Revista Raices de Papel Nº 10 (enero-junio 2013)

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RAÍCES DE PAPEL Revista de la Plataforma Cultural Raíces de Papel Número 10

Enero / Junio

2013


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SUMARIO PREGUNTAS CON RESPUESTA Página JULIA GALLO SANZ

Entrevista al escritor

LUIS LANDERO

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MILAGROS SALVADOR

Entrevista al actor

JAVIER MATEO

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ARTÍCULOS REYES CÁCERES MOLINERO

Cincuenta años del Guernica

34

MARIA DEL C. GAGO FLORENTI

...Y parece que fue ayer

39

RAÚL CALVO VARELA

Siempre es tiempo de hablar del Quijote

48

MILAGROS SALVADOR

Miguel de Unamuno

60

JOSÉ MAÑOSO

El camino sin fin de la guitarra

64

GRAFOLÓGICAMENTE HABLANDO NURIA SÁNCHEZ -

Manuscrito de don Miguel de Cervantes Saavedra

84

POESÍA JOSÉ IGLESIAS BENÍTEZ

Deshabitado amor

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ALEJANDRO MORENO ROMERO

Cuando se abre la puerta

93

BEATRIZ VILLACAÑAS

Ciencia inexacta

94

CRISTINA COCCA

"Ulises habla a Penélope"

95

ISABEL DÍEZ

Tras los vitrales hay una transparencia

97

LAURA OLALLA

Las manos

98

PLÁCIDO RAMÍREZ CARRILLO

Blues del año nuevo

99

RAÚL CALVO VARELA

Celebración

100

MARCOS CALLAU VICENTE

La más bella ciudad, sin ti, es una ciudad

101

desnuda RAÚL JURADO GALLEGO

D-XXI

106

ANA P. SANTAELLA PAHLÉN

Dejadme

108

3


ANA ROMANO

Cuña

110

PILAR GARCÍA SÁINZ

A Pepi tras la visita del mal de Alzheimer

111

ELADIO MÉNDEZ

Madre

112

FLORENTINO SÁNCHEZ CASTAÑO

Garcilaso

114

FRANCISCO J. GUERRERO CANO

Dédalo

116

GRACIELA TORRES

Carta a Cesar Vallejo

117

J, SEAFREE

Tengo la impresión

120

La vida es una nevera

121

Exploración

122

Confianza

122

Tankas

123

JOSÉ CERCAS DOMÍNGUEZ

Escribo porque tú me miras

124

JUAN RODIÑO RODRÍGUEZ

Combarro

126

RAFAEL LEON RODRÍGUEZ

¡Zas! (Sexperi-miento)

128

JONATAN JORGE GUILLE

Declive

130

JOSÉ GERARDO VARGAS VERA

En el silencio insoportable

132

JAVIER BUENO JIMÉNEZ

Sueños

133

Balance

133

JUAN CALDERÓN MATADOR

Diecisiete golpes de perfume

135

JOAQUÍN RIÑÓN

Aforemas

137

JESÚS APARICIO GONZÁLEZ

NARRATIVA ELENA MARQUÉS NÚÑEZ

El último verano

141

ALEJANDRO MORENO ROMERO

El balcón

145

JUAN CARLOS MACÍAS TORO

Obsesión

150

ROSA MARÍA PUIG PAGÁN

Las mujeres buenas

154

LAURA OLALLA

La huerfanita (Relato Navideño)

157

JOSÉ MANUEL SANRODRI

Una lagartija que podría curar el cáncer

163

VICENTE FRAILE GARCÍA

La linterna

165

ANTONIO MAYOR

Los perros de Abu Simbel

170

ENRIQUE JARAMILLO LEVI

La cueva

175

RAÚL GALACHE

Carta de Dulcinea a don Quijote

178

SILVIA CARPENA SÁEZ

Amor albaceteño

181

4


RESEÑAS Agustina García Manzano "

"

"

LAS ÚLTIMAS HOJAS DE OCTUBRE

OPUS Nº 9 DE MI LOCURA EN SOL MAYOR

de José Manuel Solá

183

"

184

"

"

Alma Pagés

ESTADOS MÍNIMOS

de Begoña Montes Zofío

186

Cipriano Fontanilla

JUEGOS DE SIRENA

de María Sangüesa

187

de Juan Ruiz de Torres

189

Consuelo Triviño Anzola

VIVIR ES LO QUE HAY

Guillermo Rodríguez Sampedro

EQUILÁTERO

de Milagros Salvador / Emilio Porta/

190

Miguel Ortega Isla Marisol Mariño "

BREVIARIO POÉTICO DE ORACIONES ROTAS de Diego Fernández González

"

LABERINTO SIN LUNA

192

de Francisco Fenoy Rodríguez

193

Colectivo Literario Tirarse al Folio

194

Miguel Ortega Isla

JUEGO DE CARTAS

Milagros Salvador

EL MAR EN EL BUZÓN

de Ramiro Gairín

196

"

"

ESA VIEJA NOSTALGIA

de Miguel de Loyola

197

"

"

PINACOTECA DE LOS SUEÑOS ROTOS

de Raquel Vázquez

198

"

"

SEMBRANDO ILUSIONES

Varios autores

200

Pedro Carrero Eras

ANTIGÜEDADES

Reyes Cáceres Molinero "

"

"

" "

"

de Ricardo García Fernández

204

de Alberto Escarpa

206

de Carmen Rubio 208 de Aureliano Sáinz Martín 210

HISTORIAS ESTRECHAS

de Juan Ruiz de Torre 213

LIBROS Y REVISTAS RECIBIDOS (Pag. 216) HUELLAS DE LA PLATAFORMA CULTURAL RAÍCES DE PAPEL ( Pag. 225) PREMIOS LITERARIOS RAÍCES DE PAPEL (Pag. 228)

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201 203

SOLILOQUIO DE INVIERNO EL ARTE INFANTIL

"

de Nieves Viesca

CAMPO DE TRIGO

Yara E. Gordillo Cedeño "

MANUAL DE TINTA

" LA MANO QUE BUSCA EL DESPERTADOR

Soledad Cavero

"


Raíces de Papel Revista de la Plataforma Cultural Raíces de Papel Nº 9 Julio / Diciembre 2012 Dirección: Javier Bueno Jiménez y Juan Calderón Matador Subdirecciones: Julia Gallo Sanz (Preguntas con Respuesta) Reyes Cáceres Molinero (Artículos) Milagros L. Salvador (Reseñas) Corresponsales: Amelia Peco (Guadalajara) Ana Gamero (Cádiz) Ana Mª Castillo (Mérida) Blas Muñoz (Valencia) Elena Marqués Núñez (Sevilla) Marcos Callau (Zaragoza) Plácido Ramírez (Badajoz) Raúl Calvo (Galicia) Raúl Jurado Gallego (Cáceres) Silvia Carpena Sáez (Palencia) Plataforma Cultural Raíces de Papel C/ Benito Castro, 11 2º Izq. 28028 Madrid raicesdepapel@gmail.com http://raicesdepapel.blogspot.com/ Portada, Contraportada y distintas secciones : Ayesha López Rubio http://www.ayeshalrubio.com/ ayesha_lr@yahoo.es

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DIRECCIÓN

Javier Bueno Jiménez

Juan Calderón Matador

SUBDIRECCIONES

Julia Gallo

Reyes Cáceres

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Milagros Salvador


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PREGUNTAS CON RESPUESTA

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JULIA GALLO SANZ ENTREVISTA AL ESCRITOR

Luis Landero

“DE ALGÚN MODO LAS HISTORIAS NOS AYUDAN A MORIR UN POCO MENOS”

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(Luis Landero)


Hay novelistas que tejen historias, y escritores que las bordan con el hilo de la literatura. Cuando se admira a un escritor como servidora a Luis Landero, el trance de entrevistarle es tan emotivo que una se lo toma como prueba de examen. ¿Qué preguntarle si él ya ha respondido a casi todo? Luis Landero nace en Alburquerque, Badajoz, el 25 de marzo de 1948, en el hogar de una familia de campesinos extremeños. En 1960, siendo adolescente, se trasladó con los suyos al horizonte madrileño.

En la capital Luis L. estudia y trabaja. De los 16 a los 19 años desempeña la tarea de profesor de guitarra y de guitarrista, oficio que siempre mimó. Hizo Filología Hispánica en la Universidad Complutense de Madrid, donde ejerció como profesor de Filología Francesa; fue profesor de instituto impartiendo Lengua y Literatura españolas; en 1995 se trasladó a Estados Unidos, invitado durante un curso por la Universidad de Yale; finalmente, y durante varios años hasta su jubilación, ha ejercido de profesor en la Escuela de Arte Dramático de Madrid. Tras la docencia, su trabajo es la literatura. En 1989 entro de lleno en el reino de los escritores con su primera novela Juegos de la edad tardía, con ella ganó el Premio de la Crítica y el Nacional de Literatura. En 1994 nos entregó Caballeros de fortuna, en 1998 El mágico aprendiz, libro galardonado con el Premio de Extremadura a la Creación de la Mejor Obra Literaria de Autor Extremeño; en 2002 El guitarrista; en 2007 Hoy, Júpiter, en 2009 Retrato de un hombre inmaduro. Otras obras suyas son Entre líneas: el cuento o la vida, (2000); Esta es mi tierra (del mismo año); ¿Cómo le corto el pelo,

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caballero? (2004, compilación de artículos aparecidos casi todos en El País). La biblioteca de Alburquerque lleva su nombre. .

Dijo William Faulkner: La única cosa que produce buena escritura es el corazón humano en conflicto consigo mismo, ¿qué opina usted? Sí, estoy de acuerdo con él, como decía Antonio Machado hay que libar en la flor no en la miel, yo creo que el escritor saca sus materiales de la vida, de la vida que tiene alrededor y naturalmente del sentimiento, yo creo que todo secreto está en sentir, como decía san Agustín y como decía también Cervantes, y como dijo también Joyce a Becket, que le dijo: Escribe lo que te dicta la sangre no la razón; hay que escribir desde el corazón, lo que pasa es que luego hay otras herramientas, la inteligencia también participa en este proceso, pero fundamentalmente sí, estoy de acuerdo, uno tiene que escribir sobre lo más profundo que hay en él, ¿no?, sobre eso que se llaman los demonios literarios. Hablando de William Faulkner, ¿le agrada, le molesta o le es indiferente lo que dicen de su sincretismo cervantino, kafkiano, faulkneriano, a lo Pérez Galdós o García Márquez? ¿A mí?, no, no, ni me va ni me viene, pero esto forma parte de la crítica literaria y en general en ese tipo de actividad académica, pues naturalmente siempre se buscan las

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raíces y las conexiones, uno está conectado a la tradición, claro, todos esos que has nombrado son autores muy queridos para mí, y he aprendido de todos y con todos me siento de algún modo emparentado.

La conciencia de sus personajes se afianza en sobrevivir a la cruda realidad cotidiana, a la melancolía, al fracaso, a la decepción, ¿cómo se puede hechizar al lector con tan complejos factores? Bueno, por citar la melancolía que es una palabra y un concepto con que yo me siento muy identificado…, ahí se unen como dos factores, por un lado el absurdo de la vida, sobre todo para los que no tenemos creencia religiosa, incluso para quienes la tienen pero ven que la vida es breve y que la muerte nos acecha, que somos frágiles, además, entonces por un lado no se halla sentido a la vida y es que realmente no lo tiene, pero por otro lado la vida está llena de dulzura, llena de momentos magníficos, de momentos de plenitud, y esa mezcla entre lo absurda y cruel que es la vida y lo dulce que es por otro lado…, esa mezcla agridulce es lo que produce la melancolía, y es también lo que yo creo que reflejo o intento reflejar en mis novelas, ¿no?, las sombras y los claros que

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hay en la vida, pero no porque yo lo quiera así, sino porque yo creo que si uno cuenta la vida esto es lo que hay.

¿Un escritor puede dejar de lado la dote de su pasado? No, no, sin pasado no hay literatura, no por Dios, no, un escritor es memoria sobre todo, naturalmente, como decía Cela: No escribas lo que sientas porque caerás en la truculencia sentimental, escribe lo que recuerdas y dirás la verdad, un escritor fundamentalmente es memoria y escribe sobre las experiencias que va archivando en su memoria, y además la memoria va depurando esos recuerdos…, los va danto un aura poética, a veces no se escriben las experiencias que vives inmediatamente, no, no, las experiencias no están preparadas para pasar a la escritura, hay que dejar que la memoria trabaje sobre ellas, las reelabore.

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Usted dota a sus personajes de carne humana, real y vulnerable, que cala en el lector, ¿conseguir tal logro precisa de grandes dosis de qué ingredientes? ¿De qué ingredientes?, creo que el principal el de la observación, la capacidad de observar en la vida y la capacidad de inspirarte en la gente, observar es una tarea difícil, el arte de mirar es un arte complicado, es un arte difícil porque exige paciencia en estos tiempos tan vertiginosos en que vivimos, exige concentración y un esfuerzo mental, a mí lo que me inspira es la gente que veo alrededor, que bien están ahí en la calle, bien están en mi memoria, esta es mi materia de trabajo, escribo sobre lo que sé algo, sobre ellos, pero naturalmente con el factor imaginario.

Qué es el “realismo mágico”. El realismo mágico es una palabra que apareció en 1925, en la revista Occidente, aplicada a la pintura alemana fundamentalmente, que era pintura que intentaba huir de todos los corsés lógicos, intentaba escapar como Ícaro con sus alas de la cárcel de la razón, sencillamente es el descubrimiento de que las cosas que te rodean, las cosas

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próximas, son interesantes, y lo interesante no es necesariamente lo que está lejos, sino muy a menudo lo que está cerca, lo que te rodea, y entonces la magia no hay que ir a buscarla a lugares lejanos sino a lugares cercanos; el realismo mágico es la palabra que se ha especializado en definir la novela hispanoamericana, pero es una cosa que es de siempre para expresar el expresionismo alemán, a Kafka, por ejemplo, con el que yo me siento muy identificado, es quizá el primer gran escritor al que se le puede aplicar el realismo mágico. Sus novelas están cuajadas de instantes filosóficos, agudeza, incontables imágenes poéticas, ocurrencias originales, humor…, ¿el ingenio es gracia personal, o se lo trabaja? No, aparte que yo no soy muy aficionado al ingenio, no me gusta demasiado el ingenio porque en ocasiones es un poco el brillo sin demasiado sustancia, lo bueno es que a veces salen cosas que uno no sabía que estaban dentro, y a la hora de escribir salen cosas que no estaban previstas, que no estaban en el guión, eso es lo maravilloso de escribir, ¿no?, que supera tu propia capacidad intelectual, entonces brotan cosas nuevas, es una aventura maravillosa en la cual te descubres a ti mismo.

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Cuando el sexo viene al caso en sus historias, usted lo trata llamando a las cosas por su nombre, ¿prefiere la descripción meridiana o el subterfugio de la sugerencia? En mis novelas creo que hay bastantes sugerencias, el sexo no es un sexo demasiado explicito, quizá en algún momento es explicito, depende,

cuando se parte de la

conciencia del personaje naturalmente no se va a andar con remilgos, se es fiel al pensamiento del personaje, pero cuando el que se expresa es el narrador prefiero la sugerencia. Por ejemplo, el sexo me gusta mucho pero las películas pornográficas me aburren, sin embargo el erotismo sugerido, aquél que deja un margen para que la imaginación rellene las casillas libres, me parece más eficaz.

Cuando leí “Perfil”, en efecto, yo sentí la voz del autor de Entre líneas: el cuento o la vida, y me sonó a camisa desabrochada ¿Se siente mejor escribiendo “descamisado”, o contenido? Pues de las dos maneras, porque depende de qué escriba uno, por ejemplo Entre líneas es un texto muy abierto, con un tono desenfadado, desestructurado también, y me siento muy a gusto, a veces he escrito de esa manera, sin embargo cuando la novela de algún 17


modo está estructurada lo que intento es escribir bonito y eficaz, que la prosa sea bonita, que este bien escrita la pagina, pero que sea narrativamente eficaz, que la prosa no haga grumos retóricos, intento escribir sin afectación y con una relativa sencillez, pero sobre esto yo creo que no hay recetas ni nada, cada uno hace esto lo mejor que sabe, y en eso andamos. Lorca decía Soy poeta por la gracia de dios y del trabajo, y lo mismo Machado, que parecen tan sencillos, que surgen así…, ¡ya, ya!, hay mucho trabajo detrás, no hay nada mejor que cuando las cosas empiezan a brotar solas de manera que parecen que están escritas al dictado, es como una excusión que tiene momentos de bajada, momentos de llanura, momentos de escalada, que dices ¿para qué me habré metido yo en esto? En la escritura, como en la vida, hay de todo, hay momentos de felicidad suprema y las cosas salen solas, y hay momentos en que dices ¡“jo”!, pero si soy muy malo escribiendo, y otras veces dices pero si soy el mejor, no sé, es un oficio muy solitario, muy inseguro, muy incierto. A los catorce años escribía poemas. En aquel tiempo usted trabajaba de aprendiz en un taller mecánico y como recadero en una tienda de ultramarinos, a la vez estudiaba…; con tal vorágine añadida a esa “…sensación de haber caído en la trampa de la hormiga león”, ¿de dónde sacaba fuerzas y tiempo para escribir?

Cuando uno es adolescente saca fuerzas para todo, ¡por Dios!, si lo que sobran precisamente son energías. No, nunca me ha gustado trabajar ni en un taller mecánico ni en la tienda de ultramarinos, pero bueno, mi padre me puso allí porque era mal estudiante, porque era un poco golfillo y tal, en fin, y le decepcioné y todo esto, pero a mí lo que me gustaba era la literatura y no solamente escribir, también leer, recuero cuando descubrí el libro ´Las mil mejores poesías de la lengua castellana`, quizá mi primer libro importante, fue un poco mi libro fundacional, recuerdo lo feliz que era con ese libro y en tanto me surgió la necesidad de escribir, que no se sabe cómo es, pero es una cosa que arrastra y uno subordina todo a esta pasión. ¿Sigue escribiendo poemas? No, no, sigo leyendo poesía de vez en cuando, me parece un género esencial, pero no, no escribo poemas, no, no sé si alguna vez me animaré, hace mucho tiempo que no 18


escribo poemas, escribir poemas es la etapa inicial, decía Octavio Paz que se empieza con la poesía, hay pueblos sin prosa pero no existen pueblos sin poesía, la música, la danza, todos esto, siempre empieza con la poesía, quizá por la magia del ritmo, la rima, la música…, no sé.

¿Qué exigencia reclama la poesía que no requiera la narrativa? Una inspiración especial, el poema es un rapto, es un momento nada más, entonces igual que hay novelas buenas, regulares y mal, los poemas o son buenos o no, o son otra cosa, no voy a decir malos, no , pero es muy difícil, muy difícil…, ser poeta requiere una magia especial, una inspiración especial. Si nos damos cuenta, a lo largo de los siglos ha habido muy pocos poetas esenciales, nosotros tenemos la suerte en castellano, sobre todo en la primera mitad de siglo, de tener poetas excepcionales, pero no es normal, en el XIX tenemos a Rosalía y a Bécquer, no muchos más, se ve que es muy difícil, la poesía es un don de los dioses, por decirlo así de un modo un poco cursi si se quiere, ¿no?, hace falta una intuición especial para ser gran poeta, para ser buen poeta, luego están los capitanes de la poesía, como dice Félix Grande, y luego la infantería de la poesía , que también es importante. De hallar diferencias entre la literatura masculina y femenina, ¿qué resaltaría de la escrita por mujeres? 19


Pues no sabría qué decirte, fíjate, no sabría qué decirte…, yo creo que en principio no tiene que haber diferencias piensa, por ejemplo, en las grandes narradoras, ¿no?, las grandes poetas que ha habido en la historia, y no diferencio entre Virginia Woolf, o entre tantas otras como Carson McCullers, Margarite Yourcenar, etcétera…, y no, no encuentro diferencias entre ellas y mis autores favoritos; se dice, pero yo no sé hasta qué punto, que las mujeres son más sutiles para captar matices, pero yo no me creo esas cosas, yo creo que Proust, ja, ja, ja…, captaba esos matices muy bien y Virginia Woolf…, lo que sí es cierto es que las mujeres tenían menos oportunidades a lo largo de la historia a la hora de dedicarse a la pintura, a la literatura o la ciencia, al ser madre la han recluido..., la han reducido a el papel de mujer, y la mujer lo ha tenido complicado, todos sabemos esto, ¿no?, pero bueno, no sé, yo no sabría qué decir de esto, de verdad. Recordando el pasaje del regalo del diablo: “Un diccionario, un atlas y una enciclopedia”, en su novela Juegos de la edad tardía, ¿el sabio se siente libre o cautivo en la dádiva de Lucifer? Yo creo que el sabio, en el buen sentido de la palabra, se siente libre, el conocimiento te hace libre, y la contemplación te hace libre, cuando tú consigues contemplar un árbol, como Newton la caída de la manzana, o sea cuando consigues un acto de contemplación te desprendes de ti mismo, te confundes con el mundo, ese es un momento de felicidad, el momento de desprenderte de tu peso, de todo tu peso, de toda tu pesadez humana, tu ego, tus pasiones y demás..., otra cosa es el falso sabio, el erudito de la violeta, el sabio de libros, yo me refiero al sabio que ha llegado al conocimiento a través de la experiencia, los libros y todas sus herramientas que tiene, yo defiendo el conocimiento, defiendo al profesor, defiendo el saber y defiendo todo esto porque creo que, efectivamente, realmente ahí está la salvación humana, esto lo tengo muy claro. Luego hay sabios que…, ¡ vamos!, qué vamos a decir… Usted ha tocado muchas cuerdas en su vida, ¿puede contar a los lectores alguna ´cuerda floja`, algún momento anecdótico curioso, inolvidable?

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Sobre todo de guitarra, ja, ja, ja… ¿A qué te refieres exactamente? No sé qué decirte, ¿alguna anécdota curiosa?, así de golpe…, bueno, no sé, recuerdo esa de García Lorca, creo que lo cuento en Entre líneas, que me confundieron con García Lorca en Estados Unidos, ja, ja, ja…, y no sé…, eso lo he contado varias veces; ¿anécdotas?..., que bailé con Sofía Loren, por ejemplo, en Moscú, ja, ja, ja, ja, ja…, en el 69, ¡jo!, casi nada, en el verano del 69…, Sara Montiel no quiso bailar conmigo, estábamos en un congreso sobre el festival de cine en Moscú, España presentó la Celestina, y bueno pues fuimos una delegación española, en la delegación iba un grupo flamenco: el bailaor Paco de alba, la bailaora, el cantaor, Joaquín y yo, y entonces la delegación española dio una fiesta a las demás delegaciones, Sofía Loren estaba rodando la película de Los girasoles con Marcello Mastroianni, allí estaba Sarita Montiel, invitada, y entre nosotros alguien dijo ¿a que nadie tiene huevos de sacar a Sarita Montiel a bailar?…, ¿cómo?, dije yo, con un par de copas uno se siente más audaz y allá que me fui a sacarla a bailar, y me dijo que no, Sarita Montiel es una mujer que baila con quien baila, entonces me fui a Sofía Loren y aceptó.

Sofía Loren y Marcello Mastroianni en “Los Girasoles” (Vittorio de Sica 1970)

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Dice que: “Después de la música (la palabra) es la mejor arma que existe. ¿Nos explica por qué la música primero y no el verbo? La música es el gran arte, es quien llega más rápido al corazón, sin atajos, llega si pasar por la aduana de la razón, llega directamente al corazón, es lo más emotivo, lo más fuerte, como decía Schopenhauer si algún día desapareciera el universo, podría seguir sonando la música, sí, seguiría sonando en el cosmos, seguiría existiendo la música, es el lenguaje más profundo, el más oscuro, el más potente quizá, es el más puro de todos…, de hecho los románticos, que naturalmente reivindican lo espiritual sobre lo material, el gran arte de los románticos es la música, y luego la poesía, porque es lo más evanescente, no como la pintura que tiene más carga material, por ejemplo, en cuestiones de literatura la poesía, claro, que es lo que más se acerca a la música. Recordando a Belmiro Ventura, personaje de su novela Caballeros de fortuna, le pregunto, ¿en qué momento de la vida el hombre se platea la elección de ser más sabio y poderoso o más feliz? No, no son términos contrapuestos, ni muchísimo menos. Creo que en Ventura se contraponen las pasiones y la razón, es una sabiduría que excluye las pasiones, este personaje así es como yo lo modelé, es un personaje que renuncia a las pasiones, entre ellas a los desórdenes emocionales, al amor, sobre todo al amor, para ser un sabio académico en un sentido estricto de la palabra, y llega un momento en que en una edad tardía, en una edad como le pasa a Don Quijote, de pronto la pasión aparece en su vida y entonces los palos del sombrajo se vienen abajo , y todo esto, entonces es un hombre que excluye una parte de la vida para vivir otra, ha excluido las pasiones para vivir un tipo de felicidad ajena a esos desordenes…, me decías qué elegir, no se debe elegir entre estas dos cosas, se deben vivir las dos, una cosa no debe excluir a la otra, uno lee la biografía de Kant, de Schopenhauer, de tantos otros, entonces se da cuenta de que el sabio, el filosofo, el artista incluso, es una persona solitaria, profundamente solitaria que a veces vive el amor de forma muy apasionada y muy breve, como que no tiene cabida el amor, y a veces es difícil encontrar ese equilibro de servir a esos dos amos: servir al arte y servir a la sabiduría, pero no tiene porqué, hay que servir al amor de una forma apacible, que no sea absorbente, ni una cosa ni la otra.

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Hablando de la felicidad, el joven Tomás Montejo, uno de los protagonistas de su obra Hoy Júpiter, leyendo a Chéjov se pregunta: “¿Por qué a la gente le cuesta tanto ser feliz?” ¿Por qué? ¿Por qué?, porque existe la muerte eso es lo fundamental, porque envejecemos y porque la vida no tiene sentido o a veces no se le encuentra un sentido, claro, el hombre cuando es niño es feliz, en la adolescencia no es feliz porque aparecen cosas que no se entienden, la juventud es una época de proyectos, los proyectos no se cumplen…, en la madurez y la vejez aparecen las goteras, dejas de ser guapo, esbelto, dejas todo esto y el horizonte, lo que le espera al hombre, es la tumba, esto es, esta es la historia, el hombre tampoco es feliz porque existe la injusticia, existe la crueldad, existe la lucha por la vida, por la libertad. En la vida hay momentos de plenitud, se dice que alguien una vez consiguió ser feliz, como en la canción de Serrat, ja, ja.., la felicidad es a ratitos, a poquitos, la felicidad tiene otro ingrediente que es la paz, una cierta serenidad, y luego aceptar tu condición humana, aceptarla hasta donde se puede. Pero el hombre es feliz, no lo digo yo, lo decía Albert Camus y tantos otros. La condición humana y el hecho de que estemos por aquí perdidos en este planeta y que seamos tan importantes…, Por otro lado somos realmente como los insectos, morimos… y tal, todo esto hace que el hombre ansíe, se afane , sueñe, se sobrepase en el sueño de la eternidad: la torre de Babel que quiere llegar al cielo, Ícaro que quiere llegar al sol, Prometeo que quiere llevar el fuego a los dioses…, estos mitos explican ese afán del hombre por trascender su existencia, pero no la puede trascender, no la puede trascender, la fuente de la eterna juventud no existe.

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¿Qué pesa más: la necesidad de contar, o la de no morir del todo, entonces? Es que yo veo que van unidas, pero yo creo que contar es fundamental porque es una actividad propia de la memoria, y es una de las cosas que mejor definen al hombre, al ser humano, y que efectivamente nos gusta, nos gusta contar, necesitamos contar, es un modo de comunicación, necesitamos comunicarnos, ¿y qué es lo que nos comunicamos?, no nos comunicamos qué es el ser o qué es el alma o qué es el sexo de los ángeles…, nos comunicamos las cosas de la vida, lo que hicimos ayer, la película que vinos, el libro que he leído, la persona que he conocido, etcétera, esto es lo que contamos, el hombre es un animal narrativo, necesitamos contar, y luego también es verdad que gracias a la narración algo de uno perdura, algo de uno perdura…, no voy a decir eternamente, ni nada de esto, pero quiero decir en la vida diaria, o sea que lo que yo te puedo contar a ti ahora pues perdura durante unos días, unas semanas…, de algún modo las historias nos ayudan a morir un poco menos.

Usted tiene encanto, en el trato es caballeroso, cercano, considerado y atento; usted es un seductor escribiendo, ¿se considera un seductor? En parte sí, en parte sí porque he sido profesor durante 32 años y parte de mi oficio de profesor ha sido seducir a mis alumnos con la complicidad de Shakespeare, Cervantes…, que no está mal, y de todos estos autores, pero un poco uno tiene que seducir siempre que a la palabra seducir no le demos un sentido de trampa, no, no, no,

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en absoluto de trampa, es que la palabra seducir está muy contaminada de significados espurios y demás, ¿no?, pero tal como tú me lo preguntas te diría que sí, uno a la hora de hacer las cosas, hace las cosas con gusto, hace las cosas lo mejor que sabe, se intenta cautivar, forma parte del arte de narrar, el arte de narrar es el arte de abducir, de seducir, y todo esto, al oyente o al lector, seguro que cuando no existía el lenguaje escrito y solamente existía el oral, y se contaban cuentos alrededor del fuego, seguro que el que contaba el relato alrededor de la lumbre era un seductor.

Publica una nueva obra cada cuatro o cinco años, ¿cómo lo hace, la escribe de corrido y luego sin galgos en los talones se toma su tiempo en pulirla? Bueno, cuando publico una obra me tomo un descanso. Decía Virginia Woolf que el escritor es como quien que saca con un calderito el agua del pozo, pero que ese pozo mana poco, saca, pero hay que esperar a que ese pozo mane, que a mí me parece que es una imagen que está muy bien, y bueno, primero empiezo a cortejar la historia, primero parto de un personaje, lo que más me interesan son los personajes, del personaje sale todo: el conflicto la acción, el espacio el tiempo…, sale todo, y luego poco a poco se va dando forma y demás, se van escribiendo las primeras frases hasta que va teniendo una encarnadura verbal, y poquito a poco se va haciendo, sin prisas porque no hay ningún tren que perder, a mi ritmo, cada uno tiene que encontrar y ser fiel a su ritmo.

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¿Se podría decir que es un autor que va por libre en cuanto al ritmo de publicar? Por supuesto, sí, mis editores en eso me respetan muchísimo y me conocen y jamás me obligan o me meten prisa, sería inútil por más que me metan prisa no, yo voy a mi manera. Una servidora suele decir que “escribir poesía y hacer nudismo, viene a ser lo mismo”, ¿en sus novelas en qué porcentaje practica usted el nudismo? Supongo que en más de lo que yo mismo sé, porque realmente uno no se conoce a sí mismo, y cuando uno escribe…, por ejemplo yo he vivido mucho tiempo la vida del mundo de la guitarra, pero eso no me ha inspirado hasta muchos años después, a veces las experiencias más objetivas y brillantes de la vida no necesariamente te alimentan, el escritor se alimenta de experiencias que están como olvidadas, hay como un yacimiento secreto que está ahí, por eso quizá el psicoanálisis a veces da respuesta a toda esa autobiografía que subyace por ahí, pero no lo sé, de todas maneras no lo sé, no, no lo sé… yo no intento contar mis cosas, yo intento crear un personaje y que ese personaje actúe, ahora bien, seguro que en ese personaje hay una carga muy fuerte de todas mis experiencias fundacionales y a veces secretas que ni yo mismo sé cuáles son, porque uno a sí mismo tampoco se conoce muy bien, pero supongo que sí, intento escribir con la mayor autenticidad de la que soy capaz.

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Señor Landero, confieso que le estaría escuchando sin fin, pero creo que ya he abusado de su tiempo, amabilidad y paciencia. Seguiría hablando con usted de su reciente obra: Absolución, novela que los lectores no se pueden perder, porque es un placer oír todo lo que dice y porque uno se encuentra muy a gusto en su agradable y luminosa casa. Le deseo todo el éxito que merece y le agradezco esta entrevista que me ha concedido para la revista digital de la Plataforma Cultural “Raíces de Papel”, muchas gracias.

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Milagros Salvador ENTREVISTA AL ACTOR POLIFACÉTICO

Javier Mateo

Como actor ¿cuáles son las áreas artísticas a las que te dedicas? Me dedico a teatro para adultos y a teatro infantil. ¿Cómo y cuándo empezó tu vocación? Aquí en Madrid empecé a trabajar como animador de fiestas infantiles, luego realicé cursos de disciplinas circenses y comencé a construir títeres y a presentar obras con ellos, lo que me producía una gran satisfacción. Un día te ves con público y tú arriba de un escenario, te parece normal, y todo surge de forma natural. 28


En mi familia, mi madre es pintora y fue profesora de piano, a mi padre le gusta la lectura, y estoy seguro que ello tuvo que ver en mi sensibilidad por el arte. Qué aptitudes en tu opinión, se requieren para ser un buen actor. Lo primero es ser disciplinado y trabajador. Que tenga carácter,

ser intuitivo, y

apasionado. ¿Dónde te formaste como actor? En Madrid, en la Escuela de Mar Navarro y Andrés Hernández, una formación muy completa, de diferentes códigos teatrales, como la máscara neutra, comedia del arte, melodrama, tragedia, clown, bufones, etc. Como continuación de la línea pedagógica de Le Coq, el teatro gestual o físico.

