El Paso de la Revolución por León

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Ediciones del Archivo Histórico Municipal de León

El Paso de la Revolución por León Rodolfo Herrera Pérez

H. AYUNTAMIENTO DE LEÓN, GTO. 2018-2021

Lic. Héctor Germán René López Santillana Presidente Municipal

Archivo Histórico Municipal de León Justo Sierra 216. Zona Centro 2021, Año de la Independencia

Lic. Felipe de Jesús López Gómez Secretario del H. Ayuntamiento

Lic. Héctor Hesiquio Rodríguez Martínez Coordinador de Publicaciones

Lic. Luz Araceli Andrade Cifuentes Directora del Archivo Histórico

Lic. Margarita Alférez Rodríguez Directora General de Archivos

León, Capital del Estado 77

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Los Constitucionalistas Toman León .159

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Índice

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Reformas Agrarias de Villa en León 89

Porfiriato

León Después de la Revolución 175

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El Saqueo de Pascual Orozco ..39

La Ocupación Villista 57

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Las Batallas de La Trinidad 109

Los Otros Testigos 187

ElPresentaciónOcasodel

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Estalla la Revolución

El Archivo Histórico Municipal de León, como difusor de la memoria de nuestro municipio que se encuentra atesorada en sus diversos acervos, presenta, después de algunos años postergando su publicación, El Paso de la Revolución por León, libro que contiene testimonios de leoneses que presenciaron este episodio de la historia de nuestro país, como José Sóstenes Lira, Rodolfo González Hurtado, Federico Pölhs y Rincón Gallardo, entre otros, quienes desde diferentes puntos de vista, escribieron sobre lo acontecido en nuestra localidad. Así mismo, se incluye la información que quedó escrita en documentos, Actas de Cabildo, copiador de oficios, periódicos y revistas; y se ilustra con fotografías y planos.

El tercero, relata el saqueo perpetrado por Pascual Orozco y sus colorados, el juicio y la ejecución de José Pérez Castro y las disposiciones dictadas para mantener la calma entre laElpoblación.cuarto,quinto y sexto, tratan la ocupación de la ciudad por las fuerzas villistas, la confiscación de propiedades y haciendas, la llegada de soldados; el traslado de los poderes a León, para convertirla en Capital del Estado, teniendo como sede del Gobierno la Casa de las Monas, y las normas dictadas para mejorar la vida de los trabajadores del campo, contenidas en la Ley Agraria, promulgada por Villa en la ciudad de León el 24 de mayo de 1915.

En el primero se aborda la situación de León durante los últimos años del Porfiriato, las obras que se construyeron; las condiciones de la ciudad y el campo, los precursores que propagaron las ideas del Sufragio Efectivo No Reelección y la visita de Francisco I. Madero, como candidato a la Presidencia de la República.

En el séptimo, se detalla los movimientos de las fuerzas de Pancho Villa y de Álvaro Obregón para ocupar sus posiciones estratégicas y enfrentarse en las batallas, conocidas como de La Trinidad, que tuvieron como escenario muchas de las haciendas del municipio y terminaron con la derrota del Centauro del Norte. Siendo un episodio

La obra se ha dividido en diez capítulos, para dar a conocer cómo fue el paso de la revolución por el municipio de León, desde sus antecedentes hasta años posteriores.

Presentación

El segundo, tiene como protagonistas a Cándido Navarro, quien inició el movimiento armado en el Estado y su entrada a la ciudad de León; a Antonio Madrazo, que va a ocupar la Jefatura Política apoyado por los leoneses, y a Federico Pölhs, que narra los primeros meses de la revolución.

el noveno, se analizan las diferentes iniciativas y acuerdos que el Ayuntamiento tuvo que tomar a fin de reactivar las actividades económicas y la participación de los leoneses en el Congreso Constituyente que redactó la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, promulgada el 5 de febrero de 1917.

Finalmente, en el dècimo, presentamos los otros testigos de la Revolución: datos sobre edificios que fueron escenario de algunos episodios o que recibieron a personajes importantes de aquella época; testimonios orales de algunas personas que vivieron la zozobra del tiempo revolucionario, los escritos de placas olvidadas en viejas fachadas, y varios eventos que se realizaron para conmemorar el Centenario de la Revolución, de las Batallas de La Trinidad y la Promulgación de la Constitución.

Termino con las palabras del leonés Federico Pölhs y Rincón Gallardo:

Los tiempos de la Revolución, fueron tan impresionantes y de tan fuerte impacto para todos, por haber roto la legendaria calma y paz en que vivíamos…

relevante, cuando el General Obregón perdió el brazo derecho en un ataque perpetrado en la hacienda de Santa Ana del Conde.

Lic. Luz Araceli Andrade Cifuentes Directora del Archivo Histórico Municipal

En el octavo, se da cuenta tras la derrota del ejército villista, de la entrada de las fuerzas constitucionalistas a la ciudad el 5 de junio de 1915 y del reestablecimiento del gobierno.En

La Ciudad de León

Quien no conoció los últimos años del Porfiriato no sabe lo que es la delicia de vivir.1 Frase que anhela las últimas décadas del siglo XIX y primera del XX, en que México parecía gozar de una paz y tranquilidad social donde todo era orden y progreso, lo que satisfacía ampliamente a las autoridades ema nadas del gobierno dictatorial de Díaz, inspirado en sus acciones por la arraigada ideología positivista.

El Ocaso del Porfiriato

Aunque desde mediados del siglo XIX, con la llegada de las primeras máquinas, se había iniciado el proceso industrializador, en las tres últimas décadas, tiempo en que inicia el Porfiriato, el país conocía a León como la ciudad de los talleres, porque la mayor parte de su producción textil, tabacalera, curtidora y del calzado era artesanal.

El bienestar que tanto se pregonaba era, sin embargo, sólo favorable para una élite que mono polizaba tanto la política como la economía de los mexicanos y que, con las alianzas establecidas con los detentadores del poder clerical, aumentaba aún más las inconformidades y carencias de obreros y cam pesinos y, en cierta forma, a la nueva clase media, integrada por estudiantes y profesionistas.

Entre los empresarios destacados de principios del siglo XX figuran Fidencio Candelas, quien producía aguas gaseosas en El Coecillo con maquinaria moderna a base de electricidad; Fulgencio Vargas, Tirso Rodríguez y Teodoro Rosas tenían fábricas de cigarros; Felipe Robles fabricaba medias y la firma Lowenberg y Dannenbaum producía ropa fina. Una fábrica famosa era la Cervecería del León en El Coecillo, de J. Killian, que producía las marcas Lager bier, Perla de Oro, Bok bier negra y Bohemia especial. Su cerveza de barril obtuvo un primer gran premio en la exposición de 1909.4

Con la llegada del ferrocarril en 1882, se facilitó la entrada de maquinaria y el traslado de mer cancías a otros puntos del país. Sin embargo, la terrible inundación sufrida en 1888, que le quitó a la ciu dad el segundo lugar del país, hizo que la industrialización tuviera un descenso hasta que sus habitantes se recuperaron de tal catástrofe. Ya recuperada, llegaron otros grandes inventos que aceleraron la industria lización: máquinas movidas por vapor, empleadas en la fábrica de los señores Fish y Cía., que producía 300 pares de calzado al día; la energía eléctrica, empleada por primera vez en 1891 en la empresa textil “La Americana” que fue la pionera gran fábricas mecanizada; el teléfono, instalado por la empresa La Me xicana en 1892, que en sus inicios contó con 30 o 40 clientes; el automóvil, el primero llegó en 1906 y para 1910, la Ferretería Alemana de Emilio Biltrolff ofrecía coches americanos bajo pedido por catálogo.3

Por una parte, el acaparamiento de tierras en pocas manos tuvo que ver mucho con la legislación de 1894 sobre denuncias y delimitación de terrenos baldíos, pues el pequeño propietario con títulos defec tuosos prefería vender antes que crearse mayores problemas, beneficiándose con ello los ricos hacendados, pues con los ranchos adquiridos aumentaba la extensión de sus tierras, originándose así graves especu laciones en perjuicio de la clase campesina que se empobrecía, aún más cuando los peones o jornaleros recibían salarios miserables, en condiciones de trabajo que atentaban contra la dignidad humana.2

2

Plaza de la Tercera Orden. Principios del siglo XX.

Durante el gobierno de Obregón hubo prosperidad en el renglón educativo y en la construcción de edificios públicos, principalmente en la ciudad de Guanajuato, pero no dejó de ser una administración que beneficiaba principalmente a la clase alta y se mantenía al margen de la solución de necesidades y proble mas de los desprotegidos campesinos y naciente clase obrera.

En 1910 la ciudad de León contaba con más de 64,000 habitantes y cerca de 100,000 la muni cipalidad del partido de su nombre, que formaba el Distrito de León. Del progreso porfirista se decía: A la buena administración y al buen gobierno que rige nuestra patria, es indudable que la hermosa ciudad de León seguirá progresando y, en breve, ofrecerá los atractivos y comodidades de las florecientes ciudades de Europa y Norte América.5

El impulso cobrado por la actividad industrial hizo surgir una nueva clase social, la proletaria o de los obreros, que eran explotados en lo económico y en las circunstancias del desempeño laboral.

La dictadura de Porfirio Díaz, por analogía, también reflejó sus consecuencias en el renglón gubernamental de los Estados. En Guanajuato Joaquín Obregón González, nombrado Gobernador Interino desde el 10 de mayo de 1893, aunque con posteriores reelecciones, se mantuvo en el poder hasta 1897 y después regresó en distintas fechas.

Había también un buen número de talleres de carpintería, fabricación de sombreros, cerveza y aguas gaseosas, fábricas de cigarros, cartón y otros muchos productos que daban vida a la ciudad y trabajo a sus habitantes. Para describir el taller de carpintería, depósito de maderas y construcción de cajas mor tuorias del Sr. Eufemio Berúmen, se escribió: Tiene hermosos talleres y toda clase de maquinaria movida a vapor, sierras americanas y alemanas de los últimos modelos que hacen un trabajo bien hecho, limpio y con ligereza. Tiene también un depósito de maderas del país, en abundancia. Está situado en la Calle Real de Guanajuato Nº 130. 7

Fábrica de hilados La Americana. 1910.

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Bastantes eran las industrias que había en la ciudad, principalmente la fabricación de calzado co nocido en toda la República, destacaban las fábricas de Manuel Cuevas, José S. Martínez, Tereso Durán, J. Isabel Macías, Roberto González, Manuel Villalpando, José H. González y Eugenio Zamarripa.6

Como en las principales ciudades de México se erigieron edificios públicos con fachadas ostén tosas, que se alzaron airosos imitando los estilos de las capitales europeas 8 Entre los edificios construidos en León encontramos las fachadas de la Cárcel Municipal, inaugurada el 2 de junio de 1902, la Escuela

El Gobernador Joaquín Obregón González.

Modelo “Porfirio Díaz” y el edificio de Correos. Otros edificios que reflejaron, en su construcción y adap tación, las ideas de este tiempo son el Palacio Municipal, Arco de la Calzada, Teatro Doblado, Mercado Hidalgo, Portal Aldama, La Primavera y muchas casas particulares.

El 8 de octubre de 1902, fue coronada la imagen de la Madre Santísima de la Luz por el Obispo Leopoldo Ruiz y Flores como delegado del Papa León XIII. Entre una gran cantidad de gente, asistieron los arzobispos de Michoacán, Guadalajara, Oaxaca, Durango y Linares y los obispos de Querétaro, Pue bla, Tulancingo, Cuernavaca, Tamaulipas, Titular de Neocesarea, Chilapa, Titular de Tloe, de Chiapas y de Arizona. La ciudad se vistió de gala en este memorable día. Casi todas las fachadas de las casas fueron engalanadas y lugares como la calle Lagos hoy Hidalgo , el mercado Hidalgo o Parían y la Plaza Prin cipal se transformaron por completo.9

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Comenzaron a surgir en la ciudad mutuales: Sociedad Mutualista Fraternal, en 1877; Fraternal, en 1891; Sollano y Dávalos, en 1901; Miguel Hidalgo y Aldama, en 1902; El Porvenir, en 1903; La Mutua lista de Empleados, en 1911, además del Círculo de Obreros Miguel Hidalgo, establecido desde 1903. Es to fue una palpable consecuencia de las injusticias sociales y de la unión de esfuerzos para combatirlas.10

Las represiones del régimen obregonista aumentaron las inconformidades de los leoneses y el es píritu de lucha de éstos fue fortificado, principalmente, por los procesos y la prisión a que fueron some tidos en Guanajuato, tanto el viril opositor Nabor Valtierra como el director del periódico El Observador, que duramente criticó la política del gobierno, hechos que acontecieron en 1908. También las manifes taciones ocurridas en Guanajuato el 20 de junio de 1909, una Corralista de corporaciones mineras, y otra Reyista, de estudiantes del Colegio del Estado.11

En medio de las extensas propiedades del Distrito se levantaban los cascos de las haciendas, con sus habitaciones lujosamente amuebladas, donde el amo, con su familia y sus amigos, pasaba largas tem poradas. Los hacendados eran gente de la ciudad enriquecidos por la fácil adquisición de las haciendas que los convertían en latifundistas. La hacienda era un lugar de veraneo o de paseo, cuya productividad corría por cuenta de los administradores y de los peones acasillados 12

La situación en el Campo

Según el padrón realizado en 1905, sobre los 942 kilómetros cuadrados del municipio de León se hallaban 30 haciendas, que producían gran cantidad de maíz, trigo, frijol y garbanzo, y grandes manadas de reses, caballos, puercos y ovejas, y 166 ranchos, habitados por pequeños propietarios y peones de ocasión A continuación se presenta una lista de las principales haciendas y su extensión:

La Cárcel Municipal de León. 1910.

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Fuera de la ciudad, la masa popular se extendía como un mar sucio y silencioso por las misérrimas rancherías y poblados, donde los caciques y el Jefe Político, acatando el mandato de don Porfirio Díaz, habían privado de sus más elementales derechos a los ciudadanos, porque ni la Constitución de 1857 se cumplía, ni se respetaba el voto popular.

2. Santa Ana del Conde y Esquina del Garbancillo. 7,878.3484

18 San Antonio del Palote y La Palma. 983.3330

20 San José de los Sapos. 912.0401

10 La Mesa de la Virgen. 1,822.9752

12 Nuestra Señora de Guadalupe del Potrero. 1,548.4227

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5. San José de Duarte. 5,184.4227

15. San Nicolás. 1,358.7410

21 San Nicolás de Arriba y San Juan de Abajo. 716.4340

13 San José de los Sauces. 1,484.0670

17 San Pedro de la Loza de los Padres. 1,115.1446

22. San José de los Arcos. 559.3900

Enrique Robles Rocha, gerente del Banco Nacional en León, en su hacienda Los Arcos. 1910.

8. San José de Ibarrilla. 2,514.6525

4. Santa Rosa. 6,917.4000

14 Medina. 1,417.2056

7 Cañada de Alfaro. 2,926.0000

16 La Hoya después La Joya 1,300.5000

9 San Pedro del Monte y San Judas. 2,128.2389

Nombre: Superficie en hectáreas:

23. San José del Resplandor. 445.0000

3. El Divinísimo Señor y Santa Bárbara de La Sandía. 6,917.4000

6. Jesús María de las Lagunillas. 4,944.5673

19 San Antonio del Granjeno Pompa 927.9300

1. San Juan de Otates. 8,751.8100

11 San Nicolás del Cerro Gordo. 1,602.4797

En 1910, la población se componía principalmente por agricultores y jornaleros del campo que laboraban en las haciendas y ranchos. Los campesinos ganaban de 18 a 25 centavos diarios, con una dieta alimenticia que consistía en tortillas, chile, frijoles, café y pulque según los precios de 1908, el kilo de arroz costaba 13 centavos y 10 el de frijol . En cuanto a vestido, lo común era la ropa de manta y hua raches. Los peones trabajaban la tierra pródiga, propiedad de los hacendados, a quienes se les conocía como amos, cuyos rasgos europeos contrastaban con las rudas facciones mestizas de los peones.

Los campesinos nacían y morían dentro de las haciendas, y si alguno deseaba cambiar, debía soli citar al patrón un salvoconducto donde, en lugar de recomendarlo, se describía de malos comportamientos.

La peonada habitaba los jacales de adobe, sin ventanas y con piso de tierra, disponiendo sólo de los enseres más primitivos para cocinar, como el metate, el comal, los jarros y las cazuelas que, por lo ge neral, eran todos sus bienes junto con los petates, donde dormían el peón, su mujer y los hijos, que siem pre eran

Cuando alguno de los peones protestaba por el mal trato de los capataces que, montados en bue nos caballos y con el látigo en la mano hacían obedecer sin reparos.

y después de haber entonado el Alabado y de haber consumido una ración de frijoles, tortillas y café, los peones salían en grupos a trabajar las tierras de la hacienda, hasta que el sol se ponía y sin que el domingo se les permitiera descansar.

Los fines de semana la peonada, en masa, se apiñaba en la tienda de raya, donde se les pagaba el salario con mercancía: frijol, maíz, jabón, manta y aguardiente. Los productos, aun de mala calidad, se les vendía a muy altos precios, los peones se endeudaban cada vez más, hasta que algunos llegaban a deber el jornal de todo un año, por lo que se les encarcelaba, si no era que antes habían escapado al monte para evi tarlo.

Muynumerosos.demadrugada,

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Los peones de las haciendas y rancheros independientes vivían en jacales de romero. 1910.

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Eporfirista.l30demarzo

de 1910, Madero, en su calidad de líder antirreeleccionista y el Lic. Roque Estrada visitaron, la ciudad de León. Ante la negativa de las Autoridades para ocupar el Teatro Doblado, se celebró un mitin en la Plaza de Gallos el día 31, al que concurrieron más de mil leoneses. Allí analizó la situación política de entonces y se refirió al proteccionismo del gobierno de Porfirio Díaz en favor de determinadas industrias fabriles; concretamente, a la exención de derechos que se otorgaba a los fabri cantes de alcohol, quienes utilizaban el maíz como materia prima no obstante que éste era el principal alimento de la clase menesterosa para convertirlo en alcohol tóxico, nocivo para la salud.

En el mitin antirreeleccionista, tomó la palabra el estudiante Juan Ocampo y manifestó que todos los alumnos de la Escuela de Instrucción Secundaria simpatizaban con las ideas del señor Francisco Ma dero, Vicepresidente del Club Antirreeleccionista de México, y que si no habían concurrido era porque habían sido amenazados por su Director.15

Madero también aludió a los cuantiosos usufructuarios de algunas instituciones y a la adminis tración de Porfirio Díaz, que subvencionaba a la prensa asalariada, y criticó las deplorables condiciones de la educación pública. El mitin estuvo a punto de suspenderse por la negativa inicial de las autoridades locales para autorizarlo, pero al fin se efectuó con la anuencia del gobierno del Estado.14

León tuvo mucho que ver con los antecedentes del movimiento revolucionario. Antes de 1910 los leoneses ya manifestaban inquietudes por el cambio de estructuras políticas y se notaba el repudio hacia la dictadura

La visita de Francisco I. Madero a León

Madero fundó en León un club antirreeleccionista, que en mucho ayudó para que el día de las elecciones para Presidente de la República obtuviera una mayoría aplastante, observándose por todos los rumbos un entusiasmo inusitado de todos los sectores sociales, por concurrir a las urnas a depositar su voto a favor del candidato.16

Entre los pioneros de las ideas revolucionarias destacaron en esta ciudad: Práxedis Guerrero, Francisco Manrique y Toribio Esquivel Obregón. Práxedis, de familia acomodada con residencia en León, nació el 28 de agosto de 1882 en los Altos de Ibarra, municipio de San Felipe, Gto. Hijo de José de la Luz Guerrero y de Fructuosa Hurtado. Inició su instrucción primaria en la escuela de don Jesús Lira en 1889 y la terminó en 1894 en el colegio de Francisco Hernández y la secundaria en el internado del Profesor Pedro Hernández 17

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Francisco I. Madero acompañado por el Lic. José María Pino Suárez (izquierda) y el Lic. Juan B. Castelazo, Gobernador Constitucional Interino del Estado (derecha) y los candidatos a Gobernador del Estado: Lic. Víctor José Lizardi, Lic. Enrique O. Aranda, Ing. Manuel F. Villaseñor y el Lic. Enrique Colunga. Guanajuato, Gto. 28 de septiembre de 1911.

Los Precursores de la Revolución en León

En 1904, después de haberse dedicado al trabajo agrícola en su tierra, se fue con Francisco Man rique y Manuel Vázquez a los Estados Unidos, donde trabajarían como leñadores, estibadores y mineros En los inicios de 1905 partieron de Denver con rumbo a San Francisco, California, pero antes hicieron alto en El Dorado donde trabajaron para reunir el dinero necesario y así llegar a su destino.

Práxedis G. Guerrero y Toribio Esquivel Obregón.

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Por esa época solicitó su ingreso en la segunda reserva del ejército del general Bernardo Reyes, en la que llegó al grado de Teniente de Caballería, pidiendo su baja en 1903 para dedicarse a la lectura de pe riódicos de oposición y de libros de autores anarquistas como Bakunin, Kropotkin, entre otros

Desde niño fue íntimo amigo de Francisco Manrique, compañero de primaria, con quien comprar tiría posteriormente sus inquietudes sobre los problemas sociales en México.

En 1899 colaboraba con sus artículos de interés general en El Heraldo de Comercio de León y El Despertador de San Felipe. A principios de 1900 se fue con un hermano a San Luis Potosí y ahí trabajaron durante algunos meses en una cervecería y después, también por breve tiempo en la fundidora de la fami lia Morales. En el mismo año regresaron, primero a su rancho cercano a León y después a esta ciudad, pa ra dedicarse a los asuntos de la familia, donde también trabajó como agente de seguros de La Mexicana. En 1901 se dedicó a la venta de la loza fabricada en su hacienda; para ello viajaba principalmente a Puebla, México y Laredo y se cuenta que la mercancía llegó a ocupar varios carros de ferrocarril. En julio de ese año comenzó a escribir en el Diario del Hogar, diario capitalino dirigido por Filomeno Mata.

A mediados de febrero arribaron a San Francisco. Ahí publicaron “Alba Roja”, donde se dio a co nocer Práxedis, principalmente para algunos que tiempo después se integrarían a la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano, que se constituiría el 28 de septiembre de dicho año en St. Louis, Mo., con los

Práxedis Gilberto Guerrero fue el hombre que encendió la mecha de la revolución entre los leone ses. En 1909 visitó León para difundir sus ideas, al grado de formar una delegación de su partido cerca de La Brisa, en lo que se denominaba el Molino del Refugio, situado en las proximidades del río de Los Gó mez, en una finca de Miguel Aguiñaga.

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hermanos Flores Magón, Manuel Sarabia y otros. Después en Arizona buscaron empleo en las minas de carbón de Pueblo, y al no ser contratados llegaron en octubre a Morenci y trabajaron en los talleres de la fundición de Detroit Cooper Mining Co., donde Guerrero labora casi dos años.

En aquellas primeras pláticas tomaron parte como asesores Toribio Esquivel Obregón y Manuel Malo Juvera quienes, con exagerada prudencia, actuaron con la discreción que exigía su prestigio y activi dad profesional.19

Toribio Esquivel Obregón nació León, Gto., en 1864 y murió en la ciudad de México en 1946. Cursó hasta el bachillerato en su ciudad natal y estudió en México la carrera de Derecho en la Escuela Nacional de Jurisprudencia. Fue regidor del Ayuntamiento de 1899 a 1902. También abogado consultor de la Zona Militar en Guanajuato. Vicepresidente del Partido Antirreeleccionista y Secretario de Hacienda en

El 13 de noviembre de ese año se formó la delegación, con Miguel Aguiñaga como presidente. El Vicepresidente fue el liberal leonés Aurelio Lozano; actuó como secretario el profesor Aurelio García; el Primer Vocal fue el Ing. Antonio Madrazo; Segundo Vocal Silvano Fuentes; Tercer Vocal Ignacio de León Ávila, con otros muchos leoneses como afiliados.

En mayo de 1906 lo visita Manuel Sarabia y Práxedis resuelve unirse a la Junta. El 3 de junio del mismo año, Guerrero constituye con sus amigos Francisco Manrique y Manuel Vázquez, la organización llamada “Obreros Libres”, entre mexicanos que eran mineros de Morenci, con el fin de difundir los princi pios de la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano de los Flores Magón.18

Francisco Manrique fue también otro guanajuatense precursor de la Revolución de 1910.22 Nació en León, Gto., en 1884; murió en Palomas, Chih., en 1908. Abandonó el hogar paterno y se fue a Rosita, Coah., a trabajar al lado de su amigo de la infancia Práxedes Guerrero y después en las minas de Morenci y Miami, en Arizona. También con Guerrero se afilió a los postulados de los hermanos Flores Magón, a quienes conoció en San Luis Missouri, donde funcionaba la Junta Organizadora del Partido Liberal. Cola boró en los semanarios socialistas “Alba Roja” y “Revolución”. Como comisionado en 1906 notificó per sonalmente a los 64 grupos del Partido en la República, el acuerdo de levantarse en armas. Así se dieron levantamientos en Jiménez, Coyucan y Ciudad Juárez. En 1908 se le encomendó tarea semejante para el 25 de junio, pero el levantamiento fracasó. Al lado de Enrique Flores Magón, Práxedis Guerrero, Germán López, Manuel Banda, Francisco Aguilar y otros, atacaron el cuartel del pueblo de Palomas, Chih., con guarnición de 45 soldados. El 1º de julio de 1908 en el combate murió Francisco Manrique.23

Práxedis Guerrero recorrió la República exponiendo la ideología de su partido, y perseguido por el gobierno regresó a los Estados Unidos para seguir su labor periodística.20 En 1910 vuelve al país para tomar las armas y con un grupo de revolucionarios que había levantado, ocupó el pueblo de Janos y el 29 de diciembre, cuando apenas derrotaba a la guarnición bajo las órdenes de Manuel Cárdenas, un individuo de apellido Kitamura lo mató a traición en el techo de un inmueble donde Guerrero seguía combatiendo. En un sitio desconocido del pueblo, permaneció en su sepultura hasta 1935, cuando la Legislatura Local de Chihuahua lo declaró Benemérito del Estado y dispuso el traslado de sus restos a la ciudad de Chihua hua para ofrecerle honores al Héroe. Cabe mencionar que el Gobernador, Gral. Rodrigo M. Quevedo, que había formado parte del grupo revolucionario de Práxedes Guerrero, determinó que un municipio de la entidad norteña llevara el nombre del guanajuatense.21

Esquivel en 1906 ya dictaba conferencias en el Círculo Leonés Mutualista, en las que exponía su ardiente liberalismo, además de publicar artículos en diversos periódicos, entre ellos en el Diario del Ho gar, de la ciudad de México, contra la política del Secretario de Hacienda porfirista, Ives Limantour. Poco tiempo después conoció a Madero, quien lo consultó sobre problemas sociales y políticos de México. Participó en la organización del Centro Antirreeleccionista y desde 1909 concurría a las Juntas de México, en cuya directiva quedó incluido como Vicepresidente, al igual que Madero, siendo el Presidente Emilio Vázquez Gómez, con Filomeno Mata, Paulino Martínez, Palavicini y José Vasconcelos, como secretarios.

En la ciudad de León, ya formada la delegación del Partido Liberal, vinieron en enero de 1910 los licenciados Juan Sánchez Azcona y Roque Estrada, para hablar con los liberales leoneses, a los que incor poraron al Partido Antirreeleccionista. Recibieron a Madero el 30 de marzo de 1910, nombrándose la delegación que habría de asistir a la Convención Nacional Antirreeleccionista en la ciudad de México.26

Toribio Esquivel Obregón, inconforme con Vázquez Gómez por mostrarse partidario éste último de la reelección del Presidente Díaz, aprovechó la estancia de Madero en León para sostener con él una conferencia en la que también participó Roque Estrada. El resultado fue infructuoso para Esquivel, porque Madero no cedió en sus puntos de vista y defendió la conveniencia de una transacción con el gobierno de Díaz, como única solución posible para los antirreeleccionistas, a fin de conseguir algunos puestos. Esqui vel, molesto, anunció a Madero su decisión de renunciar a la vicepresidencia del Centro.

El Palacio Municipal. 1910.

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1913 lo que le costó el destierro de once años en los Estados Unidos. Durante 35 años fue Maestro primero en la Preparatoria de León, donde también fue Secretario, luego en las universidades de New York y de Columbia y finalmente en México en la Escuela Libre de Derecho y en la Facultad de Jurisprudencia. Fue periodista, filósofo, sociólogo, historiador y destacado jurisconsulto. Escribió 58 obras.24

Inconforme con Emilio Vázquez Gómez quien tenía el apoyo de Madero , porque éste pretendía que el partido se adhiriera a la candidatura de Díaz para que la oposición conquistara algunos puestos, co menzó su distanciamiento con Madero.25

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3 Olmos, Raul Rocha, Mónica, a.m., 20 de enero de 2000.

2 Moreno, Manuel M. Guanajuato: Cien años de Historia. Consejo Editorial del Gobierno del Edo de Gto. 1989.

Estrada propuso a Madero para Presidente de la República y Enrique Bordes, del Partido Nacionalista Democrático por el Estado de Guanajuato, postuló a Esquivel para el mismo cargo, triun fando Madero por mayoría discutible. Esquivel Obregón fue propuesto después para la vicepresidencia de la República, perdió ante Francisco Vázquez Gómez. Finalmente Toribio Esquivel fue electo como can didato para la Suprema Corte de Justicia de la Nación, junto con Pino Suárez y otros.

1 Frase escrita por Vicente Salado Álvarez.

4 AHML El Obrero Edición especial , 1910 p. 7.

5 Wuerschmidt, M. A., León y su Progreso, Imprenta Americana, León, 1910.

Hidalgo, conocido como El Parían, 1910.

7 Wuerschmidt, León y su …, op. cit.

8 AHML Crónica Ilustrada Revolución Mexicana revista Nº 1. Nov. 1985. p 20.

6 El Obrero Edición especial , 1910.

9 El Obrero Edición especial , 1910 p.

En octubre de 1909, Roque Estrada con un alto concepto de Esquivel indicó a Madero, en la ciudad de México que el partido lanzara como candidato a la Presidencia de la República a Don Toribio y lo enfrentara a Porfirio Díaz, “por ser el hombre más prominente y respetado del partido, tanto por su ta lento indiscutible como por sus antecedentes”, y para la vicepresidencia al mismo Madero, cuyo sem blante evidenció su contrariedad ante tal propuesta.27

Mercado7.

No obstante lo anterior, Esquivel Obregón concurrió a la Convención Nacional del 15 de abril de 1910, en el Tívoli del Elíseo, en la ciudad de México, autorizado para participar en las discusiones pero sin derecho a voto. Esquivel fue recibido con gran ovación por la asamblea y fue hábil en la discusión del reglamento de los trabajadores de la convención, imponiendo su criterio para modificar algunos artículos del proyecto.Roque

20 Guerrero, Práxedis. Artículos de Combate. op. cit.

24 Álvarez, José Rogelio. Enciclopedia de México. México. 1987. Tomo V, pp. 2553 2554.

23 Álvarez, José Rogelio. Enciclopedia de México. México. 1987. Tomo IX, p. 4951.

22 Guerrero, Práxedis Artículos de Combate. op. cit.

15 AHML JP ELP MFT C. 1 Exp. 31 1910.

27 Moreno, Manuel M. Guanajuato: Cien años , op. cit.

11 Moreno, Manuel M. Guanajuato: Cien años…op. cit.

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14 A.H.M.L. Fondo Hemeroteca, El Obrero, abril 2 de 1910, p.1.

Cano Rodríguez, Isabel Cristina. Análisis Histórico del Desarrollo Socioeconómico de León y su Región. Tesis, Universidad de Guanajuato, Escuela de Filosofía y Letras. Guanajuato. 1992, p. 114.

21 Beltrán Acosta, Rubén. Tres Revolucionarios Guanajuatenses en Chihuahua, Chih., 1999.

10

25 Moreno, Manuel M. Guanajuato: Cien años , op. cit.

19 Rodríguez C., José. Memorias Inéditas. A.H.M.L., Fondo Reservado.

12 AHML Crónica Ilustrada Revolución Mexicana revista Nº 1. Nov. 1985, pp 5 7.

18 Ibídem.

13 Ibídem.

16 Díaz Mastache, Eva. Desarrollo de la Educación en el Municipio de León, León, 1967, p 16.

17 Guerrero, Práxedis Artículos de Combate. Ediciones Antorcha. México. 1977, pp. 21 24.

26 Rodríguez C., José. Memorias Inéditas, op. cit.

el Jefe Político como el General de la Vega, calmaron a la población asegurando que eran infundados los temores de un asalto a León y que, por tratarse de una simple gavilla, no se atreverían a entrar a la población 4

Navarro dio golpes más de impacto propagandístico que de efectivo desgaste militar. Gracias a las ediciones del periódico El Obrero, podemos conocer las noticias que se publicaron durante esos días. El día 22 publicó: Los Revoltosos a las puertas de León. Gran alarma en la ciudad

Como un rayo cundió la noticia, desde las primeras horas del jueves, que los revolucionarios se encontraban a las puertas de la ciudad. El pánico se apoderó de las familias. Por teléfono se supo que los revoltosos habían llegado a Comanjilla y a la hacienda de Nápoles, a unas seis leguas de la ciudad. Se dijo que eran tres grupos de hombres montados y bien armados, y que su número no bajaba de tres cientos.Tanto

Estalla la Revolución

Tras este suceso, en la ciudad de León se publicó sobre el caudillo: Es profesor de instrucción primaria. Se llama Cándido Navarro, vive en La Aldea y estuvo complicado en el movimiento revolucio nario iniciado en aquella congregación. Sus hermanos y parientes marcharon a la Penitenciaria de Mé xico, por haberles encontrado armas. Este hombre ha formado una gavilla con gente del campo, prepa rando golpes de audacia, en las que se juega la vida 3

En esos momentos, el propio Madero, con un grupo de amigos que ocultaban sus Winchester debajo de los abrigos, salía de un viejo molino junto al río Bravo, en la frontera mexicana, donde habían pasado toda la larga noche anterior, con el plan de ocupar Piedras Negras al amanecer…1

En términos reales, la Revolución en el Estado de Guanajuato comenzó hasta febrero de 1911 y los combates más significativos entre tropas federales y unos cuantos centenares de rebeldes tuvieron lugar entre marzo y abril en Romita y Silao. El caudillo que comandó a los revolucionarios fue Cándido Navarro, quien al frente de 40 hombres entró al mineral de La Luz, cerca de la capital, el 13 de abril de 1911, de donde se llevó 1,500 pesos.2

Si bien las tomas de Silao, La Luz y la zona minera de Guanajuato no fueron un golpe letal para el poder real del gobierno porfirista en Guanajuato, la fuerza nacional de la rebelión tuvo su eco en la entidad con el triunfo de los maderistas. El Doctor Jesús D. Ibarra estuvo al frente de la jefatura política del Distrito de León, hasta el 6 de mayo de 1911. Como consecuencia de la obligada renuncia del Gobernador Joaquín Obregón González, ocurrida en ese mismo mes y año, se nombró como primera autoridad en el Estado, al abogado y agricultor leonés, Enrique O. Aranda.5

Francisco I. Madero había anunciado: El día 20 de noviembre, a las seis de la tarde, todos los ciudadanos de la República tomarán las armas para arrojar del poder a las autoridades que actualmente gobiernan.

El Obrero, el 13 de mayo de 1911, anunció que los revolucionarios estaban más cerca de León y que no eran bandidos. Por los informes que dio un habitante de la hacienda de Duarte se supo que en la falda de la montaña estaban acampados más de trescientos insurgentes, con tiendas de campaña, abundan tes provisiones y más de cien cajas de parque. Que llegaban pequeñas partidas montados en buenos ca ballos y con buenas armas. No pertenecen a la partida de Cándido Navarro, y han manifestado que esperan la incorporación de dos Jefes, que vienen con numerosas tropas y órdenes del Presidente Provisional.

Cándido Navarro y Pedro Pesquera en Silao. 1911.

No cometían ninguna tropelía y los labriegos de ese rumbo ocurrían a venderles sus mercancías, quienes recibían buenos precios por ellas por una gallina daban ochenta o setenta centavos . Para pro veerse de leña, pidieron permiso al administrador de la hacienda, y los oficiales dirigieron sus soldados en el corte de ella. Por las noches ofrece un singular aspecto la montaña, pues se ven los resplandores de las fogatas y se escuchan los cantos populares.

Aunque no se sabe el rumbo que tomarán, tienen avanzadas por las lomas vecinas, y los alertas que se escuchan de tiempo en tiempo, indican que los centinelas del campamento contestan a las avan zadas que vigilan los caminos.6

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Entre los principales que mandan a estos beligerantes, se encuentra un joven de mediana estatura, blanco y que usa lentes. Los jefes son ocho y todos le rinden parte en su tienda resguardada, con una mesa portátil, donde despacha la correspondencia.

Al Doctor Jesús Ibarra lo sustituyó, a partir del 15 de mayo de 1911, Miguel Díaz Infante, quien dejó el puesto a los cuatro días, pues el nuevo Gobernador Enrique Aranda nombró Jefe Político el 19 de mayo a Hilarión Torres, contra la voluntad del Club Democrático, un grupo político leonés que, en pro testa por la imposición, realizó una manifestación de más de dos mil personas para demostrar su fuerza, y para que se aceptara su propuesta. Esto propició la renuncia de Hilarión Torres 7

Las tropas de Cándido Navarro cortaron la vía del tren que llegaba a León de Guanajuato. 1911.

El 18 de mayo, los revolucionarios mandados por Cándido Navarro cortaron la vía del ferrocarril entre Silao y Guanajuato. Hecho que contribuyó a agravar la situación de la ciudad, pues centenares de leoneses estaban carentes de trabajo y de pan para sus hogares. Para hacer frente a las necesidades, una junta de comerciantes se reunió en el Salón del Ayuntamiento y con el apoyo del Jefe Político, Dr. Miguel Díaz Infante, se nombraron dos comisiones: una para ofrecer al Ministerio de Guerra la fabricación de cal zado y demás implementos para el ejército nacional; la otra, para pedir un préstamo de 80,000 pesos al Obispo Valverde Téllez y proporcionar a los obreros trabajo y víveres. Mientras tanto, el Sr. Rafael Por tillo y otras personas repartieron maíz, frijol, papa y 25 centavos diarios a los necesitados.8

Además, surgieron dos proposiciones: la exhibición de una cantidad voluntaria y en proporción a los elementos y deseos de los ahí reunidos; y la segunda, un préstamo de más o menos la cantidad para reunir 50,000 pesos que supusieron bastaría para conjurar el mal y prevenir el peligro.

Para manejar los fondos se nombró la comisión siguiente: Presidente, Hilarión Torres; Director Mercantil, Benjamín Betance; Vocales, Clemente Gay y Francisco Marmolejo.9

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Todos los participantes aportaron una cantidad para solucionar por el momento el peligro; y res pecto a la segunda proposición, fue acordado que se hiciera un préstamo voluntario y condicional. El Obispo, en su nombre y en el del Cabildo, ofreció $2,000, varias personas 1,000, otras 500 y muchas 100. Lo que se reunió, alcanzó la suma de cerca de 17,000. Otras personas firmaron documentos por tres, cuatro o cinco mil pesos.

En la sesión de Ayuntamiento, del día 22 de mayo de 1911, se leyeron diferentes cartas de gavillas revolucionarias que generaron contradicciones, porque mientras unos decían que no atacarían la ciudad, otros pedían la rendición y entrega de la plaza La primera, fechada el 19 de mayo, y dirigida al Dr. Miguel Díaz Infante dice así:

Las siguientes cartas son de Cándido Navarro, Capitán del Ejército Independiente:

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Al Presidente y demás Miembros del H. Ayuntamiento de León.

Se hace saber a esa Corporación, para que lo haga saber al pueblo, que si quiere precaberse de los males de la revuelta no debe permitir en esa población la permanencia de ninguna de las personas arriba mencionadas.

Se ha llegado a esa determinación en la junta aludida, porque se ha sabido que tanto el pueblo, como las Autoridades de León han puesto todos los medios para no resistir al ejército independiente.

En contestación a la carta de Ud. de esta fecha en la que me encarece que me dirija a los diferentes grupos armados para que suspendan las hostilidades, en vista de que la paz es un hecho, le manifiesto a usted en nombre de esos grupos, más bien dicho, en nombre de un solo grupo, el de León, que no me es posible acceder a lo que pretende, después de haber conferenciado con sus cabecillas, pues ellos demandan la entrega inmediata de la ciudad, dentro del término de veinticuatro horas, contadas a partir de aquella en que le sea entregada a usted esta comunicación por los señores Dr. José Dolores Torres y Wenceslao Torres Camarena, quienes no guardan afinidad política ninguna con nosotros y a quienes hemos escogido para que sirvan de portadores de esta comunicación…

En caso de negativa, la responsabilidad recaerá no sobre nosotros que ofre cemos, como digo antes, garantía, sino sobre la autoridad que se niega a conceder la to ma de posesión de esta plaza.Sufragio efectivo. No reelección.

Protesto a Usted mis consideraciones y respeto. Abnegación por la Patria y justicia a todos los hombres. Voto libre y no reelección.

Peticiones Para Ocupar la Ciudad

R. Madrazo. Miguel Aguinaga. José C. Guerrero. Edmundo M. Guerrero. 10

Tengo el honor de poner en conocimiento de ustedes para su satisfacción y tran quilidad, que la Junta Revolucionaria del Estado ha resuelto que se comunique al Ayunta miento de esa población, que los revolucionarios no atacarán esa plaza y mucho menos en estos momentos en que la indignación popular llega al paroxismo, debido a los actos cri minales llevados a efecto por los señores Alejandro Sánchez, Jefe de La Luz y Abasolo, Francisco Montenegro, Ignacio Septien y Leopoldo Laborde, que son causa del desborda miento casi incontenible de las iras populares de nuestro Estado.

Campamento independiente. Mayo 21 de 1911. Cándido Navarro. Al Presidente y demás Miembros del H. Ayuntamiento de León.

En eso llegó a manos del Presidente, una copia del telegrama enviado por el Cónsul americano en Guanajuato al señor F. P. Welch, gerente de la compañía eléctrica en la ciudad, notificándole que desde la noche del 21 había sido firmada la paz y en esta virtud, se acordó se contestara al señor Navarro que sabiendo el Ayuntamiento de una manera positiva que ya estaba firmada la paz, el Ayuntamiento estaba dispuesto a acatar con la mejor voluntad las indicaciones que recibiera del nuevo Gobierno General y se le dieran las gracias por la medida prudente que tomó de no atacar la ciudad.12

Con la firma de la paz, el ánimo de los leoneses se levantó enormemente. El 1º de junio a las 10 de la mañana, tuvo lugar una manifestación de apoyo a Madero, organizada por los alumnos del Colegio del Estado, hoy Preparatoria de León. La procesión recorrió las principales calles de la ciudad, con el mayor orden. Por la noche, a la hora de la serenata, la multitud vitoreaba en la plaza a Francisco I. Madero, causando algunos desórdenes, como cortar la corriente eléctrica en el malecón, disparando tiros al viento y lanzando piedras a los faroles de la plaza y cristales de las casas particulares 13

El Ayuntamiento debatió y acordó exigir a R. Madrazo presentar credenciales que lo acreditaran como comisionado de Madero, y en caso de no serlo, negarle la entrega de la plaza resistiendo un posible ataque hasta donde las fuerzas lo permitieran. En cuanto a Navarro, se le trataría el posible auxilio en caso de un ataque por parte de las fuerzas de Madrazo.

Tengo el honor de comunicarles que la Junta Revolucionaria del Estado, resolvió se diga a Ustedes que queda designado para desempeñar el puesto de Jefe Municipal de León, en la inteligencia de que con el carácter de interino, nombre Jefe Municipal definitivo, Regidores, Jueces, etc. a manera de no dejar en los puestos públicos, sino ciudadanos elec tos por el voto popular, los cuales serán respetados y apoyados por el Ejército Indepen diente.

Si al verificarse los cambios encontrare usted resistencia por parte de alguien, se servirá comunicarlo así al suscrito para que dé cuenta a quien corresponda y se proceda a lo que hubiere lugar.

El sábado 3 de junio, previo aviso al Jefe Político Hilarión Torres, llegó Cándido Navarro con 300 hombres. El pueblo aclamó a los revolucionarios maderistas. En el Círculo Leonés Mutualista salió al bal cón Navarro para pronunciar un discurso ante la multitud a quienes aconsejó el orden y compostura y, sobre todo, el respeto a los guardias municipales. La gente gritaba: "fuera la prisión", y él contestó que no era conveniente echarlos fuera a todos, aunque si gestionaría la libertad de los presos políticos.

Capitán 1º Cándido Navarro. Capitán 2º. Pedro Pesquera. 11

Los maderistas, ya acuartelados en un mesón próximo a la cárcel, sintieron la llegada del pueblo que, suponiendo que Navarro liberaría a los prisioneros, comenzaron a lapidar el edificio de la cárcel. Los guardianes tomaron la defensa imprudentemente, hicieron fuego e hirieron a varias personas, por lo que se

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Protesto a usted mis consideraciones y respeto. Abnegación por la Patria y justicia a todos los hombres. Voto libre y no Campamentoreelección.independiente, mayo 21 de 1911.

El C. Cándido Navarro, Gral. Divisionario del Ejército Libertador y 1er. Jefe de las fuerzas Insurgentes del Estado, estuvo hoy en esta Cárcel, honrándonos con su visita.

Sobre el entusiasmo que causó la presencia de Cándido Navarro en la ciudad y el ánimo que des pertó en los encarcelados, transcribimos a continuación una misiva firmada el 2 de julio de 1911 por el preso Arturo Sánchez, publicada en el periódico leonés El Obrero, el día 8 del mismo mes:

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adelantó un maderista y mató a uno de los gendarmes que disparaban, hecho que naturalmente alarmó a la población.

Al dar el primer paso para el interior de este Establecimiento Penal, fue cariño samente recibido por todos los presos, los que fuimos presas de tal emoción y alegría que los estruendosos y frenéticos aplausos se prolongaron hasta su despedida.

Cárcel Mpal., León, 2 de julio de 1911.

El Capitán revolucionario Cándido Navarro.

El distinguido Gral., acompañado de algunos jefes de su Estado Mayor, y de su muy amigo D. Felipe de la Torre, se presentó en la alcaidía siendo recibido por el personal de ésta, con los honores que por su jerarquía merece el distinguido Jefe Insurgente.

Añadió con palabras emocionadas, que todo mexicano debe tener fe en el cumpli miento de todo lo que ha ofrecido a la Nación el ínclito C. Don Francisco I. Madero, y el asegura por su parte no poner en duda ni por un momento el patriotismo del Caudillo de la Revolución, el que, amparado de su preclara inteligencia, sabrá llevar a un desenlace satis factorio el estado de cosas actuales, y aseguró también que se harían valer los sagrados principios que ocasionó la triunfante revolución.

Hacetrabajo.cargos

Los no ejecutoriados, será legal y equitativo se les tenga en cuenta para que en el acto de que recaiga contra ellos sentencia definitiva, sean acogidos a la propia gracia.

Terminada la despedida fue despedido con los mismos honores, prolongándose los nutridos aplausos hasta que lo perdimos de vista.

Dijo también el estimable caballero que en su mente existe la convicción, que mu chos de los penados de los que actualmente se encuentran privados del don precioso de la li bertad, pueden haber delinquido inconscientes, obligados por la miseria que agobia al país por falta de

El Sr. Navarro, visiblemente conmovido, dirigió la palabra a todos los reclusos en todos los departamentos; con voz reposada pronunció palabras altamente patrióticas y con venientes, exhortó a la prisión a que no se impacientase, nos dijo que firmada la Paz, ya no se podía abrir las prisiones por medio del cañón y la metralla, pero que a fin de que todos los presos existentes en las diferentes Cárceles de este Estado, participemos de algún modo del triunfo de la Revolución que acaba de terminar, tenía un magnífico y humanitario pro yecto, y es que todos los Jefes del Ejército Libertador a sus órdenes, elevarán al H. Gobier no Ejecutivo una solicitud en demanda de una gracia especial de indulto, que se hará exten sivo en la forma siguiente:

Arturo Sánchez 15

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A los sentenciados de menos gravedad, a unos se les disminuirá su pena según el tiempo extinguido, y a otros se les pondrá en libertad.

severos contra el pasado régimen dictatorial y manifestó que si el extinto Gobierno hubiera procurado fomentar colonias y establecer grandes talleres donde ocupar al necesitado, es seguro no estaría tan desarrollada la criminalidad.

Terminó su peroración con palabras verdaderamente cariñosas, manifestándonos que sus deseos son no solamente que obtengamos pronto nuestra libertad, sino que espera también el que nuestra regeneración sea un hecho.

Tócame ahora, en representación de mis apreciables compañeros de infortunio, dar las gracias al digno Gral. Navarro por la dosis de consuelo que nos vino a impartir, y al mismo tiempo me permito llamar su poderosa atención, en el sentido de que en caso afortunado que su ofrecimiento de indulto se realizara, tenga en cuenta que en la solicitud se haga extensiva la gracia para que ni un solo preso que haya observado buena conducta, quede eliminado de ella.

Los condenados a penas de alguna consideración, recibirán indulto parcial, ha ciendoseles una rebaja en sus penas (equitativa):

La jefatura política en León fue entonces ocupada por Julián Tejada León. En la primera sesión del 5 de junio de 1911, se reportó un déficit en el corte de caja pues la jefatura política había autorizado 1,205 pesos 42 centavos para pago de armas y parque para la Policía y 2,000 pesos que se entregaron el día anterior, por orden de la misma jefatura, a los jefes de las fuerzas insurrectas.18

Con entusiasmo, al pasar el 6 de junio de 1911, el señor Madero por la Estación de los Ferro carriles Nacionales, para la ciudad de México, fue vitoreado por una multitud de todas las clases so ciales.

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Hilarión Torres, como Jefe Político, convocó el Ayuntamiento a sesión extraordinaria el 4 de junio de 1911. El motivo fue hacerles presente que el día 6 de ese mismo mes pasaría por la ciudad el Jefe de la Revolución Triunfante y candidato general para la presidencia de la República, señor Francisco I. Madero, de tránsito para México, y deseaba que las autoridades se unieran a la manifestación que los comerciantes estaban organizando, quienes ya tenían fondos para arreglar la Estación y una comisión para darle la bienvenida. Por su parte los munícipes aceptaron apoyar a los comerciantes y poner los recursos que faltasen, además nombraron una comisión integrada por los licenciados Leal y Coronado y el Doctor González, quienes acompañarían al Sr. Madero desde la estación de San Francisco del Rincón hasta la de Silao.16

Ese mismo día, domingo 4 de junio, Bonifacio Soto y Alfredo García entraron en la madrugada, al frente de unos 150 hombres armados y equipados. Después J. Luz Flores con más de 200 insurrectos. El lunes 5 salieron todos ellos de la ciudad de León.17

Como consecuencia de la renuncia de don Porfirio Díaz, efectuada el 17 de mayo, Enrique O. Aranda, también dejó la gubernatura del Estado a partir del 4 de junio.

Además, que los señores Bonifacio Soto y Alfredo García habían pedido 300 pesos en la Tesorería y tomaron ochocientos litros de maíz y cuatrocientos kilos de papa, con valor ambos artículos de 58 pesos 20 centavos, para forraje de los animales de sus fuerzas y dieron un vale únicamente con el Visto Bueno de Bonifacio Soto, y el señor Cándido Navarro, también pidió pasturas en el abasto, con valor de 16 pesos 92 centavos, negándose a extender algún recibo.19

Miguel Díaz Infante, Hilarión Torres y Julián Tejada León, cada uno ocupó la Jefatura Política en 1911.

El Partido Católico de León se unió al Club contra el Gobernador Castelazo y la lucha fructificó con la autorización para elecciones de Jefe Político, resultando electo Antonio Madrazo por 3,054 votos, seguido de Mariano Pedroza con 1,322 y de otros once candidatos. Madrazo sustituyó a partir del 7 de julio a José Dolores Torres en la Jefatura Política.22

El nuevo Gobernador Juan Castelazo, el primero de la revolución maderista, nombró el 10 de junio de 1911 a José Dolores Torres como Jefe Político de León. Ante el cambio de gobierno, el Club Democrático convocó a una asamblea y juntó 1,500 firmas para que el Ing. Antonio Madrazo fuera nombrado en lugar de Torres.21

La participación del pueblo en esta elección significó un rompimiento en las estructuras de go bierno, pues antes sólo se elegían anualmente a los Regidores y Síndicos del Ayuntamiento, mientras que al Jefe Político lo nombraba el Gobernador del Estado. Por esto, Antonio Madrazo debe ser considerado como el primer Presidente Municipal de León.

A. M. Ugarde, publicó en un diario local el 28 de junio de 1911: ¡El pueblo ha querido! Hágase la voluntad del pueblo. Será Jefe Político del Distrito de León el Sr. Ing. D. Antonio Madrazo. ¡Que sea pa ra el bien del pueblo! Para que el público se convenza de la legalidad de las lecciones se fijará en la Jefatura Política, unas listas en las que aparecerán los nombres de los diversos candidatos y los de las personas que hayan votado por ellos. ¡Sufragio efectivo! ¡No reelección!

Al tomar el cargo de Jefe Político el Ing. Antonio Madrazo para el bienio 1911 1912, se distinguió su preocupación por guardar el orden y salvaguardar las garantías individuales. El 14 de mayo de 1911, el Ayuntamiento, trató de formar un Cuerpo de Seguridad.

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Con objeto de asegurar y reconstruir la parte destruida por la inundación, a partir del 16 de julio comenzó el Batallón de Zapadores “Rosendo G. de Velasco” con las faenas todos los domingos y días festivos por la tarde. El día 23, en el tren de la noche, llegó el Dr. Octaviano Guala, Comisionado por la Cruz Roja de México, para socorrer a los inundados del Coecillo y repartirles ropa y dinero.24

El 8 de julio de 1911, a consecuencia de las lluvias torrenciales en los cerros del norte de la ciu dad, se desbordó el arroyo del Muerto e inundó en el barrio del Coecillo nueve manzanas y afectó 500 casas. El Sr. Madrazo, el Comandante de la Policía y otros particulares anduvieron en sus caballos sacan do a las familias inundadas 23

Ingeniero Antonio Madrazo. 1911.

El Obrero, el 29 de julio de 1911, publicó una curiosa nota: Los Soldados de Navarro en León. Sigilosamente entraron como una veintena de hombres armados a deshora de la noche. Penetraron a la ciudad por la Calzada y no se detuvieron hasta llegar a la Plaza Principal, dirigiéndose velozmente hacia la zapatería de La Hormiga, donde comenzaron a dar culatazos en las puertas.

