Revista ARS n.° 10

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SUMARIO Editorial 5

POESía

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Páginas Intemporales

6

A Rubén Darío

Antonio Machado

El Trópico y Vos

A un muchacho de la costa

Soneto

9

Federico García Lorca

decir adiós en el instante

8

Poética

Atlántica de Honduras o

7

Filosofía Rubén Darío Miguel de Cervantes

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Soneto XVIII William Shakespeare

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Interrogaciones Gabriela Mistral

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REFLEXIONES

14 Cartas

Jennifer Valiente Museo de Arte Popular Astrid María Bahamond

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Miroslava Rosales Hoy

David Morales

POETAS DE ORIGEN SALVADOREÑO QUE ESCRIBEN EN INGLÉS, CON SUS TRADUcCIONES AL ESPAÑOL Mi lengua está

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partida en dos

33

Quique Avilés

Escena con Tin Tan José B. González

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CUENTOS

42 Prudencia, la loca. La sibila de

43

occidente

Myrna López Aquí nada pasó Abigail López

51

Mi padre. El no nato Alberto

52

lIBROS

60 Un país que no

existe en la vida

Pocasangre

Los muertos Antonio Teshcal

Autoras, autores

61

Juan Villoro

57

Sara Ricardo Lindo

63

66

Ilustraciones e ilustradores

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ARS, Revista de la Dirección Nacional de Investigaciones en Cultura y Arte de la Secretaría de Cultura de la Presidencia. ARS, arte en latín. Fue el nombre de la revista de la extinta Dirección de Bellas Artes. Retomamos el título y retomamos, en la medida de nuestras fuerzas, algo de la fe que la hizo crecer. SECRETARIA DE CULTURA Silvia Elena Regalado DIRECTOR NACIONAL DE INVESTIGACIONES EN CULTURA Y ARTE Carlos Pérez Pineda DIRECTOR DE ARS Ricardo Lindo COMITÉ EDITORIAL DE ARS Astrid Bahamond Óscar Meléndez Miroslava Rosales Guillermo Cuéllar COORDINACIÓN EDITORIAL Harold Sánchez CORRECTOR DE ESTILO Alexander Hernández DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN Gabriela Morán Las opiniones vertidas en ARS son de exclusiva responsabilidad de sus autores. El contenido de esta revista puede ser reproducido total o parcialmente citando la fuente. Secretaría de Cultura de la Presidencia, Dirección Nacional de Investigaciones en Cultura y Arte. Centro de Gobierno, San Salvador.

EDITORIAL

Nueva era Número 10 Año 2016 ARS

Es 2016 un año de ilustres centenarios, se cumplen los cuatrocientos años del fallecimiento de Cervantes y Shakespeare y los cien de Rubén Darío. A ellos hemos de añadir otro poeta que deja honda huella en las letras castellanas: Federico García Lorca asesinado hace ya ochenta años. A recordarlos vienen las PÁGINAS INTEMPORALES de ARS 10, comenzando por los preciosos versos que Antonio Machado dedica a su querido y admirado Darío. Si otorgamos más espacio a Darío es porque, recordémoslo, sus años mozos se hayan muy ligados a San Salvador. Aquí el joven Darío conoció al joven Francisco Gavidia, quien lo inició en «la floresta de las letras francesas» según cuenta el poeta nicaragüense en su autobiografía, aquí, juntos, dieron comienzo al Modernismo, movimiento literario que invadió como un tsunami a toda la América de habla española y a España y aquí comenzó Darío su cosmopolita vida que iba a ser un CANTO ERRANTE, para retomar el título de uno de sus últimos libros. Nunca perdió Darío la inspiración y nunca, pese a su vasta cultura, cayó en la sequedad intelectual. Así, en encantadores versos asume el paso de la edad: Yo soy aquel que ayer nomás decía el verso azul y la canción profana, en cuya noche un ruiseñor había que era alondra de luz por la mañana. Como vemos, hay una densa carga literaria en estos cuatro versos. Al escribir «Decíamos ayer» está aludiendo a la frase con que recomienza Fray Luis de León


su cátedra universitaria tras cinco años de cautiverio. En el verso siguiente, Darío alude a dos de sus propios libros anteriores y en los versos siguientes, que identifican la noche con el ruiseñor y la alondra con la mañana, está recordándonos la célebre escena del balcón en Romeo y Julieta. No obstante, esta cuarteta fluye con ligereza, sin que se advierta en ella esfuerzo ni artificio. Pero Darío puede ser también de una absoluta sencillez. Al decir: Juventud divino tesoro ¡ya te vas para no volver! Cuando quiero llorar, no lloro… y a veces lloro sin querer... El poeta nicaragüense está retomando el mismo tema de modo muy distinto. Comenzamos la brevísima selección de PÁGINAS INTEMPORALES dando, tras el poema de Machado, un atisbo a otra de las facetas de Rubén, la reflexión filosófica. Seguimos con un jocoso soneto de Cervantes, en el cual vemos un término que lo acerca curiosamente a nuestras tierras: en lugar de escribir «andad» Cervantes pone «andá», lo cual era un arcaísmo para su tiempo. Hoy no resulta tan fácil de ver, pero mucho de la gracia de su novela consiste en el uso de arcaísmos, para ir acorde con su personaje que pretendía revivir una figura del pasado; el caballero andante. Entre nosotros, sin embargo, esa vertiente lingüística sigue viva, decimos «andá», «vení», «seguí». Es el castellano que nos llegó con los soldados de la conquista cien años antes de que don Miguel escribiera Don Quijote. Adentrándonos en ARS 10, veremos que Myrna López y Miroslava Rosales dan un uso literario a esta forma verbal supuestamente incorrecta.

De ahí vamos a una reflexión sobre el poeta y la dificultad que para él implica intentar explicar su poesía, de Federico García Lorca. Continúa PAGINAS INTEMPORALES con uno de los Sonetos de Amor que Shakespeare dedica al misterioso Mr. W. H. Es un aspecto menos conocido del gran autor inglés, quizás en parte por los prejuicios que por siglos han pesado sobre la homosexualidad, pero eso ya va dejando de ser. Y hay otra efeméride literaria no luctuosa esta vez: se han cumplido setenta años del otorgamiento del Premio Nobel a Gabriela Mistral. Como me hace observar un joven amigo, era la primera vez que el Nobel se concedía tras haberse suspendido por la Gran guerra y se lo daban a una mujer, latinoamericana, profesora de escuela. Eran muchas reivindicaciones juntas. En sus consideraciones, el comité del Premio Nobel señalaba que se lo otorgaban por su «lirismo inspirado por un vigoroso sentimiento» que «ha hecho del nombre de la poetisa un símbolo del idealismo del mundo latinoamericano». La poeta chilena es recordada sobre todo por sus poemas dedicados a la infancia. Hemos optado en cambio por colocar aquí uno de los poemas que vienen de su mundo oscuro, de ambiente suicidario. Las ilustraciones de PÁGINAS INTEMPORALES fueron realizadas a pedido nuestro por la artista Licry Bicard. Las de las páginas siguientes son fotos de las colecciones del Museo de Arte Popular salvadoreño. Siguen las páginas de ARS mostrando textos actuales seleccionados con cuidado. Esperamos disfruten este nuevo número.



A RUBÉN

DARÍO Tomado de la «guirnalda liminar» de las poesías completas de rubén darío, ediciones aguilar de s.a., madrid, 1952, pág.10

Si toda era en tu verso la armonía del mundo ¿dónde fuiste, Darío, la armonía a buscar? Jardinero de Hesperia, ruiseñor de los mares, corazón asombrado de la música astral, ¿te ha llevado Dionysos de su mano al infierno y con las nuevas rosas triunfantes volverás? ¿Te han herido buscando en soñada Florida la fuente de la eterna juventud, capitán? Que en esta lengua madre tu clara historia quede; corazones de todas las Españas, llorad. Rubén Darío ha muerto en Castilla del Oro: esta nueva nos vino atravesando el mar. Pongamos, españoles, en un severo mármol, su nombre, flauta y lira, y una inscripción no más: Nadie esta flauta taña si no es el mismo Apolo, Nadie esta flauta suene, si no es el mismo Pan.

Páginas intemporales

Antonio Machado

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FILOSOFÍA

Rubén Darío

Saluda al sol, araña, no seas rencorosa. Da tus gracias a Dios, ¡oh, sapo!, pues que eres. El peludo cangrejo tiene espinas de rosa y los moluscos reminiscencias de mujeres. Sabed ser lo que sois, enigmas siendo formas; dejad la responsabilidad a las Normas, que a su vez la enviarán al Todopoderoso...

Páginas intemporales

(Toca, grillo, a la luz de la luna, y dance el oso).

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SONETO Miguel de Cervantes (Diálogo entre el caballo del Cid Campeador y el de don Quijote, al final del prólogo de Don Quijote) B. ¿Cómo estáis, Rocinante, tan delgado? R. Porque nunca se come, y se trabaja. B. Pues ¿qué es de la cebada y de la paja? R. No me deja mi amo ni un bocado. 5. B. Andá, señor, que estáis muy mal criado, pues vuestra lengua de asno al amo ultraja. R. Asno se es de la cuna a la mortaja. ¿Queréislo ver? Miraldo enamorado. B. ¿Es necedad amar? 10. R.

No es gran prudencia.

B. Metafísico estáis. R.

Es que no como.

B. Quejaos del escudero. R.

No es bastante.

15. ¿Cómo me he de quejar en mi dolencia, si el amo y escudero o mayordomo

Páginas intemporales

son tan rocines como Rocinante?

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POÉTICA

(DE VIVA VOZ A GERARDO DIEGO). Federico García Lorca (De: LIBRO DE POEMAS) Pero, ¿qué voy a decir yo de la Poesía? ¿Qué voy a decir de esas nubes, de ese cielo? Mirar, mirar, mirarlas, mirarle y nada más. Comprenderás que un poeta no puede decir nada de la Poesía. Eso déjaselo a los críticos y profesores. Pero ni tú ni yo ni ningún poeta sabemos lo que es la Poesía. Aquí está: mira. Yo tengo el fuego en mis manos. Yo lo entiendo y trabajo con él perfectamente, pero no puedo hablar de él sin literatura. Yo comprendo todas las poéticas; podría hablar de ellas si no cambiara de opinión cada cinco minutos. No sé. Puede que algún día me guste la poesía mala muchísimo, como me gusta (nos gusta) hoy la música mala con locura. Quemaré el Partenón por la noche para empezar a levantarlo por la mañana y no terminarlo nunca. En mis conferencias he hablado a veces de la Poesía, pero de lo único que no puedo hablar es de mi poesía. Y no porque sea un inconsciente de lo que hago. Al contrario, si es verdad que soy poeta por la gracia de Dios -o del demonio-, también lo es que lo soy por la gracia de la técnica y del esfuerzo, y de darme cuenta en absoluto de lo que es un poema.