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¿Y como payaso? Fue curioso, de pequeño me aterraban y lloraba cuando salían a actuar en el circo. Superado aquello, luego pasaron a ser mis

favoritos. Me interesaron mucho los

personajes transparentes, ingenuos, divertidos y frágiles, como son los clown que triunfan desde el más profundo fracaso. Tomé cursos y talleres en Madrid, y realicé actuaciones ante el público infantil y adultos. Es un mundo muy rico. ¿Te consideras también autodidacta? Sí, aprendo mucho desde la observación, y luego llevándolo a la acción, (ensayo-error). Solo hay que ver la cantidad de material para crear que encuentro en la gente, cuando camino por la calle o sentado en una plaza. ¿Cuál es en tu opinión la mayor dificultad que encuentra una persona que quiere dedicarse al teatro? El poco apoyo financiero y de espacio que da el Estado a las artes escénicas, o a la cultura en general. También hay que decir, que es difícil entrar en algunos ámbitos artísticos, por ser círculos cerrados de personas descendientes de familias de actores. Háblame del público infantil Es un público muy agradecido, los niños poseen la inocencia y el entusiasmo que hace que te conectes con ellos de una forma fácil y directa. Pero por otro lado, son exigentes y poco diplomáticos si algo no les gusta, se dispersan con facilidad. ¿Cómo encuentras el panorama teatral en España en la actualidad? Las propuestas que hay son poco arriesgadas y conservadoras, y por eso en la cartelera abundan obras clásicas y de otros autores que ya han tenido un cierto reconocimiento en otros países, como pueden ser el formato de monólogos al estilo americano y los musicales. Mucho teatro comercial y poco original.

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¿Cuál es su mayor dificultad? Que hay poco espacio para un teatro más experimental o de nuevos dramaturgos, y que las entradas de teatro son muy costosas. ¿Y su mayor virtud? Que hay un público maduro y con buen criterio abierto a propuestas de mayor calidad.

¿Podrías definirme el humor? Alguien dijo que hacer reír es cosa seria. Yo pienso que es más difícil hacer reír que hacer llorar. Requiere mucho ingenio y originalidad. El humor es el giro sorpresivo de algo cotidiano, para hacer algo absurdo, fuera de contexto. La crítica ácida e inteligente me produce risa y también pensar en ciertas situaciones.

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¿Qué papel o importancia adjudicas al humor? Una visión sin complejos para conocernos mejor. Una gran descarga de energía liberadora que hacer reírnos hasta llorar. La risa es una condición humana algo maravillosa. ¿Qué sacarías de una chistera de mago? Un par de alas, unos libros y un buen queso acompañado de una buena botella de vino.

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ARTÍCULOS

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Reyes Cáceres Molinero

CINCUENTA AÑOS DEL GUERNICA

Este año se cumplen los primeros cincuenta años del Guernica, ese inigualable lienzo que salió de las manos de Picasso, una plasmación del horror bélico, en una de sus expresiones más autenticas y una de las obras más destacadas del arte contemporáneo no solo por su calidad pictórica sino también por su simbolismo y significación.

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Los hechos El 26 de abril de 1937 la villa vasca de Guernica fue bombardeada por parte de la aviación alemana en el marco de la Guerra Civil española. Los aviones Junker alemanes que ayudaban a Franco realizaron un bombardeo –alfombra, a modo de experimento en fuego real. Guernica por entonces era una población rural de menos de cinco mil habitantes, en su mayor parte formada por mujeres, niños y ancianos ya que los hombres estaban en el frente. Fruto del ataque hubo muchas víctimas inocentes y enormes daños materiales aunque se desconocen con exactitud los datos numéricos. Una matanza que comenzó a las 16.30 y culminó a última hora de la tarde. El hecho tuvo gran repercusión en la opinión pública internacional, por la masacre de población civil y por ser la primera vez en que se producía un ataque desde el aire con bombas incendiarias. Guernica saltó a la fama, una desgraciada fama

que

pasaría a la

inmortalidad.

Picasso pintando el Guernica Sus antecedentes Picasso residía en Paris desde 1914 y en España aun no había una especial admiración por su obra. Es el crítico Manuel Abril, Premio nacional de literatura en 1934, quien en su libro “De la naturaleza al espíritu” elogia al pintor malagueño. Cuando estalla la

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guerra civil, el pintor Josep Renau, entonces Director General de Bellas Artes, nombra a Picasso director honorario del Museo del Prado, cargo que nuca ostentó. En enero de 1937 le visita de nuevo Renau, acompañado del arquitecto Juan Larrea junto con Max Aub y José Bergamín para pedirle su participación en la Exposición Internacional de Paris. El pintor realiza para la ocasión un agua fuerte titulado ·” Sueño y mentiras de Franco”. Será tras el bombardeo de Guernica cuando plasme su gran obra. En torno a las fuentes estéticas de inspiración el historiador de arte Santiago Sebastián señala que un posible punto de arranque podría haber sido “Los horrores de la guerra” de Pedro Pablo Rubens, en torno a la guerra de los treinta años ya que Rubens no señala ninguna batalla sino la universalidad de la guerra. También guarda cierto paralelismo con el cuadro de Goya “Los fusilamientos del tres de mayo” en el marco de la Guerra de la Independencia, lienzo que es una alegoría bélica y un grito contra la irracionalidad de gran impacto emocional. La realización de una gigantesca tarea El cuadro se pintó durante los meses de mayo y junio de 1937 en un ático de la Rue des Grands Augustins número siete donde curiosamente

sitúa Balzac el estudio del

protagonista de su novela “La obra maestra desconocida”. Picasso hizo numerosos bocetos, un total de 45, elaborados con distintas técnicas, texturas y variaciones del tema. Un intenso proceso del que quedan fotografías que ya insinúan las figuras que protagonizarán el lienzo. Picasso empieza a pintar el día uno de mayo. Utiliza para la ocasión pintura vinílica Ripolin mate de uso industrial debido a la magnitud de la tela y a que su destino era estar sobre un muro. Lo concluye el cuatro de Junio. El Guernica es un óleo sobre lienzo de gigantescas dimensiones, 3,50 por 7,80 metros. Un cuadro en blanco y negro en diferentes tonalidades de gris, lo que se denomina grisalla. Picasso elude el color para acentuar el dramatismo. Titulado así a pesar de que en el contexto no hay ninguna referencia concreta al bombardeo de Guernica ni a la guerra civil. Simbólico y de gran contenido narrativo, es de estilo cubista con acusadas formas geométricas aunque también presenta matices expresionistas en los gestos de los personajes. Una característica peculiar es la representación simultánea de varios planos en los rostros, como si los viésemos a la vez de frente y de perfil, produciendo un efecto global en el espectador.

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Su estructura es la de un tríptico con un panel central y dos laterales. Las figuras están organizadas en triángulos, siendo el más importante el central donde se halla el cuerpo de un guerrero muerto y la lámpara como vértice, iluminando la escena, quizá un vestigio del farol del cuadro de Goya. Se trata de una obra concebida de forma clásica y con gran simetría en la que se observa una pronunciada perspectiva y un potente ritmo expresivo. El cubismo se descompone con su propio lenguaje, en este caso violento y fragmentado, y aparecen imágenes distorsionadas. Representación y significado Hay diversas interpretaciones histórico-políticas y pictóricas, que en este caso se trenzan. Claramente se trata de un icono del siglo XX, símbolo del sufrimiento de la guerra. La obra supone una denuncia de la violencia universal y un homenaje a todas las víctimas expresadas en Hay nueve símbolos: seis seres humanos y tres animales. Si miramos la obra de derecha a izquierda el primer hallazgo es una mujer gritando desesperada en una casa en llamas, cerca dos mujeres más, una avanza con la mirada perdida y lleva en su mano un quinqué que ilumina el escenario como queriendo ofrecer la antorcha de la verdad o quizá la necesidad de que salga a la luz lo que estaba ocurriendo. Otra mujer se arrastra, arrodillada y herida. En la parte central hay un caballo retorciéndose con la boca abierta y su lengua en forma de lanza, tiene el cuerpo hacia la derecha pero su cabeza se gira hacia la izquierda. Bajo sus patas un guerrero muerto, desmembrado, que con uno de sus brazos aún sujeta una espada rota y una flor que ofrece un toque de espereza. Arriba él sol, ovalado y con una bombilla en su centro, una luz artificial, algo misteriosa. En el lateral izquierdo, un toro con el cuerpo oscuro y la cabeza blanca observa aturdido. Cuando preguntaron a Picasso por su simbolismo respondió que era “brutalidad y oscuridad”. Entre los dos animales hay una paloma, solo trazada su silueta, con un ala caída y la cabeza hacia arriba con el pico abierto., como una expresión de la paz rota. Y al lado del toro una imagen pavorosa, la de una madre con el rostro hacia el cielo que lleva en sus brazos el cuerpo de su hijo muerto, su lengua es afilada y los ojos son lagrimas. Es el dolor psicológico de la maternidad lacerada cuyo niño muerto ya no tiene pupilas. Las cuatro mujeres pueden representan la población civil indefensa.

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Cuando se contempla en silencio el Guernica puede apreciarse cierta sonoridad, parecen oírse las voces y los gemidos en las bocas abiertas, en los cuerpos descoyuntados o en los ojos aterrados.

Su trayectoria En 1937 el cuadro fue trasladado al Pabellón Español de la Exposición de París. En 1938 el cuadro viaja a Londres y otras ciudades inglesas. Durante la década de 1940 estuvo en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Picasso albergaba el deseo de que estuviera en España al restaurarse la democracia. Y en 1981 llegó a Madrid. Tras estar expuesto en el Casón del Buen Retiro se colocó en su sitio actual, en el Museo Reina Sofía. Con ocasión del cincuenta aniversario del Guernica en el Reina Sofía lo acompaña actualmente una exposición temporal del arte de la década de los treinta, con cientos de pinturas esculturas, dibujos, fotografías, carteles, revistas y películas que de alguna forma configuran el contexto en el que reina el Guernica. Los años treinta fueron una época de regresión de las vanguardias, en la que confluyen acontecimientos como la depresión del 29, el auge de los totalitarismos en Europa o la guerra civil española, tiempo ecléctico en el que conviven el surrealismo, el realismo, la abstracción, etc. Exposición interesante de visitar y a su vez una buena ocasión de volver a contemplar el gran cuadro de Picasso.

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María del Carmen Gago Florenti

…Y PARECE QUE FUE AYER (175 años del Bando de La Magdalena en Llanes)

Cuando se trata de volver la vista atrás de golpe, situándonos en aquel lejano año de 1837, parece que la prehistoria más remota se ha colado por nuestra puerta, ¡han sucedido tantas cosas! Sin embargo los acontecimientos pasados nos revelan circunstancias que no están tan lejos en el tiempo. Apenas tres generaciones, y yo misma tengo constancia afectiva de algunas personas que nacieron a finales del XIX, y de otras que recuerdan claramente a las que vinieron al mundo a principios de la segunda mitad del mismo siglo. La distancia se acorta. Sentimos que de pronto existe un nexo que nos acerca sin ningún salto atlético al testimonio directo de ese momento, como si lo estuviéramos tocando con los dedos. Situarse entonces 175 años atrás, ya no parece un ejercicio demasiado fatigoso, y lo cierto es que resulta gratificante reencontrarse con los aconteceres de ese momento tan importante para todos los que en este 2012 celebramos el nacimiento del Bando de La Magdalena. Entrar de manera escueta en su origen, solo sería reseñar una vez más lo que el gran historiador llanisco Manuel García Mijares, un cronista de su tiempo, detalló en su

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libro, “Apuntes históricos, genealógicos y biográficos de Llanes y sus hombres”, aunque indudablemente resulta curioso que el germen de este bando haya sido político, pero ¿cómo iba a sustraerse la villa a los sucesos históricos de su época? Tengamos en cuenta la situación de este país, involucrado en una contienda civil, la primera guerra carlista (1833-1840) por la sucesión al trono, enfrentando, tras la muerte de Fernando VII, a su esposa María Cristina, a favor de su hija Isabel, contra Carlos María Isidro, hermano del monarca. Un conflicto armado que desarrollaría una nueva mentalidad militar.

Retrato de Isabel II por Vicente López

Carlos María Isidro por Vicente López Portaña.

María Cristina de Borbón se encontró un país unánimemente decidido a superar el periodo absolutista y que reconoció en la Regente la autoridad legítima de la Corona de España. Entre sus primeras medidas dispuso un decreto de amnistía general que permitió a muchos de los detenidos por ideas políticas y a los llamados «afrancesados» salir de la cárcel o regresar a España desde el exilio. Junto a estas decisiones, se reabrieron las universidades y se trató de impulsar una nueva política más acorde con los tiempos, creándose el Ministerio de Fomento como impulsor de una reforma en profundidad de las infraestructuras, que en los años del reinado de Fernando VII se

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habían quedado claramente obsoletas en comparación con Francia y, sobre todo, con Gran Bretaña, en plena revolución industrial.

El alzamiento carlista

María Cristina de Borbón-Dos Sicilias

(Dibujo del paso del Infante Don Carlos por Navarra en 1833) ( Retrato de Vicente López)

Sabido es que Carlos V que se había proclamado Rey de España el 1 de octubre de 1833, es respaldado por los absolutistas, que contarán con un gran apoyo social en las áreas rurales del Norte y en las antiguas zonas forales. Se beneficiaba además del amparo expreso de la corona portuguesa, en manos de D. Miguel I, y el silencio cómplice de Austria, Prusia y Rusia. Situación ésta que obligará a la reina regente a buscar protección entre los liberales, que aprovecharán la situación para crear en España un gobierno, similar al del resto de otros Estados europeos. Así, Martínez de la Rosa, que había retornado del exilio, es nombrado nuevo presidente de las Cortes, en Enero de 1834, tras Francisco Cea Bermúdez, teniendo que hacer frente al fragor de aquella guerra carlista. En Llanes, según nos cuenta García Mijares, se desencadenó una cruda lucha política entre los dos partidos de entonces, progresistas y moderados, con familias implicadas como las de Posada Herrera, Posada Argüelles, Posada y Posada…, entre los primeros y las de Gastañaga, Inguanzo, Mier Bermúdez…, entre los segundos. Martínez de la Rosa, trató de aplicar una reforma del clero y promulgó el Estatuto Real en 1834. A modo de carta otorgada, disimulaba el espíritu liberal para no alterar a los

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moderados y seguidores del Antiguo Régimen, dejando sin aclarar si la soberanía nacional residía en el Rey o en las Cortes. El equilibrio político que supuso esta indeterminación terminó por no contentar a unos ni a otros. Al mismo tiempo, el clima de confrontación se intensificó a causa de las intrigas de la Regente contra los liberales, y a mayores, una epidemia de cólera asoló España de norte a sur, generando el bulo de que la Iglesia había envenenado los pozos y canales en los que Madrid se abastecía de agua potable. Los asaltos a conventos e iglesias no se hicieron esperar. Acosado por todos e incapaz de gobernar, Martínez de la Rosa dimitió en junio de 1835.

Francisco Martínez de la Rosa

(Cuadro conservado en el Ateneo de Madrid).

El partido progresista llegado al poder tras el fracaso de los liberales, apoyados por María Cristina, propuso una serie de reformas, así como una desamortización de los bienes de la iglesia a mano de Mendizábal. 1837 fue el año de la nueva Constitución Española tras la convocatoria de una Cortes Constituyentes, manteniéndose en vigor desde 1837 hasta 1845. Más moderada, pero también más precisa que la de Cádiz, y más progresista que el Estatuto Real, busca el consenso que proporcione una mayor estabilidad política. Mantiene alguno de los puntos clave de 1812 como son la soberanía nacional o la separación de poderes. No es confesional, por lo que la religión de España ya no será perpetuamente la católica, sino sólo la que profesen los españoles. Reconoce a la Corona una decisiva intervención en el proceso político, compensada parcialmente por la ampliación de funciones de las Cortes, que adquieren la iniciativa legal. Establece un sistema bicameral: Congreso de diputados, elegidos directamente por sufragio censatario, y Senado, cuyos miembros eran elegidos por el monarca de entre una lista que establecen los electores en número

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triple a los puestos a cubrir. Permite la disolución de las Cortes por el monarca (cosa que no podía en la de 1812) lo que, combinado con un sistemático falseamiento de las elecciones, permitió constituir parlamentos siempre ministeriales. Entre tanto, Llanes en Enero de 1837 pierde a un gran hombre, don Blas Alejandro de Posada y Castillo, Coronel de los reales ejércitos, Gobernador militar y político de la parte oriental de Asturias durante el alzamiento asturiano contra los franceses, y Alcalde constitucional de la villa y concejo de Llanes entre otros muchos cargos, por elección popular, en el año de 1836. Un hombre bueno, pese a su aspecto duro e inflexible, que se ofreció a guardar bajo su responsabilidad todas las riquezas de la iglesia para que no fueran expoliadas por el Estado o esquilmadas por los carlistas a su paso por la villa. También de Llanes tenemos en ese tiempo a uno de los hombres más importantes del panorama nacional: don José de Posada Herrera, que en la guerra civil de los siete años, 1833 a 1839, se afilió al partido progresista, y fue Alférez de la quinta compañía del batallón de voluntarios de Oviedo, organizado entre los estudiantes en mil ochocientos treinta y seis. Como ya es sabido por todos los llaniscos, fue ministro de la Gobernación en los cinco años de unión liberal; Presidente del consejo de ministros; Presidente del congreso de diputados, en votación unánime; Presidente del consejo de Estado; Secretario del consejo real; Director general de Instrucción pública; Catedrático de derecho administrativo en el colegio de San Isidro de Madrid; académico de la de ciencias morales y políticas; de la Matritense de jurisprudencia, y miembro de otras sociedades científicas y literarias; Embajador cerca de Su Santidad en Roma; diputado a Cortes y Senador por derecho propio; caballero de la insigne orden del Toisón de Oro y condecorado con diferentes cruces nacionales y extranjeras. ¿Puede un solo hombre ser tantas cosas a la vez? En todo caso, es gratificante reseñar sus grandes méritos porque en la villa, y gracias a la magnífica escultura del parque que lleva su nombre, realizada en bronce por el escultor Don Emilio Sobrino Mier y levantada en su honor en el año 1963, se le puede seguir recordando con frecuencia.

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José Posada Herrera retratado por Ignacio Suárez Llanos

Escultura en Llanes

Una vez aprobada esta constitución se convocaron unas elecciones que fueron ganadas por los moderados. Por ello a partir de ese mismo año se produjo una alternancia en el poder, hecho que no satisfizo a todo el mundo, especialmente en 1840 cuando se preparó la Ley de Ayuntamientos que daba privilegios a la Corona a la hora de nombrar alcaldes. Esto impulsó un movimiento insurreccional, cuya consecuencia fue que María Cristina dejara de ser regente para dar paso a Espartero –perteneciente al partido progresista- hasta la mayoría de edad de Isabel II. Recordemos que la administración civil era incapaz de cumplir los plazos de los suministros que demandaba el ejército, y las pagas no llegaban puntualmente al del Norte; es por eso que Espartero surge como una fuerza dominante, un héroe popular desde el levantamiento del sitio de Bilbao en la Navidad de 1836. Sin embargo él pone sus condiciones en Madrid a la hora de restaurar la disciplina para alcanzar la victoria contra el carlismo, siendo bien pagado y abastecido. Así es como formó un verdadero partido militar en el Norte.

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(Retrato de Baldomero Espartero por el

La vivienda de Espartero en Logroño

pintor español Antonio María Esquivel)

La Ilustración Española y Americana 1879

(1793 - 1879)

Esta época ha sido, sin duda, muy importante para la historia del país, pues es cuando comienza la construcción de la nueva España liberal y se produce el último intento de volver al Antiguo Régimen (representado por el carlismo), que entorpeció el modelo político defendido por los partidos citados y que será abandonado casi definitivamente tras la derrota carlista. En Llanes, -siguiendo el testimonio dado por García Mijares-, el partido exaltado (progresista) se anticipó a celebrar su triunfo en las elecciones para las legislaturas del 37 al 39, ya que había sido derrotado en las de 1836 para las Cortes Constituyentes, y a este fin organizó una fiesta popular el día de Santa María Magdalena, 22 de Julio de 1837. Los moderados respondieron con otra el día de San Roque, 16 de Agosto del mismo año, como triunfadores también en las elecciones que antes habían tenido lugar. En Barcelona y Madrid se sucedieron altercados entre moderados y progresistas, entre partidarios de la Regente y de Espartero. En esta situación María Cristina no consideró conveniente permanecer en Barcelona, donde había ido tiempo atrás para entrevistarse con este último, regida ahora por los progresistas y donde no había encontrado el apoyo que esperaba de la burguesía catalana; por esto se trasladó a Valencia. De todos modos puede decirse que militarmente, la guerra la ganó Espartero, un general liberal de genio salido del pueblo; pero quien políticamente decidió el resultado fue Mendizábal. Hasta Prim (nacido en Reus), formado, de simple soldado, en la guerra civil de 18331840, Cataluña no había dado personalidades de relieve a la causa constitucional. Las Cortes de Cádiz, la revolución liberal de 1820-1823, el proceso revolucionario de 183345


1843 y la revolución de 1854-1856 fueron obra principalmente de hombres de Asturias (Jovellanos, Martínez Marina, Argüelles, Riego, Flórez Estrada, el conde de Toreno), de Navarra (Espoz y Mina, Pascual Madoz), de Castilla (Juan Martín El Empecinado, Torrijos, Espartero), de Extremadura (Muñoz Torrero, Calatrava), de Andalucía (Lacy, Alcalá Galiano, Martínez de la Rosa, Mendizábal). Prim absolvió a Cataluña de su ausencia, relativa, en el proceso histórico constitucionalista, y la colocó en el primer plano. Espartero trató de aparentar que defendía a la Regente, con lo que el 22 de julio de 1840, día de la Magdalena, dictó un bando en el que declaraba el estado de sitio en Barcelona. Pero la excepcional medida fue levantada el 26 de agosto, cuando el general consideró que ya disponía de los apoyos suficientes entre los militares para alcanzar la Regencia. Entretanto, María Cristina se había hecho impopular, tanto por sus inequívocas inclinaciones políticas conservadoras, como por su matrimonio morganático con un guardia de su escolta llamado Fernando Muñoz, con quien tuvo varios hijos y emprendió los más turbios negocios. Ella y su marido tuvieron que exiliarse a París, desde donde organizaron conspiraciones con los moderados para recuperar el poder. Fracasado un primer intento, obra de Diego de León (1841), por fin el golpe de Estado del general Narváez declaró la mayoría de edad anticipada de Isabel II y permitió a la reina madre regresar a España (1843). Otro 22 de Julio de ese mismo año, tras haberse levantado en armas Narváez, cuando ambos bandos se encontraron en Torrejón de Ardoz, Espartero ya había perdido el poder, pues la sublevación se había extendido a Cataluña, Galicia, Valencia y Zaragoza, huyendo a Cádiz, para embarcarse en el crucero británico Meteor, rumbo a Londres. Se procuró una alianza entre los dos grandes partidos que finalmente se hizo imposible, debido al peso que los militares tenían en la vida política, y a la influencia de las camarillas moderadas sobre la reina adolescente. Estos vieron en Narváez a la persona capaz de dirigir el rumbo de España. El siglo XIX en Llanes ha sido sumamente importante, no solo por los hombres que salieron de este lugar (Cayetano Sánchez Bustillo, Posada Herrera, Cardenal Inguanzo, Posada Porrero, Laverde Ruiz, Demetrio Pola, Ramón Argüelles, Parres Piñera, García Mijares, Ángel de la Moría, García Purón, etc.) sino, además, por el progreso y avance de la villa en cuestiones como: inauguración de los Colegios de la Encarnación en la villa, y el de Santa María de Cardoso; Casa Consistorial, alumbrado público, traída de 46


aguas, creación de sociedades benéficas y culturales («El Fomento de Llanes», «El Porvenir») etc. Con todo, durante muchos años, se siguieron engendrando rencillas y odios por culpa de los avatares políticos, si bien, ambas celebraciones (La Magdalena y San Roque) continuaban haciéndose patentes en las fechas puntuales, para demostrar que los dos seguían teniendo mucho que decir o festejar. Alguien dijo que las circunstancias crean a los hombres, y los hombres crean las circunstancias. Y aquí queda patente esta máxima, porque aquellos propiciaron la mayor disensión entre los habitantes de un mismo lugar, por las desgraciadas contiendas políticas, que si bien eran idóneos para compartir las alegrías de otras fiestas, no lo eran, sin embargo, para vivir en paz las suyas propias. Así, las palabras de García Mijares con las que respecto a esta cuestión, finaliza su libro diciendo: El día que todos en Llanes nos consideremos hermanos y nos guardemos los respetos debidos, como antes sucedía, entonces, volveremos a ser felices como nuestros padres lo fueron, viviremos en aquella armonía tan envidiada y conseguiremos la paz que ellos disfrutaron, así como la salud de nuestra alma. Así sea. El camino está andado. La senda ha sido en ocasiones larga y pedregosa; pero el presente nos dice: Con todos paz y armonía, con nadie rivalidades, cada cual mire lo suyo y todos al bien de Llanes.

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Raúl Calvo Varela

SIEMPRE ES TIEMPO DE HABLAR DE EL QUIJOTE

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Hablar del Quijote, mejor dicho del “Ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha”, que ese es el verdadero nombre del libro, así como de su autor, aunque parezca cosa fácil por ser una obra muy conocida, es tarea harto complicada. Sí, complicada, primero, precisamente porque al ser una obra tan conocida, hay que hilar fino ya que cualquiera puede convergirse en censor de lo que se dice y, por tanto, también en detector de posibles fallos, y segundo, porque, tal vez con excesiva frecuencia y dejadez de otras que también tienen mucho mérito, se publican conferencias de los estudiosos, artículo, representaciones teatrales más o menos ortodoxas, más o menos triviales, etc. Por todo ello es poco menos que imposible a portar algo nuevo. Y, claro, cualquier conferencia o trabajo literario que no sea capaza de crear en los lectores u oyentes, algo nuevo o sensación extraordinaria. Algo semejante a lo creado por Cervantes, siempre resulta aburrido. Haciendo acopio de toda mi osadía, poder de imaginación y escasa sabiduría, trataré de introducir algún elemento desconocido, nuevo que aporte alguna idea propia, incluso para que no todo sea maravilloso y porque nada es perfecto, un poco de crítica con la mejor intención constructiva, desde luego. TRASCENDENCIA Como todos saben, El Quijote tuvo un éxito fulminante. De la primera edición se vendieron 600.000 ejemplares, nada menos. Fue por decirlo cómo en francés: un bestseller en aquellos tiempos de penuria económica y cultura del pueblo. Pero, amigos lectores, semejante volumen de ventas no se produjo porque los compradores apreciaran su calidad literaria. ¡Oh, no! Muy al contrario: su mérito de ventas le vino, para los menos cultos, porque contaba una historieta fantástica que les entretenía y hasta les hacía reír, o sea, lo que se llama hoy día, un culebrón. En cambio para los pocos más ilustrados, porque algo era diferente (sólo lo es en parte como luego veremos), más bien contrario a los famosos libros de caballería, que algunos de tanto leerlos se volvían locos como, sin ir más lejos le pasó a Alonso Quijano. Con esto se demuestra que, antes como ahora –más ahora- se pueden comprar y vender libros por parecidas razones que se ven y compran juguetes o se ven ciertos programas de TV. Pero lo más lamentable, grave es que, antes como ahora, se califica la calidad literaria de un libro por su volumen ventas. Y es que, antes como ahora, vivimos en un mundo donde únicamente cambian las formas; en el fondo prevalece y domina la idea de la “cultura”, se diría, de mercancía. A este respecto, el escritor y filósofo Jean 49


Jacques Rousseau dijo:”el hombre es el único animal comercial por naturaleza”. ¡Qué lamentable! Permitidme hacer una metáfora: el libro en general –solamente el Quijoteque por su calidad literaria se merece ese nombre (de libro), es un universo que, en esencia, únicamente tiene de mercancía un meteorito. Y puesto que todos conocen los demás elementos de ese universo, regreso a El Quijote que es lo nuestro. El Quijote, en principio, de ningún modo fue escrito para alcanzar semejante triunfo comercial ni fama para que con él la prosa española alcanzase la cima, y mucho menos para ser la obra más leída y traducida a otras lenguas de la literatura universal; ni siquiera fue escrito para ser un buen libro. Todo se debió a un fenómeno inesperado e impresionante.

Existía un anónimo: “Entremés de la romances”, en el que un ignorante labrador pierde la razón leyendo el Romancero e imita a sus personajes. El autor del Quijote lo leyó probablemente y pensó escribir una novela corta en la que el protagonista enloquecía leyendo libros de caballerías. Pero pronto se dio cuenta de que su ingenio y capacidad de invención no le cabía en aquel pequeño espacio. A propósito de objetivos, el autor afirmaba: “No ha sido otro mi deseo que poner en aborrecimiento de los hombres (hoy tendría que decir también de los mujeres) las fingidas y disparatadas historias de los libros de caballerías”. Y en efecto, eran historias fingidas y disparatadas; pero lo peor era que estaban mal escritas –atención a lo de mal escritas porque esa es la gran diferencia entre los libros de caballerías y El Quijote-. Sin embargo, tenían un auge enorme y no solo entre el pueblo inculto. No, incluso eran leídos por el rey Carlos V, Santa Teresa, niño y hasta el propio Lope de Vega gustaba

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de ellos. Por otra parte, muchos humanistas y escritores los condenaban porque incitaban al ocio, a las malas costumbres y la fantasía irresponsables. Se conocen casos de personas que leyendo el “Amadís de Gaula” y otras novelas de ese jaez, habían enloquecido. Por supuesto, a la cabeza de aquellos que estaban en contra, se hallaba el autor de El Quijote, que no sólo detestaba los citados libros de caballería, sino que, por considerarlos una mezquina trasgresión de la pureza literaria, de los valores que deben presidir toda obra artística que se precie, estaba dispuesto a utilizar su capacidad creativa para borrarlos del mundo literario, escribiendo algo absolutamente distinto, más bien opuesto a todos los escritos en aquella época. En suma: una especie de revolución literaria, y nunca mejor dicho. Sin embargo, como ya dije, sin soñar en que El Quijote llegara a ser un libro de tan grande magnitud y calado. Evidentemente, a veces suceden cosas que nos sobrepasan.

