schwager puchoco

2 de forro

ARTURO VALDERAS

SCHWAGER-PUCHOCO

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RESTOS E INDICIOS DEL PATRIMONIO INDUSTRIAL DEL CARBÓN Fotografías

1° edición 2017

SCHWAGER-PUCHOCO-RESTOS E INDICIOS DEL PATRIMONIO

INDUSTRIAL DEL CARBÓN

Autor: Arturo Valderas Registro de propiedad intelectual N° A- 279244 ISBN: 978-956-7382-35-4 © De esta edición Universidad Academia de Humanismo Cristiano Condell 506 – Providencia – Santiago de Chile DIP – Departamento de Investigación y Postgrados Unidad de Publicaciones © Arturo Valderas Este libro se imprimió en los talleres de Donnebaum © Derechos reservados dip@academia.cl (+562) 27878016

A mi querida Javiera A mis Padres A mis hijos.

Arturo Valderas

Presentación Estas imágenes son el testimonio dramático de la dimensión del tiempo; la evidencia de otras vidas que hoy podemos constatar en los vestigios ruinosos de la mina Schwager-Puchoco, que los años y el abandono silenciosamente han cuidado, dejando a nuestra vista el ADN de cada acero y ladrillo con que fueron edificados; conservando el eco y la vida de quienes los forjaron. Ante la posibilidad cierta de que las voces de este paisaje cultural desaparezcan completamente en un futuro próximo, quise registrar lo que aún queda de las faenas de producción del carbón, los restos del patrimonio industrial que contienen la memoria historica, tecnológica, social, arquitectónica y científica de esta localidad.

Son estas las ruinas y restos de una ciudad y una cultura que hoy no existen; son el último testimonio material de que ahí hubo otras ingenierías, otros cuerpos, otros flujos de mercado y producción; donde aún palpita el trabajo de las viejas fundiciones, de las maestranzas, las tecnologías para la explotación de los mantos carboniferos de la hulla; de las rutas marinas, los economatos, las duchas colectivas, las luchas sindicales y las arquitecturas y urbanizaciones de las clases sociales. En aquellas construcciones abandonadas se aprecia el lejano reflejo de la sacrificada y heroica labor de nuestros compatriotas de principios del siglo XX, que extraían el carbón de las profundidades del mar gracias a la combinación de la fuerza humana y de la máquina propia de la era industrial. Por esa misma combinación, el presente registro corresponde tanto al patrimonio Industrial como al cultural.

El primero, según el International Committee for the Conservation of the Industrial Heritage, se compone de los restos de la cultura industrial que poseen un valor histórico, tecnológico, social, arquitectónico o científico. Estos restos consisten en edificios y maquinaria, talleres, molinos y fábricas, minas y sitios para procesar y refinar, almacenes y depósitos, lugares donde se genera, se transmite y se usa energía, medios de transporte y toda su infraestructura, así como los sitios donde se desarrollan las actividades sociales relacionadas con la industria, tales como la vivienda, el culto religioso o la

educación. El segundo, en tanto, es un criterio adoptado por la Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural en la Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) el 16 de noviembre de 1972. Su objetivo es promover la identificación, protección y preservación del patrimonio cultural y natural de todo el mundo, el cual es considerado especialmente valioso para la humanidad. Como complemento de ese tratado, la Unesco aprobó, el 17 de octubre del 2003, la Convención para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial, donde se definió a este último como los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas -junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes- que las comunidades, los grupos y, en algunos casos, los individuos, reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural. Este patrimonio cultural inmaterial, que se transmite de generación en generación, es recreado constantemente por las comunidades y grupos en función de su entorno, su interacción con la naturaleza y su historia, infundiéndoles un sentimiento de identidad y continuidad, y contribuyendo así a promover el respeto de la diversidad cultural y la creatividad humana. Este ensayo iconográfico pretende posibilitar la circulación pedagógica y la construcción de una memoria del patrimonio arquitectónico de la zona de Punta Puchoco: de su historia, hoy desmantelada por el olvido y la reducción del pasado de parte del modelo de consumo imperante. Historia que se puede leer en los vestigios de un esqueleto arquitectónico que - horadado por el clima y desmantelado por la acción del hombreexhibe sus huesos de metal, agitando su pasado y sus secretos.

Pronto ya no habrá nada, ni siquiera sus ruinas y es por eso pienso que el valor de este trabajo es develar y construir la evidencia del abandono, para formar conciencia de esto y de la borradura de los imaginarios del pasado, porque son la huella arqueológica y el alma de quienes fuimos.

