De la película “Hijo de Dios” (2014). Lightworkers Media
Boletín N°26 • Año • 27 septiembre 2020 “En adelante, ya no los llamaré siervos... A ustedes los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí a mi Padre” (Jn 15, 15)
La amistad social Por Pbro. José M. Tojeira, S.J. La amistad es un don humano, ratificado en los Evangelios con el mandato del amor. Las palabras de Jesús en el Evangelio de Juan “Ámense como yo les he amado”, no dejan duda de ello. Y le añaden un desafío especial: Los hambrientos, desnudos, encarcelados, pobres, enfermos y marginados son parte esencial de ese mandato. Hoy, cuando la amistad tiende a ser individual o a desarrollarse en grupos cerrados, es más importante que nunca reflexionar sobre la amistad social. Y más cuando vemos que en algunos de los ambientes de nuestra sociedad se está generando tensión y, en alguna medida, incluso odio social entre diversos grupos. Cuando la palabra solidaridad acababa de ser creada y era de escaso uso y conocimiento, el papa León xiii hablaba de la necesidad de que las relaciones sociales fueran relaciones de amistad social. Aunque el término usado por el Papa fue
pronto sustituido en el vocabulario eclesial por otras palabras, como caridad social, civilización del amor, o la misma palabra solidaridad, lo cierto es que la idea de amistad social ha vuelto a cobrar actualidad en algunos filósofos y estudiosos. La idea de amistad social tiene sus inicios en los filósofos grecolatinos. Aristóteles reflexionaba sobre ella en su tratado sobre la política. La ciudad, base de la política, era para él la “asociación civil con miras a obtener el bienestar y la virtud para beneficio de las familias y de las diversas clases de habitantes” e insistía, al mismo tiempo, que solo la amistad, como base de la sociedad política, podía conducir a la virtud y la felicidad de los individuos. La fe cristiana, convirtiendo la amistad en tarea indispensable y universalizable, creó una nueva cultura fraterna y una extraordinaria apertura al prójimo, considerando a todos los seres humanos como personas con la misma dignidad de hijos e hijas de Dios. (Continúa en página siguiente)