SONETO XVIII

William

Shakespeare

¿Te compararé a un día de verano? Tú eres más adorable y más calmado. Los capullos de mayo mece el viento Y el estío se va rápidamente A veces brilla el ojo de los cielos Y otras veces la bruma cubre su oro Y lo bello se aleja de lo bello Por el destino o la naturaleza. Mas tu verano no ha de marchitarse. No llega a ti la muerte con sus sombras Si con eternos versos te detengo, Tan lejos latan los humanos pechos

(Traducción libre de un joven poeta salvadoreño que vive en el extranjero y ha preferido callar su nombre).

Páginas intemporales

Ellos te darán vida para siempre.

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INTERROGACIONES

Gabriela Mistral Tomado de Poesias Completas, aguilar, 1958, pág. 84.

¿Cómo quedan, Señor, durmiendo los suicidas? ¿Un cuajo entre la boca, las dos sienes vaciadas, las lunas de los ojos albas y engrandecidas, hacia un ancla invisible las manos orientadas? ¿O Tú llegas después que los hombres se han ido, y les bajas el párpado sobre el ojo cegado, acomodas las vísceras sin dolor y sin ruido y entrecruzas las manos sobre el pecho callado? El rosal que los vivos riegan sobre su huesa ¿no le pinta a sus rosas unas formas de heridas? ¿No tiene acre el olor, sombría la belleza y las frondas menguadas de serpientes tejidas? Y responde, Señor: Cuando se fuga el alma por la mojada puerta de las largas heridas,

Páginas intemporales

¿entra en la zona tuya hendiendo el aire en calma

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o se oye un crepitar de alas enloquecidas?


¿Angosto cerco lívido se aprieta en torno suyo? ¿El éter es un campo de monstruos florecido? ¿En el pavor no aciertan ni con el nombre tuyo? ¿O van gritando sobre tu corazón dormido? ¿No hay un rayo de sol que los alcance un día? ¿No hay agua que los lave de sus estigmas rojos? ¿Para ellos solamente queda tu entraña fría, sordo tu oído fino y apretados tus ojos? Tal el hombre asegura, por error o malicia; mas yo, que te he gustado, como un vino, Señor, mientras los otros siguen llamándote Justicia, ¡no te llamaré nunca otra cosa que Amor! Yo sé que como el hombre fue siempre zarpa dura; la catarata, vértigo; aspereza, la sierra. ¡Tú eres el vaso donde se esponjan de dulzura

Páginas intemporales

los nectarios de todos los huertos de la Tierra!

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CARTAS E Jennifer Valiente

n las vacaciones y por una de esas casualidades de la matrix, donde uno anda buscando poesía y se encuentra con otra cosa, encontré las cartas que el poeta Jaime Sabines le escribió a su novia Josefa Rodríguez, novia siete años y esposa cuarenta y seis más... inconcebible en nuestros tiempos de amores tan desechables como pañuelos de papel. Cartas lejos del despecho de las de Frida a Diego, de la fatalidad kafkiana en las letras a Felice o la desesperación napoleónica de las cartas a Josefina... nada que ver. Estas cartas eran de esos raros lugares, como sentarse a la sombra de un pequeño árbol a la orilla de una poza, a ver cómo cae la tarde sobre el agua quieta. Tengo este voyerismo literario, me gusta revisar en la correspondencia y diarios de artistas y escritores, pillar las ideas que serán los gérmenes de la obra. Me encantaron los diarios de Frida y de Anaïs Nin, me gustan las cartas. Me gusta escribirlas y recibirlas, anacrónica que es una, supongo. Me gusta ese tiempo de las cartas, ese compás de espera, ese ritmo de vals, donde alguien escribe con caligrafía decente y ortografía impecable (a mano y sin corrector ortográfico) sobre las cosas cotidianas, sobre las memorables y sobre las sombras y luces de su interior y del paisaje, tener la extensión de la hoja y la imposibilidad de volver sobre sus pasos una vez que se ha comenzado a escribir. La sensación de escribir está a un universo de distancia de la de teclear. Aún ahora, en

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plena era digital, sigo escribiendo las primeras ideas, los primeros borradores, las primeras frases, antes de siquiera saber la historia completa, en mis cuadernos. Elegir un nuevo cuaderno para escribir sigue siendo uno de esos placeres en los que puedo invertir un par de tardes de fin de semana. Así que cuando asomó febrero y comencé a ver los innumerables post de lugares comunes, globitos de corazón y frasecitas insulsas injustamente adosadas a autores desde el Gabo hasta Exupéry, decidí compartir mi vouyerismo literario y publicar cada día una carta de amor de algún artista, escritor, intelectual o político... alguna vez me he preguntado: ¿los grandes villanos de la historia habrán escrito también cartas de amor? Pensaba en todo este tema de las cartas de amor, mientras cargaba por el portal de Occidente mi vieja máquina de escribir, una Olivetti celeste portátil, que ahora estamos usando en nuestra nueva obra sobre Consuelo Suncín. Con esa máquina gané mis primeros Juegos Florales como narradora allá por 1995 o 96... no soy buena para las fechas. Pensé que me gustaría una carta como las de Sabines, desde un lugar sereno del corazón, donde el amor fuese un hogar en lugar de una excursión en kayak por rápidos y cataratas... de esas me sacó uno de los vendedores de la mueblería de la esquina, ofreciéndome un combo de cama con mini refri, en cuotas sin intereses, por el día del amor y la amistad... cosas de febrero.


MUSEO DE

ARTE POPULAR Astrid

Bahamond Arranca Cebolla Rosalina Mercado INAR

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P

ara la ciencia humanística denominada: Historia del Arte, la diferenciación entre arte mayor y arte menor no existe. Las obras creadas por los humanos independientemente de su espacio y tiempo, si son originales, estéticamente contemplables y nos dejan un mensaje en las técnicas: bidimensionales, tridimensionales, arquitectónicas, fotográficas, cinematográficas y audiovisuales, entre otras, constituyen patrimonios que antropológicamente nos ayudan a descifrar el tiempo y la cosmogonía de la cultura en la que fueron producidos. La Iniciativa de arte popular: INAR, existe como una asociación salvadoreña sin fines de lucro a partir del 2001 en San Salvador, conformada por antropólogos, artistas diseñadores, arquitectos, intelectuales y empresarios, quienes se plantearon la necesidad de contribuir al reconocimiento de los rasgos insignes de la identidad cultural salvadoreña, a partir de la valoración crítica y la necesidad de difundir las múltiples expresiones tradicionales y no tradicionales de la cultura popular, a fin de que estas se conviertan en patrimonio. Asimismo, buscan propiciar la participación de la comunidad en las diferentes actividades de la investigación y difusión del arte popular. Otro de sus objetivos consiste en contribuir a la constitución del patrimonio de la cultura popular a través de la compilación y conservación de sus distintas manifestaciones. Desde sus inicios se instalan en una casa de la colonia Centroamérica, de mediano tamaño, pero que fue diseñada museográficamente, con el objetivo de promover diversas colecciones del arte popular mediante exposiciones específicas del gremio que los produce, es decir, artistas populares y artesanos, para que ellos sean beneficiados social y económicamente por El Salvador y sus visitantes extranjeros. La colección mayormente exhibida cuenta con dos segmentos: el primero es la Sala Dominga Herrera que se dedica a la exposición permanente de la colección original y al desarrollo de la miniatura del barro de Ilobasco, una expresión artística de larga tradición en El Salvador, única en el país y en la región centroamericana. La conformación de esta muestra consta de 3,000 piezas miniatura. El segundo es la Sala de Exposiciones Temporales que exhibe diversas expresiones del arte popular.

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Actualmente se encuentra una de estas exhibiciones en el Museo del Banco Hipotecario. La exposición de Máscaras de El Salvador Símbolo y Tradición es una muestra significativa de cerca de 60 máscaras de diferentes partes del país. Aparte de cumplir con los objetivos de mostrar nacional e internacionalmente, el Museo se despliega hacia actividades educativas y formativas con visitantes estudiantiles y profesorado docente. Con ello contribuye a concientizar sobre el patrimonio cultural y fortalecer nuestra identidad. Las acciones concretas que han realizado desde sus inicios hasta ahora han sido múltiples, entre las que se destacan: programas de promoción y difusión del Museo en otros sectores de la sociedad salvadoreña como charlas educativas de identificación, registro y conservación del patrimonio tangible e intangible del arte popular, así como talleres de creatividad y específicos de una tradición de expresión de arte popular. Entre esto también han constituido el archivo y el centro de documentación especializado. El Proyecto de Museo está compuesto por interesantes componentes como son la investigación temática (documental y de campo), la adquisición de las obras y la adecuación y dinamización de las salas de exposiciones con sus respectivas fichas técnicas y textos curatoriales, folletos didácticos y catálogos especializados. Aguila con Cusuco José Domingo Mendoza INAR

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Turbante Desconocido INAR

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Diablo Felix Crisol INAR

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Los lineamientos definidos por la UNESCO en conjunto con el Comité Internacional de Museos (ICOM) son las mismas funciones que el Museo de Arte Popular desarrolla: • Recolección: Estas acciones van encaminadas al aumento de las colecciones, tanto de la colección centralizada como de las que se encuentran en las localidades o en manos de artesanos y coleccionistas. • Investigación: Tarea que contempla la identificación, clasificación, análisis e interpretación de los objetos que forman parte de las colecciones. • Conservación: Son todas aquellas acciones dedicadas a mantener el buen estado de las colecciones. Estas tres primeras funciones constituyen el flujo de piezas. • Exposición: Esto engloba a todas aquellas actividades relacionadas con la distribución y presentación de las piezas exhibidas en exposiciones permanentes, temporales e itinerantes. • Difusión y promoción: Esta es la función más importante del Museo y consiste en la difusión del patrimonio

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del Museo y la manera de acceso a él, como en desarrollar los programas educativos y de promoción cultural entre los diferentes sectores de nuestra sociedad. ••• El Museo tiene programas de talleres sabatinos que cuentan con un buen número de asistentes, especialmente jóvenes: • Talleres de papel picado que se realizan durante Semana Santa, Día de la Cruz, Día de Difuntos y Navidad. • Taller de decoración de cascarones de Pascua. • Talleres de alfombras en Semana Santa. • Talleres de mosaicos. • Taller de flores de papel. • Taller de máscaras. I. Colecciones del Museo El Museo cuenta con más de 1,500 obras de arte popular que integran varias colecciones: 1. Ilobasco. 2. Una importante y única colección de miniaturas. 3. Una colección de muñecos de barro. 4. Una colección de obras de modeladores. Diablo Desconocido INAR

II. Máscaras y danzas de El Salvador Una colección de más de 60 máscaras tradicionales y decorativas de diversas partes del país.