También durante este mes, comenzó a desarrollarse en la ciudad la epidemia de la colerina. Las Autoridades tomaron inmediatamente las medidas encaminadas a combatirla y mandó que los jueces au xiliares dieran gratuitamente la medicina que los vecinos solicitaran, para impedir los funestos resul tados.27

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En la noche del 10 de agosto, una horda de 60 bandidos asaltó la hacienda de Cañada de Alfaro, y después de golpear al propietario, Sr. Delfino Solís, se llevaron 260 pesos y cuanto quisieron de la casa grande.26

Al mando del Capitán Gutiérrez, el 16 de mayo salieron 40 hombres a unirse con otros de Silao para atacar a Pedro Pesquera que con cerca de 300 revoltosos estaba perfectamente atrincherado en Puerto Cerrado; pero no pudiendo los federales arrojar a los rebeldes pasaron a Tlachiquera a formar un plan de ataque y esperar el refuerzo de Guanajuato. Completando los 200 hombres. Unos días después, el 25 de

El dependiente asustado y amodorrado, asomó la cabeza greñuda y preguntó con voz de trueno: ¿qué quieren tales por cuales? Los maderistas contestaron que zapatos, que hasta el campo donde estaban habían llegado la fama del calzado que allí se vendía, y acto continuo, compraron zapatos, se los pusieron, y alejáronse contentos y taconeando fuerte. 25

Y allí, sin los pesares que mata la ilusión, y entre celages de zafir y rosa se entregará en brazos de su esposa, conservando a la Patria el corazón.

En tan graves circunstancias, el Ingeniero Antonio Madrazo, encargó la jefatura del 26 de diciem bre de 1911 al 2 de enero de 1912 a Julián Tejada León, Regidor séptimo del Ayuntamiento, quien lo suplió interinamente.Porprimeravez,

De la ciudad, a las 11:30 de la noche del 1º de junio, el 4º Batallón de Voluntarios de León salió con rumbo a Pénjamo, que fue atacado por un numeroso grupo de revolucionarios. Además, combatieron en el sur de Guanajuato y norte de Michoacán contra los rebeldes encabezados por el Brigadier Mario Pérez, coronel Francisco Canchola y otros cabecillas.29

Salió el recluta a la campaña ruda y en medio de su esfuerzo soberano sabrá vencer, cual vence el mexicano que con la ley y con su honor se escuda.

Y volverá trayendo enardecido el verde lauro que le dio la gloria, y en entre flores y cantos de victoria la tierra besará donde ha nacido.

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Al templo irá donde su fe se encierra a orar por el hermano que en la guerra pereció sin dejar en su quebranto a nadie a quien deber flores ni llanto, ni un recuerdo de amor sobre la tierra. Y a su hogar volverán los regocijos y del alma los santos embelesos, de la madre dulcísima los besos y el amor infinito de los hijos.

Durante el mes de septiembre se registraron los siguientes sucesos: el día 6, salieron sesenta voluntarios al mando del Capitán Tirso Briceño para combatir un grupo de rebeldes que cometía toda clase de tropelías en Celaya. El 11, una gavilla como de veinte hombres asaltó la hacienda de Los Sauces y otros ranchos, llevándose 700 pesos, caballos y aperos del primer lugar. A la mañana siguiente salió el Comandante de la Policía con una partida de gendarmes de la montada sin lograr capturar a los bandoleros. Esa misma noche, once bandidos entraron a Tlachiquera y cometieron robos. El 29, los rebeldes capitaneados por Pomposo Flores, Antonio Covarrubias y Zavala asaltaron la hacienda de Cerro Gordo llevándose 1,500 pesos, armas y caballos. El administrador Ezequiel Castellanos, logró salvarse de la persecución de los asaltantes que lo buscaron para asesinarlo.30

En su honor el poeta F. J. Arredondo, dedicó a los Voluntarios de León su poema: El Recluta.

como en toda la República, el 15 de enero de 1912 se realizó en León el sorteo para el servicio militar obligatorio. En él deberían participar todos los jóvenes de 18 años que, previo reconocimiento médico, estuvieran aptos para el servicio militar, cuya duración sería por dos años, al fin de cuyo tiempo serían licenciados; pasando a las reservas.31

mayo, el Cuerpo de Voluntarios de León al mando del Mayor Álvarez, salió nuevamente en persecución de Pedro Pesquera, logrando dispersarlo.28

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Para hacer frente a los asaltos, a partir de julio de 1913, el Mayor Laguna ordenó que los gen darmes montados recibieran instrucción militar todos los días, de tres a cuatro y media de la tarde, y se ejercitaran en el manejo del sable y carabina. Que a los gendarmes de a pie, a la hora de recibir el haber, se les leyera seis o siete artículos del reglamento policíaco. Además, envió todas las noches, desde las nueve hasta las cinco de la mañana, dos patrullas de gendarmes montados para que recorrieran los ranchos vecinos, evitando así muchos robos y raterías.39

En el mismo número se trató sobre los acuerdos que se estaban tomando para hacer efectivo en el Distrito de León el descanso dominical 41

Jesús Gallardo sustituyó a Tejada León, del 19 de mayo al 13 de septiembre, en la jefatura política que le designó el Gobierno del Estado.34

Con la inestabilidad en el Ayuntamiento, las gavillas se vieron favorecidas para comenzar con los ataques. En los primeros días del mes de mayo de 1913, se registró un asalto nocturno a uno de los ranchos de la hacienda de Santa Rosa, por una cuadrilla de 25 bandidos, quienes mataron a un peón y se llevaron 270 pesos.36

En el mismo año de 1913, en el periódico El Obrero del 29 de agosto, dio a conocer la muerte de Cándido Navarro y otros cinco, de los 150 que componían sus fuerzas, en el enfrentamiento que tubo con las fuerzas federales en Grangenal, situado en terrenos de la hacienda de Bledos, San Luis Potosí. El Gobernador de Guanajuato ordenó que los cuerpos fueran traídos a la capital del Estado.40

Ante la amenaza de guerra contra Estados Unidos, el 7 de septiembre, el mismo periódico publicó la disposición del Gobierno de la Nación para que los agricultores pudieran adquirir parque y armas y establecer cuerpos de diez hombres armados para proteger cada hacienda del bandidaje, pues el ejército sólo se encargaría de mantener el honor y la integridad nacionales.

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Madrazo renunció finalmente a su cargo el 14 de octubre de 1912, para manifestar su protesta porque la Cámara no le aprobó las tarifas municipales.32 Miguel Lavalle lo sustituyó del 14 desde ese día hasta el 10 de marzo de 1913, fecha en que pasó a ser Administrador del Timbre en Guanajuato. En su lugar, el 24 de marzo de 1913 Julián Tejada León fue nombrado Jefe Político.33

El Gral. Antonio Ramos Cadena ocupó interinamente el cargo, del 13 de septiembre de 1913 al 5 de octubre del mismo año, para dejarlo a Enrique O. Aranda, Regidor primero del Ayuntamiento y Jefe Político por ministerio de ley, quien a su vez entregó el puesto a Luciano Torres, que estuvo al mando del 14 de octubre de 1913 al 23 de febrero de 1914, en que lo cedió a Toribio Villaseñor.35

Aunque los amagos y asaltos de bandidos se registraron en poblaciones rurales, los ataques no llegaron a la ciudad. En el mismo año de 1913, unos bandidos atacaron Duarte, y un mes después, otros 20 asaltaron la hacienda de Santa Rosa llevándose buena cantidad de dinero y dando muerte a un sobrino del Sr. Carlos Markassuza.37 El 12 de julio, la policía capturó a Abundio Ojeda y Apolonio Hernández, ambos residentes de la ciudad, por sospecharse que ellos y los otros cuatro capturados con anterioridad eran los autores del robo y asesinato.38

Además, con el fin de dar carácter formal a la militarización de la Perla del Bajío, los Sres. Tomás Hernández Jr. y Ezequiel Romo se encargaron de instruir a cerca de 200 miembros de la Sociedad Mutual de Empleados y a cualquier persona que pudiera empuñar un arma, en el Parque Manuel González. La instrucción se daría cada ocho días, y quienes la recibieran no tendrían compromiso con el gobierno, sólo debían estar a las órdenes de los instructores.

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Así fue como sintió León el principio de la Revolución. Su comercio bajaba y en cuanto a la in dustria, cuyos productos en su inmensa mayoría eran para el consumo del Norte, comenzó a paralizarse. La situación difícil ya, se hacía más critica, por los constantes rumores alarmantes, de levantamientos rebeldes por los alrededores y gavillas de forajidos que nunca faltan y aprovechaban el pretexto de la Re volución para robar y cometer depredaciones. La agricultura sufrió con eso y se perdió la confianza en el campo con los funestos resultados después apreciados.

Las fuerzas militares, en general de todas partes, fueron movilizadas al Norte, con el vano empeño de sofocar la Revolución. León quedó con una guarnición de cincuenta dragones, es decir desamparado y prácticamente solo.

Testimonios del Tiempo de la Revolución

A principios de 1912 había ya partidas de inconformes y rebeldes por todo el país. León estaba completamente rodeado de alzados, que asaltaban caminos y poblados. Las haciendas de Santa Ana del

Aprovechando esa circunstancia, un cabecilla, de nombre Cándido Navarro, que merodeaba por las cercanías, fuerte en trescientos hombres bien armados, amagó formalmente a León y “pidió la plaza”. Los cincuenta soldados que como guarnición teníamos, salieron a detener a los rebeldes rumbo Sur, sin encontrarlos, pues Navarro cambió de itinerario y entró a Silao sin resistencia. Allí, como después se hizo obligada costumbre, libertaron la prisión, asaltaron la Jefatura, correo, telégrafo y exigieron armas y caballos a los vecinos. Quemaron los archivos y salieron con su botín rumbo a la sierra.

Las falsas alarmas o “borregos”, como entonces se decía, abundaban y se hacían más frecuentes. Rumores de rebeldes que cometían toda clase de desórdenes y tropelías en pueblos y rancherías. Rumores de bandidos robando y matando en los caminos, que completamente perdieron su antigua seguridad. Ru mores en gran parte ciertos y confirmados por la gran afluencia de campesinos que se reconcentraba en León, donde esperaban hallar seguridad y respeto.

Con ese suceso y justamente alarmados, se formó en León, entre los vecinos, un cuerpo de segu ridad, que serviría para ayudar a la escasa fuerza militar en caso de desórdenes o tumultos del pueblo, amenazante y soliviantado, que ya en varias ocasiones había dejado ver sus intenciones, con manifesta ciones atrevidas y gritos de ¡Viva Madero! y ¡Mueran los ricos!, cosa verdaderamente injusta y artifi ciosamente instigada por los eternos agitadores en busca de oportunidades para medro y acomodo.

Federico Pölhs y Rincón Gallardo, un joven leonés, hijo de una de las familias de comerciantes de la ciudad, en su libro Añoranzas y Recuerdos de León nos comparte sus experiencias vividas durante el conflicto armado:

Creo, sin temor a equivocarme, que León fue por aquellos tiempos, una de las poblaciones de la República con menos diferencia de clases. La llamada “elevada”, compuesta de bien pocas familias anti guas y exclusivas, constituía una ínfima minoría en ese pueblo de obreros y campesinos. Ricos, preci samente, no había. Dos o tres personas económicamente fuertes, en relación al medio, contra infinidad de capitales modestos, dedicados sin problema al trabajo y una abrumadora mayoría de artesanos y ran cheros, a quienes no faltaba trabajo y vivían en buena armonía con sus patrones, quienes, salvo escasí simas excepciones, eran de la misma esfera o clase social. De extracción proletaria casi todos esos patro nes industriales, fueron elevándose y cimentándose económicamente gracias a su proverbial laboriosidad y amor al trabajo, sin abusos ni extorsiones. León sufrió intensamente por los robos, injusticias y tropelías de ese numerosísimo pueblo, que fue instigado y mal aconsejado por extraños y forajidos colados en la Revolución.

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Conde y La Sandía, importantes y que daban trabajo a miles de hombres, fueron los primeras en sufrir desmanes de esa gente. Casi diariamente teníamos noticias alarmantes. José Pérez Castro se levantó en Lagos y se hizo fuerte en San José Iturbide. Pedro Pesquera, de Silao, asolaba San Pedro Piedragorda y fue de los primeros en asaltar trenes de pasajeros. Por todos lados de la ciudad había gavillas de apro vechados y ladrones que en su audacia, llegaban a las goteras de León, El Coecillo o Los Limones, ro bando lo que podían y estaba a su alcance. Excusado es decir que no había quien se aventurara a salir a los caminos y menos a vivir en el campo. La agricultura comenzó a abandonarse en todas partes

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pequeños industriales, en medio de su situación desesperada, sacaron de este tiempo una ven taja, si así puede llamarse, pues, urgidos por la necesidad de realizar su exigua y decadente fabricación, resolvieron salir con mercancía fuera de León, a venderla donde se pudiera, arrostrando peligros muchas veces fatales y pasando aventuras sin cuento. Mientras tanto, el pueblo, sin trabajo y sin recursos, con la desesperación de la escasez y perentoria necesidad, volvíase más peligroso cada día.

Las continuas amenazas de los Estados Unidos, por incumplimiento de reclamaciones y supuestas o reales ofensas, se agudizaron, originando notas severas y hasta insolentes al Gobierno de México, que en honor de la verdad, fueron contestadas con dignidad y dureza. Seguramente lo único bueno del General Huerta, fue el valor y decisión que tuvo para enfrentarse a los americanos. Un desgraciado incidente en Tampico precipitó los acontecimientos, que culminaron con el cañoneo de una escuadra americana al Puerto de Veracruz que, tras heroica resistencia, sufrió la ocupación de los marinos extranjeros el 21 de abril de 1914.

La población se llenó materialmente de gente, sobre todo de Los Altos de Jalisco, que se con centró en León buscando seguridades, originando, como es natural, problemas de habitación y artículos de primera

León, igual o peor que en tiempos de Madero, se hallaba rodeado de bandidos. Moría de ina nición. La agricultura muerta por los peligros e inseguridades. Los almacenes compradores de la industria fueron cerrando poco a poco, pues la falta de comunicaciones ferroviarias paralizó completamente los negocios. Únase a eso los trastornos y abusos internos y se tendrá idea de la caótica situación.Los

Todonecesidad.elpaísardía

En todo el país se llevaron a cabo manifestaciones patrióticas y de apoyo al Gobierno. En León, la ciudad entera se lanzó a la calle en son de protesta. Recuerdo que cuando la enorme multitud salía de la plaza, por la avenida Madero, fue detenida en la segunda cuadra por el Charro Mexicano, don Celso Gutiérrez Pacheco, quien, desde uno de los balcones de su casa, se dirigió al pueblo con una arenga emo tiva, patriótica, candente, que nunca he olvidado.

Obligado por las circunstancias, el Gobierno del Centro decretó la “Suspensión de Garantías” en todo el territorio, lo que vino a agravar las aflictivas condiciones en que vivíamos en el interior, ya sin garantías, pues entonces, además de los desmanes y peligros que sufríamos de los rebeldes, se unieron los abusos e injusticias de jefes militares que se consideraban amos y señores, despreciaban a las Autoridades civiles y daban entrada a chismes o denuncias de cualquier sinvergüenza local, imponiendo castigos casi siempre monetarios y fusilando sin piedad a quien no podía defenderse.

En las postrimerías de 1912 nos conmovió la noticia del asalto, cerca de Irapuato, al tren de pasajeros de Guadalajara, con robos, incendio y sacrificio de hombres, mujeres y niños.

y los jubilosos gritos de ¡Viva Madero! antes oídos por los cuatro puntos cardinales, se trocaron por ¡Muera Madero! ¡Abajo Madero!

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Lo que sigue a continuación son los informes que Rafael Ascargote, administrador de la hacienda La Sandía, rinde a sus propietarios, José Amírola y Encarnación Amírola viuda de Velasco, quienes se encontraban residiendo en Bilbao, España.

13 de julio de 1913. De la revuelta se dice que el gobierno les está pegando muy fuerte a los revo lucionarios, y de seguir así, pronto quedarán aniquiladas las fuerzas revolucionarias. Ojalá y así sea.

Amigos, decía don Celso, una piara de gringos desembarcó en Veracruz hollando nuestro sagra do suelo. Su bandera ondea en nuestra patria. Desde este momento se acabaron los Huertas, Carranzas, Villas, Zapatas, para quedar sólo… mexicanos…

Para comprender cabalmente el sentido de los informes, creemos pertinente recordar que la revo lución contra Victoriano Huerta se inicia prácticamente un día después de que éste asume el Poder Eje cutivo (18 de febrero de 1913), cuando Venustiano Carranza rehúsa someterse a su autoridad. Poste riormente, el 26 de marzo del mismo año, promulga el Plan de Guadalupe, al que se adhieren políticos y militares contrarios a Huerta; Francisco Villa se une al movimiento constitucionalista en el mismo mes de marzo, pero pronto comienzan las disensiones entre el Primer Jefe y el Centauro del Norte, quien quería mantener una posición de cierta independencia.

Veamos ahora las apreciaciones que sobre la Revolución Mexicana escribe Rafael Ascargote:

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Woodrow Wilson, sin la autorización del Congreso estadounidense, ordena la ocupación de Vera cruz el 21 de abril de 1914; Huerta rompe relaciones diplomáticas con los Estados Unidos y envía una buena parte de su ejército al puerto jarocho, tratando de ganarse el apoyo popular contra la invasión, utili zando un discurso patriotero; las fuerzas invasoras norteamericanas se retiran el 14 de noviembre de 1914.

Los Informes de la Revolución que Llegaron a León

León, como México entero, empezó a formar cuerpos de voluntarios para la guerra. Todos los jó venes nos presentamos y recibíamos diariamente instrucción militar y de manejo de armas. A principios de julio fue firmada la paz con los Estados Unidos, con la intervención amistosa de Argentina, Brasil y Chile. Tan animosos y entusiasmados estábamos los voluntarios leoneses por la guerra, que la hubiéramos querido seguir por nuestra cuenta, cuando se nos notificó la paz y se suspendieron los entrenamientos.42

Estos informes cubren el lapso de un año: del 13 de julio de 1913 al 6 de julio de 1914. Por estos testimonios nos enteramos con qué profundo desprecio ve Ascargote el movimiento revolucionario; de sus deseos e indudablemente de los de la gente de su clase de que el gobierno estadounidense reconociera al del dictador Victoriano Huerta, y la incertidumbre y temor que le causa la toma de Zacatecas por las fuer zas revolucionarias, donde se pulveriza definitivamente el ejército huertista.

Las conferencias de Niágara Falls, Canadá, inician el 20 de mayo de 1914, con representantes de Estados Unidos, del gobierno de Victoriano Huerta y de Argentina, Brasil y Chile, países que actuaron co mo mediadores; Carranza se niega a enviar representantes. Estas conferencias tienen el propósito de en contrar una solución al conflicto creado por la invasión estadounidense a Veracruz.

La toma de Zacatecas ocurre el 23 de junio de 1914, y se logra a pesar de las desavenencias y conflictos entre los revolucionarios. Pocos días después, el 15 de julio de 1914, Victoriano Huerta presenta al Congreso su dimisión a la Presidencia de la República, encargando a Francisco Carvajal, Ministro de Relaciones Exteriores, la difícil tarea de entregar la ciudad de México a los constitucionalistas y de negociar las condiciones de la rendición del ejército federal.43

29 de agosto de 1913. De la revuelta le participo que el martes en la noche nos dieron un susto regular, por motivo a que me avisaron de la Hacienda del Sauz que acababa de llegar a la ya citada hacienda, con una partida de 300 hombres, el cabecilla Cándido Navarro; que don Pepe ya lo conoció a este sujeto, pero afortunadamente no se nos asomó por aquí.

Este cabecilla venía de huida del estado de Michoacán, y se creyó que en este Estado le iba a se guir a él todo el pelazón, pero no fue así, que nadie fue con él y que los federales, que no se durmieron, siempre le dieron alcance, nada menos que acabaron con la vida de Navarro. Adjunto un recorte del pe riódico de ayer, donde confirma la muerte del famoso cabecilla Navarro.

A mi modo de ver, si el Gobierno de (la) Casa Blanca reconociera a Huerta, muy prontito termi narían los federales con el bandidaje.

Hacienda del Divinísimo y Santa Bárbara de La Sandía, con su peonada. 1907.

Por Morelos ya le están volviendo loco a Emiliano Zapata; entiendo que el General Robles piensa limpiar muy prontito aquel estado.

18 de julio de 1913. De la revuelta le participo que el Gobierno les está pegando recio, sobre to do en los últimos combates librados en Torreón, donde el cabecilla Carranza reunió como a diez mil de los suyos, para tomar a sangre y fuego la importante población lagunera, habiendo fracasado por com pleto los rebeldes, y con pocos ánimos de seguir peleando.

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15 de febrero de 1914. De la revuelta sólo le puedo decir que por los estados del Norte se están dando buenos agarrones.

3 de mayo de 1914. De la revuelta tenemos muchas mentiras y más chismografía, pero el resul tado no tardará muchos días, por más que se dice que los gringos quieren invadir toda la República, se nos figura que son papas; igualmente sucedió con el Carlos V aquí; luego de llegar los acorazados ame ricanos al puerto de Vera Cruz, sacaron en la prensa metropolitana que el crucero español había echado a pique los americanos, pero esto afortunadamente salió ser incierto, y así por el estilo anda el cuento. Ahora se dice que los americanos no tratan de invadir, sino de intervenir para la pronta pacificación del país, y según rumores, no tardarán mucho en tener algún arreglo satisfactorio para todo (ojalá y así sea).

10 de noviembre de 1913. De la revuelta sigue la cosa algo alarmante por el Norte, pero se dice que el Gobierno está dominando la situación; en el mes pasado han tenido buenos agarrones en las importantes plazas de Chihuahua y Monterrey y Zacatecas, saliendo en todos victoriosas las armas del Gobierno.

18 de enero de 1914. De la revuelta supongo que ya sabrá cómo el “Villa” tomó Chihuahua, Ciu dad Juárez y Ojinaga, y ahora se dice que vuelve para Torreón con 15,000 bandidos, pero a esto por aquí no se le da crédito porque el Gobierno está movilizando muchas tropas en estos últimos días.

21 de septiembre de 1913. De la revuelta le participo que el Gobierno está dominando la situa ción, y que de reconocer los gringos el Gobierno de Huerta, entiendo que pronto quedaría la cosa arre glada.

7 de junio de 1914. A la revuelta no se le ve la punta, por más que dicen que las conferencias del Niágara siguen por buen camino, y que dentro de tres o cuatro días sabremos el resultado tan apetecido,

23 de noviembre de 1913. De la revuelta le manifiesto que está fea la cosa por el Norte, según me acaba de contar el Dr. Chacón; que anoche corrió el rumor en León que los americanos siempre van a reconocer el gobierno de Huerta; en ese caso se compondría pronto la cosa.

5 de octubre de 1913 De la revuelta parece que el Gobierno va dominando la situación, pero to davía no se ve clara la cosa.

2 de noviembre de 1913 De la revuelta no se qué decir, sólo que la cosa se ve muy turbia.

14 de diciembre de 1913. De la revuelta le participo que en la semana pasada recuperaron de nuevo la plaza de Torreón, pero la cosa no se ve clara.

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21 de diciembre de 1913. De la revuelta le participo que por el Norte está la cosa fea, y por el Sur se dice que Zapata ya está de nuevo al frente de varios bandidos.

21 de febrero de 1914. De la revuelta se dice que el gobierno está dominando la situación, pero en todavía falta mucho para que se vea claro.

5 de abril de 1914. De la revuelta supongo que por los periódicos que llegan a esa, estarán al tan to de la derrota que les han infligido las tropas del gobierno a las chusmas del bandido Villa, en las inmediaciones de Torreón. Además, por aquí se dice que las columnas de los federales siguen exter minando a los bandoleros; ojalá y dejen limpio cuanto antes.

16 AHML Libro de Actas del Ayuntamiento 1911. fojas 72 73.

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17 Perla del Bajío Periódico mensual , octubre. León. 1972.

7 Blanco, Mónica. El Jefe Político en… op. cit., pp. 269 270.

6 AHML El Obrero, 13 de mayo de 1911.

6 de julio de 1914. En estos momentos es cuando andamos bailando en la reata, pues como hace pocos días que tomaron Zacatecas, todo el mundo está alarmado y muchas familias de León y de otras poblaciones cercanas, están saliendo para diferentes partes de la República, huyendo de la quemazón. En verdad le digo que si nos escapamos de ésta sin novedad, será una casualidad muy grande, que mucho lo dudo, porque la cosa se está poniendo muy fea. ¡En fin, Dios dirá! Por ahora tenemos la ventaja que en ésta tenemos a toda la gente por nuestra parte, pero usted sabe como son éstos, y a la mera hora brincan como los venados... En estos momentos me cuentan que ayer entró una gavilla en Mezquite Gordo, y que salieron de Silao a perseguirlos. Por aquí a la fecha no hay novedad, pero repito: miedo no nos falta.44

1 Valadés, José C. Historia General de la Revolución Mexicana. T. I. México 1963. p 186. Imaginación y Realidad de Francisco I. Madero. T. II. México 1960. p 83.

9 AHML El Obrero, 20 de mayo de 1911.

a ver siquiera se acaba la guerra civil de esta república, que tantos males ha causado a los nacionales y extranjeros.

18 AHML Libro de Actas del Ayuntamiento 1911. foja 74.

2 Moreno; Manuel M. Historia de la Revolución en Guanajuato. Biblioteca del INEHRM. México. 1977 p 46 y AHML El Obrero, 15 de abril de 1911.

21 Blanco, Mónica. El Jefe Político en… op. cit., p. 270.

15 El Obrero, Periódico , 8 de julio de 1911.

10 AHML Libro de Actas del Ayuntamiento 1911. fojas 64v.

4 AHML El Obrero, 22 de abril de 1911.

23 Lira, J. Sóstenes. Efemérides de la ciudad de León 1911 1914 inéditas p 3.

20 Díaz Mastache, Eva. Desarrollo de la Educación en el Municipio de León. León, 1967, p. 16.

26 Lira, J. Sóstenes. Efemérides de la ciudad de León 1911 1914 inéditas p. 4.

21 de junio de 1914. De la revuelta no se sabe más que están dándose recio en las inmediaciones de Zacatecas; hay esperanzas de que esta semana se sabrá algo del resultado de las conferencias en Niá gara Falls.

3 AHML El Obrero, 15 de abril de 1911.

Para finalizar este diario, sólo resta decir que el 24 de noviembre de 1914, el Coronel villista Abel B. Serratos, ordenó la intervención de la hacienda La Sandía, nombrando a Albino Guerrero como admi nistrador de la misma; esta se hizo a petición del Ing. Jorge Macedo y G., jefe de los trabajos de campo de la Dirección de Fraccionamientos.45

13 Lira, J. Sóstenes. Efemérides de la ciudad de León. 2a. edición. 1914, p. p. 242 243.

5 Blanco, Mónica. El Jefe Político en el Momento de la Transición del Gobierno de Porfirio Díaz al de Francisco I. Madero en Guanajuato, Evolución Social y Política. El Colegio del Bajío, A.C. León. 1988, pp. 269 270.

22 Ibídem.

8 Lira, J. Sóstenes. Efemérides de la ciudad de León 1911 1914 inéditas pp 1 2.

11 AHML Libro de Actas del Ayuntamiento 1911. fojas 65 66

12 AHML Libro de Actas del Ayuntamiento 1911. fojas 67.

19 AHML Libro de Actas del Ayuntamiento 1911. foja 78

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24 Lira, J. Sóstenes. Efemérides de la ciudad de León 1911 1914 inéditas p 4.

AHML El Obrero, 29 de julio de 1911.

27 Lira, J. Sóstenes. Efemérides de la ciudad de León 1911 1914 inéditas p 5.

14 Perla del Bajío. Periódico mensual , octubre. León. 1972.

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39 AHML El Obrero, 20 de julio de 1913.

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30 Lira, J. Sóstenes. Efemérides de la ciudad de León 1911 1914 inéditas pp. 17 y 19.

31 AHML El Obrero, 6 de enero de 1912.

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40 AHML El Obrero, 29 de agosto de 1913.

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29 Lira, J. Sóstenes. Efemérides de la ciudad de León 1911 1914 inéditas p 14.

Lira, J. Sóstenes. Efemérides de la ciudad de León 1911 1914 inéditas p. 13.

32 A.H.M.L., Fondo Ayuntamiento. Actas de Cabildo Ibídem. Ibídem. Ibídem. AHML El Obrero, 3 de mayo de 1913. 37 Jiménez Moreno, Wigberto. Ciudad de León suplemento en Enciclopedia de México. México. 1977. Tomo VIII, p. 66.

41 AHML El Obrero, 7 de septiembre de 1913.

43 Zamora Corona, J. Jesús. Diario de un Inconforme Otro Aspecto de la Revolución Mexicana en Tiempos Núm. 36. Sept./Oct. 1996.

38 AHML El Obrero, 13 de julio de 1913.

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44 A.H.M.L. Fondo Ayuntamiento Copiador de Cartas. Libro Nº 355. 45 Copiador de Oficios. Gobierno. Libro Nº 35.

42 Pölhs y Rincón Gallardo, Federico. Añoranzas y Recuerdos de León. Digonzo, S. de R. L. Puebla 172 12 y 13.

Bajo el régimen de Victoriano Huerta, al iniciar 1914 el H. Ayuntamiento de León de los Aldama estaba integrado por Luciano Torres, Jefe Político del Distrito; Enrique O. Aranda, Miguel Díaz Infante, Manuel Palomar, Toribio Villaseñor, Gonzalo Torres Martínez, José de Jesús González, Ramón Torres, José Padilla Moreno, Pedro Félix Hernández y Edmundo Leal, quienes respec tivamente ostentaban los cargos de Regidores primero, segundo, tercero, cuarto, quinto, sexto, séptimo y octavo, y los dos últimos, procuradores 1° y 2°. Los regidores y procuradores habían resultado electos en los comicios que tuvieron lugar el 9 de noviembre de 1913.1

La autoridad municipal, en conocimiento del caso, destacó un piquete de gendarmes a las órdenes del oficial Filomeno Falcón, para perseguir a los bandoleros. En el rancho del Ratón apre hendieron a tres individuos sospechosos y a otro en El Tepetate, que fueron puestos en prisión por si resultaran responsables.3

El General Huerta que no pudo sostenerse por más tiempo en la Presidencia, renunció el 10 de julio y salió del país por Coatzacoalcos. Conforme a la Ley, fue nombrado interino el Lic. Fran cisco Carvajal. Un nuevo cambio se dio en Guanajuato cuando las huestes de Venustiano Carranza ocuparon el Estado, en julio de 1914. León sintió la llegada del nuevo gobierno y sus habitantes sufrieron las condiciones adversas.

Al poco tiempo de iniciar sus encargos, los miembros del Cabildo tuvieron que suspender su actividad por motivo de sustituciones. El 4 de febrero de 1914 el Gobierno del Estado nombró a Toribio Villaseñor como Jefe Político Interino, quien desempeñaba la función de cuarto Regidor Propietario; para cubrirlo fue llamado su Regidor suplente, Francisco Gómez.2

Toribio Villaseñor estuvo al frente del Ayuntamiento hasta el 29 de julio de 1914, pues desde esa fecha el Gobernador del Estado le encargó la Jefatura Política de Silao, designándose en su lugar a Alfonso Martínez, quien suplía al Regidor primero y a quien correspondía tal cargo por ministerio de ley.4

Durante este tiempo, el 15 de mayo de 1914, sucedió un escandaloso robo en el rancho de Santa Rosalía, propiedad de don Alberto González. A media noche le tocaron a la puerta al mayor domo, quien sin sospechar un asalto, se encontró al abrirla con dos bandidos armados que lo suje taron e intimaron para quitarle las llaves, como no lo consiguieron, lo dejaron amarrado. Con la ayuda de otros cinco, derribaron las puertas a hachazos. De los graneros se llevaron buena cantidad de semillas, instrumentos de labranza y toda la ropa de cama que tenía el mayordomo.

El Saqueo de Pascual Orozco

Federico Pölhs, refiere sobre ese tiempo: Las autoridades militares que teníamos, más bien dicho, las tropas constitucionalistas, indisciplinadas, sedientas de sangre y de pillaje, extorsionaban continuamente y sin motivo, con un odio cruel a quien tenía un centavo. Con cualquier pretexto san

Cerca de las 6:00 de la tarde del 20 de julio, desde Lagos comunicaron por teléfono que el General Orozco, con numerosas fuerzas se dirigía a este lugar, violentamente se propagó la alar mante noticia en el centro y luego en toda la ciudad.

No dejaron un arma a los vecinos, todo lo recogieron, hasta las escopetas e instrumentos de caza. Caballos de tiro y silla era un crimen tenerlos. Todo lo requisaron y, finalmente, sin saber para qué o en qué usarlos, se llevaron también los coches familiares.

En ese tren conocí al General José Pérez Castro, aliado de Pascual Orozco, quienes ya por esos días operaban separados del ejército constitucionalista.5

En 1914, se formó el Cuerpo de Defensa para proteger a la ciudad de León de los ataques.

Por las aflictivas circunstancias, peligros y molestias reinantes en León, fueron saliendo poco a poco todos los que podían, rumbo a la capital de la República, buscando seguridades y pro tección a vida y familias. De ese numeroso éxodo, la familia Pölhs fue una de las últimas en partir, aunque mi padre y yo quedamos en León. Pocos días después, a principios de julio, y anunciándose que saldría de Aguascalientes el último tren rumbo a México, resolvimos tomarlo para reunirnos con los nuestros. Después de varias horas de espera, en la estación de los FF. CC. Llegó el convoy atestado de gente, también en busca de refugio y seguridades de la capital. Iban con nosotros mi primo Germán Horner y su esposa, así como muchos amigos y conocidos. Casi imposible fue abor dar el tren, completamente lleno y con personas hasta en los techos y escalerillas de los carros. Co mo se pudo, por puertas y ventanillas, subimos al tren para emprender el viaje, que fue de setenta horas, en vez de once de itinerario. Por falta de combustible había demoras, por movimientos mili tares y otras causas sufrimos detenciones y paradas varias veces al día.

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grías de dinero y amenazas mortales. Nada los contenía. Borrachos de victorias, olvidaron ideales tornándose en forajidos.

Nuestro cochero, el buen Nicandro Ornelas, indignado con quienes nos robaban caballos y coche, para dificultar la salida del vehículo, escondió la lanza en el pajar, entre el forraje, impo sibilitando así el enganche del tronco. De nada sirvió la chusca medida, pues de todas maneras sa caron el coche con reatas, a cabeza de silla.

El efemeridista José Sostenes Lira, refiere los acontecimientos que sucedieron en los días previos al saqueo cometido por las fuerzas de Pascual Orozco:

El 19 de julio de 1914 llegaron a esta ciudad el Capitán Ricardo Chávez, tres oficiales y seis soldados dispersos del General Pascual Orozco y se presentaron en el cuartel general de la Brigada de Caballería. Dicho Capitán informó que a las 11:00 de la noche del día 17, el General Orozco en Encarnación de Díaz se había sublevado contra el gobierno y que muchos soldados lo siguieron y también muchos se le dispersaron. Con los suyos se fue a la hacienda de Santa Bárbara, propiedad de la familia del General José Pérez Castro.

De los soldados que se dispersaron, llegaron el día 20, más de 30, que pertenecían al 23° y 7° cuerpos de exploradores, permaneciendo en las afueras de la ciudad mientras tres de ellos soli citaron permiso para entrar. A las 11:00 de la mañana fueron recibidos y alojados en el Cuartel de los Ángeles, donde se encontraba el General Ramos Cadena, y a las 2:00 de la tarde llegaron otros 60 hombres del 7° cuerpo.6

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Nueva alarma se causó en la ciudad el 23 de julio, al correr la noticia de que el General Orozco había pedido la plaza. La autoridad mili tar dio parte de los acontecimientos al Cuartel Ge neral de la División del Centro y ésta ordenó que para evitar todo intento de invasión se cubrieran las alturas con tropas, emplazando ametralladoras en la Parroquia, Casa Municipal, Cuartel del Ora torio, Teatro Doblado y templo de Los Ángeles.

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En la noche del 21 de julio, llegaron 150 orozquistas más y se presentaron al Jefe de la Bri gada de Caballería, siendo embarcados al día si guiente en el tren que pasaba para el sur por ór denes del General Ramos Cadena.

Algunas avanzadas de Orozco comenzaron a penetrar en San Francisco el día 25, por lo que la inquietud y la zozobra iban haciendo presa de la población: los comercios y casas de extran jeros radicados en León ostentaron en la parte superior la enseña de su país; viéndose las banderas de Francia, Alemania y Japón entre otras. Las alturas permanecieron coronadas por soldados que te nían preparadas sus armas para repeler la avanzada sobre la ciudad. Cerca de las 4:00 de la tarde, la plaza estaba llena de gente, cuando apareció por la calle Juárez un grupo de jinetes (que luego se supo que era el Jefe Político de Purísima y su escolta) y al verlo alguien gritó: “¡Allí vienen!” Al momento la gente echó a correr presa del pánico más terrible; pero no habiendo ningún disparo y sabiendo que estaban por llegar las fuerzas que se habían pedido con urgencia a Silao, la ciudad se calmó en unas dos horas después. Como a las 6:00 de la tarde llegó a la estación un tren militar con más de mil hombres al mando del General Hernández, pero continuaron su marcha hacia San Fran cisco del Rincón que era en realidad la ciudad amagada por los orozquistas.

Por la noche, se presentaron al Cuartel General los coroneles Prudencio Miranda y Severo Navarrete, el Mayor Virgilio Culebro y los capitanes Francisco González, Arturo E. Islas, Miguel y Roque Comadurán, Lucio Iturbe y Licurgo Martínez, quienes no conformes con los procedimientos de Orozco lo habían abandonado y manifestaron que no tenía intención de venir a León.

Después de pasar una noche tranquila, a las 10:00 de la mañana una nueva noticia alarmó a la población asegurando que los revolucionarios se acercaban; volvió la calma cuando se dio a co

General Pascual Orozco.

El comercio cerró inmediatamente sus puertas, se colocaron retenes en las alturas y la mayoría de las personas se encerraron en sus ca sas. A las 8:00 de la noche llegaron de Silao 250 hombres al mando del Teniente Coronel Gallareta, con una batería de ametralladoras, bastante parque y dos cañones de tiro rápido. Esto y la llegada más tarde de 50 hombres del 10° regimiento explorador que venía de San Francisco, aumentaron la alarma. Por fortuna, amaneció el siguiente día sin novedad.

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Nunca como ayer y antes de ayer había habido en León una alarma tan in tensa. El domingo por la noche, como dijimos ayer hubo momentos en que presas del pánico más terrible echaron a correr todos cuantos estaban en la plaza y los portales.

La noche se pasó con relativa tranquilidad y ayer aunque en mucha menor escala no dejó de haber todo el día serias inquietudes. La salida de más fuerzas jun tamente con la Brigada de la Cruz Roja hicieron que la voz de la calle propalara la versión de que los federales necesitaban violentamente esos refuerzos y el combate se había empeñado reñidísimo desde las ocho de la mañana. Por más que hicimos por tomar informes no logramos saber nada; quisimos hablar a San Francisco y no fue posible, lo mismo nos aconteció más tarde que pretendimos tomar informes en Santa Rosa. Por la tarde, a las cuatro más o menos, otros miembros de la Cruz Roja llevaron una plataforma a la Estación para esperar a los heridos. 8

Con motivo del ataque a San Francisco del Rincón, el periódico El Obrero publicó el 28 de julio de 1914, la siguiente nota: La ciudad sigue alarmada

nocer que federales y orozquistas peleaban desde las primeras horas de la mañana cerca de San Francisco.Entre

las 4:00 de la tarde regresó la brigada de la Cruz Roja con ocho heridos fede rales, entre ellos el Capitán 1° Rodolfo Martínez Mejía que murió durante la noche.

Al día siguiente, 29 de julio de 1914, el Ing. Toribio Villaseñor, Jefe Político del Distrito convocó a sesión extraordinaria, a la que acudieron los munícipes Enrique Robles Rocha, Dr. José de Jesús González, Lic. Francisco Gómez, Ing. Edmundo Leal, Fortino Castro y Alfonso Martínez. Se abrió la sesión a las 10:00 a.m. y la Presidencia tomó la protesta de ley a los ciudadanos re gidores suplentes Castro y Martínez, para que entraran en sustitución de los propietarios ausentes.

las 11:00 y 12:00 del día salió para aquel lugar, en el tren militar, una Brigada de la Cruz Roja compuesta por los doctores Pablo del Río, Eduardo López y Rafael Lozano, acom pañados de los señores Vicente González, Isidro D. Rangel, Rafael López, César Martínez, Enrique Gama, Narciso Velasco, Ernesto Aldana, Agustín C. González, Jacobo Villalobos, José Machiavelo, José I. Villanueva y el Presbítero Juan Pacheco.

Acto seguido, el Ing. Villaseñor les manifestó que el Gobernador del Estado se había ser vido llamarlo a Silao y que le recomendaba que encargara la jefatura política del Distrito al Regidor correspondiente, cargo que recayó en el señor Alfonso Martínez. Éste expuso que aceptaba tal cargo no porque le correspondiera por ley, sino por haberse rehusado los demás miembros de la Corpo ración.9

Como a las 5:00 de la tarde un pequeño grupo de federales condujo a esta ciudad 4 prisio neros deElguerra.28de julio, salió nuevamente una Brigada de la Cruz Roja y regresó con sólo 4 heridos, pues los enfrentamientos disminuyeron con relación al día anterior.7

A la 1:30 de la tarde salieron al campo de batalla los regimientos 54°, 33° y el Batallón de la SagradaDespuésFamilia.de

Los miembros del Ayuntamiento se vieron obligados a aceptar, en atención a que la Causa Constitucionalista triunfante desconocía todos los cargos adquiridos durante el gobierno del general Victoriano Huerta.11

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En el mismo día 29 de julio, hubo una junta de vecinos en el Salón de Sesiones del Ayun tamiento, en la que se declaró disuelto el Cuerpo, e hizo entrega de la jefatura política el C. Alfonso Martínez al Ingeniero Antonio Madrazo, a pedimento de los mismos vecinos.10

El 31 de julio, a la 1:30 de la tarde, hizo su entrada por la Calzada la primera avanzada de los carrancistas compuesta de menos de 40 hombres. A las 2:30 llegaron los Cazadores de Tamau lipas al mando del Capitán 1º Melquíades Rodríguez y cerca de las 4:00 llegó la mayor parte, ma tando un gendarme en la Calzada y desarmando a otros que encontraron en el trayecto. A las 6:00 echaron fuera a los encarcelados e incendiaron el archivo de los juzgados ayudados por el pueblo.

Ingeniero Antonio Madrazo.

Entre la 1:00 y 2:00 de la tarde hicieron su entrada por la calle de San Miguel Inde pendencia y salieron por la de Guanajuato Madero gran parte de los regimientos 10° y 11° de exploradores que venían de Lagos.

A pesar de esos incidentes, la ciudad gozó de completa tranquilidad por lo que el Sr. Jefe Político, desde uno de los balcones de Palacio, arengó a la multitud El Ing. Madrazo, les dirigió una corta pero vibrante alocución con la que saludaba a los que habían de formar la vanguardia del ejército constitucionalista que venía a esta ciudad: se dirigió al pueblo recomendándole que obser vara la actitud noble y digna que siempre había guardado y terminó victoriando a don Venustiano

Más tarde, el General Antonio Ramos Cadena, Jefe de la Brigada de Caballería, con sus je fes, oficiales y batallones del 54°, 33° y de obreros de la Sagrada Familia, evacuaron la plaza de León acompañándolos los empleados federales, algunos del Estado y el Ing. Toribio Villaseñor.

Ya en la Casa Municipal, recibieron la llamada telefónica de Pascual Orozco, quien les ma nifestó: ¡Que venía a que lo colgaran, en caso de que lograran su captura! Carrera Torres, inme diatamente salió de León rumbo a Silao con toda la guarnición, dejando a la ciudad desamparada.

Un grupo de unos veinte orozquistas logró apostarse tras los muros del entrecruzamiento de las calles Plaza de Gallos Juárez y callejón del Gato y desde allí, dando alaridos salvajes, sueltan sus disparos. Una descarga de fusilería que parte de las alturas, los obliga a replegarse en espera de refuerzos, pero en cuestión de minutos las filas de los vándalos se engrosaron

Carranza y a la Revolución, y gritando mueras al General Huerta y a Pascual Orozco, vivas y mue ras que fueron secundadas por la multitud. Declaraciones que fueron publicadas en el periódico El Obrero, por don Jesús Rodríguez.

A las once de la noche no había en las calles ni un alma, la ciudad permaneció comple tamente tranquila y sólo se escuchaban alternados con los silbatos de los serenos, las pisadas de los caballos que al herir los pavimentos resonaban violando el nocturno silencio.12

Entre 2:00 y 3:00 de la tarde corrió la versión de que Pascual Orozco, que estaba acampado en San Francisco del Rincón, se encaminaba a León cuando estaba por llegar a la ciudad el General Francisco Carrera Torres, que fungía como Gobernador del Estado.

Hacia las cinco de la tarde empezaron a escucharse, por el suroeste de la ciudad, en la direc ción del rancho Los Limones, los primeros disparos de fusilería. Después por el Abasto.

La Entrada de los Orozquistas

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Después de las 4:00 salió el Jefe Político, Ing. Antonio Madrazo, a recibir a Carrera Torres en automóvil a la estación y a las 5:30, entre los acordes de una música que venía de Silao y los re piques de campana de algunos templos hicieron entrada por la calle de San Miguel Independencia , en dos automóviles. Acompañaban al Gobernador su Estado Mayor y su escolta compuesta de 50 hombres, vestidos con uniforme kaqui.

A las 8:00 de la mañana del sábado 1° de agosto, la segunda calle de Juárez estaba pletórica de gente del pueblo que pretendía saquear el Monte de Piedad del Estado forzando las cerraduras para conseguir su objetivo, cuando por la calle del Oratorio apareció una partida de la gendarmería con arma en mano que fue a evitar aquel atentado haciendo fuego al aire para amedrentar a los mal hechores que huyeron luego, quedando centinelas guardando las puerta del edificio y encomendan do la autoridad política la vigilancia de la plaza a la Defensa Social para evitar los abusos del pue blo que trataba de amotinarse.

La tarde del sábado 1° de agosto quedó marcada en la memoria de los leoneses por la llegada de Pascual Orozco y José Pérez Castro, seguida de tragedia y dramatismo.

Ante el inminente peligro, el Ingeniero Madrazo llamó a los civiles que integraban la Defensa Social, de los que acudieron una cincuentena que recibió armas y parque para formar patrullas que recorrieron la ciudad y salvaguardar el orden público. La mayor parte de la escasa fuerza se colocó en los lugares por donde se presumía entrarían los atacantes.

Por unas horas, la ciudad guardó una tranquilidad aparente, pero con gran zozobra ante la amenaza de grandes peligros. La gente cuchicheaba y los rostros palidecían.

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Mientras tanto, repuesto del pánico, el pueblo se repone y se lanza a las calles vitoreando a Pascual Orozco y a Pérez Castro.

Pérez Castro, con su acompañante, desmontó frente al Hotel México y se hace abrir la puer ta a balazos. Le recibe el cantinero, un hombre que se llamaba Ramón, tembloroso de miedo. Pérez Castro pidió coñac. El cantinero corrió azorado en busca del licor, más se tarda y a su regreso, Pérez Castro indignado le incrusta una bala en la cabeza que lo deja muerto. Entonces el guerrillero va a la cantina y trae botellas que descabeza a golpes de pistola. Bebe hasta la media noche y ya ebrio, se retira a una habitación con su acompañante.

Los hombres de la Defensa Social, muy disminuida, tomaron las alturas en los edificios que rodean la Plaza Principal. El Ingeniero Madrazo, con un puñado de ellos, se hizo fuerte en el Palacio Municipal. Todo fue en vano, los asaltantes avanzaron arrolladoramente, nulificando con nutrido fuego la débil resistencia que optó por retirarse para salvar sus vidas.

Dueños los orozquistas de la plaza, sus jefes se hospedaron en el Hotel México hoy Casa de la Cultura . Fue hasta que cayó por completo la noche cuando Pascual Orozco y José Pérez Cas tro entraron a la ciudad, el primero rodeado de su Estado Mayor, el segundo con una hermosa mujer sobre la grupa de su caballo.

Hacia las siete de la noche, cerca de 300 hombres a las órdenes de Cárdenas hicieron su entrada por las lomas de La Soledad, Los Limones y las calles Honda y de San Miguel hasta llegar al centro y con eso toman la ciudad.

Orozco dió manos libres a su gente y les autorizó el saqueo. Él mismo se dirigió directa mente a la imprenta de El Obrero, para cobrarse las sentencias publicadas, y vertiendo petróleo en el piso, le prendió fuego, acabando en cenizas el periódico. El incendio se propagó a casas vecinas, destruyendo más de media cuadra hasta la esquina de la Calle Real, ahora Madero.

Los “Colorados” de Pascual Orozco en la Plaza Principal de León. 1914.

Vista exterior del Obrero, ubicado en la calle de Pachecos hoy 5 de Mayo .

Una familia entera transportó un piano hasta su casa, situada más allá del río Machigües. El mueble entró; más tarde, para sacarlo, hubo necesidad de tirar la casucha. Otra familia, sacó un pe sado landó de la mercería, lo surtió de mercancías variadas y con su rico botín regresó a su hogar. Todos, aún los chicos, sirvieron como cargadores.

El ataque también alcanzó los grandes comercios. El pueblo derribó las puertas de los ca jones de ropa, joyerías, mueblerías y zapaterías. Se vieron escenas chuscas: entraban las mujeres a los almacenes, un momento se quedaban atónitas y luego seleccionaban las mejores telas, elegían los colores, se probaban las sedas, se medían el calzado y empaquetaban varios pares de su medida. Algunas completaban su toilette con sombrillas, guantes y pieles. Luego iban por alhajas, enjoyaban sus dedos, brazos, cuellos y orejas. Salían como princesas que iban a la ópera. Otros cargaban con enormes espejos que adornaban las paredes de los almacenes, ajuares, tapetes, tiboles o artísticas piezas de bronce. Un hombre cargó con un maniquí de aparador.

Un hombre y una mujer entraron a una mercería, eligieron una máquina de coser que el hombre echó a su espalda y emprendieron el camino de regreso. Algunas calles más adelante él tro pezó y la máquina se hizo pedazos sobre el empedrado. Sudoroso, el sujeto contemplaba con desa liento los despojos de su preciada carga y suspiraba. Ella, indignada por la torpeza, le gritó: ¡Bruto, qué le miras ya, ahora tendremos que regresar por otra! Y volvieron por otra.

47 Los orozquistas, para ponerse a tono, se unieron a la tarea de destrucción derribando las puertas de cantinas y almacenes de vinos, y una vez borrachos se comportaron como verdaderos bárbaros y como locos disparaban sus armas.

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Frente a la tienda El Siglo XX, llegó Pascual Orozco y se detuvo ante un cilindrero al que le ordenó tocar cien veces La Adelita, himno guerrero de los hombres del norte. El pobre músico ambulante, que jadea de cansancio bajo el peso de su organillo, equivocó los rollos y de su instrumento surgieron las notas de La Cucaracha, el propio de los carrancistas. El equivoco era tan grave, imperdonable que Orozco desenfundó su pistola y le dio un tiro en la frente. El organillero rodó con su pesado instrumento por el suelo.

Entre tanto, las hordas de Orozco mezclados entre el pueblo, borrachos y locos, disparaban sus armas a ciegas en la oscuridad sobre la misma gente que los seguía.

Hubo disparos toda la noche y al horror de la rapiña y de la muerte, se sumó el aullido del pueblo como si la ciudad fuese una enorme jauría de lobos. Se escucharon gritos de júbilo: ¡Viva Pascual Orozco! ¡Viva Pérez Castro! ¡Viva la Madre Santísima de la Luz! ¡Viva el Santo Saqueo! Para la General José Pérez Castro.

Una mujer iba sola. Llevaba a cuestas un magnifico espejo biselado con un grifo de adorno. Frente a una puerta se detuvo, colocó la luna sobre el quicio y se miraba, examinaba la seda de su traje y aun levantaba su falda para mirar con deleite sus botas nuevas. Satisfecha de su examen, le vantó el espejo y siguió su camino.

Dejaron de observarse estas escenas porque los cables de la luz eléctrica fueron cortados. Al saqueo siguió el incendio. El pueblo quemó lo que no pudo robar. Numerosas casas ardieron. En la negrura de la noche, las lenguas de fuego se levantaron hacia el firmamento como piras gigantescas que iluminaban con su trágica luz las fachadas de los edificios, las frondosas copas de los árboles del jardín y a la muchedumbre que se agitaba en aquel claro oscuro como una caterva de condenados de una escena dantesca. Las chispas propagaron el incendio y las casas ardiendo sirvieron de teas al populacho para seleccionar el botín.

En la calle crecía el tumulto. Agotada la mercancía en los comercios, empieza el saqueo de las casas particulares. Los civiles se defendieron en sus hogares, pero muchas puertas cayeron ante los golpes de hacha y la plebe robó dinero, muebles y mujeres. Lo que no podía ser transportado era destruido o Losquemado.habitantes pacíficos se escondieron bajo la oscuridad llenos de angustia y terror. Los hombres velaron empuñando las armas, las mujeres rezaban y hasta los niños, conscientes del peli gro, se aquietaron y temblorosos se acurrucaron en el regazo de sus madres.

El Retorno de las Fuerzas Carrancistas

Por la calle de Los Ángeles estaba otro muerto frente a la Escuela del Seminario. En la Sali da de la Cárcel de Mujeres se veía el cuerpo de otro hombre con pantalón negro, camisa azul y go rra negra y en los escombros de la tienda El Conejo Blanco, que también había sido incendiada, es taba otro hombre degollado con la frente hacia arriba, la pierna derecha doblada y la mano izquierda quemada por el fuego que aún no se extinguía. También otro cadáver en la 4ª calle de Juárez.

Además del Monte de Piedad, los montepíos del Jardín, El Bazar, La Campana, La Rosa y La Esmeralda, todos fueron saqueados y quemado el primero por los orozquistas.13

49 conciencia caótica del pueblo, aquel pillaje se creyó una oportunidad que el cielo le mandaba y lo agradecían. El ruido era ensordecedor, espantoso. Rodaban por el empedrado de las calles los múltiples objetos robados. Las voces se volvían roncas por los gritos y el vino. Algunos cantaban groseras coplas alusivas al saqueo con la música de las canciones populares. Otros bailaban.

