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DISPERSIONES

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ORGANISMOS

ORGANISMOS

Arquitectura del Caos

Las teorías contemporáneas del caos arrancan de la premisa de la extrema complejidad del mundo, afirmando que la más mínima fluctuación puede provocar cambios importantes en toda la estructura de los sistemas complejos. El caos abre la posibilidad a mutaciones y transformaciones. El caos, un concepto que pertenece a los orígenes del pensamiento occidental, seria la forma extrema del desorden que se da en la naturaleza; un caos que está más allá de lo que es conocible y conceptualizable.

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La recurrencia a las formas del caos de la naturaleza puede servir tanto para realizar obras versátiles y complejas como para evidenciar las formas apocalípticas del caos y de colapso.

Los pensamientos del caos Geometrías fractales: Benoit El paradigma del caos, definido por el Mandelbrot pensamiento griego, ha recorrido todo el siglo, desde los dadaístas hasta la filosofía posestructuralista. Trata de un tiempo que siempre reaparece con nuevos rostros y va dirigido a un sujeto capaz de disfrutar de la incertidumbre de lo imprevisible, de aceptar unas obras que sus autores han elaborado a menudo de manera arbitraria, despótica y altiva. Uno de los paradigmas científicos del caos sería la Segunda ley de la Termodinámica; principio hemorrágico según el cual en la evolución del universo predominan la degradación y el desorden, que conducen a un irreversible desequilibrio y muerte por enfriamiento; un caos apocalíptico que, para algunos, posee un carácter seductor y sublime. Las geometrías fractales formuladas por el ingeniero y matemático Benoit Manderlbrot en 1975 se han constituido en una nueva epistemología, en una aportación crucial para representar y crear cualquier tipo de objeto natural o artificial: los fractales son una manera de geometrizar el caos de la naturaleza, de iluminar el desorden, midiéndolo, representándolo y domesticándolo. La teoría de los objetos fractales parte del concepto irregular en construcciones naturales dominadas por el azar, y estudia especialmente los estadios intermedios entre las dimensiones enteras, es decir, 0 del punto, 1 de la línea, 2 del plano y 3 del volumen; a los que también se puede denominar dimensiones fractales. Partiendo de estos dos principios básicos, el carácter fragmentado e irregular de la naturaleza y la exploración de las dimensiones que no son las enteras del punto, la línea, el plano y el volumen, Mandelbrot demuestra que los objetos irregulares, interrumpidos o fragmentados de la naturaleza como los vegetales, el perfil y el relieve de una costa escarpada, los cráteres de la luna, las galaxias pueden ser geometrizados y reducidos a una ley formal fractal que se va repitiendo hasta el infinito.

Arquitectura del Caos

Jardín Botánico de Carles Ferrater, Barcelona, 1989-1999

Terminal Internacional del puerto de Yokohama de FOA, 1995-2002

ENERGÍA

Arquitectura como energía

Desde el inicio hasta el final, el siglo xx ha sido el siglo de la energía. La expansión de la energía eléctrica en las primeras décadas, generando espacios y ciudades iluminadas de noche, comportó una total transformación de los modos de vida y de las condiciones de trabajo.

Arquitectura y arte como energía Las formas de la electricidad

La forma de un objeto es un diagrama de fuerza' en el sentido, de que a partir de él podemos juzgar o deducir las fuerzas que están actuando o han actuado sobre él". Y concluye, al querer interpretar, en términos de fuerza, el funcionamiento de la energía, que es el núcleo como materia. La física nos explica que todo es flujo y que todos los procesos de la vida se basan en el gasto de energía. Una energía que se va perdiendo y desvaneciendo en la cuenta de la entropía. Según la ya citada Segunda Ley de la Termodinámica, la entropía crece en los sistemas de manera irreversible: en la medida que una parte de (a energía no puede reconvertirse en energía mecánica, se pierde y se va gastando el sistema. La máquina del universo no es para la eternidad, como suponía Newton, sino que va desgastándose y desorganizándose progresivamente hasta su futura detención.

En las obras de arte y arquitectura ha ido aumentando la conciencia de pertenecer al mundo de los ciclos energéticos: la arquitectura siempre ha formado parte del medio ambiente, pero hasta ahora no se había conceptualizado el espacio ambiental, la lógica ele los ecosistemas y los flujos planetarios de energía: La arquitectura misma forma parte de los ciclos de energía: en los materiales que utiliza en su construcción, en el acondicionamiento del interior, en su funcionamiento y consumo, en su derribo o reciclaje. La electricidad, en definitiva, fue el motor de la segunda revolución industrial hasta la actualidad. Esta transformación energética caracteriza el siglo xx, siglo de la generalización de la luz artificial.

A principios de siglo, fue tal el impacto transformador de la generalización de la luz artificial que. Inicialmente, los futuristas querían llamar a su movimiento artístico "electricismo". Y entre las obras de los constructivistas soviéticos dominaba el carácter épico y seminal de las grandes centrales hidroeléctricas con sus gigantescas presas de agua, como la central eléctrica Queprotoj de V. Vesnin, N. Kolli, G. Qrlov y S. Andreievsky. A lo largo del siglo, la luz natural y la luz artificial, se, han convertido en el más genuino material de diseño. Manejando la luz se maneja algo que no puede determinarse exclusivamente do manera racional y funcional, sino que también intervienen factores de la intuición y la sensibilidad, elementos simbólicos, culturales y perceptivos. En la utilización de la luz natural y artificial queda un margen para lo imprevisible. La luz puede convertir los cuerpos, los objetos y los materiales en sustancias luminosas, radiantes y llenas de energía, evanescentes, expansivas e ingrávidas; puede privilegiar la movilidad, creando objetos efímeros a partir del mismo acto de la mirada.

Arquitectura como energía

Casa de Vidrio de Pierre Chareau y Bernard Bijboet

Centro de Arte y Tecnología de Medio de Comunicación de Rem Koolhaas, Karlsruhe, 1989.

FRAGMENTACIÓN

“Se define como la separación de un todo, o la pérdida de una unidad que es dividida en varias partes para darle un nuevo concepto, uno que permita combinarlas, redistribuirlas de manera que no pierda su significado inicial.” Frank Gehry

Surge a comienzos del XX con el inicio de la arquitectura moderna y la aparición de nuevos materiales como el hormigón armado, el acero y el vidrio. Con Le Corbusier y sus «Cinco puntos para la arquitectura moderna», es donde comienza a tener otro significado la expresividad de los edificios. Al separarse la envolvente del edificio y su estructura de sostén, siendo independientes una de otra, se consigue una gran libertad creativa. Al igual que en el arte, en la arquitectura se puede fragmentar el todo, el edificio, utilizando diferentes materiales, texturas y colores, que generan o remarcan las divisiones.

Si pensamos en fragmento, pensamos en parte. En este caso particular de arquitectura, diseñadores toman solo fragmentos o partes de una misma estructura y trabajan a partir de ellos. Para ello, parten de un único solido al que le van sustrayendo fragmentos, hasta concluir en formas distintas. Esta forma, a pesar de conformarse por gran cantidad de elementos, responde a un mismo lenguaje: misma materialidad, correspondencia en cuanto al color, texturas, etc, de manera que el conjunto mantiene un sentido. La forma en como impacta esta arquitectura, con una estética que rompe con lo tradicional, que distorsiona y casi abandona la simetría, al menos a simple vista, para moverse hacia a algo más asimétrico, quizás ligeramente desproporcionado, es lo que destaca entre otros movimientos.

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