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Voceador Timoteo MancĂ­a INAR

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Acuerdos de Paz MarĂ­a Victoria Guerra INAR

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• Escultura:

• Joyería:

Colección de imaginería popular de madera, esculturas en hierro, esculturas en barro y esculturas de madera.

Una selectiva colección de filigrana de oro y plata de Zacatecoluca, ciudad que fue famosa por su actividad orfebre.

• Bordados:

Una colección de obras de arte popular de diversa índole: cestería de Olocuilta, alfarería de Guatajiagua, madera, exvoto, piezas elaboradas con caucho y pinturas.

Una colección de más de 25 bordados de diferentes tamaños realizadas por mujeres refugiadas.

• Perspectiva histórica: • Telar de cintura de Panchimalco: Un tejido de telar de cintura de Panchimalco. Una colección de tejidos de cinturas de Panchimalco y textiles de diversas partes del país. • Moldes: Una colección de moldes de madera para fabricación de dulces de azúcar (dulces blancos de feria). • Papel: Una excelente colección de papel picado con diferentes diseños, realizados por don Manuel Pasasin, complementada con una selectiva muestra de obras de sus alumnos.

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El estudio del arte popular debe abordarse desde la complejidad de su contexto histórico, por ser este un eje fundamental de su comprensión es necesario superar la sistemática destrucción de símbolos y mojones históricos, y la tendencia a olvidar los procesos socioculturales del pasado, sobre todo aquellos que conlleven elementos de identidad nacional.


Cristiano Desconocido INAR

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EL TRÓPICO Y VOS

Miroslava Rosales

Esta tarde he regresado con mi libreta azul a recordar el trópico —medalla preciada— que fue tantas veces nuestro La vida parecía un festín de mariposas magentas un festín con el color de la lagartija esmeralda un saltar de conejos y trompetas un rodar de melocotones azules racimo de luciérnagas bocas de perlas grama y hoy me sabe a un puñado de tierra caliente

sin esplendor de mangos y palmeras un trópico con ojos envejecidos de tanto lamento Repaso las fotografías de esos viajes viene la fría noche de Xela con su sabor a jazz y blues su plaza acariciada por la luna Panajachel retumba en mí con sus marimbas el lago Atitlán me acaricia desde el silencio el día que asombrado frente al Pacífico pronunciabas mi nombre

Poesía

con ese dulzura mediterránea tan tuya

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Solo tu risa galopante Solo tu risa un campo de aceitunas Solo tu risa se eleva en el centro de la luz como un árbol frondoso Solo tu risa de anís Pienso en tu cuerpo de serafín que vuela como esas gaviotas del puerto o como si fueras un enamorado atrapado en un cuadro de Chagall en tu voz pueblo de luciérnagas y flores amarillas en tus caricias olas furiosas de la noche en tu aroma carnaval que se expandía en mi corazón de abeja reina y regresan el oleaje de las tardes olorosas a coco el trópico lumínico y amoroso como un joven como tus manos perfectas para recibir mis destellos de volcán todas las melodías brumosas y solares de mi vientre En cambio hoy solo hay sangre piedras negras borrachos carreteras polvosas monte titulares de asaltos y muertos por todos los rincones del Pulgarcito Y pienso que allá a lo lejos en el Mediterráneo estás contemplando otro cielo contemplando otras olas

Poesía

¿Y qué es el trópico sin vos?

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Un puñado de tierra asesina


A UN MUCHACHO DE LA COSTA ATLÁNTICA DE HONDURAS O DECIR ADIÓS EN EL INSTANTE La finitud del instante nos unió Los dos procedentes de una espuma rabiosa

de una encabronada luna cubierta de sangre

de un extinto fulgor de pájaros

Las lágrimas de los árboles derribados que en mí existen jamás fueron visibles para vos tan pendiente de la exactitud de los números Vi en tus ojos la plenitud de las olas la orfandad de no encontrar en esta ciudad extranjera una caricia la orfandad en tus geometrías de penumbra Y recuerdo tu cuerpo agitándose en la noche como un caballo cubierto

de estrellas de mar

como una lancha en la tempestad volviendo a mi refugio cada noche como un pez dorado envuelto de sueños Hoy

Poesía

te dejo ir a la oscuridad que solo vos podés ver

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HOY

David Morales

Hoy sufrí el desgarro. Caminé con el pecho descubierto, amplio verdor de sangres. Mostré poca cosa. Lo suficiente para rodar varias cabezas, lo suficiente para ser lujuria, penetración de mujer, mirada reventada y vida que solloza tras la roca.

Poesía

(Tomado de su poemario inédito: VERDOR DE SANGRES).

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POETAS DE ORIGEN SALVADOREÑO QUE ESCRIBEN EN INGLÉS, CON SUS TRADUCCIONES AL ESPAÑOL Quique Avilés mi lengua está partida en dos por su virtud, coincidencia, antojos del cielo las palabras saltan desde mi boca tropezando entre sí mismas disfrutando ser parte de mi mensaje esperando respuestas mi lengua está partida en dos migajitas de acentos confundidos desastres y milagros diciendo cosas que hieren ahogándose en un idioma que salta, vive, traduce mi lengua se parte por naturaleza por ese loco deseo nuestro de vencer, triunfar, conquistar esta lengua mía se divide en partes iguales un lado quiere putear y cantar a gritos el otro lado quiere pedir agua mi lengua está partida en dos

Poesía

MI LENGUA ESTÁ PARTIDA EN DOS

Selección de Miroslava Rosales

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a un lado le gusta la fiesta

mi lengua está partida en dos

el otro lado se refugia en sus rezos

arrestada por una patrulla fronteriza le piden evidencia de lenguas foráneas

lengua

identificación oficial

inglés que suena chistoso

pronunciación aprobada

lengua sonidos chistosos en inglés

mi lengua está partida en dos

lengua

mi lengua está partida en dos

en un inglés que suena chistoso lengua

ah que lengua esta

con chistosos sonidos ingleses

ah que lengua esta

mi lengua se vuelve dos lenguas

dice cosas sabrosas

se vuelve loca

dice cosas sabrosas.

Poesía

no sabe si hablar o traducir

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TraducciĂłn my tongue is divided into two by virtue, coincidence or heaven words jumping out of my mouth stepping on each other enjoying being a voice for the message expecting conclusions my tongue is divided into two into heavy accent bits of confusion into miracles and accidents saying things that hurt the heart drowning in a language that lives, jumps, translates my tongue is divided by nature by our crazy desire to triumph and conquer this tongue is cut up into equal pieces one wants to curse and sing out loud the other one simply wants to ask for water my tongue is divided into two one side likes to party the other one takes refuge in praying tongue english of the funny sounds

PoesĂ­a

MY TONGUE IS

DIVIDED INTO TWO

del autor

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DIVIDED INTO TWO

MY TONGUE IS

tongue funny sounds in english tongue sounds funny in english tongue in funny english sounds my tongue sometimes acts like two and it goes crazy not knowing which side should be speaking which side translating my tongue is divided into two a border patrol runs through the middle frisking words asking for proper identification checking for pronunciation my tongue is divided into two my tongue is divided into two I like my tongue it says what feels right

PoesĂ­a

I like my tongue

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it says what feels right.


En camino a la escuela, recorro por delante de mi abuela. Pateando las latas en las calles. Hoy Prefiero ser Tin Tan. Los labios de Tin Tan han tocado más mujeres que cualquier otra estrella de pantalla. Lo he visto besar las curvas que le dan una bofetada, las que se burlan de él cuando lo lastiman y queda con moretes (como Mena). Tin Tan habla como si su boca es una pistola y usa pantalones grandes que bailan por sí solos, (como los que mi abuela me hace usar, con la talla siendo tres veces más grande de la que suelo usar). Palabras, sus balas y boca que suele girar hacia el atardecer, sus dientes sobresalen como los míos. Aún y cuando está mareado, Tin Tan puede transformarse

Poesía

EL REY DEL BARRIO (1949)

ESCENA CON TIN TAN:

José B. González

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EL REY DEL BARRIO (1949)

ESCENA CON TIN TAN:

de un boxeador que es derrotado por un hombre pequeño a un arma que puede. Roba al rico para darle al pobre. Una capa logra que se escape de la cárcel. El Rey del barrio. Tin Tan. Él puede. Caminando hacia la escuela, doblo mis labios y sobrecargo mi boca, preparándome para poder atrapar a los niños que me tiran fuego (por ser yo). Los que ocasionan dolor a mis ojos y halan los pétalos de las flores que le traigo a Mena. Convenzo a mi abuela que pare en la tienda que está en la esquina camino a casa. Y justo cuando gira hacia donde don Moncho, me

Poesía

embolso los dulces

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para poder serle dulce a Mena.


encienden sus fósforos, yo seré Tin Tan, con pantalones grandes, dientes salientes, pistola en mi boca y listo para armar, apuntar, disparar y amar.

Traducción del autor

On the way to school, I pace Ahead of my grandmother. Kicking The cans that litter the streets. Today I’d rather be Tin Tan. Tin Tan’s lips have touched more Women than any other screen Star. I have seen him kiss The curves that slap him, The ones that laugh at him When he bruises (like Mena.) Tin Tan speaks like his mouth Is a pistol, and he wears baggy Poesía

SCENE WITH TIN TAN: EL REY DEL BARRIO (1949)

Al día siguiente, cuando los niños

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SCENE WITH TIN TAN: EL REY DEL BARRIO (1949)

Pants that dance by themselves, (Like the ones my grandmother Makes me wear. Three sizes Too much to overcome.) Words, his bullets, mouth That curves toward sunset, his teeth Stick out like mine. Even when Dizzy, Tin Tan can turn From boxer who gets beat By a tiny man to the weapon That can. Stealing from the rich To give to the poor. A cape Lets him escape from jails. The King of the barrio. Tin Tan.

He can.

Walking to school, I curl my lips And reload my mouth, Ready to take on the boys Who toss fire at me (for being me). The ones Who make my eyes swell And pull the petals

PoesĂ­a

Off the wildflowers

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I bring to Mena.


I convince my grandmother to stop By the corner store on our way home. And just as she turns toward Don Moncho, I pocket the sweets So I can be sweet to Mena. The next day, when the boys Light their matches, I will be Tin Tan, Large pants, teeth Sticking out, pistol In my mouth, ready To aim, fire, Love.

PoesĂ­a

Viejo Monte San Juan Rufino GĂłmez INAR

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PRUDENCIA, LA LOCA.