Las fotografías de estas ruinas arquitectónicas pretenden ser, en su conjunto, un relato de la historia de la producción del carbón, un cuerpo de ideas mudas que se muestran y se agitan con la brisa del mar, que las oxigena y a la vez las oxida, apurando su olvido.

Arturo Valderas febrero 2015

Precursores

Jorge Rojas Miranda

Se le atribuye la fundación de Coronel, comuna donde se encuentra el sector del mineral de carbón Puchoco hoy conocido como Schwager-Puchoco. Oriundo de la ciudad de la Serena.

Jorge Rojas Miranda nació en La Serena, el 23 de abril de 1824; a un año de la abdicación del Director Supremo don Bernardo O’Higgins, y en pleno período de anarquía o era de los Pipiolos. Hijo de don Bernardino Rojas y María Trinidad Miranda, ambos descendientes de antiguas familias de la aristocracia local, de cuyo esplendor sólo conservaban los recuerdos, y que fallecieron cuando Jorge tenía apenas 12 años.

Ya durante sus estudios primarios, en el liceo de La Serena, Rojas Miranda manifestó un vivo interés por la geología. Fue uno de los más jóvenes discípulos del destacado minerologista polaco Ignacio Domeyko. Cursó estudios formales hasta los 21 años, cuando debió cambiar las aulas por un trabajo en la fundición de cobre “Dieguito”, al interior de La Serena. Desde aquí, Rojas dio un gran impulso a la industria carbonífera, convirtiéndose en uno de sus protagonistas. No está claro cómo este geólogo obtuvo sus primeros recursos, los que le permitieron invertir en la compra de punta Puchoco para la explotación y producción de carbón artesanal. Lo más probable es que hayan sido parte de su herencia, dado su origen aristocrático; los que habrá combinado con algunos préstamos bancarios.

A poco de iniciar la explotación de las minas de Puchoco, en mayo de 1850, Rojas gestionó la apertura de la caleta de Coronel, con la finalidad de habilitar a las embarcaciones mayores para transportar carbón de piedra hacia el puerto habilitado de Lirquén. No conforme ello, sin embargo, un mes más tarde solicita autorización a la Intendencia para expandir sus envíos de mineral hacia el extranjero, considerando la abundancia productiva de las minas de la zona. Jorge Rojas Miranda debió luchar tenazmente para lograr la acreditación del carbón de Coronel: aquel combustible fósil no gozaba de mucho prestigio en nuestro país, en comparación al que se importaba desde

Inglaterra y que era considerado superior por el sólo hecho de ser extranjero.

Así lo evoca Raúl Santis Cerda en El carbón en la economía nacional de autoria de Rojas Miranda (1891): “.. la desconfianza, el desprestigio por los productos nacionales, y la propaganda de desprestigio del carbón nacional en que se empeñaban los importadores de carbón inglés ....nadie quería aceptar el carbón chileno… nadie quiso aventurarse siquiera a probar en aquella época ... lo importado es mejor. Aunque pueda dar fe de su bondad sino del hecho de ser importado.”....

Los primeros cargamentos los envió gratuitamente a los puertos de Coquimbo, con el objeto de probar en sus hornos la fundición del carbón de Puchoco. Como resultado, pudo vender su producción a $6 la tonelada para el año 1851, lo que significo el inicio de una produccion hasta ese entonces artesanal, llegar convertirse en una produccion Industrial. Hasta el año siguiente fue el único productor en el país, y el éxito de sus gestiones lo llevó a ser modelo de otros emprendedores mineros. De hecho, Matías Cousiño, José Antonio Alemparte y Thomas Bland Garland, asociados en la mina de Lota, también enviaron partidas de carbón gratuitas a Coquimbo, Atacama y Tarapacá, y a San Francisco (EE.UU) y a Panamá, con el fin de abrir nuevos mercados para su producto. Una vez logrados sus objetivos, Jorge Rojas se radicó en Concepción, donde contrajo matrimonio con Adelaida Pradel Silva y Morales, hija de Miguel Pradel y de Dolores Silva y Morales y Ruiz de Berecedo. Participó activamente en política y llegó a ser parlamentario en representación de la ciudad penquista; sin embargo, tras la derrota balmacedista de 1891 y la consecuente persecución a los simpatizantes del presidente, Rojas debió refugiarse en el claustro de Santo Domingo con su familia. El padre de la industria del carbón en Chile falleció el 18 de julio de 1892, a la edad de 68 años.

________________________________ Extractado y adaptado desde Historia de Coronel (1999), de Héctor Aburto y Manuel Gutiérrez G.