En la mañana del 2 de agosto, la ciudad estaba desolada. Con la luz del alba, y por cansan cio, terminó el latrocinio. El nuevo día encontró a León con sus calles regadas de cadáveres, basura y restos de robos.

Apenas se veía a uno que otro llevando a su casa cosas robadas o algún orozquista ebrio, pues sus jefes y demás compañeros ya se habían ido. Todas las tiendas de la quinta a primera cua dras de la calle Real de San Miguel hoy Independencia estaban saqueadas e incendiadas, las de los señores Macedonio y Jacobo Navarro; la calle del Oratorio 5 de Febrero , de trecho en trecho, estaba tapizada de papel, pedazos de botella, de cajas de cartón, etc. En la plaza de la Constitución, frente al Círculo, al bajar del enlozado del jardín, estaba un individuo muerto, con los brazos extendidos, vestido de kaqui, sólo con calcetines azules, porque el calzado le había sido robado; un caballo muerto en el Portal Guerrero y otro frente a la mercería Alemana; los aparadores de las casas de comercio destruidos enteramente; la botica y droguería de la Cruz Verde, la sedería de El Zafiro y la papelería de El Obrero incendiadas y frente a ésta última un hombre muerto junto a un caballo; el jardín y el Portal Aldama estaban convertidos en pesebres por los soldados que allí habían hecho su cuartel. El mercado Hidalgo había sido saqueado enteramente y en una de las puertas de la tienda El Siglo XIX yacía el cadáver de un individuo degollado que tenía un libro de oraciones sobre la herida y en el cubo de la Parroquia un cilindrero que obedeciendo las órdenes de algunos orozquistas había recorrido tocando varias calles de la ciudad, ya fastidiados allí le dieron muerte quedando junto a su caja de música. El Portal Obregón, como los anteriores, estaba inmun do, los aparadores rotos y sin ninguna existencia; en el mercado, en la entrada de la dulcería La Pa lestina, se veía una mujer con una puñalada que la había privado de la vida. Por la calle de la Ter cera Orden se divisaba, cerca de La Soledad, algunas casas incendiadas.

A las ocho de la mañana, las fuerzas del General Carrera Torres, avergonzadas de su cobarde huida y seguros de la inferioridad numérica de los asaltantes, anunciaron su regreso. Se escuchó por el

Para las diez de la mañana la ciudad se hallaba nuevamente en poder de las fuerzas consti tucionalistas al mando de Alberto Carrera Torres, quien decretó la Ley Marcial. Por medio de un pi zarrón colocado en la fachada de Palacio y volantes impresos, se conminó al pueblo a devolver lo robado en el término de veinticuatro horas, so pena de cateos y fusilamiento.

Fuerzas del general carrancista Melquíades Rodríguez. Llegadas el 2 de agosto de 1914.

Cuando se levantó el campo, resultaron 20 comercios incendiados, así como los talleres del periódico El Obrero, y de 20 a 25 muertos.

oriente de la ciudad el fuego de los fusiles. Como en nada se diferenciaban en aspecto de los orozquistas al dar el ¿Quién vive? a los pocos que andaban en la calle, éstos, creyendo que eran los mismos, contestaban: ¡Orozco!, por lo que recibían una descarga que los privaba de la vida. A las nueve llegaron las avanzadas hasta la plaza pública.

Cuando los orozquistas se sintieron amenazados por las fuerzas del gobierno, en el mayor desorden, emprendieron la huida, pero era tan grande el botín que sus caballos apenas lo soporta ban. Algunos cuantos opusieron resistencia, pero cayeron bajo las balas.

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Pascual Orozco logró salir con unos cuantos y se puso a salvo, no así Pérez Castro. Cuando la plaza fue ocupada por el ejército constitucionalista, éste salió rápidamente del Hotel México con su acompañante. Desató su caballo atado a una de las columnas del portal y cuando intentó mon tarlo, dos soldados que lo reconocieron, le dispararon. Él les hizo frente con su pistola, mató a uno e hirió al otro. Montó de un salto su magnífico potro negro y con un brazo levantó a la joven mujer hasta la grupa. Más el brioso corcel no admitió a la dama y encabritado comenzó a reparar. Pérez Castro intentó dominar la bestia y pudiendo huir solo, afrontó el peligro antes que abandonar a su hembra. Cuando al fin lo doma, intenta la fuga, pero ya diez armas le apuntan. De hallarse solo, el valiente hubiese defendido hasta el final su vida, más teme por la de la mujer y se rinde.

vino el segundo saqueo. Las tropas tuvieron su turno en la elección de su botín. Las escenas de pillaje se repitieron, sólo que esta vez al amparo de la ley. Algunas cosas fueron re cogidas por los comerciantes y muchas otras abandonadas en la vía pública, tal vez por inútiles.

Durante el día reinó una falsa tranquilidad, más por la noche, se observó un movimiento inusitado y silencioso. Al amanecer del día tres, las calles se encontraban inundadas de objetos, co mo si se tratase de un inmenso bazar público. Había pianos y muebles pesados, amén de toda clase de artículos y mercancías. Parecía imposible que en una sola noche se hubiese verificado un robo

semejante.Entonces

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El juicio del General José Pérez Castro

Pérez Castro fue sujeto del juicio sumario, tan en boga en ese tiempo. A las 8:00 de la mañana del día 3 de agosto, fue conducido del cuartel de Los Ángeles al Palacio Municipal por un des tacamento a las órdenes del Capitán Melquíades Rodríguez, para formarle el proceso. Durante el juicio, el prisionero se mostró sereno. Fue condenado a la última pena por los delitos de sedición, robo e incendio. Declaró en su descargo: ser prisionero de guerra de Pascual Orozco y hallarse libre bajo su palabra de honor. Aseguró que la mujer que lo acompañaba era inocente y pidió su inmediata libertad. Los subterfugios no modificaron el veredicto del jurado y la sentencia fue ratificada. El reo la escuchó impasible, pidió un almuerzo, bebió dos cervezas y solicitó que la Banda Municipal, que tocaba en el jardín celebrando el triunfo de las fuerzas carrancistas, ejecutara para él la Viuda Alegre, el vals Sobre las Olas y algunas otras piezas, lo que le fue concedido.

Una inmensa muchedumbre se apiñó en la plaza en espera de la ejecución. Muchos se tre paron sobre las bancas, la fuente y los árboles, para disfrutar del trágico espectáculo, movidos por sus instintos morbosos. Se escuchaba un ruido de coso taurino. Hacía calor y los vendedores ambu lantes aprovecharon el momento.

General José Pérez Castro y el Consejo de Guerra que juzgó su causa.

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Antes de la una de la tarde un pelotón de soldados lo sacó del Palacio Municipal. Era un hombre como de treinta años, alto, fuerte y apuesto. Vestía un impermeable abotonado hasta el cue llo y tocaba su cabeza un sombrero panameño. Un poco pálido, más su andar era altivo y su porte sereno. Cuando el reo apareció, la multitud gritó: ¡Muera Pérez Castro! ¡Muera el bandido!

Miró la muchedumbre, de la que tal vez esperaba la libertad, pero la ve amenazante con los puños en alto y que lo insulta, se desconcierta un poco. Más luego se repone, mirando al pueblo, descubrió su cabeza y reclamó silencio con la diestra en alto, les dijo: Pueblo de León: tú que ayer me recibiste con aplausos y me vitoreaste y que hoy me insultas, sabe que al matarme se comete conmigo una gran injusticia. Soy un prisionero de guerra de Pascual Orozco y mi palabra de honor me retiene a su lado. Muero tranquilo porque soy inocente, más que mi sangre te sirva de ejemplo para que nunca te apartes de la honradez.

Gral. Pérez Castro momentos antes de su ejecución, lo acompaña su confesor el Pbro. Ramón Rivera.

Cadáver del General José Pérez Castro.

El procesado exigió su última voluntad concedida, la Banda Municipal se situó en el kiosco y ejecutó la Viuda Alegre, pero exhortado por su confesor el presbítero Ramón Rivera, ya no pidió más. Eran las 12:40 cuando se confesaba Pérez Castro de pie junto a la última ventana del extremo norte del Palacio y al terminar dobló la pierna derecha para recibir la absolución.

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Luego, se volvió hacia los soldados que formaron el cuadro: Tengo cuatro años de luchar por la libertad, por una causa justa, hoy muero, pero quiero que mis compañeros sigan mis idea les... ¡Apuntad aquí! dijo, señalando su pecho ¡Fuego! ¡fuego! El pelotón soltó la descarga. He rido de muerte, el guerrillero dió un paso atrás. Su cara tomó un espantoso gesto de agonía. El co mandante del pelotón disparó sobre su frente el tiro de gracia y el hombre cayo finalmente con la cabeza destrozada. A las 12:55 de la tarde fue pasado por las armas y su cadáver fue levantado por la Cruz Roja.

Fuerzas del general Carrera Torres, al mando del Capitán Melquíades Rodríguez, quienes formaron el cuadro al General rebelde José Pérez Castro. 1914.

La Cruz Roja se estableció en la calle Real de Guanajuato.

Orden para que se levante el Acta de Defunción del General José Pérez Castro.

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También se comisionó al Jefe Político para que obligara al señor Llamas a que bajara el pre cio de la sal a una cuota razonable y se comunicara al señor agente de la Waters Pierce el precio que se fijó al petróleo.17

En sesión del 8 de agosto, el Ayuntamiento Constitucionalista, viendo como los comercian tes habían subido el precio de los artículos de primera necesidad, sin causa aparentemente jus tificada, a raíz de los acontecimientos del 1º y 2 de ese mes, dictaron medidas para corregir tal abu so, que trajo fatales consecuencias a las diversas clases sociales de la ciudad; sin lesionar tampoco los intereses del Madrazo,comercio.expusoque

Los munícipes, después de recibir la facultad, procedieron a hacer la cotización de cada kilo en centavos, que quedó de la siguiente manera: maíz 7, frijol grueso 10, frijol delgado 6, arroz extra 35, arroz de primera clase 30, arroz de segunda clase 25, garbanzo 20, sal de Colima 16, azúcar 35, piloncillo 25, carbón 5, harina 25. Carne: lomo tierno 80, lomo redondo 60, cocido 40, pulpa 50, carne de cerdo 64. Jabón 61, velas de parafina 80, manteca (en el rastro) 65, manteca en el mos trador 70, leche 12 el litro. Mantas: americana Nº 1 35 el metro, americana Nº 3 28, americana núm. 4 a 22, manta letra “a” 18, hilo bola La Cruz 1, hilo bola El Ancla 2, hilo de carrete 13, petróleo 35 el litro.

La Situación se Agrava en la Ciudad

acababa de estar en Guanajuato con el Gobernador y que, tratando el caso, lo había autorizado para tomar las medidas que creyera necesarias para mejorar la condición de los vecinos de la ciudad, y que podía decomisar las mercancías de primera necesidad, si los co merciantes trataban de abusar en los precios. Que como primera providencia había prohibido que estos artículos y el ganado, aunque fuera solo de paso, salieran de la población, porque también co menzaba a escasear la carne.

El mismo General Carrera Torres publicó un bando ordenando un cateo en las casas de la ciudad para buscar armas, municiones y cosas robadas en el saqueo y ordenó a los habitantes que en un plazo de 72 horas entregaran todo lo robado, por lo que amanecieron al día siguiente las calles de la población, llenas de distintos objetos saqueados por el pueblo a mercerías, tiendas de abarrotes, de ropa, etc., dándose el caso en algunas calles que pasaran los soldados a caballo pisoteando y des truyendo valioso objetos de porcelana y joyería.15

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Una vez que el ejército constitucionalista aseguró la tranquilidad en León, se procedió enseguida a integrar el nuevo Ayuntamiento, cuyos nombramientos se hicieron por aclamación, y resultaron por regidores propietarios: primero, Wenceslao Torres Camarena; segundo, Silvano Fuentes; tercero, Santiago Manrique; cuarto, Ing. Alfredo Padilla; quinto, Dr. José Dolores Torres; sexto, Santiago Araujo; séptimo, Timoteo Muñoz y octavo, Manuel Nava. Se eligió al Lic. José María Aranda Díaz y Pablo Campos como procuradores 1º y 2º. Además, sus respectivos suplentes.16

Terminada la ejecución, el Jefe Político, Ing. Antonio Madrazo, que en compañía de otras personas presenció el acto desde los balcones del Palacio, habló al pueblo diciendo que aquel hom bre había sido la causa de los desórdenes cometidos la noche del día 1º y que ya había pagado con la vida, que daba 72 horas de plazo para que los que habían saqueado llevaran los objetos robados a ese lugar y que pasado el tiempo se practicaría un cateo general y en la casa donde se encontraran objetos del saqueo, sufrirían igual pena sus moradores.14

Así fue el epìlogo del saqueo a León por las fuerzas de Pascual Orozco.

2 Ibídem.

14 Lira, J. Sóstenes. op. cit., Pölhs, op. cit. y González Hurtado, Rodolfo. Leyendas del Bajío. Editorial CVULTVRA México D. F. 1931 pp. 201 215.

16

1 A.H.M.L. Fondo Ayuntamiento. Actas de Cabildo

5 Pölhs y Rincón Gallardo, Federico. Añoranzas y Recuerdos de León. Digonzo, S. de R. L. Puebla 172 12 y 13.

13 AHML Libro Copiador de Oficios, Libro Nº 35 , oficio 1267.

3 AHML El Obrero, 18 de mayo de 1914.

10 AHML Libro de Actas 1914. foja 63v.

AHML Libro de Actas 1914, fojas 63v 64.

4 A.H.M.L. Fondo Ayuntamiento. Actas de Cabildo.

El coronel Roque García, presidiendo el Bando del 14 de agosto de 1914, en la Plaza Principal.

15 Díaz Mastache, Eva. Desarrollo de la Educación en el Municipio de León. León 1967, p 17

Después de estos acuerdos, el Ayuntamiento no se volvió a reunir, hasta que la ciudad fue tomada por las fuerzas villistas en noviembre de 1914.

7 Ibídem.

12 El Obrero, 31 de julio de 1914.

17 AHML Libro de Actas 1914, fojas 64 66.

11 AHML Libro de Actas 1914. foja 67.

6 Lira, J. Sóstenes. Efemérides de la Ciudad de León 1911 1914 Inéditas

8 AHML El Obrero, 28 de julio de 1914.

9 AHML Libro de Actas 1914. foja 63.

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Las personas convocadas a sesión extraordinaria pertenecían al Ayuntamiento que había sido disuelto por el Ingeniero Antonio Madrazo, quien abandonó el cargo de Jefe Político al llegar a León las fuerzas villistas.5 La sesión comenzó a las 12:45 de la tarde, y en ella el Coronel Serratos ocupó el lugar de la presidencia y manifestó:

Constitución y Reformas. León, Gto. 17 de noviembre de 1914.4

Reitero a Usted las seguridades de mi subordinación y respeto.

La Ocupación Villista

La ciudad se hallaba sin autoridades, así que las tropas de Pancho Villa entraron sin ninguna resistencia. Las primeras fuerzas del Centauro del Norte se establecieron en León desde noviembre de 1914. Los soldados, al mando del general Alfredo Elizondo, se hospedaron en el mesón de San Pedro, de la Sra. María Luz Canchola viuda de Quesada, y debían pagar una renta mensual de $100.00.1

Después fueron llegando más tropas y se establecieron en los mesones de San Lorenzo, regenteado por Daniel Moreno; San Antonio, del Sr. Luis Cuellar; Salitre, La Luz y Buen Viaje, de los que era arrendatario Juan de D. González.2 Asimismo, ocuparon la posada de la calle del Pro greso, frente al Obispado, propiedad del Sr. Anacleto A. Guerra, y el Mesón del Codo, del General Pomposo G. del Campillo. Llevaban sus equinos al baño para caballos que tenía el Sr. José María Campos en Los Propios. Durante el tiempo que intervinieron la hacienda de Santa Ana del Conde, propiedad de la viuda de Juan Velasco, acabaron con la tienda de raya.3

Tengo el honor de poner en el superior conocimiento de Usted que hoy con voqué a los señores munícipes que forman el Honorable Ayuntamiento de esta ciu dad, a una sesión extraordinaria, en la que se tratarán los asuntos que se mencionan en el acta que me permito acompañarle.

Igualmente pongo en conocimiento de Usted que tengo el proyecto de abrir una convocatoria para las elecciones de Funcionarios Municipales, procurando que las mencionadas elecciones se verifiquen con la mayor libertad posible y que los nombramientos recaigan en las personas que sean del verdadero agrado del pueblo Mi idea es que lo más pronto posible se establezcan los Juzgados y demás servicios públicos que dependen de esa Corporación; y entretanto, desearía nombrar un Con sejo Permanente que se encargue de los asuntos judiciales, para todo lo cual solicito la superior aprobación de Usted.

El Coronel Abel B. Serratos, en su carácter de Comandante Militar de la Plaza y Jefe Político del Distrito, envió un oficio al general Tomás Urbina, Jefe de la División del Centro, con el contenido siguiente:

Sin orden o decreto expedido por la Comandancia Militar, fueron intervenidos todos los bienes del Clero, tanto los que estuvieran a nombre de los sacerdotes o a favor de otras personas siempre que constara su procedencia. Las acciones fueron apoyadas en el siguiente pensamiento: Toda vez que está en la conciencia de todo revolucionario que el elemento clerical ha sido siempre el enemigo constante de nuestras instituciones y, por lo mismo, sus bienes deben ser intervenidos.7

Como algunos de los edificios que actualmente están ocupados por las Escuelas de Instrucción Primaria, se encuentran en mal estado al grado que muchos de los niños que a ellas concurren han contraído algunas enfermedades, he de merecer a usted, si en ello no encuentra inconveniente, se sirva proporcionar tres de las casas que han sido confiscadas al Clero o a particulares y que se encuentren en buenas condiciones, para que se cambien a ellas otros tres tantos planteles de Instrucción Primaria.8

que deseaba nombrar un Tribunal Militar o Consejo de Guerra que le in dicara los pasos que debía dar sobre algunas quejas, a fin de obrar con más acierto en sus deter minaciones. A esto, los licenciados Hernández y Gómez, le hicieron ver la urgente necesidad de establecer los juzgados municipales que se encontraban suspendidos desde el triunfo del ejército constitucionalista, y le informaron que los abogados que desempeñaban esos cargos se encontraban en la ciudad.El20

de noviembre, a las 11:00 de la mañana, se les tomó protesta a los abogados que fueron nombrados por el Jefe Político como Jueces Municipales primero y segundo, propietarios, y primero, segundo, tercero, cuarto, quinto y sexto, suplentes. Les recomendó que comenzaran de inmediato sus funciones.6

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…que el señor General Francisco Villa, Jefe de la División del Norte, lo ha bía designado para desempeñar los cargos de Comandante Militar de la Plaza y Jefe Político del Distrito. Que, como según ve en este Estado de Guanajuato, el pro pio Jefe Político asume a la vez el cargo de Presidente del Honorable Ayuntamiento conforme a la ley, se había permitido citar a los señores miembros de la Corpora ción, para que se sirvieran manifestarle cuál fue el motivo para estar como se en cuentra el Honorable Cuerpo.

El ciudadano Presidente les encareció que cada uno en lo particular se sirvieran formular un informe acerca de las comisiones que eran a su cargo y explicando el por qué se habían separado temporalmente de sus funciones; y les recomendó que ese informe se lo presentaran a la mayor brevedad, para dar cuenta con él al señor General Francisco Villa, a fin de que se sirviera resolver lo que tuviera a Agregóbien.además,

Durante el tiempo que estuvo el Coronel Abel Serratos al frente del gobierno de la ciudad, se interesó en mejorar la situación de los leoneses. El 27 de noviembre, pidió al Mayor Juan Antonio Acosta, que desempeñaba el cargo de Presidente de la Mesa Directiva de la Administración General de Confiscaciones lo siguiente:

Entonces, el Lic. Gómez le hizo relación de los motivos por los cuales había sido disuelto el Ayuntamiento y quedado al frente del gobierno de la ciudad el Ingeniero Antonio Madrazo. Que a pesar de lo ocurrido, no habían abandonado del todo su cargo, sino que no habían sido llamados hasta ese día, que con gusto acudían a prestar sus servicios en los expresados cargos.

Oficial 2º $1.50

Jefe Político $8.00 diarios.

Con relación a la circulación de billetes falsos en la ciudad, el Coronel Serratos envió el 1º de diciembre al Secretario de Hacienda un telegrama con el siguiente contenido:

Por solicitarlo Cámara de Comercio esta ciudad, y para solucionar dificultades presentadas por haberse puesto en circulación billetes falsificados emisión villista, suplícale atentamente darme datos y señales exactos para distinguir billetes buenos de dicha emisión de los falsificados.12

Oficial 3º $1.50

El 30 de noviembre, después de presenciar los exámenes de la Escuela Modelo, propuso al Ayuntamiento premiar a los mejores alumnos con libros o juguetes. El 6 de diciembre, dio principio a los trabajos en los talleres de la Asociación Femenil Industrial Mexicana establecidos en el piso alto del Monte de Piedad, donde se estaban confeccionando ropas de munición para la tropa en gran cantidad y que pagaba la Comandancia Militar.10 Para que la Tesorería no cayera en banca rota, permitió que se reabrieran las cantinas tres horas por la mañana y tres por la tarde.11

Portero $1.009

Coronel Abel B. Serratos.

Al hacerse cargo de la Jefatura Política y Comandancia Militar de la plaza, encontró que los sueldos que disfrutaban los empleados de planta de esa oficina eran sumamente exiguos y que apenas les eran suficientes para librar las más apremiantes necesidades, consideró de justicia mejorarlos y estableció, el 29 de noviembre, los siguientes:

Oficial 1º $3.00

Secretario $5.50

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Por disposición del Presidente Provisional de la República, se dio por terminada la inter vención de la Negociación de Mercería y Ferretería Manuel Palomar y Cía, para garantizar los inte reses alemanes en la ciudad de León.16

60

A pesar de las restricciones, en los primeros días de enero se inauguraron muchas cantinas con curiosos nombres: El Desafío en Los Ángeles 210, La Nueva Concordia, La Popa en Los Ángeles, El Chismito en Tercera Orden 18, La Conquistadora en calle del Oratorio núm. 72, La Asturiana en Callejón de Dolores núm. 9, El Merrengo en Progreso Ote. Núm 115, La Bética en la calle Honda esquina Sitio, Puerto Arturo en Punto del Agua núm 77, La Industria en calle del Escuela Modelo, en la calle Juárez. 1910.

A petición del Secretario de Gobierno, el Jefe Político informó el 9 de diciembre, que en la ciudad se publicaban los periódicos “El Noticioso”, domiciliado en la calle de los Diez Manda mientos Nº 42, y “El Demócrata”, ubicado en Real de Guanajuato Nº 67.14

Por informes del agente de la Estación del Ferrocarril, el Coronel Serratos se enteró que al gunos árabes estaban trayendo billetes falsos para ponerlos en circulación, situación que generaba conflictos con los comerciantes. El 2 de diciembre, ordenó a la Policía conducir a la jefatura po lítica a todos los de esa nacionalidad que desembarcaran en la Estación de la ciudad. También citó al Administrador de Rentas, Capitán David Camacho Silva, para que en compañía del Sr. Muñoz, revisara y resellara los billetes del lado “villista” que debían circular en la plaza.13

Para atender asuntos del servicio, el Coronel Serratos salió el 2 de enero de 1915 a la ciudad de México, dejando encargado de la Presidencia Municipal y Comandancia Militar, por término de 3 o 4 días, al general Alfredo Rueda Quijano. Pero quien realmente se hizo cargo fue el Coronel Eduardo Hernández.15

Para establecer la Junta Calificadora y formar el Catastro de la República en la parte que a este municipio correspondía, el 10 de enero, el Coronel Serratos nombró a Francisco Urtaza, Carlos Obregón, Ing. Edmundo Leal y Julián Tejada León, para que en unión del Administrador Principal de Rentas y Tesorero Municipal la integraran.18

El 11 de enero de 1915, por orden de la Presidencia Municipal se intervino a la empresa de los ferrocarriles urbanos que giraba en la ciudad bajo la razón social “Compañía Limitada de Tran vías del Centro”. Dos días después, se intervino la casa núm. 17 de la calle de la Condesa, propie dad del Ingeniero Antonio Madrazo y fue puesta a disposición de la Sra. María Mena de Dusart 19

El Coronel Serratos estuvo al frente del Ayuntamiento hasta el 18 de enero de 1915, cuando se trasladó a la ciudad de Guanajuato para ocupar la gubernatura del Estado, dejando como Coman dante Militar de la plaza de León y Presidente Municipal de la misma ciudad, al Teniente Coronel Macedonio Aldana. Su primer orden fue señalar mejores sueldos para los elementos de Policía: $3.50 diarios al Mayor, $2.00 a un Capitán 1º, $1.50 a dos Tenientes, $1.25 a los Subtenientes, $1.10 a los Sargentos, $1.00 a los gendarmes y de 75 centavos a los carretoneros.21

Para corregir los abusos de los comerciantes y bajar los precios de los productos básicos, en beneficio de los más pobres, el Coronel Aldana citó a una junta a la Cámara de Comercio para el 25 de enero de 1915. En la sesión extraordinaria, del día 27, los comerciantes encabezados por Emilio Biltrolff, dieron a conocer la lista de precios a que se iban a sujetar: azúcar, 65c kilo y por mayor a 60c; arroz de 1ª clase 40c, de 2ª 35c y de 3ª 30c; almidón 40c y al mayoreo 35c; alcohol $2.00 litro; cigarros Buen Tono y Tabacalera a 15c cajetilla y $1.45 el paquete; cerillos a 2.5c la caja, $3.00 la gruesa; café $1.25; cacao $3.25 y por mayoreo $3.00; canela $12.00. Carne: de cocido 30c y pulpa 35c. Calicot 22c metro. Frijol grueso 15c y al mayoreo 12c; delgado 12c y al mayoreo 10c. Garbanza 40c y al mayoreo 35c; garbanzo 35c, por mayoreo 30c. Harina 32.5c por mayoreo. Hilo de la cadena 25c carrete, jabón 70c kilo. Leche de vaca 18c litro y de cabra 16c. Maíz $4.50 hectolitro, por mayoreo $4.25. Manteca 90c, al mayoreo 85c. Manta 30c metro. Piloncillo 35c, al mayoreo 32c. Petróleo 45c litro, al mayoreo 42c. Parafina labrada $1.50 kilo. Percales 30c metro. Sal de Colima 30c y al mayoreo 26c.

Siguiendo con las intervenciones, el 18 de enero el Teniente Coronel Aldana mandó ocupar la finca del Instituto Sollano, y las entradas de las funciones del cinematógrafo de los lunes, que se daban en el Teatro Doblado para obtener recursos con que pagar los gastos de oficina.22

Oratorio núm. 99, La Fuente de Oro en calle del Pípila, El Caballo de Troya en Los Limones núm. 40, El Grito, La Valencia en Sitio núm. 70, etc.17

61

Se estableció como base para las ventas al mayoreo, en los artículos que se vendían por peso, los 11.500 kilos. Además, quedó estrictamente prohibido sacar mercancías fuera del Distrito, en virtud de que la existencia que había sólo bastaría para cubrir las necesidades de la población por muy breves días.23

A petición del Presidente de la Cruz Roja, el 15 de enero se le autorizó al Delegado esta blecer un puesto de socorros en la casa número 13 o 15 de la primera calle de San Miguel, propie dad del Sr. Miguel Padilla.20

Pese a haber establecido los precios, los comerciantes no respetaron las tarifas. Los aca paradores negaron y ocultaron mercancía, por lo que el Ayuntamiento mandó una circular para

apercibirlos de que a quien procediera de tal manera se le decomisaría y se le impondría un severo castigo.24

62

Procedente del Gobierno del Estado, la Presidencia Municipal recibió el siguiente telegra ma:

No siendo posible que los billetes emitidos por el Gobierno Provisional villista fueran revalidados, fue consultado el General Francisco Villa sobre el asunto y ordenó que tales billetes fueran resellados en la oficina respectiva que existía en la Presidencia Municipal. Así le fue infor mado el 30 de enero al Presidente de la Cámara de Comercio. Tiempo después, se especificó que los billetes de circulación forzosa eran todos los expedidos por autoridades constitucionalistas, a excep ción de los billetes y bonos del Estado de Durango, fechados en agosto del año pasado y firmados por Arrieta, y los de enero de 1914 que sólo tenían una firma. Además, todos los emitidos por el Estado de Sonora y los que estaban firmados por Álvaro Obregón.26

63

El 24 de enero, el Teniente Coronel Aldana se lo transcribió al Jefe de la Estación para que no permitiera el embarque de cereales y animales de las clases señaladas, sin el previo permiso que en cada caso daría por escrito.25

Haciéndose sentir escasez cereales y ganados por exportación en gran escala que está efectuándose en Estado, Gobierno y Comandancia Militar de mi cargo decretó: Que impida usted salgan del mismo Estado semillas y animales de las clases bovina, lanar, de pelo y porcina a fin de cubrir necesidades propias de cada población y evitar así carestía dichos artículos, pudiendo consignarse mercancías sólo a los diferentes distritos del referido Estado…

Pasaron pocos días para que se obtuvieran resultados, los salteadores del Gorrión y Terrero fueron aprehendidos y llevados a la cárcel, y habían sido plenamente identificados por uno de los robados. También se logró la captura de José Barrón, uno de los integrantes de la gavilla que había

64 El 8 de febrero, se mandó intervenir a todas las fincas urbanas que tenía en la ciudad el Lic. Enrique O. Aranda como de su propiedad. No se especifica el uso que se les debía dar.27

A pesar de la ocupación militar de la ciudad y algunas haciendas, no faltaron los ataques de salteadores que aprovecharon la situación para atacar diferentes lugares. El 9 de marzo de 1915, se ordenó la salida de un oficial al frente de una escolta de 10 hombres montados y armados para capturar la gavilla de Francisco Juárez, Eulalio López, Margarito López, Santiago Ruiz y Eduardo Manrique, quienes habían robado el rancho El Gorrión y la hacienda del Terrero, en el municipio de San Francisco del Rincón. Se encontraban ocultos en la hacienda de San José del Resplandor o en San Judas.30

Vales de raya utilizados en tiempo de la Revolución.

Otro caso documentado fue el de Zeferino Salazar, que encabezaba una gavilla de bando leros que habían asaltado algunos ranchos del Distrito y otros de San Francisco del Rincón. El pre sunto criminal era como de 20 a 25 años, blanco, lampiño, cuerpo fornido y de estatura regular; vestía pantalón ajustado, camisa blanca y sombrero de trigo. Vivía en el rancho de Jerez, propiedad de los señores Murillo. Se ordenó el 10 de marzo que saliera en su persecución una escolta de seis hombres montados y armados, al mando de un jefe.31

Para evitar las dificultades que sufrían los conductores de los tranvías de la ciudad por falta de centavos, las autoridades villistas emitieron planillas con ese valor, únicamente para el pago de pasajes, a partir del 8 de febrero.29

Por disposición del Gobernador y de acuerdo con el General Francisco Villa, el 8 de febrero la Autoridad de León envió a San Francisco del Rincón varios presos, de los cuales J. Jesús Gue rrero, Emeterio Ornelas y Cenobio Quesada debían ser pasados por las armas en la plaza principal de aquella ciudad para que su ejecución sirviera de escarmiento. En cuanto a los demás, 11 hom bres, 7 mujeres y 4 niños, debían recibir un severo castigo. Los reos fueron conducidos por una escolta de diez hombres al mando del Capitán Juan Rodríguez.28

A partir del 23 de abril, firmaron por el Presidente Municipal Macedonio Aldana, José M. Echegoyín; E. Cortes, desde el 25; Nazario Juárez, desde el 28, y finalmente, L. Gallo, desde el 2 de junio.40 El Ayuntamiento, no se volvió a reunir pues las sesiones del 19 y 26 de abril y 3, 10, 17 y 24 de mayo no se realizaron por falta de quórum.41

Por circular, del 9 de abril, que contenía un suplemento relativo al tráfico de ferrocarriles constitucionalistas, se dio a conocer en León que por disposición del General Francisco Villa el pago de fletes y pasajes se debía hacer sin descuento alguno.36

65 asaltado y robado la hacienda de Santa Rosa, dos años atrás, en el que murió un sobrino del Sr. Carlos Markassuza. Barrón fue sentenciado a la pena capital.32

Los empleados de la Presidencia Municipal fueron invitados por el Gobernador Abel B. Serratos para que acudieran al Palacio de Gobierno, ubicado en la Casa de las Monas, para ser presentados con el General Francisco Villa, Jefe de las Operaciones. El acuse de recibo está firmado por Nazario Juárez el 26 de mayo de 1915.39

Por el informe rendido a la Presidencia Municipal, por el policía comisionado para que viera el lugar en que se había desbordado el río que atravesaba la congregación de San Pedro de los Hernández, se dispuso el 17 de marzo que con la ayuda de los vecinos y por medio de faenas se procediera a la construcción de una estacada y el bordo en la longitud que fuera necesario para prevenir futuras inundaciones. La autoridad se comprometió a enviar una persona que dirigiera la obra.34

Pese a que desde el día 26 estaba prohibida la venta de bebidas embriagantes, el 1º de mayo el gendarme Pedro García dio el siguiente parte: ayer entre las 5 y 6 de la tarde, en la calle de La Soledad frente al Mercado del mismo nombre, andaban como 12 soldados de distintas Brigadas ebrios y escandalizando, en compañía de un teniente cuyo nombre se ignora; así como a la Brigada a que pertenecen; que de pronto se formó una bola gritando unos “Viva la Brigada Robles” y otros “Viva la Brigada Juárez”, que desarmaron y golpearon al teniente, y al ver que se acercaba una escolta unos de los soldados que golpearon al teniente montaron a caballo y mauser en mano; que pasaron frente al puentecillo que esta frente a la tienda “El Salvavidas” continuando corriendo por el callejón del Perulito y al llegar al arroyo dieron vuelta a la izquierda, disparándose recípro camente muchos tiros. Que poco después subió por la calle del Santuario al cerro del mismo nom bre, una numerosa escolta, y durante algún rato se escucharon algunas detonaciones 38

El 11 de marzo, la Presidencia Municipal autorizó a un grupo de solicitantes, encabezados por los Sres. Joaquín Ramírez y Mónico Silva, para que pudieran fabricar adobe y quemar ladrillo en el lecho del río de Los Gómez, cobrándoles únicamente el 10% de su producción para las obras que emprendiera el Municipio. Se le especificó a la Policía que todos los que encontraran sin el permiso correspondiente se les impidiera el trabajo, hasta que pasaran a tramitar la autorización.33

Para la sesión de Ayuntamiento del 15 de marzo, fue aprobado, a petición del Coronel Aldana, que la calle del Oratorio, oriente y poniente, llevara para lo sucesivo el nombre del extinto General Trinidad Rodríguez.35

Para evitar nuevas inundaciones, la autoridad municipal mandó construir un bordo para la seguridad de la congregación de San Pedro de los Hernández, y ordenaron al Jefe Auxiliar una lista de los vecinos que se negaban a cooperar para tomar cartas en el asunto.37

A todo se acostumbra el ser humano y verdaderamente ya estábamos habituados al desorden y peligros. Teniendo alguna facción dentro de León, que ya duraba una semana, festivamente se comentaba y vaticinaba su salida. Era ya obligado y hasta esperando en cualquier momento el “corredera! De personas en la calle al propagarse el conocido grito ¡Se vinieron! Y escucharse los primeros disparos del entrante en turno.

A los gritos de ¡Viva Villa, ¡Viva Carranza!, comenzó la lucha, primero con fuego de carabinas, después a machetazos y marrazos, cuerpo a cuerpo, completamente revueltas las caballerías e infantes. Fueron varios minutos, eternos, al cabo de los cuales aquellos valientes energúmenos pasaron por el jardín entre los prados, rumbo a la Parroquia, aprovechando nosotros para correr por la avenida Madero a nuestra casa. Una partida que por allí venía disparó sobre nosotros al grito de ¡No corran, tales por cuales! Nuestro pobre acompañante recibió un tiro en la cabeza, cayendo muerto a mis pies. Al llegar a casa se incrusta una bala en el marco de la puerta, por no haber contestado el “¿Quién vive?”, cosa imposible de responder por no saber cuál de los dos bandos

Villa y su lugarteniente, el sanguinario Rodolfo Fierro, eran los ídolos de León. En sus constantes entradas favorecían y socorrían al populacho con el producto de sus rapiñas. Las partidas carrancistas, también fuertes, atacaban y desalojaban del centro a los villistas y así, entre unos y otros pasábamos la vida. Venganzas y crímenes de todas las facciones, ya que, además de las dos principales, sufríamos incursiones de núcleos sin bandera, dedicados únicamente al robo y latrocinio, entre otros un tal Falcón, sacristán de oficio y después pintoresco cabecilla, que operaba sin nexos con la revolución y sólo por su inconformidad con los gobiernos según decía.

Recuerdos de Federico Pölhs

Recuerdo que en una ocasión, la “entrada” nos cogió temprano, a hora de colegio. Mis pequeños hermanos en la escuela, correrían gran peligro al despacharlos a su casa como siempre ocurría. Mi padre, justamente alarmado sale corriendo por la avenida Madero, haciendo yo lo propio por el Oratorio, para tratar de juntarnos en la plaza, lugar donde esperábamos estarían ya los chicos en su regreso a su casa. Encontré a mis hermanos, ya llegando por el Oratorio al Indio Triste. Siguieron a la casa, ya muy cercana y yo rumbo a la plaza en busca de mi padre. Llegando a La Primavera, para tomar el Portal Bravo, vi una fuerza carrancista avanzando a la calle de la Condesa, para trabar combate con los villistas que por la de Pachecos se acercaban. Quedamos mi padre y yo en el portal, entre dos fuegos, acompañados de un hombre aparentemente obrero, que se nos unió y juntos nos refugiamos tras uno de los grandes pilares del portal.

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Naturalmente,preguntaba.cada

Desgraciadamente las cosas iban de mal en peor, pues a las inseguridades de costumbre, se unió el problema del papel moneda, de circulación forzosa, sin ningún valor ni garantía. Las distintas partidas, de carrancistas y villistas, imprimían su moneda, que valían en pueblos y ciudades, según la facción en esos momentos dominante. Teníamos papel llamado “constitucionalista”, dos caras, sábanas, cartones, etc., obligado para pago de cuentas. En esos tiempos tuvimos que recibir, en liquidación de cualquier obligación o hipoteca, suscritos en oro nacional, billetes de la revolución, sin valor, con amenazas de cárcel o muerte a los renuentes. Para saldar cuentas aprovecharon esa inmoral disposición, personas de posibles, antes honradas, que en beneficio propio no tuvieron empacho en causar la ruina de sus acreedores.

partida de bárbaros que entraba a León, ordenaba préstamos forzosos para la causa e imponía donativos más o menos cuantiosos, exigiendo, también entrega de

El gobernador del Estado, general Serratos, trasladó los poderes a León, con su muche dumbre de empleados y familias, el personal del Cuartel General y sesenta mil villistas comba tientes, que aumentaron de manera desproporcionada la población de la ciudad, incapacitada para soportarlos, por lo que la falta de alimentos no tardó en sentirse. Todos los carros disponibles, hasta los de la basura, fueron destinados a socorrer la tropa. La producción completa de las panaderías se destinaba a los combatientes, igual que los demás alimentos confiscados y tomados donde los hubiere, sin tomar en consideración las penalidades y sufrimientos de la población. La corriente eléctrica fue cortada por los sitiadores, de manera que también de ese indispensable elemento carecíamos. Los abusos interiores, como es natural, se agudizaron y absolutamente no había garantías. El nefasto general Serratos competía con Villa en atropellos y muertes. Todos los días fusilaban sin razón, o por simples sospechas, cometiendo crímenes imperdonables. De las sumarias ejecuciones que continuamente presenciamos, algunas nos impresionaron mucho, como el fusilamiento del coronel Mass y sus dos hijos, ya retirados y vecinos de León, por el grave delito de haber servido a don Porfirio Díaz. Los señores Camarena, por haber sido alguna vez militares. El tenor italiano Benito Agustín de Goribar, que daba conciertos en León, a quien se le acusó de espía, sin ningún fundamento, y tantos otros en crecido número victimas inocentes de verdaderos desalmados sin Dios y sin Ley.

Estamos ocupados. ¡Puede retirarse! dijo el mismo villa. No me dio las gracias y mucho menos intentó pagarme la cinta.

67 mercancías. Fue entonces cuando el ejército constitucionalista recibió el apodo general de “ejército con sus uñas listas”

Tuve ocasión de conocer al fiero Pancho Villa y tratarlo personalmente. La primera vez que le hablé, fue con motivo de colocar una cinta en su máquina de escribir, ordenada telefónicamente por el Cuartel General. A pesar de contestar ese pedido en el sentido de no tener ni manejar el artículo, el individuo al teléfono sencillamente dijo: ¡consígala y tráigala! Inmediatamente Salí, compre la cinta y fui a entregarla en las oficinas de Villa, ubicadas entonces en la 1ª de Cinco de Mayo, “Casa de las Monas”, antigua residencia de la familia Guedea Padilla. Se me hizo pasar a la sala de la casa, despacho del general, que en esos momentos conversaba con varios jefes, a uno de los cuales me dirigí indicándole el motivo de mi visita.

¡Póngala pronto y no moleste! fue su contestación. Obedecí. Quité la cinta vieja, puse la nueva y pregunté se si ofrecía algo más.

La segunda vez, se debió a un cateo sufrido en nuestra casa, por denuncia de existencia de armas. Se presentó un Coronel con varios soldados, a quien aseguramos no tener armas de combate, pues nada más disponíamos de una vieja pistola calibre 38, de mi padre, y otra mía de tiro al blanco, calibre 22, verdadera alhajita de níquel y concha, las que desde luego recogió, procediendo, a pesar de todo a verificar el cateo. No dejaron armario, roperos y otros muebles, sin abrir, llegando por fin a una bodega o cuarto de “triques” en el piso alto, donde guardaba mi padre su archivo, papeles viejos y en una caja los enseres y arreos de viaje de mi abuelo. Espuelas antiguas, un sombrero trenzado copa baja, con toquilla muy vistosa, representando una víbora de oro con ojos de diamantes, dos pistolas de Eibar, de dos cañones y cien años de edad y seis carabinas antiguas de un tiro, usadas por mi abuelo para su escolta de viaje a mediados del siglo pasado. A pesar de nuestras protestas y afirmaciones de que esas ya no eran armas, sino simples recuerdos, todo se llevaron. El mismo coronel, bastante amable y comedido por cierto, me aconsejó pasar con él a ver a Villa, confiado en la devolución. Todo fue en vano, pues las carabinas y pistolas viejas le gustaron al general para su colección, mi pistolita 22 se la obsequió a una

mujerzuela que presenciaba la escena y en cuanto al sombrero, de un violento tirón le quitó la toquilla y lo arrojó al suelo, siguiendo la acostumbrada orden: ¡Puede retirarse!

Villa consideraba como un deshonor el retroceder, y haciendo inauditos esfuerzos por acumular tropas, se empeñó en resistir una vez más al General Álvaro Obregón en las cercanías de León, Gto., donde tenía apostados algunos generales con pocas fuerzas.

La tercera vez que hable con Villa fue igualmente por otro cateo. Ya entrada la noche sufrimos la incursión de soldadesca, con órdenes de llevar lo que tuviésemos de vinos para su general que se encontraba en fiesta. Sabían de buena fuente, según decía el oficial, que en nuestra casa teníamos bodega con vinos importados. De nada valieron seguridades y argumentos. Hace ya mucho tiempo se acabó, le protestábamos. La vieja costumbre de importar vinos de Francia para la mesa familiar, quedó abolida por economías y falta de comunicaciones. Inútil todo, las instruc ciones eran cargar con los vinos o con nosotros y fuimos arrestados mi padre y yo, junto con mi tío Adolfo Pölhs, que se empeñó en hacernos compañía. Estaba Villa esa noche, sin poder recordar exactamente, en la casa que ahora ocupa el Hotel Francés, por el Portal de las Tullerías, ebrio y rodeado de generales, jefes y mujeres, que bebían, cantaban y bailaban. Sin escuchar nuestras ra zones fuimos insultados por el mismo Villa, quien ordenó al general (Álvarez creo era el Jefe Militar de la plaza), nos encerrara en un cuarto del piso bajo, para fusilarnos al siguiente día. El tal cuarto donde estábamos presos, sin luz y sin siquiera un asiento, tenía una ventana enrejada para el patio, lugar donde nos situamos los tres, esperando pasara algún conocido o amigo a quien poder encargar nuestra defensa. Serían las tres de la mañana cuando terminó la juerga. Bajaban y subían los asistentes, entre ellos Luis Gallardo, violinista y director de la orquesta ocupada en la fiesta. Al vernos en la ventana, él mismo se puso a nuestras órdenes y por recomendación de mi padre fue inmediatamente a ver a don Luciano García Peredo, magnífico amigo y dueño entonces del Hotel Guerra, lugar donde se hospedaban los principales jefes villistas y por lo tanto influyente.

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No se hizo esperar el buen don Luciano, habló por la ventana unos momentos con mi padre y subió luego para tratar con Villa. Bajó poco después con la orden de libertad y nos acompañó, ya de madrugada, a nuestra casa.

Al efecto mandó al General Ángeles a reconocer la posición, y el informe que éste le llevó fue completamente adverso: como posición militar carecía de defensas naturales, los flancos no ofrecían apoyo defensivo y el frente sería demasiado extenso, obligando a una gran dispersión de tropas. Sin embargo, ya el General Villa había enviado los primeros trenes con tropas y resolvió que allí se combatiría. La decisión de Villa ya no era reflexiva, sino que, en su espíritu combativo, furioso por derrotas que lo humillaban, sólo pensaba en la revancha. En esa acción temeraria, Ángeles previó una nueva derrota, pero consideró que su deber militar lo obligaba a colaborar con el jefe y con el amigo.

El 20 de abril de 1915 salió Felipe Ángeles de Torreón para Aguascalientes. Al encontrarse con el General Villa, trató de hacerlo reflexionar para convencerlo de que las derrotas sufridas no so lamente le habían causado merma a sus efectivos militares, agotando su parque, sino que habían provocado una grave pérdida de la moral. Que había necesidad de una seria y ordenada reor ganización y de larga tregua en la lucha, para lo cual aconsejaba una retirada general, destruyendo las vías férreas para replegarse hasta Chihuahua, o quizás hasta Sonora, con el propósito de reiniciar la Revolución; pero por lo pronto, a Torreón cuya posición les era bien conocida.

Las tropas del General Villa en León

6 Capitanes segundos. $4.00 c/u.

15 Tenientes. $3.50 c/u.

Brigada del General villista Felipe Ángeles.

Francisco Villa, lejos de sentirse derrotado, comenzó a concentrar sus fuerzas en la ciudad de León, pues en sus llanos pensaba vencer contundentemente al General Álvaro Obregón. Reunió un número aproximado de 32 mil hombres, y esperaba recibir otros cinco o seis mil más para ven gar la humillación de Celaya. Además de su gente en León, el Jefe de la División del Norte funda mentaba su posible triunfo en la línea de combate que había extendido desde San Juan de los Lagos, con el General Rodolfo Fierro, hasta San Miguel de Allende, con las fuerzas del General Tomás Urbina, apoyadas por el general Pánfilo Natera.

Villa convirtió a León en un gran almacén de recursos militares. Constantemente recibía material bélico que se le enviaba desde El Paso, Texas; también se armó con dos aeroplanos que pronto utilizó en sus exploraciones.

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Puesto:

Por el Presupuesto General de los Gastos que originaban las Fuerzas de la “Brigada Urbina” podemos conocer lo que gastaban las tropas en un mes.

3 Mayores. $6.00 c/u.

24 Sub tenientes. $3.00 c/u.

Sueldo diario:

1 Coronel. $10.00

8 Capitanes primeros. $5.00 c/u.

1 Teniente Coronel. $8.00

70

León, Gto. a 17 de diciembre de 1914. El Coronel Comandante Militar Abel B. Serratos.42

Billete de 10 pesos, emisión villista. Col. Archivo Histórico de León.

22 Sargentos primeros. $2.50 c/u.

6 de abril de 1915. Para su superior conocimiento, tengo el honor de comunicarle el movi miento de trenes habido el día y noche de ayer, en la Estación de esta ciudad, fue el siguiente:

Para darnos idea del movimiento de tropas villistas que llegaron por tren a la ciudad, hemos tomado los datos más relevantes de los informes que la Presidencia Municipal enviaba al General Abel B. Serratos, Gobernador y Comandante Militar del Estado

66 Cabos. $1.75 c/u.

66 Trompetas. $2.00 c/u. 443 Soldados. $1.50 c/u.

39 Sargentos segundos. $2.00 c/u.

100 hombres de aumento por altas del 29 de noviembre a la fecha: $4,500. 500 caballos y acémilas mulas . Gastos de forraje a 50 c diarios. $7,500. Gastos de oficina y empleados, en el mes. $1,000. Gratificaciones y socorros a oficiales y tropa. $1,000. Gastos generales en el mes. $1,000.

A las 2:00 p.m. llegó un tren militar procedente del sur con una escolta de 10 soldados al mando del coronel Almario, dicho tren salió de regreso al sur con la misma escolta y al mando del mismo coronel, llevando dos carros cargados con harina, un teniente coronel enfermo y al Dr. Eduardo López.

Importa este presupuesto la cantidad de $58,945.00

En el tren de las 8:55 del 25 de abril, procedente del norte, llegaron 16 soldados, parque y armas, al mando del mayor Agustín Sámano, y en otro, a las 4:00, 150 soldados al mando del mayor Tello.45 Al día siguiente, arribaron 25 soldados de la Brigada Luis Aguilar, al mando del propio general, y otros 155 soldados al mando del coronel José Valle.46

Día 30, 7:30 a.m., llegó el tren de la Brigada Sanitaria, al mando del coronel Palacios. 12:15 p.m. salió al norte un tren con 38 heridos y una escolta de 20 soldados al mando del teniente Carlos Robles. 7:20 p.m., pasó de sur a norte un tren explorador con 25 cadáveres y 6 heridos. 9:40 p.m. pasó un tren con 400 soldados a las órdenes del coronel Ramos. 10:50 p.m. pasó de norte a sur, un tren militar al mando del coronel Ochoa, ignorándose el número de soldados que llevaba.49

En los trenes militares se transportaban las tropas. 1915.

Día 27, 150 soldados de la Brigada Guerrero al mando del coronel Pablo Luna; 100 sol dados a las órdenes del teniente Dionisio G. Soto; el general Silva con un número desconocido de hombres y 16 soldados al mando del coronel Mauricio Rosas. A las 10:05 p.m. llegó el general Felipe Ángeles y su Estado Mayor y salió, junto con el conjunto anterior, a la 1:25.47

1º de mayo de 1915. 2:00 a.m. llegaron del sur dos trenes militares al mando del general Ortiz Rubio, ignorándose el número de soldados que traía. 4:15 p.m. salió para el norte un tren conduciendo el cadáver del teniente coronel Petronilo Vázquez. 2:05 p.m. llegó un tren del norte, con 200 soldados al mando del coronel Pablo Luna.50

71

11 de abril de 1915. A las 10:00 a.m. pasó un tren militar de norte a sur con 500 soldados de la Primera Brigada “Villa” que manda el general Antonio Silva. A las11:35 pasó con rumbo sur un tren militar con 50 soldados a las órdenes del coronel médico José Palacios. A las 11:45 a.m. y con el mismo rumbo que el anterior, pasó otro tren militar con carros vacíos. A la 1:00 p.m. pasó de norte a sur un tren militar con 500 soldados de la Primera Brigada “Villa” más 12 jaulas con caballada y carros cerrados con pertrechos de guerra a las órdenes del general Antonio Silva. A las 8:45 p.m. llegó a ésta un tren con el coronel Rico y 6 soldados. A las 9:10 p.m. llegó procedente del sur un tren con el mayor Olguín y 3 soldados. A las 12:55 llegó del sur un tren militar con el coronel Ruiz y su Estado Mayor, regresándose luego. 44

A las 8:20 p.m. pasó un tren militar de norte a sur, al mando del capitán 1º José Ruiz y 12 oficiales, y a las 3:25 a.m. pasó otro tren militar con 400 soldados de caballería al mando del coronel Baltasar Piñón y Samaniego, de norte a sur.43

Día 29, 2:00 p.m., llegó un tren del sur, conduciendo 8 heridos de la Brigada “Villa” con 6 soldados de escolta. A las 8:45 p.m. salió con rumbo al norte, un tren conduciendo heridos.48

General Francisco Villa.

5 de mayo. 3:00 a.m. llegó del norte un tren con el Estado Mayor del general Abel B. Serratos. 5:10 a.m., 800 soldados al mando del coronel Feliciano Domínguez. 5:00 p.m. 100 sol dados del 2º Batallón 1ª y 2ª Brigada “Benito Artalejo”, a las órdenes del general Moya. 10:00 p.m. 1,000 soldados y artillería al mando del general González. 11:10 p.m., 800 soldados al mando del general Moya. 12:30 p.m., 800 soldados y artillería a las órdenes del coronel Bracamontes.54

72

2 de mayo. 2:10 p.m. llegó un tren del norte con dos carros con parque y armamento. 8:30 p.m. pasó un tren para el sur, conduciendo al pagador Celestino Vega y 16 soldados de Escolta. 9:00 p.m. paso un tren de sur a norte, con 12 soldados de Escolta al mando del capitán 1º Justino Álvarez.51

4 de mayo. 11:35 a.m. llegó del norte un tren con siete jaulas con caballos y 200 soldados de infantería al mando del general Felipe Ángeles. 9:10 p.m., llegó del sur un tren con 150 soldados al mando del mayor Sarabia. 11:20, pasó de sur a norte, el tren con la música del general Estrada, Brigada Guerrero.53

General Felipe Ángeles.