LA SIBILA DE OCCIDENTE Myrna López

—¡Veinticinco! —dijo la pequeña gentes de Sonzacate de admiraPrudencia ante el asombro de ción. todos los presentes. —A ver, Prudencia, —le dijo el Habían terminado las fiestas alcalde—, ¿estás segura que de Sonzacate y el señor alcal- cinco por cinco son veinticinco? de estaba haciendo las cuentas —Bueno, —dijo la niña con timicon los responsables del bingo. dez—, cinco veces cinco… Nadie sabía las tablas de multiplicar en Sonzacate. Apenas el —¡No he dicho cinco veces cinsecretario municipal que suma- co, he dicho cinco por cinco! ba muy bien, y presentaba unas -Dijo el alcalde impaciente. cuentas de los gastos al alcalde La niña calló. La ña Aurelia Ayaque nadie se molestaba en verila aprovechó el momento para ficar ya que él sumaba y restaba pescar a su hija del brazo y sadivinamente. carla de en medio. Prudencia había ido al segundo —Cuantas veces te voy a degrado de la primaria en el pueblo cir que no te andés haciendo la de Sonzacate, donde apenas bachillera enfrente de la gente. se enseñaba a leer, escribir y a ¿No viste la cara de disgusto del sumar y restar. Pero ella misma señor alcalde? ¡Él es una autorihabía descubierto que si hacía dad, tenés que mostrarle consitantas hileras de granos de maíz deración! como el multiplicador, y en cada hilera ponía un número como el —¡Se la mostré —dijo la niña multiplicando, el número de gra- indignada— por consideración nos de maíz sería el resultado. no le dije que cinco por cinco y Lo había hecho en tal cantidad cinco veces cinco es lo mismo! de veces, que al final se sabía ¡Para que el pueblo no fuera a todas las tablas de multiplicar pensar que el alcalde es un ighasta la del doce. Esta habilidad, norante! que Prudencia estaba obligada a —¡Prudencia! ¡No te olvidés que repetir unas mil veces al día en en boca cerrada no entran mosla pequeña tienda de comesticas! bles de su madre, llenaba a las

Cuentos

A Prudencia Ayala. Una mujer del pueblo de Sonzacate que no dijo que iba a ser feminista, sino que lo fue.

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No era fácil para la ña Urelia, como le decían en el pueblo a Aurelia Ayala, criar sola a esta hija. El padre, que le había prometido el oro y el moro cuando la vio embarazada de Prudencia, se olvidó de todas aquellas apasionadas promesas. Y le tocaba ser madre y padre. Pero como siempre, cuando Dios le quita a uno la posibilidad de tener padre, lo provee con una madre todoterreno. Y esto es lo que le pasó a Prudencia Ayala.

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Porque la ña Urelia quería que su hija tuviera mejor fortuna que la que a ella le había tocado en desgracia. Por eso estaba determinada a hacer lo que fuese para que la niña pudiera ir a la escuela. Que por lo menos supiera leer y escribir, y que aprendiera un oficio que no fuera tan desgastante y duro como la vida que le había tocado a ella, con el canasto en la cabeza, llevando siempre mercadería para su pequeña tienda de comestibles que era la que les daba de comer. Por esa razón, para que la Prude pudiera ir a la escuela, decidió mudarse a Santa Ana, donde ya sabía, iba a esperarle una vida todavía más dura. Pero allí, por lo menos podría la niña ir a la escuela. Eran los finales del siglo XIX en Sonsonate, en 1890, con solo saber leer y escribir se podía optar a un cargo

de servidor público o maestro de escuela primaria. Un 80% de la población, especialmente indígena, no sabía leer ni escribir y prácticamente ninguna mujer. La familia se mudó a Santa Ana, donde Prudencia fue a la escuela por tres años más. A pesar de que Prudencia tuvo que abandonar la escuela en el quinto grado para aprender el oficio de modista, la niña tenía una curiosidad infinita. El día entero era para ella como un reto para aprender nuevas cosas, y relacionarlas con otras ya aprendidas, para ir explicándose el mundo. En el pequeño taller de costura en el cual ella había entrado como aprendiz, estaba la radio puesta durante todo el día, por lo cual, Prudencia escuchaba todo tipo de programas educativos, noticieros, discusiones políticas, además, naturalmente de música. A la alcaldía llegaban donativos de libros para niños desde Argentina y Chile. Al no haber ninguna biblioteca pública organizada, el alcalde regalaba los libros con los que en realidad no sabía qué hacer. Prudencia iba puntualmente a buscarlos, y los leía con avidez. No tenía rivales en esto porque a nadie, fuera de ella, le interesaban aquellos libros.


pero a la hora de las verdades le amontonaba tareas y más tareas sin dejarle un minuto libre. La joven trató de librarse de aquel libraco, pero este se pegó a sus manos y a sus ojos tercamente, Aprendió a hablar con soltura, sin que Prudencia pudiera apeusando las muchas palabras nas defenderse. aprendidas de sus lecturas. La ña Urelia se puso furiosa al Y entendió que comprender ver que todo lo mandado estaba abruma. Comparaba su vida con sin hacer. Abofeteó a la lectora y lo que debiera ser y se llenó de tiró el libro a la lumbre, presa de indignación y de dolor. La vida la frustración por aquella hija tan le iba quedando muy estrecha. diferente a todas las hijas que Seguía siendo «hija de domiella había conocido en su vida. nio» de su madre, Aurelia Ayala, según la costumbre, hasta el día Prudencia la miró a los ojos todo en que alguien la honrase en lo profundamente que pudo, y santo matrimonio, cosa que no con voz igualmente profunda le se veía muy fácil porque los jó- dijo: venes del pueblo la rehuían por —Eso por lo que ha estado pisu fama de loca. diéndole a Dios tanto, no se lo va Todo comenzó como un juego, o a conceder. Veo en el futuro y la una estrategia de supervivencia, veo llorando. o una forma de ganar un algo de En realidad, Prudencia era muy autonomía frente al poder conobservadora. Había visto a su trolador de la ña Urelia. madre repetidas veces donde Un día en que, como de costum- don Octaviano, el prestamista, bre, la ña Urelia le había dejado tratando de renegociar el préstauna larga lista de tareas, Pruden- mo para no perder su crucecita cia no pudo hacerlas porque el de oro que había empeñado. Y libro que tenía entre las manos la había visto rezar un poco más la agarró tan fuertemente que, de la cuenta en los últimos días. desgraciadamente, no alcanzó a Así que lanzó su profecía al aire hacer ni una sola de las tareas. para poner a raya a su madre. Y La ña Urelia se llenaba la boca acertó. diciendo que quería que PruLa ña Urelia no salía de su asomdencia tuviera una mejor vida, bro comentando a sus vecinas

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—Tenga cuidadito, comadre, —le decían sus amigas a la ña Urelia—. Dicen que las niñas, si leen mucho, con el desarrollo se trastornan.

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sobre las capacidades adivinatorias de su retoño. Contaba cómo, cuando estaba embarazada de Prudencia, cayó cerca de ella un rayo que mató a dos hombres y a ella la hizo desmayarse. Quizá fue en este momento que Prudencia adquirió sus poderes de vidente. Los vecinos de la ña Urelia escuchaban con asombro y algo de miedo. El respeto por ellas creció y se convirtió en una protección de las otrora vulnerables mujeres Ayala. Las gentes acudían a preguntarle cosas, y Prudencia que sabía escuchar, y sobre todo, que tenía ojo de lince para ver cosas que para los demás pasaban desapercibidas, acertaba muchas veces. Otras veces, sus respuestas eran ambiguas, por lo que la gente solía decir que de todas maneras había acertado.

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A partir de su debut como pitonisa, su fama creció. La gente venía de todos los rincones de occidente a consultarla. Entre este poder recién adquirido y sus ingresos como modista, tuvieron las Ayala un período cómodo en que adquirieron una cierta respetabilidad y seguridad social con las cuales la ña Urelia se sentía muy a gusto. Además, los años pasaban y Prudencia no daba ninguna señal de querer casarse o acompañarse.

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Como escuchaba los programas políticos de la radio, se comenzó a atrever a hacer profecías políticas, basadas en lo que ella creía que iba a pasar. Se atrevió a profetizar la caída del Káiser en Alemania y la entrada de USA en una guerra mundial, lo cual, en Europa, los analistas políticos ya veían venir. Pero era Santa Ana, y El Salvador de 1904, y aquí los análisis políticos todavía son profecías. Los periódicos comenzaron a llamarla «la Sibila Santaneca». Para Prudencia esto se convirtió en un nicho. Descubrió el poder que le daba el ser considerada adivina. Tenía a su favor una de las fuerzas más poderosas capaces de mover todas las fibras del ser humano: El miedo. Y decidió que su usufructo le pertenecía. En primer lugar porque ella había descubierto su nicho de sibila. Y en segundo lugar porque ella, siendo mujer, y viendo la vida de las otras mujeres del pueblo de Santa Ana, se daba cuenta de la desventaja que significaba el hecho de serlo. Los hombres nacían con una ventaja inicial que las mujeres no poseían. Así que una ayudita extra para equilibrar aquel mundo tan desequilibrado no solamente era moral, sino sobre todo, absolutamente indispensable para vivir una vida que siquiera mereciese llamarse tal.


bir no la leían, sino que repetían los comentarios y malos chistes que decían sus maridos sobre Prudencia y aquellas que pudieron haber visto su vida reflejada en sus escritos, no la leían porque no sabían leer. Pero entre ellas tenía admiradoras por sus poderes de adivina y las que menos, la temían por bruja. Prudencia tenía una rabia contenida a punto de estallar por esta estructura tan rígida que no permitía ni siquiera un reducto de lucha contra la desigualdad. ¿Dónde empezaba todo? ¿Quién les había dado a los hombres ese poder infinito que negaba a las mujeres hasta el mismísimo derecho de nombrar la desigualdad?

—Pues así es, —le decía la ña Urelia que comenzaba a pensar de que se le había ido la mano en eso de querer tener una hija que supiera más que ella. ¡Qué iba a ser la vida de esa bachillera que le andaba diciendo a los hombres como deberían de Prudencia se daba cuenta que la ser?— Ni que fueras el presihabían colocado en el lugar del dente de la república, —le dijo. hazmerreir del pueblo y decidió —¿Así? ¿Y por qué no puedo que tendría su propio periódico. ser? Así nació «Redención Femenina». —Para empezar porque no sos Prudencia se dedicó en cuerpo y hombre, —le dijo la ña Urelia alma a su periódico, pero el dessospechando desde el mismo equilibrio inicial se mantuvo: las momento en que se lo dijo que mujeres que sabían leer y escri-

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Comenzó a escribir sobre el tema de las mujeres, con lo cual provocó la ira de los hombres. A cada artículo que Prudencia publicaba en el periódico le sucedía una semana de artículos en contra, que ni siquiera se ocupaban de rebatir los argumentos de Prudencia, sino que estaban dirigidos a ridiculizarla, a hacer mofa de ella como persona y no mencionaban siquiera el asunto de que trataba el artículo de Prudencia. El mayor problema de Prudencia era que las mujeres que podían leerla y ver su vida reflejada en sus artículos, apenas si sabían firmar. Y las otras, las que si sabían leer y escribir, tenían tantos privilegios en la sociedad patriarcal de la época que se unían en coro furibundo a los hombres, en el consenso de que eran los que «si sabían», y por lo tanto, tenían el derecho de escribir sus pensamientos en papel y ser leídos. ¿Qué se había creído aquella india semianalfabeta que era? ¡Qué atrevimiento el de creer que sabía escribir!

