Así, sepultada en medio del descrédito y presentada como presa de las ambiciones, del pecado y de su propia vanidad ha sobrevivido Huitaca para la historia. Puesta al lado de Bochica parece una referencia menor, opacada por el brillo que irradia la aceptación de su “oponente”. Esto será así, solamente hasta el momento en que la distancia de una visión crítica de fuentes, relatos, crónicas, historias y visiones sustentadas en toda clase de perjuicios, permita descubrir detrás del discurso, el vigor de una heroína cultural, raíz principal de la etnia Muisca y de su complejo mundo social. A partir de allí, despojados de cualquier prejuicio, encontraremos la verdadera dimensión que Huitaca debería haber tenido para la historia construída en estos 500 años
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