3 de mayo. 11:30 a.m. pasó un tren de sur a norte con 24 prisioneros carrancistas y 50 soldados de Escolta al mando del general Rodríguez. 5:15 p.m. llegó un tren del norte con 50 soldados de la 2ª Brigada Artalejo, a las órdenes del teniente Darío Ibarra. 7:00 p.m. pasó un tren de sur a norte, con 15 heridos de la segunda Brigada Moya, al mando del Dr. Manuel Medina. 7:10 p.m. llegaron del norte 5 prisioneros desertores custodiados por 7 soldados a las órdenes del general Prieto. 8:20, salió un tren con rumbo al sur, conduciendo parque con una escolta de 20 soldados al mando del teniente Fructuoso Linares, regresando a las 9:55 p.m.52

6 de mayo. 3:50 a.m., llegaron en tren 800 soldados a las órdenes del general Salinas. 4:30 p.m. llegó del norte un tren con 600 soldados de la Brigada “Villa”, un aeroplano y pertrechos de guerra al mando del propio General Villa y su Estado Mayor. 55

73

Desde el 7 de abril de 1915, el Presidente Municipal Auxiliar del Coecillo, Dionisio Parra, envió una nota al coronel Aldana y a la Comandancia de Policía, dando noticia de que en el llano grande perteneciente al rancho de Alfaro andaba una partida de “carrancistas”. Firma de enterado el Secretario del Ayuntamiento, Nazario Juárez, pidiéndole siguiera informando de tales casos.60

Ayer viernes 14 se presentó del lado de San Felipe un capitán, con una fuerza mal alimentada y armada, saliendo hoy a incorporarse al C. teniente coronel López, que se encuentra en la hacienda de San Antonio de las Alazanas.

Tengo la honra de comunicar a usted que durante la primera quincena, ha habido las siguientes novedades en el presente mes. El arribo a esta plaza del C. teniente coronel López, con una fuerza el lunes próximo pasado, saliendo en seguida para El Huizache y otro punto de la sierra La Cuatralva.

El General Francisco Villa mandó en comisión a un japonés a la hacienda de San Cristóbal, para llegar contrató los servicios de un arriero. En el camino el arriero lo echó al camino y lo hirió en una pierna para robarle $7.00 pesos que el General le había dado para los gastos. Pudo llegar a la ciudad y fue atendido en el puesto de socorros de la Cruz Blanca. 17 de mayo de 1915.62

Las tropas del General Villa, con cuartel general en León, ocuparon una línea como de 20 km., perpendicular a la vía férrea en el kilómetro 406, parapetándose en los bordes del tajo que partía de Santa Ana del Conde hacia el oriente hasta llegar a la hacienda de los Otates.

Los leñadores de este lugar que van a la sierra del Ocote, me informan que pasó ayer a las seis de la mañana una gente con rumbo a San Felipe, ignorando más detalles.Seguiré informando lo que ocurra y con oportunidad, sino que la gente no quiere aventurarse por temor.61

Los cuerpos de militares muertos en batalla se mandaban al Panteón 2º de San Nicolás, y para que ingresaran en depósito, se pidió al Juez Inspector del Registro Civil que a partir del 9 de mayo y desde las 6:00 de la tarde se encargaran de las llaves dos gendarmes.58

Por disposición superior del Gobierno, el 6 de mayo, se le ordenó al cabo de carretones, Ignacio Márquez, que diariamente a las 2:00 p.m. diez carros del municipio estuvieran a disposición del mayor Jesús González Díaz para abastecer de pan y otros alimentos a las fuerzas que componían la Brigada Ángeles.56

Informes de los Movimientos del Enemigo

El 15 de mayo, el Presidente Municipal Auxiliar de la congregación de Tlachiquera informó a la Presidencia Municipal lo siguiente:

A las 7:00 de la mañana del 7 de mayo de 1915, salieron de la ciudad 1,000 soldados de caballería por el camino de la hacienda de la Sandía, al mando del general Fierro.57

9 de mayo. 8:45 a.m. llegó un tren sanitario del norte con 25 soldados del estado mayor del general Francisco Villa, a las órdenes del coronel Espinosa, y salió a las 10:30 con los heridos. A las 5:30 p.m. salió otro tren con tres carros con heridos, al mando del Dr. Mendizábal.59

Capilla de la hacienda de San Cristóbal. 1910.

74

Su flanco izquierdo se apoyó en los cerros del Mirador y La Cruz, en la hacienda de los Otates, siguiendo en línea recta al sur por el poniente de San Román y por las granjas regaderas a San Carlos y Santa Gertrudis, hasta el ferrocarril (unos 7 km.); de ahí siguió siempre al sur pasando al este de El Cuije hasta Santa Ana y La Sandía. Total unos 20 km.

Villa y sus hombres en el cerro El Mirador, de la hacienda de San Juan de Otates.

8 AHML Libro Copiador de Oficios Libro Nº 35, Oficio 328.

3 AHML Actas de Ayuntamiento 1914, foja 118.

75

Parte de la artillería de Villa ocupó el lomerío del sector de Los Otates en posiciones domi nantes respecto a La Loza. Ahí estaban las tropas de Fierro, Cedillo, Carrera Torres y otros. En el centro, otro grupo de piezas de artillería protegía a la infantería del General Gonzalitos y en el sec tor de Santa Ana estaban otras piezas más, protegiendo las posiciones del rancho El Cuije, con tro pas de Calixto Contreras, José Prieto, Bonifacio Soto, Morelos Zaragoza y otros. El General Medi na Veytia vigilaba ambos sectores.

1 AHML Libro Copiador de Oficios. Oficio 736, Libro Nº 35

5 A.H.M.L. Fondo Ayuntamiento Actas de Cabildo.

7 AHML Libro Copiador de Oficios Libro Nº 35 , Oficio 942.

6 AHML Actas de Ayuntamiento 1914, fojas 66 68.

2 AHML Actas de Ayuntamiento 1914, foja 88, 89 y 93.

4 AHML Libro Copiador de oficios, 17 de noviembre de 1914.

Desde el cerro El Mirador, Villa y sus hombres vigilan los movimientos de las tropas de Obregón.

Estableció su Cuartel General en la hacienda de San Juan de Otates, donde concentró gran des cantidades de armas y parque: 6 cañones, 20 ametralladoras, 3,000 rifles y 300,000 cartuchos de 7 mm, además de provisiones, elementos sanitarios y otros pertrechos de guerra. También se pro curó dos aeroplanos y tres heliógrafos para divisar y mantenerse informado de los movimientos de su enemigo.Villa, acompañado de Felipe Ángeles y algunos oficiales, observaba y daba sus órdenes desde la posición dominante del cerro El Mirador.

13 AHML Libro Nº 35 de Copiador de Oficios. Oficios 377, 378 y 406

41

21

AHML Actas de Ayuntamiento 1914 fojas 122v 123.

38

AHML Libro Nº 35 de Copiador de Oficios. Oficios 849, 878 y 916

22 AHML Libro Nº 35 de Copiador de Oficios. Oficio s/n.

39

AHML Libro de Cartas del Gobierno. Foja 42.

17 AHML Libro Nº 35 de Copiador de Oficios

AHML Actas de Ayuntamiento 1914 foja 90

44

48

AHML Libro de Cartas del Gobierno. Foja 194.

28 AHML Libro Nº 35 de Copiador de Oficios. Oficios 1227 y 1228.

55

60

AHML Libro Nº 35 de Copiador de Oficios. Oficio 194.

AHML Libro de Cartas del Gobierno. Foja 248.

AHML Libro de Cartas del Gobierno. Foja 251.

53

24 AHML Actas de Ayuntamiento 1914 foja 89v.

AHML Libro de Cartas del Gobierno. Foja 165.

AHML Libro de Cartas del Gobierno. Fojas 143, 149, 166 y 306.

AHML Libro de Cartas del Gobierno. Foja 52.

59

AHML Libro de Cartas del Gobierno. Foja 284.

AHML Libro de Cartas del Gobierno. Fojas 222 y 223.

34 AHML Libro Nº 35 de Copiador de Oficios. Oficio 1608.

45

36 AHML Libro de Cartas del Gobierno. Foja 85.

AHML Libro de Cartas del Gobierno. Foja 159.

47

27 AHML Libro Nº 35 de Copiador de Oficios. Oficio s/n.

AHML Libro de Cartas del Gobierno. Foja 96.

AHML Libro de Cartas del Gobierno. Foja 202.

33 AHML Libro Nº 35 de Copiador de Oficios. Oficio 1501.

11 AHML Actas de Ayuntamiento 1914 foja 89v.

AHML Libro de Cartas del Gobierno. Foja 224.

18 AHML Libro Nº 35 de Copiador de Oficios. Oficios 827 y 866.

54

61

43

30 AHML Libro Nº 35 de Copiador de Oficios. Oficio 1470.

AHML Libro de Cartas del Gobierno. Foja 174.

9 AHML Libro Nº 35 de Copiador de Oficios, Oficio 342.

56

AHML Libro de Cartas del Gobierno. Fojas 202 y 204

20 AHML Libro Nº 35 de Copiador de Oficios. Oficio 964.

40

32 AHML Libro Nº 35 de Copiador de Oficios. Oficio 1467.

51

50

15 AHML Libro Nº 35 de Copiador de Oficios. Oficios 721 y 743

AHML Libro de Cartas del Gobierno. Foja 89.

46

23 AHML Actas de Ayuntamiento 1914 fojas 96 97.

37

58

14 AHML Libro Nº 35 de Copiador de Oficios. Oficio 506.

AHML Libro Nº 35 de Copiador de Oficios. Oficio 789.

AHML Libro de Cartas del Gobierno. Fojas 204 y 210.

57

AHML Libro de Cartas del Gobierno. Foja 210.

26 AHML Libro Nº 35 de Copiador de Oficios. Oficios 1110 y 1268.

25 AHML Libro Nº 35 de Copiador de Oficios. Oficio 1037.

12 AHML Libro Nº 35 de Copiador de Oficios. Oficio 407.

35 AHML Actas de Ayuntamiento 1914 foja 116v.

52

AHML Libro de Cartas del Gobierno. Foja 187.

31 AHML Libro Nº 35 de Copiador de Oficios. Oficio 1476.

AHML Libro de Cartas del Gobierno. Foja 153.

10 AHML Actas de Ayuntamiento 1914 fojas 69 77.

19

29 AHML Libro Nº 35 de Copiador de Oficios. Oficio 1233.

AHML Libro de Cartas del Gobierno. Fojas 174 y 180.

76

AHML Libro de Cartas del Gobierno. Fojas 180 y 184

42

AHML Libro de Cartas del Gobierno. Foja 203.

16

49

AHML Libro de Cartas del Gobierno. Foja 181.

62

La Convención de Aguascalientes en un esfuerzo por solucionar el tremendo problema que constituía la rivalidad surgida entre Carranza y Francisco Villa, desde el 1º de noviembre determinó despojar de sus jefaturas a los contendientes, nombrando para que ocupara la Presidencia de la República, por sólo 20 días, al General Eulalio Gutiérrez.

Es Gobernador Provisional y Comandante Militar del Estado de Guanajuato, el C. General Brigadier Lic. Pablo A. de la Garza, con las obligaciones y derechos inherentes a dicho cargo. Ese mismo día tomó posesión de su cargo.2

enero de 1915, el Presidente Provisional General Eulalio Gutiérrez, en la capital de la República abandonó tal cargo, por lo que la Soberana Convención Revolucionaria, en sesión extraordinaria, declaró que reasumía el Poder Ejecutivo por conducto de su Presidente el General Roque González Garza.6

Desde el 12 de enero de 1915, se notó gran movimiento en la sociedad de la capital por saberse que el General Dusart, por disgustos personales, disputaba el Gobierno del Estado al Gene ral

Por el nuevo Presidente, el 18 de noviembre, fue nombrado Gobernador y Comandante Militar del Estado de Guanajuato el Coronel Pablo Camarena.3

El día 26 regresó el titular, y Carrera Torres se negó a devolverle el gobierno. Camarena llegó acompañado del General Felipe Dusart Q., quien tenía instrucciones superiores de sostener por las fuerzas armadas al legítimo Gobernador. A las 7:30 a.m. se escuchó un nutrido tiroteo que fue de poca duración. A las 10:00 ya todo había pasado, y el Sr. Camarena que a su regreso ostentaba el grado de General, estaba posesionado tranquilamente del gobierno de su mando.5

Camarena.El16de

León, Capital del Estado

Encontrándose en la ciudad de Guanajuato Pablo González, General de División del Ejér cito Constitucionalista y Comandante en Jefe del Cuerpo del Ejército del Noroeste, en uso de las facultades extraordinarias de que se hallaba investido por el Primer Jefe del Ejército Constitucio nalista, General Venustiano Carranza, expidió un decreto en cuyo único artículo establecía:

A la caída del régimen porfirista y tras los gobiernos interinos en el Estado de Guanajuato de Enrique O. Aranda y Juan B. Castelazo, fue electo Gobernador el Lic. Víctor Lizardi, cuya gestión interrumpió el cuartelazo huertista. Durante el año y medio de usurpación, gobernó la entidad Rómulo Cuellar. El 5 de agosto de 1914 fue ocupada la capital por las fuerzas constitucionalistas.1

En fecha próxima al 20 de diciembre de 1914, el Gobernador Camarena salió a la capital de la República para arreglar asuntos del gobierno a su cargo, quedando provisionalmente en su lugar el General Alberto Carrera Torres, de extracción carrancista.4

78

El Presidente González Garza, de acuerdo con la Convención, nombró entonces al Coronel Abel B. Serratos Gobernador y Comandante Militar del Estado. Cargo del que tomó posesión el 18 de enero de 1915, con el siguiente Manifiesto al Pueblo Guanajuatense:

Ocupada la plaza por el General Felipe Dusart, como todos los gobernadores emergentes, comenzó a publicar algunas disposiciones, al mismo tiempo hizo saber al pueblo de Guanajuato que el día anterior había abandonado el cargo de Presidente Provisional el General Eulalio Gutiérrez, nombrando la Suprema Convención Nacional “Encargado Provisional del Poder Ejecutivo a su Pre sidente, el General Roque González Garza, quien en el acto encargó al mismo Dusart la persecución de la facción que mandaba el General Pablo Camarena en Guanajuato 7

Dado en el Palacio de Gobierno en Guanajuato, a 18 de enero de 1915.

El Ciudadano Presidente de la República General Roque González Garza, de acuerdo con la Honorable Convención Revolucionaria, se ha servido honrarme con los nombramientos de Gobernador y Comandante Militar del Estado, de cuyos pues tos he tomado posesión con esta fecha, y al participarlo al culto pueblo guanajua tense, debo advertirle que estoy animado de los mejores deseos para garantizar los intereses de todas las clases sociales, para hacer respetar los acuerdos que emanen de aquella respetable Asamblea y del Primer Jefe de la Nación y para hacer también cuanto mis esfuerzos permitan a favor de las colectividades.

General Abel B. Serratos, Gobernador villista de Guanajuato.

79

Al día siguiente en Guanajuato, la calma se tornó en horror y desesperación, porque los generales Felipe Dusart, Alberto Carrera Torres y Bonifacio Soto, unidos, atacaron la capital com batiendo al Gobernador, quien logró salir por el rumbo de la Presa de la Olla.

El Gobernador y Comandante Militar, Coronel Abel B. Serratos.8

Artículorio.

Artículo 4º. A fin de evitar reclamaciones y confusiones por virtud de los contratos de aparcería, se advierte a los propietarios de fincas rústicas que dichos contratos deben celebrarse por escrito con las formalidades que previene el Código Civil vi gente.10

El 23 de enero, por decreto número 3, atendiendo a que uno de los principales ideales de la Revolución había sido el obtener para las clases trabajadoras una racional disminución y regla mentación de las horas de trabajo, decretó por obligatorio el Descanso Dominical en el Estado.

Al día siguiente, en su decreto número 2, hizo saber: Que siendo los ideales de la Revolu ción hacer en todo justicia, principalmente al obrero, al peón y a aquel que se había visto vejado y oprimido por los gobiernos dictatoriales pasados, y a fin de evitar las diferencias y dificultades que en la actualidad se presentaban entre los trabajadores del campo y los hacendados, tuvo a bien de cretar lo siguiente:

Sólo los comercios donde se vendieran artículos de comer, beber, arder y las droguerías podrían abrir los domingos de las 7:00 a las 11:00 de la mañana, quedando prohibido vender cual quier clase de bebidas embriagantes. Las fotografías y tabaquerías se cerrarían a la una; y las pelu querías a las 4:00 de la tarde. En el caso de las boticas, podrían abrirse libremente pero los dueños estaban obligados a conceder un día de descanso en la semana a sus dependientes y empleados, y darles durante su trabajo 2 horas para la comida

En el Reglamento, se especificó una multa de uno a cien pesos, que se podría duplicar en caso de reincidencia, a los dueños o administradores de talleres, almacenes, fábricas, despachos, expendios o tiendas que hicieran trabajar a sus obreros, dependientes o empleados, en dicho día.

80

Articulo 3º. Los cuartilleros que hayan recibido yuntas de bueyes de la hacienda y maíz para sembrar, en lugar de recibir la cuarta parte de la cosecha, producto de sus esfuerzos, recibirán una tercera parte de aquella; pero si el cuartillero posee bueyes propios o los ha rentado a persona extraña a la finca, y ha puesto el maíz para la siembra, entonces de las tres partes que se hagan de la cosecha, dos le to carán al cuartillero y una a la hacienda.

En su primer Decreto, del 19 de enero de 1915, pidió a los Presidentes Municipales del Estado propusieran, antes de que terminara el mes, ternas de personas para formar los nuevos Ayun tamientos suprimidos desde el 6 de agosto del año anterior , procurando que la designación cayera en ciudadanos de reconocida ilustración y patriotismo y de ideas que se identificaran con los prin cipios de la Revolución Triunfante; bajo el concepto de proponer terna por cada miembro de la Corporación, incluyendo los síndicos.9

Artículo 1º. Los peones que reciben como jornal los 75 cs que está mandado que se les paguen por decreto de 20 de agosto pasado, no tendrán derecho a recibir el due ño o encargado del rancho o hacienda donde trabajan, más que el expresado sala

2º. Los medieros a quienes se les dé habilitación, recibirán la mitad de las cosechas en bruto y no pagarán ni renta de bueyes, ni la semilla que se les haya facilitado para sembrar; pero sí pagarán los préstamos en efectivo que se les hayan hecho, y el maíz que se les haya ministrado para su manutención.

En el mismo decreto se especifica un número amplio de fábricas, talleres y negocios que por la naturaleza de sus trabajos no deberían cerrar, pero sí ajustarse a una jornada de trabajo en beneficio de los Ademástrabajadores.,sedebíaconceder

El 28 de enero, para fomentar la instrucción del pueblo en Escuelas Públicas, decretó la Ley para el Establecimiento de un Curso Normal, para la formación de maestros de enseñanza primaria, de 2ª clase, cuyos estudios se harían en dos años.12

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La Ciudad de León, Capital del Estado

Por virtud del decreto número 6, se trasladaron a la Ciudad de León los Poderes Ejecutivo y Judicial que funcionaban en la Capital del Estado: las Secretarías Particular y de Gobierno, Magistrados, El Tribunal y Administración General de Rentas con los empleados correspondientes. Estando ya organizadas las oficinas respectivas y en desempeño de sus labores se deberían dirigir a la Ciudad de León con motivo de los asuntos relativos a los servicios públicos las Oficinas de la Capital de Guanajuato y de las demás poblaciones del Estado para que no se entorpeciera el despacho de los asuntos oficiales.13

a los empleados, anualmente con goce de sueldo, un periodo de vacaciones; y los días de fiesta nacional, Jueves y Viernes Santo, 1º de enero, 12 y 25 de diciem bre.11

Por Decreto número 14, del 6 de marzo de 1915, para organizar en la mejor forma la administración de los bienes intervenidos a los enemigos de la Revolución se estableció en León la

Para instalar en la ciudad las oficinas del Gobierno Estatal, la Presidencia Municipal mandó intervenir varias fincas con el espacio suficiente: el 29 de enero se puso el Supremo Tribunal de Justicia del Estado en los altos del almacén de ropa “Las Fábricas de Francia”, finca que ya estaba intervenida, y se mandó al Sr. Rodrigo Madrazo entregar su casa, ubicada en la calle Real de Gua najuato, al Sr. Cayetano Gurrola para instalar otra oficina pública.15

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Para el 19 de febrero, el Gobernador Abel B. Serratos dio a conocer en León el Decreto expedido en Aguascalientes por el General de División Francisco Villa, fechado el 2 de ese mes, sobre guardar el 22 como día de luto nacional por el segundo aniversario de los asesinatos del C. Francisco I. Madero, Presidente de la República y del Lic. José María Pino Suárez, Vicepresidente, víctimas de la traición de Victoriano Huerta y del odio del partido reaccionario que pretendió des truir la obra democrática de aquellos.18

Como capital, la ciudad debía contar con Defensores de Oficio, de los cuales uno corres pondía nombrar al Gobierno y otro al Ayuntamiento. En el segundo caso, en sesión del 23 de febre ro de 1915, se nombró al Lic. Juan A. Coronado y se cesó a los licenciados Juan Araujo y Mariano Martínez, que desempeñaban tales cargos en el municipio.20

Por decreto número 13 del Gobierno del Estado, se declaró que para lo sucesivo, las calles Honda, norte y sur, y la de la Condesa, llevaran los nombres de los generales Francisco Villa y Tomás Urbina R., respectivamente, en atención a los méritos y patrióticos servicios que habían prestado a la Nación. Para dar cumplimiento, en sesión del 8 de marzo, el Presidente Municipal Macedonio Aldana, dio a conocer que estaba comisionado para mandar hacer las placas.

Al salir a campaña el General Abel B. Serratos, por los primeros días de febrero se encargó interinamente de los asuntos del Estado el General Bonifacio Soto.17

El 20 de febrero, el Gobernador Abel B. Serratos expidió el Decreto número 9, relativo a la Enseñanza en el Estado, pues a pesar de que había 259 escuelas oficiales, las que regía una Ley que establecía la Instrucción Primaria Elemental y Superior, no se cumplía y además la Oficina General de Instrucción Primaria se había suprimido en agosto de 1913. Ante la urgencia, ordenó a los presidentes municipales hicieran todos sus esfuerzos por reactivar la enseñanza de los niños, establecer nuevas escuelas y reabrir las ya existentes. Fijó como cabeceras de zona a las ciudades de León y San Miguel de Allende, y 14 años como la edad mínima para que los jóvenes fueran acep tados en los trabajos.19

El edificio en la primera calle de 5 de mayo, conocido como Casa de las Monas, fungió como Palacio Estatal.14

El 30 de enero, se intervino la casa de la Sra. Dolores Portillo viuda de Guedea, en la pri mera calle de Pachecos, para que el Sr. Ignacio Colín López se instalara en ella con la oficina de la Secretaría General de Gobierno del Estado.16

Además, el Gobierno le pidió al Ayuntamiento que rescindiera el contrato de arrendamiento del Teatro Doblado que tenía con el señor Malanche, pues deseaba que vinieran compañías de es pectáculos que correspondieran con la importancia de la población y no estuviera dedicado ese edificio para cine únicamente.21

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Debido al cambio de la Imprenta de Guanajuato a León, se interrumpió desde el 14 de fe brero hasta el 1º de abril de 1915, el Periódico Oficial cuyas labores se reanudaron con el nombre de Boletín Oficial del Gobierno del Estado de Guanajuato, continuando con Ignacio Colín López como Director. La Administración del mismo la asumió Jerónimo M. Arellano, Oficial 4º de la Secretaría de Gobierno

En el Boletín Oficial, del 8 de abril de 1915, fue publicado: IMPORTANTE. Con motivo de la circular expedida por el C. Francisco Villa, Jefe de Operaciones del Ejército del Norte, decla rando nulos todos los billetes carrancistas emitidos en cualquier tiempo y lugar, sólo quedan como de circulación forzosa los de las emisiones del Estado de Chihuahua.24

85 residencia de la Oficina General de Intervenciones. Para tal efecto se dividió al Estado en cuatro Zonas; la que quedaba bajo la jurisdicción directa de la Administración General de León, la forma ron los Distritos de León, La Luz, Guanajuato, Silao, Romita, San Francisco del Rincón, Purísima, Ciudad Manuel Doblado, Irapuato, Pénjamo y Abasolo. Las otras tres zonas, dependientes de la primera, se establecieron en San Miguel de Allende, Celaya y Valle de Santiago.22

Por orden del Gobernador Serratos, se retiraron de la vía pública los mendigos que eran notoriamente indigentes, y para su subsistencia y demás atenciones ordenó se instalara una oficina encargada. Además, a partir del día 11, se dispuso que las panaderías vendieran únicamente pan pa ra alimentar a niños, ancianos y enfermos. El resto de la producción debía enviarse diariamente al Cuartel General establecido en Salamanca.26

Por circular, del 9 de abril, que contenía un suplemento relativo al tráfico de ferrocarriles constitucionalistas, se dio a conocer en León que por disposición del General Francisco Villa el pa go de fletes y pasajes se debía hacer sin descuento alguno.25

Billete de 25 centavos, emisión villista. 1913. Col. Archivo Histórico de León.

El 31 de marzo de 1915, el Presidente Municipal Coronel Macedonio Aldana, acusó recibo de enterado al C. Secretario de Gobierno, de la petición de enviar a la ciudad de Guanajuato las campanas que no estuvieran en servicio y demás objetos de cobre para acuñar moneda fraccio naria.23

En el Boletín Oficial, del 29 de abril de 1915, se dio el siguiente aviso: Se hace saber al público que no quedan comprendidos en la disposición a que se refiere el Decreto Número 18 de 30 de marzo último, los cartones de cinco, diez y veinte centavos emitidos por el Gobierno constitu cionalista, los cuales seguirán circulando mientras se sustituyen por otros que lance al mercado el Ejército del LeónNorte.,3de abril de 1915. El Secretario de Gobierno, Lic. José A. Guerra.28

Por disposición del Gobernador Serratos, el 20 de mayo, el proveedor de la Brigada “Du rango” entregó 500 hectolitros de maíz a la Presidencia Municipal para favorecer a las clases me nesterosas, vendiéndose a razón de cinco centavos el litro y en cantidad diaria de 30 hectolitros. Más adelante, entregó otros 1,000 hectolitros para seguir vendiendo a los pobres, y hasta se puso un centro de venta en la Casa Municipal.29

El día 26, el Gobernador Serratos prohibió la venta de bebidas embriagantes, y ordenó a la Presidencia Municipal que castigara severamente a los comerciantes que así lo hicieran, sin perjui cio de que se les decomisaran dicha mercancía. También prohibió que se ejerciera la prostitución fuera de reglamento.27

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Frente y reverso de un billete de 50 centavos, emisión villista. 1915.

Ante la petición de aumento de sueldo, que elevó el Mayor del Cuerpo de Policía al Go bierno Estatal, se contestó que aunque efectivamente los artículos de primera necesidad estaban al canzando precios elevadísimos, y todo indicaba que la carestía duraría por algún tiempo, debían tener en cuenta que con motivo del cierre de las cantinas y de otros giros y establecimientos comer ciales e industriales, los ingresos de la Tesorería Municipal habían disminuido notablemente y apenas si alcanzaban para cubrir los gastos más precisos.30

En los primeros días de junio, se publicó una disposición por el Gobierno del Estado rela tiva a las penas que debían imponerse a los comerciantes que se rehusaran a recibir los billetes de emisión “Villista”, llamados vulgarmente blancos. El acuse de enterado fue firmado el 4 de junio

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La Casa de las Monas, sede del Gobierno del Estado en 1915.

30 AHML Libro de Cartas del Gobierno, Foja 298.

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10 Ibídem.

22 AHML Boletín Oficial del Gob. del Edo. de Gto., 18 de abril de 1915.

29 AHML Libro de Cartas del Gobierno, Foja 257 y 303.

8 Ibídem.

A pesar de que por disposición de Álvaro Obregón, decretada el 10 de mayo de 1915, para que los poderes del Estado regresaran a la ciudad de Guanajuato, los villistas siguieron conside rando a León como Capital hasta que el 5 de junio de 1915, fecha en que perdieron la batalla de La Trinidad.32

4 Rodríguez Frausto, Jesús. Guía de Gobernantes…, op. cit. p. 323.

2 Rodríguez Frausto, Jesús. Guía de Gobernantes de Guanajuato. U. de G. Archivo Histórico. Gto. 1965, p 320.

17 AHML Periódico Oficial del Gob. del Edo. de Gto., 7 de febrero de 1915.

14 AHML Actas de Ayuntamiento 1914, foja 109 y Jiménez Moreno, Wigberto. Op. cit. p. 67.

7 Rodríguez Frausto, Jesús. Guía de Gobernantes…, op. cit. pp. 324 325.

27 AHML Libro de Cartas del Gobierno, Foja 162.

12 AHML Periódico Oficial del Gob. del Edo. de Gto., 31 de enero de 1915.

16 AHML Libro Nº 35 de Copiador de Oficios, Oficio 1106.

28 AHML Boletín Oficial del Gob. del Edo. de Gto., 29 de abril de 1915.

32 Jiménez Moreno, Wigberto. Ciudad de León suplemento en Enciclopedia de México. México. 1977. Tomo VIII, p. 67.

5 Rodríguez Frausto, Jesús. Guía de Gobernantes…, op. cit. p. 324.

24 AHML Boletín Oficial del Gob. del Edo., de Gto. 8 de abril de 1915.

25 AHML Libro de Cartas del Gobierno, Foja 85.

3 Rodríguez Frausto, Jesús. Guía de Gobernantes , op. cit. pp 322 323.

26 AHML Libro de Cartas del Gobierno, Fojas 94 y 98.

por el Secretario de la Presidencia Municipal, L. Gallo, que desempeñaba el cargo desde dos días antes.31

23 AHML Libro de Cartas del Gobierno, Foja 15.

6 AHML Periódico Oficial del Gob. del Edo. de Gto, 21 de enero de 1915.

15 AHML Libro Nº 35 de Copiador de Oficios, Oficios 1095 y 1096.

20 AHML Actas de Ayuntamiento 1914, foja 109.

18 AHML Boletín Oficial del Gob. del Edo. de Gto., 1º de abril de 1915.

19 AHML Boletín Oficial del Gob. del Edo. de Gto., 4 de abril de 1915.

13 AHML Periódico Oficial del Gob. del Edo. de Gto., 4 de febrero de 1915.

1 Álvarez, José Rogelio. Enciclopedia de México. México. 1987. Tomo VI, p. 3577.

9 Ibídem.

21 AHML Actas de Ayuntamiento 1914, foja 113v y 114.

11 AHML Periódico Oficial del Gob. del Edo. de Gto., 24 de enero de 1915.

31 AHML Libro de Cartas del Gobierno, Fojas 317 y 307.

Esa ideología villista también se aplicó en las tierras del Distrito de León. Durante la ocu pación que duró desde el 15 de noviembre de 1914 hasta el 5 de junio de 1915, y teniendo a León como cuartel general, ocuparon una línea desde Santa Ana del Conde hasta San Juan de Otates, nombrando administradores en las haciendas cercanas a este frente. La Sandía, San José del Resplandor, San Pedro del Monte y Los Arcos, entre otras, fueron ocupadas para asegurar el sus tento de soldados y caballos; abrieron las trojes para aprovechar el maíz y sacrificaron muchas reses.

Para el 22 de noviembre, el Capitán 2º José María Mercado tenía intervenida la hacienda de La Noria de las Vueltas, que lindaba con el rancho El Refugio, se le pidió que diera las garantías a los vecinos.6

La huella impresa de lo que el villismo pensó y se propuso hacer en materia agraria, dentro de la zona que dominó militarmente aunque sólo por el breve espacio de tiempo en que la suerte de las armas lo favoreció , quedó consignada en varios periódicos como el Diario Oficial del Gobierno Constitucionalista del Estado de Chihuahua, Vida Nueva, La Convención, El Monitor y La Opi nión 1

El 22 de noviembre, el Comandante le pidió a Santiago Araujo, administrador de Cañada de Negros, le diera informes sobre cuánto importaba la raya de los peones y se le ordenó organizar debidamente los trabajos en ella.5

El 19 de noviembre de 1914, el Gobierno villista del Distrito nombró a Mariano G. de León, Director General y Administrador de los Bienes que se habían intervenido por cuenta de la Revolución Constitucionalista.2

Ese mismo día, se nombró a Froylán Silva, administrador de la hacienda de Jalpa, y se le pidió al Aeneral Alfredo Elizondo le entregara los carros y mulas.3

El 21 de noviembre, se nombró a Víctor Sánchez administrador general de las haciendas de Santa Ana del Conde, La Sandía, La Loza y Sopeña, bajo el concepto de que para regentearlas debía recibir órdenes únicamente de la Jefatura y Comandancia Militar. Para tomar posesión se le asignó una escolta.4

Reformas Agrarias de Villa en León

El 24 de noviembre, se nombró a Albino Guerrero administrador de la hacienda de La San día, bajo las órdenes del Sr. Víctor Sánchez, quien administra Santa Ana del Conde, esto se hizo a petición del Ing. Jorge Macedo y G., jefe de los trabajos de campo de la Dirección de Fraccio namientos.7 Ese mismo día, se ordenó que al maíz de esta hacienda que estaba en la cárcel pública se le diera la aplicación correspondiente a fin de que los animales del cuartel no carecieran de la se milla. También se prohibió dar más forrajes para los caballos de la Brigada Elizondo.8

El Comandante Militar Coronel Abel B. Serratos le envió al Gobernador del Estado, Coronel Pablo Camarena, el siguiente oficio:

ReiteroConstitucionalista.aUstedlasseguridades

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El Ingeniero en Jefe de los trabajos de campo de la Dirección de Fraccionamiento, Jorge Macedo y G., solicitó el 10 de diciembre a la Junta Interventora de Confiscaciones del Estado, la ocupación de las siguientes fincas:

San Juan de Otates.

Propietario: Ramón Alcázar. El Sitio.

Para su superior conocimiento, tengo el honor de comunicar a Usted que con fecha de ayer, he nombrado al C. José María Rodríguez administrador de la hacienda de San Pedro del Monte, de esta jurisdicción, por cuenta del Gobierno de la Revolución

El 5 de diciembre, fue intervenida la hacienda de Otates, y se nombró administrador al Capitán 1º Ignacio L. Castro.11

Toribio Esquivel. Mesa de la Virgen.

Silvino y Camerino Fuentes. Santa Rosa. Carlos Markassuza.

De esta hacienda, las fuerzas del General Rueda Quijano gastaron 300 hectolitros de maíz y se llevaron la costalera, un carro con mulas y otros semovientes, sin dejar ninguna constancia.9

El Cerro Gordo, óleo de Tobías Villanueva.

de mi atenta consideración. Constitución y Reformas. León, 5 de diciembre de 1914.10

Dr. Miguel Díaz Infante. San Pedro del Monte y fracción de San Nicolás. Joaquín Ederra. Albarradones.

El 5 de enero de 1915, se ordenó la intervención de la fracción de San Nicolás, que pertenecía al Sr. Archibaldo Guedea.15

El 14, se libró orden para que fuera desintervenida la hacienda de Ibarrilla, bajo condición de que si en lo sucesivo se encontrasen motivos suficientes para intervenirla, así se haría nueva mente.16

El 20 de diciembre de 1914, se promulgó un decreto sobre aparcería, bajo el cual se dieron normas para el reparto de la cosecha.17

Lagunillas y Cerro Gordo.

Leyes y Reglamentos en Materia Agraria

La hacienda de San Pedro del Monte, propiedad de Archibaldo Guedea.

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Josefa Martínez e hijas. San José del Consuelo. Esteban Muñoz. El Capulín. Víctor Sánchez. Ibarrilla. Wenceslao Torres. Santa Ana del Conde y La Sandía. Juan Velasco.12

El 10 de diciembre, se intervino la hacienda de Alfaro, y se nombró administrador a Alberto Manrique.13 El 12, Ibarrilla y San José del Consuelo, con Antonio Álvarez y Lorenzo Hernández para que las administrasen, respectivamente.14

Durante el tiempo en que León fue ocupado por las tropas de Francisco Villa, se promulgaron algunos Decretos para establecer las condiciones entre los hacendados y los jornaleros. También se hicieron Reglamentos y Leyes encaminadas a fraccionar las grandes propiedades entre la gente del pueblo.

La Repartición de Tierras en Guanajuato y Aguascalientes

La expropiación se haría por el Ejecutivo de los referidos Estados, mediante el pago al propietario, del importe de sus predios, conforme al precio convenido entre el Presidente de la

Ruinas del casco de la hacienda de Cañada de Alfaro. 2008.

Ante esta situación, el Comandante Militar pidió a las autoridades respectivas intervenir de una manera eficaz a fin de que los labradores que trabajaban a medias con las haciendas, teniendo bueyes propios, recibieran dos terceras partes de la cosecha, y que lo mismo se hiciera con los cuar tilleros.19

Dicho decreto no fue muy bien recibido por los hacendados, por ejemplo, el 4 de enero de 1915, se le ordenó al Sr. Miguel Muñoz, dueño de Providencia, que permitiera pizcar y recoger la parte que les correspondía a los medieros y cuartilleros de la cosecha que tenían sembrado en la ha cienda, sin perjudicarlos en lo más mínimo. Y se le citó en la Presidencia Municipal para arreglar los perjuicios que le ocasionaron las tropas al disponer del maíz de la finca.18

Para los primeros días del mes de febrero, la Presidencia Municipal había recibido muchas quejas de peones, jornaleros y medieros de algunas haciendas, relativas a que los hacendados no cumplían con lo prevenido en el Decreto relativo, no obstante que se levantaban actas para hacer constar en que se estaba de acuerdo en llevar a la práctica la disposición mencionada.

Bajo la consigna de que se procedería a expropiar todos aquellos predios que en Guanajuato y Aguascalientes tuvieran una extensión mayor a tres mil hectáreas, el Ing. Miguel Macedo y Abreu, encargado por el Gobierno de la República, para llevar a cabo el fraccionamiento de tierras en los Estados del centro del país, formó el proyecto de Ley y Reglamento para la repartición de tierras en Guanajuato y Aguascalientes.

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pagarían el valor de sus lotes abonando un 5% al contado, y el resto en el plazo de 25 años, mediante exhibiciones que amortizarán el capital y los intereses al 4% anual.

Comisión Agraria y el mismo propietario, determinándolo, en caso de desavenencia entre ambos, el Juez del Partido correspondiente, oyendo el dictamen de un perito.

técnicos tuvieron bastante adelanto, en ellos trabajaron más de quince inge nieros en las haciendas de la parte oeste del Estado de Guanajuato, por secciones de un Ingeniero en Jefe y dos subalternos, que enviaban los datos recabados a la sección de cálculos de la oficina cen tral.

el objeto, se estableció la primera oficina central en León, la que estaba bajo el cui dado inmediato de un Ingeniero en Jefe, encargándose dicha oficina de todo lo relativo a los trabajos técnicos, y, a la vez, de la parte administrativa del asunto, contando con una sección forense

anexa.Lostrabajos

Jornaleros levantando la cosecha del maíz.

El pago se haría en bonos de una deuda interior lanzada por aquellos Estados, de acuerdo con la leyLosrespectiva.adquirentes

Los nuevos propietarios quedarían sujetos a la oficina central que en cada hacienda frac cionada se estableciera, la que vigilaría que el cultivo se hiciera en la forma adecuada para obtener el mayor rendimiento posible, tratando siempre de que se emplearan los implementos modernos de agricultura.Para

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El fraccionamiento se haría de dos formas: subdividiendo las haciendas en pequeños ran chos y en parcelas. En el primer caso, el adquirente debería acreditar que tenía los aperos necesarios para el cultivo, y el capital necesario para subsistir un año. En el segundo, los lotes serían tan sólo de una extensión suficiente, para ser cultivados por un solo individuo o por una familia.

Reglamento General de la Ley para Fraccionamiento y Repartición de Tierras en el Estado de Guanajuato.

Artículo 2° El procedimiento para las expropiaciones se llevará administrativamente por el director general agrario o el ayudante que él designare, en forma de actas sucintas que firmarán todas las personas que en ellas intervengan; si alguna no qui siera o no supiere firmar, se expresará así; en vez de autos se pondrán simples razones haciendo referencia a las minutas, que deben agregarse, de todas las comunicaciones que se libren en el curso del procedimiento. Se agregarán también los escritos que pre sentare el dueño expropiado. Concluido el expediente y agregada copia de la escritura de expropiación, se archivará en la Dirección General Agraria.

Se procedió al levantamiento topográfico de las haciendas de Jalpa, Santa Ana del Conde, La Sandía, Atotonilquillo, Maravillas, San Juan de Otates, San Pedro del Monte y el Coecillo, y se formaron buen número de lotes.

Para la venta se lanzaron convocatorias y ya había muchas solicitudes de terrenos, sólo se esperaba la aprobación de las leyes correspondientes para proceder a su reparto.

Artículo 3° En la primera acta se consignará la entrega de la finca al depositario y las observaciones que en el curso de la intervención hubiere hecho el dueño o encargado.

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Fraccionamiento de la hacienda de San Pedro del Monte y San Judas.

Artículo 1° A medida que el Gobierno vaya haciendo las designaciones a que se re fiere el artículo 8 de la Ley, lo comunicará a la Dirección General Agraria para que ésta proceda a cumplir lo dispuesto en el artículo 9 de la misma Ley, y librará las órdenes necesarias para que se auxilie a dicha oficina con la fuerza armada que fuere necesaria.

En Aguascalientes también se puso una oficina central que dependía de la de León, la que emprendió el levantamiento topográfico de la hacienda de Santa María de Gallardo.20

Artículo 5° Al notificarse al dueño de la finca el acuerdo de expropiación, se le em plazará para que en día fijo, dentro de un término que no excederá de un mes, com parezca a la propia finca a ponerse de acuerdo con el director agrario sobre la loca lización de la superficie no expropiable y sobre el valor de la excedente sujeta a la expropiación.

Artículo 4° La Dirección Agraria nombrará al depositario a reserva de que el Go bierno apruebe el nombramiento.

Artículo 10. Si se lograre el acuerdo, el director comunicará al Gobierno los términos en que se haya celebrado aquél, exponiendo las razones que lo justifiquen; si el Go bierno lo aprueba, dispondrá se remitan al director general los bonos con que debe pagarse al propietario; se deslindará la porción no expropiable y se otorgará la escri tura de expropiación ante el notario o juez receptor de la municipalidad corres pondiente, después de cumplido lo que indica el artículo 23.

Artículo 11. El propietario tiene derecho de señalar el terreno en que debe localizarse la superficie no expropiable; pero si ese señalamiento dificultare el fraccionamiento del resto de la finca, y no se lograse la avenencia sobre este punto, se verificará la expropiación totalmente, procediéndose a fijar el precio como explica el artículo 9°.

Artículo 12. En el caso del artículo 5° de la Ley, si no hubiere avenimiento, el Go bierno decidirá, en vista del informe de la Dirección Agraria, las fincas o terrenos que deban expropiarse.

Se harán tres ejemplares del inventario: uno se remitirá a la Dirección General; otro se entregará al depositario, y el tercero al dueño o encargado de la finca, si lo pidiere.

Artículo 7° El director agrario recabará del Registro Público de la Propiedad las constancias relativas a acreditar que la persona contra quien se inicia el procedi miento es realmente el dueño de la finca

Artículo 6° Se hará esa notificación al dueño personalmente si estuviere en la finca; en caso contrario se le dirigirá oficio por correo, bajo certificado con acuse de recibo, el cual se agregará al expediente en su oportunidad. Ignorándose la residencia del propietario o si la tuviera en el extranjero, se hará la notificación por medio de tres publicaciones consecutivas en el Periódico Oficial del Estado.

Artículo 8° Durante el término del aplazamiento el director agrario por sí o por medio del jefe o jefa agrarios que comisione, hará el avalúo y reconocimiento de la finca, que deben servir de base para los efectos del artículo siguiente. Solamente se suspenderá el procedimiento si de ese trabajo preliminar apareciere que la finca no está en el caso del artículo 2° de la Ley. Toda oposición fundada en otro motivo se desechará de plano.

Artículo 9° Si compareciere el dueño de la finca, el director agrario celebrará con él las conferencias que juzgare oportuno para lograr un acuerdo sobre los puntos que indica el artículo 3°, en un término de tres días. Las actas relativas se contraerán a consignar las proposiciones de ambas partes.

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Artículo 13. En caso de que no se logre el acuerdo sobre el precio de los terrenos expropiables, el director general rendirá informe circunstanciado al Gobierno para que decida el caso conforme a lo dispuesto en el artículo 10 de la Ley.

Artículo 17. Si el Gobierno renuncia a la expropiación, lo comunicará a la Admi nistración General de Rentas para la rectificación del valor fiscal de la finca de que se trate, como indica el artículo 10 de la Ley; y ordenará se levante la intervención de la finca, la cual será entregada con las mismas formalidades con que fue recibida. El depositario rendirá su cuenta de administración al dueño, por conducto de la Dirección Agraria, en el término de treinta días.

Artículo 18. Si el dueño no aprobare la cuenta de administración formulará su opo sición ante el juez del Partido, la que se ventilará en forma de incidente, representando a la Dirección Agraria el jefe de la Sección Forense. Los gastos de la intervención, incluyendo los honorarios del depositario, serán a cargo del dueño, salvo que no fuere aprobada judicialmente la cuenta de aquél.

Artículo 19. En el caso del artículo 17, si el justiprecio del propietario se hubiere concretado a la porción expropiable de la finca, se rectificará fiscalmente el valor de toda ésta proporcionalmente a dicho justiprecio, en la forma que expresa el artículo 15.

Artículo 20. Durante el procedimiento de expropiación no deberá ausentarse de la finca el dueño de ella, sin dejar representante jurídico; si lo hiciere se entenderá que renuncia a toda avenencia ulterior y se procederá como expresan los artículos si guientes.

Artículo 16. El Gobierno podrá renunciar a la expropiación si por los costos del frac cionamiento y su escasa utilidad pública en un caso dado resultare muy oneroso ve rificar aquélla por el valor fiscal de la finca.

Artículo 22. La escritura de expropiación en el caso del artículo anterior, y cuando el propietario se niegue a firmarla, será otorgada en su rebeldía por el juez del Partido a

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Artículo 15. En el caso del artículo anterior, si se tratare de expropiación parcial porque haya habido avenencia sobre la localización de la superficie inexpropiable, se fijará el valor de la parte expropiable, proporcionalmente, sobre la base legal del valor fiscal. El empleado rentístico de la localidad hará la fijación conforme a los datos de la última manifestación y al informe que debe rendir el director agrario. Aprobado el precio por el Gobierno, se procederá como dispone el artículo anterior.

Artículo 21. Si no compareciere el propietario citado legalmente, se verificará la expropiación total de su finca por el del valor fiscal mediante la aprobación del Go bierno, a quien informará del caso el director agrario.

Artículo 14. Si el Gobierno resuelve llevar adelante la expropiación y se estuviere en el caso de hacerla totalmente, dispondrá se remitan bonos por el valor fiscal de la fin ca. El director agrario comunicará la resolución al propietario, le prevendrá que exhiba los títulos de propiedad, cumplirá lo dispuesto en el artículo 23 y señalará al propietario día fijo para que firme la escritura de expropiación.

Artículo 26. Cuando se expropie parcialmente una finca hipotecada, se cancelarán los gravámenes proporcionalmente al valor de toda la finca. La parte de gravámenes que quede viva gravitará solamente sobre la porción no expropiada.

Artículo 28. La cantidad de agua, muebles y demás accesorios de los enumerados en el artículo 4° de la Ley, que deban expropiarse, será señalada, y los valores fijados por el director agrario. De ello se dará conocimiento al dueño en las conferencias de que habla el artículo 9°. Si el dueño no estuviere conforme con el avalúo, ocurrirá al juez del Partido solicitando el nombramiento de perito a que se refiere el artículo 10 de la Ley. El juez hará el nombramiento dentro de tres días y en el mismo auto señalará término para la formación del avalúo. Si no aceptare el perito se dará cuenta de oficio para que el juez nombre otro. Presentando el avalúo se remitirá original al director agrario, quedando copia en los autos. Si el total del avalúo pericial fuere inferior, igual o superior en menos del 5% al de la valorización del director agrario, los honorarios del perito serán pagados por el dueño de la finca; en caso contrario, los pagará el Gobierno. Si el dueño de la finca no ocurriere al juzgado dentro del término antedicho, se entenderá que acepta la valorización oficial.

97 que corresponda la finca, para lo cual le remitirá el expediente el director agrario. Si el juez encuentra los procedimientos ajustados a la ley y a este reglamente, otorgará la escritura, después de cumplir con lo dispuesto en el artículo 23, si el expediente con tuviere irregularidades que no fueren sustanciales, mandará enmendarlas; pero si apa recieren infracciones que manifiestamente lesionen los derechos de alguna de las par tes, lo comunicará al Gobierno remitiéndole el expediente para que declare la nulidad o validez de lo actuado, según proceda.

Artículo 23. Antes de otorgarse cualquier escritura de expropiación, se recabará el certificado de gravámenes o libertad de la finca en los veinte años anteriores. En el caso del artículo 10, el mismo director agrario citará a los acreedores que aparezcan en el certificado en la forma que previene el artículo 6°, para una junta a la que concurrirá también el dueño de la finca. Si hubiere conformidad entre los acreedores y el deudor, se pagará a aquellos como dispone el artículo 11 de la Ley, haciéndose las respectivas cancelaciones. Si no asistieren los acreedores, se negaren a recibir el pago o se opusiere a éste el deudor, se depositará en un Banco el importe del crédito por la cuantía por que aparezca inscrito en el registro a disposición de los acreedores en los dos primero casos; y a disposición del juez del Partido en el último. El encargado del Registro hará las cancelaciones con inserción del acta relativa y dando fe del billete de depósito, el cual se agregará al expediente o se remitirá al juez, según el caso.

Artículo 24. En el caso del artículo 22, el juez practicará lo dispuesto en el artículo anterior, haciendo las citaciones conforme a la legislación común.

Artículo 25. Cuando el depósito se decrete por oposición del deudor, éste deberá enta blar su reclamación ante el juez dentro de los tres días siguientes a la constitución del depósito. Transcurrido el plazo aquél quedará a disposición de los acreedores. La re clamación se ventilará por los trámites de los incidentes.

Artículo 27. Cuando el procedimiento se siguiere en rebeldía del propietario, lo mis mo que cuando éste se negare a recibir el valor de la finca expropiada, se depositará éste en algún Banco a disposición y a costa del propietario.

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Artículo 30. En el caso del artículo 7° de la Ley, en defecto de avenimiento y de valor fiscal de las aguas, se observará lo dispuesto en el artículo 28. El perito determinará la cantidad expropiable.

Artículo 32. Desde que sea intervenida una finca podrá el Gobierno disponer que se instale en ella la Oficina Agraria correspondiente y que comience a formar el proyecto de fraccionamiento.

Artículo 29. En el caso del artículo 6, De la Ley, se aplicarán las disposiciones conducentes contenidas en los artículos anteriores. El propietario sólo podrá oponerse a la expropiación presentando dictamen de perito titulado que acredite que las obras proyectadas no producirán agua suficiente para regar 300 hectáreas. El Gobierno or denará, en tal caso, que se suspenda el procedimiento y se entreguen al juez los dictá menes de ambas partes; luego que este funcionario los reciba, recabará el dictamen de otro perito y resolverá la procedencia o improcedencia de la expropiación conforme a las reglas para valorizar la prueba pericial, sin más trámite que la citación previa al dueño de la finca y al director agrario. Uno y otro podrán apelar, se admitirá de plano el recurso, y la revisión, que hará cualquiera de las Salas de lo Civil, causará eje cutoria. Los honorarios del perito serán a cargo del propietario o del Gobierno, según se declare la procedencia o improcedencia de la expropiación.

Artículo 35. Las solicitudes de compra de ranchos se presentarán a la oficina sub alterna agraria establecida en la finca, por escrito o verbalmente; pero en el segundo caso la propia oficina las consignará en un acta. El solicitante expresará sus gene rales, protestará que no tiene ninguna otra propiedad rústica, designará el lote que desea adquirir y la cantidad de que puede disponer para los fines que indica el artículo 18 de la Ley.

Artículo 34. El costo de toda finca expropiada se calculará atendiendo al importe de la indemnización pagada al propietario; al gasto del levantamiento de planos y tra bajos de agrimensura; al valor de las obras necesarias para el reparto de las aguas y al de la superficie que haya de dejarse inculta para ser ocupada por caminos, canales, etc. La totalidad de estos gastos servirá de base para fijar el precio de las tierras al ponerlas a la venta.

Artículo 31. Cuando fueren varios los dueños de una finca, se citará a todos, previ niéndoles nombren un representante común; si no lo hicieren, se entenderá el proce dimiento con el dueño que se apersone a las diligencias.

Artículo 36. La oficina fijará el precio del terreno solicitado y recibirá las pruebas que acerca de su solvencia ofrezca el solicitante, las que consistirán en constancias de instituciones de crédito, de casas comerciales o de personas honorables; en escrituras hipotecarias, constancias del Registro de la Propiedad o fiscales, valores comerciales, etc.; y testigos cuando se trate de acreditar la propiedad de muebles o semovientes. Se

Artículo 33. Se hará el fraccionamiento en ranchos donde la extensión de la finca en relación con la calidad de las tierras y la escasa densidad de la población rural haga el desarrollo del cultivo intensivo. En los demás casos se preferirá el fraccionamiento en parcelas, lo mismo que cuando la finca expropiada estuviere contigua a algún pueblo de indios para cuyo crecimiento sea aquélla un obstáculo.

admitirá también fianza de persona abonada que se obligue a ministrar al solicitante los elementos de que se trata.

Artículo 37. La oficina subalterna elevará la solicitud con especificación de las prue bas, y su dictamen, a la Dirección General Agraria, la que aprobará o desechará la solicitud y comunicará su resolución al Gobierno. En caso de aprobarla se procederá como indican los artículos 19 y 20 de la Ley.

Artículo 40. Si el adquirente faltare al pago de las exhibiciones anuales que debe hacer, se procederá al cobro conforme a la ley económico coactiva; pero previniendo esa falta de causa justa a juicio del Gobierno, ante quien deberá ésta probarse, se podrá conceder al deudor un nuevo plazo.

Artículo 39. Luego que una oficina agraria tuviera noticia, por denuncia o de cual quiera otra manera, de la infracción a que se refiere el artículo anterior, procederá a recabar la prueba, recibirá declaración al interesado y comunicará todo al Gobierno. Si éste resuelve que procede la rescisión, ordenará se recoja el predio desde luego, reservando al adquirente los derechos que crea tener para que los deduzca ante el juez del partido en juicio sumario contra el agente del Ministerio Público, en representa ción del Gobierno. Transcurrido un mes desde el día en que hubiere sido recogido el predio que el adquirente hubiere recurrido a la autoridad judicial, o fallado el juicio en su contra, dispondrá el Gobierno que se cancelen las inscripciones fiscales y las del Registro Público, y podrá enajenarse a tercero el predio de que se trate.

Artículo 44. No podrá hacerse ninguna adjudicación de parcelas sin que antes se hubieren deslindado y reservado los terrenos a que se refieren los incisos III y IV del artículo 21 de la Ley.

Artículo 38. El adquirente quedará advertido de que se rescindirá La enajenación y perderá los abonos que hubiere hecho, si llegare a descubrirse que al formular su solicitud tenía alguna otra propiedad rústica.

