David Angulo de Haro - Los hábitos mandan

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Puesto que la vida es cambio y evolución, necesitamos diseñar un proyecto de vida y establecer, por escrito, un plan detallado de rutinas o ejercicios diarios para fortalecer y perfeccionar los hábitos físicos y mentales; es decir, todo lo relacionado con la salud física y mental, con el desarrollo de la inteligencia, de la autoestima, de los valores, etc. Es decir, necesitamos una disciplina. Las conductas humanas (entre ellas la disciplina) no surgen del día a la noche, son hábitos que se desarrollan a través de un proceso que se inicia en la infancia y continúa a lo largo de la vida. Es como un camino que vamos construyendo día a día con cada decisión que tomamos; por lo cual, es conveniente elaborar una lista detallada de los objetivos (intelectuales, económicos, sociales, afectivos, morales y espirituales, considerados importantes y fortalecerlos todos los días. Se trata de mantener ciertas rutinas diarias, tales como leer, reflexionar, caminar, etc. Todo cambio se inicia en la mente y se consolida con la repetición activa, consciente y frecuente. Cuando las conductas se convierten en hábitos, resultan fáciles y agradables. La disciplina externa es necesaria pero no suficiente; sólo funciona mientras la persona es presionada, pero la presión genera resentimiento y rebeldía. Es necesario internalizar la disciplina. Las personas internalizan la disciplina cuando comprenden que es necesaria para triunfar en la vida. La disciplina no es un fin en sí, es un medio para... Por tanto, antes de implantarla es necesario establecer objetivos y metas importantes que respondan a las necesidades e intereses de la persona, de modo que existan motivaciones y razones para actuar. Como podemos observar, la disciplina es parte de un proyecto integral; si no existe el proyecto, la disciplina carece de sentido. Cuando las personas están convencidas de algo o aman algo, harán todo lo posible para conseguirlo, harán los "sacrificios" necesarios y se impondrán la disciplina necesaria; por tanto, el problema de las personas, más que de disciplina es de metas y de motivación. Cuando las personas descubren su gran poder y lo maravillosa que es la libertad y el éxito, crecen con autoestima y desarrolla el espíritu de superación, el cual está reñido con la indisciplina y con la mediocridad; de modo que, si logras despertar el amor por la superación y por la libertad, jamás tendrás problemas de disciplina, porque serás responsable y luchador. Cuando no existe disciplina se debe a que no existen metas claras e importantes. Todas las leyes del mundo resultan insuficientes para controlar el instinto, la violencia y la corrupción, pero si logramos despertar el interés por el desarrollo y por los valores importantes, entonces actuarán las leyes internas de desarrollo y no serán necesarias las normas externas. La disciplina es una conducta aprendida, para que se internalice y se convierta en hábito es necesario un entrenamiento, razones y beneficios. La disciplina, más que el cumplimiento de un reglamento, es una actitud, una forma de ser, de pensar y de vivir. Como el ser humano tiende a la pereza y a la comodidad, necesitamos vivir en estado de alerta y luchar constantemente para fortalecer y perfeccionar los buenos hábitos y evitar apoltronarnos en las "zonas de confort" Es fundamental cultivar constantemente las ideas, sentimientos, lenguaje, actitudes, conductas, decisiones y valores correctos, pues, estos factores son los que modelan nuestra personalidad, día a día, de forma lenta pero profunda.

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