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CIUDADANOS
Martes 11.04.17 EL CORREO
Científicos vascos diseñan una prueba para detectar el párkinson antes de que sea visible FERMÍN APEZTEGUIA fapezteguia@elcorreo.com
La ausencia de sudor en las extremidades y la pérdida de calor en las manos permitirían, junto a la falta de olfato, diagnosticar la dolencia a tiempo BILBAO. La asociación vizcaína de pacientes de familiares con párkinson, Asparbi, ha promovido una investigación que está llamada a cambiar por completo el panorama de la enfermedad. Liderada por el coordinador del Grupo de Enfermedades Neurodegenerativas del Instituto de Investigación Biocruces, Juan Carlos Gómez Esteban, el trabajo está demostrando que tres pruebas muy sencillas pueden ser suficientes para diagnosticar de manera temprana el mal, cuyo día mundial se conmemora hoy. El grupo investigador ha comprobado ya en casi un centenar de pacientes que la ausencia de sudor en las extremidades y la pérdida de calor en las manos, constituyen junto a la falta de olfato un indicador determinante de la presencia del mal. El hallazgo, unido a la próxima aparición de vacunas capaces de contener el avance de la patología, permite confiar en que esta enfermedad podrá dominarse antes de que se presenten sus síntomas más devastadores. Unos 7.000 vascos viven afectados por el párkinson, una patología que, como todas las demencias, suele detectarse cuando el daño en el cerebro es tan fuerte que afecta seriamente a la calidad de vida. El temblor, la rigidez y la lentitud al caminar, tres de sus síntomas más característicos, demuestran que ya están dañadas al menos la mitad de las neuronas. O lo que es lo mismo,
cuando ya resulta demasiado tarde. El desafío para la comunidad científica desde hace 200 años –cuando James Parkinson la describió, en 1817– ha consistido en encontrar la manera de hallar en el organismo indicios que alerten a tiempo de su llegada, cuando la destrucción alcance sólo al 10% o, como mucho, al 20% de las neuronas. Un grupo de científicos vasco cree haber encontrado ese camino. «En los pacientes de párkinson se dan una serie de pequeñas alteraciones que ya conocíamos desde hace tiempo. Sudan mal o sudan poco, algunos tienen la piel fría...», relata el investigador principal, que realiza este trabajo junto al enfermero Jon Ander Puerto, que practica las pruebas a los voluntarios inmersos en el ensayo. La idea de la investigación partió de un grupo de Granada, liderado por el doctor Adolfo Mínguez, jefe de Neurología del hospital Las Nieves. Su equipo, con un grupo reducido de 20 pacientes, descubrió que las manos de los afectados por la dolencia solían estar inusualmente más frías, con una temperatura como cuatro grados más baja de lo habitual.
Agua con hielo El hallazgo llevó al neurólogo de Biocruces a plantearse la posibilidad de desarrollar una batería de pruebas que permitieran detectar el párkinson de manera temprana y probarlas con los pacientes asociados. «Lo
Jon Ander Puerto y Juan Carlos Gómez Esteban lideran la investigación. :: JORDI ALEMANY
más difícil a la hora de desarrollar una investigación de este tipo suele ser reclutar un número elevado de afectados, para dar una mayor validez científica al estudio», explica Gómez Esteban. «Asparbi –donde colabora desde sus años en la Facultad de Medicina de la UPV– no sólo adquirió los equipos necesarios para el trabajo, sino que nos ha permiti-
do disponer de un volumen importante de voluntarios, incluidos sanos, gracias a las parejas de los pacientes». Logrado el visto bueno del Comité de Ética de Euskadi, la investigación se puso en marcha. Todos los participantes son sometidos a tres exámenes. El primero de ellos consiste en evaluar la capacidad para detectar cambios de
LAS CLAVES
EN SU CONTEXTO
140.000
personas viven en España con párkinson. Unos 7.000 son vascos, la mitad de ellos vizcaínos.
500 casos nuevos Cada año se diagnostican en Euskadi unos 500 nuevos casos de la que es la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente después del alzhéimer. El 70% de ellos en mayores de 65 años
temperatura mediante el uso de un sensor, que el voluntario pulsa cuando percibe un golpe de frío o una entrada de calor. Relacionada con esta, la llamada ‘prueba de hielo’ consiste en introducir una mano durante dos o tres minutos en un balde con agua helada, a menos dos o tres grados centígrados. Una máquina, llamada termógrafo, capta después el
El doble en veinte años
Extremidades
El paulatino envejecimiento de la población amenaza con que el número de afectados se duplique en los próximos veinte años, según estima la Sociedad Española de Neurología (SEN). Aún así, no se trata de una enfermedad exclusiva de las personas mayores. Como le ocurrió al actor Michel J. Fox, cada año se detectan en el conjunto de España 1.500 nuevos casos en menores de 45 años (75 en el País Vasco).
La dolencia suele caracterizarse por la aparición de temblores en brazos y piernas, pero es un síntoma que no siempre aparece. Entre un 30% y un 40% de los afectados no lo presentan. Los especialistas destacan la importancia de detectar a tiempo la enfermedad (de ahí el valor de la investigación vasca), porque la respuesta al tratamiento en un momento temprano suele ser «excelente», según la SEN.