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Artículo 42. La Oficina Inspectora procederá en los términos indicados en el artículo 37, explicando la cantidad de terrenos que en su concepto debe aplicarse al solicitante, y el precio.

Artículo 41. Las solicitudes de parcelas se harán ante la correspondiente Oficina Inspectora Agraria, como expresa el artículo 35; y los solicitantes deberán acreditar: que son jornaleros; el número de personas capaces de trabajar que componen su fa milia, sin incluir los niños menores de catorce años; que tienen aptitud para trabajos de campo y han sido constantes en ellos. La prueba consistirá en certificados suscritos por dos personas que hayan reconocido sus firmas ante la primera autoridad muni cipal, la cual certificará si aquéllas son conocidas y fidedignas. También podrán acre ditarse dichos requisitos por medio de testigos que declaren ante la Oficina Agraria la que se asegurará de la idoneidad de éstos.

Artículo 43. Aprobada la solicitud por la Dirección General, el Gobierno expedirá el título de propiedad; y, al entregarlo al adquirente y darle posesión de su parcela, se le impondrá de la prevención que contiene el inciso V, artículo 21 de la Ley.

Artículo 47. En el caso previsto en el inciso V del artículo 21 de la Ley, la Oficina Inspectora, al proponer la declaración de caducidad, aducirá las pruebas de la causa que la motivan, acompañando la declaración que sobre el particular hubiere recibido el adquirente. La Dirección General procurará la confirmación de los hechos por con ducto de la autoridad política o judicial correspondiente, y resolverá en consecuencia. Declarada la caducidad, el Gobierno dispondrá se recoja la parcela al adquirente y se expulse a éste, si tuviere habitación en el lugar que designa el inciso IV del artículo citado.

Artículo 50. Los adjudicatarios pueden hacer anualmente exhibiciones por mayor cantidad que la que exprese la tabla de intereses de sus títulos, la cual en tal caso se modificará en relación.

Artículo 53. En los casos que mencionan los incisos I y II del artículo 28 de la Ley, las solicitudes se presentarán directamente al Gobierno por los mismos interesados o por cualquier jefe militar, acompañando en el caso del inciso II los comprobantes del pa rentesco. En las solicitudes se expresará el número de personas que componen la fa milia del solicitante y los terrenos que pretende les sean adjudicados. El Gobierno,

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Artículo 49. La Dirección General Agraria tomará razón de los títulos en un libro especial; hará en éstos la respectiva anotación y los remitirá a la Oficina Agraria correspondiente, quien los entregará al adquirente después de haber hecho que se registren fiscalmente y en el Libro de la Propiedad del Partido.

Artículo 48. Los títulos que se expidan para acreditar la propiedad de los terrenos objeto de la Ley, serán firmados por el gobernador del Estado y su secretario; expre sarán las generales del adjudicatario, la extensión y linderos del terreno, los derechos accesorios del mismo, los útiles y semovientes que se hubieren adjudicado juntamente con el predio; las condiciones esenciales de la enajenación que reproducen los artí culos 38 y 43 de este reglamento, según el caso; la prohibición que contiene el artículo 24 de la Ley y la garantía a que se refiere el artículo 27 de la misma. Al calce se pon drá la tabla de las exhibiciones anuales que debe hacer el adquirente.

Artículo 46. Lo dispuesto en el artículo anterior se observará también respecto del uso de los menesteres a que se refiere el artículo 22, inciso III de la Ley.

Artículo 51. Cuando esté totalmente pagado un terreno se harán las anotaciones respectivas en el título y su registro.

Artículo 45. Los terrenos dedicados a pasteo y bosques quedarán al cuidado de la Oficina Inspectora Agraria, la cual formará los reglamentos a que debe sujetarse el uso en común de esos terrenos. El pago de los pastores, monteros, etc., será por cuenta del Gobierno, quien podrá imponer a los beneficiarios una contribución especial de pastos y montes, si fuere necesario.

Artículo 52. El adquirente que disponga de los frutos de su terreno sin haber hecho los pagos a que se refiere el artículo 27 de la Ley, incurrirá en la pena correspondiente al abuso de confianza. La Oficina Agraria respectiva hará la consignación del caso a la autoridad judicial competente.

El 24 de mayo de 1915, el General Francisco Villa, aceptó y promulgó en León, la siguiente Ley Agraria formulada por el Departamento de Hacienda a cargo del Licenciado Francisco Escuderos: Francisco Villa, general en jefe de las Operaciones del Ejército Convencionista, a los habitantes de la República hago saber:

Artículo 54. El Gobierno podrá, cuando le parezca conveniente, hacer gestiones para que se establezcan en las fincas expropiadas los colonos a que se refieren los incisos III y IV de la Ley.

Que en virtud de las facultades extraordinarias contenidas en el Decreto de 2 de fe brero del presente año, expedido en la ciudad de Aguascalientes, y de las cuales estoy investido, y El General Francisco Villa firmando documentos.

mediante informe de la Dirección General Agraria, señalará los lotes que deban adju dicarse gratuitamente.

Artículo 55. En el caso de caducidad de las enajenaciones, a que se refieren los artí culos anteriores, se observará lo prevenido en el artículo 47.

Ley Agraria Promulgada por el General Francisco Villa

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Artículo 56. Reglamentos especiales determinarán el funcionamiento de la Dirección General Agraria y de las oficinas subalternas, así como todo lo relativo a la adminis tración de las oficinas intervenidas o expropiadas 21

Que por estas consideraciones ha venido a ser una apremiante necesidad nacional el reducir las grandes propiedades territoriales a límites justos, distribuyendo equitati vamente las excedencias.

Que la preponderancia que llega a adquirir la clase propietaria en virtud de las cau sales anotadas y bajo el amparo de gobiernos absolutistas favorece el desarrollo de abusos de todo género que obligan finalmente al pueblo a remediarlos por la fuerza de las armas, haciéndose casi imposible la evolución pacífica del país.

Considerando: que siendo la tierra en nuestro país la fuente, casi la única riqueza, la gran desigualdad en la distribución de la propiedad territorial ha producido la con secuencia de dejar a la gran mayoría de los mexicanos, a la clase jornalera, sujeta a la dependencia de la minoría de los terratenientes, dependencia que impide a aquella clase el libre ejercicio de sus derechos civiles y políticos.

Que la satisfacción de esta necesidad ha sido una solemne promesa de la Revolución; y por lo tanto, debe cumplirlas sin demora el Gobierno Provisional emanado de ella, conciliando en lo posible los derechos de todos;

Que la absorción de la propiedad raíz por un grupo reducido es un obstáculo cons tante para la elevación de los jornales en la justa relación con la de los artículos de primera necesidad, prolonga así la precaria situación económica de los jornaleros y los imposibilita para procurar su mejoramiento intelectual y moral.

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Que la concentración de la tierra en manos de una escasa minoría es causa de que permanezcan incultas grandes extensiones de terreno y de que, en la mayoría de éstos, sea el cultivo tan deficiente que la producción agrícola nacional no basta a menudo para satisfacer el consumo; y semejante estorbo a la explotación de los recursos natu rales del país redunde en perjuicio de la mayoría del pueblo;

Que una reforma social como la que importa la solución del problema agrario, que no sólo afecta a todo el país sino que trascenderá a las generaciones venideras, debe realizarse bajo un plan sólido y uniforme en sus bases generales, rigiéndose por una misma ley;

Que la Ley Federal no debe sin embargo contener más que los principios generales en los que se funda la reforma agraria dejando que los Estados, en uso de su soberanía, acomoden esas bases a sus necesidades locales; porque la variedad de los suelos y de las condiciones agronómicas de cada región requieren diversas aplicaciones parti culares de aquellas bases; porque las obras de reparto de tierra y de las demás que demanda el desarrollo de la agricultura serían de difícil y dilatada ejecución si de pendieran de un centro para toda la extensión del territorio nacional; y porque las cargas consiguientes a la realización del reparto de tierras deben, en justicia, repor tarlas los directamente beneficiados y quedan mejor repartidos haciéndolos recaer sobre cada región beneficiada;

Que no obstante la consideración contenida en el párrafo anterior para exonerar a la Federación del supremo deber de cuidar que en todo el territorio nacional se realice cumplidamente la reforma agraria y de legislar en aquellas materias propias de su incumbencia, según los antecedentes jurídicos del país que complementan la reforma.

Artículo 3°. Se declara de utilidad pública el fraccionamiento de las grandes pro piedades territoriales en la porción excedente del límite que se fije conforme a los ar tículos anteriores. Los Gobiernos de los Estados expropiarán, mediante indemniza ción, dicho excedente, en todo o en parte, según las necesidades locales. Si sólo hicie ran la expropiación parcial, el resto de la porción excedente deberá ser fraccionada por el mismo dueño con arreglo a lo prescrito en el Inciso IV artículo 12 de esta Ley. Si este fraccionamiento no quedare concluido en el plazo de tres años, las tierras no fraccionadas continuarán sujetas a la expropiación decretada por la presente Ley.

En tal virtud he tenido a bien expedir la siguiente:

Artículo 5°. Se declara igualmente de utilidad pública la expropiación de los terrenos necesarios para fundación de poblados en los lugares que se hubiere congregado o llegare a congregarse permanentemente un número tal de familias de labradores, que sea conveniente, a juicio del gobierno local, la erección del pueblo; y para la ejecu ción de obras que interesen al desarrollo de la agricultura parcelaria y de las vías rurales de comunicación.

Artículo 6°. Serán expropiadas las aguas de manantiales, presas y de cualquiera otra procedencia, en la cantidad que no pudiere aprovechar el dueño de la finca a que pertenezcan, siempre que esas aguas pudieran ser aprovechadas en otra. Si el dueño de ellas no las utilizare, pudiendo hacerlo, se le señalará un término para que las aproveche, bajo la pena de que si no lo hiciere, quedarán dichas aguas sujetas a expropiación.

Artículo 4°. Se expropiarán también los terrenos circundantes de los pueblos de in dígenas en la extensión necesaria para repartirlos en pequeños lotes entre los habi tantes de los mismos pueblos que estén en aptitud de adquirir aquéllos, según las dis posiciones de las leyes locales.

LEY GENERAL AGRARIA:

Artículo 7°. La expropiación parcial de tierras comprenderá, proporcionalmente, los derechos reales anexos a los inmuebles expropiados, y también la parte proporcional

Artículo 2°. Para hacer la fijación a que se refiere el artículo anterior, el Gobierno de cada Estado tomará en consideración la superficie de éste, la cantidad de agua para el riego, la densidad de su población, la calidad de sus tierras, las extensiones actualmente cultivadas y todos los demás elementos que sirvan para determinar el límite más allá del cual la gran propiedad llega a constituir una amenaza para la estabilidad de las instituciones y para el equilibrio social.

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Artículo 1°. Se considera incompatible con la paz y la prosperidad de la República la existencia de grandes propiedades territoriales. En consecuencia, los gobiernos de los Estados, durante los tres primeros meses de expedida esta Ley, procederán a fijar las superficie máxima de tierra que, dentro de sus respectivos territorios, pueda ser po seída por un solo dueño; y nadie podrá en lo sucesivo seguir poseyendo ni adquirir tierras en extensión mayor de la fijada, con la única excepción que consigna el artículo 18.

Artículo 8°. Los gobiernos de los Estados expedirán las leyes reglamentarias de la expropiación que autoriza la presente y quedará a su cargo el pago de las indem nizaciones correspondientes. El valor de los bienes expropiados, salvo en caso de convenio con el propietario, será fijado por peritos nombrados uno por cada parte y un tercero para caso de discordia. Éste será designado por los primeros peritos y si no se pusieran de acuerdo, por el juez local de Primera Instancia. En todo caso en que sea necesario ocurrir al tercer perito, se fijará el valor definitivo de los bienes expropiados, tomando la tercera parte de la suma de los valores asignados respec tivamente, por los tres valuadores.

Artículo 11. Los gobiernos de los Estados no podrán decretar la ocupación de tierras de las propiedades objeto de esta Ley, ni tomar posesión de los terrenos expropiados, sin que antes se hubiere pagado la indemnización correspondiente en la forma que disponga la Ley local; pero podrán decretar las providencias convenientes para ase gurar los muebles necesarios de que habla el artículo 7°. Los dueños de las fincas que puedan considerarse comprendidos en esta Ley, tendrán obligación de permitir la práctica de los reconocimientos periciales necesarios para los efectos de la misma Ley.

Artículo 9°. Si la finca en que se verifique la expropiación reportare hipotecas u otros gravámenes, la porción expropiada quedará libre de ellos mediante el pago que se hará al acreedor o acreedores de la parte del crédito en que se haga el pago al dueño. Si hubiere desacuerdo acerca de la proporcionalidad de la cancelación, será fijada por peritos. La oposición del deudor al pago se ventilará en juicio con el acree dor sin suspender la cancelación, depositándose el importe del crédito impugnado.

104 de muebles, aperos, máquinas y demás accesorios que se necesiten para el cultivo de la porción expropiada.

II No se enajenará a ninguna persona una porción de tierra mayor de la que garan tice cultivar.

Artículo 10. Se autoriza a los Gobiernos de los Estados para crear deudas locales en la cantidad estrictamente indispensable para verificar las expropiaciones y sufragar los gastos de los fraccionamientos a que se refiere esta Ley, previa aprobación de los proyectos respectivos por la Secretaría de Hacienda.

I. Las enajenaciones se harán siempre a título oneroso, con los plazos y condiciones de pago más favorables para los adquirentes en relación con las obligaciones que pesen sobre el Estado a consecuencia de la deuda de que habla el artículo 10.

a los Estados dictar las leyes que deban regir los fraccionamientos y las adjudicaciones de los lotes para acomodar unos y otras a las conveniencias locales; pero al hacerlo, no podrán apartarse de las bases siguientes:

Artículo 12. Las tierras expropiadas en virtud de esta Ley se fraccionarán inme diatamente en lotes que serán enajenados a los precios de costo además de gastos de apeo, deslinde y fraccionamiento, más un aumento de diez por ciento que se reservará a la Federación para formar un fondo destinado a la creación del crédito agrícola del Competepaís.

Artículo 13 Los terrenos contiguos a los pueblos que hubieren sido cercenados de éstos a título de demasías, excedencias o bajo cualquiera otra denominación y que habiendo sido deslindados no hubieren salido del dominio del Gobierno Federal, se rán fraccionados desde luego en la forma que indica el inciso V del artículo anterior.

VI. En los terrenos que se fraccionen en parcelas se dejarán para el goce en común de los parcelarios los bosques, agostaderos y abrevaderos necesarios.

Artículo 18. El Gobierno Federal podrá autorizar la posesión actual o adquisición posterior de tierras en cantidad mayor que la adoptada como límite, según el artículo

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Artículo 15. Se declaran de jurisdicción de los Estados las aguas fluviales de carác ter no permanente que no formen parte de límites con un país vecino o entre los Esta dos mismos.

IV. La extensión de los lotes en que se divida un terreno expropiado no excederá en ningún caso de la mitad del límite que se asigne a la gran propiedad en cumplimiento del artículo 1° de esta Ley.

III. Las enajenaciones quedarán sin efecto si el adquirente dejare de cultivar sin cau sa justa durante dos años la totalidad de la tierra cultivable que se le hubiere adju dicado; y serán reducidas si dejare de cultivar toda la tierra laborable comprendida en la adjudicación.

Artículo 14. Los Gobiernos de los Estados modificarán las leyes locales sobre apar cería en el sentido de asegurar los derechos de los aparceros en el caso de que los propietarios abandonen el cultivo de las labores o de que aquéllos transfieran sus derechos a un tercero. Los aparceros tendrán en todo caso el derecho de ser pre feridos en la adjudicación de los terrenos que se fraccionen conforme a esta Ley o por los propietarios respecto de las parcelas que hubieren cultivado por más de un año.

Artículo 17. Los gobiernos de los Estados expedirán leyes para constituir y proteger el patrimonio familiar sobre las bases de que éste sea inalienable, que no podrá gra varse ni estará sujeto a embargos. La transmisión de dicho patrimonio para herencia, se comprobará con la simple inscripción en el Registro Público de la Propiedad, del certificado de defunción del jefe de la familia y de su testamento o en caso de intes tado, de los certificados que acrediten el parentesco. Se considerará parte integrante del patrimonio familiar todo lote de veinticinco hectáreas o menos adquirido en virtud de los fraccionamientos que ordena esta Ley.

V. Los terrenos que se exponen conforme a lo dispuesto en el artículo 4° se frac cionarán precisamente en parcelas cuya extensión no exceda de veinticinco hectáreas y se adjudicarán solamente a los vecinos de los pueblos.

Artículo 16. Los gobiernos de los Estados, al expedir las leyes reglamentarias de la presente, decretarán un reavalúo fiscal extraordinario de todas las fincas rústicas de sus respectivos territorios y se tomará como base de los nuevos avalúos el valor co mercial de las tierras, según su calidad, sin gravar las mejoras debidas al esfuerzo del labrador. Sólo quedarán exentos del impuesto los predios cuyo valor resulte inferior a quinientos pesos oro mexicano.

Monedas acuñadas por el Gobierno Villista. Monedas acuñadas por el Gobierno Constitucionalista.

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Además, el 30 de mayo, Villa autorizó la libre acuñación de moneda de oro, plata, níquel y cobre, bajo la vigilancia del Gobierno, exentas de gabelas, debiendo pagar los interesados solamente los gastos de producción y el sostenimiento de las casas de moneda. Autorizó también la libre im portación de monedas de oro y plata nacionales y extranjeras, así como de materiales para el fomen to de la minería. Prohibió además la exportación de monedas acuñadas en México.

Artículo 19. La Federación expedirá las leyes sobre crédito agrícola, colonización y vías generales de comunicación y todas las demás complementarias del problema na cional agrario. Decretará también la exención del Decreto del Timbre a los títulos que acrediten la propiedad de las parcelas a que se refiere esta Ley.

Francisco Villa.22

1°, a favor de empresas agrícolas que tengan por objeto el desarrollo de una región, siempre que tales empresas tengan carácter de mexicanas y que las tierras y aguas se destinen al fraccionamiento ulterior en un plazo que no exceda de seis años. Para conceder tales autorizaciones se oirá al Gobierno del Estado al que pertenezcan las tierras de que se trate y a los particulares que manifiesten tener interés contrario a la autorización.

Artículo 20. Serán nulas todas las operaciones de enajenación y de fraccionamiento que verifiquen los Estados contraviniendo las bases generales establecidas por esta Ley. Cuando la infracción perjudicare a un particular, dicha nulidad será decretada por los tribunales federales en la vía procedente conforme a la Ley de Administración de Justicia del Orden Federal.

Y al día siguiente, decretó que los bienes de los instigadores y cómplices del golpe militar de 1913 fuesen embargados y rematados, destinándose su producto al erario y al auxilio de viudas, huérfanos e inválidos, víctimas de la Revolución. El Departamento de Hacienda, a discreción podría reservarse algunos de los bienes confiscados.

Dado en la ciudad de León, a los veinticuatro días del mes de mayo de 1915.

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Plano de haciendas y ranchos del Distrito de León. 1920.

3 AHML Libro Nº 35 de Copiador de Oficios, Oficios 52 y 68

19 AHML Libro Nº 35 de Copiador de Oficios, Oficio 1167.

15 AHML Libro Nº 35 de Copiador de Oficios, Oficio 919.

1 Gómez, Marte R. La Reforma Agraria en las Filas Villistas Años 1913 a 1915 y 1920. Talleres Gráficos de la Nación. México. 1966. pp. 39 40.

18 AHML Libro Nº 35 de Copiador de Oficios, Oficio s/n.

21 Op. Cit. Gómez, Marte R. Tomado de “El Monitor”, Cd. de México. 12, 13, 15 y 16 de enero de 1915 .

12 AHML Libro Nº 35 de Copiador de Oficios, Oficio 564.

16 AHML Libro Nº 35 de Copiador de Oficios, Oficio 933.

20 Gómez, Marte R. Tomado de “El Monitor”, Cd de México. 18 de enero de 1915

10 AHML Libro Nº 35 de Copiador de Oficios, Oficio 415.

11 AHML Libro Nº 35 de Copiador de Oficios, Oficio 464.

4 AHML Libro Nº 35 de Copiador de Oficios, Oficio 178.

7 Copiador de Oficios. Gobierno. Libro Nº 35, Oficio 245.

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22 Así Fue la Revolución Mexicana. SEP Consejo Nacional de Fomento Educativo. Tomo 6. México. 1985. pp. 1159 1161.

5 AHML Libro Nº 35 de Copiador de Oficios, Oficio 179.

2 AHML Libro Nº 35 de Copiador de Oficios, Oficio 58.

14 AHML Libro Nº 35 de Copiador de Oficios, Oficio 543.

17 AHML Libro Nº 35 de Copiador de Oficios, Oficio 763.

8 AHML Libro Nº 35 de Copiador de Oficios, Oficio 249.

13 AHML Libro Nº 35 de Copiador de Oficios, Oficio 516.

9 AHML Libro Nº 35 de Copiador de Oficios, Oficio 959.

6 AHML Libro Nº 35 de Copiador de Oficios, Oficio 185.

A los enfrentamientos entre los ejércitos de Álvaro Obregón y Pancho Villa en el territorio del municipio de León, se les conoce como las Batallas de la Trinidad, por darse en torno a una pequeña estación auxiliar del ferrocarril que en ese tiempo llevaba ese nombre.

Obregón, pese a los triunfos de Celaya, decidió seguir a los villistas que en su retirada, estuvieron en Irapuato y después en Silao. Villa se replegaba poco a poco a León, no porque se sintiera derrotado, sino por estrategia, para llevar a Obregón a los campos labrantíos de la Perla del Bajío, casi en las goteras de la ciudad, donde creía ser más poderoso con su caballería. Por esta razón retrocedía, dejando la plaza de Silao, que pronto tomaron los carrancistas.

los carrancistas de la ciudad de Guanajuato desde el 25 de abril, el General Álvaro Obregón determinó el 10 de mayo que los poderes del Estado volvieran a estar en ella. Sin embargo, los villistas siguieron considerando a León como capital hasta que perdieron las batallas de La Trinidad.

El General Murguía marchó con su caballería de Pénjamo a Romita, 10 km. al poniente de La Trinidad; mientras Obregón con el grueso de su columna marchó hasta Silao, logrando esta blecer su Cuartel General el 28 de abril. La vanguardia mandada por el General Fortunato Maycotte ocupó la estación Nápoles.

Los Movimientos del General Álvaro Obregón

Las Batallas de La Trinidad

Ya desde mediados del mes, la avanzada de las fuerzas constitucionalistas al mando de los Coroneles Ramos y Morales Carranza, llegaron a Los Sauces, misma que el día 25 fue atacada por

Los villistas, en su retirada táctica poco a poco cedieron el paso a los obregonistas, que fá cilmente llegaron a la estación de La Trinidad, donde establecieron su centro de operaciones, a par tir del 7 de mayo de 1915.

El General Álvaro Obregón contaba con las divisiones de los generales Benjamín G. Hill, Manuel M. Diéguez, Cesáreo Castro y Francisco Murguía. Mantenía en Silao unos 25 mil hombres de los 35 mil que contaba, pues tenía destacados algunos en la retaguardia y flancos, y para tomar la plaza deHabiéndoseGuanajuato.posesionado

Pocos días después de la segunda batalla de Celaya, llegaron a Irapuato las divisiones de Diéguez y Murguía con efectivos de cinco mil y seis mil hombres; siendo incorporados a las ór denes de Obregón, según lo dispuesto por Carranza. Obregón aumentó así sus contingentes hasta unos treinta mil hombres.

El General Obregón avanzó con sus fuerzas por Irapuato hasta la estación Trinidad y Los Sauces, donde su vanguardia tomó contacto con la caballería de exploración villista.

tres columnas de caballería villista, con unos dos mil hombres. Al recibir informe del ataque, Obregón mandó al General Maycotte que se trasladara al lugar e hiciera lo conducente para reple garse o fueran apoyados por la infantería para batir al enemigo.

El General Benjamín Hill acompaña al General Álvaro Obregón, vestido de charro. 1915.

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Al General Murguía, al llegar con sus fuerzas a Romita, se le ordenó que enviara una explo ración a la hacienda de Santa Ana, con objeto de cerciorarse de los movimientos del enemigo.

el General Maycotte, partiendo de Los Sauces atacó en dirección a León, pene trando como ocho kilómetros; atacando por ambos flancos y por el frente, habiendo desalojado a los villistas de las posiciones que ocupaban sobre el camino a León, y persiguiéndolos dejó en el campo 11 muertos, algunos caballos, armas, parque y otros pertrechos. Reforzados los villistas contra ata caron, y al rechazarlos las fuerzas tuvieron que replegarse a sus antiguas posiciones, sufriendo la baja de 9 muertos y 14 heridos.

A las 4:00 de la mañana del día 27 de abril, comenzaron a salir con rumbo a Silao los trenes que conducían las fuerzas de la Primera División de Infantería, y a las 9:00 se trasladó Obregón a esa plaza, dejando a los generales Hill y Diéguez en Irapuato para seguir movilizando el resto de sus respectivas

Contreras.Al

Porfuerzas.suparte,

día siguiente, estando listos los trenes y a la hora señalada, Obregón dispuso su marcha, tomando su lugar en la plataforma de vanguardia del tren explorador, acompañado de los coroneles Miguel Piña y Peralta; de los capitanes primeros Alberto G. Montaño (de su Estado Mayor) y Ra fael Valdés; teniente Cecilio López y el telegrafista Pascual Vieyra, habiendo instruido previamente

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Obregón regresó a Silao y dio instrucciones al General Hill, para que ordenara que a las 7:00 de la mañana del día siguiente, se tuvieran listos tres trenes: uno con dos plataformas a la vanguardia para transportar 40 infantes y un cañón Schneider Cannet de 75 mm., luego la máquina, y en la parte posterior, dos carros de caja y el carro especial del Teniente Coronel J. L. Gutiérrez, jefe de trenes militares, para explorar. Los otros dos trenes formados por los carros necesarios para el embarco de las brigadas de infantería de los generales Francisco R. Manzo y Francisco T.

El día 28, ya reconcentradas en Silao todas las fuerzas, se estableció una cadena de in fantería alrededor de la ciudad, para poderla defender y Obregón salió para la estación Nápoles, donde se encontraba el Cuartel General. A su llegada, practicó con el General Maycotte un reconocimiento de las posiciones que ocupaba el enemigo, acordando hacer, al siguiente día, un movimiento ofensivo para posesionarse de la estación Trinidad con la caballería de Maycotte y algunas fuerzas de infantería y artillería.

Tropas del General Obregón esperan la llegada de su tren para embarcar la impedimenta. 1915.

La Trinidad, estación ubicada en tierras de Santa Ana del Conde.

Media hora después, el General Maycotte recibió orden de atacar por La Loza, partiendo de Sotelo, procurando colocarse a retaguardia del enemigo, mientras los coroneles Juan Torres y Cirilo Elizalde y el Teniente Coronel Lorenzo Muñoz, jefe de la escolta del Cuartel General, atacaron con sus respectivas fuerzas de caballería, en un movimiento combinado, sobre el flanco izquierdo del enemigo, y con el cañón emplazado en la plataforma de vanguardia, se abrió fuego sobre la línea enemiga del

operaciones en esa forma, los villistas comenzaron a replegarse hacia la esta ción Trinidad, probablemente para hacerse fuertes, pero el General Maycotte que, aprovechando há bilmente las barrancas y el bosque, en su movimiento, logró colocarse sobre el flanco derecho y los atacó con vigor, haciéndolos salir de La Trinidad, contribuyendo a esto el ataque enérgico que hacían sobre el flanco izquierdo las fuerzas de los coroneles Torres y Elizalde y la escolta del Cuartel

Iniciadasfrente.las

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logró hacer gran número de prisioneros, capturando caballos, armas y otros per trechos; y emprendió una decidida persecución, mientras que Obregón llegaba con los trenes y la tropa de infantería a la Estación Trinidad, disparando el cañón y haciendo huir confusamente al ene migo por un camino paralelo a la vía del ferrocarril, llegando hasta unos seis kilómetros cerca de León. Unos 500 jinetes acompañaron a Obregón en su arriesgado avance, pero se veían ya muy fati gados, por lo que ordenó con el silbato que los dos trenes con infantería avanzaran, para luego ha cerlos retirarse ante la salida de un fuerte contingente, como de seis mil villistas, que emprendió la batalla, derrotando y obligando a las fuerzas de Maycotte retirarse hasta Silao, dejando atrás el tren de Obregón que en su retirada fue alcanzado por jinetes villistas que intentaron capturarlo. Derro tadas las tropas de Maycotte, tuvieron que retirarse hasta Silao.

General.Maycotte

a los conductores de los trenes de retaguardia, para que obedecieran órdenes convencionales, que les serían comunicadas por medio de pitazos, dados con el silbato de la máquina del tren explora dor.

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Tren militar en que transportaba Obregón sus tropas. 1915.

Llegada de la División de Occidente a La Trinidad. 1915.

Después de un tercer enfrentamiento, que logró ser rechazado por la escolta de Obregón, el tren explorador logró abrirse paso, pero tuvo que detenerse nuevamente, por haber encontrado algu nas mulas abandonadas por la caballería, para recogerles dos ametralladoras y sus correspondientes cofres, los villistas aprovecharon esto para impedirles el paso con un caballo muerto que les atrave saron sobre la vía. Una fajina tuvo que bajar a retirar el obstáculo, mientras los soldados los prote gían con certeros disparos sobre los villistas que trataban de impedirlo. Al retirar el obstáculo se

Los soldados de Obregón aprovechaban cualquier bordo para poner los sitios de defensa. 1915.

En un segundo ataque, los villistas obligaron al tren de Obregón a hacer nuevamente un alto, y esta vez, lograron llegar hasta la altura de la máquina, haciendo sobre él descargas cerradas, principalmente sobre el carro especial del Teniente Coronel Gutiérrez, en cuyo interior resultaron heridos el ayudante y el cocinero del citado jefe. Por lo nutrido del fuego, el maquinista soltó la palanca de la locomotora, teniendo que hacerse cargo de ella el mismo Teniente Coronel Gutiérrez. Fue tan comprometida la situación, que las tropas tuvieron que combatir cuerpo a cuerpo. El mismo Maycotte, quien se encontraba a caballo, al pie de la plataforma, tuvo que dar muerte a un villista que se abalanzó, asestándole un fuerte golpe en la cabeza con la culata de su rifle.

La caballería villista en su primer ataque rodeó el tren de Obregón, logrando abordar al gunos la plataforma y con grandes dificultades fueron aniquilados por los oficiales y soldados que iban como sostén de la pieza de artillería. Un abanderado villista, que venía entre el pequeño grupo que había logrado llegar a corta distancia de la plataforma, se adelantó en actitud de descargar su ri fle sobre los tripulantes, pero fue detenido por el Capitán 2° Tomás G. Orta, de las fuerzas del General Maycotte, que abalanzándose sobre él, lo abrazó y le disparó a quemarropa con su pistola, causándole la muerte instantánea y recogiendo la bandera que llevaba. En aquel momento se lanzó sobre el oficial otro abanderado villista, y uno más le daba muerte a su caballo con un certero disparo, teniendo que luchar cuerpo a cuerpo en una lucha desesperada, en que cada uno hacia esfuerzos inauditos por sujetar a su adversario, para dispararle su arma. Saliendo al fin ileso el oficial Orta, se incorporó llevando las dos banderas (acto que le valió el ascenso al siguiente nivel).

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combates librados durante este día se hicieron a los villistas 150 prisioneros y más de 100 muertos; y entre los obregonistas alrededor de 80 bajas en la caballería, entre muertos y heri dos, y 6 muertos y 8 heridos en la escolta que acompañó a Obregón.

“Telefonema. De la hacienda “La Sandía”, el 30 de abril de 1915, para Si lao. A las 4:30 p.m. General Álvaro Obregón. Tengo el honor de comunicar a usted que hoy, al levantarse el campo donde se combatió ayer tarde, se han recogido 19 muertos, atendiéndose actualmente a 14 heridos, entre ellos un mayor y dos capita nes. Por parte del enemigo 34 muertos y gran número de heridos, los que, según informes de los peones de la hacienda, se llevaron los traidores, contándose entre los últimos, el ex general Fernando Reyes y un coronel muerto. Mis fuerzas se en cuentran posesionadas de la hacienda “San Cristóbal” y los cerros que dominan la llanura rumbo a León. El efectivo de mi División lo tengo distribuido conveniente mente, en ésta, “La Sardina”, “Jagüeyes” y “Santa Ana”, ocupando, además, las ha ciendas “El Lindero” y “El Talayote”, contiguas a ésta. Oportunamente comunicaré a usted las novedades que ocurran, y de conformidad con su mensaje de hoy, es pero sus instrucciones. Salúdolo con afecto y respeto. El General en Jefe de la 2° División del Noroeste. Francisco Murguía.”

continuó la marcha, recogiendo a los soldados cuyos caballos habían quedado completamente rendi dos, hasta detenerse a siete kilómetros al norte de la estación Nápoles.

El día 30 de abril una fuerte columna villista atacó a Murguía en las inmediaciones de la hacienda La Sandía, envolviéndolo y derrotándolo, hasta que pudo retirarse todo desorganizado, a Romita:

“Hacienda de Santa Ana, a 30 de abril de 1915. C. General Álvaro Obre gón. Silao, Gto. Siento verdaderamente tener que manifestar a usted que hoy, a las 2 p.m., una fuerte columna enemiga me obligó a combatir en la hacienda “La San día” y sus inmediaciones, habiendo sido rechazado varias veces con pérdidas de consideración, pues a cada momento reforzaba el enemigo su línea de fuego, lle gando a aumentar gradualmente lo recio del combate, hasta suceder que, en los ins tantes más rudos de la refriega, apareció una columna enemiga por la retaguardia, envolviendo a mis fuerzas casi completamente. La situación fue haciéndose cada

El día 28 de abril, Murguía recibió órdenes del cuartel general para ocupar con su división Santa Ana del Conde, La Sardina, La Sandía y El Jagüey, puestos que fueron ocupados a medio día del 29, con excepción de Santa Ana, que no llegó a ser ocupada sino por la noche. La brigada del general Eduardo Hernández intentó un reconocimiento hacia San Cristóbal chocando contra fuerzas del General villista Fernando Reyes, que lo rechazaron duramente. Volviendo con refuerzos, Her nández logró establecerse en Santa Ana del Conde. De cuyas acciones se rindió el siguiente parte:

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Ahí, Obregón escuchó un nutrido tiroteo por el centro, por lo que ordenó el retorno. Al lle gar a la hacienda Los Sauces, la caballería villista coronaba las lomas del frente y se extendían por el flanco derecho. Tres soldados obregonistas, puestos de rodilla en tierra y apoyados en un peque ño bordo, hacían fuego tratando de contener el avance del enemigo, que a cada momento se les aproximaba más y les dirigía un fuego más nutrido. Protegidos por el tren lograron montar en sus caballos, que tenían ocultos debajo de un puente del ferrocarril, y emprendieron la retirada hasta el campamento. Estos temerarios eran el Coronel Cirilo Elizalde, su asistente y una mujer, que vestía uniforme y también había disparado sobre la avanzada. Después de una hora el tren explorador llegó a Silao.Enlos

116 vez más desesperada, hasta llegar a obligarme, después de muy firmes esfuerzos, a retirarme en el mejor orden que fue dable, aunque con pérdidas de seria impor tancia, sin poder precisar su número, por lo rápido del movimiento, efectuándose por esta hacienda, y por el rumbo de Romita, donde estoy reorganizándolas en gran parte, habiendo tomado ya las posiciones más convenientes y estando dispuesto a hacer resistencia, si esta noche fuese atacado. Considero en número de seis mil el enemigo que presentó combate por la zona de San Francisco del Rincón, camino de León, La Trinidad y Puerta de San Juan. Al rendir a usted este informe, protesto también mi respetuosa subordinación.

Constitución y Reformas Hacienda de Santa Ana. 30 de abril de 1915. El General en Jefe de la 2° División del Noroeste. Francisco Murguía.”

Como era de noche y la caballería del General Maycotte estaba en pésimas condiciones, así como los 15 kilómetros a los que se encontraba el General Murguía, fue imposible enviarle auxilio, además de lo peligroso que hubiera sido destacar fuerzas a esa hora, desatando una confusión. Obre gón se limitó a ordenar al General Murguía que si no podía hacerse fuerte en Santa Ana del Conde, en caso de que allí fuera atacado nuevamente por el enemigo, se replegara hasta Romita.

En la misma fecha, por orden del cuartel general, marcharon a Romita las fuerzas de la Bri gada del General Pedro Morales, e incorporadas a éstas los regimientos de caballería de los coro neles Vidal Silva y Juan Torres, así como la brigada “Triana”, al mando del General Martín Triana, para ponerse a las órdenes del General Francisco Murguía, reforzando así su división.

El 1° de mayo, Murguía informó a Obregón desde Romita, manifestándole que las pérdidas sufridas en su División el día anterior no eran de la magnitud que al principio parecía, pues habían estado incorporándose algunos grupos dispersos.

Para el día 2, estaba ya muy próxima la llegada del convoy con parque que conducía de Veracruz el general Cesáreo Castro y, como era lo único que esperaba Obregón para emprender el avance decisivo al norte, dio las siguientes órdenes:

El General Diéguez y su Estado Mayor. Estación Trinidad. 1915.

Las fuerzas del General Diéguez permanecerían en Silao, hasta nueva orden.

El 12° Batallón tomando sus posiciones en La Trinidad. 1915.

Al General Murguía, para que, a la misma hora del día 3, emprendiera su avance de Romita a Santa Ana, procurando posesionarse de dicha hacienda a las 9:00 a.m., hora en que espe raba Obregón estar atacando la estación Trinidad, recomendándole que, después de tomar Santa Ana, destacara una parte de sus fuerzas a la hacienda La Loza, como avanzada, y

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Al General Hill, para que dispusiera que a las 6:00 a.m. del siguiente día, estuvieran listas las brigadas 1ª, 2ª y 4ª de la Primera División de Infantería, a fin de ser embarcadas en tre nes y movilizadas al norte, y que el resto de la División se alistara para emprender la mar cha a las 10:00 a.m. del mismo día 3.

Al General Maximiliano Kloss para que, a la misma hora del día siguiente, estuviera listo con los regimientos de artillería y ametralladoras, para emprender la marcha también.

Al General Maycotte, para que alistara todas las fuerzas de la División de Caballería que es taba accidentalmente a sus órdenes, por la ausencia del jefe nato de ella, General Castro, para que tomaran parte en el avance, de acuerdo con órdenes que, oportunamente, le trans mitiría el cuartel general.

El día 3 de mayo emprendieron las tropas de Obregón su avance hasta el kilómetro 394, frente a la hacienda de Sotelo, en cuya capilla estableció Obregón su cuartel general. El frente obregonista quedó establecido por una cadena de tiradores, en una línea como de 16 kilómetros, desde los cerros al poniente de Santa Ana, a cargo del General Figueroa, con fuerzas de la 2ª Di visión de Caballería del Noroeste, siguiendo por las haciendas de Santa Ana, La Loza y Sotelo, hasta las estribaciones de la sierra. Las líneas de los tiradores de ambos contendientes quedaron paralelamente, sin demostrar actividad durante toda la mañana.

El día 4 se incorporaron las fuerzas de la 2ª División, al mando del General Diéguez, con las que se formó una línea a la retaguardia, paralela a la del frente, con las que se podía formar un cuadro, cerrando los flancos, para quedar en dispositivo de marcha. La artillería quedó colocada en el centro, así como la 2ª Brigada de la 1ª División y la 1ª Brigada de la 2ª División, que constituían la reserva.El

En este asalto Obregón sufrió 50 bajas, entre muertos y heridos, contándose entre los últi mos el General Maycotte, quien recibió un balazo en una pierna, pasando a curarse a Silao, donde se encontraba establecido un puesto sanitario.

El resto de la noche pasó relativamente en calma, dejándose sólo oír, a intervalos, ligeros tiroteos en toda la extensión de la línea de fuego.

día 5 transcurrió sin más incidentes que ligeras escaramuzas y haciendo los villistas algunos movimientos hostiles.

El General Castro tomó nuevamente el mando de la 1ª División de Caballería, después de haber conducido una remesa de parque desde Veracruz, y haberles dado a los soldados su dotación reglamentaria.Eldía

6 de mayo avanzó Obregón hasta el kilómetro 399 y tuvo que detenerse para reparar un tramo de vía que los villistas habían destruido. A su avance, los villistas se iban replegando al norte, guardando la misma distancia que había entre sus posiciones y las de Obregón, frente a la hacienda de Sotelo

A la puesta del sol, una columna de caballería villista cargó furiosamente sobre las posi ciones de la hacienda La Loza, cuya línea de frente la cubría la División de Caballería al mando del General Maycotte, con los generales Porfirio González y Jesús S. Novoa. Lo nutrido del fuego de nunciaba lo rudo del combate que se libraba en aquel punto, y temeroso Obregón de que, por la impetuosidad del ataque, fueran desalojadas las tropas, salió personalmente con el 20° Batallón que tenía de reserva a auxiliarlos. La Loza estaba a una distancia de cuatro kilómetros del cuartel gene ral. Del hecho Obregón relata lo siguiente:

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Entre tanto, Murguía había vuelto a recuperar Santa Ana del Conde tras una reñida lucha contra los villistas, que aunque no eran muy numerosos, habían hecho tenaz resistencia, teniendo éste más de cien bajas, entre muertos y heridos, aparte de algunos prisioneros. Entre los heridos es taban el General Pedro Morales, el Coronel Juan Torres y el Teniente Coronel M. Fernández de Lara.

“Empezaba a oscurecerse cuando llegábamos a La Loza, encontrando en el camino algunos grupos de nuestras caballerías, que venían desordenadamente, ba tiéndose en retirada; y habiendo interrogado a algunos oficiales de aquellas fuerzas acerca de lo que había ocurrido, me manifestaron que el general Maycotte había sido gravemente herido y que nuestras líneas habían sido rebasadas por el enemigo. Apresuré entonces la marcha, siendo ya completamente de noche cuando llegamos al teatro de los acontecimientos, donde encontré a los generales Porfirio González y Jesús S. Novoa haciendo esfuerzos, con toda entereza, por reorganizar nuestras caballerías y contener al enemigo. Ayudado eficazmente por ellos, y a pesar de aquella confusión, hice entrar en acción el refuerzo de infantería, lográndose, con esto, hacer replegarse al enemigo, y establecer de nuevo nuestras líneas, reforzadas con el 20° Batallón, después de los cual regresé al Cuartel General.”

Ante estas observaciones, el General Obregón mandó que su infantería, una vez selecciona da, quedara sobre la línea desplegada desde la hacienda de Santa Ana del Conde a la de Otates, de tal manera que tal línea fuera la principal, aprovechándose las defensas que ofrecían los cascos de

Parapeto del Coronel Amado Aguirre en La Trinidad. 1915.

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El frente, pues, por donde Obregón intuía que iba a avanzar la caballería villista, tendría que ser lógicamente el frente de la defensa carrancista, puesto que sobre éste se dilataba la llanura que el General Villa había seguramente calculado aprovechar llegado el momento del combate.

El día 7, después de reparar parte de la vía, llegó hasta La Trinidad, en el kilómetro 402, donde estableció su cuadro de infantes atrincherados, mientras su caballería ocupaba Los Sauces, La Loza y Santa Ana, con avanzadas hasta El Resplandor. Sin muchos esfuerzos y poco costo de san gre y fuego, se tomó la estación, desde donde se podía conocer la extensión que ofrecía el campo de batalla; pues los dos ejércitos estaban frente a frente.

Obregón, tan luego como llegó a La Trinidad, abandonó su tren y se dispuso a reconocer el terreno, advirtiendo todas las ventajas que proporcionaba el campo en donde se desarrollaría la ba talla. Una dilatada cadena de haciendas, que se extendía de oriente a poniente, con sus cascos, co rrales, cercados y bordos ofrecía por sí misma un muro de defensa, que a la vez estaba resguardado, en sus dos extremidades, por lomeríos, cuyas alturas dominaban sobre una espaciosa llanura, de la que era vértice la estación Trinidad.

Calculó cómo sería la acometida del enemigo; cuál el resultado, sabiendo el número y la ca pacidad de la caballería villista, supuso que ésta atacaría con denuedo y decisión las posiciones de los carrancistas, ya que podría maniobrar hábil y violentamente sobre la llanura que se extendía entre Trinidad y León. Por lo que, examinando sus fuerzas, consideró que por no tener caballerías tan numerosas y tan preparadas como las del enemigo, debería abstenerse de procurar las contracar gas a los ataques, y decidió que sus caballerías quedaran hacia los flancos de la línea principal de fuego, de manera que pudieran ser utilizadas únicamente para hostilizar la izquierda y derecha de Villa o bien atacar inesperadamente la retaguardia del enemigo, si las circunstancias se presentaban favorables al caso.

Cerca de las 11:00 a.m., los villistas mandaron un aeroplano para hacer reconocimientos so bre el campo cubierto por Obregón, y desde luego, seleccionó tiradores yaquis y mayos para derri bar aquella máquina, al ponerse al alcance de los tiros de fusil. El aeroplano se dirigió a la línea de frente sin poder elevarse a gran altura, haciéndolo retroceder certeros los tiradores sin dejarlo hacer, siquiera, observaciones sobre la línea. Su aterrizaje fue tan brusco, por los daños hechos en el mo tor, que la máquina quedó inservible, y por consecuencia, el aviador sufrió la fractura de una pierna, que le tuvo que ser amputada.

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El día 8, por la mañana, Obregón mandó que las caballerías atacaran y ocuparan los cerros de La Capilla y La Cruz, que se levantaban a la derecha e izquierda del frente villista, convencido que desde tales alturas quedaría dominada una gran área que se prolongaba casi hasta las puertas de la plaza de León. El General Diéguez atacó la izquierda enemiga con 1,000 hombres de caballería, al mando del Coronel Alejo González, el 1er. Regimiento de mayos de la Brigada del Coronel

las haciendas, reforzadas con loberas que deberían ser construidas a la mayor prisa posible, pues el General Obregón tenía la creencia de que Villa, apenas se diera cuenta de los preparativos que se hacían en el frente carrancista, procedería a atacar, con el objeto de evitar que los soldados de Obre gón tuvieran la oportunidad de organizar y embarnecer sus posiciones.

Apenas se había establecido la línea de frente, como a las 8:00 de la mañana abrieron los villistas el fuego de cañón, con una batería que tenían emplazada en la cabeza del puente de la línea del ferrocarril, que está sobre el tajo de Santa Ana del Conde, en cuya hacienda estaba acuartelado el General Francisco Murguía.

El General Alejo G. González, con su caballería, atacó y tomó el cerro de La Capilla y la hacienda de Otates, a cinco kilómetros al oriente de la estación Trinidad, pero en seguida se vio obligado a replegarse, ante el ataque de villistas, en número muy superior.

El Teniente General Salinas observando los efectos de un disparo. Trinidad. 1915.

Abascal, dos cañones de montaña y la escolta del Coronel Amado Aguirre, quien situó sus avanzadas y estando listo el Mayor Camilo López, con un Escuadrón del 2° Regimiento de mayos de la Brigada del Coronel Abascal, salieron del cuartel de Aguirre a 50 metros a retaguardia de la línea de fuego para colocarse frente al rancho de Capellanía, hasta las cercanías de la carretera.

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Viendo que se quintuplicaba el fuego villista para contrarrestar el ataque del General Dié guez, haciéndolo retroceder, Aguirre emprendió la marcha a galope hasta el cuartel general de su brigada y sin recibir órdenes, instruyó al Teniente Coronel Federico Aragón, Jefe de su Estado Mayor, a 2 ayudantes y a su asistentes que lo acompañaran a buscar al General Diéguez para que le diera órdenes.

Durante esta operación, las tropas de Diéguez y González emprendieron avance por La La borcita, camino de Duarte, y flanquearon las tropas villistas en Los Otates y La Cruz en rudos com bates; pero las tropas del General Fierro replicaron por el mismo camino, en carga terrible, recupe rando las posiciones perdidas y saliendo él mismo gravemente herido. Fue tan impetuosa esa carga, que mezcladas las caballerías llegaron hasta el campamento donde se reconcentró, algunos jefes, oficiales y soldados villistas, de los que varios fueron identificados y pasados por las armas, entre ellos el llamado General Lucio Freyre.

El Teniente Coronel Aarón Sáenz, del Estado Mayor del General Obregón, avanzó abriendo el fuego sobre el rancho de Capellanía, con un cañón de 80 mm tipo poderoso; y como pasaban las granadas muy bajas sobre las cabezas de la línea de avanzada de Aguirre, ocurrió a éste para que de jara de cañonear ese rancho, donde había pocos enemigos, y dirigiera el fuego sobre la batería villis ta que estaba sobre el puente. Lo hizo así, y después de 4 o 5 disparos, una granada dio sobre la locomotora que invertida arrastraba las plataformas en que el enemigo transportaba su batería; pero no la averió de manera que le evitara emprender su marcha hacia León.

A su paso se encontró al Capitán Efrén Aguirre, su hermano, del Estado Mayor del General Diéguez, quien le informó que lo mandaba éste a pedir al general Obregón infantería para rechazar al enemigo, mostrándole la espoleta de una granada que había herido en la cabeza la mula que mon taba.

Continuó su marcha divisando como a un kilómetro de distancia una caballería, que aunque parecía más numerosa, tomó por la del Coronel Alejo González, y se dirigió a ellos rápidamente. Era el enemigo que había rechazado ya el citado coronel y tenía copado al regimiento de Esquivel, que había avanzado bajo el mando del Mayor J. Trinidad Trujillo; quedando Esquivel junto con Abascal, que dirigía el fuego de los dos cañones de montaña.

Una columna villista, al mando del general Lucio Freyre, trayendo entre sus banderas trico lores, una blanca y negra que era utilizada por los carrancistas en combate, se cubrió en el caserío de la congregación de Los López; y luego salió para abrir fuego sobre los obregonistas que vacila ban en hacerlo por la contraseña que traían, siendo finalmente rechazada por la ametralladora que manejó el Teniente Flajales. Entre las bajas que les causó en su retirada, fueron entre otros un Co mandante de Brigada, un Coronel Jefe de su Estado Mayor, a quienes se les recogió las armas. El Mayor del 16° Batallón, Ponciano Márquez, lazó el cadáver de Freyre para colgarlo, pero los villis

Al verse entre el enemigo los carrancistas, hubo momentos en que coreaban el grito de ¡Viva Villa! ¡Carranclanes...!, con órdenes de separarse para ganar terreno como pudieran.

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Entretanto los villistas, que no se aventuraban a pasar el zanjón, quisieron envolverlos con un movimiento de flanco, que les resultaba muy largo, por lo que lograron llegar hasta donde estaba el segundo cañón que ya el enemigo había rebasado, logrando que lo abandonaran después que una bala rompió las dos cadenillas del freno del caballo de Abascal, quien con las riendas en la mano y a sombrerazos logró salir.

Los villistas, en parte, perseguían al Coronel Alejo González hacia la hacienda de Duarte, y la otra parte, se dirigía hacia la derecha como para atacar la esquina noroeste del cuadro de los ca rrancistas, quienes abrieron el fuego; desistiendo su ataque se inclinaron más a la derecha presen tando el flanco a las fuerzas de Aguirre que le causó numerosas bajas hasta que encontraron un bosque de mezquites que los cubrió en su retirada hacia la hacienda de Otates y rancho de San Car los.

El Coronel Amado Aguirre, con el Jefe de su Estado Mayor, su ayudante Miguel Paredes y su asistente, habiendo ganado ya algún terreno, después de algunos minutos entre el enemigo, en contró en un zanjón uno de los dos cañones con que combatía Diéguez, mismo que salvó mandando que lo echaran al fondo junto con las mulas que lo transportaban y de esa manera llevarlo hasta su terreno. Misión que le encomendó al Capitán 2° del Estado Mayor del General Diéguez, Manuel Fernández Somellera, quien a gritos e insolencias dirigiéndose al Teniente Luis Mendoza logró que éste echara las mulas al zanjón y lo enganchara.

En su retirada, perseguidos por un grupo que los tiroteaba, encontraron al General Diéguez batiéndose al frente de su escolta. Y al emprender la retirada hacia una nopalera, en cuyo trayecto se encontraron un villista que a corta distancia, le disparó al Teniente Reyes Montes Jefe de la escolta de Diéguez, los cinco tiros de la carabina, sin pegarle uno sólo; en vista de lo cual la agarró como garrote y golpeó a Montes sobre el hombro izquierdo. Montes se arrancó la pistola y a quemarropa le descargó un tiro atravesándole de la boca a la nuca dejándolo muerto, logrando llegar a otro zan jón que les permitió ganar tiempo para alcanzar a guarecerse tras un potrero de piedra de los 200 hombres que los perseguían.

tas viendo al grupo tan pequeño se les echó encima y los rechazó hasta su línea, llevando arras trando Márquez el cadáver que llegó a la línea sin la masa encefálica que quedó regada en el tra yecto. Rechazados los villistas, el cadáver de Freyre y el del Coronel se colgaron de un árbol, pero al levantarlos se rompió la soga y fueron enterrados a flor de tierra al pie del árbol.

En vista de que los villistas estaban frente al Cuartel General, el 20° Batallón de la Brigada de Aguirre dejó las posiciones de la Loma de los Misterios para intensificar la línea, estrechando las distancias de las loberas a tres metros una de otra, ocupando el centro del sector.

El cuartel general ordenó al general Cesáreo Castro, con las fuerzas de su División, salir a Guanajuato, por los informes de que el general villista Pánfilo Natera avanzaba sobre dicha plaza, con la columna que tenía en Dolores Hidalgo. El General Murguía, con su División, pasó a cubrir las posiciones que dejaba desocupadas el General Castro, en Los Sauces y puntos intermedios, dejando en Santa Ana una fuerza de mil hombres, como puesto avanzado.

El plan del General Obregón era este: “nuestro avance y nuestra abstención de dar un ataque vigoroso sobre las columnas enemigas que se presentaban a la vis ta, tenía por objeto inducir al enemigo a reconcentrar en León su artillería e infan terías, que había retirado al Norte, y ver si lográbamos hacerlo presentar una batalla formal y decisiva en aquel terreno, que ya era bien conocido por nosotros. Este plan tuvo buen resultado, pues, en efecto, Villa y Ángeles, al ver tan lentamente ejecutados nuestros movimientos, nos juzgaron con incapacidad para tomar una ofensiva enérgica, y creyendo llegada la oportunidad de destruirnos, empezaron a reconcentrar en León todos los elementos de que podían disponer en el Norte.

El General Obregón refirió que siempre mantuvo su caballería a los flancos y a retaguardia de sus posiciones, porque comprendía que la caballería villista era de “absoluta superioridad numé rica”, manteniéndose en sus atrincheramientos defensivos para destrozar al enemigo cada vez que intentara romper las líneas.

