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B o l e t í n N° 3 • Abril 2020 Santuario a la Divina Misericordia en la iglesia Santo Spirito in Sassia , donde el papa Francisco preside la celebración del Domingo de la Divina Misericordía
La verdadera devoción a la Divina Misericordia Este Segundo Domingo de Pascua, también celebramos el Domingo de la Divina Misericordia. Pero ¿Qué esta devoción? Tener devoción a la Divina Misericordia requiere de una total entrega a Dios como Misericordia. Es una decisión que comprende confiar completamente en Él, en aceptar su Misericordia con acción de gracias y de ser misericordioso como Él. Las prácticas devocionales propuestas en el diario de Santa Faustina, a quién el Señor le reveló esta oración, están en completo acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia y su raíz están firmemente en los Mensajes de los Evangelios de nuestro Señor Misericordioso. Estos propiamente comprendidos e implementados nos ayudan a crecer como genuinos seguidores de Cristo. Nuestro Señor le habla estrictamente de esto a Santa Faustina: Exijo de ti obras de Misericordia que deben surgir del amor hacia Mí. Debes mostrar misericordia al prójimo siempre y en
todas partes. No puedes dejar de hacerlo ni excusarte ni justificarte. (Diario 742). Por tanto, la Devoción a la Divina Misericordia va más allá de rezar la Coronilla a las tres de la tarde, esto es importante, pero no es lo fundamental. La Devoción implica que nosotros debemos buscar el encuentro con nuestro prójimo de la misma manera que el Señor busco el encuentro con sus semejantes. Sobre todos, debemos tener un corazón compasivo, como el del Señor, para poder ver las necesidades de los más débiles y vulnerables. Pero no solo ver las necesidades, sino también salir al encuentro de nuestro prójimo, reconociéndolos como hermanos e hijos de un mismo Padre, y ser solidarios y misericordiosos como lo fue el buen samaritano en la parábola, que es una imagen del Corazón de Jesús. Sin ese encuentro con el prójimo, la Devoción a la Divina Misericordia, se convierte en un rito vacío y banal. La caridad debe ser nuestra norma de vida si quereos ser fieles a la Divina Misericordia.
Como decía el Card.VanThuan cuando estaba en prisión: «Yo no esperaré. Voy a vivir el momento presente, colmándolo de amor»... «Para ti el momento más bello es el momento presente (cfr. Mt 6, 34; St 4, 13-15). Vívelo en la plenitud del amor de Dios. Tu vida será maravillosamente bella si es como un cristal formado por millones de esos momentos. ¿Ves cómo es fácil?» (Card. Van Thuan, Cinco Panes y dos peces). No hay escusas, ni justificaciones para no vivir la caridad. En esta circunstancia peculiar que estamos viviendo es un momento oportuno para mostrar nuestra verdadera Devoción a la Divina Misericordia. Esta devoción es para vivirla con una fe viril, no con una fe aburguesada. Pidiendo la Misericordia de nuestro Señor, confiando en su Misericordia, y viviendo como personas misericordiosas nos podemos asegurar que nunca escucharemos decir “Sus corazones están lejos de mí” sino más bien la hermosa promesa de “Bienaventurados los misericordiosos, ya que ellos obtendrán Misericordia”.
Por: Pbro. Carlos Chavarría • Subdirector del Semanario Orientación