M. Domingo, E. Vila…), aunque Jaume Vilalta se queja en el número 21 (1982) de la falta de ilustraciones sardanistas, la aportación de nombres como Mainar, Gala, Maimó, Puerto, etc., hace que aparezcan habitualmente compositores, campeonatos, comentarios…; además se convierte, con artículos, comentarios, agendas, notas, etc., en una herramienta fundamental –como La Sardana de Mainar en los años veinte– para conocer lo que significa la danza nacional de Cataluña en el mundo de la comunicación.

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La prensa sardanista se convierte en la reanudación de los años cuarenta en la concreción de una aspiración a ser y que lo subordina todo –dignidad, (aceptando, ¡qué remedio!, la censura), lengua (se hace en castellano)… – para poder dar las noticias de un ideal, de una resistencia. Sin este dato no se puede comprender la historia de la prensa catalana: tres siglos de reafirmar la identidad ante la opresión española.

Notas 1.- Texto encargado por el Departament de Cultura de la Generalitat de Catalunya para el catálogo de la proyectada –y no celebrada– exposición sobre la sardana (1994-1995). 2.- BERTRAN i PIJOAN, Lluís: Prensa de Catalunya, Barcelona, Ayuntamiento de Barcelona, 1931. 3.- Por ejemplo la prensa de información municipal (1981), la prensa local de Sant Cugat del Vallès (1984), etc. 4.- Este error es muy habitual en la historia de la prensa. Aparece en 1793 una gaceta en Gerona que al seguir esta numeración nos impide saber cuando nace, puesto que no tenemos ninguna colección completa ni número anterior. 5.- Barcelona, Diputación de Barcelona, 1986.

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3 La prensa clandestina nacionalista durante el primer franquismo (1939-1951)1

«Estamos dentro de una noche larga, espesa. Muchos hombres la caminan con un sentimiento doloroso de derrota. Es una noche lenta, pesada, interminable. Hace años, demasiados años, que dura». Manuel Cruells Escrits a la presó de Barcelona (1944-1945)

En situaciones de conflicto, la prensa clandestina es siempre un exponente de libertad en el que pueden manifestarse las posiciones de independencia ideológica y la exposición de las aspiraciones o de los mismos problemas de la sociedad en la que nace. Uno de los aspectos que remarca Henri Freville2 en su introducción al estudio de la prensa bretona en situación difícil, bajo la ocupación nazi, es «la frase más bonita que se ha de escribir sobre la prensa bretona durante la ocupación, la más diferente por su contenido, también la más humana». La prensa clandestina elaborada en Cataluña, tanto la nacionalista como la que tiene objetivos esenciales de carácter social y político, español fundamentalmente, presenta diversos aspectos que cabe considerar y, tal vez, el primero debería ser la generosidad de sus creadores. Mucha de esta prensa desaparece solo cuando sus artífices son detenidos, juzgados en consejos de guerra, torturados o encarcelados… No hay solo una voluntad de juzgar el pasado sino también el presente. No existe la voluntad exclusiva de fijar la mirada en la justificación o la crítica del ayer, sino también de transformar el hoy. En este sentido, es muy claro el editorial fundacional3 del diario clandestino Monitor que traducimos:

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«Nuestro país cuenta desde hoy con un diario de información. Un diario nuevo con una mentalidad nueva. Para demostrarlo, véase como su título no os recuerda a ninguno otro anteriormente conocido. Si por razones de ciudadanía lamentamos su forzosa clandestinidad, no deja de halagarnos, en estas horas de prueba, el alto significado espiritual de su aparición. Porque, en realidad, las características físicas de Monitor no importan. Un diario puede haber sido escrito a máquina, tirado en multicopista, en minerva o en rotativa, puede tener cien o cien mil lectores, su valía intrínseca es la misma. Lo que importa es que tenga alma y vitalidad. Porque los diarios son como las personas y como los pueblos. Francamente débiles, pueden, según las circunstancias, ser moralmente fuertes».

Desgraciadamente, de Monitor, como de tantas otras publicaciones similares, solo se conocen ejemplares dispersos4. Como en todas las publicaciones de carácter clandestino, su aspecto de fragilidad es uno de los talones de Aquiles más destacados. Este hecho, en el caso catalán, se agrava por la abundancia de títulos de prensa, como veremos, y la desidia institucional5. Los antecedentes. La legislación de guerra En febrero de 1939, ocupada Cataluña por tropas mercenarias marroquíes y las brigadas navarras del general Solchaga, la prensa sería regida por un sistema autoritario en que el Estado dirigía sus autores, contenidos y aspectos empresariales y técnicos. Era la ley de guerra del 22 de abril de 1938, aparecida en el BOE del día siguiente, en la que las autoridades manifestaban contundentemente los cambios que se producirían a partir de aquel momento dentro de la sociedad que forjaban en todos los aspectos públicos: «Uno de los viejos conceptos que el nuevo Estado había de someter más urgentemente a la revisión era el de la prensa. Cuando en los campos de batalla se luchaba contra unos principios que habían llevado a la Patria a un trance de agonía, no podía perdurar un sistema que siguiese tolerando la existencia de ese ‘cuarto poder’, del que se quería hacer una premisa indiscutible».

Era evidente que «los daños que una libertad entendida al estilo democrático había ocasionado a una masa de lectores diariamente envenenada

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por una prensa sectaria y antinacional» debían evitarse y procurar que no regresase nunca más el «libertinaje de los periódicos6». Se imponía, por lo tanto, la censura, las consignas y el control, en aras del bien espiritual de los lectores. El fondo, por supuesto, es económico y político, y así se velaba por los contenidos, los registros oficiales, las prohibiciones y las normativas para los directores, redactores y empresas. Era un nuevo orden que coy duraría menzaba. Duraría mucho, mucho tiempo. En 1974, a las puertas de su transfiguración, el régimen franquista, en plenitud de fuerzas, todavía se publicaba un libro en el que el funcionario franquista Fernando Cendán afirmaba sin pudor ni rubor: «La ley de prensa del 22 de abril de 1938 fijó el status jurídico de la prensa en nuestro país mediante la adecuada regulación de la misma en sus aspectos profesional, funcional e institucional. Representa, por tanto, un intento de despertar en la prensa la idea de servicio al Estado y a la comunidad, con derechos y deberes, y en función de un concepto de periodismo basado exclusivamente en la verdad y en la responsabilidad, no sometido por consiguientes a servidumbres de ninguna clase que pudieran hacer derivar la libertad de prensa en el más aborrecible de los libertinajes, que le permitieran atentar contra los legítimos derechos de las personas, de la sociedad y del Estado7».

Tipografia

Más claro que el agua: era simplemente el reino de lo absoluto, del control y de las limitaciones de todo tipo. En este marco parece evidente que no podía haber posibilidades ni de información libre, ni de crítica independiente, ni mucho menos, de opinión política8. Al dictar esta normativa, el ministro de Interior en 1938, Serrano Suñer pretendía elaborar una ley provisional. El ministro aspiraba a un régimen totalitario regido por normativas autoritarias y sin la arbitrariedad dependiente del humor del jerarca de turno. De aquí que se inspirase en la legislación de los países amigos como la Alemania nacionalsocialista y la Italia fascista, sin olvidar el Portugal que tan buenos servicios prestó.

Digámoslo claro: la prensa es considerada culpable de haber creado una opinión pública negativa, y por tanto, debía ser depurada; en la doctrina franquista debe cumplir la penitencia por el pecado y debe verse tutelada por su alta misión de apostolado al servicio del Estado y de colaboración inexcusable de la autoridad en la construcción del nuevo orden. El sistema de la censura se mantendrá inalterable durante prácticamente treinta años, desde 1938 hasta 1966, y aún se prolongará durante algún tiempo más, aunque con matices y cambios que estableció la ley de éste último año.

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El objetivo militar: destruir el catalanismo político El ejército español tuvo un objetivo claro y constante a lo largo del siglo XX. Comienza la centuria con una ley que en 1906 pone el contrapunto a un asalto a publicaciones políticas catalanistas como Cu-cut! y La Veu de Catalunya: es la ley de Jurisdicciones y, por si fuese poco, en 1923 aparece el primer decreto de la dictadura de Primo de Rivera9, que con la suspensión de las Cortes, actúa represaliando al separatismo al prohibir la exhibición pública de la bandera y otros símbolos catalanes. El resultado de la dictadura militar fue la represión sistemática de toda actividad pública relacionada no solo con la política, sino también con la cultura. Veremos cómo la simple redacción de una innocua, para la mirada actual, revista literaria se castigaba con durísima penas. En abril de 1939, la «cruel pesadilla de la guerra» no «se aleja de España» como se ha escrito y ha quedado fijada en la memoria. Unos españoles luchan contra los nazis pensando que luchan contra el fascismo español, y creen que una vez Hitler haya sido derrotado, cruzarán los Pirineos, como hicieron por el Valle de Arán; mientras tanto, otros van a la montaña, los «maquis», o «bandoleros» según la terminología oficial. Habrá también quienes luchen desde las revistas, desde la prensa clandestina. Queda claro, en aquel momento, que la intencionalidad de sus autores era la de trabajar periodísticamente para alcanzar finalidades políticas, sin dejar de lado la lucha militar. La percepción de la derrota es dura, difícil de digerir. Para unos cuantos catalanes significa el final de Cataluña y para otros, un accidente del que hay que sobreponerse. Entre estos últimos, citemos a Josep Espar, un militante del catalanismo cultural y promotor de actividades de base, que explicita su percepción de la época en sus memorias10:

Estado

«Entonces Cataluña parecía ínfima, mínima, ¡imposible! Desasistida por su propia gente. Pero me continuaban dando la catequesis: España es un estado que nos ha tocado las narices porque ha querido que todo lo que queda bajo su jurisdicción tuviese el mismo color. Ni vascos, ni catalanes, ni gallegos, ni nada. ¡Todos españoles! ¡Pero españoles para ellos significa castellanos! ‘¡Si eres español, habla español!’. Y en Rosellón ha pasado lo mismo con los franceses: ‘Parles français. Soyez propes’. Y, en cambio, los suizos se han respetado entre ellos y son una federación».

No obstante, la inmensa mayoría de la población restaba paralizada por el terror, la miseria… El escarmiento fue tan duro que el consejo de padres a hijos era «no te metas», «no te involucres», y duró hasta los años de la gene-

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ración de los cincuenta, los que tendrán dieciocho años en 1968. Entonces, la juventud salió a la calle. A decir que no. Los años cuarenta eran duros, como remarca Salvador Espriu con una contumacia gris, y, sin embargo, eran esquizofrénicos. Lo sintetiza genialmente Néstor Luján en su memoria personal, expresivamente titulada El túnel dels anys 40, haciendo referencia a los catalanes que olvidaban el catalán y hablaban en castellano; y dice: «Hablaban siempre traduciendo porque no tenían lengua propia y, normalmente, ni pensaban lo que decían ni decían lo que pensaban». Las clases populares seguían hablando en catalán. Como es sabido, la radio, el teatro, la prensa, la vida oficial, los juzgados y los ayuntamientos, el papeleo, todo era absolutamente en castellano con una feroz imposición en la que no existía el diálogo, impuesta por las bayonetas y con efectos perversos, que perduran, en la destrucción de empresas, de memoria, de hilo conductor y en el debilitamiento de un mercado. El pueblo tampoco podía gritar demasiado en los sitios públicos, aunque estuviese hablando de fútbol o de coristas; los militares, falangistas, los de la «Situación» como decían entonces, daban cuatro gritos y repartían dos o tres bofetadas a los que levantaban la voz en catalán, incluso en conversaciones privadas. A la humillación se añadió el silencio en respeto del buen nombre. Fue bien cierto que el objetivo de reservar la lengua catalana solo a la intimidad de las cocinas se logró. El silencio reinaba… Pero el germen de la resistencia y de la rebelión apareció inmediatamente, a pesar de ser una práctica minoritaria. Una protesta que adopta un carácter literario y otra vertiente política. Ambas fueron reprimidas. Para las del primer tipo disponemos de los recuerdos de escritores y críticos. Escogemos el del añorado Miquel Arimany, que explica11: «Quiso la mala suerte que la policía interviniese aquel año 1948 un número de Ariel en la imprenta, creo que de Igualada, que lo confeccionaba y que al hacerlo encontrase sobre la platina de las planchas de metal de nuestro El Temps. […] A pesar de firmar con seudónimo los colaboradores de El Temps, el hecho de tratar temas de mayor divulgación o que traspasaban el ámbito que he mencionado […] nos dejaba en una situación realmente comprometida, de la cual nos libró la habilidad, el atrevimiento, el aplomo y la autoridad de Frederic Roda i Ventura […]. Él se declaró autor de todos los textos alegando el efectivo propósito de hacer una revista, pero que antes de lanzarla se había querido hacer la prueba de imprimir una decena de ejemplares y darlos a leer y comentar a unos cuantos amigos de confianza para ver si se tiraba adelante o no, con las modificaciones pertinentes, guiado por el comentario de estos amigos sobre aquel número de

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prueba. También fue recogida Antologia de les Idees, els Fets i els Homes d’Avui».

La persecución fue general y centrada en la lengua. Tanto en las revistas literarias como en las políticas, tanto en las hechas con voluntad de legalidad –el caso de Aplec (1952), retirado de los quioscos a pesar de que el permiso de Madrid es explícito–, como en la prensa informativa o política, también reprimida. Nombres como J. Viusà, Martínez Vendrell o Serra Estruch pueden ser emblemáticos de una posición de lucha desde el catalanismo militante, con grupos como Estat Català, Esquerra Republicana de Catalunya o el nuevo y potente Front Nacional de Catalunya. La dureza del momento la indica también el hecho de que los militantes catalanistas se armaron, aunque su lucha no era militar, no tuvieron temor a oponer resistencia cuando fue menester. Las caídas fueron constantes, desalentadoras. No obstante, eran diversos los grupos que actuaban, dado que se contemplaba la prensa como el elemento motor central de la lucha política. Uno de los primeros trabajadores de la prensa como arma política es Gregorio López Raimundo, que en sus memorias manifiesta12 explícitamente: «Lo más importante era dar fe de la existencia de la organización clandestina por medio de la propaganda impresa y pintadas en las paredes, informar de lo que ocurría en el país y en el mundo, contrarrestar en la medida de lo posible los silencios y tergiversaciones de las publicaciones y radios franquistas, mantener la esperanza, aumentar el número de los comprometidos en la labor de la oposición».

Había, otra vez, una dualidad, como lo explica desde dentro del sistema periodístico Miguel Delibes13 en la serie «La prensa española en los años 40», cuando escribe: «Los diarios españoles, durante una prolongadísima etapa, quedaron relegados a una condición servil, donde no solamente la Vicesecretaria de Educación Popular tenía atribuciones sobre ellos sinó que, tácita- sino mente, se las otorgaba a cualquier organismo, pequeño o grande, que disfrutara de alguna autoridad».

La única capacidad ideológica libre que tenía la prensa era la del ditirambo, la iniciativa del elogio en el sentido de ayuda a una finalidad muy definida, como lo expone un editorial cualquiera de la prensa oficial del momento. En Terrassa, por ejemplo, en un Boletín Informativo de FET y de las JONS, se indica cuál es «Nuestra Labor»14:

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«El pueblo español, contrariamente a lo que algunos opinan, es gobernable porque aun conserva un poco de fe. Se incorporará a los destinos de la nueva España porque sus gobernantes alcanzarán hablarle la lengua que él entiende, a la realidad de los hechos. Ha pasado ya el tiempo de las promesas vanas. Política de realidades será la nuestra: con ella se avivará el fuego de los principios y sentimientos genuinamente españoles. No se nos oculta lo difícil de nuestro empeño. Tarea no fácil es la de convertir a los indiferentes en entusiastas y a los adversarios en amigos. Y esa tarea nos corresponde realizarla a nosotros, a los que militamos bajo las banderas de la Falange. Tenemos el deber de velar para que no se malogre el sacrificio de nuestros soldados y de nuestros mártires».

Prensa como vehículo de lucha por un lado y, por el otro, como vehículo de desinformación. Una función de legitimación del proceso de estabilización del régimen15, acompañada de una política sistemática de prohibiciones de competencias ideológicas, y el silencio y el gris como telón de fondo. En Cataluña, no obstante, se ejercerá una doble censura: la general, presente en todo el Estado, y una específica, contra la lengua. Las consecuencias de la represión dentro del periodismo todavía están pendientes de un estudio de la amplitud y la intensidad con que se han observado otros sectores profesionales, como, por ejemplo, el profesorado. Los periodistas fueron fusilados, encarcelados, multados, depurados; profesionales con pérdida del carné, económicamente expoliados, alejados de su ciudad…, en definitiva, exiliados de la vida; aunque esto no es exclusivo del periodismo, sucede en otras profesiones intelectuales. El horror de la represión, con un estado en que el uniforme, la consigna, el símbolo, el canto, etc., eran omnipresentes; además se interrumpían las sesiones cinematográficas para la acción totalitaria del himno entonado colectivamente. En este marco16, parecía imposible cualquier disidencia, cualquier protesta. La resistencia al totalitarismo: la prensa clandestina El preámbulo que ha servido de apertura para este capítulo viene a situar la heroicidad que representa la edición de la prensa clandestina en un marco represivo en que se jugaba algo vital. La represión no hilaba fino entre los niveles o las gradaciones de los que actuaban contra la dictadura. Cuesta distinguir si los redactores o directores de prensa clandestina que son detenidos y, después de la tortura y las vejaciones, conducidos a prisión o ejecutados, lo son por el hecho de trabajar

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como periodistas políticos o por ser resistentes políticos al franquismo. No hay ninguna duda, sin embargo, de que la edición de «propaganda subversiva» era un agravante, y de los fuertes, que conllevaba directamente una pena superior. A pesar de que en Cataluña no predominó masivamente ni la colaboración ni la aceptación de la dictadura, el sentimiento dominante era una mezcla de conformismo después de la cruel lección ofrecida por hechos pasados. Solo una pequeña parte de la población brindará su apoyo al franquismo17, mientras que otra, mucho más minoritaria, lo combate desde una posición general en la que domina la pasividad. El simple comentario crítico será un gran acto de oposición más «fácil» –al margen de consideraciones morales– que luchar con las armas en la mano, una oposición reservada a unos pocos incombustibles que lo pagarán con la vida, in situ o en el paredón. Hablar críticamente constituía un delito. Basta con leer las órdenes del ministerio de la Gobernación del 18 de abril de 1940 sobre las conferencias, disertaciones y otros actos basados únicamente en la palabra, y también las de la Secretaría General del Movimiento del 9 de marzo de 1942, para ver qué límites se le imponían al verbo libre. De hecho, se crea una unidad de control bautizada como Sección de Propaganda Oral18. Será en Cataluña donde la prensa clandestina tendrá mayor relevancia, otra nueva muestra del carácter específico de la población catalana, de carácter liberal por esencia, a la cual le repugnaba el excesivo control y el intervencionismo estatal, expresado en forma de saludos a la romana cada dos por tres y normativas similares que se ridiculizaban en el ámbito privado. En esto tenía mucho que ver la existencia de un tejido asociativo, una estructura ciudadana que favorecía el intercambio ideológico, tan alejado de la tradicional ciudad española donde a las ocho de la tarde la vida social disminuía notablemente. Un dirigente comunista –Carrillo, en 1950– afirma refiriéndose a Cataluña: «En ningún otro lugar de España se había conseguido en la clandestinidad editar regularmente un periódico durante tan largo periodo de tiempo19». Treball, efectivamente, tenía un récord y disponía de estructuras internacionales de ayuda. En Cataluña existió entonces una gran tarea de edición de papeles clandestinos, hasta llegar a convertirse en una de las principales actividades, aunque, a veces no ha sido suficientemente valorada por las obras de síntesis general, en las que no se llega a mencionar un solo título. No se dispone tampoco de una obra de conjunto que exponga los documentos más relevantes, tal como ha sucedido en Francia con la revista Défense de la France20. A pesar de esto, en los diversos trabajos de conjunto sobre lucha política en Cataluña sí que hemos podido observar la valoración del papel desempeñado por la prensa clandestina. Efectivamente, entre otros, en el de Carme Molinero y Pere Ysàs21, así como

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en el de Daniel Díaz i Esculies22, en los que se constata la amplitud de esta prensa a partir de la acción política de los diversos grupos socialistas, comunistas, anarquistas y los nacionalistas como ERC, UDC, FNC, Estat Català… Huelga considerar, también, el estudio de los grupos políticos, de las etapas de cada uno de ellos, de sus actividades, de sus objetivos y procesos de lucha, tanto del primer y duro periodo (1939-1946), como del segundo, que va desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta la consolidación del franquismo, Guerra Fría con la guerra fría y la vinculación de Estados Unidos con el régimen de Franco23. En esta línea, los estudios hechos sobre el FNC hasta su gran caída en 1946, nos hacen ver como el predominio del PSUC en 1950 tendrá que ver tanto con los cambios tácticos24 como con la debilidad y la falta de identidad política más allá de la simple oposición y lucha. El objetivo de la prensa clandestina nacionalista será múltiple: 1) Afirmar la presencia tangible, la existencia real de una oposición al franquismo hecha desde el interior. El simple hecho de publicar una hoja clandestina representaba la expresión de la ruptura del consenso y de la uniformidad del nuevo Estado. 2) Articular e impulsar el crecimiento de la crítica y la oposición al franquismo dominante. Una acción vehiculada a través de la difusión de las injusticias del régimen y de la proyección de las posibilidades de cambio a partir de una información que se pretendía que fuese libre y bien informada. 3) Transmitir moral y energía a los disconformes con la nueva realidad. Solo la confianza en unos ideales, la permanencia de un sentimiento de compartirlos, posibilitaba el esfuerzo de resistir a las dudas, los temores y grandes los miedos en régimen de terror. Cómo de grande tendrían que ser esos miedos cuando el simple hecho de «pasar» por comisaría podía anular la actividad de compromiso de algún militante, como queda reflejado en documentos interiores de ERC cuando hablan de militantes que han pasado a la inactividad después de una especie de «pacto» con la Brigada Político Social como explica Crexell. 4) Ayudar al crecimiento de la organización. La captación de nuevos militantes hacía crecer el partido y podía conseguir darle una imagen de poder y de eficacia más allá de los círculos afines. La prensa podía viajar. Estos objetivos quedan muy definidos con la lectura del editorial fundacional de la revista Horitzons, que marca una voluntad muy clara acabada la conflagración mundial. Una posición que va más allá de los objetivos anteriores, que hace referencia a una voluntad de cambio más allá del ayer:

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«Horitzons, al salir a la pública palestra por la democracia (libertad de los hombres y libertad de los pueblos), saluda efusivamente a toda la prensa antifranquista en un espíritu de colaboración efectiva. Y nuestro saludo va especialmente dirigido a todos los periódicos y los compañeros que corajudamente se enfrascaron en la lucha, en un orden afectivo de prelación cronológica. Citamos, por tanto, desde la inicial Hora de Catalunya, que hace cuatro años avivaba el calor bajo las cenizas y desaparecía después fulminada por la represión policíaca, de los policial Boletines del Front Nacional y de los órganos de difusión reducida de las juventudes universitarias, de Torxa, y del Diari de Catalunya, de Combat, de CNT, de Treball, de Solidaridad Obrera, de Bandera, de Alianza, de L’Humanitat, de Per la pàtria, y de tantos que de mano en mano, clandestinamente y con riesgo evidente de todos, se han distribuido por toda nuestra tierra y han alentado la resistencia de todo el pueblo consciente contra las atrocidades de los incondicionales de Franco. Antes de pedir al lector, que quiera hacerlo así con nuestra hoja, no podemos menos que animarlo a hacerlo de forma parecida a como se ha hecho con las anteriores y así con todas las que sigan, que cada renglón escrito y difundido en la mente de los paisanos, es una piedra en el edificio de nuestra reconstrucción democrática. Solo un espíritu amplio de superación de antagonismos ocasionales puede precipitarnos la caída del régimen ominoso. Solo una disposición general hacia el reconocimiento y la disciplina efectiva a las órdenes de los organismos directivos y del Gobierno de Cataluña, recientemente formado, puede acelerar el retorno a las fórmulas previas de convivencia civil. Nosotros abogamos, pues, por un espíritu de disciplina y subordinación, de colaboración decidida y presta a las consignas de los que tienen los resortes de los mecanismos que, dentro y fuera del país, han de mover las palancas que provoquen el derrumbamiento del castillo de la tiranía, la arbitrariedad y la incompetencia, donde se parapeta, acorralado y enloquecido, el régimen de Franco. Nuestro apoyo, nuestra incondicional supeditación, a las consigna del Gobierno de Cataluña, fiel a la trayectoria ascendente de recuperación nacional bajo los auspicios de los hombres que hoy encarnan el espíritu de dignidad, de patriotismo, de civilidad y de responsabilidad, Irla y Pi i Sunyer».

Son textos en que la palabra e incluso la poesía25 están presentes con una clara voluntad: manifestar la esencia e invocar la voluntad de solidaridad.

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Los estudios sobre prensa clandestina Además de las referencias que hemos indicado, cabe hacer una mención inicial a los trabajos de dos historiadores de la comunicación y periodistas militantes de la democracia, muertos durante su prometedora juventud. Efectivamente, Albert Viladot y Joan Crexell pueden ser considerados, con justicia, los pioneros de los trabajos sobre prensa clandestina catalana. Sus aportaciones, publicadas en libros y revistas, son un punto de referencia imprescindible, y sus colecciones de revistas, en el primer caso, y de libros sobre el nacionalismo, han podido ser conservadas, afortunadamente, en centros públicos26. Albert Viladot en Nacionalisme i premsa clandestina (1939-1951)27, un muy buen trabajo, el único que hizo sobre esta materia28, del cual la crítica destaca su calidad29 y al cual volveremos a referirnos. La aportación fundamental de Crexell en los trabajos de prensa clandestina se encuentra básicamente en los libros que dedica a los periodos de 1917-1938 y 1970-197730 y en las series dedicadas a la prensa de Canigó y Paper Groc en las que se ocupa de las revistas L’Hora de Catalunya, Monitor, Bandera, Treball, Superació, La Paraula Cristiana, Antologia, Nous Horitzons, La Vetlla, Catalunya, L’ou com balla, L’Espurna…31 Sería interesante que esta recopilación de artículos pudiesen ser recogidos en un volumen, teniendo en cuenta su unidad temática y el interés que presentan, tanto por los datos descriptivos como por las diversas aportaciones que ofrecen. Por ejemplo, como quien no dice nada, indica que las primeras revistas clandestinas aparecen en el mismo 1939. Son Superació (Vilanova i la Geltrú) y La Vetlla (Barcelona), aparecidas bastante antes que L’Espurna, considerada tradicionalmente –y así lo citan las historias de Cataluña más solventes–, como la primera32 revista que aparece en 1940. Un tercer trabajo de Crexell es precisamente un libro clandestino sobre la prensa clandestina. En 1975 trabajaba con otros estudiantes, historiadores y políticos en la redacción de publicaciones comprometidas y en una agencia informativa resistente: Avui, SIC. Servei Informatiu Català. Con este pie apareció La prensa clandestina catalana hoy, que después de un repaso a los antecedentes históricos ofreció en castellano, para difundir por España, las fichas y portadas de doce significativas publicaciones clandestinas de 1975: Alliberament (PSAN), Ara (FNC), Avui (SIC), Catalunya Democràtica (GASC, antecedente de CDC), Correspondència Socialista, Lluita (PSAN), Nous Horitzons (PSUC), El Poble Valencià (PSPV), La Terra (Unió de Pagesos), Treball (PSUC), Unitat Socialista (Reagrupament Socialista i Democràtic de Catalunya) y Universitat (PSUC). Eran momentos de agitación y de preparación para el cambio33.

