Entrevista ASPARBI - Periódico Bilbao

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abril de 2019

B i l b ao

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Asparbi celebra el 10 de abril su 25 aniversario en el Euskalduna

“En Asparbi tenemos una relación casi familiar entre todos” Antonio Villanueva

“Con el Parkinson puedes estar un minuto bien y al siguiente no servir para nada”

Vicente San Sebastián

los Carmelo Gil, padre e hijo, en la Casa de Maternidad. La Otorrinolaringología tuvo en Daniel García Hormaeche su máximo exponente durante la primera mitad del siglo y, cuando éste finalizaba, en la escuela del Hospital de Basurto y la Facultad de Medicina, iniciada por Jesús Algaba y llevada a su cumbre por José María Sánchez. La Oftalmología bilbaina contó con varias familias de profesionales de mérito: los Epalza, Castresana, Castiella, y Corcostegui, entre los que destaca Ángel Corcostegui Moliner, al que una muerte prematura le impidió completar su gran carrera profesional. La Dermatología estuvo durante años agobiada por la venereología. José Salaverri y Juan Uruñuela dirigieron el servicio de Basurto, y José Luis Díaz el de Cruces, donde formó escuela.

Otros médicos y especialidades La Oncología tuvo un precedente en el nonato Instituto Vizcaino del Cáncer, auspiciado por Areilza, con los doctores Belausteguigoitia, Viar, Guimon y Azaola trabajando para aquel proyecto fallido. Muchos años después renació en Basurto de la mano de Ignacio Zubizarreta Ipiña y, tras su muerte prematura, de la de Luis Gimeno Alfós. Quien luego pasaría a Cruces junto a sus discípulos. Los médicos de familia han sido muy numerosos y entre ellos destacan varios, sobre los que ya hemos hablado en números anteriores; también sobre los del Cuerpo Médico Municipal y la Medicina Preventiva. Hemos dejado de lado otras especialidades como Análisis Clínicos o Radiología, y otras de reciente aparición como Rehabilitación. También a los galenos que sobresalieron en el mundo del arte, de la política, o del deporte. Pido disculpas a quien se sienta ofendido por ello y a todos a los que esta selección les pueda parecer injusta.

Josu Azaola y Begoña Díez Arrola, vicepresidente y presidenta de Asparbi Jorge Román

EL Parkinson, tras el Alzheimer, es la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente en el mundo y en Bizkaia afecta a unas 4.400 personas. Entre sus amplios síntomas se encuentran el temblor en reposo –que suele dar la señal de alarma–, la rigidez muscular, lentitud del movimiento, inestabilidad, dificultad del habla, trastorno del sueño o depresión. Hoy en día “el diagnóstico es muy eficiente”, pero la enfermedad sigue sin tener cura por lo que la estimulación cognitiva a través de las terapias resulta fundamental para ralentizar su avance. Para dar respuesta a una necesidad sociosanitaria se fundó en 1994 Asparbi, la Asociación de Parkinson de Bizkaia, con el impulso del neurólogo Juan José Zarranz y la actual presidenta, Begoña Díez Arrola. Cuenta con 550 socios y a diario se acercan hasta sus instalaciones del número 53 de la calle Islas Canarias unas 150 personas. Es el caso de Josu Azaola, vicepresidente de Asparbi y diagnosticado de Parkinson con apenas cuarenta años. Desde entonces acude desde Bermeo tres días a la semana a terapia y encarna ese afán de superación y lucha diaria contra una enfermedad que no para. “Empecé con un temblor en un dedo y me quedé como si me hubiese dado un ictus y ahí me dijeron que tenía un Parkinson de libro. Ya llevo diecinueve años luchando todos los días para sobrevivir a esta

enfermedad que me ha permitido conocer a gente estupenda y tener ganas de vivir. En Asparbi tenemos una relación casi familiar entre todos los socios y trabajadores”, explica. A medida que el Parkinson avanza tareas sencillas como vestirse, comer o caminar pueden resultar dificultosas. “Procuro que me frene lo menos posible, pero ya estamos pasando estadios y me encuentro en la fase má larga. He trabajado once años con la enfermedad y ahora que soy pensionista tengo una vida repleta. Es una enfermedad que hay que analizar minuto a minuto. Porque puedes estar un minuto bien y al siguiente no servir para nada”, expone. La edad de comienzo del Parkinson se cifra en los 65 años aunque hay diagnósticos en edades más tempranas. “Tenemos socios en torno a los cuarenta años o incluso menos, aunque afortunadamente son la excepción”.