La primera de sus metas la consiguió plenamente, ya que tras El Quijote no se publicarán más libros de caballerías, Ay, pero la segunda, sin duda porque nadie –ni los genios- es inmune a las influencias del tiempo que le toca vivir, sólo la consiguió en parte, ya que en descabelladas, excitantes e irreales, las historias de El Quijote nada tienen que envidiarle a las de los libros de caballerías. Además, perfecto conocedor de los artificios de estilo del Renacimiento, las utilizó con prolijidad. En cuanto al 51


protagonista principal, tampoco le va a la zaga, porque igual que los de aquellos, encarna el ideal épico del valiente, del salvador, del justo y del loco deshacedor de entuertos. Tanto así, que fue ése el motivo principal del éxito otorgado por los lectores. El Quijote de Avellaneda. Para frenar tal éxito de ventas y lectores, en venganza por la censura que Cervantes hacía de los vicios y desarreglos de muchas composiciones dramáticas de las novelas de caballerías, tal vez por envidia –esa mala hierba que según se dice, siempre floreció y florece en esta tierra de quijotes-. En suma, para desvirtuar el mérito de El Quijote, apareció el Quijote de Avellaneda. Apareció en Tarragona en 1614, un año antes de la segunda parte de El Quijote verdadero, como continuación apócrifa de la primera. Se ignora quién se ocultaba tras el seudónimo Avellaneda, parece que era alguien amigo de Lope de Vega, y terrible adversario del autor de El Quijote. Su obra hasta puede ser divertida, incluso, a ratos meritoria, pero de ninguna manera resiste la comparación con el original. Efectivamente, El Quijote obtuvo un gran éxito de ventas y lectores desde su publicación; en cambio, ha tenido que pasar más de un siglo, con el advenimiento del Romanticismo (siglo XVIII) para que se reconociese el valor literario del libro “El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha” y de su autor, como escritor genial. Desde entones hasta ahora, sin duda por la gran calidad y cualidad de ambos; pero, quizás también por esa necesidad que las personas tenemos de crear mitos y de cobijarnos después bajo su sombra, todo son alabanzas y derroche de flores –es lo más fácil y, a veces lo que mejor sirve a nuestra propia vanidad- para la obra y su autor, que antes nadie supo apreciar en su auténtica dimensión. Por supuesto, no se pretende aquí, ni por lo más remoto, romper con esa tendencia que, por otra parte me parece natural, incluso, loable porque está basada, sobre todo, en la realidad literaria de El Quijote y la humana de su autor. ¡Oh, no! Sólo pretendo, como dije al principio, aportar algo nuevo, mi granito de arena. ¿Para qué? Pues para enriquecer, si posible fuese con mi humilde aportación, porque la perfección no existe, aún más la obra. No, la perfección no existe, entonces no son sólo los halagos por unánimes que estos sean, los que enriquecen una obra, sino también los elementos encaminados a ofrecer, claro, una perspectiva distinta y plural de ella. Ahora dejadme que haga otra metáfora que contiene a su vez cinco metáforas: como todo edificio bien construido, toda obra literaria bien escrita precisa cimientos,

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materiales, herramientas, obreros y un arquitecto. Pues bien, hablemos respectivamente de los que intervienen en El Quijote: Tema. El Quijote es la clásica novela de aventuras fundamentalmente, que contiene además, digamos subtemas como el utópico, el fantástico en grado máximo, el filosófico, etc. Argumento. No es posible sintetizarlo en pocas líneas, dada la diversidad de aventuras, personajes y ambientes en él concurrentes. Empero, sí, se puede asegurar que es sumamente rico y se define por sus escenas hiperbólicas y metafísicas; por situaciones que sobrepasan los límites mismos de la fabulación, la realidad y la fantasía; por lances plenos de ingenio, audacia (audacia-prudencia), audacia de don Quijote y prudencia de Sancho. Pero todo esto siendo importante porque es ingrediente básico en el quehacer literario, no es muy complicado para quienes somos escritores de vocación y oficio, Incluso, sin ser escritor, ¿Quien no es capaz de fabular, de inventar historias, de soñar más allá de la realidad material? Lo difícil está en cómo contarlas. Hay autores, por ejemplo, Gabriel García Márquez -lo vemos en “100 años de soledad”que poseen una habilidad especial para hacerle creer al lector, o por lo menos producirle la sensación, mientras las está leyendo, de que esas disparatadas o misteriosas historias son ciertas, que ocurren realmente. Pero las del Quijote nadie se atreve a creerlas, ni ahora, ni antes que la gente era más creyente. Y pienso que no es porque su autor no supiera las artimañas del sofismo (cosa, talento muy importante, no sólo para los escritores, sino para todos los artistas, eso de hacer ver lo que no es), sino porque él quiso que fuese así quizás para que los lectores se evadieran de las creencias que maniataban el mundo de aquel tiempo. Decía antes que lo difícil de cualquier historia está en cómo contarla. Pues bien, la clave fundamental de éxito de El Quijote es el cómo está contado. Tomemos, por ejemplo un fragmento de la escena donde se cuenta de lo que le sucedió a nuestro caballero cuando salió de la venta. …” La del alba sería cuando don Quijote salió de la venta tan contento, tan gallardo, tan alborozado por verse ya armado caballero, que el gozo le reventaba por cinchas del caballo. Mas viniéndole a la memora los consejos de su huésped cerca de las prevenciones tan necesarias que había de llevar consigo, especial la de los dineros y camisas, determinó volver a su casa y acomodarse de todo, y de un escudero, haciendo 53


cuenta de recibir a un labrador vecino suyo, que pobre y con hijos, pero muy a propósito para el oficio escuderil de la caballería “. El lenguaje (herramientas). Al principio, ya he dicho: atención al lenguaje, e hice esa advertencia porque creo que, si en toda obra el lenguaje es la herramienta fundamental, con la cual el autor va colocando los materiales y dando vida a os personajes, en El Quijote es, además de eso, la decoración que da categoría artística a la obra. Evidentemente, no en vano su autor poseía un perfecto dominio del castellano: utilizaba ya en aquellos tiempos 13.372 palabras distintas, y teniendo en cuenta que hoy una persona culta puede conocer de 5.000 a 6.000, aquélla cifra todavía ahora es una cantidad enorme.

Dado que estamos dotados de pensamiento, lo más importante de cualquier acción, descripción o instrumento humano es el CÓMO, o sea, la manera en que se desarrolla, en el primer caso, la forma de presentar la imagen o el objeto a describir, en

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el segundo, y el modo de aplicarlo, en el tercero. Pues, bien en El Quijote su autor aplica, con impresionante maestría, el lenguaje que corresponde por su naturaleza, a cada una de las partes. Pero no conformándose con eso, consciente de que, además de instrumento literario, el lenguaje es el arte de la palabra, para mayor abundamiento, lo llena de nombres, de verbos, de adjetivos, pocos, pero creativos, en suma, de palabras, incluso, de recurso más allá de ellas. Con todo compone bellas imágenes, casi, poéticas, e ingeniosos giros para llegar al fondo de las cosas y al alma de los personajes, especialmente. Veamos como muestra, algo “ De los consejos que le dio don Quijote a Sancho Panza antes de que fuera a gobernar la ínsula”.

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Infinitas gracias doy al Cielo, Sancho amigo, de que antes y primero que yo haya encontrado con alguna buena dicha, te haya salido a ti a recibir y a encontrar la buena ventura. Yo, que en mi buena suerte te tenía librada la paga de tus servicios, me veo en los principios de aventajarme, y tú, antes de tiempo, contra ley del razonable discurso, te ves premiado de tus deseos, Otros cohechan, importunan, solicita, madrugan, ruegan, porfían y no alcanzan lo que pretenden, y llega otro, y sin saber cómo, ni cómo no, halla con el cargo y oficio que otros muchos pretendieron ; y aquí entra y encaja al decir que hay buena y mala fortuna en las pretensiones, Primeramente, ¡Oh hijo! Has de temer a Dios, porque en temerle está la sabiduría, y siendo sabio no podrás errar en nada, Lo segundo, has de poner los ojos en quién eres, procurando conocer a ti mismo, que es el más difícil conocimiento que puede imaginarse. Del conocerte saldrá el no hincharte como la rana que quiso igualarse al buey; que si esto haces, vendrá a ser feos pies de la rueda de tu locura de haber guardado puercos en tu tierra. -Así es la verdad- respondió Sancho-; pero fue cuando muchacho, pero después cuando hombrecillo, gansos fueron los que guardé, que no puercos. Pero esto paréceme a mí que no hace al caso, que no todos los que gobiernan vienen de casta de reyes. -Así es verdad. Replicó don Quijote-. Pero tú haz gala, Sancho, de humildad de tu linaje, y no desprecies de decir que vienes de labradores, porque viendo que no corres, ninguno se pondrá a correrte, y préciate más de ser humilde virtuoso que pecador soberbioEste fragmento igual que todo El Quijote está basado en una historia absolutamente irreal, disparatada, y yo creo que hay exceso de fantasía e hiperbolización, tanto que un realista actual se atrevió a calificarlo de literatura de lo absurdo. Pero, amigos, que excelente ejercicio de la razón, que hermosa dialéctica literaria, que armonía entre la historia y el objeto que la inspira, y entre los personajes, a pesar de sus diferencias, sociales y culturales. Me refiero, sobre todo, a don Quijote y a Sancho Panza, que brillante y artística utilización de la palabra para crear sensaciones extraordinarias. En el fragmento como en todo el libro, y junto al cómo contar, es otro de los grandes méritos de El Quijote, se amalgaman en perfecta simbiosis, la razón y la locura, la filosofía pura con la del pueblo llano, la humildad con el ansia de poder. Dios, y el diablo, lo profano y lo divino, el saber y la ignorancia; todo en una muestra de lo qué realmente es en sí el ser humano. En este sentido creo que El Quijote representa un mosaico, una lección que, en síntesis, explica la vida.

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Hoy día existen bastantes escritores, quizás demasiados, incluso famosos que a la hora de los diálogos, prescinden de los personajes, en su parte más importante, es decir, le colocan a éstos su propia lengua; lo cual me parece una infracción insoportable de los valores literarios, y lo que es peor, de cuando es y significa, en verdad, la propia naturaleza de los personajes. Así, por ejemplo, un mendigo -con todos los respetos para los mendigos- puede tener y utilizar las mismas palabras que un escritor y un analfabeto igual dialéctica que un catedrático. Por supuesto, como se puede comprobar en la parte que acabo de leer, no es ese caso del autor del Quijote. Él aplica a cada protagonista, especialmente a los principales, el lenguaje que les corresponde según sus sentimientos, sus ideas, su inteligencia, sus costumbres y, sobre todo, según su cultura. Todo ello ajustado al tiempo, al lugar y las circunstancias.

Si tuviera que hacer alguna crítica, y debo porque eso prometí al principio, examinando con óptica y desde una perspectiva actuales, pues no hemos de olvidar que desde entonces hasta ahora, el número de palabras se ha multiplicado, se puede decir que se trata de un lenguaje demasiado sujeto a las leyes de la retórica, cosa que está bien, pero sin pasarse, claro. Si, algo retórico y, desde luego, redundante -repito, desde ópticas y perspectivas actuales-, lo cual no desmerece para nada su alta calidad, ya que por aquella época -es justo explicarlo- constituía el modo y la moda de hablar, no sólo por el pueblo llano, sino también por los cultos e ilustrados. Era el arte y la plenitud de

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las palabras, no como hoy que hay una intolerable vulgarización de las mimas, los llamados “tacos”, así como una peligrosa tendencia a expresarse en clave, con lo cual desaparece el noble arte de la oratoria (oh, se Cicerón levantara la cabeza), Entonces se creía que la palabra, además de para expresar ideas y sentimiento, debía servir para divertir, y que su repetición le otorgaba fuerza y ritmo a la oración. Estaban en lo cierto. Personajes .Los personajes son tantos y como el argumento, tan diversos que, aunque me gustaría tratarlos todos, uno por uno, sólo tengo tiempo para atisbar en el interior de los dos principales, de los más conocidos, que todos sabéis, son D. Quijote y Sancho Panza, grotescos ya la vez maravillosos personales, El primero, está inspirado en la persona de Don Alonso Quijano, caballero manchego que, loco de tanto leer libros de caballerías guiados por los nobles ideales de Amadís o de Palmerín, concibe la idea de lanzarse al mundo para salvarlo de truhanes y malhechores, protegiendo a los más débiles. Para tan audaz hazaña, lleva como símbolo viviente a la inefable Dulcinea, hermoso personaje producto exclusivo de la extraordinaria creatividad del autor. Cosa que no ocurre así con Don Quijote, pues como se ha he demostrado, su paisaje interior está constituido esencialmente, partiendo y bajo influjo de eso que Cervantes tanto detestaba: los libros de caballería. En cuanto al segundo, para mí el más interesante, entre otras cosas, porque es quien nos dice que el sentido común y la realidad también existen en el libro, está inspirado, al parecer, en una persona real: un rudo labrador que creyendo las promesas de riqueza y poder hechas por D. Quijote, lo acompaña en la segunda salida y en tan desatinada aventura. Aquí, tal vez, el autor nos quiere dar otro más de sus psicológicos mensajes: el de que, cuando de riqueza y de poder se trata, los seres humanos creemos, casi a pies juntillas, todas las promesas, aún hoy de engañarnos durante 7.000 años. A propósito de fantasía y realidad, trasladando la historia a nuestro tiempo en que son las realidades pragmáticas, palpables y consumibles las imperantes, desde luego, nunca sería D. Quijote el portador del mando y de la voz cantante, sino Sancho Panza, a pesar de su incultura y su cierto grado de estolidez. Este es otro mensaje para mi muy sintomático de lo que significa el paso del tiempo en los comportamientos humanos. Quizás, es por éste y otros mensajes, sin propósito de su autor, que El Quijote no pierde vigencia. Se ha dicho reiteradamente que los personajes de don Quijote y Sancho Panza representan, la idiosincrasia y el espíritu, es decir, el cómo son los españoles. Bueno…., 58


yo tengo mis dudas. En todo caso, creo que pueden representar igualmente a los españoles, a los franceses, a los americanos o a los chinos, porque si bien la idiosincrasia es patrimonio de un pueblo, el espíritu es universal y particular de cada ser. Entonces, teniendo en cuenta que Cervantes era un profundo conocedor del alma humana, lo que pretendió fue dar, a través de los citados personajes, un mensaje de cómo pueden sentir, pensar y comportarse las personas. Mensaje sin fronteras expresado en forma de sátira sutil. Por eso, mirándolo bien, yo diría que El Quijote es una inmensa y acertada sátira del ser humano, de donde quiera que éste sea y venga. El Autor. “Al tratar del más ilustre de los escritores españoles, todo pluma se siente desfallecida”, dijo Antonio Gil y Zárate. De acuerdo con el dramaturgo, catedrático y político, dejo que vosotros, amigos lectores recordéis la historia y la vida de un genio que se llamó Miguel de Cervantes.

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Milagros Salvador

MIGUEL DE UNAMUNO RECORDANDO A UN POETA A LOS 75 AÑOS DE SU MUERTE.

Miguel de Unamuno de reconocido nombre,

profesor universitario, filólogo,

dramaturgo, ensayista, novelista y poeta, perteneciente a la generación del 98, nace en Bilbao el 29 de septiembre de 1864 y muere en Salamanca el 31 de diciembre de 1936. Pero de todas sus vertientes como escritor, hoy queremos traerle a nuestra memoria, y recordarle aquí como poeta, porque es en esta faceta en la que sigue pesando sobre él tópicos que nacieron de la incomprensión de algunos contemporáneos, si excluimos a

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Rubén Darío, Juan Ramón Jiménez y Antonio Machado, y alimentados por una crítica parcial y muchas veces tendenciosa, acusándole de cultivar una expresión estética anclada en el siglo XIX, entre otras cosas, como apunta Pilar Celma de la Universidad de Valladolid, estudiosa y defensora del escritor. En la década de los 40 y 50, otros poetas como Salinas y Cernuda, pusieron su punto de mira en su poesía, y otros nombres de excepción, como Ramón de Garcíasol, Ricardo Gullón, Cesar González Ruano, Romero-Navarro, Blasco Pascual, le dedicaron atención demostrando su interés, en una faceta, la de poeta, que repetimos la menos reconocida.

Lo primero que destacamos en Unamuno es ser un poeta tardío. Su primer libro “Poesías” aparece en 1907, cuando Don Miguel tiene 43 años y ya es conocido como ensayista, dramaturgo y novelista, una edad que contrasta con la que se inician

la

mayoría de sus coetáneos. Acaso sea, como dice Claudio Aguilar, que los distintos géneros literarios que cultivó, contribuyeron a generalizar un prejuicio sobre el área de su poesía, y que en el XV Encuentro de Poetas Iberoamericanos, dedicado al escritor y celebrado hace unos meses en Salamanca, nos recordó el mismo Aguilar que la poesía de Unamuno tuvo más atención en su época en los países americanos de habla hispana, que en el nuestro.

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La importancia que como poeta se da así mismo Unamuno, lo expresa con sus propias palabras a Ortega y Gasset, en 1911, cuando le confiesa “tengo la flaqueza de creer que soy poeta o no soy nada”, y no es la única vez con que nos encontramos con referencias parecidas, como la que hizo a Clarín cuando le expresa su deseo para ser recordado así: ¡“fue todo un poeta.”! Debemos admitir que Unamuno es un poeta original, independiente e individual, tres características que también ha dificultado el encaje de su poesía, y sobre todo un “poeta esencial”, y no siempre de manera positiva como “poeta de ideas”. En algunas ocasiones D. Miguel evidenció su desapego al exceso de artificio en que cayeron

a veces diferentes las vías que abrió el modernismo, con el peligro,

según el escritor, de excederse en el plumaje de la forma y olvidar el alma del poema, por lo que se le ha tachado de “antimodernista” y bien es verdad que parte de la poesía que se escribe en la actualidad, aún no se ha librado de algún exceso, corriendo el peligro de livianalizar el poema. El alma del poema, la idea trenzada en la expresión poética es inseparable de lo poético, la poesía “significativa” de don Miguel, trasciende el marco exterior, para “desnudar el alma”, una expresión que califica al escritor “El poeta debe desnudar con lenguaje rítmico, su alma”, desde su existencialidad, desde la herida de la existencia, tan cerca de ese pensamiento, de ese “martirio de la lucidez” que María Zambrano, siempre tan acertada, concede a la poesía. La vida cotidiana y doméstica, su personal sentimiento patriótico y su existencial religiosidad, sentida

entre la necesidad y la incertidumbre, entre la razón y la duda,

marcarán entre otros los grandes temas de la poesía de Don Miguel. La libertad y la desnudez de su poética, nos lleva también a considerar la preocupación del autor por la responsabilidad del lenguaje en sus poesías, su pureza, que sin duda alguna es una preocupación influida por la formación clásica y humanista del autor, su postura de intelectual ante el lenguaje como herencia consciente, a través del cual, el poeta pudo asomarse a las “puertas del misterio”, que diría Rubén Darío. No se trata en estos párrafos de hacer un estudio del autor, tan solo de una disculpa para traerlo a nuestra memoria y hacer una nueva lectura de su poesía. A partir de 1907, Unamuno presenta su obra poética en los siguientes títulos: Rosario de sonetos líricos de 1911, El Cristo de Velázquez en 1923, Rimas de dentro en1924, Teresa. Rimas de un poeta desconocido en 1924, De Fuerteventura a París en 1928, Romancero del destierro en 1928 y Cancionero que aparece en 1953. 62


El repertorio poético de Unamuno nos exige algunas claves de su pensamiento y de su itinerario vital. Ejemplos más que manifiestos son un gran ejemplo su Cristo de Velázquez, uno de sus poemas más conocidos, y De Fuerteventura a París, poemario que merece unos comentarios. En 1924, Unamuno es confinado

a esa isla, por los problemas

surgidos con la

dictadura de Primo de Rivera, al que siguió un destierro “en el suave tumulto de París”, frase del propio Unamuno. Ante este confinamiento arbitrario e incivil, el poeta, entonces a sus 60 años, responde con su pluma, mostrando el sentimiento de su entidad moral. Entre sus bellísimos poemas destacamos soneto que comienza “Es una antorcha al aire esta palmera”…soneto alegórico desde el símbolo bíblico que aparece en los salmos (92, 13-149) “Florecerá el justo como la palma”, la palmera pasa a ser un tema lírico. La vivencia de la injusticia es el alma del poema, la clave de una vivencia que vierte la sombra que vive el país. ¿De qué nos habla Unamuno, de la isla o de España? Vida y poesía se ensamblan en la “agonía” que quiere decir lucha, “que la desolación contempla muda” como nos dice el autor en su soneto XVI. Poeta esencialista, de conciencia, original e independiente como hemos dicho al principio, un poeta de raíz que hoy valoramos también como el mejor de sus frutos y animamos a una nueva lectura que nos regala placer y reflexión.

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José Mañoso

EL CAMINO SIN FIN DE LA GUITARRA

Breve introducción sobre los orígenes de la guitarra Apoyándonos en la etimología de la palabra guitarra no podemos considerar, a ciencia cierta, a la sitar persa, a la quítara caldaica o a la cítara griega, como las precursoras de nuestra guitarra de hoy, sin embargo, hay un amplio sector de estudiosos que mantienen que existieron modelos de transición intermedios entre el antiguo laúd y la guitarra

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moderna, en concreto se plantea, como precursor de la misma, un instrumento de cuerda que se empleaba en Egipto, entre los aĂąos 800 y 1000 (a. J. C.), que poseĂ­a la mayor parte de las caracterĂ­sticas de nuestra guitarra moderna.

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Las predicaciones de Mahoma y su doctrina, contenida en el Corán, transformaron las costumbres de los árabes que, en menos de un siglo, pasaron de ser pacíficos a muy belicosos, tanto que extendieron su dominación a África del Norte, la Península Ibérica y otras regiones europeas. De este modo se produce una penetración no sólo de su música y sus escalas que admiten 17 grados, sino también de sus instrumentos, entre ellos el más característico, el ud, o mejor dicho al-ud, vocablo que originó laúd en español, luth en francés, liuto en italiano, lute en inglés, laute en alemán, etc. Se afinaba por cuartas (LA, RE, SOL, DO, FA) y pisando las cuerdas en el mástil, sin trastes, se obtenían las notas de la escala cromática. Llegados a este punto podríamos decir que la guitarra es un instrumento de origen arábigo-asiático con un nombre greco-romano.

Durante el siglo XVI, con el Renacimiento, hubo un renacer de todas las artes y en la música destacó Italia, donde proliferaron los manuscritos y libros de tablaturas, muchos de los cuales siguen hoy en día acumulando polvo en espera de que algún estudioso quiera rescatarlos. Mientras en toda Europa el instrumento de cuerda más utilizado era el laúd, en España se tocaba la vihuela entre la aristocracia y la guitarra de cuatro cuerdas entre el pueblo. Uno de los compositores más destacados de esta época, el barcelonés Juan Carlos Amat, publicó en 1586 su tratado sobre la Guitarra Española y bandola en dos maneras: Guitarra catalana y castellana de 5 Ordenes. En esta obra se hace patente que, en las postrimerías del siglo XVI, la vihuela había entrado en decadencia, cediendo su lugar a la guitarra, que conocería un fulgurante desarrollo durante el siglo siguiente.

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Mientras en la zona norte de Europa, en el siglo XVII, el laúd siguió manteniendo su presencia, en España se olvidó la vihuela, creándose la guitarra de cinco cuerdas, que en el resto del continente se llamaría “guitarra española”, cuya forma no difiere de la que actualmente consideramos como guitarra clásica o de concierto. Se entronizaron así los gustos populares, que hicieron de la nueva guitarra un instrumento más asequible no sólo por su precio sino también por ser más manejable frente al tecnicismo excesivo de laudistas y vihuelistas. De este modo se produce la transición de la polifonía del Renacimiento al preciosismo y la gracia del Barroco, a la vez que se produce la penetración creciente de las danzas populares. Con frecuencia se asigna a Vicente Espinel la paternidad de la quinta cuerda (nuestra prima), probablemente es un reconocimiento a su enorme trabajo de difusión por diferentes países, sobre todo en Italia, pues la literatura para la guitarra de cinco cuerdas ya existía en el siglo XVI. En el ocaso del siglo XVIII, Jacob Otto de Jena, fue el primero en construir guitarras en Alemania, después de su introducción desde Italia en 1788 por la duquesa Amalia de Weimar, él añadió una sexta cuerda entorchada, el último Mi, con la que se estandarizó la afinación moderna. Por este hecho se atribuye a Jacob la paternidad de la sexta cuerda, aunque Juan Bermudo y otros ya describieron, en el siglo XVI, guitarras de seis cuerdas, en las que la última solía estar afinada en Sol. A partir del siglo XVIII, el virtuosismo de violinistas y pianistas, el arte refinado de los cantantes de ópera y las complejas sonoridades de las orquestas, relegaron a la guitarra, que permaneció lánguida y casi muda, hasta llegar Francisco Tárrega (1854-1909). Para muchos estudiosos de la guitarra, él fue el creador de la escuela moderna y el iniciador del prestigioso movimiento guitarrístico, que culminaría en el siglo XX con Andrés Segovia, ya que sus estudios dieron a conocer la posibilidad de un empleo más racional de las dos manos.

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Andrés Segovia A finales del siglo XIX, siguiendo las innovaciones introducidas por C.F. Martin y Orville Gibson, apareció la guitarra acústica. Puede decirse que es una versión USA. de la guitarra española, pero suele ser de mayor tamaño, de un diseño más variado e introduce las cuerdas de metal, en lugar de la tripa o el nylon. El hecho de que la guitarra alterne en la actualidad de igual a igual con los demás instrumentos de concierto tiene mucho que agradecerle a Andrés Segovia, pues con su enorme prestigio atrajo la atención de los grandes compositores del momento. Otro de los fenómenos a tener en cuenta es que si el repertorio guitarrístico del siglo XIX es poco brillante, durante el siglo XX es abrumador y abarca los más distintos estilos y técnicas, como pasaremos a comentar más adelante. Si en el siglo XVII comienza la penetración de la música popular, en el XX la guitarra es patrimonio de todos los estamentos sociales, de todos los folklores, de todos los estilos, podríamos decir que la guitarra se hace universal y en esta eclosión, el flamenco sabe no sólo sobrevivir, sino adquirir una importancia hasta ahora desconocida, tanto como género puro, como utilizado como género de fusión, y la gran protagonista es la guitarra flamenca, de tamaño ligeramente menor que la clásica, fabricada con distintas maderas y adoptando otras variaciones que la hacen menos resonante, pero más percusiva y le da su timbre característico.

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El guitarrista Narciso Yepes, con el luthier español José Ramírez III, agregó a su guitarra cuatro cuerdas más en la zona de graves, esta variedad de guitarra de 10 cuerdas le facilitaba tocar piezas de música barroca y la tocó por primera vez en Berlín, en 1964, siendo a partir de ese momento su instrumento habitual en los conciertos. A finales del siglo XX y principios del XXI, este tipo de guitarra, con distintas variantes, ha tenido un nuevo resurgir.

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Las guitarras hawaianas eléctricas de Gibson se empezaron a popularizar en 1935. La Gibson “ES 150” tenía una pastilla especial que le daba un sonido característico que rápidamente se ganó el respeto de los músicos y la admiración de las audiencias de la época. En 1947-48 se sitúa la revolución del disco microsurco, que lo convirtió en un objeto cultural de gran difusión. Dicha revolución se caracterizó por la aparición de discos de larga duración (30 min.) de vinilita, por la generalización de la noción de alta fidelidad y por la grabación previa sobre banda magnética; y ya no sólo fueron las máquinas de discos sino la radio y, más tarde, la televisión los principales medios de promoción musical. En 1948, la casa Fender, con el modelo Broadcaster hizo la primera serie de guitarras eléctricas a las que se llamó Telecaster. Este tipo de guitarra evolucionaría unos años después al incorporar unas pastillas hechas con seis imanes, pero el carácter legendario de esta firma se alcanzaría con el tipo Stratocaster, una guitarra apropiada para casi toda clase de repertorios, lo que la convertiría en el modelo de guitarra eléctrica más popular y más difundido en el mundo. Picking finger TOMMY EMMANUEL, nació en Muswellbrook (Australia), en 1955. Dicen que hay músicos que nacen y músicos que se hacen, indudablemente, Emmanuel, pertenece al primer grupo. Su madre comenzó a enseñarle a tocar la guitarra desde muy temprano, por lo tanto no tenía una formación académica en sentido estricto, pero a los 5 años de edad ya era un músico profesional que acompañaba a la banda familiar, los Surfaries Midget, tocando la guitarra rítmica. A los 7 años de edad escuchó a Merle Travis y decidió que ese era el estilo de música que quería desarrollar, por lo que empezó a dejar de lado los ritmos y se centró en el trabajo de los dedos combinados con los arpegios. En 1966, al fallecer su padre, comenzó a ganarse algún dinero como profesor de guitarra, tenía 12 años de edad.

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Merle Travis, nacido en 1917, en Kentucky, se inició en la guitarra con un instrumento fabricado por su hermano. Su estilo estuvo influenciado por el guitarrista de countryblues Arnold Shultz, que enseñó el fingerpicking a varios músicos locales. En los años 40, él y Chet Atkins popularizaron esta técnica. Su firma con el sello Capitol Records, en 1946, le catapultó a nivel nacional y le dio renombre debido a su estilo peculiar de tocar la guitarra. Llegó a diseñar una, que fabricó para él Paul Bigsby, tan innovadora que se piensa que inspiró la famosa Fender Telecaster.

Al principio, Emmanuel, tocó con varios grupos, fundamentalmente con su hermano en los Goldrush y a principios de los 80 con la reformada banda Dragón, una de las principales en el panorama del rock de la época, con la que viajó intensamente hasta que en 1987 tocó con Tina Turner. A partir de este momento iniciaría su carrera en solitario, que se vio premiada en 1999 con el “Certified Guitar Player” por su contribución al Fingerpicking, concedido en la 15th. Annual Chet Atkins Appreciation Society Convention, en Nashville, honor concedido solamente a tres guitarristas más (Jerry Reed, Steve Earner y John Knowles). Su momento más universal fue cuando participó en la ceremonia de cierre de las Olimpiadas de Sydney, en el verano del año 2000. Su actuación fue vista por mil millones de personas en todo el mundo, quedando rubricada su aureola de maestro. Acostumbra a asesorar a los estudiantes ofreciendo talleres y clases magistrales durante sus giras. En los últimos 45 años ha pulido tanto su técnica que abarca magistralmente una amplia variedad de estilos musicales, pero donde creo que resulta más sorprendente y a la vez divertido es con el picking. Es también un consumado percusionista, que complementa alguna de sus interpretaciones a la guitarra con golpes sobre distintos lugares de la caja o apagando el sonido de las cuerdas para obtener distintos matices. Entre su discografía podemos destacar Endless Road, The Mystery, Center Stage, Little By Little o All I Want for Christmas.

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El picking finger, o como se le llamaría en Francia, estilo Travis picking, consiste fundamentalmente en pasar el ragtime a la guitarra, pero en la práctica no resulta tan fácil. La cadencia y acompañamiento que la mano izquierda ejecutaba en el piano, es asumida por el pulgar derecho del guitarrista (diestro), que pulsa sobre las tres cuerdas más graves, mientras la melodía, que ejecutaba la mano derecha del pianista, es interpretada por los dedos índice, corazón y anular de la misma mano, que van sincronizados con el pulgar. Se emplea normalmente la medida que es más frecuente en el Folk, la de cuatro tiempos 4/4, pero también se acomodan a este estilo ritmos de 3/4 (vals) y de 2/4. Si puede parecer complicado no se asuste, sólo hemos comentado el 50%, pues el guitarrista tiene que buscar en los trastes del mástil combinaciones propias para desarrollar este estilo, ya que los acordes y arpegios al uso no acostumbran a servir. Esta importante complejidad técnica ha hecho que nos encontremos ante un estilo minoritario, sólo conocido y practicado por una élite, entre la que podríamos citar, entre otros, a Chet Atkins en Estados Unidos, Stefan Grossman en Inglaterra, Tommy Emmanuel en Australia y a Marcel Dadi en Francia. Siguiendo su estela encontramos a las nuevas promesas, como Sungha Jung, un niño cuya interpretación de Comethogeter merece la pena verse, es muy divertida. Conseguir la entrada en el Olimpo de los picking fingers exige tener unos dones naturales, disciplina, creatividad, virtuosismo y mucho, mucho trabajo. Percutiendo con los dedos de ambas manos en las cuerdas sobre el mástil o contra la caja en guitarras de 10 o más cuerdas (tapping) DOMINIC FRASCA, nacido en Akron (USA), en 1967, es un virtuoso que combina los instrumentos de cuerda con distintas pastillas y procesadores, que alteran la sonoridad y que aporta, además, innovaciones en la técnica de ejecución, aplicando una combinación entre percusión y piano. Siendo un quinceañero se trasladó a Arizona para estudiar guitarra clásica con el renombrado maestro Tomas Patterson, pero no todos los jóvenes pueden adaptarse a los métodos reiterativos y monótonos, que se utilizan en los primeros años de estudio de este instrumento, y antes de finalizar el primer año se dio cuenta de que este tipo de 72


música no le llenaba. Él había quedado deslumbrado por la música que interpretaba Steve Reich y Philip Glass, que aportaban no sólo una nueva vena creativa, sino también nuevos horizontes en la experimentación. Michael Reich, es un compositor estadounidense, nacido en 1936, conocido por ser uno de los pioneros del minimalismo, junto con Philip Glass y otros. Desarrolló varias técnicas que incluyen el uso de loops en cinta, efectos de fase repetidos, retroalimentación con micrófonos, etc. El gran problema al que se enfrentó Dominic fue que, a pesar de tener muy claro el tipo de música que quería aprender, no había partituras de sus compositores, así que tuvo que realizar una asimilación personal y particular de aquello que él sentía bullir en su mente. De este esfuerzo intelectual surgió su primera composición Shattered Glass. A partir de aquí la guitarra tradicional se quedaba corta y necesitó un instrumento que se adaptara a los requisitos que sus creaciones iban demandando. Para ello se puso en contacto con Thomas Humphrey, probablemente el constructor de guitarras más grande de los Estados Unidos. Tenía el antecedente de Narciso Yepes, sus partituras y su guitarra de 10 cuerdas, pero ese no era realmente el camino que Frasca había iniciado. Humphrey se consideró un violonchelista hasta que, en 1970, llegó a Nueva York y comenzó a hacer guitarras. Después de un aprendizaje con el lutier Michael Gurian, abrió su propia tienda especializada en guitarras clásicas con cuerdas de nylon. Fabricó guitarras convencionales hasta 1985, año en que diseñó su modelo Millenium, basándose en un boceto que le apareció en un sueño, según él mismo declaró. Este modelo, al tener el diapasón más elevado hacía más fácil que los músicos llegasen a las notas altas, además, los primeros modelos tenían una proporción entre potencia, linearidad, timbre y sustain, muy equilibrada. No obstante, Dominic, necesitaba un tipo de diseño que permitiera actuar sobre el mástil del instrumento, de manera que al golpear la cuerda contra la madera, como si una tecla de piano se tratase, pudiera vibrar e incluso acoplarse si la vibración de las cuerdas próximas, cuando el arpegio las combinase adecuadamente, alcanzara una longitud de onda determinada, pero esto necesitaba de la amplificación, para que la onda no muriese antes de tiempo e incluso prolongarla y potenciarla con efectos de eco y reverberación, etc. 73


De este modo, mientras muchos eran escépticos sobre la bondad del método y la calidad de los efectos alcanzados, Humphrey se entusiasmó con las ideas de Dominic y comenzaron una brillante colaboración, que se vio interrumpida en el año 2008, por el fallecimiento repentino de Humphrey, debido a un ataque al corazón, cuando contaba 59 años de edad. Este sólo sería uno de los muchos problemas a los que tuvo que enfrentarse Dominic hasta llegar al nivel magistral e incontestable, que mantiene en la actualidad. La combinación de arpegios con líneas de percusión que desarrolla el dedo pulgar las tomó de Anthony Davis, con quien estudió composición en la Universidad de Yale. Pero esta técnica obliga a utilizar los dedos de manera tan poco habitual, que puede conducir al abandono de la técnica por graves problemas de coordinación motora, por lo tanto es necesario un auténtico entrenamiento para aumentar el control sobre cada dedo por separado y sólo pudo sortear este bache combinando las horas de ensayo sobre la guitarra con una o dos horas de gimnasio diarias y la ayuda de un fisioterapeuta. Otro problema a solucionar fue el de la afinación. La guitarra clásica sigue el patrón tradicional de afinación (MI, SI , SOL , RE, LA, MI), pero cuál debería ser el patrón para una guitarra 7 u 8 cuerdas, como las que aparecieron en Rusia en el siglo XIX, o para una de 10 cuerdas, o cuál el patrón para una de 42, como la Picasso I, fabricada por la canadiense Linda Manzer para el guitarrista Pat Metheny, surgidas en el siglo XX. No cabe duda de que resolver acertadamente este problema es un gran avance.