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Después de estos dos autores, la bibliografía no es demasiado amplia; solo la serie de artículos de Josep Faulí en Tele-eXprés, que ha quedado recogida en un libro34. O de M. Bové y A. Capilla: La premsa de sorra. Les publicacions obreres clandestines a la Catalunya de postguerra (1939-1953)35, de las que Pere Ysàs constata la deficiente factura técnica36, conservan el interés periodístico por el hecho de acercarse a las revistas como Trabajo o La Batalla, de profunda mitificación en los ambientes progresistas en las décadas de los sesenta y los setenta. Sobre la prensa clandestina disponemos de numerosas referencias que son desmesuradamente largas de citar, pero querríamos hacer alusión únicamente a unos artículos singulares. En primer lugar, el texto de Indíbil: «Carta de Barcelona. Publicacions clandestines» en el que reflexiona sobre la edición clandestina de prensa a finales de los años sesenta. En segundo lugar, un capítulo de la síntesis Periodisme en temps difícils. L’escola del CIC (1964-1974)37, llevada a cabo por Eugeni Giral, artífice del CEDOC, centro de la UAB en el que se conserva prensa política y clandestina. Un texto sintético, que, con el título genérico de «La premsa clandestina» muestra el valor histórico de esta documentación. Bien lejos de la de Giral se encuentra la referencia a otro trabajo, anterior en el tiempo, y con el mismo título genérico de «Premsa clandestina», que figura en portada en la Gaceta de la Prensa Española38, una revista de carácter pretendidamente académico, en el que escribe un anónimo editorialista bajo el pomposo título «Estudios. Prensa clandestina. La clandestinidad y sus causas»: «Doscientos dieciocho millones de periódicos se imprimen diariamente en el mundo. Al margen de ellos, unos millares de publicaciones clandestinas difunden sus ideas de anarquía política o moral. Claro que, a veces, la Prensa clandestina circular en países ocupados militarmente o en situaciones de excepcional opresión política o religiosa. Pero aún en estos aun casos y haciendo abstracción de su finalidad, los Gobiernos ejercitan un derecho al perseguir a quienes la imprimen y la difunden. La prensa clandestina presenta un doble aspecto delictivo: en cuanto no cumple los requisitos legales para su publicación y en cuanto se hace instrumento para la comisión de delitos graves. En el primer aspecto apenas rebasa el nivel de simple falta. Es en el segundo cuando, propiamente puede considerarse clandestina. Como medio al servicio de la resistencia, bajo la opresión bélica política, la clandestinidad puede ser heroísmo. España, sacudida a través de su Historia por incesantes conmociones posee una gran riqueza hemerográfica clandestina. Pero esta acción la mayoría de las veces, estaba fomentada y dirigida desde el extranjero».

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Todo un juego semántico para decir lo que no se quiere decir y ser consecuente. El autor tiene ante sí el libro de Gómez Imaz, la conocida recopilación de los periódicos españoles de la llamada Guerra de la Independencia39 al comienzo del siglo XIX; y, por supuesto, quiere ensalzar el heroísmo de Agustina de Aragón y Álvarez de Castro, pero no osa decir que la prensa clandestina hecha contra la autoridad francesa de entonces era la justa, y el poder político que la reprimía debía ser eliminado. Sobre exposiciones y catálogos divulgativos sería necesario mencionar Històries de la clandestinitat40 que, a pesar de presentar algunos problemas metodológicos, ofrece una amplia iconografía y numerosos documentos testimoniales sobre el exilio y la clandestinidad. Seguramente la prensa clandestina mejor estudiada ha sido la de carácter literario y cultural, dado que disponemos de una obra general de Joan Samsó41,que se ocupa prolijamente de la prensa cultural de este periodo. Las revistas Poesia42, Dau al Set, Ariel43, Estimats Amics44, Antologia45, Occident Cultural46, Ictini y Forum, entre otras, son lo bastante relevantes para conocer la vida asociativa, la producción, las tensiones y los anhelos durante el primer franquismo. Las tres primeras en edición facsímile y con numerosos estudios y monográficos. Basta decir que en todas las revistas culturales de los ochenta y noventa aparecen artículos divulgativos de los esfuerzos de Josep Palau i Fabre, Joan Triadú, etc. También hay estudios de revistas que tendrán autorización y serán perseguidas después o bien que tendrán una existencia efímera o un destacado interés. Así, El Temps, Ressò47, La Veu de la Parròquia… Publicaciones que serán suspendidas y no las dejarán crecer. Revistas, no obstante, bien estudiadas, aunque de alguna podría hacerse con mayor rendimiento, una tesis como en el caso de Ariel. Era la necesidad de hacer. Lo explicita48 Palau i Fabre, el creador de Poesia (1944-1945): «Seguir la misma línea de conducta, tanto si en Madrid lo sabían como si no, tanto si me tenía que pasar alguna cosa como si podía estar tranquilo, tanto si el contenido gustaba a todos los adquisidores como si les disgustaba. Y así lo hice».

En lo que respecta a la prensa de carácter político, cabe remarcar la descripción que hace en la serie del Avui, «Premsa clandestina», redactada por el Grup de Recerques d’Informació49, de la que hemos visto nueve artículos50, y el conjunto de textos sobre prensa clandestina en general, la del FNC, del POUM, CNT, socialistas y UDC, prensa cultural, PSUC… En el mismo diario también destaca la serie «Anys de resistència»51, que ofrece datos sobre la prensa clandestina referidos a dicho periodo. Es Treball, no obstante, la revista más estudiada y analizada, con un gran número de monografías y todavía sin el libro global52.

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En cuanto a textos memorialísticos, dejando a un lado la obra citada de López Raimundo, disponemos de muy pocos materiales interesantes en lo que a extensión se refiere. Seguramente, lo más remarcable sería el que contiene las memorias de Jaume Martínez i Vendrell53, así como las de Pere Pagès (Víctor Alba)54, Maurici Serrahima55, la citada de Miquel Arimany…, mientras que echamos de menos las de protagonistas desaparecidos como Pere Figuera, Joan Barat, Josep Serra Estruch, Joan Cornudella…, o las de protagonistas escritores como Joan Triadú, Josep Palau i Fabre, Albert Manent… Ensayo de catálogo de la prensa clandestina nacionalista (1939-1951) La relación que presentamos a continuación es fruto de un trabajo de investigación colectivo56, ofrecemos solo la lista de los títulos indicando el centro en el que se encuentran ejemplares, sin dar demasiados detalles a causa del espacio de que disponemos, mientras esperamos que puedan resolverse retos pendientes como el catálogo de la prensa clandestina o el catálogo general de la prensa catalana. Veamos la relación, espléndida en número y demostrativa de la voluntad de resistencia: Cuadro IV.3.1. Prensa clandestina nacionalista (1939-1951) Cabecera

Centros en los que hay ejemplares

Acarus ACDI Agència Catalana d’Informació

8

AET Bol. Inf. de la Com. Trad. Cat.

3

Alianza

6

Almogàvers Ante todo España

1-3-8 6

Antologia dels fets i les idees

3-6-7-8

Ariel

3-6-7-8

Baloo

3-6

Banca

1-6-8

Bandera del Poble Català

1-6- 8

La Batalla

6-8

La Boatella

1

Boletín CNT

2

Boletín CNT Oficios Varios

5

Boletín Carlista

6

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EL PERIODISMO CATALÁN. UN SIGLO DE HISTORIA (1879-1984) Boletín de Información del Principado

3- 4

Boletín de Información

6

Boletín Informativo de la Com. Trad. de Cataluña

8

Boletín Oficial de los Requetés de Cataluña

3

Butlletí d’ERC

6

Butlletí Jov. Estat Català

6

Butlletí del Partit Socialista Català Butlletí Int. d’Inf. del FNC Butlletí Int. del MSC

6

Butlletí Int. del PSUC

6-8

Butlletí d’Estat Català Butlletí d’Informació del MSC Butlletí del Servei d’Info. Interior de la Gen. de Cat. Butlletí del POUM

6 3-6-8 8

Camí

3-8

Catalunya (Aliança Catalana)

6-8

Catalunya (Aliança Nacional)

3-5

Catalunya Socialista-

6-8

Circular Comissió Abad Oliba (tolerada)

.3-6

CNT.

2-5-6

Confraria de la M. de D. de Montserrat

6

Combat

3-6-8

Curial

6-7

Dau al set

6-7

Diari de Catalunya EC Portantveu d’Estat Català

8 6-8

Endavant (MSC)

3-6-8

Ejército y Democracia (PSUC)

6- 8

Esfuerzo Esbart Verdaguer (tolerada?)

6-7

L’Escut de Gràcia (tolerada)

6

L’Espurna (POUM) L’Espurna (MSC) Estimats Amics

3-6 4

Front Obrer… FORCA Forja

6

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JOSEP MARIA FIGUERES Forjador

6

Forum (tolerada)

6

Frente de la Libertad (CNT)

6

Front de la Llibertat Full d’Ordres (UDC) Hojas Informativas L’Hora de Catalunya Horitzó Horitzons La Humanitat

6 1-3-6-8 6-8 3-6-8 6-7

Informacions Ictini

6-7

Juliol

6-7

Juventudes monárquicas

6

Juventud Libre

6

Kaos (Agrupación escolta)

3

Lluita (PSUC)

4- 6

LNR

6

El Martillo (CNT)

5

Monitor Muntaner

7

La Nació Catalana

6

Noticiari d’Act. Culturals. Suplement Las Noticias (UGT) Occident L’ou com balla

3-6 4-5-6 4-7 3

Orientacions

3-6

Per Catalunya

-3-6

Per veure-hi clar Poesia

3-6-7

El Poble Català

6

Quart Creixent

6-7

Quaderns de Sant Jordi Què fem?

6 6

Redreçament

1-6

Requetes

3-4

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EL PERIODISMO CATALÁN. UN SIGLO DE HISTORIA (1879-1984) Resistència (ERC)

3-6-8

Ressò

3

Ruta

2-5-6

Servei Català d’Informacions

6

El Sindicalista

6

Solidaridad Obrera El Temps Tierra y libertad

1-2-3-5-6 6-7 6

Torxa

4-6-8

Treball

1-4-5-6

UGT

6

Unitat

6

La Vetlla

3

La Vispera

6

Nota: Se ha trabajado sobre ejemplares vistos. No se referencian las anotaciones de catálogos. Los casos dudosos no se han considerado. Se citan las publicaciones sin ningún centro de conservación solamente cuando existen datos bibliográficos de su existencia. Se indica tolerada, pero podría haber muchas más como las publicaciones del IEC, etc. Posteriormente 1 y 8 se han unido. Leyenda de centros: 1) Centre d’Estudis d’Història Contemporània Figueras. 2) Biblioteca Arús. 3) CEDOC (UAB). 4) ANC. 5) Centre d’Història Contemporània de Catalunya (MHC). 6) Arxiu Municipal d’Història de la Ciutat de Barcelona. 7) Biblioteca Nacional de Catalunya. 8) Centre d’Estudis Històrics Internacionals (UB).

Por una interpretación de la prensa clandestina Si nos fijamos en la tipología formal de las primeras publicaciones clandestinas observamos una gran diferencia entre ellas. En primer lugar, destacan las publicaciones escritas a mano, hechas en grupo, en la cárcel y fuera, en Barcelona y en comarcas, y muestran un claro sentido de reivindicación de una catalanidad que quiere sobrevivir en medio del mar de castellanización. Los títulos reflejan claramente la voluntad de lucha. La primera prensa manuscrita es:

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JOSEP MARIA FIGUERES Cuadro IV.3.2. Primera prensa clandestina manuscrita (1939-1941) Cabecera

Lugar de ed.

Superació

Vilanova i la Geltrú

Vetlla (a)

Barcelona

L’Espurna (b)

Prisión Modelo

Fulls d’Ordre/Creus de Sang

Barcelona

Periodo

Núm. Ejemplares

1939

3

1939-1940

2

1940

1

1940-1941

-

(a) Esta no es manuscrita, sino impresa a máquina pero sin hacer copias en papel cebolla. (b) CREXELL, J.: «Es deia L’Espurna el butlletí publicat a Barcelona l’octubre de 1940»? en Paper Groc, 6 (octubre 1993); del mismo autor, la serie «Presó» (I y II) en Paper Groc, 1 y 11 (1993 y 1994).

Un segundo bloque lo constituyen las publicaciones destinadas a hacer copias, también escritas a máquina y la copia en papel cebolla, que podían volver a ser escritas otra vez para su difusión, en los tiempos en que las fotocopiadoras estaban en el limbo. Títulos como los que se relacionan en el cuadro siguiente: Cuadro IV.3.3. Prensa clandestina editada para hacer copias (1942-1947) Título

Periodicidad

Lugar de ed.

Periodo

Núm. Ejemplares

Estimats amics

Mensual

Barcelona

1942-1944

25

Què fem?

Decenal

Barcelona

1945-1947

56

Monitor

Diario

Barcelona

1947

-

Informacions

-

Barcelona

1945?

-

L’Hora de Catalunya

Diario

Barcelona

1942-1943

364?

Per veure-hi clar

Irregular

Barcelona

1947

1

Estas publicaciones muestran una voluntad muy clara: en Estimats amics, por ejemplo, Josep Faulí señala los autores que se ocultaban tras los seudónimos. Uno de los nombres es muy conocido a causa de su notable militancia cultural: Joan Triadú, que firmaba como Fidel Alentorn. La revista implicaba un contenido de carácter literario; los escritores, los críticos, los profesores, no se resignaban a morir culturalmente y daban clases en pisos privados, escribían en tiradas reducidas y hablaban y declamaban en auditorios reducidos los domingos por la tarde, que podía ser un día bien visto. De hecho, Joan Samsó remarca como para hacer una revista literaria en catalán que se convirtiese en realidad, fue necesario que coincidiesen los cuatro integrantes del grupo Estudi –Joan Pinell, Joan Barat, Lluís y Francesc Gassó– con Maurici Serrahima.

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El tercer bloque es el de la prensa elaborada con multicopista, con una sola hoja o con dos, que equivalían a dos o cuatro páginas y, a menudo, con mensajes bastante encendidos. Sería un ejemplo el Butlletí d’Estat Català, que seguramente comienza el mes de septiembre y es una de las primeras publicaciones que, no obstante, se han perdido. Se conserva el número 45 del 23 de abril de 1940, hecho con el sistema de gelatina y tinta hectográfica, en formato folio, que constituye una muestra de la prensa política producida por este partidos con pocos recursos. No hace falta decir que éste es el bloque más numeroso, con prácticamente un centenar de títulos y con una línea muy explícita como respuesta a la necesidad de un cambio que se oteaba en el horizonte durante la Segunda Guerra Mundial. Al acabar la contienda, sin embargo, el golpe propinado por Estados Unidos en forma de reconocimiento del régimen franquista fue importante y se adivinó que quedaba franquismo para rato. La voluntad de la prensa clandestina fue la reacción más visible del deseo explícito del franquismo de destruir la cultura catalana, la identidad. La amplitud de los títulos esboza la conjunción de esfuerzos que se destinaron a la preservación del hecho catalán. Albert Balcells y Josep M. Solé57 lo atribuyen a la extensión de las capas medias urbanas instruidas, que constituyeron un tejido muy favorable para la resistencia cultural. Esta prensa ofrecía una visión de la actividad hecha, a medida que sardanas y otras actividades folklóricas, representaciones teatrales y religiosas, como las pasiones o los «pastorets», ediciones de libros y opúsculos, iban incorporándose a la cotidianidad. Con todo, esta situación no se encontraba libre de tensiones entre los grupos que consideraban la acción cultural en catalán como colaboracionismo y criticaban duramente a los que querían aprovechar la «escletxa» para, desde dentro, afianzar posiciones y ampliar públicos. Sea como fuere, el hecho es que la prensa clandestina abrió una puerta al combate. Después de 1951 y 1952, con el viaje de Eisenhower, el tratado de colaboración con Estados Unidos y el fin del bloqueo, la prensa clandestina nacionalista pasará por un paréntesis, aunque seguirán aparecieron títulos, hasta que se produzca una segunda explosión a finales de los años sesenta. La oportunidad de la Segunda Guerra Mundial dejó paso al empuje de nuevas generaciones que coincidirán con la desaparición física del dictador. El fracaso del «maquis», de la invasión del Valle de Arán, de las sanciones de la ONU…, mostraban como el camino de la violencia era estéril, mientras que el éxito de las convocatorias que reunían religión y catalanidad, las fiestas de la IV entronización de la virgen de Montserrat en 1947, abrieron paso a una nueva vía de penetración social a través de la cultura y con el auxilio de la iglesia, que abrió puertas en sus centros de base. La dureza de la Guerra Civil, larga y con muchas privaciones, alejó a los partidos políticos de las bases po-

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pulares. La prensa clandestina de los años cuarenta fue el esfuerzo de la resistencia de los que estaban convencidos de que era preciso realizar un cambio de estrategia, transformando las revistas en actividades, modificando los eslóganes revolucionarios en iniciativas a caballo de la legalidad, pero que a la vez, posibilitasen la fermentación de la transformación. Las caídas de las cuáles cuales nunca se rehizo el FNC, como la de otros partidos y grupos –del PSUC a la CNT– eran el indicador de que no se podía actuar solamente a través de la prensa. La prensa clandestina en la Francia bajo dominio nazi era hecha por minorías, pero había casi cincuenta mil hombres armados en las guerrillas y un apoyo considerable tanto internacional como de la misma Francia metropolitana. En el Estado español, el tiempo jugaba contra la prensa clandestina nacionalista, que no tenía posibilidades de continuidad. La conservación. Los siempre necesarios catálogos La conservación es especialmente importante, ya que si no existe se produce la imposibilidad de obtener datos e interpretaciones sobre la memoria que es la prensa. Cualquier investigador que trabaje en prensa histórica llega, al menos en Cataluña, a las mismas conclusiones tristes pero reales. En el prólogo del excelente libro de Albert Viladot58, J. B. Culla destaca el «subdesarrollo que nuestro país todavía sufre en materia de archivos y hemerotecas». Por nuestra parte, insistimos en el mismo tema. Lo escribíamos ya en 1997: «Hay que salvar el pasado. Valga, pues, esta aportación enunciada como lanza airosa, pero es preciso el arado constante, y éste solo puede hacerse a partir de las múltiples instituciones que se han creado para la conservación del rico patrimonio documental de nuestro país, más allá de las voluntades individuales. En la reciente búsqueda de la prensa clandestina del año 1940 para conocer el impacto de la muerte de Companys, he tenido la desagradable sorpresa de comprobar la falta de conservación de las colecciones de periódicos de la reciente clandestinidad. En toda Europa se guardan estos materiales como a oro en paño, en centros activos que editan materiales y ofrecen un panorama de dinamismo notable. En nuestro caso, las colecciones se nutren de lo que buenamente dan los particulares o coleccionistas privados. Donaciones que ha habido y hay. Y suerte tenemos de la abnegación de los particulares que nutren la suplencia pública. No existe, empero, la ofensiva organizada y constante que, como en el caso del cine actual, es una loable labor de búsqueda para

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completar, o hacer, las colecciones. Volviendo a los años duros, a los cuarenta, no he encontrado ninguna revista del periodo. […] Se han creado nuevas instituciones aunque seguimos sin disponer del conocimiento del pasado. Es triste, pero se desconoce un importante patrimonio al que contribuyó buena parte de la población politizada, intelectual, de los años duros. Si no se completan rápidamente estas series o se buscan, aunque no sea de manera desesperada pero sí constante, estos títulos, una parte significativa, importante de la memoria colectiva catalana, desaparecerán para siempre. El primer paso sería establecer el catálogo de títulos, y el segundo, y fundamental, la búsqueda de los que se sabe que no se conservan en ninguna biblioteca ni archivo. En caso contrario, no podremos conocer ni investigar nuestra historia inmediata, que será sin duda tan lejana en este campo como las guerras napoleónicas o las carlistas».

Este texto fue publicado en 1997, y en aquel momento estábamos bajo los efectos de un singular trabajo. Habíamos impartido el curso de doctorado en la Universitat Autònoma de Barcelona en el que un grupo de estudiantes, periodistas en activo, visitaron las principales hemerotecas y bibliotecas barcelonesas estableciendo y fijando las principales cabeceras clandestinas que había y haciendo inventario de cada una de ellas. Una labor en la que tomábamos como modelo, con el grupo de estudiantes de doctorado, el cuidadoso Catalogue des périodiques clandestins diffusés en France de 1939 a 1945 suivi d’un catalogue des périodiques clandestins diffusés a l’étranger59, que incluyen también publicaciones de lucha de otros grupos, como por ejemplo Gudari. Órgano de Euzko-Gudari-Batza (Federación de los Euskadi residentes dentro del Estado francés). En resumen, una información hecha con una simple voluntad, la que corresponde a la Biblioteca Nacional, que es: «Desde el día siguiente a la liberación de Francia, unos cuantos historiadores se preocuparon de recopilar documentos de todo tipo sobre el periodo 1939-1944, y que habrían de permitir escribir la historia. Agrupados en la Comisión de Historia de la Ocupación y la Liberación, se centraron primero en parte de estos documentos, el carácter de los que, a pesar de su amplia difusión inicial, los condenaba a una destrucción o a una inmediata desaparición. Recomendaron su depósito, bien en archivos, bien en bibliotecas públicas. Se trataba, en primer lugar, de salvarlos. Solo más adelante pensaron en hacer un inventario y, después, catalogarlos».

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A pesar de la brevedad de la prensa clandestina en otras latitudes, también se han ocupado de la catalogación en Galicia60, el País Valenciano61, España…62 En Cataluña solo encontramos el ya clásico Premsa clandestina i d’exili (19391976). Inventari de la Col·lecció del Centre d’Estudis Històrics Internacionals de la Universitat de Barcelona63. En lo que a partidos políticos se refiere, destacamos Estat Català64, FNC65 PSUC66, Moviment Socialista de Catalunya67, POUM…68 En cuanto a vaciados solo conocemos dos69. También son dignos de mención los catálogos de bibliotecas de los que tenemos ya versiones informáticas, como el catálogo general de bibliotecas70, así como los específicos, como el procedente de la Biblioteca Arús71 o el de la Facultad de Ciencias de la Comunicación72. Últimamente, el importante Arxiu d’Història de la Ciutat ha elaborado un catálogo importante: la recopilación de su fondo con el título de Premsa clandestina i d’exili (1939-1977), en su «Col·lecció de l’Hemeroteca de l’Arxiu Històric de la Ciutat». Esperamos que se vayan dando los pasos que nos permitan conocer pronto esta prensa heroica, que va más allá de la simple testimonialidad, tanto en lo que se refiere a la catalogación global de lo que se conserva como a la investigación de las numerosas lagunas de las colecciones incompletas existentes.

Notas 1.- FIGUERES, J. M.: «La prensa clandestina nacionalista durante el primer franquismo (19391951): estado de la cuestión, ensayo de censo y comentario sobre los problemas de conservación» en IV Encuentro de Historiadores de la Comunicación. Universidad de Málaga, abril de 2000. 2.- FREVILLE, Henri: La presse bretonne dans la tourmente (1940-1946). París, Plon, 1979. 3.- CREXELL, J.: «L’Hora de Catalunya i Monitor, dos diaris catalans dels anys 40» en Canigó, 501 (1977). 4.- Crexell menciona de L’Hora de Catalunya los números que van del 340 al 364 (1943), conservados en el AHCB. Otros números son el 5 y el 63 (18-X-1941 y 20-XI-1942 respectivamente), que se guardan en un archivo privado del cual Crexell no cita el nombre. De Monitor solo ha visto dos ejemplares, los números 1 y 3 (18 y 20-II-1947). En otros países los centros de historia pertinentes ya hubiesen hechos investigaciones y llamamientos públicos, tal y como ha hecho modélicamente Cinema Rescat y la Filmoteca de la Generalitat de Catalunya con magníficos resultados de descubrimientos, y también hubiesen reeditado estos materiales para el trabajo de investigación y el conocimiento público. 5.- FIGUERES, J.M.: «Prensa clandestina desconocida» en La Vanguardia (10-VIII-1997). 6.- Véase la ley en GÓMEZ REINO Y CARNOTA, E.: Aproximación histórica al derecho de la imprenta y de la prensa en España (1480-1966). Madrid, IEA, 1977. p. 379 y ss. 7.- CENDÄN PAZOS, F.: Historia del derecho español de prensa e imprenta (1502-1966). Madrid, Editora Nacional, 1974, p. 182.

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EL PERIODISMO CATALÁN. UN SIGLO DE HISTORIA (1879-1984) 8.- La impunidad con la que actuaban los comentaristas políticos era total. Un buen ejemplo es el artículo denigrante que Miguel Utrillo dedica a un filólogo insigne: «Fantasmones rojos. Un gran vividor del catalanismo maestro Pompeyo Fabra» en Solidaridad Nacional. Diario de la Revolución Nacional Sindicalista (22-VIII-1939). Cf. DÍAZ I ESCULIES, D.: L’oposició catalana al franquisme: el republicanismo liberal i la nova oposició (1939-1960). Barcelona, Publicacions de l’Abadia de Montserrat, 1996, p. 128 i ss. 9.- Además de los ya conocidos estudios de Lluís Costa referentes a las comarcas gerundenses y de J. M. Roig Rosich en lo que respecta a la actuación cultural, es significativo constatar los datos recogidos por SANTOJA, G.: Del lápiz rojo al lápiz libre. La censura de prensa y el mundo del libro. Barcelona, Anthropos, 1986. 10.- ESPAR, Josep: Amb C de Catalunya. Barcelona, Edicions 62, 1994, p. 101. 11.- ARIMANY, Miquel: Memoria de mi i de molts altres. Barcelona, Columna, 1993. p. 243. 12.- LÓPEZ RAIMUNDO, Gregorio: Primera clandestinidad. Memorias. Barcelona, Antártida / Empúries, 1993 y 1995. ref. a vol 1, p. 47. 13.- DELIBES, Miguel: La censura de la prensa en los años 40. Valladolid, Ámbito, 1985. Más documentación en SÁNCHEZ, J. Francisco: Miguel Delibes, periodista. Barcelona, Destinolibro, 1989. Se incluye bibliografía en el capítulo final, p. 257-260. 14.- Tarrasa, 105 (29-VIII-1940). 15.- TERRÓN MONTERO, J.: La prensa de España durante el régimen de Franco. Un intento de análisis político. Madrid, Centro de Investigaciones Sociológicas, 1981. 16.- Para una panorámica general de los medios en la época, véase: SEVILLANO, F.: Propaganda y medios de comunicación en el franquismo. Alicante, Universitat d’Alacant, 1998 y GUILLAMET, J.: Prensa, franquisme i autonomia. Crònica catalana de mig segle llarg (1939-1995). Barcelona, Flor de Vent, 1996. 17.- RIQUER, Borja de: «Rebuig, passivitat i suport. Actituds polítiques catalanes davant el primer franquisme» en Franquisme. Sobre resistència i consens a Catalunya (1938-1959). Barcelona, Crítica, 1990, p. 180. 18.- BENEYTO PÉREZ, J.: «Planteamiento del régimen jurídico de prensa y propaganda» en Revista General de Legislación y Jurisprudencia, 1994. Cf. Instituto Editorial Reus, Madrid, 1944. 19.- LÓPEZ RAIMUNDO, G.: Primera clandestinidad…, ob. cit. vol II., p. 8. 20.- Editada por Marie Grane: Le journal Défense de la France. París, Presses Universitaires de France, 1961 (Esprit de la Rèsistance); contiene el texto íntegro de los 48 números de la revista. En la bibliografía catalana solo se han editado los facsímiles de revistas culturales como Ariel y Poesia, y una selección de Nous Horitzons. Una buena recopilación de carácter general es la de OLIVER, Joan; PAGÈS, Joan i PAGÈS, Pelai: La prensa clandestina (1939-1956). Propaganda y documentos antifranquistas. Barcelona, Planeta, 1978. 21.- MOLINERO, Carme y YSÀS, Pere: L’oposició antifeixista a Catalunya (1939-1950). Barcelona, La Magrana, 1981. 22.- DÍAZ I ESCULIES, Daniel: L’oposició…, ob. cit. 23.- Sería necesario profundizar mucho más en las series de obras como las de FAULÍ, J.: L’interludi tràgic (1939-1975). Barcelona, Edicions 62, 1981.

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JOSEP MARIA FIGUERES 24.- Es reveladora la confesión de López Raimundo cuando le pregunta la dirección del partido cuál es la principal aspiración de los trabajadores españoles y responde, sin dudar, que es mejorar su salario. 25.- Un texto representativo es el himno del FNC, escrito en prisión y publicado en: Horitzons, 6 (1946). 26.- Crexell en la biblioteca de la UPF, y Viladot en el Centro de Documentación Política de la UAB. 27.- VILADOT, Albert: Nacionalismo i premsa clandestina (1939-1951). Barcelona, Curial, 1987; disecciona las principales publicaciones a base de entrevistas a sus autores vivos y la lógica consulta de bibliografía y colecciones. 28.-Solo le conocemos un artículo: «Randa, revista clandestina» aparecido en Randa, 20 (1986) y conservamos, inédito, su proyecto de exposición de prensa clandestina que trabajamos conjuntamente. 29.- Entre otras opiniones, Borja de Riquer escribe: «Las publicaciones clandestinas catalanas reflexionan más sobre el pasado inmediato, sobre todo la Guerra Civil, que sobre el presente y el futuro. La obsesión por la guerra lleva, de hecho, a dejar en segundo plano la necesaria reflexión sobre el franquismo y la situación del país después del 39». El Món, 258 (3-IV-1987). 30.- Premsa catalana clandestina i d’exili (1917-1938). Barcelona, El Llamp, 1987. Y Premsa catalana clandestina 1970-1977. Barcelona, El Crit, 1977. Una bibliografía exhaustiva suya puede consultarse en FIGUERES: «Paper Groc, revista hemerogràfica personal de Joan Crexell» en Treballs de Comunicació, 6 (1995), p. 101-111. 31.- La relación bibliográfica en nuestro trabajo citado en la nota anterior. Sobre L’Espurna están las aportaciones de Fernández Jurado (Memòries d’un militant obrer. Barcelona, Hacer, 1987) y para el mundo del POUM y sus actividades clandestinas evoca muy bien la época L’aventura del militant, conjunto de recuerdos y anécdotas de los militantes de este partido (Barcelona, Alertes, 1994). 32.- A propósito de este dato, Robert Surroca i Tallaferro publica una carta en el diario Avui (19IX-1983) haciendo referencia a la misma cuestión e indica como Josep Serra Estruch la hizo y fue expuesta en la exposición Premsa de Vilanova, de la Biblioteca Museo Balaguer de dicha localidad. 33.- «Debat sobre la premsa clandestina. Els il·legals davant el futur» en Arreu (28-III-1977) o «El periodisme clandestí dels primers anys setenta» en Capçalera, 4 (1989) del citado Crexell. 34.- «Estimats amics», «Poesia», «Antologia»… en L’interludi tràgic…, ob. cit. 35.- BOVÉ, M. y CAPILLA, A.: La premsa de sorra. Les publicaciones obreres clandestines a la Catalunya de postguerra (1939-1943). Barcelona, Colegio de Periodistas, 1995. 36.- «Es especialmente lamentable que en un estudio de estas características la ausencia de notas. […] En resumen, La premsa de sorra, es un trabajo interesante, con una remarcable aportación a las publicaciones clandestinas en Cataluña durante el primer franquismo, pero también con pocas aportaciones nuevas y con algunas insuficiencias en el estudio de la trayectoria de las organizaciones obreras antifranquistas» en L’Avenç, 210 (1997). 37.- Periodisme en temps difícils. L’escola del CIC (1964-1974). Barcelona, Diputación de Barcelona, 1989. 38.- Gaceta de la Prensa Española, 123 (1959), p. 511-518, en la que además de verificar la ausencia de prensa clandestina política en aquel tiempo, incurre en otros errores como el hecho de constatar la falta de prensa pornográfica, además de literatura de esta temática a lo largo de la historia de España.