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ese comentario echaba más leña al fuego.

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—Pues la Constitución de El Salvador dice que para ser presidente solo se requiere ser hijo de padre y madre salvadoreños, nacido en El Salvador, de probada honorabilidad, y mayor de 32 años. Yo cumplo 32 el mes que viene, —le dijo Prudencia pensativa.

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vocaría a un mitin en San Salvador.

Claro que San Salvador era el centro del poder político, de nada le servía tener sus grupitos de seguidoras en Santa Ana o en Sonzacate, pero al mismo tiempo, allí no contaba ni siquiera con esos grupos que por lo menos llegaban a darle apoyo en sus reuniones en Santa Ana —Lo ves, —le dijo ña Urelia— o Sonsonate. dice HIJO, no dice HIJA. Imprimió las hojas volantes en nú—Pues se entiende que es hijo mero de mil, que en realidad eran o hija, mamá. El masculino es muchas, habida cuenta que era la el genérico. Eso también habría propia Prudencia que las iba reque cambiarlo… partir en el centro de la ciudad. Se enteró que para ser electa Y tomó el tren de las 5 de la mapresidente tenía que fundar un ñana para San Salvador. partido político y recoger firmas de adhesión, y se puso de in- Se pasó el día repartiendo sus mediato a ello. La mayoría de volantes que fueron recibidos de las mujeres, porque las mujeres maneras muy diversas. Algunas pobres son mayoría, firmó, pero personas los leyeron con asomera una tarea agotadora reunir bro y curiosidad, otras no los le20,000 firmas. yeron porque no sabían leer, y muchos que sí sabían lo recibieEntonces convocó a reuniones ron con una no disimulada burla, donde siempre llegaban las mismofándose de la aspirante a premas personas: sus admiradosidente de la república. ras por sus dotes de adivina. Y siempre con la misma pregunta: —Bonito tu volante, chuña, —le ¿Puede ella ver en el futuro si dijo un hombre—. ¿Quién te lo va a ser presidente? Una de sus escribió? vecinas hasta se atrevió a pedir—Lo escribí yo misma, señor, le un empleo en correos cuando —le contestó ella rechinando los fuera presidente. dientes de rabia—. Y a usted, Entonces, Prudencia decidió co- ¿quién se lo leyó? ger el toro por los cuernos: Con-


Se fue a su pensión barata de la avenida Independencia para acostarse en una hamaca del corredor y descansar sus pies adoloridos que casi no la sostenían de hinchados que estaban por el duro trato de todo el día. La estaba esperando la dueña de la pensión que la acribilló a preguntas porque era una mujer sola, y las mujeres solas en una pensión… —Soy de Sonzacate, y estoy sola porque soy soltera, —le contestó Prudencia—. Y estoy aquí para promover mi candidatura para presidente de la república. —Y antes que la mujer fuera a reponerse de su estupor, se metió en su habitación y cerró la puerta con aldaba por dentro. Al día siguiente estaba Prudencia en la plaza Libertad a buenas 10 de la mañana esperando que alguien se presentara a oír su discurso de inicio para su carrera política de aspirante a la presidencia.

Cuando, dominando su nerviosismo, intentó hablar fue recibida con una rechifla general. La gente chiflaba, se reía, le hacían señales obscenas con los dedos, gritaba y parecía decidida a no dejarla pronunciar una sola palabra. Pronto se convenció de que hiciera lo que hiciera, sería imposible hablar. —Bajáte de allí vieja loca –le decían. —¡Andá buscá tu canasto india! —¡A la cocina! Prudencia luchaba, ya no para hacerse oír sino para no estallar en lágrimas y darle el gusto a sus detractores de verla salir humillada. Un hombre del público, de un salto, se puso a la derecha de Prudencia y la empujó. Ella apenas pudo detenerse en una de las estatuas de la plaza para no caer al suelo. Aquello era simplemente demasiado. Entonces, un caballero que en realidad había estado allí desde el principio, subió con paso lento las gradas del podio donde estaba Prudencia y, con un gesto digno, apartó al jayán que había empujado a Prudencia. La gente comenzó a susurrar: «es don Alberto Masferrer» y se fueron callando para oír a quien, a juicio de todos, era un gran hombre, el filósofo del siglo XX en El Salva-

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Cualquier otra persona, después de un día entero de mofa y burlas se habría ido a su casa derrotada, pero no Prudencia. Ella sabía que un sistema que oprimía de esa manera a las gentes tenía que estar blindado para mantener una situación de desequilibrio tan grande, y que la lucha sería dura, tal vez la lucha de varias generaciones.

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dor, el autor de El Mínimum Vital y El Dinero Maldito, libros de los que, si no habían leído, por lo menos habían oído hablar. Seguramente, don Alberto pondría los puntos sobre las íes y haría que aquella impostora, aquella india igualada, se fuera con la cola entre las patas para su rancho en Sonzacate. Don Alberto estuvo callado un buen rato viendo a la multitud que poco a poco se fue callando. La imagen de este sabio hacía que aún los más agresivos gañanes de entre la multitud se sintieran empequeñecidos. —El programa político que esta mujer presenta —dijo— es tan legítimo como el que presentan los otros partidos políticos. Así que la asumo con la más absoluta seriedad.

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Se hizo un silencio total entre el público de la plaza «Libertad».

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—Tal vez la diferencia fundamental de su discurso es la defensa tenaz de los derechos de las mujeres y de los niños. Tienen que pasar muchos años para que este pueblo entienda el mensaje de Prudencia Ayala y entender que la loca Prudencia es la mujer más cuerda que ha pisado el podio de la plaza Libertad. Y cuando esto ocurra, tal vez ustedes ni estén sobre esta

tierra, así que no tendrán tiempo ni de avergonzarse. Por eso les doy un consejo: ¡Avergüéncese ahora que tienen la oportunidad! ¡Mañana a lo mejor sea demasiado tarde! Y tomándola del brazo, la ayudó a bajar en medio del silencio general. 25 de noviembre de 2015. San Ramón, Alajuela, Costa Rica.


AQUÍ NADA PASÓ

T

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Abigail López

odo estaba bien, hasta que ella metió su sucia mano en mi bolsa de papas fritas. Nuestra amistad había durado más de lo que duró la Guerra fría, pero claro, jamás habíamos comido juntas. Y justo en la comida más sagrada para mí, tuvo que pasar esto, mi líquido cefalorraquídeo se detuvo por tres segundos, mi corazón indignado comenzó a bombear mucha más sangre a mi cuerpo, mi temperatura subió como agua hirviendo, vi su cara, estaba orgullosa de lo que había hecho y me sonrió, mi cabeza estaba a punto de explotar, tomé mi bolso para marcharme y la camarera se me acercó para entregarme la cuenta, yo le sonreí amablemente y de mi bolso saqué los únicos y tristes $20.00 que cargaba, le dije a la camarera que se quedara con el cambio, volví a ver a mi amiga que me miraba asombrada, dirigí mi mano a mi bolso, saqué mi revolver y le disparé entre sus ojos negros, la camarera me pidió un taxi, tomé mi abrigo y me fui de vacaciones.

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MI PADRE,

EL NO NATO

Alberto

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Pocasangre

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P

ues bien, mi papá nunca nació. Bueno, sí nació pero no como nacemos todos. De hecho, murió antes de nacer. Vaya, para explicarme mejor empiezo donde empiezan todas las historias maravillosas o los grandes dolores de cabeza: por el principio. Verán, mi papá nació —es decir, biológicamente hablando— en el perdido pueblito de Sociedad de la Frontera, en el norte del territorio, en plenas tierras que nuestro hermano y querido país vecino nos ha disputado desde la colonia española y que es nada más que un pleito caprichoso de chiquillos, pues los miserables 100 kilómetros cuadrados que están en disputa ni siquiera tienen riquezas naturales ni arqueológicas ni turísticas. Ahí no hay más que unas treinta o cuarenta cabañas dispersas de pobres gentes que viven de agricultura menor, y un puesto de la Policía de Aduanas que funciona peor que hígado de borracho. Ahí vio la luz primera, ahí creció y de ahí –cuando cumplió los quince– salió huyendo hacia la capital para hacer vida. Eso fue hace setenta años y su único documento era un carnet de minoridad que luego, al cumplir los dieciocho, cambió por una cédula de identidad personal. Hasta acá todo bien ¿eh? y ustedes se preguntarán dónde empieza la cefalea. Empezó cuando a nuestro ingenioso gobierno se le ocurrió el año pasado la magnífica idea de cambiar la eterna cédula de identidad de doce paginitas por un moderno documento plastificado, con foto digital, código de barras y escuetos y minúsculos datos, dizque con la intención de censar a la población mayor de edad y agilizar el proceso de elecciones para este año. Además, recaudar como al paso algunos pesitos, pues el documento tenía el simbólico precio de doce dólares que multiplicados por más de cuatro millones de cristianos mayores de edad… bueno, el punto es que para obtener el dichoso documento único de identidad o DUI, había que presentar la partida de nacimiento original y reciente (tres meses máximo de antigua), lo que daría a las alcaldías de todo el país algunas entradas, ya que cada partida tenía un costo de cuatro o cinco dólares,


de acuerdo al municipio. Así que para sacar la partida original de mi padre tuve que pedir permiso en el trabajo, pues las alcaldías no laboran fines de semana, desplazarme a Sociedad de la Frontera —cosa de cuatro horas de camino— y buscar la casucha que funcionaba como distrital de la cabecera departamental.

Miré alrededor, no había nadie. Solo el panzón del periódico.

No había tal casucha. Sociedad de la Frontera hacía años que era una villa fantasma, pues todos los moradores poco a poco y por el temor de que sus posesiones pasaran a manos del país vecino por la disputa pueril y centenaria, habían abandonado el lugar que era ya solamente tierra de coyotes y gallinas sin dueño. Así que tuve que bajar a la cabecera departamental a pedir informes de cómo obtener la partida de nacimiento de mi padre.

—¿Qué hago? —le dije, en el colmo de la desesperación.

—Pero no hay nadie —le dije. —Sí, pero esas son las normas. —¿Puedo hablar con el alcalde? —El señor alcalde se retira a las dos en punto.

—Vuelva mañana. —Y siguió limándose las uñas.