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Es preciso acudir a grabaciones que están al alcance de cualquier usuario de internet para comprobar la efectividad de esta técnica sobre la guitarra de 10 cuerdas, unas veces combinando cuerdas de metal con otras de nylon o combinando cuerdas de guitarra y de bajo, que de todo podemos encontrar. La importancia de pioneros, como Dominic, no sólo se basa en su aportación como concertista sino en haber abierto un nuevo camino que ha encontrado seguidores muy técnicos y creativos, como Gustavo Zecharies, Jan Laurenz o Jean Baudin. En cuanto a la técnica de golpear sobre el mástil, en los países anglosajones se denominó tapping, posiblemente la grabación disponible más antigua date de 1984, se trata del tema Aerial Boundaries, del guitarrista Michael Hedges, que con esta rareza se adelantaba en casi 20 años al pujante movimiento actual. El disco de Frasca, titulado Desviaciones, fue elegido por la crítica americana como uno de los mejores del año 2006. Escalas concatenadas o el bucle sin fin FRANK GAMBALE es un guitarrista virtuoso, que domina el instrumento con una soltura tan natural que parece no esforzarse en absoluto. Nació en Camberra (Australia), en 1959, y comenzó a tocar la guitarra con 7 años, de forma intuitiva, intentando imitar a Hendrix y a Clapton, que en aquella época le habían deslumbrado con sus punteos, pero en cuanto empezó a dominar las escalas de rock y blues quiso buscar algo más

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complejo y creativo, de este modo se adentró en el campo del jazz que hacían Chic Corea y Steely Dan. En 1982 se matriculó en el Hollywood’s Guitar Institute of Technology, en EE.UU., alcanzando unas calificaciones sobresalientes, de tal manera que, cuando terminó sus estudios, se quedó en la plaza de profesor durante 4 años. Al llegar 1986 decidió incorporarse al mundo profesional acompañando en una gira al famoso violinista Jean-Luc Ponty. La marca de guitarras Ibanez se puso en contacto con él para encontrar un modelo de instrumento que diera desarrollo a todas las necesidades técnicas que el músico necesitaba y así ha llegado a desarrollar cuatro versiones del mismo modelo la FGM 100, FGM 200, FGM 300 y la FGM 400. Después de la gira con Ponty, en una audición con su admirado Chic Corea, fue admitido en su grupo y con él estuvo durante 6 años, obteniendo un premio Grammy y 2 nominaciones. En 1990 se produjo el reconocimiento internacional de Gambale como guitarra solista con el disco Thunder From Down Under. En 1992 comenzó su carrera en solitario, ya no necesitaría acompañar a otras estrellas, pues él era reconocido como una estrella internacional. Desde entonces ha estado alternando las giras con su grupo, con su faceta de director de seminarios y masterclass por todo el mundo, o con las clases que, como profesor, da en el Departamento de Guitarra de Los Ángeles Music Academy (LAMA), de la que desarrolló el programa curricular que incluye Teoría de la Armonía, Improvisación y cursos de Técnica y Composición. Durante más de 13 años ha colaborado con el grupo Vital Information, en el que ha compartido momentos gloriosos con el bajista Stu Hammm y especialmente con el baterista Steve Smith, al que considero uno de los maestros más destacados en dicho instrumento. La técnica que ha desarrollado Gambale le permite concatenar escalas y fraseos con dos peculiaridades que llaman la atención, la rapidez con que mueve los dedos sobre el traste, que parecen no llegan a pulsar la cuerda, contrastando con la lentitud de la mano derecha que parece bajar del bordón a la prima y viceversa en un movimiento pausado como el movimiento de un ciempiés, que parece deslizar el cuerpo linealmente, pero por 76


debajo un montón de piececitos se están moviendo acompasados. A esta técnica se la ha denominado Sweep Picking (barrido), de la que no encontramos precedentes, al contrario de lo que ocurría con el tapping que comentamos en el guitarrista anterior, es interesante, como ilustración de lo comentado, escuchar su tema titulado Yang o el titulado Bad Intent. En 2005, Frank, realizó un nuevo álbum titulado Raison d’Être, en el cual mostró una nueva técnica para la guitarra denominada Gambale Tuning. Así como en el Sweep ofreció una nueva herramienta para los punteos, en este caso ha querido aportar una nueva herramienta para los que tocan acordes, de manera que una nueva afinación permite tocar con la guitarra acordes muy próximos que, hasta este momento, estaban reservados al dominio de los pianistas. Los métodos sobre Sweep Picking y el Gambale Tuning, posiblemente son la mayor contribución a los libros sobre guitarra en los últimos lustros. A Raison d’Être, siguieron otros álbumes, como Resident Alien-Live Bootlegs, Brave New Guitar, Best of the Acoustic Side, Absolutely Live-In Poland, The Great Explorers, Frank Gambale Live, Best of the Smouth Jazz Side, Best of Jazz and Rock Fusion y Natural Selection. En 2007 dejó Ibanez al hacer un trato con la firma de guitarras Yamaha para buscar un nuevo modelo de guitarra que se llamó AES-FG. Últimamente ha encontrado la medida exacta en la Carvin FG1, una guitarra semihueca con cuerpo de caoba y tapa de arce flameado, en la que el Custom Shop de Carvin ha tenido en cuenta las especificaciones que Gambale ha sugerido sobre las pastillas, el mástil y el clavijero. Frank, sigue recorriendo el mundo con su trío de jazz fusión, Natural High, o con Soulmine y su cálida voz femenina. Del rasgueo a la cascada imparable de notas La guitarra flamenca, y por extensión la música que le es propia, se entronca con una de las ramas de la música popular española más ancestrales y arraigadas en nuestro patrimonio artístico. Como instrumento es ligeramente distinta a la guitarra clásica, no sólo por su menor volumen sino también por el uso de distintos tipos de maderas en su construcción, por su caja ligeramente más estrecha y por la disposición de sus cuerdas, más próximas al diapasón, lo que permite obtener un sonido claro aplicando menos presión son los dedos y al tiempo favorece la velocidad en el intercambio de notas. En 77


muchos casos se le acopla, a uno o a ambos lados de la roseta, un protector para evitar que los rasgueos y golpes (sobre todo en la Rumba) que se dan en la tapa armónica puedan deteriorar la madera.

Ramón Montoya Salazar Siempre es un riesgo entrar en el campo de los guitarristas de música flamenca por su cantidad y su excelencia, pero podríamos mencionar a Ramón Montoya Salazar (18791949), como uno de los primeros técnicos en desarrollar este tipo de música hasta el punto de ser admirado no sólo por sus compañeros sino también por los guitarristas clásicos. Sin lugar a dudas creó escuela. Posteriormente vendrían otros, como José Patiño, a quien se atribuye la invención o, cuando menos, la mejora de la peculiar cejilla o cejuela, Manolo de Huelva, Manolo de Badajoz o Perico el del Lunar, sin embargo considero que es importante hacer una observación, Patiño defendió siempre que la guitarra se había hecho “para acompañar al cantaor”, y siguiendo este precepto la mayoría de los guitarristas sacrificaron sus piezas solistas en favor de los acompañamientos así, por ejemplo, de los, aproximadamente, setecientos títulos que grabó Manolo de Badajoz, sólo ocho fueron dedicados exclusivamente a la guitarra. El Niño Ricardo supuso un avance en la técnica solista del guitarrista al encontrar la coordinación entre el contrapunto rítmico de la mano derecha con el acompañamiento de unos arreglos brillantes para los arpegios y acordes desarrollados por la mano izquierda. Juan Carmona “Habichuela” es otro gran guitarrista, que tiene como referente al Niño Ricardo y que combinó el acompañamiento del cantaor con una técnica de ejecución sencilla, tocar fácil y sencillo, como él mismo reconocía, pero con alma en cada nota. Seguramente, aunque siguiera las enseñanzas del maestro, la música de la guitarra flamenca entra en la modernidad con Paco Cepero, se observa un cambio de

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imagen que comienza por el clavijero de la guitarra, ya no serían las clavijas de madera que se incrustaban perpendicularmente en el clavijero sino un sistema de tornillo sin fin, semejante a las guitarras de concierto, la técnica en la ejecución sería depurada y con un dominio elegante de las armonías y demostró que, aunque se prescindiera del cantaor, la guitarra, por si misma, era capaz de transmitir un sinfín de matices y emociones. En este enfrentamiento, entre los puristas que consideran que la máxima de Patiño debe ser el hilo conductor de la música flamenca y los que apostaban por un mayor protagonismo de los guitarras solistas, llega el año 1973 y se produce una verdadera conmoción, que catapulta a la música flamenca no sólo hacia la juventud, que hasta ese momento había vivido de forma tangencial el fenómeno flamenco, sino también hacia la música internacional, se edita la rumba Entre dos aguas, compuesta e interpretada por Paco de Lucía.

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Paco de Lucía es el gran impulsor de la guitarra flamenca hacia el siglo XXI. Él también había aprendido de la técnica del Niño Ricardo, también conoció a Sabicas y a Mario Escudero, que influenciaron su forma de tocar y también le iniciaron en el terreno de la composición; sin embargo estos dos maestros no se contentaron con que llegase a impregnarse de sus conocimientos, sino que le impulsaron para que crease su propio estilo. No entraré en la biografía de este guitarrista genial, ya que quiero resaltar el segundo salto hacia la difusión internacional, que se produjo en 1981, con una serie de actuaciones que se plasmaron en el disco Friday night in San Francisco, donde al lado de guitarristas reputados, como John McLaughlin y Al Di Meola, no sólo no se achicó sino que brilló con luz propia, demostrando a todo el mundo que la técnica del guitarrista flamenco es patrimonio de la humanidad. Ciertamente alguno de los maestros antiguos, por distintas razones, ya habían actuado en Estados Unidos, pero ninguno consiguió desencadenar un fenómeno con el alcance internacional como el que había desencadenado Paco de Lucía y que haría proliferar el “purismo” hacia la vía del “mestizaje”, en la que sin perder sus señas características, la guitarra flamenca supo encontrar los lazos sintéticos que la han hecho fusionarse con otras músicas, otros estilos y otros instrumentos. A partir de este momento, las puertas del mundo se abrieron a los maestros flamencos, así Pepe Habichuela colaboró con el trompetista de jazz Don Cherry, con la orquesta india Bollywood Strings o con el bajista de jazz Dave Holand, entre otros. Enrique de Melchor, se ha paseado como solista por los escenarios más prestigiosos del mundo, como el Queen Elizabeth Hall de Londres, el Carnegie Hall de Nueva York, Teatro Real de Madrid, Liceo de Barcelona, etc. “Tomatito”, guitarrista con una carrera fulgurante, de éxito muy merecido, ha participado en el Festival Internacional de Música de Estambul (Turquía), en el VI Festival Internacional de Guitarra de Lyon (Francia), y ha realizado giras por Japón, Suiza, Francia y Alemania. “Serranito”, considerado uno de los guitarristas más virtuosos de los últimos tiempos, no sólo ha compuesto música para películas, sino que ha actuado por medio mundo, representó a España en el Israel festival Jerusalén, en su gira por Canadá, en 1995, le denominaron príncipe del flamenco, en 1997 inició una gira por Rusia, estos y muchos méritos más hacen de él uno de los artistas españoles con mayor número de condecoraciones y honores.

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Vicente Amigo, uno de los jóvenes maestros con proyección internacional, ha realizado giras por Francia, Italia, Portugal, Alemania, Holanda, Bélgica, Suiza, Dinamarca, así como por el resto del mundo: Brasil, México, Cuba, Japón, USA; Turquía, Marruecos, Túnez; ha compartido escenarios con Stanley Jordan, con João Bosco, con Wagner Tiso y Milton Nascimento en el Heineken Concerts de Rio de Janeiro de 1993 y en el Festival de Amiens, con John McLaughlin. En 1993 compartió escenario con Al Di Meola, Paco de Lucia y John Mclaughlin en la Plaza de Toros de Lisboa, en el memorable concierto "Mestres Da Guitarra"; en octubre del 2000 salió a la venta su disco Ciudad de las Ideas, que se perfiló como uno de los discos más importantes en la música flamenca, además de reportarle el reconocimiento internacional al haber sido nominado a los Latin Grammy Awards en la categoría de Mejor Álbum y obtuvo el Grammy al Mejor Álbum Flamenco 2001, seguirían otros discos, como Un momento en el Sonido y Paseo de Gracia, también seguirían sus actuaciones internacionales y sus colaboraciones con los músicos más prestigiosos de la escena internacional, todo lo cual proyecta a este maestro como un número uno de nuestra cultura. No quiero dejar de mencionar a dos maestros que, aunque no se hayan prodigado tanto en el mundo internacional, no por ello son menos importantes, estos son Manolo Sanlúcar y Andrés Batista.

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Si el lector desea encontrar una información más exhaustiva sobre los orígenes de la guitarra puede consultar el librito titulado La guitarra y los guitarristas de José de Azpiazu, editorial Ricordi Americana S.A.E.C., Buenos Aires, que ha sido de gran ayuda para este artículo, así como informaciones consultadas por Internet y sobre todo los archivos musicales de YouTube.

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GRAFOLÓGICAMENTE HABLANDO

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Nuria Sánchez

MANUSCRITO DE D. MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA

Nuestra forma de hablar, los gestos que realizamos al expresarnos, la profundidad de la mirada, el tono y timbre de voz, los ademanes, el respeto al prójimo o la falta del mismo, describen a nuestro interlocutor, y a nosotros ante los demás. Igual ocurre con el movimiento gráfico realizado en un reducido trozo de papel y sobre una superficie horizontal; de la misma manera es análogo, cuando se observa la forma de caminar de una persona: si arrastra los pies al dar los pasos, si lleva la cabeza inclinada hacia delante o hacia atrás, la espalda encorvada o estirada; todo ello y traducido al escribir quedará reflejado en el campo gráfico, es decir, las líneas van descendiendo, las últimas letras de la palabra caídas, escritura débil, amorfa, arrítmica, confusa … en los aspectos negativos de lo anteriormente expuesto y, por el contrario, nos encontramos con escrituras vigorosas, bien terminadas, dinámicas, rítmicas en su ámbito positivo, todo esto no indica que un solo rasgo esporádico en un texto, pueda determinar una completa valoración del conjunto de la personalidad.

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La Grafología define lo que su autor llamó, los cinco planos simbólicos en el campo gráfico, que da una visión caracterológica e inicial de la personalidad, aún sin realizar un exhaustivo análisis grafotécnico. Como refería anteriormente, nos proyectamos en una escueta dimensión sobre una superficie, que resulta suficiente para determinar como se reparte el espacio de un manuscrito; lo describió muy bien el médico y psicólogo suizo, Max Pulver, nacido en 1889 y considerado como uno de los grandes genios de la grafología moderna. Las escrituras proyectadas de izquierda a derecha, en su parte inicial que sería la izquierda, representa el pasado, el origen, la madre, en nuestro alfabeto románico, y al ir avanzando en el trazado, nos dirigimos hacia el futuro, la meta, el padre; es un ir del YO al TU. El YO con la experiencia vivida va hacia el TU y el futuro. Si las líneas no llegan al final de la página, revela un temor al porvenir. Max Pulver, se basó en símbolos ancestrales y en la propia Naturaleza; imaginemos una cruz con sus brazos: derecho, izquierdo, arriba, abajo y, el centro, donde se unen esos cuatro brazos; el centro en este caso, sería el YO. El movimiento gráfico hacia la derecha es intencional, va hacia un fin; el camino recorrido es el signo del pasado; los movimientos regresivos (hacia la izquierda), son la vuelta atrás, la tradición, la nostalgia, la añoranza. Los movimientos hacia arriba revelan espiritualidad, el consciente, siempre que éstos no sean exagerados. Los movimientos hacia abajo revelan el positivismo, el predominio de los instintos, los deseos de afianzarse en la tierra, el inconsciente. Como refería más arriba, el desarrollo de la zona central revela el predominio del YO, las preocupaciones personales, las impresiones, la alegría y el sufrimiento en relación con los demás y con la vida cotidiana. La exageración de esta zona media o central, es signo de egoísmo y sacrificio en pro del materialismo. 85


Ya mencioné que la letra que nos interesa a los grafólogos, es la realizada como producto del subconsciente, es decir, la que no está dibujada como ocurre con la del niño, que comienza a trazar sus primeras letras como consecuencia del aprendizaje, o bien, la del adulto que muestra su torpeza en el uso del útil escritural, dado que también puede estar comenzando en la instrucción de la escritura, lo que hace, en ambos casos, que los grafemas tiendan al agrandamiento, evidencia de una escritura inorganizada. Por el contrario, la escritura desorganizada se aprecia en los sujetos que han perdido o disminuido las cualidades anteriores, muchas veces como resultado de enfermedades, especialmente nerviosas o cerebrales, en las que el individuo no es dueño de sus movimientos, como ocurre, en ocasiones, en las personas seniles. Y cuando llegamos a la escritura organizada, es síntoma de que dominamos el bolígrafo, lápiz, etc., entonces ya no estamos dibujando la letra, no nos hallamos pendientes de que ese dibujo sea lo más perfecto posible para que los demás entiendan lo que escribimos, sino que el conocimiento de la grafía ha pasado al subconsciente, por tanto, la escritura es correcta y suelta, y justo ésta es la que más interesa a la hora del análisis grafotécnico, porque ahí se plasma el verdadero yo, los signos fluyen, se agilizan, son espontáneos, como producto de lo que dicta el cerebro, que es el que da la orden a las extremidades para ejecutar los movimientos. Esa letra que muchas veces decimos que no entendemos ni nosotros mismos, (rasgos volátiles, mal terminados, supresión de letras, etc. etc.) pero realizados con agilidad y dominio, sin estar pendientes de la delineación excelente; pues bien, es ahí concretamente cuando se plasma la caracterología y resto de factores de la personalidad del escribiente. A lo largo de la Historia de la Grafología, se han ido investigando y descubriendo más géneros en los que se basa el análisis grafotécnico, Crepieux-Jamin, creador del método científico aplicado a la Grafología, estableció la visión del conjunto para determinar la peculiaridad cualitativa del grafismo. Asimismo, se fundó en una base estrictamente grafológica al margen de cualquier tendencia psicológica, o sea de una grafología estricta y concreta. Se inclinaba por la relativización de cada "signo" en relación con los demás y el conjunto de signos dominantes. 86


Implantó 175 especies de siete géneros, pero como he dicho, esos géneros han ido aumentando, véanse los siguientes: tamaño, forma, dirección, inclinación, velocidad, presión, continuidad, orden; cada escritura presenta varios géneros y a su vez, algunos modos que se relacionan entre sí, partiendo de los rasgos dominantes, es decir, los que destacan más en un manuscrito, para así terminar con los subdominantes. Además de las letras, se estudian los márgenes, la situación del escrito en la página, firma, rúbrica, etc. Como se sabe, un rasgo aislado no tiene ningún valor, todo debe valorarse en el conjunto total de la escritura. A continuación, paso a exponer la reproducción de un manuscrito correspondiente al autor del Quijote de la Mancha, D. Miguel de Cervantes Saavedra, oriundo de Alcalá de Henares (Madrid). Con este escueto análisis, no pretendo dar la impresión de tener conocimientos de paleografía latina, simplemente, he realizado una comparativa de la letra de Cervantes, rescatada de mi archivo, en el contexto de las costumbres gráficas de los siglos XVI y XVII. Por supuesto que, en una fotocopia la percepción de los detalles nunca pueden ser los mismos que los de un original, dado que se pierden algunos matices, como pueden ser: el grosor de los perfiles, la presión sobre el papel, las ligaduras entre letras, etc., pero, aún así, el conjunto del manuscrito es claro y cuidado por el escritor.

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MANUSCRITO DE D. MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA

Pues bien, si se confronta esta escritura con las de sus coetáneos (autores genuinos) y el estilo de la época, se observa una simplificación de los rasgos escriturales del príncipe de los ingenios, que determinan soltura, así como una mente vivaz, inteligente, ágil, culta y original, y con un gran sentido crítico. Las jambas, es decir, la parte inferior de las letras: g, j, q, y… tienden a prolongarse y dirigirse hacia la izquierda, como era práctica de la época: de tendencia mariana, hacia el pasado, al refugio de la figura materna. En este caso, se alargan en exceso, teniendo en cuenta el tamaño normal de las letras, lo que muestra en D. Miguel, una preocupación por los bienes materiales que llega al acaparamiento. En esta sucinta grafía, se aprecian unas líneas sinuosas que indican la fácil adaptación del autor a las circunstancias y a lo que podía convenirle en cada momento, mostrándose diplomático y paciente en las adversidades.

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Poseía un orgullo intelectual y una imaginación exuberante, puesta de manifiesto en su obra, representativa de sus ideales que, con tenacidad y un fuerte espíritu, evidenciaba una personalidad combativa y motivada. En cuanto a la firma, ésta aparece de mayor tamaño que el texto, lo que ratifica su orgullo personal y de su intelecto, la confianza en sí mismo y el conocimiento de su propio valer. Tiene la misma inclinación hacia la derecha que el resto del manuscrito. Revela cortesía, corrección y habilidad para los negocios, sin desdeñar cierta desconfianza que le llevaba a prontos enojos. Para una mejor visión de la moda caligráfica de la época, me ha parecido interesante incluir un pequeño manuscrito de Felipe II, obtenido a través de Internet y compararlo, en solo algunos aspectos, con el manuscrito anterior.

Como se puede apreciar, se trata de una letra simplificada para lo acostumbrado por entonces, pero menos cuidada que la de Cervantes, sí de un mayor tamaño en la parte central, indicativo de una supervaloración del yo y predominio de los instintos, siendo persona de gustos fastuosos, que, en este caso, podía disfrutarlos; se observa un estado emocional inestable, físicamente cansado, titubeante, con una actividad que decrece pero que trata de mantener con grandes esfuerzos. Hay rasgos similares, como el gancho inicial de la letra “y” (caligrafía de la época), pero no así en la letra “d”, que en 89


Cervantes da muestras de su imaginación creadora; en este caso, es más parecida a la usada hoy día. La velocidad del trazado es más lento, ensiforme, que demuestra su debilidad, aunque en apariencia quiere demostrar a los demás una energía que en realidad no posee, cargando con unas responsabilidades superiores a sus fuerzas, por un lado, lo abandona todo, y por otro, su amor propio y deseos de exhibición, no se lo permiten. La firma y rúbrica: “Yo El Rey”, como se puede apreciar, a pesar de la dificultad de las copias, tiene unos lazos finales verticales, similares a los de D. Miguel de Cervantes, que como él, denota desconfianza unido a habilidad para los negocios, si bien la rúbrica de este último, no se proyecta en las mismas proporciones.

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POESIA

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José Iglesias Benítez DESHABITADO AMOR Deshabitado amor, que ayer lo fuiste todo, qué despobladas manos, qué desolada frente dejaste tras de ti... Sin luz, sin acomodo, sin sueño, sin ventura... desmemoriadamente desnudo, desvalido, desorientado, ausente, he buscado tu nombre, hundiéndome en el lodo de esta tristura gris, en esta indiferente forma de desvivirme, desmorirme a mi modo. Deshabitado amor, ¿qué nuevo sol te habita, qué lumbre te traspasa, qué luz te resucita? Has llegado a las puertas cerradas de mi casa portando la alegría, como la primavera, mas era invierno aún, era la nieve, era la muerte, el frío... Pasa de largo. Pasa... Pasa.

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Alejandro Moreno Romero Cuando se abre la puerta llegan tus ojos de color de aurora. Y tu voz, desplegada desde el claro almirez de tu palabra, canta una copla de alhucema que viste de ancha risa el árbol de tu cuerpo. Voy siguiendo tus pasos y el son de tus caderas me trae la oscura música que llevo tanto tiempo escuchando en la sombra. Se despiertan entonces las luces que no sé si soñé o me soñaron y no quiero mirarte porque temo que cuando vuelva el rostro no me quede de ti sino la herida que nos dejan los sueños cuando huyen. Pero no te retires, que prefiero un instante de sueño malherido a tu vera antes que proseguir desarbolado el resto del camino.

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Beatriz Villacañas CIENCIA INEXACTA Sabio en amor, descifra tú mis brazos, el aire de mis manos, la lengua que cual tigre se agazapa, la piel de mis caderas y la fecunda sangre que me habita. Descíframe, descifra tú mi vientre hasta el último hijo no nacido, descíframe en los dedos, el tacto que me duele y que goza conmigo, descíframe las uñas, que te hacen jirones en lo desconocido. Descíframe en la risa, la permanencia muda de mis huesos y en esa flor carnívora del labio.

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Cristina Cocca “ULISES HABLA A PENÉLOPE” Escucha como el mar te ata al silencio, cómo deja las islas despobladas de dioses y designios. Escucha al mar, amor, porque te llamo. Mas solo me responde la luna sepulcral que me desvela. Tengo los ojos llenos de nostalgia, yo que fui también nadie, que he vencido a la noche desde el llanto y en las olas dejé aterida mi sombra, yo, Penélope, tengo tus ojos ya varados en los míos, de tus labios, el nombre de mi barca, de tus dedos, las alas de los pájaros. Escucha el vendaval que me entreteje los hilos de tu seda a mis abismos, escucha como un canto de sirenas ausenta en tus oídos mi voz que te reclama. Escucha como el mar te devuelve mi ausencia,

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es tangible mi cuerpo y esta nueva memoria, tu caricia. Y te nombro mis Ăşltimos naufragios, el sol que se hace invierno en la tormenta, el dolor que desviste mis ropas de mendigo. Voy a volver, PenĂŠlope, con la vida mordiendo mi esperanza porque quiero habitar nuevamente, la luz de tus espejos.

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Isabel Díez Tras los vitrales hay una transparencia. Descorro las cortinas porque anunciaron lluvia pero el sol se nos pone de repente rabioso por entrar. Abro la hoja y una luz infinita aturde mis sentidos. De dónde luz, llegaste, en clave do-re-mi? Tal vez adivinabas que hoy mis pasos habrían de nutrirse solariegos. Mis pasos, que ya lentos se encaminan a la cima del monte por el sendero azul. Aquel que recorrimos cuando niños surcamos y nada nos paraba el pulso encabritado. Hay una transparencia que es de incendio, temblores me recorren al saberlo tan cerca. Me atuso los cabellos, coloco bien los pliegues de mi blusa y espero que me tomes en esta hora blanca, transparente por mucho que lo anuncien todos los Telediarios.

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Laura Olalla

Las manos Herida la palabra bajo redes de miedo que mutilan los labios, va latiendo desnudo en su cintura. Se hace guía la tarde que recobro. Se suceden las voces que me instigan: ¡atrévete a mirarlas! ¡atrévete a mirarlas! (acaso sean ellas la esparcida simiente...). Temerosa, abrevando el soslayo de un círculo, recorro todo el tacto de su anhelo. Impacientes y trémulas las manos han llorado esta noche el más puro silencio del instante que muere.

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Plácido Ramírez Carrillo BLUES DEL AÑO NUEVO 1/1/2007- 4.30h

En este año que nace Traigo el cielo en mis manos. Un arco iris de tiempo y mil estrellas te bajo. Ente tu cuello y tus senos Haré un camino de besos. Te diré al oído, amor, Que el amanecer es nuestro. Porque este amor esta hecho Con mil caricias y besos. Dibujare círculos de luz En tu cintura y tú pelo. Acércate, que te cante El blues del año nuevo. Y te diré otra vez, amor, Que el amanecer es nuestro.

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Raúl Calvo Varela

CELEBRACIÓN Porque los días pasan como noria que lleva y trae la vida de este huerto, está todo el crepúsculo cubierto de una flor sublevada en la memoria. Que voz inexorable, que victoria de grises y amarillo en concierto. El horizonte es como un libro abierto por la última página de la historia. Silencio de la brisa prematura, los pájaros regresan mano a mano. Tic, tac, tic, tac, tic, tac. Que desmesura:

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Marcos Callau Vicente La más bella ciudad, sin ti, es una ciudad desnuda FAROLAS (The lamplighter’s serenade) Entre la niebla apareces y te presentas como una mujer misteriosa, vestida de seda, callejones y perfume. Y la primera prenda que quisiera arrancarte, maldita ciudad sagrada, es la totalidad de tus farolas. Despojarte de ellas y dejarte desnuda, en la oscuridad. Talar el tupido bosque de señales siempre ardientes iluminando un camino, que es erróneo por tu piel, ofreciendo sus fríos brazos que acogen al solitario, al insomne o al asesino; yo quisiera, mi amada ciudad cruel talar tus falsos brazos de amanecer.

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Creando efectos de luz entre las ramas de los árboles, las farolas dibujan con sombras chinescas retorcidas funciones de una vida que suicida cada madrugada, en una pequeña plaza de estilo francés. Son, viejas y modernas candilejas, el apoyo del borracho que encuentra su reflejo en un charco del asfalto, el soporte del bailarín enamorado que, bajo la lluvia, ejecuta un perfecto paso de baile o la senda marcada y alejada del río cuando en las ciudades ya se ha fugado el sol. Por eso yo os rechazo, cuentas de rosario hacia el destino. Porque sólo aspiro al nómada eterno, al tren que descarrila o al auto que derrapa, lejos del fin y siempre, entre los tiempos, buscando mi hogar entre la oscuridad.

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SEMÁFOROS Enigmática, como los rostros en las lápidas, fría, marmórea, abandonada. Tus ojos, en las sombras del portal, extienden un paisaje inaccesible, inútil, el cruce desierto ante un semáforo en verde. Semáforos. Quisiera hoy desabrochar todos tus semáforos. Dejarlos, primero, en ámbar intermitente y en tu parpadeo perderme. Arrancarte los cables, y callar tu luz, verde, roja, ámbar. Semáforos en silencio por toda la ciudad como postes inútiles que ya no guían hasta tu guarida. Cruces desiertos, sombras despiertas que no saben dónde marchar y semáforos dormidos, fundidos en negro. Enigmáticos, tus ojos, entre las sombras de un portal, 103


me sitúan en un cruce que ya no rigen los semáforos.

ALCANTARILLAS Se desató la tormenta y el desatino pronunció tu lengua. Llovieron lágrimas sin lluvia y probamos el amargo sabor de la decepción. Tu bofetada fue una caricia, mis besos, una herida. Y todos aquellos ríos negros ruedan ahora por las aceras, cercando los bordillos, anegando las esquinas, torrentes al desconsuelo mezclados en un sólo y sucio arroyo que desembocará en el sumidero de los sábados rotos. Alcantarillas. A las 4 de la mañana una alcantarilla es la musaraña nadando en el fondo de un Dry Martini, el reptil que late en tus entrañas y te invita a cruzar ciertos puentes oscuros; es la ceniza, es el polvo, es la carroña que cubren las mejores alfombras en las grandes mansiones 104


de los hombres más poderosos. Las alcantarillas son pequeñas tazas de té donde se bebe el whiskey de contrabando en un local clandestino, son una tapadera, algo así como una máscara en un baile de ménades de cualquier discoteca de barrio. Una alcantarilla, a las 4 de la mañana, es absurda y es mentira. Mírame a los ojos, mi ciudad amante. Voy a desenmascararte. Quiero destapar todas tus alcantarillas, desnudar tus intenciones para que estas calles de la farsa se impregnen sólo con el hedor que desprenderá la única verdad.

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Raúl Jurado Gallego D - XXI Como la flor indolente que brota en el desierto son mis palabras de poeta entre hormigones, indecentes versos que cayeron por su propio peso a los albañales cavados en los oídos de los otros; pero aguardan su momento, el de la luz y el agua, para salir del pecho y reventar contra los vidrios. Al rutilar de unos ojos que sufren desconsuelo no pueden callar las plumas tiznadas de negro, las máculas de sombra tallarán los pliegos albinos para empaparse de lágrimas y escurrirlos al váter. Pasarán los hombres, como los reflejos en el espejo, como los vientos de alcoba entre los vanos del muro y quedarán los estigmas de sus palabras y sus pasos. Mas aunque haya arena en los labios que será barro y moldes de manos, mas aunque vengan empujones de hombros, y mujeres y niños y ancianos, cobijará la soledad al poema sucio 106


en las esquinas impolutas de un arco. De “Lo bueno de ser una rata”, 2.010 Sombra chinesca Dime, eres luz, destello en las aguas imparables del río, como pluma, ligera pluma en canoa errante y sola. Anda, ven y dime, rama de mi tronco, latido incesante de vida que va y viene como el pródigo que pierde su tiempo en volver atrás. Eres silenciosa tiniebla que a tientas trepa, ahoga mi pecho en el verde lago y esculpe al nenúfar del fango mi grito en su testa. Tú, viento maldito del averno, sombra chinesca, un callejón y dos farolas rotas, pinta mi silueta a escala, inmóvil, gris, que yo no me muevo. De “Simples discurrires. La caja desempolvada”, 2.009

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Ana Patricia Santaella Pahlén

DEJADME A Vittorio Arrigoni Por perseverar en una utopía que duele

Dejadme que os diga, al filo de la sinceridad más radiante, al filo de un cielo despejado, que es posible despojarse de la hipocresía, del crimen también de hambrunas ignoradas, de la desatención urdida en las noches de oscura necedad, y desvalimiento rencoroso de alacranes. Basta, bastará alzar la mirada, alargar el viento de la ternura para intuir, con los ojos solos del deseo a los campos de cactus florecidos, al aroma vivo todavía de ciruelos,

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al agua manando entre las piedras, y sentir, el tacto inalcanzable, invariable de las rosas en noches donde el horror se parece al clamor de desiertos desolados, donde el horror se asemeja a una lenta tortuga apabullada, detenida con el caparaz贸n deshidratado , braceando en medio de la arena, mirando fija, obsesivamente al horizonte.