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EL PERIODISMO CATALÁN. UN SIGLO DE HISTORIA (1879-1984) 39.- GÓMEZ IMAZ: Los periódicos de la guerra de la Independencia (1808-1814). Madrid. Tipografía de la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, 1910. 40.- «La premsa clandestina», fascículo núm. 6, El Correo Catalán (3-III-1985). 41.- SAMSÓ, Joan: La cultura catalana: entre la clandestinitat i la represa pública (1939-1951). Barcelona, Publicacions de l’Abadia de Montserrat, 1994 y 1995. 42.- Varios autores: «Fa cinquanta anys, Ariel» en Serra d’Or, 442 (1995). p. 23 y ss. También FAULÍ, Josep: «Poesia clandestina» en L’interludi tràgic… ob. cit. 43.- FAULÍ, J.: «Ariel, desig de llibertat» en L’interludi tràgic… ob. cit., p. 28-29 ; SALADRIGAS, R. : «Ariel (1946-1951) » en Cap de setmana de El Correo Catalán, 199 (30-XII-1978); FIGUERES, J.M.: «Ariel, la primera revista catalana de literatura» en Punt Diari (13-III-1980); PONS, A.: «Ariel» en Joan Triadú, l’impuls obstinat. Barcelona, Pòrtic, 1994. p. 71-79. ROSSELLÓ, A. de: «Els inicis d’una represa. La revista Ariel» en Serra d’Or (septiembre 1966). p. 51-53; TERRI: «Els homes d’Ariel» en L’Avenç, 36 (1981). p. 165; TRIADÚ, J.: texto sobre el origen de la revista en Vida Nova, 10 (Montpeller) y reproducido en las cubiertas de la edición facsímile. Barcelona, Proa, 1978; Id.: «Carles Riba i la revista Ariel» en Serra d’or (septiembre 1979). p. 25-27; Id.: «Manels Valls a la revista Ariel» en Serra d’Or (noviembre 1984). p. 43; Id.: «Cirici a la revista Ariel» en Serra d’Or (abril 1983). p. 17; Id.: «Ariel, entre l’avantguarda i la normalització» en Avui (23-V-1982); Id.: «Les generacions d’Ariel» en Avui (12-IX-1976). Cf. Una cultura sense llibertat. Barcelona, Proa, 1978. p. 33-36; Id.: «La revista Ariel al cap de cinquanta anys» en Revista de Catalunya, 100 (octubre 1995). p. 148-151; VENTURA, J.: «Ariel, 23 números de revista clandestina» en Cap de Setmana de El Correo Catalán (12-V-1979). Véase también la nota anterior. 44.- FAULÍ, Josep: «Estimats amics» en L’interludi tràgic... ob. cit., p. 19-20. 45.-FAULÍ, Josep: «Antologia clandestina» en L’interludi tràgic… ob. cit., p. 36-37. 46.- SALICRÚ I PUIG, M.: «Dos números de Curial impressos a Mataró» en Fulls del Museo Arxiu de Santa Maria, 11 (julio 1981); TRIADÚ, J.: «La revista Curial» en Ariel, 18 (1948); PORTER I MOIX, M.: «Ha caigut un Curial: moles més en queden!» en Avui (28-III-1981); DOMINGO I CLUA, J.M.: «Antoni Comas i Curial» en Serra d’Or, 262-263 (1981). 47.- FORT I COGUL, E.: «Ressò» en Ramon Muntanyola,, testimoni de reconciliació. Barcelona, Publicacions de l’Abadia de Montserrat, 1977, p. 140-146. 48.- PALAU I FABRE, J.: texto de presentación a la edición de Poesia en las guardas de la edición facsímile de La Sirena. Barcelona, Proa, s.f. 49.-Según J.M. HUERTAS y otros: «La premsa de la resistencia» en Vint anys de resistencia catalana (1939-1959). Barcelona, La Magrana, 1978. 50.- «Prop de quaranta anys de premsa no autoritzada» en Avui (9-II-1977); «Per Catalunya, l’organ del Front Nacional i La Humanitat (1942)» en Avui (16-II-1977); «La Batalla (POUM) y Front de Llibertat» en Avui (23-II-1977); «Solidaridad Obrera, òrgan de la CNT i Ruta, publicació de les Joventuts Llibertàrias» en Avui (2-III-1977); «Endavant. Les publicacions d’Unió Democràtica. Coll Alentorn, de tota una vida ençà» en Avui (9-III-1977); «Panorama de les publicacions culturals. L’exili: vasta producció» en Avui (15-III-1977); «Treball, portaveu del PSUC» en Avui (7-IV-1977); «Catalunya Obrera, òrgan d’USO i…» en Avui (10-IV-1977); «Premsa de Comissions Obreres» en Avui (7-V-1977).

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JOSEP MARIA FIGUERES 51.- «Front Nacional en la Catalunya de l’any 1939» (3-III-1977); «El FUC (1942-1947), la gent que Porta apallissava» (17-II-1977); «Els monàrquics també anaven a la pressó (1938-1958)» (19IV-1977). 52.- De las diversas referencias, GAVILÁN, A.: «Treball: el mitjà és el missatge» en La nostra utopia. PSUC 50 anys. Barcelona, Planeta, 1986 y también en L’Avenç (1986); PALAU, J.: «Treball a la clandestinitat (1939-1977)», trabajo inédito, Universitat Autònoma de Barcelona, CEDOC, s.f.; Treball: «Treball 50 aniversari, antologia de portades»; SABRIA I GARCIA, M.: «A Terrassa s’imprimiren Treball, Mundo Obrero y Solidaridad Obrera» en Al Vent, 13 (1978); ALCARAZ, J.: «Joan Busquet, l’eurodirector de Treball» en Al Vent, 36 (1980); NAVARRO, M.: «Legitimació franquista d’un assassinat» en Treball, 708 (1982); RIERA, I.: «El port vell i Treball» en Serra d’Or, 370 (1990); CLARET SERRA, A.: «Difusors de Treball» en Treball, 688 (1981); CARANDELL, J.M.: «Treball» en Tele-eXprés (29-IX-1980); CLARET SERRA, A.: «Sobre Treball» en Treball, 713 (1982); SANJUAN, J.: «Treball: quincenal i nou contingut» en Treball, 722 (1982). 53.- MARTÍNEZ I VENDRELL, Jaume: Una vida per Catalunya: memòries 1939-1946. Barcelona, Pòrtic, 1991. 54.-Además de unas excelentes memorias, por su extensión y exhaustividad, bajo el título de Sísif i el seu temps (Barcelona, Lartes, 1990) tiene una preciosa novela ambientada en el mismo periodo: El pájaro africano. Barcelona, Planeta, 1976. 55.- SERRAHIMA, Maurici: Memòries de la guerra i de l’exili, vol II., 1938-1940. Barcelona, Edicions 62, 1981. 56.- El equipo de investigación que dirigimos estuvo formado por David Vidal i Castell, Jordi Gomero i Aguilera, Carles Benítez i Bardés y Enric Matarrodona y se dedicó tanto a la investigación para el doctorado (Bellaterra, Universitat Autònoma de Barcelona, Departamento de Periodismo de la Facultad de Ciencias de la Comunicación) como, después de completarla, a las reuniones de verificación y procesamiento de textos, bases de datos… 57.- BALCELLS, Albert y SOLÉ SABATÉ, Josep M.: «Aproximación a la historia de la oposición al régimen franquista en Cataluña» en TUSELL, J. (coord.) La oposición al régimen. UNED, 1990. 58.- Nacionalisme i premsa clandestina. Barcelona, Curial, 1987. 59.- París, Bibliothèque Nationale, 1954. 60.- MAÍZ VÁZQUEZ, B.: Memoria-Catalogo das publicacions galegas antifranquistas. Sada, diciós do Castro, 1989. 61.- PÉREZ MORAGON, F.: Premsa clandestina la País Valencià (1962-1977). Valencia, Centre d’Estudis i Documentació, L’Espill, 5. 62.- CORA, J. de, y otros: Panfletos y prensa antifranquista clandestina. Madrid, Ediciones 99, 1977. 63.- Su director, Emili Giralt, hizo un llamamiento para la ampliación, y los más de 800 títulos que habían fueron engordados gracias a diversos donativos. Barcelona, 1977. 64.- 60 anys de premsa d’Estat Català. Barcelona, Estat Català, 1983. Una relación en «60 anys de premsa d’Estat Català» en L’Estel Blau, 22 (1982). 65.- ROIG, D.: «Cens de les publicacions periódiques de Front Nacional de Catalunya editades a Barcelona», trabajo de investigación de curso dirigido por Josep M. Figueres. Universitat Autònoma

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EL PERIODISMO CATALÁN. UN SIGLO DE HISTORIA (1879-1984) de Barcelona, 1995, basado en la investigación hemerográfica y en el trabajo inédito de ALCARAZ, J.: La premsa del FNC els anys 40 (1979) y las aportaciones sobre el FNC de Viladot, Crexell y Díaz i Esculies citadas, además del último El Front Nacional de Catalunya (1939-1947). Barcelona, La Magrana, 1983. Se puede encontrar una relación oficial, «La premsa del Front» en Per Catalunya (1978) que cita veinticinco títulos entre 1939 y 1977. 66.- GASCH, E.: La premsa del PSUC (1936-1993). Catàleg de publicacions periòdiques del Partit Socialista Unificat de Catalunya. Servei de Publicacions de la Universitat Autònoma de Barcelona, Bellaterra, 1999. 67.- GIRAL QUINTANA, E.: «Les publicacions periòdiques del Moviment Socialista de Catalunya. Inventari del fons localitzats. Un cas de tenacitat: L’ Endavant de l’exterior» en el volumen sobre historia del socialismo publicado en Barcelona por la Fundación Rafael Campalans (1996), p. 57-78. 68.- De las diversas obras de Víctor Alba sobre el POUM y las actividades que él mismo organizó en el primer franquismo, narradas detalladamente en sus memorias Costa amunt i costa avall, remarcaríamos por el valor humano: L’aventura del militant. Barcelona, Laertes, 1994. 69.- «1969-1979: 10 anys de lluita». Sumario de los números 1 al 74, s.f., s.l., y la segunda es Nous Horitzons, en su habitual relación anual de autores y materias. 70.- http://www.cbuc.es 71.- Catàleg de revistes. Biblioteca Pública Arús, Barcelona, 1985. 72.- Consultable en línea y con antecedentes publicados: Publicacions periòdiques, hemeroteca. Facultad de Ciencias de la Información, Bellaterra, 1984. Y también Catàleg de Publicacions Periòdiques 1988, Facultad de Ciencias de la Información, Bellaterra, 1989.

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4 L´ Hora de Catalunya1, diario clandestino

Joan Crexell publicaba en Canigó en 1977 una nota sobre L’Hora de Catalunya, periódico diario, clandestino e informativo, de los años cuarenta, en la que escribía: «Hace tiempo que le seguíamos la pista a este boletín. En este sentido podemos decir que sabíamos que consta en la Hemeroteca de Barcelona. Por desgracia, al tratarse de prensa clandestina bajo el franquismo, se encontraba en el ‘infierno’, lo que nos impedía consultarlo a pesar de encontrarse en el fichero público. Mientras tanto habíamos tenido el placer de encontrar dos ejemplares en el archivo particular de un conocido dirigente político. Se trata de los números 5 (18 de octubre de 1941) y 63 (20 de noviembre de 1943). Constan de uno o dos folios tirados a una cara con multicopista que contienen las cuatro barras y una gran V –de Victoria, suponemos– impresas en rojo o con un tampón (?) en mitad de la página. Dicho y hecho». A continuación, Crexell explica que en el Arxiu Històric de la Ciutat de Barcelona (AHCB), conocido popularmente como Casa de l’Ardiaca o Hemeroteca Municipal, se puede consultar la colección que se conserva, por desgracia, solo de los números 340 al 364. Reproduce un texto editorial: «Hoy hace un año que nuestro periódico se ha convertido en el cotidiano independiente que desde hace 12 meses ha venido difundiendo la verdad informativa entre los catalanes». Prácticamente veinte años después, con el título «Prensa clandestina desconocida», reclamábamos desde La Vanguardia una política de recuperación que incluyese «un catálogo de títulos y, fundamental, la búsqueda de los que no se conservan en ninguna biblioteca ni archivo». De L’Hora de Catalunya, con centenares de números publicados, disponemos de unos pocos ejemplares repartidos en distintos archivos del país. Damos con ellos en el Pavelló de la República y en el AHCB, a los que podemos sumar los dos números conservados en el archivo personal del referido político. Una insignificancia en relación con la importancia y el alto mérito de un título tan cercano, reflejo de los que construyeron un

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marco comunicativo que nunca podremos estudiar íntegramente. L’Hora de Catalunya sería una de las diez mil publicaciones en catalán, y el triple en castellano, editadas en Cataluña redondeando a la baja, necesitadas de fijación y catalogación, de conservación y proyección. Es habitual en el coloquio de mayo del Aula de Historia del Periodismo Diari de Barcelona (UPF), escuchar la petición de una «política directora» en la hemerografía a las instituciones catalanas. Se ha comenzado, como siempre, tímidamente, a adoptar alguna medida agradable en este entorno árido. La consolidación de la colección de libros del Ayuntamiento de Barcelona, «Inventaris i Catàlegs», con tres nuevos títulos aparecidos, aparecidos evidencia la constancia de querer dotar de instrumentos de referenevidencia cia al patrimonio cultural más allá del estricto ámbito municipal barcelonés y cómo, al mismo tiempo, gracias al impacto sorprendente de contemplar con gozo estas obras, nos motiva una reflexión sobre el estado actual de estas series bibliográficas desatendidas en otras áreas de nuestro conocimiento y que precisan de un impulso desde los poderes públicos. Quizá –y no deja de ser una modesta intuición o una percepción errónea y sesgada– disponemos, como colectividad, de muchas lagunas específicas todavía pendientes de ser investigadas pero que se van cerrando gradualmente, mientras que un plan cultural en relación con el patrimonio escrito más allá de la legislación genérica no se materializa, y ahora no es válida la excusa de decir que hay pocos recursos. Al menos, en lo que respecta a la hemerografía, la obra de referencia es imprescindible y necesaria. Aparecen unos títulos valiosos y a ellos nos tenemos que ceñir. Es triste contemplar como diversos investigadores –archivistas, bibliotecarios, historiadores– se lamentan por las carestías que imposibilitan el conocimiento histórico, social y cultural. Las simples lecturas de las actas de los coloquios especializados que organiza la Fundació Bofill o la Societat Catalana de Comunicació (SCC) del IEC en relación con el patrimonio documental son suficientemente explícitas. Los archivos están destinados, en la sociedad de la información, a un nuevo papel; los medios de comunicación, los documentales, por ejemplo, juegan un papel relevante. Si los archivos (hemerotecas) no conservan la prensa, ¿cómo podemos conocer o, peor, recobrar la historia catalana de los dominios centralistas que la han escondido? Partimos de la máxima que una cultura con vocación de tal, o que se precie de serlo, debe caracterizarse por disponer de elementos de trabajo y de herramientas catalográficas acumulativas que ayuden a su desarrollo, al conocimiento de lo que se hizo en el pasado. No hace falta comenzar de cero. Nuestros hombres han amado su prensa. Un nombre un poco desconocido hoy, menos en Arenys, donde se le recuerda a menudo, Miquel i Vergés, hizo una meritoria obra antológica sobre la prensa del siglo XIX y, exiliado, empleó su

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tiempo vital en México en componer un bello estudio sobre la prensa insurgente, es decir, la prensa autóctona contra el dominio español. En esta obra, Miquel i Vergés hacía también un cierto catalanismo, el de la obra rigurosa y de calidad sobre la disidencia. En lo concerniente, volvemos, a los catálogos y los repertorios de periódicos de referencia, disponemos en Francia de un modelo muy agradecido que podemos imitar. Y esto es así, al margen de los criterios cuantitativos que serían los beneficiarios de este tipo de obras, sea de un buen catálogo puntual como el que ya existe sobre la prensa de Barcelona durante la Guerra Civil o de una obra descriptiva local amplia, igualmente válida, como es la prensa de la ciudad de Gerona a lo largo de la historia. Estas obras de referencia tienen que poder editarse y tienen que figurar en las salas de consulta de los centros bibliográficos para que puedan ser utilizadas como lo que son, los diccionarios de los historiadores. Sea por una sola persona al día o para que generen cola en hoNadie establece rarios laborables. Nadie no establece criterios cuantitativos a un diccionario de la rima, de los santos o de los monjes. Los criterios tienen que ser de tendencia a la normalidad. No hablamos nunca de catálogos minoritarios, ¡cómo si hubiese alguno que no lo fuese! Hablamos del catálogo general de la prensa hecha en Cataluña, una obra inexistente que es preciso emprender como labor de construcción de futuro si queremos conocer las publicaciones en catalán y castellano, pero también en francés, latín, esperanto y otros idiomas. Los catálogos de prensa son herramientas que es necesario tener editadas, al margen de la justificación cuantitativa que parece que debe validar cualquier política cultural en contextos de capitalismo agresivo. Un concepto en la gestión cultural, el cuantitativismo, que va contaminando imperceptiblemente más sectores intelectuales. Los técnicos saben perfectamente que deben aplicar políticas de priorización que definen los políticos. Se debe ultrapasar la cultura de los espectáculos para llegar a la bibliografía de investigación. Nos pedían, en la biblioteca de la Universidad de Navarra, aprovechando una pausa en un congreso de historia de la prensa, mientras curioseábamos los volúmenes referidos a la pasada guerra que tienen depositados en inmensos estantes y que tenían el buen aspecto de las cerezas en agosto, que anotásemos en una ficha todos los libros que tocásemos aunque los volviésemos a dejar en su sitio. La pregunta que nos formulábamos ante tal solicitud tenía una fácil respuesta: libro no consultado en «x» tiempo iba a un infierno, esto es, a un almacén lejano o a un depósito invisible. Los criterios cuantitativos son importantes, pero no deberían ser determinantes. En Francia lo han comprendido perfectamente desde el siglo XVIII. En el XIX, aparecieron sólidas aportaciones entre las que destacan las de Hatin hasta llegar a finales del XX con el encargo institucional de un planteamiento global

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coherente que huelga comentar. Encargaron, editaron y distribuyeron a todas las bibliotecas y centros de conocimiento obras de referencia sobre la prensa. Lo hicieron con método y constancia, con una ambición de mariscal que quiere coronar pirámides. Para el ámbito que hoy nos ocupa, editaron catálogos de publicaciones periódicas de forma departamental, es decir, reunieron en un libro específico para cada distrito administrativo las principales referencias descriptivas de todas las revistas publicadas en un Departamento y conservadas en cualquier biblioteca del Hexágono. Naturalmente, esta obra es consultada por multitud de interesados, puesto que contiene documentación referencial extensa y muy útil. No es solo una herramienta para bibliógrafos o hemerógrafos. Interesa a unos sectores culturales muy extensos. Un segundo tipo de volúmenes editados han sido las obras de vocación general, sobre las publicaciones conservadas en un centro, en la línea del catálogo que la benemérita biblioteca privada R. Arús –qué lección– editó como libro a principios del siglo XX. En Francia, siguiendo la tradición de progreso y eficacia, constituyeron una obra importante, el precioso y monumental catálogo, en cinco gigantescos volúmenes, de todas las publicaciones periódicas conservadas en su Biblioteca Nacional. Paralelamente editaron también multitud de catálogos especializados, como por ejemplo, de periódicos clandestinos de tanta resonancia social en el país vecino mientras que nosotros los escondemos como si fuesen pecados cometidos por nuestros padres o abuelos. En Cataluña, la mayoría de esfuerzos –y de resultados– se hicieron en momentos de autogobierno cultural o desde posiciones personales de periodistas inquietos como Albert Viladot, historiadores como Joan Crexell o eruditos locales como el impresor tarraconense Virgili i Sanromà, por repetir solo tres nombres de personas estimadas y desaparecidas. La irrupción de la Generalitat en el mundo de la cultura y en la bibliografía se desarrolla, en lo que a historia de la comunicación se refiere, con un arranque de caballo siciliano que acaba en parada de burro manchego. Efectivamente, se editaron, a principios de los ochenta, los catálogos, magníficos y loados como escribimos en su momento, de la prensa local de Vic, Granollers, Ripoll, Balaguer e Igualada. Obras hechas con fichas precisas de las publicaciones, indicando las bibliotecas en que se encontraban, con reproducción de la portada, con control de existencias conservadas… Algunos títulos en dos volúmenes y todos con datos precisos, coherentes y uniformes. Se auguraba la continuidad ya que alguno era parcial: La premsa de la ciutat de Vic al segle XIX, por ejemplo. Parecía que debía haberse continuado con el siglo siguiente. En aquellos momentos de efervescencia y de sueños en forma de proyectos –turbulentos por lo que se ha visto dos décadas después–, se nos invitaba a reuniones, de las que guardamos las actas y en las que éramos el único no funcionario invitado, en las que se hablaba de

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una Hemeroteca Nacional de Cataluña que aspiraba a ser un puntal de investigación. Mientras tanto, en los centros se atendía a los investigadores que, con su estudio o censo local, iban a un servicio de bibliotecas que añadía a su título «y Patrimonio Bibliográfico» y se publicaba el trabajo con voluntad de disponer del censo o mapa cerrado de las publicaciones del entorno específico y se acometía con ilusión y eficacia y sin normativas, mientras que hoy es al revés. Se ha desmotivado a uno de los sectores centrales de nuestra cultura –archiveros y bibliotecarios– y se ha dictado una normativa a la que es mejor no prestarle atención. Ante la atonía que a finales de los años ochenta detectamos, coincidiendo con el auge de otros sectores culturales más dinámicos socialmente y con mayor reconocimiento derivado del placer gratificante del espectáculo, la Junta de la Societat Catalana de Comunicación íbamos a estimular a los directores generales para animarlos a salvaguardar el patrimonio (hemerográfico, cinematográfico, etc.) y lo primero que expresábamos era la necesidad de repertorios y catálogos para poder conocer las piezas no conservadas en ninguna biblioteca y poder buscarlas. No obstante, los tiempos de las buenas palabras se acabaron pronto. La serie bibliográfica y las reuniones cesaron, e incluso los estudios locales ya realizados –como el de Manresa– no vieron la luz, al tiempo que otros que estaban a punto de comenzarse –Reus, Tarragona, Figueres…, y otras ciudades con rica tradición periodística– fueron enterrados por el olvido oficial. Visto lo visto, debían ser los ayuntamientos o institutos locales los que asumiesen la responsabilidad como ha hecho, por ejemplo, Figueres. Con lo bien que se había comenzado, con una colección que de haberse concluido se habría convertido en una herramienta de referencia indiscutible… Así, los ayuntamientos recogen el guante, pero cada uno con su propia ficha, de forma heterogénea, sin datos comunes. La metodología era discrecional del autor, sin un criterio como la ficha descriptiva y de contenidos que habíamos confeccionado para el Institut Català de Bibliografia. Esta metodología fue olvidada hasta tal punto que, cuando volvió a aparecer, una extraordinaria y no suficientemente alabada obra sobre la prensa tarraconense de la Segunda República, la ficha que se utilizó fue la de la Universidad de Valladolid, de Celso Almuiña. Posteriormente se crearon instituciones diversas dedicadas a la conservación, protección y proyección de la cultura. En nuestro ámbito, destacamos la Filmoteca y la Hemeroteca, ambas con el añadido «Nacional de Catalunya» en sus inicios. El Museo de Historia de Cataluña (MHC) venía a ser el «ariete de la investigación histórica» según manifestó su primer director; la Hemeroteca tenía que buscar, por ley, toda la prensa catalana –ya fuese producida en Cataluña o en el resto del mundo– que no estuviese en ninguna biblioteca. Sin embargo, ninguna institución hizo lo que en España hacen muy

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bien el Instituto de Estudios Riojanos o el Instituto Juan Gil-Albert de la Diputación de Alicante por citar solamente dos instituciones que conocemos bien en su vertiente de aportación a la investigación. El Museo de Historia de Cataluña se concentró en exposiciones y la Hemeroteca se convirtió rápidamente en una sección más, de la media docena existentes, de la Biblioteca Nacional. La prensa que había sido elemento fundamental en la formación de la catalanidad y la herramienta cultural por excelencia de la recuperación y del mantenimiento de la identidad nacional, a falta de administración, política, enseñanza y ciencia durante los siglos XIX y XX hasta llegar a las dictaduras militares uniformistas, quedaba reducida al olvido, a la desaparición en referencias instrumentales. La prensa, memoria de una nación, y a la vez, gran aportación cultural y semilla de transformación. ¿Alguien puede imaginarse la Mancomunitat sin La Veu de Catalunya y El Poble Català? ¿Y el Estatut sin el Avui? Cuando en el catálogo de la prensa que el Ayuntamiento de Centelles editó en 1998 se cita el Butlletí de les Joventuts Socialistes, se afirma que se editó alrededor de 1937 o 1938 y concluye: «No se ha podido recuperar ningún ejemplar debido al cariz ideológico de la revista y del ascenso al poder del General Franco». Dicho esto, solo cabe reconocer la triple victoria: militar durante la guerra, civil durante la postguerra y mediática durante la democracia, al condenar al olvido una parte de la historia, la de los vencidos, por no existir la conciencia de que debe trabajarse para tener al menos una colección de prensa íntegra en algún centro público, local o nacional. La responsabilidad de los directores culturales del patrimonio cultural siempre estará ahí. Cuando un archivero elabora el catálogo de la prensa local, podemos citar el ejemplo de Malgrat de Mar, de dieciocho publicaciones, ocho son marcadas con un interrogante que indica ausencia de colecciones. La gravedad del hecho, el desconocimiento y los aspectos colaterales, como puede ser condenar la historia nacional catalana a seguir siendo estrictamente barcelonesa, obliga a intentar reaccionar e impulsar medidas correctoras. Por desgracia, tampoco la Filmoteca se preocupó, como la Hemeroteca, de una operación de salvamento. Volvieron a ser los peones, con acciones de rescate, los que tomaron la iniciativa. Y la respuesta popular fue admirable, de manera que se aunaron esfuerzos públicos y privados. En lo que a publicaciones periódicas se refiere, debemos constatar que se interrumpió la línea histórica de la labor de catalogación histórica que habían comenzado en los años treinta, abnegadamente, investigadores, eruditos o aficionados, con nombres como Lluís Bertran i Pijoan, Joan Givanel i Mas, Joan Torrent y Rafael Tasis. Estos hombres construyeron trabajos catalográficos de referencia que hoy son imprescindibles a pesar de su más de medio siglo de existencia. La penuria ac-