—Sí, —me dijo— eso dice el rótulo pero —¿Por qué? dejamos de atender media hora antes para —Porque esos son trámites personales. que no se nos acumulen las personas. Debe venir el interesado o usted debe traer

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Ni modo, volví al siguiente día después de llamar a mi jefe y decirle que estaba enfermo, pues otro permiso personal no me lo daba. Salí a las cuatro de la mañana con las vísceras revolviéndose y sin haberles echado nada para saborear y a las nueve y meHabía salido a las ocho de la capital, más dia estaba en la alcaldía frente a la secretacuatro horas de viaje a Sociedad de la Fronria del día anterior. tera, más dos hacia la cabecera departamental y otra invertida en almorzar en una —Ah, es usted, —me dijo—. ¿En qué podefonda en el camino, llegué casi a las tres de mos ayudarle? la tarde a la cabecera. La secretaria que se —Ayer le expliqué el motivo de mi visita y limaba las uñas en la recepción, después como vine cuando ya iban a cerrar, vengo de oír el motivo de mi visita, dijo que ya no hoy más temprano. podía atenderme porque era su hora de salida. En otro escritorio estaba un tipo bajito y —Mmm… fíjese que no me acuerdo… explípanzón leyendo el periódico. Ni siquiera se queme otra vez ¿sí? volvió a verme. Le dije a la mecanógrafa que Me armé de entereza y volví a mi cuento. Me en la puerta ponía que las oficinas estaban escuchó como quien oye llover. Luego dijo: abiertas hasta las tres y media y que no era justo que viniendo de tan lejos no me aten- —Lo siento mucho, pero no podemos ayudieran por algo tan simple. darle.

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un poder firmado por un abogado y notario para poder extenderle el documento. —¡Pero si se trata de mi padre! —Entiendo, pero debe comprobarnos que está vivo, si no cualquiera andaría por ahí sacando partidas de nacimiento y cobrando pensiones de gente fallecida. Recuerde que somos un gobierno que protege los intereses del pueblo. —Y sonreía la condenada. —¡Pero tiene más de ochenta años! el viaje es muy largo, está enfermo, a un paso de muerte. Le hace mal el sol y el viento. Y los chocolates. —Y no sé qué otras tonterías dije para conmover a aquella arpía. —Bueno, entonces traiga el poder firmado por un abogado. Debe llevar firma, petición, número del documento único de identidad... —¡Pero él no lo tiene! ¡Para eso necesita la partida! —se me iluminó el cerebro—: ¿puedo traer su cédula?

sita a la señora que se limaba las uñas eternas y después de oírnos, la mujer pidió el DUI a mi padre para comprobar que él era el verdadero solicitante y dueño de la partida de nacimiento. Y al explicarle por tercera vez de qué iba la cosa, pareció comprender la situación. El gordo de la silla que seguía en la lectura del periódico —quizá el mismo de los días anteriores— levantó los ojos y bufó. La mujer, entonces, le pidió algunos datos a mi padre: fechas, nombres de conocidos, eventos importantes de su niñez, entre otros, luego nos pidió esperar. Me senté a conversar con papá, quien se aburre y cansa fácilmente. Cuando me levanté a preguntar a la secretaria —después de dos horas— si ya estaba el dichoso documento, me dijo que era imposible extenderlo, que había que ir a Registro Histórico en la capital, pues los documentos de esos años en los que mi padre decía haber nacido se quemaron durante la guerra civil de hacía veinte años. Me quedé de piedra. Nada más alcancé a preguntar:

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—La cédula es un documento obsoleto que —Y toda la gente de esa época ¿cómo ya no tiene validez. Todos deben contar con hace? su DUI —y procedió a limarse las uñas. ¡Dios mío! ¿de dónde tenía tantas? —Creo que les toman los datos como ellos los declaran y, con base a eso, les extienden —¿Pero cómo lo va a sacar si usted no me documento. da la partida de nacimiento? —¿Por qué no hace lo mismo con mi padre? —Pues no sé, así es la ley y es dura pero es —pregunté al borde de las lágrimas. la ley. —Y sonrió como si ella hubiese inventado la frasecita. Salí dando trompones a los —Porque ese era un decreto transitorio y ya monumentos de la entrada. pasó. Tiene que ir a Registro Histórico.

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Al día siguiente, a las diez, estaba con mi anciano padre en la alcaldía. Tuve que pagarle a un médico una incapacidad por fiebre escarlatina para que no me echaran del trabajo. Volvimos a explicar la razón de la vi-

Al otro día nos confirmaron en Registro Histórico que, en efecto, los papeles se quemaron, así que no había pruebas del nacimiento de papá


—O sea, —me dijo el señor chiquito y pelón que nos atendió y que se parecía como gemelo al del periódico en la alcaldía— legalmente su papá es legalis no nato o más bien, no ha nacido legalmente, está muerto para la ley y tienen que comprobar que está vivo. —Y sonrió— ¿dónde diablos aprenden a sonreír estos diablos? —¡Pero si aquí está! ¡Usted puede verlo! —Sí, sí puedo. ¿O cree que soy ciego, jovencito? ¡Hasta debo tener mejor vista que usted! —Bueno, bueno, disculpe. Pero dígame ¿qué hago?

funcionarios siempre sonríen con nosotros» ¿O se ríen de nosotros? Papá se lo había tomado a lo poeta, sonreía, caminaba lento y fugaz, como entre nubes y gasas. Como si fuera una sombra y la idea de no haber nacido nunca le infiriera poderes y status por encima de los otros mortales. Parecía liviano y contento. Despreocupado. Como si el sello legal de «no nato» lo condenara a una existencia falsa, a un pasado falso. A un futuro incierto. Si uno no existe ¿vale todo lo que hagamos o dejemos de hacer? Incluso, llegué a temer por mí mismo ¿y si papá legalmente no existía, yo en realidad tampoco? Sería nada que proviene de la Nada. Y mientras caminábamos juntos, yo devanando mis miedos y fantasías y repartiendo bendiciones a las ilustres madres de los funcionarios públicos y de los padres de la patria, mi papá caminaba como un duende. Parecía que lo ocurrido había vaciado su ser de algo pesaroso: la responsabilidad de ser.

—Bueno, como quiera. ¿Algo más en que pueda ayudarle? —No, gracias. —Bien. No olvide llenar nuestra encuesta sobre la calidad. Recuerde que este gobierno trabaja para usted. —Y la enorme sonrisa. Salimos a la calle, decepcionados, pensando en qué hacer, a quién acudir ¿a la Corte Suprema de Justicia? ¿A la Asamblea Legislativa? ¿Al presidente mismo? A lo mejor solo sonreirían y nos mandarían derechito a otra oficina. «Por lo menos —pensé— nuestros

Fui a la oficina de altas del hospital y solicité un acta de defunción para entregar a la alcaldía y poder enterrarlo. Pero para dármela tenía que mostrar la partida de nacimiento, o el DUI. Me tiraba de los pelos mientras el cadáver se descomponía en la morgue del sótano. Al final, un enfermero de cara paliducha y tufo a licor me dijo que por unos cuantos dólares un amigo de la oficina de asentamientos que está en el hospital podía conseguirme la partida de nacimiento con la fecha del día y así sería fácil obtener el acta de defunción. Saqué una buena parte

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—Mire, el señor no tiene documentos y esa cédula no es válida ya, inclusive puede ser falsa, etc. Creo que lo mejor es que contrate a un abogado especialista en identidad… —y, bajando la voz, agregó—: tengo un primo que sabe de estas cosas, aunque apenas lleva primer año en derecho ¿le doy su Esa tarde papá fue internado en el hospital y número? falleció por la noche. Sus problemas se aca—No, gracias. Ya veré cómo hago. baron. Solo los de él.

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de mis ahorros, tronándome los dedos, pues a todo esto yo estaba ya desempleado. Le pagué al tipo y me extendió el certificado de nacimiento. Pero como la fecha era la del día en cuestión, hubo confusión en la edad y el seguro hospitalario me entregó un ataúd para bebés, creyendo que mi padre había nacido muerto. ¡Hasta en la muerte no alcanzaba a nacer el pobre! Cuando por fin arreglé el asunto, llegó el inspector forense a comprobar el deceso y me pidió el DUI de mi padre para anularlo, como es la costumbre. Como el viaje a Sociedad de la Frontera era imposible, tuve que acudir a otro canalla de un cubículo de la alcaldía para que me falsificara un DUI ¡adiós últimos ahorros! Lo tuve veinte minutos en mis manos ¡al fin! y lo di al inspector, quien lo cortó y anotó que mi padre había fallecido. Mejor era escribir que mi padre nació después de morir. Por puro morbo sentimental memoricé el número del DUI para recordar lo que los miserables nos hicieron pasar. Mi padre nació y murió legalmente el mismo día. Nunca olvidaré el número del documento de mi padre.

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Ayer fueron las elecciones. Fui a votar sin entusiasmo. De hecho, en lugar de marcar la foto de un candidato escribí a través de la hoja: «Todos son unos…» y no terminé la frase. ¿Qué pondría? ¿abusivos? ¿haraganes? ¿ladrones? Creo, querido lector, que no nos alcanzan los epítetos ¿verdad? Dejé la frase a medias, deposité la papeleta doblada en la urna de cartón y al regresar a firmar el padrón electoral, vi —con sorpresa de boca abierta de par en par— el nombre de mi padre arriba del mío. Y con una firma al lado del nombre. Me quedé de piedra. Claro, puede haber muchas personas con

el mismo nombre pero vi el número del DUI ¡era el mismo que memoricé! ¡El mismo! Solo pude sonreír. Mi papá nunca nació, nunca murió o más bien, nació y murió el mismo día pero ejercía el sagrado y universal derecho del sufragio. Y de la sonrisa pasé a la carcajada, un ataque de risa a medio patio de escuela donde estaban las urnas. No podía parar, hasta se me saltaron las lágrimas. No sentía nada más que ganas de reír. Me sentía como en una ridícula película de parodias. No me hubiera extrañado que de la nada aparecieran cámaras de televisión, globos y confeti e incluso mi padre celebrando la broma. Pero ¿cómo puedo extrañarme que en un país en el que alguien puede no nacer —aunque ande por ahí— y no pueda comprobar su existencia con su existencia misma, no sea posible que en las elecciones los muertos también participen para echarle una mano al partido en el poder? Es justo, puesto que es un gobierno que trabaja incansablemente para mí. Papá se ha de estar muriendo de la risa en el otro mundo.