Entre tanto el Mayor J. Trinidad Trujillo, había quedado copado en la falda del cerro El Mi rador de Otates, batiéndose como acostumbraba con un enemigo muy superior; emprendió un ata que rompiendo el cerco que se le tenía, recibiendo un balazo en la ingle izquierda y dejando muerto al capitán Hernández. Su cadáver lo llevaron los villistas al rancho de Capellanía, para colgarlo de un árbol muy alto.

Frente a la línea carrancista, en el segundo piso de una casa, se escondía un Capitán villista que no pudo retirarse porque le mataron su caballo. Por órdenes de Aguirre fue hecho prisionero por tres oficiales, que lo llevaron ante el General Diéguez. Este lo mandó pasar inmediatamente por las armas, a pesar de que aquel Capitán aseguraba haberse quedado para incorporárseles y viendo que no producían efecto alguno sus protestas, el infeliz murió llorando.

Estos cañoneos, eran diariamente por la mañana y por la tarde, por lo que los carrancistas los denominaron al primero “el Saludo” y al otro “la Despedida”.

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El día 9 los villistas lanzaron sus cañonazos de las 7:30 a las 9:30 de la mañana, sobre la 1ª Compañía del 18° Batallón, a la derecha de la vía del ferrocarril y una compañía del 9° mandada por el general Francisco Contreras, de la Brigada Manzo; enlazada con la de Aguirre en la vía del ferrocarril, que cubrían el Cuartel General del Ejército de Operaciones establecido por el General Obregón en la estación Trinidad a 500 metros sobre su retaguardia; recibiendo otros amagos de 4:00 a 6:00 de la tarde por la hacienda de El Resplandor.

Nuestros espías nos rendían informes de que diariamente, llegaban a León nume rosos trenes conduciendo artillería, infanterías, aeroplanos y grandes cantidades de víveres y municiones, informando también que las tropas eran procedentes de las guarniciones de Monterrey, Saltillo, Durango, Chihuahua, Zacatecas, San Luis Po tosí y las que operaban frente a El Ébano.

El día 10 transcurrió sin más novedad que la continuación de ligeros tiroteos aislados, en distintos puntos de la línea.

En distintas ocasiones, algunos de los jefes llegaron a indicarme la con veniencia de dar un ataque general desde luego, y a estas insinuaciones contesté siempre que no juzgaba oportuno hacerlo, mientras no tuviéramos al frente el grue so de las infanterías villistas, así como su artillería, que debería ser nuestro princi pal objetivo al tomar la ofensiva; puesto que un ataque sobre las columnas de caba llería que el enemigo nos presentaba, quedaría fácilmente burlado por ellas, con sólo hacer un movimiento rápido, lo cual nos desconcertaría grandemente, hacién donos perder la figura y las posiciones que habíamos logrado dar a nuestras tropas, y con las cuales, teníamos ganada una grande ventaja, para destrozar al enemigo cada vez que intentara romper nuestras líneas.

Juzgo también de oportunidad consignar que, durante toda la campaña con tra el villismo, estimé necesario hacer marchar nuestras caballerías a la retaguardia, o por los flancos, pues hubiera sido peligroso llevarlas a la vanguardia; dado que, por las observaciones que pude hacer en mi viaje a Chihuahua, en 1914, donde tuve oportunidad de conocer los elementos de combate con que Villa contaba, me era conocida la absoluta superioridad numérica de sus caballerías, en cuya arma Villa había hecho siempre gala de potencialidad.”

Para dar una idea de la moral que conservaban las tropas de Obregón, consignamos un incidente que ocurrió frente a la hacienda El Resplandor:

El resto del día 9 pasó sin novedad en el campamento de Obregón, salvo constantes esca ramuzas en diferentes puntos de la línea, en las que siempre resultaban rechazados los asaltantes. Los villistas por su parte, durante todo el día estuvieron reforzando sus líneas al frente, y un intenso movimiento de trenes entre las líneas y la estación de León.

El día 11, desde el amanecer los villistas tuvieron gran actividad en su campo, emplazando artillería frente a la obregonista, colocada en su flanco derecho sobre una pequeña colina, a tres ki lómetros de la vía. También iban desplegando la infantería, apoyándose en un vallado que partía del cerro de La Capilla, hasta perderse en el bosque, frente a la hacienda El Resplandor. Duplicando su número y tomando posiciones para una batalla decisiva.

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“Como a las once de la mañana, algunos soldados de las brigadas 2ª y 4ª de Infantería, que ocupaban posiciones a nuestro flanco izquierdo, abandonaron sus loberas, para ir a traer agua de un pozo situado entre nuestra línea y la hacienda El Resplandor, estando ocupada ésta por el enemigo, quien abrió el fuego, causando a nuestros soldados una baja. Los nuestros regresaron a su línea y levantaron a algu nos de sus compañeros, en número de 60, y de su propia iniciativa marcharon sobre la hacienda El Resplandor, habiendo atacado y desalojado al enemigo de aquella hacienda, tras la ligera resistencia, haciéndole varios muertos y prisioneros, y cap turando regular cantidad de ganado que los villistas tenían allí. A poco, sintieron

Así amaneció el día 12, viendo Obregón que los villistas se preparaban para dar un ataque general, ordenó al General Hill que, destacara las brigadas 8ª y 4ª de su División, al mando, respec tivamente, del general Francisco T. Contreras y Coronel José Amarillas, para que se posesionaran del cerro de La Cruz, situado a su flanco derecho y a una distancia de 10 kilómetros de la estación Trinidad, y que, una vez ocupada aquella posición, hicieran un ataque sobre el flanco izquierdo del enemigo, que se encontraba en los cerros inmediatos.

Hacienda de San Pedro de la Loza de los Padres.

los nuestros la aproximación de una fuerte columna enemiga, por lo cual tuvieron que replegarse a sus posiciones; pero antes dieron muerte a los animales que habían capturado, ya que no tenían tiempo de llevárselos a sus trincheras.”

En las filas de Obregón, a mediodía, el 20° Batallón recibió órdenes de cubrir el frente de la hacienda de La Loza, tras de la cual estaba emplazada la artillería, al mando del Mayor Gustavo Salinas, y en donde todas las tardes el General Obregón reunía a todos sus divisionarios y éstos a sus comandantes de brigada, para cambiar ideas sobre las fases de la batalla y de los proyectos para la persecución de su desarrollo.

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Este día por la tarde fue localizado el batallón por la artillería de los villistas, debido a que tomó posiciones tras de un cerco de nopales y cardones, que acotaban la huerta de la hacienda en cuyas plantas los soldados colgaron carpas para tener sombra.

En esa virtud, durante la noche se sacó la línea al descubierto, dejando a retaguardia la ca rretera que conduce a la estación Trinidad, a la loma; pero a una distancia de 4 o 5 metros del borde de la carretera aprovechando el trigal para dejar la línea invisible.

El movimiento se hizo con tal sigilo y oportunidad, que los villistas no se dieron cuenta de que había colocada en loberas una cadena de tiradores, partiendo desde el flanco derecho hasta las lomas que ocupaba el General Contreras, por lo cual juzgaron fácil copar las tropas de este jefe y apoderarse de los cuatro cañones, que habían sido colocados a retaguardia de la hacienda La Loza, con sólo rechazar a una pequeña fracción de caballería del General Alejo G. González, que estaba situado como puesto avanzado, a unos 400 metros delante de las piezas y cuya fuerza parecía el único sostén que protegía los cañones.

Obregón, acompañado por una pequeña parte de su escolta, y la del General Cesáreo Castro, acompañado de éste y de algunos oficiales de su Estado Mayor, se dirigió a la loma en que estaban emplazadas las cuatro piezas de artillería, al mando del Teniente Coronel Gustavo Salinas. Al llegar, ordenó al General Contreras iniciara el ataque al amparo de la artillería, siendo el avance lento por las ventajosas posiciones que ocupaban los villistas.

Los generales Obregón, Diéguez y Hill planeando el ataque en la Estación Trinidad. 1915.

Al general Diéguez, en combinación con los movimientos que emprendería el General Con treras, movilizara parte de las fuerzas de su División, y las tendiera al pie de las lomas de la misma hacienda, para evitar que el enemigo pudiera copar a Contreras, a cuyo efecto Hill recibió órdenes, para que dispusiera que esa prolongación fueran a cubrirla infanterías de la 9ª Brigada, al mando del General Eugenio Martínez, y compuesta de los batallones 1° y 21°, de Sonora, siendo jefe nato del 1° el propio general Martínez y del 21°, el Teniente Coronel Sobarzo. Asimismo, Hill debería emplazar ametralladoras en los puntos de la línea que pudieran parecer vulnerables al enemigo.

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Al general Kloss, que hiciera avanzar 4 piezas de artillería de 80 mm., tipo poderoso, y las emplazara en la loma que está retaguardia de la hacienda La Loza, para que con sus fuegos, prote giera el avance de las fuerzas de infantería del General Contreras.

Aquella masa de caballería, en apariencia mecanizada, y calculada en ocho mil hombres, se dirigió principalmente hacia el centro y derecha de las defensas carrancistas, las primeras líneas de jinetes que, a rienda suelta, se lanzaron sobre un grupo de caballería carrancista que apenas era de 125 hombres. Éstos, después de resistir lo más que fue posible, al verse atacados por aquella masa tan superior, emprendieron la huida y mezclados apenas alcanzaron la línea de tiradores para poner se a salvo. Las fuerzas del General Diéguez y los batallones de Sonora a las órdenes de Eugenio Martínez, Antonio Norzagaray y Miguel Laveaga, les tocó resistir, tras de los cercados o en las lo beras, las cargas de tan poderosos enemigos.

Formadas estas fuerzas por escuadrones de frente en forrajeadores, partieron a trote largo sobre el 20° Batallón y aunque el fuego de las ametralladoras carrancistas les producía verdaderos

Uno de los tubos lanzabombas utilizados por el Cuerpo del Ejército del Noroeste. 1915.

Minutos después de las 12:00 del día, tres grandes columnas villistas avanzaron con apa rente confianza, la caballería de Pedro Siáñez atacó la izquierda del enemigo, mientras que los del Ceneral Calixto Contreras, la derecha, y por el centro se adelantaron las fuerzas predilectas apoya das en sus flancos por los dorados, escoltas de Villa, que se descubrieron del bosque que está entre la hacienda de Otates y el arroyo que baja de Tlachiquera, que recibe las aguas de las vertientes del agua termal de la hacienda de Duarte y va a desembocar en las presas de de Santa Ana del Conde.

127 Con una rápida movilización los villistas protegieron el flanco atacado, y en menos de cua tro horas, la caballería tomó posiciones en las alturas que circundan el cerro de La Cruz, y que tie nen todo el aspecto de inaccesibles. Por lo que Obregón ordenó al General Contreras suspender el avance y concretarse a conservar el cerro de La Cruz y los dos cerros inmediatos, por considerarlo un triángulo ventajoso para la defensa.

Ahora, en este nuevo movimiento, cada jinete llevaba en ancas otro soldado, así, la caballería villista volvió a surgir en el mismo orden, con iguales designios; y todo lo que sucedió en pocos minutos, más parecía un aparato de maniobras que un combate de vidas y armas; porque los jinetes de Villa, en lugar de fiar en los disparos de sus revólveres, traspusieron las trincheras carrancistas, dejando caer a los soldados de infantería que llevaban como auxiliares tras de la línea de Obregón, con la intención de que tales hombres atacaran las defensas carrancistas por la espalda. Para esto se hallaban preparados los soldados de Obregón, quienes pronta y violentamente atraparon a aquellos suicidas del villismo; y quedando en sus trincheras sin grandes bajas, vieron retroceder angustiosa y perdidamente a los escuadrones de las caballerías de Villa.

El enemigo al retirarse tropezó como a 80 metros de distancia de la línea carrancista con una formada de sus propios oficiales villistas, que con el fuego de sus pistolas los quisieron volver a la carga; pero el fuego del batallón y la 4ª Compañía del 23° de la brigada de Quiroga que los cogía casi de flanco los imposibilitó volver y si así lo hubieran hecho, en otros 5 minutos o 10, su des trucción hubiera sido completa.

El batallón abrió al mismo tiempo un fuego tan mortífero para el enemigo, que en cinco minutos que duró el ataque, quedaron muertos más de la tercera parte de la columna; llevando la peor parte los dorados que venían de vanguardia, pasando algunos de ellos sobre la línea, para rodar muertos con todo y caballo, entre ella y la cerca de cactus.

A pesar de tal carga, tan imponente como excepcional, los soldados de Diéguez, como los de Laveaga, Norzagaray y Martínez permanecieron fijos en sus puestos, mientras que los escua drones villistas volvían en grupos; se reorganizaban y regresaban a la carga, hasta dar tres más, tan valientes como inútiles, de manera que al intentar un enésimo asalto se les mandó retroceder hacia León, dejando el campo de batalla cubierto con jinetes y caballos. Villa había sacrificado en ese movimiento irreflexivo, que rayaba en locura, a sus mejores soldados. Sin embargo, no desistía de su empresa y mandó nuevamente a sus caballerías al asalto.

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estragos, impávidos continuaron los jinetes hasta llegar a una distancia entre 400 y 500 metros de los atrincheramientos, y a una señal, abrieron el fuego con las carabinas, partiendo a galope tendido, dejando la carabina prendida en la bandolera al disparar los cinco tiros de su carga, disparando luego las dos pistolas, con las riendas liadas en la muñeca del brazo izquierdo, a un lado y a otro, sobre las cabezas de los soldados de Obregón, apenas protegidos por los parapetos.

La bandera de los dorados quedó en poder de un Sargento de la 4ª Compañía, llamado Manuel Fragoso, que era mandada por el Capitán Ramón Bustamante, quien lanzándose tras el Sar gento, al ver caer al abanderado le recogió la bandera.

Los soldados carrancistas, al ver caer a los dorados, cuyo uniforme era negro, sombrero te xano del mismo color con una placa de bronce a guisa de escalpela que tenía grabada la inscripción: “Dorado Oficial de Órdenes”; en forma circular, creyeron que eran generales, tomando la placa por águila y se diseminaron sobre los muertos recogiéndoles las carabinas, las pistolas y sobre todo, registrándoles los bolsillos; encontrando solamente dos o tres papeles villistas de dos caras, como se les llamaba, y que entre las fuerzas de Obregón carecían de valor.

Este combate fue considerado como uno de los más, sino el más brillante durante la batalla. La caballería villista, en esta ocasión igualó con su denuedo a la mejor que haya existido en las grandes batallas que registra la historia.

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Dándose cuenta el General Obregón de que las fuerzas villistas preparaban un ataque ge neral, pues reforzaron su línea de tiradores y emplazaron su artillería, ordenó que las tropas del Ge neral Francisco T. Contreras y del Coronel José Amarillas se posesionaran del cerro de La Cruz, situado a 10 km. de la estación Trinidad, al oriente, y que atacaran el lado izquierdo villista. Cuatro cañones de tipo poderoso apoyarían ese movimiento. Al mismo tiempo el General Diéguez se co locó a retaguardia con su infantería oculta en loberas hasta ligarse con tropas del General Eugenio Martínez, que llegaron a la hacienda de Duarte, cubriendo así su flanco izquierdo.

Al iniciar Contreras su ataque el 12 de mayo, las fuerzas villistas de reserva se aprestaron y, en menos de cuatro horas, cubrieron las alturas del cerro de La Cruz. Al mismo tiempo una pode rosa columna villista partió de León directamente sobre las fuerzas obregonistas, cargando furio samente y rechazándolas hasta que se refugiaron en la línea de loberas, hasta la cual llegaron los jinetes villistas en carga temeraria, recorriendo la línea de fuego para buscar una entrada.

En el batallón había dos soldados, padre e hijo; el segundo de 12 años de edad, estaba em peñado en ahondar su lobera con el marrazo y al verlo el General Obregón, le preguntó: “¿Qué estás haciendo, hijo?” “Ahondando la lobera para enterrar a mi padre que es éste; lo mató ése, señalando el cadáver de un dorado, pero lo... y a ese otro también.” El general Obregón lo ascendió inmedia tamente a Cabo, ordenando fuera publicado en una orden extraordinaria del día.

El día 13, al amanecer, una fuerte columna villista trató de desalojar a los carrancistas del cerro de La Cruz, sin conseguirlo. Por la tarde, lo intentaron nuevamente, aunque sólo pretendieron la base. Las cargas se continuaron con bastante empuje, pero los certeros fuegos del Teniente Coronel Salinas obligaron a los villistas a dar media vuelta, causándoles grandes estragos.

Dorados de la escolta de Villa que murieron en la batalla del día 12 de mayo de 1915.

Parecía que las fuerzas contendientes estaban equilibradas en fuerza y agresividad: cuando los carrancistas atacaban eran rechazados, pero se reconcentraban en sus campos defensivos atrin cherados; cuando los villistas atacaban eran también rechazados.

La madrugada del día 14 los villistas atacaron furiosamente esta última posición; funcio nando la artillería de ambos bandos y finalmente Contreras retiró las últimas tropas hasta la hacien da de Duarte, abandonando el cerro de La Cruz y acabando por reconcentrarse en Trinidad. En el parte rendido por el General Contreras, informó:

El General Murguía, recibió órdenes de destacar 700 hombres de su división, con instruc ciones de que 500 de ellos tomaran posesión de la hacienda El Resplandor y los 200 restantes se si tuaran delante de aquel punto, como puestos avanzados y de exploración.

El General Contreras terminó en la tarde la reconcentración de sus fuerzas, y a las 11:00 de la noche se incorporó al campamento de La Trinidad, con todos sus elementos. Con esta reconcen tración, se hizo una modificación a la línea de frente, para cubrir el flanco derecho, quedó la brigada al mando del General Eugenio Martínez, circundando las lomas a retaguardia de la hacienda La Lo za, hasta unirse con la línea de retaguardia del cuadro.

Todavía por la noche de aquel día los villistas intentaron recuperar El Resplandor sin con seguirlo. Las fuerzas del General Villa continuaban extendiéndose cubriendo todo el frente y hasta los flancos de las tropas de Obregón, pues apoyaba su ala izquierda sobre los cerros de La Cruz de Otates y de La Capilla, para, cruzando el valle, pasar frente a la hacienda de El Resplandor e ir a ter minar en el lomerío que está frente a la hacienda de Santa Ana; extensión aproximada de 28 kiló metros que hacía débil la densidad de su frente de batalla.

Ya muy tarde, el General Contreras recibió órdenes para que, después de rechazar al ene migo, se reconcentrara al campamento, debido a que el parque empezaba a agotarse y no se podría librar un combate general si continuaban con aquella hostilización, hasta que llegara el convoy que conducía pertrechos de Veracruz. El General Contreras se replegó paulatinamente hasta Duarte y ocupó algunas alturas cercanas a dicha hacienda.

Al atacar el flanco izquierdo, los villistas obligaron el abandono de las avanzadas que había cerca de El Resplandor, causando algunas bajas. Entre los heridos estaban los coroneles J. Fenández de Lara y Enrique Espejel, entre otros jefes y oficiales.

Al amanecer del día 15 fue atacada, por sorpresa, la hacienda El Resplandor por las fuerzas obregonistas, y después de hora y media de rudo combate, quedó aquella posición en su poder, dejando los villistas en el campo muchos muertos y heridos, y algunos otros como prisioneros.

El General Obregón continúo recibiendo refuerzos, y el General Villa a su vez llamaba a los contingentes que tenía en sus diversos frentes (Monterrey, El Ébano, etc.) desguarneciéndolos.

“Por nuestra parte, tuvimos que lamentar 24 bajas en el 20° batallón; 41 en el 9° batallón, y 2 en la Sección de Ametralladoras, haciendo un total de 67, entre muertos y heridos. Entre los muertos del 9° batallón figuraron: el capitán 2° Ricar do Vidal, el teniente Cristóbal López y el subteniente Narciso Amistrón, para quie nes el General Contreras, al rendir su parte al jefe de la 1ª División de Infantería, tuvo los siguientes conceptos: Estos oficiales estuvieron en la primera línea, y fueron muertos en su sitio, junto con 12 valientes soldados, no sin ver antes, a dos pasos de nuestra línea, los muertos del enemigo confundidos con los nuestros. Insisto en significar a esa superioridad el sacrificio heroico de estos tres de mis mejores oficiales, que sucumbieron en cumplimiento de su deber, junto con un gru po de bravos soldados.”

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Por la tarde se ordenó que el 20° Batallón dejara el campo de La Loza, para ocupar nueva mente el centro del sector. Tanto para estimular el 20° Batallón que se había cubierto de gloria el día 12, se le cambió la denominación a 12° Batallón de Sonora.

El día 16, tomada la posesión del centro del sector, el 20° batallón, terminó el día sin nove dad, fuera del saludo y la despedida acostumbrados.

ElHill.Coronel

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Este mismo día se incorporaron al campamento de La Trinidad el Teniente Coronel Jesús Ma. Ferreira, procedente de Colima, con el 11° Batallón de la 2ª División del Noroeste; el Teniente Coronel Bernardino Mena Brito, procedente de Veracruz, con una sección de tubos lanza bombas, y el Capitán 1° Adán C. Rubio, procedente de Pachuca, con alguna gente reclutada en el sur, con la que más tarde se formó el 27° Batallón del Noroeste, incorporándose a la 2ª División de Infantería. Todos esos contingentes, después de ser revistados y convenientemente pertrechados, pasaron a to mar colocación en la línea de fuego, quedando la sección de tubos lanza bombas incorporada a la 1ª División de Infantería, y dependiendo directamente de la Jefatura de dicha División, a cargo del General

Fermín Carpio, que era comandante nato del 16°Batallón, que había formado en 1913 en el Río Mayo, gestionó que se le devolviera; lo que ordenó el cuartel general permutándolo por el 5° que mandaba el Teniente Coronel Ramón de la Vega. Este batallón y el 1° de Sonora for mados con anterioridad a la Revolución Constitucionalista, eran los decanos y más veteranos del cuerpo del Ejército del Noroeste; siendo altamente satisfactorio para quienes lo tuvieron bajo sus ór denes porque eran clase de tropa, excepto el Mayor Aguilar, que era músico de la banda. Carpio, no muy en armonía con el Comandante del 16° Batallón, Teniente Coronel Francisco D. Santiago, rogó a Diéguez le completara la brigada dándole el 5° Batallón, que se le cambio a Aguirre por el 14°.

El 17, el General Diéguez ordenó que 100 hombres del 12° Batallón y una escolta montada de 30 hombres al mando del Teniente Coronel Mancillas, practicara un reconocimiento al frente de la línea enemiga desde la ranchería de San Carlos, hasta la vía del ferrocarril, tiroteando para pulsar

Carretera León Silao, cerca de San Carlos.

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Entretanto los 30 hombres de caballería y la avanzada que se había puesto desde la mañana, se tiroteaba con el destacamento de La Capellanía; y la infantería con toda la línea en la parte que sucesivamente iba ocupando su frente, consiguiendo así el objetivo, esto fue, aparentar un contin gente que no tenía y poner al enemigo en el caso de no salir de sus líneas y atacar en masa, pues ya estaba experimentado de que las cargas de caballería villista siempre fracasaban ante la infantería carrancista en sus posiciones.

el estado en que se encontraba, pues parecía que la habían debilitado concentrando sus fuerzas los villistas sobre los flancos, principalmente sobre el derecho, dado que el día anterior atacaron y desa lojaron al General Francisco Contreras de las lomas altas que se encuentran al norte de La Loza y por la mañana de este día había sido arrollado y desalojado.

Para simular ante la línea del tajo de Santa Ana, se ordenó a la infantería que desfilara por el interior de los vallados, colocándose en tiradores a 8 metros uno de otro; pero sin estacionarse sino que, al situarse el primero disparara, a paso veloz se colocaba el segundo disparando también y así sucesivamente hasta tomar posición el último; hecho lo cual el primero dejaba su posición y a toda carrera por el interior del vallado emprendía la marcha hasta rebasar el último, y así sucesivamente, hasta salir a las cercanías de la vía.

A las 3:00 de la tarde, emprendió la marcha la infantería cubierta entre la nopalera y los mezquites, que se encontraban a la izquierda de la carretera de Silao a León, en formación de co lumna, con una sola hilera de frente; la caballería por la carretera salió al trote, desplegándose en batalla a 300 metros de la casa grande de la ranchería de San Carlos para simular un ataque a fondo sobre el destacamento que ocupaba dicha casa que es como el casco de una hacienda; haciendo una conversión a la derecha rápidamente rodeándola sin detenerse y apenas contestando el fuego del enemigo sobre la marcha que debían hacer a galope, salirse de la izquierda, corriéndose rápidamen te hasta darle frente al rancho de La Capellanía, cuyo destacamento avanzado de la línea del enemi go que había sido situado en el tajo de Santa Ana tirotearse con él, amparándose en la arboleda, mientras la infantería se desplegaba en unos vallados que ya estaban reconocidos.

La infantería obregonista tomando posiciones en los vallados de las haciendas. 1915.

Al llegar a las cercanías de la vía y fuera de la vista de la batería villista que siempre estaba emplazada en el puente del ferrocarril, cañoneando mañana y tarde, las fuerzas atravesaron un pe queño tramo de terreno sin monte, como de 300 metros, entrando en seguida al bosque de mezquites y recogiendo la caballería del Capitán Espinosa, hicieron retirada tranquilamente sin que el enemigo intentara seguirlos, aunque los tirotearon hasta que se perdieron de vista.

El general Obregón, por su parte, al oír el fuego en toda la línea, e informado por el general Diéguez que sólo era un reconocimiento que había ordenado hacer sobre el centro de la línea ene miga, lo desaprobó haciendo algunas observaciones, porque podía resultar generalizar la batalla cuando su plan era no tomar la ofensiva, sino hasta cuando el enemigo hubiera empeñado todos sus contingentes y lo considerara muy fatigado y sus municiones disminuidas por los frecuentes ataques que emprendía, sobre todo durante la noche.

Al imponerse el General Obregón de que la línea villista no estaba debilitada como se había creído, citó a una junta de jefes en la Loma Alta en que termina la de Los Misterios, a espaldas de La Loza, discutiendo principalmente con los divisionarios Hill y Diéguez sobre la situación y las operaciones que debían desarrollarse; sosteniendo siempre el General Obregón su plan inicial, dejar que el enemigo se agotara y tomar la ofensiva.

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Habiendo olvidado la bandera blanco y negro, que era la contraseña de combate, al acercar se al cuartel general, Mancillas mandó tocar la contraseña del 20° Batallón que era el toque de fue go, y toda la línea del 8° y 9° batallones de la Brigada Manzo, se aprestaron para abrir el fuego; lo que hizo que arrancaran Rivera, Burkes y Aguirre a toda carrera con los sombreros en la mano, ha ciendo señal negativa; incidente imperdonable, que afortunadamente al reconocerlos éstos batallo nes no les abrieron fuego.

En el cuartel general se le entregó a Diéguez el siguiente informe: que la línea de los villis tas permanecía tan fuerte como al principio y que sólo se había tenido dos soldados heridos, un caballo muerto y otro herido, como resultado de la última expedición.

La caballería obregonista tomando posiciones en el campo de batalla. 1915.

La caballería preparándose para recibir las órdenes del general Obregón. 1915.

Tanto Villa como Obregón dependían de los trenes para surtirse de armamento y municiones.

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Los días 18, 19 y 20, los villistas produjeron simples amagos, cañoneando a mañana y tar de; desde una loma cercana a Duarte, con una batería de cañones Hothkiss de 37 mm tiro rápido, las posiciones del General Eugenio Martínez que se había establecido durante estos días en una loma montosa y pedregosa, en el lado norte del cuadro carrancista.

Viendo que los villistas se preparaban más activamente emplazando artillería al frente y por el flanco derecho de Obregón, dando muestra de un próximo ataque general. Obregón mandó ace lerar la marcha del tren con pertrechos que estaba en Tula, disponiendo que de Irapuato saliera el Capitán Antonio M. Palma, llevando máquinas con auxilio de tanques de aceite y de agua a encon trar dicho tren y lo tomara personalmente a su cargo hasta hacerlo llegar con la mayor prontitud a la estación Trinidad, mismo que llegó a la 1:35 a.m. del 20. Ese mismo día fueron provistas de parque todas las fuerzas carrancistas.

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También se cambiaron disparos de cañón, la batería carrancista situada en un escalón de la loma de Los Misterios, con la batería villista situada en el puente del ferrocarril, sobre el tajo de Santa Ana y algunas veces en otra que emplazaban en la falda del Mirador de Otates.

El día 21, el cuartel general en su orden del día dio a conocer la muerte del Teniente Coronel Alejandro Quiroga, Comandante nato del 14° batallón, acaecida en Irapuato a donde se le mandó para su curación, atacado de viruela negra; epidemia que se desarrolló en el campamento ca rrancista desde pocos días de haber sido establecido. Por orden del día de la 2ª. División, ordenó que se guardaran 9 días de luto.

Ese mismo día, como recibiera noticia fidedigna de que en Dolores Hidalgo el enemigo es taba reconcentrando algunos elementos, con la probable intención de atacar Celaya y cortar las lí neas de comunicación, Obregón abandonó la idea de tomar la ofensiva, aplazándola para cuando hubiera logrado cortar la retaguardia de los villistas y destrozar la columna que se encontraba en Dolores Hidalgo, al efecto giró las siguientes instrucciones:

El Cuartel General de mi cargo ha dispuesto que hoy mismo se sirva usted emprender la marcha con las fuerzas de la 2ª División de Caballería del Noroeste y la Brigada de Caballería que comanda el C. general Martín Triana, con destino a Dolores Hidalgo, haciendo todo esfuerzo por aniquilar la guarnición enemiga que hay en aquella plaza, destacando en seguida 500 hombres, al mando de un jefe conocedor de la región donde van a operar, con objeto de que se vaya destruyendo la vía lo más posible, hasta donde lo permita el enemigo que se encuentra en San Luis y de allí pasarse a continuar igual labor sobre la vía que va de San Luis a Aguascalientes y, si es posible, de Aguascalientes al Norte. Hoy me dirijo al gene ral Cesáreo Castro, para que ponga a las órdenes de usted al general Benecio Ló pez, que se encuentra con mil hombres frente a Dolores Hidalgo, a fin de que coo pere en las operaciones que llevará usted a cabo. En el remoto caso de que el ene migo, al darse cuenta de sus movimientos, reforzara la guarnición de Dolores Hi dalgo al grado de poner en peligro el éxito de sus operaciones, quedará al criterio de usted, al aproximarse a dicha plaza, atacar o suspender el ataque, debiendo, en todo caso, dar aviso de sus determinaciones a este Cuartel General. Encarézcole el restablecimiento de las vías telefónica y telegráfica a su retaguardia, a fin de que esté en constante comunicación con este Cuartel General. Reitero a usted las segu ridades de mi atenta y distinguida consideración. Constitución y Reformas. Cuartel General en estación Trinidad, Gto., a 21 de mayo de 1915. El General en Jefe. Ál varo Obregón. Al C. general Francisco Murguía, jefe de la 2ª División de Caba llería al Noroeste.

Fracción de la Primera Brigada de Infantería mandada por el General Eugenio Martínez

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Villa, con confianza, preparó personalmente un plan de ataque a la línea carrancista. Al efecto, creyendo hallar debilidad hacia la izquierda de Obregón, dispuso un movimiento hacia ese lado con siete mil hombres. Éstos, avanzando en línea triple desplegada, llevando bombas de mano,

El combate continuó con la misma rudeza, y como a las 8:00 de la mañana, cesó el ataque villista por el frente y aumentó por los flancos.

Este mismo día, Villa recibió ocho mil refuerzos de infantería, de los veinte mil que pedía con urgencia a sus lugartenientes de Chihuahua, Durango, Zacatecas y Coahuila. Entre estos, llegó gente aguerrida que marchaba a Sonora, para auxiliar a los maytorenistas; pero que volvieron vio lentamente al camino de Chihuahua. Y ya con tales fuerzas, el General Villa ordenó una ofensiva para la madrugada del día siguiente.

Entre tanto, el General Obregón había mejorado sus posiciones: amacizó sus trincheras, di lató su línea de defensa, a manera de obligar al enemigo a que aumentara el número de sus fuerzas. Ahora la línea se extendía a veintidós kilómetros; y en los extremos de tal línea estaban las caba llerías. No había nada más que disponer, cada división, cada brigada, cada batallón y cada hombre, ocuparon el lugar que se les había señalado, y como se había estado combatiendo constantemente, todos los jefes tenían una rigurosa vigilancia y estaban observando los movimientos del enemigo.

Pasó la noche en completa calma, pero a las 4:00 de la mañana del día 22 de mayo se rei nició el combate, los villistas se lanzaron de improviso sobre la línea que ocupaba la 2ª División de Infantería, al mando del general Diéguez, y sobre las posiciones que ocupaba la Brigada al mando del General Eugenio Martínez. El ataque se inició con extraordinario ímpetu, y en unos cuantos mi nutos se generalizó en toda la línea desde Otates hasta Santa Ana, y sobre la hacienda El Resplan dor, en el flanco izquierdo, haciendo entrar en acción la fusilería, ametralladoras y artillería por ambas partes. Inmediatamente Obregón transmitió órdenes al General Murguía, quien había llegado a Silao, en marcha hacia Dolores Hidalgo, a efecto de que regresara a la estación Nápoles, a instalar allí su campamento y esperar nuevas instrucciones.

Al medio día llegó el General Murguía a la estación Nápoles, cuando el General Castro combatía rudamente con los villistas, entrando en su apoyo para obligar al enemigo a dar media vuelta. Después, con los generales Figueroa, Cabrera, Ramos, González y otros de sus respectivas divisiones, cargaron sobre el enemigo, sin darle descanso, hasta obligarlo a replegarse a la hacienda de Duarte, causándole verdaderos estragos en la persecución y capturando cuatro ametralladoras, muchos caballos, armas y demás pertrechos, así como a todos los infantes que llevaba aquella co lumna, los que no pudieron escapar de la persecución de la caballería.

El niño Rodolfo González, “El Generalito”, mascota de las fuerzas del General Alejo G. González.

aprovechándose de la semioscuridad deberían llegar a unos metros de las trincheras enemigas, para luego arrojar sobre éstas las mortíferas cargas, abalanzándose al mismo tiempo sobre el centro del objetivo, mientras que por los flancos, la caballería villista estaría en disposición de maniobrar en un ataque

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Fijandoenvolvente.asíel

plan, los soldados de Villa avanzaron sobre el enemigo, y aunque el movi miento fue hecho con extremado sigilo, no por ello lograron realizar una acción sorpresiva. Los carrancistas en aparente descanso, vigilaban, de manera que estando sobre las armas, rechazaron el primero y segundo asaltos; y aunque la situación les fue muy comprometida al tercer ataque, el Ge neral Obregón que no perdía un detalle del combate, observando la debilidad de su centro, mandó que violentamente acudieran a reforzar la línea de fuego cuatro batallones de reserva, gracias a lo cual, y después de cuatro horas de lucha, el enemigo hubo de retirarse con grandes pérdidas.

Convencidos los villistas de su impotencia ante las fuerzas de Obregón, como a las 10:00 de la mañana establecieron una línea de tiradores a poco más de un kilómetro, mientras destacaban una columna de caballería de 5,000 hombres, la que rodeando la infantería hizo un rápido movimiento para colocarse a la retaguardia, frente a la hacienda Los Sauces, donde destruyeron la línea telegrá fica y quemaron dos puentes de ferrocarril, y después de rechazar las avanzadas de caballería, to maron prisioneros a algunos soldados y se apoderaron de sus impedimentas. El General Castro los rechazó en rudo combate, en fases poco favorables para sus fuerzas montadas, debido a la superio ridad numérica de los villistas; pues el General Castro sólo contaba allí con cerca de 3,000 hombres, porque tenía fuerzas de su división en la hacienda de Santa Ana, en La Loza y en Guanajuato.

Automóvil quitado a los villistas.

Cuando el combate era más reñido por el flanco derecho, se presentaron a los soldados de Obregón 3 oficiales y 16 individuos de tropa de los villistas, rindiéndose incondicionalmente e informando que, en el campo enemigo, era grande la desmoralización entre las tropas por los repe tidos fracasos que habían sufrido. A dichos oficiales y soldados se les recogieron las armas, ponién dolos luego en libertad.

Un automóvil villista también fue capturado por los soldados de la División de Infantería, a cargo del Coronel Melitón Albáñez, quienes al tirotearlo lograron que sus ocupantes lo abandonaran, dejando en él documentos y equipaje perteneciente al General José Rodríguez. El General Castro rindió el parte al Cuartel General, donde relató la acción:

138 Los carrancistas también resistían en las lomas de La Trinidad y hacienda de La Loza, don de estaban fortificados y con bastantes tropas. Todo el día se combatió funcionando sin cesar la arti llería. Diéguez y Martínez estuvieron a punto de ser envueltos por la caballería villista, que los ata có a retaguardia por El Sáuz; pero a punto de ser derrotados, Murguía acudió violentamente recha zando el asalto y haciendo que los villistas se reconcentraran en Duarte.

El triunfo sobre los villistas, en buena parte, se debió a la artillería emplazada al oriente de La Trinidad, la que los batió desde que atacaron a Los Sauces, y después, durante su huida, hasta que se replegaron a Duarte, siendo tan certeros los disparos que el fuego causaba un extraordinario pánico, al grado que muchos detenían su desenfrenada carrera y volvían para entregarse a la caballería que los iba persiguiendo. La artillería disparó 1,800 granadas, de todos sistemas y calibres, aunque la artillería villista por su parte, fue de mayor intensidad, pues sus disparos fueron doblemente mayor en número. Fueron 20 las bajas sufridas, entre muertos y heridos. Uno de los muertos fue el niño de once años, llamado Rodolfo González, quien desde Puebla se había acogido a la protección del General Alejo G. González, y con gran entusiasmo acompañaba a este jefe en todas las campañas. Por ser muy popular entre las tropas, cariñosamente le llamaban “El Generalito”.

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Tengo el honor de poner en el superior conocimiento de usted que el 21 del actual, teniendo establecido mi Cuartel General en la estación de Nápoles, recibí, a las 6 p.m., órdenes de la Jefatura del Ejército de Operaciones, para relevar esa misma noche, las guarniciones de las haciendas El Resplandor y Santa Ana, que se encuentran a nuestra izquierda, y movilizarme, con el resto de la División, a la ha cienda Los Sauces, situada en el centro y a retaguardia de la Infantería, para rele var a fuerzas de la División que comanda el C. general Francisco Murguía, quien salía con rumbo a Guanajuato, debiendo yo quedar acampado en dicha hacienda. Libré las órdenes oportunas para que se procediera al cumplimiento de lo manda do, quedando nuestras fuerzas en la forma siguiente: en la hacienda El Resplan dor, la brigada del C. general Porfirio G. González; en Santa Ana, la del C. gene ral Jesús S. Novoa; en la hacienda Sotelo, el C. general Ildefonso Ramos, de la brigada “Maycotte”, y en la hacienda Nápoles e inmediato a la estación, el gene ral Cabrera, de la brigada “Regionales de Coahuila”. El día 22, a las 6 a.m., hice mi movimiento a Los Sauces; pero, apenas iniciado, tuve conocimiento de que el general Ramos estaba siendo atacado vigorosamente por el enemigo, que durante la noche había avanzado por nuestra ala derecha, con objeto de flanquearnos. La escolta del C. general Alejo G. González y la mía, al mando del C. teniente coronel Federico Berlanga, habían trabado, también, rudo combate con las fuerzas contra rias, que en gran número trataban, a toda costa, de apoderarse de la vía férrea. Los nuestros lograron sostenerse por algo más de una hora, pero el considerable número del enemigo (5,000 a 6,000 hombres), los hizo replegarse, llegando en esos momentos el general Cabrera, con lo que, cobrando nuevos ánimos, pudo contenerse el violento avance de los contrarios. El combate continuó reñidísimo, pues se llegó a luchar cuerpo a cuerpo, y estaba indeciso su resultado, a pesar del valor y tenaz resistencia de los nuestros, dándose el caso de tener que apelar, con buen resultado, a una carga de caballería del Estado Mayor del C. general Alejo G. González. Las fuerzas enemigas recibieron numeroso refuerzo de León, viendo nos obligados a replegarnos hasta la vía férrea, en cuyo terraplén nos hicimos fuertes; pero la tenacidad y el número abrumador de los que nos atacaban nos te nían en situación desventajosa; lo que, comprendido por el enemigo, hizo que pre tendiera, con vigorosa carga, flanquearnos, logrando, afortunadamente, evitarse, con la brillante defensa de mi Estado Mayor. En esos momentos, el general Fran cisco Murguía, que ya había recibido órdenes de contramarchar a Silao, llegó en nuestro auxilio, iniciando oportuno ataque, perfectamente desarrollado, y que inclinó la victoria de nuestra parte. Fuéronse quitando al enemigo, una a una, las posiciones que ocupaba, y a las seis de la tarde, hora en que se recibió orden de suspender la persecución, lo habíamos replegado hasta su primitivo puesto. Las pérdidas que se le causaron fueron aproximadamente de 700 a 800 hombres, entre muertos y heridos, como 40 prisioneros, que fueron pasados por las armas; algo de parque, 4 ametralladoras, quitadas por fuerzas del general Ramos, y algunos caballos ensillados. Por nuestra parte lamentamos las siguientes pérdidas: de la brigada “Regional de Coahuila”, 2 oficiales y 17 de tropa muertos y 1 mayor, 2 oficiales y 35 de tropa heridos; de la brigada “Maycotte”, 1 mayor, 2 oficiales y 16 de tropa muertos, y 1 oficial y 10 soldados heridos; además, 19 dispersos de la brigada “Regional de Coahuila”; haciendo en total: 1 jefe, 4 oficiales y 33 de tro pa muertos, y 1 jefe, 3 oficiales y 45 de tropa heridos, y 3 oficiales y 16 de tropa dispersos. Me complace hacer constar que todos y cada uno de los que tomaron parte en este combate, cumpliendo con su deber, estuvieron a la altura del buen nombre de nuestro Ejército, no pudiendo hacer especial mención de algunos, pues todos, sin excepción, combatieron valientemente. Al felicitar a usted, en nombre de

Día 23. En los primeros instantes de este día se reanudó el combate, los villistas atacaron rudamente el flanco izquierdo de Obregón, sobre la posición de El Resplandor, hasta el amanecer, siendo rechazados con fuertes pérdidas para ellos, en contraste de 1 oficial y 10 soldados heridos, y 4 muertos en las filas de los obregonistas. A la 1:00 de la mañana también atacaron el ala derecha, cubierta por el General Diéguez y por la 1ª División, durando cerca de 20 minutos, al cabo de los cuales seDespuésreplegaron.deestos ataques, Obregón practicó un reconocimiento por su línea, y observó que los villistas habían retirado su artillería y replegado su línea de frente, hasta las posiciones que ocu paban antes de prepararse para el asalto del día anterior.

Cuartel General en estación Nápoles, Gto., a 23 de mayo de 1915. El Ge neral de Brigada, jefe de la 1ª División de Caballería del Noroeste. Cesáreo Cas tro.

El día 24, la caballería villista se movió sobre el flanco izquierdo, a cierta distancia de las fuerzas constitucionalistas, por lo que en previsión de que fueran a atacar la hacienda de Santa Ana, ocupada por las fuerzas del General Jesús S. Novoa, de la División del General Castro, por lo que se

El general Hill recibió orden para que movilizara la 5ª Brigada de Infantería, al mando del general Gabriel Gaviera, a relevar las fuerzas del General Pedro Morales, que ocupaban posiciones en El Resplandor, pasando estas fuerzas a situarse en El Bajío, cerca de Santa Ana, para proteger esa posición, en caso de ser amagada por los villistas.

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todos y en el mío propio, por este nuevo triunfo de nuestras armas, me permito encarecerle se sirva hacer extensiva la felicitación al C. Primer Jefe. Reitero a us ted las seguridades de mi respetuoso afecto y subordinación. Constitución y Refor mas.

El campo estaba sembrado de cadáveres, en tal número, que se encontraban hileras de muertos en perfecta colocación de tiradores, dando la impresión de que hubieran sido muertos por una descarga eléctrica. Entre las bajas villistas se contaron más de dos mil, entre jefes y oficiales. Y 300 por la parte contraria, entre muertos y heridos, uno de ellos fue un Coronel de las fuerzas del General Murguía; el Mayor Francisco Flores, del 20° Batallón, y varios oficiales, como el Teniente Ramiro Diéguez, hermano y miembro del Estado Mayor del General Diéguez.

A las 8:00 de la noche había cesado el fuego en toda la línea, y sólo a intervalos se dejaron oír ligeros tiroteos en el flanco derecho de Obregón, causados por los soldados que batían a peque ños grupos villistas, dispersos de la columna que entró a retaguardia, y creyéndose, protegidos por la oscuridad de la noche, marcharon a incorporarse a sus campamentos, frente a León.

Las fuerzas del General Obregón, estaban imposibilitadas para tomar la ofensiva, debido al consumo de parque que se había hecho durante los combates, batallones enteros tenían menos de la tercera parte de la dotación reglamentaria, y los hombres de Villa seguían ocupando magníficas po siciones. Un convoy con material de guerra estaba en marcha desde Veracruz. El General en Jefe los esperaba con ansiedad, y para el día 30 las tropas de Obregón estaban nuevamente dotadas del parque necesario, gracias al convoy que Carranza envió al mando del Coronel Ignacio C. Enríquez.

El resto del día se pasó levantando el campo, incinerando cadáveres y recogiendo heridos por el Servicio Sanitario, para conducirlos a los trenes hospitales que se encontraban en la estación, frente al tren del cuartel general, a tan sólo un kilómetro de la línea de fuego y la artillería villista.

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El General Morales hizo la exploración ordenada, llegando hasta la hacienda de La Sandía, donde había algunas fuerzas villistas, que huyeron hacia el cerro de San Cristóbal, ocupado por sus compañeros, y reforzaron con infantería y caballería algunas posiciones en Santa Rosa y La Fragua, pero sin

El día 25, el General Pedro Morales y el Coronel Cirilo Elizalde practicaron exploraciones por las haciendas La Sandía, San Cristóbal y El Mezquital, encontrando en esta última un reducido número de villistas que huyeron tan sólo los avistaron, después regresan sin novedad a sus campa mentos. Villa vigilando los combates.

Duranteatacar.

todo este día permanecieron inactivos los villistas, y no ocurrieron más novedades, que haberse rendido incondicionalmente algunos de sus soldados, manifestando que reinaba gran desmoralización en sus filas. Los constitucionalistas les recogieron las armas y les expidieron pasa jes para que se regresaran a Michoacán, de cuyo Estado dijeron ser originarios.

alistó al General Pedro Morales para que acudiera en su auxilio y se le dio instrucciones para que practicara una exploración por aquel rumbo.

Testimonio de Renato Leduc, Telegrafista de Villa Renato Leduc (1895 1986), escritor y periodista, se incorporó en 1914 al movimiento armado. Fue telegrafista de Pancho Villa y allí conoció a John Reed, que escribió México insurgente. Sobre él corren un sinfín de anécdotas: que si comía vidrio o era hombre fiel a Pancho Villa, que si constató la invasión nazi a París o que si Victoriano Huerta bebió tequila en su presencia. A continuación presentamos su experiencia revolucionaria con Villa.

Ese mismo día venía en camino, sin novedad, el tren de pertrechos que esperaba Obregón, habiendo llegado a Silao a las 8:45 de la noche, y a la estación Trinidad esa misma noche.

Las opiniones de los citados generales eran diversas: Murguía se inclinó siempre por tomar la ofensiva; Castro era del mismo parecer; Diéguez opinaba que, después de los combates del día 22, Villa no intentaría un nuevo ataque, y que, en consecuencia, les tocaba a ellos atacar; en tanto que Hill se inclinaba por la defensiva, hasta que llegaran los suficientes pertrechos para asegurar el éxito de un movimiento ofensivo. Sin embargo de tal divergencia de opiniones, los cuatro generales siempre manifestaron a Obregón disposición para aceptar su plan general, consistente en agotar lo más posible al enemigo en sus continuos ataques, y tomar la ofensiva cuando se tuviera la seguridad de un éxito completo.

El día 29, como a las 7:00 de la mañana, los villistas iniciaron el ataque logrando que las fuerzas de Obregón se retiraran de sus posiciones de avanzada. Abandonaron sus trincheras y se re tiraron al sur, a sus ventajosas posiciones de La Loza y Loma Colorada, donde rechazaron repetidas cargas de la caballería e infantería villista. En las trincheras de estas posiciones, las tropas de Obre gón tenían una ametralladora cada 3 o 5 metros. Con la ayuda de anteojos de campaña, Villa logró ver a sus hombres avanzar y, después de revolverse ante el terrible fuego de las ametralladoras, caer abatidos por las balas.

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El día 31, Obregón se trasladó a las 8:00 de la noche a la estación Nápoles, a conferenciar con los generales Murguía y Castro, a quienes manifiestó su propósito de esperar dos días más, dejando a Villa la iniciativa de ataque, y que si en ese tiempo, no tomaba la ofensiva, ellos lo harían. Indicando que se haría cuando los villistas estuvieran lo suficientemente quebrantados. Después, regresó a La Trinidad y conferenció también con los generales Diéguez y Hill, sobre el mismo tema.

Villa pudo haber mantenido las posiciones de donde fueron expulsados los obregonistas, pero el General Ángeles le aconsejo no hacerlo, y los villistas se retiraron a sus propias trincheras, que eran superiores a las del enemigo.

Durante el resto del día no hubo actividad, hasta llegar la noche en que se registró un ligero tiroteo frente a las posiciones del 20° Batallón de Sonora.

Por esos días también llegó al Cuartel General de la División del Norte en Chihuahua el botín arrebatado por villa a las fuerzas federales del general José Refugio Velasco, a las que deshizo en la toma de Torreón. Entre aquel copioso botín de material de guerra iban cuatro magníficos heliógrafos franceses, que en Chihuahua, fuera del general Felipe Ángeles y Martiniano Servín, grandes artilleros, probablemente nadie sabía para qué servían. Muchos creyeron que eran cámaras fotográficas. No había radios portátiles todavía y los heliógrafos eran aparatos de comunicación por señales luminosas que la artillería usaba mucho y que hoy se usan aún en los barcos. Yo había manejado estos aparatos en el estado de Morelos. Se lo participé al señor Aguilar, éste al coronel Delgado, jefe de telegrafistas del Cuartel General de la División, quien me mandó llamar.

¡Ah chingao! exclamó . ¡Esto si que está demonio! y en el acto me nombró instructor de un cuerpo de ocho heliografistas que manejarían los cuatro aparatos de que disponíamos. Todo abril y mayo me pasé dando instrucciones a mis heliografistas en los llanos y colinas del norte de la ciudad de Chihuahua.

A ver, muchacho me dijo , enséñeme cómo funciona esta madre.

A fines de mayo me ordenaron que saliera rumbo al sur con mis heliógrafos a incorporarme a la División del Norte que, en León, Guanajuato, iba a enfrentarse con la columna de Obregón. Llegamos en los últimos días de mayo de 1915 y nos pusimos a las órdenes del general Felipe Ángeles, quien nos distribuyó.

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A mí me mandaron a un cerro llamado de Las Ánimas, si mal no recuerdo a las órdenes directas del general Magdaleno Cedillo. Hube de transportar el pesado aparato a lomo de soldado pues no había acémilas, que era su medio habitual de conducción. Atravesamos una tierra de nadie sembrada de cadáveres. Fierro los había lanzado en una loca carga de caballería, pistola en mano, contra las loberas de los yaquis en la loma de La Loza. En ese duelo de revólveres 44 contra ame tralladoras perdieron Los Dorados, cuyos cuerpos por docenas se pudrían al sol cuando yo pasé por ahí con mi heliógrafo a lomo de soldado. Muchos de aquellos cadáveres materialmente pespunteados en el cráneo, en el pecho y en la barriga por las ráfagas de las ametralladoras de los yaquis de

días, con los historiadores latinos, yo tenía la cabeza llena de Suetonios, Tácitos y Titos Livios. Ante este macabro espectáculo, que no me horrorizó sino que me inspiró, se me ocurrió escribir unas Décadas de la guerra civil mexicana. Por fortuna, se me fue la inspiración y sólo alcance a escribir la primera cuarteta que aún recuerdo avergonzado:

Los anchos surcos abiertos sobre la ubérrima tierra sembrados están de muertos semilla de cruenta guerra.

En un día muy caluroso, el General Ángeles, encontró a Villa en su alojamiento en León, desnudo y tendido en el suelo. Irguiéndose, recibió a Ángeles con estas palabras: “Ahora si, mi general, ya tengo un plan para derrotar a esos... tales.” “¿Cuál es ese plan?” inquirió Ángeles con des confianza. Entonces Villa le explicó que con todas sus fuerzas de caballería se iría en marcha oculta por la sierra de Otates para salir por Chichimequillas a Silao, para atacar y tomar sorpresivamente el día 23 el punto, destruir el camino de hierro, las líneas telegráficas y telefónicas y los trenes carran cistas, de manera que al tiempo de cortar y aislar a los carrancistas y de amenazarles formalmente por la retaguardia en Silao, la infantería villista, armada con bombas de mano, llevaran a cabo un enésimo asalto a las trincheras que formaban el centro de la defensa del Constitucionalismo en Trinidad. “El plan es muy audaz, repuso Ángeles, pero al retirar las tropas de sostén y reserva que están en todo el frente, la línea de fuego queda muy debilitada. Yo acepto la idea de usted, pero a condición de que los trenes estén listos para recoger la infantería si el enemigo se nos echa encima, a fin de evitar un desastre. Necesita usted regresar pronto porque si el enemigo, presionado por su retaguardia, se nos echa encima, no habrá manera de contenerlo.”

PorAmarillas.aquellos

Eran los mismos que yo había manejado en Morelos, y en memos que canta un gallo armé el aparato y lo eché a trabajar. El coronel Delgado se entusiasmó.

La desesperación de Villa y su Plan de Ataque por Retaguardia

el combate era reñidísimo, haciendo incesante el fuego de ametralladoras, fusilería y cañones. Una columna de caballería villista se lanzó sobre la extrema izquierda de las fuerzas constitucionalistas, amagando la retaguardia por Santa Ana, se le ordenó a Murguía que, con toda actividad, se movilizara con las fuerzas de su División a aquella hacienda, y al General Castro, con su División, se acampara en Los Sauces.

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proporciones.Alamanecer,

Para llegar hasta Silao, Villa con su caballería rodeó por la sierra.