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tual llega hasta tal punto que no se puede culpar a la falta de recursos; nunca la cultura catalana había tenido tantos profesionales de la cultura como en la presente generación y nunca se había producido tal carestía de obras de referencia. Se podría dar el caso que una revista cualquiera, del exilio, por ejemplo, podría estar en un fondo entregado al Arxiu Nacional de Catalunya y el mismo título estar depositado en la Biblioteca Nacional. Si las colecciones estuviesen completas en ambos casos, podríamos quedar satisfechos; pero al ser series a menudo incompletas y los catálogos, inexistentes, o en el mejor de los casos parciales, se obliga al investigador a un esfuerzo suplementario. La labor de conocer los ejemplares existentes en cada sitio es compleja. El Ayuntamiento de Barcelona ofrece un catálogo de sus fondos propios en línea, mientras que la Biblioteca Nacional de Catalunya, en colaboración con otras bibliotecas universitarias, ha impulsado otro que es una herramienta de gran alcance y mejor servicio (www.cbuc.cat). Dos instrumentos importantes. Sin embargo, sigue siendo necesario realizar muchas consultas diferentes para saber si la revista X o el diario Y están en tal centro o conservados en tal otro. No existe un catálogo general de la prensa catalana. En este marco tan lamentable de carencia de herramientas de referencia, salvo honrosas excepciones, huelga comentar el nacimiento y la consolidación con siete títulos editados de una colección que lleva el nombre de «Inventaris i Catàlegs», que no deja de ser un nuevo soplo de aire fresco en la dura ascensión. El pie editorial, del consistorio barcelonés que fue su responsable, en relación con la conservación del patrimonio hemerográfico, representa una labor de suplencia que viene de lejos. En concreto, desde 1929, con la exposición de prensa comarcal –que recogía, caso insólito, la prensa hecha en catalán y la hecha en castellano– y que impulsó el Ayuntamiento. La Mancomunitat había sido prohibida por la dictadura militar. El Estado llevó a cabo una política cultural, en lo tocante a la hemerografía catalana, de inexistencia absoluta. Prácticamente no hay nada que deba a España en lo que a historia de la prensa catalana se refiere. Y, claro, los únicos catálogos fueron los de los resistentes culturales que se esforzaron en servir a la historia de una cultura y priorizaron la catalogación de la prensa escrita en catalán. El único catálogo genérico de la prensa en castellano –con la elaborada en catalán– del que disponemos es el que editó el periodista Bertran i Pijoan, Premsa de Catalunya, capitalizando el optimismo de una ciudad en ebullición. Medio siglo después, otro periodista, Josep M. Huertas, dirigió un equipo y retomó la recopilación de diarios, de todos –el centenar en catalán y el resto en castellano, en total quinientos–, en una obra de 1992, al calor de otro gran evento barcelonés del siglo XX: de la Exposición Universal a los Juegos Olímpicos. Trabajos puntuales, distantes cronológicamente, y que no han seguido lo que en ciudades vecinas se ha hecho con tremenda eficacia,

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como es el citado caso de Alicante, donde se ha sistematizado absolutamente la catalogación de toda su prensa tanto por criterios cronológicos como geográficos, en una admirable serie dirigida por Francisco Moreno Sáez. La serie municipal Inventaris i catàlegs publica títulos de épocas históricas medievales o recientes. Así, del estudioso del cine Joaquim Romaguera i Ramió, Història i Catàleg de la Cinemateca Municipal i Història i relació dels Premis de Cinematografia i Audiovisuals ‘Ciutat de Barcelona’, se ha convertido en un modelo de las ediciones que deben incentivarse en el ámbito de los documentos cinematográficos referenciales, y, además, en un momento en el que la imagen es el punto central de la atención de las nuevas generaciones que, por los cambios sociales y educativos, la prefieren a la lectura y soportan el visionado con paciencia. De Teresa Llorens Sala, lleva por título Premsa clandestina i de l’exili a l’Hemeroteca de l’Arxiu Històric de la Ciutat (19391977). Dos aportaciones modélicas, destinadas a ser instrumento de consulta durante muchos años antes de que aparezcan catálogos generales, exhaustivos y metódicos. Aspiración que, a día de hoy, parece utópica, dada la dispersión de presupuestos concentrados en mantener costosas estructuras de personal, instalaciones y mantenimientos con pocos frutos tangibles a corto plazo, al menos, hemerográficamente. La recopilación de Romaguera se convierte, de este modo, en una reflexión sobre la labor de fijación de los títulos del patrimonio documental de cine y prensa. En los años ochenta, él mismo, por encargo del Departament de Cultura, editó unos catálogos que son todavía una herramienta de consulta obligada para quienes quieran conocer el séptimo arte producido en el momento. Las fichas, generosas, siempre fiables, del erudito cinematográfico y promotor de numerosas iniciativas relacionadas con la bibliografía del cine en catalán, merecerían continuidad después del esfuerzo de los primeros años ochenta. Otro título importante de la colección es la aportación de Enry Hettinghauen, en uno de los últimos aparecidos, Notícies del segle XVII: la premsa a Barcelona entre 1612 i 1628. El trabajo que nos ocupa es un instrumento fiable fruto de una responsabilidad colectiva de interés en Europa, como deja claro el último número de la prestigiosa revista CinémAction dedicado a los archivos de imágenes y en el que se constata la importancia de los archivos de radio y televisión (¡Ay! ¿Quién conserva los informativos o programas no susceptibles de ser vendidos o reemitidos en el futuro?). La obra de prensa clandestina nos remite a temáticas de actualidad en el todavía cercano franquismo: la clandestinidad y el exilio. Los aniversarios han traído consigo exposiciones de prensa del exilio como «Noves visions del drama», de la tragedia que fue el éxodo de una población, un éxodo agrícola,

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y, de rebote, intelectual. Las fichas redactadas meticulosamente por Teresa Llorens reúnen, ordenadamente, datos descriptivos: título, editor, inicio, ciudad, lengua y –muy útil– los números con sus correspondientes fechas, de lo que se conserva. Se dispone así de una obra extraordinaria y de probada utilidad. En 1997 dirigimos un curso de doctorado en el que el trabajo de los alumnos –periodistas e historiadores– fue buscar en ocho bibliotecas barcelonesas las existencias de la prensa clandestina catalana desde 1939 a 1951. Los cien títulos fueron buscados, uno a uno, y después número a número. Una síntesis de las conclusiones, sin los datos numéricos de existencias los hemos visto en este volumen tras presentarlos en un congreso en Málaga (2000). Si se editase el centenar largo de fichas, in extenso, podrían obtenerse datos tan agradecidos como los siguientes, los que, a pesar de ser tristes, son los que hay y, por lo tanto, los que tenemos que conocer. Lo hacemos con un solo título que servirá como ejemplo: L’Hora de Catalunya. De esta cabecera diaria se conservan unos ejemplares. En el catálogo del AHCB podemos ver que se conservan del número 340 al 364 y que de ese intervalo faltan los números 341, 342, 363 y 363. Afirma Viladot, que «tuvo tres etapas diferentes. De la primera etapa no se sabe prácticamente nada». En referencia a la última escribe: «Desgraciadamente, se desconoce cuándo dejó de editarse el diario». Viladot vio y citó unos pocos números: el 5, el 348, el 364… En nuestra investigación, como hemos visto anteriormente, no hemos encontrado en las grandes bibliotecas generales, salvo en la municipal barcelonesa, referencia alguna al emblemático nombre de L’Hora de Catalunya. CBUC Si se busca en la página de internet del cbuc, buque insignia de la bibliografía virtual, aparece solo una referencia al primer diario en lengua catalana bajo el franquismo que señala al fondo que el desaparecido Viladot donó al Centre de Documentació Política de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la UAB. Los números que figuran son: 5 (octubre de 1941), 63 (marzo de 1942) y 364 (febrero de 1943). La importancia de un diario en catalán en plena lucha de resistencia cultural radica en el hecho de que el nacionalismo catalán no tuvo solamente prensa literaria, también la tuvo informativa. No obstante, los facsímiles que han aparecido hasta el momento se limitan a la prensa cultural; esto es, la menos peligrosa de conservar en aquellos duros años cuarenta y, por lo tanto, la que con mayor facilidad podía ser proyectada. Si en la informativa, hecha con la connivencia y los auspicios del consulado británico, la conservación es tan difícil, ¿cómo no ha de serlo con la prensa nacionalista radical de lucha? Un silencio se mece sobre la posibilidad de conservar la memoria nacional del combate político. Y, ya de paso, digamos que el libro homónimo del diario que nos ocupa, editado en 1979 y que recoge las crónicas radiofónicas del primer programa diario en catalán bajo la dirección de Emili Casademont

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en Ràdio Figueres, tampoco no es fácil de localizar en la Biblioteca Nacional de Catalunya. Por el contrario, los resúmenes en Radio Sevilla –publicados en el ABC local de Queipo de Llano– sí que los encontramos en todas las bibliotecas universitarias. Conocer los fondos de los archivos de los servicios secretos británicos, del Ministerio de Asuntos Exteriores con los materiales del Consulado de Barcelona, etc., sería seguramente la última acción a llevar a cabo, pero antes huelga recopilar el testimonio de los protagonistas y, en este sentido, hay nombres que deben ser investigados y que merecen una nota biográfica por su trayectoria al servicio de la democracia, de la información y de la catalanidad. Nos referimos a Lluís Esteve i Taulina (Barcelona, 1911), muerto en el exilio, en una nueva oleada de exilios poco conocidos y pendientes de ser analizados –los exiliados del franquismo posteriores a 1939, que también los hubo. Esteve, casado en 1946 y con cuatro hijos, según podemos leer en la ficha del Archivo de Víctor Castells, en 1950 tuvo que huir a Aviñón por haber sido el promotor de L’Hora de Catalunya. En el exilio fue secretario de Estat Català, del Consell Nacional Català y se vinculó al movimiento cultural provenzal. Recibió nueve medallas y diplomas de las democracias europeas. De su Cataluña recibió un artículo de recuerdo en el diario Avui y el olvido. Construir el catálogo general de la prensa catalana no sería únicamente alumbrar una relación fría de títulos e imágenes; sería también escribir la historia viva de la memoria activa, con el conocimiento y el recuerdo de los protagonistas. Se podría elaborar de dos maneras diferentes: desde las instituciones generales y centrales, como ha hecho Francia, una acción desde arriba. En la actualidad solo tenemos los institutos de estudios locales y alguna acción esporádica en la que se destaque el Ayuntamiento de Barcelona. Un hecho grave es que con la fiebre de la digitalización no se preste la debida atención –tiempo y recursos– a localizar las colecciones completas y se produzcan los CD con los pocos números conservados. Se conservará así la parcialidad. Cuando en los felices ochenta elaboramos el facsímile de Cuca Fera, a pesar de que las obras de referencia –incluyendo la Enciclopèdia catalana– decían que solo tenía diecisiete números, gracias a la generosidad de Josep Maria Cadena pudimos editar un facsímile en el que aparecía el número final, el 18. Pensamos que las aportaciones deben ir en este sentido: completar a fondo los contenidos. El AHCB ha comenzado con una voluntad de servicio cultural, de construir obras de referencia. Lo hizo en 1992 con una obra relevante en lo que se refiere a los diarios como es la Història de la premsa catalana de Joan Torrent y Rafael Tasis, que a pesar de sus limitaciones contiene un volumen de información admirable. Y lo hace ahora con un trabajo de referencia también relevante e importante del que su propio mérito nos reprocha la impotencia de disponer del

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que sería el catálogo general de la prensa clandestina o del exilio. El Pavelló de la República de la UB publicó también la relación de su fondo del exilio y el Centre de Documentació Política de la UAB también ha aportado otros materiales, entre los que destaca la prensa del Partit Socialista Unificat de Catalunya (PSUC). Todos ellos, esfuerzos específicos que demuestran la necesidad de un cambio de rumbo en la política documental de la hemerografía catalana. Si no lo modificamos, y los casos francés, alicantino o municipal barcelonés nos orientan, sobre L’Hora de Catalunya difícilmente podremos saber nunca nada más. Podemos ir recogiendo datos de promotores como el desconocido Lluís Esteve i Taulina, eso sí. Esteve escribe una carta larga a Castells que apareció reproducida parcialmente en el Avui a raíz de la aparición del libro de Viladot, que no había recogido su testimonio por discreción y prudencia del protagonista: «La información salía de la escuela de diversas radios extranjeras, especialmente de la BBC de Londres, en diferentes idiomas, traducidos al catalán. Como control de la aceptación que podía tener la publicación pedí, a través del Consulado Británico de Barcelona, que si les parecía bien, a los aliados, mi modesta colaboración clandestina, hiciesen el favor de interpretar, en la emisión catalana de Jordi Marín, el disco The King is Still in London, cosa que hicieron, unas semanas más tarde, a la atención del señor ‘V. Thum Up’, que era mi pseudónimo, que venía del signo ‘V’ hecho con el índice y el corazón de la mano derecha, y el ‘thum up’ que durante la guerra 1914-18 era un signo hecho alzando el pulgar hacia arriba y cerrando la mano derecha. Yo, personalmente, me encargaba de llevar todos los días L’Hora al Consulado Británico, situado entonces en el Paseo de Gracia, en la esquina con la calle Consejo de Ciento, en el edificio donde antiguamente estaban los pianos Izábal. Cada día, hacia las once de la mañana, subía al primer piso para dejarles una docena de ejemplares. Recogía, al mismo tiempo, propaganda inglesa, como hacían otras personas. La entrega la hacía a un señor Cargol. Tenía 7 colaboradores repartidores del diario: Josep Serra y Xampeny, herrero, que tenía un taller en la calle de Barberà 16, su padrino Antoni Manel S. (sastre en la calle Comte de l’Assalto); Joan Font, ebanista, en la calle Diputación entre Llúria y Bruc; Tugue, empleado en las oficinas de la Canadiense, en la plaza de Cataluña; un empleado itinerante de la empresa gestora Barrera i Baqué, de la Rambla del Centre, el nombre del cual no recuerdo, un carpintero valenciano, cosa perdonable después de 47 años de los hechos. La redacción estaba situada en la Via

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Laietana, 149 (antiguamente, calle Claris, 69) y la impresión se hacía todos los días, excepto los domingos, en la calle de la Unión, 26, en una multicopista plana y hecha hoja a hoja, es decir, en hojas de dos páginas».

De este modo sabemos que el diario no estaba formado por unas hojas como las de La Voz de América, una propaganda bélica, sino que era una publicación hecha desde Cataluña y para un conjunto de personas de profesiones no intelectuales y que, precisamente, no salía del Consulado hacia la sociedad, sino al revés. ¡Qué gran interés puede tener ver, estudiar y evaluar esta publicación! En Francia se editan facsímiles y antologías… Castells acaba la referencia a las cartas que hemos agrupado con una referencia dura: «Sospechosos indicios de que eran perseguidos y concretamente la presencia de unos extraños observadores en la calle de la Unió aconsejaron dejarlo correr. La discreción de Lluís Esteve salvó la situación: no hubo más L’Hora de Catalunya, pero ellos pudieron continuar su camino». Esteve murió en 1991 en Alsacia, lejos de la patria por haber querido que L’Hora de Catalunya se alinease con la lucha de los aliados por la libertad y la democracia contra los totalitarismos de Hitler y Franco y que hubiese servido para recobrar la soberanía nacional. Su revista, como las otras, merece nuestro recuerdo. Detrás de cada idea había una publicación y éstas las hacían, hoja a hoja, los idealistas. La historia total también debe incluir estas hojas.

Notas 1.- Publicado en FIGUERES, J.M.: «Inventaris i catàlegs: L’Hora de Catalunya, diari català clandestí irrecuperable o l’hemerografia com a eina de referència de la consciència nacional» en Revista de Catalunya, 167 (XI-2001).

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5 La prensa del exilio1

Objetivo Este trabajo2 ofrece una visión simplemente introductoria3 sobre las revistas catalanas del exilio en un periodismo que fue simultáneamente «flama y fanal», literalmente llama y farol o mejor luz y guía en el sentido estricto, en los duros momentos del exilio. Un exilio en el que México juega un papel de honor, por la calidez, duración e intensidad de su apoyo. Un exilio, no obstante, que fue muy duro. Las cifras reflejan la realidad. Si en el campo nazi de Mauthausen hay 7.500 catalanes, en todo México habrá 6.500. Numéricament el exilio catalán fue muy importante, casi la mitad del español. Cataluña sufrió a lo largo de la guerra y, posteriormente de un modo intenso, la venganza del franquismo así como los rigores del hambre de postguerra más duro que el de la propia guerra. Las cifras de víctimas son elocuentes del momento trágico. Vamos a desarrollar una aproximación sobre las primeras publicaciones editadas en el exilio de 1939, lo haremos en un marco de la tristeza de sus autores y, a pesar de las lejanías, como el libro de poemas del deportado en el citado campo de muerte Joaquim Amat-Piniella Les llunyanies. Exilio que tiene en la prensa la expresión -con las ediciones y los Juegos Florales-, de la vitalidad identitaria más que simplemente cultural de un pueblo en diáspora, como el título del ensayo de Tísner. Una sociedad específica, vencida militarmente pero que quería existir sin diluirse en el magma español. Afirmaba su ser, pagando el producto cultural con trabajo y recursos populares sin gobiernos ni bancos o empresas patrocinadoras. Lo hacía donde la libertad brillaba, en la tierra mexicana de acogida y pagándolo con su esfuerzo. Un exilio de gran alcance4, inmenso en un volumen que afectó casi a la cuarta parte de la población catalana activa masculina5 del momento y que fluyó a lo largo de los mesos de enero, febrero y marzo de 1939, a pesar de

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esta

que mayoritariamente fue la última semana de enero y la primera de febrero, cuando llegó a las vecinas tierras de Occitania, hoy simplemente el sur de Francia, donde se expandió hasta el México solidario y, en menor grado, a otros estados del continente sudamericano. En estos territorios se acogió a los refugiados y se les dió libertad. Inmediatamente al agruparse al calor de los casals o centros catalanes o desde la unión política de los grupos que mantienen los lazos, aparecen las primeras publicaciones que no cejaran en un hilo de continuidad. Estas revistas se plantean sencillamente recensionar la vida cotidiana, dar opinión e información, hacer un acto de presencia y con ello de testimonio de lucha para seguir combatiendo contra el enemigo de Cataluña del que se conocen las prohibiciones a lengua, enseñanza, medios de comunicación, ediciones, etc. o sea a la prohibición de todos los mecanismos de transmisión de cultura e identidad. Solamente se respetaba el ámbito privado del hogar, y porque no se podía controlar la intimidad. Cuando el Estado podía –caso de los teléfonos, telégrafos y correspondencia- se hacía y los contenidos en catalán no solamente no eran vehiculados sino que los autores eran amonestados. Los catalanes del exilio luchaban no solo porque se les limitaba la identidad sino porque como amantes de la libertad veían al franquismo como el representante de las tendencias más reaccionarias y arcaicas del conservadurismo social y había que denunciarlo o criticarlo aunque fuera con poemas o novelas. Pretendemos, pues, recoger este episodio intentando definir las misiones, características, protagonistas, contenidos… en una simple aproximación de conjunto, una presentación que aspira a ser estado de la cuestión sobre la prensa catalana en el exilio y de exilio sin intentar ni una visión antológica ni una exhaustiva, simplemente mostrar, un simple pórtico de una gran vitalidad6. Es una pena que ésta prensa tan frágil sea difícil de conservar. En el catálogo de la Universitat de Barcelona Premsa de l’exili català i republicà (1939-1975) se citan 45 títulos, Manent había citado en su obra de 1976, 51. El reciente censo de Robert Surroca cita, posteriores a 1939, 91. De La humanitat, revista republicana, por ejemplo de los 16 números conocidos en las bibliotecas que consulta este hemerógrafo para redactar el catálogo7 no encuentra ni el número 3 ni el 7. La fragmentación de fondos es un problema menor comparado a la ausencia de colecciones. Seguramente la edición de un cd que incluyera su CD contenido sería una buena herramienta para conocer la epopeya que representa la edición de las mismas y dado el valor especialmente político y literario de su contenido. Y naturalmente el vaciado8. Prensa informativa y política que tiene como elementos constitutivos factores negativos como el económico, la falta de recursos financeros de la Generalitat y las limitaciones políticas, ex-

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trema división institucional9. Como factores positivos la irrenunciable voluntad a ser, el esfuerzo de personas como Jaume Miravitlles, A. Artís «Tísner», Pere Calders o Josep M. Murià que llegan a editar revistas de las que son a la vez director, redactor y editor-distribuidor. Características de la prensa del exilio Citamos las misiones teóricas de las cabeceras existentes en los primeros años de exilio: a) Presencia de las instituciones en tiempos de duda. El ejemplo sería la afirmación de identidad. Todas las organizaciones, a excepción de la Generalitat que por limitaciones legales de derecho de asilo no podrá operar en Francia, iniciarán una política de propaganda que intenta llegar a todos los exiliados mediante un notable voluntarismo10. Sin duda tendrá un valor simbólico más que efectivo el Diari Oficial de la Generalitat que si bien tuvo en una primera etapa un silencio a raiz del fusilamiento de Companys y su substitución por Irla con Tarradellas posteriormente asumirá una dimensión simbòlica de notable incidencia como manifestación de acto de «presencia». Las publicaciones son el rostro del poder y la legitimidad atendiendo la imposibilidad de disponer de espacios físicos (ultra, claro, la embajada de España en la ciudad de México, único territorio «leal»). Con esta finalidad aparecen revistas de carácter genérico así como boletines de utilidad como Catalunya. Organe des immigrés catalans (París, 1939) que quiere poner en contacto a los exiliados familiares que han perdido la relación. b) Voluntad de influir en la masa exiliada por parte de los partidos políticos, centrales sindicales, organismos colectivos. Los grupos políticos de más relevancia como el comunista Partit Socialista Unificat de Catalunya (PSUC) –Treball [Trabajo]-, o el partido mayoritario –en las elecciones anteriores a la guerra iniciada el julio del 1936- Esquerra Republicana de Catalunya (ERC)- con La Humanitat, o nuevos grupos emergentes como los socialistas – Endavant [Adelante]– que será editada para el interior o del Front Nacional de Catalunya (FNC): Parers [Pareceres] (Perpiñán, 1945); Estat Català con Proa (Perpiñán, 1945) entre muchos otros partidos y títulos. Hay que decir, como declaró Josep Tarradellas a Díaz Esculies que el FNC «era la única fuerza que dará un cariz serio a la oposición e incluso a la resistencia11». La oposición anarquista, comunista y socialista era muy viva como avala la nómina de sus catálogos periodísticos.

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c) Fidelidad y continuidad a la pervivencia de una cultura y reflejo de la vitalidad espiritual de una colectividad. La dureza del franquismo que sometió Cataluña al asedio del silencio, al castigo del miedo para impedir la continuidad de la cultura catalana tuvo la complicidad de las potencias totalitarias en auge como la Alemania nazi que furia persiguió con fúria el catalanismo político cerrando en la Francia ocupada entidades catalanas y llevando a los franquistas a dirigentes catalanistas para su muerte en los campos de exterminio y también a republicanos amantes de libertad como es el caso del líder anarquista Joan Peiró también fusilado, como Companys por la colaboración franco-alemana. Los intelectuales, los funcionarios, los trabajadores de la cultura fueron un segmento numérico relevante cuantitativamente –aunque el mayoritario fueron los obreros y campesinos con presencia pública –comisarios, oficiales, cuadros y dirigentes…- y su voluntad fue contribuir a dotar la cultura catalana de continuidad como expresión de la algun simple voluntad de existencia. En algun caso las publicaciones son impulsadas desde tribunas públicas como la misma Generalitat12 mediante la Fundación Ramon Llull –Revista de Catalunya13- que será tribuna destacada y plataforma de alta cultura a pesar de su exiguidad mientras otras serán de notable periodicidad como El Poble Català (París, 1939-1940). Revistas como tribunas de tono cultural estricto y basadas en una ambivalencia entre cultura y política, opinión e información. La prensa del exilio es fundamentalmente política y cultural, y la catalana apenas se ha considerado desde estudios españoles14. Ante el panorama de persecución la reacción es la de luchar culturalmente y no renunciar. Lo expresa Domènec Guansé en el artículo «La fe en Catalunya» en la revista Catalunya el mismo 1939 cuando casi repite el título de otro artículo, en tiempo de guerra, de Ferran Soldevila, «Fe en Catalunya», en la Revista de Catalunya (1938). Fe es la fuerza que anima a seguir cuando quizá nada invita a ello. d) Tribuna de la lucha antifranquista, plataforma de oposición a la dictadura militar franquista: arma de combate político. Las publicacions publicaciones serán motor visible en la oposición al totalitarismo, en el interior de España especialmente en Cataluña la prensa clandestina será muy viva. En Europa y América se editará prensa que lucha contra el totalitarismo de Alemania y, a la vez, contra el franquismo. El largo brazo de éste intentava destruir toda la este oposición, dentro del Estado y fuera de él. Realizaba extradicciones, toleraba, autorizaba y fomentava deportaciones de exiliados a los campos nazis de exterminio, y –sin límites de ningún tipo- practicaba una sistemática represión castigo de cástigo vengativo en el interior. Contra esta situación se combate con los pobres medios que tiene la población: con la resistencia cultural, social y ar-

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mada en España, y en Europa, con la oposición al nazi invasor –se considera al mismo nivel Hitler, Petain y Franco- y espejo de la opresión a la vez que instrumento de sensibilización de simpatizantes y lazo entre militantes dispersos geográficamente. Revistas diversas que tuvieron la vitalidad de la coyuntura política convirtiéndose en el portavoz de la reivindicación y expresión de la cultura catalana. e) Instrumento de cohesión y de solidaridad en el mundo del exilio. Entre los vencidos militarmente, aunque con la moral alta al ser los vencedores del 19 de julio y haber mantenido la resistencia hasta el último momento, –hecho único en la Europa de entreguerras con clases medias asustadas ante el miedo a la revolución–, la caída de Cataluña determinará, prácticamente, el fin de los combates bélicos de la guerra civil española. Era el sentimiento de pertinencia a un pueblo desposeído de su territorio. Del interior llegaban desoladoras nonoticias tícias de la feroz represión que hacía imprescindible la necesidad de contar con recursos morales, anímicos, de relación y de expresión. La prensa era –con la correspondencia y la tertulia- el único instrumento que manifestava la vincusu lación al grupo. De ahí la importancia. f) Peso central absoluto de la prensa del Principado en relación a la específica balear y la valenciana. Estas restan en una situación de inferioridad cuantitativa plena a pesar de la presencia esporádica –Terra Valenciana, Senyera…- de publicaciones destacadas. No disponemos, más allá de las aportaciones de Manent y de Balcells de un censo exhaustivo y el eco en estudios recientes es escaso15. En el censo de Surroca, el más exhaustivo hasta el momento, la presencia de los títulos de estos territorios vinculados culturalmente, idiomáticamente, históricamente a Cataluña, es igualmente mínima. Muchas publicaciones quieren llegar al interior de Cataluña, se confunden así, de hecho, lo son en el momento de llegar a la península, prensa clandestina y prensa del exilio. Tienen parte de los mismos destinatarios, un contenido que quiere y aspira a ser elemento de transformación y unos redactores altaconfirmaba mente motivados. El paso de los años confirmava la imperiosidad de mantener los lazos para continuar preservando la identidad almenos ya que el exilio se alarga... Ciertamente el mundo del exilio idealiza el triunfo de los aliados y en 1945-1946 la desilusión fue enorme. Unas revistas que expresan este ambiente son la Revista de Catalunya, Xaloc, Pont Blau y Ressurgiment que serán portavoces culturales de gran alcance. En solo unos años este objetivo se va adaptando ya no transforma, en el editorial fundacional del boletín del Casal de Catalunya de París, Caliu (octubre 1958) donde se afirma que la re-

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vista pretende ser el órgano de comunicación entre los socios y asociar Catalunya y democracia mientras en el mismo momento, en abril de 1959 Catalunya en México DF escribe: «Amnistia general! Alliberament dels presos polítics! Lliure retorn del exiliats!16». Distribución de la prensa de exilio Las primeras publicaciones aparecen en el exilio en Francia en los campos de internamiento, son formalmente muy sencillas, terriblemente modestas. Muestran trabajos literarios y artísticos en ejemplo de pervivencia de la identidad y como actividad en el mundo de la atonía que es un campo de internamiento sin actividades laborales. La presentación y el contenido irán mejorando. Revista de anteriores etapas, técnicamente de Catalunya, por ejemplo, será técnicament idéntica a la y contará con el patrocinio de la Fundación Ramon Llull17, Foc Nou (Toulouse, y 1944-1947), Vida Nova (Toulouse, 1954–1979)18 serán un buen ejemplo de como se realizaban aunque a menudo eran continuación de otras existentes que la llegada de escritores y periodistas, los cuadros culturales más comprometidos con la República y la catalanidad, o sea la mayoría, las revitalizan: Germanor en Chile, Ressorgiment en Argentina o la pléyade de México son una buena muestra de esta vitalidad. La presentación era modesta aunque en numerosos títulos como las citadas será impecable. Ejemplo de buena distribución es Quaderns de l’Exili (México 1943-1947) que llegará a los cinco mil ejemplares distribuidos gratuitamente a los exiliados que lo solicitaban. La prensa del exilio cuenta con antecedentes, sobre ellos disponemos de trabajos monográficos19 de Víctor Castells Catalans d’Amèrica por la independència (1986), el catálogo de Josep M. Balcells sobre las revistas publicadas por los catalanes en América después de la primera, muy sólida y no superada, visión de conjunto, en la celebrada monografia de Albert Manent La literatura catalana a l’exili20. La importancia de la prensa –así como la de los Juegos Florales– la valora Joan Villarroya –le dedica la misma extensión que a las instituciones–, en un texto divulgativo sobre el significado del exilio de 1939 y sus repercusiones realizando un análisis territorial de las existentes. También se ocupa Francesc Vilanova en la perspectiva de la síntesi21. Manent cita un artículo de Ressorgiment que reivindica la necesidad de estudiar la prensa de exilio. Dice, sobre esta publicación citando una iniciativa mexicana: «Sería una lástima que un fondo colectivo no nos pudiese conservar el testimonio, que, aparte de dar fe de la supervivencia del alma catalana, representa una aportación valiosa a la historia del pensamiento y de la cultura de nuestro país»22. El primer repertorio aparece en Quaderns de l’Exili, como vemos fácilmente