LOS MUERTOS

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Desde mucho tiempo atrás los cadáveres eran cosa natural y cotidiana, no había día sin cadáver. No aparecía uno por día, sino en pares, tríos o más, pero dispersos. Los hechores —todos lo sabían— eran diablos no menores de once años y pocas veces mayores de dieciocho, ese era precisamente el rango de edad para ser productor de cadáveres. Estos vivían de pedir dinero a los demás a cambio de no asesinarlos, esa era la norma, nadie se extrañaba. El cuerpo policial estaba reducido a otro tipo de cadáver, pues nada hacía o podía contra el hongo del asesinato. Los agentes hacían sus rondas con cuidado de no ser vistos y al mínimo disparo corrían en sentido opuesto, se refugiaban, y media hora después iban a recoger el anunciado cadáver. Así funcionaba el sistema. Algunos policías recibían dinero de los asesinos a cambio de olvidarse de sus asuntos, el resto se olvidaba de tales asuntos a cambio de no ser ellos el próximo cadáver. Por eso, frente a todos los riesgos del oficio, a ser policía se le podía sacar alguna ventaja: no pagar —como los demás— para no ser cadáver. La edad más propicia para ser convertido en cadáver era entre los 12 y los 29 años, de adolescente a primera juventud. De adolescente se podía ser cadáver solo por no querer ser asesino (y en caso de ser niña se podía ser cadáver por enamorarse de un asesino o que un asesino se enamorara de ella sin que esto fuera recíproco, o fuera disuelto el amorío después de haberse consumado). Pasada la adolescencia se podía ser cadáver por varias razones: por cortarse el pelo, por estudiar, por tener cónyuge, por comprar en el mercado, por trabajar,

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Antonio Teshcal

n todas las calles, barrios, colonias y demás rincones de Malpais abundaban los cadáveres, por eso a pesar de ser un pueblo pequeño tenía más funerarias que otros negocios. Los cadáveres no eran sin vida porque sí, porque las gentes enfermaran o envejecieran y tuvieran que ser inevitablemente. Eran por asesinados.

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por consumir mariscos, por tener hermanos, por quitarse los juanetes en la calle, por ser mestizo… a un tipo lo asesinaron por escribir un libro de poemas, poemas muy malos según se dijo. Se tenían tantas posibilidades que cualquiera podía ser el próximo cadáver y todos lo entendían, o al menos lo sabían. En fin, como cualquiera podía ser cadáver la vida seguía en su reposado andar. Al principio, varios años antes, la gente se sorprendía, pero como la guerra civil acababa de terminar el gusto a sangre en el aire aún era fresco, después de diez años el asunto tuvo algún parecido a la indignación con cierto giro a la angustia y poco de pánico, luego se fueron acostumbrando y, a pesar que el número de cadáveres per cápita iba en aumento, la gente era capaz de ser feliz y tener una vida normal aunque fuera breve.

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***

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Una noche, temprano, se escucharon estallidos en la encrucijada conocida como la Cruz del Perdón —en la colonia El Calvario— apodada así por una vieja cruz de dos metros de alto que se levantaba a pocos pasos de ahí como si señalizara una bóveda mortuoria, aunque solo se trataba de un altar recordado únicamente los tres de mayo. Era una encrucijada en cuyas esquinas orientadas al poniente estaban dos predios sin iluminación eléctrica y en las orientadas al naciente se erigían dos casas y una chorrera tras esas primeras dos. Como los días de fiesta patronal ya habían comenzado, los estallidos se confundieron entre cohetes de feria que acompañaban las carrozas (aunque si eran balazos daba igual, nadie ponía mayor atención, salvo los policías). Pocos

minutos después, una niña salió de su casa de esquina para llamar a su perro pulgoso, entonces vio el cadáver de un hombre en bicicleta acomodado sobre la encrucijada. Estaba nuevo, humeante, con olor de pólvora y carne cocida saliéndole de precisos forámenes. «Mamá, allá afuera hay un cadáver», le dijo a su madre cuando entró, «vaya hija, otro ratito lo vamos ir a ver», le respondió la madre apenas mayor de edad. La policía llegó una hora después, porque la delegación solo estaba a dos cuadras del sitio y debían dar tiempo a que los asesinos cenaran y se fueran del comedor frente a sus oficinas. Cuando llegaron acordonaron la encrucijada haciendo un cuadrado perfecto al sujetar la cinta de las esquinas. Los espectadores ya disfrutaban el cadáver. El cadáver quedó boca abajo, la bicicleta en que viajaba le quedó entre las piernas, se veía incómodo, el cadáver era Juan —como se llamaban todos los cadáveres— y era un joven de 25 años como muchos cadáveres. El cuadrilátero de cinta amarilla estaba hecho, así que la gente que llegaba (la que ya estaba fue arreada como gallinas, sin mayor éxito, por los policías) empezó a acercarse hasta las lindes marcadas, con la técnica a la que don Silvestre, en materia de deportes de grupo, se refería como la «técnica de las moscas», según su decir: «todos sobre la mierda». Al principio solamente estaba la gente de la chorrera de casas tras las dos que formaban parte de la encrucijada, seis minutos después de que llegó la policía estaba toda la colonia, a los seis y medio toda la cuadra aledaña a la colonia, y a los siete minutos había ya personas de tres colonias y dos barrios contiguos.


Incluso, llegó una comitiva del otro extremo del Malpais animada por los rumores de que de los cuatro cadáveres —de los reportados hasta esa hora— era el más interesante por la variante de la bicicleta. La muchedumbre se volvió tan numerosa y sofocante que los policías tuvieron que ampliar el perímetro so pretexto de buscar más pistas, la verdad era que ya no podían ni respirar y les incomodaba el poco espacio para fotografiar la escena.

calzoncillos tras la ventana el haberse unido al grupo C.A (chambrosos anónimos) una semana atrás, «esta chusma ya la caga, no me deja ver», decía. «Estábamos mejor en la guerra», dijo Juan Mercedes, «no —dijo el anciano Casiano Tlaxcalte— estábamos mejor en tiempos de mi General… ».

Tres niños reventaron unos cohetes poco antes de que llegaran los de Medicina Legal a levantar el cadáver, los policías se asus«Menos mal que habían regado —dijo la Sra. taron y casi huyeron, actitud que desencaOctavia refiriéndose a que la calle estaba hú- denó otro ataque de carcajadas en la gente. meda— así no cayó en lo polvoso el pobre». Dos horas después de encontrado el cadáver, el microbusero de la colonia hacía viajes dejando y trayendo gente que quería ver la escena. Entre la muchedumbre una mujercilla pregonaba su ya exitosa venta de jícama en tajos, con limón, chile, sal y algüashte. Don Rico, que al día siguiente se iría al lugar de ventas de la feria, decidió atinadamente en sacar su máquina de hacer churros españoles y comenzó el negocio. En una casa Pedro, el vividor de la cuadra, cuya mujer ha- de esquina, don Silvestre puso la música y bía vendido su hija al electricista, en cuotas no faltó el borracho y la loquita que bailaban módicas, cuando la niña cumplió los doce con afán. Cuando medicina legal se llevó el años —y desde dos años vivían de los abo- cadáver, que ningún familiar aún reconocía, nos— sacó sillas para que la gente se acomo- la gente ya tenía bien abastecida su reunión dara porque las aceras no daban abasto y la con venta de ponche, carne asada, cigarros gente comenzaba a cansarse de estar en pie. y elotes locos, mientras las parejas se asían en los rincones oscuros cercanos a la afrodiLa costurera en su mecedora, frente a la siaca escena del crimen, como presagiando puerta de su casa, comenzó a hacer recuen- que el día siguiente no existiría más. to de los asesinados de la última semana, mientras los niños se acurrucaban a su alre- Y así se fue el cadáver a descansar, miendedor a escuchar aquella sanguínea y larga tras aquel montón de muertos esperaban historia. Mientras tanto,Tercero Bocancha, el otra balacera para trasladar las ventas, el mecánico de la casa en esquina y padre de baile, los besos, la risa y su cultura a otro la niña del perro pulgoso, se lamentaba en rincón del divino Malpais.

Cuentos

«Solo nueve tiros le dieron» dijo la tortillera, «Sí, pero eran de fusil» replicó el panadero. De repente, alguien dijo un chiste de ocasión y la vieja-vende-leche empezó a tirarse carcajadas, las demás gentes se fueron contagiando hasta que el silencio habitual de la diez de la noche empezó a convertirse en voces de mercado dominguero.

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UN PAÍS QUE NO

EXISTE EN LA VIDA

LA MANERA EN QUE LOS NIÑOS DESCIFRAN SU UNIVERSO MUESTRA QUE NADA ES TAN PROFUNDO COMO LA INOCENCIA

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Descubrir poetas de siete años produce asombro, pero también melancolía. El adulto advierte que no puede leerlos con la espontaneidad con que ellos escriben; para bien y para mal, es rehén de su experiencia: la singular manera en que los niños descifran su universo muestra que nada es tan profundo como la inocencia. El arte procura volver a esa etapa del comienzo en que se piensa y se imagina con descaro. «Tenemos de genios lo que conservamos de niños», observó Baudelaire. Quien visita una exposición en una escuela descubre que ahí estudian Miró, Klee y Matisse. Con el escepticismo concedido por la edad, los padres se preguntan qué será de sus hijos en el futuro. ¿La realidad los convertirá en seres de rutina o incluso en diputados? Sería una lástima que los filólogos de Casa de las estrellas perdieran su afilada manera de ver el mundo. En el plano teológico, Natalia Bueno, de siete años, define Iglesia como «donde uno va a perdonar a Dios», y Sebastián Castro, de cuatro, se acerca a Nietzsche: «Dios está muerto en el cielo. Es un hombre con una barba y está en pelota». Para María José García, de ocho, un maestro «es una persona que no se cansa de copiar». El talante crítico se

Libros

Juan Villoro

l poeta y maestro colombiano Javier Naranjo ha coordinado un diccionario sorprendente. Pidió a sus alumnos de primaria que definieran palabras sin recurrir a otro sistema que la intuición. Cada tanto, soltaba un vocablo en el salón como quien suelta un animal. El resultado fue Casa de las estrellas, milagro del idioma que conseguí en un viaje a Medellín.

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extiende a una profesión menos noble, la de mafioso: «Es una persona con mucha plata y no le gusta nada», dice Luis Fernando Ocampo, convencido de que no hay criminal alegre. El cuestionamiento no se suspende ante lo más querido: «Mi mamá me cuida mucho, me quiere mucho, me da la comida cuando yo no quiero», dice Camilo Gómez, de siete. La epistemología se presenta en la voz Mente: «Cosa que uno piensa a través de uno mismo», dice Juan Camilo Osorio, de ocho años. Pero también en Mapa, que, de acuerdo con Lydia Vásquez, sirve «para encontrar cosas situadas». Hijo del tiempo, el lenguaje refleja su circunstancia. A los diez años Jorge Humberto Henao define Instante al modo de Crónica de una muerte anunciada: «Es cuando lo van a matar». Inquieta aún más la forma en que Ángela María Blandón se refiere a Inmortalidad a los nueve años: «Es cuando uno tiene un enemigo y lo manda matar». La voz Dinero provoca tratados de economía: «Es el fruto del trabajo pero hay casos especiales», dice Pepino Nates, de 11, y Andrés Felipe López, de siete, remata: «Soy muy pobre por el dinero».