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Ana Romano CUÑA La matanza coagula El quejido secciona El soporte aflige escarba amputa Inocula -estéril roto perplejoautonomía.

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Pilar García Sáinz

A PEPI TRAS LA VISITA DEL MAL DE ALZHEIMER, in memoriam. Precipicio en los ojos, Manojo de espinas y olvido, rayado paisaje. Una niña tan sólo una niña las manos de trigo, ceniza las manos que no supo dejar el balcón de la infancia ríe sollozando tinieblas. La sombra estrangula el vacío. Torcida la luz le niega la voz de la aurora. El camino ha tomado otro rumbo y sola ha perdido la barca en un mar sin orillas. Roto su nombre ya nadie detendrá ese galope de la fiera que muerde sus horas.

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Eladio Méndez MADRE En el espejo cóncavo del tiempo observo tu alborear infantil, y me duelen las yemas de tus dedos acariciando aceitunas y besadas al alba por la escarcha. Recuerdo en las tardes lluviosas la lumbre pegada a la badila los cuentos de hermosas aventuras y el pan con aceite y azúcar… En un reflejo de luna mi madre se está peinando, tiene arrugas en la cara el cabello tiene blanco, tiene mi madre en el alma un manantial de regazo, en el recuerdo una guerra cien tormentas y mil rayos.

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Mi madre tiene un pañuelo de pétalos de jazmín blanco con el que seca sus lágrimas y se humedece los labios. Tiene mi madre un deseo, navegar hacia el mar de los abrazos con sus cinco marineros y el capitán de su barco. Mi madre tiene un pañuelo de pétalos de jazmín blanco…

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Florentino Sánchez Castaño

GARCILASO Si Garcilaso volviera yo sería su escudero que buen caballero era. R. Alberti

Mucho tiempo pisé tu pina calle donde hubiste hogar y esposa bella; Garcilaso, señor; soldado pulcro y admirable y magnífico poeta. Es Toledo tu cuna y claro plectro y es el Tajo tu musa vocinglera, donde ninfas, bañándose en sus aguas, daban luz y color a tus poemas. Ya no paso tu calle ni tu casa, ya no vago, soñando, por tus vegas; pero sigo acordándome de ti cuando leo tus églogas maestras. Hoy remiro tu verso acicalado como mira un alumno la obra diestra y entreveo en tus frases y expresiones

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a un lozano andarín que goza y sueña. Y su sueño lo plasma en el papel en metáforas puras y serenas, dando al vaso del agua la frescura que bebió de su río en la ribera. Yo que soy un devoto de tus versos quise hacer una loa de tus temas; vano intento de un torpe aficionado al que gusta soñar, que poco cuesta. Pero sigo trillando de mi trigo en la tierra acotada de tu era, para ver si, trillando y molturando, saco al fin el cernido de un poema. Donde cante, si no con voz de plata, sí con tono de elogio una saeta, para el lírico insigne que ha ensalzado a su tierra bendita que es mi tierra.

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Francisco Javier Guerrero Cano DÉDALO Palabras que siento y que no tengo se forman; regias mariposas al deformarse aquellas que no tienen su medida emiten gritos de esperanza frente a voces tormentosas. Hoy, realizar puedo lo irrealizable: un laberinto de versos enfrentados que recorro me conducen hacia un poderoso lenguaje.

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Graciela Torres

CARTA A CESAR VALLEJO Me hundo en tus abismos Llanto horizontal de espera Ante colmenas de ausencias Tu rostro surge Esculpido en voces de infinito y de andes Tu nombre Voz Multitud Y muchedumbre Invitar conversar Me acerco a tus siempres, Tus jamases Y tus nuncas Perfil acantilado de montañas Fatiga encerrada en mis tristezas Inca inmóvil Reclamante Esculpido en espacios y abismos Las piedras te reclaman Anuncian tu llegada Tu dolor también de piedra

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Habla de sufridas presencias y palabras En tu rostro y tus voces Multitud de Atahualpa nos reclaman evocan la tierra taciturna Esa de mundos Eternidades y sollozos Tus “golpes en la vida” Tu “Trilce” Tu “Rueda del Hambriento” Tus “Españas” Tu anunciada muerte escrita en piel de lluvia Todo anuncia tu presencia Eslavo de surcos, dolores y poemas Columna de palabras y de tristes Hoy resurges frente a este pequeño espacio te confundes con mis horas Y por eso Tu perfil de acantilado Agrede mis recónditas vocales Descubro luz en el paisaje Y rescato esta carta Cesar Vallejo Poeta del perfil incaico Moneda antigua Tallada como nuestra raza En metales de llanto y de lodos Me acerco hasta tus tristes Tu eternidad de lunas hacia y en mi absurdo acontecer Espero El canto de la lluvia que te nombra Desde el azul donde nos miras 118


Regresan las palabras Asumimos tu inmemorial tristeza. Y en este sitio nuestro de días tambaleantes En las solemnes voces de la noche Los árboles enlazan tu silencio El relámpago yace dormido En las rocas que señalas Habito la más alta comarca De los sueños Allí permaneces Rescatas lejanías Miras hacia tus Andes Piensas Sonríes Nos dices Que estará haciendo esta hora Mi andina y dulce Rita De junco y capulí

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J. SEAFREE (Tengo la impresión...) Tengo la impresión que todos los poetas del mundo cuando vivíamos en el colegio no éramos líderes (seríamos mejores o peores estudiantes aplicados o no, pero éramos honestos pequeños...)

(La vida es una nevera...) La vida es una nevera portátil manejable llevadera abierta o cerrada cabe en tantos sitios y se le puede dar una patada en cualquier momento. 120


Pero no sé qué guardar dentro de la nevera ni sé por qué tengo dos iguales.

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Jesús Aparicio González

EXPLORACIÓN No preguntes por qué se ha partido la rama. Busqué con mi cuchillo tras la corteza el alma.

CONFIANZA Estoy seguro. No se extingue el verbo. Suena recién nacido en la memoria: muda hasta la raíz su estrella y poliniza el yermo. ¡Qué nadie anticipe polvo y olvido! Este sueño que me deja vivir no sufrirá caída. El destino que le dio alas vence, sobrevuela todos los muros.

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TANKAS Vapor y nube, pasajera la lluvia entre las hojas. Pasajera la savia que da vigor al tronco. AsĂ­ en tu piel -pasajero el amortriste la lluvia. Pasajera en tus venas sangre y canto te faltan

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José Cercas Domínguez

Escribo porque tú me miras Yo escribo porque el suspiro agita su cola de viento; porque, en el mar, se sigue estrellando la bruma impenetrable. Escribo porque tú me miras. Escribo porque así lo precioso desde la profunda exposición de un beso; porque la vida sigue buscando tu inocencia en los recónditos lugares de la derrota. Yo escribo porque en mis venas fluye la infiel juventud que, dormida, espera en el arcano baúl del instante. Escribo porque te miro. Escribo porque así me lo pide el aire que exhalo, los ojos con los que observo la heredad, donde palpitan, serenos, los corazones; 124


Escribo porque, en tus labios, intuyo el agua que combate la sed de estos versos, Yo escribo porque, tĂş y yo nos miramos.

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Juan Rodiño Rodríguez

COMBARRO Como un parque en la adversidad asomado al socaire de un sueño roto. Son sus hórreos en línea porque están en la mente de los enamorados del viento. Alumbran sus brazos al poniente en la noche triste de mareas bajas, buscando el aroma de bivalvos adormecidos. Caminos sin sombras del ocaso, cuando la lluvia reza al paso de los recuerdos. No sienten gritos descalzos, sienten la madre del tiempo correr sobre sus pies de corte bajo, mostrando cuadernos de olvido sin acuarelas de colores. ¡Sus rescoldos dan luz al cielo! Ellos los que martillaron sus lunas dejando marcas sobre las peñas, ya no están en su memoria,

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estĂĄn en la sombra de las mareas, remando contra las horas mojadas en los rĂ­os del destino.

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Rafael León Rodríguez

¡Zas! (Sexperi-miento) estoy cuerdo de atar loca la noche atándome espasmódico a tu cama y exudo fiebrenieve a borbotones coitado en ti en magagonía orgásmica tú eres Napoleón yo Gruesafina y como sufro de úlcera de estómago mi mano hasta tu vientre va ladina mi sed al sex mi sex al sexofondo después yo Edipo Sex tú mi Nocasta voraz libidinosa sauria hambrienta yo obsceno sin complejos Rex de tu ansia mandando a Sigmund Freud a hacer puñetas más tarde eres Jenorio y yo Tulieta que el sex de Inés ya es sex de un tal Romeo -siempre sin tregua alguna ardió en deseos obsexos de intercambio de parejas

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mas como la cordura es tan jodida de sĂşbito me enroco rey fransex que adicto a los fransexos ay tu sed de semen ve mudarse en guillotina

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Jonatan Jorge Guille

DECLIVE Varias faltas de amor de sabor en la conversación son longevas culpables de las dos Isis muertas (acción y reacción) tendidas sobre mis soledades. El resto de ellas del dolor del ardor y su conservación agrietan las verdades con pequeñas dosis inquietas (depresión y represión) diosas madres de necesidades. Grandes tretas de amargor de fulgor en la conspiración

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aceleran muecas viscerales en la estenosis pasional lenta (facci贸n y refracci贸n) espejismo de mis calamidades.

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José Gerardo Vargas Vera EN EL SILENCIO INSORPOTABLE de la noche los versos de amor son gritos amargos del alma. Heridas del corazón que no cicatrizan. Supuran constantemente un sentimiento corrompido por un tiempo egoísta. El rencor acumulado escribe poemas grises en el ajado rostro del atardecer despistado. Los relojes corren. Los alegres minutos se afanan por borrar las últimas estrofas que, apenas, pueden comprender el sentido de su existencia. Terminó la fiesta. El disco de vinilo se hizo añicos. Entonces la noche cruel bailó hasta el amanecer la danza de una muerte presentida. (De Los enigmas del sendero, inédito)

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Javier Bueno Jiménez SUEÑOS Cuando el escaparate me insultó con la imagen gastada de mi rostro descubrí los colores del engaño y con el tiempo supe que el humo es la materia de los sueños posibles, esos que casi nunca se llegan a cumplir. Por el contrario aquellos que creemos imposibles son los que algunas veces llegan a realizarse.

BALANCE Cuando en el calendario diciembre cierra puertas y el año firma sus balances, que arrojan beneficios en licores de acíbar, veo a mi alrededor cuerpos felices, ajenos al colmillo del tiempo, que devora,

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y aventuro sus rostros, presos en la vitrina de la muerte, con esa cicatriz de las traiciones que le cruz贸 el destino en las mejillas.

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Juan Calderón Matador

DIECISIETE GOLPES DE PERFUME Si las nubes dibujan corazones y la orilla del mar refleja huellas, cuatro marcas de pies en paralelo camino del futuro, es la foto que el tiempo nos regaló una tarde después de almacenar en nuestras manos un tesoro de amor y haber bebido de un cántaro sin fondo que rebosaba besos y caricias. Hoy miramos el álbum y entre los tonos sepia del sosiego sigue el celaje con su empeño de enviarnos misivas y escribe el signo más junto a una rosa dorada por el sol de tu mirada. Han sido diecisiete los golpes de perfume 135


que el viento ha ido sembrando en la ventana y hoy, que el calendario marca once, han florecido todos para llenarnos las pupilas con los bellos colores del recuerdo.

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Joaquín Riñón

AFOREMAS El Ser y la Nada no se funden, se confunden. Un ojo sabio siempre parpadea en la indecible superficie de la duda. Sólo estar solo, ser sólo ser, sin saber todo lo que se es. La juventud tiene eso: un alma carnal y prieta. Todas las historias ocurren dentro de la boca. Sólo la boca retiene el nido y su madeja. La nada es palabra silente que se disuelve en su propio concepto. Todo hueco necesita buscar su propio espacio. Así, el hombre. El Paraíso no existe; sólo, el espejo de su misterio. Vida – Dios – Muerte: Alegoría donde los extremos se tocan. Las palabras pueden ser besos caídos al aire, o sombras asediadas en los puertos. Todos los “ques” mudan de ropaje. 137


Sólo quien se entrega ve. La retórica es una coqueta convencional. Si te acercas a la belleza, cuídate del gran dragón de su cortejo. El poeta lo que ve es lo que le pasa. Debemos conseguir un mundo más apropiado a la brevedad del gozo. Todo puede ser secreto si la luz del corazón no alumbra. Inseparable toda obra artística del contagio enojoso de la inteligencia ajena. Finges ser verdad: eterno nacimiento. No existe la lividez en el grito de una madre: debajo de la piel hay un río rojo y azul como cánula de acero. Para la vejez que se estira, el anteayer ya no cuenta. La tristeza no tiene miedo a estar sola. El hombre sin remordimientos enloda su alma en la vergüenza. Siempre escondidos en nosotros mismos como si fuésemos estatuas en la sombra. La libertad no es tal cuando se refugia en la catenaria de la costumbre. El silencio incomoda con su voz la indecible fragilidad de las leyes del tiempo. Todo lo que sea sentir conscientemente la inexistencia aligerará el peso de tu alma.

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Debemos no desnaturalizarnos del todo, sino gradualmente, pues asĂ­ sĂ­ sentiremos que nuestra alma progresa. La verdad, cuando nos viene transferida, se balancea involuntaria y como una idiota se marchita insegura. No hay creaciĂłn si la luz no se articula en el teatro de las formas.

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NARRATIVA

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Elena Marqués Núñez

EL ÚLTIMO VERANO Desde la alacena, entre las banastas llenas de cuerdas, las cajas de botones y las pilas de recuerdos, se oye el discurrir del agua. Cierra los ojos. En San Nicolás, con los avellanos y almeces verdes y floridos, el rumor del Galindón al fondo y el chillido alegre de los niños mojándose los pies, Manuel y Celia estarán a salvo. Esto no durará mucho tiempo. Allá, en el molino, pueden esconderse. María siempre guarda, para las tardes eternas del verano, las cajas de membrillo que hicieron en otoño en un cajón enorme y carcomido, donde jugaban de pequeños a los enterramientos. Sacude la cabeza para espantar la idea que se le cruza, inevitable y fría. Seguro que allí están bien. «En los pueblos es distinto», se engaña.

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Sigue atenta la caída del agua por los escalones. No es eso lo que escucha, las cascadas del Huéznar, ni un aguacero dulce de entretiempo. No puede ser lluvia. Es verano. Agosto se ha cernido con una furia acorde a los acontecimientos, y el resquemor de las bombas y las sombras maltrechas de las ruinas no protegen demasiado de ese calor informe y pegajoso que impide dormir. Un proyectil ha acertado de lleno en el desagüe del edificio. Por eso lleva cayendo toda la noche una lluvia engañosa y monocorde que a ratos la adormece. Quizás tras ese murmullo se esconda un silencio amable y encubridor que le permita salir del escondite; quizás, cuando asome, cuando emboque las escaleras hacia el refugio improvisado en que se ha convertido el sótano, ningún soldado aterrorizado (porque seguro que tiene tanto miedo como ella) le apunte entre los ojos y dispare, que aquí no nos andamos con chiquitas. En cualquier caso prefiere esperar. Por prudencia. Todavía puede producirse el milagro de que todo ha sido un error, que no hay milicianos por las calles ni madres llorando ni niños que no saben donde meterse. Sí, mejor esperar. Prudencia. La misma prudencia que la hizo siempre mantenerse al margen; la prudencia que pedía sin éxito al marido, qué inconsciente, al que le parece bien la huelga, la lucha, el cambio. De qué le habrá servido la prudencia. Recostada sobre las mantas, piensa cuánto tiempo podrá aguantar en esa postura incómoda en el cubículo donde, de pequeña, cabían todos. Juan y Miguel siempre andaban arma en mano, secuestrándoles los muñecos y batallando de mentira. Cuando Tata Dora no estaba al tanto, con los cojines del diván formaban la trinchera, justo en el recodo del corredor. Era imposible entonces acceder a la cocina, donde se guardaban con celo las provisiones, y ellas lloraban de mentira, los mantones terciados, como si la guerra fuera de otra época, y mezclaban fusilamientos con guillotinas y calaban bayonetas imaginarias y hablaban en un francés sin precedentes. Cuando llegaron a cuarto y empezaron a conocer algo más sobre la desafortunada historia del país, según soplase el viento, pregonaban la Gloriosa, alababan la Pepa y a veces, sin pensarlo, sin saber muy bien el sentido de las cosas, proclamaban a voz en grito la República. Pero Matilde, en su estrecho escondite, donde antes no tenía miedo pero ahora sí, no sabe qué nombre hay que darles a los acontecimientos que por mano del diablo está viviendo, esos crueles enfrentamientos que la alejan de sus hijos y de la vida que ha soñado desde que era una niña. Matilde piensa, prefiere pensar, que tiene aún quince años, y que aquel trueno de hace unos días no era sino el eco de las fiestas de Vallecas, y que no es verdad eso que dicen, 142


que hasta un escuadrón de aviones italianos ha sobrevolado España para apoyar a los golpistas. No es posible que todo se les vaya de las manos, que no pueda reunirse con Manuel y Celia a disfrutar de unas merecidas vacaciones. Ella, que en nada se mete, que desoyó las recomendaciones de quienes se lo veían venir. «¿Quién se va a meter con una modistilla de Atocha que pasa las tardes en el Retiro?». Matilde siguió bordando bodoques ajena a lo que se avecinaba. Pero ya está cansada de jugar al escondite. Nunca hasta entonces el juego había sido tan real y peligroso. Ha anochecido. No hay luz fuera. Entreabre un poco la puerta de la alacena, que cruje delatora. Espera un poco. No se oye nada, solo el sonido envolvente del agua («Nuestra vida son los ríos que van a dar a la mar, que es el morir». De eso se acuerda). La puerta de la calle está cerrada. Hoy le parece de papel de fumar, que cualquiera puede tumbarla de una patada, sacarla de sus goznes poderosos y romper varias baldosas en la caída, esas baldosas de dibujos gastados donde a veces descubrían mensajes secretos y rostros por nacer. Recorre el damero multicolor y, de puntillas, sin respirar siquiera, se asoma al postiguillo. Después de un tiempo para que el ojo se habitúe, se le ofrece la imagen informe del rellano, el contorno oscuro del pasamanos y la ventanita que da al patio de geranios y buganvillas. El cristal está roto, pero ya andaba así desde antes del bombardeo. Un visillo hecho jirones ondea al cielo como en son de paz. Al otro lado, a la par que las estrellas de agosto, se alza algún penacho de humo. Eso imagina al menos. Por fin Matilde va a saber lo que es una guerra de verdad. Con precaución para no resbalar, gana el principal, donde hasta hace unos días vivía aquel abogado que tanto aire se daba. Al parecer lo avisaron para un asunto urgente, y ya no volvió. «Se perdió por el camino», reía uno, el que gastó la broma. Y su esposa, la del abogado, se apresuró tanto en la huida, pensando que ahora le tocaba a ella que la odiaba medio Madrid, que se dejó la puerta abierta y el gas encendido. Para habernos matado. Ahora, la verdad, la muerte puede llegar en cualquier momento. No es cuestión de culpar a nadie. Matilde sigue bajando y enfrenta el entresuelo. No es capaz de calcular cuánto tiempo lleva allí, en esa escalera que tan alegremente subiera al venir del colegio. Un minuto lo más. Ahora baja tan despacio que casi no se percibe su sombra moviéndose, fantasmagórica.

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Quizás Matilde es ya un fantasma, un espectro de lo que fue. Por eso no se detiene cuando en el portal ve aquellas dos siluetas con algo que no sabe si son escopetas o ametralladoras. Nadie sintió nunca la necesidad de aleccionarla sobre las armas de la actualidad. Ni siquiera Juan. Matilde avanza, sonámbula. «Después de todo el trabajo que me he tomado en decidirme». —Quién va— escucha, como en sordina, igual que si estuviera en el cine. Sí, eso es. Se ha colado en una de esas películas que ponen en el Velussia. Pero, como ella es la protagonista, seguro que termina bien. También en la película es una modistilla de Atocha que pasa las tardes en el Retiro y acaba de hacer el equipaje para reunirse con los niños, pobrecitos, que igual andan preocupados por su mamá, con la que está cayendo. Matilde piensa en eso, en los avellanos floridos y las cascadas del Huéznar, y oye ahora claramente el estruendo del agua entre los fresnos y alisos y le viene el olor a quemado del membrillo en los fogones (el que habrán de guardar para las tardes eternas del verano que este año acaba antes de tiempo, mucho antes de empezar), y, a cámara lenta y con fundido en negro, se resbala con lentitud exasperante justo en el último tramo, y se engancha como puede a los barrotes de la baranda, hecha un cristo, los brazos extendidos y el cuerpo convulso ofreciéndose sin pensarlo a los disparos. Los soldaditos, atónitos, con más miedo que consciencia, no pueden creerse que le hayan descerrajado el cargador con tanto tino. Pero a Matilde no le duele la herida del costado, ni la del pecho, ni siente el calor de la sangre por las piernas. La mujer, tumbada en la escalera, se abandona sonriente, qué va a hacer si no, al frescor amable y susurrante del ficticio Galindón con el que sueña.

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Alejandro Moreno Romero

EL BALCÓN

Ramirín Campuzano es niño zangolotino y un sí es no es garrulo, que va por la vida con la mano tonta y a la que cae. Por este sistema se ha ganado más de un sopapo y ha salido con un ojo a la funerala en no pocas ocasiones. Pero, lejos de achicarse, Ramirín se crece con el castigo y se viene arriba con las adversidades que, justo es decirlo, él mismo se cultiva con singular esmero. Su padre, don Celedonio Campuzano, propietario, ya no sabe qué hacer con él. Primero probó a pescozones, luego con la correa, después con las buenas maneras, incluso con el halago, pero nada de esto dio fruto. Este chico no se nos va a lograr – dice, compungido-. Desde que le falta la madre está como ido y no atiende a razones. Y es verdad. Ramirín Campuzano, desde que a su madre se la llevó la tisis, no rige como los demás zagales de su edad. Su abuela lleva disculpándolo todos estos años. Criatura, ¡con seis años que tiene, qué queréis! – decía cuando Ramirín se quedó huérfano.

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ç Cuando, por fin, mandaron a Ramirín a la escuela, el maestro llamó a su padre y le dijo muy serio: Mire usted, don Celedonio si su niño sigue así, yo no lo puedo tener en clase. ¿Y pues? -se escamó don Celedonio. Porque me revuelve a los otros chicos cuando se pone a hablar solo mirando a las musarañas. Don Celedonio se llevó a Ramirín a casa y se lo entregó a su abuela. ¡A ver si puede usted con él, porque lo que es yo...! Ahora, que ya no es ninguna criatura, su abuela tampoco sabe qué hacer con Ramirín, pero lo sigue mirando con los mismos tiernos ojos consentidores. Él se lo agradece trayéndole amapolas y zarzamoras en cuanto llega el buen tiempo. En invierno le trae bellotas que la abuela le asa pacientemente en las brasas de la cocina, mientras él, acurrucado a su vera, mira muy fijamente al fuego y mueve los labios como si estuviera rezando el rosario. Un día, su abuela le preguntó:

Niño, ¿con quién hablas, hijo? Con mama – respondió Ramirín, sin apartar la vista del fuego. Y ¿qué le dices?

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Que me quiera, que aquí nadie me hace caso. Aquí todos te queremos. No digas eso, Ramirín Aquí no me quiere nadie más que tú. Ellos sí que me quieren. ¿Ellos? ¿Quienes son ellos? Los que están en el humo: mama, abuelo, el tío Ramiro, Pedrín, el que se cayó al pozo y más gente que yo no conozco y son amigos míos. La abuela de Ramirín se persignó y cambió enseguida de conversación. Lo que más le gusta a Ramirín son los balcones, todos los balcones: los sencillos balcones de madera de las casas corrientes y molientes del pueblo, los hermosos balcones de hierro forjado del Ayuntamiento, los panzudos balcones de las casas ricas. Ramirín disfruta de los balcones desde cualquier perspectiva. Cuando lo dejan asomarse a uno – lo que ocurre sólo de vez en cuando y bajo estrecha vigilancia -, se siente el chico más feliz del mundo. En los días de procesión: Semana Santa, el Corpus etc., cuando pasa por debajo de un balcón corrido, de los que ocupan toda una fachada, hay que despabilarlo a collejas para que no pise los charcos ni tropiece con los transeúntes ni ande mirándoles las bragas a las mozas inadvertidas que se distraen honestamente, contemplando al personal desde las alturas.

Ramirín Campuzano, bien se echa de ver, no anda sobrado de luces, quiere decirse de las luces que de ordinario alumbran al común de los mortales. No obstante, enseña

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otras gracias que los mortales de a pie no poseen ni estiman ni aun desean, verbigracia: habla con los pájaros, amansa a los perros y a los caballos broncos, adivina el tiempo según las caras de las nubes y conversa amigablemente con los difuntos. Los vecinos miran a Ramirín con un a modo de respeto a contrapelo porque les dan reparo estos esparcimientos. A Ramirín, como ya quedó señalado, hay que atarlo en corto cuando tiene un balcón cerca porque tiene tendencia a asomarse y en cuanto se asoma, hace lo posible por levantar el vuelo porque dice que así llega antes a donde están sus amigos del humo. Una mañana – la del día en que se le descubrió esta propensión -, Ramirín estaba en su casa, asomado al balconcillo del pajar que da a la era, donde estaban aventando el trigo, cuando, de pronto, lo vieron ponerse de pie sobre la barandilla y dejarse caer con una enorme sonrisa en los labios,

la misma sonrisa del día en que hizo la Primera

Comunión y decía: “Mama, mama...”, mirando al vacío. La suerte fue que cayó en el montón de paja que aún quedaba por meter en el pajar y eso lo libró de abrirse la cabeza. Ramirín volvió en su ser después de ocho o diez horas - que se pasó sin abrir la boca ni para comer - con el mirar perdido y sonriendo todo el tiempo y si alguien le preguntaba algo, lo miraba como si el otro fuera transparente y volvía a sonreír. Cuando por fin habló los dejó a todos de una pieza y a punto estuvieron de llamar a don Alfonso, el párroco, para que le sacara el demonio del cuerpo. Ramirín los miró a todos con cara de búho, se sentó y les dijo, muy serio y como si no los estuviera viendo: Estaba yo en medio del mundo, pero no del mundo que se ve sino de todo el mundo, el que se ve y el que no se ve y era yo y no era yo y llegaba a todas las cosas sin tocarlas porque no tenía manos y todas estaban cerca aunque estuvieran lejos porque no había lejos ni cerca. Y era ayer y hoy y el mes pasado y el año pasado y mañana y el año que viene, todo junto y a la vez. Y estaban todos allí, todos los amigos del humo, los que están allí y los que ya no están y los que llegan y los que están llegando ahora. Y todos

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éramos amigos, aunque ellos son de humo y yo no. Y yo lo vi todo y no quería venir porque se estaba muy bien. Después. Ramirín se echó hacia delante, apoyó los codos en las rodillas, dio un suspiro y, mirándose las palmas de las manos terminó: También he visto a mama, que está allí. Y se puso a hacer pucheros y estuvo llorando mucho rato, muy bajito y sin parar. Ramirín Campuzano estuvo unos días muy formal, pero al poco tiempo se le pasó y desde entonces sigue hablando con los pájaros y con los difuntos y amansando a los perros y a los caballos que lo han de menester. Y los días de fiesta hay que cuidar de que no se meta en algún lío por andar por ahí con la mano tonta.

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Juan Carlos Macías Toro

OBSESIÓN

Los días se presentaban ante mí como un mar de posibilidades, a la espera de bucear en ellos y descubrir la belleza que ocultan unas aguas que a veces, revueltas, golpean virulentas con olas de pasión o desengaño. Si echo la vista atrás, pienso que mi vida no fue más que la búsqueda de este amor que ahora siento, que me cambió la percepción del mundo y convirtió a los objetos en arte y a la palabra en verso. Y así lo entendí desde el principio, agradecida, como una invitación que se me hacía a la felicidad, pero que requería el esfuerzo de no desfallecer, o al menos este fue siempre mi propósito hasta quedar aquel día vencida por el sueño de quien ya no puede conciliarlo. Entraban por la ventana los primeros rayos de sol de aquella desalentadora mañana para iluminar un rostro, hasta entonces oculto en la invisibilidad de la noche. Tendí la mano hacia el haz de luz que atravesaba los orificios de la persiana como si pudiera detener el avance del aquel enérgico día de junio. Pero resultaría inútil. El tiempo avanzaba y se adueñaba, lentamente, de todo mi espacio.

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Dios sabe cuánto ansiaba la quietud de aquel momento, como si tan solo mi deseo pudiera suspender el devenir de las cosas. Tenía miedo de avanzar hacia alguna parte, porque cualquier dirección que tomase constituiría ya una huida en soledad. ¡Qué fatídica sensación cuando te falta el aire y el dolor te araña el pecho! No, no fui elegida para ser abandonada. ¿O es que acaso se me concedió la vida para ver lo que después sería vivir sin ella? Sin embargo, aquí estoy: sigo viva. Dicen que vivir es sentir, pero no te enseñan que hay sentimientos que matan a la propia vida. Sí, claro que estoy viva, pero ya tengo muerto el sentimiento. Ahora lo pienso, y ya no sé cuándo el cielo dejó de parecerme el cielo, ni sé en qué segundo dejó él de mirarme; no sé en qué instante toda aquella admiración se tornó en desconfianza. Pero esa mirada indiferente, distante y fría venía a expresar su decisión de emprender viaje hacia otra parte. No, aquél no era él; tal vez tampoco era yo. No éramos los mismos y, sin embargo, allí seguíamos, dejándonos morir en manos del tiempo. ¿Qué hice yo para que dejaras de quererme? ¿Cuál fue ese instante preciso que se me escapó, ese gesto, esa palabra equivocada? Tengo que pensar, debo tomar una decisión... Pero todavía no. Aún puedo vivir un poco más la intimidad de este silencio que me permite yacer con él, en nuestro lecho, y velar su sueño. *** Absorta en sus pensamientos, Beatriz decidió levantarse, sin el calor que irradiaba ya el cuerpo que antes compartía, para percibir todo el amor que había contenido en aquella alcoba. Deambulando, sin rumbo cierto, por aquella habitación, se recostó sobre la pared –como si las fuerzas le fallasen – y se abandonó a su propio peso, resbalando su espalda hasta quedar sentada en el suelo con la mirada fija en aquel antiguo reloj sobre la cómoda, que, con su rítmico tintineo, avanzaba ajeno hacia un futuro incierto. "Qué frialdad muestra lo que no siente", pensó, "qué capacidad de medir el tiempo sin sentirlo, qué contrincante más desigualado, qué arma sin alma. Una palabra, un gesto, una estocada sin remordimiento y ya está todo hecho, ya está todo muerto". En cambio, a él no parecía ya afectarle el tiempo. Ni siquiera respiraba. Allí estaba, indiferente a todo, indolente a todo, y tendido sobre sábanas que lo acariciaban sin importarles si, acaso, era merecedor de semejante trato. Es la tiranía de los objetos cuando cobran vida y se muestran altivos, soberbios, haciéndonos sentir pequeños. En

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otros momentos fui yo quien acariciaba su cuerpo con mis brazos; fui yo su único objeto. ¿Celos, yo? ¿De una caricia? Sí, tengo celos. ¿Celos del aire que respira? No, ya no puedo tener celos. Ese maldito reloj no tiene sosiego... ¡Qué ingenuidad! Quien lo inició, en su articulado mecanismo no le advirtió de su infinita servidumbre. Y, sin embargo, ahí continúa, contando las mortales horas que no le pertenecen. Me dirigí hacia él y comprendí su cansancio, el cansancio de quien tiene que avanzar siempre sin apenas fuerzas, sin apenas resuello. Y comprendí que debía quitarle el pulso, condonarle la pena y permitir que hiciera lo que siempre nos había visto hacer a los demás: dormir y, durmiendo, soñar, que es lo único que nos brinda la vida cuando no fue así imaginada.