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en el facsímile que reproduce la revista, cita 30 títulos el 1944. El 1947 La inventariaba Nostra Revista inventariava el triple: 87. Tres años después La Nostra Revista contabiliza contabilitza 107. Gracias a J. M. Balcells la cifra se ha duplicado y en el último trabajo, de Surroca, la cifra vuelve a aumentar ampliando la de Manent. La casi totalidad de las publicaciones de los catalanes para los catalanes utilizan el catalán. Por razones de supervivencia periodistas y escritores se pasarán al castellano en las colaboraciones sean de relieve como las de grandes periódicos como Excelsior en México DF o las más anónimas como en Confidencias. En otros casos, culturas diferentes se acudirá al bilingüismo como en la catalano-occitana, en el sur de Francia, Vida Nova. Raras son las multilingües. En el exilio la cultura española y la catalana se presentan continuación de la anterior. Y podríamos añadir todavía de la actual o presente. Dos mundos culturales que viven de espalda. Basta preguntar cuantos españoles conocen el catalán y cuantos catalanes el español. Una publicación que quiere provocar una ruptura es Iberia. Revue des Nationalités ibériques (París, 1945) donde Nicolau d’Olwer, Rovira i Virgili, Leizaola, más portugueses y españoles abogan por un mejor conocimiento de los pueblos. Es el caso también de Galeusca. Respecto a la identidad, pero colaboración sin opresión Las revistas serán, lo que Joan Fuster escribía sobre la narrativa, «los tratos con la realidad» o sea los problemas, conflictos, temas, análisis, etc. de una forma amplia, genérica, constante. La prensa del exilio será el altavoz simultáneo de literatura y de política: la vida catalana en definitiva, atendiendo la dispersión geográfica del exilio, la falta de tribunas diarias y la debilidad editorial por un mercado pequeño. Los exiliados son unos pocos miles pero su contribución puede parecer similar a la de una ciudad media entera catalana que se transplantase al extranjero. En realidad, dada la valía de los exiliados, era muy superior. Un público o bien muy formado o bien muy militante aunque la militancia no es ni absoluta ni continuada. Otro aspecto a señalar es la distribución de las publicaciones, repartidas como la población. Prensa editada por exiliados –escriptores, periodistas, artistas…- y para exiliados sin las connotaciones de la actividad periodística estricta (empresas comerciales, empresas con afanes políticos de influencia…). Anna Murià, en la crónica de la vida de su esposo, el escritor Agustí Bartra, habla de las revistas como del elemento central de relación (como autores, como lectores, como editores) donde los exiliados se implican. Y para los que solo quieren vivir de la pluma los pocos dólares o pesos que reciben de revistas consolidadas y acreditadas son una bendición para comer unos días, especialmente los primeros años de instalación, años muy duros para los poetas y exiliados en general. México es el segundo gran vivero de publicaciones catalanas. Lo será porque reúne, con Francia por razones obvias de vecindad con Cataluña,

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la plana mayor de la intelectualidad en exilio, a excepción de unas minorías repartidas por Chile, con Joan Oliver y muchos otros: desde la República Dominicana con el matrimonio citado Bartra-Murià hasta una dispersión heterogénea consolidándose también un trasvase: Josep Carner de México a Bélgica y Joan Coromines en Chicago o Jaume Miravitlles en Nueva York sin olvidar los países comunistas como Checoslovaquia con Teresa Pàmies. La vitalidad mexicana es hija de la hospitalidad querida y emanada de un gobierno generoso, a diferencia del francés23 que después de la guerra mundial abrirá la mano pero en un primer momento, en 1939, abre los campos de internamiento. La nómina de títulos es muy alta. Los catálogos de Manent, Balcells, Torrent-Tasis, Surroca, etc. lo manifiestan claramente. Prócoro Hernández hace balance de las publicaciones y, citando Albert Manent, se indica a Francia (58 cabeceras) y México (53) seguidas de lejos por: Argentina (17), Chile (9), Brasil (6), Cuba (5), Estados Unidos y Venezuela (4 c/u), Uruguay (2)24. En México tenemos un buen ejemplo de la evolución. Apenas llegados, en el mismo 1939 los catalanes ya editarán. Lo harán por ser libres y sin las limitaciones, controles y miedos como les sucederá en la Francia que pronto entrará en guerra y será ocupada por los nazis que prohibirán radicalmente la acción cultural y política catalana. En este marco la prensa catalana que escribirán los exiliados será clandestina, al igual que la prensa en catalán que se editará en la España franquista. Habrá prensa clandestina en catalán, a lo largo de los primeros cuarenta años, en España y en Francia. Se empiezan a publicar nuevos títulos que se añaden a los existentes. Crecen rápidamente: Revista dels Catalans d’Amèrica, El Poble Català está primero en Francia y después en México, son de los primeros títulos aparecidos. Hernández cita las aportaciones de Teresa Férriz y de Dolores Pla aumentando el número de títulos hasta 6025. Indica que la temática de las publicacions era fundamentalmente política y cultural, como no podía ser de otra forma, entienden por cultura la literatura, el arte, la información de actividades y tanto la creación com la crítica. Citemos otra vez al méxicano Prócoro Hernández, afincado en Cataluña cuando dice: «Prácticamente todas las revistas se publicaron en México DF; el resto tenían la sede en Guadalajara. Por lo que hace referencia a los números publicados, después de un análisis de 45 revistas, observamos que de 18 de estas solo aparecieron 5 números, 12 llegaron a 10, 8 hicieron aparecer 10, 8 publicaron 15, 6 llegaron a 30; 3, a 45, y 2, a 60. Así, pues muchas desaparecieron rápidamente, y a más, en numerosos

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además


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casos, se publicaban números de forma muy irregular. Solo hay 26 revistas con un contenido considerable de números aparecidos, entre 15 y 30. Finalmente, 5 revistas aparecieron con muchos números publicados, entre 40 y 60; estas últimas casi se publicaron a lo largo de todo el exilio, sobretodo en los casos de La Nostra Revista (1946-1954), y su continuación, La Nova Revista (1955-1958) y Pont Blau (1952-1963) y Xaloc (1964-1981), que también fue continuación de la anterior. (…) El Poble Català es, sin duda, una de las más importantes de contenido político nacionalista. Apareció sin interrupción desde 1941 hasta 1953 en tres épocas, con numerosos números publicados. Aparecieron, principalmente, articulos de política general –sobretodo de ideas republicanas y contrarias al franquismo-, nacionalista y de tono cultural. Al examinar prácticamente la totalidad de los números de la revista, vemos que, en el primer periodo –hasta el número 39 (junio del 1947)-, destacan los artículos culturales, seguidos de los catalanistas. Hay que añadir que en muchos de política general se abordaba también la temática catalana. De un total de 541 artículos de la primera época publicó 63 de política general (11,6 %), 154 de política nacionalista (catalanistas 28,4 %) 244 de culturales (45,1%) y otros de temática diversa (…)»

La mayoría de las publicaciones son fruto de la voluntad de un promotor, a menudo un escritor, pero no necesariamente, persona que entrega coraje y pasión. Miquel Guinart en Vida Nova, Avel·lí Artís, con La Nostra Revista y su hijo Tísner con La Nova Revista que la sigue media docena de años como homenaje y recuerdo al padre, son ejemplos indiscutibles de las numerosas aportaciones personales. Fruto de esfuerzo personal como lo habían sido las anteriores, desde la veterana Ressorgiment (Buenos Aires, 1916–1972) de Hipòlit Nadal Mallol, hasta el último boletín antifranquista elaborado por independentistas exiliados en las comarcas de la Cataluña Norte, o sea la Cataluña bajo administración francesa. El trabajo diario es sobrevivir, la simple existencia era la actividad primorvendimia dial. Un alcalde y escritor figuerense, sobreviviendo gracias a la vendímia en masajista el mediodía francés, una directora de diario como masagista de burgesas dominicanas, un poeta vendiendo sus libros por las casas y una primera dama viuda de honor laborando doméstica de mujer de faenas. Posteriormente las condiciones mejoraron con la constancia, fundamentalmente debido al carácter y formación. Nacieron empresas y entidades: los exiliados crearon escuelas y aun editoriales, fábricas y talleres, tiendas y fue por su energía, aún sin estudios específicos, que mejoraron socialmente recuperando y superando el nivel económico que tenían en su tierra natal.

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Un pueblo vencido que dio sus hijos por la lucha contra el totalitarismo, en España, y en la II Guerra Mundial en Francia, en batallones de trabajo y en agrupaciones guerrilleras. Se tuvo la oportunidad para dejar una florida lista de títulos por todas partes donde se hallaban escritores y periodistas26 que seguían así su actividad. Se discute, arduamente, especialmente entre los escritores, si hay que regresar: Carles Riba lo hará en los años cuarenta (1943 exactamente) mientras Bartra o Carner no será hasta treinta años después y Escofet todavía más tarde. Todos tenían la opción personal y unos se quedan y otros regresan siempre por muchas razones. Quien sintetiza la voluntad de no doblegarse desde el interior es el joven Joan Triadú. Maestro durante la guerra. No se exilia. Irá a Inglaterra, de profesor lector de universidad años más tarde. Y aunque se podía quedar en un clima de libertad y desarrollar su carrera en Inglaterra, regresará y será un puntal en la edición de revistas del interior (como Ariel) y colaborador infatigable de las del exilio amén de muchas otras actividades para renacer una cultura reducida a cenizas literalmente puesto que quemaron libros y revistas en las calles en el denominado por las autoridades «I Año de la Victoria», aquel fatídico 1939. Se expresaba expresava plásticamente cual era el lugar de la cultura catalana. La prensa de exilio contribuyó a mantener la cultura catalana como viva realidad y no simple recuerdo nostálgico. El compromiso de los poetas, novelistas, historiadores, filólogos, músicos, con su tierra y pueblo fue total. Poco a poco la evolución internacional y la posición de la Iglesia así como la consolidación del franquismo permite una ligera obertura. Paulatinamente van apareciendo siempre en iniciativas de minoridad como libros de bibliófilo, revistas culturales... Nunca, hasta los setenta, soportes masivos –diarios o emisoras de radio–. El regreso de los exiliados dará un ligero empuje al unir el puente que la represión del franquismo quería hacer desaparecer. No se llegó a las masas por ejemplo por la ausencia de prensa –que no la permitó el franquismo27 pero si se pudieron formar élites catalanistas al margen del sistema académico controlado por el autoritarismo. El puente no se rompió. En coloquios sobre el exilio en general o sobre la literatura del exilio, en la acción, ejemplar aunque puntual, de la Generalitat revendimia cordando la diáspora y en notas de prensa heterogéneas, el exilio de las revistas sigue estando presente28. Tipología temática de la prensa de exilio La prensa del exilio estará formada bajo un notable empuje, tiene un componente moral destacado. Será de nueva hornada y también revitalización –savia nueva- de la existente en los casals catalanes que será dinamizada: por nuevos redactores, para nuevos lectores. Es un ejemplo el recuerdo que pervive en Anna

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Murià cuando vuelve la vista atrás y mira las publicaciones en las cuales colaboró, cita Catalunya (Buenos Aires), Germanor (Santiago de Chile)… Dice al respecto de las relaciones con Cataluña y traducimos del original catalán: «Las cartas tardaban mucho, porque al haber censura, a veces una carta tardaba tres meses. Sí, tardaban, pero podíamos escribir, esto eso sí si. Y después teníamos contacto con los otros refugiados. Enviábamos colaboraciones a las revistas de Buenos Aires, había dos que hacía muchos años que existian, de los viejos residentes, que ya eran gente rica. Todos los que habían ido a América a hacer fortuna, muchos años antes, todos eran ricos. En Buenos Aires también escribíamos en revistas y nos pagaban los trabajos. Entonces cuando recibíamos, no sé, cuatro o cinco dólares, nos iban muy bién».

Los dos centenares largos de publicaciones, después de las cien iniciales censadas por Sauret y las 170 de Manent, las podríamos dividir en grandes apartados: a) Revistas del exilio de la derecha . Una derecha perseguida el 1936 y que prácticamente desaparece del exilio al terminar la guerra en 1939. No todos, pero, se unieron a Franco. Por varias razones –republicanismo, catalanismo, etc.– muchos elementos de derechas no quisieron regresar a la España totalitaria perseguía que perseguia al liberalismo, al catalanismo... Su prensa es, no obstante, escasa. al principio (?) Sería el ejemplo de la que aparece el primer momento Occident (París, 1936) de título homónimo a la clandestina barcelonesa y que no figura en los repertorios de exilio cuando, a menudo, se incluye en este solo al republicano29. b) Revistas existentes que el exilio relanza. Proyectadas al mundo del exilio. Caso de Ressorgiment de Hipòlit Nadal i Mallol o de la mayoría de las existentes. La llegada de exiliados significará un empuje para revistas vivas como es el caso de Germanor (Santiago de Chile), de la que Joan Oliver será director, y escritores y periodistas exiliados de extraordinaria calidad serán colaboradores. Podríamos citar que se produce una constante adaptación a la realidad mediante la incorporación de los llegados a las labores de redacción de las publicaciones. Si las primeras revistas del exilio eren estrictamente políticas, irán evolucionado a la información especializada y, sobre todo a la opinión, la literatura, cultura en sentido amplio. Hasta llegar a las actuales, y tenemos que hablar de emigración atendiendo la anulación de las causas políticas que imposibilitaban el retorno, que son estrictamente funcionales. El papel, notabílísimo, de los centros catalanes, es prácticamente común en todas las capitales de Europa y de América. Se convierten en tri-

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buna importante de la presencia del catalán en el mundo. Revistas que ofrecen el calor a los ausentes y contribuyen a difundir informaciones útiles. De Santiago de Chile a Toronto, de Buenos Aires a Amsterdam la prensa se convierte en lazo de unión. c) Nuevas publicaciones de carácter político. Son los partidos políticos o las centrales sindicales, los que desarrollan una prensa que, curiosamente, tendrá una efímera vida. Rápidamente pasará a ser clandestina, los partidos verán claro que han de ser presentes en la vida de la Cataluña sometida el franquismo y su esfuerzo pasará del exilio a la clandestinidad. No es casual que los diversos catálogos que aparecen de las publicaciones indican en su título prensa «clandestina i de l’exili30». La prensa institucional catalana no podrá prácticamente aparecer, por las presiones del Ministerio de Asuntos Exteriores que activará que Francia impida la actividad pública política de los exiliados31. Ejemplo de prensa política es: Estat Català (Perpiñán, 1946), Estat Català (Londres, 1945)32, Quaderns del comunista (Francia, 1946), Vencerem! (Santiago de Chile, 1946) o Lligam (Francia, 1971)33 hasta llegar a las teóricas como Revista de Catalunya o Nous Horitzons que perviven, ahora si, en el sí interior. Aquí habría que añadir las revistas generadas a raíz de exilios recientes durante el franquismo cuando huyendo de la represión se editan en Cataluña del Norte, una hornada de boletines y portavoces de lucha serán ejemplo de este combate. d) Nuevas revistas de tono ideológico, cultural o social. Elaboradas desde instancias privadas que tienen una preocupación política no vinculada a los partidos como portavoz o como lazo orgánico. Pueden ser ejemplo: Pont Blau, Lletres (México, 1944-1948) o los Quaderns d’Estudis Polítics, Econòmics i Socials (Perpiñán, 1945-1947). Hay que decir que la mayor parte de publicaciones aparecen por la ayuda de entidades que reúnen a los exiliados34. En definitiva, variedad de intenciones pero una preocupación intelectual como corresponde a la prensa y una tipologia descrita en uno de los primeros textos, –el ya citado de Albert Manent –, sobre las revistas del exilio: «Muchas fueron efímeras, fuegos de artificios, fruto de una pasión patriótica, de partido o cultural. No obstante se mantenían las revistas que, por muchas razones, pudieron mantenerse entorno de un director o de un equipo y con un elenco de colaboradores lo suficientemente sólido. El inacabable repertorio de ciento setenta publicaciones, en el caso, cada vez más hipotético, que pudiese ser reunido y consultado, facilitaría buenos materiales para una tesis».

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Los protagonistas La prensa catalana del exilio fue realizada esencialmente por escritores, periodistas y políticos en la normal identificación que se producía en estas profesiones a lo largo de las décadas de los años veinte y treinta. Nos fijamos solo en unos nombres para ilustrar esta posición. Nos place empezar por Antoni Rovira i Virgili que consideramos el máximo exponente del periodismo progresista de la primera mitad del siglo XX. Uno de sus libros más reeditados –Els darrers dias de la Catalunya republicana- podría ser considerado el reportaje por excelencia del exilo. Las revistas del exilio, y sin voluntad de exhaustividad, en las que colaboró, son: Cuadro I Colaboraciones de Antoni Rovira i Virgili en la prensa durante el exilio París 1939 El Poble Català Buenos Aires 1940 Catalunya París 1940 Revista de Catalunya (ERC, clandestina) 1942 La Humanitat Perpiñán 1945 Quaderns d´Estudis… Niza 1945 Per Catalunya México 1946 La Nostra Revista Perpiñán 1948 Tramuntana Santiago de Chile 1949 Germanor

La colaboración es a menudo política y una buena obra de visión de un personaje es el libro colectivo sobre Carles Pi i Sunyer35 del que citamos las cabeceras en las que colaboró: Cuadro II Colaboraciones de Carles Pi i Sunyer en la prensa durante el exilio París 1940 Revista de Catalunya Buenos Aires 1941-1970 Ressorgiment México 1941-1945 El Poble Català Buenos Aires 1941-1956 Catalunya Santiago de Chile 1942 Noticiari Català París 1945-1950 La Humanitat México 1946 La Nostra Revista Perpigñán 1946 Quaderns d’Estudis… Caracas 1954-1966 Centre Català Montpellier 1954-1968 Vida Nova México 1955-1957 La Nova Revista México 1955-1963 Pont Blau Caracas 1956-1969 Senyera Guadalajara-México 1961-1976 Butlletí d´informació Catalana México 1964-1968 Xaloc

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Podríamos establecer una extensa nómina. La mayoría de escriptores son también colaboradores habituales de prensa y con los periodistas, profesionales del medio36, podríamos establecer un censo muy extenso que en una primera aproximación atendiendo la difuminación de los límites sería la siguiente relación en la que hemos seleccionado unos pocos títulos representativos de la variedad de publicaciones: F. Bertran i Aumatell

Recobrament

director

Pere Calders

Fascicles literaris

fundador

Josep Artís Balaguer

La Nova Revista

director

Avel·lí Artís Gener

La Nostra Revista

director

Agustí Bartra

Lletres

director

Joan Sales

Quaderns de l’exili

fundador

Armand Obiols

Revista de Catalunya

redactor jefe

Modest Sabaté

La Veu de Catalunya

director

Jaume Miravitlles

Cartes obertes

director

Lluís Aymamí i Baudina37

El Poble Català

director

Lluís Ferran de Pol38

Quaderns de l’exili

Pere Matalonga

Full català

redactor

Àngel Estivill

Nova Era

director

Joaquim Puig Pidemunt

Treball

director

Ll. Nicolau d’Olwer

Orfeó Català

Joan Comorera

Lluita

director

Emili Granier Barrera

Catalunya

director

Manuel Valls de Gomis

Som

Domènech Pallerola

Foc nou

Artur Bladé i Desumvila

Xaloc

Vicenç Riera Llorca39

Pont Blau

Josep Villalon40

Vida Nova41

colaborador

Agustí Cabruja

Pont Blau

colaborador

Josep M. Lladó

Per Catalunya

director

Josep M. Murià

Butlletí d’informació catalana

director

Miquel Ferrer

Revista dels catalans d’Amèrica

fundador

Hipòlit Nadal i Mallol

Ressorgiment

director

Joan Oller

Mai no morirem

fundador

Manuel Viusà

Informació bibliogràfica catalana

director

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colaborador

colaborador

colaborador director colaborador director


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El abanico nos permite ver una amplitud de nombres en los cuales encontramos, padres e hijos, maridos y mujeres, ideologías diversas, temáticas y opciones culturales muy variadas, etc. en la riqueza y amplitud de lo que fue el exilio. Todo un esfuerzo personal, abnegado y sacrificado del más puro estilo del altruismo42 y la militancia patriótica en la que se añade la protesta contra la dictadura del franquismo y el amor a un país y una cultura. Políticos y colaboradores de prensa –Lluís Nicolau d’Olwer-, historiadores y –Ferran Soldevila- y dibujantes –Carles Fontserè o estrictamente periodistas como Teodor Garriga, Just Cabot, Agustí Bartra, Pere Calders, Josep Carner, Pere Matalonga, Sebastià Gasch, Joaquim Ventalló, «Pere Quart», Joaquim Amat-Piniella43 , Pere Pagès, Anna Múria 44 , Manuel Cruells, «Domènec de Bellmunt45», Magí Murià46, Domènec Guansé, etc. que verán su vida profesional profundamente alterada, como explican en sus memorias o dietarios, la mayoría de los citados portando47 la gran salida de cuadros políticos y culturales de una nación que motivó Franco imitando el éxodo ya producido dos siglos antes y que no fue suficiente para borrar la catalanidad. Finalmente los periodistas se tenían que ganar la vida y lo hicieron como sabían o como podían. Eugeni Xammar lo explica, y traducimos del original catalán: «…mi problema inmediato era el de ganarme la vida; los ahorros de mi mujer durante el periodo de la guerra civil española se habían agotado y hacía tiempo que malvivíamos de los pocos ingresos que me proporcionaban unas cuantas lecciones de inglés y unas pequeñas subvenciones que me llegaban de vez en cuando de la Legación meocurrió xicana en Francia. (…) Se me acudió la idea [de ir a Le Republicain] (…) Yo podía escuchar las radios inglesa, alemana, italiana y, naturalmente, la francesa y la española, y con totas las informaciones recogidas durante el día y las primeras horas de la noche podría dictar un saco de informaciones que convenientemente ofrecidas de modo parcial constituirían un noticiario muy completo del extranjero en la edición de mañana. La respuesta de monsieur Duel fue inmediata: ‘Mettezvous au travail tout de suit’48».

El grueso de las nóminas es constituído por colaboradores esporádicos a pesar que los escritores serán los artífices más habituales. La implicación es general, no se selecciona si se es socio de un casal, organizador de unos actos, colaborador o director de una revista. El caso del ampurdanés Pere Aznar es muy significativo y lo ponemos como ejemplo de una generación. Nace en Roses el 1907 y a los 16 años en Barcelona, donde trabajaba, se

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afilia al CADCI. Organiza una corriente de opinión crítica en este sindicato en el que tendrá cargos directivos. Milita en el Partit Català Proletari y es director de su revista L’Insurgent, es uno de los organizadores de la Olím- Olimpiada piada Popular, cofundador del PSUC y en 1938 será Director General de Treball. Se exilia a Santiago de Chile y organiza el recibimiento de los refugiados del Winnipeg. Se distancia del comunismo y se afilia al Partit Socialista Català. Crea la associación Amics de Catalunya y forma parte de la revista El Retorn49. Estado de la cuestión. La prensa de exilio, todavía desconocida. Sugerencias de futuro A pesar de la epopeya que significa la diáspora de un pueblo que vuelve a crear fuera de su espacio vital su cultura en todos los ámbitos del arte (Pau Casals…) a la pintura (Clavé…) pasando por la lengua (Pompeu Fabra…) o la poesía (Carles Riba, Pere Quart, Josep Carner…) y sin recursos financieros, la Generalitat no dispuso de posibilidades económicas ni realizó operaciones ambiciosas de investigación o de simple conservación de memoria como, por ejemplo una gran ola de entrevistas de historia oral50, ni tampoco la de proyección pública51. La producción periodística del exilio no se ha podido considerar, la herencia de miedo y silencio del franquismo ha dado sus frutos y este campo ignorado parece casi inexistente solo salvado por la tenaz contribución de los testimonios con sus memorias y los investigadores pero la realidad social es para el gran público el desconocimiento. Un periodismo también desconocido. No es casual que una de las mejores antologías sobre periodismo catalán no recopilara ninguna muestra de la producción periodística del periodo del exilio52. Se han realizado varias exposiciones de carácter general53 con sus respectivos catálogos –destaca Mèxic a Barcelona, Barcelona, 1984– hasta la más reciente del Museu d’Història de Catalunya (Barcelona). También hay que señalar las exposiciones monográficas sobre prensa del exilio (junto con la clandestina) así la organizada por la Universidad de Barcelona (Pavelló de la República) que conserva ricos fondos. Con los homenajes el recuerdo social de los «nàufregs del món, abandonats, sense cel obert» («náufragos del mundo, abandonados, sin cielo abierto») verso de Alexandre Deulofeu del poema «Exiliats» que incluye en sus memorias. Testimonios de fidelidad y de conocimiento histórico que habría que ampliar. Elaborar, por ejemplo, un ambicioso trabajo de recuperación de la memoria histórica con una especial atención a los recuerdos personales mediante olas de entrevistas para esta-

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blecer un archivo de historia oral y búsqueda de archivos personales para ponerlos, si se ofrecen, a disposición de los estudiosos como han realizado numerosos exiliados conocidos o no como es el caso de Joan Massot, Pau Casals, Marc Aureli Vila, etc. conservados hoy en el ANC. Sería la gran contribución de respeto para preservar la memoria. Con todo la bibliografía es extensa, puede comprobarse por ejemplo la que aporta Prócoro Hernández para México, la inicial de Rubio y la accessible por internet de Reder, y, naturalmente, la especializada de los historiadores que siguen trabajando como Salomó Marquès, D. Díaz Esculies, D. Pla Brugat y un largo etcétera. México es muy presente, no obstante, en Cataluña. Para otoño de 2006 se presenta la exposición de literatura del exilio y posteriormente la de Pau Casals en el exilio, etc. Sin duda otra buena acción sería recobrar su memoria. Hacerlo quiere decir CD-ROM también conservar la prensa: completar colecciones, editarlas en cd-rom para el estudio, establecer vaciados de títulos y un inventario general de existencias… Estas aportaciones facilitarían que se pudiera incrementar el conocimiento y las monografias de uno de los episodios más nobles e impresionantes de la historia reciente de Cataluña. Hemos puesto como ejemplo de conocimiento la revista Quaderns de l’Exili. Esta publicación de información cultural y de opinión política realizada con gran energía para crear incidencia social obtuvó un notable eco y ha sido muy proyectada siendo ejemplo de lo que se podría realizar con otros títulos. Se dispone de un facsímil presentado por Heribert Barrera y Joan Sales. Los 26 números editados (1943-1947) han sido reflejados en otro estudio que reune el índice (así como una selección de editoriales y de textos). Efectivamente «Quaderns de l’Exili» es modelo de trabajos efectuados54. También ha sido estudiada en varias monografias55. Otras revistas han sido analizadas en su contenido, como Pont Blau. Es la obra La culture catalane en exil au Mexique. Renforcement et transculturation dans la revue Pont Blau. (Institut d’Études Mexicaines/Universidad de Perpiñán, Perpiñán, 1981). Más difícil es trabajar la recepción, la difusión, su influencia social. De la misma calidad de contenido y de interés político-social que Quaderns de l’Exili hay otros títulos como Xaloc, Pont Blau, Lletres, La Nostra Revista, Quaderns d’Estudis Polítics, Econòmics i Socials, Vida Nova, Germanor, Ressorgiment, El Poble Català, etc. que pueden merecer idéntico reconocimiento. Una labor urgente, como reclama el mundo del exilio, en este caso fijándose en el modelo de la acción de Francia donde su prensa resistente, finalizada la II Guerra Mundial, fue objeto de multitudinarios y merecidos estudios y homenajes y en los aniversarios se le rinden muestras de admiración y respeto.