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Federico Schwager II Es muy poco lo que se sabe sobre Federico Guillermo Schwager I. Nació en la ciudad alemana de Zerbst, en el estado de Sajonia Anhalt, en 1789, desde donde llegó a establecerse en Chile, por razones desconocidas, a principio del siglo XIX. Para 1830, según el columnista y editor del South Pacific Mail Hardey Evans, se le halla en Valparaíso plenamente arraigado: buen índice de ello es que su nombre figura entre los fundadores del club Alemán. En esa ciudad, Schwager contrajo matrimonio con una dama de origen inglés llamada Mary Maginnes, con quien tuvo cinco hijos. De éstos, Federico Guillermo Schwager II y Carolina fueron los más directamente relacionados con la empresa carbonífera.

La actividad de Schwager se vinculó al negocio de seguros, y también fue agente de una compañía de vapores en la compra de carbón; sin embargo, no fue muy afortunado en los negocios que emprendió. Murió en julio de 1861, dejando una cantidad de deudas considerable a su familia; cinco años más tarde falleció su esposa.

Con el tiempo, Federico Guillermo Schwager II se transformó en el magnate de la industria del carbón en Coronel.

Sus únicos datos biográficos con los que contamos fueron entregados por su amigo Albert Chadowicki, (1836-1907), profesor de música de origen polaco. Chadowicki tenía la costumbre de llevar diarios de vida, en los que menciona reiteradamente a su amigo “Fred” Schwager. Pese a evocarlo como un hombre de gran habilidad y energía en las tareas que emprendía; en realidad Federico Schwager sufrió durante gran parte de su vida por consecuencia de un feble estado de salud.

La primera intervención de Schwager II en la industria del carbón fue en 1855, cuando le hizo un préstamo a Ramón Rojas por la suma de $12.000. Inició las explotaciones mineras en el sector de Boca Maule, pero en 1866 debió abandonar la

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Compañía de Puchoco tras sufrir un grave accidente al bajar de un tranvía en Valparaíso. Vendió entonces sus acciones, y las de sus hermanas, a el estadounidense William GibsonDélano por 600 mil pesos, al igual que un derecho sobre las minas de Boca Maule, que otorgaría una cantidad de $0,25 pesos por tonelada extraída.

Luego de un reposo de tres años, Schwager volvió de lleno a sus negocios y con renovados bríos. Para 1875 adquirió a Antonio Mora el 50% de los derechos correspondientes a los territorios de las explotaciones mineras de Carbon de Boca Maule y Huerta, ubicados en la ribera del estero Maule. Dos años más tarde, compró el resto de los derechos, tanto de extracción del mineral como de la ocupación del suelo. En estos sitios se extrajo carbón de piques de escasa profundidad; el principal de ellos fue el “Pique N° 1”, más tarde reemplazado en importancia por los chiflones “Santa María” y el “Chiflón N°4”. Este último, una espectacular obra de ingeniería de la época, entró en servicio en 1876, tras seis años de trabajos de habilitación que incluyeron la perforación de rocas ubicadas entre dos mareas (esto es, constantemente azotadas por las olas). El Chiflón N° 4 funcionó hasta 1924, cuando cerró debido a la decisión de concentrar la explotación en el sector de Boca Maule, producto de la crisis del sector minero. Estas minas, como las demás de Coronel, fueron trabajadas siguiendo el sistema extractivo de la “muralla larga” (Long wall), característico de Inglaterra y que fue implementado por técnicos e ingenieros de este país contratados especialmente para ello. En esto se revela el carácter de Federico Schwager, quien sentía una profunda admiración hacia Inglaterra; según Chadowicki, era “el país con el cual después de Chile, se identificaba mejor”; y de hecho, llegó a ser vicecónsul británico en Coronel.

Schwager también extendió su industria a otros sectores; en 1886, firmó un contrato con José Antonio de la Jara, para explotar en mutua sociedad las minas de carbón encontradas en el fundo “Canta Rana”, propiedad de este

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último. El convenio establece que de la Jara cedería sus terrenos con todo lo disponible en ellos, mientras que la administración quedaría en manos de Federico Schwager. Las ganancias se repartirían entre ambos por igual. Pero las influencias de este magnate del carbón no quedaron sólo arraigadas a la explotación de minas, sino que también incursionó en el ámbito de las inversiones ferroviarias. Por decreto ley fechado el 02 de septiembre de 1878, el estado le concedió terrenos fiscales para la construcción de un ferrocarril a vapor entre su establecimiento carbonífero y el puerto.

Durante los últimos años de su vida, Schwager debió viajar a Londres para someterse a tratamientos médicos.