Mis dedos solo tuvieron que entorpecer el camino de sus agujas y aquel reloj quedó, como Samuel, en silencio, descansado, como lo estaba él y como lo estaré yo. Ahora lo miro, miro al reloj, y todo está en armonía, todo está dormido, todo rezuma paz; solo yo, despierta, para pensarlos y darles vida. Ahora me siento poderosa, como diría mi viejo reloj, «como hacía tanto tiempo que no te sentías». Ahora soy yo la actriz principal de mi relato. – ¿Qué le importamos nosotros al mundo? –le decía –. ¿Te da el mundo lo que yo? El tiempo es un regalo que nos hicieron los dioses para ti y para mí. Es cosa de dos, no de más.

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– Estás loca –dijo –. – Si esta locura es el único vínculo que a ti me une, quiero estar así de loca.¡Qué elogio enloquecer por ti! ¿No te parece? – Creo que has perdido la razón. – ¿Desde cuándo existe una razón para amar? El amor no se razona, se siente, se da y se recibe. Y, por supuesto, solo arredra a quien no ama, que es quien termina discutiéndolo. Ya me flaqueaba el ánimo cuando comprendí que sería yo quien tuviera que hacer un gesto de ternura infinita para con él, para con ambos. Creo que ya no quedaban lágrimas en mis ojos, porque empecé a verlo todo con la claridad de quien se siente portadora de la verdad absoluta. Así pues, decidida, dejé transcurrir el ciclo natural de los astros donde la luna es engullida por el sol que nos muestra un nuevo horizonte de eterno renacimiento, y me administré el antídoto contra la enfermedad crónica de esas mujeres que aman demasiado para iniciar un viaje sin retorno. Entrelacé sus dedos con los míos, uniendo nuestros anillos en esa figura infinita que conforma el símbolo de la unión eterna, y cerré los ojos. Y esperé a que me vencieran las fuerzas, pero ya sin importarme nada. El haz de luz parecía desvanecerse, mostrando todo un tenue cromatismo de colores apagados que anunciaban la pérdida de vigor de aquel día de junio, y a mí con él. La vida continuaría pasando de largo y mirando, envidiosa, cómo descansábamos de ella. Ya nadie podría arrebatarnos el descanso; ni siquiera el tiempo, carcelero inseparable de la condición humana. Su caduca ley impuesta, ahora se nos tornaba eterna. Ya todo acababa y empezaba de nuevo, surgiendo ahora la esperanza de soñar acompañados. La noche terminó arropando el destello de un vigoroso día de junio que nació, recorrió su estancia y murió retratado en el silencio de una alcoba.

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Rosa María Puig Pagán

LAS MUJERES BUENAS Dedicado a mi amiga Mari

El mismo día de mi nacimiento la comadrona ya le dijo a mi madre: Tenga ahí tiene a la criatura, que desde luego se dormirá de pie no le quepa duda. Mi madre no entendió aquel comentario hasta que me quitó la toquilla y me destapó las piernas. Allí aparecieron dos pies blancos y regordetes de 15 centímetros de longitud. Siempre me cuenta cómo los ojos se le abrieron como dos bocas de lobo, y cómo los familiares allí presentes sortearon la situación como mejor supieron. Qué ojillos tiene tan bonitos. Qué manitas. En cuanto a aquellos dos apéndices que parecían los cuernos de un alce, se hizo un silencio, lo cual era un síntoma bastante claro. Muy pronto empecé a tener problemas para encontrar calzado, y me vi obligada a comprarme zapatos de chico, que tenían mayor numeración, pero que eran horribles y por supuesto nada femeninos. ¡Vivan las peanas con salero! ¡Olé las diosas con pedestal XL! ¡Niña, con aletas no se anda por la calle! 154


Estos y otros piropos por el estilo eran el pan nuestro de cada día, de mis días. Yo crecí en la más profunda de las tristezas y totalmente acomplejada. Mi vida estuvo condicionada para casi todo. Por la calle era corriente que los pies se me trabaran, y más de una vez perdía el equilibrio. Pronto me empezaron a llamar “la palmípeda”, porque andaba con la misma gracia que un pato, y como solución opté por comprarme dos números menos de calzado del que necesitaba. La deformidad apareció rápidamente. De llevar los pies encogidos, los huesos se replegaron hacia atrás dejando los dedos encogidos como garras. Los callos crecieron como merengues en el horno, sin control alguno. Los dolores eran terribles, pero nunca me quejaba. Al fin y al cabo, la decisión de llevar el calzado pequeño había sido mía. Los paseos cada vez se espaciaron más y me recluí en casa, casi sin darme cuenta. Me pasaba las tardes llorando después del trabajo, y a veces lograba concentrarme en algún libro que aplacaba mi sufrimiento físico y psicológico, también con ayuda de analgésicos y antiinflamatorios. En la tienda donde trabajaba de dependienta siempre estaba detrás del mostrador y procuraba andar más bien poco, por el dolor y por la vergüenza. Una tarde mis amigas me convencieron para ir al baile ¿Pero quién quiere estrenar un vestido con unos zapatos negros de hombre del número 48? Me daban tanta envidia las chicas de la pista, con esos zapatos de tacón finos y estilizados. Parecían muñequitas de una caja de música, con las piernas perfectamente torneadas. La gente que me quería, me decía continuamente que a las personas se las quiere por su interior, pero eso no me consolaba. Las veces puntuales que fui a bailar, me pasaba la tarde sentada en una esquina y con los pies metidos debajo de la silla. Alguna vez alguien me sacaba a bailar, pero rápidamente con la excusa de ir a por una copa, ya no volvía en toda la noche. Y es que yo tenía dos apisonadoras que machacaban a todos los bailarines. Mis amigas me enseñaron algún truco, como arrastrar los pies y deslizarlos por la pista para bailar sin levantarlos del suelo, pero entonces parecía que tenía dos piernas terminadas en dos mopas negras que abrillantaban la pista. 155


Por supuesto siempre llevaba pantalones, con lo cual por debajo aparecían primero mis dos tarjetas de presentación, adonde todo el mundo dirigía los ojos. Después de abajo a arriba llegaban a mi cara, y se daban cuenta de que era una joven atractiva con un par de tablas de planchar que pateaban el suelo. Mi madre a modo de broma, y siempre con mucho cariño, decía que en casa no hacía falta sacudir las alfombras, que ya las iba yo aporreando cada vez que levantaba los pies y andaba sobre ellas. El sábado por la noche decidí que sería mi último baile en público. Me dolían tanto las rodillas de tenerlas encogidas para esconder los pies, que después era incapaz de caminar en un buen rato. Además un peligro empezaba a acosarme, porque me entretenía bebiendo más de la cuenta mientras los demás se divertían. Aquello pudo tener consecuencias, pero entonces llegó él, un tío guapo y atractivo, y sin sorna o ironía y mirándome a los ojos me preguntó: ¿Bailas? Yo, como sabía que en cuanto viera mis extensos mazacotes negros se le quitarían las ganas, estiré las piernas y crucé una sobre otra, para que no hubiera malos entendidos. ¿Por qué? Le pregunté Por que eres muy guapa, y además mi madre y mi abuela siempre me dijeron que las mujeres buenas tenían los pies grandes.

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LAURA OLALLA

LA HUERFANITA (Relato Navideño)

Trémula como la noche yacía en su cama; sumida en sus pensamientos como la misma noche aguardaba; sin duda alguna con su destino luchaba: –¡Señor, dios mío, ayúdame!, me siento tan sola y desvalida...Por todos lados me acechan buitres, lobos hambrientos... y soy tan fácil presa... No lo permitas, Señor, no permitas que me pierda–. Enmudeció la estancia fría y destartalada del sótano de la pensión de la calle Felipe II donde Verónica, tumbada en su cama, con la imaginación puesta en un sonoro deseo de protección, atraía de nuevo la presencia de su padre fallecido cuando ella contaba ocho años de edad, retornándolo a la vida : ( –Dulces sueños, hijita–. Una mano tierna que roza la suya, unos suaves labios que besan su frente, la misma mano amiga que apaga la luz, una voz muy dulce: –Buenas noches, pequeña–. Ella responde: – Buenas noches, papá) Verónica contrajo matrimonio siendo aún una adolescente. Mientras contemplaba el frágil rostro de su preciosa hija, recién nacida, Laura, la madre callada evocó su infancia: (–¡Fuente de ocho chorros donde mi cuerpo de niña se esforzaba en llegar para beber cada día!. ¡Plaza del Duque, palmeras áureas; de tus granos dorados, rosarios tejieron mis manos!. ¡Calle de San Juan, calle de Oviedo, por tus piedras blancas corrieron descalzos mis inocentes pies!. ¡Oh, Herrera, cuántas veces deambulé por tu cuerpo lleno 157


de pobres y ricos. ¿Te acuerdas de aquella inocente niña de ojos negros, pelo corto y tez morena?, tu asidua compañera en invierno, en verano, en otoño y primavera. En tu plaza jugaban todas las demás niñas, ninguna su compañera. Ella miraba anhelante

en

espera…; detrás de una columna se avergonzaba de su miseria y soñaba entonces a ser la hija de la riqueza; desde su casa envidiada luchaba por la pobreza; cuando a la calle salía enseguida preguntaba por su amiga la miseria, y juntas paseaban entre las verdes palmeras de tu misteriosa plaza: – mientras viva, compañera, mis riquezas serán tuyas, mi alegría y tu alegría, mi tristeza y tu tristeza; cuando muera tú serás mi salvación venidera–. Pero el frío no engañaba a su cuerpecito helado que se miraba y miraba: –¡qué tragedia, Dios mío, soy yo misma la miseria!–. Se encaminaba a su casa con ojos tristes y lágrimas, –¿por qué, Señor, yo no puedo, por qué no puedo yo ser como ellas?–. Al resucitar el alba en la cocina se hallaba dando chispas a la lumbre para calentar el agua que unida a la leche en polvo serviría de desayuno a todos los de la casa. Por las tardes el trabajo de nuevo la acariciaba, unas veces de alegría, otras, de tiernas lágrimas. Con su caja bajo el brazo y sus tiras encarnadas se recorría el pueblo dejando en sus calles el amor, la ternura, la rabia..., o nada. Acercó se a una mesa que en el juego alboreaba: –Señor, ¿no quiere usted hoy nada? –Vamos, niña, vete o harás que pierda esta jugada... –¿Usted tampoco desea nada?–. –Lo siento, pequeña, compre esta mañana.

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Con su viejo paraguas negro sale la niña una tarde de viento, granizo y agua a vender la lotería que lleva sustento a casa. Sus pies empapados van de tristeza, suspiro y drama; el agua turbia y fría su débil zapato alcanza. Ha anochecido ya, no sabe si ir a casa, y se arma de valor, y se viste en rosas blancas, a la mansión se dirige del más grande aristócrata: –¡Cómpreme usted algo, por Dios, mire que no sé si ir a casa...! No pudo continuar hablando en aquella hermosa calma, su garganta se secó, sus ojos se iluminaban, lágrimas de estrellas por su rostro paseaban. Quedose la niña inmóvil esperando una palabra. Aquel hombre que de nombre, Don Juan Botas le llamaban, la miró compasivo y dijo: –Me quedo con todo, toma, ve a tu casa–. Y a los ojos de la niña afloró una nueva lágrima: –Gracias, señor, de usted nada menos esperaba, cuando sea mayor, su nombre se hallará entre mis páginas–. Y corrió la niña entonces por las veredas del alma: ¡Mamá!, ¡mamá!, ¡papá!.... ¡He vendido todo!, ¡he vendido todo!. –¡Oh Herrera!, yo fui esa niña de ojos negros, pelo corto y tez morena. Yo fui esa niña que cobijó tu almohada; hoy me encuentro con tu lecho, hoy me siento rosa blanca, has hecho renacer en mí la alegría y la tristeza. Hoy has hecho, ¡Herrera!, “que mi padre venga desde su mundo a la tierra”. Puedes creer que he llorado al recordar tu existencia, puedes creer, oh, Herrera, que te amo–) Y por sus mejillas juntas caminaron dos gotas de agua que se resbalaron por el candoroso rostro de niña que aún conservaba. Y la sombra del pasado se aferró fuerte a su alma. Un leve quejido azotó la casa: el llanto de Laura su hija amada; la tomó en sus brazos, la besó en el alma y de sus entrañas brotaron surcos de miel amarga: –duerme mi pequeña, duerme mi esperanza, tú serás mi dicha, tú mi paz, mi calma-. Devolviola al lecho entre flores blancas. Sus sensibles manos que de amor y ternura llenas estaban reposaron dulces en el inocente rostro de su hija amada. De sus finos labios emanó un suspiro, el leve sonido de una palabra: –duerme mi pequeña, que aún no llegó el alba, duerme florecilla, mi mariposa dorada, duerme, oh mi niña, tú no irás descalza–. Algunos años después.... –¿Cuándo es Navidad, mamá? –preguntó Nuria–.

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– Muy pronto, cariño, y si os portáis bien Papá Noel os traerá algún regalo, además este año serán las navidades más felices de mi vida. –¿Por qué, mamá? –Porque es el primer año desde hace mucho tiempo que nos reuniremos toda la familia, incluso el abuelo Julián estará con nosotros–. –Pero el abuelo está muerto, mamá, no podrá sentarse a la mesa–. –Es cierto, nenita, pero estará en nuestros corazones y gozará de ver cumplido mi sueño. Será el invitado de honor y presidirá la mesa el día de Nochebuena–. –¿De qué murió el abuelo, mami? –De un tumor cerebral, pero no me hagas más preguntas que vas a despertar a tu hermana, vamos, vamos, ahora a descansar. –¡Buenas noches, papá! –Papá ya está durmiendo, sé obediente y duérmete, ¿vale? –Buenas noches, mamá.

Días más tarde, mientras Laura y Nuria decoraban el pequeño árbol de Navidad, Verónica ultimaba los detalles para la esperada cena. Eran las 22,00 horas del día 24 de diciembre del año....cuando los dieciocho miembros de la familia O. se sentaban a la mesa: –Mamá, indicó Verónica, tú te pondrás aquí junto a papá. Todos la miraron enigmáticamente, incluso Margarita, su madre, preguntó algo aturdida: –Niña, ¿te encuentras en tu sano juicio?

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–Desde luego, mamá, nunca me encontré mejor. Esta es mi noche, nuestra gran noche, y la de papá también. Esta cena es en su honor y aunque no pueda comparecer físicamente, hoy le siento tan cercano que este cubierto – señaló un lugar preferente en la mesa–, no será ocupado por ninguno de nosotros. Sé que os parecerá ridículo, pero os aseguro que mi locura no os perjudicará, pues jamás me sentí más cuerda. La mente de Verónica se vio de nuevo invadida por recuerdos de su triste infancia: ( ocho años cumpliría algunos días después de aquella ya lejana Nochebuena en Herrera del Duque cuando de regreso a su alquilada y vieja casa de la calle Alcantarrana, las luces de las lámparas brillaban y asomaban sus destellos por las ventanas de los comedores de las bonitas casas de los privilegiados económicamente. El intenso olor a pollo asado llegó hasta su naricita helada, paró sus pasos y miró hacia arriba, sintiendo el bullicio y las risas de los niños afortunados y no pudo contener las lágrimas. Pobremente y amoratada por el frío vagó lentamente, como queriendo evitar llegar a su casa. Se arrimó al hogaril, ya casi extinguido el fuego, y tras una cena forzosamente frugal, demasiado austera para sus necesidades nutricias, se acostó, al igual que sus padres en el único y destartalado cuarto junto a la cocina. Su hermanita Mery de ocho meses de edad comenzó a llorar...). El griterío de los más pequeños la sacó de sus cavilaciones y volviendo a la realidad presente habló: –Querida familia, han sido muchos los años que he esperado la llegada de este feliz día. Papá dijo una vez en la posada de Don Fernando: – mi Verónica tiene que ser maestra–. Y yo me preguntaba cómo sería ello posible si debido a mis extensas y obligadas ocupaciones no me quedaba tiempo ni fuerzas para ir a la escuela. Pero él estaba en lo cierto, efectivamente no soy profesora de E.G.B., sin embargo he aprendido a ser profesora de la vida y creo que en este aspecto –dijo mirando a sus tres hermanas–, todas hemos tenido la misma escuela. Y no os aburro más con mis tonterías, si os parece, ya podemos comenzar... Entre risas, bromas y armonía, los canapés de diferentes patés; espárragos, langostinos, caviar y demás entremeses iban desapareciendo al igual que sus acompasados vinos. Cinco humeantes y sabrosos pollos asados (aun pudiendo comprar cordero) con sendas ensaladas de escarola, granada, nueces y miel ocuparon el centro de la mesa. Verónica se levantó y alzando su copa, con la mirada fija en el sillón vacío, expresó: –Por ti, papá, en tu honor y en honor del Señor que ha hecho posible esta reunión–.

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Todos la siguieron en tan singular gesto. Un postre casero compuesto de flan al huevo, piña, nata

y la peculiar guinda adornándolo junto con los consabidos turrones y

champagne, dieron fin a una velada inolvidable. Tomaron los abrigos y salieron en dirección a la parroquia. La familia tomó asiento entre la multitud y esperó a que la gran misa comenzara. Ante su Dios se sorprendió de sí misma: –¿Qué es esto que me incita de nuevo a caminar por parajes tan distintos de los que conozco ya?. Tuve el corazón hendido de tanto naufragar, fui espuma, viento, siempre soledad; inerte mi alma estuvo de sola caminar; penetraste en mi vida, indagaste mi verdad, oh Señor, ¿qué has hecho para hallar mi despertar?– Un énfasis de alegría la sobrecogió durante la Gran Celebración. Cuando al lado de sus esposo y sus hijas esperaba turno para salir de la iglesia ante la aglomeración de la gente, experimentó una dulce sensación embriagada por un amor sublime que sus pasos guiaba cual arcángel enviado por Dios, fuerza infinita que inundó todo su ser: ¡Como remanso de paz de tus surcos elevada, oh mi verde heredad de tu alma, enamorada! ¡Angosta es la vida, más arduo el caminar, llama enmohecida que en mí has vuelto a germinar! ¡Soy cigarra que quisiera en tu trigo reposar, alimenta mi quimera para juntos caminar por veredas y senderos de una misma libertad!. (–¡Feliz navidad, papá!–) –Espera, Julia, que os llevamos a casa. ¡Buenas noches a todos...!, gritó con la mano en alto despidiéndose del grueso de su familia… Tras el cálido beso de Verónica, ambas niñas durmieron, y en la habitación contigua los esposos permanecieron: –Buenas noches, querida. –Buenas noches, amor... Un halo de glorioso misterio envolvió el hogar como remanso de paz y felicidad dejando sentir el cándido suspiro de la noche invernal.

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José Manuel Sanrodri UNA LAGARTIJA QUE PODRÍA CURAR EL CÁNCER Cuando Samuel Fragüer estaba en su despacho del hospital de Nueva York estudiando un caso clínico, mientras tenía el ordenador encendido recibió un email de su amigo José Luís Garrido. Samuel y José Luís eran ambos médicos especialistas en urología, se conocieron en un congreso celebrado en Londres y cuyo tema principal era los nuevos avances contra la lucha del cáncer. José Luís era médico jefe de la unidad de urología del Hospital Universitario de Navarra en Pamplona. En el email le hablaba de la piel de una lagartija descatalogada que precisamente vivía en el desierto del Sahara. Para Samuel era desconcertante leer como su amigo le contaba que por casualidad encontró anotaciones de un biólogo Francés que escribió en una libreta a modo de diario antes de que muriese en un hostal de Casablanca en extrañas circunstancias. Al cuaderno le faltaban varias páginas y lo había conseguido un amigo de José Luís en el mercado negro. También le describía que dicho biólogo había encontrado una lagartija del tamaño de un pulgar que como autodefensa cuando se sentía atacada segregaba una especie de agua de un color verde claro que en cuestión de segundos se convertían en verrugas siendo tóxicas para quien se las intentase comer, no produciendo la muerte de manera inmediata, pero sí en cuestión de unos días. Las verrugas de la piel de esta lagartija las conseguía eliminar un día más tarde con la misma sustancia que las hace aparecer pero en esta ocasión se percibe una aroma pestilente. Aunque para ir al Sahara se había convertido en un viaje peligroso. Según la teoría de José Luís, las hojas que le faltaban al diario podría ser que fuese una especie de

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localización para encontrar esta especie de lagartija, desconocida por el se humano. La teoría la había extraído al buscar información sobre el biólogo y casualmente averiguar que tenía un libro publicado sobre una especie de insecto que encontró en América del Sur y que de cuya ubicación lo situaba a través de un plano. Samuel cogió el teléfono y marcó el número de José Luís, que a pesar de que en Estados Unidos era temprano, en España ya debía de ser muy de noche pero la diferencia horaria era lo que menos importaba ahora, quería saber donde localizar esa especie de lagartija porque sería más que probable que esa sustancia que desprende podría ser la cura contra el cáncer, pero para ello necesitaba un ejemplar de lagartija e investigarlo. Cuando ya llevaban horas hablando del tema e imaginando que tal vez habían encontrado la cura definitiva a una enfermedad mortal, irrumpieron unos desconocidos en la casa de José Luís, y al otro lado de la línea se escuchaban voces, apenas se escuchó a José Luís que llamaría a la Policía cuando se interrumpió la llamada, y aunque Samuel intentó llamar a José Luís lo único que se podía escuchar al otro lado de la línea el pitido de comunicando. Samuel insistió días más tarde hasta que por fin las únicas noticias que tuvo de José Luís fue que había desaparecido. También le informaron que la cerradura del despacho de su amigo en el Hospital había sido forzada, algo muy extraño para alguien que no estaba involucrado en política ni siquiera era un espía que él supiese. Era como si alguien no quisiera que se investigase el hallazgo, pensó que podría estar algún laboratorio farmacológico detrás de este descubrimiento, y por ello había secuestrado a su amigo, pero aquella idea no le encajaba en su hipótesis, pues un laboratorio no se metería en algo así, y más secuestrando a un médico. ¿Qué era lo que ocultaba la lagartija del Sahara?, y ¿por qué de la noche a la mañana había desaparecido su amigo español? Si quieres proponer un final a esta historia puedes escribir tu comentario y quizás salga una historia increíble.

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Vicente Fraile García

LA LINTERNA Encarna. Le digo que vamos a desvestirnos y a vestirnos con todas las ropas que encontremos en la casa y enciende la linterna para guiarme por el pasillo todavía con luz. Me gustaría vestirme de cura con esa tirilla blanca que llevan, cómo se llama, le pregunto riendo y me contesta que es un alzacuellos. Hemos entrado al piso encontrándonos con el salón que está desierto, a través de los postigos desconchados de las puertas de un balcón que da a la calle se cuela la débil luz del atardecer otoñal y el ruido amortiguado del tráfico. Es un piso muy oscuro, un piso hermoso; pero totalmente interior, le comento, mientras avanzamos por el pasillo que comunica con los dormitorios, el arruinado papel pintado de las paredes parece una piel descamándose. Avanza por el pasillo y yo la sigo, contemplo su perfecto y redondo trasero enfundado en unos vaqueros estrechísimos, su cabellera lacia y morena, peinada con tranquilidad que cae hasta los hombros y me convenzo de que Pilar será una buena comercial, al menos los hombres querrán ser atendidos por ella, eso seguro. El año pasado la dueña trajo un proyecto de un aparejador amigo suyo que aportaba soluciones para reformar el inmueble y aprovechar el descuadre de las habitaciones, lo incluía en el precio; pero el piso, no sé por qué, no se vende, le informo. Me replica que está en pleno centro de la ciudad, que tiene más de cien metros; pero es un edificio muy viejo, coges el ascensor y parece que en lugar de subir te va a bajar al infierno, como en esa película, ¿cómo se llamaba?, le pregunto. Pero qué importancia tiene eso, me contesta, el ascensor puede cambiarse, que estamos

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hablando de un piso en pleno centro, seguro que te asomas y ves las torres renacentistas de la catedral, eso es un lujo. Dejamos la cocina a la izquierda, grande como un salón, donde podría hacer vida una familia entera; pero oculta en una tiniebla mugrienta y con unos muebles inservibles, propios de una familia pudiente de los cincuenta, parece como si del lavadero vaya a asomarse una de esas asistentas con cofia, fantaseo y me contesta que la estoy asustando. Llegamos al dormitorio principal con baño vinculado, el parquet está completamente astillado, no hay lámparas en los techos excesivamente altos con la escayola dañada, la habitación se ilumina a través de una ventana que se asoma a un patio interior donde da la impresión de que nadie vive en el edificio, sólo ventanas cerradas, ningún trapo colgado de los alambres oxidados de los tendederos chorreantes de lluvia. El único mueble de la casa es un armario de arce con las puertas abiertas y las patas finas y torneadas, dentro se exhiben trajes raídos y oscuros, alguna corbata pasada de moda con el nudo hecho, vestidos de gasa ennegrecidos, la sotana enorme y negra, colgada de una percha como un fantasma fosilizado Me pregunta por qué han dejado ropa polvorienta en los armarios y le contesto que no será porque lo han desalojado hace poco, el piso lleva vacío un siglo. Me pregunta si realmente vivió aquí un cura y yo le digo que apague esa dichosa linterna, que me está poniendo nerviosa, que se ve algo todavía con la luz de la calle. Seguramente sí tendrían un familiar sacerdote, le digo, esta gente pudiente siempre tiene un cura y un militar en la familia. Se ríe y apaga la linterna. Con la luz apagada parece más hermosa, tiene unos ojos negros y brillantes de lozana andaluza; pero su tez es muy pálida lo que le da un aire de viciosa, tiene maneras de colegiala traviesa con las cejas bien perfiladas, seguro que triplica mi presupuesto en la esteticien y ese par de domingas bien torneadas bajo la camiseta ajustada, recuerdo a nuestro jefe embelesado mirando como se forman los pezones al mismo tiempo que baja la temperatura en la oficina ya que el muy avaro no conecta la calefacción, definitivamente tiene buen ojo para la selección de personal, a él no le hacen falta curriculum vitae ni nada por el estilo, él tiene bastante con un buen vistazo de arriba abajo. Le digo que la he traído al piso para que vea lo más significativo que tenemos en cartera, que es importante que memorice los inmuebles para trasmitirlos luego a los clientes. Pilar. Se enciende un cigarrillo.

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— ¿Por qué fumas tanto?—le pregunto. Da una calada profunda y se queda mirándome fijamente, quizás cree que realmente voy a probarme estos harapos sucios, debe de estar de broma, ayer decidí que esta tía es tortillera, lo creería sin dudarlo si no supiese que está casada, sólo por la forma en que me mira; aunque el hecho de estar casada no signifique nada. —Fumo más desde que mi marido se ha emperrado con la idea de tener un niño—, me confiesa. — ¿Qué dices? ¿Estás loca? —Seguramente es una gilipollez—continua explicándome—; pero fumando me siento…, no sé, como inmune ante un embarazo que no deseo, además, algo dicen esos anuncios como esquelas que les han puesto a los paquetes, recomiendan a las parejas que quieren tener hijos que dejen de fumar, ¿no? Mi marido quiere tener un bebe después de diez años casados. Yo pensaba que él no quería niños; pero nunca lo habíamos hablado, ¿es curioso, verdad?, en diez años de fiel matrimonio, y hace unos meses me anuncia que debo de dejar de tomar la píldora, que quiere que tengamos un niño. Él, por supuesto, ya sabe que va a ser un niño, seguramente ya sabe hasta el nombre: José Alberto, José Alberto junior — ¿Tú no quieres un hijo?—Le pregunto volviendo a encender la linterna. Estamos junto al cuarto de baño, y he empezado a tener ganas de orinar, hay una extraña humedad insana que se desliza por todas la paredes de la casa, hay moho putrefacto en el techo, es el último piso y la cubierta está castigada por el paso de los años. Mi compañera, Encarna, es ordinaria y cateta como una arrabalera del lejío, le sobran al menos diez o doce kilos, con esa pinta yo ya le calculaba tres o cuatro críos; pero ahora resulta que no, que no tiene hijos y, además, es una fiel esclava de su marido. La ropa parece comprada en uno de esos mercadillos ambulantes, no puede ser más hortera y los granos grasientos de la cara parecen estar ahí desde los quince años por lo menos y ese pelo, por Dios, que parece que se ha electrocutado, no me hago a la idea de que sea la primera vendedora de la agencia. Su voz es lo único llamativo en ella, tiene una voz serena y sensual a la vez, cuando no dice tacos, claro, que transmite confianza e invita a la confidencia íntima, ella lo sabe y por eso se recrea tanto en el teléfono, le gusta poner cachondos a los tíos a través del aparato. —Si te soy sincera, no,—afirma—hace años quizás sí; pero ahora, cuando cumplo treinta y ocho años, imagina los riesgos que corro, además, con seguridad perdería este trabajo.¿Crees que Roberto me mantendría en el puesto cuando tuviese que estar de baja 167


por maternidad? Este trabajo es un asco; pero más me repugna estar todo el día cambiando pañales untados en mierda. —¿Y realmente piensas que fumando no te vas a quedar embarazada?—Inquiero— ¿Por qué no te haces la ligadura de trompas? Es más seguro, ¿no? —Si lo hiciese sin su consentimiento, mi marido me mataría—, apura el cigarrillo y lo tira al suelo—y no estoy hablando en broma. Apaga esa linterna, te dije que la trajeses para ver los cuartos de baño, no para que gastes sus pilas. Las ganas de mear son apremiantes, le paso la linterna y saco un Kleenex de mi bolsillo, limpio la taza del váter. Encarna. Me da la linterna y le digo que puede pillar cualquier cosa si hace pis ahí. No puede cerrar la puerta porque no existe, la han arrancado y la han acomodado en una pared. Al bajarse los pantalones, deja al descubierto unas soberbias caderas, se baja el tanga y observo su pequeño pubis perfectamente recortado, adopta una posición de sentada sin llegar a apoyarse en el inodoro y empieza a orinar con un chorro abundante y sonoro. Mi corazón empieza a latir aceleradamente, como si hubiese terminado de subir corriendo las escaleras, mirando hacia la ventana la imagino en la cama con un tío, cada noche con uno diferente, mostrándole su coño afeitado antes de hacer el amor, sin ataduras de ningún tipo, el placer por el placer. Alumbro con la linterna el interior del cuarto de baño: la bañera con tuberías cortadas donde antes había grifos y duchas, los azulejos blancos caídos, un lavabo fracturado. No la enfoco directamente, me sonríe, doy unos pasos, casi estoy temblando. Saca otro pañuelo de papel para secarse y mi mano libre ya está rozando su vello. Se queda petrificada, al resplandor terrorífico de la linterna la veo palidecer aún más, como si me hubiese convertido en un espectro que hubiese surgido de las paredes, noto el frescor de la orina en mi mano. Me mojo el labio inferior mientras la miro directamente a sus ojos sorprendidos, me siento crecida y nerviosa a la vez, dueña de la situación; aunque tiritando como un perro abandonado. ¿Por qué me gustas tanto?, susurro y en un segundo estoy dentro de la bañera. Me duele el costado, de un empujón me ha derribado y ha salido corriendo y gritando: zorra asquerosa, puta, subiéndose los pantalones. La linterna se ha roto y estoy en total oscuridad, noto cómo se mojan mis pantalones con un agua que huele a podrida. Intento incorporarme; pero me cuesta. Me duele el costado como si me hubiese clavado algo; 168


pero mi ansiedad creciente me anestesia, estoy al borde del llanto. Salgo al dormitorio donde la luz de la tarde ha amainado dejando un rescoldo mínimo. Ahora se oye el murmullo triste de una radio por el patio. No sé si se ha marchado, me asomo al pasillo y está en silencio y a oscuras. Tengo ganas de vomitar; pero me contengo. Me siento en el suelo y me enciendo un cigarrillo componiéndome los pelos. La imagino corriendo a comisaría, poniendo una denuncia, llorando, con el rimel de los ojos corridos, señalando con su dedo índice hacia el lugar del delito y el policía empalmándose porque tiene la camiseta rota y se le ve un pecho. Me río de la escena; pero enseguida me asalta un ataque de pánico: nunca había hecho una cosa así a pesar de pensar en mujeres durante largos años; pero desde que ella llegó a la oficina lo estaba deseando, más que con ninguna mujer con las que había fantaseado en otras ocasiones, con ese talante de mujer liberada, con ese aire de gatita de alto nivel: zapatos de tacón medio con adorno de flor, minifalda azul que enseña unas columnas delirantes y los tirantes de la camiseta caídos. Hola, soy Pilar, me dijo tendiéndome su mano, soy la nueva comercial, no tengo experiencia en el sector inmobiliario; pero he vendido perfumes. Salgo al pasillo, voy encendiendo el mechero para que su resplandor efímero y pavoroso me lleve hasta el salón, soplo mi pulgar para aliviar la quemadura de la llama, tiro del pestillo de la puerta de entrada, por un segundo no se abre y temo que haya echado la llave y me haya dejado encerrada; pero al final la puerta se abre. Mientras bajo en el ascensor me pregunto si soy bollera realmente; estoy confundida, no me atrevo a afirmar que sí; pero reconozco qué si insistí en venir con ella a ver el piso, no fue por un motivo comercial porque este cochambroso piso no lo vamos a vender ni ella ni yo, eso seguro.