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Notas 1.- Nota del traductor: para este capítulo disponíamos de una versión en español escrita originalmente por Josep Maria Figueres. 2.- Una primera versión de este trabajo aparece en la obra colectiva L’exili català del 1936-1939. Un balanç que coordinó Enric Pujol, Gerona, Cercle d’Estudis Històrics i Socials, 2003 (Quaderns del Cercle, 19), p. 211-226. Una visión de conjunto la ofrece Maria Llombart: «Premsa cultural catalana a França. Els primers vint anys d’exili republicà. Alguns exemples», Butlletí de la Societat Catalana d’Estudis Històrics, XIII (Institut d’Estudis Catalans, 2002), p. 119-133. 3.- A modo de preámbulo atendiendo que la visión hemerográfica de conjunto la ofreció CREXELL, Joan: «Premsa d’exili dels anys més difícils (1939-1947) en Miscel·lània d’homenatge a J. Benet (Barcelona, Publicacions de l’Abadia de Montserrat, 1991), p. 601-619. 4.- Tuvo tal magnitud que casi el 80 por ciento de los periodistas, según Josep M. Lladó, se exiliaron. De las otras profesiones comprometidas con la realidad social (profesores, maestros, políticos, escritores, etc.) las cifras son igual de pavorosas. Han aparecido monografias sobre el exilio de los maestros (por Salomó Marquès), los médicos (Antoni Peirí), los cineastas (Joaquim Romaguera), etc. 5.- En la Cataluña de 1939 que apenas llegaba a los tres millones de habitantes la mitad de población masculina de la cual la mitad, en cálculo generoso atendiendo la temprana edad laboral y la ausencia de jubilaciones bien retribuidas, era en edad laboral o sea en edad militar. Casi setecientos mil trabajadores, de estos más de un tercio tuvo que huir. El exilio tomó un carácter mayoritario. Muchos regresaron paulatinamente y se sometieron a los rigores de depuraciones con pérdida de trabajo o categoria laboral, campos de concentración, cárcel, confiscación de bienes hasta llegar a la muerte en sumarísimos consejos de guerra empezando por el propio presidente del gobierno autónomo –Generalitat de Catalunya– Lluís Companys que fue secuestrado por Franco en Francia y fusilado en Barcelona dos meses despues, el 15 de octubre de 1940. 6.- Sobre la prensa catalana en México el primer autor que se ocupa a fondo es Albert MANENT en La literatura catalana a l’exili (Barcelona, Curial, 1976) que recoge 51 títulos y de las 13 revistas que este estudioso considera más importantes cita la Revista de Catalunya, Quaderns de l’Exili, Revista dels Catalans d’Amèrica, Lletres, La Nostra Revista, La Nova Revista, Pont Blau y Xaloc. 7.- SURROCA, R.: Premsa catalana i de l’exili i de l’emigració (1861-1976), Barcelona, Generalitat de Catalunya, 2004. Un anterior trabajo del mismo autor fue publicado por el Colegio de Jalisco: Prensa catalana en México (1906-1982), El Colegio de Jalisco-Generalitat de Catalunya, Zapopan, 2000. 8.- Al respecto la Biblioteca de Catalunya (www.gencat.net) ha inserido en su portal el vaciado de la revista Ressorgiment, una muy válida aportación al conocimiento de la presencia catalana en el mundo puesto que la revista ofrece una larga trayectoria. 9.- Ver la extensa bibliografia aportada por VILLARROYA, Joan: 1939. Derrota y exilio (2000), VILANOVA I VILA-ABADAL, F.: Als dos costats de la frontera (2001), con CAMPILLO, M., ed., La cultura catalana en el primer exilio (2000) que se añaden a las obras de primera mano, ya clásicas, de FERRER, Miquel: La Generalitat de Catalunya a l’exili (1977) y SAURET, Joan: L’exili polític català (1979).

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EL PERIODISMO CATALÁN. UN SIGLO DE HISTORIA (1879-1984) 10.- Joan SAURET. 11.- DÍAZ ESCULIES, Daniel: El Front Nacional de Catalunya (Barcelona, la Magrana, 1983) También en el mismo editor: El catalanisme polític a l’exili (1991), L’exili català de 1939 a la República Dominicana (1995) y L’oposició catalanista al franquisme: el republicanisme liberal i la nova oposició (1939-1960) (1996). 12.- Los recursos financeros de la Generalitat en el exilio eran exiguos para los exiliados de a pie. El tesoro de la Generalitat, en la retirada fue entregado por las fuerzas que lo custodiaban, los »mossos d’esquadra«, a los carabineros republicanos por orden de Companys que hasta el último momento fue fiel a la legalidad constitucional republicana. Negrín le obligó aunque más tarde no cumplió el pacto de facilitar recursos a la institución de Cataluña la cual no pudo ayudar a los exiliados, ni editar una obra de cultura, de imagen y servicio de relieve y eficacia, ni mantenerse mínimo con un mininum de decoro; si lo pudo hacer el gobierno vasco. Tarradellas dice que las finanzas sí de la Generalitat -por culpa de esta última humillación de Negrín- «fueron catastróficas», FEBRÉS, Xavier: Escofet, l’últim exiliat, (Barcelona, Pòrtic, 1979), p. 205. Las cartas de los catalanes que piden ayuda a su gobierno desde las playas -campos de internamiento- del Rosellón son estremecedoras (ANC). 13.- Título emblemático del exilio, con extensa bibliografía. Por su interés ejemplar en toda la bibliobibliografía grafia del exilio destacaríamos: RIERA LLORCA, V.: «La Revista de Catalunya» (1967) Serra d’Or, 340 (1988) p. 102; CARNER, Josep: «Represa de la Revista de Catalunya», a Prosa d’exili (Barcelona, Edicions 62, 1985) rep. de la Revista de Catalunya, 102 (1947); CAPDEVILA, Maria: «L’època de París de la Revista de Catalunya (1947) i l’epistolari Antoni Rovira i Virgili – Armand Obiols», Revista de Catalunya, 11 (1987); TRIADÚ, Joan: «La línia de la Revista de Catalunya», Avui, 25-IX-1977; TASIS, Rafael: «Història de la Revista de Catalunya (1924-1956)», Revista de Catalunya, 106 (1967). 14.- GONZÁLEZ NEIRA, Ana: «La prensa del exilio español», Del Periódico a la Sociedad de la Información (vol. III, ps. 241-251) Madrid, España Nuevo Milenio, 2002. 15.- En este trabajo de González se dedican a la prensa catalana seis líneas de las once páginas del total y ninguna referencia bibliográfica en las treinta obras citadas. 16.- «Amnistia general. Libertad de los presos políticos! Libre retorno de los exiliados». 17.- De esta revista Ferran Soldevila indica en Dietaris de l’exili í el retorn (Valencia, 3 y 4, 1995, I,42) una frase contundente: «La Revista de Catalunya parece haberle hecho [al presidente de Euskadi José A. de Aguirre] muy buena impresión –y realmente la hace. Seguramente no hay en Francia ninbien guna revista tan bién editada». 18.- Tuvimos oportunidad de estudiar esta publicación en la biblioteca del CIRDOC, centro de estudios de la cultura occitana en Beziers. 19.- Un ejemplo sería: Les revistes americanes de la Biblioteca Museu Víctor Balaguer editado por el mismo ente en Vilanova i la Geltrú, 1992. 20.- MANENT: La literatura... 21.- VILLARROYA, Joan: 1939 Derrota i exili, Barcelona, Departament de Cultura, 2000 p. 7578. VILANOVA, Francesc: «Les primeres revistes d’exili», Història. Política, Societat i Cultura dels Països Catalans, vol. X, p. 88-89.

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JOSEP MARIA FIGUERES 22.- «Per un arxiu de publicacions catalanes», Ressorgiment, 502 (Buenos Aires, 1958), cf. MANENT, p. 11. 23.- El testimonio de Bartolí en el libro de Canyameras Converses amb Bartolí (Barcelona, Publica!, cions de l’Abadia de Montserrat, 1995) es durísimo, !escribe que en los campos de refugiados de las playas del Rosellón solo faltaban las cámaras de gas! La imagen no tendría que ser tan negativa pero lo cierto es que murieron bebés y niños (de frío, sed y hambre), muchos enfermaron (no había, en duro invierno, construcción de protección en las playas sometidas al vendaval feroz del gélido febrero), en la intemperie a la luz de las estrellas, la tramuntana, y la marinada; fueron muchos los que dejaron la media vida que se llevaron como poetiza Joan Oliver «Pere Quart». El episodio es uno de los más tristes de la historia reciente de la Francia democrática. 24.- HERNANDEZ, Prócoro: Veus de l‘exili a México. Una catalanitat a prova, Barcelona, Pòrtic, 2000, p. 116. 25.- FÉRRIZ, Teresa: «Las letras catalans en el exilio mexicano. Algunas propuestas de estudios» y «Una bibliografía mínima» a PLA, Dolores, ORDÓÑEZ, M. M. y FÉRRIZ, T.: El exilio catalán en México. Notas para su estudio, México, El Colegio de Jalisco, 1997. 26.- La mayoría de periodistas derechistas se exiliaron el 1936 en un exilio que gracias a las autoridades democráticas de la Generalitat pudieron refugiarse en Italia o Francia con los pasaportes que facilitaron Josep M. Espanya, Escofet, Ventura Gassol, Companys… La mayoría de periodistas republicanos –de centro, izquierda, catalanistas, o sea la inmensa mayoría- se tuvieron que exiliar el 1939 y pudieron sobrevivir, sin poder ejercer salvo contadas excepciones como Lladó Figueres, Miravitlles… Marcharon tantos a diferencia de otras profesiones puesto que los periodistas eran mayoritariamente republicanos. (FIGUERES, Josep M.: «Apropiacions de prensa durant la guerra civil», Anàlisi, 20, 1997). 27.- La repressión a los periodistas, vergonzante por lo que tiene de humillación social, aún no ha sido documentada. A ser considerados «desafectos» no podían trabajar profesionalmente, ni firmar artículos o colaboraciones, ni, mucho menos, dirigir diarios o revistas. Un caso extremo fue el de Joaquim Ventalló, pulcro periodista que de director de publicaciones tuvo que trabajar de humilde traductor de cómics. La tragedia tuvo gravísimas consecuencias, que aún perduran, periodistas de la España profunda, encabezados por Martínez de Galinsoga –director del ABC de Sevilla- pasarán a ser los factótums del periodismo catálan. A nivel local igualmente detectamos las discriminaciones laborales no tan impactantes, puesto que se hacían casi en la clandestinidad, como los fusilamientos al alba de eficacia probada en el genocidio cultural contra la identidad catalana que solo persistió, debilitada, por ser nación medieval con profundo amor de sus habitantes a la libertad. 28.- ORIOL, Felip: «Revistas de catalans emigrats s’estenen pels països d’Europa», Avui, (7-XI-1982); RODRÍGUEZ, Conxa: «Una prensa desconeguda a Catalunya»; El País, (29-IV-1984); FELIPÓ, Ramon: «La prensa catalana en Europa, América y Oceania», supl. La Vanguardia (11-IX-1983); RECASENS, Josep: «Publicacions catalanes d’arreu del món», Presència, 690 (12-V-1985). 29.- Esta publicación realizó una buena campaña que tuvo como resultado la creación del estereotipo, en 1939, que los exiliados eran asesinos y ladrones. Organizada por Cambó y dirigida por Bertran i Musitu este organismo –SIFNE– generó una malfianza en los campesinos de las comarcas de Cataluña

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EL PERIODISMO CATALÁN. UN SIGLO DE HISTORIA (1879-1984) del Norte y en la pequeña burguesía francesa ante los «rouges espagnols» asociados, pues, a delincuentes comunes. Los periodistas de la Lliga, partido catalanista de derechas, patrocinados por el político y financiero Cambó explotaban los terribles errores políticos y la deleznable persecución social y religiosa de la Cataluña revolucionaria del verano y otoño de 1936 que terminó en mayo de 1937, salvo casos aislados. Al terror anarquista sucedió el terror comunista de la policia secreta del SIM. 30.- Barcelona, CEHI, 1977. 31.- DREYFUS-ARMAND, Geneviève: L’exil des républicains espagnols en France (ed. cast. a Crítica, 2000) cita que la CNT publicó un centenar de títulos en el exilio. 32.- 60 anys de prensa d’Estat Català, Barcelona, Estat Català, 1982. 33.- GASCH, Emili; La prensa del PSUC (1936-1993). Catàleg de les publicacions periòdiques del Partit Socialista Unificat de Catalunya, (Bellaterra, Servei de Publicacions UAB, 1999). 34.- SURROCA TALLAFERRO, Robert: «L’asociacionisme dels exiliats catalans», Onze de setembre. Des de l’exili, Barcelona, Generalitat de Catalunya, 2002. 35.- Barcelona, Ajuntament, 1995, especialmente la relación final de colaboraciones de los que copiamos los títulos. 36.- BLADÉ I DESUMVILA, A.: L’Exiliada (Dietari de l’exili 1939-1940) (Barcelona, Pòrtic, 1979) evoca en el capítulo «Els periodistes» el ambiente con nombres como Francesc Aguirre, Lladó Figueres, Agustí Cabruja. 37.- Memòries del periodista Lluís Aymamí í Baudina (1890-1979) con el título Els diaris de la Rambla (Barcelona, Col·legi de Periodistes, 1997) por F. Burguet. 38.- GARCIA I RAFFI, Josep-Vicent: «Lluís Ferran de Pol: un periodista a l’exili», Gazeta, 1 (Institut d’Estudis Catalans, 1994). 39.- RIERA, V.: Fent memòria, (Pineda de Mar, Ayuntamiento, 1992). 40.- VILLALÓN, Josep: Memòries. Periodista, deixeble de Pompeu Fabra i exiliat a Tolosa de Llenguadoc, (Barcelona, Publicacions de l’Abadia de Montserrat, 2001). 41.- Para esta publicación es imprescindible GUINART, Miquel: Memorias d’un militant catalanista, (Barcelona, Publicacions de l’Abadia de Montserrat, 1988), que le dedicó, como fundador y director, varios capítulos. 42.- Miquel Ferrer reproduce a La Generalitat de Catalunya l’exili (Barcelona, Aymà, 1977, p. 52) la carta de P. Garcia Lamolla, fechada en Dijon el 1946, donde escribe, en catalán, y traducimos: «El amigo Baptista Xuriguera me ha hecho conocer Quaderns de l’Exili. He encontrado vuestra revista muy interesante y agradeceré me la enviéis desde el primer número si os es posible. Una de las labores que realiza nuestra asociación [Lliga de Mutilats i Invàlids de la Guerra d’Espanya] es elevar el nivel cultural de sus afiliados. Con este fin tiene organizada una biblioteca itinerante para uso de los veinte afiliados que viven en este Departamento [a la Côte d’Or]. Como los recursos económicos son muy reducidos nos dirigimos a todas las buenas voluntades del exilio que puedan y quieran ayudarnos, mediante el envío de diarios, revistas y libros, que enriquecerán nuestra Biblioteca. Hemos creído oportuno poner en vuestro conocimiento lo que os acabamos de explicar, por si tenéis la posibilidad de contribuir con vuestra aportación. Con gracias anticipadas restamos vuestros y de la libertad». 43.- Memorias d’un periodista abans i després de la guerra. Una vida plena, Barcelona, Hacer, 1994.

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JOSEP MARIA FIGUERES 44.- GRIFELL, Quirze: Anna Múria, àlbum de records. Argentona, L’Aixernador, 1992; Crònica de la vida d’Agustí Bartra, Barcelona, Pòrtic, 1990. 45.- CANOSA, Francesc, de Domènec de Bellmunt; La Barcelona pecadora, Barcelona, Acontravent, 2009. 46.- Memorias d’un exiliat, 1939-1948 en ROMAGUERA, Joaquim: Magí Murià, periodista y cineasta, Lérida, Pagès, 2002. 47.- Albert Manent publica La literatura catalana a l’exili. Habría que añadir, para la prensa, la monumental Història de la premsa catalana (Barcelona, Bruguera, 1966) de Joan Torrent y Rafael Tasis que dedica medio centenar de páginas, en uno de los censos más útiles a pesar de la dificultad de disponer de datos precisos y extensos. También tiene interés el Diccionari dels Catalans d’Amèrica (Barcelona, Generalitat de Catalunya, 1992) coordinado por Albert MANENT. Más datos en los cuatro vols. de las Jornades d’Estudis Catalano-Americans (Barcelona, Generalitat de Catalunya, 1992) donde figura el texto de Sebastià Serra; «Les publicacions periòdiques i la vida associativa dels emigrants de les Illes Balears a l’Argentina» (III, 307-318). De Josep M. BALCELLS. Revistes catalanes a Amèrica (Barcelona, Generalitat de Catalunya, 1988) es, finalmente, obligado puesto que ofrece la última información, con Surroca, siendo aportación bibliográfica relevante del tema. 48.- XAMMAR, Eugeni: Seixanta anys d’anar pel món, (Barcelona, Pòrtic, 1975) págs. 500-501. 49.- Agradecemos esta información a Agustí Barrera, historiador y presidente del CADCI que reune informaciones de esta entidad que sufrió el exilio de sus dirigentes, el expolio de su patrimonio y hasta de su archivo puesto que sus documentos todavía están en Salamanca, incautación politica no política resuelta aún (verano 2005). 50.- Es una excepción la notable y conocida labor de Dolores Pla en la UNAM con más de un centenar de muy extensas y logradas entrevistas que pudimos consultar en Salamanca. Se conservan también en transcripción, indizadas y constituyen el más extenso inventario oral que conocemos del exilio español. En la sección de historia oral del Arxiu Històric de la Ciutat de Barcelona se conservan numerosas grabaciones. 51.- Fuera de acciones puntuales como la muestra de homenaje a México (L’exili espanyol a Mèxic. L’aportació catalana, Barcelona, Ajuntament, 1984) o la interesante exposición de prensa en la Universitat de Barcelona (Premsa de l’exili català republicà 1939-1975, Centre d’Estudis Històrics Internacionals (CEHI, 2000) que sigue el anterior catálogo del 1977. La emisión televisiva de TV3 la novela autobiográfica de Viadiu Entre el torb y la Gestapo. El resto de las acciones de publicitar la memoria del exilio es en manos privadas de protagonistas como Dones del 36, Amical de Mathaussen o similares. El gran homenaje está pendiente y solo la labor de investigación en grupos como REDER, coloquis y congresos y publicaciones, para indicar la magnitud del drama del qual la prensa coloquios es a la vez testimonio y actor. 52.- CASASÚS, Josep M. Periodisme català que ha fet història (Barcelona, Proa, 1996) es un repertorio que recoge un centenar de textos periodísticos (básicamente artículos con la inclusión de muestras de dibujo y fotografía). Refleja el conocimiento del mundo periodístico catalán atendiendo la bibliografía escasa bibliografia de la prosa periodística del exilio. Esta ausencia no deja de ser representativa del olvido sobre el exilio.

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EL PERIODISMO CATALÁN. UN SIGLO DE HISTORIA (1879-1984) 53.- En el momento de redactar estas notas se anuncia la exposición sobre la literatura del exilio en el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona. 54.- Barcelona, Barcelonesa d’edicions, 1994. 55.- CASACUBERTA, Margarida: «Quaderns de l’Exili (Mèxic, 1943-1947), una revista d’agitació nacional», Els Marges, 40 (1989) ps. 87-105; Lluís Ferran de Pol: «Naixença, vida i mort dels Quaderns de l’Exili», Serra d’Or, 298-299 (1984) ps. 23-27. Además los recuerdos que desde el Ayuntamento de Arenys de Mar se han editado así como de otros exiliados arenyenses como Miquel i Vergés.

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6 El Poble Català, semanario de los catalanes en Francia (1939-1940)1

La recuperación en 2001 de los archivos de la Generalitat en el exilio, gracias a la preservación que llevo a cabo la Fundación Sabino Arana2, permite disponer de una cantidad ingente de material sobre la actividad pública catalana en Francia en 1939-1940. Una actividad que fue muy notable a pesar de que la institución dispuso de pocos recursos financieros. De entre el material documental conservado destaca el archivo de una singular revista que a pesar de su breve existencia –solo diecisiete números, del 27-X-1939 al 9-II-1940–, se convertirá en un símbolo representativo de lo que fue la Cataluña cultural en el exilio. Efectivamente, El Poble Català –publicación de buen tono cultural, social, artístico, literario y político de carácter general– alcanzó una alta proyección. Dirigida por el director del Comissariat de Propaganda, Jaume Miravitlles, alcanzó también la muy notable dimensión de materializar la voluntad de ser un exponente de la identidad catalana a pesar de la derrota militar de la República española. Al disponer de los documentos de su vida interior podemos historiar este semanario contemplando muchos de esos aspectos de los que, a menudo en la historia del periodismo, no disponemos de datos cuando observamos una revista por la no conservación del archivo y así solo podemos trabajar con la información de los contenidos. Trabajar solo con la propia publicación, otra prensa, bibliografía –si la hubiere– y, si acaso, alusiones o datos contenidos en otros archivos, lo que nunca es tan rico como disponer del archivo. En el caso de El Poble Català se dispone de su archivo, aunque no íntegro3. Esto nos permite mejorar el conocimiento de la vida (origen, evolución y muerte) relacionándola con aspectos como suscriptores, distribución, costes y gastos, memorias, informes, retribuciones a los colaboradores, correspondencia, originales, proyectos de artículos, memorándums, relaciones de posibles colaboradores, proyectos de números…, en definitiva, materiales diversos que

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configuran el conjunto interno de documentos de redacción y administración junto con otros que pudieron ser preservados, lo que no ha sucedido en otros órganos gubernamentales de los que desconocemos las interioridades. Toda esta documentación, conservada en el Arxiu Nacional de Catalunya (ANC) posibilita el conocimiento de un episodio singular de la vida cultural catalana contemporánea. El trabajo, remarquémoslo, que presentamos es sobre un aspecto muy vivo de la historia del periodismo y lo es gracias a la propia revista que nos ayudará, sin duda, a conocer mejor el exilio. De este modo, aspiramos a fijar el ideario, el contenido, la historia y la proyección de la revista que editó la Generalitat en una vertiente más social y cultural que erudita y de pensamiento (papel que ya asumía la Revista de Catalunya) desde su inicio en octubre de 1939 hasta febrero de 1940 cuando tuvo que suspenderse su publicación. La preservación del archivo del semanario así como de la documentación relativa a colaboraciones, economía, etc., nos supone poder disponer de un precioso material para la historia de la comunicación catalana en el exilio. La prensa de exilio ha sido muy citada pero poco estudiada todavía, aunque todavía está pendiente su estudio detallado, el vaciado de las publicaciones4 y, aprovechando las nuevas tecnologías, subirlas a la red con la intención de acercarlas a los estudiosos y a los curiosos5. Aparece con diversas finalidades como pueden ser la voluntad de influir políticamente en los exiliados por parte de los partidos, las centrales sindicales y otros organismos; la fidelidad y continuidad en la voluntad colectiva de pervivencia de una cultura y como reflejo de la vitalidad espiritual de una colectividad, ya que al exilio tuvieron que marcharse muchos cuadros, intelectuales, promotores culturales…, y es evidente que debían tener ganas de construir tribunas y plataformas; con la finalidad de ser un arma de combate político e instrumento de cohesión y de solidaridad con el mundo del exilio6. El Poble Català ha sido poco estudiado7 aunque tuvo, como veremos, una notable significación social y política, artística y literaria. Vida breve y muy intensa, según la definición de la Revista dels Catalans d’Amèrica, y que desapareció no por falta de lectores o por cansancio de sus promotores sino por prohibición de Francia presionada por la dictadura española. Origen Se ha escrito que la revista nace por decisión personal de Lluís Companys. Existía la necesidad de un órgano genérico de comunicación y aunque no fuese ni informativo, ni cultural, muchos sectores se implicaron. Companys optó por

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la continuidad de la Generalitat y la República aunque no desarrolló una acción política. Se reclama, especialmente por el PSUC, que el Consell Executiu se reúna. Companys no lo hará, alegando que a pesar de tener existencia jurídica, no disponen, como gobierno, de un territorio en el que ejercer la autoridad. Hay dos factores clave, además de la hostilidad de un sector de ERC hacia un PSUC al que consideraban responsable de la derrota militar. Son la falta de recursos financieros suficientes (o lo que es lo mismo, de jerarquía funcionarial, de establecimientos y centros operativos, de plataformas) y la necesidad de «no hacer política» en la tierra de acogida, como era la Francia de la primavera de 1939. Desde febrero de ese mismo año en el que Companys, su gobierno y la práctica totalidad de la inteligencia, los cuadros, los militantes comprometidos, etc., salen del país hasta abril de 1940 cuando se creó el Consell Nacional de Catalunya, el mismo mes en que Francia caerá de rodillas ante el invasor alemán, hay un año en el que la política de la Generalitat será vacilante. Tiene ideas claras sobre la ayuda a los encerrados en campos de internamiento, pero no puede ser efectiva. Ver las cartas que los internados envían a Companys y las anotaciones en lápiz de sus secretarios es un ejercicio doloroso de lectura histórica. Si había más de cien mil catalanes, como mínimo, en situación de penuria, solo unos pocos millares podrán ir al hospitalario México y solo unos centenares – políticos y escritores, básicamente– podrán disfrutar de un breve apoyo financiero institucional en tierras francesas, y, menos, en Inglaterra, Bélgica… El Poble Català será de las primeras revistas del exilio. Aparece el 27 de octubre, simultáneamente, o unos días después, que la Revista dels Catalans d’Aesta mèrica, aunque correrá mejor suerte. Si ésta última desaparecerá tras la publicación del número 5, El Poble Català vivirá hasta el 16 impreso y con el 17 compaginado, aunque detenido de súbito. Con anterioridad aparecieron otras revistas en catalán. En agosto de 1939, Heribert Barrera informa8 de Directriu, dirigida a los catalanes de los campos y otras como: Ferms! de Estat Català que apareció en julio de 1939 o incluso el mes anterior, el día 17 de junio, Josep M. Murià y Marcel·lí Perelló en Montalbán, publican el Butlletí d’Estat Català, seguramente la primera revista de exilio. Sea como fuere, no cabe duda de que El Poble Català será la revista más difundida y su periodicidad semanal la convertirá en una de las más influyentes entre el conjunto de exiliados, a menudo desengañados, desesperanzados y derrotados, pero que verán como la voluntad pervive y la publicación les insufla esperanza. El número 1 aparece en París el 27 de octubre de 1939 en una impresión nítida y de calidad. Ocho páginas a cinco columnas, con ilustraciones y sin fotografías, con poemas y cuentos pero fundamentalmente con ideas. El primer texto expone los deberes de hospitalidad, no tratar de política interior y, ade-

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más, no ocuparse de otros aspectos políticos9. Se acepta y se fija el tono en la cultura10. El editorial fundacional, en portada, con el título «Salutació catalana». La ilustración central está dedicada a Francia: un catalán enarbola la bandera tricolor y en el fondo aparece la cabeza de una dama tocada con el sombrero frigio. El texto contiene una frase central, que tiene prácticamente el mismo cuerpo que la cabecera: «Catalans Visca França!». Sabemos que los autores son Clavé (dibujo) y Rovira i Virgili (editorial) porque sus nombres aparecen escritos a lápiz junto al artículo y la ilustración en la colección de que disponía la redacción. La razón de esa anotación es sencilla: era necesario pagar a los dibujantes y los escritores y los textos anónimos o con seudónimo precisaban de dicha aclaración, lo cual hoy nos permite conocer la identidad de autores: «Nuestro periódico, como apareció en la tierra de Francia, viene a recomendar, a través de los dolores del exilio, la doble obra patriótica y democrática que en la añorada tierra de Cataluña realizaron las agrupaciones de raíz popular y de sentido nacional. Fuera del propio territorio, y acogidos por la hospitalidad de la República francesa como refugiados políticos (…) sabemos cuáles son los deberes que esta situación nos impone y cuáles son los límites de nuestra actuación. Hoy, nuestra obra se reduce al mantenimiento de nuestro ideal, al cultivo de nuestro idioma y a la expresión de nuestro pensamiento nacional ante los problemas de la patria y del mundo. (…) Si un odio anticatalán une a los otros en la acción de exterminio y en la propaganda de calumnias, que puede privar a los catalanes del universo por el gran amor de la libertad y de la patria. (…) ¡Salud a los pueblos que aman la libertad y por ella luchan! ¡Salud a Cataluña! ¡Salud a los catalanes! Nuestro recuerdo va para los catalanes que viven bajo el silencio doloroso de la patria caída, a los recluidos en los presidios y prisiones, a los que se han exiliado, a los que han sido colgados en las tumbas de la guerra y de la represión. Y en nuestro saludo catalán vibra el más indestructible sentimiento del corazón humano: la esperanza».

El dato nos permite también conocer la fecha en la que arranca la iniciativa. Una carta de Rovira i Virgili del 5 de octubre11 comenta el proceso: «He recibido con considerable retraso vuestra carta porque iba dirigida a Toulouse y yo hace tiempo que resido en Montpelier. Os envío adjunto el primer artículo para el semanario El Poble Català. Deseo buena suerte y pleno éxito al nuevo periódico que usted dirige, y os agradezco

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mucho que hayáis pensado en mi colaboración. Cordialmente vuestro».