El General Villa mandó que con toda prontitud se hiciera una selección de seis mil jinetes, para retirarlos de la línea de batalla y se les situara hacia la extrema izquierda de su frente, de ma nera que estuvieran organizados en una sola columna de la que él mismo tomaría el mando

El día 1° de junio las tropas villistas atacaron en todo el frente desde las tres de la mañana, los toques de clarín de asaltantes y defensores se dejaron oír distintamente hasta el Cuartel General de Obregón, ordenando siempre: ¡Fuego! ¡Fuego!, y en pocos momentos, la acción tomó grandes

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Villa se movilizó con tanta lentitud, guiándose únicamente por las luces del cielo, que ha biendo podido llegar a Silao a la hora de capturar el convoy que conducía el material de guerra que tan ansiosamente esperaba el General Obregón, dejó transcurrir los minutos y con ello, el convoy tuvo vía libre y llegó a Trinidad en horas que la infantería villista desataba el nuevo ataque sobre el frente carrancista, de manera que Obregón tuvo a la mano las municiones que requería para mante ner inalterable el poder de su línea de fuego.

En combate encarnizado, las caballerías se enfrentaron desde la hacienda Santa Ana y la de La Loza hasta los cerros que están al sur de la estación Nápoles, adonde las caballerías habían sido ya rechazadas por los villistas, después de desalojarlas de sus posiciones, en la vía del ferrocarril, y de la hacienda de Nápoles.

El Paso Morning Times del 3 de junio de 1915 publicó el siguiente reporte:

El combate continuó encarnizado, hasta las 9:00 a.m., hora en que las columnas de infan tería villista se replegaron, muy diezmadas, a sus posiciones y dejando en el campo gran número de muertos y heridos; continuando un fuego menos intenso. No así la artillería, cuyo fuego nutrido se dirigía a las posiciones constitucionalistas.

Esto enfureció a Villa, quien entró violenta y fácilmente a la plaza de Silao, prendiendo fuego a los trenes de hospitales y pagadurías y a la estación del ferrocarril, y permitiendo que sus soldados entraran a saquear la población y mandó que todos los oficiales y soldados carrancistas, heridos y prisioneros, fueran pasados por las armas.

La hacienda Santa Ana recibió el ataque de una columna villista, y otra más numerosa, hizo un movimiento envolvente, a distancia, amagando colocarse a su retaguardia. Este ataque tenía por objeto disimular la marcha de Villa con la caballería rumbo a Silao.

A las 9:30 de la mañana de ese 1° de junio se dieron la voz y los toques de alarma, pues el General Villa con ocho o diez mil caballos atacó intempestivamente desde Silao hasta Nápoles. En Silao quemó los carros que en ella se encontraban y los depósitos de aceite. Toda la defensa tuvo que ser improvisada bajo el fuego enemigo y, a pesar de los grandes esfuerzos por contenerla, las tropas obregonistas fueron obligadas a retirarse hasta Santa Ana del Conde. Villa se apoderó de la línea del ferrocarril desde Nápoles hasta el sur de Silao, destruyendo los puentes, quemando los durmientes y cortando la línea telegráfica; y de ésta última población, el General Maycotte con escasas fuerzas y heridos huyó hacia Irapuato, donde se encontraba el General Amaro.

“Chihuahua, junio 2 de 1915. Telegramas recibidos hoy del Cuartel General del general Felipe Ángeles anuncian que después de una marcha forzada de dos días, el general Villa, por un brillante movimiento de flanco, consiguió sitiar a los carrancistas al sur de Silao. Después de una enconada batalla, Silao cayó en manos de sus tropas.

Mientras tanto, en las cercanías de León, como a las 10:30, el combate tomó su mayor pro porción, entrando en acción, excepto pequeñas fracciones, todos los contingentes de ambos ejér citos, pero a poco, las infanterías villistas, ya muy quebrantadas y diezmadas en sus inútiles esfuer zos por tomar las trincheras enemigas, empiezan a desistir de su empeño y comienzan a replegarse.

Informes del general Felipe Ángeles a los diarios de Texas

“Mensajes retrasados del general Felipe Ángeles, que llegaron a El Paso, Texas, el 4 de junio de 1915, relativos a las operaciones de las fuerzas que coman da el general Villa informan la captura de Silao.

Extraoficialmente, he recibido información de que ayer un tren de muni ciones perteneciente al enemigo fue volado por nuestras tropas.

En la toma de Silao, el enemigo recibió un muy fuerte golpe, tanto material como moral. Su caballería, que fue derrotada en Silao, quedó completamente dis persa y aún está desmoralizada. Las pérdidas del enemigo con la captura de esta ciudad incluyendo mulas, caballos, armas, municiones, material rodante, carros y sobre todo el centro bien poblado en que recibían abastecimientos para sus tropas, son considerables. La línea de comunicaciones con Veracruz está cortada.

La caballería constitucionalista fue obligada a concentrarse en Santa Ana, siendo allí refor zadas con las brigadas de los generales Rómulo Figueroa, Porfirio G. González y Jesús S. Novoa, procediendo desde luego, a reorganizarse y tomar posiciones tras las cercas de piedra existentes en la misma finca, para resistir cualquier ataque de los villistas, que quedaron acampados a corta dis tancia. Por la noche, las fuerzas del General Pedro Morales, que estaban en La Loza, fueron ataca das, por lo que recibieron órdenes de concentrarse en el rancho de San Gregorio, y de allí a Santa Ana.

Al oscurecer, los villistas formaron un semicírculo en torno a la hacienda de Santa Ana del Conde, dejando sólo en descubierto la parte que quedaba frente a la línea que del cuadro de infantería ocupaba el Coronel Enríquez, con el Batallón “Supremos Poderes”.

El martes último de esta semana (Junio 1º de 1915) nuestra ala izquierda completó su movimiento, consistente en la toma de Silao y rechazo de las tropas que lo defendían así como hacia Irapuato y La Piedad; y finalmente, esta ala izquierda, después de dejar fuerzas que mantuvieran Silao, marchó una distancia de diez kilómetros hacia León y atacó al enemigo en las posiciones que tenía en esta extensión.Porel momento, el enemigo está perfectamente rodeado en Trinidad, en sus últimas posiciones.

En el mismo periódico del 5 de junio se publicó lo siguiente:

Anoche, a las nueve, se inició la lucha por nuestras fuerzas cerca de Trinidad, donde el enemigo esta prácticamente sitiado.

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La batalla de León ha sido larga porque Obregón se ha establecido en po siciones fortificadas y constantemente se mantiene a la defensiva en esas posi ciones. El ala izquierda de nuestras fuerzas había desalojado al enemigo de las montañas que se extienden de León a Silao.

El espíritu de nuestras tropas es excelente. El número de heridos en nues tro lado es relativamente pequeño comparado con los enormes daños infligidos al enemigo. Miguel Díaz Lombardo, Ministro de Relaciones Exteriores.”

En el transcurso de la noche, fueron continuos, y a veces muy nutridos, los tiroteos en dis tintos puntos de la línea, aunque no llegaron a tener las proporciones de un ataque formal. Santa Ana no fue hostilizada.

A las 12:00 del día, los villistas empezaron a hacer un serio movimiento sobre el flanco derecho carrancista, reconcentrando un gran número de fuerzas de las tres armas en la hacienda de

La situación se presentaba bastante crítica para Obregón: tomar la ofensiva era casi impo sible, debido a las condiciones en que había quedado la caballería; evacuar Santa Ana y reconcen trar las caballerías dentro del cuadro de las infanterías, para darles descanso y municiones era in conveniente, dada la necesidad que había de conservar dicha hacienda, por ser una de las posiciones más ventajosas, así como porque, en su campamento, se carecía en absoluto de forrajes, y era escasa el agua para un número tan crecido de hombres y caballos; mandar refuerzos de infantería a Santa Ana era posible solamente retirando algunos batallones de la línea de fuego; y, de cualquier manera, dejar en peligro dicha hacienda, era provocar un fracaso. En esa difícil disyuntiva, tomó la decisión de evacuar El Resplandor, y retirar la infantería que se encontraba tendida desde este dicho lugar hasta frente a Santa Ana, para reforzar con ella ésta última posición, por dominar la finca perfecta mente elDurantevalle.

la noche se dio la retirada, y por tratarse de tan delicado e importante movimiento, se comisionó al Teniente Coronel Aarón Sáenz y al Capitán 1° Benito Ramírez G., ambos del Estado Mayor de Obregón, para que personalmente vigilaran la reconcentración de los batallones 8° y 20° de Sonora que abandonaron El Resplandor. Terminando su traslado, con el mayor sigilo y rapidez, a las dos de la madrugada.

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El Capitán Espinosa Casanova del Estado Mayor de Ángeles, que obedeciendo órdenes recorría la línea de fuego, refirió:

Al amanecer del día 2, siguiendo las órdenes dadas, el General Felipe Ángeles, mandó que las fuerzas villistas atacaran simultáneamente las haciendas de Otates y Santa Ana, aunque sin gran des progresos, dado que Obregón tenía ya pertrechadas a sus tropas. El General Calixto Contreras comandó con tanto brío y valentía a sus cargas de caballería, que por minutos Obregón estuvo a punto de perder sus reductos en Santa Ana, con lo cual hubiera quedado exterminada la caballería de Murguía y abierto un paso a través de las trincheras apoyadas en los bordos de las acequias, cuya posesión ansiaba el General Villa, sabiendo que con ello derrumbaba el punto principal del resto de la defensaAlcarrancista.darsecuenta los villistas de que El Resplandor había sido evacuado, se posesionan del sitio y extendieron sus líneas hasta frente a Santa Ana.

“Hay una gran cantidad de cadáveres sin sepultar y es casi insoportable la hediondez. Después de nuestros “equivocados hermanos” los carrancistas, nues tros peores enemigos son las moscas, los piojos y las ratas. Las moscas son precio sas, verde pavo real y hay millares que, de los ojos y las bocas de los cadáveres vuelan a posarse sobre nuestra comida. Las ratas son tan voraces, que a pesar de estar panzonas de tanta carne de muertos, ante nosotros van a morder nuestras po cas provisiones. Y los piojos, grandes como arroces, casi no caminan de gordos, nos hacen llagas, aunque ya estamos bastante vacunados. A los dos o tres días de bañados y limpios, ya estamos empiojados de nuevo. Después de ocho días de no quitarnos la ropa apenas podemos dormir, a ratos, en las trincheras mismas.”

Tan comprometida estaba la posición carrancista en Santa Ana, que Obregón estuvo a punto de abandonarla. Después de dieciséis horas de combatir sin descanso, los soldados estaban agota dos, mientras que los villistas recibían nuevas tropas incesantemente. Además, en el frente de Obre gón, escaseaban las municiones; faltaba agua y los caballos estaban sin forraje.

Duarte, y procediendo, desde luego, a emplazar la artillería frente a las posiciones que ocupaban los batallones 1° y 21° de la Primera División, y el 5° y el 16° de la Segunda División.

La posición de Santa Ana se vio amagada, con una nueva línea de fuego villista mantenida con decisión por el Coronel Ignacio C. Enríquez. Ante esta situación, Obregón ordenó reforzar a Murguía, con todos sus efectivos de caballería, y a Hill con fracciones de diferentes batallones, su mando 600 hombres, a las órdenes del Teniente Coronel Fernando F. Félix, Jefe del 17° Batallón “Alfredo Murillo”. Como el General Murguía manifestó su deseo de atacar al enemigo que tenía enfrente, Obregón le dirigió la siguiente comunicación:

Línea de fuego de retaguardia en los combates que determinaron la caída de León. Mayo de 1915.

“Estoy preparando un plan de ataque, que llevaremos a cabo pasado ma ñana, y que acabaré de resolver mañana, en vista de las fases que tome el com bate. En tal virtud, se servirá usted no efectuar el movimiento ofensivo que tenía pensado desarrollar mañana, sobre el enemigo. Con el teniente coronel Fernando F. Félix remito a usted 600 infantes, y mañana temprano pasaré a esa a cambiar impresiones, respecto al plan que pienso desarrollar. Hago a usted las seguridades de mi distinguida consideración y particular aprecio. Constitución y Reformas. Cuartel General en Estación Trinidad, Gto., a 2 de junio de 1915. El General en Jefe. Álvaro Obregón. Al C. General Francisco Murguía, Jefe de la 2ª División de Caballería del Noroeste. En su campamento en hacienda Santa Ana del Conde, Gto.”

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Obregón envió un recado al general Murguía, confirmándole que a las primeras horas del día siguiente se trasladaría a la hacienda Santa Ana, para ultimar, en detalle, la forma en que debería emprenderse el movimiento de ofensiva.

La situación de los obregonistas era muy comprometida, por estar completamente sitiados por los villistas de indiscutible superioridad numérica, siendo dueños solamente de una llanura en que no había más elementos que los que habían logrado acumular del Sur, antes de ser cortada su retaguardia, los que rápidamente iban agotándose.

Por la noche, los villistas retiraron gran parte de sus contingentes que estaban a retaguardia de Santa Ana, para reconcentrarse en las primeras horas del 2 de junio en la hacienda de Duarte. Mientras el General Ángeles movía toda la artillería disponible para cañonear la posición constitu cionalista, .pudieron salir emisarios que llevaron pliegos del General Obregón para los generales Maycotte, Amaro y Quiroga, quienes debían encontrarse en Irapuato, con instrucciones de reunir sus fuerzas y marchar por el camino de Romita para un posible movimiento sobre Silao, en la forma que fuera

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Esaconveniente.mismanoche,

Decidido a emprender la ofensiva el día 4, en la misma noche del 2 Obregón ordenó trazar un cuadro de 300 metros por lado, teniendo como centro la estación, y que se abrieran loberas sobre las líneas de dicho cuadro, para cubrirlo con la fuerza que debería quedar con resguardo de los General Felipe Ángeles.

Los soldados carrancistas trabajaron infatigablemente construyendo o reforzando loberas, aumentando y mejorando los emplazamientos de ametralladoras, que sumaron poco más de cien, y a pesar del sigilo y habilidad con que fueron realizados, no pasaron inadvertidos por el General Villa, quien reiteró a Ángeles que al romper el día 3 abriera todos los fuegos sobre Santa Ana, sin preo cuparse de las cargas de caballería y de los asaltos de la infantería que había mandado detener.

El día 3, no obstante la experiencia, Ángeles no pudo cumplir la orden de Villa con la rapi dez que éste pretendía. La oscuridad, en lugar de favorecer los medios para emplazar las baterías, entorpeció las maniobras, de manera que los cañones villistas empezaron el fuego ya entrada la ma ñana.

Al observar las posiciones villistas, Obregón advirtió que el General Ángeles reforzaba la Brigada “Juárez Durango” del General Calixto Contreras que con el 3er Regimiento a la vanguardia atacaba la hacienda, y emplazaba artillería a corta distancia para barrer mejor a los obregonistas.

Obregón ordenó que todo hombre disponible reforzara las líneas de infantería.

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A las 7:00 a.m., llegó Obregón a la hacienda Santa Ana, acompañado del General Diéguez y algunos jefes y oficiales de sus respectivos Estados Mayores, y en seguida de desmontar, subieron al torreón de la finca principal, que servía de mirador, donde ya se encontraban los generales Mur guía, Castro y Alejo González. Aquel sitio ofrecía un magnífico punto de observación, de donde po dían ser vistos, con toda claridad, los movimientos y colocación de los villistas, que habían suspen dido los asaltos a la hacienda, y se concretaban a hacer fuego, poco nutrido, por el frente, y algo más intenso por el poniente.

trenes al iniciar la ofensiva, para el caso de que los villistas que quedaban a su retaguardia preten dieran apoderarse de ellos. Para distraer el menor número posible de tropas de ataque, la guardia para los convoyes sería completada con todos los miembros de la columna que no tuvieran servicio en las trincheras, tales como: ambulantes del servicio sanitario, telegrafistas militares, ordenanzas del cuartel general, personal de la Proveeduría y de la Pagaduría, etc., quienes tomaron sus puestos en las loberas en que habían de repeler cualquier intento del enemigo sobre los trenes.

El ataque del frente sobre Santa Ana, con el objeto de disimular la marcha de Villa empren dida con toda la caballería, dio ocasión para que de la posición de El Resplandor se movieran los cañones de una batería hasta muy cerca de Santa Ana, bombardeando desde luego la hacienda, siendo destruida una de las torres de vigilancia. Los artilleros hicieron correr a los obregonistas por el patio de la hacienda, logrando su retirada porque no había tropas para contrarrestar el ataque.

El Capitán Ezequiel Ríos, herido seriamente por los balines de la misma granada, también fue recogido por algunos de los miembros del Estado Mayor, mientras que Obregón, ayudado por el Teniente Coronel Garza y el Coronel Jorge Blum, médico de la División del General Murguía, que había sido llamado por el Teniente Coronel Aarón Sáenz, se dirigió por su propio pie a la casa de la hacienda, a donde llegó y se recostó en un sillón que estaba en una de las habitaciones. A poco se presentó el General Murguía, a quien el Teniente Coronel Sáenz había comunicado la noticia.

Bajaron luego del torreón, tomando cada quien su colocación, pues tenían la certeza de la proximidad de una seria batalla.

La situación para las tropas de Obregón cada vez se hacía más crítica, por la absoluta falta de agua; pues aunque la bomba que surtía del líquido a la hacienda, que estaba instalada en el valle, había sido puesta en funcionamiento, el agua no llegaba a la finca, porque un tramo de la tubería que la conducía quedaba sobre el nivel del suelo y había sufrido, por los proyectiles, un sinnúmero de perforaciones, por las que se escapaba el agua.

Trinidad.Obregón,

después de mandar retirar los caballos a retaguardia de las casas de la hacienda, seguido del General Serrano, del Coronel Piña, de los tenientes coroneles Jesús M. Garza y Aarón Sáenz, de los capitanes Ezequiel Ríos y Rafael Valdés, y de algunos otros miembros de su Estado Mayor, se dirigió a las trincheras del frente, que estaban ocupadas por soldados del 8° Batallón de Sonora. El tiempo empleado para hacer ese recorrido fue reducido; pero los villistas obrando con tal diligencia e impunidad, porque no había en Santa Ana artillería con que obligarlos a conservar sus cañones a una distancia no mayor de 1,200 metros. El fuego no se hizo esperar, pues cuando les faltaban unos setenta metros para llegar a las trincheras, explotó cerca del General Obregón y sus acompañantes la primera granada y a ésta le siguieron otras, que eran dirigidas precisamente a dicho grupo.

Un poco antes de las nueve de la mañana la columna villista, que conducía la artillería, se aproximó a paso veloz a la hacienda. Para impedir su llegada, Obregón ordenó a los Generales Mur guía y Castro que hicieran salir violentamente todas las caballerías e impedimentas que había en las cuadras de la finca, cuyo número pasaba de mil dragones.

Las caballerías e impedimentas salieron con toda actividad, el General Castro marchó adonde se encontraban sus tropas, y el General Murguía a la línea de fuego, al oeste de la hacienda, cubierta por el 20° Batallón de Sonora; mientras que el General Diéguez se dirigió a la estación

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Faltaban unos veinticinco metros para llegar a las trincheras, cuando, en los momentos en que atravesaban un pequeño patio entre las caballerizas de la hacienda, explotó una granada en las trancas que derribó a todos por tierra. Obregón, antes de darse exacta cuenta de lo ocurrido, se incorporó y vio que le faltaba el brazo derecho, y con dolores agudísimos en el costado, le hizo suponer que también lo tenía desgarrado por la metralla. El desangramiento era tan abundante, que temiendo una agonía prolongada y angustiosa, tomó con la mano izquierda la pequeña pistola “Savage” que llevaba al cinto, y la disparó sobre la sien izquierda, pero su propósito se vio frustrado debido a que el arma no tenía tiro en la recámara, pues su ayudante, el capitán Valdés, lo había sacado el día anterior, al limpiar la pistola. En aquel mismo momento, el Teniente Coronel Garza, que ya se había levantado y conservaba la serenidad, corrió y le arrebató la pistola a Obregón, luego, con ayuda del Coronel Piña y del Capitán Valdés lo retiraron del sitio, que seguía siendo batido vigorosamente por la artillería villista, hasta recargarlo en una de las paredes del patio para estar a salvo del fuego de los cañones enemigos. En eso llegó el Teniente Cecilio López, proveedor del cuartel general, quien sacó de su mochila una venda y con ella ligaron el muñón del herido.

Jefes y oficiales del Estado Mayor del Gerneral Obregón conduciéndolo en una camilla improvisada.

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El General Obregón fue atendido en Santa Ana del Conde, el 3 de junio de 1915.

General Brigadier Cirujano Enrique Osornio, Médico del Estado Mayor del General Obregón

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General Álvaro Obregón herido. La mano amputada.

Núm. 183. De Veracruz el 8 de junio de 1915. Recibido en Guada. H.D.H.P. 7.20 T. Cg. R.V.X. Sr. Gob. Estado de Jalisco. Telegrama recibido en la Secretaría Paricular del Primer Jefe: Cuartel en Trinidad en Gto. a 6 de junio de 1915. Sr. V. Carranza. Veracruz. Hónrome en felicitar a V. por completo triunfo de nuestras fuerzas sobre reaccionarios obtenida ayer, sintiendo verdadera pena en comunicar a Ud. que nuestro amigo Obregón perdió el brazo derecho, que le fue cortado por una granada enemiga al estar dirigiendo el combate y la línea de fuego la mañana del jueves pasado Siento orgullo de referir a Ud. las palabras del Gral. al ser herido y creer que moriría o que corría en poder del enemigo Su primer exclamación fue “Viva México, Muero por mi Patria” alentando a los soldados para que siguieran combatiendo con la misma lealtad y el mismo ardor de siempre. En seguida se dirigió al Gral. Murguía pronunciando estas palabras “Diga a nuestro Primer Jefe que he caído cumpliendo con mi deber y que muero bendiciendo a la revolución” a su Estado Mayor recomendándole continuar con la indomabilidad con que hasta ahora ha cooperado a su lado. Felizmente uno de los oficiales del Estado Mayor llevaba una venda que fue la que sirvió para hacer la primera ligadura, sin la que segu ramente hubiera muerto pues la hemorragia era abundantísima. Felizmente ha sido atendido con todo acierto por los doctores Osorio sic , Castro, Cendejas y Uribe, especialmente el primero que fue quien le operó y que en todos los casos que se han presentado ha puesto de manifiesto pericia, buena voluntad y abnegación digna de encomio. Cayó herido por la misma granada al lado del Gral. Obregón el Mayor Ezequiel Ríos, el mismo que en Celaya fue también herido. Nuestras tropas están en el mejor estado de ánimo y creo firmemente que ya no habrá enemigo que combatir en el avance del Ejército de Operaciones hasta Ciudad Juárez . Lo saludo afectuo samente y respetuosamente. Adolfo de la Huerta”. Pans Moreno

A corta distancia los encontró el Teniente Coronel Médico del Estado Mayor de Obregón, Enrique C. Osornio, que había sido llamado por el Subteniente Gustavo Villatoro para atender al herido en Santa Ana. El Doctor Osornio se limitó a reconocer ligeramente el vendaje y le dio a to

Otra versión publicada por Murguía es la siguiente: Obregón: Compañero, voy a morir, dígale al Jefe que muero cumpliendo con mi deber.. El le respondió: No general, su herida no es mortal. Hay muchos faltos de miembros que se han salvado, usted irá a curarse; en cambio, noso tros, la seguiremos jugando. Y le indicó la conveniencia de que se reunieran él y los generales Hill, Diéguez y Castro para que nombraran a su sucesor, como Jefe del Ejército de Operaciones. Se diri gió también a los miembros de su Estado Mayor, recomendándoles que continuaran al lado de su sucesor, con la misma lealtad y abnegación

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El contenido del siguiente telegrama da testimonio del suceso:

En una improvisada camilla de un catre de campaña, fue trasladado Obregón al cuartel ge neral, que distaba 10 kilómetros de la hacienda Santa Ana. Y teniendo que pasar por la línea de fue go, el General Murguía ordenó que una fuerza de caballería de su División se colocara en el valle para cubrir uno de los flancos de su marcha, mientras que el otro lo cubría parte de la escolta que había acompañado al General Obregón a Santa Ana, a fin de sostener cualquier ataque del enemigo, mientras pasaban para llegar al campamento. La marcha se hizo pesada por el ardoroso sol de aque lla hora y por el terreno surcado que hacía difícil a los camilleros uniformar el paso.

La pérdida de sangre era tal, que Obregón temiendo por su vida, llamó al General Murguía y le dijo: Diga Usted al Primer Jefe, que he caído cumpliendo con mi deber, y que muero bendi ciendo la Revolución.

Las posiciones fueron tomadas en menos de media hora, con la ayuda del 14° Batallón, que luego se encontró en San Carlos con un contingente muy fuerte, de unos 800 villistas al mando del Coronel Pedro Castilla, que portaba un cañón Hotchkiss de 37 mm.

El día 4 de junio continuaron los combates en los varios sectores con más o menos inten sidad. Desde la pasada noche y durante todo ese día se combatió furiosamente en Santa Ana del Conde. Durante más de seis horas, el General Felipe Ángeles enfocó el cañoneo de su artillería des de la hacienda de Duarte y otras posiciones.

mar un líquido para atenuar el dolor causado por la mutilación. Así continúo la marcha hasta la línea del flanco izquierdo del campamento, donde se encontraba el Coronel Enríquez, a quien Obre gón llamó para saludarlo y cambiar con él algunas palabras.

En el campo de batalla, los yaquis, al saber lo sucedido a Obregón, reaccionaron y emitien do salvajes alaridos se arrojaron sobre los villistas de Calixto Contreras obligándolos a retroceder a más de un kilómetro de Santa Ana. En el ataque, a Contreras le mataron el caballo y lo hicieron per der su gorra texana, hasta que su asistente lo sacó del peligro.

Amado Aguirre, sin órdenes, tomó tres compañías del 18° Batallón, poniéndolas a las órde nes del mayor Sotero Sánchez y tres del 14° batallón a las órdenes de su Comandante, Mayor Claudio Fox, dejando al Teniente Coronel Tiburcio L. Rivera con las dos compañías restantes de ambos batallones, para que repartiera los tiradores a las distancias necesarias para cubrir todo el sector. Emprendieron la marcha sobre el rancho de La Capellanía y los vallados antes reconocidos.

Los villistas que estaban en Capellanía y los vallados se replegaron al tajo de Santa Ana, de donde abrieron el fuego más nutrido; al mismo tiempo que la batería del puente dirigió sus granadas sobre las fuerzas de Aguirre.

Casa hospital de la hacienda Santa Ana del Conde, donde fue atendido el General Obregón del cañonazo que recibió durante el combate del día 3 de junio de 1915.

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la batalla se había dilatado de un extremo al otro del frente de combate, más sin que tuviera explicación, el General Villa cambió por segunda vez su plan, y ordenó que cesara el ca ñoneo y que retrocedieran los batallones de soldados bisoños, que con señalada firmeza empezaban a avanzar sobre los atrincheramientos carrancistas. Quizá a esa hora de incertidumbre entre los ca rrancistas, como consecuencia del estado de gravedad del General Obregón, los primeros proyectos de Villa hubieran llevado al villismo a la victoria; pero aquel instantáneo titubeo del caudillo, fue el vestíbulo de su derrota.

DespuésÁngeles.de

El General Hill había tomado la Jefatura del Ejército de Operaciones en virtud de una orden que Obregón dictó desde marzo 29 en San Juan del Río, en previsión de que él pudiera faltar. Reunidos en Trinidad los generales Hill, Murguía, Diéguez y Castro, prevaleciendo la opinión de Murguía de atacar al día siguiente. Hill veía muy difícil la situación, sin General en Jefe, sin municiones y las

En el tajo quedaron provisiones en tal abundancia que había la posibilidad de elegir entre una gran cantidad de alimentos. Igualmente catres de campaña, camas de metal, muebles austriacos y tal número de cajas amontonadas de municiones que podían armar a los soldados con dos fusiles.

El General Villa informó a Ángeles que había derrotado la retaguardia de Obregón y que ya los tenía “Porque no les dejaría pasar ni una tortilla.” Por su parte el General Ángeles enviaba a Villa recados urgentes pidiéndole que devolviera al General Siáñez con cinco mil hombres que per dían el tiempo rodeando el tren de Obregón entre Silao y La Trinidad, pues importaba cubrir el frente de Santa Ana del Conde donde las tropas ya exploraban con el indudable propósito de lanzar un ataque

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tres semanas de combatir y escaramucear en las arideces de las llanuras de La Trinidad, y cuando sin progreso de una u otra parte empezaban a escasear los alimentos y forrajes, y los soldados sin descanso positivo no podían hacer frente a su fatiga, la desesperación empezó a mi nar tanto a las huestes de Villa como a las de Obregón. Los impulsos guerreros y los apetitos de triunfo se fueron diluyendo. La indisciplina, en ambos lados, comenzó a debilitar a la mutilación sufrida por Obregón en Santa Ana, que para acabar con aquella situación indecisa que podía poner en peligro todos los esfuerzos y heroísmo de la defensa carrancista, era necesario un acto final de audacia.

La Decisión del General Francisco Murguía

se posesionaron sobre el borde del tajo de Santa Ana y con pecho en tierra asaltaron al enemigo haciéndolo huir con toda rapidez, quedando muchos muertos y heridos en el fondo, que rodaban al querer traspasar la contra escarpa, y que los soldados cogían por la espalda a una distancia máxima de 6 metros.

Entredecisivotanto,

El General Villa, no obstante aquel inesperado alto al fuego, permaneció en la hacienda de Duarte hasta las primeras horas del día 5, sin querer escuchar a sus lugartenientes, aunque hecho un energúmeno, daba órdenes a izquierda y derecha a fin de que se exigiera la pronta movilización de los trenes de abastecimientos que esperaba del norte, mientras que sus fuerzas, tendidas a lo largo de una gran línea se concentraban en León, a donde se dirigió el propio Villa acompañado por el General

Entretanto de la hacienda de Otates se desprendió una columna de caballería que cargó so bre el 14° Batallón, pero fue rechazada por dos compañías que le dieron frente, ayudados por la 3ª cuya rama se posesionó de un vallado; obligando a la caballería a refugiarse tras tres enormes al miares deLostazol.carrancistas,

General Francisco Murguía.

Casco del rancho El Resplandor.

Ante actitud tan resuelta, enardeci dos por la mutilación del General Obregón, y viendo como la caballería e infantería de Villa se replegaban hacia León; a una sola voz del General Benjamín Hill, se dispusieron a acabar con el enemigo.

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tropas muy desmoralizadas. Proponía la retirada a Irapuato para reorganizarse y recibir elementos por Guadalajara. Diéguez era de la misma opinión, Castro nada decía:

Yo les dije dice Murguía es la peor tontería dar media vuelta. Una retirada en las condiciones en que estamos por más ordenada que la llevemos a cabo, revelará nuestra impotencia y los villistas se nos echarán encima y será el desastre de nuestro ejército. Yo tengo resuel to echarme sobre el enemigo y ata car León mañana a primera hora; de modo que si ustedes no quieren ayudarme, de todas maneras llevaré a cabo el movimiento.

Leduc, Renato. Obra literaria. Fondo de Cultura Económica. Primera impresión, 2000. pp. 623 626.

Participación de la Cruz Roja de León

Fuentes:

Aguirre, Amado. Mis Memorias de Campaña. Capítulo XXIV Batalla de La Trinidad. Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana. México 1985. pp. 197 235.

Los hospitales de la Cruz Roja, instalados en varias casas grandes de antiguas familias, no tenían ya cupo para los heridos, que por falta de salones y camas completamente llenas, se tendían en petates por corredores y patios. Contrastando con las injusticias y barbarie de los rebeldes, la po blación se portó admirablemente, a la altura de su tradicional altruismo y caridad. Todos los médi cos disponibles prestaban sus servicios en la Cruz Roja, ayudados por señoras y señoritas de la so ciedad, que con un valor insospechado dejaron sus hogares para atender heridos y auxiliar mori bundos. Buen número de señores y jóvenes se dieron de alta en la Institución, arrastrando peligros al levantar los campos de batalla. El que esto escribe Federico Pölhs y Rincón Gallardo fue Teniente de la Cruz Roja, fungiendo como camillero y saliendo varias veces con la brigada de aquel buen hombre y bohemio, Pancho Plata.

Pöhls y Rincón Gallardo, Federico. Añoranzas y Recuerdos de León Digonzo, S. de R. L. Puebla 172 12 y 13.

El general Diéguez y su Estado Mayor saliendo rumbo a León, después de la batalla. 1915.

Cervantes, Federico. Francisco Villa y la Revolución Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana. México 1985. pp. 451 467.

Obregón, Álvaro. Ocho Mil Kilómetros en Campaña Fondo de Cultura Económica. México. Segunda reimpresión 1970. pp. 330 385.

Los combates seguían día y noche, sin interrupción, en ocasiones casi en las goteras de la ciudad y en ocasiones más lejos. El constante “esquitero de la fusilería” (como decían los chinacos de otros tiempos) y tableteo de ametralladoras, llegaron a sernos familiares. El ronco tronar de los cañones, todas las noches, ya no nos molestaba.

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A las 5:00 de la mañana del 5 de junio de 1915 (después de 39 días de combates), el General Murguía desde la hacienda de Santa Ana del Conde destacó con dos mil hombres de caballería al General Rómulo Figueroa, para arrojarse sobre el flanco derecho villista, que a media noche habían recibido órdenes de avanzar a las 4:00 de la mañana sobre dicha hacienda, arrollando a las tropas y continuando por El Jagüey, La Sardina y San Cristóbal. Murguía al frente del Batallón 17, dos compañías de las tropas del General Gabriel Gavira, los Batallones 20° y 8° de Sonora y 2 escua drones del Coronel José Murguía, cargaron sobre la hacienda El Resplandor, de donde a eso de las tres de la tarde fueron desalojados sus defensores haciéndolos retroceder a las goteras de León. Por el frente de Trinidad atacaron las Brigadas de Manzo, Contreras y Jaimes y de los coroneles Aguirre y Álvarez. Por la derecha, atacó Diéguez con la infantería de Gavira, Mancillas, Abascal y la Bri gada de Caballería del coronel José Murguía, a las tropas del General Villa, que estaban en la retaguardia, desde la hacienda de Duarte hasta La Loza. Tras de una lucha desesperada, los villistas retrocedieron a San Felipe Torres Mochas y la sierra.

Los Constitucionalistas Toman León

Se confirmó, pues, lo previsto por el General Ángeles. El General Villa, que había regresado con una escolta de Martín López, pudo presenciar que sus tropas no opusieron mayor resistencia en este frente desguarnecido; muchos elementos quedaron cortados y la retirada fue desordenada. Villa enfurecido por la retirada general de sus tropas, sin haber sido precisamente ordenada, insultó y llamaba cobardes a sus generales, lo cual, en vez de alentar a éstos, les produjo desánimo y temor, máxime que hacia el mediodía del 5, corrió en el campo villista la versión de que el Jefe de la División del Norte se había embarcando en su tren, para dirigirse al norte.

El joven Alfonso Iturbide, del Estado Mayor de Ángeles, pereció en la hacienda de Los Arcos en heroica resistencia; y a más de otros muchos oficiales, ahí murieron el General Bonifacio Soto y el Coronel Manuel Bauche Alcalde, hermano del Teniente Coronel Joaquín del mismo ape llido, fusilado por Obregón entre los prisioneros de Celaya.

El general Hill dio órdenes al General Diéguez para que al frente de toda la infantería avanzara por el centro hacia León, mientras los generales Castro y Murguía, con siete mil caballos, flanquearan y envolvieran las alas villistas que también se retiraban.

Murguía, dispuesto siempre al triunfo, no se limitó a cumplir las órdenes de Hill, sino que rompiendo el frente del enemigo al norte de Duarte, se adelantó valiente e incontenible hasta León, batiendo a los villistas dentro de la ciudad, cuadra por cuadra, hasta consumar la ocupación de la plaza, que fue abandonada en completa confusión, huyendo los defensores por el rumbo de La Garita. Aunque las tropas carrancistas tomaron posesión de León desde medio día y tocaron las campanas en señal de triunfo, no se continuó con una persecución organizada, los jefes de la Divi sión del Norte, aprovechándose de la desconfianza y demora con que los carrancistas iban ocupando la plaza, lograron dominar el desorden y procedieron a embarcar en trenes su tropa de infantería, y poner en marcha a la caballería por el camino a Lagos. Todavía mucha gente villista y hasta varias piezas de artillería estuvieron retirándose por el barrio de El Coecillo hasta la caída de la tarde,

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Croquis del lugar donde se desarrollan las batallas de León.

rumbo a Lagos, sin que tropa alguna los detuviera y acabara con ellos, pues en el estado de agota miento que estaban los triunfadores; porque en efecto, los soldados de uno y otro ejército habían llegado a los extremos de las fatigas y con esto, el espíritu de iniciativa no existía más; y ni los ca rrancistas ni los villistas querían saber a esas horas de persecuciones, ni represalias, ni violencias. Los soldados de ambos bandos habían dado de sí lo que poseían en el orden físico y moral.

Una columna de dos mil quinientos hombres a las órdenes del General Alejo González, marchó desde la noche del día 4 con la misión de cortar la retirada de los villistas en San Francisco del Rincón; pero esa columna se extravió y falló en su propósito.

El General Benjamín Hill rindió parte al General Álvaro Obregón de la acción del día 5 y toma de la plaza de León, como sigue:

161 Villa derrotado y humillado se dirigió a Aguascalientes, sin poder salvar el material bélico que tenía concentrado en León y que no había sido debidamente utilizado. Los carrancistas se apo deraron de seis cañones, trece ametralladoras, ocho fusiles Rexers, más de tres mil armas, abun dantes municiones y una preciada suma de vestuario. Sumados muertos heridos y dispersos, las bajas villistas llegaron a más de ocho mil. Entre los heridos carrancistas están el Coronel Amado Aguirre y los tenientes coroneles J. Manuel Sobarzo y Abelardo L. Rodríguez.

“Tengo el honor de informar a usted que a raíz del penoso incidente ocurrido el 3 de junio próximo pasado, en que una granada enemiga, al herir a usted, lo puso fuera de combate, transcribí a los generales Manuel M. Diéguez, jefe de la 2ª. Divi sión de Infantería del Cuerpo de Ejército del Noroeste, Cesáreo Castro y Francisco Murguía, jefes respectivamente, de la 1ª y 2ª Divisiones de Caballería del Cuerpo de Ejército del Noroeste, la disposición de usted, comunicada el 29 de marzo del pre sente año, en San Juan del Río, Qro., por la Orden General de la Jefatura del Ejército de Operaciones, que a la letra dice: “Dispone el C. General en Jefe: Que el C. Gene

El General Diéguez dando órdenes.

ral de Brigada Benjamín G. Hill tome el mando directo de las infanterías del Cuerpo de Ejército del Noroeste, y que, a falta del C. General en Jefe, el citado General Ben jamín G. Hill asumirá el mando del Ejército de Operaciones.” Todos contestaron mi comunicación relativa, manifestando que no tenían ninguna objeción que hacer a la superior disposición de usted, y que desde luego, me reconocían como Jefe Acciden tal del Ejército de Operaciones. El siguiente día (4), el enemigo sostuvo un constante fuego de artillería sobre las posiciones ocupadas por los generales Carpio y Martínez, en nuestro flanco derecho, dando asaltos parciales sobre los diferentes puntos de nuestra línea, lo que era una continuación de la situación del día anterior. En la noche del mismo día 4, llegaron al campamento de Trinidad los generales Murguía y Cas tro, y como se tratara ya de reunirnos, para acordar la forma en que deberíamos em prender, al siguiente día, el ataque sobre el enemigo, llamé también al general Dié guez, y reunidos todos en el carro que servía de oficina a mi cuartel General, con asistencia también de los CC. general Francisco R. Serrano, jefe del Estado Mayor de usted, y los tenientes coroneles Jesús M. Garza y Aarón Sáenz, de la misma corpora ción, se propusieron y discutieron distintas formas de efectuar dicho ataque, llegando a la conclusión de que seguiríamos el plan general que usted, de antemano, había ini ciado y sometido a nuestra consideración; con la sola modificación, propuesta por el general Murguía y apoyada por el general Castro, de que una columna de caballería, fuerte en dos mil hombres, partiendo de Santa Ana, trazando un semicírculo, para salvar las líneas enemigas, marchara a destruir la vía del ferrocarril a retaguardia del enemigo, en San Francisco del Rincón. Esa modificación no dio a ser discutida, por que los mismos generales proponentes informaron que la columna propuesta había salido ya, al mando del general Alejo G. González, y compuesta de fuerzas de las bri gadas de él y de los generales Porfirio G. González y Pedro Morales. El plan general era el siguiente: El general Murguía, con todas las caballerías de su división y parte de las del general Castro, y con las infanterías del 8°, 17° y 20° de Sonora, más las que se juzgara necesario de la 5ª Brigada al mando del general Gavira, emprendería un ataque sobre la extrema derecha de la línea enemiga, apoyado por dos piezas de artillería de 75 mm., que se habían llevado a Santa Ana. Al iniciar su avance el ge neral Murguía, emprenderían el ataque, por el frente, las fuerzas que se encontraban frente a la hacienda El Resplandor, y cuando el combate se generalizara por aquel flanco, el general Diéguez iniciaría un movimiento de ofensiva, por nuestra extrema derecha, haciendo todo esfuerzo por tomar las posiciones del cerro de la Capilla y la hacienda de Otates, para evitar que el grueso del enemigo, que ocupaba toda aquella región, auxiliara a los que eran batidos por las fuerzas del general Murguía. Se deja rían fuerzas suficientes en la hacienda Santa Ana, y en nuestra línea de retaguardia, para rechazar cualquier ataque que intentara el núcleo enemigo que quedaba en Ná poles y Silao. De conformidad con ese plan, al siguiente día (5 de junio), a las 5 de la mañana, el general Murguía inició su ofensiva en la siguiente forma: el general Ró mulo Figueroa, con dos mil hombres de caballería, partió de Santa Ana, dando un ro deo a los cerros que están a la izquierda de la hacienda citada, y llevando a sus órdenes, como jefes, a los CC. general Jesús S. Novoa y coroneles Pablo González, Heliodoro T. Pérez, Eduardo Hernández y Miguel S. González; atacó, por sorpresa, al enemigo, haciéndole, desde luego, un verdadero estrago, y obligándolo a replegarse, habiendo continuado en su persecución, batiéndolo, por las haciendas San José, Jagüeyes, La Sandía y San Cristóbal. A la misma hora, 5 a.m., cuando el general Figueroa inició su ataque, la artillería emplazada en Santa Ana abrió fuego sobre el enemigo, y bajo la protección de estas piezas, el general Murguía, con el 17° Bata llón, dos compañías de la infantería del general Gavira, el 20° Batallón, el 8° Batallón y dos escuadrones de caballería de la brigada del coronel José Murguía, emprendió su

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avance por el frente, en dirección a El Resplandor. El empuje de nuestros soldados obligó al enemigo a emprender su retirada, poseído de verdadero pánico, rumbo a León. La persecución, por aquel flanco, se había generalizado, y cuando el general Murguía llegaba a la altura de El Resplandor, ordené el movimiento por nuestro frente y a la izquierda, cubiertos con las fuerzas de los generales Manzo, Contreras y Jaimes, y de los coroneles Amado Aguirre y Melitón Albañéz; aquellos de la 1ª División de Infantería, y los últimos, de la 2ª División de la propia arma, logrando, desde luego, empezar a desalojar al enemigo, el que oponía menos resistencia, al dar se cuenta del desastre que había sufrido por su derecha y de la huida de sus com pañeros perseguidos por el general Murguía. Cuando todo nuestro frente había tomado las primeras posiciones del enemigo, inició el general Diéguez un nuevo movimiento, sobre un grueso grupo de reaccionarios, que permanecían atrincherados a nuestra retaguardia y flanco derecho. Dicho movimiento lo hizo el teniente coronel Mancillas, con fuerzas del batallón de su mando, y una fracción de las del coronel Abascal. Entretanto, el general Gavira, con las fuerzas de su brigada y caballerías del coronel José Murguía, hacía una batida eficaz al enemigo, que se encontraba en las haciendas Loza de Barrera y Sotelo, desalojándolo de aquellas posiciones. Cuando el teniente coronel Mancillas asaltaba y tomaba las primeras trincheras del enemigo, el general Diéguez ordenó al general Eugenio Martínez que con las tropas de su mando y el 5° batallón de la 2ª División, avanzara sobre el enemigo, que tenía frente a sus posiciones. Ese movimiento fue tan enérgico, que los nuestros lograron desalojar a los reaccionarios, obligándolos a replegarse a la sierra de La Luz, que corre de Sur a Norte, yendo los traidores en completa dispersión, por los caminos que conducen a San Felipe y Dolores Hidalgo. El avance de nuestros soldados continuó por los dis tintos sectores, y después del mediodía, reunidos ya en las cercanías de León, los generales Figueroa y Murguía, éste, con las infanterías que a sus órdenes directas par tieron de Santa Ana, atacaban rudamente al enemigo, que trataba de hacerse fuerte en aquella plaza, logrando desalojarlo de sus últimas posiciones y ponerlo en fuga. El teniente coronel Félix había tomado, con parte de las infanterías de su mando, el cerro de Jerez, que está frente a León, y allí fue vigorosamente atacado por un ene migo en número abrumador, viéndose obligado a replegarse hasta donde encontró a las infanterías que hacían el avance general, habiendo sufrido serias pérdidas, entre ellas al mayor Guarizapa, de la fracción del 15° batallón, quien resultó muerto. La persecución al enemigo continuó en todas direcciones, hasta el obscurecer, recon centrándose después nuestras tropas en León y en el campamento de Trinidad. Nuestras tropas capturaron al enemigo la artillería que tenía emplazada frente a la hacienda Santa Ana, así como la que tenía frente a El Resplandor, por nuestra ala izquierda, al comenzar el movimiento; y los batallones 5° y 16° de la 2ª División del Noroeste, al hacer su avance sobre la derecha, capturaron también dos cañones con 11 granadas. El general Martínez, al ocupar con sus fuerzas la hacienda de Otates, donde Villa tenía establecido su Cuartel General, capturó grandes cantidades de pro visiones, parque, elementos sanitarios, etc., que allí habían reconcentrado los villistas. Estimo que en esta jornada, el enemigo dejó en poder de los nuestros más de 300,000 cartuchos de 7 mm., más de 3,000 rifles, así como 20 ametralladoras y 6 cañones, e igualmente, grandes cantidades de provisiones de boca, medicinas y objetos varios. Las bajas del enemigo ascendieron a más de 5,000, entre muertos y heridos, pri sioneros y dispersos, calculando las nuestras, durante los días 3, 4 y 5, en 700, entre muertos y heridos, correspondiendo las dos terceras partes a las caballerías y el resto a la infantería. Entre nuestros heridos, figuran el coronel Amado Aguirre, de la 2ª División del Noroeste, quien recibió una grave herida en la cabeza, y se encuentra en estado de suma delicadeza, y el teniente coronel Sobarzo, quien recibió dos heridas

2:05 p.m. C. Primer Jefe del E. Constitucionalista, V. Carranza.

Hónrome comunicar a Ud. que esta tarde se ha consumado el más importante triunfo de nuestras armas contra los traidores Villa y Ángeles. Después de cinco días de rudo combate, Ángeles y Villa con pequeños grupos dispersos huyen vergonzo samente en distintas direcciones. Nuestras fuerzas los persiguen tenazmente en una extensión que comprende desde el Mineral de La Luz hasta el norte de León. La plaza de León ha sido ocupada por nuestras fuerzas al mando del General Murguía.

Estación Trinidad. De vía Irapuato, Gto. Veracruz el 5 de junio de 1915.

A las 2:00 de la mañana del día 6, llegaron los villistas a Lagos de Moreno totalmente destrozados. Hay la versión de que esta derrota de Villa en una acción que ya la tenía ganada, se debió a que al echar mano de los cartuchos para mauser de 7 mm comprados en los Estados Unidos el 25 de febrero y guardados en el carro que servía de Oficialía de Partes a la División del Norte no eran para combate, sino parque para salvas.

164 en la caja del cuerpo, aunque no son de gravedad. El enemigo logró hacer escapar sus trenes, donde tenía impedimentas y alguna artillería, debido a que la columna que se había destacado para cortar la vía a su retaguardia no llegó con la oportunidad ne cesaria. Debo hacer notar que, a excepción del movimiento encomendado al general Alejo González, todos los detalles del plan general de ofensiva, acordado la noche del 4, fueron puestos en ejecución con toda exactitud, y desarrollados con entero éxito, por lo cual la Jefatura que accidentalmente tenía a mi cargo, no vio necesario dictar ningunas órdenes en sentido de modificar la forma de nuestra ofensiva. Con respecto al C. general Cesáreo Castro, debo manifestar que, habiendo sido fraccionada su Di visión, marchando una parte con el general Alejo González, a hacer el movimiento a retaguardia del enemigo, y otra con el general Murguía, en el movimiento ofensivo sobre León, quedando otra parte con el general Maycotte, cortada a nuestra retaguar dia; el general Castro, con algunos de los miembros de su Estado Mayor, permaneció en la hacienda de Santa Ana, observando los movimientos del enemigo a nuestra re taguardia y flanco izquierdo, incorporándose en la tarde del día 5 a nuestro campa mento de Trinidad. Considero que no hay lugar a hacer mención especial de algunos de los miembros de nuestro Ejército, puesto que todos, y cada uno, cumplieron a satisfacción, desempeñando con toda eficacia y valor las comisiones y servicios que se les encomendaron. Felicito a usted, y por su digno conducto, al C. Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, por este completo triunfo de nuestras armas sobre los reaccionarios, protestándole mi atenta consideración y respeto. Constitución y Re formas. Encarnación, Jal., julio 2 de 1915. El General en Jefe de la 1ª División de Infantería del Cuerpo del Ejército del Noroeste. Benjamín G. Hill.”

Las plazas de Silao y Guanajuato, que estaban en poder de los villistas, fueron atacadas ese mismo día por fuerzas de Amaro, Maycotte y Quiroga, recuperándolas. Las derrotadas fuerzas villistas lograron escapar con sus trenes.

A su vez, el General Obregón consideró en su informe general, la toma de León como uno de los más importantes triunfos, estimando las pérdidas del enemigo en más de ocho mil hombres entre muertos, heridos y dispersos; muchos de éstos, dijo, partieron por rumbos diversos. Así lo confirma el siguiente telegrama:

Arribo de los constitucionalistas a la ciudad de León.

Entrada de la División de Occidente a la ciudad de León. 1915.

165

Su Jefe: Coronel Vidal Silva; Su efectivo, en Jefes, Oficiales y soldados ............ 312

Su Jefe: General de Brigada Francisco Murguía; Su efectivo, en Jefes, Oficiales y soldados ............ 5,000

Su Jefe: General Brigadier Pedro Morales; Su efectivo, en Jefes, Oficiales y soldados ............ 1,236

Cuarto Regimiento de la Brigada de Caballería “Antúnez”

Batallón de Ferrocarrileros

Primera División de Infantería del Noroeste

Su Jefe: General de Brigada Benjamín G. Hill; Su efectivo, en Jefes, Oficiales y soldados.................. 6,482

AL INICIARSE LA BATALLA DE LA TRINIDAD, DEL 1° AL 5 DE JUNIO DE 1915.

Segunda División de Infantería del Noroeste

Brigada de Caballería “Guillermo Prieto”

Su Jefe: Coronel Juan Torres; Su efectivo, en Jefes, Oficiales y soldados .......... 324

166

Quinto Regimiento de la Brigada de Caballería “Antúnez”

Su Jefe: Coronel Ignacio C. Enríquez; Su efectivo, en Jefes, Oficiales y soldados ........... 600

Su Jefe: Coronel Cirilo Elizalde; Su efectivo, en Jefes, Oficiales y soldados ............ 274

Escolta del Cuartel General

ESTADO GENERAL DE FUERZA DEL EJÉRCITO DE OPERACIONES

Batallón “Supremos Poderes”

Su Jefe: General de Brigada Cesáreo Castro; Su efectivo, en Jefes, Oficiales y soldados............... 4,998

Su Jefe: Mayor Carlos Caamaño; Su efectivo, en Jefes, Oficiales y soldados ............ 280

Brigada de Caballería “Triana”

Su Jefe: General de Brigada Manuel M. Diéguez; Su efectivo, en Jefes, Oficiales y soldados .. 4,532

Segunda División de Caballería del Noroeste

Primer Regimiento de la Brigada de Caballería “Antúnez”

Su Jefe: General de Brigada Martín Triana; Su efectivo, en Jefes, Oficiales y soldados ............ 380

Primera División de Caballería del Noroeste

Su Jefe: Teniente Coronel Lorenzo Muñoz; Su efectivo, en Jefes, Oficiales y soldados ........... 220

Notas:

Jefe del Ejército de Operaciones: C. General de División Álvaro Obregón.

Estado Mayor

PERSONAL DEL CUARTEL GENERAL DEL EJÉRCITO DE OPERACIONES EN LAS BATALLAS DE LA TRINIDAD Y LEÓN, GTO., DURANTE EL MES DE MAYO Y PRIMEROS DÍAS DE JUNIO DE 1915.

Jefe: General Brigadier Francisco R. Serrano. Teniente Coronel Aarón Sáenz. Teniente Coronel Jesús M. Garza. Capitán Primero Alberto G. Montaño. Capitán Primero Adolfo Cienfuegos y Camus. Capitán Primero Benito Ramírez G. Capitán Segundo Ezequiel Ríos. Capitán Segundo José Lozano Reyes. Capitán Segundo Carlos Roel. Subteniente Enrique Garza. Subteniente F. Gustavo Villatoro. Subteniente Arturo de Saracho.

Secretario del Cuartel General, C. Manuel Vargas. Jefe de la Escolta, Teniente Coronel Lorenzo Muñoz.

Su Jefe: Teniente Coronel Doroteo Urrea; Su efectivo, en Jefes, Oficiales y soldados ............. 114

167

Primer Regimiento de Ametralladoras.

Su Comandante: Teniente Coronel Gustavo Salinas; Su efectivo, en Jefes, Oficiales y soldados ............. 346 Piezas: 13 cañones de diversos calibres.

Cuerpo de Dinamiteros.

Su Jefe: Teniente Coronel Abraham Carmona; Su efectivo, en Jefes, Oficiales y soldados ............ 263

Su Jefe: Teniente Coronel Bernardino Mena Brito; Su efectivo, en Jefes, Oficiales y soldados ............. 65 Piezas: (tubos lanzabombas) 29.

Incorporados al Estado Mayor, durante los combates, estuvieron los siguientes jefes y oficiales: Coronel Miguel Piña, hijo, Pagador General del Cuerpo de Ejército del Noroeste. Mayor Josué Sáenz, Pagador del Cuartel General. Capitán Primero Rafael Valdés, Ayudante del General en Jefe. Capitán Segundo Cecilio López, Proveedor del Cuartel General.