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Antonio Mayor

LOS PERROS DE ABU SIMBEL

El viejo pescador acercó su faluca a la orilla del lago. El sol acababa de sumergirse tras la gran montaña y ya una esquirla de luna se acunaba sobre ella. Me invitó con un gesto elegante a subir y volvió a izar el ajado triángulo de la vela. Mientras navegábamos me iba contando aquella historia de perros ahogados en la gran crecida. Ya en el centro del lago me dijo: –Justamente aquí estaba el gran templo y ahí, a dos brazadas, el pequeño templo de la reina Nefertari. Y es aquí donde cada veintiuno de febrero, al ponerse el sol, ocurre el fenómeno. Desde el fondo del lago suben unas grandes burbujas de gas, que al estallar suenan con la voz de los perros. Son dolorosos ladridos que sólo algunos creyentes puros escuchamos. Los perros de Abu Simbel ladran doloridos; les robaron el templo para hacerlo flotar más arriba, más allá; allí donde ellos, perros ahogados, los perros de faraones muertos que no resucitaron en la otra vida, ya no pueden llegar. Los dos callamos. Sólo el repetido click de la Nikon se afanaba en registrar los matices luminosos del momento, el curtido rostro del nubio navegante, su figura a contraluz, los colores desvaídos de su túnica, los azules pálidos y ultramar del turbante; la chilaba, como una vela más, se hinchaba por el viento del desierto. La luz del atardecer bordeaba en naranja las dos crestas de los templos. Esperábamos allí, quietos, a la escucha, hasta la total oscuridad, pero las burbujas no subieron; no oímos los ladridos de los perros.

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–Tal vez no soy del todo puro, o poco creyente en los dioses del antiguo Egipto – aventuré. –Quizá en Octubre. El veintiuno de octubre vuelve a ocurrir, purifícate entretanto; ayuna, medita y regresa vestido de nueva inocencia. Si vuelves por aquí lo intentaremos de nuevo –me dijo. –Pero, de todas formas, no habrás perdido el viaje. Mañana podrás contemplar el gran milagro. En la explanada frente a los templos rupestres ya se preparaba el espectáculo nocturno. Nos acomodamos en el anfiteatro. Éramos un escaso puñado de extraños turistas, cansados, silenciosos y quizá tristes, huyendo de las crisis de Oriente y Occidente. No había la algarabía ni la multitud de otras veces. La reciente Revolución o quizá la maldición de los dioses ¿quién sabe? –explicaban los desalentados guías. Se apagaron todas las luces. Arriba la luna menguante y cerca de ella el lucero vespertino, nuestra venturosa Venus; el resto era la oscuridad total, la oscuridad del dios Ptah, el dios de las tinieblas, el nunca iluminado. Hilos de luz comenzaron a escribir música en las paredes, a dibujar la Historia de Egipto milenario, a sobrescribir en los templos excavados en la viva roca, de donde nacen los desiertos. Ramsés II regresa victorioso. ¿Victorioso? No opinan lo mismo los guerreros sirios que lo derrotaron. Pero él, el gran fanfarrón, el esposo de más de medio centenar 171


de mujeres, el padre de doscientos hijos, se inscribe victorioso en los bajorrelieves, se pinta con los colores del triunfo y se cuadruplica en enormes colosos sedentes en la fachada, para sostener su templo. De pronto estallan los truenos; rayos y relámpagos rasgan la noche para figurar el gran combate, y suena horrísona la batalla de Qadesh contra los Hititas. Y es entonces cuando se despiertan los ladridos de los perros. Ya los oigo. No los veo pero están ahí; son legión, son jauría. Mis ojos buscan entre las sombras sus sombras en la noche. Ni esta tarde, ni ahora. Nada. No están. No hay perros en Abu Simbel. –Son figuraciones mías, me digo. Cuando se apagan las luces, los turistas van abandonando la explanada para refugiarse en los barcos, el Nubian Sea, el Omar El Khayam. En mi camarote recapacito y trato de analizar y archivar adecuadamente las intensas sensaciones del día, los avivados sentidos, pero la excitación no contribuye a calmar mi ánimo y me acojo al sueño con más confusión que claridad. Durante toda la noche oigo, en sueños, ladrar perros. Apenas descanso. Me levanto sonámbulo a las cinco y, en plena oscuridad, me dirijo de nuevo al templo. Quiero ver amanecer, el milagro del sol. No hay nadie en la explanada, pero el guardián ya tiene encendida una lucecita en la puerta. Las guías que manejo son un laberinto de frustración. Cuánta inexactitud, con qué fantasía escriben los egiptólogos. Ya los primeros viajeros occidentales, desde los siglos XVIII y XIX hacen descripciones inexactas de los descubrimientos arqueológicos del viejo Egipto, aunque no se privaron de dejar sus grafitis en las sagradas piedras. Pero las guías actuales no mejoran la situación. La primera que consulto dice: “El milagro del sol ocurre el 21 de marzo y el 21 de septiembre”. La siguiente: “El milagro del sol ocurre el 21 de febrero y el 21 de octubre”. La tercera señala: “El milagro del sol tiene lugar el 22 de febrero y el 22 de octubre”. Estoy confuso ¿Lograré ver el milagro, motivo último de mi viaje a Egipto? El frío del desierto penetra a esta hora como un cuchillo seco hasta la médula de los huesos. Estoy al borde del acantilado, abajo las aguas del lago brillan extrañamente quietas y de un azul intenso, casi negro. Por unos segundos me distrae el vuelo de unos pájaros. Es la hora y el sol se hace esperar. Pero ya aparece entre las brumas, un poco por encima del horizonte. Son las cinco horas y cincuenta y ocho minutos en la latitud 22º 36´67´´ N y en la longitud 31º 63´33´´ E de Greenwich. Se trata sin duda de una aventura equinoccial, cuando el día y la noche primaverales se igualan cerca del trópico de Cáncer. 172


Entretanto un grupo de turistas japoneses se ha ido diseminando por la explanada y miran absortos la gran fachada del templo de Ramsés. Hago varios disparos con la cámara hacia el sol y corro hacia el templo. El guardián había abierto ya el viejo portón. Veo al fondo, en la oscuridad, las cuatro estatuas sedentes del sanctasantorum. Miro hacia atrás para localizar al astro y me dispongo a presenciar el milagro del rayo de sol penetrando hasta el fondo, el sol tocando con su dedo rosado a tres de ellas y dejando al dios de lo oscuro en lo oscuro. Pero lo que veo me paraliza. Sobre un gran plinto en el centro de la explanada, donde antes no había nada, hay ahora una imagen del dios Anubis, el chacal, con su enorme cola negra colgando del pedestal y su picudo hocico apuntando hacia el sur, atravesándose en los designios de Horus, el sol. El primer rayo de sol, el destinado a dar la energía vital a los héroes y a los dioses, a separar al dios de la tiniebla, Ptah, de los dioses de la luz, Amón-Ra, Ra-Harajte y el deificado Ramsés II, no llega al templo; se estrella contra Anubis, el señor de la tierra santa, el dueño de las necrópolis, el guardián de los secretos, el patrón de los embalsamadores, el juez y protector de los muertos durante las horas de la noche. La obstinada aparición, obstáculo y silueta, permanece hasta que el primer rayo de sol se agota esquivado, no atraviesa los 65 metros de profundidad del templo, ni inunda de luz el hombro izquierdo de Amón-Ra, ni unos minutos más tarde el rayo cambia de sitio para concentrarse sobre Hermakis (RaHarajte). Ni se queda allí (como debería) unos veinte minutos, para luego desaparecer. Ese rayo que nunca iba a rozar a Ptah, el dios de la oscuridad golpea ahora a Ptah y lo incendia, arde la estatua de la noche en luz. El viejo milagro se ha trocado en un nuevo designio. Anubis aúlla de satisfacción en su plinto. Pero cuando esos veinte minutos se agotan ocurre la tragedia provocada por la frustración de los dioses de la luz. Del fondo del lago suben ahora los ladridos de los perros de Abu Simbel. Brota la jauría de las aguas negras, trepa por las escarpadas rocas e invade la explanada. Los perros saltan sobre el plinto de Anubis y lo destrozan a dentelladas. Se vengan de su obstáculo. Anubis desaparece en un sombrío aullido, pero los perros no se aquietan, atacan ahora a los hombres, esos turistas en busca de la magia del tiempo, de la magia de Egipto. Es una guerra entre dioses antiguos cuyas consecuencias se escenifican ante nuestros ojos. Los perros asaltan al pequeño grupo de turistas japoneses, los únicos que habían madrugado, y que ahora huyen despavoridos. Los gritos se mezclan con los ladridos de los perros. Se despierta súbitamente el viento del desierto y la polvareda que levanta añade confusión a la escena. Logro huir por el 173


sendero que el pescador nubio me señala. Los perros atacan al cuello y derriban a varios turistas. En lo alto del camino me paro para mirar atrás. La jauría de perros está regresando al lago, se lanzan al agua, desaparecen. Se acercan a mí varios turistas, lloran, tienen heridas en los brazos, en las piernas; sangran algunos rostros: en el suelo de la explanada yacen varios cuerpos, degollados. Mi impulso inicial es volver atrás para ayudar, pero el guía nubio me lo impide: Adelante, es peligroso volver atrás. Ahora viene la policía. Me refugio en el barco. Pero esto es extraño. Los barcos zarpan como si nada hubiera ocurrido. No tengo estómago para bajar a desayunar como el resto del pasaje; subo a cubierta y miro de nuevo los templos, la explanada. Queda un grupo de perros ya aquietados sobre un pequeño montículo de arena y miran hacia los cuatro o cinco cuerpos que permanecen boca abajo sobre el polvo, diseminados frente a la fachada del gran templo de Ramsés. Entre ellos deambula un animal negro, tiene el hocico de un chacal. La silueta negra del chacal husmea entre cadáveres buscando sus vísceras. Cuando pierdo de vista los templos bajo a mi camarote para descansar. He sufrido tanta inquietud por lo acontecido que no deseo comentarlo con mis compañeros de viaje. Cuando llegamos al Cairo busco en los medios la noticia de la masacre. No he visto en los periódicos noticia sobre matanza alguna en los templos, pero sigo oyendo en las noches los ladridos de los perros de Abu Simbel. Quiero confirmar que todo ocurrió según lo registra mi memoria. Sé que hice fotos, pero las he perdido al descargarlas en el ordenador o la memoria electrónica no las había registrado.

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Enrique Jaramillo Levi

LA CUEVA

Un perro blanco con manchas negras orinaba junto a la vitrina. Al otro lado del cristal las mercancías eran formas que se distorsionaban. Abrí la puerta y cuando quise entrar tuve la impresión de que me tragaría una gran boca oscura. Me recibió mi gata. Sus ojos bizcos me miraron mansos a la vez que arqueaba el lomo. Luces amarillas, azules y blancas danzaron alrededor mío sin razón aparente. Respiré profundo. De las paredes se desprendía el familiar olor a incienso y fragancias de pino. Mi padre atendía a un cliente desde su puesto habitual tras el mostrador. Hablaban de negocios, creo. Seguí de largo. Tras recorrer el pasillo flanqueado por viejos baúles inservibles, entré en la cueva. Así llamaba yo a ese sitio extraño y fascinante que me cautivó desde pequeñita. Papá guardaba toda suerte de cosas raras allí. Cada vez que entraba me parecía que los cocodrilos disecados me miraban protestando por su destino inmutable. El caballito gris de la pata rota se movió saludándome desde su rincón de telarañas. Una brisa leve que se colaba por la claraboya meció el bacalao que colgaba con un alambre del bajo techo. Arranqué un pedazo de aquella piel seca y lo masqué para extraerle sal de piratas.

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Penetré más aún en la oscuridad de la cueva.

A medida que presentía sombras

desplazándome hacia el fondo, se fueron soltando los miedos que traía amarrados. Vagas sensaciones me recorrían toda. Me detuve al oír un chirrido. Alambres retorcidos configuraban amenazantes siluetas que surgían de cajas torpemente almacenadas. De remotos frascos salían rancios olores de perfumes que no demoraron en marearme. Algo sinuoso rozó mis pies descalzos y se perdió entre las sombras. Di un paso atrás. Tropecé. Sentí enrollarse una cascabel a mis tobillos. Grité echando a correr. Rodé por el suelo. Me levanté dando tumbos, el corazón en la boca. Entonces me recibió una caja metida en otra que a su vez estaba presa en otra mayor. Los enormes ojos de la gata refulgieron en la oscuridad.

Me miraban fijamente.

Extendió las patotas delanteras hasta apoyarlas en el borde de la caja exterior. Se estiraba. Con toda la calma del mundo se estiraba. Y al hacerlo bajó la cabeza enorme. Me vi reflejada en aquellos pozos líquidos que me seguían mirando.

Abrió

desmesuradamente la boca. Su olor a bacalao me llenó de asco. Vi acercárseme los punzones blancos de sus colmillos. El miedo no me impidió asirme de un pelo largo de su bigote y empecé a columpiarme con la esperanza de coger suficiente impulso para poder caer afuera. Cerré los ojos tratando de no temblar exageradamente ante los ojos bizcos que me seguían perplejos de lado a lado. Al fin me atreví a soltarme. Caí sobre unos alambres enroscados que de inmediato me ciñeron. Un maullido atroz me obligó a voltear la cabeza. La suela gris, enorme, se me venía encima. De pronto se encendió la luz. La cueva se convirtió en un depósito sucio y desordenado como cualquier otro. Mi gata se dio a la fuga. Me entraron unas ganas muy grandes de llorar. Y lloré confundida. Cuando las manos fuertes de mi padre empezaron a desenroscar los alambres que me aprisionaban, busqué en su rostro una explicación. Tras alzarme en peso me colocó en el piso. No dijo una palabra. Sólo hallé en su mirada la inexpresividad de siempre. Las cosas habían vuelto a la normalidad. Así lo entendí porque un fragmento de espejo me devolvió una imagen aceptable de mi tamaño cuando estuve en pie. Sin embargo, me ardían los huesos Sonó la campanita de la puerta. Llegaba algún cliente. Mi padre se apresuró a salir de la cueva, que ya no lo era tanto, mascullando regaños contra mi torpeza.

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Parada frente al largo espejo rectangular que ocupaba una de las esquinas al fondo, vi acercarse a la gata a mis espaldas. Yo era como siempre tres veces más grande que ella y dos veces más chica que el espejo. Maulló. Me di vuelta para verla mejor. Sus ojillos bizcos brillaban bajo la luz del foco que pendía del techo entre ambos. Antes de que se marchara irguiendo impertinentemente la cola, vi bien claro cómo me guiñaba un ojo.

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Raúl Galache CARTA DE DULCINEA A DON QUIJOTE Mi buen caballero: Ahora, amigo mío, que me llega el momento de la confesión, con la sola esperanza de que por una vez os veáis con mis ojos, he de haceros llegar mis últimas palabras. No son sino un reflejo apagado de quién fui, de quién he sido y de quién a la postre soy. Yo no nací libre. Yo no pude elegir para mi libertad la soledad de los campos ni el mundanal ruido de las ciudades. Yo no fui princesa Micomicona ni pastora Marcela. No fui la bella dama a quien rechazasteis con noble galantería en aquel castillo que os acogió y que os llenó más de heridas que de la honra que se os debe. No fui la dueña Dolorida que precisaba vuestros servicios. Ellas y otras fueron, mi noble caballero. Yo no. Porque yo nací presa de una quimera. Me alumbró vuestra fantasía, me forjó vuestro fuego de amador y crecí alimentada de palabras prestadas. Nada hay en mí siquiera de la Aldonza que sí fue. No nací sino para quereros, que para tal misión me hicisteis. Adormecida o resuelta, vivaz o sumisa, una pregunta se me presentaba al principio como la única que requería para mí una respuesta verdadera. ¿Qué os debía? Una vida entretejida en los brazos del sueño, el pedazo de un gajo de fantasía, una existencia de viento y sombra. Eso pensé al principio, mi dulce caballero. Y, por tal motivo, os aborrecí. Os maldije como al padre que no sólo olvida las obligaciones de su condición, sino que, valiéndose de la natural potestad que los cielos le otorgan, se vale de ella para hacer de la vida del hijo un medio de satisfacer sus caprichos. Así, como quien se ve entre muros altos, privada de luz y

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aire, acallados los gritos y sofocados los suspiros, viví al principio, como la sombra sin la luz que la crea. En tanto que de este modo veía yo mi débil y aún breve existir, vos iniciabais el camino que vuestra nobleza os dictaba. Liberasteis a un pobre muchacho y me ofrecisteis vuestra gesta como ofrenda. “Sobre las bellas bella”, decíais de mí. Descubrí después otros gestos que fueron ablandando mi corazón de mármol. Vuestro desmedido ayuno, las cadenas de aquellos ingratos galeotes transformadas en prendas de amor, vuestra vida puesta en la balanza de las armas por defender mi hermosura. Muestras de fidelidad no faltaron, una fidelidad en la que vos no ganabais nada, pues no recibíais de mí más premio que el de vuestra propia conciencia. Así sucedió que una noche, mientras vuestra cabeza descansaba en dulce sueño, me vi con vuestros ojos. Fue como la revelación de un loco que, de pronto, ve alumbrados sus sueños por un fino haz de luz. La simpar Dulcinea, discreta y hermosa, modelo de cuantas aspiran a ser amadas por caballeros. ¿Quién no cambaría una existencia tal, aun siendo ésta un soplo del alma, por años de tierra, polvo y escarcha? Ni el tiempo ni la distancia, ni el sol en verano ni la nieve en invierno, ni el sudor en el campo ni las intrigas de la corte; nada. Nada podía tocarme. Ni nadie, sino el aliento de vuestra imaginación. Fue entonces cuando empecé a entregarme a vos. No lo hice de pronto, que el castillo no se toma sin asedio. En esta insólita batalla, mi voluntad ha sido doblegada por vuestra constancia. Así me tenéis ahora, a vuestros pies rendida, señora y sierva, a un tiempo deidad y criatura de vuestros pensamientos. Confieso al fin que os debo cuanto tengo. Fueron tantos los prodigios de los que fui testigo, tantos los portentos que vivimos juntos, mi dulce amigo: las maravillas de la cueva de Montesinos, el vuelo de Clavileño, los despiadados encantamientos del gigante Malambruno. Crecían por doquier la honra de vuestro nombre y la fama del mío. Hasta que vuestras andanzas os llevaron a la costa del mar, donde os halló el Caballero de la Blanca Luna. Apostasteis una vez más vuestra vida por defender mi hermosura sin rival. A vuestros ojos, es tal mi perfección que obligáis a creerla sin haberla visto, tomando la fe por presupuesto. Aquella playa de Barcelona fue la de Troya para vos. Aún con la punta de la lanza enemiga en el cuello, estabais dispuesto a entregar el cuerpo y el alma por mi belleza. No lo exigió de tal modo el de la Blanca Luna, y acaso fue más cruel su pena que la de la muerte, pues ahora estáis postrado en vuestro lecho, relegado en el pueblo que os vio nacer, privado

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del noble ejercicio de la caballería, sumido en un sueño del que despertaréis en breve punto. Vuestra vida se acaba y con ella la mía. Si, como os he dicho, por vos tengo la vida, sé que por vos he de morir. Pero dadme, cielos, aliento para concluir mis palabras. Ciertamente, no son palabras, que no tienen peso en el aire ni relieve en el papel. Pensamientos son que viajan en el lago de vuestro reposo. Tal vez sea el nuestro un amor sin objeto, un cielo que no abraza tierra alguna, un amor que no se alimenta de las naturales caricias y besos que dan cuerpo al sentimiento. Tal vez sea así. Sin embargo, cuántos son los amantes que venderían cada mirada, cada caricia, cada beso, por abandonar la carne mortal y ser mente con mente, amor con amor, alma con alma. No abráis aún los ojos, Caballero de la Triste Figura, pues, en haciéndolo, sufriréis vuestra última derrota ante quien sólo es hidalgo de lanza en astillero. Aguardad un punto, que algo más he de deciros. Antes de que despertéis y con la luz del mundo llegue la de la cordura —si es que ésta es tal y no son todos necios conjurados contra nosotros—, antes de que abráis los ojos y éstos ya no sean los vuestros, os hago un ruego, el último, el primero, el único: mientras esperamos la muerte que a los dos nos ha de llegar en breve, regaladme vuestro afán postrero, vuestro último anhelo, vuestro último pensamiento. Si así lo hacéis, tal vez haya un instante para los dos que nos desligue del mundo y que, al fin, nos haga eternos. Vuestra siempre, Dulcinea, la señora de vuestros pensamientos.

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Silvia Carpena Sáez

AMOR ALBACETEÑO

En El Bonillo me contaron de ti. Me dijeron que eras altanero y que tenías los brazos muy grandes. Me aseguraron que, en el fondo, dedicabas hasta el último suspiro a los demás y que las gotas de sudor de tu frente siempre estaban fresquitas. Me dijeron que venerabas a un dios griego y pensé que eras una especie de chiflado de la Mancha. Y un día te vi y mi apreciación cambió. Te percibí sobrio y espontáneo. Te vi mecerte bajo el viento de tu adorado Eolo. Te descubrí bajo tus aspas y capté tu mirada. No vi nada de ese ceñudo gigante del que me habían prevenido. No me inspiraste temor ni recelo. Me acerqué hacia ti y te sonreí. Intenté posarme en una de tus aspas, pero te pusiste juguetón y no cesabas de moverlas. Al final, me alojé en tu techumbre y te besé. Un graznido de felicidad salió de lo más profundo de mi garganta. Estaba enamorado.

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RESEÑAS

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Agustina García Manzano

Título: Las últimas hojas de octubre Autor: José Manuel Solá Uruguay Género: Poesía “Porque hay palabras de cebolla y rayo y lucha”

que han de nostalgia…”

En los versos que nos escribe José Manuel Solá crece aquella poesía que tiene algo de la última hoja de la última rama del último árbol. Aquí nos conmueven los versos oscuros del atardecer, nos deleitan los cantos luminosos de la más dulce mañana, nos identificamos con las palabras cotidianas de las tardes más largas, y vivimos una noche que la inteligencia salva, porque la luz siempre ilumina.

Ni el abandono, ni la soledad, ni el dolor ahogan al poeta. Su vivir lo ha llevado a un escribir que ya se ha convertido en carne y hueso, así personifica de tal manera a las palabras, que cuando leemos palabra, leemos persona, cuando miramos palabras nos leemos a nosotros mismos. El poeta toma conciencia del mundo y va llorando palabras: “Violaron las palabras, les cortaron las manos, Les arrancaron hijos desde el vientre.

“perros de las estrellas 183

morir

conmigo

de


Nadie vio nada. Nada.”

entonces, también tiene un ahora. El tú del poeta ha entrado en el universo de todos los tus.

Estas polisémicas hojas tienen algo de octubre revolucionario, sobrepasan el 17, pues sus medidas son 17,5 por 17,5 cm, o lo que es lo mismo raíz cuadrada de 306,25. Las últimas hojas de octubre están insertas en una geometría telúrica que llega al mapa físico del libro, un cuadrado perfecto, un cuerpo al que Platón le atribuyó la tierra. Una forma bella que no escapa de la herida del mundo. Una lujosa edición que dignifica aquello de lo que hay que hablar, la añoranza vital del poeta. En este libro no se habla de la palabra humanidad sino de la humanidad palabra. Y aunque el poema tiene un

“así me voy perdiendo de mí mismo” Obra de multitud frutal, granada de poéticas enumeraciones, de silvestres paralelismos, donde se asoma la poesía de América y se acerca la poesía de España. Un libro que siente la distancia, que habla de la ausencia y celebra la vida. Un libro espirituoso, inagotable, de cenizas nuevas y flores primigenias para una sed tan antigua como nueva.

Agustina García Manzano

Título: Opus nº 9 De mi locura en Sol Mayor. Autor: José Manuel Solá Uruguay Género: Poesía Muchos adjetivos serían precisos para escribir sobre este libro que su autor humildemente llama cuaderno de

poesía. Si la poesía es hermana de la música aquí ambas se nos presentan como astillejos por el cielo: 184


a saltos, otras en largos movimientos ondulantes, y siempre con armonías que arrebatan. Estamos en un libro ópera, que es la síntesis de todas las artes. Porque José Manuel Solá es un poeta puertorriqueño que sabe mucho de la poesía que se ve, de la pintura que se oye, de la música que se pinta. En su libro ofrece una gran cantidad de referencias al mundo del arte que nos encantaría comentar una por una. Este poeta se entusiasma con un amor total, terreno y celeste a la vez. Sus textos nos llegan al corazón con un amor que no cierra los ojos a la injusticia ni al dolor de “las manos que hilaban las cobijas.” Un amor que no olvida a los imprescindibles como Casaldáliga, y que nos recuerda que siempre acecha la barbarie en cada esquina del poema:

“Las palabras, esas luciérnagas negras que saltan en mi alforja, me acosan, me hostigan, rebullen en mis sueños, cobran vida, vuelan incandescentes por mi aliento, se descuelgan de mis ojos, revolotean como un eco por las galerías de mi cansancio, trazan cicatrices de tinta que quema los cuadernos como una geografía de la desolación o de la esperanza, como un memorial de la utopía, como un descubrimiento de las islas del verbo, hasta que el cansancio parece aquietarlas. Pero no duermen, no. Me acechan. Me conminan. Me atrapan. Y yo las beso hasta el dolor. Esta noche de vino, de cigarrillos y canciones, danzan como un nido gordiano alrededor de mi garganta.” Cuando leáis este poemario, aun sin conocer el título, sentiréis que el fraseo es musical, que nuestra mente se mueve por algo más que palabras, y es que el autor ha conseguido ese viaje interior que es música y espacio, una poesía que él le ha robado a las nueve musas, con un arte mayor que supera todos los octosílabos de los romances viejos. Poesía en modo mayor, aquel que en clase de música nos decían que suena como más alegre, más luminoso. El vuelo del amor es tan fuerte, es un océano de poesía que se mueve y vaga por las estrellas más lejanas. Unas veces

“con un golpe de fusil en la frente, con un golpe de bota en el costado, con una risa impúdica y morbosa no pueden desterrar tanta ternura.” La lectura de estos 27 poemas en prosa tan bellamente editados es necesaria para todas aquellas personas que no quieran morirse sin saber qué es poesía. Opus nº 9 es uno de esos libros que nunca se terminan de leer, un libro para leer y volver a leer, como si fuera el aire que respiramos, porque la vida es su materia y la respiración es la vida.

Ayesha Ilustración

185


Alma Pagès Título: Estados mínimos Autora: Begoña Montes Zofío Género: Poesía En “Estados mínimos”, séptimo de sus

metro:

poemarios publicados, Begoña Montes

cristal). La naturaleza, siempre presente

Zofío

que

en su obra, se hace metáfora y

poético:

proyección de sí misma (Agua y cal/ en

ahonda

caracterizan

en su

los

rasgos

decir

Mirada/que

sorprende/en

concentración expresiva y brevedad.

el

Con un lenguaje sencillo y directo, la

agujeros/mi inconsistencia). Entre otros

autora indaga en el entorno cotidiano,

recursos estilísticos, la pregunta retórica

repara en objetos a los que no prestamos

le sirve para lanzarse y lanzarnos a los

atención y

acierta a dotarlos de

lectores, un destello que deslumbra e

profundidad metafórica (La cera: que

ilumina con regusto irónico (Si te

escurre/corto/viaje). De igual manera,

olvidas-TE/¿por qué quieres/recordar/a

sabe atrapar instantes de la vida, a los

otros?) y a veces se acoge a la greguería

que otorga vigencia poética (En el

(Molino

186

kárstico/paisaje/han

el

de

viento:

la

llenado/de

sombra/es


peine/de los rastrojos) o al espíritu del

embargo, nos sacude con una descarga

haiku (Rana sin voz/en el musgo

de eléctrica belleza que nos permite

seco,/verano decreciente). Poesía, en

percibir su hondura.

fin, de aparente facilidad que, sin

Cipriano Fontanilla

Título: Juegos de Sirena Autora: María Sangüesa Editorial: Huerga & Fierro Género: Poesía En el prólogo del libro, de la pluma de

“Tenemos ante nuestra mirada un libro

Julia Gallo, rescatamos el párrafo

evocador de paisajes marítimos vividos

187


y a la vez ensoñados, escenario amplio

A través de sus versos, de sus cuidados

y misterioso donde la autora desgrana

versos, el lector se adentra en los bellos

sentimientos”,

que la

poemas: “ Hoy de cada día”, “Cuidado”,

autora ha abierto para sus lectores a la

Evocación”, Triste canto”, “Naufragio”,

vez que nos introduce en su armonía

entre otros,

lírica, metáforas e imágenes que nos

interés…y un olor a mar como nos dice

asaltan a través de sus versos con

María Sangüesa en el Postfacio, porque

imperiosa sensibilidad.

estos poemas nacen a la orilla del mar ,

Y en el trasfondo de su poética seguro

un mundo que la autora imagina, un

que muy conscientemente, el latido de

mundo invisible “bajo la franja de añiles

mujer que ella misma trasparenta en

y turquesas”

los párrafos de su dedicatoria con el

vivificado con su palabra, con su

recuerdo a las mujeres de su infancia.

palabra de poeta.

“Si te acercas a ella, si la contemplas /

Un libro que ha merecido nuestra

tan solo verás – tendida- a una mujer /

atención y seguro que merece también

entre arenas que duermen, y sin

la vuestra.

un universo

tiempo.”

Ayesha Ilustración

188

que mantienen nuestro

que la autora

ha


Consuelo Triviño Anzola Título: Vivir es lo que hay Autor: Juan Ruiz de Torres Editorial: Altorrey Páginas: 130

Me encanta tropezar con libros de género híbrido como este: diario, dietario, confesión, testimonio, ensayo, lo común en estos textos es la brevedad. Su mérito descansa en la frescura y autenticidad, si es que podemos aplicar este valor estético, a cada reflexión de su autor sobre la vida, en el medio que nos rodea, y que entendemos como “nuestra realidad actual”. Escritos entre 2010 y 2012, transmiten la inmediatez, de los hechos y la necesidad de detenernos ante ellos para pensar, con independencia y libertad de criterio. Y es que son muchos los flecos que dejamos sueltos a lo largo de la vida, lo que en un momento nos enfrenta al espejo: amistades que se quedan en el camino, promesas que nos hicimos, propósitos que no cumplimos, tiempo

perdido o ganado. Lo esencial es la pregunta sobre el sentido de la existencia, que nos formula Juan Ruiz de Torres en estos 60 textos, como instantáneas en las que también me veo reflejada. En ellos se reflexiona sobre la frivolidad con que se asumen temas vitales en la actualidad, las profundas diferencias y matices, respecto a los discursos hegemónicos cuya semántica se distorsiona, de modo que se requiere con urgencia la precisión de un espíritu libre. Ruiz de Torres plantea desde su experiencia, y de manera sencilla, el terrorífico aislamiento de los seres humanos, la indiferencia hacia el otro, la diferencia entre amistades y contactos -que en las redes sociales se confunde-; entre gritar y hablar, la virtud del 189


silencio, ante el ruido y estruendo en que decae la música; el privilegio del silencio, el empobrecimiento del lenguaje, el correo basura, el deporte, el patético espectáculo de la vida expuesta en las pantallas de plasma, todo cuanto distrae la atención y nos impide conectar con nosotros mismos y con ese

otro imprescindible que completa nuestro ser, porque somos, ante todo, seres colectivos, no únicamente organismos conectados a redes. Ojalá se escribieran más libros como este, que nos recuerdan lo enriquecedor y beneficioso que puede ser el hábito de pensar.

Guillermo Rodríguez Sampedro

Título: Equilátero Autores: Milagros Salvador, Emilio Porta y Miguel Ortega Isla Género: Poesía Editorial: Huerga & Fierro

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Palpitante triángulo coronado de espigas (M.S.) Equilátero es un libro triangular. Editado en 2012 por Huerga & Fierro, recoge textos en prosa y en verso de Miguel Ortega Isla y Emilio Porta y poemas de Milagros Salvador.

«Lo que fue nada ahora es todo. Y lo que fue todo, nada es ahora». “Reflexiones desde Orzeán” son unas reflexiones acerca del hecho literario. Me gustaría resaltar esta afirmación: «La Literatura es siempre un hecho personal y una decisión casi inconsciente cómo te instalas en su cuerpo». Milagros Salvador cierra el triángulo con algunos poemas inéditos y otros de sus libros anteriores, como “No arderán ya nuestras naves” de Espejo de la tierra, “Contaron la aventura del diluvio” de Gira nocturna y “Pervivencia del mito” de Inevitable voz. Creo que lo más sensato es dejar a quien acuda a estas páginas que descubra por sí mismo los hallazgos de Equilátero, pues como decía Álvaro de Campos, «el único prefacio a una obra es el cerebro de quien la lee».

Miguel Ortega, autor de Meditaciones para después del desayuno, abre su ángulo con el “Banquete del Olimpo” al que acude un verdadero popurrí de artistas y personajes de ficción e históricos, como Poncela, que aparece también en el pequeño cuento “El salón de Madame Récamier”. En dicho cuento asistimos a la mezcla de presente, pasado y futuro hasta que la lluvia devuelve todo a su sitio. Emilio porta aporta poemas de versos cortos en los que no se anda por las ramas. En “Cambio de valores” podemos notar a José Hierro:

Ayesha Ilustración

191


Marisol Mariño

Título: Breviario Poético de Oraciones Rotas Autor: Diego Fernández González Género: Poesía Como su título indica son pequeñas oraciones, llenas de lirismo y sutileza. Poesía que sentimos cercana y con palabras que parecen querer unirse para componer el verso.

poemario. El sol, la lluvia, el barro, el otoño, el vino y el zumo de las cereza nos acercan a la naturaleza en estas breves oraciones. Es un libro en el que los poemas, además de leerse, deben verse. Es importante como aparecen escritos, como las letras quieren irse, escaparse del orden establecido para acabar en el final que el autor desea mostrarnos.