Un retraso que no es de días, sino de semanas. Todo hace pensar que en septiembre arrancó la difusión del proyecto que vería la luz al mes siguiente. Pero regresemos al ideario fundacional. Se sigue, en este sentido, en el segundo número en el que el artículo editorial, ahora en la página 3 y con el título «Els propòsits del Poble Català», hace referencia al sentido de su trabajo con la lengua, la cultura, la ciencia y el arte, junto con la lucha en una Europa central en una guerra en la que los catalanes se han colocado, sin fisuras, del lado de la Francia democrática que hace frente a la Alemania totalitaria. El semanario tiene su sede en la avenida Hoche, número 16, de París. Se vende a un franco y aparece el 27 de octubre de 1939. La imprime SEPE (73, rue Sainte Anna). El gerente es Ph. Kellersolm12, y la secretaria, Maria Alisador. Son 8 páginas a tres columnas, en formato tabloide (445 x 300). El Poble Català dispondrá de una digna presentación aunque sin gozar de ningún lujo. El papel es de diario y su tono es de sencillez y dignidad. Editan también el semanario España. La creación de la revista no fue fácil ya que era necesario actuar en dos frentes: los recursos financieros y la autorización legal. En el verano de 1939 estaba vigente la nueva legislación francesa que endurecía las condiciones de las asociaciones extranjeras. Nace en octubre de 1939, precisamente cuando la Fundació Ramon Llull abrió una nueva etapa y apareció una oficina específica para las relaciones con la JARE (Junta de Auxilio a los Republicanos Españoles) que facilitará recursos para diversas actividades, entre ellas El Poble Català. El periodo de colaboración será breve, duró hasta junio, cuando la fundación abandonó París ante el riesgo de ocupación nazi. La Generalitat dispondrá de diversos locales y oficinas y la vinculación de la revista se dará a partir de las personas –el caso de Miravitlles es el más claro– y se atenderá tanto a la JARE, que la patrocina, como a las autoridades francesas13. La dirección es tripartita. Por Acció Catalana Republicana (ACR) firma Rafael Tasis i Marca, cargo burocrático de la Generalitat; por Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) lo hace Jaume Miravitlles, hombre de confianza de Companys, y por Estat Català (EC), Antoni Andreu14. Miravitlles será el hombre fuerte. Diseña contenidos, entabla el contacto con los colaboradores más destacados (Riba, Rovira i Virgili, Soldevila, Bladé…). Ideológicamente es Companys quien marca la línea general delegada a Miravitlles, que comparte el papel maestro de la revista limitada por la política francesa de no enfrentarse al estado español. Los matices existen. EC, por ejemplo, es un partido independentista radical, lo que es aceptado, tal y como expone la carta de Antoni

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Andreu a Marcel·lí Perelló del 26 de septiembre, en relación con la orientación política que querían conferir al semanario. Miravitlles será el puntal de la revista. Lo deja escrito15 en un dietario que escribe tan pronto como se produce su salida de París, en el que anota: «La instalación de Companys en la Layetana Office y la publicación de El Poble Català volvieron a dar actualidad a mi figura y contribuyeron a que se acentuase la ruptura moral con Tarradellas. Hablando de El Poble Català, creo sinceramente que es un éxito personal. En pocas semanas, y a pesar de contar con dos codirectores, Andreu y Tasis i Marca, pude lograr, no diré imponer, mi pensamiento político de una manera total. Si las circunstancias no hubiesen interrumpido la publicación, hubiese creado la publicación política más viva y más original de estos últimos tiempos en Cataluña. El proyecto de números extraordinarios y las publicaciones en inglés y en francés, prácticamente listas, serían testimonio de ello. (…) La publicación de El Poble Català me pone en relación con los medios de la Propaganda y la Información francesa. Pude constatar de visu sus múltiples diferencias».

El 21 de octubre los tres directores firman una carta preparando la campaña de distribución del nuevo semanario por todo el mundo del exilio. En el Arxiu Nacional de Catalunya, en el fondo de la Generalitat en el exilio, se conserva copia de la circula en la que podemos leer: «Distinguido amigo: Es inminente la aparición de un semanario catalanista y democrático que bajo el glorioso nombre de El Poble Català reunirá a los partidos liberales de la Cataluña exiliada. Le enviamos ____ ejemplares por si quisiera distribuirlos entre sus amigos. Haga lo posible para que sean pagados al precio que indicamos. No es necesario que le digamos cómo nos complacería que quisiera tomarse con todo el interés la divulgación de nuestro semanario. Lo saludamos atentamente».

Jaume Miravitlles tenía un papel central. Lo explica16 el dibujante Fontserè: «En Laietana Office, en el número 26 de la calle de la Pépinière, la oficina de la presidencia de la Generalitat17 –un par de despachos: uno para Miravitlles y otro para el presidente Companys y su secretario particular, Joan Tauler–, Miravitlles me encargó dos dibujos para el semanúmero nario El Poble Català, cuyo primer numero tenía que salir el día 27 de aquel mes de octubre, con una ilustración de Clavé en la portada. Los

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dos dibujos eran, en realidad, dos mapas esquemáticos, uno de Cataluña y otro de Polonia, para un artículo que había escrito Miravitlles comparando la invasión de la irredenta patria de Chopin por los ejércitos de Hitler y Stalin y la de Cataluña por las tropas de Franco. Dibujé los mapas sentado en la mesa de su propio despacho. Por la tarde ya estaban acabados. Miravitlles, así como el presidente Companys y muchos parisinos, iba a dormir fuera de París por recomendación expresa de las autoridades. (…) Le pregunté si podía quedarme a dormir sobre una mesa del despacho. Se le pusieron los ojos como platos, pero me dio las llaves de su casa y 15 francos para la cena. En casa de Miravitlles, después de curiosear por una despensa mal provista, me tuve que conformar con un arroz hervido. Y guardé los 15 francos para otro día. El tiempo seguía lluvioso y frío, pero la suerte comenzó a favorecerme. La JARE me abonó 50 francos por los dibujos de El Poble Català, los primeros que gané en París. Miravitlles me encargó otro dibujo para ilustrar la portada del número dos: una figura simbólica de la neutralidad, impasible ante la turbulencia de la guerra».

Más adelante lo remarcará18 nítidamente: «A pesar de que la redacción y la administración de El Poble Català constaban como ubicadas en el número 16 de la avenida Hoche, en la que se encontraba el local de la JARE, yo traté con Miravitlles en su despacho de la Laietana Office, de la calle de la Pépinière, y me pareció que él era el director y Tasis i Marca el segundo. De cara a las autoridades francesas, un tal Ph. Kellersohn constaba como gerente (porque ni siquiera para editar un semanario tenían libertad nuestros demócratas catalanes). (…) Por motivos económicos, me hubiese interesado dibujar más ilustraciones para El Poble Català. Miravitlles se excusó por no hacerlo porque, según me dijo, Tasis lo presionaba a favor de Enric Clusellas, cuya mujer estaba encinta y necesitaba dinero para volver a España».

Se trabaja en muchos ámbitos, siempre tratando de economizar. Así se compra papel para ocho número, se consignan 6.000 francos y se ahorran 3.000. La compra quiere decir que el proyecto arranca por dos meses y se tiene confianza en su futuro. Los contactos entre los catalanes escritores y políticos, aunque sean ocasionales19, fructificarán y posibilitarán conexiones. La revista se publica de forma regular, bien puntual, a lo largo de dieciséis números. Son los siguientes:

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JOSEP MARIA FIGUERES Tabla IV.6.1. Fechas de aparición de El Poble Català 1

27-X-1939

2

3-XI-1939

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10-XI-1939

4

17-XI-1939

5

24-XI-1939

6

1-XII-1939

7

8-XII-1939

8

15-XII-1939

9

27-XII-1939

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29-XII-1939

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5-I-1940

12

12-I-1940

13

19-I-1940

14

26-I-1940

15

2-II-1940

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9-II-1940

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compuesto, no impreso

Recepción Se hace difícil captar la recepción de la publicación dada la especial situación que atravesaba Francia. Solo podemos disponer de la prensa del exilio que se hace eco de su aparición y de las cartas que envían los exiliados a la revista y que se han conservado. La prensa de exilio valora positivamente El Poble Català, igual que hace con la Revista de Catalunya u otras de carácter informativo o especializado que pudiesen hacerse. Más matizables son las opiniones de los exiliados. Por lo que respecta a los intelectuales, conocemos las críticas de Eugeni Xammar y Claudi Ametlla a Lluís Companys, similares a las de muchos intelectuales catalanistas de izquierdas: dar apoyo a la FAI que asesinó y destruyó sin control, silencio institucional ante este Negrín cuando éste estaba eliminando prácticamente la autonomía catalana (orden público, justicia…), subordinación de la Generalitat al PSUC... Será el fusilamiento franquista del presidente Companys el que hará que las críticas queden aparcadas. Otros intelectuales que podían haber sido también muy críticos, como el teniente coronel F. Escofet, que visitó a Companys al empezar la guerra con el propósito de detener los crímenes de la FAI, muestran amplitud de miras en momentos tan trá-

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gicos. Escribe en una carta del 12 de diciembre desde Bruselas, refiriéndose al semanario: «Cuya publicación es un acierto que viene ligado a la voluntad y sentimiento de tantos catalanes dispersos», es decir, que la valora como herramienta de comunicación y de relación. El mundo intelectual acoge a El Poble Català con una mezcla de esperanza por lo que representa como emblema y portavoz y también como elemento de afirmación. Para otros era una ayuda material. Con todo, no faltarán los escépticos, ya que son conocidas las limitaciones de actuación de la Generalitat, apreciables en aquello que no ha podido hacer para ayudar a los catalanes recluidos en los campos. Escribe Soldevila, el día 30 de octubre, en sus dietarios reencontrados: «Primer número del Poble Català. Me extraña que hayan dejado publicarlo. ¿Durará? Este número resulta interesante. Pero temo mezclas». Dos días después consigna que ha recibido cien francos por su artículo incluído en dicho número. El día 8 de noviembre recibe el segundo número20 . Seguirá hasta el final con la sección semanal. La mayoría de los catalanes del exilio que escriben es para pedir ejemplares; muchos se hacen suscriptores de pago, mientras que otros solicitan quedar exentos de pago aduciendo las dificultades obvias. Los colaboradores espontáneos, especialmente de poesía, llenan carpetas. El grueso de correspondencia es notable. Si trazásemos un mapa con toda la correspondencia veríamos que la mayor parte proviene de Francia, con una leve dispersión. Encontramos cartas dirigidas a colaboradores de la revista pidiendo libros – por ejemplo a Lluís Capdevila por Miquel Morte–, otros ofreciéndose a buscar suscriptores y lamentándose de que solo son cinco los que puede aportar –lo que constituye todo un éxito para una brigada de trabajo– en Saleuse, el 31 de enero de 1940; a Agustí Bartra se dirige una cargada de ternura: «He leído su poema ‘Morts allà baix’ lleno de sentimiento y ternura, y me ha hecho recordar con preocupación a nuestros hermanos que se han quedado allí, en nuestra añorada Cataluña, y a los que alejados de ella, en el exilio, nos han dejado por siempre jamás y no podrán ser testigos de su resurgimiento. Acepte, amigo Bartra, mi modesta pero sincera felicitación por su poema y de una manera particular por su colaboración patriótica con Poble Català, cuyo trabajo hará que nuestro retorno a la estimada Cataluña tenga pujanza de catalanidad, reparándola de los destrozos morales ocasionados por unos y otros21».

Todas las actividades transpiran un sentimiento en el que se mezclan el tono de lamento por el resultado bélico con las consecuencias conocidas para Cataluña y para cada persona individualmente y la voluntad de que la letra, la pala-

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bra, pueda convertirse en un estímulo y en el empeño de dar una continuidad a la cultura pensando en el futuro. Un ejemplo de los muchos que existen de correspondencia recibida y conservada es la misiva de J. Sale desde Alger, del 15 de marzo, en la que se dirige al administrador de la revista, muerta en febrero: «Tal como le escribí, que le enviaba 11 francos por los números que me habían enviado, le tengo que hacer saber que he tenido la suerte de poder hacer tres o cuatro jornales, así que en lugar de enviaros 11 francos os envío 25 francos, que es el contenido de la suscripción de seis meses contando desde el número 5 con el que comenzasteis a enviármelos y hasta que pasen los seis meses, aunque también les pediría que me fuesen enviados los números que me faltan que es desde el número 16 hasta la fecha. Supongo que seré correspondido con esta petición. Les saludo afectuosamente».

Una opinión22 representativa de la crítica23 es la del político y publicista Claudi Ametlla, quien, invitado por Rafael Tasis a colaborar con El Poble Català, le responde, el 12 de noviembre, que se niega y remarca que se opone a la unidad catalana bajo el símbolo del presidente de la Generalitat –«principio que yo no acepto en tanto que dicho símbolo esté personalizado, como lo estaba ayer y como lo está hoy» –, y lamenta y critica que AC haya colaborado con ERC desde 1934 y lo reitera24 como rasgo de coherencia: «Si esta ha sido mi actitud y mi línea de conducta, ¿por qué tendría que romper con ella ahora en el exilio, cuando no veo ninguna rectificación en este personaje-símbolo ni en los que lo rodean? Sin la guerra, tenía el propósito de hacer más pública mi actitud, que sé que coincide con la de muchos. Sin el ‘chantaje’ que directa o indirectamente se hace cerca de un hombre que vive de recursos de alguna institución de socorro, esta actitud sería prácticamente unanimidad. No habría pensado en exteriorizar esta actitud en proselitismo que no siento, ni me habrían hecho recular las inevitables condenas que me habrían prevenido de los que confunden mi persona con la patria. La guerra, sin embargo, nos reclama a todos una discreción y un silencio de nuestros desacuerdos».

Sigue la crítica y escribe con Eugeni Xammar a la redacción de El Poble Català de 18 de diciembre: «Distinguidos señores y compatriotas. He visto reproducido en el nº 7 de El Poble Català, y presentado con un relieve que no puedo dejar de

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agradecer, un artículo mío publicado en la Revista de Catalunya de Buenos Aires. La autorización para reproducirlo me fue solicitada, en efecto, por uno de los co-directores de El Poble Català, el señor y amigo Jaume Miravitlles. Yo la di con mucho gusto, a pesar de que al fundarse El Poble Català, semanario de los catalanes de Francia, no se hubiese solicitado directamente mi colaboración. Conste que no me quejo de esta omisión, justificada plenamente por mi insignificancia política, literaria y, sobre todo, periodística. No todo el mundo puede ser en este mundo ex consejero de la Generalitat, como don Aurelio Fernández, o miembro de la Academia de Catalunya, como el señor Antoni M. Sbert. Pero tengo interés en hacer constar que, si mi colaboración hubiese sido requerida, no hubiese declinado la invitación, como lo ha hecho mi amigo el señor Claudi Ametlla en una carta cuyo autor ha tenido la gentileza de comunicarme su contenido. Por el contrario, yo habría aceptado sin inconvenientes y habría puesto, como única condición, que se me dejase decir lo que yo quisiera. No dudo ni por un momento que los resultados prácticos de esta condición y el de un rechazo como el opuesto por el señor Ametlla hubiesen sido idénticos. Repito que tengo interés en hacer estas manifestaciones porque habiendo mantenido con el señor Ametlla, durante toda la guerra civil española, un contacto continuado que nos ha permitido constatar una armonía de pareceres casi perfecta, es natural que me sienta ahora obligado a precisar que después de la carta medio cerrada, medio abierta, en que se han expuesto los motivos que no le permitían colaborar en El Poble Català, la dicha armonía de pareceres entre él y yo continúa intacta. De una manera especial quiero declarar que, de la carta en cuestión, suscribo integralmente el pasaje en el que el señor Ametlla niega a la persona del último presidente de la Generalitat de Catalunya, señor Lluís Companys, cualquier tipo de valor simbólico nacional. Y si se toman la molestia de reflexionar un momento, ustedes mismos, distinguidos señores y compatriotas, reconocerán, estoy seguro, que el hecho de ofrecer a Cataluña, en estos momentos, a modo de símbolo, un ‘limón exprimido’ es una trastada poco ingeniosa. Las relaciones entre catalanes que durante la guerra civil española han cumplido con su deber negándose a servir a la causa de los generales españoles sublevados (…) están perturbadas, me parece a mí, por una confusión que convendría resolver. Los hay que creen que ‘haber hecho la guerra’, como ellos dicen –es decir, haber aguantado sin protesta que Cataluña fuese manchada con los crímenes y las depreciaciones de todo tipo cometidas primero por la FAI y después por

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el segundo gobierno Negrín– es una gesta digna de la lira de los poetas, de la alabanza de la Historia y de la gratitud de las generaciones. Hay otros, en cambio, como el señor Claudi Ametlla, como el señor Joan Casanovas, como los hombres de la Unió Democràtica de Catalunya, y los del Comité por la Paz Civil y Religiosa, –y si me lo permiten, diré que como yo mismo–, gente muy diversa y con pensamientos muy diferentes, que sin desertar ninguno de ellos del lugar que ocupaban o que les tocaba, han asistido al espectáculo que Cataluña ha ofrecido durante la guerra civil española, con un sentimiento de desconsuelo del que no quedaban al margen la vergüenza y el asco. Este segundo grupo de catalanes tiene el convencimiento de que el único servicio que las antiguas personalidades del primer grupo podrían hacer ahora a Cataluña sería un esfuerzo sincero por convencerse a ellas mismas de que su misión está definitivamente acabada. Aprovecho la ocasión, estimados señores y compatriotas, para desearles a todos felices fiestas y una larga vida, como a mí mismo, al servicio desinteresado de Cataluña».

La tercera, y última, negativa25 es la que un grupo de 14 exiliados envían desde Toulouse que firman indicando al partido al que pertenecen –ERC (6), PSUC (2), PSOE (2), Izquierda Republicana (2) y ACR (1)– y expresan con mucha dureza su rechazo a la política de la Generalitat en aquel momento. La carta del 11 de enero de 1940 permite observar las tensiones que existen en grupos de base más allá de las conocidas entre comunistas y nacionalistas e incluso entre los de la misma ideología (PSUC/POUM, etc.). La traducimos íntegramente: «Distinguidos compatriotas. En nombre de todos los catalanes dignos, los que trabajan, los de los campos, los que sufren las inclemencias del tiempo y las picaduras de los parásitos, los de las Brigadas de fortificaciones bajo la vigilancia de inhumanos capataces de color, los de las fábricas de material de guerra sin gratificación de ningún tipo, los que imploran justicia encerrados en infectas prisiones, los desheredados de toda protección y, sobre todo, en el de las heroicas mujeres de nuestro pueblo, que pegadas al hijo de sus amores, sufren hambre y frío en los campos y refugios; todos a una nos dirigimos a vosotros para pediros en nombre de la Cataluña que tanto pregonáis, que queréis representar y nunca habéis defendido, viviendo espléndidamente del producto de su saqueo, para deciros que vuestra humillación por conservar vuestro lugar confortable de aristocráticos exiliados, ante los que solo reciben vejaciones, nos da asco y repugnancia el papel que ensuciáis con adulaciones bajo el nombre tan

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sagrado de ‘POBLE CATALÀ’, este pueblo que se estremece por vuestro cinismo y del que tan descaradamente os mofáis con vuestra vida principesca. Vosotros no sois dignos de emplear el nombre del pueblo catalán, que tenéis olvidado en los campos y en lugares de martirio. Este mismo pueblo, hoy manso y puesto entre alambradas, con vuestro consentimiento, VIVE, RECUERDA y ESPERA. Confía en el retorno a la Patria, que ellos sí aman y añoran, para cerrar las puertas a su entrada a los que en París y otros lugares, particularmente Montpelier, hogar de la vergüenza, donde tienen el feudo todavía los vividores diputados y otros ventajistas, todos bastante explotadores de este pueblo que no cometió otro delito que escogerlos como dirigentes. Os invitamos a dar una vuelta, si es que no interrumpe vuestras partidas de ‘manilla’, por los campos de concentración, donde recibiréis una muestra del afecto que os tenemos. En el nombre de los buenos, de los que sufren y del verdadero pueblo, recibid nuestro más sincero desprecio».

Son mayoría, un centenar, las cartas de apoyo a la idea del semanario, ante las cuatro negativas, aunque representativas, que hemos reunido. La redacción habla de quinientas cartas recibidas. Llegan de todas partes, de París y de otras ciudades de Francia, pero también de América, donde ya hay núcleos afincados al calor de los casales catalanes y son muy emotivas las cartas de los campos y de las brigadas de trabajo. De la misma manera, la mayor parte de la prensa del exilio se hace eco de la publicación y nos demuestra la buena recepción que tuvo en el difícil mundo del exilio26. Contenido Podemos detectar una presencia dominante de los artículos de opinión27, del ensayo político referido a Cataluña, con notable presencia de la ilustración, de la caricatura ambiental –forma de ayudar a los dibujantes– que confieren mayor fuerza y empuje a la presentación del semanario. También cabe señalar una notable presencia de la poesía y la narrativa, así como del trabajo periodístico competente expresado en secciones que entonces podían resultar interesantes, como conocer qué escribían y qué decían los franquistas, de manera que aparecen desde Serrano Suñer hasta los llamados colaboracionistas como el erudito Martí de Riquer, y tantos otros. La situación de los cien mil recluidos en los campos de concentración no deja indiferente a la revista. Aparecen cada semana textos escritos en los campos y que les

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otorgan presencia. Además de los temas políticos, también se atiende a las dificultades de la vida cotidiana o a las actividades como los castells, explicando la realización de un 4 de 6 o de los pilares de cuatro28, o la masa coral de ciento cincuenta catalanes que interpretaron «Les Flors de Maig» en una fiesta. Los campos están muy presentes con prácticamente una página en cada número (sobre un total de ocho). El tono de la publicación es triste, como lo es el exilio, pero con voluntad de trabajo para modificar la realidad. El editorial «Un altre Nadal» lo pone de manifiesto. Una estrella solitaria, símbolo de la independencia aparece en el centro de la ilustración en la que junto a una columna con el capitel en el suelo aparece un barco noucentista y al fondo las montañas de Montserrat, una brújula con la flor de lis, un agave y un porrón, los elementos del hogar añorado. Toda una cosmogonía en la que detectamos nostalgia, pero también trabajo –los exiliados trabajaron para olvidar y recomponerse–. Leemos29: «El sufrimiento de cada día, la añoranza de los ausentes y la inquietud por lo que haya de venir este año, no podrán, como han podido los últimos años tempestuosos que hemos vivido, distraernos del paso de las fiestas navideñas30. Para los creyentes y para los escépticos, desligada de todo significado religioso o unido a una inquietud espiritual, la Navidad tiene para los catalanes el valor de la máxima festividad del sentimiento y del afecto. Apoteosis familiar vinculada a nuestros recuerdos, con las más puras emociones del hogar, su celebración estará, esta vez, para muchos catalanes, llena de dolor por la separación de los seres queridos y de la tierra de nacimiento».

La revista intenta también ofrecer píldoras de actualidad internacional. El artículo «Visca Finlandia»31 en el número 8, del 15 de diciembre, con ilustración en la portada representa, para Fontserè32, un toque de anticomunismo: «El 30 del mes anterior, Stalin había atacado Finlandia. Sin previa declaración de guerra la aviación soviética bombardeó Helsinki y otras ciudades. Con una población parecida en número a la de Cataluña, la resistencia del legendario país de los cuarenta mil lagos sorprendió a la opinión pública mundial. La agresión stalinista nos recordaba demasiado a la del franquismo contra Cataluña como para que nos quedásemos indiferentes».

Son temas vivos y con impacto en el mundo del exilio catalán y que hacían que la revista fuese percibida como de actualidad. Un exiliado meticuloso, Bladé i Desumvila, lo comenta y nos lega una muestra de la impresión que se tenía de la revista en el duro mundo de los expulsados de su hogar:

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EL PERIODISMO CATALÁN. UN SIGLO DE HISTORIA (1879-1984)

«Un importante acontecimiento internacional fue motivo de interminables conversaciones entre los catalanes (y de grandes letras en la primera página de los diarios) a comienzos de este mes de diciembre: los rusos atacaron a la pequeña Finlandia. Por más que parezca la lucha entre un gigante y un pigmeo, lo cierto es que una nueva guerra tiñe de sangre un sector de Europa y oscurece el panorama internacional, ya bastante tenebroso. Los finlandeses se defienden con la desesperación del que se sabe atacado injustamente en su casa. Pero, ¿cuánto tiempo podrá durar su resistencia? ¡Pobres pueblos pequeños! En lo que concierne a la vida ‘residencial’, la única noticia interesante ha sido la publicación, en París, del semanario El Poble Català, dirigido por un ‘triumvirato’. Tan pronto como se supo que la aparición del nuevo periódico era inminente, el señor Alcántara33 me invitó a enviarle una crónica sobre la ciudad de Montpelier. Escribí un trabajo medio histórico y medio actual, al que puse por título ‘Una de les ciutats millors del món’, tal como Jaime I el Conquistador la calificó, según consta en un documento que figura en los archivos municipales de la ciudad. Mi crónica ocupa toda la última página de El Poble Català que acabo de recibir. Más que en un hebdomadario, el formato hace pensar en un diario. Y el papel –no demasiado bueno–, también. Aún así, bienvenido El Poble Català».

Las críticas eran de dominio público en el pequeño mundo del exilio. Fontserè34 lo remarca: «Yo entonces ignoraba –a pesar de haber sentido repicar campanas– que algunos prohombres del exilio, como Joan Casanovas, presidente del parlamento de Cataluña, Claudi Ametlla, diputado en el Parlamento de la República por Acció Catalana, y Pau Romeva, diputado en el Parlament de Catalunya y máximo dirigente de Unió Democràtica de Catalunya, entre los más destacados, habían rechazado colaborar con El Poble Català por estar en desacuerdo con la continuidad de Lluís Companys en la presidencia de la Generalitat».

Ametlla, ya lo hemos visto, llegará a hacer pública su opinión por san Jorge de 1939 en un mensaje en el que propone la independencia sin matices y más de acuerdo con los antecedentes de sumisión durante la guerra35. En El Poble Català nada es gratuito, desde las viñetas en las que aparecen o bien elementos simplemente referenciales, retratos de los nombres que se ven, como por ejemplo Macià, o sencillamente evocan la patria vencida y alejada. Los de Romaní, de inspiraciones campesinas, como por ejemplo el agricultor

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que va a reposar de la faena a la sombra donde le espera la compañera vestida con ornamentos tradicionales, la azada de dos puntas, un porrón, y la merienda o el desayuno en un canasto es todo un compendio de lo que se presenta: la vida del trabajo36. En otra ilustración, también en portada, encontramos al campesino labrando, con dos caballos: trabajo y trabajo37. Y sea un artículo dedicado a Macià u otro a Pere Coromines, cuando las ilustraciones hacen acto de presencia –por ejemplo, la vista de una barca zarpando hacia el horizonte marítimo o una palmera en un ventanal gótico cerca de Santa María del Mar– siempre recuerdan el centro de la publicación:la patria ocupada. Gracias a disponer de los archivos de la revista podemos conocer las viñetas que no llegaron a ver la luz, por ejemplo, «El que perdura» de «Quelus», donde dibuja un muro en el que una pintada reza «Proibido ablar catalan» (sic). Otros originales, publicados, se conservan y permiten ver el impacto notable en la intelectualidad y en los artistas que causó la revista. Miravitlles tenía experiencia periodística, había organizado redacciones, en el Comissariat de Propaganda había sido responsable de publicaciones, pero las dificultades hicieron que la revista no llegase a ser como él quería. Un ejemplo. En diciembre tiene que aparecer el número extraordinario dedicado a Macià ya que en la de 1939 se cumple el sexto aniversario de aquella trágica Navidad de 1933. Conocemos las cartas que el 18 de noviembre tramita a una serie de personalidades a las que les pide «por repeticiones y confusiones innecesarias» que escriban sobre una faceta de la personalidad del desaparecido presidente. Tabla IV.6.2. Proyecto de número monográfico dedicado a Macià Autor

Residencia

Colaboración solicitada

Jaume Aguadé

París

Macià, conspirador

Carles Pi i Sunyer

Londres

Macià, hombre de gobierno

Eduard Ragasol

París

Macià, amigo de Francia

A. Rovira i Virgili

Montpelier

Macià, en la Historia de Cataluña

José A. Aguirre

---

Macià, líder de Cataluña

Lluís Companys

Neully

Macià, presidente de la Generalitat

Joan Alavedra

Prades

Macià, hombre

Josep Tarradellas

París

Macià, jefe

Marcel·lí Perelló

Montabán

Macià, fundador de Estat Català

Lluís Nicolau d’Olwer

París

El nacimiento de la Generalitat

Ventura Gassol

Neully

Macià, catalanista

Joan Cornudella

París

Macià, diputado de Borges Blanques

Henri Torrès

---

---

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De las trece colaboraciones citadas llegan seis –Companys, Aguirre, Nicolau, Pi i Sunyer, Rovira i Virgili y Aiguader– además de otras –Peiró, Tomàs…–, pero la distancia entre la redacción y los colaboradores evidencian la dificultad de las comunicaciones. Los monográficos aspiraban a ser unos instrumentos que pudiesen resultar atractivos a los lectores. Se preparan otros como, leemos en los borradores, los que quieren dedicar a Valencia y a Portugal. Algunos colaboradores llegan a enviar artículos. La publicación destaca por sus colaboraciones de gran categoría y en los textos ensayísticos. Los títulos denotan la contundencia del mensaje a proyectar en el exilio. Veamos algún editorial: «El dret de viure» (núm. 5), «Les nacions no moren» (núm. 12), «Servir la Llibertat» (núm. 16), etc. La voluntad de congratularse con el presidente francés, con la república gala, es siempre notoria; en éste último se expone como las brigadas de trabajadores, procedentes de los campos, más de sesenta mil hombres en las fábricas, campos o minas francesas, son catalanes, y un final amenazador nos hace pensar que tal vez fue un desatino incluirlo. Leemos al final del último editorial publicado: «La masa de los refugiados catalanes es, Presidente Deladier, una representación del sentimiento francófilo de Cataluña. Hoy en día se querría utilizar esta Cataluña como un instrumento totalitario dirigido contra Occidente, como un instrumento totalitario dirigido contra el Occidente europeo, y sobre todo contra Francia. Es necesario impedir que estos sinceros amigos de vuestra nación, que estos catalanes que quieren servir al país que los ha acogido, no se sientan vejados ni explotados. Es necesario hacerlo para que puedan considerarse libres soldados de la Libertad. Sería muy doloroso, sería sobre todo un error histórico de consecuencias incalculables, que estos hombres se sintiesen atraídos, en una reacción primaria, por los cantos de sirena de quienes quieren utilizar con bajas finalidades la vitalidad catalana, la cultura catalana, como un arma esgrimida contra Francia, y eso sabemos que no puede ser y que no será».

