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Erídano Suplemento de Alfa Eridiani nº 23 La colmena y sus alrededores. Cuentos de un futuro próximo.

anatómicas necesarias: sentía nuevamente el calor de una verdadera familia. Para no romper ese momento mágico, aceptó dormir en el suelo del dormitorio de Uluth. Al día siguiente no se presentó a tomar desayuno. —Oscar no está en la casa —constató Luisa. —Ha salido a estirar las patas —repuso el hijo. Luego de la metamorfosis, estaba apropiándose del lenguaje con una velocidad sorprendente. Como recompensa se meritó una caricia afectuosa. Diez minutos después vieron entrar al gorgolide de buen humor. —Te he guardado leche y galletas —le informó la madre. —Gracias por la consideración pero estoy satisfecho. —¿Estás seguro? —Puedes apostar. Atraídos por unos agudos lamentos, corrieron todos al balcón que daba sobre la calle. Un grupo de personas se había reunido a unos cien metros de distancia. —¿Qué ha sucedido? —preguntó Alberto al portero del edificio, de pie sobre la vereda. —La señora Mazzarri que vive en el número 34, un poco más allá en esta calle, está angustiada de dolor. Dice que un monstruo ha devorado a su Yorkshire. ¡Qué desgracia! ¡Era un perrito muy simpático! La familia Di Giacomo, con mirada interrogante, se volvió hacia el gorgolide quien se mecía sobre una pata, mordiéndose inocentemente el labio inferior con los colmillos. —¿Por qué me miran? La mirada de los tres se volvió penetrante. Oscar resopló por la nariz: —¡Uff, ya entendí! No estamos en Akod y no puedo permitirme un bocadillo fuera de las comidas. ¿Hay otras reglas terrestres que interfieren con mi apetito?

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