La naturaleza esta escueta y magníficamente expresada en estos breves poemas, en los que cada palabra tiene su propio valor y una fuerza interior que nos muestra distintos aspectos sobre la ternura, el deleite, la fugacidad, el cortejo, el hechizo, el embeleso, el amparo, la ebriedad, y muchos títulos más que se dan cita para componer este breve pero enternecedor

Se podrían destacar muchos, pero sólo citaré tres con lo que me he sentido identificada: Porfía, Gelidez y Terneza.

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Marisol Mariño Título: Laberinto sin luna Autor: Francisco Fenoy Rodríguez Género: Poesía Poemario serio y comprometido en el que Francisco Fenoy nos presenta las injusticias que ve, que siente. Las que padecen los más débiles, y él con ellos: los niños, las mujeres, los ancianos. Quiere hacernos llegar su amargura por todo este sufrimiento de los más desfavorecidos. Y lo hace con unos poemas llenos de fuerza, repletos de tristeza, en muchos de ellos sin salida, de este túnel en el que se encuentra el mundo, sin que las amarguras de los demás nos importen. A Fenoy si, le preocupan y mucho, por eso este libro, con el quiere hacernos llegar su angustia y conmovernos con versos como:

Hombres fuertes matados a jornadas, Deshechos, turbios; en su propio río. Del río que camina hacía la fábrica.” Se compone de dos partes la primera titulada; Con la sangre herida, sugerente título, con gran carga poética y la segunda, Tumba o cielo, donde la denuncia y la queja se hace todavía más patente. De la segunda parte un verso del poema II: “Los niños están solos y en sus vuelos se dibuja su profunda tristeza, con luchas de raíces pequeñitas, perezosas en vuelos de palmera.”

“Reviviendo la imagen de la lucha.

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Y también de la segunda parte, un verso del poema VI:

“Transparente va como agua de río en gozo lecho: hablando del futuro y de su fruta y predice un mañana, vivo y recto.”

“Hay millones de rostros que padecen, comen con frío y con pan de centeno. Una esperanza nueva que transita con hambre en luz, con hambre en tumba o cielo.”

Merece la pena perderse en este LABERINTO SIN LUNA que pone a nuestro alcance Francisco Fenoy y pensar con él, en todas las injusticias que nos rodean.

Pero Fenoy, también quiere dejarnos algún rayo de esperanza, con este bello verso del poema V de la segunda parte:

Miguel Ortega Isla

Título: Juego de cartas. Cuaderno Literario nº 15 Autor: Colectivo Literario Tirarse al Folio Editorial: Ediciones Cardeñoso Género: Epistolar

194


Una vez más el Colectivo Literario

literatura y vida a la vez que nos

Tirarse al Folio

nos presenta una

permiten esa parcela de intimidad que

interesante publicación de conjunto,

supone leer una carta que no va dirigida

pues son trece los

a nosotros.

autores que

participan, y trece las cartas en las que

Pero la literatura goza de esa libertad, y

se teje el juego que anuncia su título.

en esta ocasión nos alegramos que este

La carta es el género que se ha elegido

Cuaderno haya logrado nuestro interés,

para ofrecernos historias, lógicamente

en este Juego de Cartas en el que todo

en marco epistolar, en el que nos vamos

el lector saca la sensación de que ha

adentrando en los temas, marcando un

ganado. Todo un elogio.

abanico de asuntos, como el amor, la amistad, los recuerdos, el deseo, etc, con aciertos reseñables, entrelazando

Ayesha Ilustración

195


Milagros Salvador Título: El mar en el buzón Autor: Ramiro Gairín Editorial: Ediciones Vitruvio Género: Poesía Ramiro Gairín nos marca en este libro la senda de la prosa poética, con dirección a la belleza, y que consigue llegar a tan alto fin, concediéndonos el placer de su lectura. Un libro original, airoso, y seductor, en todas sus partes, precisamente las estaciones del año, las cuatro estaciones, que como la efervescencia de la vida comienza en primavera, y con el verano, el otoño y el invierno, cierra el ciclo y el libro en un círculo perfecto, en el que el autor desarrolla sus emociones y pensamientos y nos los comunica, alegrías y tristezas que bordan el corazón. Naturaleza y cultura, nombres de León Felipe, Cesar Vallejo, Ezra Pound,

Picasso… se trenzan entre los renglones que nos marcan el nivel de los recuerdos, aquellos que nos asisten en los días de amor, las frases que pensamos o dijimos, todas asidas al lenguaje engarzados en la armonía que desprende la prosa poética en la que se presenta el libro. Y podemos recordar como comienza El mar en el buzón. “La habitación me mece cargada con palabras”. Acaso sea esa la premonición, las palabras de este libro nos mecen, nos mueve acompasadamente, sin que nos mude de lugar, sin salirnos del libro que en este caso nos seduce desde su propio mundo.

196


Milagros Salvador. Título: Esa vieja nostalgia Autor: Miguel de Loyola. Editorial: Bravo y Allende Editores. Chile. Género: Narrativa Esa vieja nostalgia es el título de un bello e interesante libro de relatos del escritor chileno Miguel de Loyola, título que el autor ha rescatado de uno de sus representativos cuentos, el que aparece con el número 13, un indicio acaso, para compartir la magia que alimenta toda creación. En Esa vieja nostalgia, el autor consigue trasladarnos a otras épocas, a las que volamos con dos alas, la de la fantasía y de la de la memoria, y con ellas nos

adentramos en la dinámica de sus asuntos, de sus argumentos, de sus temas, los que el autor desarrolla con inteligencia y emoción, porque son historias que motivan al lector desde el principio, descripciones y escenas que nos atrapan y que se van trenzando en el coche, en el tren, en la bicicleta, en el camión, en la moto, o en el bus y que dejan el poso de un movimiento o de la velocidad que tomamos como símbolo del paso del tiempo, y entre sus 197


renglones, el juego entre la muerte y la vida, y todo localizado en su querida tierra, el lugar de referencia geográfica y personal a la que nunca debe renunciar el creador, el ánima invisible que soporta nuestras vivencias y alimenta nuestro manantial creador. Con lenguaje cuidado, directo y expresivo, van apareciendo “Recapitulación”, “El despertar”, “Historia de un Cacique”, “El último sobreviviente” etc. hasta los 15 relatos en que se compone el libro. Recojo un párrafo de su contraportada sobre sus relatos, que “vienen a romper mitos, a

golpear puertas cerradas por las sociedades modernas, entregadas a la gloria del exitismo y de los placeres mediáticos”. Pensamiento afortunado en el que se coloca el autor, un cosmos integrador que respira veracidad y que el autor nos traslada con la pluma de los escritores auténticos. Miguel de Loyola una vez más nos regala su buen hacer, su oficio, y que como arte y testimonio de vida, nos deja el sabor de la buena literatura. Un libro merecedor de elogio y de una reposada lectura.

Milagros Salvador.

Título: Pinacoteca de los sueños rotos Autora: Raquel Vázquez. Editorial: Isla Varia ediciones. Género: Poesía

198


El libro de poemas PINACOTECA DE LOS SUEÑOS ROTOS, de la joven poetisa Raquel Vázquez nos ofrece una visión original de cómo se pueden trenzar las emociones personales y las que nos producen la contemplación de cuadros significativos para la autora. En el título encontramos la resonancia a la que la misma Raquel Vázquez nos lleva, como entrada de la segunda y tercera parte de la obra, “Por el bulevar de los sueños rotos”, de Joaquín Sabina, y “Boulevard of Broken Dreams”, de Green Day. El poemario está estructurado en planos que corresponden a los tres capítulos PLANTA BAJA: PINTURA DE LOS CONTRARIOS, PRIMERA PLANTA: ONIRISMO DE MITAD DE ÉPOCA Y SÓTANO: ULTRARREALISMO TRANSABSURDO, que ya nos adelantan bastante sobre la orientación de la poética de Raquel. Es un poemario dinámico, con frescura estética y de sugerentes imágenes,

enlazando colores, sentidos y momentos de la personal experiencia amorosa, en los planos que la propia personalidad nos permite. “Mis ojos son la noche / y mi piel es ceniza”. Corresponden a uno de los primeros poemas “Autorretrato”. “La perfección se encierra en el cristal donde habitas / ventana imperturbable / aún rompiendo las sábanas / que ocultan las raíces de tus ojos. En el poema titulado “El miedo” la autora nos dice: “Detrás del lienzo ¿encontraremos aire o estará la nada?” Detrás del lienzo, y yo digo que sobre todo delante del lienzo, de los lienzos, Raquel Vázquez nos ofrece una poesía, como pide el arte, unida a la belleza.

Ayesha Ilustración

199


Milagros Salvador Título: Sembrando Ilusiones Autor: Varios Autores Editorial: Ediciones Cardeñoso Género: Antología Literaria ( prosa y verso) Sembrando ilusiones, como aparece en la portada del libro, es una antología en prosa y verso, en la que participan 19 autores. Después de una atenta lectura de sus casi 200 páginas, lo primero a destacar es su heterogeneidad, en la procedencia de sus autores, en sus edades, en sus enfoques literarios, en su expresión estética, y también podemos decir que en su nivel poético, algunos ya con un largo recorrido y experiencia, pero todos unidos en ese acto creativo, tan cercano a sembrar ilusiones como lo es la literatura, y es ese lazo el que ha permitido la unión de estos hombres y mujeres con intereses tan diversos. A lo largo de la lectura, a través de los poemas o de los relatos, incluso algunas cartas, nos adentramos en los diferentes

temas que nos presentan, el amor, la naturaleza, los tiempos, la nostalgia, la familia, la poesía, etc., los sentimientos que buscan la expresión poética como medio de comunicación estética. Destacar algunos autores, sería una incorrección con los que dejaríamos sin nombrar a otros, en la sombra que queda entre renglones o entre los versos, pero no pidamos más a una antología que una muestra, una exposición de autores que nos permitirá más tarde acercarnos a los que hayan despertado mayor interés. El libro incluye dibujos o fotografías, que iluminan algunos de los textos. Un vez más felicitamos a ediciones Cardeñoso por su complicidad con los autores y la buena disposición que encontramos como editor.

200


Pedro Carrero Eras Título: Antigüedades. Microrrelatos de Cine. Autor: Andrés R. Blanco y otros autores Editorial: Ediciones Cardeñoso. Colección Raíces de Papel-Narrativa Género: Microrrelatos ganadores del III Certamen de Micorrelatos de Cine «Arvikis Dragonfly» 2012. Ediciones Cardeñoso, Vigo, 2012. Una vez más literatura y cine se entrelazan con armonía. Si la imagen vale más que mil palabras, hay, por el contrario, sentimientos, reflexiones y situaciones que solo la palabra puede expresar, por lo que un puñado de palabras pueden valer más que mil imágenes. Así que la forma escogida en el libro, el microrrelato, tan en boga en nuestros días, se adapta de maravilla a expresar la magia del cine. Algún estructuralista dijo, con acierto, que el cuento es la máxima economía de medios a cambio de la máxima

intensidad. Aplíquese la fórmula al microrrelato, pásese por el exprimidor de la selección y combinación de palabras y el resultado es un zumo concentrado. La mayoría de los textos escogidos cumplen bien ese proceso. Un enjambre de autores –entre premiados, finalistas y seleccionados– demuestra en las páginas de este libro su pasión por el cine. Si pudiera escogerse un vehículo emotivo que aúna a casi todos ellos, este sería la nostalgia por el cine clásico –y clásico es todo film que deja huella– y por las viejas salas de cine. Por ello el 201


primer premio, «Antigüedades», de Andrés R. Blanco, ha sido elegido con acierto para dar título general libro. Esos adorables entes de ficción que han poblado nuestros sueños, y de los que con tanta frecuencia nos hemos prendado o han encarnado ideales de vida imposibles de alcanzar por la mayoría de los mortales, desfilan de un cuento a otro, e interfieren en muchas ocasiones con la realidad. Hay frecuentes entradas y salidas desde la pantalla al patio de butacas, o desde el celuloide que duerme en las estanterías a las calles de las ciudades. Todos se mezclan: los personajes de ficción con los artistas que los encarnaron, hasta el punto de que es difícil separar a unos de otros, y estos, a su vez, se juntan con el público, es decir, con los personajes «de papel» que ha creado el escritor de microrrelatos, y que son los amantes incondicionales del cine. El resultado es un andamiaje muy humano de nostalgia, de belleza y de pasiones, y el sabor que

le queda al lector de este libro es igual al que nos dice que la vida es sueño. Vayan algunos ejemplos míos, que podrían ser a la manera de los entes de este libro. ¿Será menos realidad la princesa Leia de Star Wars que la chinita del bazar de todo a cien de la esquina? ¿No podré ser yo, senderista, por unos momentos, el coronel Nicholson de El puente sobre el río Kwai, mientras camino por trochas y barrancas y silbo la famosa melodía? ¿No me gustaría tener un abogado, defensor de causas perdidas, como Charles Laugthon en Testigo de cargo? ¿No recuerdo a Indiana Jones cuando decido salir del pozo del desánimo y me visto con una vieja chaqueta y un sombrero de ala ancha, dispuesto a comerme el mundo? Maravilloso antídoto el del cine contra los desastres de la vida, el cine que nos acompaña desde la infancia, maravillosas y fantásticas sombras sobre tela, maravillosos sueños…

202


Ayesha Ilustración

Reyes Cáceres Molinero Título: Manual de tinta Autora: Nieves Viesca Editorial: Ediciones Vitruvio Género: Poesía Nieves Viesca ha publicado recientemente un poemario titulado “Manual de tinta” que es un homenaje a la literatura desde su origen hasta que el libro sale a la luz y llega a las manos del lector. Bella y atractiva temática que la autora divide en tres partes: “Apolo”, “Los cabellos de Medusa” y “Las Musas”. La obra va desvelando sin prisa el misterioso proceso de la escritura con estilo sutil y minimalista.

se quiebra en los cristales de la espera Los protagonistas de estas páginas son además del escritor las tertulias, librerías y demás elementos del proceso creador. Temas que se expresan con una voz cuajada de calidez y sensibilidad que dibuja un trayecto luminoso y cargado de significado, siempre a través de un lenguaje elegante, personalismo y evocador. Poesía densa y esencial mostrada con un envoltorio formal de gran variedad visual: mezcla de

Junto a mi pluma El ave que me amaba 203


mayúsculas y minúsculas, diferentes caracteres de letras, páginas casi en blanco donde solo aletea levemente el negro de la tinta. Sus poemas se revisten de estructuras procedentes de las vanguardias en donde se percibe algún guiño surrealista y cierta huella de los haikus. Nieves Viesca juega con las

palabras y con los espacios. A veces sus versos se asemejan a un pentagrama quizá como recuerdo de que la lírica es compañera de viaje de la música. Nieves Viesca (Gijón, 1959) es autora de tres libros de relatos. Su obra aparece en diversas antologías.

Reyes Cáceres Molinero Título: La mano que busca el despertador Autor: Ricardo García Fernández Editorial: Ediciones Cardeñoso. Colección Raíces de Papel -Poesía Género: Poesía. (Poemario Ganador del IV Certamen de poesía "Poeta Juan Calderón Matador" ) Ricardo García Fernández ha sido el ganador del premio Juan Calderón Matador en su cuarta convocatoria con

un poemario de sugestivo nombre “La mano que busca el despertador”. El libro, estructurado en tres partes: “Los 204


sueños tienen ojos”, “Los tímpanos marcan las siete” y “Las sombras espantan los labios”, insinúa ya desde el principio claras referencias a la corporalidadEl autor se dirige al lector entregándole sus versos en un audaz poema y ya desde el inicio encontramos una mirada ambivalente que se proyecta desde recuerdos agridulces de la infancia a un presente invadido por el amor. Una de las principales características de su poética es el recurso a lo cotidiano con un lenguaje que hace bajar a pie de calle y sumergirse en un escenario mas bien narrativo: “de pequeño quería arreglar el mundo/y el mundo le obligó a arreglar tan solo/papeles de oficina”. Este tono prosaico se alterna con una voz que explora mundos profundos -el

silencio, la muerte, el perdurar mas allácuestiones existenciales que refleja a través de metáforas de calado. “La muerte está montada en nuestros hombros”. Ricardo García explora hasta hallar aquel expresivo hallazgo que pueda ser el retrato de su interioridad: “Vas caminando un día por la calle/agobiado y con prisa como siempre/y de pronto te encuentras a ti mismo:/tu vida se detiene en un silencio”. La emoción que se respira en sus poemas aparece a veces contenida bajo la capa de un humor irónico y desmitificador, pero es solo una forma de vestirla, pues su autor está convencido de que el lirismo es el camino más potente para transformar el mundo.

Ayesha Ilustración

205


Soledad Cavero Título: Campo de trigo con alondra Autor: Alberto Escarpa Género: Poesía Edita. Ed. Polibea Alberto

Escarpa,

después

de

un

El poeta, como si estuviera “En un alba

prolongado silencio, aparece de nuevo

de invierno- repentina” va ahondando

con su obra Campo de Trigo con

en las profundidades de la naturaleza

Alondra, finalista tres años en el

humana, trascendida

prestigioso Adonais. Libro, dividido

amor que ha conseguido sacarle de las

entres parte, Primer nombramiento del

sombras: Encuentro con la luz que todo

alba, Oscuridad como luz, La tierra y el

lo

ave, que desde sus primeras páginas nos

deslumbramiento,

llevan a interiorizar si queremos extraer

hallazgo intemporal donde “la muerte

bien el néctar de estos versos.

tiene otro significado”. Verso 206

cambia,

no

la impronta del

con

un

porque

simple es

un que


parece

darnos

la

llave

para

nos dice: “Otra sangre me ocupa y me

introducirnos en la alquimia, que va a

sucede/desde esta hora en que todo/ ha

propiciarle

sido consumado”.

la metamorfosis interior.

Por eso “Las posibilidades

de una

En ciertas partes el poemario parece

resurrección”, entran de lleno en una

estar concebido minuciosamente como

amplitud

basada en su

un ritual casi sagrado. No sólo por sus

encuentro con el amor: “ALGUIEN ha

connotaciones evangélicas sino por el

llegado hasta la ciudad/ para decir mi

entramado

nombre./ Se me tiende una mano desde

esconde. Así el poeta se siente abrasado

lo alto./ Toda la luz sobrevivida/

por el amor en alguno de los versos, y la

acontece/ en esta retirada de las

palabra huye ante la imposibilidad de

sombras.” Expresa, sintiéndose tocado

plasmar tan rica experiencia. Ofrenda y

por esa gracia que de arriba nos viene y

sacrificio, oscuridad y luz, son guías

“Tocándolo todo/ ya toca al hombre”.

para rozar los límites donde

Alberto Escarpa ha medido bien desde

“¿Quién eres ocupando/el centro de la

el inicio su forma expresiva. Por eso

claridad?

detrás de la sencillez, dentro de un texto

Pero aún con la llaga abierta en esta

cargado de signos de gran alcance,

pregunta sabe Alberto Escarpa que “Es

participios e infinitivos facilitan

su

otro el cuerpo y otra la palabra/ después

ligereza e interpretación: En estos

del sacrificio/ sucedido en la noche”.

versos lo vemos: “Decir la luz no es

Celebración y holocausto, que le han

fácil/ cuando tanto dolor ha ocupado los

dejado abierta una puerta hacia el

ojos”. Sencillez y logro cuando el

infinito

misterio tensa los hilos interiores del

desconocida. “No volverá a ocurrir que

Ser embridando palabras en la lúcida

yo duerma”, manifiesta sintiéndose

expansión de la luz.

liberado del “Sepulcro” como Lázaro, y

Fuera del dolor el poeta intuye en el

responsable consigo mismo cara al

amor no sólo “Las posibilidades de una

futuro ante el reconocimiento del amor,

resurrección”,

que todo lo transforma.

expansiva

sino

expansión su vida

que

en

esa

místico-amoroso

y

una

libertad

que

indaga:

interior

es otra. Así,

Todo el libro está escrito con la sutileza

“Levantada la piedra vertical de mi

de lo indescifrable y la simbología que

sepulcro”,

ya es “Un

esconde el mensaje interior de la

cuerpo sin vendaje”. Cuerpo que ante el

belleza, capaz de transformar cuanto

descubrimiento de lo bello conseguido

toca.

siente

que

207


Soledad Cavero Título: Soliloquio de invierno Autor: Carmen Rubio Género: Poesía Edita: Casa de Galicia en Córdoba Carmen Rubio con su nuevo poemario,

acontecer humano bajo el cuchillo del

Soliloquio de invierno, nos vuelve abrir

tiempo. La propia vida parece estar

una vez más la ventana de su intimidad,

pasando ante nuestros ojos mientras

hecha verso. No es extraño que la poeta

leemos

haya obtenido el Primer Premio en el

cargados de nostalgia. El pasado, como

XX Certamen de Poesía Rosalía de

rémora que nos dejara sabor amargo, se

Castro con este libro, paradigma del

despliega con pasos de ceniza para

208

estos

poemas,

la

mayoría


recordarnos la fragilidad del Ser ante el

la expresión poética todo surge como

doloroso desenlace de los años. El dulce

por encantamiento. Así la magia que

acomodo de una casa, que fue pan de

origina la propia recreación de las

felicidad para tantos huecos habitados,

imágenes

languidece bajo la mira interior de la

realidad irreversible, embellecida en su

poeta cuando nos dice : “ Sólo quedan

contexto más alto. El dolor y el miedo

en pie/ sus muros; los retratos/ con

“como una cicatriz/ o lirio en mi

rostros de entonces,/ los enseres de ayer

costado”, aparecen tal si estuviera

con su fatiga,/ igual que vidas rotas o

siempre sintiéndose observada desde

libros amarillos.

algún ángulo secreto. La casa y sus

El amor, que tiempo atrás alentara

silencios

tantas horas cargadas

de inocencia,

ricas sensaciones, que parecen flotar

parece vibrar de nuevo al recuerdo de

alrededor. El grito interior va guiando

una playa : “-cuna para su cuerpo-

estos poemas, que nos hablan sobre

cuando al borde/ del mar voluptuoso,

todo de la soledad del hombre

permitía/ que el sol acariciase sus

angustia que surge al no saber cómo

veranos”. El “puñal de diciembre”, le

acometer

hace observar la realidad al mirarse en

ante tantos silencios.

el espejo y ver la soledad que le

Sin embargo, como a través de una

circunda. Todo, “El pasillo, la sala, su

ventana, la poeta resurge a veces entre

corazón…”

le traen ecos dolorosos

las sombras para celebrar el rito

difíciles de olvidar. El grito interior

cotidiano de la vida: “Habito este vacío

irrumpe para desangrar la herida abierta

que me llena”, nos dice, transfigurando

sin remedio. Herida que persistirá en la

la

indagación del ser y su interior soledad.

Silencio benefactor que le abre una

De ahí que, al seguir ahondando en el

puerta hacia lo desconocido cuando la

amor,

evocación

sea la derrota la última

nos

van

acercando

nos acercan

una

un mundo de

y la

la propia fragilidad del ser

realidad

con

llena

inusitada

su

ilusión.

“soliloquio”,

consecuencia: “Ahora sé que fue el

enriquecido por lo inaprensible de otra

miedo/ el que llevó tus pasos de héroe a

realidad más amplia.

la batalla/ feroz de la derrota”. Miedo

La intuición despierta de improviso sin

del que surge

saber de dónde puede venir ese soplo

la intrepidez más

devastadora.

fresco que renueva de repente la casa:

Dentro de la catarsis que Carmen Rubio

“El agua estrecha el cerco/ en torno a mi

desarrolla al emprender la búsqueda de

cintura,/ lo mismo que en un tiempo, ya 209


perdido,/ cuando el mar se batía en

horizontes sin más camino que el

reflejadas luces”, nos dice recordando el

saberse acompañada por la fidelidad de

sueño vivido hace tiempo.

la palabra. Tristeza, como fría lluvia de

La muerte es observada por Carmen

invierno, a la hora de sentir una

Rubio tal una larga sombra que trajese

presencia

a su memoria seres queridos, que ya

nombre, irremisiblemente.

partieron “cansados de esperar no sé

Poemas todos que nos acercar el

qué cosa”. Y como consuelo siempre la

temblor de Carmen Rubio hecho verso,

lectura a su lado, fiel compañera de

ennoblecido

viajes y soledades: Lugares que hacen

poético y recreación de imágenes,

cercana

por

historia dentro del ser para ampliar

Yara Elizabeth Gordillo Cedeño Título: El arte infantil –Conocer al niño a través de sus dibujos Autor: Aureliano Sáinz Martín

210

pronunciando

su

su

conocimiento


Aureliano

Sáinz

un

En este libro, Aureliano Sáinz

incansable investigador del dibujo y el

realiza un profundo análisis sobre el

arte infantil, de formación y profesión

dibujo

arquitecto, Doctor en Pedagogía y

aspectos del desarrollo evolutivo; no

Catedrático

la

sólo desde el desarrollo emocional y de

Expresión Plástica en la Universidad de

la inteligencia, sino también desde el

Córdoba. Una muestra de su actividad

desarrollo de la creatividad, la estética y

investigadora es el presente libro «El

la

Arte Infantil. Conocer al niño a través

producciones plásticas que son capaces

de sus dibujos», que forma parte de sus

de elaborar los niños y las niñas. La

trabajos

visión integral y global del ser humano

en

en

Martín

es

Didáctica

este

de

campo

del

conocimiento.

infantil

dimensión

artística

amplios

de

las

que tiene el autor, es lo que le permite establecer

Entre

abarcando

amplio

y

completo, alejado de la parcialidad en la

destacadas debemos prestar especial

que ha sido tratado el tema del dibujo

atención a su libro «Las ideas de la paz

infantil por corrientes psicoanalíticas y

y de la violencia en los escolares.

evolutivas

Análisis a través del dibujo», por el que

psicología.

el

aportaciones

análisis

más

recibe

sus

un

primer

premio

de

la

pedagogía

y

la

de

Investigaciones Sociales por parte del

El autor sitúa su investigación

Ayuntamiento y la Universidad de

dentro de un marco teórico sustentado

Córdoba. De igual manera debemos

por dos autores clave en la comprensión

resaltar

del arte infantil como desarrollo de la

su

participación

como

coordinador del libro «Signos y cultura

capacidad

de la violencia. Una investigación en el

Luquet

aula». Su última obra «¡Mírame! Teoría

innovador del enfoque de su análisis es

y práctica de los mensajes publicitarios»

la atención prestada a la creatividad, al

se suma al amplio número de artículos

clima de libertad, al respeto de las

referidos al dibujo y al arte infantil, así

iniciativas de los niños y las niñas, a la

como a su actividad dirigiendo tesis

apreciación de la estética y a la

doctorales

consideración del dibujo infantil como

que

profundizan

en

el

conocimiento del mismo tema.

arte.

211

creadora: y

Víctor

Georges-Henri Lowenfeld.

Lo


En su libro Aurelio Sáinz nos va

torno a las cuales giran los dibujos en

presentando poco a poco y etapa por

las diferentes etapas del dibujo infantil.

etapa, la evolución del dibujo infantil,

Una vez más se constata la concepción

empezando por la expresión del disfrute

holística del ser humano teniendo en

por el movimiento y por el color que

cuenta las motivaciones, necesidades e

observamos en la etapa del garabateo,

intereses, que son el leitmotiv de la

hasta llegar a la etapa realista de la

creación del arte plástico.

representación del mundo. Aureliano Sáinz nos deja claro en Cabe destacar que el autor recoge

su libro que el arte infantil es un

en su investigación los intereses de los

lenguaje grafico universal que se utiliza

niños y de las niñas en su expresión

en todo el mundo, con el fin de

artística. Es así como es posible apreciar

comunicar ideas, vivencias, recuerdos y

las diferentes temáticas estudiadas, en

sentimientos.

Ayesha Ilustración

212


Yara Elizabeth Gordillo Cedeño

Título: Historias estrechas Autor: Juan Ruiz de Torres Editorial: Huerga & Fierro Editores.

El mismo autor nos dice en sus

que componen una colección de 4, que

“Palabras

llevan el título de Doce docenas.

previas”

que

estas tres

docenas de de Historias estrechas las

El propio título del libro hace referencia

escribió a principio de este año, y que

a la

se añaden a los anteriores volúmenes

propio autor, el soporte de las historias

estructura que ha escogido el

que se nos presenta

213

espacialmente


estrechas, verticales como las imágenes

Incluso más altas

que de la portada, un rascacielos, una

Pero todas son inútiles….

escalera de caracol, una vía, que sirven también como título de tres de las

Pero en contraste con lo estrecho,

historias, y que se corresponden con

encontramos ancha la voluntad y el

estructuras

ingenio de llevar a cabo este proyecto,

gramaticales

básicas

o

esenciales a las que se somete el autor.

“A rayas”, “Al borde de mi cama”,

Como muestra:

“Arriba y abajo”, “As de espadas”…36 motivos que se presentan ágiles y

TOUR EIFFEL

originales

para

nuestra

Pasan los años.

momentos,

sensaciones,

lectura, emociones,

Y sigo aquí.

experiencias, trozos de vida que caben

Testigo del mundo.

en estas Historias estrechas, por las que

Lo dicen mis visitantes.

podemos transitar todos los que nos

Sí, hay otros mundos.

acerquemos a su lectura.

Y otras torres.

214


TREINTA Y UNA RESEÑAS DEL POEMARIO EL DESTINO NOS ATA Y NOS DESATA De Juan Calderón Matador http://issuu.com/arvikis/docs/_a_prop_sito_de_el_destino_nos_ata_y_nos_desata__r

215


LIBROS Y REVISTAS RECIBIDOS

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219


220


221


222


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Ayesha Ilustraci贸n

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HUELLAS DE LA PLATAFORMA CULTURAL RAÍCES DE PAPEL

Ayesha Ilustración

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IRENE MAYORAL PREMIO RAÍZ DE ORO 2012 No pudimos llevar a cabo el acto de entrega del Premio Raíz de Oro 2012 y homenaje a la poeta Irene Mayoral que teníamos previsto. Su delicada salud lo impidió, por lo que recibió, en la intimidad de su hogar, el trofeo correspondiente, y diploma acreditativo como Miembro de Honor de la Plataforma Cultural Raíces de Papel. Nuestra felicitación y, sobre todo, por su magnífica obra poética.

226


227


PREMIOS LITERARIOS RAÍCES DE PAPEL 2012 Patrocinador

IV CERTAMEN DE POESÍA “POETA JUAN CALDERÓN MATADOR” GANADOR: RICARDO GARCÍA FERNÁNDEZ

III CERTAMEN DE MICRORRELATOS DE CINE “ARVIKIS – DRAGONFLY”

GANADOR: ANDRÉS R. BLANCO

228


229


MÂŞ Eugenia Guerra, conductora del acto

230


Severino Cardeñoso ( Director de Ediciones Cardeñoso)

Julia Gallo, Miembro Distinguido P.C. Raíces de Papel 231


Milagros Salvador, Miembro Distinguido

Reyes Cรกceres, Miembro Distinguido

232


Nuria SĂĄnchez, Miembro Distinguido

Blas MuĂąoz, Miembro Distinguido

233


Marcos Callau, Miembro Distinguido

Elena MarquĂŠs, Miembro Distinguido

234


Silvia Carpena, Miembro Distinguido

Ayesha L. Rubio, Miembro Distinguido

235


Carmen Rubio, Miembro Distinguido

Milagros Salvador da lectura al acta del jurado 236


Jurado del Certamen de Microrrelatos de Cine

237


Paloma Hdez. Gayoso , finalista del certamen de microrrelatos

AndrĂŠs R. Blanco, ganador del Certamen de Microrrelatos

238


AndrĂŠs R. Blanco, Miembro Distinguido 239


Reyes Cรกceres, presentando el libro Antiguedades

240


Carmen Rubio da lectura al acta del certamen de poesĂ­a

241


Ricardo García Fernández, Ganador del Certamen de Poesía

242


243


Blas Mu単oz, presentando el libro El destino nos ata y nos desata

244


Juan Calder贸n recita poemas de su libro

245


El jurado del IV Certamen de Poesía “Poeta Juan Calderón Matador” estuvo formado por Julia Gallo Sanz (Escritora), Carmen Rubio (Poeta), Raquel Vázquez (Poeta, ganadora de la edición anterior), Javier Bueno (Escritor), y Juan Calderón Matador (Escritor)

El jurado del III Certamen de Microrrelatos de Cine “Arvikis – Dragonfly” estuvo formado por Milagros Salvador (Escritora), Reyes Cáceres Molinero (Escritora), Marcos Callau Vicente (Escritor, Ganador de la edición anterior), Juan Calderón Matador (Escritor), Javier Bueno (Escritor)

Agradecemos las facilidades recibidas para la realización de este acto a Maribel Marrodán, presidenta de CULTURAL TELEFÓNICA DE MADRID, la colaboración del GRUPO LITERARIO TINTAVIVA, su magnífica labor, como conductora de la velada, a la comunicadora MARÍA EUGENIA GUERRA, y el reportaje fotográfico realizado por MARIVI GARCÍA BUENO. Mención especial merece nuestro mecenas, SEVERINO CARDEÑOSO, director de EDICIONES CARDEÑOSO, por su generosidad y cercanía.

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ILUSTRACIONES DE AYESHA L. RUBIO

http://www.ayeshalrubio.com/

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