Otro número proyectado es uno sobre la presidencia de la Generalitat como acción de proyección de la cultura catalana perseguida por el franquismo. El sumario, en papel impreso de Laietana-Office, en la que se encuentran los despachos de Companys y Miravitlles, es un modelo de circular, datado del 5 de enero de 1940 y con muchas anotaciones hechas a mano. La carta de invitación38 es contundente: «Estimado amigo: El Poble Català publicará pronto en francés e inglés un número extraordinario con el sumario que incluimos en el margen.

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Os agradeceríamos que nos enviaseis lo más rápidamente posible un artículo breve y sustancioso sobre el tema. Os lo agradecemos en nombre de todos, vuestro amigo».

La propuesta tendrá adhesiones. La carta de Miravitlles recibe respuesta a finales de enero de Soldevila y otros. El sumario es una muestra elocuente de la fuerza de la que se quería dotar al número, un alegato a favor de la cultura catalana: Tabla IV.6.3. Sumario de revista monográfica sobre la cultura catalana A. Rovira i Virgili

«Razones históricas que determinan la cultura catalana»

Pere Bosch Gimpera

«Los factores étnicos en la cultura»

Carles Riba

«La influencia grecolatina»

Lluís Nicolau d’Olwer

«La influencia mediterránea»

Ferran Soldevila

«La influencia francesa»

Josep Pous i Pagès

«La influencia italiana»

Pompeu Fabra

«La lengua catalana»

Feliu Elias

«El arte catalán»

Josep M. Bellido

«La medicina catalana»

Rafael Tasis Marca

«La literatura catalana»

Jaume Miravitlles

«La prensa catalana»

Baltasar Samper

«La música catalana»

Nicolau Rubio

«La arquitectura catalana»

Quero Morales

«La cultura jurídica»

Jaume Serra Húnter

«La cultura filosófica»

Francesc Pujols

«La cultura filosófica»

Oriol Anguera

«La cultura científica» 39

Añadidos a mano : Ferran Soldevila M. Torres (¿?)

«La influencia inglesa» «La cultura religiosa»

Feliu Elias (¿?)

«Las artes aplicadas»

Los escritores catalanes la leen y en sus dietarios comentan sus relaciones: Soldevila cita a Rovira i Virgili40, A. Bladé cita a M. Cruells…41 Seguimos el rastro de las relaciones de Miravitlles con escritores y poetas como Carles Riba42, que además de cartearse (se conservan las de abril y octubre de 1939), se visitan. El Poble Català también aparece mencionado en el epistolario entre Bosch Gimpera y Carles Pi i Sunyer43. De la misma manera, en su dietario, Ferran Soldevila incluye la primera nota el día 12 de septiembre y manifiesta44: «Encargo de Miravitlles. Proyectos. ¿Miravitlles será el que haga alguna

488


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cosa?». Es escéptico ya que la Fundació Ramon Llull le encarga una Historia de Cataluña y, hasta que no lo vea claro económicamente no la escribirá. Sobre los «proyectos» también se muestra dubitativo. Un mes después, el 23 de octubre su opinión ya es otra. Escribe45: «He enviado a Miravitlles el segundo artículo para Poble Català. Parece que el proyecto sale adelante, y por eso Miravitlles me pide más originales. Tiene que ser toda una serie de artículos históricos –Francia-Cataluña– que después formarán un libro».

Soldevila se fiará de Miravitlles más pronto que tarde y tomará sus colaboraciones con El Poble Català con el mismo rigor que las que realiza para la Revista de Catalunya o la Història de Catalunya. Otros colaboradores también participan. Dice Pompeu Fabra46 en una carta dirigida a Miravitlles: «Estimado amigo. Cuando iba a contestar a su primera carta, (…) declinando la invitación a colaborar en un número extraordinario del Poble Català, recibo su segunda carta, en la que me comenta que no se trata de un número extraordinario del Poble Català sino de una publicación aparte, con otro nombre y otra dirección. ¿Qué nombre? ¿Qué dirección? Esto no me lo dice. Ahora por ahora, aunque sabiendo el nombre y la dirección me apeteciese colaborar en esta publicación aparte, no podría hacerle el artículo que me pedía en su primera carta».

El Poble Català estará presente en las conversaciones que mantienen el escultor Joan Rebull, el poeta Carles Riba y Soldevila. El historiador anota en su dietario el 15 de noviembre47: «Conversación con Rebull. Ya he tenido unas cuantas. Trabaja. Ha acabado la cabeza de Mariona Romeva y ha regalado, otra escultura que no conozco, a M. Dubois, del Ministerio del Interior. Fueron él y Miravitlles». Parece lógico pensar que Miravitlles, en ese mes de noviembre, quería afianzar la revista. Miravitlles le tendrá tanta confianza que le mostrará cartas de redactores. Sobre México le muestra la carta48 que expone el sentido crítico de los mexicanos hacia los republicanos izquierdosos en la que incluso se dice que algunos españoles fueron asesinados en remotas zonas rurales. Disponemos también de una carta49 de Antoni Andreu a su amigo Marcel·lí Perelló, en la que se cuentan las interioridades desde la perspectiva de EC, un documento muy interesante de la opción del catalanismo radical: «... cada día nos encontramos más ocupados con visitas, contactos, reuniones ... y, sobre todo, desde hace tres o cuatro días con El Poble

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JOSEP MARIA FIGUERES

Català, setmanari dels catalans a França (...) Comité de redacción: Jaume Miravitlles, Tasis i Marca y Antoni Andreu. Joan [Cornudella] viene a la redacción, que está instalada en la rue Monceau. Más tarde es posible que yo deje el lugar y, entonces, viene Joan. Mientras tanto, en la rue Monceau, Joan y yo nos proponemos montar la delegación del partido en París. Del mismo modo que AC [Acció Catalana] se ha instalado en los ARF [Amis de la Republique Française] y Esquerra en Miromesnil [Fundación Ramon Llull], EC quedará instalado en Monceau. Claro, como puedes suponer oficiosamente. Pero, en fin, habituaremos a todos a encontrar siempre en EI Poble Català a alguien del Partido para cualquier tipo de relación. ¡Va bien! El diario lo subvenciona la JARE. Finalidad: nacionalismo catalán junto a Francia; nacionalismo catalán junto a los otros partidos liberales y demócratas, lo que significa una cierta moderación en la expresión con el fin de superar diferencias que en este momento son más bien perjudiciales, sobre todo en vista de la Unidad Nacional Catalana que propugnamos y para el logro de la que el semanario es una buena herramienta. Estar junto a Francia y a la democracia quiere decir no crear conflictos de ningún tipo en este país, lo que la censura tampoco toleraría, y por tanto adoptar una cierta mesura de lenguaje al referirse a la península Ibérica. Ya puedes imaginar cómo estas limitaciones nos son molestas, pero también comprenderás que son obligadas por las circunstancias. Por otra parte ni Joan ni yo, como debes aceptar de una vez por todas, nunca hipotecaremos los principios vitales de EC. ¡Está claro! Te digo más arriba que, quizá más adelante, Joan deberá sustituirme al Comité de Redacción. Te explico. Necesito vivir y tal vez podré entrar en la JARE. Posiblemente como administrador del semanario. Y claro, en ese caso, dejaría vacante mi lugar en el Comité de Redacción. Si el hecho de cobrar de la JARE, ya como funcionario dependiente de ella, establece alguna incompatibilidad con el cargo de miembro del CE, valdría la pena emprender la reorganización que precisamos y que me sustituyeseis. Yo creo que quizá sería lo mejor. Huelga decir que en este lugar, como en todas partes, estoy al servicio del Partido».

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EL PERIODISMO CATALÁN. UN SIGLO DE HISTORIA (1879-1984) Tabla IV.6.4. Relación de colaboradores por números e importe de sus trabajos Págs. 1

n.1 A. Rovira i Virgili: [Editorial] «Salutació Catalana» 50

100’-

1

[Clavé: ilustración portada]

n/c

2

Joan Noguera: «Catalans a França. Els camp de catalans d’Agde»

2

«Catalans pel món»

n/c

3

Lluís Nicolau d’Olwer: «El deure de tots»

n/c

3

Carles Pi i Sunyer: «La significació del moment»

n/c

4

Joaquim Ruyra: «El primer llustre d’amor»

n/c

5

Antoni Rovira i Virgili: «Els grans catalans. Pau Claris»

100’-

5

Ferran Soldevila: «Relacions històriques de Catalunya amb França»

100’-

6

«Què fan i que diuen ells...»

n/c

6

«La secció catalana dels Amis de la Republique Française»

n/c

6

«Catalans dels amics de França»

n/c

7

final artículos. p.ant.

n/c

8

[Jaume Miravitlles?]: «Catalunya i Polònia»

n/c

100’-

Ilustraciones: págs. 1, 2 y 4

300’-

Carles Fontserè: Ilustración

50’-

Martí Bas: Ilustración

200’-

Total francos:

950’París, 27 de octubre de 1939 n.2

1

Nicolau M. Rubió: «Neutralitat» [Editorial]

100’-

[en blanco]: «Alegoria»

100’-

2

Jaume Passarell: «Catalans a França. Un mes de guerra a Toulouse»

150’-

2

J. G.: «Catalans pel món. Breus impressions d’un viatge a Amèrica»

n/c

2

«Objectius de guerra de les democràcies»

n/c

3

«Els propòsits d’El Poble Català»

n/c

4

Josep M. Francès: «La cariàtide»

150’-

5

Joan Peiró: «L’esfondrament del mite universal»

5

Joan Cornudella: «Continuïtat»

100’-

6

Àngel Farran: «Què fan i que diuen ells...»

100’-

7

Jaume Serra Húnter: «Les societats de filosofia del sud de França»

100’-

n/c

491


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JOSEP MARIA FIGUERES 7

Ferran Soldevila: «França i Catalunya. Relacions primitives»

8

«Observer»: «Les febleses de l’exèrcit alemany»

100’n/c

Martí Bas: 2 ilustraciones

100’-

Martí Bas: ilustración

50’-

Total francos:

1.200’n. 3

1

Nicolau M. Rubio: Editorial «Pas al treball» [Editorial]

100’-

2

M. S. LL. Roc Boronat: «Catalans a França. Una realització catalana»

100’-

3

Montsià (Cid Mulet) : «Els camps de concentració. Camins que calia seguir»

n/c

3

Eduard Ragasol: «Després de l’èxode»

s/n

3

A. A.: «Catalans pel món»

100’-

3

Humbert Torres: «Reflexions sobre el passat»

100’-

4

Domènec Guansé [Trabajo bibliográfico sobre A. Maseres]

100’-

4

Alfons Masseres: «Memòries d’un legionari»

5

A. Rovira i Virgili: «Els grans catalans. Enric Prat de la Riba»

100’-

5

Carles Riba: «Cap enllà»

100’-

6

A. Ferran: «Què fan i que diuen ells...»

100’

6

[Artículo censurado? Hi ha un requadre en blanc]

7

«Pius XII i el totalitarisme»

n/c

8

Joan Forment: «La Fundació Ramon Llull. Les grans institucions catalanes».

n/c

n/c

Martí Bas: ilustraciones (incluye cabeceras) de págs. 1, 2 , 3 y 4

300’-

Clavé: ilustraciones págs. 5-8

150’-

[Jaume] Passarell: caricatura de A. Maseres

50’-

Total francos:

1.200’París, 10 de noviembre de 1939 n. 4

1

n/c

2

Lluís Capdevila: «Catalans a França. Carnet d’un emigrant. Diada dels morts» J. M.: «Catalans pel món»

3

J. Tomàs i Piera: «L’exemple de la fidelitat del Canadà a Anglaterra»

4

Manuel Cruells: «Llibertat de triar el propi destí»

100’-

4

«Geografia espiritual de França. El llemosí i Giraudoux»

250’-

5

Jaume Miravitlles: «Paradoxes de l’economia espanyola»

n/c

2

492

«Al costat de França» [Editorial]

100’n/c n/c


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EL PERIODISMO CATALÁN. UN SIGLO DE HISTORIA (1879-1984)

6

Ferran Soldevila: «Catalunya i França. Relacions històriques. La Grècia de la França» Àngel Ferran: «Què fan i que diuen ells...»

7

Jean François Domini: «Les veus amigues. A Espanya»

7

Joaquim Casamitjana: «És anormal la pau?»

8

«Catalunya i la solució federal del problema d’Europa»

6

100’100’n/c 100’n/c

Clavé: colaboración gráfica

100’-

Fontserè: Id.

50’-

Cluselles: Id.

150’-

Narro: Id.

50’-

Martí Bas: Id.

50’-

Quelus: Id.

50’-

Total francos:

1.200’París, 18 de noviembre de 1939 n. 5

1

«El dret de viure» [Editorial]

n/c

2

Francesc Arno: «Catalans a França. Nocturn a París»

100’-

2

A. O. «Catalans pel món»

n/c

3

Carles Pi i Sunyer: «La imatge de Catalunya»

n/c

3

Rafael Tasis: «La humilitat necessària»

n/c

4

Ventura Gasol: «Sota l’arc del triomf de l’estrella / Sous l’arc de triomph de l’etoil»

n/c

5

Antoni Rovira i Virgili: «Els grans Catalans. Ramon Llull» LI. Nicolau d’Olwer i altres: «Als catalans de tot el mon. Per ajudar als soldats de la democràcia. Per ajudar els catalans que són a França» [Manifest] Àngel Ferran: «Què fan i que diuen ells...» Observer: « D’una setmana a l’altra. L’actualitat política» Comandant X: «Comentaris a la guerra»

5 6 7 7

Crèixam: ilustración de la portada

100’n/c 100’n/c 100’100’170’-51

Martí Bas: íd (cinco en la segunda página) Clavé: íd (cuarta página)

100’-

Pere Espelt (Joan Tomàs): «L’art a l’exili: Viladomat. Gran artista i gran infant»

250’-

52

1.020’-

Total francos : n.6 1

«Sabin d’Arana-Goiri precursor» [Editorial]

2

Dr. Daniel Recasens: «Catalans a França. L’Estat sanitari dels exiliats als camps de concentració»

n/c 100’-

493


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JOSEP MARIA FIGUERES 2

A. A. «Catalans pel món»

3

Joan Bertran i Deu: «Catalans i prou»

100’-

n/c

3

Humbert Torres: «Reflexions sobre el passat»

100’-

4

Joan Sacs (Feliu Elias): «Els tres germans» (il. d’Apa)

250’-

5

A. Bladé i Desumvila: «Els catalans a Montpellier. Una de les ciutats millors del món»

100’-

5

Ferran Soldevila: «Catalunya i França. L’assaig cartaginès»

100’-

6

A. Ferran: «Què fan i que diuen ells...»

100’-

6

«Recerques» [Crida sobre desapareguts]

n/c

7

Observer: «D’una setmana a l’altra»

7

Comandant X.: «Comentaris a la guerra»

n/c

8

«Solidaritat catalana amb els soldats de la Llibertat»

100’n/c

Fontserè: colaboración gráfica 1ª página

125’-

Crèixams: Id. 8ª página

200’-

Martí i Bas: Id. 7ª página

50’-

Total francos:

1.325’n. 7

1

«Mana la mort» [Editorial] [Ilustrac. de Romaní]

n/c

2

Lantan: «Catalans a França. Els refugiats dels camps»

n/c

3

«Catalans pel món»

n/c

3

Navarro Costabella «La discreció en la política»

100’-

3

Manuel Andreu: «Després...»

100’-

4

Pere Coromines «Un capítol de La vida austera»

n/c

4

[Nota sin título sobre la muerte de Coromines]

n/c

5

Antoni Rovira i Virgili: «Grans catalans. Arnau de Vilanova»

125’-

5

Clementina Arderiu: «Cançó del risc»

100’-

6

Àngel Ferran: «Què fan i que diuen ells...»

100’-

7

Comandant X: «D’una setmana a l’altra. Comentaris a la guerra»

100’-

7

Fermí Vergés: «Anglaterra i la guerra»

100’-

7

Observer: «L’actualitat política»

8

Eugeni Xammar: «Festes majors de Catalunya» [Rep. de Catalunya]

n/c n/c

Àngel Ferran: «Import dels diaris franquistes»

70’-

E. Cluselles: pequeñas ilustraciones

100’-

Martí Bas: colaboración gráfica

300’-

Clavé: Id.

155’-

Total francos:

1.370’París, 9 de diciembre de 1939

494


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EL PERIODISMO CATALÁN. UN SIGLO DE HISTORIA (1879-1984) n. 8 1

«Visca Finlàndia!» [Editorial

n/c

2

A. Bladé: «Catalans a França. Una exposició d’artistes catalans a Montpeller»

50’-

2

Josep Ju: «Record als camps de concentració»

50’-

3

Josep M. Poblet: «Catalans pel món. Festa de negres en una clara nit d’estiu» Pere Puig i Subunya: «Quan tornarem a Catalunya?»

3

Josep M. Lladó i Figueres: «Delinqüents de lesa humanitat»

3

Recerques [Llamamiento a desaparecidos]

4

Henri Pourrat: «Geografia espiritual d e França. El país del ple aire»

250’-

5

Antoni Rovira i Virgili: «Pere Coromines»

125’-

6

Ferran Soldevila: «Catalunya i França. Sota la dominació romana»

100’-

6

À. Ferran: «Què fan i què diuen ells»

100’-

7

Nicolau M. Rubió: «Contra l’autarquia»

100’-

7

Comandant X: «D’una setmana a l’altra. Comentari a la guerra»

100’-

7

Observer: «L’actualitat política»

n/c

8

Joan Forment: «La Fundació Ramon Llull (y II). L’obra d’assistència»

n/c

8

R.[afael] T. [asis]: «El prestatge dels llibres»

n/c

2

100’100’100’n/c

Fontserè: colaboración gráfica 1ª página

100’-

Cluselles: Id. Auvergne de

75’-

Martí Bas: íd (D. p.) de

75’-

Total francos:

1.425’n. 9

1

3

«Un altre Nadal» [Editorial]. A. Carbó: «Catalans a França. D’Agde a Saint Cyprien passant per les veremes» (texto y dibujo) Carles Pi i Sunyer: «Records» [Sobre Macià]

3

Lluís Nicolau d’Olwer: «El president de la Generalitat»

4

Prous i Vila: «Dos Nadals»

100’-

4

A. Rovira i Virgili: «Macià en la història de Catalunya»

125’-

4

Joan Peiró: «El pensament social de Macià»

n/c

5

Lluís Companys: «Francesc Macià»

n/c

5

José A. de Aguirre: «Francesc Macià»

n/c

6

J. Aiguader: «Macià conspirador»

n/c

6

Alexandre Zevaes: «El procés de Prats de Molló»

n/c

7

Rafael Tasis: «Els espectadors»

n/c

7

Observer: «D’una setmana a l’altra. L’actualitat política»

7

Comandant X: «Comentaris a la guerra»

100’-

8

Pere Espelt [Joan Tomàs]: «Anecdotari de Macià»

150’-

8

«Francesc Macià. La seva vida»

2

n/c 200’n/c n/c

n/c

n/c

495


Prensa catalana 09/07/2012 10:02 Página 496

JOSEP MARIA FIGUERES Josep Narro: dibujo 1ª p.

125’-

Fontserè: Id. 5ª p.

100’-

Vidal Moliné: íd 4ª y 8ª p.

180’-

Total francos:

1.080’23 de diciembre de 1939 n. 10

1

«Front Català» [Editorial]

s/n

2

Jaume Passarell: «La guerra en una de les barcasses del Canal» con il.

2

Jean Fèlix: «Els catalans a Agde»

3

Nicolau M. Rubió: «La segona guerra púnica. Una opinió francesa»

3

Miquel Santaló: «Camins de pau»

4

Ambrosi Carrion: «Un conte. La vela de flama»

5

Àngel Ferran: «Què fan i què diuen ells»

5

Ferran Soldevila: «Catalunya i França. Sota els visigots»

5

«Veus amigues. Discurs de M. Sarrault»

s/n

6

«Què fan i què diuen ells»

n/c

7

Observer: «Un mes de resistència»

s/n

7

Comandant X: «D’una setmana a l’altra. Comentaris a la guerra»

7

Observer: «L’actualitat política»

s/n

8

Jaume Miravitlles «L’intervencionisme català»

s/n

8

J. del Port (Joan Alzina): «La indústria catalana.Indústries de transformació»

200’s/n 100’s/n 150’s/n 100’-

100’-

100’-

Feliu Elias (Apa): ilustraciones

225’-

Martí Bas: ilustraciones

50’-

Total francos:

1.125’n. 11

496

1

«Any nou, vida nova» [Editorial] (il. Romaní)

2

«Catalans a França. Notes del Camp de Bram»

2

RAY [Jordi Vallès]: «S’ha estrenat una sardana» (il. Sala)

2

«Un Nadal català»

3

«Recerques»

3

Jaume Serra Húnter: «Cal reprendre el camí»


Prensa catalana 09/07/2012 10:02 Página 497

EL PERIODISMO CATALÁN. UN SIGLO DE HISTORIA (1879-1984) 3

Antoni M. Sbert: «Elogi del patriotisme»

4

Josep M. Corredor: «Carles Rahola. Record i homenatge» (dibuix Clavé)

4

Carles Rahola: «El corregidor Tomàs Puig i la llengua catalana. Del llibre Estudis napoleònics» Emili Vigo: «Evocació»

5

Antoni Rovira i Virgili: «Els grans catalans. Francesc Eiximenis»

5

R.[afael] T. [asis]: «El prestatge dels llibres»

6

Àngel Ferran: «Què fan i què diuen ells»

4

7

«1939» [Cronologia de año]

7

Comandant X: «D’una setmana a l’altra. Comentaris a la guerra»

7

Observer: «L’actualitat política»

8

«Veus amigues. Jean Giraudoux. Perquè i com fem la guerra»

8

E.P.: «Hem perdut un amic. Carles Vassal-Reig»

1

«Les nacions no moren» [Editorial]

2

Joan Noguera: «Catalans a França. Canvis de camp»

2

F. García Trabal: «Les postes de sol a Saint Cyprien»

2

«Catalans pel món»

2

«Recerques»

3

Eduard Ragasol: «La gran plataforma del comunisme internacional»

4

Henry Polles: «Guia espiritual de França. La Bretanya»

5

Josep Guarner: «Opinions d’un militar sobre la guerra d’Espanya»

6

Ferran Soldevila: «Catalunya i França. Les revoltes de Paulus i d’Aquila II»

6

Àngel Ferran: «Què fan i què diuen ells»

7

Fermí Vergés: «L’esforç d’Anglaterra»

7

Observer: « D’una setmana a l’altra. L’actualitat política»

7

Comandant X: «Comentaris a la guerra»

8

Esteve Utges: «La vida i l’obra de Ferran Sor (1778-1839)»

8

J. del Port: «La indústria catalana. II. El sol i el subsòl»

n. 12

n. 13 1

«Als catalans d’Amèrica» [Editorial]

2

Joan Ferrer: «Hores argelenines»

2

«Catalans pel món. A la memòria de Macià»

2

«Recerques»

2

Catalans al camp de Septfons: «Nadal català a França»

3

Antoni M. Sbert: «La pàtria catalana»

4

Feliu Elias: «El Ni. Conte inèdit de Joan Sacs» (Ilustr. de Apa)

497


Prensa catalana 09/07/2012 10:02 Página 498

JOSEP MARIA FIGUERES 5

Antoni Rovira i Virgili: «Els grans catalans. Josep de Margarit»

6

Àngel Ferran: «Què fan i què diuen ells»

6

«El bloqueig»

7

Observer: « D’una setmana a l’altra. L’actualitat política»

7

Comandant X: «Comentaris a la guerra»

7

«Avel í Artís»: «Aquest Nadal a casa nostra»

8

F. V.: «El prestatge del llibre»

1

«Germana València» [Editorial] (Il. de Apa)

2

JES: «Catalans a França. Exemple de fortalesa»

2

Antoni Bladé: «Crònica de Montpeller. Un cafè ha tancat»

2

«Catalans pel món. L’Orfeó Català de Mèxic»

3

Juli Just: «La millor novel·la de Blasco Ibàñez»

3

Carles Esplà: «València a la llum d’uns records»

4

Ferran Soldevila: «Catalunya i València»53

5

Antoni Rovira i Virgili: «El moviment valencianista»

6

Àngel Ferran: «Què fan i què diuen ells»

7

J. Freixinet: «El bluf que es desimfla»

7

Comandant X: «D’una setmana a l’altra. Comentaris a la guerra»

7

Observer: «L’actualitat política»

8

Jaume Serra Húnter: «Joan Lluís Vives»

8

Arpol: «Joan Lluís Vives»

1

«Catalunya i l’imperi» [Editorial]

2

Josep M. Poblet: «Catalans pel món. L’amo de Pointe-à Pitre»

2

«Recerques»

2

R.[afael] T.[asis]: «Publicacions catalanes a Amèrica»

3

Joan Morera Sans: «El camí de Catalunya»

3

Humbert Torres: «Creure...»

4

Josep Pous i Pagès: «Parlament de bones festes»

5

Coronel Josep Guarner: «Opinions d’un militar català sobre la guerra d’Espanya»

n. 14

n. 15

6

Jules Véran: «La prescripció oficial de la llengua catalana» (trad. de L’Eclair de Montpelier) Àngel Ferran: «Què fan i què diuen ells»

7

Nicolau M. Rubió: «Nosaltres i Occident»

7

Comandant X: «D’una setmana a l’altra. Comentaris a la guerra»

7

Observer: «L’actualitat política»

8

Lluís Capdevila: «Edouard Herriot»

5

498


Prensa catalana 09/07/2012 10:02 Página 499

EL PERIODISMO CATALÁN. UN SIGLO DE HISTORIA (1879-1984) n. 16 1

«Servir a la Llibertat» [Editorial]

2

Joan Noguera: «Estudiants catalans a Montpeller»

2

Doctor D. Recasens: «Arenosi»

3

J. Rovira Armengol: «Els tractats i l’organització de la pau»

3

«Recerques»

3

«Advertiment»

3

Antoni M. Sbert: «El nostre enemic actual»

4

Mercè Rodoreda: «Ada Liz»

5

Jaume Miravitlles: «L’intervencionisme i els seus perills»

5

Ferran Soldevila: «Catalunya i França. Sota els sarraïns»

6

Àngel Ferran: «Què fan i què diuen ells»

7

Fermí Vergés: «Hore Belisha»

7

Comandant X: «D’una setmana a l’altra. Comentaris a la guerra»

7

Observer: «L’actualitat política»

8

E. V.: «Dues necrològiques: Josep Fàbrega. Jordi Frigola»

8

«Les prestacions dels estrangers beneficiaris del dret d’asil»

54 n. 17 (no editado, aunque se llegó a componer) 1

Editorial «La França eterna» (II. Romaní)

1

Josep M. Francès: «Catalans a França. Violetes de Toulouse»

2

Jordi Vallès: «Notes del Camp de Brams»

2

«Catalans pel món»

3

Juli Just: «Els francòfils d’ahir estan avui ací»

3

G. Huguet Segarra: «València i Catalunya»

4

«Geografia espiritual de França. Retrat de Còrsega»

4

«Poesia popular de Còrsega»

5

[Antoni Rovira i Virgili]: «Els grans catalans. Valentí Almirall»

5

Carles Pi i Sunyer: «Oració a la Verge sense braços»

6

[Àngel Ferran]: «Què fan i què diuen ells»

6

«Ley sobre prescripción de penas» (Rep. Diario Vasco)

7

Observer: «L’actualitat política»

7

«Recerques»

7

Comandant X: «Comentaris a la guerra»

8

J. del Port: «L’estructuració econòmica de Catalunya»

8

Comandant Josep Guarner: «Opinions d’un militar català sobre la guerra d’Espanya»

499


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