Libros

Ciertos misterios deben ser leídos varias veces. Valentina Nates, de nueve, transmite la ambivalencia de Cariño: «Amarrar a las personas». Y Juan Camilo Osorio, que ya se había ocupado de Mente, hace una pícara definición de Nada: «Es cuando le pregunto a uno que si vio una cosa».

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Para Paulina Uribe, de 11, Lenguaje tiene un valor civilizatorio: «Es hablar con una persona sin gritarle». En este razonado ejercicio no podía faltar la palabra Niño. Luisa María Alarcón, de ocho años, dice: «Responsable de la tarea». En forma literal, la respuesta alude a las obligaciones escolares, pero también adquiere peso simbólico: la infancia asume una misión que tendemos a olvidar. Por si quedaran dudas, a los nueve años, Gloria Celia Guzmán define así Poeta: «Es un país que no existe en la vida». (Tomado de EL PAÍS de España, 29 de abril de 2016).


(Novela de Sergio Ramírez. Edición de Alfaguara. Segunda reimpresión, agosto de 2015.)

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Ricardo Lindo

Pero, al fin de la visita, uno se dirige a Sara para anunciarle que será madre en un año. Ella ríe interiormente, pues ya no se lo cree, o no se lo quiere ya creer: tantas veces le han comunicado a través de su marido que será madre y nacerá de su vientre un vástago del cual vendrá un pueblo que crecerá como las arenas y las estrellas, pero eso nunca se da. En cambio, el Mago ha hecho que nazca un hijo de Abraham del vientre de su esclava Agar. Tampoco cumple nunca el Mago con eso de que dará a Abraham vastos pastizales con rico ganado y abundantes

Libros

SARA

s SARA, la más reciente novela del narrador nicaragüense Sergio Ramírez (Masatepe, 1942). Lanza en esta obra Ramírez una visión de inusitado frescor sobre la historia bíblica de Sara y Abraham, y su principal personaje es Sara, aunque se vaya a referir a ese mundo que ahora se nos antoja monstruosamente patriarcal. Cuando la historia comienza, ella se indigna al ver aproximarse desde el horizonte de arenas a tres adolescentes con rostros de doncellas. A ella no la engañan: son tres manifestaciones, o una sola, de ese Mago que habla con su marido bajo diversas formas o ninguna, en vigilia como en sueños, y le ordena cosas incomprensibles, como esa de cortarse el prepucio y hacer que se lo cortaran todos los varones bajo su mando. Pero a ella ese Mago no le habla jamás. Los enviados del Mago son groseros con ella. Lo son también estos adolescentes, Miguel, Gabriel y Rafael, que no se dignan dirigirle la palabra aunque Sara, forzada por su marido, les halla lavado los pies y preparado la comida.

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bienes. Los enviados se sienten ofendidos de esa interna risa. Desde un comienzo, Sara está dando muestras de un espíritu de rebeldía. Pero una y otra vez, el Mago ordena a Abraham que tomen camino hacia tal lugar o tal otro, y ella sigue a su marido aunque refunfuñando. «Mi marido está loco, —piensa— me casaron con un loco, voy siguiendo a un loco».1 Sara acepta la voluntad de su esposo incluso cuando, rumbo a Egipto por tierras pedregosas, él hace un altar y sacrifica a su último cabrito. En el capítulo segundo, el novelista rompe la «cuarta pared», habla directamente con sus lectores, intenta explicarse y explicarnos lo que implica esta legendaria historia, aporta y evalúa provisto de datos comparativos que toma de diversas fuentes, los Padres de la Iglesia en particular. Con ambos elementos, el narrativo lineal y la sopesación crítica, irá urdiendo en adelante su relato.

con total indiferencia de destruir dos ciudades con todos sus habitantes, mujeres y niños incluidos. El autor va haciendo aquí y allá guiños a los lectores de poemas. El faraón posee «un trono de malaquita» y hay otros dispersos ecos de versos de Darío. Y, si Sara vuelve la mirada hacia Sodoma, la ciudad en llamas, es para buscar entre ellas a su amante. Es un claro eco del poema que Carlos Martínez Rivas, poeta nicaragüense, dedica a aquella mujer que se convierte en estatua de sal. Esto no será visible para un lector español o sudamericano, pero es evidente para cualquiera de los compatriotas de Ramírez y para cualquier conocedor de poesía centroamericana, en la cual ocupa Martínez Rivas uno de los lugares más destacados. En la novela, por cierto, el amante es un artista, un pintor que pinta en los muros de los lupanares de Sodoma. Esto hace del artista uno de los precursores de los murales de Pompeya.

Libros

El mundo que nos describe es agreste y brutal y ofende nuestro sentido de la higiene. Los orines humanos están omnipresentes En los momentos cruciales, Sara desobedehasta como afrodisíaco y en las plazas ha- ce al patriarca y al Mago por ende, como cen hogueras con bostas de ganado. cuando va a advertir a Edith de la suerte que espera a Sodoma o cuando detiene la aseLos personajes no son siempre lo que essina mano del padre que se abalanza sobre peramos. El faraón, el hombre más poderoel cuello de su hijo. Ella actúa entonces libreso del mundo, es un sucio vejete timorato mente, dejándose guiar por sus afectos por e insignificante que padece de eyaculación encima de esas leyes que no comprende. precoz. Los «justos» a los que se refieren Eso hace de este libro una novela feminista. las Escrituras quizá no lo sean tanto. Abraham libra su esposa a la prostitución y, al Dotado de un gran conocimiento de la histocomprar esclavos, revisa sus testículos para ria antigua, de un abundantísimo vocabulaasegurarse de que ampliarán el hato. Lot no rio, de innumerables recursos narrativos, de vacila en hacer cortar la mano a los escla- todo lo cual abusa un poco, Sergio Ramírez vos díscolos. Y esos adolescentes con cara ha logrado, sin duda, una de las grandes node doncellas, enviados del Mago, hablan velas de nuestros días.

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1 Sergio Ramírez, Sara (España, Alfaguara, 2015), 89.


Libros

Chef Rufino Hernรกndez INAR

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JENNIFER VALIENTE

DAVID MORALES

Nacido hace cincuenta años en Artista escénica y escritora. Ha San Salvador, David Morales fue ganado premios nacionales e parte del grupo de poetas Xibalinternacionales en poesía, na- bá. Es abogado y actualmente rrativa y dramaturgia, siendo se desempeña como Procurador publicada en El Salvador, Esta- de Derechos Humanos. dos Unidos, Costa Rica e Italia. Actualmente es directora escénica en el TIET (Taller Inestable de Experimentación Teatral). Su Escritora salvadoreña radicada trabajo puede verse en http:// en Costa Rica, nacida en 1948. blog-de-escenario.blogspot.com Es trabajadora social, y cuenta y http://gaticueva2.blogspot.com. con la Maestría en Trabajo SoContactos en asociacion.escena- cial de la Universidad de Lund rio@gmail.com en Terapia Familiar, desarrollan-

MYRNA LOPEZ

MIROSLAVA ROSALES Nació en San Salvador, en diciembre de 1985. Estudia la Maestría en Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Guanajuato, México. Es integrante de la red de centroamericanistas o ISTMO (Brasil: Universidad Federal de Pernambuco). De igual forma es editora de la revista mexicana Cuadrivio. Perteneció al extinto taller literario El Perro Muerto. Su trabajo aparece en varias antologías en El Salvador, los EE.UU., Chile y ha publicado en diversas revistas de América y en Irlanda.

do una larga vida profesional en Suecia como terapeuta de familia. En Suecia es miembro del grupo llamado «Trans-poetas» y de la Asociación de Escritores latinoamericanos en Suecia.

ABIGAIL LÓPEZ Joven escritora salvadoreña. Actualmente realiza sus estudios superiores en la Universidad de El Salvador. Ha participado en talleres de poesía en Casa del Escritor y Museo Salarrué con Silvia Elena Regalado (2011), en talleres de dramaturgia con Jorgelina Cerritos (2012) y en taller de narrativa breve con Ricardo Lindo (2011- 2015).


ALBERTO POCASANGRE

JUAN VILLORO Novelista, profesor universitario y periodista mexicano nacido en 1956. Se ha hecho acreedor de numerosas distinciones y actualmente labora en el diario español EL PAÍS, del cual tomamos su artículo.

Nacido en El Salvador en 1972, director del Colegio Anglo Americano. Alberto Pocasangre se ha hecho acreedor de numerosos premios y distinciones, tanto de literatura para adultos como de literatura infantil y ha publicado en numerosos países. Libros suyos han sido publicados en Ecuador, Nicaragua, Suecia, entre otros. Nacido en Sonsonate. Criado Es uno de los más importantes en El Carmen, Cuscatlán. Transnarradores centroamericanos. plantado a Washington D.C., en 1980. Parte de la ola de inmigrantes/refugiados de la guerra civil salvadoreña. Graduado del Nació en Quezaltepeque, El Sal- bachillerato de artes de Duke vador, en 1984. Perteneció al Cír- Ellington en 1985. Co-fundador culo Literario Teshcal. En 2009 del colectivo teatral LatiNegro, publicó en la «Antología Poética» uno de los primeros proyectos del Círculo, difundida bajo el sello birraciales en la capital de los de Publicaciones Serpientemplu- Estados Unidos. Desde 1999 mada. En ese mismo año obtuvo colabora en la formación y funel Premio Único de Poesía en los ciona como director artístico de XVIII Juegos Florales de Santa Sol y Soul, una organización que Ana, con su poema Invierno, pu- promueve el arte con un conteniblicado por la Dirección de Publi- do social. Su poesía ha sido pucaciones e Impresos. Es veteri- blicada en las antologías: How I Learned English y Al Pie de la nario zootecnista. Casa Blanca.

QUIQUE AVILÉS

ANTONIO TESHCAL


JOSÉ B. GONZÁLEZ Nació en San Salvador, El Salvador. Ha publicado sus poesías en diversas revistas y antologías, incluyendo Coloring Book, Nantucket y Boom Latino: Una antología de US de Literatura Latina; su colección de poesía Toys Made of Rock fue publicada por Bilingual Press en 2015. José es fundador y editor de LatinoStories.com, y profesor de inglés en la Academia de la Guardia Costera de los Estados Unidos en New London, Connecticut, EE. UU.

RICARDO LINDO Escritor salvadoreño nacido en 1947.


LICRY BICARD Lilian Cristina Andreu de Bicard es una de las más reconocidas pintoras salvadoreñas. Obra suya hay en diversos museos del mundo. Recientemente, el Museo de Arte de El Salvador (MARTE) le consagró una exposición retrospectiva por sus 45 años de trayectoria artística. Agradecemos al Museo de Arte Popular por permitirnos reproducir fotos de sus colecciones.



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