Garantizar el transporte El avance en el diagnóstico de la enfermedad ha posibilitado una mejora en la calidad de vida y autonomía de las personas afectadas. Además de la medicación, existe también una operación quirúrgica que consiste en la colocación de dos electrodos en la base

del cerebro que alivia los síntomas de temblores y desequilibrio. “Ha supuesto el avance más importante y ha mejorado a mucha gente”. A Josu Azaola le operaron hace nueve años y experimentó una notable mejoría. “Durante cuatro años estuve bien, pero después empecé a empeorar. Después, me han vuelto a cambiar de estimulador y he estado mejor un año y pico. Siempre hay algo que mejorar”. El otro pilar para hacer frente al Parkinson son las terapias. “Si uno hace terapia intentamos que la enfermedad avance lo más lenta posible y es a eso a lo que nos dedicamos. No somos un centro de día, sino un centro sociosanitario. Aquí viene tanto el paciente de Parkinson como su familia. Tenemos pacientes que nos dicen que de no existir Asparbi estarían en la cama”, detalla Begoña Díez Arrola. Entre su variado catálogo de disciplinas se encuentran algunas como la gimnasia rehabilitadora, fisioterapia, pilates, logopedia, estimulación cognitiva, atención psicológica, musicoterapia, talleres de nuevas tecnologías o la marcha nórdica con la que Josu ha recuperado “la seguridad de andar y me ha dado tres veces más independencia andando”. Y es que los problemas de mo-

El avance en el diagnóstico ha posibilitado una mejora en la calidad de vida y autonomía de las personas afectadas

vilidad son uno de los mayores quebraderos de cabeza por lo que demandan un transporte por todo el territorio. “Lo principal es garantizar el transporte. Josu lleva viniendo todos los días y llegará un día que igual no pueda venir por sus propios medios”. Por ello, sería interesante “firmar convenios con los ayuntamientos o poner microbuses que cubran las diferentes zonas. Tenemos socios de toda Bizkaia y el Parkinson no entiende de localidades. Por ejemplo, tenemos una mujer de 47 años de Durango que afortunadamente todavía puede venir, pero otros pacientes con mayor problema de movilidad ya no pueden hacerlo. Y creemos que aunque residas en la Gran Vía o en Bermeo deberían poder acceder a los mismos servicios, porque descentralizar Asparbi y duplicar las mismas terapias y el mismo personal en otra localidad sería inviable y costoso además de que se rompería una relación social, física y sanitaria”, explican conjuntamente.

Bizkaia se mueve por Asparbi El próximo 10 de abril, previo al Día Mundial de Parkinson, el Palacio Euskalduna acogerá la gala del 25 aniversario de Asparbi. “Celebraremos el pasado de Asparbi, el presente y el futuro. Que está lleno de nuevas terapias que están por implantar”, explica la presidenta. El acto será lúdico, solidario y emotivo y contará con actuaciones musicales y de magia. En el mismo se visualizará un vídeo que recoge a veinticinco rostros conocidos de la esfera deportiva, institucional, cultural... de Bizkaia que bajo el nombre “Yo me muevo por Parkinson: 25 años, 25 saludos” felicitarán las bodas de plata. “Antes la mentalidad era la de no entrar en la asociación porque se van a enterar de que tengo Parkinson y ahora en la gala lo quieren compartir con sus familiares y amigos. Ese es el orgullo y la fuerza que tenemos”, explica Díez Arrola. “Como dijo mi mujer –añade Azaola–: ‘Si no existiese Asparbi, habría que inventarlo’”.


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