Hopper en el techo de Saltillo (parte 2)

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Domingo 22 de julio de 2012 VANGUARDIA

Emblemático. 'El Palacio' es uno de los paisajes que plasmó desde la azotea del Hotel Arizpe en 1946, donde se aprecia el famoso y antiguo cine; hoy el cuadro se exhibe en Nueva York

Gail Levin

‘Hopper adoraba el clima Saltillense’ Livio Ávila

La historiadora de arte y autora de “Edward Hopper. Una Biografía Íntima”, Gail Levin visitó Saltillo hace algunos años durante el recorrido que hizo para rastrear los lugares que visitaron Edward Hopper y su esposa Josephine; sitios cuyos paisajes inspiraron al pintor. Ella nos relata sus descubrimientos. -¿Qué tan importante fue Saltillo, para el arte de Hopper?“Como menciono en mi libro, ‘Edward Hopper: Una Biografía Íntima’ (1995, 2007), Edward Hopper y su esposa, la artista Josephine Nivison Hopper, visitó por primera vez México en el verano de 1943, durante la Segunda Guerra Mundial. La gasolina y los neumáticos estaban racionados y por eso tomaron el tren desde Nueva York a la Ciudad de México. “Edward llegó a México porque necesitaba un cambio de escenario. Se aburría con facilidad y se bloqueó y no pudo encontrar nada de lo que quería pintar en casa. Edward no estaba encantado con la ciudad capital (Ciudad de México); rechazó su clima caliente y el ruido, por lo que pronto se largó para el mucho más pequeño Saltillo, a unos 800 kilómetros hacia el Norte. “Se sentían obstaculizados por no tener un coche para conducir y pintar, pero Edward era mucho más feliz en el clima más fresco”.

n el techo

ltillo allá—, puebla el cielo que Hopper pintó de esta escena. Finalmente, nuestro último objetivo es la vista hacia lo que inspiró “Roofs, Saltillo” (“Techos, Saltillo”, 1943, Whitney Museum of American Art, NY). Aquí es más notorio el paso de los años. Ya no está el que fuera el Hotel Coahuila, sino un banco de menor tamaño. Hoy apreciamos la cruz ladeada de iglesia de San Esteban que corona la fachada del templo en la calle Victoria; y, por supuesto, las montañas con el característico color azulado con que se tiñen en este valle. Nuestro trabajo aquí está hecho. Bajamos con las pinturas en los ojos y en la cámara y salimos del lugar donde el autor de “Nightwalks” (1942) y “Office in a Small City” (1953) caminó, durmió y comió junto a Jo.

Un espacio perdido Seguimos caminando por la calle Victoria. Pasamos por el Cine Palacio, al que vemos con otros ojos, con los de Hopper. Y justo en la acera frente al Palacio, en Victoria, algunos pasos más adelante, Federico Jordán me señala la casa donde dice que a Hopper lo hospedó el señor Gabriel Ochoa Aguirre en aquellos años. Timbramos y nos abre su nieto, un señor de avanzada edad, Alejandro Morelos Ochoa, quien dice que sí sabía que su abuelo era amigo de un pintor, y que le han platicado de la pintura de “El Palacio”, sólo eso. Jordán me dice que conoció al padre de nuestro interlocutor, Gabriel Morelos —empresario, agricultor y dueño del Cine Palacio y el Cine Florida en Saltillo—, hoy fallecido. Y que hospedó a Hopper; asegura, en esta casa.

011 con un tope de 1,2 millones de dólares ecia desde el Hotel Arizpe.

El perfil n Nació el 22 de julio de 1882 en Nyack,

Nueva York.

n Falleció el 15 de mayo de 1967 en

Nueva York.

n Su obra destaca la soledad y el

silencio, con escenas de personas en situaciones con estas características, como en su famosa 'Nightwalks' (1942). n Este año una importante retrospectiva es exhibida durante el verano en el Museo Thyssen de Madrid, España. n Saltillo fue una de las ciudades mexicanas donde retrató paisajes. n Su obra es de las más importantes en el arte pictórico.