Servicio Sanitario Teniente Coronel Médico de E. M., Enrique C. Osornio. Practicante, Teniente Faustino Gómez.

Artillería Expedicionaria.

Escolta del C. General Benjamín Hill.

Accidentalmente estuvieron agregados al Cuartel General y presentes durante las batallas, los CC.: Adolfo de la Huerta, Oficial Mayor de Gobernación. J. M. Álvarez del Castillo (Lic.). Salvador Escudero.

Jefe de trenes: Mayor Paulino Fontes. Ayudante: C. Jesús C. Villarreal.

Quien con mucho arrojo y en circunstancias verdaderamente peligrosas, se dedicaba a tomar vistas cinematográficas de los combates.

Concurrieron también a las batallas, desempeñando algunas comisiones, aunque sin carácter militar, los CC.: Ingeniero Alfredo C. Acosta. Agustín Ortiz.

168

Quienes constituían una Comisión de Propaganda Revolucionara, enviada de Veracruz, por la Primera Jefatura, para laborar de acuerdo con el Cuartel General, en las plazas controladas por el Ejército de Operaciones.C.

Sección Telegráfica

Tripulación del tren del Cuartel General

Fotógrafo Agapito Casillas. Agente Especial Carlos R. Díaz.

Jesús H. Abitia.

Sección de Ferrocarriles

(Instalada en el Convoy del Cuartel General, que fue constantemente cañoneado por el enemigo durante los combates).

Contador General: Manuel Bonfiglio. Ayudantes: Rafael Leyva. José Juan Ortega. Manuel FedericoZubilaga.Celayo.

Inspector de Pagadurías: Gonzalo Quintana.

Conductor: C. Ernesto Olendorff. Maquinista C. Valentín Máinez. Fogonero: C. Justino Pérez.

Jefe: Mayor Telegrafista Luis G. Zepeda. Sub Jefe: Mayor Telegrafista José Acosta Díaz. Telegrafista Benito Ramos. Telegrafista Pascual Vieyra. Telegrafista Benjamín González. Telegrafista José Alarcón. Telegrafista Pedro Torres. Telegrafista Ignacio A. Dávila. Telegrafista Sra. Macrina Lara. Telegrafista Vicente Coria (muerto en Silao). Celador Paulino Cera. Celador Patricio Torres. Celador Jesús Ortiz.

Los villistas derrotados dejaron la ciudad de León. 1915.

Solamente se anotó las bajas anunciadas por los generales Hill y Obregón, probablemente exageradas. Como puede leerse en “Información Periodística”, un testigo presencial periodista, afirmó que tan sólo en el ataque sobre Nápoles el General Obregón perdió más de 3,000 hombres.

Depósitos de Parque Depositario y distribuidor: Teniente Coronel Doroteo Urrea.

Servicio de Información

Durante toda la campaña en el Bajío, el servicio de información confidencial estuvo desem peñado por el C. Alejandro Íñigo, quien proporcionaba al Cuartel General importantes datos sobre los movimientos y efectivo del enemigo, datos que él obtenía en el mismo campo villista, adonde con frecuencia penetraba. En esos servicios corría grande peligro la vida del agente, pero éste pudo salir siempre avante de sus difíciles situaciones, debido a su sangre fría e ingenio, ayudándole grandemente su apariencia de extranjero y la circunstancia de que posee a la perfección varios idiomas. La veracidad de los informes del agente confidencial quedó siempre comprobada por lo que su labor fue de mucha utilidad en la campaña y fue de justicia hacer aquí su elogio.

Almacenes de Equipo Depositario y distribuidor: Capitán Primero José Obregón.

Garroteros: C. Jesús de León. C. Alberto Gutiérrez. C. Eduardo Machado.

169

Repuesto el General Obregón de la amputación que sufrió el 3 de junio, continuó el avance al norte como jefe de las operaciones. Estimó este general sus bajas en mil setecientos hombres, y el estado de fuerzas que presentaba sumó veintiséis mil setecientos dos hombres.

El General Barragán afirmó, que Obregón contaba con treinta mil hombres. Recibió durante los combates de León hasta cinco remesas (cinco millones) de cartuchos y armas.

Proveeduría General Depositario y distribuidor: Capitán Primero Fernando Araiza.

Después de la reconcentración de las fuerzas del Ejército de Operaciones en la ciudad de León, al consumarse la derrota de los reaccionarios en La Estación Trinidad y alrededores de León, y cuando en esta hubieron tomado descanso dichas fuerzas, continuando el C. Benjamín G. Hill con el mando directo de las distintas divisiones, y recibiendo órdenes del Cuartel General a cargo del General Álvaro Obregón, el día 9 de junio fue comunicada la siguiente

Primero. Segunda División de Caballería del Noroeste, comandada por el C. General de Brigada Francisco Murguía, con excepción de las brigadas de los CC. Generales Pedro Morales y Martín Triana. Esta división marchará con explo raciones por el flanco derecho de la columna.

En la disputa respecto a quien fue el general que más se distinguió en esta serie de hechos de armas, es indudable que Murguía jugó papel sobresaliente. Pero lo que pocos han observado es que, en realidad de consideraciones, tanto las batallas de Celaya como las de León tuvieron como factor principalísimo, el más eficaz, la continua remesa de hombres, armas y municiones que don Venustiano Carranza estuvo enviando a Obregón, auxilio sin el cual si los zapatistas lo hubieran impedido, o el “Raid” de Fierro y Canuto Reyes se hubiese verificado más oportunamente, era casi seguro que Obregón habría sido derrotado. Las remesas de Carranza y la inactividad zapatista fue ron, pues, los factores más valiosos para los triunfos que consolidarían la imposición de la dictadura

ORDEN DE MARCHA

lo demás y respecto a los turiferarios y forjadores de héroes, el examen de los acon tecimientos permite decir que tanto en Celaya como en León no hubo genios, ni estrategas.

Desde que Obregón empezó los preparativos para la lucha contra el General Villa, hasta la victoria de León, Carranza, gasto cuatrocientos cuarenta y tres millones de pesos en billetes, veinte millones de pesos en oro y quinientos mil dólares.

Según estimación que el General Miguel S. González publicó, el General Villa tenía en los combates de León importante superioridad en fuerzas de caballería: 19,500 dragones, mientras que el General Obregón solamente tenía 9,400. Pero, en cambio, Villa contaba con 6,000 infantes, mientras que Obregón tenía 14,300. Las pérdidas de las fuerzas del General Obregón las estima en 2,500 hombres; la mayoría de caballería.

170

“Por disposición del C. General en Jefe Accidental, las fuerzas del Ejército de Operaciones deberán emprender su marcha rumbo al Norte, mañana, 10 de junio de 1915, a las 6 a.m., en la siguiente forma: La Primera División de Caballería del Noroeste, comandada por el C. General Cesáreo Castro, acabará de reconcentrar sus fuerzas en San Francisco del Rincón, según las instrucciones que ha recibido del C. General en Jefe Accidental, adonde se le comunicarán nuevas órdenes. El resto de las fuerzas marchará a la hora mencionada, por el camino carretero de León, en el siguiente orden:

Las Fuerzas Constitucionalistas salen para Aguascalientes

¡Los combates se desarrollaron sorpresivamente y los generales cumplieron con su deber militar valientemente!... Villa pagó sus errores con la derrota. En términos generales se puede decir que a pesar de la superioridad y heroísmo de la caballería villista, tanto en Celaya, como en León, se impuso la infantería, tradicionalmente llamada “Reina de las Batallas”.

carrancista.Por

Además, Obregón ordenó: que el General Gabriel Gavira se hiciera cargo de la comandancia militar de la plaza de León y guarneciera ésta con la brigada de su mando, y

171

Las fuerzas constitucionalistas salieron de León con rumbo al norte del país.

El día 10, a las 6 a.m., de acuerdo con la orden preinserta, las fuerzas mencionadas emprendieron la marcha de León al Norte, haciendo, simultáneamente, su avance sobre Lagos las fuerzas de la División del General Castro, que se había reconcentrado en San Francisco del Rincón. El grueso de la columna, al mando directo del General Hill, acampó el mismo día, a las 2 p.m., en Lagunillas, para continuar la marcha el siguiente día.

Cuarto. Segunda División de Infantería del Noroeste, al mando del C. General de Brigada Manuel M. Diéguez.

Las brigadas de caballería de los CC. Generales Pedro Morales y Martín Triana, y las de infantería, de los CC. Generales Laveaga y Gavira, permanecerán en esta ciudad a las órdenes directas del C. General en Jefe Álvaro Obregón, ante quien se presentarán esta tarde los referidos jefes a recibir órdenes.

El C. General en Jefe Accidental marchará junto con las fuerzas.”

Segundo. Primera División de Infantería de Sonora, con excepción de las brigadas 1ª y 5ª, comandadas, respectivamente, por los CC. Generales Miguel V. Laveaga y Gabriel Gavira.

Tercero. Artillería Expedicionaria y Matriz del Primer Regimiento de Ametralladoras, escoltadas por la 2ª Brigada de Infantería de la 1ª División, al man do del C. General Francisco T. Contreras. Las secciones de ametralladoras, comi sionadas en los distintos batallones, marcharán incorporadas a éstos.

Por informe del General Castro, Obregón se dio cuenta que la vía del ferrocarril, entre León y Lagos, tenía algunos desperfectos, y ordenó el día 12 la salida de un tren con trabajadores y ma teriales, a hacer las reparaciones necesarias.

Esas reparaciones quedaron terminadas el día 13, y desde luego hizo salir rumbo a Lagos el tren de su cuartel general y otros trenes, con las fuerzas de los generales Laveaga y Triana, que dando el General Gavira con su brigada guarneciendo la plaza de León.

Atrevido “RAID” de los generales Fierro y Reyes

172

Viendo el General Villa que la línea de comunicaciones ferroviarias desde Veracruz había seguido alimentando a las tropas de Obregón sin que los zapatistas lograran romperla, ordenó a los generales Rodolfo Fierro y Canuto Reyes, con una columna de 4,000 dragones, marcharan de Aguascalientes al sur para cortar esa tan perjudicial línea de comunicaciones.

El 28 de junio acababa de llegar el General Diéguez a Lagos, cuando a media noche fueron atacadas sus tropas en los trenes. Después de cinco horas de lucha, se retiraron los villistas. Diéguez resultó herido en un brazo. Momentos después del combate llegó a Lagos un convoy con parque para las fuerzas de Obregón.

Que las fuerzas de la Brigada Triana se acamparan a la entrada de los tres caminos que co municaban a León con Guanajuato, relevando en estos servicios a las fuerzas del General Laveaga, para que éstas pasaran a tomar descanso dentro de la ciudad.

General Rodolfo Fierro.

Fierro siguió hacia León de los Aldama, plaza que guarnecía el General Gonzalo Novoa, a quien desde la estación Pedrito telegrafió haciéndole creer que Obregón le ordenaba evacuar la pla

Días después, el general Joaquín Amaro recuperó la ciudad, y quedó por comandante militar de ella el General Gabriel Gavira, pero todavía merodeó, cerca de Alfaro, por algún tiempo, la pequeña fuerza del ex sacristán Julián Falcón a quien, capturado, se le fusiló en Guanajuato el 30 de marzo de 1916. Y aunque en septiembre de ese mismo año se decía que el Distrito de León estaba ya pacificado, todavía en la primera quincena de octubre del mismo, operaban en La Cua tralba las gavillas de Atanasio Saavedra y de José Garduño (éste muerto en combate). El 9 de febre ro de 1917 se avisaba que Epigmenio Banderas (que merodeaba con su gavilla en esa sierra) se ha bía rendido y el 27 de marzo siguiente se informaba que otra banda similar había sido desalojada de Chichimequillas. Así, al fin de marzo, desaparecían simultáneamente el amago intermitente de los guerrilleros y la prolongada y mortal peste del tifo. Sincrónicamente, en el segundo semestre de 1915 y casi la totalidad de 1916 (excepto diciembre) la situación económica había sido desastrosa, y sobre todo, fueron esos “los años del hambre”. En realidad, una larga pesadilla había sufrido León desde agosto de 1914 con la entrada de Orozco, culminando ese calvario en 1916, en que un efí mero Presidente Municipal Ramón Orozco Ávila (que lo fue en la última decena de abril y la primera de mayo) emitió “cartones” para facilitar el cambio. Pero la baja constante del valor de todas clases de papel moneda produjo pánicos financieros en León todavía en el mes de noviembre, y como, a causa de ello, se cerraban las tiendas de abarrotes y las panaderías, constituía “un pro

173

La gavilla de Julián Falcón, en el Salto del Rosario, al norte de León. 1916.

za de León, ante la presencia de una fuerza superior. Novoa obedeció cándidamente y Fierro ocupó León sin combatir para seguir después al Sur destruyendo grandes tramos de la vía férrea y ocu pando sucesivamente Irapuato, Silao, Salamanca, Celaya, Querétaro, San Juan del Río y Nopala para llegar a Tula, donde aniquiló a la guarnición de 1,500 hombres.

Café “ 0.55 1.32

Cervantes, Federico. Francisco Villa y la Revolución. Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana. México 1985. pp. 451 467.

Harina “ 0.15 0.32

Maíz kilo 0.06 0.09

Carne de res “ 0.24 0.64

Artículo: Unidad: 1910 1919

174

Manteca “ 0.50 1.60

blema... el conseguir algo con que alimentarse”. Pero ya en las fiestas de enero de 1917 se advirtió una animación desconocida desde las celebradas en 1914, y la mejoría económica continuó hasta alcanzarse cierta recuperación en 1919.

Arroz “ 0.18 0.24

Leña “ 0.01 0.03

Velas de parafina kilo 0.30 0.78

Valtierra, Carlos Arturo. Artículos en la Revista Tiempos del Archivo Histórico Municipal de León, bajo el título de El Periodo Revolucionario en la Historia de León. Números 19 (Nov./Dic. de 1993) y 25 (Nov./Dic. de 1994).

Aguirre, Amado. Mis Memorias de Campaña. Capítulo XXIV Batalla de La Trinidad. Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana. México 1985. pp. 197 235.

Obregón, Álvaro. Ocho Mil Kilómetros en Campaña. Fondo de Cultura Económica. México. Segunda reimpresión 1970. pp. 330 385.

Sombrero de palma pieza 0.18 0.30

Sarape “ 3.00 7.00

Leche litro 0.16 0.25 Sal kilo 0.16 0.25

Azúcar “ 0.25 0.70

Taracena, Alfonso. La Verdadera Revolución Mexicana (1915 1917). Colección “Sepan Cuantos...” número 612. Editorial Porrua, S. A. México 1992. pp. 79 109.

Lira, J. Sóstenes. Efemérides de la Ciudad de León, hasta 1914 (inéditas). León. pp. 57 69.

Jiménez Moreno, Wigberto. León (suplemento de la Enciclopedia de México). México 1977.

Senado de la República Secretaría de Educación Pública. Así fue la Revolución Mexicana. La Revolución Día a Día Tomo 7. México 1985. pp. 1466.

NavarroFuentes:

Valadés, José C. Historia General de la Revolución Mexicana. Tomo 3. Editorial del Valle de México, S.A. de C.V. 4ª edición. México 1988. pp. 46 66, 136 138.

Petróleo litro 0.08 0.22

Para tener una idea de los cambios que experimentaron los precios de ciertos artículos en la ciudad de León, de 1910 a 1919, véase la siguiente relación:

Carbón “ 0.03 0.08

Zapatos par 2.00 7.00

Frijol “ 0.08 0.24

Jabón “ 0.30 0.75

Manta metro 0.12 0.25

Quedó como Comandante Militar de la plaza el general Gabriel Gavira, individuo violento, antirreligioso y come curas, lleno de prejuicios y odio clasista, que consideraba y trataba como enemigo a todo el mundo. Afortunadamente fue pronto removido.

El segundo semestre de 1915 siguió duro y pesado para León, que no se podría reponer de sus heridas. Los constitucionalistas extorsionaban y perseguían por nimiedades. La industria, con la falta del Norte, su principal cliente, seguía agonizando. La agricultura, abandonada y muerta. El comercio local bastante bien y con un movimiento mayor de lo normal, debido al papel moneda abundante y despreciado en grado sumo. El afán de deshacerse de esos billetes, que día a día valían menos activaba operaciones de compra venta, dando ficticiamente vida a la ciudad.1

El 2 de agosto de 1915, a las 6:00 p.m. se reunieron en la Presidencia Municipal las perso nas designadas para integrar la Junta de Administración Civil. Al tratar lo relativo a la organización, resultaron electos por mayoría de votos los CC. Lic. José M. Aranda Díaz e Ing. Vicente M. Val tierra para ocupar los cargos de presidente y vicepresidente, respectivamente.2

Constitución y Reformas. León, a 3 de agosto de 1915.

El Secretario. Ramón Orozco Ávila.3

En las Actas del Ayuntamiento de León, se encuentra valiosa información sobre los acuer dos de las Autoridades para hacer frente a la situación tras la derrota de las fuerzas villistas y el triunfo de las constitucionalistas, con Venustiano Carranza al frente del Gobierno de la República.

LaPresente.H.Junta

Lista de los cargos y comisiones permanentes que se confirieron a los miembros que inte graron la Junta de Administración Civil del Distrito:

León Después de la Revolución

Al C. Lic. José Ma. Aranda Díaz.

Hacienda, Gastos y Fiel Contraste. Prop. Juan Manuel Hernández Sup. Fernando González.

de Administración Civil de este Distrito, en su primera sesión efectuada el día 2 del presente mes, tuvo a bien designar a Ud. por mayoría de votos, para que se sirva desempeñar el cargo de Presidente de dicha Junta.

Como espero del civismo de Ud. que se servirá aceptar este cargo, que tan dignamente se le confiere, le anticipo a manifestarle mi reconocimiento, protestándole las seguridades de mi aprecio y consideración.

Festividades Cívicas, Teatros y Estadística. Prop. Alfredo López. Sup. Alfonso Bolado. Paseos y Jardines Prop. Francisco Urtaza. Sup. Juan Manuel Hernández.

Alumbrado Público, Montepíos y Rastro. Prop. Fernando González. Sup. Juan Vázquez.

Salubridad, Beneficencia, Hospitales, Cárceles y Depositaría Municipales. Prop. Alfonso Bolado. Sup. Alfredo López.

Gobernación, Justicia y Pleitos. Prop. Lic. José M. Aranda Díaz. Sup. Vicente M. Valtierra.

Se puso a discusión entre los miembros de la Junta la circulación de billetes de curso ilegal que fueron lanzados a la circulación por autoridades militares en virtud del préstamo que a las mismas

176

Lic. José María Aranda Díaz. Jefe Político. 1915.

Sesión Ordinaria No 2. 3 de agosto de 1915.

Peticiones, Recaudación de Plazas, Comodidad y Ornato. Prop. Juan Vázquez. Sup. Lic. José M. Aranda Díaz 4

Instrucción Pca., Puentes, Calzadas, Caminos, Calles, Tranvías y Construcciones Nvas. Prop. Vicente M. Valtierra. Sup. Francisco Urtaza.

El Presidente de la Junta propuso a los miembros presentes se enviara al Presidente Municipal una comunicación indicándole la conveniencia, en bien de la tranquilidad y seguridad públicas, de mandar recoger las armas y demás pertrechos de guerra que los pobladores de los predios rústicos de Otates, Duarte, La Laborcita, La Loza, Los Sauces, Los López, San Carlos, Santa Ana y anexos, La Sandía, La Trinidad, El Mirasol, El Resplandor, San Cristóbal, Rancho Abajo, Los Ramírez y La Noria, así como de los pueblos circunvecinos recogieron durante los recientes combates habidos en algunos de ellos y que aun retienen indefinidamente en su poder. Esta proposición fue aprobada por unanimidad.6

Sesión Ordinaria No. 9. 26 de agosto de 1915.

La comisión encargada de pedirle a la Empresa de Tranvías Urbanos de esta ciudad, la solución de los problemas que tenía el servicio, informó a la Junta que el administrador de la citada empresa, señor Rosendo Portugal había manifestado que como aún no recibía oficialmente la orden de levantar la intervención de que fue objeto la compañía durante el gobierno villista y que no te niendo ningunas facultades para obrar con libertad, no podía remediar los males referidos, habiendo además para esto algunos otros obstáculos y que son: la falta de carros y animales de tiro; lo difícil que resulta la adquisición de pasturas y la mala situación pecuniaria en que se encontraba la admi nistración en esta ciudad, pues según el corte de caja verificado el pasado mes, existía solamente un pasivo de mil pesos.

177

Después de haberse debatido convenientemente el asunto, los miembros de la Junta, a mo ción del C. Vicepresidente Ing. Vicente M. Valtierra, acordaron se enviara al Presidente Municipal una atenta comunicación suplicándole reconsiderar el decreto de referencia, pues el papel ilegal que estaba en circulación aumentaba de día en día debido a que llegaba de otras poblaciones donde no circulaba, lo que perjudicaba en mucho a la clase pobre. Le señalaron como medio práctico para so lucionar el asunto conseguir un préstamo en billetes de curso legal en cantidad necesaria para poder recoger de la circulación los amilados 5

hicieron algunos comerciantes con dicho papel que posteriormente y con fecha 31 del pasado julio fueron decretados de circulación forzosa por las autoridades municipales, lo que había contribuido a agravar la situación financiera del público en general y en particular de la clase proletaria.

Sesión Ordinaria No 4. 9 de agosto de 1915.

En virtud de que la Policía Urbana no estaba en condiciones de rastrear los predios rústicos dependientes del municipio, en los que se encontraban escondidas armas y pertrechos de guerra, y carente de los elementos indispensables para desempeñar tal comisión, se dirigió a la Comandancia Militar de la Plaza para que ella sea la que directamente se entienda de recoger el armamento y per trechos de guerra que están en poder de los vecinos de los predios rústicos.9

El C. Rafael C. Guerrero, en oficio del 24 de agosto, propuso a la Junta que para el próximo día 16 de septiembre, fecha en que se conmemoraba nuestra Independencia Nacional, se dedicara un recuerdo a los Mártires de la Democracia Francisco I. Madero y José María Pino Suárez; al efecto hizo la siguiente proposición:

En vista de esta información, la Junta acordó se enviara la petición al Presidente Municipal, para que le comunicara de una manera oficial a la Empresa de Tranvías que quedaba sin efecto la intervención de que fue objeto durante el régimen villista.7

Plaza de la Constitución.

178

La Presidencia Municipal remitió a la Junta copia del oficio que la Secretaría del Gobierno del Estado, envió al C. Francisco Durán Torres, Secretario de la Cámara Agrícola Nacional de Co mercio en el que se contesta que ya se toman las medidas más eficaces para que las autoridades ci viles y militares del Estado no permitan disponer de siembras de maíz y trigo en pasturas para las caballadas del Ejército, esperando que, en los casos que pudieran ofrecerse den aviso a las auto ridades locales para poner inmediato remedio.8

Sesión Ordinaria No 10. 7 de septiembre de 1915.

La Junta, después de estudiar esta petición, acordó lo siguiente: Que desde el próximo día 16 de septiembre las calles denominadas, Real de Guanajuato, Con desa, Oratorio, Soledad y Honda, lleven los nombres de los ilustres Francisco I. Ma dero, José Mª Pino Suárez, Belisario Domínguez, Aquiles Serdán, y de los héroes de la Independencia Hermanos Aldama, respectivamente.10

La Presidencia Municipal envió a la Junta el oficio del Gobierno del Estado en donde transcribía la comunicación de la Secretaría de Estado y del Despacho de Guerra y Marina a fin de que se continuara con las investigaciones necesarias para determinar el monto aproximado de las mer cancías y demás valores existentes en las casas comerciales denominadas “El Puerto de Liverpool” y “La Imperial” la víspera del día en que las fuerzas constitucionalistas efectuaron su entrada a la población. Para revisar los libros de contabilidad se comisionó a los señores Enrique González Ca rrillo, Juan Manuel Hernández, Alfonso Bolado, Fernando González, y Juan Vázquez.12

Calle de Los Pachecos hoy 5 de Mayo . 1920.

179 Única. Desde el día 16 de Septiembre del presente año, las calles conocidas ahora con los nombres de Real de Guanajuato y del Progreso llevarán en lo suce sivo los de los ilustres Francisco I. Madero y José María Pino Suárez respecti vamente, y al efecto la autoridad política mandará construir y fijar las placas correspondientes las que se descubrirán el citado día 16.

También se discutió la manera de conseguir forrajes y concentrarlos dentro de la ciudad, para proveer las caballadas del Ejército sin necesidad de que ocurrieran a los sembradíos, que de esta manera resultaban en extremo perjudicados. Para arreglar lo necesario, comisionó a los señores Francisco Urtaza y Alfredo López.11

Sesión Ordinaria No. 11. 13 de septiembre de 1915.

Sesión Ordinaria No. 14. 30 de septiembre de 1915.

El C. Juan Vázquez tomó la palabra y dijo que juzgaba más conveniente gestionar con el Gobierno del Estado a fin de que el decreto sobre descanso dominical fuera extensivo a todo el Es tado teniendo presente que si se disponía solamente en el Distrito, el comercio local sufriría grandes pérdidas ocasionadas por el cierre de sus establecimientos en días festivos, pues muchos de los ha bitantes de los predios circunvecinos pasarán a hacer sus compras a otro Distrito donde no estuviere en vigor dicha disposición.

Se leyó el informe que rindió la Comisión encargada de pedir y revisar los libros de “El Puerto de Liverpool” y “La Imperial”, propiedad de los Sres. Clemente Gay y Miguel Belescabiet, respectivamente. La Junta acordó se enviara al C. Presidente Municipal una copia para que diera cuenta al Gobierno del Estado del resultado de las investigaciones como lo solicitó en su oficio núm. 483 fechado el 9 del actual.13

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La Secretaría presentó a la consideración de la Junta el decreto que sobre el descanso domi nical fue expedido en esta ciudad durante el régimen “villista” con objeto de que fuera reconsi derado y modificado a juicio de la propia Junta, y se dispusiera su exacto cumplimiento en el Dis trito.

El C. Presidente Municipal dijo que ante todo había que beneficiar a los empleados del co mercio y demás gente trabajadora que injustamente son obligados por los patrones a trabajar los do mingos y días festivos, que más tarde se harían las gestiones indicadas por el C. Juan Vázquez, ante el Gobierno del Estado para que decrete la referida Ley; para que, por lo pronto él estimaba nece sario que la Junta diera una disposición para que el descanso dominical sea efectivo en esta ciudad.

Carros del tranvía en el centro de la ciudad.

La Junta designó las comisiones para la recepción del Sr. Carranza, las cuales quedaron repartidas de la manera siguiente:

Para terminar, se acordó que los gastos de la recepción se erogarán de los fondos existentes en la Tesorería Municipal de los vales cartoncillos y que se enviara a las Sociedades Mutualistas un oficio instándolas oficialmente a tomar parte 17

Sesión Ordinaria No. 17. 11 de octubre de 1915.

Sesión Extraordinaria. 19 de octubre de 1915.

Sesión No. 20. 22 de octubre de 1915.

De la misma manera se decidió hacer una cotización entre los que aceptasen cooperar y que una comisión de la Junta de Administración Civil se dirigiera a San Luis Potosí donde estaría el Sr. Carranza antes de su paso por esta población, con objeto de exponerle la importancia de nuestra ciudad e insistirle a que efectúe la visita la que será benéfica y de gran trascendencia desde todos puntos de vista. Los Sres. Lic. José Mª Aranda Díaz y Francisco Urtaza quedaron comisionados para realizar la entrevista.

La Secretaría dio lectura al proyecto de Reglamento sobre el descanso dominical que presentaron los CC. Alfredo López, Juan Vázquez y Fernando González, comisionados para el efecto. Después de discutir cada uno de los artículos de dicho Reglamento se acordó ponerlo en vigor en el Distrito, para lo cual le daría publicidad la Presidencia Municipal.15

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El Presidente Municipal propuso que se levantaran arcos triunfales y tribunas en la Estación del Ferrocarril Central, para que, sí el Sr. Carranza no pudiera visitar por alguna circunstancia la ciudad; se le hiciera allí, una cordial recepción y como corresponde a su alta representación.16

Se trató la próxima visita a la ciudad del Primer Jefe, Encargado del Poder Ejecutivo, según el telegrama que envió a la Presidencia Municipal el Gobernador y Comandante Militar del Estado. Habiéndose acordado empezar a trabajar para organizar la recepción y demás festejos que se harán al C. Venustiano Carranza, para cuyo fin se invitaría a las Sociedades Mutualistas, Gremios, Corpo raciones y elemento escolar.

Vicente M. Valtierra, invitar al elemento escolar a que tome parte en los festejos. Fernando González, encargado de arreglar y levantar arcos triunfales en la Estación. Alfredo López, encargado de la parte musical. Francisco Urtaza, invitar a la recepción a las Sociedades Mutualistas. Alfonso Bolado, invitar a los artesanos de la ciudad. Lic. José Mª Aranda Díaz, encargado de invitar a los Sres. Profesionistas. Juan Vázquez, encargado de invitar a los empleados en general. Presidente Municipal, arreglar las tribunas que se levantarán en la Estación.

La Junta, de acuerdo con lo expresado por el Presidente Municipal, acordó nombrar una co misión que estudiara la forma en que debía hacerse la disposición para el descanso dominical; co misión que fue integrada por Juan Vázquez, Fernando González, Alfredo López, Alonso Bolado y Juan Vázquez.14

Sesión Ordinaria No. 16. 7 de octubre de 1915.

El 9 de enero de 1917, salió por el camino a Silao el destacamento que guarnecía la ciudad, a las órdenes del Capitán Agustín Méndez. En tanto que llegaban nuevos soldados constitucio nalistas, León quedó bajo la custodia de la bien organizada fuerza rural, que puso su principal con tingente en el Cuartel de Los Ángeles y en los demás que ocupaba el destacamento.21

En la tarde, de ese mismo día, por iniciativa del Teniente Coronel Doctor Guillermo Rojas, Presidente Municipal del Distrito, se reunieron en la Sala de Acuerdos del H. Ayuntamiento los principales vecinos de la ciudad, con objeto de determinar la forma en que se celebraría el 331 Aniversario de la Fundación de León. Se acordó que como en años anteriores se le diera la lucidez acostumbrada y se nombró la Comisión de Festejos, integrada por Alfonso Martínez, Presidente; Ing. Francisco Zamora, Secretario, e Ignacio Madrigal, Tesorero, y cinco vocales.22

Sesión No. 4. 10 de enero de 1916.

Sesión No. 26. 15 de noviembre de 1915.

La Junta trató sobre la preparación de las fiestas para conmemorar el Aniversario de la Fundación de la Ciudad, y después de aprobar el programa respectivo, se acordó invitar al Círculo Leonés Mutualista para que colaborara con algún número. Además, que la Presidencia Municipal hiciera una atenta invitación al C. Gobernador del Estado para que concurra a ellas y solicitaría al General Pánfilo Natera la banda de música con que contaba.20

Para terminar, se aprobó que si el C. Primer Jefe hacía estancia en esta ciudad se celebrara en su honor una gran serenata con iluminación y una velada literaria musical organizada por el elemento escolar.18

La Junta trató lo relativo a los festejos que se estaban preparando para la recepción del Sr. Venustiano Carranza, y acordó, en vista de la premura del tiempo, que se levantaran en el andén de la Estación solamente unas tribunas bien acondicionadas. El Sr. Alfonso Bolado informó que reunió con algunos artesanos de la población quinientos pesos para los gastos y que había pensado instalar en la Estación una muestra de artefactos locales a fin de que el Primer Jefe a su paso por ésta, cono ciera la labor de los obreros de la ciudad y ver si era posible que autorizara contratos para surtir al ejército de calzado, sombreros, fustes, arneses, espuelas, etc. etc., lo que mejoraría notablemente la situación económica de las clases proletarias de León.

En el diario Actualidades, del 13 de enero de 1917, se dio a conocer que, por orden supe rior, el Sr. Rafael Ruiz, que desde hacía algún tiempo tenía a su cargo la estación de los Ferroca rriles Constitucionalistas en la ciudad, hizo entrega de la oficina al Sr. Manuel Tamayo. También informó que el Sr. Elías Bustamante, que era un antiguo empleado, se hacía cargo de la Oficina del Express Constitucionalista.23

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Otras noticias publicadas en diarios de la ciudad de León, nos dan a conocer cómo se iba recuperando la ciudad y volvía a su vida cotidiana.

La Secretaría dio lectura al oficio que envió la Presidencia Municipal a la Jefatura de Armas referente a la colocación en la catedral de esta ciudad, de la cruz que trajeron las fuerzas que batie ron al enemigo Asimismo, se leyó la contestación que el Jefe de las Armas dio a dicho oficio.

En vista de esto la Junta acordó conferenciar por teléfono con el C. Gobernador y Coman dante Militar del Estado haciendo referencia a los acontecimientos ocurridos con motivo de los oficios cambiados entre la Presidencia Municipal y la Jefatura de Armas de esta ciudad.19

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Participaron en el Congreso dos leoneses de reconocido prestigio:

Convocado por Venustiano Carranza, Primer Jefe del Ejército Constitucionalista y Encargado del Poder Ejecutivo de los Estados Unidos Mexicanos, el Congreso Constituyente se reunió en la ciudad de Querétaro desde el 1° de diciembre de 1916, en virtud del decreto de convocatoria de 19 de septiembre del mismo año.

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El Congreso Constituyente

Hilario Medina y Gaona (1891 1964) Diputado Constituyente de 1917, participó entusiastamente en el debate sobre el Municipio Libre Fue Secretario de Relaciones Exteriores y Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Vicente Miguel Valtierra Lozano (1878-1929) Realizó sus estudios de nivel medio superior en el antiguo Colegio de Instrucción Secundaria, hoy Preparatoria, de la cual fue Maestro, Prefecto de estudios y Director de 1915 a 1916. En la ciudad de México, en el Colegio Militar, estudió la carrera de Ingeniería Civil. Electo por el II Distrito de

Guanajuato, 5 de febrero de 1917. El Gobernador y Comandante Militar del Estado, General de Brigada, Fernando Dávila.

Al Heroico Pueblo de Guanajuato.

Realizó sus estudios de ingeniería en el Colegio Militar Porfirio Díaz, de la ciudad de México. Fue electo Diputado por el Séptimo Distrito en León al Congreso Constituyente, dejando el cargo para ocupar el puesto de Oficial Mayor de la Secretaría de Hacienda.

Dicho Congreso expidió la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que reformó la del 5 de febrero de 1857, y fue promulgada el 5 de febrero de 1917, con la que se dio por concluida la lucha armada en el país.

¡VIVA LA CONSTITUCIÓN DE 1917!

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Guanajuato, fue Diputado Constituyente en 1916 1917. En el Ayuntamiento Municipal de León, fue Vicepresidente en la Junta de Administración Civil en 1915 y Regidor en 1920. También se distinguió por sus iniciativas de reformas al Bachillerato, por la creación de la Escuela Municipal Nocturna para Obreros y por el establecimiento de la Biblioteca Pública Francisco I. Madero.

Hagamos sinceros votos porque no resulte estéril la sangre mexicana que se derramó para reconquistar nuestras Libertades, y mediante el esfuerzo colectivo, más necesario ahora que durante la contienda armada, procuremos todos la reconstrucción y el engrandecimiento de nuestra querida patria.

¡VIVA EL EJÉRCITO CONSTITUCIONALISTA!

En su calidad de suplente pasó a ejercer el cargo de Diputado con el carácter de Propietario y concluyó su ejercicio como tal hasta la promulgación de la Constitución.

El Ilustre Congreso Constituyente de la Nación, convocado por el C. Primer Jefe Encargado del Poder Ejecutivo, puso fin a sus trabajos el día 31 del pasado, firmado y presentado solemnemente la nueva Constitución Política de la República, y cumpliendo así con una de las promesas de la Gloriosa Revolución iniciada y hecha por el insigne CIUDADANO VENUSTIANO CARRANZA.

Antonio Madrazo (1874-1964)

Muy en breve volverá ya el país al orden constitucional sobre las bases de Libertad, de Igualdad y de Justicia efectiva garantizadas por esta nueva Carta, que empezará a regir el próximo día primero de mayo y que oportunamente se hará circular con profusión.

José Santiago Eugenio Leopoldo de Jesús Manrique González Valdivia (1880-1936)

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La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos estuvo durante unos días expuesta en el Archivo Histórico Municipal de León, bajo la custodia de soldados del ejército y el 24 de enero de 2014 recibió los respectivos honores par parte de las Autoridades Estatal y Municipal.

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AHML Actas de Cabildo 1915. f 125. AHML Actas de Cabildo 1915. f 128. AHML Actas de Cabildo 1915. f 139. AHML Actas de Cabildo 1915. f 141. AHML Actas de Cabildo 1915. f 141 y 142. AHML Actas de Cabildo 1915. f 144. AHML Actas de Cabildo 1915. f 145. AHML Actas de Cabildo 1915. f 146. AHML Actas de Cabildo 1915. f 157. AHML Actas de Cabildo 1915. f 159. AHML Actas de Cabildo 1915. f 164. AHML Actas de Cabildo 1915. f 170. AHML Actas de Cabildo 1915. f 170. AHML Actas de Cabildo 1915. f 181 182. AHML Actas de Cabildo 1915. f 195. AHML Actas de Cabildo 1915. f 204 205. AHML Actualidades, 10 de enero de 1917. Ibídem. AHML Actualidades, 13 de enero de 1917.

AHML Copiador de Oficios 1915. Oficio Nº 1, de la Junta de Administración Civil. AHML Copiador de Oficios 1915. Oficio Nº 3. AHML Copiador de Oficios 1915. Oficio Nº 2.

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1 Pôls y Rincón Gallardo, Federico. Añoranzas y Recuerdos de León. Digonzo, S. de R. L. Puebla 172 12 y 13.

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La ciudad de León, como escenario del paso de la Revolución por estos lares, conserva importantes testimonios del proceso armado, los que podemos dividir en testimonios inmuebles, escritos y orales.

La Plaza de Gallos, lugar donde el candidato celebró su mitin para dar a conocer sus ideas antirreeleccionistas. Por la calle Justo Sierra, en la fachada que cedió al derrumbe, se hallaba una placa que decía: En esta Plaza de Gallos se verificó la reunión que presidió el Apóstol de la Democracia Mexicana FRANCISCO I. MADERO el 31 de marzo de 1910. H. Ayuntamiento 52 54.

El Palacio Municipal, sede oficial de las Autoridades que representaron en su momento las diferentes facciones. La Casa de las Monas, sede del Gobierno de Guanajuato cuando los villistas trasladaron los poderes a León, convirtiéndola en capital del Estado. La Cárcel Municipal, la Casa Foto de la entrada poniente de la Plaza de Gallos.

Testimonios Inmuebles: En la calle Juárez se encuentra el hotel Velasco, donde se hospedó Madero, que aunque convertido en estacionamiento, conserva la fachada y en ella una placa que reza: En este edificio estuvo hospedado el mártir de la democracia C. FRANCISCO I. MADERO durante los días 31 de marzo, 1° y 2 de abril de 1910. H. Ayuntamiento 1933 1934.

Los Otros Testigos

En el extenso territorio municipal se hallan lugares emblemáticos como la estación Trini dad, el Mirador de Otates o Santa Ana del Conde, sitios en torno a los cuales se desarrollaron las batallas entre los ejércitos de Pancho Villa y Álvaro Obregón. Igualmente los cascos de las hacien das de Duarte, La Loza, El Resplandor, Los Arcos, San José del Resplandor y La Sandía, y San Cristóbal, que pertenece a San Francisco del Rincón, pero que por su cercanía tiene importantes nexos con la historia de León.

Piedra con cruces en el Mirador de Otates, donde se cree murieron algunos hombres de Villa.

Muchos de ellos sirvieron para nutrir este libro que recrea el paso de la Revolución por León, comenzando por las condiciones en que vivía la población durante los últimos años del Porfiriato, la vida y hechos de varios protagonistas, testimonios escritos de leoneses que les tocó vivir los acontecimientos y las iniciativas que emprendió el Ayuntamiento para mejorar la vida del municipio después de los enfrentamientos armados.

188 de la Cultura, el edificio de Correos, el Hospital Juárez y otras fincas céntricas ocupadas por los ejércitos que ocuparon la ciudad, así como la calle Madero, vía de ingreso de las tropas.

Testimonios Documentales: En el Archivo Histórico Municipal se encuentran en custodia valiosos documentos que contienen información sobre el periodo revolucionario: libros, revistas, folletos, actas del Ayuntamiento, oficios, fotografías y planos.

Testimonios Orales: Algunos de ellos todavía no se han publicado, pertenecen al dominio de algunos lugares o familias que los atesoran de generación en generación. A continuación, se presentan algunos que han sido recuperados.

Un personaje del Barrio Arriba, era Antonia Martínez, quien vivió más de 100 años, protec tora de la costumbre y testigo del paso del tiempo en su barrio, artesana de buena memoria. Nació el 26 de marzo de 1908. Ella recordaba una vivencia de la Revolución Mexicana: Yo tenía seis años de edad. Mi papá, don Román, tenía una hermana donde es ahora un parquecito, al salir de la calle Hidalgo. Un día dijo que quería visitarla porque estaba sola, sus hijos residían en Estados Unidos, y entonces me agarró de la mano y nos fuimos. Al atravesar la calle Hidalgo, nos pararon seis hombres con sombrero grande, el joven que los mandaba gritó: ¿quién vive? Como no se sabía quién era el gobierno que estaba, anochecían y amanecían y así estaban, mi papá no contestó, porque si decía Carranza pues lo mataban, si decía Villa ahí lo volaban. Se turbó y no contestó. El joven que los mandaba dijo: mátenlos. Cuando formaron el cuadro, yo temblaba y mi papá me agarró de la mano y me alzó.

El hombre que los mandaba fue a parar otras personas que pasaban, para saber la noti cia. Uno de los armados, muy quedito y muy cerquita, con una voz que apenas se oyó, le dijo a mi mamá: ruéguele al que nos manda. Se entretuvo con otros y bajaron los mausserers, de puro mila gro nos dejaron. Nunca supimos si mató a los otros o no. Por ese susto se le derramó la bilis a mi papá y a los tres años murió. (Entrevista realizada por el Lic. Héctor H. Rodríguez M.)

Los vecinos de San Juan de Dios, dicen: El reloj estuvo trabajando hasta 1915, cuando las avanzadas de las triunfantes fuerzas obregonistas entraron en la ciudad, después de un largo

Doña Toñita Martínez y sus hijos Carlos y Ana Infante, Custodios de la Memoria del Barrio.

En eso llegó mi mamá Nicolasa Jiménez , se puso de rodillas y le besó los pies al viejo guarachón, rogando y llorando para que no nos matara, pero él no quería. Como traía una bota desabrochada por falta de cinta, le dijo: haber quítemela para ponerme la cinta y abrócheme el guarache, ella, se quitó la cinta de su zapato. Entonces le dio una patada y la aventó.

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Nos apuntaron con las carabinas. Yo lloraba a grito abierto y decía: mi papá no es villista, mi papá no es villista. En eso pasa gente corriendo por la noticia que estaba ya otro gobierno. También pasó un señor ya grande con su burrito por el Malecón, y los gorrones no más voltearon los maussers y lo votaron para el río.

En el mirador de San Juan de Otates: mire, desde aquí Pancho Villa miraba con sus cata lejos todo el valle, en aquellas piedras hay unas cruces, seguro donde morían algunos de sus gene rales y más allá está la trinchera, esas piedras no eran un potrero las pusieron los soldados para parapetarse. Más allá, por el camino, hay unas marcas, son los rodados que marcó el cañón que subieron hasta la cima del Mirador.

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asedio para expulsar a las tropas del general Pancho Villa, soldados yaquis del Tercer Batallón de Sonora, al llegar a la plaza tomaron por blanco el reloj y lo inutilizaron a balazos. En el muro interior de la torrecilla se encuentra escrito: Ponciano Sánchez se llevó las piezas de este reloj y los carranclanes lo acabaron de aniquilar.

Un personaje sorprendente es Victoria Guerrero, una joven de Santa Ana del Conde, una mujer bragada que tomó las armas y se unió a la revolución. Cuando llegaron los villistas a la hacienda, sacaron a los hombres para meterlos a sus filas, entre ellos al único hermano de Victoria, que estaba enfermo y no podía ni siquiera mantenerse en pie. Ella y sus otras hermanas les rogaron a los soldados que no se lo llevaran, pero ellos con altanería lo fusilaron.

Ángela Herrera nos relata la llegada de los villistas a la hacienda de San José del Resplandor: El camino real venía lleno de hombres a caballo. Llegaron a la hacienda y piden hablar con el patrón, que en ese entonces era don Francisco Méndez. Sale y los villistas le piden muy respetuosamente permiso para quedarse en los portales. Ya instalados, empiezan a sacar maíz de la troje para los caballos, se los echan en el suelo y hacen un reguero. A algunas mujeres también les dan maíz para que les echen tortillas. Matan varias reses y las reparten entre la gente. A diario hacen festines.

Victoria en venganza se unió a las fuerzas de Álvaro Obregón, se vistió de soldado, fumó puro y comenzó a beber aguardiente para demostrar su valentía, pues de su puntería con el mausser y la pistola se sentía más que orgullosa. Le entraba duro a los enfrentamientos, como el más valiente de los yaquis y más cuando se trataba de defender Santa Ana de los ataques de los dorados.Cuando

llegaban los carros con soldados muertos, ella se acercaba al general en cargo, le daba una buena fumada a su puro y preguntaba: ¿Cuántos son nuestros y cuántos de ellos?

A unos pasos más abajo, la tierra se parte en tiempo de secas, pero lo raro es que marca unos cuadros grandes, como si abajo hubiera enterradas algunas cajas. Muchos han venido con sus aparatos para detectar armas, o tesoros. Puros casquillos han encontrado y los que saben, di cen que eran de salva, por eso perdió la guerra Pancho Villa. ¡Figúrese, es como si unos jugaran a las guerritas y otros de verdad hicieran la guerra! Allá abajo, en el caserío, donde está la Secun daria está el panteón de los villistas, cuando hicieron los cimientos encontraron esqueletos con uni formes de soldados, botas militares con espuelas, placas y otras cosas. El cura dijo que ahí los dejaran…

En Santa Ana del Conde, centro de operaciones de Álvaro Obregón, algunos de los habi tantes muestran el lugar exacto donde el General perdió el brazo: fue la astilla de una viga la que le cortó la mano, si, de una viga de las que estaban en las trancas de la caballeriza, así me lo contaba mi padre, el que cuidaba los caballos… Y por acá se pueden ver los cañonazos que están en la noria y en el molino, mire ahí se ven los agujeros que dejaron las balas…

Cuando los atacan los obregonistas en San Cristóbal, juntan a las mujeres, yo tenía unos 7 años , y le dicen a un señor que las lleve a Peredo.

Todo pasó rápido, luego vino una gran escasez. Las trojes estaban vacías, no había nada que comer. Mi padre lo que hacía es llevar a León la leche de nuestras vacas para conseguir un poco de maíz, regresa casi al medio día y traía gorditas de garbanzo para comer mientras se cosía el nixtamal y echábamos las tortillas. Luego se sembró y poco a poco hubo que comer.

La celebración de los Centenarios

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En San Cristóbal: cuando los carrancistas pasaron por la hacienda dejaron abandonada una niña que no supo cómo se llamaba, estuvo llorando largo rato frente a la capilla y una señora se la llevó a su casa, le dio de comer y esperó a que vinieran por ella, pero nadie llegó. Entonces la señora la crió y la llamó María Carranza…

En la hacienda de Los Arcos, que fue ocupada en abril de 1915 por las fuerzas villistas, sus viejos cuentan: la gente los recibía con agrado, convivían con ellos, les daban de comer y hasta les lavaban la ropa. A cambio ellos les prometían protección y les pagaban con fajos de los billetes que traían. Los carrancistas, en cambio, se llevaban a las muchachas más bonitas, siendo el más atroz un tal “gorupo”, por eso a muchas les tiznaban la cara y las metían a los hornos para que no las encontraran. A los muchachos los querían integran a sus filas y a los que se resistían los fusi laban.

Se dice que a muchos hombres se los llevaron los villistas para engrosar las filas, otros hu yeron con sus familias a los Estados Unidos. Y también decían que los yaquis encargaban sus pocas pertenencias a sus compañeros cuando iban a entrar en batalla, pues creían que al morir en esta tierra iban a resucitar en la de ellos, por eso le entraban con mucho valor.

Jesús Calvillo, un soldado villista. Procedente del rancho El Vizcaino, Jal., vino este joven, acompañado por uno de sus primos, de apellido Hernández, para enrolarse en las filas de Pancho Villa. Con él estuvieron en las batallas de la Trinidad y cuando fueron derrotados fueron con ducidos en tren hasta el norte del país. Varios meses después regresaron a su casa. La familia Cal villo, ahora residente en León, platica esta historia.

Cuando llegaron los obregonistas golpearon a la gente, se metían a las casas y jacales y saca ban lo que pueden para cambiarlo por comida a la gente que se quedó. Cuando regresamos todos contaban que los yaquis aullaban como coyotes y se revolcaban adentro de los jacales.

2010. Inicio de la Revolución Mexicana Para conmemorar el Centenario, se realizó un desfile con la participación de más de 3,000 personas, la exhibición de carros clásicos de 1910, representación de diferentes personajes revolucionarios, acrobacias y bailes típicos de la época.

Inició a las 9:30 de la mañana en el Parque Hidalgo, siguiendo por López Mateos hasta llegar al Arco de la Calzada, donde presidieron las Autoridades: el alcalde Ricardo Sheffield Padilla y el gobernador Juan Manuel Oliva Ramírez.

Hubo réplicas de locomotoras como la conocida 501, que transportó tropas revolucionarias y la participación de deportistas como Arturo “Pitos” Guerrero, Darío Miranda, José Luis Lugo, Sergio “El Capi” Ayala, Martín Peña, José Luis Zertuche y Antonio “La Tota” Carbajal

Para conmemorar el centenario de los sucesos acontecidos durante la Revolución, las autoridades de León organizaron diferentes eventos, homenajeando a los héroes que participaron en las contiendas.

De acuerdo al reporte final que hizo el Director operativo de la Policía, José Luis Castillo Morales, participaron 3,203 personas, 9 Dependencias, 91 escuelas, 91 vehículos, 60 motocicletas, 30 bicicletas, 60 caballos, 49 banderines, 1 bandera nacional, 17 estandartes, 14 charros y 7 asocia ciones

civiles.EnlaCasa

Reconocidos conferencistas compartieron cada viernes, del 29 de mayo al 3 de julio, sus conocimientos sobre el tema. A saber: Lic. Ernesto González González, El Porfiriato en León; Lic. Carlos Arturo Navarro Valtierra, La Revolución en León; Lic. Enrique Arrieta Orozco, Los Villistas en León; Lic. Gilberto Guerra Mulgado, Trascendencia de las Batallas Revolucionarias en León; Lic. Federico Velio Ortega Delgado, Diferencias entre los Caudillos de la Revolución; Lic. Héctor Hesiquio Rodríguez, La Literatura de la Revolución, y el propio autor, con Testimonios del AHML

Acto seguido, integrantes de los Mensajeros de la Historia representaron a Francisco Villa, Rodolfo Fierro, Felipe Ángeles y los dorados de Villa. El General, desde el balcón de la Casa de las Monas, se dirigió a los asistentes: Yo, Pancho villa, como jefe supremo de la División del Norte, me dirijo a todos ustedes: La Revolución ha llegado hasta estas tierras del Bajío, postulando dos proyectos de nación; nosotros estamos con el partido del pueblo, somos el ejército de la gente, ne cesitamos cambios urgentes que nos den garantías para que tanta sangre ya pare, ¿o no? Tierras para los campesinos, educación, acceso a la salud, porque hoy nada tenemos… Ahora, 100 años después, nuestra historia se funde con la historia de la Revolución Mexicana, la que derrotó al ti rano Porfirio Díaz y su dictadura, yo fui producto de la pobreza, de la discriminación, del abuso. La idea que tenía el señor Francisco Madero de la Revolución fue lo que se convirtió en causa de mi rebeldía…

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En los campos de Santa Ana del Conde, Rescate Histórico de México, A. C., recreó las ba tallas entre Álvaro Obregón y Pancho Villa, con la participación de 78 personas, entre actores y per sonal técnico. En el campo de batalla había más de 50 hombres, algunos montados a caballo, otros atrincherados con metralletas y cañones, el desarrollo de las escenas incluyó el momento en que Obregón perdió el brazo derecho. En la escenificación participaron habitantes de Santa Ana del Conde y La Sandía, Asociación de Charros y grupos de teatro de León. (a.m. 21 de Nov. de 2010).

Por su parte, las autoridades rindieron homenaje a los caudillos en la plaza de Santa Ana del Conde, donde se encuentra un busto de Álvaro Obregón y develaron una nueva placa en el lugar donde éste perdió el brazo. En un muro lateral, dos artistas convocados por el Instituto de la Juventud recrearon la batalla.

de las Monas, el Gobernador y el Alcalde develaron una placa, que dice: Casa de la familia Guedea, 1870, conocida como la Casa de las Monas por su fachada con dos ca riátides estilo ecléctico. Palacio Estatal, cuartel principal y centro de operaciones del general Francisco Villa de enero a junio de 1915 donde él mismo promulgó la Ley Agraria. Presidencia Municipal de 1971 a 1972, Archivo Histórico desde 1973 y Casa de la Cultura y Biblioteca Mu nicipal hasta 1980.

2015. Las Batallas de La Trinidad. El Archivo Histórico Municipal de León, importante custodio de la memoria de nuestra ciudad, promovió una serie de actos para conmemorar el cen tenario de las batallas que tuvieron lugar en las tierras labrantías del municipio, entre las fuerzas de los generales Álvaro Obregón y Pancho Villa.

Rodolfo Fierro también habló: ¡Yo vine a ajustar cuentas con esos perfumaditos, yo vine a bañar al pueblo con plomo para que se eduquen…!

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Placa colocada en el lugar exacto donde perdió, el 3 de junio de 1915, el brazo derecho el General Álvaro Obregón, en una de las calles de Santa Ana del Conde.

En febrero de 2017, el Archivo Histórico montó una exposición con fotografías de los legis ladores que acudieron de cada Estado para integrar el Congreso Constituyente que redactó la nueva Constitución.

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Promulgación de la Constitución de 1917: Durante la gira oficial por diferentes ciudades del país, al tocar a León, en el Archivo Histórico Municipal fueron expuestos y custodiados por el ejército nacional el facsímil de Los Sentimientos de la Nación, redactados por José María Morelos, y las constituciones de 1824, 1857 y 1917. Las autoridades Estatales y Municipales se dieron cita para rendirles el debido homenaje el 24 de enero de 2014.

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