Síntomas
Cuando surgen el temblor y las dificultades para caminar, la mitad de las neuronas están afectadas Respaldo
La asociación vizcaína del párkinson ha buscado los voluntarios y financiado la investigación
Martes 11.04.17 EL CORREO
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El genio acusado de querer matar al rey de Inglaterra El investigador que hace hoy 200 años describió la enfermedad que lleva su nombre fue mucho más que un médico eminente. James Parkinson, un inglés del barrio londinense de Shoredicth, fue todo un hombre de ciencia, paradigma de los que habitaron el siglo XVII: no sólo ejerció la medicina desde su consulta, sino que también fue paleontólogo, botánico, geólogo y sociólogo. Coleccionista de fósiles y amante de las plantas, su nombre se hizo pronto conocido en Londres no solo como cirujano, como su padre, sino por sus ideas políticas a favor de la igualdad de clases, influido por la Revolución Francesa. Su compromiso llegó al extremo de que fue acusado de urdir un plan para asesinar al rey Jorge III con un dardo envenenado. Dilató tanto su declaración ante la Justicia, que al final el caso se olvidó y no se presentaron cargos contra él. En 1817, fue el primero en describir la enfermedad, que comenzó a llevar su nombre 60 años después de su descubrimiento, gracias al neurólogo francés Jean-Martin Charcot, que la bautizó así.
tiempo que tarda en recuperar la misma temperatura que la otra extremidad. Los pacientes, está comprobado, tienden a tener las manos y los pies fríos, con esa diferencia de unos 4 grados. Algunas patologías y determinados fármacos también generan este fenómeno, por lo que añadieron nuevas pruebas a su ‘test’. La tercera es la del sudor. Los enfermos de párkinson creen que sudan más, pero no es así. Lo que ocurre es que dejan de hacerlo por manos y pies y lo concentran en el resto del cuerpo: «Si no transpira, tiene las manos frías y ha perdido el olfato, ya hay un 40% de posibilidades de que se trate de párkinson. Si añadimos antecedentes familiares y pesadillas nocturnas, especialmente si se acompañan de sonambulismo, la posibilidad se eleva al 90%». Los investigadores quieren superar ahora la cifra de los 160 pacientes analizados, porque está convencido de que este estudio se publicará en una revista de prestigio internacional en el ámbito médico.
Gorka Valdizán echa de menos sus campeonatos de triatlón, pero aún disfruta de la bicicleta. :: BORJA AGUDO
«Me pasé diez meses dando vueltas por casa sin dormir ni saber qué me pasaba» Gorka Valdizan, un joven de Leioa de 44 años que vive con la enfermedad, es uno de las casi cien voluntarios que participan en el ensayo :: F. APEZTEGUIA BILBAO. Gorka Valdizan cumplió 44 años la semana pasada. Objetivo cumplido. «Mi futuro es mañana. Me levanto de la cama y no me proyecto más allá. No tengo miedo a pensar cómo estaré dentro de un año. No creo que mejor, pero si logro estabilizarme, me daré por satisfecho». Vecino de Leioa, Valdizán vive con el párkinson desde
hace casi dos años, que al principio no fueron fáciles. Cuando le invitaron a participar en el ensayo que busca un diagnóstico sencillo y temprano de la enfermedad no lo dudó: «Estoy ilusionado, quizás no me beneficie yo, pero seguro que muchos sí». El mal llegó de golpe. Y como a muchos otros pacientes le robó el sueño. «Me pasé nueve o diez meses sin poder dormir, apenas dos horas al día. Hacía una ruta turística por mi casa, andando de la sala a otro cuarto para ver si moviéndome conciliaba el sueño. Desconocía que no lo iba a conseguir». La parte más cruel de la enfermedad se había desatado. Andaba a pasitos cortos, muy rígido, con el cuerpo echado hacia adelante», recuerda.
Después de rebotar por varias consultas médicas llegó a la del jefe de Neurología de Cruces, Juan José Zarranz, acompañado de su padre. «’¡Qué joven eres y qué mal estás!’, me dijo. ‘Estoy mal y estoy harto’, le contesté. ‘Porque llevo nueve meses sin saber qué tengo y estoy cansado de este tema’». Zarranz se lo aclaró sin hacerle esperar ni un segundo más: «párkinson».
«No tengo miedo; me ha tocado, hay que luchar y mirar hacia adelante»
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Al escuchar al médico, su padre rompió a llorar. «Me llegó muy adentro, porque no le había visto llorar en mi vida. Yo sólo sonreí y le animé. Le dije que no se preocupara, que entre todos los profesionales y la familia me iban a cuidar y que iba a salir adelante».
«Quiero vivir» Desde entonces, Gorka Valdizan no ha dejado de sacar fuerzas de donde ha podido. «Tengo muchas ganas de vivir y de estar aquí. Pienso que vida no hay más que una y que quizás no la valoramos lo suficiente hasta que nos pasa algo así. ¿Quiero vivir? ¡Pues claro! Si no fuera así, haría algo para marcharme, pero como lo que quiero es vivir no pienso en nada más». Deportista empedernido, echa de menos el ejercicio que ya no puede practicar. El fútbol, la bicicleta y, sobre todo, la participación en campeonatos de triatlón han quedado atrás. «No tengo miedo», concluye. «Me ha tocado, hay que luchar y mirar hacia adelante»