Pero lo que importa es la Casa Guarhado (Victoria 404), donde dice Gail Levin que Hopper pintó los otros tres cuadros. La casa hoy ya no existe. En su lugar está un alto edificio

de oficinas, el cual hospeda abajo una sede del Instituto Estatal del Empleo y tiene su propio estacionamiento. Sólo alcanzamos a ver, a su lado izquierdo, parte del edificio que plasmó Hopper en “Saltillo Mansion” (1943, The Metropolitan Museum of Art, NY). Apenas se aprecia, pues el inmueble de oficinas deja poco espacio para echarle un vistazo en el nicho entre edificio y edificio. Hopper lo pintó de frente, donde hoy ventanas y varios pisos se imponen. Permanece esta “mansión”, que es hoy un lugar donde venden pizzas, y donde se ven todavía los motivos de leones que tiene en sus balcones, capturados por el pintor. Desde el techo de esta casa desaparecida, en donde Hopper primero se asentó en esta ciudad, en 1943, pintó también “Palms at Saltillo” (1943, colección del señor y la señora Bernstein, New Rochelle, NY), con casas de la acera de enfrente y unas palmas, pero hoy sólo hay locales de ropa y otros artículos; y el “Sierra Madre at Saltillo”, que muestra las montañas de la ciudad a lo lejos, y techos que casi tapan al Cine Palacio y el templo metodista. Lo cierto es que la aventura nos da una nueva perspectiva de Saltillo. Y una nostalgia imborrable, pintada por un genio. ¿Quién iba a decirlo? Saltillo fue la musa de Hopper por su clima, un clima que primero lo hizo instalarse a pintar, y que luego lo hizo retirarse: según Gail Levin, en su último viaje, en 1951, la condiciones antes benignas, ahora fueron lluviosas y ventosas, haciendo que desistiera de continuar su trabajo. Pasearse por estos lugares debería estar en una nueva guía turística. Y los paisajes, grabados en el ojo de cada saltillense.

-¿Por qué considera que pintó los techos de Saltillo? (¿Es a causa de la soledad?)“En ausencia de un coche, Hopper estaba encantado de encontrar una ventana de hotel o un tejado cerca de donde estaba alojado. Pintó cuatro acuarelas desde la azotea de la ‘Casa Guarhado’ en la calle Victoria. A él le gustaba la comodidad de la pintura con su alojamiento cercano, sobre todo cuando el sol era tan ardiente y las tormentas de verano a veces amenazaban sus acuarelas. Hopper no era un artista al quien le gustara ir de excursión a pintar sus acuarelas. Le gustaba aparcar su coche y pintar la vista, a menudo trabajando mientras estaba sentado en el asiento trasero. Los tejados le ofrecían a Hopper una selección de algunas perspectivas y puntos de vista sin ponerlas en riesgo por la perturbación de los habitantes locales que buscan observar su trabajo en progreso. Él era muy privado e introvertido, no solitario. Su esposa habría disfrutado de la charla”. -¿Por qué visitó Saltillo algunas veces y que pensó Edward Hopper de esta ciudad?“Él pensaba que la comida era terrible y no tan buena como la que había encontrado en el Hotel Ritz en Ciudad de México. Pero le gustaba el clima más fresco. “En 1946, después de la guerra, Edward y Josephine regresaron a Saltillo en coche. Pero aun así encontró que había una escasez de gasolina, tenía problemas con el coche, y sintió que los mexicanos no eran eficientes. No les gustaba la comida nada mejor en este segundo viaje. Una vez más, se encontraron una habitación de hotel con acceso a una azotea desde la que se podía pintar. Fue entonces cuando Edward pintó vistas de la iglesia de San Esteban y el Cine Palacio. “Los Hopper regresaron a Saltillo en mayo de 1951, todavía manejando su Buick de 1939. Mismo hotel, techo y vistas, pero se enfrentaron a un clima lluvioso y con mucho viento, lo que causó que Hopper se rindiera y dejara Saltillo sin completar su trabajo”. -¿Qué es lo que el artista y su mujer pensaban de la gente de Saltillo?“Edward Hopper era una persona tan introvertida, que no le ponía mucha atención a la gente. Su esposa Josephine se quedó prendada de la población local. Expresó su reconocimiento por sus sonrisas sinceras y sentían que tenían los rostros maravillosos. Pensó que las chicas eran hermosas, con lo que ella llamó ‘pieles besadas por el sol’ (sunkissed skin)”.

