b u sc a E s t i o Sentido con
Misha un
Sentido busca de en
Valeria Guamán García
Proyecto Integrado 2020


Libro Infantil
Ciclo Formativo de Grado Superior de Ilustración
Òscar Sarramia, Tutor del Proyecto Integrado
Georgina Aspa, Profesora de Encuadernación
Violant Cebrià, Profesora de Soporte Digital
Escola d’Art La Industrial Comte d’Urgell, 187 08036 Barcelona
Un día, en el metro, mamá me dijo que teníamos un compromiso, no sé muy bien lo que significa, pero estoy seguro de que será divertido, pensé.


Recuerdo ir cogido de la mano de mamá y, de repente, ver algo que llamó mi atención.

No sé muy bien cómo, pero al girarme noté que mamá ya no estaba conmigo.

No quise asustarme, ya que, en repetidas ocasiones, ella me había dicho, que, si algún día me perdía, simplemente tenía que esperarla en la siguiente estación.

Así que, es lo que hice

Esperándola en la siguiente estación, me encontré con una mujer muy bonita, con un pelo precioso y super largo.
Recuerdo, que al mirarla sentía calidez y ternura al mismo tiempo.

No sé cómo, ni por qué, pero me sentía en calma con ella. No sabría explicarlo, pero me quedé paralizado y no pude decir palabra, pero creo que ella pudo comprender que yo sabría có mo volver a casa.

De camino a la siguiente parada, al no ver a mamá, me encontré con un señor que, cuando vio que estaba solo, me preguntó: —¿Por qué estás solo?

Pensando quizá, que tal vez lo había hecho por decisión propia, en ningún momento me preguntó si me había perdido.

Recuerdo que me dijo: —Nunca estamos perdidos del todo, solo tienes que seguir tus instintos y sabrás encontrar tu camino y tu propia forma de ver las cosas.

Realmente, no entendía casi nada de lo que me decía, pero creo que lo que quería que entendiera es que debía de ayudarme yo solo y no esperar que nadie viniera en mi ayuda.

Entonces sentí una mano en el hombro, al girarme vi a una mujer mirándome fijamente, tenía la piel oscura, el pelo más rizado que había visto nunca y un vestido precioso.

Me dijo:
—No escuches a nadie que no seas tú mismo, sabrás como volver a casa, estoy segura. Sigue tu corazón, pero también tu cabeza que seguro que son igual de grandes.
Después, recuerdo verla bajarse en la siguiente estación.

Me sentía confundido, no sabia muy bien cómo sentirme y menos qué hacer. Lo único que quería era ver a mi mamá


Con miedo, pero decidido, quise continuar con mi viaje.
En un momento dado, vi a un chico con una ropa extraña y llamativa que se acercaba a mí. Al verme solo empezó a hablarme de muchísimas cosas a la vez.

La mayoría sobre cosas que no existían y otras que sí, pero de las cuales nadie hablaba o se intentaba ocultar información.

Sin darme cuenta, alguien me cogió de la espalda y me arrastró, era Franzï, la hija de una amiga de mamá. Al mirarla sentía tranquilidad y seguridad por haberla encontrado.

Me miro y dijo: —Solo tienes que bajar en la siguiente estación y entenderás.

Así pues, de camino a la siguiente parada, comencé a entenderlo todo. Mamá se había ido, con la intención de que yo enconrará el valor para aprender cómo volver a casa por mi cuenta.

Había hecho todo con la intención de que, en mí, surgiera ese sentimiento de rebeldía y fuerza que hasta entonces no sabía que tenía.

Al escuchar el sonido de alarma de la estación, bajé con rapidez y la encontré.

Finalmente allí estaba mamá, esperándome con la mirada en mi dirección y lista para acompañarme en mi camino.

Mishä, un niño de siete años, se pierde en un viaje alegórico en el metro.
Donde conocerá, sin él quererlo, a cinco personalidades que harán que al final de su trayecto, consiga reencontrarse con algo más.