En uno de sus diarios, Chadowicki recuerda su partida, a comienzos de 1882, en los siguientes términos: “Nuestras despedidas fueron cortas pero emocionantes, desgraciadamente él no era ahora sino una ruina de lo que había sido i abrigábamos pocas esperanzas de volver a verlo, a menos que el reposo y el viaje restablecieran su salud en grado mayor de lo que se podía esperar. Iba acompañado de sus hermanas Marion i Carolina i de los niños de Marion, Freddie i Minna, además de dos sirvientas i una nurse, i de mrs Petera como dama de compañía. Una verdadera caravana.

Federico Guillermo Schwager Maginnes murió el 24 de junio de 1892, en Pemambuco (Brasil). Durante dos años, sus restos permanecieron sepultados en ese país, y luego fueron repatriados y enterrados en el cementerio protestante de Valparaíso. Este mismo año, poco antes de morir, Schwager había hecho efectiva la compra de las minas de Punta de Puchoco, inundadas en 1881, a los descendientes de William Gibson Délano (sucesión Délano), que en conjunto con los establecimientos de Boca Maule y la Huerta, y a expresa voluntad de Federico, constituyeron la Compañía carbonífera y de fundición Schwager. Su capital inicial fue de 500 mil libras esterlinas, y desde aquí se logró extraer mineral de las minas “Santa María”, “Chiflón N° 4”, “Chiflón N° 6”, y de los piques “Colico” y “Pique N° 2”, los que paralizaron sus

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labores durante las dos primeras décadas del siglo XX. Les siguieron en explotación los chiflones 1, 2 y 3.

Federico Schwager jamás se casó; tampoco tuvo descendencia conocida. A su muerte, su hermana Carolina Schwager de MacDonald asumió la dirección de la compañía, logrando aumentar sus ganancias. Cuando murió, en mayo de 1928, dejó a sus sobrinos Federico Claude Schwager y Minna Claude Schwager una herencia de $48 millones de pesos.

Para 1930, Federico Claude estaba a la cabeza de la administración de la Compañía. En su testamento, Federico Schwager dejó una generosa donación para construir un hospital en beneficio de la población de Puchoco.

_______________________________ Extractado y adaptado de Historia de Coronel (1999), de Héctor Aburto y Manuel Gutiérrez G.

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Barco de propiedad de la Cia.Minera llamado Federico Schwager

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Bahia de Coronel, Punta Puchoco (Lugar de Aguas abundantes) ,

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Casa de la Administraciรณn Cia.

Minera de Schwager

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Escultura de Federico Schwager del Escultor RaĂşl Vargas

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Primer Pique

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Parroquia JesĂşs obrero Schwager

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Gimnasio - Economato

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Oficinas de Maquinas

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Archivos de Contexto

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Casa Administracion 1927

Tienda de Provisiones Economato Puchoco 1927

Correas transportadora de carbon en Schwager.

Chiflรณn Puchoco Schwager.

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Boca De La Mina Schwager N ° 4, Chiflón Santa María en Playa Maule.

Estacion de Trenes Transporte de Carbon 1927

Interior Maestranza, Maule 1928

Planta Electrica Arenas Blancas, Maule 1928

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Estacion de Trenes 1925

Estacion de Trenes en Fiestas Patrias 1940

Estacion de Trenes Transporte de Carbon 1927

Barretero 1928

BaĂąos pĂşblicos

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Coronel Sociedad Koster Arquitetura Inglesa 1910

Tenencia de Carabineros 1928

Muelle Carbonifero de Coronel 1920

Castillo Lo Rojas, arquitectura estilo Frances 1897

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Plaza de Schwager-Puchoco, en los aĂąos 50.

Schwager-Puchoco, a princiios del siglo XX.

Bahia y Ciudad de Coronel Centro 1900, al fondo Punta Puchoco

Vista satelital de Punta Puchoco, sector de la plaza , parroquia, pabellones, economato.

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Ambulancia Mina Schwager 1925

Administracion CIA Schwager 1927

Establecimiento Carbonifero Coronel Puchoco Schwager 1897

Teatro Puchoco Schwager 1927

________________________________________________ Fuentes archivos de contexto : http://www.panoramio.com/user/438914 https://pixitaa.wordpress.com/category/uncategorized/

http://www.ebay.com/itm/CHILE-CORONEL-BOCA-DE-LA-MINA-SCHWAGER-N-4-/270770118485 http://www.fotolog.com/cuencadelcarbon/38808848/ http://www.mercadocoronel.cl/galeria.html

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3 de forros