Testimonio. ‘Roofs, Saltillo’ (1946) muestra al desaparecido Hotel Coahuila frente a la fachada frontal y el techo de la iglesia de San Esteban; fue pintado también desde el Hotel Arizpe.

Rescata. La historiadora de arte también reivindica a Josephine Hopper como artista.

Viajera. Fotografía cercana a sus viajes por México, al lado del autorretrato del autor.

-¿Por qué decidió ser la biógrafa de Edward Hopper?“Me decidí a escribir la biografía de Hopper sólo después de que todavía tenía preguntas que responder después de compilar el catálogo completo de su obra de arte (cuatro volúmenes publicados en 1995) y de organizar grandes exposiciones de su obra que viajó por Europa, Estados Unidos, Japón y Australia. Descubrí que su esposa mantuvo diarios. También me conmovió que ella admiraba tanto el arte de su marido que a menudo pintaba al lado del él. Cuando me enteré de que el Museo Whitney había destruido la mayor parte del arte de ella (se descartó su trabajo a partir de la solicitud que ella hizo al museo en 1968), Me hizo llorar y querer inscribir sus esfuerzos en la historia. Reproduje algunas de sus obras perdidas en mi biografía de Edward. Reproduje una fotografía de Josephine en 1955, con orgullo posando con su lienzo en 1946 en la Iglesia de San Esteban, pintada en Saltillo. Esta es una de las pinturas que el Museo Whitney descartó o destruyó”. -¿Puede contarnos acerca de su experiencia de visitar Saltillo?“Me encantó visitar Saltillo y encontrar los mismos parajes que Edward Hopper y Josephine pintaron. He fotografiado estos y los publiqué en la segunda edición de ‘Los Lugares de Hopper’ (1998), que tiene una sección dedicada a México. Me gustó la comida, la gente, y las artes en Saltillo”. -¿Qué le gusta del trabajo de Hopper?“Me gusta la complejidad del significado y la autenticidad de la visión en el arte de Hopper. He escrito muchos libros y artículos, de esto”. -¿Cuál es uno de los más sorprendentes descubrimientos que tuvo? “Encontrar los diarios de Josephine Hopper que dicen tanto sobre el proceso creativo de Edward. Estos descubrimientos los he incorporado en la biografía”. -¿Cuáles son algunas líneas de Edward Hopper que deben ser más estudiadas?“El legado de Hopper para otros artistas sin duda debe ser estudiado. ¿Hay algunos artistas en Saltillo que conocen la obra de Edward Hopper y continúan con sus tradiciones hoy en día?”. -Y, por último: ¿Cuáles son sus próximos proyectos?“Estoy trabajando en una exposición y un proyecto de libro sobre Teresa Bernstein (1890-2002), una pintora realista que conoció a Hopper desde principios del siglo 20. A Bernstein le faltaron sólo dos semanas para llegar a su cumpleaños número 112, así que tuve que hablar con ella acerca de Hopper, que lo había conocido antes de la primera guerra mundial y sobre los eventos que ocurrieron mucho, mucho antes. Ella le dio inmediatez a la historia. Ella es una de las muchas mujeres artistas olvidadas que merecen ser redescubiertas”. (Traducción: Félix Rocha)

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