La sociedad ante el cambio climatico

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CAPÍTULO V ACTITUDES

Y COMPORTAMIENTOS DE LA

POBLACIÓN ESPAÑOLA ANTE EL CAMBIO CLIMÁTICO

De acuerdo a los datos disponibles, y en correspondencia con los resultados de otros estudios previos, todo indica que la sociedad española se declara notablemente preocupada por las problemáticas asociadas a las condiciones del clima y por la experiencia subjetiva de sus efectos. A menudo, así se expresa desde las instituciones de gobierno, los grupos ecologistas y los medios de comunicación, pues –ya sea a título individual o colectivo– los estudios de opinión muestran que el CC constituye una cuestión de interés general, con independencia del grado de convicción o escepticismo que se pueda manifestar respecto a la diversidad de sus causas y sus consecuencias. Sin restar importancia a este sentir de la opinión pública hacia el CC, uno de los termómetros de su relevancia social reside en los hábitos que cada cual traslada a su vida diaria. No en vano, la acción ambiental exige algún tipo de práctica que transcienda el carácter discursivo de una mera declaración de intenciones, reconociendo que la respuesta a la problemática ambiental no depende tanto de las percepciones que se puedan asumir sobre ella como de los hechos que las acompañen. En este sentido, y con el fin de conocer algunas de las prácticas ambientales de la sociedad española relacionadas con el CC, se analizan aquí los hábitos cotidianos de la población, su manera de enfrentar la crisis ambiental a corto y largo plazo, así como la intensidad de los cambios que la gente se declara dispuesta a adoptar en sus vidas teniendo en cuenta el potencial de amenaza que evoca el CC y la responsabilidad que los individuos asumen tanto en la génesis como en las respuestas a dicha amenaza. Paralelamente, el estudio se interesa también por conocer la correspondencia entre el grado de preocupación detectado y las actitudes que se mantienen en el día a día, valorando la congruencia entre las acciones y el conocimiento del problema, así como con las motivaciones que dicen tener para comportarse de la manera que lo hacen. A tal fin, se toma en consideración una doble cara de la moneda: — de un lado, los hábitos y comportamientos que la mayoría de la gente pone en práctica en su vida diaria, y las motivaciones que le llevan a adoptarlos, explorando las razones que utilizan para justificar sus opciones; — de otro, lo que las personas creen que les sucederá en un futuro más o menos próximo, asociando estas previsiones a los cambios que tendrán que hacer en sus vidas y a la disposición que muestran ante la posibilidad de llevar a cabo una alteración significativa de sus comportamientos, principalmente en el ámbito del consumo. Comenzando por las costumbres cotidianas de la población española, cabe conjeturar que si la población se siente verdaderamente interpelada por los asuntos climáticos también trasladará esta preocupación a sus comportamientos diarios; o bien


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