Cuexcomate o la rebelión de la naturaleza

Page 1

Cuexcomate

o la rebelión de la naturaleza

foto / crónica: armando rivera

o la rebelión de la naturaleza

La oferta turística de la ciudad Puebla de Zaragoza lo promociona como el «el volcán más pequeño del mundo » . Según una leyenda urbana es el fruto del amor entre los colosos: el volcán Popocatépetl —el guerrero— y el volcán Iztaccíhuatl —la hermosa princesa—.

El Cuexcomate esta ubicado en el barrio popular de “La libertad”, en la zona urbana de la ciudad. A su vez los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl tiene una leyenda de amor que forma parte del imaginario mexicano. La historia sucedió en los tiempos de guerra entre tlaxcaltecas y aztecas. Narra una voz que hubo una princesa tlaxcalteca, llamada Iztaccíhuatl, quien se enamoró del apuesto guerrero Popocatépetl. Antes de partir a la batalla, Popoca -

tépetl correspondió el amor de la princesa, la pidió en matrimonio. El padre, noble rey, concedió la unión, con la condición que el guerrero regresara con vida. La cruenta guerra, por el dominio territorial, estalló. El tiempo sucedió como las estaciones caen en el calendario. Mientras Iztaccíhuatl esperaba paciente, otro enamorado de la princesa, le contó mentiras, que Popocatépetl había muerto en la batalla. Ella lloró hasta morir. El guerrero volvió de aquella terrible guerra, escuchó con tristeza lo sucedido. Entonces, construyó un hermoso templo funerario para que Iztaccíhuatl descansara; fue tan alto como hermosa el panteón, el guerrero se quedó con su tris -

Cuexcomate

teza contemplando el amor, hasta que un día murió frente a la tumba. Así surgieron los volcanes, luego la nieve cubrió ambos sepulcros. Glaciares perpetuos que hoy palidecen ante el calentamiento global. El Popo y el Izta (mujer dormida), como se les conoce en la jerga cotidiana, forman parte de la construcción en la identidad del mexicano. Según los estudios geológicos, para el año 1066 NE ambos volcanes conmocionaron la región con una enorme erupción. La fuerza de la naturaleza sobrevino a varios kilómetros, más de cincuenta, allí apareció el Cuexcomate. Los expertos vulcanólogos afirman que el Cuexcomate es un geiser, incluso —en la actualidad— hay un río subterráneo que aún fluye. Todas las culturas, a lo largo de la historia humana, han creado leyendas en torno a los volcanes. Por ejemplo, El volcán de Osorno —Chile— y la Princesa Licarayén; El Monte Etna —Italia— y la fragua de Hefestos; la bruja Katla —Islandia—. Es tan poderosa como temible la fuera de los volcanes que los humanizamos para intentar com -

prenderlos o por lo menos que su destrucción tenga algún sentido. Amores o derrotas será constante de estas fábulas. Cuexcomate es una palabra en náhuatl que significa granero de barro. De esa cuenta, esta pequeña expresión geológica tiene su leyenda, es el fruto del amor entre el guerrero y la princesa. ¿Acaso el vínculo entre los minerales sea el origen da la vida misma en el planeta?

La sociedad actual, con su modelo pos-industrial, donde existe poco o nulo respeto a la naturaleza. Siempre se ha intentado domeñar por no decir destruir los referentes geológicos o geográficos. Basta citar, los hermosos bosques al norte, en Canadá, ceden el paso a la extracción del petróleo bituminoso o las miles de hectáreas en la Patagonia son perforadas por las fauces acerradas de los molinos petroleros. En mi referencia personal, tuve la oportunidad de visitar el glaciar Perito Moreno, —en la Argentina— impresionante por su belleza, con los hielos perpetuos que avanzan o retroceden al paso de las estaciones. Los hielos perpetuos se pue -

den observar cómodamente desde un mirador con escaleras. Toda vez estuve parado frente al glaciar, expresé, con un leve dejo de tormento, “domeñaron al glaciar”.

Sin embargo, en este andar nómada, aquella mañana de diciembre ’22, que tuve la oportunidad de visitar el “volcán más pequeño del mundo”; una vez llegué a la plaza donde está Cuexcomate, enmudecí ante la violencia que le impusieron a la formación geológica. Enjaularon al geiser, sería la palabra precisa. Colocaron unas escaleras al exterior para llegar hasta su leve cima, de veinte metros, para luego descender cómodamente en su interior, instalaron otras escaleras, en caracol. El pequeño cono está cegado por el acero de las escaleras.

El Cuexcomante con esa intervención es más una aproximación a una construcción Disney. Diversión más que conocimiento de la naturaleza. Un irrespeto absoluto tiene esta forma de hacer turismo. En consecuencia, expondrán los entusiastas, “debemos democratizar el acceso”. ¿A qué costo?,

¿sobre la destrucción de la naturaleza para conseguir otras monedas?

Aquel día, al volver de la visita del Cuexcomate al Centro Histórico de Puebla, allí la rebelión de la naturaleza imponía su fe: un árbol de chichicaste se erguía imponente sobre un muro colonial. Sonreí.

Observé otras construcciones coloniales, aparte de sostener la pátina del tiempo que les otorga su posición en la historia; muchas están abandonadas, derruidas en sus interiores. Una hipótesis se plantó. Indagué, el alcalde del centro histórico, un hombre que llegó al poder por el partido neoliberal, ¿estará especulando con la propiedades para beneficio propio? ¿aniquilará a los habitantes poblanos para gentrificar el caso histórico a su favor? ¿otras monedas del capital a costa de la miseria y desplazamiento humano?

¿Comprenderán, alguna vez, los trastornados por el dinero que formamos parte de la naturaleza o solo veremos perecer el tiempo ante la avaricia?

Pequeña referencia del explorador: El Cuexcomate se localiza en la Plaza el Cuexcomate, el zócalo de la junta auxiliar La Libertad, en la ciudad de Puebla. Cuenta con una altura de 13 metros sobre el nivel de la plaza. El diámetro exterior del cono es de 23 metros, mientras que el cráter cuenta con un diámetro de 8 metros. Se puede llegar por medio de transporte público.

armando rivera / escritor-fotógrafo
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.