ARTECONTEXTO N23

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FERNANDO SINAGA: Pantallas espectrales sobre el Ebro ZARAGOZA PARANINFO DE LA UNIVERSIDAD

Cohabitación con el espejo ALEJANDRO RATIA

Las Pantallas espectrales de Fernando Sinaga (Zaragoza, 1951) tienen una curiosa historia. Se crean por encargo de Expoagua, como uno de los proyectos de arte público que fueron realizándose a orillas del Ebro con motivo de la Exposición del 2008. Dan Graham, Richard Deacon o Plensa fueron otros de los invitados. No todos ellos se involucraron tanto como Sinaga, quien sí que elaboró una obra ad hoc, mientras otras no tuvieron relación alguna con el elemento acuático, o la tuvieron hipócrita, reducida al título. La de Sinaga no sólo fue una propuesta original, sino que supuso para él la apertura de nuevas vías, una ampliación del laberinto en que se ha convertido su obra. Lo curioso es que las Pantallas..., pese a instalarse a tiempo para la Expo, no han sido accesibles hasta un año después y sólo eran visibles desde la otra orilla. El paseo fluvial junto al que se erigieron ha estado cerrado al tránsito, por obras. Este aparente despropósito las envolvió en un cierto misterio. Pero también puede considerarse una censura inconsciente. Los espejos de Sinaga hubieran planteado una extraña crítica al espectáculo de la gran Exposición, a la utopía del “mundo en tus manos”. Algo a lo que alude Fernando R. de la Flor, al indicar que, en esta obra, el concepto de “pantalla” recupera su sentido de “medium”, «que se interpone entre el observador y el mundo, haciendo inviable su comunicación directa». Esta visibilidad recién recuperada se celebra con una exposición en el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza. En ella se explica y pone en contexto este atípico proyecto de arte público. Atípico y paradójico porque siendo un trabajo destinado a perdurar, bien anclado junto al río, establece un diálogo con lo efímero, que viene a ser el material conceptual con que está hecho. El material físico que permite esta paradoja es el vidrio dicroico, cuya virtud, casi mágica, consiste en mudar de color según cómo se mire o ilumine. Desde el experimento con las pantallas sobre el Ebro este vidrio dicroico es uno de los materiales favoritos del artista. En el Paraninfo se muestra su progenie espectral. Sobre el vidrio, Sinaga ha dibujado líneas incisas, como ya hiciera en el espejo de Escalofrío retiniano (Ciudad de las Artes y las Ciencias, Valencia) o en Spaesamento, obras del 2000 y 2001, pero ahora resulta todo más barroco, sobre todo en cuanto hay de interacción entre unas piezas y otras. Aun definiéndose como escultor recalcitrante, Sinaga no acostumbra a despegarse de las paredes. Si el espejo convencional ya permitía una invención espacial, el dicroico

revela nuevas posibilidades, un espacio hecho de luz e invisibilidad, el lugar de la “segunda vista” o deuteroscopia. La exposición del Paraninfo es también un ejercicio de complicidad entre el artista y Chus Tudelilla, comisaria de la muestra. La puesta al desnudo de los mecanismos teóricos y técnicos de las “pantallas espectrales” no merma su misterio. Se plantea alrededor del proyecto un aluvión de referencias, desde los torii o puertas rojas de los templos japoneses (a las que recuerda la estructura de estas obras), al autorretrato en el espejo cóncavo del Parmigianino y de John Ashbery, pasando por Picabia. Las herramientas del pintor ilusionista y del fotógrafo primitivo pasan a ser instrumentos del escultor en un asedio a la imagen que tiene algo de introspección y de nostalgia. Tal vez nostalgia del tiempo en que las Meninas cohabitaban en El Prado con su espejo.

Le double monde (Picabia’s series), 2009. Cortesía del artista.

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